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Chaitanya
LA LUZ DE ASIA
Zestoa, 16/5/2011 1/9
Buenos días a todos y a todas.
Estamos de celebración. Hoy es el día del Loto Blanco.
¿Qué significa celebrar?
Significa, tomar conciencia de un acontecimiento
vivencial que, para el individuo, tiene una relevancia. No
se celebra cualquier cosa, sino algo que tiene significado.
Aquellos que hoy han hecho la entrada al Suddha
Dharma Mandalam están también de celebración. Para
ellos, este día y ese momento, van a tener una
relevancia que no tendrá para otros seres que no han
vivido ese acontecimiento. La celebración es un departir,
para compartir. En la vida en la que estamos
actualmente inmersos, a menudo nos olvidamos de
celebrar.
En muchos casos, la enseñanza que nos han dado de jóvenes no nos ha colmado el anhelo que hemos
tenido como almas, (ha podido ser porque no se nos ha transmitido correctamente). El caso es que
hemos tenido un anhelo que ha sido capaz de cuestionar esa enseñanza, e ir más lejos. Y es que la
Verdad tiene que adecuarse a los nuevos tiempos y a las nuevas exigencias. Por eso, como lo viejo no
nos vale, lo nuevo no se conoce bien, y nosotros estamos en el experimento, pues no celebramos, o lo
hacemos poquísimo, porque no nos damos cuenta de la importancia de nuestro acontecer.
Madame Blavatsky quiso dar relevancia al hecho que todos vamos a
afrontar: la transición. (Digo transición y no muerte). Tenemos que
profundizar en el contenido de las palabras. La muerte como tal, no existe.
Nosotros como seres transitamos de un estado a otro. Tenemos que tener
esto interiorizado, porque si nos llega la hora y no es así, para nosotros
todavía va a estar el concepto de la muerte mucho más grabado que el de
la transición. Hemos de empezar a utilizarlo y a valorarlo. El 8 de Mayo de
1891, en la ciudad de Londres, después de haber viajado quizá por todos los
continentes (con la característica añadida de ser mujer y querer abrir la
puerta a las mujeres en el futuro), Madame Blavatsky da a sus discípulos
unos requisitos para conmemorarle, y les dice: “Manteneos unidos, porque
si no lo hacéis, probablemente el trabajo de esta encarnación se pierda”.
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Uno de los requisitos fundamentales para que el trabajo continúe es
la unión de todos aquellos que son condiscípulos, porque su trabajo
va más allá del tiempo y del espacio, porque el Ser transciende el
tiempo de la encarnación, ¿verdad? Para eso tenemos que
prepararnos.
El mismo 8 de Mayo de 1891 añade: “Además de manteneros unidos,
quiero que celebréis mi transición. No que lloréis, sino que la
celebréis.”
En occidente la muerte es un tema tabú. No hay un otro que nos
suscite tanto miedo. ¿Por qué? Pues porque se ha perdido la fe, no se
sostiene. Se ha sustituido la fe por la credibilidad, la creencia, mas eso
no vale, porque la creencia es personalidad, la fe es como mínimo alma. Por eso es una virtud
trascendente, por lo tanto teologal (no es una virtud cardinal). Por eso Madame Blavatsky dice y
remarca: “Celebrad la transición, porque es día de alegría”. Una vez que hemos hecho el trabajo, un
trabajo de servicio, viene el día de un descanso bien merecido, bien ganado, aunque no hayamos
buscado recompensa.
Es éste un tema sobre el que no se medita, no se profundiza, por lo tanto, cuando nos encontramos
con algo vivencial de este calibre, tratamos de olvidar. ¿Por qué? Porque anteriormente tampoco
hemos sido capaces de celebrar otras cosas.
Hemos nacido y nos han dado una oportunidad para evolucionar. ¿Es
eso motivo de celebración? Pues sí, pero no lo hacemos. El niño llega
a una edad. Hace la primera comunión, la confirmación… ¿Sabemos
qué estamos celebrando? Llegamos a la edad en la que somos
personas adultas, ¿lo celebramos acaso? ¿Nos damos cuenta de que
hay quienes ni siquiera han hecho este trayecto, porque han tenido
que transitar antes? Nos dan la opción de convivir con alguien, que
será espejo para aprender. ¿Lo valoramos y lo celebramos o, como
no tenemos las cosas claras, lo dilapidamos y lo despilfarramos? ¿Es
un acontecimiento vanal o es un acontecimiento vivencial, que me va
a marcar, por lo tanto? ¿Merece la pena celebrarlo? ¿Qué valor, que
posibilidades tiene esa relación? ¿Podrán, gracias a ella, venir almas a
encarnar? ¿Es eso cualquier cosa? ¿Somos conscientes de que
pagamos de alguna manera nuestra deuda cuando damos a otro la
oportunidad de nacer? ¿Qué pensáis que es servir?
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Todo esto es cotidiano ¿verdad? Pero el hecho de que sea cotidiano no significa que no tenga
relevancia ni que no merezca celebración. ¿Por qué entonces nos cuesta tanto la celebración?
Pues, sencillamente, por desconexión con ese aspecto Ananda, con ese aspecto de dicha, de disfrute,
de bienaventuranza.
Fijaos bien, porque tanto el sermón de Buda, como el sermón de la montaña
de Cristo no son otra cosa que recordar al hombre que en sí mismo tiene un
estado de bienaventuranza (ese estado de dicha, de bienaventuranza le llega
a cada uno según su necesidad evolutiva). Es recordar eso en el tiempo, en el
espacio, constantemente la misma Verdad. ¿Por qué, entonces, no celebrar?
Porque no hay conciencia, no hay ese darse cuenta, y porque tenemos una
cultura en la que tratamos de ocultar el transitar, el tránsito de un estado a
otro, incluso en los pasos de la propia condición humana. Así que, llegada la
hora que todos tenemos que afrontar, no hemos trabajado la disposición de
celebrar.
En esa hora lo más relevante de todas las tradiciones es: DESCANSE EN PAZ.
La condición humana es lucha, es trabajo, es estar en el filo de la navaja, entre los reinos inferiores y
los superiores; hay instantes en que me acerco a lo Superior y hay instantes en que me atrapa lo
inferior, pero las dos cosas son la grandeza y la dificultad de la propia condición humana.
Mas, conscientemente, ¿dónde ponemos la balanza?
Es hora de celebrar. Sobre eso Madame Blavatsky decía: “En mi
transición no quiero pomposidades, pero quiero que mis discípulos se
tomen la molestia de leer algún fragmento de “Luz de Asia” y algún
fragmento del “Bhagavad-Gita”.
Como solamente tengo como soporte material el Bhagavad-Gita, pues
vamos a leer un fragmento, que no nos vendrá nada mal.
Antes de eso comentaremos algo sobre el Loto blanco. La postura de
meditación por excelencia es la del loto, -que a los occidentales tanto
nos cuesta-. Pero, ¿qué simboliza el loto? El Loto tiene las raíces en la
ciénaga, que simboliza la personalidad, que está inmersa en la ciénaga;
el cuerpo físico es barro, ciénaga, es tinaja. Esa tinaja, ese barro tiene
agua contaminada al principio, que tiene que ser purificada, limpiada y eso se consigue con el
conocimiento de la Verdad, con la devoción hacia la Verdad y con la acción en consecuencia hacia esa
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Verdad. Una vez que el agua ha sido limpiada, las emociones sublimadas, el corazón del loto comienza
a flotar por encima del agua. Se dirige hacia la luz que
proviene del sol, se dirige hacia el Padre. La luz es la
capacidad de conocer y también la capacidad de
irradiar amor. Si hay luz y hay fuego, nos puede
calentar y no dejarnos fríos. El aire se llena de esa luz;
la mente también se purifica; y, cuando llega el
momento, los pétalos se abren en su plenitud, para
que esa irradiación de luz llegue a todo aquel que la
pueda contemplar en su belleza, en su fragancia, en su
permanencia.
Cada uno de nosotros es una flor de loto; cada uno tiene que trabajar para poder alcanzar la fusión con
su luz interior. Estamos en ello, ¿no es por tanto hora de celebración? ¿Cuántos y cuántos tumbos
hemos dado antes de poder acceder al conocimiento de la Verdad? ¿Cuántas idas y venidas? ¿Cuántos
viajes? Innumerables.
Krishna dice: “Yo conozco todas mis idas y venidas, nunca dejan de estar, ¿recuerdas tú las tuyas
Aryurna?
¿Recordamos nosotros, como almas que hemos transitado una y otra vez,
a un lado y a otro? Pues el olvido de esto es el fundamento de nuestro
miedo. El miedo está en contraposición con la fe; es inversamente
proporcional. Por eso, cuando tenemos que afrontar el vivir, cuando en
algún momento se nos olvida que hemos transitado tantas y tantas veces
de un lado y del otro, nos ha surgido la desesperanza y nos hemos dejado
atrapar por ella. Como profesores de Yoga, justamente tenemos que dar fe
de que cabe la esperanza, y de que, aún cuando hayamos errado, si nos
subimos en la barca del conocimiento, por muy equivocados que hayamos
estado, podremos alcanzar bienaventuranza. Esta es la enseñanza que
tiene que perdurar en tiempos inconmensurables, transcendiéndonos,
porque tiene precedencia y tendrá posteridad.
Voy a tratar de recordar qué es lo que ocurre. Os leo en el Bhagavad Gita:
“Mi entendimiento se desvía por el corruptor apego personal al fruto de la acción, ignorando el
Supremo Dharma que aspiro conocer por Ti; instruidme en esa ciencia que ha sido divinamente
revelada. Yo soy tu discípulo, sálvame ¡Oh Señor!”, rindiéndome te lo suplico.
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Así terminó de hablar humildemente Aryuna, (el alma humana) y,
abandonando el arco con la aljaba en el campo de batalla, se movió
de su sitio y se dirigió al frente del carro donde estaba sentado el
divino Auriga permaneciendo Aryuna con la mente perturbada por
la dolorosa angustia de la acción que había de decidir.
Sanyaya (el Maestro) dijo:
¡Oh Bhárata! Te afliges por aquéllos que no lo merecen; sin embargo
pronuncias palabras de sabiduría; los sabios no se lamentan por los
ignorantes, ni por los doctos, se regocijan.
¡Oh Aryuna! ¿Por qué te ha dominado esta confusión promovida por la falta de ecuanimidad? Este
trastorno es contrario a lo espiritual y frustrará la elevada finalidad, tendiendo a obstaculizar la
beatitud.
¡Oh Partha!, no cedas a la inacción; eso no es digno de ti; ¡Oh Tú, conquistador!, rechaza ese
deprimente desaliento mental y emprende la elevada acción.
Yo asumo cuádruple naturaleza espiritual,
proporcionando bienestar a la humanidad, y Yo
mismo a través de los Jerarcas que Me representan,
promulgo de tiempo en tiempo, la ciencia
correspondiente a las necesidades y conservación de
los seres.
Aquello que los Videntes señalan al igual que el
Principio Átmico asociado con la materia,
manifestándose como causas y efectos, Ése soy Yo, el
Morador Interno, sin principio, medio, ni fin.
Este Supremo Arcano que los Videntes comprenden existiendo allende el tiempo y el espacio y que
además, es sutil en su manifestación, Ése soy Yo, lo Eterno y lo Incognoscible para los no-Videntes.
¡Oh Tú, el primero entre los hombres!, Mi Supremo Misterio, es aquello que a todos los mundos
compenetra; sosteniendo los procesos mundiales y dirigiéndolos; yo les otorgo gracia espiritual.
¡Oh tú, el mejor entre los hombres!, si anhelas vivamente conocerme, escucha quien Soy, de donde
provengo y cuál es el motivo de Mi manifestación.
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Zestoa, 16/5/2011 6/9
Uno de Mis Aspectos es de por sí compenetrante, arraigado en el Supremo Yoga; otro crea el
Universo orgánico e inorgánico.
Otro Aspecto, además, hace converger este Universo creado, móvil, e inmóvil; y esta fase, por medio
de su naturaleza y energía, impele esta creación, iniciándola en su evolutivo rodar.
En cuarto lugar, Mi Aspecto manifestado se ocupa en el
progresivo mantenimiento de los seres, y por su propia
naturaleza les confiere protección. Es así, que Yo existo
como el Etérico Morador en el centro del corazón del
mundo.
Por Mí, estos cuatro aspectos forman un todo; en Mí ellos
permanecen; Soy el Germen del Universo; soy el
Omnisciente.
Todos aquéllos que poseen discernimiento espiritual y son devotos al triple fuego, siempre
adorándolo, entonando sonidos místicos y sobreponiéndose a las influencias adversas al desarrollo
espiritual.
Debidamente controlados se dedican a la contemplación subjetiva, y me adoran solamente a Mí con
sincera devoción, reintegrando el triple fuego dentro del Principio Sintetizante.
Yo soy la Luz de la iniciación; (hoy ha habido iniciación),
perceptible a través de la justa acción y devoción; ellos moran
siempre en Mí y Yo en ellos con infinita compasión.
Ahora, aquí y siempre, con verdadero discernimiento se me
alcanza por la acción impersonal, ejecutada con la más entera
devoción a Mí.
Conóceme como la ciencia de la manifestación física, la Causa
Primera del cosmos; también debes saber que los seres con cualidades divinas o demoníacas se
originan de Mí.
Por Mí, en los seres animados, el Principio de Vida está establecido internamente en cuádruple
aspecto, como Vasudeva morando en el plano Auyakta; como Aniruddhiha en el Mahat.
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Como Samkarshana en el ego y en los sentidos; y como Pradiumna en el Manas; por otra parte
también eres capaz de conocer Mi cuádruple manifestación externa.
Debe saberse que en ese Loto, que siempre ha existido, nació
Brahma; después de Brahma se originó Siva.
Después de Siva surgió Skanda. Esta es la cuádruple creación,
cuando el Sanátana Dharma corre peligro por la influencia de
los Daityas, Rakshasas y Danavas.
Entonces, ¡Oh Purísimo Aryuna!, para la restauración del
Dharma, Yo mismo encarno; y los yoguis me conocen por
medio del Yoga y no de otro modo.
Por la pureza del pensamiento y de la acción y por ardiente meditación, los Yoguis, siendo devotos
de Mí y fortalecidos por la amistad con lo Suddhas, obtienen el más elevado conocimiento.
Siendo así, mediante la trascendental comprensión espiritual, aquél de sentimientos abnegados, de
profunda devoción y ejecutando acciones impersonales obtiene la Realización, entrando en ese
estado en que no se aflige ni se regocija.” Es decir, vence la dualidad, ni agradable, ni desagradable, lo
que es, es.
El capítulo que acabo de leeros es el segundo, titulado:
NARA-NARAYANA DHARMA GITA en el GNANA-SHATKAD del SRI BHAGAVAD GITA, LA SINTETICA
CIENCIA DE LO ABSOLUTO
Y con esto, damos cumplimiento a esa celebración de Madame Blavatsky como decía que le hubiese
gustado que se realizara, no con pomposidades, pero sí, recordando el trabajo que había que seguir.
En este trabajo tenemos que darnos cuenta que hay almas anhelantes,
esperando, lo mismo que nosotros hemos estado, que se les aclarara el ¿qué
hago yo aquí? ¿de dónde vengo? ¿adónde voy? Lo mismo que nos ha
ocurrido a nosotros, les está ocurriendo a otros, y esas almas esperan.
Cuanto más nos orientemos al trabajo de servicio a la humanidad, antes se
elevará, antes progresará, antes se acelerará en su evolución y evitara más y
más sufrimiento. Por el contrario, cuanto más se retrase el trabajo, más se
agudizará el sufrimiento.
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Entonces, vale la pena celebrarlo ¿verdad? Tenemos que valorar, pues, lo que tenemos entre manos.
Además, en algún momento se nos presentará el transitar. ¿Cómo lo afrontaremos? Y en este caso no
voy a hablar en plural, voy a hablarme a mí
mismo, ¿Cómo lo afrontaré yo? En un principio,
como pueda, ésa va a ser la realidad. Pero si me
queda un tiempo desde hoy hasta el más hoy,
trabajaré para que el tránsito sea una
celebración. ¿Cómo lo haré? ¿He hecho lo que
tenía que hacer? Si he cumplido con lo que tenía
que hacer me vale; lo haya hecho más bonito o
menos bonito, eso ya no tiene ninguna
importancia, la cuestión es ser o no ser.
Tenemos que darnos cuenta de que la misma
Luz de Oriente es la Luz en Occidente. Durante un tiempo se preservó la enseñanza en Oriente, para
que Occidente hiciera un trabajo de aceleración a través de la ciencia; pero, llegado el momento, la
misma Luz tiene que irradiarse por todo el globo, por todo el planeta. La misma Verdad nos anima, la
misma dificultad, el mismo trabajo… Unos llegamos antes, otros en medio, otros por detrás; pero no
olvidemos que viajamos juntos, y como Blavatsky decía: “Si das la mano a tu hermano, recuerda que
diez malas hierbas de tu camino desaparecerán”. El único atajo progresivo, evolutivo, real, no es otra
cosa que servir. Cuanto más seamos Vida, más serviremos.
Pues bien, esto es lo que tenía que celebrarse.
Lo he puesto el dieciséis de Mayo porque era el primer día de
Mayo de este año para celebrarlo. Todos los años se realiza la
festividad del Loto Blanco.
En esta ocasión ha coincidido con las iniciaciones. Ya veis que todo
está sincronizado, que todo está dentro de un mismo orden. Nos
muestra y nos demuestra además, que estamos haciendo las cosas
como debemos. ¿Qué significa esto? Que hay un espíritu unitivo,
una vida en nosotros que mantiene la unión de los cuerpos y de las
células dentro de esos cuerpos. Si la vida se retira y no hay ese
espíritu unitivo los cuerpos se disgregan.
¿Quién somos? La Vida Sat. ¿Nos damos cuenta? Chit. ¿Lo disfrutamos? Ananda, bienaventuranza.
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Zestoa, 16/5/2011 9/9
La primera bienaventuranza del Sermón de la Montaña dice:
“Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de
los Cielos”.
¿Qué se entiende con eso? ¿Un pobre de espíritu es alguien que va por la
vida como que no se entera? ¡No! Es pobre porque, en su servicio, da a
los demás el conocimiento. Al dar se vacía, pero ¿qué le ocurre al
vaciarse? Que tiene que volver a llenarse constantemente con la acción. Y
cuanto más se vacía más tiene que dar. No queda otro remedio. ¿Por
qué? Porque “La mies es mucha y los obreros pocos”.
Con esto quiero terminar. El nombre de Madhava significa “hecho de
miel” (Cuánta mies ha trabajado, ¿verdad? Y cuánta trabajará) En la
medida en que nosotros podamos hacer miel y no sal, el Sanatana
Dharma prosperará más y más. Alcanzara a más y más almas. Eso
también es motivo de celebración. Vamos a ir cerrando, y lo haremos
como hemos empezado, con La Gran Invocación:
DESDE EL PUNTO DE LUZ EN LA MENTE DE DIOS
QUE AFLUYA LUZ, A LA MENTE DE LOS HOMBRES
QUE LA LUZ DESCIENDA SOBRE LA TIERRA.
DESDE EL CENTRO DEL CORAZÓN DE DIOS
QUE AFLUYA AMOR A LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES
QUE LA ENERGIA BÚDICA, KRISTICA, DESCIENDA SOBRE LA TIERRA.
DESDE EL CENTRO DONDE LA VOLUNTAD DE DIOS ES CONOCIDA
QUE EL PROPÓSITO GUÍE A LAS PEQUEÑAS VOLUNTADES DE LOS HOMBRES
EL PROPÓSITO QUE LOS MAESTROS CONOCEN Y SIRVEN.
DESDE EL CENTRO QUE LLAMAMOS LA RAZA DE LOS HOMBRES
QUE SE REALICE EL PLAN DE LUZ Y AMOR
Y SELLE LA PUERTA DONDE SE HALLA EL MAL.
QUE LA LUZ, EL AMOR Y EL PODER
RESTABLEZCAN EL PLAN EN LA TIERRA.
OM OM OM