cels- memoria, verdad y justicia

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1 Memoria, Verdad y Justicia: Las estrategias durante la dictadura y los desafíos desde la transición hasta el presente Selección de las disertaciones/presentaciones/exposiciones realizadas en el Seminario “CELS. 20 años de historia” 1 al 3 de diciembre de 1999, Buenos Aires.

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Cuadernillo con compilación de ponencias sobre el impacto del Terrorismo de Estado. Disponible en la pág. web del CELS

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  • 1Memoria, Verdad y Justicia:Las estrategias durante la dictadura y los

    desafos desde la transicin hasta elpresente

    Seleccin de las disertaciones/presentaciones/exposiciones realizadas enel Seminario CELS. 20 aos de historia 1 al 3 de diciembre de 1999,Buenos Aires.

  • 2EXPERIENCIAS DE RESISTENCIA FRENTE AL TERRORISMO DE ESTADO

    Aldo Echegoyen

    Con respecto a las acciones de resistencia al terrorismo de Estado, piensoque se podra enfocar el tema desde distintos ngulos: Desde un anlisis de lasituacin que dio nacimiento a los Organismos de Derechos Humanos. Desdeel relato histrico de los hechos, o de los factores ideolgicos y polticos queinfluyeron en estos hechos. O desde el relato de las experiencias vividas quemarcaron nuestra historia y nuestras vidas.

    Hoy, quisiera hacerlo desde ste ltimo: las experiencias que marcaronprofundamente nuestras vidas. Corra abril de 1976 y yo ejerca mi laborpastoral en la Iglesia Metodista de la calle Corrientes al 700. Recib un llamadotelefnico del Dr. Jos Miguez Bonino, quien me dijo: Aldo, quiero pedirte queme representes en una reunin que habr esta noche. Me gustara queenfocaras el tema de por qu los cristianos debemos involucrarnos en elquehacer de la defensa de los derechos humanos. Se trataba de la primerareunin abierta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, quese llev a cabo justamente en abril de 1976, en un saln de actos de la IglesiaMetodista. Un mes antes haba asumido la Junta Militar. Lleg el da,preparamos todo el lugar. Calculbamos unas 50 o 60 personas en el saln deactos. Aproximadamente a las 17 horas llega el cartero con un telegramadirigido a la Asamblea Permanente que daba su inicio. El telegrama estabafirmado por el Gral. Jorge Rafael Videla y expresaba su adhesin a la creacinde la Asamblea Permanente. Recib ese telegrama personalmente, conseguridad est en los archivos de la Asamblea Permanente. Una hora despustenamos la visita de la Polica con el propsito de requisar el edificio. Por ciertoque no los dej entrar. Les dije: no, el edificio lo cuidamos nosotros. Sinembargo, pusieron patrulleros en la esquina, una tanqueta, y dems.

    Encontramos en esta historia lo que muchas veces vimos durante el tiempode la dictadura militar. Por un lado el cinismo, un profundo cinismo, como el deeste telegrama. Y por otro lado una profunda represin. Eran tiempos difciles,eran tiempos de confrontacin ideolgica, eran tiempos de mucho miedo, deinformaciones encontradas, de muchas preguntas sin ninguna respuesta,tiempos de inseguridad.

    Aquella primera reunin de1976 haba sido precedida por otra en la Casa deNazareth, en diciembre del ao anterior, donde encontramos nombres muyqueridos en el quehacer de la defensa de los derechos humanos: EnriqueDiringuer, Eduardo Pimentel, el Obispo Carlos Gatinoni (que despus fuemiembro de la CONADEP), Alfredo Bravo, Susana Prez Gallart, y otros quepodra seguir agregando. Esa reunin de diciembre fue como la gestacin de laque se hara unos meses despus.

    La creacin misma de los organismos de derechos humanos fue en smisma una accin de resistencia al terrorismo de Estado. Pero, Qu sucedaadentro? Al menos desde el enfoque de la Asamblea Permanente: Qusuceda adentro de esos organismos? Suceda un fenmeno de unidad ydiversidad al mismo tiempo. Unidad en la diversidad. Ah nos encontramosgente de distintos partidos polticos, cristianos, judos, docentes, abogados,socilogos, pensadores. Una gran variedad de personas. Pero sin embargo,con un sentido de unidad muy profundo, donde muchas veces nos

  • 3olvidbamos de dnde venamos, para encontrarnos juntos en un dialogo afavor de la vida. Igual que un cuerpo, que tiene diferentes miembros, cada unocon una funcin distinta, y sin embargo el cuerpo todo funciona en una unidad.Yo lo viv personalmente, y me hizo mucho bien. Ver la autenticidad en esadiversidad donde nadie disimulaba su pensamiento, sino al contrario, sumabasu pensamiento a favor de la unidad, juntos al servicio de la vida.

    Pienso que todos los que nos comprometimos en ese camino entramos sindarnos cuenta en una gran escuela donde aprendimos mucho. Donde todosaprendimos de todos. Podra decir que ninguno es el mismo despus de haberpasado por esa gran escuela de la vida. En esos lugares, en esas mesas, sehaca anlisis de la situacin, se haca poltica, se haca sociologa, se hacaeconoma, se haca teologa, se haca ecumenismo. Vivencias humanas.Fuimos durante un tiempo algo as como "beduinos errantes".

    Qu significa esto de ser "beduinos errantes"? Tener que enfrentarproblemas muy sencillos, pero muy complicados. Por ejemplo, Dnde nosvamos a reunir? A aqulla reunin en la Iglesia le siguieron otras.Conseguimos algunas oficinas, lugares alquilados, hasta que por fin los"beduinos errantes" encontramos algn lugar ms estable.

    La realidad internacional funcion ciertamente como un escudo que nosayud, y que signific proteccin en muchos momentos. Lo que hacamos aqutena resonancia a nivel internacional, y el gobierno militar, an sin quererlo,tena que prestar atencin a esa resonancia.

    Pero vivamos un clima muy duro, muy difcil. En 1979, aproximadamente,luego de una visita a la crcel de Villa Devoto -que era otro de los lugares demi labor pastoral- y luego de haber sido sometido a una requisaverdaderamente indigna llegu a casa con mucha frustracin, con muchabronca y escrib un texto. Un texto apocalptico que quiero compartir conustedes para que transmitirles el clima desde el punto de vista de esemomento. Dice el texto:

    "Y vi yo un monstruo de muchas cabezas, nadie sabe cuntas porquemandan al monstruo desde la oscuridad. Nadie las conoce pero el monstruoobedece sus rdenes. Vi tambin en el centro de su pecho el corazn hecho deoro y su sangre era dinero que recorra todo su cuerpo. Mucho dinero nutratodo el cuerpo del monstruo: sus msculos, sus huesos, sus tendones. Todo senutra de dinero y el corazn lata con fuerza. Vi que en una de sus manostena muchas armas de todo calibre, en otra mano aferraba los elementos detortura: cadenas, picanas, cuerdas, gomas de castigar, cubos de agua paraahogar y muchos ms. Con otra mano, porque tena ms de 2, escribardenes de prisin sin causa ni proceso. Para el monstruo, los jueces, lasleyes, la Constitucin y el derecho no existen. Para l no vale el tiempo deprisin, un ao son como 10 y 10 pueden ser 20 o 30. Con otra mano escondaa los desaparecidos para que nadie supiera de ellos. Muchos haban sidotorturados, otros haban muerto en la tortura, otros haban sido fusilados. Conotra mano distribua a nios nacidos en cautiverio y desaparecidos y al hacerlocrea que estaba haciendo bien. Con otra mano preparaba propaganda muybien elaborada para esconder toda su maldad y defender su propia seguridad.Luego o que el monstruo hablaba con voz prepotente y poderosa como unGeneral a su tropa. Usaba el nombre de Dios y pareca que Dios tambinestaba bajo sus rdenes. Deca que l defenda a Dios y que Dios lo bendeca.Pero vi tambin que una cosa no resista el monstruo: la verdad. La verdad lo

  • 4irritaba y cuando la verdad era dicha todo l se sacuda. Slo la verdad loaterraba. Ninguna otra cosa tema porque la mentira era su escudo. Vi todoesto y me despert y fue mi oracin que tu verdad, oh Dios, resuene comoimpetuoso ro. Entonces el monstruo caer al suelo desintegrado y habrlibertad."

    En ese clima vivamos y en ese clima quiero subrayar finalmente tres lneasque nos ayudaron tanto en nuestra labor. Primero, la bsqueda de la verdad.Todos los organismos de derechos humanos fueron y continan siendobuscadores de la verdad contra la accin de quienes desde el poder laescondan. Todo el proceso que vivimos fue el ocultamiento de la verdad ytodava vivimos esa temtica. Creo que fueron cuatro formas de desaparicin:la desaparicin de las personas, la desaparicin de los bienes de las personas,la desaparicin de los nios y las nias, y finalmente la desaparicin de lainformacin. Dnde est la verdad? Detrs de aquella frase "Quiero saberdnde poner la flor", encontramos un verdadero grito, un profundo grito por laverdad.

    El ocultamiento de la verdad fue el mayor sufrimiento para quienespadecieron la desaparicin de seres queridos. Peor sufrimiento an que lamisma muerte de seres queridos. La bsqueda de la verdad como criterio detrabajo fue una luz clara en el camino.

    La segunda luz es la justicia. La verdad sirve a la justicia. Son como rielesparalelos, y rindo mi palabra de gratitud a tantos abogados que jugaron su vidapor encontrar la forma para que la justicia abriera camino. El Profeta Mosdeca, siglos atrs, "Que la justicia corra como un impetuoso arroyo". Hubomuchos hombres de leyes que supieron limpiar el arroyo para que pudieratener cauce.

    Por ltimo, el tercer elemento es la valorizacin de la dignidad humanacontra el ejercicio del poder hecho estructura demonaca y opresin.

    Finalizo con un reconocimiento al rol de la mujer en la defensa de losderechos humanos. Madres, abuelas, esposas, mujeres de coraje, de decisin,mujeres que marcharon y marchan, mujeres que pusieron su rostro, sussentimientos y su dolor dando valiente testimonio en los Tribunales, mientrasmuchos uniformes se arrugaban. Mi reconocimiento al rol de la mujer en todoeste camino tan desafiante, tan doloroso, en el cual hemos comprometidonuestra vida.

  • 5EL DESARROLLO DE UNA ESTRATEGIA JURDICA EN LA LUCHACONTRA LA DICTADURA

    Lucila Larrandart

    Quisiera referirme a la estrategia jurdica frente al terrorismo de Estadodesde mi lugar como abogada del Centro de Estudios legales y Sociales -CELSdurante la dictadura.

    La estrategia jurdica frente a la dictadura fue surgiendo y delinendose atravs de un proceso asentado en la evolucin de la situacin con respecto alos crmenes. Haban transcurrido los primeros aos de la dictadura militarcuando mediaban las denuncias de los sobrevivientes ante organismosinternacionales y surga la posibilidad de encarar una accin jurdica comoparte del espacio de resistencia y lucha.

    En este sentido, quiero destacar que durante aproximadamente los dosprimeros aos del proceso militar, ninguna estrategia jurdica poda llevarseadelante. Es ms, al principio, como no se tena an una clara idea de laextensin de la represin y del destino de los detenidos, en muchos casos sepensaba que la presentacin de Hbeas Corpus -que era el nico mediojurdico para determinar el destino de las personas buscadas- poda entorpecero agravar la situacin de aqullos a quienes se buscaba. Por otra parte,tampoco se obtena respuesta alguna de este tipo de presentacin, por elcarcter meramente formal que le imprima la justicia. Los jueces pedaninformes a las fuerzas militares y a los organismos del Estado, ysistemticamente reciban respuestas negativas. A ello se agregaba que, enalgunos casos, quienes haban presentado los recursos pasaban a ser a su vezdetenidos-desaparecidos.

    Es con la denuncia internacional efectuada por familiares y sobrevivientes,as como con la aparicin de lo que fue el primer foco de resistencia a ladictadura -las Madres de Plaza de Mayo- que comienza a abrirse el espaciopara la actuacin de los organismos de derechos humanos y para la asistenciajurdica que, como en el caso del CELS, llegaron a conformar todos estosorganismos.

    En 1979, cuando realiz su visita la Comisin Interamericana de DerechosHumanos, el gobierno militar propagandiz el slogan Somos derechos yhumanos. Esto signific que el eje de cuestionamiento de la dictadura habapasado a ser el tema de la violacin de los derechos humanos, por lo quetenan que enfrentar el cuestionamiento internacional de sus crmenes. No escasual la aparicin del CELS con la visin que caracteriz a sus fundadores,con el rol de espacio de asistencia jurdica, orientado a encarar accionesjurdicas.

    En ese ao se dan las condiciones para comenzar a usar entre todos losdefensores de los derechos humanos una estrategia jurdica quecomplementara la mera denuncia. Que pudiera comenzar a erosionar en elplano nacional lo que pareca como un slido bloque de complicidadesextendidas muy difciles de combatir.

    A partir de esta poca comienza el embate de los organismos, que a travsde distintas acciones se erigen como aglutinantes del espacio de resistenciacontra la dictadura. En este camino se va esbozando una estrategia jurdicapara abarcar la distinta problemtica de la violacin de los derechos humanos.

  • 6Voy a enunciar sintticamente -no en un orden de importancia, sino deforma analtica- los problemas que haba que enfrentar jurdicamente. Primero,quienes estaban en la condicin de detenidos-desaparecidos. Segundo,quienes haban sido juzgados por consejos de guerra y se encontrabancumpliendo condena en crceles con un rgimen de mxima seguridad.Tercero, quienes se encontraban a disposicin del Poder Ejecutivo (los quellambamos presos PEN), muchos de los cuales llevaban varios aos en talescondiciones, dada la eliminacin de la clusula constitucional que les hubierapermitido optar por salir del pas. Cuarto, quienes haban sido condenados porjueces por delitos polticos cometidos antes del golpe militar y se encontrabancumpliendo condena. Quinto, quienes estaban detenidos y se encontraban adisposicin de jueces por acciones de resistencia poltica a la dictadura. Porltimo, la situacin de aqullos detenidos-desaparecidos respecto de los cualesya existan pruebas de su permanencia en los campos clandestinos, o bien, lasituacin de algunas instituciones respecto de las cuales se podan hallarpruebas de su complicidad en los crmenes del terrorismo de Estado. Estoseran, a grandes rasgos, los campos en los cuales se comenz la tarea deltratamiento jurdico, destinada a erosionar el aparato de silencio y sostn de ladictadura.

    Mi impresin es que hubo una revalorizacin del nivel de lo jurdico y suimportancia en la lucha contra la dictadura, luego de un perodo en el quepareca que nada se poda hacer y que el derecho avasallado para nadaserva.

    En relacin con los condenados por consejo de guerra, comienzan ainterponerse recursos extraordinarios ante la Corte Suprema, atacando la faltade defensa en los procesos seguidos ante los tribunales militares y laconsiguiente lesin constitucional. As se empieza a plantear la discusin delplazo para interponerlo, dada la imposibilidad fctica de los condenados parahacerlo dentro del trmino previsto en la ley. La Corte Suprema comienza aabrir los recursos, pese a que las sentencias haban sido dictadas aos antes.

    En relacin con el grupo de los presos a disposicin del Poder Ejecutivo,tambin se interponen recursos extraordinarios ante la Corte, atacando larazonabilidad del largo tiempo de detencin. Esto tambin comienza a seradmitido por la Corte, cuestionndose la prolongacin Sine Die de la supresinde la opcin constitucional y, por ende, solicitando la inmediata libertad. Elargumento fue que significaba una larga condena privativa de libertad sinproceso. Se plantean entonces nuevos parmetros para la admisin delrecurso extraordinario con xito, admitindose, para quienes no haban tenidoderecho de defensa, que el plazo para su interposicin comenzara a correr apartir de que se hiciera efectiva la defensa. De esta forma se abrieron recursosen relacin con condenas dictadas aos antes, as como para quienes estabana disposicin del Poder Ejecutivo.

    En relacin con el grupo de los condenados con anterioridad al golpe militar,se tramitan las solicitudes de libertad condicional y, si sta era rechazada,tambin se presentaba recurso extraordinario ante la Corte.

    En el caso de los detenidos-desaparecidos, se vuelven a interponer HabeasCorpus solicitando la investigacin en el mismo recurso. Se logra la apertura dealgunos a prueba, a fin de profundizar la investigacin. O bien en otros casos,el habeas negativo terminaba en una denuncia por privacin ilegtima de lalibertad, cuya investigacin tambin se propiciaba a travs de la constitucin

  • 7como querellante, y se impulsaba an cuando el fiscal o el Juez intervinientesno le dieran mucho impulso.

    Cabe sealar que en todas esas investigaciones se trataba de juntar lamayor cantidad de prueba posible, an cuando no se pudiera seguirexitosamente todo el proceso con vistas a futuro.

    Comienza tambin una tarea de investigacin en los tribunales, tendiente arecolectar todo indicio o elemento que pudiera resultar de inters para formulardenuncias y/o para reconstruir el destino de los detenidos-desaparecidos, laexistencia de campos clandestinos de detencin, o la complicidad de lasinstituciones civiles estatales que estaban contribuyendo o que habancontribuido con el terrorismo de Estado.

    Otro campo fue la defensa de quienes estaban detenidos durante el Procesopor movilizaciones. Recuerdo la jornada de lucha de la CGT y de los 5.000detenidos, las detenciones que se producan durante actos de propagandapoltica, pintadas, o por repartir volantes, que era una actividad sumamenteriesgosa en ese momento. Los aportes de los familiares con sus denuncias,sumados a los elementos que se iban recolectando en los expedientesjudiciales y las denuncias hechas por los sobrevivientes de los camposclandestinos ante los organismos internacionales, permitieron ir reconstruyendolos hechos y detectando los posibles lugares donde podran haber funcionadoesos campos. Asimismo, con el avance del accionar de los organismos y sureconocimiento pblico como lugar de acceso a una justicia negada ysuprimida, comenzaron a llegar las denuncias de quienes, aunque no habansido vctimas, tenan algn conocimiento de posibles hechos de represin. Porejemplo, la existencia de posibles inhumaciones en carcter de NN dedesaparecidos, o la existencia de inhumaciones en cementerios clandestinos.En este caso, se efectuaba la denuncia judicial exigiendo la investigacin a finde detectar el posible destino de las vctimas.

    Tambin se efectuaban planteos judiciales por casos especiales. Recuerdouno, por el que viajaba junto con Emilio Mignone hasta Lomas de Zamora. Fueel caso de la negativa de entregar al padre o a la madre los chicos que, pordetencin o desaparicin de alguno de aquellos, haban sido internados eninstituciones de menores. Este caso tuvo gran repercusin pblica, incluso sedio una conferencia de prensa en el CELS cuando se solucion. Fue un casomuy particular. Se trataba de tres hermanitos cuya madre es desaparecidamientras su padre se encontraba a disposicin del Poder Ejecutivo Nacional enuna unidad penitenciaria de La Plata. Al quedar solos, son dispuestos por unaJuez de Menores de la Provincia de Buenos Aires, que los interna en distintosestablecimientos. Cuando su padre es autorizado a ejercer la opcin para salirdel pas, se asila en Suecia y comienza el reclamo para recuperar a sus hijos.Este le es negado sistemticamente por la misma jueza. En este caso seefectu el reclamo judicial ante la Jueza de Menores, luego se continu ante laCorte provincial (que no admiti el recurso) y se termin en un planteoextraordinario ante la Corte nacional, que lo admite y ordena la entrega de losnios a su padre.

    La estrategia jurdica de llevar a ltima instancia los planteos y debatirjurdicamente el andamiaje ilegal construido por la dictadura a travs de lasupresin de los derechos tuvo como consecuencia que, lenta perosostenidamente, se fuera avanzando. En principio consiguiendo que el PoderJudicial tuviera que rendir cuentas de las soluciones, y luego tuviera que

  • 8admitir y pronunciarse sobre planteos que hasta entonces haban sidorechazados.

    Algunos de los xitos logrados pareceran hoy elementales, pero en aqullapoca significaban un avance importantsimo. La admisin de un recurso antela Corte era un triunfo ante la lucha contra la dictadura. Tambin significabaproducir un quiebre del aparato de silencio y/o de complicidad del PoderJudicial.

    El paradigma de esto fue la denuncia que hicimos de la complicidad de laMorgue Judicial, que dependa de la Cmara y en ltima instancia de la Corte,por donde haban pasado cadveres de detenidos-desaparecidos que habansido ajusticiados. Esto trajo como consecuencia, no slo la denuncia y elpedido de juicio poltico a la Corte del Proceso, sino tambin la identificacin dealgunos de los inhumados como NN y la devolucin a sus familiares.

    Mas all de los resultados, la revalorizacin en el plano de lo jurdico, laconstruccin de una estrategia frente al terrorismo de Estado desde el derecho,trascendiendo la mera denuncia, permiti avanzar en el reclamo a lasviolaciones a los derechos. Pero tambin signific preparar el campo para elfuturo, cuando, una vez terminada la dictadura, se pudieran conseguirresultados ms amplios.

    As, tanto la CONADEP como el Juicio a las Juntas, recibieron gran parte delcamino ya recorrido gracias a los organismos de derechos humanos. As sepudo desenmascarar el terrorismo de Estado ante la gente que, debido alaparato de silencio y censura, no tena conciencia o bien negaba la realidad delos crmenes y las graves violaciones que venan ocurriendo. Esto tambincontribua a socavar la dictadura.

    La continuacin de todos los organismos de derechos humanos ha sido unlegado que ojal todos puedan recoger, no con las mismas circunstancias, peroen el camino de la lucha por la concrecin de los derechos humanos.

  • 9MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA: LAS ACCIONES DE RESISTENCIA DELOS FAMILIARES DE LAS VCTIMAS

    Mabel Gutirrez

    Me referir brevemente a la situacin de los presos polticos durante ladictadura. Nuestra tarea no fue slo de asistencia solidaria y humanitaria.Levantamos la bandera de su libertad, y la peleamos en nuestro pas y en elexterior.

    Como en todos los casos de vctimas de la represin, nunca sabremos conexactitud la cifra de detenidos polticos. En pocas en que era difcil lograr queel Estado admitiera cuntos detenidos haba y en qu condiciones jurdicasestaban, los mismos presos eran los que, mediante sus familiares,denunciaban la prisin de otros compaeros. Llegamos a tener en nuestrosficheros a ms de 8.000 detenidos polticos. Hoy, por el pedido deindemnizacin, hay ms de 11.000 presentaciones ante la Subsecretara deDerechos Humanos. Y no se cuentan all los que no la han solicitado, o los queno pudieron acceder a ella.

    De todas maneras, ms all de la cantidad, su situacin carcelariadesapariciones temporarias, torturas, fusilamientos o simulacros defusilamiento, aislamiento, confinamientos, prohibicin o irregularidad de visitas,castigos, presuntos suicidios tendi no slo a privarlos de su libertad en laspeores condiciones, sino a privarlos de su militancia, a quebrar su fortaleza, aterminar con su dignidad. En la inmensa mayora de los casos no loconsiguieron. Los militantes se valieron para ello de su imaginacin y de losms que exiguos medios con que contaban en su cautiverio.

    En los primeros das de diciembre de 1983, recibimos en nuestro local a doscontingentes de liberados que haban estado a disposicin del PEN. Uno -dehombres- vena de la Crcel de Trelew y el otro de mujeres del Penal deDevoto. Y all se encontraron matrimonios no se vean desde haca ocho o diezaos por haber estado presos en distintas crceles, en distintos y distanteslugares del pas. Ese fue uno de los momentos ms gratificantes que hemosvivido en nuestros aos de lucha.

    Quedaron en las crceles del gobierno constitucional ms de un centenar ymedio de presos polticos. Algunos fueron liberados por una ley quecontabilizaba dos das por cada uno de prisin, y fue muy duro intentar laliberacin de los 14 restantes. Una lucha poltica, jurdica, humanitaria.Finalmente, en 1987, los ltimos presos recuperaron su libertad, despus detrece aos de crcel,.

    Durante la dictadura muchos presos lograron la opcin para salir del pas,sumando as a la falta de libertad, el exilio.

    Nunca olvidar que en Vaxo, un pueblito perdido en Suecia, una exiliada yex presa me dijo: "no haba odiado a los militares mientras estaba en la crcel,pero ahora s los odio, porque esto es peor que la prisin".

    Siempre hemos dicho que nuestro nombre es en s mismo, una declaracinde principios. Porque somos Familiares de desaparecidos: madres, padres,esposas, hermanos. Porque somos el organismo donde se agruparon, adems,los Familiares de los presos polticos. Y porque en setiembre de 1976, cuandonos constituimos, ramos conscientes de que las razones de la represin eranabsolutamente polticas, y que nuestros familiares salvo excepciones tenan

  • 10

    una militancia desde agrupaciones estudiantiles, gremiales, barriales,partidarias, o armadas.

    Quiero hacer una especial mencin al compromiso del exilio con nuestracausa. Ayer se mencion la solidaridad internacional. Pero en muchos casosesa solidaridad fue promovida por los argentinos en el exilio.

    No quiero hacer nombres para no omitir ninguno. Pero no puedo olvidar anuestros pares, los COSOFAM (Comits de Solidaridad de Familiares dePresos, Desaparecidos y Asesinados en Argentina) que funcionaron endistintos pases de Europa y Amrica y en Israel.

    Muchos ex-presos nos han confesado su sentido de culpa por estar vivos.Porque tuvieron la suerte de ser detenidos y no desaparecidos como suscompaeros.

    Nos atrevemos a asegurar que esa carga la comparten ex presos, exexiliados y los militantes de esa generacin que sufrieron otra clase de exilio: elexilio interno.

    Una generacin castigada por la represin por intentar cambiar las injustasestructuras del sistema.

    Una generacin a la que mediante el terror se intent acallar y doblegar.Una generacin que sufri una derrota difcil de asimilar cuando en la lucha

    se han puesto en juego la vida, la libertad, el destierro.Cuando termina la dictadura, regresa el exilio y los presos recuperan la

    libertad.Y encuentran otro pas. Un pas distinto del que dejaron al ingresar en la

    crcel o partir hacia el exilio. Un pas derrotado, derechizado, aterrorizado, queperdi la fuerza combativa y de movilizacin de sus aos de militancia. Un pasque deba recuperar su historia afrontando la verdad del horror, que debaencontrar su capacidad de ejercer la democracia, que deba tomar concienciade que la justicia era su nica garanta del Nunca Ms.

    Era muy difcil afrontar esta realidad. Recuperar un espacio perdido en unasociedad a la que no comprendan y que no los comprenda.

    Recuperar ese tiempo de desgarradora ausencia impuesto por la fuerza.Reconstruir los lazos familiares, laborales y sociales.Someter a sus hijos en el caso de los que retornaron del exilio a un exilio

    al revs, trasladndolos a un pas que era el suyo legalmente, pero al que nopertenecan.

    Y Recuperar su militancia? Es absolutamente intencional este signo depregunta.

    Porque en muchos casos lograron todos o algunos del resto de los objetivos.En el caso del exilio, muchos permanecieron o regresaron a los pases en quehaban vivido todos esos aos. Pero no todos recuperaron su voluntad otuvieron la oportunidad de recuperar una participacin poltica en algunos delos frentes que podan acogerlos.

    Y es muy posible que los Organismos de Derechos Humanos debamoshacer nuestro mea culpa en este caso.

    Porque no quisimos o no supimos dar cabida en nuestro seno a quieneseran tan vctimas como las que defendamos en nuestra lucha. O por lo menosno lo hicimos con la amplitud que debamos haberlo hecho.

    Y es que y no lo digo a manera de justificacin fue dura y riesgosa nuestralucha durante la dictadura. Pero el enemigo era un enemigo claro.

  • 11

    Y al enfrentarnos con un perodo de transicin en el que los colorespartidarios tean a muchos de nuestros militantes y era muy difcil dejar en lapuerta, como decamos, la ideologa partidaria nuestros objetivospermanecieron muy claros, pero no la manera de alcanzarlos.

    Creo que esa fue la parte ms dura de nuestra lucha.Durante la dictadura habamos usado de todos los recursos disponibles. En

    el pas y en el exterior.A partir de los gobiernos constitucionales debimos aprender a abrir en

    nuestro pas las puertas que siempre haban estado cerradas. El lobby quehabamos aprendido a hacer en la O.E.A., en Naciones Unidas y antegobiernos extranjeros, debimos utilizarlo ante nuestros legisladores yfuncionarios.

    A nuestro papel de movilizadores y de denunciantes debimos sumarle el dereclamadores de libertad, de justicia y de respeto por los derechos humanosante los que, tericamente, deben defender los intereses de quienes, mediantesu voto, los eligieron como representantes.

    En muchos casos fuimos escuchados y logramos nuestros objetivos. Enotros no, como en el caso de los presos polticos llamados de la democracia

    Y tenemos una deuda pendiente, que es la anulacin de las leyes y decretosde impunidad.

    A modo de ejemplo mencionar tres actividades: el haber logrado que no sevotara en el parlamento la ley antiterrorista y somos uno de los pocos pasesdonde no est legislada. El haber logrado la construccin del Parque de laMemoria (que est en ejecucin) con un monumento con todos los nombres delas vctimas del Terrorismo de Estado, y haber sentado un precedente inditocon la incorporacin a una Comisin de la Legislatura Portea de 10organismos de Derechos Humanos. Y haber creado la necesidad y la forma detrabajo para la creacin de un Museo sobre el Terrorismo de Estado en larbita del Gobierno de la Ciudad de Bs. As.

    Hace muy pocos das se realiz en Mar del Plata el XV Congreso de laFederacin Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-desaparecidos (FEDEFAM). Y en ese mbito es donde recibimos un hlito deoptimismo, cuando vemos cunto hemos logrado aunque no sea suficiente,no es tan poco respecto de otras realidades de Amrica Latina.

    Segn el temario debera hablar de la nueva identidad de los organismos dederechos humanos. Y me hago esta pregunta De verdad hemos adquiridouna nueva identidad?

    Es muy difcil sobre todo para los organismos que agrupan a los familiaresadquirir una nueva identidad.

    En realidad nuestra nueva identidad es que todos tenemos 23 aos ms, yque aunque seguimos en esta lucha, muchos lo hacemos con vrices, conbastones y con audfonos, o con prtesis.

    En un pequeo racconto quiero traer a la memoria la primera actividad demovilizacin que compartimos todos los Organismos de Derechos Humanosque hoy nos llamamos "histricos" (por haber surgido antes o durante ladictadura).

    Era muy difcil en aquel entonces ponernos de acuerdo en las consignas. Laaparicin con vida y la libertad a todos los presos polticos no eranaceptadas por algunos de los organismos. Las discusiones fueron duras, perola madurez poltica demostrada permiti llegar a un consenso y, finalmente, el

  • 12

    5 de octubre de 1982 -todava en dictadura- realizamos nuestra primeramarcha: la Marcha por la Vida, con una cantidad imprevista de personas quenos acompaaron. Esa marcha nos demostr que no estbamos solos y que elrefrn que dice que "la unin hace la fuerza" era muy sabio.

    A partir de all comenzamos a unirnos en la convocatoria a movilizaciones.Con el advenimiento del rgimen constitucional, a partir de la investigacin

    de la CONADEP y de los juicios, nuestras marchas fueron aumentando encantidad y poder de convocatoria. La Marcha contra el indulto, contra todo loprevisto, reuni a 100.000 personas y tuvimos que cambiar el recorrido originalpara poder dar cabida a esa marea humana.

    Despus, el silencio. Durante cinco aos luchamos contra una aparente yagobiante indiferencia de la sociedad y de los medios de comunicacin.

    La Verdad y la Justicia no eran temas relevantes. Y nuestro sueo por lomenos el de Familiares de que la poblacin tomara nuestras reivindicacionespareca una utopa difcil de alcanzar.

    Y apareci Scilingo con su terrible verdad. Una verdad que todos nosotrosno slo conocamos, sino que habamos denunciado. Una verdad que habasido ventilada en los Juicios a las Juntas Militares, y publicada en todos losdiarios. Una verdad descripta en el Nunca Ms, el best seller ms importanteen la historia de nuestro pas.

    Sin embargo hizo falta que un integrante de las Fuerzas Armadas dijera portelevisin: yo arroj treinta personas vivas al mar, para que la sociedad sesacudiera.

    Y el 24 de marzo de 1996, a veinte aos del golpe militar, esa sociedad sevolc a la calle convocada por los Organismos de Derechos Humanos,organizaciones gremiales, estudiantiles, barriales, profesionales y polticas enuna manifestacin impresionante por la Verdad y la Justicia.

    A partir de entonces la sociedad nos ha dado una nueva identidad.Durante la dictadura fuimos los subversivos. A partir de la CONADEP y de

    los juicios, y de la difusin del horror que habamos vivido, pasamos a serrespetados en nuestra sociedad.

    Y hoy estamos considerados como un referente tico en el pas.Una identidad que nos hemos ganado. Somos un gremio en huelga

    permanente, al decir de una compaera. Y esta identidad nos honra, pero esuna responsabilidad y una carga difcil de llevar.

    Afortunadamente, nuestra fuerza basada en la unin est cada vez msconsolidada.

    Ya no slo estamos juntos para convocar, sino que, conscientes de nuestraresponsabilidad, tratamos de realizar toda clase de tareas conjuntas, por laMemoria, por la Verdad y por la Justicia.

    Una mencin acerca de otro de nuestros roles. Para la sociedad, y paramuchos de nosotros, nuestro enemigo son las Fuerzas Armadas. Y lo son.Pero no slo ellos. Hemos denunciado la complicidad de distintos sectores dela sociedad con el Terrorismo de Estado. Pero quin es cmplice de quin?Hace muy pocos das habl con Olga Aredes, a quien todos ustedes conocen.Ella me dice que las camionetas del Ingenio Ledesma con las que se secuestra los desaparecidos de la Noche del apagn son las que llevan hoy a losgendarmes a reprimir en los cortes de ruta.

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    E insisto quin es cmplice de quin? El poder econmico es cmplice delas Fuerzas Armadas o las Fuerzas Armadas son cmplices del podereconmico?

    La represin cada da es ms evidente estuvo dirigida a eliminar a todoslos que podan ser un peligro para instaurar el proyecto econmico neo-liberal.

    Un proyecto violador en s mismo de todos los derechos humanos, y que haglobalizado el hambre y el desempleo, ha aumentado los ndices dedelincuencia, de poblacin carcelaria, de empleo en negro, de pobreza, deindigencia, de poblacin en villas de emergencia, de enfermedades que habansido erradicadas como la tuberculosis, y de ingreso al 10% ms rico de lapoblacin; y ha bajado los ndices de retencin de alumnos en el nivel primarioy secundario, y los de ingreso al 30% ms pobre de la poblacin.

    Quines fueron los beneficiados por la represin? Y otra vez: Quin escmplice de quin?

    Esta es una verdad que no hemos difundido suficientemente.No puedo terminar sin hacer mencin a los juicios que estamos llevando a

    cabo y que han sentado en el banquillo de los acusados a 32 integrantes de lasFuerzas Armadas.

    Dos cosas debemos considerar como logros propios: haber luchadointernacionalmente por una Convencin contra la Desaparicin Forzada, queha servido de base a tribunales superiores para rechazar las impugnaciones delos abogados de los imputados, y haber logrado las condiciones polticas sinlas cuales estos juicios no hubieran podido llevarse a cabo.

    Finalmente quiero mencionar una frase con la que Familiares se caracteriza:"En la colmena de los derechos humanos, nos integramos en el grupo de las

    abejas obreras". En todos estos aos hemos cumplido un papel silencioso perode trabajo cotidiano, permanente y sin pausa. As fue la lucha de nuestrosseres queridos antes de ser detenidos o desaparecidos. Ellos fueron tambinlas abejas obreras de la Colmena de la Liberacin y trabajaron ofreciendo suVida y su Libertad en la lucha contra la dependencia. Por el salario justo, lavivienda digna, el derecho al trabajo, la educacin y la salud, contra elimperialismo, por la justicia social.

    Ellos han sido el objetivo de nuestra lucha, pero tambin sus inspiradores.

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    LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES: LAS MISIONES Y CAMPAASFRENTE A LAS VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS

    Patricia Feenney

    En noviembre de 1976, durante el perodo ms oscuro de la represin,llegu a Buenos Aires como investigadora de Amnista Internacional, en lo quefue la primera misin internacional que visit la Argentina luego del golpemilitar. Luego, por muchos aos, tuve una pesadilla que me persegua. Meencontraba sola y con miedo en la Avenida 9 de Julio, esperando sersecuestrada para luego desaparecer en la noche y niebla de la maquinariarepresiva argentina.

    La misin de Amnista fue un intento por continuar aquella exitosamenterealizada en Chile luego del golpe de Estado de 1973. El informe que la siguituvo un impacto devastador. El gobierno de Pinochet fue condenado alostracismo diplomtico. Los refugiados chilenos fueron bienvenidos en Europadel Este y del Oeste y las Naciones Unidas definieron un procedimientoespecial para encarar las violaciones de derechos humanos que ocurran enChile.

    Sin embargo, el xito de la campaa internacional en pro de los derechoshumanos en Chile fue en parte responsable de la reticencia con que lospoderes occidentales, en su mayora, trataron a la Junta Militar argentina. Unpequeo ejemplo es el tratamiento de los perseguidos polticos que buscabanasilo en las embajadas. Con unas pocas excepciones, por ejemplo laEmbajada de Mxico, los perseguidos fueron varados y se les neg el asilodiplomtico. Todo lo contrario de lo que ocurri en Chile.

    El perfil de Amnista ante la Embajada Argentina en Londres en relacin conuna posible misin se transform en un momento difcil para la Junta Militar. Enlos Estados Unidos, Jimmy Carter enfatiz en su campaa presidencial laimportancia de los derechos humanos.

    Hoy sabemos que el pedido de Amnista seguido de cerca. La Junta quizscrea que el mandato de Amnista, que prohibi la adopcin de prisioneros quehaban usado la violencia, no le permitira una accin seria a favor de losdesaparecidos. De acuerdo con los informes internos de la Cancillera, laautorizacin de la visita por parte de la Junta esperaba dar la impresin defirmeza y conviccin. Tambin esperaba poder entender al enemigo: cmo stetrabajaba con los individuos involucrados y de forma ms siniestra conocer asus contactos, en un cable enviado a las embajadas argentinas en Europa porla Cancillera que describa los arreglos para la visita de Amnista, incluyendotodas las reuniones con el Subsecretario de Relaciones Exteriores, WalterAllara, y otra gente.

    Aproximadamente tres aos ms tarde, en 1980, una Oficial de la Cancilleradescribi la decisin de admitir a Amnista y de permitir cuestionamientosrelacionados con los derechos humanos como un error colosal. Si el Gobiernopens que la visita de Amnista era til o controlable, entonces tena una visinincompleta y errnea de la opinin fuera del pas.

    1976 y 1977 fueron aos traumticos para los diplomticos argentinos.Fueron llamados para que explicaran a los Ministerios de Relaciones Exterioresextranjeros por qu estaban sucediendo la tortura y los secuestros. Laefectividad de las campaas de Amnista y de los otros grupos de solidaridad

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    similares en Francia, Italia, Alemania, Suecia, Espaa, Amrica del Nortetuvieron claras repercusiones. Sin embargo, en aquellos tiempos no ramosconscientes del impacto que estaban produciendo las cartas, faxes, visitas deprimeros ministros y de oficiales de gobierno. Un informe interno de laCancillera Argentina en 1977 captura el clima en el que vivan: "...Comenzcon preguntas diplomticas con mucho tacto, luego creci en alcance eintensidad y se transform en una campaa agresiva y abierta en contra denuestro pas y su gobierno."

    Los diplomticos tambin se quejaron de que no podan ofrecer informacina los pedidos de los gobiernos britnicos, franceses, suecos, por falta de flujode informacin de la Junta y sus instituciones.

    Pero la idea de la Junta era demorar. La meta era retrasar las crticas de lassupuestas violaciones a los derechos humanos para ganar tiempo y permitir lasuficiente libertad de movimiento para terminar con la lucha contra lasubversin.

    Esto fue notable con respecto al trabajo en la ONU. Haba relativamentepocos procedimientos disponibles de forma inmediata luego del golpe paraconcientizar sobre los derechos humanos. De tanto en tanto AmnistaInternacional entreg, de un modo muy inefectivo, numerosos informes sobrelas violaciones a los derechos humanos, esperando convencer a los expertosde la ONU de que significaban una clara indicacin de violaciones sistemticas.Y la solidaridad internacional fue recompensada. Argentina fue puesta en lalista de pases que ameritaban investigacin. Durante la mayor parte de esteperodo -a pesar de los mejores esfuerzos de 92 diplomticos argentinos- comoconsecuencia de la misin de Amnista y de su informe, la Junta tuvo quedesarrollar una campaa sin par contra Amnista. Algunos de mis colegas enese tiempo argumentaban que era contraproducente. Durante toda esta pocalas comunicaciones a la ONU de parte de Amnista nunca recibieron unarespuesta de la Junta.

    Quiero pasar rpidamente a los obstculos, a una accin, a una campaainternacional ms efectiva que sufrimos. Lamento decir que la comunidadbritnica en la Argentina, con la importante excepcin del Buenos Aires Herald,no se interes en la suerte de los reprimidos. Como deca, las puertas de lasembajadas fueron cerradas. La madre de un periodista desaparecido, condoble nacionalidad, nos dijo "nunca fui a la Embajada Britnica, el Herald era laembajada de todos los que habamos perdido un hijo o una hija". La posicinbritnica era ambigua, si no hipcrita. En realidad, exista mucha hostilidadentre el Foreign Office y el gobierno peronista anterior. Para ellos, el golperesultaba algo alentador.

    Las embajadas vieron a los desaparecidos como terroristas y tcitamenteapoyaban los mtodos utilizados por el gobierno militar. Un ejemplo de estaindiferencia fue la salida abrupta hacia Ro de Janeiro del Embajadorbritnico en esa poca, quien se qued all durante toda la misin de AmnistaInternacional. Tema, sin duda, las inconveniencias que nuestras actividadespudieran crear. Adems, me asignaron un miembro de staff para ayudarme, ymuchos aos despus me enter de que era miembro de los servicios deinteligencia britnica, y que sola salir con los grupos de tareas cuandosecuestraban a la gente.

    Martnez de Hoz les cay bien a los comerciantes britnicos. Era notorioque, a pesar de la preocupacin britnica por defender las Islas Malvinas,

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    durante este tiempo vendieron armamentos a los militares argentinos, sobretodo a la Armada. Y esto fue muy contrario al caso Chile.

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    EL APORTE DE LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

    Eduardo Duhalde

    Por razones de tiempo y especificidad, quiero referirme a mi propiaexperiencia en el campo de la solidaridad internacional. Y quiero comenzar conuna ancdota reveladora. En diciembre de 1976 llegu con mi familia a Madrid,poniendo fin a mi clandestinidad en la Argentina. Tras unos das en un hotel,alquil un departamento en las afueras de la ciudad y all me mud con mimujer y mis hijos sin ms enseres que algunos colchones recin comprados.Tan exiguo, por no decir pauprrimo, mobiliario llam la atencin de todos losvecinos y fue fruto del inevitable cotilleo. No falt la vecina decidida a saberquines ramos y, tras enterarse de nuestra condicin de exiliados argentinosperseguidos por la dictadura que azotaba desde haca nueve meses nuestropas, se lo comunic al resto. Dos horas despus comenz la llegada deaquellos vecinos, trayendo bolsas de comidas compradas en el supermercado,muebles y ropa. All comenc a saber de qu se habla cuando se dice"solidaridad internacional".

    La situacin argentina al momento de producirse el golpe genocida era muydistinta a los ojos internacionales que, por ejemplo, la chilena, con elderrocamiento del gobierno de la Unidad Popular y su emotivo final: un canto ala dignidad poltica con la resistencia y muerte de Salvador Allende. En nuestrocaso caa un gobierno degradado y desprestigiado que ya haba concitado lapreocupacin de las ONGs de Derechos Humanos con la persistente accindel terrorismo paraestatal. Por lo tanto, el golpe de Estado apareca a los ojosde muchos extranjeros como razonable. Lo que era peor, el accionar solapadodel Estado terrorista impuesto por los militares con su accionar clandestino yoculto y la perversa metodologa de las "desapariciones", era difcil de creer ymucho mas complejo de demostrar. Aqu es donde comienza ser fundamentalla solidaridad internacional que recibimos.

    En este sentido quiero rendir homenaje a aquellas primeras misionesinternacionales que acudieron a nuestro pas en 1976 y que tuve el privilegiode entrevistar aqu, antes de mi salida hacia el exilio: las del MovimientoInternacional de Juristas Catlicos, de la Federacin Internacional de Derechosdel Hombre y Amnista Internacional, con integrantes de la vala de LouisJoinet, Toms de la Quadra Salcedo y especialmente Patricia Feenney a quientanto debemos los argentinos por su incansable tarea en aquellos tiempos.

    Estas primeras visitas internacionales no lograron detener el accionarcriminal de la noche y niebla argentina. Pero sirvieron para dar credibilidad alas denuncias que se efectuaban dentro y fuera del pas, y crear la concienciade lo que estaba sucediendo en la Argentina, tratando de desenmascarar a ladictadura y ejercer la presin necesaria para poner fin a esa cruel masacre.

    Tal vez por el cerco del silencio de la dictadura y la falta de difusin masivade aquella solidaridad internacional existe en muchos la idea de que dicharespuesta fue lenta. Sin embargo, basta leer el libro de la Comisin Argentinade Derechos Humanos (CADHU) que editramos en Madrid en enero de 1977bajo el ttulo: "Argentina: proceso al genocidio". All se puede constatar quepara ese entonces ya haban manifestado su preocupacin e inquietud por loque se vislumbraba que suceda en nuestro pas, entre otros, el papa Paulo VI,la Sub-Comisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin de las

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    Minoras de la Comisin de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el AltoComisionado para los Refugiados, la Asamblea Parlamentaria del Consejo deEuropa, el Parlamento Europeo, la Central Latinoamericana de Trabajadores,la Organizacin Internacional de Periodistas, la Internacional Socialista, elTrade Unions Congress, el Sub-Comit de Relaciones Internacionales de laCmara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamrica, el InstitutoCatlico de Relaciones Internacionales, la Federacin Internacional de JuristasDemcratas, la Comisin Internacional de Juristas, polticos europeos comoFrancois Mitterrand, Olof Palme, Bruno Kreisky, Anker Jorgensen, MarioSoares, Pablo Castellano, entre otros, junto al Gobierno de Mxico y un cmulode personalidades latinoamericanas, figuras cientficas y culturales,organizaciones religiosas de distintos credos como el Consejo Mundial deIglesias, numerosos sindicatos y centrales obreras de diversos pases. Y estaes una mera lista enunciativa.

    Estos pronunciamientos no hubieran sido posibles sin tres ejes esenciales:a) En primer lugar, las denuncias que llegaban desde la Argentina, tanto de

    los organismos de derechos humanos existentes (incipientes y en gestacin),organismos de los familiares y afectados, como de las corporacionesprofesionales y sindicales y de ciudadanos individuales. Todos corrieronenormes riesgos al hacerlo.

    b) Las organizaciones de exiliados, que pese a no tener el respaldo de losgrandes partidos polticos argentinos (como s sucedi en el caso de Chile),superaron su fragmentacin y dispersin en rpidos y plurales nucleamientos yfueron impulsores esenciales de aquellas denuncias. Me toc a m ser miembrodirectivo de la CADHU. Y estn presentes en esta sala, Lidia Masafferro,Rodolfo Mattarollo y Carlos Gonzlez Gartland, que integraban aquelladireccin. La CADHU fue una organizacin nacida en la Argentina para serportadora importante de aquella tarea y de su coordinacin internacional. Tuvosu sede en varios pases europeos y americanos y llev buena parte del pesode la denuncia ante los principales foros. Esto me hizo ser un testigoprivilegiado de aquellos innumerables esfuerzos y sacrificios de un exilio que,al mismo tiempo que luchaba por su supervivencia econmica y por sulegitimacin poltica, golpeaba todas las puertas con consignas como "Cadavoz que se alce puede salvar una vida en la Argentina".

    c) Aquellas denuncias y aquel exilio hubieran sido en gran medida estrilessin el soporte formidable de las organizaciones no gubernamentales. Aunqueno tenan la preponderancia que tienen hoy en el concierto mundial, yasignificaban un fuerte entramado dentro de la concepcin que desplaza a losEstados como sujetos del derecho internacional por el de la humanidad comosujeto. Ellas receptaron nuestras denuncias, nos dieron sus tribunas parahablar y contar nuestros padecimientos y nos cedieron sus espacios ante losorganismos supranacionales -donde muchas tenan voz por sus estatusconsultivos- para que expresramos nuestras verdades.

    Esta accin internacional adquiri verdadero y definitivo vigor cuando losorganismos de derechos humanos argentinos (el CELS, Las Madres de Plazade Mayo, Familiares, Abuelas, la Asamblea Permanente y dems) pudieronempezar a viajar fuera del pas. Las Madres adquirieron un fuerte simbolismocon sus pauelos blancos y su dolor no cicatrizado. Pero si hay un actoverdadero de justicia es sealar el papel cumplido por Emilio Mignone, aunantes de la fundacin del CELS. Con su enorme autoridad moral, fue el puente

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    entre la accin adentro del pas y la desarrollada internacionalmente. Fue elprimero que busc superar las diferencias de enfoque entre aquella accinexterna que denunciaba un genocidio y la natural exigencia que hacan en elpas los organismos de afectados para que los desaparecidos aparecieran convida. Fue el primero que obvi los resquemores ideolgicos con los grupos delexilio que venan de sus experiencias radicalizadas en la Argentina, frente alfantasma agitado por la dictadura de "la subversin internacional". Fue tambinuno de los primeros en teorizar sobre la faz clandestina del modelo de estadoterrorista, en lo que denomin, junto a Augusto Conte, "la teora del paralelismoglobal". Fue eso y mucho ms.

    Aquella accin internacional tuvo su punto de mayor individualizacin con lavisita de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en septiembre de1979 y su informe posterior. Pero este fue un largo camino, abonado por losesfuerzos mltiples de la solidaridad internacional. Se completaba as el cercoy la deslegitimacin internacional de la dictadura argentina, y aumentaban losespacios posibles de la resistencia interior. All reside en buena medida elorigen de la demencial huida de la dictadura, con la guerra de Malvinas y suocaso en el poder ilegtimo del Estado.

    Faltara a la verdad si omitiera decir que, pese a esa enorme actividad de lasolidaridad internacional, nunca hubo una condena expresa de la Comisin deDerechos Humanos de las Naciones Unidas. La Argentina no fue incluida en laagenda como uno de los pases donde en forma grave y sistemtica seviolaban los derechos humanos, ni obtuvo un relator especial (tratamiento quequed enmaraado en medio del procedimiento establecido por la resolucin1503). Ello se debi a la accin protectora que los pases socialistas, con laURSS a la cabeza, prestaron a la dictadura argentina, poniendo por encima delos derechos humanos los trminos del intercambio comercial. Contaron paraello con la colaboracin del grupo de pases de la regin latinoamericana,cuyos gobiernos eran tan ilegtimos como la junta militar argentina.

    Pese a ello, nadie ignora que el Grupo de Trabajo sobre DesaparicionesForzadas y la gnesis de la Convencin contra este tipo de crimen de lesahumanidad fueron sostenidos por las acciones entabladas en el caso argentinoy abonados con la sangre y el sufrimiento de nuestros hermanosdesaparecidos.

    Quiero tambin sealar que no hay exilios dorados. La penosa situacin delextraamiento obligado, de ese trasiego por el mundo con un ladrillo en lamano para mostrar como era nuestra casa -como deca Brecht- hizo que varioscientos de miles de argentinos vivieran en situaciones materiales y psicolgicasprecarias y difciles. Aquella dispora pudo sobrevivir y encontrar verdaderassegundas patrias de acogida gracias a la solidaridad internacional. Esta es lagran deuda externa que la Argentina debe pagar con gesto de igual grandeza ycontenido, y no con el apoyo a criminales como Pinochet y Lino Oviedo.

    Durante mi propio exilio pude participar activamente del movimiento desolidaridad con otros pueblos hermanos como el uruguayo, el chileno y elparaguayo. Luego y hasta el presente he sido observador y miembro demisiones de verificacin sobre la situacin de los derechos humanos endistintos pases, donde he continuado aprendiendo la leccin de la solidaridad.De esta actividad rescato reforzado mi convencimiento de la experienciarecogida en el caso argentino y, como final de esta breve exposicin, quisieraresaltarlo a modo de conclusiones:

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    a) La solidaridad internacional, basada en la supremaca de los derechoshumanos y en la necesidad de una justicia universal, aparece comoinstrumento imprescindible en la lucha por la vigencia del derechointernacional de los derechos humanos y del derecho internacionalhumanitario en cada pas.

    b) En este sentido, la organizacin de las visitas internacionales revistefundamental importancia. Su xito depende de su prolija organizacin y delacopio de denuncias e informacin anterior con que cuenten sus integrantespreviamente a la constatacin in situ. Su influencia no concluye con la misinen s misma, ya que su efecto posterior es multiplicador y ampla el campo dela proteccin.

    c) Que la sistematizacin y la publicidad de las denuncias desde el senode los propios pases son el sustento de la accin internacional, y sin ellas stacarece de basamento.

    d) Que los exiliados son una correa de transmisin imprescindible yrepresentan la posibilidad de dar continuidad y permanencia a aquellasdenuncias.

    e) Que los mecanismos de proteccin de los derechos humanossupranacionales -complejos y lentos- requieren del impulso de las ONGsinternacionales, cuya importancia creciente suple y dinamiza aquellos pesadosmecanismos, y contribuye a crear los nuevos derechos.

    Estas son algunas reflexiones, que con todo mi corazn hubiera queridocompartir hoy con aquellos entraables amigos que ya no estn fsicamente:Emilio, Augusto Conte, Alfredo Galletti y Boris Pasik.

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    LA LUCHA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA

    Alicia B. Oliveira

    La lucha por la verdad y la justicia durante la transicin a la democracia estntimamente ligada con las acciones de resistencia durante la dictadura, que serealizaron tanto en el mbito nacional como internacional. Es justo reconocerque si esas acciones contra la dictadura no hubieran existido, si no hubieraestado esa lucha previa, la lucha por la verdad y la justicia y la transicin hoyno existiran.

    Las acciones desarrolladas durante el terrorismo de Estado culminaron conel juicio a las Juntas Militares. El proceso a los mximos responsables significmuchsimo trabajo y muchos problemas. Sin embargo, no puedo dejar depensar en aportes que resultaron imprescindibles. Uno de ellos fue la laborllevada a cabo por un juez de la dictadura, Carlos Oliveri, a cargo del Juzgadode Instruccin N 3 de la Capital Federal. La presencia del juez Olivieri en esejuzgado nos permiti durante toda la dictadura militar judicializar las pruebasque bamos recolectando. Este juez, silenciosamente, llevaba las causas yarmaba las pruebas junto con sus secretarios. Hay una ancdota interesante:en un momento determinado, un grupo de tareas secuestr a unas personasen la esquina de Crdoba y Talcahuano, en Buenos Aires. Cuando se losestaban llevando, pas un seor con un perro doberman que mordi a uno delos secuestradores. El juez Oliveri public un aviso en el diario diciendo que eldoberman estaba rabioso y que, por favor, que la persona que haba resultadoherida se presentara en el juzgado para aplicarse la vacuna antirrbica. Erauna mentira, pero los militares tampoco eran tan tontos y no fueron. Para esapoca, esta conducta era muy inusual.

    El juicio a las Juntas culmin con una cantidad de sentencias condenatorias,entre otros factores, gracias al trabajo de Carlos Oliveri en los temas de CapitalFederal. Tambin con el procesamiento a los miembros del Estado Mayor, elprocesamiento a Roualdez, la condena a Videla. En la causa de la MorgueJudicial este juez desarroll una investigacin muy importante. Desde el CELSdescubrimos que, a pesar de que se deca que no haba noticias de losdesaparecidos, muchos de sus cadveres pasaban por la Morgue Judicial, quedepende directamente de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin. Inclusivehaban pasado los cuerpos de gente que perteneca a la Unin de EmpleadosJudiciales, es decir, de los propios miembros del gremio, que ellos conocan,saban quines eran. Sin embargo, a pesar de que tenan sus autopsias noavisaron a las familias de lo que estaba ocurriendo.

    Qu hicimos los abogados durante el juicio a las Juntas? Desde el CELSaportamos toda la documentacin, toda nuestra experiencia, patrocinamoscuanta causa pudimos, aportamos todas las pruebas necesarias. Decidimos nooponernos, ms all de que nos gustara ms o menos el tribunal o que nosgustara ms o menos el juicio. Lo importante era que se estaba juzgando. Y enese sentido cremos que tenamos la obligacin de aportar pruebas. Si no nosgustaban los resultados, nos quejaramos despus. Pero no podamos aceptarque esos resultados fueran magros en funcin de no aportar la documentacinconveniente.

    Tambin desarrollamos una labor importante en relacin con la ley de PuntoFinal, gracias a lo cual su efecto fue paradojal. Esto fue reconocido por Alfonsn

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    hace poco tiempo, lo que me satisfizo. Nosotros bamos aportando pruebaspara el juicio muy aceleradamente, pero sabamos que habra alguna accin deimpunidad posterior, porque el juego poltico, el juego del poder, es as.Cuando se dict la ley de Punto Final a fines de diciembre de 1986, seestableci que si en un tiempo perentorio no se procesaba a la cadena demandos -que era lo resuelto en el juicio a las Juntas- haba que cerrar lascausas. Cuando lleg el mes de enero, todos los miembros de la CmaraFederal se fueron de vacaciones porque pensaron que no iba a pasar nada.Sin embargo, algunos obsesivos concebimos el efecto paradojal: iba a habermucha gente que ahora sentira la necesidad de testimoniar cosas que tal vezno haba testimoniado antes por una reaccin furiosa frente a esta ley de PuntoFinal. Durante el mes de enero los abogados del CELS nos quedamostrabajando, y junto a algunos empleados de la Fiscala de Cmarapermanecimos obsesivamente a la espera de nuevos testigos. Y realmenteconseguimos una importante cantidad de testimonios. Cuando la Cmararetom sus funciones encontr que tena muchas ms pruebas de lo queesperaba, sobre todo para la causa ESMA. Y de cinco oficiales que pensabanprocesar, llegaron a una veintena.

    Con este relato quiero dar cuenta de cmo es la lucha por la verdad y lajusticia. Logramos armar la causa ESMA con toda la prueba y el procesamientode los marinos. Sin embargo, el da anterior a que se iniciara el debate pblico,los defensores de los marinos, o de algunos de ellos, presentaron un recursoextraordinario que la Cmara rechaz para impedir que se debatiera enpblico la responsabilidad de la Marina. Este debate iba a ser mucho msconcreto de lo que haba sido el anterior. Tratara sobre situaciones especficasde la cadena de mando y tambin sobre casos de corrupcin. Ante la negativade la Cmara Federal de hacer lugar al recurso extraordinario, los marinosrecurrieron en queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin. Qu hizola Corte? Hizo lo que suelen hacer las cortes cuando quieren archivar unexpediente: pidi el expediente completo de la causa ESMA para guardarlo enun cajn. Ante esta decisin, requerimos saber por qu motivo la Corte sehaba llevado el expediente, puesto que el recurso presentado por la defensano suspenda la apertura del juicio. Si la Corte lo estaba suspendiendo porquecrea que haba un grave problema institucional deba decirlo pblicamente.Tenan que dar razones. No era cuestin de llevarse los expedientes ymeterlos en un cajn.

    Sabamos que tenamos razn desde el punto de vista jurdico. Y la Cortetuvo que reconocer su responsabilidad poltica, y tuvo que firmar una sentenciaexplicando los motivos por los que se llev el expediente: que realmente eramiedo a la marina de guerra. No sera por los mritos de la marina de guerra,sobre todo en la guerra de Malvinas, pero el miedo exista.

    Luego de la ley de Punto Final se dict la de Obediencia Debida, y mstarde los decretos presidenciales e indultos. Esa situacin produjo unasensacin de desamparo en las familias de las vctimas y en la sociedadmisma. Una sociedad que no recibi hasta ahora respuestas claras al graveproblema de delitos de lesa humanidad ocurridos en la Argentina. En razn deeso, esperamos un poco a que las cosas fueran cambiando. Pero durantemucho tiempo seguimos pensando en cmo podamos avanzar con la luchapor la verdad y la justicia.

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    Hace ms o menos cinco aos comenzamos a trabajar en el CELS con eltema de la Verdad. Para ello, tomamos toda la jurisprudencia internacionalrespecto al Derecho a la Verdad, la funcin de sta en las sociedadesdemocrticas, y pedimos la apertura de dos causas: la de la ESMA donde sepresent Emilio Mignone por el caso de Mnica, su hija y la del Cuerpo I deEjrcito causa N 450, donde se present Carmen Lapac por el caso de suhija Alejandra. En un primer momento fuimos muy bien atendidos, recibimosel apoyo de los organismos internacionales de derechos humanos. CEJIL yHuman Rights Watch presentaron un Amicus Curiae, es decir, una explicacinde expertos de por qu esos juicios deban ser reabiertos. Esa fue la primeraocasin en que un tribunal argentino recibi un Amicus.

    La presentacin del CELS se fund en el derecho internacional de losderechos humanos, pero no nos quedamos exclusivamente con los temasjurdicos especficos. Creamos realmente que haba que insertar lo jurdico conotras ciencias: con las ciencias sociales, con la filosofa, con la historia engeneral, explicar por qu las sociedades tienen la necesidad de conocer laVerdad. Para ello, hablamos del derecho al duelo. Explicamos qu era el duelo,cul era la instancia de humanizacin, qu significaba el duelo en el serhumano, qu significaba para la sociedad. Hablamos del derecho a la Memoriay desarrollamos fuertemente estos pasos.

    En un primer momento contamos con lo que se conoce como las "mayorasmomentneas": algunos jueces de la Cmara Federal estaban de vacaciones ylos "buenos" estaban trabajando e hicieron caso a nuestra posicin de tutelar anuestros derechos. Pero al poco tiempo mientras seguimos acompaandopruebas cambiaron las mayoras y decidieron cerrar las causasdefinitivamente. No habamos hablado de punicin, porque sabamos que enese momento no tenamos ninguna posibilidad de conseguir la persecucinpenal. Slo nos referamos al Derecho a la Verdad.

    En una resolucin repentina y sin motivacin, la Cmara Federal nos dijoque la investigacin se haba acabado porque ellos, como jueces penales, slopodan perseguir penalmente. Por lo tanto, si no haba persecucin penal, nohaba ningn motivo para que siguieran con las causas. Los jueces Cattani eIrurzn votaron en disidencia. Esto fue lo que resolvieron por separado enambas causas.

    En ese momento nos planteamos qu hacer: si presentar un recursoextraordinario ante la Corte Suprema o dejar correr el tiempo. Resolvimosintentar el debate ante la Corte en una de las causas, la de Carmen Lapac, ydejar en suspenso la de Emilio Mignone. En esta ltima causa, pasado algntiempo, volvimos a solicitar medidas de investigacin. La Cmara, olvidandoque nos haba dicho que no continuara, empez a proveer a todas laspruebas. Mientras tanto, el expediente de Carmen Lapac permaneca en laCorte. El Procurador de la Nacin present un dictamen muy importante,pidiendo que se hiciera lugar a la apertura de la causa. Y la Corte, que esmaravillosa, respondi que de ninguna manera dara curso al pedido deLapac, que el Derecho a la Verdad no existe. De esta manera, descalifictodo lo que haba venido haciendo la Cmara Federal durante dos aos y negel derecho a los familiares de las vctimas. La causa qued cerrada. Luegocontinuamos la pelea ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanosde la OEA.

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    Lo cierto es que la estrategia de avanzar en el expediente de ESMA ante laCmara y pelear la causa del Primer Cuerpo ante la Corte y luego ante la CIDHnos sirvi para lograr dos cosas: por un lado, una investigacin concreta dentrodel pas y, por otro, el acuerdo en el que el Estado argentino se comprometi ala defensa del Derecho a la Verdad.

    Siempre digo que los derechos no se regalan y que esto es una prueba muyclara de lo que nos hemos privado durante muchos aos. No son concesionesgraciosas de los diferentes miembros del poder. Son luchas de los pueblos quedespus trascienden en normas. Esta es la historia de las normas jurdicas.

    Una parte de la justicia es la risa. Lo fue haberme redo de Massera, deAstiz, del Tigre (que no es ningn gato) cuando tuvieron que ir a declarar a laCmara Federal en los Juicios por la Verdad. Los seores de la vida y lamuerte estaban en estado de pnico. Nos tenan miedo a los abogados, a losfamiliares, aunque no ramos ms de diez los que estbamos en la sala. Habaun miembro de la Polica Federal que pareca Funes el memorioso. Esehombre, que trabaj en la ESMA como operativo designado por el Jefe dePolica o Coordinacin Federal, recordaba los casos: desde cmo estabavestido l hasta cmo estaban vestidos los que fueron asesinados. Ese hombreempez a hablar, y por alguna situacin que se dio en la audiencia que no valela pena recordar aqu, call. Tena necesidad de hablar, y me parece muyimportante que la gente tenga necesidad de hablar. Esto es un xito. Algunosotros tambin intentaron hablar y contar cosas, yo creo que ellos tambinquieren hablar porque esa verdad les pesa mucho. Lo pequeos que son esparte de la verdad. Y lo pequeos que son qued demostrado en estos juiciosque llevamos a cabo.

    Como decamos con Mara Jos Guembe en un artculo que escribimos,esto es una obra abierta a la que le seguimos agregando captulos. La Verdady la Justicia se crean todos los das. Slo necesitamos imaginacin.

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    APORTES DE LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO ALDERECHO.

    Rodolfo Mattarollo

    Al lejano pas de nuestra Amrica, donde vivo y trabajo desde hace muchosaos, me llegaron instrucciones muy precisas del CELS sobre el tema quedeba tocar en esta mesa redonda. Instrucciones que voy a tratar de cumplir,porque los amigos y colegas del CELS me proponan abordar los aportes de lalucha contra el terrorismo de Estado al derecho. Evidentemente, es un temamuy amplio para una exposicin muy breve, pero tratar de dar, por lo menos,algunas impresiones sobre este tema tan importante.

    Las ideas que tratar de exponer rpidamente son aportes de esta lucha enel plano interno y en el plano internacional.

    Yo pienso -y creo que Alicia Oliveira estara de acuerdo- que el derecho sejustifica como una disciplina social dirigida a la tutela de los derechos humanosfundamentales. Los juristas llaman a esto el punto de vista externo o punto devista desde abajo. Es el punto de vista de las personas, de la sociedad civil,que ve en el derecho este poderoso instrumento para garantizar la defensa y elrespeto a los derechos humanos.

    Partiendo de este punto de vista, los aportes de esta lucha al derecho en elplano interno se dan en el plano de la conciencia social. Una conciencia socialque en nuestro pas redescubri, se apropi o reapropi, a lo largo de losltimos 30 aos, de esos valores de dignidad indestructibles de la personahumana, que son los que tutelan el derecho internacional de los derechoshumanos, el derecho constitucional de los derechos humanos y que son lacondicin de legitimacin de cualquier rgimen poltico. Creo que as lo sientenen este momento los argentinos. Y cuando digo "reapropiarse", creo que es ladiferencia entre "conocer" y "reconocer". Se trata simplemente, como dice elttulo de una pelcula argentina, de darse cuenta. De despertar de un sueoautoritario muy largo en nuestro pas e iniciar un proceso deresponsabilizacin. Responsabilizacin del Estado, al que no se le tolera yaese ejercicio criminal de la soberana estatal (como definiera a los crmenes delesa humanidad uno de los primeros tericos que escribieron sobre el temadespus de la Segunda Guerra Mundial). Y responsabilizacin de la sociedad,donde ya no se toleran tampoco actitudes como aquellas, tan extendidas enmuchos sectores, de decir, por ejemplo, en referencia a las vctimas, que enalgo andaran. El primer elemento es esta irrupcin de la conciencia social yhay que sealarla.

    Pero cmo se produce esa irrupcin en la escena pblica? A travs denuevos actores sociales. En primer lugar: el movimiento de derechos humanos,incluidas las organizaciones de familiares de las vctimas, de afectadosdirectos. En segundo lugar, la emergencia de un poderoso movimiento desolidaridad internacional, con caractersticas particulares en el caso argentino,porque provino -ante todo- de la comunidad de derechos humanos, y fuealtamente estimulado por los compatriotas en el exilio. En tercer lugar, eldesarrollo progresivo de un nuevo pensamiento jurdico poltico en nuestropas, que afirm la primaca del derecho internacional y del derechointernacional de los derechos humanos, as como tambin el garantismo penal.

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    Una consecuencia inmediata de esta afirmacin ser la insanable nulidad de laautoamnista militar, entre otras.

    Cmo se articularon las demandas sociales? En torno a esas tres grandesreivindicaciones: la verdad, la justicia y la reparacin. El problema de la verdadse planteaba en trminos nuevos. En primer lugar, desde el punto de vistafctico. Desde el punto de vista de establecer la verdad de los hechos reales. Adiferencia de los crmenes de Estado cometidos en el pasado por reyes yprncipes despticos -cuya trama oculta poda develar William Shakespearesobre un escenario- el enigma de los crmenes del Estado burocrtico esaparentemente indescifrable. Esta vez, eran crmenes cometidos a travs delestado burocrtico, que tiene una opacidad que no corresponde a las pocaspasadas del despotismo. Los comete a travs de lo que en el Juicio a losintegrantes de las Juntas llamarn "crmenes cometidos a travs de un aparatoorganizado de poder".

    Ustedes recordarn cmo al principio se negaron los hechos empricos. Laprimera versin sobre los desaparecidos deca que eran personas que habanhuido, que se ocultaban. El primer adjetivo que se les dedic a las Madres nofue el de madres, sino el de "locas" de la Plaza de Mayo.

    Yo tuve la oportunidad de conocer, en mi exilio, a un sacerdote liberado delos campos de concentracin nazis. Un sacerdote de nacionalidad francesa,que escribi un estudio de primera mano sobre el decreto "Noche y Niebla",ideado por Adolfo Hitler y firmado por Wilhelm Keitel, que estableca lasdesapariciones forzadas de los resistentes en determinadas condiciones.Despus de su liberacin del campo nazi de Dachau, predic el resto de suvida (ya era un hombre anciano cuando yo lo conoc) y se dedic a tratar dedescifrar el "enigma" que le haba tocado vivir como NN en los campos deconcentracin, como un prisionero clandestino.

    Desmontar este enigma -algo que Emilio Mignone hizo a travs de esateora del paralelismo global que explicaba de manera sistemtica estametodologa de la desaparicin forzada de personas- exige todo un esfuerzode prueba y de interpretacin de esta metodologa. Se trata, como deca elprincipal fiscal del Juicio de Nremberg, de lograr mostrar la evidencia a travsde la prueba y de hacer crebles hechos aparentemente increbles. Esto exigeun enorme trabajo social, jurdico y tico. Eso fue la lucha por la verdad y lajusticia en la Argentina desde la dictadura militar.

    Nosotros sabemos que Emilio Mignone y sus colaboradores habanconseguido enunciar una lista de ms de 300 centros clandestinos dedetencin mucho antes de las elecciones que llevaron al primer gobiernoconstitucional despus de la dictadura. Esta actividad, como otras actividadesde los organismos de derechos humanos, fue esencial para la tarea de laCONADEP y de la Fiscala que acus en el juicio a los integrantes de las tresJuntas Militares.

    Se trata de establecer a la vez la verdad de casos concretos y de unametodologa del terror. Cuando nuestros hermanos chilenos presentaron elinforme de la Comisin Verdad y Reconciliacin, incluso teorizaron sobre loque ellos llamaron verdad individual y verdad global. La verdad individual es laverdad de cada caso: el derecho a conocer la situacin de cada una de lasvctimas en la forma ms pormenorizada posible y el conocimiento de lasestructuras y metodologas represivas empleadas por el aparato del Estado eneste ejercicio criminal de la soberana.

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    Aparece aqu la Verdad como derecho humano. Algunos colegas discutensobre si es un derecho basado en normas vinculantes, si es un derechoemergente. Dejemos esas discusiones para otro momento. Yo he citadosiempre una norma del Derecho Internacional Humanitario: el art. 32 delProtocolo Adicional 1 a los Convenios de Ginebra de 1949, que diceexpresamente que la norma general es el principio de que toda actividad entorno a las personas desaparecidas en los conflictos armados internacionalesse gua por el derecho que tienen las familias a conocer la suerte corrida porsus miembros. En 1977 esto ya estaba escrito en letras de molde, eninstrumentos que hoy da nadie discutira en su carcter vinculante.

    Hannah Arendt en La Condicin Humana considera que es imposiblecastigar el mal absoluto. La afirmacin es impresionante porque remite a ladimensin irreparable del holocausto. Sin embargo, ya Francesco Carrara, elfundador del derecho penal moderno, haba sealado que, en general, lo quedistingue los ilcitos penales de los civiles es su carcter irreparable.

    El problema no es el carcter irreparable del dao que se ha causado, sinoms bien el de analizar cul es la funcin del proceso penal, que no es slouna funcin hacia el pasado, sino tambin -y fundamentalmente- hacia elfuturo. Esto depende de la teora de la pena en que nos coloquemos. Pero nocabe ninguna duda de que el proceso penal es el instrumento ms poderosopara el conocimiento de la verdad a travs de las garantas del debido proceso,de un juicio contradictorio, de la posibilidad de citar testigos de cargo y dedescargo, de realizar pericias y al mismo tiempo, es una afirmacin hasta elmomento incomparable dentro de las tcnicas sociales de los valores positivos.Si el asesinato se reprime es porque la vida humana tiene algn valor. Si latortura es un crimen gravsimo es porque la persona es inviolable. Si ladesaparicin forzada es un crimen de lesa humanidad como lo vienensosteniendo los Organismos de Derechos Humanos desde hace 25 aos, esporque el derecho a la identidad, a la personalidad jurdica, a la libertad, a laintegridad personal y a la vida tienen un valor supremo desde el punto de vistade la dignidad humana. Esto es lo que se llama prevencin general positiva enderecho penal. O sea, la reafirmacin positiva de los valores fundamentales deuna sociedad a travs de la sancin penal.

    El drama es que en nuestro pas la impunidad haba privado de toda virtudpreventiva al derecho penal porque se saba que se poda delinquirimpunemente cuando se lo haca a travs del aparato del Estado. De ah que elJuicio a las Juntas, con sus insuficiencias, con sus vacos, con sus limitaciones,es un juicio histrico porque no tena precedentes en nuestra regin. Fueseguido de una sola experiencia similar muy poco conocida: el juicio quetermina con sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia - llamado pornuestros hermanos bolivianos Juicio de Responsabilidad - en el que el exdictador Lus Garca Meza fue condenado a 30 aos de prisin por variosdelitos (entre ellos el de genocidio que est incorporado al Cdigo Penalboliviano). Pero digamos que no haba precedentes a mediados de los '80 y laimportancia de esta experiencia es enorme desde este punto de vista.

    No podemos ignorar el retroceso de las instrucciones a los fiscales: la ley dePunto Final y ley de Obediencia Debida, an con sus efectos paradojales, y porsupuesto los indultos. Pero lo cierto es que la conjuncin de los Organismos deDerechos Humanos, de los movimientos de derechos humanos a nivelinternacional y del nuevo pensamiento jurdico-poltico desarrollado en nuestro

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    pas y en la regin tambin permitieron responder. Y, a travs de avances yretrocesos, hubo una serie de desarrollos posteriores. Si actualmente el exdictador Jorge Rafael Videla y el ex almirante Massera estn en detencindomiciliaria por las causas debidas al secuestro de nios es porque se generuna dinmica a travs del precedente, que en derecho tiene una importanciacolosal.

    Creo que la reparacin tambin forma parte de los aportes que hizo la luchacontra el terrorismo de Estado al derecho, pero me parece que falta todavaalgo que s se ha dado en otros lugares: un reconocimiento de laresponsabilidad del Estado por la represin ilegal. Algo como lo que hizo, porejemplo, el presidente Patricio Aylwin en Chile, cuando pidi perdn al pueblochileno por los crmenes cometidos por el Estado bajo la dictadura de Pinochet.Algo que hizo recientemente el presidente Jacques Chirac en Francia, que nose haba hecho nunca en ese pas, ni siquiera bajo gobiernos anteriores queavanzaron mucho en los derechos humanos, que fue reconocer laresponsabilidad del Estado francs por la deportacin de los judos bajo laocupacin. Siempre se haba dicho que eso era responsabilidad de la Franciade Vichy.

    Las consecuencias jurdicas concretas que han tenido esos reconocimientosson enormes. Hay Comisiones que se han instalado recientemente y que estntrabajando a partir del reconocimiento de esa responsabilidad. En el planonormativo, no podemos ignorar los avances que han existido: la grabacin dela incriminacin de la tortura, la ratificacin de varios convenios de derechoshumanos de importancia fundamental, la reforma constitucional de 1994 queotorga jerarqua constitucional a una serie de tratados de derechos humanos,etc.

    Voy a hablar rpidamente de los aportes de esta lucha en el planointernacional. Quisiera aadir tan solo que esa fue una batalla librada ante laopinin pblica. El sealamiento, la denuncia del caso argentino, fue unabatalla librada ante la opinin pblica y ante las organizaciones internacionalesgubernamentales y no gubernamentales. Se dio principalmente en tresmbitos: Europa Occidental, Mxico y los Estados Unidos. Y por supuesto, losorganismos internacionales con sede en esos mbitos. Fundamentalmente losorganismos de derechos humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y, enmenor medida, el Parlamento Europeo.

    Fue una tarea que, en gran parte, cumpli el exilio argentino. Debi enfrentara una agresiva diplomacia militar, encarnada fundamentalmente por elEmbajador Gabriel Martnez en Ginebra. Este fue citado como testigo ante laCmara Federal e hizo all el mismo juego obstruccionista que haba hechodurante siete aos en Ginebra.

    Podemos decir que la comunidad de los derechos humanos y la opininpblica aparecieron teniendo la mano. Una gran diferencia con la situacin deChile, donde hubo solidaridad y poltica, donde se solidarizaron los partidoshermanos, etc. Solo despus de que la comunidad de los derechos humanos yla opinin pblica se solidarizaron, apareci la solidaridad de los partidospolticos y de sindicatos. Nunca de los gobiernos. Al menos en forma abierta,ningn gobierno rompi relaciones, ni siquiera las entibi con la Junta Militarargentina hasta el lanzamiento de la doctrina del presidente Jimmy Carter. Estacondicionaba las relaciones exteriores de los Estados Unidos al respeto de losderechos humanos y fue muy determinante en la misin de la Comisin

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    Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en 1979. De all surge eseinforme decisivo, que se publica al ao siguiente.

    Para citar solamente una de las expresiones de esa movilizacin devoluntades, dir algo que muchos saben: en Pars, todos los jueves, durantelargos aos, se haca una manifestacin en solidaridad con las Madres dePlaza de Mayo y con las Abuelas de Plaza de Mayo, y al medioda se tocaba eltimbre de la Embajada Argentina. Invariablemente nos reciba el portero y se leentregaba una lista de personas desaparecidas pidiendo informacin sobreesas personas. Frente a la Embajada desfilaron las personalidades msimportantes de la poltica francesa, figuras del espectculo, premios Nobel,grandes escritores, etc. Nuestro querido e inolvidable Julio Cortzar era de lapartida. Esto fue una colaboracin decisiva para el aislamiento de la JuntaMilitar y la denuncia del terrorismo de Estado.

    En las Naciones Unidas no se pudo superar la obstruccin sistemtica delprocedimiento confidencial de la resolucin 1505 del ECOSOC, pero esto lleva que se creara por primera vez un procedimiento temtico en la historia de lasNaciones Unidas, que indudablemente estuvo determinado por el casoargentino. Fue el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de laComisin de Derechos Humanos, compuesta por cinco expertosindependientes y que funciona hasta el da de hoy. A diferencia de laresolucin 1503, no estaba sometido a la regla de la confidencialidad. Laresolucin de creacin deca que el grupo tena que actuar con discrecin y enel lenguaje de las Naciones Unidas se interpret que "discrecin" es una cosa y"confidencialidad" es otra. Entonces los informes del grupo podan ser pblicosy los debates que seguan tambin. As fue como el grupo pudo hacer lo quehizo, pero sobre todo a travs de la publicidad. La diplomacia militar intent queese grupo fuese ahogado en la cuna y por cierto que no lo logr.

    Quiero entrar directamente en el rol de las ONGs. Desde el comienzo,adems del perfeccionamiento de los mecanismos existentes, se definieron porun instrumento convencional, o sea, por la adopcin de una convencin sobredesapariciones forzadas. A tal punto fue as, que en el Coloquio de Pars de1981 -que organizamos, entre otros, con Ral Aragn- se presentaron losprimeros proyectos de Convencin elaborados por las ONGs argentinas: laLiga Argentina por los Derechos Humanos y la Asamblea Permanente. Luegovino el proyecto de FEDEFAM, elaborado sobre todo por Alfredo Galleti y otrosjuristas. Ms tarde los que hicimos en Buenos Aires en 1988. Actualmenteexiste un anteproyecto de Convencin de las Naciones Unidas sobreDesapariciones Forzadas, que est a estudio de la Comisin de DerechosHumanos. Antes se haba adoptado la Declaracin de las Naciones Unidas en1992 y en 1994 la Convencin de la OEA. En todo esto, las ONGs fuerondeterminantes.

    Voy a hacer una referencia final al derecho penal internacional. El derechode los derechos humanos es un derecho de proteccin, no es derecho penal,como dijo la Corte Interamericana. Pero el derecho penal internacional es underecho de represin. Nosotros podramos decir que los desarrollos recientesdel derecho penal internacional seran incomprensibles sin esta larga lucha. Esindudable que en la dcada del '90 los desarrollos se han aceleradopoderosamente con la creacin de dos tribunales internacionales ad hoc parajuzgar los crmenes cometidos en la ex Yugoslavia y el genocidio cometido enRuanda y sus pases vecinos. Aunque uno pueda criticar la creacin de estos

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    tribunales a travs de resoluciones del Consejo de Seguridad, es indiscutibleque han hecho avanzar poderosamente el derecho penal internacional.

    Una culminacin de esta lucha es la adopcin del Estatuto de Roma el 17 dejulio de 1998, que crea el Tribunal Penal Internacional Permanente por untratado internacional, cuyo art. 7 determina que las desapariciones que tengancarcter sistemtico o masivo son crmenes de lesa humanidad. La situacindel General Pinochet en Londres es tambin inseparable de esta lucha. Es elresultado de una conjuncin de elementos muy complejos, pero en la base deellos se encuentra esta larga trayectoria.

    Podemos decir que todo lo que se ha hecho, lo que queda por hacer y lo quese va obteniendo es la culminacin de innumerables esfuerzos en la luchacontra el mal absoluto, tanto en la Argentina, como en muchos pases de laregin y del mundo a lo largo de los ltimos 50 aos.