columna vertebral total y lumbar
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PROTOCOLO DE POSICIONAMIENTO
RADIOLÓGICO DE LA COLUMNA
VERTEBRAL TOTAL Y LUMBAR
Internado Clínico Radiológico
Hospital del Trabajador de Santiago
Santiago, 21 de noviembre de 2013
Carlos Felipe Muñoz Prado
Internado Clínico Rayos
Hospital del Trabajador
INTRODUCCIÓN
Existen diversas patologías en la columna vertebral, las cuales deben ser visualizadas por
diversas técnicas de imagenología. El uso de nuevas tecnologías para el diagnóstico por
imagen es muy importante. La utilización de estos recursos es indispensable para que los
médicos tengan acceso a una buena calidad en la imagen, para determinar un tratamiento más
efectivo de las distintas patologías que se presentan en la columna.
El Tecnólogo Médico cumple un rol muy importante en la obtención de estas imágenes; es
el profesional que, mediante el conocimiento de la anatomía y la radiología, es capaz de
reproducir las estructuras que son objeto de estudio. El posicionamiento radiológico, cada
vez más perfeccionado, se vuelve una herramienta útil en la obtención de estos estudios. Sin
embargo, existen protocolos especiales para algunas patologías; es por esta razón que la
actualización de conocimientos se vuelve fundamental a la hora de adquirir imágenes
diagnósticas y de calidad.
El presente trabajo busca reunir conocimientos respecto del posicionamiento radiológico de
la columna vertebral total y lumbar, y evaluar en estas proyecciones las patologías que se
buscan con ellos. Además, busca conciliar el conocimiento clínico-médico con la radiología,
con el fin de protocolizar este posicionamiento con la clínica de cada paciente.
COLUMNA VERTEBRAL:
La columna vertebral del adulto consta de 5 regiones principales: cervical, dorsal o torácico,
lumbar, sacro y cóccix. Las características regionales de cada nivel, además de su
funcionalidad es lo que define a las diferentes vértebras de la columna. Consta de 33 vértebras
en estas cinco regiones: 7 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacras y 4 coccígeas, pero
los movimientos significativos se producen en las 24 vértebras superiores; el sacro y cóccix
son vértebras fusionadas en el adulto, cuya función es la de protección de la cauda equina de
la medula espinal.
Las vértebras de la columna van aumentando de tamaño a medida que descienden de nivel
hasta el sacro, para ir soportando el creciente peso del cuerpo; a nivel del sacro hacia caudal,
las 9 vértebras restantes disminuyen drásticamente su tamaño hasta la punta del cóccix, ya
que carecen de esa función.
La movilidad de la columna vertebral depende de estas 33 vértebras, separadas entre sí por
los discos intervertebrales, estructuras cartilaginosas muy resistentes a la torsión y al peso.
Éstas facilitan la movilidad de la columna, y en conjunto con las articulaciones
cigoapofisiarias, otorgan estabilidad a la columna vertebral en todos los movimientos que
ella realiza.
Fig. 1 Columna Vertebral y sus regiones
Estructura y función:
Como se menciona antes, la
columna vertebral varía en
tamaño de acuerdo a la región de
ubicación y a la función que
desempeña, pero no varía de la
misma forma de una vértebra a
otra, debido a que conserva sus
características regionales. Sin
embargo, sus características
básicas son siempre las mismas.
De esta manera podemos definir
que una vértebra típica consta de
un cuerpo vertebral, un arco vertebral y 7 apófisis
El cuerpo vertebral es la parte más robusta de la vértebra; se encuentra hacia anterior, más
masiva y aproximadamente cilíndrica, la que aporta la fortaleza y el soporte al cuerpo. El
tamaño de estos va aumentando de tamaño a medida que el peso del individuo aumenta, sobre
todo desde T4 hacia caudal.
El cuerpo se compone de un hueso
vascular trabecular (esponjoso,
reticulado), rodeado de una capa
delgada de hueso compacto. El espacio
trabecular se encuentra ocupado por
médula ósea roja hematopoyética. Uno
o más orificios grandes situados hacia
la superficie posterior se encuentran
ocupados por las venas basivertebrales,
que drenan la médula ósea roja.
El arco vertebral se encuentra por
detrás del cuerpo y se conforma por dos pedículos y láminas. Los pedículos son apófisis
cilíndricas, cortas y robustas, que se proyectan hacia la parte posterior del cuerpo vertebral,
formando dos láminas que confluyen en la línea media, constituyendo el agujero vertebral,
por donde pasa la médula espinal. El conjunto de agujeros vertebrales de cada una de las
vértebras conforma el conducto medular.
Fig. 2 Vértebra típica, vista superior
Fig. 3 Partes y funciones de las vértebras
Las escotaduras vertebrales son
muescas que surgen en los rebordes
superior e inferior de los pedículos.
La escotadura inferior de la
vértebra superior, más la
escotadura superior de la vértebra
inferior, conforman los agujeros
intervertebrales, donde emergen
los nervios espinales.
Como se menciona antes, la
vértebra típica posee 7 apófisis:
1 apófisis espinosa media que se
proyecta hacia posterior (y generalmente hacia abajo con solapamiento de la vértebra
inferior) desde la unión de las láminas
2 apófisis transversas, que se proyectan lateralmente desde las uniones de los
pedículos y las láminas.
4 apófisis articulares
(cigoapófisis), dos superiores y dos
inferiores, que se originan también
en la unión de los pedículos con las
láminas, con una carilla articular
cada una.
Las apófisis espinosas y las transversas
proporcionan sitios de inserción de los
músculos asociados a la columna, mientras
que las cigoapófisis son sitios de
articulación y estabilidad de la columna vertebral.
Características regionales
Cada vértebra es única, pero poseen características que las identifican en una de las 5 regiones
vertebrales. Estas características van de acuerdo al tamaño del cuerpo, la disposición de las
carillas articulares, la forma de las apófisis espinosas, estructuras adicionales a las vértebras,
etc.
Vértebras cervicales:
Las vértebras cervicales conforman el esqueleto del cuello. Son las más pequeñas de las 24
vértebras móviles, y se encuentran localizadas entre el cráneo y las vértebras torácicas. Su
tamaño refleja el hecho de que soportan menos peso que el resto de las vértebras inferiores,
cuyo tamaño es mucho mayor. Debido a su tamaño y a la disposición de los discos
intervertebrales, que son de mayor grosor en comparación con los cuerpos vertebrales que
unen, en conjunto también con la disposición de las carillas articulares casi horizontal, de
Fig. 4 Vértebra típica, vista lateral
Fig. 5 Vértebras típicas y articulaciones
todos los segmentos, el cervical es el que posee la mayor gamma de movimientos de todas
las regiones vertebrales.
El rasgo más característico de las
vértebras cervicales es la existencia
de los agujeros transversos, en las
apófisis transversas. Las arterias y
venas vertebrales atraviesan este
agujero excepto en C7, que posee
agujeros más pequeños o
inexistentes. Las apófisis transversas
finalizan en dos proyecciones: un
tubérculo anterior y uno posterior;
éstos proporcionan inserción a un
grupo de músculos cervicales
laterales (elevador de la escápula y
escalenos).
Las vértebras C3-C7 son las vértebras típicas. Sus agujeros vertebrales son grandes para
alojar la médula espinal y el
papel que desempeña. C7 es
una vértebra que se
caracteriza por tener una
apófisis espinosa
prominente.
Las dos primeras vértebras
son atípicas al resto. C1,
también conocida como
Atlas, carece de cuerpo
vertebral; en su lugar posee
dos masas laterales que
cumplen esa función. Su nombre deriva de la mitología griega, en donde un joven titán
llamado Atlas, fue condenado por Zeus para cargar el mundo. De esta misma forma, la
vértebra está destinada a cargar con el peso de la cabeza.
Fig. 6 Vértebra cervical típica
Fig. 7 Atlas (C1)
Por otro lado, se encuentra C2,
denominada Axis, la que es la vértebra
más robusta de toda la columna
cervical. C1 articula con las masas
laterales sobre el Axis, por medio de
unas carillas articulares sinoviales
cerradas, además que posee un
“diente”, que permite el giro de
cabeza. Lo más característico de esta
vértebra es su apófisis odontoides
(diente), que articula con el atlas para
permitir un movimiento de pivote, y permita el giro o rotación de la cabeza. Además posee
una espina grande y bífida, palpable a través del surco nucal.
Tabla 1: Características de las vértebras cervicales*
Parte Características
Cuerpo Pequeño y más ancho lateralmente que en sentido anteroposterior.
Cara superior cóncava, con uncus del cuerpo (apófisis unciforme)
Cara inferior convexa
Agujero vertebral Grande y triangular
Apófisis transversas Agujeros transversos y tubérculos anterior y posterior
Arterias vertebrales, plexos venosos y simpático pasan por los agujeros
transversos
C7 solo tiene vasos accesorios en el agujero transverso
Apófisis articulares Caras superiores dirigidas posterosuperiormente
Caras inferiores dirigidas anteroinferiormente
Las caras dispuestas oblicuamente son en su mayoría casi horizontales en esta
región.
Apófisis espinosas Cortas (C3-C5)
Bífidas (C3-C6)
Apófisis de C6 es larga
Apófisis de C7 es más larga (vértebra prominente)
*C1 y C2 son atípicas
Vértebras torácicas o dorsales
Las vértebras torácicas se encuentran en la parte
superior del dorso, y proporcionan alojamiento a
las costillas. De esta manera aparecen las “fositas
costales” que permiten una articulación adicional
entre las costillas y las apófisis transversas.
Entre T5 y T8 se presentan las características
típicas de una columna dorsal. Sus apófisis
articulares se extienden verticalmente, casi en un
plano coronal, que permite la rotación y una cierta
flexión lateral, siendo el sector donde existe la
mayor rotación de todas las regiones vertebrales.
Fig. 8 Axis (C2)
Fig. 9 Vértebra torácica típica
La unión de la parrilla costal, en combinación con la orientación de las carillas articulares y
el solapamiento de las apófisis espinosas, limita la flexión y extensión, así como la flexión
lateral.
Entre T1 y T4 comparten características con las vértebras cervicales, siendo solo
diferenciadas por las fositas costales, mientras que entre T9-T12, sus características son más
similares a las vértebras lumbares.
Tabla 2: Características de las vértebras torácicas
Parte Características
Cuerpo En forma de corazón
Una o dos fositas costales para articularse con la cabeza de la costilla
Agujero vertebral Circular y de menor tamaño que las vértebras cervicales y lumbares
Admite la parte distal de un dedo índice de tamaño medio
Apófisis transversas Largas y potentes
Se extienden posterolateralmente
Su longitud va disminuyendo desde T1 hasta T12
T1-T10 poseen fositas articulares para el tubérculo costal
Apófisis articulares Caras superiores dirigidas posteriormente y ligeramente en sentido lateral
Caras inferiores orientadas anteriormente y ligeramente en sentido medial
El plano de las caras articulares se sitúa sobre el arco, centrado en torno al
cuerpo vertebral
Apófisis espinosas Largas
Pendiente posteroinferior
El vértice se extiende hasta el nivel del cuerpo vertebral inferior
Vértebras lumbares
Las vértebras lumbares se hallan en la parte inferior del dorso, entre el tórax y el sacro. Su
característica principal es que son muy robustas, con un cuerpo grande y resistente al peso,
debido a que soportan el peso de todo el individuo. Sus apófisis articulares se disponen
verticalmente, con caras orientadas en sentido sagital en su inicio, pero con un cambio en la
orientación en el plano coronal en los
niveles más inferiores.
Las carillas de L5-S1 se disponen
coronalmente. Las apófisis transversas
(o costiformes) se proyectan
posterosuperiormente y lateralmente.
En la superficie posterior de cada
apófisis transversa existe una pequeña
apófisis accesoria que proporciona
inserción a los músculos
intertransversos. En la superficie
posterior de las apófisis articulares
superiores se encuentran las apófisis Fig. 10 Vértebra lumbar típica
mamilares, donde se insertan los músculos multífido e intertransversos de la espalda.
L5 se distingue de las otras vértebras por su gran tamaño respecto del resto de las vértebras
móviles. Soporta todo el peso de la parte superior del cuerpo. El cuerpo de L5 es
notablemente más profundo en la parte anterior; por lo tanto, es la causa del ángulo
lumbosacro en esta región.
Tabla 3: Características de la columna lumbar:
Parte Características
Cuerpo Muy grande
Reniforme en la vista superior
Agujero vertebral Triangular
Mayor que en las vértebras torácicas
Menor que en las vértebras cervicales
Apófisis transversas Largas y delgadas
Apófisis accesoria en la cara posterior de la base de cada apófisis
Apófisis articulares Caras superiores dirigidas posteromedialmente (o medialmente)
Caras inferiores dirigidas anterolateralmente (o lateralmente)
Apófisis mamilar en la cara posterior de cada apófisis superior
Apófisis espinosas Cortas y robustas
Gruesas y anchas en forma de hacha (o pala de timón)
Vértebras del sacro
El sacro, en forma de cuña, suele estar formado por 5 vértebras sacras fusionadas en el adulto.
Está localizado entre los huesos ilíacos y forma el techo y la pared posterosuperior de la
mitad posterior de la pelvis. La forma triangular del sacro obedece a la rápida disminución
de tamaño que experimentan las masas laterales del sacro durante el desarrollo. La mitad
inferior del sacro no soporta peso, por lo cual su masa disminuye drásticamente. El sacro
distribuye la fuerza y el peso de todo el cuerpo a la cintura pélvica.
El conducto sacro es la continuación del
conducto vertebral en el sacro. Contiene el
haz de raíces de los nervios espinales que
surgen por debajo de la vértebra L1.
Recibe la denominación de cola de
caballo y desciende más allá de la
finalización de la médula espinal. En las
superficies pélvica y posterior del sacro, se
hallan 4 pares de agujeros sacros, por
donde surgen los ramos posteriores y
anteriores de los nervios espinales. Los
agujeros sacros anteriores son mayores en
tamaño que los posteriores
La base del sacro está conformada por la cara superior de la vértebra S1. Sus apófisis
articulares superiores se articulan con las apófisis articulares inferiores de L5. El borde
Fig. 11 Sacro y cóccix, vista frontal
anterior sobresaliente del cuerpo vertebral se denomina promontorio sacro, un importante
punto de referencia obstétrico. El vértice del sacro, su extremo inferior, se articula con el
cóccix, por medio de una cara oval en su extremo más distal.
El sacro, además de soportar la columna vertebral móvil, forma parte de la cara posterior de
la pelvis ósea. El sacro está inclinado de tal modo que su articulación con la vértebra L5 en
el ángulo lumbosacro varía entre 130° a 160°. En la mujer es más frecuente que la anchura
del sacro sea mayor que su longitud en comparación con el hombre, pero el cuerpo de la
vértebra S1 suele ser mayor en el hombre.
La superficie pélvica del sacro suele ser cóncava y lisa. En el adulto, cuatro líneas
transversales en dicha superficie indican el momento en que se produjo la fusión de las
vértebras sacras. En el niño, las distintas vértebras sacras están conectadas por cartílago
hialino, y separadas por discos intervertebrales. La fusión de dichas vértebras comienza a
partir de los 20 años, pero los discos intervertebrales permanecen sin osificar la mitad de la
vida del adulto o más.
La cara dorsal del sacro es rugosa y convexa, además de presentar 5 crestas longitudinales
prominentes. La central o cresta media sacra, representa a las apófisis espinosas
rudimentarias de las tres o cuatro primeras vértebras del sacro (S5 carece de apófisis
espinosa). Las crestas sacras intermedias corresponden a las apófisis articulares de las
vértebras del sacro fusionadas, y las crestas laterales corresponden a las apófisis transversas
sacrales fusionadas.
Una característica principal en la cara
dorsal del sacro es la formación del hiato
del sacro, con forma de u invertida, que
corresponde a la ausencia de la lámina
posterior de la vértebra S5, e incluso S4,
y lleva al conducto del sacro (canal
medular). Las astas del sacro
representan las apófisis articulares de
S5, se proyectan inferiormente a cada
lado del hiato del sacro, y es una
referencia útil para su localización.
La mayor parte de la superficie lateral
del sacro tiene forma parecida a una
oreja, por lo que recibe el nombre de cara auricular del sacro. Corresponde a la articulación
sinovial del sacro con el ilion (articulación sacroilíaca). En sujetos in vivo, la cara auricular
se encuentra revestida por cartílago hialino.
Vértebras coccígeas
El cóccix es un pequeño hueso triangular, formado por la fusión de 4 vértebras coccígeas
rudimentarias, aunque en algunas personas puede haber una vértebra más o una menos. La
Fig. 12 Sacro y cóccix, vista posterior
vértebra coccígea 1 (Co1) puede permanecer separada del grupo fusionado. El cóccix es el
residuo de la eminencia caudal embrionaria, en forma de cola, que está presente en el embrión
humano desde finales de la 4ª semana, hasta comienzos de la 8ª. La superficie pélvica del
cóccix es cóncava y relativamente lisa, y la superficie posterior presenta apófisis articulares
rudimentarias. Co1 es la vértebra más voluminosa y ancha del cóccix. Sus apófisis
transversas están conectadas con el sacro y sus apófisis articulares forman las astas
coccígeas, las que se articulan con las astas del sacro.
El cóccix no soporta peso alguno, pero presenta
sitios de inserción para los músculos glúteo
mayor y coccígeo, así como el ligamento
anococcígeo o banda fibrosa media de los
músculos pubococcígeos.
Curvaturas de la columna vertebral
El adulto posee cuatro curvaturas principales en
la columna: cervical, torácica (dorsal), lumbar y
sacra. Las cifosis torácica y sacra son cóncavas
anteriormente, mientras que las lordosis
cervical y lumbar son cóncavas hacia posterior.
Al observar la superficie posterior del tronco,
especialmente en una proyección lateral, se
observan claramente estas curvaturas.
La cifosis torácica y sacra son curvaturas primarias que se desarrollan en el periodo fetal, en
relación a la posición del feto. Comparando las curvas en el feto y el adulto, se observa que
las curvaturas primarias en el adulto y el feto siguen la misma dirección, y se conservan
durante toda la vida del ser humano.
La lordosis cervical y lumbar son curvaturas secundarias a la bipedestación, producidas por
la extensión desde la posición fetal. Se producen al final del periodo fetal, pero no se hacen
obvias hasta el periodo de lactancia. La lordosis cervical surge cuando el lactante comienza
a levantar (extender) la cabeza, estando en posición decúbito prono. La lordosis lumbar surge
cuando el lactante comienza a mantener una posición más erguida, comienza a ponerse de
pie y a caminar. Esta última curvatura es más acentuada en mujeres, y finaliza en el ángulo
lumbosacro (unión de L5 y S1). La cifosis sacra también difiere entre hombres y mujeres; en
las mujeres es más reducida, de modo que el cóccix protruye menos en el estrecho inferior
de la pelvis.
Fig. 13 Desarrollo de las curvaturas de la columna
Las curvaturas de la columna aportan
flexibilidad adicional a la proporcionada por los
discos intervertebrales (capacidad para absorber
los choques). Un ejemplo claro es cuando una
persona carga una mochila pesada en su espalda:
los discos intervertebrales se aplastan, mientras
que las curvaturas de la columna se acentúan. La
resistencia la aportan las articulaciones
cigoapofisiarias y los ligamentos longitudinales,
además de los músculos, que aportan una
resistencia dinámica (activa). En una posición
sentada, la persona tiende a “ciclar” las
posiciones entre dejarse caer, adoptando una
hiperflexión de la columna, y sentarse erguido,
con lo que se minimiza la fatiga y la rigidez de
la columna. Al alternar entre estas posiciones
compensamos la resistencia activa
proporcionada por los músculos, y la resistencia
pasiva proporcionada por los ligamentos y
articulaciones de las vértebras.
Patologías más frecuentes:
La espondilitis anquilosante es una afección
inflamatoria que suele comenzar en las
articulaciones sacroilíacas y progresa en sentido
ascendente por la columna vertebral. La
columna puede volverse completamente rígida
cuando se fusionan las articulaciones
intervertebrales y costovertebrales. Es más
frecuente en los varones en su cuarta década, y
su causa es desconocida.
Las fracturas son una falta de continuidad de una estructura:
Las fracturas por compresión pueden deberse a traumatismo, osteoporosis o
enfermedad metastásica. Las superficies superior e inferior del cuerpo vertebral se
ven comprimidas una contra la otra, produciendo una vértebra en forma de cuña. En
los pacientes con osteoporosis u otros procesos patológicos, la fuerza precisa para
causar este tipo de fractura puede ser bastante pequeña (p. ej., levantar objetos
ligeros). Este tipo de fractura rara vez causa un déficit neurológico.
Las fracturas por sacudida o latigazo son el resultado de una fuerza de hiperflexión,
causando fracturas a través del cuerpo vertebral y de los elementos posteriores
(apófisis espinosa, pedículos, carillas articulares, apófisis transversas). Los pacientes
que llevan puestos cinturones de seguridad de regazo se encuentran en situación de
Fig. 14 Anatomía de superficie de las curvaturas de la
columna
riesgo porque estos cinturones actúan como
un fulcro durante una desaceleración súbita.
La hernia del núcleo pulposo (HNP),
también conocida como hernia del disco
lumbar (desplazamiento discal), suele
deberse a un traumatismo o a un esfuerzo
inapropiado. La parte interior blanda del
disco intervertebral (núcleo pulposo)
sobresale a través de la capa exterior fibrosa,
presionando sobre la médula espinal o sobre
los nervios. Se produce con mayor
frecuencia en los niveles L4-L5, causando
ciática (irritación del nervio ciático que tiene
un curso descendente hacia la parte posterior
de la pierna). Las radiografías simples no muestran esta afección, pero pueden emplearse
para descartar otros procesos patológicos, como neoplasia, espondilolistesis, etc. La
mielografía estuvo en su momento indicada para visualizar este proceso patológico. En la
actualidad, las modalidades de elección son la TC y la RM.
Las metástasis son neoplasias malignas
primarias que se diseminan a sitios
distantes a través de los vasos sanguíneos
y linfáticos. Las vértebras son sitios
comunes de lesiones metastásicas, que
pueden caracterizarse y visualizarse en la
imagen como sigue:
Osteolíticas: lesiones destructivas
con bordes irregulares.
Osteoblásticas: lesiones óseas
proliferativas con una mayor
densidad.
Combinación de lesiones
osteolíticas y osteoblásticas:
aspecto «apolillado» del hueso
como consecuencia de lesiones
mixtas destructivas y blásticas.
Existen anomalías de las curvaturas normales de la columna, las que se describen según su
orientación. Si la curvatura es con la cara cóncava hacia anterior, se considera una cifosis, y
si la curvatura es con la concavidad hacia posterior, se habla de una lordosis. Como son
curvas normales en el adulto, el aumento de ellas se considera una patología. De esta forma,
la hipercifosis se refiere a un aumento exagerado de la cifosis torácica, formando una “giba
o joroba” en el polo superior. Por otro lado, la hiperlordosis es el aumento exagerado de la
Fig. 15 Espondilosis Anquilosante, signo de Caña de Bambú
Fig. 16 Curvaturas anómalas de la columna
lordosis lumbar (o cervical en menor medida), con levantamiento de las estructuras ubicadas
caudalmente a la curva.
Si la orientación es lateral, con rotación de vértebras, se habla de una escoliosis, que puede
deberse a una causa idiopática (sin causa aparente), postural o congénita. Esta anormalidad
puede corregirse mediante el uso de corsé (para los casos más leves), o con el uso de tutores
mediante cirugía (para los casos crónicos).
La espina bífida es una afección congénita en
la que no se produce un desarrollo de las caras
posteriores de las vértebras, exponiendo parte
de la médula espinal. Esta afección varía
ampliamente en gravedad, y se produce con
mayor frecuencia en L5.
La espondilolistesis supone un movimiento
hacia delante de una vértebra en relación con
otra. Se debe habitualmente a un defecto del
desarrollo en la pars interarticularis o puede ser
consecuencia de espondilólisis o de una
osteoartritis importante. Es más frecuente en
L5-S1, pero se observa también en L4-L5. Los casos importantes requieren una artrodesis
vertebral.
La espondilólisis es la disolución de una vértebra, como aplasia (falta de desarrollo) o del
arco vertebral y separación de la pars interarticularis de las vértebras. En la proyección
oblicua, el cuello del «terrier escocés» aparece roto. Es más habitual en L4 o L5.
Tabla 4: Resumen de las indicaciones patológicas:
Afección o enfermedad
Procedimiento de
imagen más
habitual
Posible aspecto radiográfico Ajuste manual del
factor de exposición
Espondilitis anquilosante Lumbar: AP, lateral
Columna vertebral que se está
fusionando, signo de caña de
bambú, calcificación de los
ligamentos longitudinales
anteriores
Ninguno
Fracturas:
Compresión: Lumbar: AP, lateral
Acuñamiento de la parte
anterior del cuerpo vertebral,
perdida de la altura del cuerpo
Ninguno o ligera
disminución,
dependiendo de la
gravedad
Causalidad Lumbar: AP, lateral
Fractura a través del cuerpo
vertebral y de los elementos
posteriores
Ninguno
Hernia del Núcleo
Pulposo (HNP) Lumbar: AP, lateral
Posible estrechamiento de los
espacios intervertebrales Ninguno
Fig. 17 Espina bífida
Afección o enfermedad
Procedimiento de
imagen más
habitual
Posible aspecto radiográfico Ajuste manual del
factor de exposición
Metástasis Lumbar: AP, lateral
Depende del tipo de lesión:
Destructiva: bordes
irregulares y disminución
de la densidad
Osteoblásticas: aumento
de la densidad
Combinación: aspecto
“apolillado”
Ninguno o aumento o
disminución, según el
tipo de lesión y el
estadio del proceso
patológico
Escoliosis
Total: AP, lateral,
AP test de Bending
Lumbar: AP,
Lateral en
bipedestación
Curvatura lateral de la
columna vertebral Ninguno
Espina bífida PA y lateral de
columna
Parte posterior de la columna
“abierta”, exposición de parte
de la médula espinal
Ninguno
Espondilolistesis
Total: AP, lateral
Lumbar: AP,
Lateral, lateral con
flexión e
hiperextensión.
Desplazamiento anterior de
una vértebra con respecto a
otra
Ninguno
Espondilólisis Lumbar: AP,
lateral, oblicuas
Defecto en la pars
interarticularis (perrito de La
Chapelle parece llevar un
collar)
Ninguno
POSICIONAMIENTO RADIOLÓGICO DE LA COLUMNA VERTEBRAL TOTAL
Y LUMBAR
Para la columna total existen dos proyecciones principales:
1. Columna total, proyección anteroposterior
2. Columna total, proyección lateral
3. Columna total, proyección anteroposterior, Test de Bending
Como alternativa también puede tomarse estas proyecciones en posición decúbito.
Para la columna lumbar existen varias proyecciones. Las proyecciones básicas son:
4. Columna lumbar anteroposterior
5. Columna lumbar oblicua posterior o anterior
6. Columna lumbar lateral
7. Columna lumbar lateral, foco L5-S1
Las proyecciones especiales son:
8. Columna lumbar anteroposterior, proyección axial L5-S1 (método de Ferguson)
9. Columna lumbar posteroanterior, método de Ferguson
10. Columna lumbar anteroposterior, con flexión lateral derecha e izquierda
11. Columna lumbar lateral, con hiperflexión e hiperextensión
Estas últimas proyecciones son utilizadas para pacientes con escoliosis, a excepción de la
hiperflexión e hiperextensión, ya que solo se utiliza en pacientes con artrodesis o candidatos
a esta cirugía.
En algunos casos se puede solicitar un foco dorsolumbar (T12-L1), en proyección
anteroposterior y lateral, para demostrar la transición en estas vértebras.
Tabla 5: Series radiográficas:
Estándar Escoliosis Artrodesis
Columna Total AP Columna total AP en
bipedestación
Columna total AP con flexión
lateral (test de Bending)
Columna Total L Columna total L en bipedestación Columna lumbar AP con flexión
lateral (test de Bending)
Columna Lumbar AP Columna total AP con flexión
lateral (test de Bending)
Columna lumbar L con
hiperflexión e hiperextensión
Columna Lumbar oblicua Columna lumbar AP en
bipedestación
Columna Lumbar L Columna Lumbar L en
bipedestación
Columna Lumbar L, Foco L5-S1 Columna Lumbar AP (método de
Ferguson
Columna lumbar AP, Foco L5-S1
axial (método de Ferguson)
Columna Lumbar AP con flexión
lateral (test de Bending)
En cursiva se encuentran las proyecciones especiales para cada protocolo
1. Columna Total Anteroposterior (AP)
Distancia: 200 cm
Formato: 30 x 90 cm
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar de pie frente al detector, en posición anatómica, apoyando el dorso en
el detector. El detector debe abarcar desde el borde superior del pabellón auricular (oreja)
hasta el tercio proximal del muslo. El rayo central debe estar centrado a nivel de T6-T7 (punto
medio del esternón).
En esta proyección, el paciente debe tener las rodillas extendidas y los pies separados al nivel
de los hombros, mirando hacia el frente, elevando ligeramente la barbilla para desproyectar
las primeras vértebras. Se hace necesario que aparezca la totalidad de las crestas ilíacas y las
cabezas femorales, sobre todo para observar el nivel de altura del
fémur. Si hay discrepancia mayor a 2 cm de longitud de las
extremidades inferiores, se eleva el talón del lado de la
convexidad para nivelar la pelvis y realizar una evaluación más
objetiva de las curvaturas.
Criterios de evaluación:
El examen debe cubrir la totalidad de la columna, hasta el tercio
proximal del fémur de ambas extremidades inferiores.
Fig. 18 Columna Total AP
2. Columna Total Lateral (L)
Distancia: 200 cm
Formato: 30 x 90 cm
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar de pie, en posición lateral estricta. Los brazos deben colocarse con los
codos flectados y los dedos encajados en la fosa supraclavicular contralateral, o apoyando
los brazos en un soporte, a no más de 30° de altura respecto del eje vertical; con esto se logra
una adecuada posición del tórax y una desproyección de los brazos. El rayo central debe estar
a nivel de las vértebras T6-T7, y el campo debe cubrir desde el conducto auditivo externo
(CAE) hasta el tercio proximal del muslo.
Criterios de evaluación:
Se debe ver desde la vértebra C1 hasta el sacro-cóccix de
perfil, sin superposición de estructuras.
Fig. 19 Columna Total Lateral
3. Columna total anteroposterior (AP), Test de Bending
Distancia: 200 cm
Formato: 30 x 90 cm
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar de pie frente al detector, en posición anatómica, apoyando el dorso en
el detector. El detector debe abarcar desde el borde superior del pabellón auricular (oreja)
hasta el tercio proximal del muslo. El rayo central debe estar centrado a nivel de T6-T7 (punto
medio del esternón).
A partir de esta posición, el paciente debe flectar el cuerpo hacia la derecha e izquierda,
dependiendo de qué lado se encuentre la convexidad de la columna que se desee evaluar. El
objetivo es cuantificar el grado de corrección de la curvatura anormal.
Criterios de evaluación:
Se debe observar la columna en flexión lateral máxima, visualizando el grado de corrección
de la curvatura anormal de la columna.
Alternativa: paciente en decúbito supino, con asistencia de dos personas; una persona debe
fijar la pelvis en su posición anatómica, mientras que otra persona efectúa la flexión lateral
máxima.
Fig. 20 Test de Bending
4. Columna lumbar anteroposterior (AP)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar decúbito
supino, con las manos a los costados.
Puede flectar las rodillas para acercar
más la columna lumbar al detector y
abrir los espacios intervertebrales. El
rayo central es dirigido
perpendicularmente en el plano
sagital, a dos palmos de la apófisis
xifoides del esternón
(aproximadamente sobre el ombligo).
Para la
transición
dorsolumbar, el rayo central ingresa perpendicularmente en el
plano sagital medio, a nivel de la apófisis xifoides.
En bipedestación, el paciente debe estar de pie con los brazos a
los costados del cuerpo, apoyando el dorso en el detector,
asegurándose de que no haya rotación del cuerpo.
Criterios de evaluación:
Se debe visualizar toda la columna lumbar, incluyendo las dos
últimas vértebras torácicas y el sacro, con las apófisis transversas
equidistantes entre sí.
Fig. 22 Posicionamiento columna lumbar AP
Fig. 21 Columna Lumbar AP
5. Columna lumbar oblicua posterior (OP) o anterior (OA)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar decúbito supino sobre la
mesa. A partir de esta posición, debe lateralizar el
cuerpo unos 45° respecto a la mesa, elevando el
lado contralateral a la proyección solicitada. Se
puede proporcionar un apoyo radiolúcido
(esponja) en la espalda, para mantener la posición
del paciente.
En bipedestación, el paciente debe encontrarse de
pie, con el dorso en 45 grados, separando el lado
contralateral a la proyección solicitada.
Para la proyección oblicua posterior, el paciente
debe estar decúbito prono, y elevar el lado contrario a la proyección en 45° respecto a la
mesa.
Criterios de evaluación:
En OA, se evidencian las articulaciones cigoapofisiarias
superiores, mientras que en OP se muestran las inferiores. En
ambas proyecciones se deben observar las articulaciones
cigoapofisiarias de perfil, además del signo del “perrito de
La Chapelle” o perrito escocés.
Fig. 23 Posición columna lumbar oblicua
Fig. 24 Columna lumbar oblicua
6. Columna lumbar lateral (L)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
Paciente en posición decúbito lateral, con una
almohada bajo la cabeza, rodillas flectadas, con apoyo
entre las rodillas y los tobillos. Colocar un apoyo
radiolúcido bajo la cintura (si es necesario) para
mantener el eje longitudinal de la columna lo más
paralelo con el eje de la mesa. El rayo central debe
incidir en forma perpendicular al borde superior de la
cresta iliaca, 4 dedos desde el borde de la espalda
hacia anterior.
En caso de un paciente con tórax estrecho y/o pelvis
ancha, el rayo central se debe angular 5°
craneocaudal, con apoyo bajo la cintura.
Para la transición dorsolumbar, el paciente debe estar
decúbito lateral, y el rayo central ingresa perpendicular al plano coronal medio,
aproximadamente al nivel de la apófisis xifoides.
Criterios de evaluación:
Se debe ver la columna lumbar de perfil, visualizando además los
orificios intervertebrales, los cuerpos de las vértebras de perfil,
los espacios intervertebrales totalmente abiertos, las
articulaciones intervertebrales, las apófisis espinosas de perfil y
la unión L5-S1. En algunos casos puede incluirse la totalidad del
sacro.
Fig. 25 Posicion columna lumbar lateral
Fig. 26 Columna lumbar lateral
7. Columna Lumbar Lateral, foco L5-S1
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar en posición de decúbito
lateral, con una almohada para la cabeza y con las
rodillas flexionadas. Proporcionar un apoyo entre las
rodillas y los tobillos para mantener mejor una
posición lateral verdadera y asegurar la comodidad
del paciente. El rayo central debe estar orientado a 4
dedos bajo el borde superior de la cresta iliaca.
Si la cintura no está lo suficientemente apoyada, lo
que da lugar a curvatura de la columna vertebral, el
rayo central debe quedar angulado 5-8° craneocaudal para ser paralelo al plano interilíaco.
Criterios de evaluación:
Se deben visualizar los espacios articulares abiertos de L4-L5
y L5-S1. La ausencia de rotación del paciente se muestra por la
superposición de las dimensiones AP de las escotaduras
ciáticas mayores de la pelvis posterior y los bordes posteriores
superpuestos de los cuerpos vertebrales. Se indica una
alineación correcta de la columna vertebral y del receptor de
imagen/rayo central por unos espacios abiertos L4-L5 y L5-S1.
Fig. 27 Posicion 5° espacio lateral
Fig. 28 5° Espacio lateral
8. Columna lumbar anteroposterior, proyección axial L5-S1 (método de Ferguson)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
El paciente debe estar en supino, con una
almohada para la cabeza y con las piernas
extendidas, con apoyo debajo de las
rodillas para su comodidad. Colocar los
brazos a los lados o sobre el tórax. Se debe
alinear el plano sagital medio con el rayo
central y con la línea media del detector,
además de asegurarse de que no haya
rotación del torso ni de la pelvis. Angular
el rayo central en sentido craneal, 30°
(hombres) a 35° (mujeres). El rayo central
debe entrar a nivel de la espina ilíaca
anterosuperior (EIAS) centrado con la línea media del cuerpo.
Criterios de evaluación:
Espacio articular L5-S1 y articulaciones
sacroilíacas en la proyección AP. Las articulaciones
sacroilíacas muestran una distancia igual desde la
columna vertebral, lo que indica ausencia de
rotación de la pelvis. Se pone de manifiesto una
alineación correcta del rayo central y de L5-S1 por
un espacio articular abierto.
Fig. 29 Posicion método de Ferguson
Fig. 30 Proyeccion de Ferguson
9. Columna lumbar posteroanterior (método de Ferguson)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
Posicionar al paciente en bipedestación,
con el peso distribuido de modo uniforme
sobre ambos pies en la posición de
bipedestación. Alinear el plano sagital
medio con el rayo central y con la línea
media del receptor de imagen, con los
brazos a los costados. Asegurarse de que
no haya rotación del torso ni de la pelvis,
si es posible. (La escoliosis puede dar
lugar a un giro o rotación de las vértebras,
lo que hace inevitable cierta rotación).
Colocar el borde inferior del receptor de
imagen a un mínimo de 3-5 cm por
debajo de la cresta ilíaca (la altura del
centrado viene determinada por el
tamaño del receptor de imagen y/o área
de la escoliosis).
El rayo central es perpendicular, dirigido
al punto medio del receptor de imagen, al nivel de la transición dorsolumbar. La distancia
foco-detector (DFP) debe ser de 100-150 cm; se requiere una DFP mayor con un mayor
receptor de imagen para obtener la colimación
requerida. Se toman dos proyecciones, una sin realce y
la segunda con el realce necesario para compensar la
escoliosis
Criterios de evaluación:
Las vértebras lumbares y torácicas, así como,
aproximadamente, 5 cm de las crestas ilíacas. Se
muestran las vértebras torácicas y lumbares en una
proyección AP lo más verdadera posible. Puede
mostrarse cierta rotación de la pelvis y/o del tórax,
porque la escoliosis va acompañada generalmente de
una rotación de las vértebras afectadas.
Fig. 31 Posicion de Ferguson
Fig. 32 Proyeccion de Ferguson
10. Columna lumbar anteroposterior, con flexión lateral derecha e izquierda (test de
Bending)
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
Tomar la imagen con el paciente posicionado en
bipedestación o en decúbito, y como AP o PA, con los
brazos del paciente a los costados.
Alinear el plano sagital medio con el rayo central y
con la línea media de la mesa/parrilla. Asegurarse de
que no haya rotación del torso ni de la pelvis, si es
posible. Colocar el borde inferior del receptor de
imagen a 3-5 cm por debajo de la cresta ilíaca. Con la
pelvis actuando como punto fijo, pedir al paciente que
flexione la columna lateralmente lo más posible a
cada lado. Si el paciente está en decúbito, mover tanto
la parte superior del torso como las piernas para lograr
la máxima flexión lateral. Repetir las etapas
anteriores cuando se tomen las imágenes en el otro
lado. El rayo central es perpendicular, dirigido al
punto medio del receptor de imagen, en el punto
medio entre la sínfisis púbica y la apófisis xifoides (a la altura del ombligo)
Criterios de evaluación:
Una proyección AP/PA de la columna torácica y
lumbar con el paciente en posiciones de flexión
lateral; mínimo de 2,5 cm de las crestas ilíacas visibles
en la imagen. Se deben mostrar las vértebras torácicas
y lumbares en flexión lateral (flexión lateral a derecha
e izquierda). Puede resultar visible la rotación de la
pelvis y/o del tórax en la imagen, porque la escoliosis
va acompañada con frecuencia de rotación de las
vértebras afectadas.
Fig. 33 Posicion flexion lateral
Fig. 34 Flexion Lateral derecha e izquierda
11. Columna lumbar lateral, con hiperflexión e hiperextensión
Distancia: 110 cm
Formato: 30x40 cm (35x43 cm)
Rayo central: perpendicular y al centro del detector
Posicionamiento del paciente:
Colocar al paciente en bipedestación, los brazos deben estar cruzados sobre los hombros y
los pies separados a la altura de los hombros, de ahí flexionar la columna hacia atrás y
adelante. Se debe dirigir el rayo central perpendicular al receptor de imagen y centrar el rayo
central en la zona de la artrodesis, si se conoce, o sobre el borde superior de la cresta iliaca.
También puede efectuarse la proyección con el paciente en decúbito lateral o sedestación
(sentado) en una banqueta, inclinándose en primer lugar hacia delante lo máximo posible,
sujetándose con firmeza a las patas de la banqueta; a continuación, inclinándose hacia atrás
lo máximo posible, sujetándose con firmeza a la parte trasera de la banqueta para mantener
esta posición. En decúbito lateral, el paciente debe estar con una almohada para la cabeza y
apoyo entre las rodillas. Colocar el borde inferior del receptor de imagen a 3-5 cm por debajo
de la cresta ilíaca.
En la transición dorsolumbar, el
centraje se realiza con el rayo
central perpendicular al plano
coronal medio, aproximadamente a
la altura de la apófisis xifoides del
esternón.
Criterios de evaluación:
Vista lateral de las vértebras
lumbares en hiperflexión e
hiperextensión. La posición lateral
verdadera del paciente viene
indicada por la superposición de los
cuerpos vertebrales posteriores.
Fig. 35 Columna Lumbar Dinámicas
DISCUSION
Existen varias maneras de tomar las radiografías descritas, pero no todas son lo
suficientemente diagnósticas para su evaluación.
Para las mediciones de patologías se utiliza el ángulo de Cobb, que consiste en ver la
angulación que tienen las vértebras que generan la curvatura anormal. Es un método muy
utilizado en la escoliosis de pacientes pediátricos o adolescentes, y permite ver el grado de
inclinación que tiene una columna, tanto en una proyección anteroposterior como en una
vista lateral. En pacientes normales, el ángulo de la columna en un sentido anteroposterior
(vista lateral) varía entre 20°-40° para la cifosis torácica, y de -25°a -60° para la lordosis
lumbar. Valores mayores o menores se consideran patológicos. En una vista frontal,
curvaturas laterales menores a 10° se consideran en “actitud escoliótica”, mientras que si son
mayores a 10° se denomina escoliosis.
Para tener una valoración fiel de las curvaturas de la columna vertebral se utilizan otros
parámetros además del ángulo de Cobb: la línea vertical centro-sacra (LVCS) atraviesa el
punto medio del platillo superior de S1, en sentido vertical y paralela al borde lateral de la
radiografía frontal. Su utilidad radica en permitir una mejor identificación del ápex de las
curvas, y es un punto de referencia para la evaluación del balance coronal de la columna
vertebral. La línea vertical plomada C7 (LPC7), se traza en la radiografía frontal o lateral,
desde el centro del cuerpo vertebral de C7 hacia caudal, paralela al borde lateral de la
radiografía. Es útil en la identificación del ápex de las curvas (proyección AP) y en la
evaluación coronal y sagital de las curvaturas de la columna. Estas líneas son muy útiles para
observar un balance anteroposterior (sagital) o lateral (coronal) de la columna. En una
proyección lateral, si la LPC7 pasa anterior al promontorio sacro, se habla de un balance
sagital positivo; en caso contrario, si pasa posterior a este punto, es un balance sagital
negativo. En el caso de una proyección anteroposterior, si la LPC7 queda a la derecha de la
LVCS, es un balance coronal positivo, y si es a la izquierda, un balance coronal negativo. El
Dr. Miguel Ángel Lecaros y el Dr. Alejandro Urzúa, traumatólogos especialistas en columna
vertebral del Hospital del Trabajador de Santiago, recalcan que estas medidas son útiles para
evaluar las curvaturas de la columna, y en pacientes con dolor, es muy importante la
determinación de la LPC7, sobre todo en determinar el balance negativo o positivo de la
columna.
Muchos estudios evalúan la posibilidad de estabilizar una parte de la columna, ya sea
nivelando los hombros o las caderas. En este punto el Dr. Lecaros menciona que la mejor
forma de evaluar las curvaturas de la columna es colocando al paciente en bipedestación, en
su postura natural. De esta manera, no hay corrección de las curvas anormales, las que pueden
ser medidas y evaluadas fidedignamente. Si existe una nivelación en cualquier parte del
cuerpo, las medidas no son las indicadas para establecer un parámetro de tratamiento.
En el caso de las proyecciones dinámicas, no existe un criterio unificado por los
investigadores de la mejor manera de adquirir estas imágenes. Algunas investigaciones
mencionan que la posición decúbito lateral es suficiente para evidenciar una
espondilolistesis. Como indica el Dr. Lecaros, la mejor forma de flexionar la columna para
una proyección lumbar dinámica es llevando al paciente a la cotidianeidad, con una flexión
en bipedestación lo más natural posible. Al incluir las caderas en dicha flexión, no se induce
la patología por ser una posición poco natural para el paciente, y al colocar al paciente en
decúbito lateral, la flexión no es lo suficientemente buena como para evidenciar la patología,
porque no incluye el peso del cuerpo para este propósito, con lo cual la radiografía puede
inducir a un mal diagnóstico. Por otro lado, el Dr. Urzúa menciona que en pacientes
candidatos a artrodesis, lo ideal es que sean pacientes de edad avanzada, cuya carga en su
columna sea lo más mínima, debido a que con una fijación de la columna, los niveles sobre
y bajo la artrodesis sufren mayores daños. En este caso, en un paciente ya operado, lo ideal
es mantener un control de la columna estabilizada mediante las radiografías estándar de
columna, evaluando la indemnidad de los elementos de fijación.
Para evaluar la flexibilidad de las curvaturas de la columna, el test de Bending en las
proyecciones de columna total AP es el más utilizado en la actualidad. Sin embargo, se está
incorporando una proyección de columna total con tracción axial, es decir, traccionando la
columna vertebral en los puntos caudal y craneal, para determinar qué tan flexible puede ser
la columna. El Dr. Urzúa, por otro lado, valora la utilidad del test de Bending en pacientes
con posibilidades de corregir dichas curvaturas anormales, es decir, pacientes con curvaturas
flexibles, cuyo tratamiento puede ser realizado mediante sesiones de kinesiología, sin
necesidad de utilizar los procedimientos quirúrgicos.
Dentro de los posicionamientos radiológicos en columna lumbar, existen algunos textos que
mencionan el posicionamiento en bipedestación, mientras que en otros se realiza en decúbito
supino. De acuerdo a esto, el Dr. Urzúa estipula que no hay diferencias entre una radiografía
tomada de pie y una en decúbito, a excepción de las proyecciones dinámicas para evaluar la
estabilidad de la columna.
Por último, existen estudios que evalúan el uso de realce bajo el pie del lado de la convexidad
de la columna, a modo de corregir la columna escoliótica. El Dr. Urzúa es enfático en esto y
menciona que lo ideal es no utilizar el realce antes de evaluar un posible acortamiento de la
extremidad inferior, que según él los parámetros de normalidad están entre los 0 y 10 mm de
diferencia de altura en los huesos coxales. Si no se conoce la causa de la escoliosis, lo ideal
es verificar con un estudio de extremidades inferiores la altura de ellos, a fin de descartar esta
causa, y si el acortamiento causa la escoliosis, basta con tomar una telerradiografía de
columna total sólo en posición anteroposterior, para evaluar dicha corrección.
CONCLUSIÓN
El posicionamiento radiológico correcto para las distintas patologías de columnas, es esencial
en el buen diagnóstico y tratamiento de ellas. Por esta razón, conocer las causas que producen
las enfermedades es esencial para el Tecnólogo Médico, a fin de determinar qué tipo de
radiografía es la más adecuada para cada paciente. En este sentido, se deben utilizar todas las
herramientas necesarias para una buena proyección.
Por otro lado, la utilización del ángulo de Cobb es útil si queremos evaluar el grado de
curvatura que posee esa columna, pero es necesario complementar con otras medidas, como
la LPC7 y la LVCS, como índices de simetría y balance de la columna, tanto en un sentido
coronal como sagital, además del correcto uso del realce del pie, para evaluar la corrección
de la curvatura en caso de un acortamiento de una extremidad inferior.
Además, el que una proyección sea tomada en bipedestación o en decúbito, no significa que
evalúen distintas patologías en la columna. A excepción de la inestabilidad de la columna
(espondilolistesis), el resto de las patologías se pueden visualizar tanto en decúbito como en
bipedestación, sin afectar con ello la calidad diagnóstica de la imagen.
.
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