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Clima de EspañaTRANSCRIPT
17/01/2012
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Tema 5: La diversidad climática de España. Peculiaridades de Castilla y León.
0. Introducción.
1. Los factores de la diversidad climática.
2. La diversidad climática de España.
2.1. Climas de influencia atlántica.
2.2. Climas mediterráneos. El clima mesetario.
2.3. Clima de montaña.
2.4. Clima de Canarias.
2.5. Clima urbano.
0.1. Introducción. Conceptos de tiempo atmosférico y clima.
El tiempo indica las condiciones meteorológicas de la atmósfera en un lugar y en un momento muy concretos. Estas condiciones se miden tanto en superficie, en las estaciones meteorológicas, como en altura, por medio de satélites y otros medios de observación.
La situación atmosférica es muy cambiante tanto en cortos plazos de tiempo, como en diferentes espacios geográficos. Por tanto su posibilidad de hacer predicciones es limitada a unos pocos días. La ciencia que estudia las condiciones atmosféricas es la meteorología y su instrumento más característico de información son los mapas del tiempo. Su forma de trabajo es fundamentalmente analítica.
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El clima es el conjunto de condiciones atmosféricas medias que caracterizan una región a lo largo de un tiempo muy prolongado: se requieren datos atmosféricos recogidos durante 30 años para establecer un modelo de clima.
El clima también es cambiante, pero en su caso en periodos muy largos de tiempo. Estos cambios pueden ser debidos a factores naturales, como los que produjeron la alternancia de periodos glaciales e interglaciales en los últimos millones de años de la Tierra.
Pero también pueden deberse a la propia acción del hombre, o al menos, así lo mantienen la mayoría de los climatólogos. En el momento actual parece evidente que se está produciendo un cambio climático demasiado rápido e intenso para que pueda ser debido a factores naturales.
La ciencia que estudia el clima es la climatología. Tiene una mayor capacidad de realizar predicciones a largo plazo, al manejar datos medios y muy contrastados. Su instrumento más característico son los mapas climáticos y los climogramas o diagramas ombrotérmicos.
- mapas de isotermas: las isotermas son líneas que unen los puntos de la
superficie terrestre que tienen la misma temperatura. Por ejemplo el mapa de isotermas de las temperaturas medias del mes de julio.
- mapas de isoyetas: líneas que unen puntos de la superficie que tienen
igual precipitación (siempre en forma media). Por ejemplo: mapa de isoyetas anuales de la península.
Mapa de isotermas de temperaturas medias en el mes de enero.
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Mapa de isoyetas (precipitación total anual) de España.
- Pero el elemento sintético esencial de la climatología es el diagrama ombrotérmico o climograma, una representación gráfica sintética de las precipitaciones mensuales y las temperaturas medias también mensuales de un lugar.
El comentario de un climograma nos permite clasificar el clima de ese lugar dentro de una tipología concreta de climas: templados, áridos, húmedos, fríos … y al mismo tiempo, valorar sus particularidades (microclima, altitud, ladera …).
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0.2. Los elementos del tiempo atmosférico y del clima.
Los más importantes son: la temperatura del aire, la precipitación y la presión atmosférica. Pero también se tienen en cuenta otros como la velocidad y dirección de los vientos, la insolación (horas o días de sol al año), la humedad relativa del aire y la nubosidad.
En el estudio del clima más que las datos absolutos (por ejemplo, la
temperatura mínima de un lugar y un día determinado) interesan los datos elaborados como medias (T. media diaria, T. media mensual, T. media de las mínimas o de las máximas …), como variaciones (amplitud y oscilación térmica), o como datos acumulados (precipitación anual, mensual, diaria, número de días de helada, numero de horas de insolación por meses o al año ….).
Todos estos datos no tienen un interés sólo para la climatología sino que
tienen una gran trascendencia social en muchos campos: - Seguros agrícolas. - Previsiones de turismo. - Seguros civiles que cubren fenómenos naturales. - Prevención de accidentes de tráfico. - Previsiones de consumo de energía. - Instalaciones de generación de energía (eólica y solar) …
Los datos se recogen en estaciones meteorológicas controladas, con todos los aparatos regulados: pluviómetros, barómetros, termómetros, anemómetros, higrómetros, radar de nubosidad … y donde las mediciones se realizan con una gran exactitud.
0.3. Rasgos generales de la dinámica atmosférica.
Los elementos del tiempo y del clima derivan directamente del estado de la atmósfera, que es la capa de gases que rodea el planeta. Concretamente de la troposfera, la capa que por gravedad, concentra el 80 % del volumen de gases y que abarca los 10 km. Inferiores de la atmósfera, y donde se producen la mayor parte de los movimientos de masas de aire.
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La presión atmosférica es el peso de una columna de aire. Las unidades de medida son diversas, pero la más usual es el bar (milibar = 0,001 bares), aunque también es corriente la medición en mm de mercurio, basada en el experimento de Torricelli.
La presión disminuye con la altura debido a la gravedad y a la menor densidad de gases. Pero a una misma altura también presenta diferencias debidas a las distintas cualidades del aire, especialmente su temperatura y humedad.
La dinámica atmosférica tiende a restaurar la homogeneidad del aire, generando así todos los fenómenos atmosféricos. Por ejemplo el viento sería una “cesión” de aire de zonas donde “sobra”, es decir donde la presión es más elevada de lo normal, a zonas donde “falta”, donde es más baja.
Las variaciones de presión a la misma altura se cartografían por medio de líneas que unen los puntos de igual presión, las isobaras, el elemento más característico de los mapas del tiempo. Las isobaras delimitan zonas de altas presiones, mayores de lo esperado, o anticiclones (A). Y zonas de bajas presiones o borrascas (B).
Ambas van cambiando en el tiempo y el espacio y generan zonas de contacto de masas de aire con cualidades distintas que son los frentes.
Mapa de isobaras (20 de diciembre de 2011)
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El viento es el mecanismo de compensación de las desigualdades de presión.
Tanto su fuerza como su dirección vienen determinadas por la posición de los
anticiclones y las borrascas. A mayores gradientes (diferencias espaciales) de
presión, mayor fuerza del viento, es decir, donde las isobaras están muy cercanas,
hay un elevado gradiente de presión. También interviene sobre todo en la dirección
del viento, el llamado “efecto Coriolis” provocado por el giro de la Tierra.
Los centros de acción son masas de aire con características de presión, temperatura y
humedad homogéneas y que suelen ser zonales, es decir ocupan una determinada zona de la atmósfera sobre la superficie terrestre, por ejemplo el anticiclón de las Azores.
Pero también se desplazan y chocan unas contra otras. En las zonas de contacto de dos masas de aire con características distintas se forman los frentes:
- Cálidos, cuando una masa de aire más cálido empuja a una más fría.
- Fríos, cuando una masa de aire más frío empuja a una más cálida.
- Ocluidos cuando el frente frío generalmente más rápido alcanza al frente cálido.
- Y frente estacionario cuando un frente permanece estable sobre una zona de la superficie terrestre sin evolucionar, por ninguna de las dos masas de aire se impone a la otra.
En todos los casos el efecto principal de los frentes es la inestabilidad y el mal tiempo, al condensarse la humedad del aire por efecto de la bajada de temperaturas.
1. Frente frío.
2. Frente cálido.
3. Frente ocluido.
4. Frente estacionario.
Frente cálido.
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Frente frío Frente ocluido: un frente frío alcanza a un
frente cálido.
Frente estacionario: dos masas de aire (frío y cálido) en
contacto pero sin poder imponerse una sobre la otra por falta
de viento o porque el viento es paralelo y no perpendicular al
frente.
1. LOS FACTORES DE LA DIVERSIDAD CLIMÁTICA.
Los factores geográficos son los derivados de la situación de un territorio sobre la superficie del mundo: latitud, relieve, altitud, posición respecto a las masas marinas u oceánicas, de su orientación solar …
Los dinámicos son los que se derivan del comportamiento de la atmósfera como la actividad y el movimiento de los centros de acción, de las masas de aire y de los frentes.
Los factores “antrópicos” son aquellos debidos directamente a la acción del hombre como la emisión de gases invernadero o las grandes obras públicas (ciudades) que alteran en parte algunos elementos climáticos.
1.1. Factores geográficos.
Latitud.
Influye de forma general en la insolación (tanto en el número de horas de sol, como en la incidencia más o menos vertical de los rayos solares), y por tanto en la temperatura, que disminuiría desde el ecuador hacia los polos.
La península ibérica se sitúa en el hemisferio norte entre los 360 y los 430 y 47’, es decir, en la zona templada equidistante del ecuador y del polo norte, pero más cercana al ecuador que a los polos (borde meridional de la zona templada).
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Existen en la zona templada dos estaciones bien marcadas (verano e invierno) con grandes diferencias debidas a la posición respecto al Sol, y dos periodos de transición (otoño y primavera) más o menos definidas según las zonas.
El límite entre la zona templada y tropical o subtropical en el hemisferio norte se sitúa aproximadamente entre los paralelos 32 y 35 N. Por eso algunos puntos de la costa sur de la península y la totalidad de las Islas Canarias (en torno a los 27 – 28 N) tienen un clima de tipo subtropical.
La situación geográfica respecto a masas oceánicas o continentales.
- El mar actúa como un regulador térmico: las temperaturas no son tan extremas, ni por cálidas, ni por frías, en las zonas costeras como hacia el interior de una masa continental.
- A su vez, las grandes corrientes marinas, definidas por su temperatura relativa, tanto frías como cálidas, afectan al clima de las costas en las que tocan. El clima de la costa atlántica de Noruega es mucho más benévolo que en Groenlandia, que está en una latitud similar y esto es debido a la corriente cálida del Golfo.
La forma general del relieve.
La península ibérica, debido a sus costas poco recortadas y a su forma maciza se comporta climáticamente como un pequeño continente impidiendo la entrada a el interior de las influencias marítimas. De esta manera las temperaturas del centro de la Península son más extremas y las precipitaciones más escasas que en la costa.
En Baleares y Canarias la influencia del mar es determinante, tanto el océano Atlántico como el Mediterráneo, debido al pequeño tamaño de las islas.
El relieve.
Influye por tres elementos: La altura, la disposición general y la orientación de cada relieve (solana / umbría).
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Con la altura disminuye la temperatura a una media de descenso (gradiente térmico) de unos 6º C por cada 1.000 metros de ascenso. Este dato es variable e incluso no son infrecuentes, en algunas situaciones, las inversiones térmicas, es decir, la temperatura asciende con la altura, especialmente durante el invierno y en situación anticiclónica, cuando el aire frío más pesado se acumula en el fondo de los valles, dando lugar a nieblas persistentes y muy frías en zonas bajas.
También con la altura aumentan las precipitaciones (lluvias orográficas). Al descender la temperatura del aire, aumenta la condensación de la humedad del aire y por tanto las posibilidades de precipitación.
La disposición general del relieve hace que las cordilleras montañosas actúen como barreras o bien por el contrario, ayuden a canalizar hacia el interior, la influencia marítima. En el caso de la península, la disposición periférica de muchas cordilleras y sierras contribuye a acentuar el efecto barrera, excepto en algunas regiones abiertas al oeste, por ejemplo, el Valle del Guadalquivir.
En cualquier relieve montañoso existen varias laderas. Una de estas laderas está orientada más hacia el sur, y por tanto recibe más insolación (solana), mientras que otra está orientada hacia el norte (umbría). Esto influye decisivamente en el ángulo de incidencia de la insolación y en las horas de sol y por tanto en la temperatura.
Asimismo alguna de las laderas estará más orientada frente a los vientos húmedos dominantes, con lo que recibirá más precipitaciones (barlovento), mientras que la opuesta recibirá vientos descendentes ya secos (efecto Fhöen) o vientos de tierra (sotavento).
En la zona de la costa mediterránea estos vientos son los de levante, más húmedos por que provienen del Mediterráneo o de poniente o terrales (más secos), por que provienen del interior de la Meseta.
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1.2. Factores dinámicos.
El elemento más importante de la circulación atmosférica en la zona templada del HN(España) es la presencia de la Jet Stream o corriente en chorro.
Se trata de una fuerte línea de viento en altura (9.000 a 11.000 metros) de dirección W – E y de velocidad bastante variable. Cuando la velocidad es alta su trazado es bastante lineal, pero cuando baja la velocidad por la influencia respectiva de las masas de aire polares y tropicales, tiende a ondularse y en ocasiones, a romperse, generando bolsas de aire polar que descienden hacia la zona tropical o embolsamientos de aire tropical, aislados en latitudes casi polares.
Distinta posición de la corriente en chorro
en verano e invierno.
Las ondulaciones en la corriente en chorro son llamadas “ondas de Rossby” y en caso de estrangularse son las responsables del fenómeno de “gota fría” o DANA (Depresión Aislada a Niveles Altos).
Este fenómeno con su sucesión de borrascas y anticiclones constante es lo que explica la gran variabilidad del tiempo en la zona templada, que contrasta mucho con la regularidad atmosférica de la zona cálida y de las zonas polares.
En superficie el tiempo atmosférico está regido por los centros de acción: masas de aire frío o cálido y los frentes que los separan y “mezclan”. Los centros de acción pueden ser térmicos o dinámicos. Los primeros están provocados por la temperatura y suelen ser muy puntuales:
- Anticiclón térmico: se forma cuando una masa de aire se enfría, por ejemplo por contacto con una zona cubierta de nieve o hielo. Como el aire frío es más pesado, tiene a descender y ejerce una presión mayor. Son muy usuales en los días de invierno, soleados, pero muy fríos. Provocan nieblas persistentes en superficie e inversiones térmicas.
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- Baja térmica: Debido al recalentamiento el aire cargado de humedad tiende a ascender muy rápidamente, enfriándose y condensando su humedad, formando de esta manera una baja presión. Son las típicas tormentas de verano, generalmente vespertinas y anunciadas por la formación de grandes formaciones de nubes muy elevadas y de formación muy rápida (cúmulos).
Los centros dinámicos dependen de las oscilaciones de la corriente en chorro, que forma crestas (anticiclones de aire tropical) a su derecha y vaguadas (bajas de origen polar) a su izquierda.
Los centros de acción que más afectan a la península son masas de aire ártico (A), polar (P) y tropical (T).
- Ártico: anticiclón de aire muy frío y seco procedente del centro y norte de Europa en invierno.
- Polar: Borrascas del norte del atlántico (Islandia) de aire frío pero cargado de humedad. Provoca una cadena de frentes lluviosos sobre la península desde el océano.
- Tropical: es aire cálido, de presión variable; seco cuando procede del continente africano o húmedo cuando proviene del Atlántico o del Mediterráneo.
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De la interacción de estas masas de aire procede casi todo la dinámica meteorológica de la península.
Particularmente activo en primavera y otoño es el frente polar, es decir, el tiempo provocado por el choque entre las masas de aire polar y tropical.
1.3. Situaciones atmosféricas estacionales más usuales en la Península.
A) Invierno.
- La situación atmosférica está dominada por los anticiclones, bien de aire polar o bien un anticiclón térmico procedente del centro y norte de Europa.
- En los dos casos el tiempo será seco, soleado y frío, con numerosas nieblas, puesto que el aire frío y condensado de humedad no se despega del suelo. Frecuentes inversiones térmicas.
- Si en esta situación llegan a la Península borrascas del oeste, de origen noratlántico o tropical entonces se producirán precipitaciones de agua o nieve según la altura o la temperatura del aire polar dominante.
B) Verano
Durante el verano la situación atmosférica está dominada por el anticiclón tropical de las Azores. La corriente en chorro circula a una latitud elevada, unos 50º, dejando al sur las masas de aire tropical. El tipo fundamental de tiempo es cálido y seco, con puntuales “olas de calor”, de temperaturas aun más elevadas, cuando el aire proviene del norte de África.
En este último caso es frecuente la “calima”, una niebla baja producida por la suspensión de partículas de polvo procedente del Sahara, que es habitual en la mitad sur de la península y en Canarias. Debido al recalentamiento del aire en superficie también son frecuentes las “bajas térmicas” que dan lugar a tormentas, generalmente por la tarde.
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C) Otoño
Al final del verano y a lo largo del otoño, sobre todo en la primera mitad es frecuente que se produzcan precipitaciones muy abundantes y concentradas en el tiempo (torrenciales) en la zona del Mediterráneo, debido a la formación de “gotas frías” o DANA.
El fenómeno se produce por el recalentamiento del aire sobre el mar Mediterráneo a lo largo del verano que provoca una fuerte evaporación de agua. Al mismo tiempo que este aire caliente y muy húmedo asciende hacia capas altas, se produce una inyección de aire polar a través del anticiclón dominante. Este aire muy frío produce un rápido ascenso y condensación del aire inferior cálido y húmero y ocasiona lluvias torrenciales y potencialmente destructivas.
Además durante el otoño el anticiclón de las Azores se desplaza hacia el sur permitiendo la llegada a la península de las borrascas del frente polar, bien por Galicia, bien por el Golfo de Cádiz.
D) Primavera.
En primavera el anticiclón térmico de centroeuropa se retira hacia el norte, hacia Rusia, permitiendo la llegada de las borrascas atlánticas. Puede ocurrir que el anticiclón de las Azores se mueva algo hacia el norte o el sur. Si ocurre el primer caso bloquea la llegada de borrascas y el resultado sería una primavera más seca y cálida de lo usual.
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Islas Canarias.
En las islas Canarias la situación atmosférica normal viene determinada por el anticiclón de las Azores a lo largo de todo el año, que provoca un tiempo generalmente seco y cálido, con muy escasas diferencias estacionales.
Las grandes diferencias de altura pueden provocar lluvias de relieve, particularmente en las vertientes norte y oeste de las islas, las orientadas hacia el mar. En Tenerife se registran grandes diferencias en cuanto a precipitaciones entre el norte y el sur de la isla.
En invierno, las fluctuaciones del anticiclón pueden permitir la llegada a Canarias de masas de aire polar marítimo, que pueden provocar intensas precipitaciones en las islas más oceánicas, más alejadas de África. Por el contrario las islas más “africanas” son muy secas.
En ocasiones llegan hasta Canarias o incluso el Golfo de Cádiz los restos de los grandes huracanes del Caribe, transformados en tormentas tropicales tras atravesar todo el Atlántico. Dan lugar a lluvias muy intensas acompañadas de vientos muy fuertes, que en Canarias afectan más a las islas más exteriores.
2. LA DIVERSIDAD CLIMÁTICA DE ESPAÑA.
Climas de la península según el modelo de Köppen.
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Climas de la península según un modelo simplificado.
2.1. Climas de influencia atlántica. El dominio oceánico.
Ocupa el norte de la península: la cornisa cantábrica, Galicia y el norte de Portugal, hasta las estribaciones navarras de los Pirineos.
Características.
- Precipitaciones abundantes y regulares, superándose los 800 o incluso los 1.000 l. / m2 anuales, con más de 150 días de precipitación.
- Precipitaciones bien distribuidas a lo largo del año pero suele darse un máximo de precipitación en invierno y un mínimo relativo en verano, coincidiendo con el momento en el que el anticiclón de las Azores está desplazado al norte.
- No hay periodo de aridez estival excepto en las zonas de transición al clima mediterráneo, como en el interior de Galicia y de Portugal, donde se registran dos meses de sequía.
- Las lluvias caen de forma suave y constante lo que favorece la infiltración en el suelo y el desarrollo de la vegetación.
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- Las temperaturas son suaves todo el año, con una amplitud térmica anual baja (menos de 15º) aunque esta amplitud se va ampliando desde la línea de costa hacia el interior.
Se diferencian dos subtipos: el oceánico costero y el oceánico interior. Oceánico costero: El oceánico costero ocupa una estrecha franja litoral. Precipitaciones
superiores a los 1.000 litros y hasta 180 días de precipitación o cielos muy cubiertos. Ningún mes cuenta con menos de 30 l. de precipitación y el máximo se produce en el invierno.
Temperaturas suaves, con inviernos en torno a 8 – 10º de media y veranos
frescos (en torno a 20º). Los inviernos son suaves por la influencia del mar. Son muy raras las heladas y es bastante inusual que lo haga en la línea litoral.
Vientos dominantes son del O y NO con intensidad moderada, pero no son
infrecuentes los temporales con rachas muy fuertes y sostenidas sobre todo en invierno, en la zonas más abiertas al mar como en la Costa da Morte (La Coruña) o en la costa vasca. En verano son frecuentes las situaciones de viento del sur, con temperaturas elevadas y cielos despejados.
Existen diferencias apreciables entre unas zonas y otras.
En Galicia, entre la rías altas (desde Finisterre hacia el norte y el este) que son más frías y húmedas y más expuestas a los vientos y las rías bajas (Miño, Vigo, Pontevedra, Arosa y Noia – Muros) que son más cálidas y menos húmedas.
Asimismo la amplitud térmica es más acentuada en la costa cantábrica que en Galicia, que se encuentra más protegida de la entrada de masas de aire ártico.
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Oceánico interior o de transición.
La proximidad cordilleras elevadas, paralelas y cercanas al litoral cantábrico anula rápidamente la influencia del mar, de forma que se produce una transición brusca entre el clima oceánico litoral y el clima de montaña. Pero en las zonas en las que las montañas son menos elevadas, como en el País Vasco, Galicia o el interior de Portugal, se produce una gradual transformación del clima oceánico litoral al acercarse a las áreas climáticas mediterráneas.
Las precipitaciones disminuyen hasta situarse entre 700 y 1000 l. por m2. Puede que aparezcan varios meses de aridez estival.
Las temperaturas medias anuales son similares a las de la zona litoral, pero se incrementa notablemente la oscilación térmica (12 – 18º C), tanto por inviernos más fríos como por veranos más calurosos, más semejantes al clima de la meseta.
Los vientos pierden fuerza al pasar del mar al interior, por el efecto de freno que supone el relieve.
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2.2. Climas mediterráneos.
Ocupan la mayor parte del territorio peninsular, extendiéndose al sur y al oeste de los climas oceánicos y hasta la costa mediterránea y las Baleares, excepto en distintas zonas con clima de montaña. A pesar de su variabilidad se pueden
determinar algunas características comunes:
- Temperaturas medias de suaves a cálidas (9 – 18º) con grandes diferencias entre costa e interior y entre norte y sur.
- Oscilación térmica de moderada a fuerte (12 – 20º), aumentando rápidamente desde la costa hacia el interior.
- Precipitaciones escasas, generalmente inferiores a 800 l. / m2 y hasta un mínimo de 250 – 300, por debajo del cual ya podemos hablar de clima árido, subdesértico o desértico.
La gran diferencia en las características climáticas determina que puedan diferenciarse numerosos subtipos climáticos mediterráneos.
Mediterráneo costero o típico.
Abarca la franja litoral del Mediterráneo, hasta las primeras alineaciones montañosas, y las islas Baleares. También Ceuta y Melilla.
Veranos calurosos (temperatura media del mes más cálido superior a 23o) e inviernos muy suaves (el mes más frío no desciende de 10o) con lo que la oscilación térmica es menor de 14o. La temperatura media anual está entre los 15 y los 18o. Las heladas son muy inusuales al igual que las precipitaciones en forma de nieve, aunque en las estribaciones montañosas cercanas al mar sí se producen.
Las precipitaciones están entre 800 y menos de 400 l. por m2, descendiendo latitudinalmente de norte a sur, con un máximo en la costa de Gerona y un mínimo en la costa de Murcia y Almería, donde no llegan a los 250 - 300 l., por lo que se puede considerar que esa zona el clima es árido o desértico.
Las precipitaciones son muy irregulares con máximos relativos en otoño y en primavera y fuerte sequía estival. Las lluvias suelen ser muy torrenciales y a veces catastróficas, cuando son provocadas por fenómenos de gota fría. En ocasiones en pocas horas se han concentrado más de la mitad de las precipitaciones anuales.
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Mediterráneo costero – interior o mediterráneo de influencia atlántica.
Se extiende por el interior de Andalucía (Valle del Guadalquivir), Extremadura y centro y sur de Portugal.
Veranos muy calurosos, incluso tórridos, situándose en esta zona los puntos donde se han registrado las temperaturas máximas históricas de los registros de la península (Écija, Córdoba). Los inviernos son muy suaves, con lo que la oscilación térmica es un poco más alta, superior a los 15o.
Precipitaciones variables, pero en conjunto superiores a las de la zona de clima mediterráneo costero, especialmente en la zona del valle del Guadalquivir, muy expuesta a la llegada de borrascas desde el Golfo de Cádiz. Grazalema (Cádiz) es el punto de España donde se registran las precipitaciones más altas.
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Clima mediterráneo de interior.
Se extiende por la meseta central, valle del Ebro, zona interior de Extremadura y centro y sur de Navarra.
En el interior de la península el clima mediterráneo se continentaliza debido a que se degrada rápidamente la influencia suavizadora del mar, debido a la distancia de la costa, al efecto barrera de las cadenas montañosas y a la altura. Las características diferenciadoras son un contraste térmico mucho mayor entre verano e invierno y un descenso de las precipitaciones.
Los inviernos son fríos, siendo la temperatura del mes más frío inferior a 6o. Son muy numerosos los días de helada. El invierno es largo, ya que hay entre tres y seis meses en los que la temperatura media es inferior a 10o.
Los veranos son suaves y cortos en la submeseta norte (unos 20º) y más calurosos en la submeseta sur y el valle del Ebro (superiores a 22o).
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Fuerte amplitud térmica, que alcanza valores de 16 – 17o en el valle del Duero, de 18 – 19o en el valle del Ebro y las más altas en la Mancha (19 – 20o). Las temperaturas medias son inferiores a 15 ºC, aunque en algunas localizaciones de la meseta sur, puede superarse esta temperatura.
Las precipitaciones son débiles, variables y bastante irregulares. Como media se sitúan entre los 300 y los 700 l. / m2, alcanzando máximos en las cercanías de los sistemas montañosos. Hay 3 o 4 meses de sequedad estival y la precipitación se concentra en el otoño y en la primavera. En el invierno son frecuentes las precipitaciones de nieve y la niebla.
Climogramas del Valle del Ebro:
Climogramas de la Meseta septentrional:
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Climogramas de la Meseta meridional:
Clima mediterráneo árido, subdesértico o estepario.
Salpicadas por la zona climática mediterránea, tanto litoral como interior, hay zonas que no alcanzan los 350 l. / m2, valores propios de climas áridos o subdesérticos.
La zona más amplia se extiende por el SE de la península, desde el sur de la provincia de Alicante hasta la costa de Almería. Aquí, en el cabo de Gata se recogen solamente 122 l. / m2, una cantidad propia del clima desértico.
Otras zonas de clima mediterráneo árido se localizan en el interior: parte de la provincia de Zamora, Bardenas Reales (Navarra) y Monegros (entre Zaragoza y Huesca) y en algunas zonas de La Mancha.
En cuanto a las temperaturas presentan valores similares a los de las zonas cercanas un poco más lluviosas: veranos cálidos e inviernos suaves en el SE y temperaturas extremas tanto en verano como en invierno, en las zonas áridas del interior.
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Climogramas de la zona árida del SE:
El clima de montaña.
Afecta a las tierras situadas a más de 1.000 metros de altitud, lo que supone casi todas las zonas montañosas de la península. Pero en realidad, es una transformación progresiva de las características climática debido a la altura.
Las temperaturas disminuyen en un gradiente de 6o por cada 1.000 metros. También aumentan las precipitaciones debido al efecto orográfico sobre las masas de aire cargadas de humedad.
Las características generales serían:
Temperatura media fresca (menos de 10o), veranos poco calurosos (ningún mes con temperatura superior a 22o) e inviernos fríos y largos (con uno o varios meses con temperaturas cercanas a 0o o incluso negativas). En cualquier caso las características térmicas dependen mucho de la altura a la que esté situada la estación meteorológica y del sistema montañoso en concreto: serán más frías las cordilleras más elevadas y situadas más al norte y menos cuanto más bajas y más meridionales.
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Las precipitaciones aumentan en intensidad y con mayor frecuencia son de nieve. Especialmente en invierno las nevadas son la forma característica de precipitación a partir de 1.000 o 1.200 metros.
El clima de montaña varía de unas cordilleras a otras según la latitud, la continentalidad y el clima característico en la base de las montañas:
a) En Pirineos y en la Cordillera Cantábrica la precipitación a 1.200 metros, más que duplica las que se registran en la línea de costa.
Las temperaturas bajas son bastante duraderas, de forma que en Pirineos la nieve persiste en el suelo hasta 9 meses. En algunas zonas altas y de umbría pueden darse las condiciones para formarse depósitos permanentes de nieve (neveros) y hasta finales del siglo XIX existían fenómenos limitados de glaciarismo.
b) Las montañas de interior (Sistema Ibérico, Sistema Central, Sierra Morena y Montes de Toledo) constituyen “islas” climáticas más húmedas dentro del clima mediterráneo más seco. Las precipitaciones suelen superar los 1.000 l. por m2 y las temperaturas medias anuales se sitúan entre los 5 y los 7º, dependiendo de la zona y la altura.
c) Las montañas del Sur (Sistemas Bético y Penibético), la Sierra Tramuntana (Mallorca) y el Teide (Tenerife). La influencia de la altitud sobre el aumento de las precipitaciones solo se nota a gran altura. De igual manera las temperaturas solo descienden por debajo de 0o en cotas muy elevadas, por ejemplo, en Sierra Nevada, la estación de deportes de invierno está situada a mucha más altura que las estaciones de otros sistemas montañosos de la península.
Climogramas de montaña:
Sierra Nevada.
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El clima de Canarias.
Las islas Canarias constituyen un dominio climático original debido sobre todo a su latitud subtropical, pero también a la influencia de la corriente marina fría de Canarias y al fuerte relieve. Las principales características son:
Precipitaciones escasas, pero se incrementan con la altura y de este a oeste, es decir, son mayores en las islas más exteriores u oceánicas como El Hierro y La Palma y menores, con valores desérticos en las islas más interiores y cercanas a la costa del Sahara, como Lanzarote y Fuerteventura.
En cada isla las precipitaciones aumentan con la altura y hay un fuerte contraste entre las laderas de barlovento, expuestas a los vientos alisios húmedos de NO, y las de sotavento. Este contraste se comprueba bien en Tenerife, entre la zona norte de la isla mucho más lluviosa y la zona sur, muy seca. Se distribuyen irregularmente con máximo en invierno y fuerte sequía en verano.
Las temperaturas son suaves todo el año y ningún mes baja de 17o en cotas bajas y medias. El verano es caluroso pero raramente supera los 24o, con lo que la amplitud térmica es pequeña (8º C) y casi no se nota el cambio estacional.
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Con la altura, la temperatura disminuye rápidamente, de forma que no son inusuales las nevadas en las cotas más altas, superiores a 2.800 o 3.000 metros, en invierno.
Climogramas de Canarias:
Clima canario de montaña (+ 2.000 m.)
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El clima urbano.
Las ciudades, como obra del hombre, influyen en las condiciones ambientales y climáticas, por los elementos de construcción, los edificios y la acumulación de actividades productivas (industrias, tráfico, calefacción …).
Las principales características del clima urbano son:
- Un aumento relativo de hasta varios grados de la temperatura respecto a las áreas rurales circundantes. Este aumento es más evidente cuanta mayor es la altura de la edificación y la densidad de construcciones, por tanto mayor en el centro que en las áreas residenciales periféricas.
- El hecho urbano no tiene influencia sobre las precipitaciones, ni en cantidad ni en regularidad.
- También es evidente que las construcciones urbanas suponen un freno a la circulación de los vientos, lo que contribuye a atenuar la sensación térmica de frío en invierno pero acentúa la sensación de calor en verano.