colaboración egresados

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El ocaso de los partidos políticos en México A lo largo de la evolución de los partidos políticos, en su composición clásica de órganos de intermediación entre la sociedad civil y el estado, han quedado rebasados; los partidos organizaban al pueblo en torno a determinada ideología y programa de lucha para buscar el acceso al poder político, es decir, tener el control del estado, el gobierno y la administración. Le corresponde a los partidos el papel de organizarlo para participar en los procesos de integración de los órganos públicos. Sin embargo, la sociedad civil está desarrollando sus propias formas organizativas, ya que en los partidos no encuentran una cabal y efectiva representación para su participación democrática en los órganos públicos. En México, actualmente se viven competencias electorales entre diversos partidos políticos, lo que da la impresión de que hay un gran desarrollo de estas organizaciones y que están a la alza. Este fenómeno que está pasando en México es más subjetivo que real, ya que con el tiempo la sociedad civil, con su falta de interés de participar en los procesos electorales, lo ha manifestado mediante la expresión del abstencionismo y las está anulando al nacer o les está impidiendo un mayor desarrollo que eventualmente pudiera darles acceso al poder. Para aclarar esto habrá de recordarse que hace poco tiempo, cuando el PRI era prácticamente único, se argumentaba que el abstencionismo era ocasionado por la falta de otras opciones políticas en las contiendas electorales. Ahora, otras agrupaciones políticas han logrado gran presencia social, pero el abstencionismo, lejos de reducirse, crece. Lo que es cierto que la sociedad civil le está haciendo sentir su retiro en términos estructurales. Los partidos políticos ya no pueden colocarse entre la sociedad y el Estado, porque precisamente la sociedad les está negando tal papel. Esto nos lleva a la conclusión de que los partidos, en su concepción y composición actuales, se encuentran en una gran crisis de credibilidad y también de perder su representatividad social que requieren para competir en los procesos de integración del poder. Los nuevos reclamos de la sociedad civil exigen a los partidos que tendrán que dejar su condición de entidades de intermediación entre sociedad y Estado y transformarse en partidos sociales; los partidos políticos ya no pueden fundarse y hacerse de una ideología y un programa político para enseguida atraer a su seno las clientelas sociales. Ahora los partidos tienen que ser más activos e incluyentes ante la sociedad, deben de identificar su forma de organización y sus propios medios de lucha y, creando los mecanismos apropiados, encabezar las demandas y aspiraciones de la sociedad civil, que ya no quiere

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Colaboración de egresados del CUNorte

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El ocaso de los partidos políticos en México A lo largo de la evolución de los partidos políticos, en su composición clásica de órganos de intermediación entre la sociedad civil y el estado, han quedado rebasados; los partidos organizaban al pueblo en torno a determinada ideología y programa de lucha para buscar el acceso al poder político, es decir, tener el control del estado, el gobierno y la administración. Le corresponde a los partidos el papel de organizarlo para participar en los procesos de integración de los órganos públicos. Sin embargo, la sociedad civil está desarrollando sus propias formas organizativas, ya que en los partidos no encuentran una cabal y efectiva representación para su participación democrática en los órganos públicos. En México, actualmente se viven competencias electorales entre diversos partidos políticos, lo que da la impresión de que hay un gran desarrollo de estas organizaciones y que están a la alza. Este fenómeno que está pasando en México es más subjetivo que real, ya que con el tiempo la sociedad civil, con su falta de interés de participar en los procesos electorales, lo ha manifestado mediante la expresión del abstencionismo y las está anulando al nacer o les está impidiendo un mayor desarrollo que eventualmente pudiera darles acceso al poder. Para aclarar esto habrá de recordarse que hace poco tiempo, cuando el PRI era prácticamente único, se argumentaba que el abstencionismo era ocasionado por la falta de otras opciones políticas en las contiendas electorales. Ahora, otras agrupaciones políticas han logrado gran presencia social, pero el abstencionismo, lejos de reducirse, crece. Lo que es cierto que la sociedad civil le está haciendo sentir su retiro en términos estructurales. Los partidos políticos ya no pueden colocarse entre la sociedad y el Estado, porque precisamente la sociedad les está negando tal papel. Esto nos lleva a la conclusión de que los partidos, en su concepción y composición actuales, se encuentran en una gran crisis de credibilidad y también de perder su representatividad social que requieren para competir en los procesos de integración del poder. Los nuevos reclamos de la sociedad civil exigen a los partidos que tendrán que dejar su condición de entidades de intermediación entre sociedad y Estado y transformarse en partidos sociales; los partidos políticos ya no pueden fundarse y hacerse de una ideología y un programa político para enseguida atraer a su seno las clientelas sociales. Ahora los partidos tienen que ser más activos e incluyentes ante la sociedad, deben de identificar su forma de organización y sus propios medios de lucha y, creando los mecanismos apropiados, encabezar las demandas y aspiraciones de la sociedad civil, que ya no quiere

recetas partidistas, sino resolver sus propios requerimientos de vida y desarrollo. Ante el retiro de la sociedad civil de las urnas electorales, y por lo tanto de los procesos de integración del poder político, la sociedad civil expresa que los partidos tienen que cambiar su composición. En vez de ser órganos de intermediación, tienen que pasar a ser órganos de composición y representación social, que ya no traten de imponer ideologías, programas, sino que promuevan las ideas propias de la sociedad civil, como son: educación, empleo, paz social y seguridad legal. El partido que logre mayor éxito en esta tarea podrá convertir la demanda social en demanda política y traducirla en votos y en otras formas de expresión democrática. La sociedad civil frente a los partidos políticos La única manera de que cambie nuestra actual y tan trillada democracia, y de superar a los partidos políticos y quitarles el control absoluto que tienen sobre el estado, es que la sociedad civil se active para que tenga un peso específico dentro de la vida política del país y de los partidos. La manera viable de suprimir la dolorosa e injusta dictadura de partidos reinantes en las actuales democracias es convirtiendo a la sociedad civil en una estructura sólida y organizada, capaz de elegir a sus propios representantes y de ejercer el papel preponderante que le corresponde en el ejercicio del poder, ya que la sociedad civil organizada es su verdadero adversario y el argumento supremo que dejaría en ridículo el monopolio de la representación y su abusivo dominio sobre la ciudadanía; los partidos han puesto todo su empeño en desarticular, debilitar y ocupar la sociedad civil, como un instrumento para llegar al poder. Los partidos políticos, en estos tiempos, están tan fracturados y son fuertemente cuestionados por la sociedad civil en México, por su falta de eficacia y de cumplimiento de los roles de la política, ya que no responden a las expectativas que los ciudadanos esperan de ellos. Las agrupaciones políticas deben ser instrumentos esenciales de participación política, como vehículos de intermediación entre la sociedad y el Estado y como organizaciones que al hacerse presentes deben ser incluyentes en la toma de decisiones. Desgraciadamente, el atraso político-democrático de nuestro país es a causa de que los partidos políticos llegan a acuerdos entre ellos para obtener beneficios para algunos cuantos y no para la sociedad civil; por dar un ejemplo de los acuerdos que en estos momentos están realizando los grupos parlamentarios de cada partido en el Congreso de la Unión, en cuestión de la

designación de los consejeros electorales del Instituto Federal Electoral, que hasta el momento no han sido nombrados por el Congreso a causa de que no se ponen de acuerdo en cómo repartirse el pastel, ya que están negociando quiénes serán los designados y que comulguen con las diferentes corrientes políticas de nuestro país, para poder incidir en el proceso electoral del 2012. Desgraciadamente, la sociedad civil en nuestro país sigue siendo un instrumento de los partidos para obtener decisiones en la vida política, es esa la causante del atraso que padece nuestra Nación; en cuestión de madurez política de la sociedad civil, en el momento que la sociedad se manifieste de una forma exigente y congruente, los partidos deben entender que están equivocados en su programa de acción política. Francisco Gándara