coloquio camino real - zacarías marqués terrazas
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Historia de los antiguos caminos españoles, los caminos reales que se usaban para los viajes en la época del México antiguoTRANSCRIPT
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DISCURSO INAUGURAL COLOQUIO BICENTENARIO DE LA
INDEPENDENCIA
El transcurrir histrico puede ser cclico y repetible o bien puede obedecer a una evolucin
lineal o ascendente. Para efectos de anlisis y discusin es un recurso vlido el realizar divisiones y
separaciones que nos permitan delimitan este trnsito. Los centenarios suele ser uno de los recursos
ms a nuestro alcance.
Aparte de constituir separaciones metodolgicas, estos segmentos temporales son una especie
de alto en el camino que nos permite repensar nuestra historia. Hoy nos rene esta tarea, revalorar el
bicentenario de la Independencia de Mxico.
La Independencia de Mxico dej en Chihuahua una huella singular, porque aqu tuvo su fin la
vida de muchos de los protagonistas de este pasaje de nuestra historia. Aspectos que sin lugar a dudas
sern abordados en los trabajos que hoy se presenten.
Cuando la distancia se ha acrecentado, como en este caso por 200 aos, recrear la vida cotidiana
y los hechos que quiz no tuvieron una trascendencia mayor, pero que no son menos importantes, se
convierte en una actividad plena de imaginacin que raya en lo artstico. Es entonces que la presencia y
el trabajo de los historiadores se convierten en un ejercicio inventivo que nos permite recuperar la
viveza y el entusiasmo de nuestra memoria histrica.
La llegada a Chihuahua de los dirigentes ejrcito insurgente se dio, como todos sabemos en
condiciones ms que difciles. Todo esto fue posible porque para ese entonces estaba ya bien
demarcado lo que se conoce como el Camino Real.
El ser humano ha sido un viajero desde sus orgenes mismos. Esta situacin le ha permitido
desplazarse e instalarse en los rincones ms alejados e inhspitos del planeta. Ha sido esta bsqueda lo
que nos ha obligado a la construccin o al descubrimiento de ms y nuevos senderos. As como el
Camino Real fue una va hacia la desolacin, hacia una soledad inmensa que lejos de disminuir el
entusiasmo de los primeros exploradores alimentaba su espritu por expandir los lmites del mundo
conocido. As era tambin el espritu de la lucha de Independencia. Construir nuevas vas hacia una
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sociedad ms justa e igualitaria. Abrir otros senderos para una realizacin ms plena para todos y cada
uno de los miembros de una nacin en estado germinal.
Este encomiable esfuerzo por repensar la importancia de la Independencia en el cumplimiento
de su bicentenario para el desarrollo poltico, econmico y cultural de la regin, merece todo nuestro
reconocimiento y apoyo. Su reconstruccin histrica nos permitir una mejor comprensin del devenir
del norte de Mxico y del sur de Estados Unidos.
Estoy seguro que la gran calidad de los ponentes tendr una resonancia significativa que nos
llevar a reconsiderar el papel desempeado por Chihuahua en la lucha independendista. Un proyecto
social que a la postre nos permitira construir la sociedad que en este momento tenemos. Porque
paralelamente a la investigacin histrica est nuestra deuda con quienes ofrendaron sus vidas en busca
de un mejor horizonte. En este sentido el Coloquio El bicentenario del la Independencia, es tambin un
homenaje a todos los insurgentes que nos heredaron un mundo ms justo y ms libre.
Nos congratulamos de tener entre nosotros a los historiadores ms destacados en esta rea.
Agradezco, a nombre del rector C. P. Ral Arturo Chvez Espinoza, a todos los participantes todo su
esfuerzo y empeo por acompaarnos y entregarnos lo mejor de su trabajo. Tambin deseo resaltar el
esfuerzo de todos y cada uno los que han participado en la organizacin de este evento, por su esmero y
dedicacin, que nos permitir enriquecer el nuestro bagaje histrico y cultural.
Si me lo permiten, a nombre de la Universidad Autnoma de Chihuahua, declaro formalmente
inaugurado los trabajos del Coloquio el Camino Real siendo el da 20 de mayo a las 9:00 hrs.
Desendoles el mayor de los xitos.
Muchas gracias
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JOS MARCOS MEDINA BUSTOS.
RFC: MEBM580320HL9
DIRECCIN PARTICULAR: Privada Pailet #18, Fracc. Montecarlo, Hermosillo, Sonora, Mxico,
telfono (01662) 2206946.
DIRECCIN TRABAJO: El Colegio de Sonora, Av. Obregn # 54, Col. Centro, Hermosillo, Sonora,
C. P. 83000, telfono, (662) 2 12 65 51, fax (662) 2 12 50 21.
PROFESIN.
Profesor investigador de Tiempo Completo indeterminado, Titular B, en El Colegio de Sonora desde
enero de 1999.
. Profesor de Asignatura nivel D en el Departamento de Historia y Antropologa de la Universidad
de Sonora desde 1993.
ESCOLARIDAD
Licenciatura en Historia de la Universidad de Sonora 1988-1993.
Maestra en Historiografa de Mxico en la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad
Azcapotzalco, 1996-1998.
Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacn. 2002-2007.
RECONOCIMIENTOS
Reconocimiento a Perfil Deseable y Apoyo para profesores de tiempo completo por parte del
PROMEP. 1 de agosto de 2005.
Premio Nacional INAH 1994, a la mejor tesis de licenciatura en la categora de Historia y
Etnohistoria Francisco Javier Clavijero con la investigacin titulada Vida y muerte en el antiguo
Hermosillo (1773-1828). Un estudio demogrfico y social basado en los archivos parroquiales.
CUERPOS ACADMICOS.
Miembro del Cuerpo Acadmico en Formacin COLSON-CA-4: Estudios Histricos: Regin y
Frontera. Reconocido por el PROMEP de la SEP el 19 de julio de 2005.
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PUBLICACIONES.
Ignacio Almada Bay, Jos Marcos Medina Bustos, Mara del Valle Borrero Silva, Hacia una nueva
interpretacin del rgimen colonial en Sonora. Descubriendo a los indios y redimensionando a los
misioneros, 1681-1821, en Regin y Sociedad, vol. XIX, nmero especial, 2007, pp. 237-266.
Ponencia en extenso publicada en CD de la Memoria del XXX Simposio de Historia y Antropologa
de Sonora titulada La poblacin de Sonora en 1785, segn el informe del obispo Fray Antonio
Mara de los Reyes, publicacin de la Universidad de Sonora, Departamento de Historia y
Antropologa en febrero de 2006, 9 pp., ISBN970-689-285-0
Ponencia en extenso publicada en CD de la Memoria del XXXI Simposio de Historia y
Antropologa de Sonora titulada Liberalismo y rebeliones indgenas en Sonora: el caso de la
resistencia pata a las leyes 88 y 89 de 1828, publicacin de la Universidad de Sonora,
Departamento de Historia y Antropologa en febrero de 2005, 10 pp., ISBN 970-689-345-8..
Ponencia en extenso publicada en CD de la Memorias del XXIX Simposio de Historia y
Antropologa de Sonora titulada El pronunciamiento de Arizpe de 1833. Un acercamiento a la
prctica poltica de la poca, publicacin de la Universidad de Sonora, Departamento de Historia y
Antropologa en febrero de 2005, 6 pp., ISBN 970-689-244-3.
Avatares de la ciudadana en Sonora durante la primera mitad del siglo XIX, artculo publicado en
la revista Regin y Sociedad de El Colegio de Sonora, N 25, Vol. XIV Sep-Dic 2002.
Historia panormica del Congreso del Estado de Sonora, 1825-2000, Mxico, LVI Legislatura del
Congreso del Estado de Sonora-Cal y Arena, 2001, 578 pp.
Vida y muerte en el antiguo Hermosillo 1773-1828. Un estudio demogrfico y social basado en los
registros parroquiales, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1997, 340 pp..
"Las memorias estadsticas en la primera mitad del siglo XIX: el caso del noroeste mexicano", en
Jos A. Ronzn Len y Sal Jernimo Romero (coords.), Formatos, Gneros y Discursos, Mxico,
UAM-Azcapotzalco, 2000, pp.217-252.
La epidemia de sarampin de 1826 en la Villa del Pitic, en Memorias del Simposio Juan Bautista
de Escalante. Hermosillo en el tiempo 1700-2000, Hermosillo, Instituto Sonorense de Cultura,
2000, pp. 49-57, ISBN 970-18-5719-4.
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Ponencias en los simposios de Historia y Antropologa de Sonora, de la Sociedad Sonorense de
Historia y de los Foros de las Misiones del Noroeste de Mxico.
INVESTIGACIN.
Participacin en el proyecto del Consejo Estatal de Poblacin Un siglo de Poblacin y Desarrollo
concebido dentro del subprograma Poblacin y Desarrollo concluyndose en marzo de 2002.
Proyecto de investigacin financiado por CONACYT en el perodo 2000-2001, titulado: El poder
legislativo en Sonora (1825-1857): redes de relaciones y prctica poltica.
Proyecto de Investigacin financiado por el Congreso del Estado de Sonora, durante el perodo
1999-2000, titulado Historia panormica del Congreso del Estado de Sonora 1825-2000,
obtenindose como producto un libro.
DOCENCIA.
Profesor de la Especialidad en Mtodos de Investigacin Histrica de la Maestra en Ciencias
Sociales de El Colegio de Sonora. Curso Historia, regin y frontera. III trimestre de 2004. Curso
Mtodos histricos y anlisis de documentos, I trimestre de 2005.
Profesor del rea de Historia Regional del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora.
Curso Historia Comparada II, del 2 de marzo al 25 de junio de 2006.
Profesor del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora, en la lnea de investigacin
Estudios Histricos de Regin y Frontera, con el curso Interpretaciones del Antiguo Rgimen.
Enero-abril de 2008.
Profesor de asignatura en el Departamento de Historia y Antropologa de la Universidad de Sonora
desde 1993. He impartido las materias de Mtodos Cuantitativos, Elementos de Economa I y II,
Historia de Mxico III, Historia de Sonora III .
FORMACIN DE RECURSOS HUMANOS.
Direccin de la Tesis de Licenciatura en Historia, de Jos de Jess Martnez Alarcn titulada
Conquista y resistencia en Sonora, siglo XVI, XVII y XVIII, Depto. de Historia y Antropologa de
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la Universidad de Sonora. Presentada en examen profesional el 26 de junio de 1997.
Direccin de la Tesis de Maestra en Ciencias Sociales, de Hiram Flix Rosas titulada Cuando la
muerte tuvo alas. La epidemia de fiebre amarilla de 1883-1885 en Hermosillo, El Colegio de
Sonora. Presentada en examen de grado el 12 de enero de 2004.
Direccin de la Tesis de Maestra en Ciencias Sociales de Juan Manuel Silva Rodrguez, titulada
La criminalidad en el porfiriato en Sonora. El caso del distrito de Arizpe. El Colegio de Sonora.
Presentada en examen de grado el 15 de diciembre de 2006.
Direccin de la Tesis de Maestra en Ciencias Sociales de Carmen Bojrquez Jusaino, titulada Los
usos sociales del agua en el distrito de Hermosillo, 1742-1850. El Colegio de Sonora. Presentada
en examen de grado el 27 de febrero de 2006.
Direccin de la Tesis de Maestra en Ciencias Sociales especialidad en Mtodos de Investigacin
Histrica, de Miguel Rosas Luna, titulada Del trabajo compelido y libre al trabajo endeudado.
Formas de trabajo en Sonora, 1767-1843. Presentada en examen de grado en enero de 2008.
Director de la Tesis de Maestra en Ciencias Sociales especialidad en Mtodos de Investigacin
Histrica, de Rodolfo de Castillo Lpez, titulada La misin franciscana en la Pimera Alta: un
estudio del financiamiento de la construccin de iglesias y su equipamiento litrgico y ornamental,
1768-1810. Presentada en examen de grado en enero de 2008.
OTRAS ACTIVIDADES:
Director de los dos primeros nmeros de la revista Indicios, de la comunidad acadmica del
Departamento de Historia y Antropologa. Miembro de su direccin colectiva en los siguientes cinco
nmeros.
Coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora, desde abril de 2008.
LA CRISIS DE LA MONARQUA HISPNICA EN LA INTENDENCIA DE ARIZPE (1808-1812).1
Por Jos Marcos Medina Bustos.2
1 Este trabajo fue presentado el 19 de junio de 2008 en el Coloquio El camino real. Bicentenario de la independencia de Mxico, organizado por la Universidad Autnoma de Chihuahua; el cual forma parte de una investigacin ms extensa cuya referencia es la siguiente: Jos Marcos Medina Bustos, La representacin poltica de Antiguo Rgimen y la transicin al liberalismo en una zona de frontera. Sonora, 1650-1824, tesis de doctorado, El Colegio de Michoacn, Zamora, 2008. 2 Profesor investigador del Centro de Estudios Histricos de Regin y Frontera de El Colegio de Sonora.
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En 1808 los vecinos principales de la intendencia de Arizpe se aprestaban a aprovechar las
oportunidades abiertas gracias a las polticas implementadas en la regin por la monarqua desde
mediados del siglo XVIII, las cuales se haban concretado desde principios de la dcada de 1790 en una
situacin de paz relativa con los grupos indgenas y en un repunte de las actividades econmicas. Lejos
estaban de imaginarse que a partir de ese ao se veran inmersos en una vorgine de acontecimientos
polticos, totalmente inditos y forjados en lugares muy lejanos, que trastocaran radicalmente las
expectativas que tenan en esos momentos.3
En este trabajo se analiza la manera como se expres en las provincias de Sonora y Sinaloa la
gran crisis monrquica, para lo cual se inicia presentando las condiciones que privaban antes de la
crisis para comprender las modalidades de participacin que tuvieron los vecinos principales en los
procesos y acontecimientos abiertos ante la usurpacin napolenica, como fueron los actos tendientes a
reconstruir un poder soberano legtimo a travs de juramentos pblicos y elecciones, as como frente a
la insurreccin de Miguel Hidalgo.
LOS AOS PREVIOS A LA CRISIS: DE LA GUERRA DE FRONTERA A LA
CONSOLIDACIN DEL DOMINIO HISPNICO.
En 1788, como parte de la aplicacin de la Real Ordenanza de intendentes de 1786, se cre el
cargo de gobernador-intendente de Arizpe, el cual ejerca su jurisdiccin sobre un territorio extenso que
se iniciaba en el ro de las Caas en el lmite con la Nueva Galicia y terminaba en el extremo norte de
la provincia de Sonora en el curso del ro Gila, en la frontera con indios gentiles, es decir no
cristianizados. Esta enorme jurisdiccin tambin era conocida como intendencia de Sonora y Sinaloa,
provincias que -aunque propiamente designaban dos subdelegaciones- en trminos generales
comprendan los territorios al norte y sur del ro Mayo, respectivamente.
Es importante tener en cuenta que haba rasgos sociales y econmicos que diferenciaban la parte
alta y la parte baja. La primera inclua las subdelegaciones de Sonora, Hostimuri, lamos, El Fuerte y
Sinaloa, las cuales tenan en comn la permanencia de grupos indgenas numerosos que haban sido de
misin y continuaban con privilegios como no tributar; y que, como contraparte, tenan la carga de
mantener milicias para apoyar a los espaoles en contra de los indios rebelados o de los indios nmadas
que haban sido refractarios a la cristianizacin en las misiones.4 Durante los aos comprendidos entre
1720 y 1795 esta zona haba presenciado distintas rebeliones indgenas y ataques de los indios nmadas 3 Luis Navarro Garca, Las provincias internas en el siglo XIX, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla, 1965, pp. 1-2. 4 Luis Navarro Garca, La sublevacin yaqui de 1740, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-americanos, 1966, pp. 144-145. Este autor distingue las provincias de la parte alta como pases de misin.
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del norte y el noroeste. El poblamiento hispano en las villas presidiales de Sonora y Hostimuri era un
fenmeno propio de la segunda mitad del siglo XVIII, en tanto que los reales de minas no haban
logrado conformar poblaciones estables. En este aspecto se diferenciaba el norte de Sinaloa, donde si
existan poblaciones estables que se remontaban al siglo XVII como era el caso del real de los lamos
y las villas de El Fuerte y de Sinaloa.
En cambio, la parte baja de la intendencia se caracterizaba porque no tena un pasado misional y
desde los primeros tiempos de la conquista los indgenas eran tributarios. En esta zona haba una mayor
mezcla entre los grupos tnicos, siendo superados ampliamente los indgenas por los espaoles,
mulatos y otras castas. Los levantamientos indgenas ya haban quedado en un pasado remoto. El
poblamiento hispano que se inici desde mediados del siglo XVI se haba consolidado en villas como
Culiacn y reales de minas como Cosal, Copala, Maloya y sobre todo El Rosario, cabeceras de la
subdelegacin respectiva. (Ver mapa 1)
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Desde fines del siglo XVIII se viva una situacin de paz relativa con los grupos indgenas,
tanto con los que eran o haban sido de misin como con los refractarios a la misma. En el caso de los
primeros ya estaban lejanos los aos de las grandes rebeliones como fueron la de los yaquis y mayos de
1740, la de los pimas altos de 1751, la multitnica que reuni en el Cerro Prieto a grupos de pimas altos
MAPA 1. Fuente: Peter Gerhard, La frontera norte de la Nueva Espaa, Mxico, UNAM, p. 306.
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y bajos, seris y yaquis en la dcada de 1760 o la rebelin de los indios fuerteos de 1769. En el caso de
los indios nmadas, como los apaches y los seris, se haban reducido en gran medida sus ataques
gracias a la poltica de combinar la guerra y la paz, logrando que los apaches se asentaran desde 1795
en los presidios patas de Bavispe y Bacoachi. De manera similar los seris se haban constreido a su
territorio costero o asentado en la misin del Pitic. De tal manera que si bien continu manifestndose
la presencia ocasional de grupos de indgenas que asaltaban viajeros o ranchos, la situacin distaba
mucho de la que se viva todava en 1792.5
La paz relativa lograda con los indgenas fue el resultado de una serie de polticas
instrumentadas por la corona desde mediados del siglo XVIII, las cuales empezaron fortaleciendo el
aparato militar y fomentando el poblamiento hispano para enfrentar a la resistencia indgena. As, la
intendencia de Arizpe, sobre todo en la provincia de Sonora, experiment un constante incremento de
presidios hasta llegar a nueve en la dcada de 1780 con alrededor de 900 soldados pagados por la real
hacienda que inclua dos compaas patas y una pima. (Ver cuadro 1)
5 Existe una amplia bibliografa sobre las rebeliones indgenas de la provincia de Sonora, algunos trabajos en los que se aborda lo planteado en este prrafo son los siguientes: Jos Luis Mirafuentes Galvn, Movimientos de resistencia y rebeliones indgenas en el norte de Mxico (1680-1821), vol 1, Mxico, UNAM, 1989; Jos Luis Mirafuentes Galvn, Movimientos de resistencia y rebeliones indgenas en el norte de Mxico (1680-1821), vol 2, Mxico, UNAM, 1993; Navarro, La rebelin yaqui; Manifiesto de Eusebio Bentura Belea, edicin, introduccin y notas por Ignacio Almada Bay et.al., Mxico., El Colegio de Michoacn/ Universidad de Guadalajara/ El Colegio de Sonora, 2006. Luis Navarro Garca, Don Jos de Glvez y la comandancia general de las provincias internas del norte de la Nueva Espaa, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-americanos, 1964. Sergio Ortega Noriega e Ignacio del Ro, coords, Tres siglos de historia sonorense (1530-1830), Mxico, UNAM, 1993. En 1792, el gobernador intendente Enrique de Grimarest envi un extenso informe al virrey sobre la Intendencia de Arizpe, en el cual describa el despoblamiento que se experimentaba en el norte de la misma por los ataques apaches, y propona una guerra de exterminio contra stos. Este es el ltimo informe del perodo monrquico en el que la guerra con los apaches aparece como un problema central. En Archivo General de la Nacin (en adelante AGN), Historia, vol. 522, ff. 24-24v.
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CUADRO 1.
FUERZAS MILITARES DE LA PROVINCIA DE SONORA (1787)6
CUERPOS MILITARES TROPA
Presidio de San Carlos Buenavista 73
Presidio de San Miguel de Horcasitas 73
Presidio de Santa Gertrudis del Altar 73
Presidio de San Agustn del Tucson 73
Presidio de Santa Cruz 106
Presidio de Fronteras 106
Compaa de patas de Bavispe 91
Compaa de patas de Bacuachi 91
Compaa de pimas de San Rafael Buenavista 84
Compaa de Voluntarios ubicada en Arizpe 83
Piquete de Dragones 53
TOTAL 906
Tal crecimiento del aparato militar se hizo ms eficiente con el dictado de normas como el
reglamento de presidios de 1772 y la creacin de instituciones como la Comandancia General de
Provincias Internas en 1776. Estas medidas posibilitaron delinear estrategias para todo el septentrin,
logrndose un accionar coordinado y ms efectivo de las tropas en el combate, sobre todo, a los
apaches.
Las polticas anteriores buscaban acabar con el estatuto de las provincias norteas de la
intendencia como zona de excepcin, en la que los indios de los pueblos no tributaban y el dominio de
la monarqua espaola era precario e impugnado; sin embargo, al no lograr una derrota contundente de
los grupos indgenas, las autoridades imperiales optaron por una prudente negligencia en cuanto a
imponer tributos y a terminar con los privilegios de los pueblos indios en cuanto al usufructo comunal
de sus tierras. Dejando que fuera la descomposicin de la misma corporacin indgena y la paulatina
mezcla de indios y gente de razn, la que acabara con el estatuto privilegiado. De tal manera que la
poltica hacia los indgenas fue otorgarles la libertad; es decir, acabar con la jurisdiccin del
misionero en los pueblos de indios y permitir que stos pudieran mantenerse bajo el gobierno indio de
repblica o convertirse en vecinos, con lo cual se divida la comunidad.
6 AGN, ramo Provincias Internas, vol. 254. Agradezco a la Dra. Mara del Valle Borrero Silva que me facilit fotocopia de este documento. La compaa de voluntarios y el piquete de Dragones eran dos cuerpos que quedaron en la regin desde su arribo a la misma para la expedicin punitiva de 1768. Navarro, Don Jos de Glvez y la comandancia, p. 448.
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La poltica de lenta transformacin de la comunidad indgena, en lugar de un ataque frontal a la
misma, obedeca al temor que tenan las autoridades de nuevos levantamientos y la necesidad de
mantener el apoyo militar de los indios de los pueblos, los cuales tenan estructuras militares y cargos
que unificaban a las distintas naciones como era el capitn general. Como ya se mencion los patas
proporcionaban dos compaas presidiales y los pimas una. Los yaquis y mayos tenan poderosas
milicias. De ah que a la par que se haca uso de tales apoyos se tema por su capacidad militar.
En la parte baja de la intendencia la seguridad dependa de las milicias que se haban
constituido desde mediados del siglo XVIII, como se muestra en el siguiente cuadro 2.
CUADRO 2.
COMPAAS MILICIANAS DE LA PROVINCIA DE SINALOA. FECHA DE FUNDACIN Y
PROPUESTA DE REFORMA EN 1792.7
Jurisdiccin Espaoles Pardos Fundacin Propuesta
Rosario 100 100 1733 50 y 50.
Mazatln 200 1733 200 pardos
Culiacn 100 100 1740 100 y 50
Sinaloa 50 50 Siglo pasado 200 y 200
Fuerte 150 1730 100 espaoles
lamos 50 50 1730 y 1769 50 y 50
Copala 50 espaoles
Cosal 50 espaoles
A pesar de que estas milicias haban sido formadas desde principios del siglo XVIII, no
conformaban cuerpos permanentes, agrupndose segn las necesidades. Por ejemplo las de lamos,
Sinaloa y El Fuerte les toc participar en el combate a las rebeliones de yaquis y mayos de 1740 y de
los indios fuerteos de 1769. En cambio los de la parte sur no tenan adiestramiento ni experiencia
militar. Un caso especial eran las milicias de mulatos del poblado de San Juan Bautista de Mazatln
que resguardaban el puerto de Mazatln y vigilaban las costas. Por sus servicios estos milicianos tenan
fuero militar y estaban exentos de pagos de alcabala y tributos, adems del privilegio de un gobierno
militar exclusivo.8
7 Fuente: Informe del gobernador intendente de Arizpe, Enrique Grimarest al virrey Conde de Revillagigedo. Real de los lamos, 31 de julio de 1792 AGN, Historia, Vol 522, ff. 297. 8 Luis Navarro Garca, Don Jos de Glvez y la Comandancia General de las Provincias Internas de Nueva Espaa, Savilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964, pp. 164-165, 485-486.
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A la par del reforzamiento del aparato militar, desde 1750 el visitador Rafael Rodrguez
Gallardo haba propugnado porque en la parte alta de la en ese momento- gobernacin de Sonora y
Sinaloa, se crearan poblaciones segn el modelo tradicional hispnico: villas estables con sus tierras de
repartimiento que acabaran con la dispersin de los espaoles en los efmeros reales de minas,
convirtindolos en autnticos vecinos.9 Tal poltica se fue concretando con el surgimiento de villas a la
sombra de los presidios como el caso de San Miguel de Horcasitas, el Pitic, Altar entre otras; adems,
con la expulsin de los jesuitas en 1767 se facilit el asentamiento de pobladores no indgenas en los
pueblos de indios, desarrollndose pueblos mixtos de consideracin como Ures y Oposura. Tambin
hubo una poltica imperial tendiente a favorecer el desarrollo de ncleos urbanos acordes con la
importancia de la Comandancia General, as fue que el pequeo pueblo de misin de Arizpe, al ser
designado como capital de la misma, se le confiri el ttulo de ciudad y asiento del recin creado obispo
de Sonora, siendo la primer y nica ciudad en el Noroeste novohispano.
Del conjunto de la situacin trazada se comprende que si bien se haba logrado un equilibrio
entre las demandas de autonoma de los indgenas y las de mejores condiciones para la consolidacin
del dominio hispnico que permitiera el desarrollo de una sociedad no indgena y con ella el
crecimiento econmico y los ingresos fiscales de la corona, tal equilibrio era inestable, pues la pujanza
de la sociedad hispanizada necesariamente llevara a un conflicto con los indgenas; sin embargo, la
situacin de relativa paz que se disfrutaba desde 1795, permita la consolidacin de grupos locales de
poder econmico y social, los cuales haban aprovechado la estabilidad poltica que se expresaba en la
larga permanencia de los gobernadores militares como era el caso de Alejo Garca Conde que
gobernaba la intendencia desde 1796 y permaneci en el cargo hasta 1813, situacin similar a otros
mandos del septentrin novohispano como el comandante general Nemesio Salcedo, y el gobernador de
Nueva Vizcaya, Bernardo de Bonava.10
Ambas provincias de la intendencia de Arizpe se haban beneficiado de las polticas borbnicas,
por un lado la de Sonora con la creciente militarizacin y apertura de los pueblos de indios haba
logrado incentivar la economa con la derrama que significaban los sueldos de los soldados presidiales,
las raciones que se daban a los apaches de paz; adems con la libertad de los indios se obtuvo la
mano de obra necesaria para trabajar la minera y la agricultura; as se desarroll un incipiente
comercio para surtir de alimentos y productos manufacturados a las poblaciones de las villas y los
9 Jos Rafael Rodrguez Gallardo, Informe sobre Sinaloa y Sonora. Ao de 1750, German Viveros ed., introduccin, notas, apndice e ndices, Mxico, AGN, 1975. 10 Luis Navarro Garca, "Los intendentes de las provincias internas de nueva Espaa", Temas Americanistas, 19, Sevilla, 2007, pginas 51-63.
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reales de minas, en donde se consolidaron familias principales que demandaban productos de lujo
provenientes del exterior,11 ya fuera por el comercio controlado por el consulado de la ciudad de
Mxico o por el comercio con barcos extranjeros, norteamericanos o ingleses, que fondeaban en las
costas y cambiaban sus telas y productos manufacturados por plata. Este ltimo comercio era
principalmente de contrabando, aunque en ocasiones era autorizado por autoridades como la
Comandancia General.
La provincia de Sinaloa, con sus reales de minas estables, se haba beneficiado de la poltica de
fomento a la minera, que haba reducido el costo del azogue y la plvora, adems de que haba dejado
en manos de los propios mineros la administracin y fomento de la actividad minera, a travs del
establecimiento de las Diputaciones Provinciales del Real Tribunal de Minera. La bonanza minera se
manifestaba en que estos reales eran las poblaciones ms grandes de la intendencia, en los cuales los
vecinos principales disponan de los medios suficientes para hacer inversiones que redituaban en su
prestigio social, como la edificacin de iglesias, la creacin de capellanas y cofradas.12
A pesar del proceso anteriormente trazado y que se sintetiza en un creciente dominio de la
monarqua en la intendencia de Arizpe que permiti la consolidacin de poblaciones de algunos miles
de habitantes en donde se desarrollaron familias de vecinos principales con poder econmico y social,
hasta 1808 su acceso al poder poltico se haba limitado a ocupar algunos puestos de la jerarqua
poltico-administrativa como subdelegados y tenientes de subdelegado, o capitanes de presidio. En
tanto que el rgano de gobierno local que daba poder de representacin y de autogobierno a las
principales poblaciones de la Nueva Espaa, el ayuntamiento, haba dejado de elegirse desde fines del
siglo XVII. Sera hasta principios de la dcada de 1790 que se nombraron cargos de gobierno
municipal como el de alcalde ordinario, aunque sin que lo nombrara un cabildo, sino los vecinos. En
ausencia de ayuntamiento el gobierno local era ejercido por una autoridad que combinaba atribuciones
civiles y militares, ya fuera un teniente de justicia o un capitn de presidio, pero esta autoridad
dependa en gran medida del apoyo que le brindaran los vecinos para resolver los problemas de
emergencia, por lo que era prctica comn que convocara juntas en las que participaba el vecindario y
se tomaran decisiones como organizar milicias que salieran a perseguir apaches, o sobre el
11Stuart S. Voss, On the Periphery of Nineteenth-Century Mexico. Sonora and Sinaloa 1810-1877, Tucson, The University of Arizona Press, 1982, pp. 24-32. 12 En 1807, como parte de la orden de consolidacin de vales reales, se realiz un inventario de las donaciones que las familias principales de la intendencia haban hecho a la iglesia por concepto de capellanas, pago de misas y velas, culto de cofradas. Tal orden significaba que la corona quitaba a la iglesia la administracin de esos fondos. Como es conocido tal medida caus mucha inconformidad en el centro de la Nueva Espaa, todava est por investigarse cmo se llev a la prctica en la intendencia de Arizpe y si hubo reacciones, que se tradujeran en apoyo a los insurgentes. Este inventario se encuentra en la Biblioteca Nacional de Mxico, Archivo Franciscano, expedientes 37/835.1 y 37/834.1.
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repartimiento de solares o donar a la iglesia un porcentaje del ganado mostrenco reunido en las partidas
anuales.13
Los elementos sealados en este apartado se vern reflejados en la manera como participaron
los habitantes de la intendencia de Arizpe en la crisis monrquica. Un primer aspecto es que el peso
econmico y social adquirido por los vecinos principales les permitira demandar participar del poder
poltico. Por otra parte la diferente conformacin histrica de la parte alta y baja de la intendencia se
expres en que asumieron una postura diversa ante la insurreccin de Miguel Hidalgo, pues mientras la
porcin sur apoy a los insurgentes y las milicias se mostraron incapaces de detenerlos, la parte norte
tena tropas presidiales fogueadas en la guerra que se encargaron de derrotarlos. Procesos que se
analizan a continuacin.
1808-1812. LA PRIMER FASE DE LA CRISIS MONRQUICA EN LA INTENDENCIA DE
ARIZPE.
El 17 de marzo de 1808 se produjo un levantamiento popular en la ciudad de Aranjuez en la
pennsula Ibrica, mismo que llev a la abdicacin del rey Carlos IV y la entronizacin de su hijo
Fernando VII, conocido como el deseado por la esperanza que se tena en l de que encabezara una
nueva poca de esplendor de la monarqua. Desde ese da se sucedieron una serie de acontecimientos
de carcter poltico-militar que transformaron al conjunto del imperio espaol, incluyendo a la remota
intendencia de Sonora y Sinaloa, cuyos habitantes, totalmente ajenos a la conmocin que se avecinaba,
se aprestaban a aprovechar las oportunidades abiertas para el desarrollo econmico, gracias a las
polticas que desde el ltimo tercio del siglo XVIII haban impulsado los funcionarios borbnicos.
En el siguiente cuadro 3 se anotan los principales acontecimientos que se dieron en la pennsula
Ibrica y en la Nueva Espaa.
CUADRO 3. CRONOLOGA DE ACONTECIMIENTOS 1808-1812.14
FECHA ACONTECIMIENTO
17-03-1808 Motn popular en Aranjuez que obliga a Carlos IV a abdicar a favor de Fernando VII.
2-05-1808 Levantamiento popular en Madrid contra los invasores franceses. Inicio de levantamientos en las otras ciudades de la pennsula, conformndose juntas insurreccionales.
25-05-1808 Abdicaciones de Bayona. Fernando regresa la corona a Carlos IV, ste a su vez abdica a favor de Napolen Bonaparte, quien pasa el trono de Espaa a su hermano Jos.
25-09-1808 Se constituye en Aranjuez la Suprema Junta Central Gubernativa del Reino, con dos
13 Medina, La representacin poltica. 14 Un texto en el que se realiza un anlisis detallado de estos acontecimientos es el de Francois-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispnicas, Mxico, Editorial MAPFRE / FCE, 2000.
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delegados por cada junta insurreccional formada en las ciudades de la pennsula Ibrica.
22-01-1809. Convocatoria de la Junta Central para que los reinos, capitanas generales y provincias de Amrica eligieran diputados a la misma.
29-01-1810. Disolucin de la Junta Central y convocatoria para elegir diputados a Cortes generales y extraordinarias.
16-09-1810 Levantamiento de Miguel Hidalgo en la Nueva Espaa.
24-09-1810. Se renen en la Isla de Len las Cortes. Proclaman ser depositarias de la soberana nacional.
19-03-1812 Juramento de la Constitucin Poltica de la Monarqua Espaola, expedida por las Cortes de Cdiz . Abrogada en mayo de 1814 por Fernando VII y puesta en vigencia nuevamente en marzo de 1820.
El problema principal que se present durante estos aos fue encontrar el tipo de representacin
que posibilitara reconstruir un centro reconocido como depositario de la soberana real, pues la
entronizacin de Jos Bonaparte era concebida por los cuerpos ms importantes de la sociedad
espaola como una usurpacin totalmente ilegitima, lo cual condujo a la llamada vacatio regis,
situacin verdaderamente excepcional, sin antecedentes en ninguna otra monarqua, que abri la puerta
a una gran agitacin, movilizacin y discusin acerca de cmo enfrentar ese enorme vaco.15
Cmo influyeron los acontecimientos anteriores en la remota Intendencia de Arizpe? Un
primer elemento a tener presente es que la lejana del teatro de los acontecimientos motiv que sus
habitantes tuvieran conocimiento de los mismos con un desfase de alrededor de seis meses, tiempo
suficiente para que en diversas ocasiones se actuara uniendo un primer acontecimiento y el que lo
sigui, como fue el caso de la jura de Fernando VII en Arizpe realizada a fines de noviembre de 1808,
en la que se reuni el paseo del pendn real por su entronizacin del mes de marzo y la denuncia de la
usurpacin de Napolen y la lucha por su liberacin del mes de mayo. Tal situacin haca muy difcil
que los pobladores de estas regiones pudieran tener una iniciativa mayor y que se concretaran a
responder, sin mucha premura, las rdenes que llegaban.
Por otra parte, las noticias se conocan por medio de las autoridades provinciales, ya fuera el
intendente gobernador Alejo Garca Conde quien resida en Arizpe o del obispo de Sonora Fray
Francisco Rousset residente en Culiacn, quienes a su vez podan ser informados por el Comandante
General de las Provincias Internas, Nemesio Salcedo, desde Chihuahua o Durango, o alguno de los
virreyes que hubo en ese perodo. La informacin que se pasaba a travs de proclamas, manifiestos o
15 Situacin cuyo paralelo ms prximo se dio en 1700 cuando el rey Carlos II muri sin descendencia desencadenndose la llamada guerra de sucesin, entre los aspirantes al trono de las dinastas Habsburgo y Borbn, con la diferencia de que en esa ocasin ambos pretendientes podan alegar derechos legtimos. Antonio Annino ha enfatizado el carcter excepcional de la vacatio regis de 1808, en Cdiz y la revolucin territorial de los pueblos mexicanos 1812-1821, en Historia de las elecciones en Iberoamrica. Siglo XIX, Antonio Annino, coord., Mxico, FCE, 1995, p. 184. Tambin John H. Elliot, Empires of the Atlantic World. Britain and Spain in America 1492-1830, New Haven, The Yale University Press, 2006, p. 374.
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bandos, involucraba personajes y lugares muy ajenos a la experiencia de los pobladores de la
intendencia; en tales documentos se daba prioridad a exaltar sus sentimientos patriticos centrando el
discurso en la usurpacin de Napolen, las violencias contra Fernando VII y los peligros para la
religin y la patria. El espacio usual para su lectura eran las iglesias, durante la misa dominical, y los
sujetos idneos para hacerla eran los misioneros y los curas, quienes deban exhortar a los fieles, ya que
en las provincias no haba imprenta.16
En la intendencia de Arizpe el desfase temporal y el escaso desarrollo de la sociedad hispnica,
expresada en la ausencia de ayuntamientos, motiv que no existieran las instituciones que pudieran
plantearse alguna iniciativa ante la vacatio regis, de ah que la estructura poltica de la monarqua
sustentada en las diversas autoridades provinciales se mantuvo, siendo ellas las encargadas de
promover las acciones acordadas para el conjunto del imperio desde la Pennsula Ibrica, acciones que
incluyeron actos pblicos como los juramentos de fidelidad y la realizacin de elecciones, as como la
recoleccin de donativos y una intensa campaa propagandstica. Si bien los pobladores de la
intendencia, salvo los de la parte sur, no vivieron la violencia de la guerra, si -en cambio- se les
moviliz e integr al debate poltico, incluyendo a los indgenas, lo suficiente como para que se
debilitaran las estructuras de autoridad, como se ver ms adelante.
A continuacin se analizan tres procesos que dan cuenta de la manera como los habitantes de la
intendencia de Arizpe se vieron involucrados en la crisis de la monarqua: los juramentos pblicos, lAs
primeras elecciones para la reconstruccin de un poder soberano y el combate a la insurreccin de
Miguel Hidalgo.
LOS JURAMENTOS PBLICOS: UN MEDIO DE INVOLUCRAR AL PUEBLO EN LAS
MEDIDAS PARA SOLUCIONAR LA CRISIS MONRQUICA.
Los juramentos pblicos eran actos importantes porque a travs del juramento de fidelidad, las
diversas corporaciones que constituan el pueblo, simblicamente reconocan la soberana del nuevo
rey. La importancia de estos actos fue mayor a partir de 1808, ya que haba una disyuntiva real entre
reconocer a Jos Bonaparte, quien tena el poder efectivo, o a Fernando VII, quien haba abdicado en su
padre Carlos IV, y ste a su vez en Napolen y haba emitido una proclama al pueblo espaol llamando
a reconocer la nueva dinasta. Por otra parte en estos actos gran parte del ceremonial era religioso, pues
16 La importancia del clero en los procesos aqu tratados se expresa en que las fuentes primarias para estudiarlo son principalmente documentos localizados en los Microfilms del Archivo del Arzobispado de Sonora (en adelante MAAS), consultados de la Biblioteca Ernesto Lpez Yescas del Centro INAH-Sonora de la ciudad de Hermosillo.
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se realizaban misas con Te Deum, rogativas y procesiones que imitaban las de las fiestas religiosas.
Elementos todos ellos que hacan de los ministros religiosos un elemento central en todo el acto. 17
En la intendencia de Arizpe la primer fase de la crisis monrquica se expres en dos actos de
jura, uno a Fernando VII y otro a la Junta Central, ambos realizados en la ciudad de Arizpe, del 26 al
30 de noviembre de 1808 el primero y el 28 de mayo de 1809 el segundo.
A continuacin se describe el acto de jura que se hizo en la ciudad de Arizpe del 26 al 30 de
noviembre de 1808, en el que se jur lealtad a Fernando VII, se rechaz al usurpador y se manifest la
voluntad de luchar para reinstalarlo en el trono; en un mismo acto se atendi dos acontecimientos que
se haban dado en diferentes momentos. Si bien desde el 26 de julio el comandante general, Nemesio
Salcedo, haba ordenado que se hiciera el juramento en las provincias bajo su mando, en Arizpe se
organizaron los actos respectivos a fines de noviembre, porque -segn informaba el cronista annimo -
hasta esas fechas regresaron a la ciudad: el Subdelegado D. Toms de Escalante, el Ministro Tesorero
de esta Real Caja D. Ignacio de Bustamante y el cuerpo de comerciantes que se hallaban en el Puerto
de Guaymas a la feria celebrada en l con motivo del permiso concedido por el Sr. Comandante
General de estas Provincias al dueo de la fragata anglo-americana fondeada all.18 Fue hasta su
regreso que Alejo Garca Conde Gobernador e Intendente, convoc a la jura y las diversiones que le
siguieron. Lo cual corrobora la manera como las autoridades y los pobladores de la intendencia
asumieron la problemtica de la pennsula: eran asuntos lo suficientemente lejanos como para no
afectar de inmediato su vida cotidiana.
El 27 de noviembre fue el da ms importante, en el que se realiz la jura. Los festejos
empezaron por la maana con la realizacin de una misa en la iglesia de la ciudad. En la misa el Br.
Jos de Jess Salido predic un sermn adecuado a la ocasin, al terminar volvi a salir la comitiva en
paseo por la principales casas de la Ciudad, cuyas casas en puertas, ventanas y azoteas se vean
vistosamente y se llev el estandarte a la casa del gobernador donde se le hara guardia hasta las tres y
media de la tarde, hora sealada para la jura, la cual se llev a cabo de la siguiente manera:
Con efecto, congregados en la expresada Casa de Gobierno el Alfrez Real, oficialidad franca, comercio y dems personas de distincin, formada en batalla toda la tropa de la Guarnicin en la Plaza del frente con sus correspondientes Oficiales, y las diversas cuadrillas de indios y espaoles con sus respectivas bandas, y a la vista
17 Vase JURA y sus derivaciones, en Diccionario de la lengua castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modo de hablar, los proverbios o refranes y otras cosas convenientes al uso de la lengua [...] Compuesto por la Real Academia Espaola, edicin facsimilar en formato electrnico por la Fundacin Histrica Tavera/Coleccin Clsicos Tavera, Madrid, Imprenta de Francisco del Hierro, 1729; tambin Beatriz Rojas, comp. y estudio introductorio, Documentos para el estudio de la cultura poltica de la transicin. Juras, poderes e instrucciones. Nueva Espaa y la Capitana General de Guatemala 1808-1820, Mxico, Instituto Mora, 2005, pp. 36-38. 18 Informe del acto de jura a Fernando VII en Arizpe. Fechado el 9 de diciembre de 1808. MAAS, rollo 76.
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del numeroso Pueblo; los dos Reyes de Armas impusieron silencio, como es costumbre en semejantes actos y sin intermisin; teniendo el Sr. Gobernador en sus manos el real estandarte y acercndose al balcn de la expresada galera, y Jur tres veces en alta voz al Sr. D. Fernando 7. por Rey de Espaa y de las Indias; en el mismo instante de acabar de pronunciar este Jefe las palabras de frmula, se oy un grito general de alegra con la expresin de viva Fernando 7., a que acompaaron los repiques de campanas, las salvas de la tropa, la orquesta de la msica, los diversos bailes de los indios y el incendio de un nmero crecido de cohetes, manifestando el Jefe su generosa alegra con tirar al Pueblo considerable cantidad de moneda y hacer suministrar de su bolsillo el socorro de este da a toda la tropa de la Guarnicin.19
A continuacin sali la marcha por las calles de la ciudad, dirigindose a el tablado que al
efecto se haba dispuesto y adornado con la mayor magnificencia en la Plaza mayor para la jura del
pueblo. Esa noche y las tres siguientes, las autoridades civiles que haban protagonizado los juramentos
hicieron vistosos bailes y refresco en sus respectivas casas, se mantuvo iluminada la ciudad y se
hicieron corridas de toros.
La anterior descripcin me permite plantear que aunque los vecinos carecan de ayuntamiento,
haban avanzado en ocupar cargos de gobierno local y distrital, como lo muestra que Toms Escalante
sea el subdelegado, un funcionario de jurisdiccin en todo el partido de la ciudad, tambin es el caso
de Rafael Morales, otro vecino que ya desde 1795 haba adquirido el cargo de alcalde ordinario, con lo
cual a pesar de no tener cabildo- los vecinos contaban con un juez para tratar sus asuntos locales; en el
caso de esta jura, el vecindario lo nombr para hacer de alfrez real, otro cargo de carcter municipal,
si bien con funciones ms honorficas, como era precisamente portar el estandarte real en los actos
pblicos, no por eso menos importante ya que tena que ver con el honor que mereca el vecindario de
la ciudad.
Me interesa destacar que si bien los vecinos principales y los funcionarios imperiales eran las
autoridades reconocidas, por otra parte la ausencia de ayuntamiento motivaba que se mantuviera la
prctica propia de los vecinos fronterizos, las reuniones amplias de vecinos en las que se discutan los
asuntos de carcter extraordinario.20 En la descripcin de la jura de Arizpe, esa tradicin se
manifiesta en el lugar dado al pueblo, el cual se manifestaba con aclamaciones y vivas a Fernando
VII.
A partir del juramento de fidelidad a Fernando VII en 1808, se sucederan uno tras otro para
legitimar ya no al monarca sino a las nuevas instituciones, convirtindose en la va ms utilizada para 19Ibid. 20 El orden corporativo novohispano haca considerar que era suficiente con el juramento de las autoridades corporativas para dar por un hecho la fidelidad del resto de los miembros de las corporaciones; por ejemplo, el cabildo de Guanajuato jur en representacin de toda la ciudad. Sin embargo, en lugares donde no haba ayuntamiento, como era el caso de San Miguel el Grande en esos momentos, fue necesaria una junta general del vecindario para hacer el juramento. Ver Alfredo vila, En nombre de la nacin. La formacin del gobierno representativo en Mxico (Mxico: CIDE/Taurus, 2002vila, En nombre de la nacin, 77-78.
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demandar la fidelidad de la poblacin a las mismas y para inculcarle de la manera ms tctica posible
los nuevos principios. As, se organizaron actos de jura a las Cortes Generales y Extraordinarias
instaladas en septiembre de 1810, a la constitucin que aprobaron el 18 de marzo de 1812 y cuando fue
nuevamente puesta en vigencia en 1820; tales actos continuaron utilizndose para legitimar los nuevos
eventos de construccin de una soberana nacional, como la independencia de la Nueva Espaa en
1821, la constitucin federal de 1824 y las constituciones estatales. El grueso de los pobladores de las
provincias de Sonora y Sinaloa tuvo su primer contacto con el nuevo ideario a travs del imaginario
poltico del Antiguo Rgimen expresado en los actos de jura, ya que no haba otros medios, como lo
fue el caso de la prensa en las reas centrales de la Nueva Espaa.
LAS ELECCIONES DEL DIPUTADO POR LA INTENDENCIA DE ARIZPE A LA JUNTA
CENTRAL.
A la par de la agitacin poltica que implicaba la realizacin de juramentos, la intendencia de
Sonora y Sinaloa se vio involucrada en el proceso electoral que desde el 29 de enero de 1809 convoc
la Junta Central para que las Indias tuvieran representacin por medio de sus respectivos
diputados.21 Un detalle de inters es que la convocatoria sealaba explcitamente que las elecciones
las haran los ayuntamientos de las capitales cabezas de partido y que las Provincias Internas deban ser
incluidas, pero no concretaba cuales eran tales capitales. Un documento titulado Sobre derecho de la
Provincias Internas para elegir cada una diputado que sea comprendido entre los dems del Reyno
donde se ha de sortear el que baya a la Suprema Junta, 22 muestra que tal definicin motiv que en la
Nueva Espaa se abriera una discusin que involucr al comandante general de la Provincias Internas,
al Tribunal del Real Acuerdo y al virrey. Es importante tal discusin porque muestra la naturaleza de
los argumentos utilizados.
El documento mencionado es un resumen hecho al virrey por la Secretara de Cmara de las
discusiones y resoluciones dadas el respecto, las cuales parten de la consulta que hizo el comandante
general sobre si Arizpe, Coahuila, Texas y Nuevo Mxico deberan cada una en su capital hacer su
eleccin. A favor de Arizpe se aleg lo siguiente:
21 Real Orden de la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, de fecha 29 de enero de 1809, en Documento No. 69 de la Coleccin de Leyes Mexicanas Dubln y Lozano, consultada en la pgina de internet de la Biblioteca de El Colegio de Mxico. 22 Sobre derecho de la Provincias Internas para elegir diputado que sea comprendido entre los dems del Reyno donde se ha de sortear el que baya a la Suprema Junta. s/f., en Archivo General de la Nacin (en adelante AGN), Historia, vol. 416, fs. 44-47.
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[] que havia Intendencia y gobierno militar reunido: tena Teniente Letrado: caxas reales: diputacin de minera y cabesera de obispado: que la casualidad de no tener ayuntamiento no deva privar de derecho a la provincia quando esto consistira en un descuido en que no eran culpables los habitantes.23
De las otras provincias se apunt que eran gobiernos militares y en sus capitales haba
ayuntamientos, con que si a Arizpe perjudicaba no tenerlo, estas otras se hallaban libres del
inconveniente; adems, el comandante general introduca otro asunto en la consulta: que el
ayuntamiento de la villa de Chihuahua podra representar a Coahuila, Texas y Nuevo Mxico, como
capital de las mismas, afirmacin que sustentaba en que era su residencia. El fiscal de lo civil, en su
respuesta del 12 de junio de 1809, opin que a Arizpe se le diera el derecho de elegir, formando antes
ayuntamiento; y que no lo fuesen Coahuila, Texas y Nuevo Mxico, porque no eran Intendencias sino
gobiernos militares. Esta resolucin pas a ser votada en el Tribunal del Real Acuerdo, el cual ratific
a Arizpe el derecho de elegir, sealando que el intendente deba formar ayuntamiento en el modo que
le parezca. En cuanto a Chihuahua, sealaba que no haba duda de que no tena derecho porque ni era
cabecera, ni lo haba sido ni poda serlo porque la casualidad haya proporcionado la residencia del
Comandante General en ella, pues ni asi goza de privilegio, ni deja de estar sujeta a la Intendencia de
Durango, legtima cabezera de la Nueva Vizcaya. De tal manera que finalmente el virrey reconoci
derecho de elegir vocal nicamente a las ciudades de Arizpe y Durango.
Entre los argumentos dados se mezclan los de orden circunstancial como la lejana y la premura
del tiempo, con los relacionados con lo que era propiamente la cultura poltica del Antiguo Rgimen:
los privilegios obtenidos por las poblaciones. Tal situacin se evidencia en el caso de la villa de
Chihuahua, la cual a pesar de ser una poblacin de ms importancia econmica y demogrfica que
Arizpe o Durango, era considerada por los magistrados como una simple villa, todava sujeta a la
ciudad de Durango la capital de la intendencia de Nueva Vizcaya. As fue como Durango y Arizpe
tuvieron derecho a elegir debido a los privilegios que haban obtenido del monarca al ser designadas
como las ciudades capitales. La falta de ayuntamiento en Arizpe no se consider un problema, ya que
poda ser resuelto con la formacin de uno provisional.
De tal manera que el gobernador reuni en su casa el 24 de junio de 1809 a los:
[] vecinos ms principales de esta capital que en el da lo son D. Casimiro Merino, D. Rafael Morales, D. Martn de Zubira, D. Jos Toms de Escalante, D. Miguel Morales, D. Gabriel Padilla, D. Rafael Zubia, y D. Rafael Elas Gonzlez: el subdelegado del Partido de Culiacn D. Ambrosio Ramn de Ortiz y el Teniente de Justicia del Ro de Sonora D. Jos Quiroga que en representacin de aquellas dos jurisdicciones de su cargo concurren a esta junta [ ]gualmente se cit y sin haber podido concurrir a ella los tenientes de justicia de las jurisdicciones de Oposura y Cucurpe por hallarse accidentado el primero, y ausente el segundo, ni tampoco algunos de los vecinos de las mismas con respecto a estar actualmente todos ellos ocupados en la urgentsima e interesante operacin de los
23Ibid.
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cortes de trigo que no pueden desatender, a menos que resignndose a sufrir los ms graves e irreparables perjuicios.24
A continuacin procedieron a nombrar al vocal a la Junta Central, para lo cual eligieron a tres
personas de siete candidatos: el presbtero Licenciado D. Manuel Mara Moreno y Vzquez, vecino de
Oposura y en ese momento Prebendado de la Catedral de Puebla, Dn. Manuel Merino y Moreno,
tambin de familia arizpense y que en ese momento se desempeaba como secretario de cmara
interino del virrey y el capitn D. Antonio Garca de Tejada, ayudante inspector de las tropas de la
provincia de Sonora. Luego, por medio de sorteo, qued uno: el mencionado secretario de cmara del
virrey D. Manuel Merino y Moreno.25
Si bien la ausencia de ayuntamiento en Arizpe se pretendi resolver con la creacin de uno
provisional, ste asumi la forma de una junta, en la que participaron los vecinos principales de
Arizpe (junta de vecindario) e individuos de otros lugares como el Valle de Sonora y de la villa de
Culiacn, el primero cercano a Arizpe y la segunda muy lejana; adems de que se haba convocado a
los pueblos de Cucurpe y Oposura, aunque no participaron. Lo anterior significa que la convocatoria
del gobernador intendente iba en el sentido de conformar una instancia de representacin provincial;
sin embargo, seguramente por las largas distancias, no asistieron individuos de otros pueblos y villas, lo
que favoreci que los vecinos principales de Arizpe y su jurisdiccin, finalmente tuvieran una clara
mayora.
Tambin la junta de Arizpe se declar lista para otorgar el poder e instrucciones a quien
finalmente quedara electo como diputado, de la misma manera como se conceban los procuradores de
las ciudades. El 28 de marzo de 1810 terminaron de redactar las instrucciones que pasaran a Miguel de
Lardizabal y Uribe como vocal de la Nueva Espaa a la Junta Central. Estas mismas instrucciones
fueron utilizadas por Manuel Mara Moreno, primer diputado de la intendencia a las Cortes de Cdiz y
en 1820 por Miguel Ramos Arizpe.26 Se trataba de una representacin como la que realizaban los
apoderados, la cual deba constreirse a defender los intereses de las provincias y la ciudad capital,
segn la instruccin extendida, tal y como lo haran ellos mismos. Se trata pues de una representacin
que todava no tiene nada que ver con la construccin de un rgano soberano de carcter nacional, sino
24 AGN, ramo Operaciones de Guerra, vol. 31, f. 120. La localizacin de este documento fue posible gracias a la referencia proporcionada por Hctor Cuauhtmoc Hernndez Silva, Las elites regionales y la formacin del estado de Sonora. 1790-1831, tesis de doctorado, El Colegio de Mxico, 1994, p. 121. 25 AGN, ramo Operaciones de Guerra, vol. 31, f. 120. 26 Miguel Ramos Arizpe, "Exposicin o memoria sobre el estado natural, civil y poltico militar de las Provincias de Sonora, Sinaloa y Californias (1820)", introduccin y notas de Juan Domingo Vidargas del Moral, en Estudios de Historia Novohispana, vol. 14, UNAM-IIH, 1994.
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ms bien el tipo de representacin que desempeaban los procuradores de las ciudades ante las Cortes
de Antiguo Rgimen.
De tal manera que la instruccin fue pensada como una lista de peticiones que hacan las
provincias y la ciudad capital, las cuales sin un orden claro comprendan cuestiones econmicas y
polticas. Todas ellas argumentadas con un vocabulario de Antiguo Rgimen, ya que se peda el
cumplimiento de privilegios incumplidos, que se haban obtenido en la poca de Jos de Glvez. Las
peticiones nuevas eran consideradas como gracias, que poda otorgar el soberano impersonal que era la
Junta Central.
El punto en el que pareciera que los vecinos principales de Arizpe estaban ms a tono con los
nuevos tiempos, es el relacionado con la recta administracin de justicia; ya que en l critican
severamente el mal uso que se hace de la jurisdiccin real de estas provincias, pues cuestionaban a
los encargados de administrarla en los trminos siguientes:
[] unos individuos tan extragados y corrompidos que degradando su especie, son como un aborto o embrin de la naturaleza humana. Parece que en un empleo en que se interesa la autoridad del Soverano, el aumento de la religin, la observancia de las leyes, la tranquilidad de los vasallos, y felicidad de la patria, que los devia hacer mas cautos en sus vicios, y menos relaxados en sus costumbres, los desenfrena, hasta desconocerse as propios, cometiendo a la sombra de la justicia los excesos mas ignominiosos [] Se hace pues indispensable, y de la mas urgente necesidad, aplicar los remedios convenientes a este cancer, que reconocido por todos lados, anuncia las mas tristes y dolorosas consecuencias. Y todo podr conseguirse despojando a los Intendentes gobernadores de esta regalia, que en la mayor parte contribuye a estos desordenes. Como quiera que estos magistrados, muchas veces no estn instruidos, como se requiere, en los sujetos benemeritos de las provincias, y aun quando lo estn, reusan los idoneos, admitir un empleo tan oneroso: agregandose el gran participio, que suele tener en estos nombramientos la lisonja, el interes, el favor, y la amistad.27
Es de resaltar el duro tono de la crtica al intendente y sus justicias, que avizoraba ya conflictos inminentes. La propuesta que hacen para enfrentar tal problema es por dems interesante, ya que plantean despojar al gobernador intendente de esta regala, es decir del derecho que le daba la Ordenanza de Intendentes de nombrar a los subdelegados, en su lugar planteaban el siguiente mecanismo de nombramiento:
[] deven todas las caveceras de subdelegaciones, formar anualmente una junta con autoridad competente, para nombrar el sugeto, que en aquel ao administre la justicia a su respectivo territorio; sin que pueda excusarse en la primera eleccin ninguno por privilegiado que sea (solo en caso de enfermedad justificada) pues a todos comprende generalmente el inters de la patria [] Esta resolucin llevada a su devido efecto por la autoridad suprema llenara de jubilo y satisfaccin a estos vasallos []28
Es significativo que los firmantes no plantearan la conformacin de cabildos, sino que su
preocupacin fuera mantener el gobierno de un justicia, como lo haban experimentado las provincias
desde fines del siglo XVII, pero buscando su control a travs del mecanismo tambin tradicional en la
27 Ibid., fs. 214-214 v. 28 Ibid.
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regin de la junta de vecinos. Lo novedoso es que por primera vez intentan formalizar un mecanismo
de eleccin en donde los vecinos no esperan que la autoridad real atienda su peticin acerca de quien
deba ocupar un cargo, sino que plantean ser ellos mismos reunidos en junta, sin ninguna otra
intromisin, quienes elijan al justicia. Seguramente tal postura fue una racionalizacin de las prcticas
tradicionales de las juntas de vecinos y los nuevos procesos electorales que haban vivido desde la
convocatoria hecha por la Junta Central.
La instruccin comentada es importante porque fue elaborada por una representacin de
vecinos, en la que se reflexiona acerca de las necesidades de las provincias de Sonora y Sinaloa. El
texto refleja, ms que los problemas por los que atravesaba la monarqua, el grado de desarrollo
alcanzado por la sociedad hispana en las provincias, ya que se evidencia que un grupo de vecinos
principales, que venan ocupando cargos de gobierno corporativo, local y distrital, posean los
suficientes recursos, conocimientos y experiencias como para sentirse identificados con el territorio y
disputar con el mismo gobernador intendente el gobierno distrital.29
Tenan ya la capacidad suficiente para plantear una visin de conjunto sobre las provincias,
identificndolas como una zona de frontera en la que los problemas principales seguan siendo los
indios, tanto cristianizados como gentiles, lo que haca necesario reforzar los mecanismos que en un
pasado mtico supuestamente haban sido exitosos en la pacificacin de las provincias, como era
restaurar el poder temporal de los ministros religiosos en los pueblos de indios y el incremento de las
fuerzas presidiales. El carcter fronterizo de la regin tambin era un argumento para exigir el
cumplimiento de los privilegios otorgados por la Corona, cuando mediante ellos busc poblar y
afianzar los territorios de frontera del septentrin novohispano.
La madurez alcanzada por la sociedad hispnica en la regin posibilitaba el planteamiento de un
discurso identitario, en el que se exaltan las riquezas naturales de las provincias y la pobreza de sus
vecinos, como un argumento para apoyar sus peticiones. El uso recurrente de trminos como patria,
pas, nacin y compatriotas, expresivos de la identificacin con el territorio; as como la
construccin de los otros, los advenedizos, los venidos de fuera que el gobernador intendente pona
en los puestos de subdelegado, sujetos descritos como abortos de la humanidad. En oposicin a ellos
se construye la imagen de una comunidad de compatriotas, dispuestos todos a sacrificarse en beneficio
29 Coincido con la apreciacin de Hernndez, las elites, en el sentido de que para estas fechas los notables de Arizpe haban obtenido el poder social y econmico suficiente para reclamar una mayor participacin poltica en el gobierno de la provincia.
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de sus distritos, de entre ellos una junta de vecinos votara por un patricio para que se encargara
anualmente del gobierno del distrito.
Tales planteamientos no tardaran en conducir a un enfrentamiento directo con el gobernador
intendente, como sucedi el 17 de enero de 1812 cuando cinco vecinos de los firmantes de la
instruccin de 1810, dirigieron un escrito al gobernador-intendente Alejo Garca Conde, en el que se
identificaban como Los capitulares del cabildo de esta capital que representa la generalidad de la
provincia, reconocidos en repetidos actos a lo largo de cuatro aos por diversas autoridades, para
exponerle los problemas de abasto que tena la ciudad. Al da siguiente Garca Conde les respondi que
no consideraba necesarias sus propuestas; adems les adverta lo siguiente:
[] se abstengan en lo subcesivo de usar del estilo arrogante con que pretenden fundar su citada exposicin, y del nombre de capitulares, hasta tanto me hagan constar, de que estan condecorados con un privilegio de que solo fungieron formando cuerpo que supliera ayuntamiento, por la necesidad de tener que nombrar la provincia diputado que representara sus acciones en el congreso nacional de las cortes []30
Tal respuesta motiv que los capitulares de Arizpe dirigieran el 14 de febrero una larga
exposicin al comandante general Nemesio Salcedo con copia al virrey, en la que debatan acremente
con el gobernador intendente y solicitaban los ttulos de alfrez real, regidores y sndico del comn, as
como la autorizacin para usar el uniforme sealado a los dems cabildos de esta Nueva Espaa, para
lo cual se manifestaban prestos a pagar los derechos reales, pues saban que eran cargos vendibles y
renunciables, aunque pedan se les graduaran con atencin a la pobreza y corta poblacin de la
provincia de Sonora que representamos.
El debate entre los capitulares de Arizpe y el gobernador intendente es de mucho inters porque
los primeros pusieron en el centro del debate la necesidad de conformar un cabildo que se encargara del
gobierno de la ciudad disputndole a Garca Conde las funciones de gobierno urbano que se haba
atribuido ante la ausencia de tal rgano.
Del pleito entre el intendente y los capitulares no se conoce el resultado, seguramente perdi su
razn de ser pues por una parte Alejo Garca Conde en 1813 fue cambiado a la intendencia de Durango
y por otra, la constitucin de 1812 estableci el derecho de conformar ayuntamientos, lo que favoreci
a los vecinos principales pues les permiti acceder al gobierno municipal, as se corrobora porque en
30 AGN, ramo Operaciones de Guerra, vol. 31, f. 119-119 v.
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los meses de marzo y abril de 1814 el ayuntamiento constitucional de Arizpe estaba integrado por los
mismos que desde 1808 venan fungiendo como representantes del pblico. 31
El proceso de eleccin iniciado en 1809 con la conformacin de la Junta Central, luego
continu con la eleccin de diputados a las Cortes Generales y extraordinarias, las cuales se reunieron
en septiembre de 1810, pocos das despus del estallido de la insurreccin de Miguel Hidalgo. Cul
fue el impacto de esta ltima en la intendencia de Arizpe?
LA INSURGENCIA EN LA INTENDENCIA DE ARIZPE
El levantamiento de Hidalgo rpidamente se disemin en la zona centro-occidente de la Nueva
Espaa y a principios de noviembre de 1810 ya los insurgentes ocupaban Guadalajara, la capital de la
Nueva Galicia, despus de lo cual fcilmente ocuparon las principales poblaciones en direccin
noroeste: Tepic, el puerto de San Blas y Acaponeta, para quedar frente al territorio de la intendencia de
Arizpe, apenas cruzando el ro de las Caas. Hasta ese momento sus pobladores no haban dado
muestras de inquietud ni de simpatas con los insurgentes, de ah que en Guadalajara se comisionara a
Jos Mara Gonzlez Hermosillo para llevar la insurreccin a esa enorme jurisdiccin. Hermosillo sali
de Guadalajara el 1 de diciembre de 1810 con la intencin de tomar el real del Rosario, la poblacin
ms importante del sur de la intendencia de Arizpe y su principal centro minero.
Para estas fechas ya era conocido por las autoridades civiles y eclesisticas de las provincias de
Sonora y Sinaloa el peligro que significaba la insurgencia,32 por lo que a la propaganda en las iglesias a
favor de Fernando VII y en contra de los franceses que ocupaban la Pennsula Ibrica se aun la
condena al movimiento de Hidalgo para tratar de impedir que su influjo condujera a levantamientos
parecidos. Por otra parte el intendente-gobernador Alejo Garca Conde tom medidas ms prcticas
para detener la ola insurgente, como fue el movilizar a las tropas de los presidios de la provincia de
Sonora las cuales, fojeadas en la guerra contra los indios insumisos, ahora -por primera vez en su
historia- seran utilizadas para combatir a otros espaoles. As, mand una compaa de soldados
presidiales dirigidos por Pedro Villaescusa, capitn del presidio de Buenavista ubicado en el territorio
yaqui, para que se destacara en el real del Rosario y defender la porcin sur de la intendencia e incluso
llevar la contrainsurgencia ms all, hacia la Nueva Galicia.
31 Documento consultado en la Biblioteca Pblica del Estado de Jalisco. Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara (en adelante BPEJ-ARAG), ramo Civil, clasificacin 252-9-3365. 32 El temor hacia los insurgentes se evidencia cuando el comisario de las misiones de Sonora, le ofreca al obispo la casa de la Misin del Pitic, pues tena noticia de que arrimndose los insurgentes, piensa retirarse para ac. Fray Ignacio Dvalos al obispo de Sonora, Fray Francisco Rousset, Tecoripa, 14 de diciembre de 1810, en MAAS, rollo 97.
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Esas eran las esperanzas que suscitaba la llegada de las tropas presidiales al Rosario en su cura,
Jos Mara de la Riva y Rada, quien afirmaba lo siguiente al obispo de Sonora: []no me dejan duda
de que si se toma la resolucin de avanzar con nuestras tropas hasta el Ro de Santiago, ha de ser el
Gobierno de Sonora seguramente el que reconquiste cuanto han usurpado los bandidos y el que ha de
reponer el Reino en la tranquilidad y orden antigua. 33
Al igual que en el caso de la crisis monrquica, la jerarqua del obispado de Sonora y sus
ministros tanto seculares como regulares, jugaron un papel fundamental en inculcar el rechazo a la
insurgencia entre los habitantes de la intendencia de Arizpe. A poco tiempo de la insurreccin de
Dolores, el clero local se vio inmerso en las tareas de condena al movimiento. As, el Bachiller Jos
Joaqun Calvo, secretario de la mitra, desde la villa de Culiacn, envi una carta en nombre del obispo,
quien se encontraba enfermo, a los ministros religiosos de la dicesis de Sonora, en la que les sealaba
que atendiendo a un oficio de fecha 22 de septiembre enviado por el presidente de la Audiencia de
Guadalajara le informaba de la sublevacin de la congregacin de Dolores y ordenaba que los obispos
exortaran a sus Provisores, Vicarios, Curas Prrocos y Prelados de las Ordenes Religiosas la
aplicacin de su celo tan acreditado al Soberano nuestro amado Sr. D. Fernando 7.34
Atendiendo tales recomendaciones en la intendencia de Arizpe, al igual que en el resto de la
Nueva Espaa, fue circulado y dado a conocer el edicto del la Santa Inquisicin de fecha 13 de octubre
de 1810, en el que se condenaba a Miguel Hidalgo por el delito de hereja y apostasa de nuestra fe
catlica, as como por ser un hombre sedicioso, cismtico y hereje; adems de haberse puesto al
frente de una multitud de infelices que haba seducido, y declarado la guerra a Dios, a su Santa
Religin, y a la Patria.
La tarea asignada al clero de convencer a los feligreses de la condena a la insurgencia, al
parecer era ms fcil de cumplir en la remota y lejana provincia de Sonora, los cuales difcilmente
podan tener acceso a noticias que no fueran las transmitidas por los ministros religiosos, no es casual
que el nico caso documentado de una quema pblica de la figura de Miguel Hidalgo se haya realizado
en el real de la Cieneguilla en el extremo noroeste de la provincia de Sonora;35 situacin diferente era la
que se daba en las poblaciones del sur de la intendencia, en donde los arrieros y viajeros podan
esparcir otra versin de las cosas. As, en San Ignacio Piaxtla se quejaba su cura, Rafael de Castro, de
33 Jos Mara de la Riva y Rada al obispo de Sonora Fray Francisco Rousset, Rosario, 7 de diciembre de 1810. MAAS, rollo 97. 34 Edicto de la Inquisicin, Mxico, 13 de octubre de 1810. MAAS, rollo 97. 35 Fray Juan Jos Rosas informa de las ocurrencias habidas desde la poca de la independencia en la provincia de Sonora. Pueblo de Movas, 8 de mayo de 1824. MAAS, rollo 78.
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que haba llegado al pueblo un viandante con varias cosas que venda y un acompaante, los cuales
haban difundi la versin de que era falsa la condena que haba hecho el Tribunal de la Inquisicin de
Miguel Hidalgo y que todo era fingido y producido por los gachupines y que el cura Hidalgo era un
hombre bueno; que luego otra persona llamada Toms Armbula de la jurisdiccin de San Sebastin,
dijo pblicamente que vena de Acaponeta de entre los insurgentes, que era una buena gente y que no
procedan contra ningn criollo ni contra la fe, ni tenan otros intentos que quitar de la tierra a los
malvados gachupines. El cura tema que algunos de su feligresa simpatizaran con los insurgentes por
lo que peda al obispo que decretara una excomunin para todos aquellos que se sujetaran a los
insurgentes.36
Tales temores no resultaron infundados pues cuando los insurgentes irrumpieron en el sur de la
intendencia contaron con el apoyo de sectores de la poblacin y si bien el clero se mantuvo como uno
de los principales opositores de la insurgencia, informando a las autoridades de posibles simpatizantes
o encabezando directamente la lucha contra ellos, hubo casos de curas que se manifestaron a favor de
los insurgentes, como el de San Sebastin, Jos Mara Aguirre, quien apoy econmicamente su lucha
e influy para que se les unieran algunos vecinos y los soldados mulatos de la guarnicin de
Mazatln.37 Tambin fue el caso del presbtero Santiago Mariano Jaime del real de Pnuco y Copala.38
Seguramente los temores y sobresaltos que ocasion la incursin insurgente en la intendencia de
Arizpe se disiparon cuando el secretario de la Mitra, Jos Joaqun Calvo, volva a enviar una carta a los
ministros de la dicesis informndoles que las tropas de Coahuila haban hecho prisioneros al rebelde
cura Hidalgo y cabecillas Allende, Aldama, Abasolo, Zapata, Jimnez, Lanzagorta, Aranda, Portugal,
etc. y les daba instrucciones para junto con los jueces reales se solemnizara este glorioso hecho con
misa cantada y Te Deum en accin de gracias al Sr. Dios de los ejrcitos, que tan visiblemente ha
protegido a nuestras armas.39
La narracin historiogrfica de la incursin insurgente a la intendencia de Arizpe comandada
por Jos Mara Gonzlez Hermosillo, inicia con su salida de Guadalajara el 1 de diciembre de 1810 y
finaliza al ser completamente derrotado por las tropas presidiales comandadas por el brigadier Alejo
Garca Conde, el 8 de febrero de 1811 en San Ignacio Piaxtla. En ese lapso haba logrado tomar,
despus de cierta resistencia, el real del Rosario y haba sido recibido con beneplcito y muestras de 36 Rafael Castro al obispo de Sonora Fray Francisco Rousset, San Ignacio, 20 de diciembre de 1810. MAAS, rollo 97. 37 Jorge Gurra Lacroix, Jos Ma. Gonzlez Hermosillo, en Nicols Vidales Soto, comp., La independencia en Sinaloa, Culiacn, CEHNO, 1992, p. 101. 38 Alejo Garca Conde al obispo Fray Francisco Rousset, Piaxtla, 25 de marzo de 1811, en MAAS, rollo 77. 39 Br. Jos Joaqun Calvo al cura vicario superintendente Br. Jacinto Atanasio Btiz. Culiacn, 12 de abril de 1811. MAAS, rollo 97.
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apoyo en San Sebastin, donde obtuvo la adhesin de la guarnicin de Mazatln. Despus de su derrota
en San Ignacio, la nica accin insurgente de cierta consideracin que se realiz fue un levantamiento
con races locales ocurrido en Badiraguato, el cual fue rpidamente sofocado en el pueblo de Charay
entre el 12 y 14 de marzo de 1811. Desde entonces los partes de las autoridades de la intendencia en
relacin a la tranquilidad pblica slo indican sin novedad.40
Cmo explicar el escaso impacto de la insurgencia en la intendencia de Arizpe? La
historiografa al respecto a apuntado dos razones principales: una de carcter ms general tiene que ver
con el grado de desarrollo de la sociedad hispana en la regin, la cual todava principalmente en la
parte alta- enfrentaba grupos indgenas por fuera del dominio espaol o que no haban sido totalmente
conquistados y se levantaban peridicamente, lo cual haca que la distincin entre criollos y
peninsulares no fuera tan conflictiva. Una segunda razn, ms concreta, es que precisamente el peligro
indgena motiv que desde mediados del siglo XVIII se conformara un sistema defensivo basado en
una serie de presidios con soldados profesionales pero reclutados localmente y destinados
exclusivamente a la guerra contra los indgenas. De tal manera que en 1810 la provincia de Sonora
contaba con varios centenares de tropa veterana, acostumbrada a la guerra, que se vio especialmente
apta para enfrentar los ejrcitos bisoos y sin experiencia de los insurgentes, a diferencia de las milicias
de las reas centrales que en realidad no tenan experiencia de guerra y se encontraban casi al mismo
nivel de los ejrcitos insurgentes.
La presencia de las fuerzas presidiales en el sur de la intendencia se hizo sentir desde principios
de diciembre. El teniente coronel Pedro Villaescusa, capitn del presidio de Buenavista fue el principal
protagonista de la guerra contra los insurgentes como el comandante de las tropas, apenas por abajo del
brigadier Alejo Garca Conde. Al igual que ste ltimo era un soldado veterano de alrededor de 60 aos
de edad y 40 de servicio. A l le toc enfrentar sin xito a Jos Mara Gonzlez Hermosillo en el real
del Rosario, donde en plena batalla los soldados "pardos" del presidio de Mazatln, se pasaron al bando
insurgente. Gracias a la inexperiencia de Gonzlez Hermosillo logr salvar la vida y escapar para
reagrupar sus fuerzas en San Ignacio Piaxtla.
40 La historiografa de estos eventos tiene como fundamento los textos de Carlos Mara de Bustamante, Cuadro histrico de la revolucin mexicana de 1810, edicin facsimilar, t. I, Mxico, Instituto Nacional de Estudios Histricos de la Revolucin Mexican, 1985; Lucas Alamn, Historia de Mxico, t. II, Mxico, Jus, sin ao; Juan E. Hernndez Dvalos, Historia de la guerra de independencia de Mxico, ed. facsimilar, t. II Mxico, Instituto Nacional de Estudios Histricos de la Revolucin Mexicana, 1985. Adicionalmente han sido tratados en partes de libros, artculos o ponencias principalmente en las dcadas de 1940 y 1950, vase las compilaciones de Vidales, La independencia en Sinaloa y de Mario Cuevas Aramburu, comp., Sonora. Textos de su historia, t. I, Mxico, Gobierno del Estado de Sonora/Instituto Mora, 1989.
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En este ltimo lugar fue reforzado por nuevas tropas presidiales comandadas por oficiales como
los siguientes: los capitanes Manuel Ignacio de Arvizu de Fronteras y Mariano Urrea de Altar; tambin
aparecen Jos Antonio Leyva, alfrez de Tucson, el sargento alfrez Juan Jos Tovar de Bavispe, el
sargento Ignacio Arvizu de Fronteras; as como el capitn general pata Francisco Medrano.41
Finalmente se unieron a este contingente el gobernador intendente Alejo Garca Conde, quien desde
Arizpe se traslad a marchas forzadas con tropas patas "armadas de fusil, lanza y rodela".42 Este
conjunto de tropas sonorenses fueron las encargadas de detener el avance insurgente con la desastrosa
derrota infringida a Gonzlez Hermosillo en el pueblo de San Ignacio de Piaxtla.
Despus de la derrota mencionada, las tropas presidiales van a desempear un papel importante
en la aniquilacin de los grupos insurgentes que se dispersaron, as como en la recuperacin de las
plazas del noroeste de la Nueva Galicia, como fue el caso de Acaponeta y Tepic.43 En los meses
siguientes los partes de guerra dan cuenta de varias batallas victoriosas contra los insurgentes pero ya
en el territorio neogallego, que llevan a Garca Conde a afirmar lo siguiente:
Quedo por todo lo dicho con la gloriosa satisfaccin de que las tropas de esta frontera no slo han librado sus dos provincias de la infestacin de dichos enemigos, sino que auxiliando a la de la nueva Galicia han desembarazado ya el camino de Tepic portndose Urrea en esta ltima accin, y Arvizu con don Benito Espinosa en las anteriores con el valor intrepidez y esfuerzo militar que ya tienen acreditado.44
La importancia de la presencia de las tropas presidiales en Nueva Galicia se manifiesta en la
relacin de los soldados que murieron el 26 de julio de 1811 en la batalla de Tepequispan: tres del
presidio de altar, cinco del presidio de Santa Cruz, uno del presidio de fronteras, cuatro del presidio de
Tucson, uno del presidio de Pitic, seis del presidio de Buenavista, tres del presidio de tubac, seis del
presidio de Bavispe, dos del presidio de Bacoachi y dos del pueblo de Cucurpe.45
En los documentos de la poca la presencia de los guerreros indgenas del norte de Sonora, se
manifiesta en los comentarios favorables a los patas, a quienes son atribuidos en gran medida los
triunfos obtenidos en San Ignacio Piaxtla y en el pueblo de Charay contra los levantados del pueblo de
41 "Diario de las ocurrencias del ejrcito del seor Villaescusa", en Hctor R. Olea, "el heroico sacrificio insurgente", en Vidales, la independencia en Sinaloa, pp. 25-26. 42 Los autores que narran estos acontecimientos proporcionan cifras diversas acerca del nmero de las tropas patas, que van desde 200 hasta 400. Los patas componan dos compaas presidiales, una en el pueblo de Bacoachi y otra en el pueblo de Bavispe, con 91 efectivos cada una. Por otra parte el capitn General pata tena facultades para reclutar milicianos de la etnia para campaas especficas. Los patas eran tenidos por ser una tropa fiel y muy aguerrida en las campaas contra los apaches. 43 Alejo Garca conde al virrey de la nueva Espaa. Arizpe, 17 de agosto de 1811.AGN, ramo Operaciones de Guerra, volumen 739, fojas 115-116. 44 Alejo Garca conde al comandante general Nemesio Salcedo. Arizpe, 14 de diciembre de 1811. AGN, ramo Operaciones de Guerra, volumen 739, fojas 54-54v. 45 Mariano Urrea, Tepic, diciembre 29 de 1811.AGN, Operaciones de Guerra, volumen 739, fojas 55-55v.
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Badiraguato. En este ltimo caso, al lder del levantamiento Antonio o Apolonio Garca se le atribuy
ser hijo de un capitn general pata, e incluso ser un apache criado en el presidio de Bacoachi.46
Versiones no comprobadas que dan cuenta de la imagen casi mtica que se tenan en esta poca de los
guerreros indgenas del norte de Sonora.
La incursin de las tropas sonorenses en el combate a los insurgentes en la Nueva Galicia se
mantuvo durante varios aos brindando a los oficiales presidiales la oportunidad de ejercitar sus
aptitudes militares en una regin muy diferente a la que estaban acostumbrados. Sus posibilidades de
ascenso ya no se circunscriban al combate de grupos indgenas insumisos como parte de la tropa
presidial, sino que ahora hicieron relaciones con la oficialidad del ejrcito y las milicias de criollos y
espaoles, las cuales explotaran en el nuevo contexto que se iniciara con el triunfo del movimiento de
independencia encabezado por Agustn de Iturbide.
Los efectos en la intendencia de Arizpe de la crisis en que se vio inmerso el imperio espaol y
especialmente la Nueva Espaa con la insurreccin de Miguel Hidalgo, no tuvieron que ver con la
destruccin material ocasionada por la guerra, sino con la dependencia que tena su economa del
aparato monrquico. Despus de 1810 los soldados presidiales que permanecieron en la provincia de
Sonora recibieron sus pagos de manera irregular, lo mismo que su avituallamiento en uniformes y
armamento; tambin los misioneros experimentaron el retraso en el pago de sus snodos. Por otra parte
se vio afectado el envo de azogue a los mineros, con lo cual se paralizaron sus trabajos. De tal manera
que el crecimiento econmico que se experimentaba desde fines del siglo XVIII se vio truncado, pues
los sueldos de soldados y misioneros eran el estmulo principal de diversas actividades econmicas y la
minera sustentaba las poblaciones ms grandes de la intendencia. Aunque hace falta una investigacin
que precise los ritmos de esta decadencia econmica.47
A MANERA DE CONCLUSIONES
De lo planteado acerca de la manera como los habitantes de la intendencia de Arizpe
participaron tanto en los esfuerzos por recomponer un centro soberano ante la crisis de la monarqua
como en los acontecimientos relacionados con el estallido insurgente, se puede considerar que se
46 Parte del capitn de milicias Juan Jos Padilla al comandante militar de lamos, en Olea, "El heroico sacrificio insurgente", p. 34. 47 Sobre la crisis del sistema presidial por falta de pagos, vase: Ignacio Ziga, Breve ojeada al Estado de Sonora (1835), Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985. Al respecto de los problemas con el abastecimiento de azogue Garca Conde le comunicaba al virrey Francisco Xavier Venegas que este ingrediente es necesario no slo para el fomento de las muchas minas que hay en esta provincia sino para mantener ocupada la gente popular que las trabaja, espero que V.E. se sirva cubrir la falta del referido ingrediente []. Arizpe, 23 de febrero de 1813. AGN, ramo Operaciones de Guerra, volumen 739, foxa 117v.
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mantuvieron bajo las directrices establecidas por las autoridades reales, pero que los grupos emergentes
de familias principales no lo hicieron de una manera incondicional y gratuita; sino que aprovecharon
los espacios abiertos tanto en la representacin poltica como en el aparato militar para hacer valer sus
intereses. As, los vecinos de Arizpe lograron desplazar del gobierno local al gobernador intendente
Alejo Garca Conde y algunos oficiales presidiales oriundos de la regin, como Mariano Urrea y
Manuel Ignacio de Arvizu, accedieron a cargos polticos de importancia provincial cuando se logr la
independencia.
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CARLOS HERREJN PEREDO.
CARLOS HERREJN PEREDO. Nac. 1942, Morelia Mich.
ESTUDIOS. Doctorado en Historia: cole des Hautes tudes en Sciences Sociales, Pars. Licenciatura en
Teologa: Universidad Gregoriana de Roma.
PUESTOS ACADMICOS. Cargo actual: profesor-investigador del Centro de Estudios de las
Tradiciones de El Colegio de Michoacn, Zamora. Director de Estudios Invitado en la cole des Hautes
tudes en Sciences Sociales, Pars. Investigador Asociado en el Instituto de Investigaciones Bibliogrficas
de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Investigador Invitado en la Universidad Michoacana.
Profesor en la Facultad de Humanidades de la Un