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4598 CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN Reunión 53 a decía que remitieran todos los antecedentes como indicaba la ley porque, de lo contrario, no se podría avanzar. Quiere decir que fue por im- pulso de uno de los integrantes de la comisión. Otro tanto hizo el diputado Quezada, que repre- senta al bloque radical de Diputados en dicha comisión. Los antecedentes estaban incompletos. Re- cién ahora se estarán aportando los datos com- pletos de los integrantes. Pero me extraña que el señor senador por el Chubut diga que esté inte- resado en debatir y estudiar las características personales y curricula de los integrantes cuando tengo en mi poder dos notas de fecha 16 de fe- brero que dicen: Nos dirigimos a usted en nuestra calidad de legisladores nacionales miem- bros de la comisión prevista por el artículo 59 de la ley 24.065 y otro tanto de la ley 24.076 para expresar que en conocimiento de las personas que se desempeñaron en el primer directorio del Ente Nacional Regulador de Electricidad, manifestamos que no tenemos objeción de nin- guna naturleza que formular con respecto a las personas propuestas. Firman siete señores sena- dores justicialistas, entre ellos el señor senador por el Chubut. Sr. Me Karthy. — Perdón... Sr. Rodríguez Saá. — Pido la palabra... Sr. Me Karthy. — En el caso del ente eléctrico firmé la nota porque tenía los antecedentes, pero en el caso del ente de gas no lo hice, señor senador. " Sr. Genoud. — En la nota relacionada con la ley 24.065 hay ocho firmas, mientras que en la referente al marco regulatorio gasífero, hay siete.-De tal modo que habría un dictamen de las comisiones, aun en el caso eh que falte la firma del señor senador Mac Karthy. Sr. Romero. — No es un dictamen. Sr. Genoud. Aquí tengo otra~nota... Sr. Presidente (Menem). — Señor senador: es- tamos discutiendo el plan de labor. Dijo que se tomaba cinco minutos para hacer observaciones. Sr. Genoud. — Me queda una, tenga la gene- rosidad de permitírmela. Para mañana el señor secretario Piuzzi, en nombre del señor presidente provisional del Se- nado, nos convoca a una reunión. Yo digo: ¿para qué?, si está el dictamen. En estas condiciones, y como único miembro radical de la comisión, he quedado absolutamente marginado de la deci- sión. Sr. Presidente (Menem). Antes de darle la palabra quiero aclarar, señor senador, que esta reunión ha sido promovida a iniciativa del señor presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, diputado Baglini; nos hemos hecho eco de este pedido para convocar a esa reunión a los efectos de que los señores sena- dores decidan lo que estimen corresponde. No ha sido iniciativa espontánea de esta Presi- dencia. Tiene la palabra el señor senador por San Luis. Sr. Rodríguez Saá. — La comedia de enredos la hemos trasladado al recinto del Senado. Sr. Genoud. — Donde corresponde. Sr. Rodríguez Saá. — No estamos discutiendo nada porque no hay virtualidad parlamentaria para discutir nada. No sabemos si se trata de un proyecto; son simples manifestaciones de inte- grantes de la comisión y de dictámenes que no lo son. Entonces esto no se entiende. Pido prudencia a los señores senadores para que, votando o no, sigamos discutiendo sobre la labor parlamentaria. Si el señor senador quiere introducir un tema, que lo convierta en un pro- yecto, lo presente, pida su tratamiento sobre ta- blas y así enderezaremos la situación, de modo que lo que han expresado los señores senadores, y que Jiemos escuchado pacientemente, quede como una simple manifestación. En cuanto al plan de labor parlamentaria, en- tiendo que se ha acordado también rendir hoy un homenaje en virtud de que el 24'de febrero es una fecha histórica nacional, ya que ese día tuvo lugar un acto electoral muy importante. Pido que se incluya también en el plan de labor parlamentaria este homenaje. Sr. Presidente (Menem). — Se va a votar el plan de labor parlamentaria leído por Secretaría con el agregado dé la propuesta del señor se- nador por San Juan, Cruzada Renovadora, y con la inclusión pedida por el señor senador por San Luis de un homenaje al 24 de febrero de 1946. Sr. Rodríguez Saá. Y del tema de la vio- lencia en el deporte. Sr. Presidente (Menem).—Así es, señor se- nador. —La votación resulta afirmativa. Sr. Presidente (Menem). — Queda aprobado el plan de labor parlamentaria. 24 de febrero de 1993 CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN 4599 HOMENAJE Sr. Presidente (Menem).—Corresponde en primer término rendir un homenaje. Sr. Callero. — Pido la palabra. Sr. Presidente (Menem). Tiene la palabra el señor senador por Buenos Aires. Sr. Cafiero. — Señor presidente: hace cua- renta y siete años el pueblo argentino se vio con- movido por un hecho solamente registrado en la memoria de sus hombres mayores. Se había con- vocado a un comido libre, limpio, sin fraude, sin violencia, con pleno acatamiento de la ley, ga- rantizado en su desarrollo por las fuerzas ar- madas. El acto coinicial de aquella mañana fes- tiva y calurosa de febrero de 1946 nos brindaba a los jóvenes, casi adolescentes, de esa época un espectáculo hasta entonces inédito: largas filas de hombres —las mujeres no votaban— que, con una unción propia de los grandes aconteci- mientos, se aprestaban a la emisión Ubre de su voto. Ese hecho del 24 de febrero de 1946 había te- nido su correlato histórico. En 1916, treinta años antes, la ciudadanía argentina había sido convo- cada por primera vez a una elección libre y de- mocrática. De ambos hechos electorales na- cieron gobiernos populares: en un caso, el de la Unión Cívica Radical; en el otro, el de una na- ciente coalición social y política conducida por Juan Perón. A mí juicio, ninguno de estos hechos deben considerarse bajo el prisma exclusivo de las fe- chas partidarias. De allí entonces el pedido de este homenaje. Son efemérides de la demo- cracia, rasgos, jalones de un proceso en el que todos hemos participado y cuya ausencia en la vida institucional del país nos condujo a nuestras horas más dramáticas. Recuerdo el clima y el fervor de aquellos días. No eran días fáciles. Y —¿para qué nos vamos a engañar?— no era aquél precisamente un clima de los más adecuados para una elección que, se suponía, iba a restaurar el signo de la democracia en la República. Se votó con mucho fervor. En aquel entonces las elecciones tenían un atractivo que hoy han perdido. No había encuestas. No había televi- sión. Las elecciones eran en cierto modo un enigma que se descifraría pocas horas, días o a veces semanas después del comicio, como ocu- rrió efectivamente en este caso. A las ocho de la mañana, el candidato Juan Perón votó en la calle Juncal 2691, de la circuns- cripción 19 de la Capital Federal. A las seis de la tarde, el comicio se cerró y las fuerzas armadas custodiaron las urnas hasta el Congreso Na- cional, mientras la gente las aplaudía fervorosa- mente por las calles. La euforia de los días anteriores a la elección, lógica ante la unción que despierta el comicio en sí mismo, volvió a producirse. Nosotros y nues- tros adversarios nos adjudicábamos el triunfo. Pero había algo que, como una espada de Da- mocles, estuvo pendiente en todo el comicio. ¿Había habido actos de fraude o de violencia, como algunos sectores insinuaban, o no? Las co- municaciones no eran tan instantáneas como ahora, había periodistas de todo el mundo obser- vando esta elección. Y, al caer la tarde de ese día, ya los titulares en las pizarras de los diarios admitían que ésa había sido la elección más limpia de la historia argentina. Es que no fue una elección más: marcó el inicio de una época en nuestra vida institucional, política, económica y social. Una época distin- tiva, inédita, original. Hoy todavía se discuten sus méritos y deméritos, pero cambió significati- vamente el rostro de la Argentina. Fue una época signada por una situación mun- dial que devenía de un proceso como el de la Se- gunda Guerra. Fue una época en que la Argen- tina decidió, por la Ubre voluntad de su pueblo, construir una patria libre, justa y soberana; una época que permitió que aquello que Scalabrini Ortiz llamaba "el subsuelo de la patria", es decir sus multitudes marginadas, sus hombres hu- mildes, sus trabajadores, accediera a la integra- ción social y política que le había sido negada. Fue una elección que abría camino a grandes transformaciones y sentaba las bases para el re- torno duradero dé la Argentina a la vida en de- mocracia. Pero no fue así. No fue así. En 1946 se imcia un ciclo que termina abruptamente en 1955, cuando tuvimos que pasar casi treinta años, hasta 1983, para que un nuevo gobierno legí- timo, sin fraudes ni proscripciones, accediese nuevamente al poder: el gobierno de .la Unión Cívica Radical, presidido por el doctor Raúl Al- fonsín. De ese período extrajimos una enseñanza: que nuestros desencuentros, esa inhabilidad política que tuvo la clase dirigente argentina para conci- liar un proyecto común, abrieron el camino a los golpes de Estado, a las tiranías, a las violencias, a las dictaduras. Esa incapacidad de las dos grandes fuerzas populares, sin desmedro de otras que son tan legítimas y necesarias para el Sr. Rodríguez Saá. — Pido la palabra.

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4598 CÁMARA DE SENADORES D E LA NACIÓN Reunión 53 a

decía que remitieran todos los antecedentes como indicaba la ley porque, de lo contrario, no se podría avanzar. Quiere decir que fue por im-pulso de uno de los integrantes de la comisión. Otro tanto hizo el diputado Quezada, que repre-senta al bloque radical de Diputados en dicha comisión.

Los antecedentes estaban incompletos. Re-cién ahora se estarán aportando los datos com-pletos de los integrantes. Pero me extraña que el señor senador por el Chubut diga que esté inte-resado en debatir y estudiar las características personales y curricula de los integrantes cuando tengo en mi poder dos notas de fecha 16 de fe-brero que dicen: Nos dirigimos a usted en nuestra calidad de legisladores nacionales miem-bros de la comisión prevista por el artículo 5 9 de la ley 24.065 y otro tanto de la ley 24 .076 para expresar que en conocimiento de las personas que se desempeñaron en el primer directorio del E n t e Nacional Regulador de Electricidad, manifestamos que no tenemos objeción de nin-guna naturleza que formular con respecto a las personas propuestas. Firman siete señores sena-dores justicialistas, entre ellos el señor senador por el Chubut.

Sr . Me Karthy. — P e r d ó n . . .

Sr. Rodríguez Saá. — Pido la palabra. . .

Sr. Me Karthy. — En el caso del ente eléctrico firmé la nota porque tenía los antecedentes, pero en el caso del ente de gas no lo hice, señor senador.

" Sr. Genoud. — E n la nota relacionada con la ley 2 4 . 0 6 5 hay ocho firmas, mientras que en la referente al marco regulatorio gasífero, hay siete.-De tal modo que habría un dictamen de las comisiones, aun en el caso eh que falte la firma del señor senador Mac Karthy.

Sr. Romero. — No es un dictamen.

Sr. Genoud. — Aquí tengo otra~nota. . .

Sr . Presidente (Menem). — Señor senador: es-tamos discutiendo el plan de labor. Dijo que se tomaba cinco minutos para hacer observaciones.

Sr. Genoud. — Me queda una, tenga la gene-rosidad de permitírmela.

Para mañana el señor secretario Piuzzi, en nombre del señor presidente provisional del Se-nado, nos convoca a una reunión. Yo digo: ¿para qué?, si está el dictamen. E n estas condiciones, y como único miembro radical de la comisión, he quedado absolutamente marginado de la deci-sión.

Sr. Presidente (Menem). — Antes de darle la palabra quiero aclarar, señor senador, que esta reunión ha sido promovida a iniciativa del señor presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, diputado Baglini; nos hemos hecho eco de este pedido para convocar a esa reunión a los efectos de que los señores sena-dores decidan lo que estimen corresponde.

No ha sido iniciativa espontánea de esta Presi-dencia.

Tiene la palabra el señor senador por San Luis.

Sr. Rodríguez Saá. — La comedia de enredos la hemos trasladado al recinto del Senado.

Sr. Genoud. — Donde corresponde.

Sr. Rodríguez Saá. — No estamos discutiendo nada porque no hay virtualidad parlamentaria para discutir nada. No sabemos si se trata de un proyecto; son simples manifestaciones de inte-grantes de la comisión y de dictámenes que no lo son. Entonces esto no se entiende.

Pido prudencia a los señores senadores para que, votando o no, sigamos discutiendo sobre la labor parlamentaria. Si el señor senador quiere introducir un tema, que lo convierta en un pro-yecto, lo presente, pida su tratamiento sobre ta-blas y así enderezaremos la situación, de modo que lo que han expresado los señores senadores, y que Jiemos escuchado pacientemente, quede como una simple manifestación.

E n cuanto al plan de labor parlamentaria, en-tiendo que se ha acordado también rendir hoy un homenaje en virtud de que el 24'de febrero es una fecha histórica nacional, ya que ese día tuvo lugar un acto electoral muy importante. Pido que se incluya también en el plan de labor parlamentaria este homenaje.

Sr. Presidente (Menem). — Se va a votar el plan de labor parlamentaria leído por Secretaría con el agregado dé la propuesta del señor se-nador por San Juan, Cruzada Renovadora, y con la inclusión pedida por el señor senador por San Luis de un homenaje al 2 4 de febrero de 1946.

Sr. Rodríguez Saá. — Y del tema de la vio-lencia en el deporte.

Sr. Presidente (Menem).—Así es, señor se-nador.

—La votación resulta afirmativa.

Sr. Presidente (Menem). — Queda aprobado el plan de labor parlamentaria.

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24 de febrero de 1993 CÁMARA DE SENADORES D E LA NACIÓN 4599

HOMENAJE

Sr. Presidente (Menem).—Corresponde en primer término rendir un homenaje.

Sr. Callero. — Pido la palabra.

Sr. Presidente (Menem). — Tiene la palabra el señor senador por Buenos Aires.

Sr . Cafiero. — Señor presidente: hace cua-renta y siete años el pueblo argentino se vio con-movido por un hecho solamente registrado en la memoria de sus hombres mayores. Se había con-vocado a un comido libre, limpio, sin fraude, sin violencia, con pleno acatamiento de la ley, ga-rantizado en su desarrollo por las fuerzas ar-madas. El acto coinicial de aquella mañana fes-tiva y calurosa de febrero de 1946 nos brindaba a los jóvenes, casi adolescentes, de esa época un espectáculo hasta entonces inédito: largas filas de hombres —las mujeres no votaban— que, con una unción propia de los grandes aconteci-mientos, se aprestaban a la emisión Ubre de su voto.

Ese hecho del 24 de febrero de 1946 había te-nido su correlato histórico. En 1916, treinta años antes, la ciudadanía argentina había sido convo-cada por primera vez a una elección libre y de-mocrática. De ambos hechos electorales na-cieron gobiernos populares: en un caso, el de la Unión Cívica Radical; en el otro, el de una na-ciente coalición social y política conducida por Juan Perón.

A mí juicio, ninguno de estos hechos deben considerarse bajo el prisma exclusivo de las fe-chas partidarias. De allí entonces el pedido de este homenaje. Son efemérides de la demo-cracia, rasgos, jalones de un proceso en el que todos hemos participado y cuya ausencia en la vida institucional del país nos condujo a nuestras horas más dramáticas.

Recuerdo el clima y el fervor de aquellos días. No eran días fáciles. Y —¿para qué nos vamos a engañar?— no era aquél precisamente un clima de los más adecuados para una elección que, se suponía, iba a restaurar el signo de la democracia en la República.

Se votó con mucho fervor. En aquel entonces las elecciones tenían un atractivo que hoy han perdido. No había encuestas. No había televi-sión. Las elecciones eran en cierto modo un enigma que se descifraría pocas horas, días o a veces semanas después del comicio, como ocu-rrió efectivamente en este caso.

A las ocho de la mañana, el candidato Juan Perón votó en la calle Juncal 2691 , de la circuns-

cripción 19 de la Capital Federal. A las seis de la tarde, el comicio se cerró y las fuerzas armadas custodiaron las urnas hasta el Congreso Na-cional, mientras la gente las aplaudía fervorosa-mente por las calles.

L a euforia de los días anteriores a la elección, lógica ante la unción que despierta el comicio en sí mismo, volvió a producirse. Nosotros y nues-tros adversarios nos adjudicábamos el triunfo.

Pero había algo que, como una espada de Da-mocles, estuvo pendiente en todo el comicio. ¿Había habido actos de fraude o de violencia, como algunos sectores insinuaban, o no? Las co-municaciones no eran tan instantáneas como ahora, había periodistas de todo el mundo obser-vando esta elección. Y, al caer la tarde de ese día, ya los titulares en las pizarras de los diarios admitían que ésa había sido la elección más limpia de la historia argentina.

E s que no fue una elección más: marcó el inicio de una época en nuestra vida institucional, política, económica y social. Una época distin-tiva, inédita, original. Hoy todavía se discuten sus méritos y deméritos, pero cambió significati-vamente el rostro de la Argentina.

Fue una época signada por una situación mun-dial que devenía de un proceso como el de la Se-gunda Guerra. F u e una época en que la Argen-tina decidió, por la Ubre voluntad de su pueblo, construir una patria libre, justa y soberana; una época que permitió que aquello que Scalabrini Ortiz llamaba "el subsuelo de la patria", es decir sus multitudes marginadas, sus hombres hu-mildes, sus trabajadores, accediera a la integra-ción social y política que le había sido negada.

Fue una elección que abría camino a grandes transformaciones y sentaba las bases para el re -torno duradero dé la Argentina a la vida en de-mocracia.

Pero no fue así. No fue así. E n 1946 se imcia un ciclo que termina abruptamente en 1955, cuando tuvimos que pasar casi treinta años, hasta 1983, para que un nuevo gobierno legí-timo, sin fraudes ni proscripciones, accediese nuevamente al poder: el gobierno de .la Unión Cívica Radical, presidido por el doctor Raúl Al-fonsín.

De ese período extrajimos una enseñanza: que nuestros desencuentros, esa inhabilidad política que tuvo la clase dirigente argentina para conci-liar un proyecto común, abrieron el camino a los golpes de Estado, a las tiranías, a las violencias, a las d ictaduras . E s a incapacidad de las dos grandes fuerzas populares, sin desmedro de otras que son tan legítimas y necesarias para el

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Sr. Rodríguez Saá. — Pido la palabra.

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buen funcionamiento de la democracia argen-tina, impidió generar un proyecto en común, aun con los propios disensos, aun resguardando las identidades históricas o representando bases sociales y políticas diferente?

Esta es, a mi juicio, la lección post 24 de fe-brero de 1946.

Me he tomado la atribución de recordar y con-memorar esta fecha no tanto por su contenido del pasado como por su promesa de futuro. Se-pamos los argentinos que los hechos electorales pueden dividirnos el día de un comicio, y está muy bien que así sea porque es la base dé la de-mocracia, pero también sepamos que el hecho de concurrir a elecciones y el afán de triunfar le-g í t imamente no debe hacernos olvidar los grandes consensos, las grandes coincidencias, porque sólo las intransigencias malogran los des-tinos de los pueblos. (Aplausos.) '

Sr. Storani. — Pido la palabra. Sr. Presidente (Menem). — Tiene la palabra el

señor senador por Córdoba.

Sr. Storani. M Al bloque de la Unión Cívica Radical le parece justo ^absolutamente justo— que el señor senador Cañero haya hecho este ho-menaje en nombre del partido que representa.

La Cámara debe hacerlo suyo porque se trata de un hecho que produjo realmente la irrupción en la Argentina de un movimiento político con personalidad, características, doctrina e ideo-logía propias. Esto, mucho más allá de los di-sensos que podíamos tener quienes sobre nues-tras espaldas sufríamos la pesada carga de los blasones acumulados por la Unión Cívica Ra-dical, ya en ese momento con cincuenta años de existencia y gobiernos legítimamente elegidos

-en comicios.libres, como fueran los de 1916, 1922 y 1928, que consagraron a tres presidentes de nuestro partido, dos veces a Hipólito Yri-goyen y una a Marcelo T. de Alvear.

No voy a desnaturalizar el homenaje cayendo en la trampa de avanzar en algunos juicios que • no corresponden y que este homenaje no me-rece .

Yo soy actor de aquella época, como también lo fue el señor senador Cañero. Muchos de los que están acá no lo son por razones de edad, pero quienes vivimos esa etapa de la Argentina no podemos dejar de valorizar en su justo tér-mino y dimensión el acceso al Poder del movi- * miento justicialista en 1946. El comido fue lím-pido, absolutamente normal y el pueblo se expresó con total independencia de presiones de cualquier naturaleza. El proceso electoral fue duro, como bien lo señalara el señor senador por

Buenos Aires; la Unión Cívica Radical encabezó un movimiento en el que confluyeron otros

grupos políticos y soportó diversas circunstan-cias que no viene al caso analizar.

Pero yo rescato para la historia argentina un hecho muy positivo como fue la irrupción en el escenario político democrático de la Presidencia que alcanzó el general Perón en 1946.

Lo que sucedió a posteriori, en los casi cin-cuenta años siguientes es lo que nosotros hemos sido capaces de protagonizar: encuentros, de-sencuentros.,, disputas, a veces disensos impor-tantes, algunas veces coincidencias fundamen-tales que la historia también ha registrado dentro de sus capítulos más relevantes.

Es verdad que debimos esperar después mu-chos años para que, sin proscripciones, la Unión Cívica Radical tuviera en 1983 la oportunidad de restaurar la democracia con Raúl Alfonsín como presidente. Este es un hecho que ha señalado bien el senador Cañero, con toda justicia.

Es verdad que quienes estamos viviendo la úl-tima parte de este siglo —especialmente los in-tegrantes de este Senado, cualquiera sea el par-tido político al que pertenecemos— tenemos una responsabilidad mayúscula hacia el futuro. Debemos recoger las enseñanzas de los hechos positivos y negativos de la historia argentina de este siglo que ya termina, de los que hemos sido protagonistas quienes estamos acá —en un par-tido o en otro, como mayoría o minoría—, a través de acciones políticas que han construido o intentado reconstruir la democracia en nuestro país.

Desde 1983 hemos reconquistado la vocación democrática; hemos puesto en marcha en forma irrestricta lo estatuido por la Constitución Na-cional; hemos asegurado la defensa de los dere-chos humanos; hemos movilizado las libertades pública, colectivas e individuales, sin restricción alguna; se ha garantizado en forma absoluta la práctica democrática a través de un gobierno que fue respetuoso de la constitución y de las leyes. Es to lo hemos compartido todos pues hemos sido gobierno y hemos cogobernado.

Ahora estamos en una etapa en la que también tenemos la misma responsabilidad. Cierta-mente, el signo político del presidente que hoy gobierna no es el que corresponde al de quien gobernó durante el período que estaba glosando desde 1983. Sin embargo, tiene el mismo valor de reivindicación de la democracia y de la obli-gación moral que tenemos los argentinos, los partidos y militantes políticos y los legisladores en cuanto a ser pundonorosos en el cuidado de

24 de febrero de 1993 CÁMARA DE SENADORES D E LA NACIÓN 4601

los términos con que manejamos los aspectos de-mocráticos. No podemos avanzar más allá de lo que la Constitución marca y las leyes permiten.

Para ser veraces en el homenaje a los sucesos acontecidos el 24 de febrero de 1946 —cuando el justicialismo ganó una elección, a través del Par-tido Laborista y de la Unión Cívica Radical — Junta Renovadora, con la fórmula Perón-Qui-jano—, debemos ser justos y decir que el com-promiso hacia el futuro nos exige a todos ajus-tarños acabada y dec id idamente a lo que determinan la Constitución Nacional y las leyes.

En nombre del bloque de la Unión Cívica Ra-dical adherimos entusiastamente a este home-naje que acaba de ser rendido a través de la voz del senador Cañero, miembro de la bancada jus-ticialista en el Senado de la Nación.

Nos sentimos orgullosos de haber podido pro-tagonizar episodios como los que he señalado a lo largo de estos últimos cincuenta años.

Sr. Presidente (Menem). — Tiene la palabra el señor senador por San Juan.

Sr. Avelín. — Señor presidente, señores sena-dores: el 24 de febrero de 1946 es una fecha his-tórica. Ese día hubo un pueblo en la calle, un pueblo que constituía el gran movimiento na-cional: obreros y empresarios, intelectuales y maestros, campesinos y chacareros. Todo el conjunto de la sociedad levantó las banderas de reivindicación y de lucha social.

Nadie puede negar que esa fecha constituye un hito de la gran revolución social que se con-cretó en la Argentina a través de ese gran movi-miento. Se trata de una fecha que debemos re-cordar todos los argentinos para tener siempre presentes las banderas de lucha, de solidaridad, de desarrollo y de justicia social.

En esa fecha histórica se sintetizaron las aspi-raciones de justicia social de tantos obreros, de tanta gente humilde, de tantos marginados y ol-vidados, que parecían parias en su propia tierra. Por eso debemos reconocer y aplaudir lo aconte-cido en esa fecha.

Del mismo modo debemos recordar los su-cesos históricos de 1916, con Hipólito Yrigoyen, otro de los caudillos que llenan la historia de la Argentina. Debemos aprovechar hoy esas luchas populares.

Bien decía Scalabrini Ortiz en 1946 que real-mente hasta las piedras se ponían de pie para sa-ludar esta fiesta de la democracia, de la libertad y de la justicia social.

Sr. Presidente (Menem). — Tiene la palabra el señor senador por el Neuquén.

Sr. Sapag. —Señor presidente: el 24 de fe-brero de 1946 ha marcado en el país una nueva etapa, el inicio de un nuevo país. La Patagonia, y especialmente mi provincia, no puede dejar de recordar ese acontecimiento histórico, ya que en los territorios nacionales —verdaderas colo-nias— vivíamos sin derechos civiles mientras que el extranjero, con sus autoridades, tenía más amparo que los argentinos con su libreta de en-rolamiento. Ha venido, sin ninguna duda, a sumar a la Nación la mayor extensión del terri-torio que necesitaba la República, conprendién-dose que tenía derechos ganados por el esfuerzo de sus pobladores, por la riqueza que vertía sobre el país, por su situación de soberanía y de frontera.

Con el acontecimiento de este nuevo hori-zonte, hemos llegado a convertirnos en pro-vincia a partir de territorios nacionales, y tener los mismos derechos que el resto de la ciuda-danía que compone el país.

Es imposible negar el progresó que lían expe-rimentado mi provincia y la Patagonia. Se ha ob-tenido de una manera difícil y dura. Todavía es así, pero existen derechos ciudadanos e indiscu-tibles por haber integrado a la Nación un millón de kilómetros cuadrados que estaban separados del continente real del país.

Nosotros hemos enarbolado permanente-mente las banderas de una patria justa, libre y soberana. E l Movimiento Popular Neuquino es una fuerza política que nació dentro del cuadro de esta situación, cuando estaba proscripto el peronismo.

He conocido al general Perón en mi provincia, cuando era capitán del Estado Mayor del Ejér-cito, estudiando la frontera con Chile. Vivió dos años en la provincia del Neuquén. Conozco su trabajo en el diccionario mapuche y su actividad en el desarrollo real de un sentido patriótico.

Lo he acompañado en el Partido Laborista, siendo presidente de su partido en el Neuquén, del Partido Único de la Revolución, del Partido Peronista. Cuando llegó la proscripción for-mamos el Movimiento Popular Neuquino con el contenido esencial, real y positivo de que la doc-trina nacional era su fundamento y la necesidad del país para progresar.

Hemos demostrado que cuidando los princi-pios de la acción social hemos llevado a nuestra provincia a un nivel de importancia dentro del cuadro de la Nación.

Por eso consideramos que lo manifestado por los señores senadores que me precedieron en el uso de la palabra es importantísimo y no po-

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demos dejar de recordar este hitórico día para mi provincia y para la Patagonia, que está gra-bado en los granitos de la Cordillera de los Andes. No hay ninguna duda de que la reivindi-cación patagónica se debe al teniente general Juan Domingo Perón y al justicialismo durante los tiempos de su gobierno.

Nosotros, continuadores, hemos mantenido los principios como si fuéramos los hijos, en disi-dencia con la conducción. Seguimos mante-niendo las mismas banderas y no podemos dejar de reverenciar lo que significa este día histórico para la República, a cuya recordación nos su-mamos con fervor y patriotismo.

Sr. Presidente (Menem). —Con las palabras pronunciadas por los señores sendores, a las cuales esta Presidencia adhiere en todos sus tér-minos, queda rendido el homenaje al 24 de fe-brero de 1946.

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R E M E M O R A C I Ó N D E L 24 DE F E B R E R O D E 1946

B|-Sr. Presidente (Menem) .—Por razones de economía procesal legislativa, esta Presidencia considera que, dado que se trata del mismo tema, se podría considerar el proyecto del señor senador Ludueña, que ha quedado reservado.

Como ya se han expresado los fundamentos referidos a esta cuestión, esta Presidencia consi-dera que si el señor senador mantiene su deci-sión de pedir el tratamiento sobre tablas, se po-dría proceder en consecuencia.

Tiene la palabra el señor senador por Santa Cruz.

^

Sr. Ludueña. — Señor presidente:-creo que s fundamentos en los que estaba interesado

este humilde proyecto del que soy autor, por el que se recuerda el 24 de febrero* de 1946, han sido plenamente expresados por los señores se-nadores de las diferentes bancadas.

Personalmente estoy completamente satis-fecho, porque quedan demostradas en este re-cinto las actitudes maduras y porque observo que los hechos que hacen a la vida de la Nación Argentina, cuando son lúcidos.y transparentes, logran la adhesión de todos.

Para terminar, quiero decir que si el hono-rable cuerpo decide dar tratamiento sobre tablas a este proyecto me sentiré muy feliz. Pero ya me siento feliz porque los señores senadores de las distintas bancadas han expuesto con lucidez los alcances de este hecho trascendental en la vida política argentina.

Sr. Presidente (Menem). — En consideración la moción de tratamiento sobre tablas formulada por el señor senador por Santa Cruz.

Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

—La votación resulta afirmativa.

Sr. Presidente (Menem). — Por Secretaría se dará lectura.

—Se lee el proyecto de comunicación que fi-gura en el punto LI de los asuntos entrados.

Sr. Presidente (Menem). — En consideración en general.

Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

—La votación residta afirmativa. —En particular es igualmente afirmativa.

Sr. Presidente (Menem).—Queda aprobada la comunicación. Se procederá en consecuencia.

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J U E Z D E LA CÁMARA F E D E R A L D E APELACIONES

Sr. Presidente (Menem). — Pasamos a sesión de acuerdos.

Corresponde considerar el dictamen de la Co-misión de Acuerdos en el mensaje del Poder Ejecutivo por el que se solicita acuerdo para de-signar como juez de la Cámara Federal de Ape-laciones de Tucumán al doctor Jorge Víctor Mi-guel.

Por Secretaría se dará lectura.

Sr. Secretario (Piuzzi). — (Lee)

Dictamen de comisión

Honorable Senado:

Vuestra Comisión de Acuerdos ha considerado el pliego remitido por el Poder Ejecutivo nacional, solici­tando el acuerdo correspondiente para designar juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, con­forme al artículo 86, inciso 5 o de la Constitución Na­cional, y aconseja la aprobación del siguiente

Proyecto de resolución

El Senado de la Nación

RESUELVE:

Artículo I o — E l Senado presta su acuerdo al presi­dente de la Nación, para designar juez de la Cámara F e ­deral de Apelaciones de Tucumán, al doctor Jorge Víctor Miguel (documento nacional de identidad 3.730.681).

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24 de febrero de 1993 CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN 4603

Art. 2 o — Comuniqúese a) Poder Ejecutivo nacional, en respuesta a su mensaje de fecha 22 de diciembre de 1992.

Sala de la comisión, 17 de febrero de 1993.

Deolindo F. Bittet. — Guillermo E.

Snopek. — José A. Romero Feris. —

Alicia A. Saadi de Dentone. — Ricardo A.

Branda. — Juan Carlos Romero. — An-

tonio F. Cafiero. Wffi

Sr. Presidente (Menem). — En consideración en general.

Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.

—La votación resulta afirmativa. —En particular es igualmente afirmativa.

Sr. Presidente (Menem). — Queda aprobada la resolución. Se harán las comunicaciones co-rrespondientes.

J U E Z D E CÁMARA D E L TRIBUNAL ORAL EN L O CRIMINAL F E D E R A L

Sr. Presidente (Menem); — Corresponde con-siderar el dictamen de la Comisión de Acuerdos en el mensaje del Poder Ejecutivo por el que se solicita acuerdo para designar como juez de cá-mara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut, al doctor Pedro José de Diego.

Por Secretaría se dará lectura.

Sr. Secretario (Piuzzi). — (Lee)

Dictamen de comisión

Honorable Senado:

Vuestra Comisión de Acuerdos ha considerado el pliego remitido por el Poder Ejecutivo nacional, solici­tando el acuerdo correspondiente para designar juez de cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Co­modoro Rivadavia (provincia del Chubut), conforme al

v artículo 86 , inciso 5 o de la Constitución Nacional, y aconseja la aprobación del siguiente

Proyecto de resolución

El Senado de la Nación

R E S U E L V E :

Artículo I o — El Senado presta su acuerdo al presi­dente de la Nación, para designar juez de cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Ri­vadavia (provincia del Chubut), al señor doctor Pedro J o s é de Diego (documento nacional de identidad Ü;372.257).-

Art. 2 o — Comuniqúese al Poder Ejecutivo nacional, en respuesta a su mensaje de fecha 17 de diciembre de 1992.

Sala de la comisión, 17 de febrero de 1993.

Deolindo F. Bittel. — Guillermo E . Snopek. — José A. Romero Feris. — Alicia A. Saadi de Dentone. — Ricardo A. Branda. — Juan Carlos Romero. — An­tonio F. Cafiero.

Sr. Presidente (Menem). — En consideración en general. -

Si no se hace uso* de la palabra, se va a votar.

—La votación resulta afirmativa. —En particular es igualmente afirmativa.

Sr. Presidente (Menem).— Queda aprobada la resolución. Se harán las comunicaciones co-rrespondientes.

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J U E Z D E CÁMARA D E L TRIBUNAL ORAL E N L O CRIMINAL F E D E R A L

Sr. Presidente (Menem). — Corresponde con-siderar el dictamen dé la Comisión de Acuerdos en el mensaje del Poder Ejecutivo por el que se solicita acuerdo para designar como juez de Cá-mara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut, al doctor Enrique Jorge Guanziroli.

Por Secretaría se dará lectura.

Sr. Secretario (Piuzzi). — (Lee)

Dictamen de comisión

Vuestra-Comisión de Acuerdos ha considerado el pliego remitido por el Poder Ejecutivo nacional, solici­tando el acuerdo correspondiente para designar juez de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Co­modoro Rivadavia (provincia del Chubut), conforme al artículo 86, inciso 5 o de la Constitución Nacional, y aconseja la aprobación del siguiente

Proyecto de resolución

El Senado de la Nación

R E S U E L V E :

Artículo P — E l Senado presta su acuerdo al Presi­dente de la Nación, para designar juez de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Ri­vadavia (provincia del Chubut), al señor doctor Enrique Jorge Guanziroli (matrícula 7.606.683).

Art. 2° — Comuniqúese al Poder Ejecutivo nacional, en respuesta a su mensaje de fecha 17 de diciembre de 1992.

Sala de la comisión, 17 de febrero de 1993.

Deolindo F. Bittel. — Guillermo E.

Snopek. — José A. Romero Feris. — Ri-

cardo A. Branda. — Juan C. Romero. —

Saadi de Dentone. — Antonio F. Cafiero.

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