christabel de samuel taylor coleridge
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Christabel de Samuel Taylor Coleridge (1797-1800)
Es la mitad de la noche marcada por el reloj del castillo
Y las lechuzas han despertado el canto del gallo
Tu-whit!- Tu-whoo!
Y canta de nuevo el gallo,
Como sooliento
Sir Leoline, el barn rico comanda,
A su mastn chimuela, que
Desde su casita bajo la roca,
Responde al reloj.
Cuatro para los cuartos, y doce para la hora
Siempre dispuesta, al brillo y bao
Diecisis pequeos aullidos no muy sonoros
Algunos dicen, ve a mi dama cubrirse.
Es la noche fra y obscura.
La noche es fra pero no obscura
La nube delgada y gris se expande en lo alto
Cubre pero no esconde el cielo
La luna est cubierta y llena:
Pero an as se ve pequea y aburrida
La noche es fra, la nube gris:
Es un mes antes de Mayo,
Y la primavera va llegando
La dulce dama, Christabel
A quien su padre ama tanto
Qu la lleva a estar en el bosque tan tarde,
A una gran distancia a la puerta de su castillo?
Tuvo sueos toda la noche pasada
De su amado caballero;
Y ella en el medio del bosque rezar
Por el bien de su amado que se encuentra lejos.
Se movi en secreto y silencio,
Su respiracin agitada era suave.
Eran verdes en el roble,
El musgo y el raro murdago
Ella se arrodilla bajo el gran roble
Y en silencio hace una plegaria
La dama se levant de pronto
La dulce dama, Christabel!
Gimi tan cerca, tan cerca como se poda
Pero qu es lo que no poda pronunciar?
Del otro lado parece estar
Al lado del enorme y frondoso roble
La noche es fra, el bosque desnudo;
Es el viento que gime desolado?
No hay suficiente viento en el aire
Para mover el rizo
De la mejilla de la adorable dama,
No hay viento suficiente para arrastrar
La hoja roja, la ltima en su clan
Que danza tan seguido como puede
Colgando tan ligera y elevndose tan alto,
En la rama que mira hacia el cielo
Silencio, corazn agitado de Christabel!
Jess, Mara, Protjanla bien!
Cruz los brazos bajo su capa
Y se movi al otro lado del roble
Qu ve ah?
Ah mira a una brillante damisela
Vestida en una capa de seda blanca
Esa sombra que en la luz de la luna brillaba:
Con el cuello plido sobre la capa blanca.
Su magnfico cuello y brazos desnudos;
Sus pies descalzos y de venas azules:
Y brillando salvaje aqu y all.
Las gemas bordadas en su cabello.
Creo que fue temible ver ah
Una dama vestida tan deliciosamente
De belleza excedente!
Madre Mara, slvame ahora!
Y quin eres t? Dijo Christabel
La extraa dama emiti respuesta
En una voz clida y dulce
Ten piedad de mi terrible desgracia,
Apenas puedo hablar por la fatiga:
Toma mi mano y no temas!
Cmo es que ests aqu? Dijo Christabel
Y la dama con la voz era clida y dulce
Dio su respuesta
Mi padre es de linaje noble,
Y mi nombre es Geraldine:
Cinco guerreros me secuestraron la maana de ayer,
A m, una dama inocente.
Ahogaron mis lamentos con temible fuerza
Y me ataron a un caballo blanco.
El caballo era tan rpido como el viento
Y cabalgaron furiosamente atrs.
Con toda la fuerza de sus espuelas, sus corceles eran blancos;
Y una vez que cruzaron la sombra de la noche
Tan segura como que el cielo me salvar,
No tengo idea de qu hombres sern
Tampoco s que tan lejos estoy
(Pues he sido engaada)
Desde que uno, el ms alto de los cinco
Me tom del lomo del caballo.
Yo, una pobre mujer apenas viva.
Algunos murmuraron palabras:
Me puso bajo el roble
Y juraron que regresaran pronto
A dnde fueron, no puedo decir
Aunque escuch despus de unos minutos,
Las campanas de un castillo.
Toma mi mano- termin-
Y ayuda a una pobre dama a hur.
Entonces Christabel tom su mano,
Y consol a la pobre Geraldine:
Bueno, brillante dama, pide entonces
Por el serivio de Sir Leoline
Y con gusto l mandar
A nuestros caballeros y amigos
Para protegerte y llevarte
Hasta el hogar de tu noble padre
Se levant y con pasos
Lentos y seguros
Las graciosas estrellas la dama bendijo
Y entonces habl la dulce Christabel
Todos nuestros sirvientes descansan,
El saln est tan silencioso como una celda.
Sir Leoline est debil de salud
Y no debemos despertarlo,
Pero nos moveremos en silencio
Y pido tu cortesa
Esta noche para compartir el lecho conmigo
Cruzaron el bosque y Christabel
Tom la llave que caba bien
En una pequea cerradura en la puerta que abri;
En mitad de la puerta haba hierro forjado
Ilustrando a un ejercito que marchaba en batalla
La dama se hundi al parecer de dolor
Y Christabel con fuerza
Levant su peso fatigado
Sobre la entrada de la puerta.
Entonces la dama se levant de nuevo
Y se movi como si no hubiera dolor
Tan libre de peligro, tan libre de miedo.
Cruzaron la entrada, alegres estaban
Y Christabel llor devotamente;
Alabemos a la virgen tan divina
que te ha rescatado de la agona!
Claro, claro! Dijo Geraldine
Pero no puedo hablar por la fatiga
Tan libres de peligro, tan libres de miedo
Cruzaron la entrada, alegres estaban.
Fuera de su casita, la vieja perra mastn
Dorma bajo la fra luz de luna.
La vieja perra no despert
Pero rugi y gimi enojada
Y qu pudo notar la mastn?
Nunca hasta ahora haba llorado
Bajo el ojo de Christabel.
Tal vez es el chillido de un pichn:
Pues qu puede enojar a la mastn?
Pasaron el saln, con ecos quietos,
Pasa tan ligeramente como puedas
La lea acabada, la lea mora.
Sobre su lecho de ceniza blanca
Pero cuando la dama pas
Se encendi una lengua de luz, un hilo de fuego
Y Christabel mir a los ojos de la dama
Y nada ms pudo ver
Fuera del ornamento del alto escudo de Sir Leoline,
Que colgaba en un nicho viejo en la pared
Oh, camina despacio dijo Christabel-
Mi padre muy pocas veces duerme bien
Dulce Christabel, sus pies caminando desnudos
Y celosa del callado viento.
Caminaron sigilosas de escaln en escaln
En poca luz, y en obscuridad
Pasan el cuarto del Barn
Quietas como la muerte, con respiracin sofocada!
Y llegan a la puerta de la habitacin
Geraldine presionando
Los mosaicos del piso del dormitorio.
La luna brilla opaca en el aire
Y ni un claro entra aqu
Pero pueden ver an sin luz
La recamara adornada tan curiosamente
Adornada con figuras extraas y dulces.
Todas hechas con el cerebro de un artesano
La lmpara con cadena de plata
Atada al pie de un ngel.
La lmpara plateada encendida, muerta y opaca
Pero la lmpara de Christabel se mover
Movi la lmpara y la ilumin ms
Y la dej columpindose aqu y all
Mientras Geraldine, en fatiga infortunada
Se hunda en el suelo.
Oh cansada dama, Geraldine,
Te pido, bebe este vino cordial!
Es un vino de virtuosos poderes;
Que mi madre hizo de flores salvajes
Y tu madre me tendr piedad?
A m, una dama desconocida?
Christabel contest Lamento ser slo yo!
Ella muri a la hora que nac
He escuchado al monje de pelo gris decir
Que debe escuchar la campana del castillo
Marcar las doce el da de mi boda
Oh madre querida, que te encontrabas aqu!
Yo s dijo Geraldine Que estar
Pero pronto con voz alterada dijo ella
Fuera, madre que deambula! Pico y pino!
Tengo poder para huir de tu oferta.
Ay! Qu aflige a la pobre Geraldine?
Por qu mira con ojos sin respuesta?
Puede percibir a los fantasmas?
Y por qu con voz hueca llora?
Fuera, mujer, fuera! esta hora es ma
Aunque t, su espritu guardin seas,
Fuera, mujer, fuera! es ma.
A continuacin, Christabel se arrodill al lado de la dama,
Y elevo al cielo sus ojos tan azules
Ay! dijo Este horrible viaje
Querida dama! Le ha hecho perder la cabeza!
La dama se sec de la frente el sudor
Y dbilmente dijo Ha terminado!
Bebi una vez ms el vino de flores silvestres
Sus grandes ojos, trampa brillante y luminosa
Y desde el suelo, sobre el cual se hundi,
La noble dama se levant:
Era hermoso verla,
Como una dama de un lugar lejano
Y por lo tanto la dama noble habl
Todos ellos, que viven en el cielo,
Te aman, Divina Christabel!
T los amas, y por su bien,
Y por el bien que har
Incluso yo, en mis posibilidades intentar,
Hermosa doncella, hacerte bien
Pero ahora desvstete, porque yo
Debo orar, antes de dormir.
Que as sea! Dijo Christabel
Y como la dama pidi, hizo.
Sus miembros suaves desnud
Y se acost en su hermosura.
Pero a travs de su cerebro, de penas y alegras,
Muchos pensamientos se movieron de aqu para all,
Que vanos fueron sus prpados para cerrar!
As que a mitad de su ensueo de la cama se levant,
Y con el codo se enderez
Para ver a la seora Geraldine.
Bajo la lmpara se inclin,
Y poco a poco fij los ojos en todo;
Luego, en un respiro agitado
Como si se hubiera estremecido,
El cngulo por debajo de su pecho:
Su tnica de seda, y sus interiores,
Cayeron a sus pies, y completa a la vista,
Mirad! su pecho y la mitad de su figura
Una vista de ensueo, secreto!
Oh protgela! Protege a la dulce Christabel!
Sin embargo, Geraldine, ni habla ni se mueve:
Ah! Qu mirada afligida!
Dentro de ella se parece estar a mitad de camino
Para levantar enferma algo de peso ,
Y mira a de la doncella buscando detener el tiempo
Entonces, de repente, como un desafiada,
Se refugia en el desprecio y el orgullo,
Y se acuesta al lado de la doncella!
Y en sus brazos tom a la dama,
Ah, y al da!
Y con voz baja y mirada triste
Estas palabras dijo:
En el toque de este pecho hay un hechizo,
Quin es el amo de tu expresin, Christabel!
T sabes que por la noche, y t sabes que maana,
Esta marca de mi vergenza, este sello de mi dolor;
Pero en vano peleas
Pues esto slo es
Tu poder de declarar,
Que en el bosque oscuro
T oste un gemido,
Y encontraste una seora brillante, excedente de belleza:
Y decidiste traerla a casa contigo, en el amor y en la caridad,
Para protegerla y cubrirla del aire hmedo.
Era un espectculo hermoso para ver
La dama Christabel, cuando
Estaba orando en el viejo roble.
En medio de las sombras dentadas
De ramas con musgo y sin hojas,
Arrodillada en el claro de luna,
Para hacer su gentiles votos;
Sus esbeltas palmas presionadas juntas,
Agitando a veces el pecho;
Su rostro resignado a la felicidad o angustia de
Su rostro, oh, bello pero no plido,
Y los dos ojos azules ms brillantes que claros.
Cada uno a punto de llorar.
Con los ojos abiertos (ah, ay de m!)
Dormidos, y soando con miedo,
Temible sueo, sin embargo, yo s,
Que soar que solo es-
Oh, la tristeza y la vergenza! Puede ser ella,
La seora, que se arrodill ante el viejo roble?
Y he aqu! el obrero de estos daos,
Que mantiene a la doncella en sus brazos,
Parece dormir quieto y moderado
Como una madre con su hijo.
Una estrella ha puesto, una estrella se ha levantado,
Oh Geraldine! ya que sus brazos
Han sido la prisin de la bella dama.
Oh Geraldine! una hora fue tuya-
Hgase tu voluntad! Por lagos y arroyos,
Los pjaros nocturnos esa hora se quedaron quietos
Pero ahora estn jubilosos de nuevo,
Desde los acantilados y las torres, Tu-whoo! Tu-whoo!
Tu-whoo! Tu-whoo! De la madera y rbol!
Y vean! La seorita Christabel
Se compone al salir de su trance;
Sus miembros se relajan, su rostro
Se entristece y suaviza, las capas finas y suaves
Cercanas a sus ojos; y ella llora
Grandes lgrimas que dejan a sus pestaas brillantes!
Al mismo tiempo que parece sonrer
Como los nios en una luz repentina!
S, ella Acaso sonre y llora?
Como una ermitaa joven
Bella en los bosques,
Que, orando siempre, ora en el sueo.
Y, si se mueve inquiera,
Tal vez, no es ms que la sangre gratuita
Regresa el hormigueo en los pies.
Sin duda, tiene una visin dulce.
Qu pasa si su espritu guardin estuviera,
Y si ella saba que su madre se encuentra cerca?
Pero esto se sabe, en las alegras y penas,
Que los santos sern de ayuda si los hombres llaman:
Pues cielo azul se inclina ante todo.
PARTE II
Cada campanada, dice el barn,
Nos lleva a un mundo de muerte.
Estas palabras las dijo Sir Leoline primero
Cuando se levant y encontr a su mujer muerta:
Estas palabras Sir Leoline dir
Cada maana hasta el da de su muerte!
Y por lo tanto, la costumbre y ley comenz
Que an en la madrugada del sacristn,
Que debidamente tira de la pesada campana,
Cuentas cuarenta y cinco y debe rezar
Entre cada grande, un toque de advertencia,
Que ni un alma puede negarse a escuchar
De Bratha Head a Wyndermere.
Bracy el bardo dijo, Djen que lo toque!
Y dejen que el sacristn sooliento
Cuente poco a poco como pueda!
No hay ninguna falta, yo supongo
Adems de llenar el espacio entre ellos.
Entre Langdale Pike y la guarida de la bruja,
Y Dungeon Ghyll, tan vilmente ocupada
Con cuerdas de roca y las campanas de aire
Tres pecaminosos fantasmas sacristanes son reprimidos,
Y todos dan la espalda, unos tras otros
La nota de muerte a su hermano vivo;
Y a menudo tambin, por el toque de ofendido,
Al igual que su uno! dos! tres! ha terminado,
El diablo se burla del triste cuento
Con un repique alegre de Borrowdale.
El aire est quieto! travs de la niebla y las nubes
El alegre repique viene sonando fuerte;
Y Geraldine sacude su miedo,
Y se eleva ligeramente de la cama;
Se pone su vestimenta de seda blanca,
Y arregla su pelo de forma encantadora,
Y no dudando de su hechizo
Despierta a la dama Christabel.
Acaso est dormida, dulce Christabel?
Confo en que ha descansado bien.
Y Christabel se despert y espi
A la misma que se acost a su lado
O mejor dicho, a la misma que ella
Levant bajo el viejo roble!
No, ms bella todava! y an ms bella!
Ella en un ensueo borracho y profundo
De todas las bendiciones de sueo!
Y mientras ella hablaba, su mirada, su aire,
Tal agradecimiento declaraba
Que (al menos eso pareca) sus ceidos interiores
Crecieron bajo sus pechos agitados.
Seguro que he pecado! Christabel dijo,
Ahora el cielo sea alabado si todo es as!
Y en voz baja y entrecortada, pero dulce,
Acaso salud a la noble dama
Con tal perplejidad en la mente
Con sueos tan reales para dejar atrs?
As que rpidamente se levant y visti rpidamente
Sus miembros de mujer, y agitada rez
Que l, que en la cruz gimi
Pueda lavar sus pecados desconocidos,
Ella entonces llev a la bella Geraldine
Para conocer a su padre, Sir Leoline.
La doncella hermosa y la dama
Caminan con ritmo hacia el saln
Y pasaron a travs de pajes y sirvientes
Para entrar en la habitacin del Barn
El barn se levant, y al mismo tiempo que presionaba
A su dulce hija contra su pecho,
Con curiosidad alegre en los ojos
Espa a la seorita Geraldina,
Y dio la bienvenida a la seorita
Tan bella y brillante!
Pero cuando se enter de historia de la dama,
Y cuando le dijo el nombre de su padre,
Por qu Sir Leoline palideci cual cera,
Murmurando el nombre otra vez,
Lord Roland de Vaux de Tryermaine?
Ay! haban sido amigos en la juventud;
Pero las lenguas murmurantes pueden envenenar a la verdad;
Y la vida de la constancia vive en reinos altos;
Y la vida es espinosa, y la juventud es vana;
Y llena ira contra quien amamos
Obrando como la locura en el cerebro.
Y as por casualidad, como divina,
Con Roland y Sir Leoline.
Cada uno habl palabras enormes de desprecio
E insult a su ms querido hermano:
Se separaron, para nunca reunirse de nuevo!
Pero nunca ninguno encontr a otro
Para liberar el hueco doloroso de su corazn-
Se quedaron al margen, las cicatrices permanecieron,
Al igual que los acantilados que haban sido partido en dos;
Un mar triste ahora flua entre ellos.
Que ni el calor, ni fro, ni el trueno,
suponan unir
Las marcas de lo que una vez haba sido.
Sir Leoline, perdido en sus pensamientos,
Se qued mirando el rostro de la doncella:
Y el joven Seor de Tryermaine
Regres a su corazn de nuevo.
Oh entonces el barn olvid su edad,
Su noble corazn hinchado por la rabia;
Jur por las heridas en el costado de Jesus
Que proclamara por todas partes,
Con triunfo y la herldica solemne,
Que ellos, que tanto haban perjudicado a la dama
Seran tachados como infames!
Y si se atreven a negar la misma,
Mi heraldo designar a la semana,
Y dejar a los traidores buscar
La justicia de mi corte, que en el acto
Puede desalojar sus almas reptiles
De los cuerpos y las formas de hombres!
l habl: su ojo relampagueando
Pues la dama fue capturada sin piedad; y repar
En la hermosa dama, hija de su amigo!
Y ahora las lgrimas corran en su rostro,
Y cariosamente en sus brazos tom
A la bella Geraldine que correspondi el abrazo,
Prolongndolo con la mirada alegre.
Cuando mir, una visin cay
En el alma de Christabel,
La visin del miedo, el tacto y el dolor!
Se redujo y se estremeci, y vio de nuevo-
(Ah, ay de m! Qu era para ti,
gentil dama? con tales vistas para mirar)
Una vez ms vio ese seno viejo
Volvi a sentir el fro pecho,
Y tom aire en un silbido:
Donde quiera que el caballero volte salvaje
Y nada vio, fuera de su dulce doncella
Con los ojos en alto, como rezando.
El tacto, la vista, haban fallecido,
Y en su lugar la visin bendita,
Que la consolaba despus de descansar,
Mientras que en los brazos de la dama yaca,
Haba puesto una herida en el pecho,
en sus labios y sus ojos
Propagaba sus sonrisas como la luz!
Con nueva sorpresa,
Qu le pasa a mi hija amada?
El Baron pregunt -Su hija apenas di respuesta
Todo estar bien!
Yo supongo, no tena poder de decir
Alguna otra cosa: tan fuerte era el hechizo.
Sin embargo, que haya visto a Geraldine,
La haba considerado divina.
Esta pena con tal gracia se mezclaba,
Como si temiera que haba ofendido a la
Dulce Christabel, esa dama gentil!
Y con un tono tan bajo pidi
Que pudiera ser enviada sin demora
A su hogar en la mansin de su padre.
No!
No, por mi alma! dijo Leoline.
Hey! Bracy el bardo, el cargo ser tuyo!
Ve t, con una msica dulce y fuerte,
Y toma dos caballos con arreos de orgullo,
Y toma a los jvenes que quieras
Para llevar el arpa, y aprender las canciones,
Y a vosotros, vestir solemnes,
Y sobre las montaas cabalguen con prisa
Para que ningn errante
Pueda detenerlo, a usted en el camino del valle.
Y cuando l haya cruzado la inundacin Irthing,
Mi alegre bardo! contina, contina
Hasta Knorren Moor, a travs de Halegarth Wood
Y llega pronto al buen castillo
Que se encuentra cerca de Escocia
Bracy bardo! Bracy bardo! sus caballos son de la flota,
Es necesario viajar hasta la sala, su msica es tan dulce,
Ms alta que los galopes de caballos
Y en voz alta llama al Seor Roland, y dile
Tu hija est a salvo en Langdale Hall!
Tu hermosa hija est a salvo y libre,
Sir Leoline te da la bienvenida a travs de m.
La oferta es que llegues sin demora
Con todo tu arsenal numeroso;
Y lleva a casa a tu encantadora hija:
Y l te encontrar en el camino
Con todo su arsenal numeroso
Blanco con la espuma agitada de su boca
Y, por mi honor! Voy a decir,
Que yo me arrepiento del da
en que habl palabras de desprecio feroz
Para Roland de Vaux de Tryermaine!
Pues ya que esa mala hora ha volado,
Y muchos veranos han brillado;
Y Sin embargo, nunca encontr a un amigo nuevo
Igual que Roland de Vaux de Tryermaine.
La seora cay y junt las rodillas,
Su cara en alto, sus ojos llorando
Y Bracy respondi con voz entrecortada,
Su gracia a todos les otorgaba;
Tus palabras, padre de Christabel,
Son ms dulces que el sonido del arpa;
Sin embargo, podra yo obtener un beneficio de ti,
Este da mi viaje no debe ser,
Qu raro que un sueo ha venido a m;
Que me haba inclinado con msica a todo volumen
Advertida por una visin en mi descanso!
En mi sueo vi que la paloma,
Ese pjaro gentil,
Sir Leoline! Vi lo mismo,
Aleteando, y profiriendo terribles gemidos,
Entre las hierbas verdes en el bosque solo.
Cuando la vi y cuando me enter,
Me preguntaba qu podra hacer ah el pjaro;
Pues nada cerca poda ver
Salvo el pasto y las hierbas bajo el rbol viejo.
Y en mi sueo me pareci que fui
Para descubrir lo que podra haber encontrado;
Y qu molestara a esta dulce paloma?
Que lo estaba revoloteando en el suelo?
Me fui y mir, y poda notar
Que no haba motivo para su grito angustioso;
Pero sin embargo, por el bien de su querida seora de
Me agach, pienso, para la paloma tomar,
Cuando he aqu! Vi una serpiente de color verde brillante
Enrollada alrededor de sus alas y el cuello.
Verde como la hierba sobre la que se arrastraba
Muy cerca de la cabeza de la paloma se agach;
Y con la paloma entonces agitada,
Hinchando su cuello como el de ella.
Me despert, era la medianoche,
El reloj se hizo eco en la torre;
Pero, aunque mi sueo se haba ido,
Este sueo no pasara-
Parece que vivir en mis ojos!
Y de all promet que el da de hoy
Con la cancin de la msica fuerte y santa
Pasearemos por el bosque desnudas,
Y no perder el tiempo profano.
Por lo tanto, dijo Bracy: el barn, al mismo tiempo,
Escuchaba a medias y lo escuch con una sonrisa;
Luego se volvi a Lady Geraldine,
Sus ojos se componan de curiosidad y amor;
Y dijo con un acento bien corts,
Dulce doncella, hermosa paloma del Seor Roland,
Con los brazos ms fuertes que el arpa o una cancin,
Por tu padre yo herir la serpiente!
La bes en la frente mientras hablaba,
Y Geraldine, la doncella sabioa
Bajaba sus ojos grandes y brillantes,
Con la mejilla sonrojada en una fina cortesa
Le dio vuelta de Sir Leoline;
Suavemente recogiendo su cuerpo
Su brazo derecho cay de nuevo;
Y cruz los brazos sobre el pecho,
Y recost la cabeza sobre su pecho,
Mirando con recelo a Christabel-
Jess, Mara, protjanla bien!
El ojo pequeo de la serpiente parpadea aburrido y tmido,
Y los ojos de la dama, se redujeron en su cabeza
Cada uno se redujo como el de la serpiente,
Y con un poco de malicia, y ms de temor,
En Christabel se fijaban con recelo!
En un momento la vista haba huido!
Sin embargo, Christabel en trance vertiginoso
Tropez en el terreno inestable
Y Se estremeci en voz alta, con un silbido;
Geraldine otra vez se dio la vuelta,
Y como algo que buscaba alivio,
Llena de asombro y llena de dolor
Puso los ojos grandes y brillantes
Violentamente en Sir Leoline.
La dama, ay! sus pensamientos se han ido,
Ella no ve, nada fuera de algo
La dama carente de la astucia y el pecado,
No s como, en temible sabidura
Tan profundamente briaga
Esa mirada, esos pequeos ojos de serpiente ,
Todos sus rasgos se haban resignado
A esta imagen nica en su mente:
Y pasivamente imit
Esa mirada de odio sordo y traidor!
Y as se puso de pie, en trance vertiginoso,
An imaginando que mirar con recelo
Con simpata forzada inconsciente
Completa antes de que su padre la viera
Tanto como se podan hacer
Los ojos tan inocentes y azules!
Y cuando el trance termin, la dama
Se detuvo un rato, y or
Y despus, cayendo a los pies del barn,
Por el alma de mi madre lo suplico
Que debes mandar lejos a esa mujer!
Ella dijo: y ms que no poda decir;
Por lo que saba que no poda decir,
Dominada por el poderoso hechizo.
Por qu es tan plida y salvaje su mejilla
Sir Leoline? Tu nica hija
Est a tus pies, tu alegra, tu orgullo.
Tan bella, tan inocente, tan suave;
Igual que tu difunta mujer!
Oh por los dolores de su querida madre
Piensa que no le haces mal
Para ella, por ti, y no por otra,
Rezaba en el momento en el que muri
Or para que el beb por el que ella muri
Podra resultar la alegra de su querido seor, y el orgullo!
Que la oracin en sus ltimos momentos
Sir Leoline!
En el corazn del barn y el cerebro
Si los pensamientos, como estos, tenan alguna voz
Slo aumentaron su rabia y dolor,
Y no pudieron ms que confundirlo
Su corazn estaba hundido por el dolor y la rabia,
Sus mejillas se estremecieron, sus ojos eran salvajes,
Deshonrado en su vejez;
Deshonrado por su nica hija,
Y toda su hospitalidad
Para la hija de su amigo insultado
Por ms que los celos de la mujer
Presentaron as a un final vergonzoso
Gir los ojos con severidad
Hacia el bardo
Y dijo en tono brusco, austero-
Por qu, Bracy! Pierdes el tiempo aqu?
Ya te mand ah! El bardo obedeci;
Y volvindose a su propia dulce doncella,
El caballero de edad, Sir Leoline,
Gui a la seorita Geraldine
La conclusin a la PARTE II
Una nia pequea, un elfo gil,
Cantando, bailando para s mismo,
Una cosa de hadas con rojas mejillas redondas,
Que siempre encuentra, y nunca busca
Hace tal visin
Como se llenan los ojos de un padre con la luz;
Y los placeres fluyen tan densos y rpidos
A travs de su corazn, que al fin
Debe expresar el exceso de las necesidades de su amor
Con palabras de amargura no intencionadas
Tal vez esta belleza podr forzar juntos
Pensamientos de modo muy distintos unos a otros;
A murmurar y burlar un encanto roto,
Para perder el tiempo con el mal que no hace dao.
Tal vez es demasiado tierna y bonita
En cada palabra salvaje se siente
Un retroceso dulce del amor y la compasin.
Y qu, si en un mundo de pecado
(O la tristeza y la vergenza de que esto es verdad!)
Vrtiginosos como el corazn y el cerebro
Rara vez tratan de salvar de la ira y el dolor,
As que habla, ya que es lo ms fcil