charles stanley - trátelo con oración

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TRTELO CON ORACIN (Descubra la fuente del poder de Dios para la vida) Charles Stanley

Por qu tan a menudo los creyentes dejan de usar el don de la oracin que Dios les ha dado? A veces se preocupa en vez de orar? Trata primero de resolver sus problemas por su cuenta, y si no tiene xito acude a Dios? Es que en realidad no espera que Dios responda? O que tal vez no le guste la respuesta que l le d? O se ha desanimado con su propia persistencia en la disciplina de oracin, y se ha dado por vencido?

En esta obra clsica de gran xito, el doctor Charles Stanley lo exhorta a experimentar de nuevo su lnea de comunicacin con Dios. Descubra: Cmo orar con la seguridad de que Dios responder Por qu la oracin es el arma que ms teme Satans Por qu a veces parece que no reciben respuestas las oraciones de usted Cmo la oracin y la espera son inseparables Cmo orar eficazmente por los dems

El doctor Charles Stanley es el pastor principal de la Primera Iglesia Bautista de Atlanta, Georgia, una congregacin con ms de doce mil miembros. Tambin es maestro bblico de In Touch un programa nacional de radio y televisin. El doctor Stanley ha escrito varios libros, entre ellos Hay un hombre en la casa? Este libro tiene el propsito de que usted disfrute de su lectura y se beneficie de ella. Tambin est concebido para el estudio colectivo. EDITORIAL VIDA es un ministerio misionero internacional cuyo propsito es proporcionar los recursos necesarios para evangelizar con las buenas nuevas de Jesucristo, hacer discpulos y preparar para el ministerio al mayor nmero de personas en el menor tiempo posible. ISBN 0-8297-1906-7 Este libro fue publicado en ingls con el ttulo Handle With Prayer por Vctor Books. 1992 por SP Publications, Inc. Traducido por Luis Bernal Lumpuy Edicin en idioma espaol 1994 EDITORIAL VIDA Reservados todos los derechos

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NDICE 1. La revelacin de las cosas ocultas 2. La oracin con autoridad 3. La oracin y el ayuno 4. Una carga de oracin 5. La oracin contestada 6. Por qu no reciben respuestas nuestras oraciones 7. Cmo orar conforme a la voluntad de Dios 8. Tiempo de esperar y tiempo de actuar 9. La oracin por los dems 10. En la oracin est la accin 11. La lucha de la oracin A mi madre Rebecca, que me ense a orar.

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1. LA REVELACIN DE LAS COSAS OCULTAS Vino palabra de Jehov a Jeremas la segunda vez, estando l an preso en el patio de la crcel, diciendo: As ha dicho Jehov, que hizo la tierra, Jehov que la form para afirmarla; Jehov es su nombre: Clama a m, y yo te responder, y te ensear cosas grandes y ocultas que t no conoces (Jeremas 33:1-3). Mientras yo oraba una tarde de 1967, comenc a sentir como si Dios tuviera algo muy especfico que decirme. Cuanto ms oraba, tanto ms aumentaba la carga. Se lo dije a mi esposa, y decidimos tomar nuestras vacaciones antes de lo planeado y pasar el tiempo buscando la direccin de Dios. Nos fuimos a las montaas de Carolina del Norte durante dos semanas, dedicados a descubrir lo que Dios me estaba diciendo. Annie y yo pasamos la mayor parte del tiempo ayunando y orando. Esperbamos que Dios aadiera una solucin a la carga. Para nuestra sorpresa, l seal aspectos de nuestra vida que deban enmendarse. Esas dos semanas resultaron en un tiempo de purificacin espiritual y de preparacin para lo que vena. Regresamos a casa muy animados, pero todava inseguros. Las cosas mejoraron personalmente para nosotros, pero era como si hubiera un velo que me impeda conocer lo desconocido. Yo senta que la respuesta estaba cerca, pero todava fuera de mi alcance. Entonces una tarde poco despus de eso, estaba postrado sobre mi rostro delante del Seor y se descorri el velo. Dios quera que yo fundara una escuela. Titube ante la idea de dedicarme a semejante tarea; pero Dios puso en claro para m que sus instrucciones se deban obedecer, no slo considerar. l me revel las cosas ocultas cuando le ped que lo hiciera; me mostr las cosas que yo no conoca. Dios fue fiel, incluso hasta el punto de preparar mi corazn para lo que l iba a decirme. Dios desea que sus hijos conozcan lo desconocido. l quiere revelar las cosas ocultas. Sin embargo, muchas veces nos sentimos satisfechos con no saber, ya sea que no estemos dispuestos a dedicar el tiempo para esperar, o que no estemos seguros de que Dios desee siquiera que nosotros sepamos. Pero esa orden a Jeremas se refiere especficamente a esos dos problemas. Debemos clamar, debemos esperar una respuesta y debemos conocer lo desconocido. Examinemos los antecedentes de ese pasaje en Jeremas (33:1-3). Los babilonios marchaban hacia Jerusaln desde el este. Ya haban derrotado a los asirios, de modo que los pobladores de Jerusaln saban que no tenan ninguna posibilidad contra la superior fuerza militar del enemigo. Los lderes de Jerusaln consideraron que deban aliarse con los egipcios, lo cual era la accin lgica. Pero Jeremas les dijo: Dios dice que ustedes van a ir al cautiverio. Lo que en realidad deben hacer es salir y rendirse. Bueno, eso no era de ningn modo lo que tenan en mente los lderes. Ellos echaron a Jeremas en la crcel y se negaron a escucharlo. No debe sorprendernos la reaccin de ellos. Qu cree que haran los miembros de mi congregacin si el prximo domingo les dijera: Dios dice que los rusos van a destruir esta nacin. Debiramos rendirnos ahora y ahorrarnos algunas dificultades? Me expulsaran de la ciudad! Pero esa es exactamente la situacin en que se encontr Jeremas. A partir de su experiencia l nos da un pasaje (33:1-3) que nos ayuda a aprender a hablar con Dios. ANIMADOS A ORAR Hay tres cosas en este versculo que debemos entender. Lo primero es que Dios nos anima a orar: Clama a m. Como Jeremas estaba en la crcel, tena mucho tiempo

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para dedicarse a la oracin. Quizs a nosotros nunca nos pongan tras las rejas, pero Dios nos pondr en circunstancias y situaciones a fin de ensearnos a hablar con l. La mayora de las veces le decimos a Dios: Scame de aqu! Queremos eludir el sufrimiento y la dificultad. Cuando tropezamos con una prueba o dificultad, le pedimos a Dios que cambie nuestras circunstancias para que podamos servirle mejor y amarlo ms. Sin embargo, no podemos engaar a Dios ni sobornarlo con nuestras promesas. Jeremas ni siquiera le pidi a Dios que lo sacara de la crcel. Ms bien esper para ver lo que Dios le dira. Y qu respondi Dios? Clama a m, y yo te responder, y te ensear cosas grandes y ocultas que t no conoces (33:3). Lo que Dios hizo por Jeremas tuvo un mayor impacto que simplemente sacarlo de la crcel. Sin embargo, la mayora de nosotros no somos tan pacientes. Estamos ms dedicados a escapar de nuestras circunstancias que a descubrir qu grandes cosas quiere Dios ensearnos. Pero Dios nunca permite la dificultad sencillamente por el puro placer de la dificultad; siempre interviene un propsito superior. El problema es que no siempre podemos identificar el propsito superior de Dios en medio de nuestras pruebas. Es entonces cuando debemos ejercer nuestra fe esperando en su palabra para nosotros. Un buen amigo mo, que era corredor de bienes races, pas por un perodo de siete aos de bancarrota econmica. La prdida de su seguridad lo devast. Eso se convirti en el constante centro de sus pensamientos y oraciones. Por qu Dios no hace algo?, preguntaba l. Durante algn tiempo fue un enigma para nosotros dos. Sin embargo, despus de un intenso examen de conciencia, l comprendi que haba sustituido a Dios por la seguridad econmica en su vida. Dios quera que se le reconociera como la Fuente de todas las cosas en la vida de mi amigo. Cuando comenz a renovarse espiritualmente y a ceder sus derechos al Seor, obtuvo una nueva libertad en su actitud hacia el dinero. Comenz una nueva carrera y encontr una mayor bendicin econmica que nunca antes. Dios tena una leccin grande y oculta que ensearle a mi amigo; una leccin ms importante que mantenerlo tranquilo. Y Dios lo mantuvo intranquilo hasta que quit los ojos de sus circunstancias y busc la voluntad de Dios en el asunto. No es fcil esperar. A menudo dejamos de buscar el consejo de Dios y buscamos la direccin de amigos y seres queridos. Leemos libros, asistimos a seminarios y hablamos con otros tratando de averiguar lo que Dios quiere indicarnos. Por lo general, despus que hemos agotado todas las dems posibilidades, volvemos al Seor y esperamos en l. Al hacer eso le estamos diciendo a Dios: Ahora que he probado todo lo dems y he fracasado, he decidido que despus de todo te necesito a ti. Pero Dios quiere que acudamos primero a l. Dios quiere que busquemos su consejo y esperemos su palabra. l anhela que nosotros acudamos a l como un hijo acudira a su padre. Sin embargo, acudimos a l como ltimo recurso, como si no confiramos en l ni considerramos de gran valor su palabra. No obstante, l es la nica Fuente confiable de consejo que tenemos; es nuestro Amigo ms dispuesto y accesible. l nunca nos dar una seal de ocupado; pero repetidamente recibe seales de ocupado cuando trata de hablarnos a nosotros. Dios nos insta a orar porque sabe que a menudo estamos atrapados en crceles que hacemos nosotros mismos. No son crceles con barrotes y cerrojos, sino crceles intelectuales, crceles emocionales y crceles de malentendidos en las relaciones personales. Recuerde que la distancia ms corta entre un problema y la solucin es la distancia entre nuestras rodillas y el piso.

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RESPUESTA PROMETIDA En segundo lugar, Dios le dijo a Jeremas: Yo te responder. A veces hacemos compromisos que no podemos cumplir. Quiz lo hagamos sin intencin; sin embargo, a veces decepcionamos a quienes confan en nosotros. Pero cuando el Dios todopoderoso dice que l har algo, lo har. Dios dice que l no slo oir, sino que tambin responder nuestras oraciones. Eso nos lleva a una pregunta interesante. Siempre responde Dios a nuestras oraciones? O slo responde determinado tipo de oracin? Considere las peticiones que usted le ha hecho a Dios recientemente. Estn siendo contestadas? Cree de veras que sern contestadas? Es que la pregunta no es: Responde Dios la oracin? La verdadera pregunta es: Cmo responde Dios la oracin? Algunas veces l responde que s. Esa es por lo general la nica respuesta que omos. Si Dios responde positivamente, creemos que l contest. Si l dice no, pensamos que no hizo caso de nuestra peticin. LAS RESPUESTAS DE DIOS Cuando Dios responde a nuestras oraciones, responde que s, que no o que esperemos. Cuando responde que s, estamos dispuestos a gritar: Alabado sea el Seor! Le contamos a todo el mundo qu gran cosa ha hecho Dios por nosotros. Pero cuando Dios dice que no, nos resulta difcil encontrar razones para alabarlo. Buscamos el pecado en nuestra vida que impidi que l concediera nuestras peticiones, porque sin duda si hubiramos estado llevando una vida recta l habra respondido que s. Pero no hay prueba bblica alguna de que Dios responder positivamente todas nuestras oraciones slo porque estemos llevando una vida recta. Dios es soberano. l tiene el derecho de decir que no conforme a su infinita sabidura, sin considerar nuestra bondad. Tratamos de manipular a Dios mediante nuestra filosofa humanstica si entonces. Si llevamos una vida limpia, entonces Dios debe (creemos nosotros) concedernos la peticin de nuestro corazn. Pero semejantes intentos de manipular a Dios frustran todo el propsito del cristianismo, que es glorificarlo a l mediante nuestra dcil obediencia a sus deseos. Y adems, si nuestra bondad fuera el nico factor que Dios considerara, dnde encaja su gracia? Por lo visto, muchas veces su gracia es lo que hace que l responda negativamente. Dios slo dice no y espera cuando es lo mejor para nosotros (Ro 8:28). l lo hace muchas veces para nuestra proteccin. A veces Dios quiere responder nuestra oracin, pero el momento no es oportuno. Por ejemplo, muchas parejas que quieren casarse me vienen a pedir consejos. A veces les aconsejo que esperen. Algunos aceptan mi consejo, mientras que otros buscan consejo de quienes les dicen lo que quieren or. Usted y yo tenemos la misma eleccin una y otra vez. Esperaremos el momento oportuno que Dios escoja, o seguiremos adelante precipitadamente? No nos gusta andar esperando, sobre todo cuando parece que pudiera escaparse una oportunidad extraordinaria. No nos gusta orle a Dios decir que no, sobre todo cuando todo en nosotros dice s, s, s! A menudo tratamos de encontrar un versculo bblico y reclamamos lo que dice mientras continuamos nuestra oracin, esperando de algn modo cambiar la voluntad de Dios. Lo que en realidad estamos diciendo es: Dios, no me gust esa respuesta. Qu te parece si reconsideras mi punto de vista? Sin embargo, en lo profundo de nuestro corazn lo que en realidad queremos es la perfecta voluntad de Dios para nuestra vida. Y debemos recordar que la respuesta de Dios siempre es lo mejor de lo mejor para nosotros. El reclamar lo que diga un texto bblico no har que Dios cambie de parecer porque su Palabra no puede contradecir su voluntad. Si l dice que no, entonces la respuesta es no. Si l dice que esperemos,

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entonces debemos esperar. Dios est ms interesado en nuestro carcter, nuestro futuro y nuestra santificacin que en nuestra satisfaccin momentnea. Sus respuestas siempre son un acto de gracia, motivadas por su amor. NUESTRA REACCIN Nuestra reaccin a las respuestas de Dios revela una de dos cosas acerca de nosotros. Revelar un espritu rebelde o un espritu obediente. Al aceptar la respuesta de Dios, a pesar de que pudiramos no comprender, manifestamos un espritu obediente. Pero al rechazar su primera respuesta y al tratar de hacer lo que queremos mediante la manipulacin, manifestamos un espritu rebelde. Si rechazamos las respuestas de Dios cuando no estn en armona con nuestros planes, entonces estamos tratando de usar a Dios para nuestros propsitos. Pero si aceptamos sus respuestas sin importar cmo sean, l nos usar para su gloria. REVELADAS LAS COSAS OCULTAS Lo tercero que dice este versculo es: Te ensear cosas grandes y ocultas que t no conoces. Todos nos enfrentamos a decisiones que nos dejan desconcertados. Somos constantemente bombardeados con decisiones conyugales, decisiones laborales, decisiones familiares y decisiones econmicas, y todas ellas requieren atencin inmediata. En ese versculo Dios promete revelar la solucin para todas las decisiones de la vida. Sin embargo, muchos creyentes pasan toda su vida tomando decisiones basadas en su conocimiento, su opinin y su experiencia, sin comprender que algunas decisiones deben basarse en la sabidura divina y en la sabidura de Dios. Casi cualquier predicador puede preparar un sermn. Puede escribir un bosquejo, reunir algunos relatos y all va eso. Pero un predicador no puede recibir el mensaje de Dios para un pueblo hasta que espere en su consejo, hasta que busque el rostro de Dios, y hasta que Dios le d una palabra desde el cielo (Jer 23:21, 22). Ese mismo principio se aplica a la vida de cada creyente. Podemos pagar el precio que requiere el encontrar la voluntad de Dios en un asunto, o podemos tomar una decisin basada en lo que consideramos correcto. De cualquier manera, se tomar finalmente una decisin. Pero mientras que una decisin pudiera tener la aprobacin del hombre, la otra tendr la eterna aprobacin de Dios. A veces lanzamos una moneda al aire, espiritualmente hablando, y decimos: Seor, esto es lo que voy a hacer. Si es tu voluntad, bendcelo. Si estoy equivocado, entonces tendr mejor suerte la prxima vez. En vez de esperar, damos un salto adelante y esperamos que hayamos hecho lo debido. La cuestin es que los cristianos nunca tenemos que adivinar; podemos estar seguros. Dios quiere que conozcamos su voluntad sobre las cosas incluso ms de lo que queremos conocerla nosotros. Pero l no puede bendecir, y no bendecir, nada que hagamos que no sea conforme a su voluntad. Entonces a qu se refiere cuando dice: Te ensear cosas grandes y ocultas que t no conoces? Cada vez que clamamos a Dios, buscando su voluntad, hay dos cosas que l quiere revelarnos. l quiere revelarse a s mismo (Fil 3:7, 8), y quiere revelarnos lo que l puede hacer (Jn 15:16). Hay algo ms grande que buscar a Dios y conocer su poder? DEBEMOS BUSCAR SU ROSTRO Debido a que Dios quiere ante todo mostrarnos su rostro, y debido a que nuestra meta como cristianos es conocerlo, debemos comenzar nuestro tiempo de oracin dicindole algo como esto: Seor, gracias porque eres omnipotente. Gracias porque eres omnisciente, y porque sabes todo lo que voy a decirte. Gracias porque eres

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omnipresente, y no ests apartado de m. Al ir a tu presencia, inclino mi corazn y mi cuerpo delante de tu trono para darte gracias por tu santidad, tu perdn y tu misericordia. Te reconozco como el gran Creador, el gran Sustentador, el gran Amigo de la humanidad. Padre, vengo delante de ti, reconociendo tu grandeza y tu santidad. Me inclino delante de ti como tu hijo, sabiendo que eres ms que suficiente para satisfacer mis necesidades. Ese es el espritu con el que debemos ir delante de la presencia de Dios. Sin embargo, en vez de eso, acudimos a l ante todo con nuestras necesidades y por lo general no tenemos tiempo suficiente para nada ms. Nunca nos detenemos suficiente tiempo para reconocer que Dios quiere revelarse a s mismo cuando oramos. L NOS MUESTRA SU PODER Lo segundo que l desea mostrarnos es lo que puede hacer y est dispuesto a hacer. l lo muestra mediante su Palabra. Nos recuerda lo que ha hecho en el pasado. Nos da ejemplo tras ejemplo en la Biblia de cmo l satisface las necesidades de las personas y las protege. Y est dispuesto a hacer lo mismo por nosotros si slo se lo pedimos. La palabra ocultas en ese pasaje significa cosas que estn encerradas. Esa palabra se emplea cuando se mencionan las ciudades fortificadas. Dios est diciendo que, mientras oramos, nos revelar cuestiones que antes han sido un misterio. Eso tambin indica que algunas respuestas slo se encontrarn en la oracin, no en ninguna otra fuente; ni en los libros, ni en los amigos ni en los consejeros. Algunas cosas deben venir directamente de Dios, la Fuente de toda sabidura. Cuntas familias estaran hoy todava unidas si hubieran buscado las soluciones de Dios a sus problemas hogareos? Cuntos hijos e hijas estaran todava en el hogar si sus padres hubieran llevado sus dificultades al Seor? Pero a menudo nos negamos a aceptar las soluciones de Dios. Queremos soluciones rpidas a nuestros problemas. Sin embargo, Dios quiere hacer mucho ms que simplemente satisfacer nuestras necesidades y solucionar nuestros problemas. l quiere nuestro amor, quiere nuestro espritu, quiere nuestra vida. S, l nos anima a llevarle nuestras pruebas y nuestras aflicciones en oracin, pero slo despus que reconozcamos quin es y qu puede hacer. Slo entonces es que creemos que l responder nuestras oraciones. Slo entonces estamos buscando su rostro, y no simplemente su mano. Como pastor, muchas veces acudo a Dios en busca de respuestas que slo pueden encontrarse en l. A veces me revela algo para hoy y otras veces me revela algo que suceder la semana prxima o el mes siguiente. Pero nunca he acudido a Dios respecto a nada que l no respondiera de buena gana. No siempre responde mis oraciones de acuerdo con mi plan, pero siempre es puntual. All por 1969, mientras yo predicaba durante una semana de campaa evangelstica en Virginia, sent una vez ms que Dios tena algo especfico que decirme. Cada noche despus del culto me iba temprano a mi habitacin para orar. Una noche saqu un cuaderno de notas y trac un crculo con cinco lneas que salan de l. Al extremo de cada lnea, escrib una de varias cosas que pens que Dios pudiera estar tratando de indicarme. En la ltima lnea dibuj un signo de interrogacin, pensando quiz que era algo en lo que yo no haba pensado. La noche siguiente volv a mi habitacin con la misma carga. Mientras yo oraba y examinaba las posibilidades, Dios puso en claro que l iba a trasladarme. Le pregunt cundo, y me cruz por la mente el mes de septiembre. Eso ocurri en mayo de 1969, pero pens que l se refera a septiembre de 1970. Pocos meses despus, sin embargo, fue a verme un comit de plpito de la Primera Iglesia Bautista de Atlanta. El 30 de

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septiembre de 1969 me mud con mi familia a Atlanta. Dios me habl antes a fin de preparar mi corazn. l revel las cosas ocultas cuando le ped que lo hiciera. Sin considerar a qu circunstancias se enfrente, no hay conocimiento del que usted necesite alguna vez que no sea asequible ante el trono de nuestro Dios vivo, amoroso, santo y justo. l ha prometido revelarle las cosas grandes, desconocidas y ocultas que usted nunca podr entender de otra manera. Hay algunas cosas que usted jams podr conocer (Dt 29:29), pero todo el conocimiento que necesita tener est a su disposicin si se lo pide a Dios. Dios desea iluminarle la mente y el corazn hasta que est consciente de la mente de Cristo en usted. l quiere que usted le diga que no al mundo basndose en su fe en l. Cuando usted les habla de Cristo a los dems, siente una extraordinaria sensacin de poder. Ya usted no depende por completo de las circunstancias para que Dios le d lecciones. En su lugar usted aprende directamente de l mediante su Palabra. Usted tiene un renovado entusiasmo en su relacin con Dios, porque ha aprendido a escuchar cuando l le habla. OBEDIENCIA EXIGIDA Usted debe obedecerle hasta el punto de la obediencia absoluta sin considerar lo que l le pida. Por qu? Porque si Dios sigue respondiendo nuestras oraciones, y nosotros ponemos ciertas condiciones para obedecerle, entonces l no es nada ms que un rey mago o un gigante Santa Claus. Si siguiera bendicindonos a pesar de nuestra rebelda, estaramos usndolo para nuestros fines, no para los de l. La obediencia es indispensable. Si usted ha estado buscando la voluntad de Dios durante mucho tiempo y parece como que no ha logrado nada, examine su corazn. Considere si hay algn aspecto de su vida que no est rendido por completo a Dios. Al resolver ese asunto, usted se pondr en una posicin que le permitir a Dios bendecirlo. Cuanto ms rpido usted renuncie a su voluntad y busque la de Dios, tanto ms pronto l le mostrar lo que usted necesita saber. Como Dios nos da su Palabra para que la obedezcamos, no slo para que la consideremos, l tiene que estar seguro de que usted se haya sometido por completo antes que le revele sus secretos. Est usted ante una decisin en la vida que es demasiado grande para enfrentarse a ella? Est pasando por alguna dificultad que lo ha dejado confundido y desalentado? Dios dijo: Clama a m, y yo te responder, y te ensear cosas grandes y ocultas que t no conoces. Cuando se busca el rostro de Dios y se comprende quin es l y lo que puede hacer y est dispuesto a hacer, l disipar toda la bruma que rodea las circunstancias de usted. l le mostrar qu hacer. Est dispuesto a decirle que s a cualquier cosa que l exija? Si es as, ha dado el primer paso en aprender a hablar con Dios.

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2. LA ORACIN CON AUTORIDAD Cuando lleg la hora de ofrecerse el holocausto, se acerc el profeta Elas y dijo: Jehov Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que t eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respndeme, Jehov, respndeme, para que conozca este pueblo que t, oh Jehov, eres el Dios, y que t vuelves a ti el corazn de ellos. Entonces cay fuego de Jehov, y consumi el holocausto, la lea, las piedras y el polvo, y aun lami el agua que estaba en la zanja. Vindolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: Jehov es el Dios, Jehov es el Dios! (1 Reyes 18:36-39). Acab y Elas haban sido enemigos durante mucho tiempo. Por eso Elas desafi a Acab y a los profetas de Baal a una competencia. Les dijo: Averigemos quin tiene el verdadero Dios. Si el dios de Baal es Dios, todos debemos adorarlo. Si Jehov es Dios, entonces todos debemos seguirlo. Acab consider que eso era bastante justo y accedi a aceptar el plan de Elas. ste le orden que edificara un altar y buscara un apropiado sacrificio para su dios. Luego todos los profetas de Baal deban orar y pedirle a su dios que consumiera el holocausto con fuego. Entonces los profetas de Baal prepararon su altar y comenzaron a orar. No slo oraron, sino que gritaron frenticamente y se cortaron con cuchillos tratando de que su dios se revelara. Por ltimo, Elas se incomod, y comenz a ridiculizarlos. Se burl de ellos y les pregunt: Qu es lo que pasa? Est dormido el dios de ustedes? Est de vacaciones? Eso los agit an ms, pero no sucedi nada todava. Entonces Elas decidi que era su turno. Reconstruy un olvidado viejo altar de Dios y puso sobre l su sacrificio. Despus, para demostrar su verdad, hizo que se derramara un barril de agua sobre l. Eso se repiti dos veces, hasta que todo estuvo empapado. Satisfecho con el altar y el sacrificio, Elas or. Mientras todos estaban a la expectativa y escuchaban, Elas le pidi a Dios que le demostrara a toda la multitud que l era el Dios de Israel. No slo Dios consumi con fuego el holocausto, sino tambin la lea, las piedras y el polvo, y tambin el agua (1 Reyes 18:38). El Seor Dios se haba revelado. Esa es una hermosa demostracin de la oracin con autoridad. Elas no se escondi en ningn lugar tranquilo y tuvo una reunin de oracin y luego le dijo a todo el mundo que Dios haba contestado su oracin. Si lo hubiera hecho as, nadie le habra credo, y Dios no habra tenido la oportunidad de revelarse al pueblo. Cuando Elas erigi un altar delante de todos los profetas de Baal, y lo empap de agua, arriesg su vida y su reputacin. O Dios se revelaba, o se acusara a Elas de servir a un dios muerto. De modo que, con una sensacin de humildad y desesperacin, Elas clam a Dios, y Dios respondi con fuego desde el cielo. No haba nada secreto respecto a la fe de Elas. Como resultado, Dios mostr su poder sobrenatural pblicamente. Elas vio un sueo volverse realidad cuando el pueblo dijo: Jehov es el Dios! Elas supo entonces que haba cumplido su propsito. OTRO EJEMPLO Hace algunos aos, una organizacin misionera internacional estaba celebrando una conferencia de una semana para todos sus misioneros. Esa sera la ltima vez que muchos de esos misioneros podran salir de sus pases debido a la actitud antirreligiosa de sus gobiernos. Un misionero de Birmania, Ouan Lei, haba tratado durante casi un ao de obtener permiso para salir de aquel pas. Pero una y otra vez se le rechaz su peticin de visa.

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La primera noche de la conferencia, despus de todas las presentaciones preliminares, se puso de pie un misionero norteamericano y dijo que l crea que Dios deseaba que su amigo de Birmania estuviera en esa conferencia. Nadie dijo ni una palabra cuando aquel santo anciano comenz a orar. Comenz por atar a Satans. Luego le pidi a Dios que transformara la mente de los funcionarios que estaban a cargo de expedir las visas. l or durante unos veinte minutos y se sent. Despus de varios minutos ms de silencio, se reanud la conferencia. Como hora y media despus, una mujer lleg corriendo desde la cocina para anunciar que alguien haba llamado desde Birmania y que Ouan Lei acababa de recibir permiso para salir del pas. Al igual que Elas, aquel santo norteamericano saba cmo orar con la clase de autoridad que persuade a Dios. RECLAMANDO LAS PROMESAS DE DIOS Piense en todas las promesas que Dios ha hecho en las Escrituras respecto a la oracin contestada. Cuntas reclamamos diariamente? Por el contrario, nos quejamos de nuestras necesidades y de nuestros problemas. Andamos de puntillas alrededor de la sala del trono de Dios, teniendo miedo de pedir lo que de veras queremos. No acudimos a l teniendo en cuenta lo que dijo que hara. Acudimos a l irresolutos y con temor. Sin embargo, segn las Escrituras, debemos acercarnos a Dios confiadamente (Heb 4:16). Cuando salimos de nuestro lugar de oracin, debemos esperar las respuestas de Dios. l no quiere que deambulemos con actitudes de temor y duda, preguntndonos si l har algo en cuanto a nuestras peticiones. l nos ha dado un espritu de poder, no de cobarda (2 Ti 1:7). Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo segn nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerqumonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Heb 4:15, 16). Cristo es nuestro mediador con Dios. Nos acercamos a Dios basndonos en la justicia de Cristo, no en la nuestra. Por lo tanto, podemos acudir a Dios el Padre con la misma autoridad que lo hizo Cristo. Por eso es que podemos acudir a Dios confiadamente y con un sentido de autoridad. Debido a nuestra posicin en Cristo, podemos orar con autoridad, creyendo que Dios aceptar nuestras oraciones. EL EJEMPLO DE JOSAFAT Analicemos otro buen ejemplo de orar con autoridad. Josafat acababa de or la noticia de que una gran multitud marchaba contra l desde ms all de los mares para llevar al cautiverio al pueblo de Dios. La Biblia dice que Josafat tuvo miedo y convoc a toda la nacin al ayuno y a la oracin. Con desesperacin y temor, clam al Seor. En esencia, l or: Oh Dios del cielo, no eres t el Dueo de todas las naciones en la tierra? Nosotros no tenemos poder. No tenemos fortaleza alguna. Lo nico que podemos hacer es concentrar en ti nuestra atencin. (Vase 2 Cr 20:6-12.) Dios oy la oracin de Josafat e hizo que sus enemigos se destruyeran entre s. Elas y Josafat son dos ejemplos de hombres que se acercaron a Dios valerosamente, haciendo peticiones que permitiran que Dios se glorificara. Pero cun a menudo acudimos a Dios concentrndonos en nuestra propia sensacin de ineptitud e impotencia? Decimos: Oh Seor, t conoces mis necesidades. Espero que hagas algo al respecto. Eso no es orar con autoridad, sino con derrota.

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EL PODER Y LA AUTORIDAD DE DIOS EN NOSOTROS Orar con autoridad no quiere decir que vayamos a Dios con orgullo, haciendo lo que queremos a pesar de su voluntad. El concepto de autoridad significa algo totalmente distinto. Cristo dijo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra (Mt 28:18). El vocablo griego empleado aqu para potestad (exousia) significa que Cristo tiene el poder y la libertad para hacer cualquier cosa que l desee sin impedimentos. l tena poder ilimitado e ilimitada libertad para usarlo. Pero recibiris poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espritu Santo (Hch 1:8). La palabra empleada en este versculo se deriva de otro vocablo griego (dynamis). Significa tener la capacidad sobrenatural de Dios para producir algo en el nombre de Jesucristo. Cristo tena el poder de Dios con un carcter ilimitado, en tanto que nosotros tenemos el poder de Dios en conexin con el cumplimiento de su voluntad. As que, cuando Jess envi a los discpulos (Mt 28), ellos salieron con la confianza de que se les concedera todo el poder que necesitaban. Como Cristo tena todo el poder en el cielo y en la tierra, l poda darles ese mismo poder. Ambos tipos de poder se mencionan en Lucas 9:1. Habiendo reunido a sus doce discpulos, les dio poder [dynamis] y autoridad [exousia] sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Les dio el poder divino para cumplir la voluntad de Dios. En ese punto de su ministerio, recibieron el poder para hacer lo que Dios les haba mandado. Pero tener el poder no era suficiente. Deban tener la autoridad, o el derecho a reclamar su posicin de poder sobre todos los demonios y las enfermedades. Cristo les dio ese derecho. Cuando Dios nos da una misin, siempre nos prepara para llevarla a cabo. Dios ha provisto para nuestras necesidades antes que surjan siquiera las necesidades. Nuestro problema es que no aplicamos el poder y la autoridad que l ha puesto a nuestra disposicin. Como resultado, quedamos sin respuestas y frustrados en nuestra vida de oracin. Eso continuar hasta que hagamos la obra de Dios en el poder de Dios, no en el nuestro. Dios ha puesto en las manos de cada creyente el poder ms milagroso y sobrenatural que este mundo conocer jams. Sin embargo, todava llevamos una vida sin poder, pronunciamos oraciones sin autoridad y hacemos obras ineficaces. Como resultado, est dbil la iglesia. Y debido a que la iglesia est dbil, la nacin est dbil. Nunca realizaremos lo que Dios quiere que realicemos como un cuerpo, o como individuos, hasta que aprendamos a acudir a l reclamando el poder y la autoridad que nos ha concedido; un poder y autoridad que nos da el derecho y la capacidad para hacer las obras de Dios. Esa autoridad no nos autoriza a presentarle exigencias a Dios. Al estudiar las oraciones de Elas y de Josafat, notamos que ellos acudieron a Dios con un profundo sentido de humildad. Ellos se acercaron a l con confianza, pero no con orgullo. La humildad es indispensable si deseamos orar con autoridad. Humildad significa estar de acuerdo con Dios en cuanto a quines somos y qu podemos ser. La humildad elimina el concepto de que le digamos a Dios lo que hay que hacer. En realidad, estamos clamando desesperados para que l intervenga en nuestras circunstancias. Orar con autoridad es indispensable si hemos de hacer oraciones eficaces que le den a Dios la libertad de obrar. La oracin sin autoridad carece de urgencia, lo que permite que Satans nos desve. Sin urgencia, nos descorazonamos en nuestras oraciones. Lo ms insignificante se vuelve una excusa para desistir. Sin un sentido de urgencia, nuestra mente se divide fcilmente. Cuntas veces se ha encontrado usted diciendo palabras insensibles y vacas que sabemos que no pasan del techo? La falta de urgencia

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en la oracin le da a Satans el apoyo que necesita para desmoralizar y despiritualizar por completo nuestra vida de oracin. LA ORACIN: NUESTRO CAMPO DE BATALLA ESPIRITUAL Por qu Satans le da tanta prioridad a la destruccin de nuestra vida de oracin? Pablo escribi: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef 6:12). Los cristianos estamos en una lucha espiritual. La nica vez que Satans se preocupa por nosotros es cuando entramos en esa lucha. Ninguna otra cosa que hagamos es una gran amenaza para l. Satans sabe que la verdadera lucha espiritual se libra de rodillas. La oracin es el arma que ms teme; por lo tanto, es contra la oracin que l lanza su mayor ataque. Es de rodillas como se hace el mayor bien, y es de rodillas como enfrentaremos los mayores ataques. Hubo un perodo de mi vida en que cada vez que me arrodillaba para orar me quedaba dormido. A pesar de que hubiera dormido bien, yo no poda permanecer despierto cuando comenzaba a orar. Hice todo lo posible por no quedarme dormido, pero no me vali de nada. Yo no tena problema para estudiar, aun cuando me levantara temprano; pero no poda orar diez minutos sin caer rendido. Luch con eso durante casi un ao hasta que el Seor me revel el problema. Satans prefera que yo predicara o estudiara y no que orara. A l le encantaba que yo hiciera cualquier otra cosa que no fuera orar. Para estorbarme, me atacaba con un espritu de adormecimiento. Cuando comprend eso, le ped a Dios que derribara esa fortaleza de adormecimiento y la sustituyera con un espritu de agudeza mental. El problema desapareci de inmediato. Se reaviv la alegra de mi vida de oracin, ces la lucha con el adormecimiento, y una vez ms entr en el fragor de la lucha. Pablo le dice al creyente cmo prepararse para esa lucha espiritual (Ef 6:13-17). l pone en claro que toda la armadura es indispensable para poder estar firmes. Pablo saba que la oracin era mucho ms que acudir de prisa a Dios y presentar algunas rpidas peticiones. l la vea como una lucha y nosotros tambin debemos verla as. Es en la oracin dnde se ganan o se pierden las batallas. Por lo tanto, es indispensable que aprendamos a orar. Satans no slo ataca nuestra concentracin en la oracin, sino tambin nuestra fe. Cuando oremos sin autoridad, pueden infiltrarse las dudas. l har todo lo que pueda para aumentar nuestras dudas y destruir nuestra fe. Satans usa esas dudas contra nosotros diciendo cosas como sta: No puedes pedirle eso a Dios. Quin piensas que eres t? Eres un simple pecador. Qu te hace pensar que puedas molestar a un santo Dios con tus problemitas? El problema es que sin ninguna autoridad en nuestras oraciones, no podemos reprenderlo ni arrancarlo de nuestros pensamientos. De igual manera, la iglesia es impotente frente a los ataques de Satans a menos que vuelva a tener el poder y la autoridad de Dios en sus oraciones. A Satans le encantara que la iglesia siguiera de la manera que lo ha hecho en las ltimas generaciones, acercndose tmidamente a las puertas del infierno sin ningn poder eficaz. Pero la culpa la tenemos nosotros. Procuramos librar esa batalla en la carne, no en el espritu. Estamos librando una guerra espiritual sin poder espiritual, y estamos perdiendo. A Satans no le preocupa cuntas veces vamos a la iglesia ni cuntos himnos cantamos. No siente amenaza por nuestras organizaciones ni por nuestros complicados mecanismos. Pero cuando el pueblo de Dios cae de rodillas, y reclama el poder y la

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autoridad de Cristo, todo comienza a moverse en el cielo, y todo comienza a estremecerse en el infierno. NUESTRA RELACIN Hay cinco requisitos previos si queremos acudir a Dios con una sensacin de autoridad. En primer lugar, debemos tener una genuina relacin personal con Dios por medio de su Hijo Jesucristo. Como nuestra autoridad se basa en nuestra posicin en Cristo, debemos estar en l para recibir su autoridad. La salvacin es el primer paso. LOS PENSAMIENTOS DE DIOS En segundo lugar, debemos conocer los pensamientos de Dios (1 Co 2:11, 12). Esa es una de las principales razones de que Dios nos haya dado las Escrituras. La Biblia nos muestra los pensamientos de Dios en nuestro vocabulario. Cuanto ms saturemos nuestra mente con las Escrituras, tanto ms pensaremos como Dios. Su perspectiva de las cosas se convertir en nuestra perspectiva. Sus actitudes se volvern nuestras actitudes. Como resultado llega a ser ms fcil que nosotros conozcamos su voluntad, y conocer su voluntad es indispensable si hemos de orar con autoridad. Por qu? Porque si sabemos que estamos orando de acuerdo con Dios acerca de algo, tambin sabemos que es slo cuestin de tiempo hasta que l lo resuelva. Conocer su voluntad en nuestras oraciones nos da la confianza de que l est de nuestra parte. A veces nos encontramos con preguntas que no parecen tener respuesta en las Escrituras. Algunos problemas y circunstancias parecen tan extraordinarios que ni siquiera buscaramos una solucin en las Escrituras. Sentimos la necesidad de acudir a otra fuente. Pero no hay problemas extraordinarios. En algn lugar alguien se ha encontrado con una situacin similar, o una en la que intervienen los mismos principios. En las Escrituras Dios nos ha provisto de principios fundamentales para resolver cualquier situacin a la que nos enfrentemos. Pero depende de nosotros escudriar las Escrituras para descubrir lo que dice su Palabra. Otra manera en que Dios nos habla es mediante las oraciones de personajes bblicos. Busque una oracin que venga de acuerdo con su problema o necesidad en particular, y haga la oracin con sus propias palabras. Luego vea cmo Dios respondi esa oracin en la vida del que or. Pudiera ser una peticin de sabidura como la de Salomn, o un clamor de ayuda como en el caso de Josafat. Pero recuerde que el mismo Dios que satisfizo las necesidades de aquellos hombres tambin puede satisfacer las necesidades de usted. La clave es orar conforme a la voluntad de Dios. Para conocer su voluntad debemos conocer sus pensamientos. Para conocer sus pensamientos debemos saturar nuestra mente con su Palabra. Entonces comenzaremos a experimentar la autoridad de Dios en nuestras oraciones. UN CORAZN LIMPIO En tercer lugar, debemos tener un corazn limpio si hemos de orar con autoridad. No puede haber ningn pecado conocido en nuestra vida. Pecado quiere decir una lealtad dividida. Dios no confiar su autoridad y poder a nadie que no est totalmente entregado al propsito divino. Pero cuando pecamos, debemos confesar y arrepentimos. No slo as podemos recobrar el poder de Dios, sino tambin por un genuino espritu quebrantado y afligido por nuestro pecado. Una tarde una mujer y su esposo fueron a verme en busca de consejera matrimonial. Mientras describan sus problemas, se hizo evidente que la esposa estaba sufriendo de

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opresin satnica. Les dije lo que yo pensaba que era su problema y les ped permiso para orar por la liberacin y proteccin de la esposa. De inmediato ambos estuvieron de acuerdo, y entonces oramos. Tres das despus el esposo llam y me dijo que las cosas haban empeorado. Pareca no haber cambio alguno en su esposa, y ambos estaban desanimados. Eso me inquiet muchsimo. Por qu no respondi Dios mi oracin?, pens. Cuando comenc a meditar en las Escrituras, Dios trajo a mi mente una esfera de desobediencia de la que yo no me haba ocupado. Comprend que ese pecado haba anulado mi poder y autoridad para arrancar a Satans de la vida de aquella mujer. Arregl las cosas con el Seor y volv a llamar a la pareja para tener otra sesin de consejera. Cuando volvieron, oramos otra vez. En esa ocasin tuvo lugar una transformacin milagrosa. Ces de inmediato la excntrica conducta de la mujer, se disip su opresin, cambi su semblante y se restaur su compaerismo con su esposo. Pero no fue hasta que me ocup de mi propia vida que Dios tuvo la libertad para obrar en la vida de ella. A menudo Satans tratar de usar el pecado contra nosotros cuando oramos. Por eso no debemos seguir pensando en nuestros pecados una vez que se han confesado. Satans quiere que andemos sin rumbo sintindonos culpables e indignos. Pero es la justicia de Cristo la que nos permite el acceso al Padre. Es una justicia que viene de Dios mediante la fe (Fil 3:9). As que, una vez que hemos resuelto adecuadamente el problema del pecado, debemos olvidarlo. MOTIVOS PUROS En cuarto lugar, necesitamos motivos puros si vamos a orar con autoridad. Recuerda lo que dijo Elas? Seor, t sabes por qu hice esto. Yo soy tu siervo, y por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Cuando acudimos al Padre celestial, debemos saber con certidumbre que nuestros motivos son puros. Debemos orar conforme a la voluntad de Dios, no segn nuestros propios deseos egostas vestidos de textos bblicos inadecuados. Sin embargo, no toda peticin personal es egosta. La clave es haber entregado nuestra vida a Dios antes de comenzar a orar. De esa manera desearemos la voluntad de Dios ms que el asunto especial por el cual estamos pidiendo. Cuando Dios sabe que queremos ms que cualquier otra cosa que se cumpla su propsito, l puede confiarnos su poder. Pero mientras oremos con motivos egostas, no nos lo puede confiar. UNA CONFIANZA PERSISTENTE En quinto lugar, debemos tener una confianza persistente en la fidelidad de Dios. Eso significa que la persistencia de su Palabra se reflejar en la persistencia de nuestras oraciones. Debemos orar hasta que veamos una respuesta. Si de veras creemos que estamos orando conforme a la voluntad de Dios, entonces por qu dejar de orar antes de ver una respuesta? Muchas veces oramos fervientemente durante algn tiempo, luego perdemos inters y decimos: Bueno, supongo que no era la voluntad de Dios. Esa es una excusa para nuestra falta de importunidad. Pero si vamos a orar con autoridad, debemos proseguir en la lucha hasta que veamos la victoria. La oracin con autoridad es una verdad fundamental que debe aplicarse si hemos de aprender a hablar con Dios eficazmente. Es cuestin de reclamar lo que ya Cristo ha comprado y pagado en el Calvario. Cuando oremos con la autoridad que Dios nos dio, veremos nuestras oraciones convertirse en los medios eficaces que deben ser. Se transformar nuestra vida y la vida de quienes nos rodean. Se ha prometido su autoridad. Ahora debemos decidir si pagamos o no el precio necesario para hacerla parte de nuestra vida.

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3. LA ORACIN Y EL AYUNO Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendris recompensa de vuestro Padre que est en los cielos... Y cuando ores, no seas como los hipcritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa... Cuando ayunis, no seis austeros, como los hipcritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero t, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que est en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensar en pblico (Mateo 6:1, 5, 16-18). Cuando yo comenzaba el tercer ao de estudios en el seminario, el comit de plpito de una pequea iglesia de Carolina del Norte me hizo una invitacin para que fuera su pastor. Tambin se me ofreci empleo como profesor de un instituto bblico cerca de la iglesia. La iglesia me permitira ensear en el instituto mientras ejerca el pastorado. Nunca haba sido pastor. Aunque mis sentimientos eran variados, las abrumadoras emociones eran temor e insuficiencia. Mientras mi esposa y yo orbamos y hablbamos sobre esa oportunidad, mi lista de negativas creca cada da. La congregacin tendra que esperar siete meses por m, y para entonces pudiera haber encontrado a algn otro pastor que le gustara ms. Yo desconoca por completo los verdaderos problemas que enfrentaba un pastor. Adems, senta que los pastores que estudiaban en el instituto bblico no prestaran atencin a un graduado del seminario sin experiencia que les enseara homiltica (preparacin de sermones), predicacin (exposicin de sermones) y evangelizacin. Yo iba de un lado a otro: No, no puede ser la voluntad de Dios. S, debe de ser su voluntad; yo no ped esto. Durante varias semanas titube mi fe. Me estaba agotando mental, emocional y fsicamente. No poda captar con claridad la direccin del Seor. Entonces una maana estaba leyendo el libro de Daniel. Cuando comenc a leer el captulo nueve, recobr la esperanza. Saba que haba encontrado una manera de conocer la voluntad de Dios y estar seguro. Si Dios acept el ayuno de Daniel, por qu no aceptara el mo? Nunca antes haba ayunado. Cuando recuerdo el pasado, comprendo que nunca haba sentido la necesidad. Pero en aquella oportunidad yo estaba desesperado por la clara direccin de Dios. Despus de tres das de ayuno, confesando, escuchando y escudriando la Palabra, me sent limpio, podado, lleno y seguro de cul era el encargo de Dios. Ira con la seguridad de su ayuda divina. En junio del ao siguiente nos trasladamos a Fruitland, Carolina del Norte, para un ministerio apasionante que siempre ser un acontecimiento importante de mi vida. Porque fue el llamado a ese ministerio el que me revel mi necesidad de practicar los principios bblicos del ayuno. HISTORIA Siempre a lo largo de la historia una nueva sed de Dios ha despertado un renovado inters en el ayuno. Fue as en la vida de los santos del Antiguo Testamento tales como Moiss el legislador, David el rey, Elas el profeta y Daniel el vidente. Reformadores tales como Juan Calvino, Martn Lutero y Juan Knox practicaron el ayuno. As lo hicieron predicadores como Jonathan Edwards, Juan Wesley y Carlos Finney.

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Hay evidencias hoy de que otra vez una nueva sed por el Espritu est despertando la iglesia adormecida. Y una vez ms hay un creciente inters en la prctica del ayuno. DEFINICIN DEL AYUNO En primer lugar, definamos el vocablo ayuno. Es ms que simple sacrificio o abstinencia, pero incluye ambos. Es abstinencia con una meta espiritual en mente. El ayuno es abstinencia de cualquier cosa que estorbe nuestra comunin con Dios. Segn las Escrituras, el ayuno puede tomar varias formas. En primer lugar, hay ayuno de alimentos, que significa abstenerse de todo alimento, ilustrado por el ayuno de Cristo despus de su bautismo (Lc 4:2). En segundo lugar, hay un ayuno absoluto, que significa abstenerse de beber al igual que de comer. Eso se ilustra con el ayuno de Esdras cuando se entristeci por la infidelidad del pueblo de Dios en el exilio (Esdras 10:6). Una tercera forma de ayuno indica el mutuo consentimiento de los cnyuges para abstenerse de las relaciones sexuales. Eso es lo que sugiere la exhortacin de Pablo a los casados (1 Co 7:3-6). En Mateo 6, Jess habla de orar, dar y ayunar (v. 1-18). l insiste en que verifiquemos nuestros motivos. Debemos preguntarnos: Por qu estoy haciendo esto? No debemos hacerlo para que los dems nos vean. Tenemos que orar en secreto, no en pblico como los hipcritas. Tenemos que dar de tal manera que nadie sepa cunto damos. Y cuando ayunamos, debe ser algo entre nosotros y el Seor. Orar, dar y ayunar son actos personales de adoracin, y por lo tanto se deben hacer en secreto. Debemos hacerlos por amor a Dios, no porque anhelemos la alabanza del mundo. Si hacemos esas cosas por la alabanza del mundo, entonces esa es la nica bendicin que recibiremos. Cristo no dijo que debamos conservar nuestro testimonio para nosotros mismos, sino ms bien determinadas formas de adoracin; en este caso orar, ayunar y dar. Eso impedir que nos volvamos orgullosos y nos comparemos con otros creyentes. A lo largo de las Escrituras, se menciona el ayuno como una ayuda a la oracin. Antes que recibiera los Diez Mandamientos, Moiss ayun y or (x 34:28). David ayun para profundizar su propia relacin con el Padre (Sal 69:10). A menudo, cuando la nacin de Israel estaba siendo atacada, los lderes convocaban al pueblo a ayunar y a orar, pidindole a Dios que interviniera en favor de ellos (2 Cr 20:3). Daniel pas un prolongado perodo de ayuno y oracin para entender el plan de Dios en cuanto al retorno de Israel a Jerusaln desde el cautiverio babilnico (Dn 9:3). Despus de or la advertencia de Dios por medio de Jons, la nacin de Nnive comenz a ayunar y a orar, y Dios detuvo su juicio (Jons 3:5). Jess pas los primeros cuarenta das despus de su bautismo ayunando y orando, buscando la voluntad de su Padre (Lc 4:1-2). Cuando comenz la iglesia, los creyentes ayunaban y oraban. Antes de enviar a Pablo y a Bernab en el primer viaje misionero, ellos ayunaron y oraron (Hch 13:2-3). A lo largo de la Biblia Dios gui a su pueblo a ayunar y a orar. Y cada vez que el pueblo ayunaba y oraba, Dios puso en accin su poder sobrenatural para hacer lo que fuera necesario a fin de satisfacer sus necesidades. Ya fuera sabidura o la derrota de un enemigo, siempre Dios fue fiel para suplir. Como Dios honr tan poderosamente las oraciones de hombres y mujeres de la Biblia que ayunaron, debemos hacer del ayuno parte de nuestra vida tambin. Pero hay cuatro principios que debemos comprender si hemos de combinar eficazmente el medio del ayuno con nuestras oraciones.

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OBEDIENCIA Ante todo, el ayuno no anula nuestra responsabilidad de ser obedientes a Dios. No podemos ayunar y orar esperando que Dios nos bendiga cuando hay pecado conocido en nuestra vida. El ayuno no impresiona a Dios con nuestra espiritualidad hasta el punto de que l pase por alto nuestro pecado. Por el contrario, el ayuno genuino siempre har que examinemos nuestro corazn para estar seguros de que todo anda bien con l. Si Dios revela algn pecado en nuestra vida mientras estamos ayunando, debemos resolver eso de la manera que l exija. Eso pudiera significar una interrupcin en nuestro tiempo de oracin mientras arreglamos las cosas con alguien a quien hemos ofendido, o pudiera significar un compromiso a enmendar eso ms tarde. La cuestin es que Dios pudiera usar el ayuno para revelar el pecado, pero no lo podemos usar nosotros para encubrir el pecado. EL DOMINIO DE LOS APETITOS El segundo principio es que el ayuno pone nuestros apetitos fsicos bajo el control del Espritu Santo. Todos tenemos apetitos o instintos. El del hambre, el sexual, el de los impulsos afectivos, el de la necesidad de aprobacin y muchos ms. Dios nos ha dado esos instintos para que se satisfagan dentro de los trminos de su Palabra. Hay veces, sin embargo, en que debemos poner a un lado la satisfaccin de esos instintos para que busquemos a Dios con todo nuestro corazn. Cuando lo hacemos, llegamos al punto en que nuestro mayor deseo ser la serena comunin con el Padre. Podemos hablar con l con ms sinceridad y escucharlo con mayor atencin. Esos apetitos e instintos no son malos, aunque a menudo se piensa que lo sean. Son dones de Dios. Pero si se abusa de ellos pueden convertirse en maldiciones. Por eso es que deben mantenerse supeditados a nuestro deseo de Dios. Se nos dieron los instintos a fin de que nos sirvan. Pero cuando pierden el equilibrio, nos convertiremos en sus esclavos. Al ayunar, podemos restaurar el equilibrio que Dios se propuso originalmente. Como pastor, aconsejo a muchas personas que son esclavas de sus instintos. El problema ms comn es en la esfera de la lujuria sexual. Estoy atrapado. No puedo salvarme por m mismo. Por favor, aydeme. Tengo miedo de lo que yo pudiera hacer. Esos son los gritos de creyentes sinceros atrapados en la red de un deseo fuera de control: la lujuria. A menudo se requiere ms que leer la Biblia para ser liberado de semejante esclavitud. Deben cambiar los patrones de pensamiento. Se tiene que renovar la mente (Ro 12:1-2). Tiene que ponerse el instinto sexual bajo la autoridad del Espritu Santo. El ayuno es una ayuda divina para producir esa transformacin. Una tarde un joven entr llorando en mi oficina. Me cont de su larga e intil lucha contra la lujuria. Haba hecho todo lo posible por obtener la victoria, pero nada le dio resultado. Mientras conversbamos, lo exhort a que ayunara durante tres das. Le dije que se aislara y pasara su tiempo en dos actividades. En primer lugar, no deba orar: Oh Seor, aydame. Ms bien deba alabar a Dios y darle gracias por la victoria que estaba obteniendo cada momento. Sus oraciones deban ser positivas. En segundo lugar, deba llenar su mente de las Escrituras. Deba leer pasajes que trataran especficamente sobre su problema (1 Ts 4:1-7, G 5:16-18, Col 3:5). Tambin deba meditar en pasajes que le dieran seguridad de la presencia y del poder de Dios en su vida (Sal 57:1, 2). Luego lo exhort a que ayunara un da cada semana durante las tres semanas siguientes. Despus de eso, le dije que hablaramos otra vez. Volvi un mes despus. El ayuno haba sido una lucha para l, sobre todo el primer da. Cada hora sent la tentacin de rendirme me dijo, pero para la noche del

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segundo da, yo saba que la victoria era posible. Durante ese tiempo dijo haber experimentado absoluta liberacin de la lujuria, aunque nunca cesaron las tentaciones. Ese joven sali libre de mi oficina. Decidi seguir ayunando un da a la semana, como un recordatorio de lo que Dios haba hecho por l. Ahora sus oraciones estaban llenas de alabanza y accin de gracias porque Dios lo haba liberado de la esclavitud. Pudieran estar sin equilibrio uno o dos instintos de su vida? A veces pudiera ganar la lucha, mientras otras veces pierde. No es necesario mantenerse en esa situacin. Usted puede tener absoluta victoria si le permite a Dios que le ayude a poner todos sus instintos bajo el control del Espritu Santo. Cuando eso ocurra, usted descubrir la libertad que nunca pens que fuera posible. EL CONTROL DEL ESPRITU SANTO Un tercer principio es que el ayuno ayuda a poner nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones bajo el control del Espritu Santo. El ayuno nos permite pensar con ms claridad y rapidez. Como resultado, hay una nueva y constante conciencia de la presencia de Dios durante los tiempos de ayuno. Su presencia se hace ms notoria incluso en medio de nuestra rutina diaria. Durante los perodos de ayuno, nuestra mente tiene mayor agilidad para entender las cosas del Espritu. Eso es muy importante cuando estamos buscando su direccin para tomar una gran decisin. AYUDA EN LA ADORACIN Un cuarto principio es que el ayuno es una formidable ayuda cuando buscamos al Seor en adoracin. Qu sucedera si usted y yo comenzramos a ayunar los sbados antes de ir el domingo a la casa del Seor? Qu sucedera si toda una congregacin hiciera eso? El culto de adoracin sera un verdadero culto de adoracin. Cuando las personas comienzan a ayunar, a orar y a buscar a Dios, y l se convierte en la prioridad de su pensamiento, sentimiento y actividad, algo comienza a sucederles a esas personas y todos los dems que las rodean. Cuando Jess se refiri al ayuno, no dijo si usted ayuna, sino cuando usted ayune. Qu razones encontramos en las Escrituras para ayunar? DISCIPLINA EL ESPRITU El ayuno disciplina nuestro espritu hacia las cosas del Padre. Cuando lleg el tiempo en que Jess tuvo que buscar direccin en cuanto a su ministerio, l pas tiempo ayunando y orando. Durante cuarenta das y noches disciplin su espritu y su cuerpo a fin de buscar la voluntad de su Padre. Aunque Cristo estaba ms cerca de Dios que ningn otro en la tierra, consideraba necesario andar esa segunda milla. l saba que el ayuno lleva la relacin de uno con Dios a un punto en que se convierte en una prioridad absoluta. El ayuno nos permite disciplinarnos a nosotros mismos, y por lo tanto nos pone en una posicin por medio de la cual podemos alcanzar nuestra potencialidad mxima tanto mental como espiritualmente. Muchos creyentes no ven la necesidad del ayuno. Pero si Cristo lo consider necesario, entonces tambin ser necesario para nosotros. Si hemos de alcanzar nuestra mxima potencialidad, debemos saber lo que Dios necesita decirnos individualmente. Eso requiere oracin intensa. El ayuno intensifica la oracin, permitindonos llegar a lo ms profundo de nuestro espritu hasta que podamos comprender las cosas espirituales que de otro modo no pudiramos captar. Cuntas veces hemos dicho o hemos odo decir a otros: Ni siquiera s lo que estoy sintiendo. Parece que no puedo explicrmelo? El ayuno poda y desprende capa tras

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capa de sentimientos, actitudes y experiencias hasta que llegamos al corazn de lo que Dios est tratando de indicarnos. El ayuno es la disciplina del espritu. BUSCANDO LA VOLUNTAD DE DIOS El ayuno nos ayuda a encontrar la voluntad de Dios. Por ejemplo, digamos que usted est pensando en casarse. En realidad, no est seguro de que esa sea la voluntad de Dios, pero piensa que pudiera ser. Usted ha orado y ledo sobre el tema, y ha hablado con consejeros, pero todava est inseguro. Le sugiero lo siguiente. Pase tres das a solas postrado sobre su rostro delante de Dios, ayunando y orando en busca de direccin. Dgale que usted quiere que l le revele mediante su Palabra lo que usted debe hacer. Dios acepta esa clase de oracin. Mientras usted ayuna y ora, l le aclarar los ojos, los odos, el corazn y el espritu. La atencin de usted se volver hacia l y oir de Dios como nunca antes. Su direccin se volver clara, y usted podr seguir los planes de Dios con absoluta seguridad de sus bendiciones. Daniel comprendi ese principio. Luch por entender una profeca de Jeremas. l saba que haba algo que Dios quera que l supiera, pero no lo entenda con claridad. As que ayun y or delante del Seor. Renunci a la satisfaccin de ciertos apetitos fsicos a fin de averiguar lo que Dios estaba indicando. Necesitamos preguntarnos: Quiero alcanzar mi potencialidad para Dios, o estoy dispuesto a sentirme satisfecho slo con lograr algo espiritual? Deseo el aplauso y el elogio de quienes me rodean ms que la alabanza de Dios? Quiero satisfacer mis apetitos, o quiero cumplir la voluntad de Dios? Si observamos nuestro programa diario, veremos que nos consumen la satisfaccin de nuestros apetitos carnales ms bien que los espirituales. Entonces nos apartamos de Dios y nos quejamos de que l no nos habla. Parece como que est demasiado lejos. Si esperamos que Dios muestre su direccin y voluntad para nuestra vida, debemos ponerlo a l en primer lugar. A menudo eso significa poner a un lado la satisfaccin de nuestros apetitos fsicos para que podamos concentrar nuestra atencin en l. AYUDA EN EL ARREPENTIMIENTO El ayuno tiene tambin otro propsito. A menudo el ayuno est asociado con el arrepentimiento y la confesin personal. Por ejemplo, digamos que usted tiene un hbito que no puede vencer. Usted sabe que hay una verdad que lo har libre, pero por alguna razn no puede encontrarla. Lo ha intentado todo, pero todava no tiene la victoria. As que usted comienza a ayunar. Al principio es una lucha cuando Satans ataca con todo lo que l sabe que es eficaz contra usted. Le dice: De veras piensas que esto va a dar resultado? Qu va a pensar tu familia? Y adems, se supone que no se lo digas a nadie, pero ya todos lo saben. Ests perdiendo el tiempo. l sigue sin cesar, hasta que llega el momento en que Dios le revela a usted cmo ser libre. No todo ayuno ser tan difcil. Pero recuerde que cuanto ms cerca est usted de la victoria, tanto ms se esforzar Satans por desanimarlo. Si ha tratado alguna vez de ayunar y orar, y no ha logrado ser fiel a su cometido, entonces ha sufrido semejantes ataques. Pero a menudo no reconocemos a nuestro enemigo. Nos condenamos cuando en realidad debiramos alentarnos al saber que Satans est lo bastante preocupado como para molestarnos. Satans sabe que, cuando uno de los hijos de Dios se arrepiente con ayuno y oracin, Dios purificar a ese hijo y derribar las fortalezas. l sabe que cuando acudimos a Dios de esa manera, nos veremos desde una nueva perspectiva. Veremos el pecado, la iniquidad y la carnalidad en nuestro corazn como nunca antes los hemos visto. Por eso Satans hace todo lo que

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puede para impedir que tomemos demasiado en serio nuestro arrepentimiento y confesin. No hay ningn incidente en la Biblia de personas que ayunaran, oraran y se arrepintieran en que Dios no pusiera en accin su poder sobrenatural en la vida de ellos. Eso mismo sigue siendo cierto hoy. Si el cuerpo de Cristo ayunara y orara un da por semana, el poder de Dios se pondra en accin como nunca antes lo hemos visto. Se llenaran las iglesias. La gente no tendra apuro por irse de los cultos. Mediante nuestra confesin y nuestro arrepentimiento, le damos la libertad a Dios para que enve el avivamiento que este mundo necesita tan desesperadamente. No es necesario el ayuno cada vez que confesamos el pecado, pero sirve de seal exterior de genuino quebranto y afliccin por el pecado. Le muestra a Dios que tenemos ms inters en mejorar nuestra relacin con l que en satisfacer nuestros apetitos carnales. Est usted en un momento de la vida en que dice: Quiero ser todo lo que Dios quiere que yo sea, pero no me parece que las cosas salen como debieran? Siente como si hubiera algo que lo detiene a usted? Entonces lo exhorto a que pase un da a solas con Dios ayunando y orando. Dgale a su familia cules son sus planes sin hacer mucho alarde por eso. Si usted est teniendo algn tipo de problema familiar, pudiera ser una buena idea ayunar y orar con su cnyuge. Hasta pudiera incluir a toda su familia. De cualquier manera, Dios har algo sobrenatural en la vida de usted y en la de su familia. LA PROTECCIN DE UNA NACIN Con frecuencia la Biblia menciona el ayuno por la proteccin de una nacin. En 2 Crnicas 20, Josafat convoc a la nacin de Israel a un ayuno despus que supo que se acercaba un enemigo. Desesperado cay sobre su rostro y clam a Dios. Cuando termin, Dios habl por medio de un profeta que estaba en la asamblea. Dios le orden a Josafat que reuniera su ejrcito y se pusieran en marcha hacia la batalla, con el coro y la orquesta yendo delante. Usted puede imaginarse el asombro de los enemigos cuando sali primero el coro. Se asombraron tanto que se confundieron. Dios los derrot, pero no lo hizo de una manera natural y normal. Si Dios salva a este pas, lo har a su manera. Nos gustara ver a Dios salvar a nuestra nacin mediante el envo de un gran despertamiento espiritual, pero no sabemos cules son los planes de Dios. Sin embargo, s sabemos que Dios acepta el ayuno y la oracin en favor de las naciones. Si nos preocupamos por algo y sentimos la suficiente carga, nadie tendr que pedirnos que ayunemos. Ni siquiera ser un esfuerzo. Mi preocupacin es sta: Hasta dnde llegaremos como nacin antes que los cristianos al fin despierten y vean lo que est pasando? Hasta dnde iremos antes que ayunemos y oremos regularmente por la liberacin divina? Creo que l est esperando por nosotros. Sin embargo, al igual que Josafat, debemos reconocer nuestro peligro y nuestras debilidades, y entonces reconocer a nuestro Libertador. LA REALIZACIN DE LA OBRA DE DIOS Tambin se menciona el ayuno en las Escrituras con relacin al inters de las personas por realizar la obra de Dios. Considere el ejemplo de Nehemas. Mientras serva de copero del rey, supo la noticia de que los muros de Jerusaln estaban derribados y las puertas quemadas. l escribi: Cuando o estas palabras me sent y llor, e hice duelo por algunos das, y ayun y or delante del Dios de los cielos (Neh

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1:4). Los versculos del cinco al once son una crnica de su oracin. l ayun y or mientras mantuvo su carga para s mismo. Un da el rey le pregunt a Nehemas: Por qu est triste tu rostro? (2:2). Entonces Nehemas temi, porque era impropio mostrar afliccin en la presencia del rey. Se supona que la gente estuviera alegre para mantener al rey de buen humor. Sin embargo, la afliccin de Nehemas era demasiado profunda para ocultarla, de modo que le habl al rey acerca de su pueblo y de su desesperada situacin. Describi el estado de la ciudad y de los muros. Entonces el rey pagano le pregunt a Nehemas cmo poda ayudarlo. Aunque su oferta lo tom por sorpresa, Nehemas le dijo cunto deseaba regresar a Jerusaln para reedificar los muros. El rey fue fiel a su palabra, y permiti que Nehemas volviera a Jerusaln. Pero junto con l envi todos los materiales necesarios para reparar los muros y las puertas. Luego, para dar una ayuda completa, envi una escolta de su propio ejrcito para custodiar a Nehemas. Esa es una perfecta ilustracin de lo que ocurre cuando el pueblo de Dios ayuna y ora por una preocupacin por la obra de Dios. En la actualidad, sin embargo, a menudo tratamos de hacer la obra de Dios con nuestras propias fuerzas. Usamos los recursos del mundo para financiar la obra de Dios y los principios del mundo para mantener su obra. Pero Dios nos advierte que no nos conformemos a la manera en que el mundo hace las cosas. Ms bien debemos emplear sus principios. Qu habra sucedido si Nehemas hubiera tratado de desarrollar un plan para reedificar los muros sin esperar en Dios? Dnde podra haber conseguido un esclavo todo ese dinero? Y cmo habra salido de la ciudad sin ser capturado? Y aun cuando hubiera podido llegar lejos, habra corrido el riesgo de ser capturado otra vez y de ser puesto en la crcel. En otras palabras, la obra de Dios nunca se habra hecho... por lo menos no por medio de Nehemas. Me pregunto cunto de la obra de Dios nunca se hace, o se demora, como resultado de nuestra opinin equivocada. Cuando hacemos la obra de Dios a la manera de Dios, la hacemos en el poder de Dios. En su poder lo imposible se vuelve realidad. Somos sencillamente instrumentos a fin de ser usados para la gloria de Dios. Dios quiere que nos ocupemos en la salvacin de las almas, porque es la responsabilidad de cada creyente. La iglesia del Seor Jesucristo es ms grande y ms rica de lo que ha sido antes. Sin embargo, estamos quedndonos cada vez ms a la zaga en nuestro llamamiento a cumplir la Gran Comisin. Por qu? Porque en algn punto del camino perdimos nuestra dependencia del Espritu Santo, y hemos tratado de ganar al mundo mediante lemas ingeniosos, discursos persuasivos, emociones manipuladas y artimaas intiles. Pero eso no da resultado. DESPERTAMIENTO ESPIRITUAL Creo que Dios quiere enviar un despertamiento espiritual a esta nacin, pero no lo enviar hasta que l sepa que estamos preparados. Debemos dejar de confiar en nuestra fortaleza y en nuestros recursos, y comenzar a suplicarle a Dios mediante el ayuno y la oracin que nos enve su uncin. Slo entonces estaremos preparados para hacer su obra. Y slo entonces Dios enviar un avivamiento a nuestro pas. Sin embargo, todava no estamos lo bastante desesperados. Todava tenemos la idea de que podemos tener un avivamiento sin hacer un gran sacrificio personal. Como ciudadanos y como nacin tenemos que confesar y arrepentirnos de esa actitud de orgullo. Tal autosuficiencia impide que Dios realice su obra por medio de nosotros. Antes de las elecciones de 1980, los miembros de nuestra iglesia dedicaron un perodo de diez das para ayunar y orar. La idea era tener a alguien ayunando y orando

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veinticuatro horas al da durante esos diez das. Una pareja entendi mal el anuncio y pens que deban ayunar durante los diez das, y as lo hicieron! Cuando se enteraron de su error, fueron a decirme lo que haba sucedido. Estaban rebosantes de alegra. Ambos dijeron que fue la ms grandiosa experiencia de su vida. Dijeron que Dios us ese tiempo para sealar algunos pecados ocultos en la vida de ellos que haban estado afectando su matrimonio. l purific la vida de ellos y renov la relacin del uno con el otro. Estaban entusiasmados en hacerlo de nuevo. Dios quiere hacer una obra sobrenatural en la vida de usted y en la de su familia. Quiere que usted tenga lo mejor de l. Mi oracin es que usted le permita a Dios que ejerza su poder por medio de la vida de usted de la manera que l lo considere apropiado. Lo ms probable es que tenga que hacer alguna clase de sacrificio; tal vez mediante la oracin y el ayuno. Pero hay algn precio demasiado grande cuando consideramos lo que Cristo hizo por nosotros?

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4. UNA CARGA DE ORACIN Palabras de Nehemas, hijo de Hacalas. Aconteci en el mes de Quisleu, en el ao veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Jud, y le pregunt por los judos que haban quedado de la cautividad, y por Jerusaln. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, all en la provincia, estn en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusaln derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando o estas palabras me sent y llor, e hice duelo por algunos das, y ayun y or delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehov, Dios de los cielos, fuerte, grande y terrible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; est ahora atento tu odo y abiertos tus ojos para or la oracin de tu siervo, que hago ahora delante de ti da y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; s, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moiss tu siervo. Acurdate ahora de la palabra que diste a Moiss tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersar por los pueblos; pero si os volviereis a m, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersin fuere hasta el extremo de los cielos, de all os recoger, y os traer al lugar que escog para hacer habitar all mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehov, est ahora atento tu odo a la oracin de tu siervo, y a la oracin de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen xito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varn. Porque yo serva de copero al rey (Nehemas 1:1-11). Un amigo me cont algo que ocurri mientras l pastoreaba una iglesia en Miami: Un lunes como a las cuatro de la tarde, una mujer de su congregacin estaba preparando la cena cuando de repente se sinti preocupada por mi amigo Jack. Ella trat de quitarlo de su mente, pero por alguna razn no poda dejar de pensar en l. As que sali de la cocina, fue a su dormitorio y comenz a orar. Mientras oraba comenz a llorar. Ella le suplic a Dios que lo sostuviera a l en esa crisis, cualquiera que fuera. Eso continu durante treinta minutos. Luego, tan de repente como lleg, la carga la dej. Ella volvi a su tarea en la cocina y no pens en eso hasta el domingo siguiente, cuando vio a Jack en el templo. La mujer le cont a Jack lo que haba sucedido y le pregunt si algo andaba mal. Con una mirada de asombro, l le cont su experiencia asoladora. Ese mismo lunes Jack estaba volando en su propio avin de un solo motor desde Miami hasta Fort Pierce, Florida. Como estaba apurado, no verific si tena suficiente combustible. Casi a medio camino de Fort Pierce, el motor comenz a chisporrotear y finalmente dej de funcionar. Jack mir su reloj. Eran las cuatro de la tarde. Cuando su avin estaba perdiendo altura, Jack comenz a orar y a buscar un lugar para aterrizar. Pero no haba un lugar apropiado a la vista. Cuando se preparaba para un aterrizaje de emergencia, Jack avist un campo de cultivo que acababa de ser arado y desbrozado para sembrar. Para entonces su avin estaba perdiendo altura rpidamente y el campo estaba distante todava. Jack saba que el resultado de esa situacin estaba por completo en las manos del Seor. Jack logr llegar al campo. Cuando al fin el avin se detuvo, la parte delantera del aparato qued descansando cmodamente contra un rbol. Ni Jack ni su avin sufrieron

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dao alguno. Mientras daba gracias a Dios por haberlo salvado, Jack mir su reloj. Eran las cuatro y media. Cuando Jack termin de contar lo que haba sucedido el lunes anterior, l y la mujer tenan lgrimas en los ojos. Ella haba sido un instrumento de Dios en una crisis. l haba sido el centro del amor y el cuidado de Dios. Juntos fueron ejemplo de cmo Dios usa las cargas de oracin para cuidar de aquellos a quienes ama. Es probable que el orar con una carga sea el aspecto ms descuidado de la oracin. Como resultado, a menudo hacemos oraciones sin cargas. Repetimos las mismas viejas peticiones una y otra vez, pero sin sinceridad ni sentido de urgencia. Para ilustrar el principio de orar con una carga, volvamos a la historia de Nehemas. Nehemas era un esclavo en Babilonia, que le serva de copero al rey. Todo anduvo muy bien hasta que algunos de sus amigos de Jerusaln fueron a Babilonia y le contaron sobre la terrible situacin de la ciudad. l sinti la carga, y llor y se afligi. EL ORIGEN DE UNA CARGA Segn las Escrituras, las cargas tienen uno de tres orgenes. Algunas veces sentimos una carga como resultado del pecado no confesado. La manera de resolver eso es sencillamente confesar el pecado y no detenerse. A veces sentimos cargas por causa de actitudes negativas. Esas actitudes pueden ser nuestras, o actitudes de alguien hacia nosotros. De cualquier manera, la opinin equivocada puede convertirse en una carga innecesaria, que finalmente conducir a la ruina. En otras ocasiones Dios nos da una carga. Una carga de Dios es un peso en el corazn y en el espritu; es una expresin de la preocupacin de Dios en cuanto al pecado en la vida de una persona o a una necesidad especial que ella pudiera tener. Su principal funcin es hacer que doblemos nuestras rodillas delante del Seor, orando conforme a su voluntad. Hay varios aspectos de una carga de oracin que debemos entender si hemos de reconocer que una carga es de Dios y si hemos de reaccionar debidamente ante ella. Una vez que tengamos esos principios clave arraigados en nuestra mente, veremos frutos duraderos como resultado de las cargas que Dios nos da. Una carga de Dios siempre est orientada hacia una necesidad especfica, hacia algo o alguien que necesita cambiar. La carga pudiera llegar como resultado del pecado en la vida del que tiene la carga, o pudiera ser por causa del pecado en la vida de un amigo. En el caso de Nehemas, la carga fue resultado del quebranto de Dios por la triste situacin de Jerusaln porque l quera que cambiaran aquellas circunstancias. PRUEBA DE LOS PROPSITOS DE DIOS Cuando Dios pone una carga de oracin en nuestro corazn, se propone hacer algo sobre el asunto por el que nos ha dado la carga. Si Dios pone una carga en el corazn de usted en cuanto a alguien que est perdido, eso es prueba de que l tiene el propsito de salvar a esa persona. A menudo Dios usar a la persona a quien le da la carga para ayudar a cumplir su voluntad. Si Dios le da la carga de orar por alguien que tiene necesidades econmicas, es probable que quiera que usted contribuya a satisfacer esa necesidad de una manera material as como mediante la oracin. La oracin siempre comienza con Dios. Por ejemplo, digamos que Dios ve que usted tiene una necesidad. Dios comienza a buscar a alguien que est dispuesto a recibir la carga. Pudiera escoger a un buen amigo de usted o a alguien a quien ni siquiera conoce. De cualquier manera, l busca a alguien que est llevando una vida obediente y piadosa; alguien en quien l pueda confiar que prosiga su objetivo una vez que reciba la carga.

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Cuando l encuentra a alguien y le da la carga, esa persona comienza a preocuparse por usted. Dios aumenta la carga y su intensidad hasta que sta se vuelve muy real y esa persona comprende la importancia de su sensibilidad a la voluntad de Dios. Comienza a interceder por usted como el Seor la gua. Eso le da a Dios la libertad de obrar para responder sus oraciones, y l satisface la necesidad de usted. Pudiera ser por medio de la persona que est orando o por algn otro medio. CMO FUNCIONA En esencia, ese proceso funciona como un tringulo: Dios pone una carga en el corazn de la persona A; la persona A ora por la persona B; Dios satisface la necesidad de la persona B; y la persona A es bendecida al ver una respuesta a la oracin. A menudo, cuando Dios satisface nuestras necesidades, tenemos la impresin de que fue resultado de nuestras oraciones solamente. Pero nunca sabemos a quin Dios le ha dado la carga por nosotros. Cuando lleguemos al cielo y veamos quines estuvieron orando por nosotros, y cundo oraron ellos, nos sentiremos sorprendidos y humillados. Nadie es autosuficiente; todos necesitamos de las oraciones de los dems. Pero por qu tiene Dios que usar ese tringulo de oracin para cumplir su voluntad? l puede responder las oraciones sin ayuda exterior, no es as? Si Dios ve mi necesidad, por qu debiera molestar a otra persona con eso? Por supuesto que Dios pudiera hacerlo todo sin nosotros! Pero ha escogido ese mtodo para permitir que seamos bendecidos al verlo obrar en la vida de los dems. l quiere que intervengamos en los asuntos de los dems de una manera espiritual: amndonos y alentndonos unos a otros. Dios usa ese tringulo para unirnos. l permite que seamos parte de la bendicin de otra persona al hacernos participar en la respuesta a la oracin. Esa es la mdula misma de una carga de oracin. CMO SE COMUNICA UNA CARGA Sabemos que todas las verdaderas cargas de oracin vienen de Dios, pero cmo nos comunica Dios sus cargas? Muchas veces l usar algo que alguien diga. En otras ocasiones Dios pudiera hablarnos directamente mediante su Palabra o de alguna otra manera cuando estamos callados y escuchando. A las ocho de la maana un hombre me llam y me dijo: Charles, he titubeado antes de llamarte porque no saba cmo reaccionaras a lo que voy a decirte. Dios me dijo que te llamara y te dijera que canceles todo lo que tienes planeado para el da y que pases el tiempo orando. Mi primera reaccin ante la llamada de mi amigo fue seguir en mi trabajo como de costumbre y planear otro da para la oracin. Pero Dios confirm sus instrucciones en mi corazn de un modo tan enftico que yo no poda resistir con una limpia conciencia. Llam a mi secretaria y le dije que cancelara todo en mi plan de trabajo para aquel da. Luego fui a mi estudio y pas el da sobre mis rodillas. Tan pronto como comenc a leer las Escrituras, era como si cada versculo dijera: Querido Charles. Yo saba que Dios tena algo especial para m. Pasaron varias semanas antes que Dios me revelara lo que estaba diciendo; pero creo que la chispa fue aquel da de ayuno y oracin. Y todo comenz porque me comunic su inters por mi necesidad mediante el inspirado consejo de un amigo. Creo que Dios pudo habrmelo dicho directamente, sin la intervencin de otra persona; pero en este caso l opt por usar a un amigo. El Seor debe de haber sabido que yo no estaba escuchando o que mis planes estaban tan organizados que se necesitaba algo extraordinario para atraer mi atencin. Pero tambin Dios saba que ese episodio fortalecera y profundizara mi relacin con mi amigo.

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Sin considerar cmo recibimos una carga de oracin, es definitivamente de Dios. Pudiera llegar como un repentino peso en el corazn, o gradualmente, aumentando en intensidad. Algunas cargas llegan de ambas maneras. Tenga cuidado de no confundir una carga con algn problema fsico o emocional. A veces una carga agotar de tal modo a una persona que llegue a pensar que se trata de un caso de depresin. Pero en vez de deprimirnos, tenemos que doblar nuestras rodillas. EL PESO DE UNA CARGA El siguiente aspecto de una carga de oracin que debemos comprender es el peso de una carga. En el caso de Nehemas, la carga era tan grande que hizo que l llorara y se afligiera. En realidad, apenas poda dedicarse a sus responsabilidades. Y cuando lo haca, su rostro estaba tan triste que el rey lo not. No todas las cargas nos infligirn un dolor tan grande, pero algunas harn que lo detengamos todo. Cuando la carga es demasiado pesada, por lo general Satans se apresura a decirnos que nos libremos de ella y sigamos andando. Ests demasiado ocupado para preocuparte por eso ahora, dice l. Pero a pesar de nuestras apremiantes responsabilidades, debemos dedicar tiempo a alejarnos y pasar algunas horas o das a solas con Dios en oracin. No todas las oraciones requieren das o siquiera horas de oracin; algunas cargas pudieran ser por algo que Dios quiere que usted haga en ese momento. Por ejemplo, l pudiera poner en usted la carga de llamar a un amigo o darles algo a los pobres. Ese tipo de cargas pudieran comprenderse de inmediato sin un largo proceso de bsqueda de Dios. Pero tenemos que estar dispuestos a pasar ms tiempo con Dios cuando sea necesario. ES IMPORTANTE EL MOMENTO OPORTUNO Una vez que usted haya decidido dedicar tiempo para buscar al Seor, Satans lo tentar para que lo posponga. Pero escoger el momento oportuno es importante cuando se ora por un asunto. Hace pocos aos, durante unas vacaciones de verano, mi hijo y algunos amigos iban en una balsa por un ro de Carolina del Norte que tena algunos rpidos. Mientras estaban en el ro, tuvieron que participar en el rescate de otro grupo de balseros que haba perdido el control de su balsa y que era arrastrado por la corriente hacia la parte ms peligrosa del ro. Durante el rescate, un muchacho que trat de cruzar a nado el ro se hiri la rodilla y fue llevado al hospital. Aquella noche, cuando el grupo regresaba, la madre de una de las muchachas pregunt si todo el mundo estaba bien. Su voz mostraba tal inquietud que era obvio que haba estado preocupada. Despus de preguntrsele por su inesperada preocupacin, ella explic que durante el da el Seor haba puesto una carga en su corazn de que orara por la seguridad del grupo. Mientras oraba, el Seor le revel que haba habido algn accidente y que alguien se haba herido una pierna. Esa madre sabia conoca la importancia del momento oportuno al orar por un asunto. Le permiti a Dios que intercediera por medio de ella durante el tiempo de crisis. Dios us sus oraciones para evitar que una mala situacin se volviera aun peor. PREOCUPACIN VERSUS CARGA En este punto, debemos distinguir entre una preocupacin y una carga de oracin. Una preocupacin es egocntrica, mientras que una carga se concentra en Dios. La preocupacin concentra nuestra atencin en nuestras circunstancias; Dios quiere que nuestra atencin se concentre en l. En realidad, l nunca quiere que nos concentremos en la persona ni en el asunto de la carga.

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La intensidad de una carga estar determinada por dos factores: la magnitud de la situacin que Dios quiera resolver y la urgencia con que Dios quiera resolverla. Cuando mi amigo me llam me dijo: Esta maana t vas a comenzar orando. De inmediato me sent sobrecogido con un tremendo sentido de la presencia de Dios y de un temor reverente ante la carga que Dios estaba poniendo sobre m. Dios quera que yo hiciera algo de inmediato. En el caso de Nehemas, la magnitud de lo que deba hacerse hizo que esa carga fuera pesada. Tena toda una ciudad que reconstruir sin tener idea de cmo deba reconstruirse. A veces la urgencia de algo es importante porque Dios ve que estamos a punto de caer por un despeadero. Vamos en una direccin determinada en la vida y todo marcha bien. Entonces de repente sentimos que algo no anda bien. Dios pone una carga en nuestro corazn. Sentimos que l nos trastorna y nos hace sentir inseguros acerca de las cosas. Examinamos nuestra vida en busca de pecado. No encontramos nada, pero todava algo anda mal. Es cuando debemos detenernos y preguntar: Seor, qu tratas de decirme? Slo cuando lo detenemos todo y nos sosegamos, le damos a Dios la oportunidad de decirnos la carga que ha puesto en nosotros. Dios nos revelar si estamos corriendo en la direccin equivocada. l nos revelar la direccin en la que debemos ir. As que, adems de hacer que intervengamos para bien en la vida de los dems, se pudiera poner una carga de oracin en nuestro corazn para impedirnos que tomemos una decisin equivocada. LA DURACIN DE UNA CARGA Algunas cargas duran ms tiempo que otras. La duracin depende de la magnitud de la carga y de nuestra reaccin a lo que Dios est indicando. A veces repelemos una carga, lo cual hace que Dios contine mantenindonos en una posicin en la que escuchemos. No debemos olvidar que cada carga que Dios pone en nuestro corazn sobre una situacin especial es prueba de que ya l est obrando. Esa realidad debe animarnos a orar con fe perfecta. Una carga es una promesa de la mano de Dios en un asunto en particular. Dios hace su obra primordialmente mediante las oraciones de sus hijos. Al darnos una carga, l nos da la oportunidad de desarrollar nuestra fe. Cmo? Permitindonos orar por algo que l ya ha comenzado a contestar. Cuando Dios pone una carga en nuestro corazn y nosotros oramos por ella fielmente, se pueda dar por contestada nuestra oracin. No es necesario orar: Si es tu voluntad. Sabemos que es su voluntad, sencillamente porque l ha puesto la carga en nuestro corazn. Ha habido veces en que Dios ha puesto una carga en mi corazn que ha durado durante varios meses. En otras ocasiones las cargas han durado slo algunas horas. Si Dios exige un cambio radical en mi vida, la carga permanecer conmigo hasta que se realice el cambio. l mantendr la carga hasta que me concentre en l y busque su direccin. La carga de Nehemas dur mucho tiempo, tanto tiempo que haba afectado su apariencia fsica. Pero aunque Nehemas haba estado orando y buscando la direccin de Dios, ya Dios estaba obrando en la vida del rey. No sabemos de qu manera, pero algo haba estado sucediendo. El rey no slo permiti que Nehemas y su pueblo se fueran a su pas, sino que tambin les dio todos los materiales de construccin que ellos necesitaban. Entonces, para dar una ayuda completa, envi una escolta armada. Nunca el rey hubiera hecho tan enorme sacrificio sin pensarlo slo porque uno de sus siervos se viera un poco deprimido. Dios haba preparado su corazn.

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Se quit la carga slo despus que Nehemas vio que Dios realiz todo eso. Nehemas haba sido fiel a la carga que Dios haba puesto en su corazn. No slo fue fiel en sus oraciones, sino que cuando vio una oportunidad de que Dios lo usara, la aprovech. Estuvo dispuesto a ser parte de la respuesta a su propia oracin. DANDO A CONOCER NUESTRAS CARGAS El dar a conocer las cargas es un medio que Dios usa para que se realice su obra. Pero debemos ser en extremo sensibles a la direccin de Dios cuando hablamos de las cargas. Deben darse a conocer algunas cargas mientras que otras tienen que mantenerse como un asunto personal. Cuando hablamos de una carga debe hacerse en un espritu de genuino estmulo y amor. No debe haber crtica alguna. Muchas veces Dios desear que slo hablemos de la carga con la persona por la que hemos sentido esa carga. El escoger el momento oportuno es muy importante, porque mientras l est obrando en nosotros, l est obrando en ellos. Cuando Dios tenga a las dos personas preparadas, entonces nos permitir dar a conocer nuestra carga. A menudo el hablar de una carga servir de estmulo a aquel por quien sentimos la carga. Las personas que tienen necesidad o sufren deben saber que se est orando por ellas. Es necesario dar a conocer algunas cargas con muchas personas. Por ejemplo, si usted se enter de que uno de sus amigos estaba enfermo, sentira la carga de oracin por l. En realidad, su preocupacin no slo se expresara mediante sus oraciones, sino tambin al hablar de esa necesidad con otros que pudieran orar. Al hablar de ese tipo de cargas, Dios nos usa para que pongamos cargas de oracin en la vida de los dems. Dios puso una carga en los amigos de Nehemas, quienes a su vez le hablaron de su carga a Nehemas. Dios us ese modo de dar a conocer la carga para poner la misma carga en Nehemas. Como resultado, se reconstruyeron los muros de Jerusaln. Tengo una carga personal por esta nacin. Creo que esa es una carga que cada norteamericano debiera ayudar a llevar. Mi espritu se aflige cuando veo a los norteamericanos, sobre todo a los cristianos, que no sienten carga alguna por su pas. Ese es el tipo de carga que debe anunciarse a todo el mundo. BENDICIN PERSONAL Cuando tenemos una carga de oracin y nos concentramos en Dios, lo vemos desde una nueva perspectiva. Cuando eso ocurre, nos vemos desde una perspectiva diferente. Como resultado, se revelan todas las cosas ocultas de nuestro corazn. Cuando oramos por alguna otra persona, Dios nos limpia de modo que podamos or lo que l est diciendo. Cuando llega una carga, siempre sigue un tiempo de limpieza espiritual. Tal vez esa sea una razn de que huyamos de las cargas. No nos gusta esa limpieza. Sin embargo, Dios sabe que c