comentario a los hechos de los apóstoles - dormeyer y galindo

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  • COMENTARIO A LOS HECHOS DE LOS APSTOLES

  • Detlev Dormeyer Florencio Galindo

    Modelo de nuevaevangelizacin

    COMENTARIO A LOS HECHOS

    DE LOS APSTOLES

    verbo divino

  • Cubierta: Ignacio Migoya.

    Evangelium et Cultura, 2007 - Editorial Verbo Divino, 2007.Es propiedad. Printed in Spain. Impresin: Grficas Lizarra, Villatuerta (Navarra).

    Depsito legal: NA. 1.092-2007ISBN 978-84-8169-730-8

    INTERKULTURELLE E

    XE

    GES

    E

    E VA N G E L I O Y C U L T U R A

    EVANGELIUM

    K U T U R

    Editorial Verbo DivinoAvenida de Pamplona, 4131200 Estella (Navarra), EspaaTelfono: 948 55 65 11Fax: 948 55 45 06Internet: http://www.verbodivino.esE-mail: [email protected]

  • Presentacin

    El comentario y el proyecto de una interpretacin intercultural

    En el ao 1998 apareci el Comentario al evangelio deMarcos de Fritzleo Lentzen-Deis, con el que comenz lacoleccin de comentarios a los evangelios y a los Hechos delos Apstoles, cuyo rasgo caracterstico es estimular el di-logo intercultural. Esta serie de comentarios se proponeanimar a los lectores a familiarizarse por s solos con el men-saje de Jess y a preguntarse por las consecuencias que estemensaje tiene para su vida. Con esta finalidad, el comentarioquiere ser un servicio a la nueva evangelizacin, cuya base esel mensaje de Jess.

    El Comentario a los Hechos de los Apstoles ha sido elabo-rado por dos especialistas en estudios bblicos, Detlev Dor-meyer, de Alemania, y Florencio Galindo, de Colombia, enconsonancia con los criterios del proyecto de investigacinExgesis Intercultural. La direccin cientfica de este pro-yecto est a cargo de Massimo Grilli, profesor de Exgesis yTeologa en la Universidad Pontificia Gregoriana, de Roma.El comentario aparece en alemn y en espaol.

    La publicacin de este libro sera impensable sin un inte-rs especial por el proyecto en su totalidad. Los dos autoresquieren expresar su deuda de gratitud con todos los que hancontribuido a la realizacin de esta obra, con todos los quede una u otra forma la han impulsado o acompaado. Hayque mencionar en primer lugar a la Asociacin Evangeliumund Kultur, que ha animado y apoyado econmicamente elencuentro anual del grupo que elabora el proyecto. TambinAdveniat ha apoyado generosamente este proyecto. Slo asha resultado posible a los miembros de Amrica Latina y deAsia participar en este encuentro. Y no por ltimo, nuestroagradecimiento se dirige a la Editorial del Movimiento Bbli-co Catlico Alemn, que ha asumido la publicacin de esta

  • obra en alemn, y a la Editorial Verbo Divino, de Estella, Es-paa, bajo cuyo cuidado aparece la edicin en lengua espa-ola.

    Bases hermenuticas y metdicas del comentario

    El hablar y la comprensin humana ocurren en el espacioy en el tiempo, y no son posibles independientemente deellos. Cada tiempo y cada cultura tienen su lenguaje y sus po-sibilidades de conocimiento. Esta estrecha relacin entre ellenguaje humano y el contexto cultural tiene consecuenciaspara la comprensin de la Biblia y para su actualizacin ennuestros das.

    El mensaje de Jess, el Cristo, tal como nos ha sido trans-mitido en los evangelios y en los Hechos de los Apstoles, fueconsignado por escrito dentro del contexto de la antigedadgreco-romana. Aunque nuestras culturas europea y latino-americana se basan en la antigedad greco-romana y se de-sarrollan a partir de ella, el encuentro con el Evangelio espara el hombre moderno en gran parte el encuentro con unacultura extraa. El hacerse consciente de esto llev a la for-macin del mtodo histrico-crtico, que caracteriza a la ex-gesis cientfica desde hace ms de cien aos. Este mtodo hapermitido adquirir muchos conocimientos sobre la culturaantigua, con lo cual la exgesis cientfica ha hecho una con-siderable aportacin a la comprensin del mensaje bblico.Sin embargo, quien se esfuerce por leer la Biblia e interpre-tarla en su dimensin pastoral comprobar los lmites de estemtodo. Su lado dbil reside en que se ocupa sobre todo demostrar cmo surgi el texto y cul es el contenido especialde su mensaje. A esto se deben los reparos que se hacen en lapedagoga religiosa y en la pastoral al mtodo histrico-crti-co, que han llevado a preguntarse cmo pueden leer e inter-pretar la Biblia con provecho quienes no estn versados enestos campos.

    De este dilema puede sacarnos la ciencia del lenguaje yde la comprensin. Segn ella, los textos bblicos son partede un proceso de comunicacin que se lleva a cabo median-te la lectura. El principio decisivo es el siguiente: a todo len-guaje y a toda comunicacin escrita le es inherente una rela-

    Presentacin 6

  • cin con el actuar. Esto se puede ilustrar con un ejemplo: enel prlogo de los Hechos de los Apstoles, los discpulos pre-guntan: Seor, vas a restablecer ahora el reino de Israel?(Hch 1,6). Segn la forma externa del texto, parece que losdiscpulos preguntan por el momento en el que va a comen-zar el Reino de Dios. Pero propiamente ellos no estn inte-resados por ese momento, sino que quieren comunicar alSeor resucitado su angustia existencial: Cmo podemosexperimentar todava la soberana de Dios?. Jess com-prende lo que en realidad le quieren preguntar y les da unarespuesta clara: No les toca a ustedes conocer los tiempos omomentos que el Padre ha fijado con su poder (Hch 1,7). Loque a todos debe interesar no es saber las fechas, sino laposibilidad de actuar de una forma nueva con la fuerza delEspritu Santo. El Resucitado les anuncia luego que esa po-sibilidad existe: Ustedes recibirn la fuerza del EsprituSanto, que vendr sobre ustedes, y sern mis testigos en Je-rusaln, en toda Judea, en Samara y hasta los confines de latierra (Hch 1,8). Los apstoles reciben el programa para eltiempo posterior a la Resurreccin, que se desarrollar bajola direccin del Espritu Santo.

    As, en cada texto se deben distinguir tres elementos: lafigura externa del texto, el contenido informativo y la moti-vacin para una determinada forma de actuar. Aplicarlo a lostextos de la Biblia significa que es necesario investigar noslo la prehistoria del texto bblico, las fuentes de las quesupuestamente proviene, su proceso de formacin y su re-daccin final, as como su teologa, sino que hay que tener encuenta, adems, el papel del lector y lo que el autor bblicopropona a quienes leyeran el texto. Los textos bblicos,como cualquier otro texto, contienen estrategias para influiren el oyente o el lector, convencerlo y motivarlo a la fe y a unmodo de actuar en conformidad con ella.

    Para que el mensaje de Jess pueda influir en nuestravida es imprescindible, por tanto, un dilogo constante conl. Un dilogo entre el texto y el lector, pero tambin entre losdiversos lectores. Slo en el dilogo dentro del grupo o de di-versos grupos entre s se pueden sacar conclusiones que llevena un modo de actuar responsable, basado en la fe. Impulsar esedilogo es precisamente lo que se propone ese comentario. Poreso explicamos cada uno de estos tres pasos.

    Presentacin7

  • Configuracin del texto

    En este primer paso analizamos la forma del texto. Se tra-ta de la sintaxis del mismo. Segn los gneros literarios, el librode los Hechos de los Apstoles corresponde a las narraciones.Las narraciones incluyen los desarrollos de los acontecimien-tos y de las acciones. Generalmente, los tiempos narrativos sonformas del pasado. Cada narracin est estructurada por laspersonas actuantes, el lugar (donde sucede la accin) y el tiem-po. El lugar, que es el requisito previo para el suceso narrado,hace posible que los actores de la narracin inicien una acciny la continen. El tiempo es otro elemento de la estructura.Por el tiempo se produce el desarrollo lineal y cronolgico. Elprincipio y el final del prrafo se marcan cuando aparecen o seretiran las personas actuantes; adems, las informaciones so-bre los lugares y el tiempo caracterizan el episodio. A veces, losprrafos incluyen palabras claves que determinan y precisan eltema del prrafo o que relacionan un episodio con otro.

    Cada narracin incluye varios niveles de comunicacin. Elprimer nivel es la comunicacin directa entre autor y lector.En los Hechos de los Apstoles, lo encontramos en el prlogo(Hch 1,1). El autor omnisciente se dirige directamente al ca-tecmeno Tefilo, que representa al lector implcito. As comol, los dems lectores deben leer los Hechos de los Apstoles ytestigos en relacin con el primer libro, el evangelio de san Lu-cas, que presenta la biografa como Buena Nueva de los hechosy de las enseanzas de Jess. El segundo libro presenta comohistoria biogrfica el desarrollo del evangelio despus de laresurreccin y ascensin de Jess. Se dirige especialmente a lacomunidad de los primeros cristianos.

    El segundo nivel es la narracin misma. Se estructura porel lugar, el tiempo y los diversos actores. En el libro de los He-chos de los Apstoles, el nivel de la narracin presenta la ac-cin de los apstoles y testigos. Las personas de la narracinactan unas con otras, en comn. Aqu, el narrador no tienetrato directo con los lectores, sino que las personas narradas seinfluyen mutuamente e interpretan por sus mismas palabraslos acontecimientos narrados. En el libro de los Hechos de losApstoles, esta interpretacin es realizada especialmente porlas palabras de los apstoles y testigos.

    En los discursos aparecen nuevas personas, lo que consti-tuye el tercer nivel de la narracin. En el presente libro, los tres

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  • niveles diferentes estn marcados por un sangrado distinto:el primer nivel, el comentario del autor al lector, apareceinmediatamente en el margen izquierdo; el segundo nivel, lanarracin, se desplaza un espacio de distancia a la derecha; eltercer nivel, los discursos de la narracin, se desplazan dosespacios a la derecha. Aqu hablan los personajes de la narra-cin, no el autor. Sus discursos pueden coincidir con la in-tencin del autor, pero tambin pueden contradecirla. Cuandohablan adversarios de los apstoles y testigos, esas palabrassuelen ir acompaadas de propuestas para acciones concretas,que el lector ha de rechazar como falsas (una excepcin es elconsejo que da Gamaliel en Hch 5,34-39).

    Para organizar el proceso de una lectura atenta, hacemossecuencias (letra S). Fijamos la atencin en cada verbo deaccin. El verbo de accin construye, junto con las personasactuantes, la accin. El acontecimiento es el producto de trescircunstancias: primero, el estado o situacin de partidavirtual, con la posibilidad de cambiarlos; segundo, la contra-accin como motivacin al cambio o como factor desenca-denante de la accin misma (del cambio de situacin); tercero,el nuevo estado o nueva situacin como resultado de la accin.Un ejemplo explica este desarrollo: Pablo entr a verlo, or, lepuso las manos encima y lo san (Hch 28,8). Las tres accio-nes, entrar, orar y sanar, dan como resultado el aconte-cimiento de la curacin milagrosa. Qu sucedera si faltaraun pequeo acontecimiento o una locucin? Los apstolesseguiran siendo los testigos, pero de forma diferente, sin par-ticipacin personal, sin oracin, sin poder taumatrgico. Paraentender los conocimientos previos e ir ms all de los conoci-mientos adquiridos tras una larga educacin, es preciso leer yvalorar cada etapa en s. As como el Reino de Dios comienzaen lo poco llamativo y sencillo (Hch 1,6-8), encontramos elsignificado y los efectos de la historia de los testimonios en elproceso de una lectura atenta. El carpintero Jess de Nazarety sus apstoles eran unos observadores minuciosos, e, igual-mente, tambin lo eran el evangelista y su comunidad. Con laayuda de la presentacin esquemtica y grfica de las S (se-cuencias), el lector de hoy tiene la posibilidad de observar comoellos. Numeramos continuamente las secuencias: S1, S2...

    Como se sabe, los gneros literarios retoman las expecta-tivas del lector, las dirigen y las orientan. Los gneros litera-

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  • rios son unidades independientes. Aparecen dispuestos porvarias secuencias y componen una forma literaria contempo-rnea. Las estructuras del gnero y de la forma pertenecen ala estructura del texto. La situacin narrada la del autor yla del lector caracteriza la clave de la interpretacin del tex-to. Una aparicin presupone una fe creyente; la narracin deun milagro presupone una confianza basada en la fe. En unproceso jurdico se espera rectitud en la justicia, y quienes sesometen a l estn dispuestos a sufrir una condena; quiendirige un discurso espera la disposicin de los oyentes o lec-tores para argumentar. La eficacia y la influencia de los g-neros literarios se mantienen hasta hoy.

    Explicacin del texto

    En este apartado se aborda la semntica. Analizamos lasinformaciones del texto. La semntica explica las palabras ytrminos por sus oposiciones, construye familias de palabrasy campos (semnticos) de palabras. En el comentario conflu-yen tambin los resultados del mtodo histrico-crtico. Dadoque el evangelio fue escrito hace casi dos mil aos, aclaramosespecialmente el concepto del mundo y las circunstancias delpensamiento del aquel tiempo. Cmo entendan los lectoresde entonces ciertas informaciones? Qu asociaban con ciertaspalabras o conceptos? Qu imaginaciones tenan? Qu ideasevocaba en ellos la forma de comunicrselas?

    Igualmente, presentamos y explicamos las relaciones delentorno judeo-cristiano y la Biblia de las primeras comunida-des cristianas, nuestro Antiguo Testamento. Incluimos otrostextos antiguos con tal de que contribuyan al entendimientodel texto. Adems, hay que tener en cuenta las condicionessociales y las costumbres de los hombres de aquel tiempo.Todos los conocimientos nos permiten entender e imaginarqu es lo que el evangelio de san Lucas y los Hechos de losApstoles queran comunicar a sus lectores.

    Impulsos para la accin

    Este apartado trata de la intencin efectiva del texto, es de-cir, hace ver la intencin del texto en relacin con la prctica.Las informaciones incluidas en el texto sirven para motivar a

    Presentacin 10

  • los lectores a acciones concretas. Estos impulsos para la ac-cin no son instrucciones. No obligan al lector a actuar. Noexiste una moraleja. Ms bien, el texto de los Hechos de losApstoles est escrito para que resulte obvio cmo actuar deun modo concreto. El texto ofrece modelos de cmo actuar.

    El esquema siguiente aclara la comunicacin entre el au-tor y el lector por medio del texto:

    comunicacin autor real lector real

    texto autor implcito lector implcito

    El lector real encuentra en el texto propuestas para leer yentender. Estas propuestas se llaman lector implcito.Cuando el lector acepta la propuesta, entiende las intencionesimplcitas del autor, que se llama autor implcito. En lostextos narrativos de obras narrativas y de cartas, el autoroculto y omnisciente habla al lector implcito, que es la anti-cipacin del lector ideal que crea el autor.

    El lector no puede entender las intenciones del autor real,del evangelista, sin leer el texto. El autor real seala al autorimplcito por los comentarios del autor, por la agrupacin delos papeles, por la argumentacin, por smbolos, etc.

    En los textos narrativos, el lector puede identificarse conlas personas narradas y puede experimentar los aconteci-mientos desde su perspectiva. l obtiene modelos de cmoactuar. l entiende cmo y por qu el comportamiento de laspersonas est influido por la accin de otras personas y cmocambian las situaciones. El lector puede aplicar estas expe-riencias a su situacin concreta. Si quiere cambiar algo, debeactuar anlogamente.

    autor real lector real

    papeles narrados experiencia de papeles reales

    autor implcito lector implcito

    Presentacin11

  • El autor implcito crea y dirige los papeles narrados demodo omnisciente o descubierto. Podemos sacar conclu-siones de la intencin del autor real por medio de la forma li-teraria. Quiere presentar los caracteres como buenos o comomalos? Los presenta de manera simple o compleja? Adems,el lector real, como lector implcito, verifica cmo ha relacio-nado el autor real los papeles narrados con las experienciasdel lector real. Respecto al mundo y a la experiencia dellector real, se trata de una narracin real o irreal/fantstica?Se trata de una cristologa cercana o lejana a sus propiasexperiencias?

    Los discursos y las descripciones muestran, por su modode argumentar, la intencin efectiva y pragmtica. La fuerzapersuasiva de los argumentos es crucial. Se obliga al lector aenfrentarse con ellos y a tomar postura. El lector se encuen-tra en las puertas de una decisin. As que adopta la posturadel autor omnisciente, pero puede realizar las estrategiasdel autor solamente por partes. Por ejemplo, el lector no tie-ne los mismos conocimientos profundos del Antiguo Testa-mento que el autor. Incluso puede ser que el lector mezcle laintencin del autor con sus propias imaginaciones e ideas.Por eso, el modo de leer comprensiva y lentamente permite allector entender la intencin del autor. El lector es capaz dedesarrollar un concepto en el que los diversos papeles, actua-ciones y circunstancias presenten un conjunto lgico. As, ellector se convierte en un nuevo autor de la obra total. Tienelugar la fusin de perspectivas o la contradiccin.

    Otro elemento para influir en la accin es el simbolismo.Los smbolos ayudan a descubrir, comprender y experimentarla realidad en su diversidad multifactica. Adoptan un as-pecto de la realidad sin generalizarlo. Por el aspecto queadoptan, los smbolos sealan a otros aspectos que puedenser comprendidos por medio de experiencias de la vida msprofundas. En comparacin con los smbolos triviales, lossmbolos religiosos incluyen un aspecto ms: sealan a otrarealidad diferente, descubrindola y ocultndola simult-neamente. Los smbolos expresan la experiencia religiosa pormedio de un lenguaje cotidiano y, simultneamente, impidenque la experiencia religiosa se pierda en lo trivial. Impidentambin que la fe se formule en frases fijadas. Abren la expe-riencia para entrar en una realidad amplia y completa. Los

    Presentacin 12

  • smbolos son entendidos fcilmente e invitan a la interaccinproductiva entre las experiencias propias y las experienciasde otras personas.

    Los fragmentos recuadrados sealan la parte esencial deltexto bblico. El evangelista san Lucas emplea con frecuenciafrmulas de credos de los primeros cristianos para expresary subrayar lo teolgicamente esencial de los discursos y lasnarraciones. El lector puede desarrollar y construir un con-cepto en el que los diferentes papeles, las acciones y las si-tuaciones forman el conjunto. Repitiendo la lectura, el lectorse acerca cada vez ms a la intencin del autor. Con su ayu-da, y mediante el dilogo con otros lectores, el lector de hoypuede llegar a transformar su propia realidad.

    Presentacin13

  • Introduccin:Los Hechos de los Apstoles

    Las dos obras de Lucas: el evangelio y los Hechos de los Apstoles

    Quin es Lucas?

    Segn la tradicin antigua de la Iglesia, el autor deltercer evangelio y de los Hechos de los Apstoles es Lucas,el colaborador de Pablo mencionado en la Carta a Filemn(Flm 24) y en la segunda Carta a Timoteo (2 Tim 4,11). LaCarta a los Colosenses le llama el mdico tan querido (Col4,14). Ireneo de Lyn escribe: Lucas, el compaero de Pa-blo, document en un libro el evangelio que aqul procla-m (Adv.Haer 3, 1,1).

    A diferencia del evangelio, se puede notar la influencia dePablo en los Hechos de los Apstoles, ms con respecto a lateologa que con respecto al vocabulario, al estilo y a la des-cripcin de las biografas. Ni en el evangelio ni en los Hechosde los Apstoles aparecen conocimientos mdicos. Por eso, hoyno se mantiene la identificacin de Lucas con un mdico. Peros es posible que el autor annimo acompaara a Pablo en susviajes, como sostienen los relatos a partir del segundo viaje demisin (Hch 16,10), o sea, que el autor tal vez conociera muybien al compaero annimo.

    El lenguaje y los conceptos teolgicos califican al autorcomo un escritor culto en su lengua materna griega. Est en-raizado en la antigua cultura griega de la regin mediterr-nea. Sus conocimientos del Antiguo Testamento y la signi-ficacin central de Jerusaln caracterizan la peculiaridad deambas obras. Esto hace suponer que Lucas, como pagano,era proslito, temeroso de Dios; es decir, aunque no erajudo, figuraba entre los que tenan contacto con las sinago-gas en el mundo griegoparlante.

  • Cundo y dnde escribi Lucas el evangelio y los Hechos de los Apstoles?

    Hoy se ha impuesto la opinin de que el evangelio y losHechos de los Apstoles fueron escritos despus del ao 70.El prlogo da por sabido que antes de la obra de Lucas habahabido varios intentos de transmitir la tradicin (cf. Lc 1,1-4).Debe de haber transcurrido un espacio de tiempo ms largoentre los acontecimientos y su redaccin en el evangelio y enlos Hechos de los Apstoles. Los Hechos de los Apstoles danpor sabido el evangelio (cf. Hch 1,1). Es muy probable que losHechos de los Apstoles se escribieran antes de la persecucinde los cristianos bajo Domiciano, a partir del ao 90; en con-secuencia, el evangelio debi de escribirse como muy tarde acomienzos de los aos ochenta segn la cronologa cristiana.

    Respecto al lugar de redaccin, faltan testimonios de laIglesia antigua. Sin embargo, hay indicios de que el autor est familiarizado con el mundo mediterrneo, mientras queparece que no conoce muy profundamente las circunstanciasde Palestina. Por eso, es de suponer que el evangelio y losHechos de los Apstoles se originaron fuera de Palestina, enel rea oriental mediterrnea.

    La composicin de los Hechos de los Apstoles

    El mensaje de los Hechos de los Apstoles es deducible nosolamente por su contenido, sino tambin por su estructura.Lucas es un experto en narrar. Quien no lee aisladamente aquy all uno y otro prrafo, sino que se compromete a leer el li-bro completo de los Hechos de los Apstoles desde el principiohasta el final, recorrer un mundo narrativo muy artstico. Lospersonajes de los apstoles y de los testigos son presentados allector por medio de aperturas grandiosas y escenas program-ticas. El lector, inesperadamente, experimenta situaciones fas-cinantes y se le abren nuevas y claras perspectivas. Sin embar-go, no pierde nunca la visin de conjunto.

    Por eso se entiende que no es fcil que los comentariosdescubran una estructura clara en los Hechos de los Apsto-les. Los modelos de la estructuracin se distinguen con fre-cuencia. La problemtica de la estructura se puede apreciartambin en la ciencia exegtica, que no tiene una opinin uni-taria respecto a la divisin en apartados principales.

    Introduccin 16

  • Lucas sigue la costumbre retrica de la antigedad. Supresentacin de la accin de los apstoles y testigos pareceestar influida por la forma literaria de los elogios (encomios),con los que los poetas de la antigedad declamaban las bue-nas acciones de los dioses y de las personalidades famosas enlas plazas y en las calles. Estos elogios y narraciones estn es-tructurados de la siguiente manera:

    1. Proemio: el orador presenta su tema.

    2. Descendencia y nacimiento: en los Hechos de los Aps-toles slo importa la descendencia de los apstoles ytestigos, no su concepcin y su nacimiento

    3. Infancia y adolescencia: este aspecto slo es insinuadopara Pablo en los Hechos de los Apstoles.

    4. Accin y enseanza: abarcan la mayor parte de los He-chos de los Apstoles

    5. Eplogo: narracin sobre la muerte, el entierro y la exal-tacin, y el requerimiento de la imitacin: en los Hechosde los Apstoles slo hay un eplogo para Esteban y San-tiago. En los discursos, en cambio, se mencionan confrecuencia la descendencia de Jess del rey David, susacciones pblicas, su muerte en la cruz y su resurreccincon el fin del arrepentimiento de los oyentes ante el Se-or Jesucristo. Por eso, los apstoles y testigos no nece-sitan un eplogo propio, porque solamente por el Evan-gelio de la muerte y de la resurreccin de Jess comienzael Reinado de Dios como salvacin para todos.

    Segn los criterios del espacio y de los lugares, del tiem-po, de las personas y de los temas teolgicos, se puede desa-rrollar la siguiente estructura de los Hechos de los Apstoles:

    A. Prlogo y la comunidad de Jerusaln como restauracin de Israel (fase de constitucin): 1,1-14; 2,18,1a

    B. Propagacin del Evangelio a los pueblos paganos: 8,1b14,28 La propagacin del Evangelio

    a Samara, Judea y Antioqua 8,1b12,25 La primera misin de Bernab

    y Pablo 13,114,28 El concilio de Jerusaln 15,1-35

    Introduccin17

  • B. Los viajes de misin independientes de Pablo: 15,3621,17 El segundo viaje de misin

    de Pablo 15,3618,22

    El tercer viaje de misin de Pablo 18,2321,17

    A. Arresto y prisin de Pablo y eplogo: 21,1828,15.16-31

    El espacio y los lugares

    Jerusaln sirve como parntesis para las cuatro partes dellibro. En la primera parte, el crculo de los doce apstoles, lasmujeres que acompaaron a Jess y los familiares de ste seencuentran en un lugar, Jerusaln, y alcanzan junto con otroshermanos y hermanas el nmero de 120, reavivando las docetribus de Israel por la fe en el Seor Jesucristo resucitado.Los 120 experimentan el milagro de Pentecosts en Jerusalny comienzan con el bautismo de 3.000 oyentes judos. Jeru-saln es el lugar de la comunidad de bienes de los 3.120discpulos de Jess, de la curacin del hombre tullido en eltemplo, del arresto de unos apstoles, del aumento de lacomunidad hasta 5.000 personas, del interrogatorio, del jui-cio, de la divisin de la comunidad, de la eleccin del grupode los Siete y del martirio de Esteban (Hch 1,38,1a), hasta lapersecucin de los cristianos judeo-helenistas.

    Tras la persecucin de los cristianos judeo-helenistas, em-pieza la segunda parte con la misin en Samara, Judea, Da-masco, Antioqua y en los alrededores de Antioqua. La pri-mera misin de Bernab y Pablo introduce detalladamente enlas misiones siguientes (Hch 8,1b12,25; 13,114,28). Jerusa-ln queda como centro teolgico (Hch 15,1-35).

    En la tercera parte, Jerusaln es tambin el punto centralde las comunidades cristianas ampliadas. Los viajes de mi-sin siguientes de Pablo salen y terminan ah, en Jerusaln(Hch 15,3618,22; 18,2321,17).

    En la cuarta parte, Jerusaln es el lugar del arresto. Tras laconspiracin contra Pablo, ste debe ser trasladado a Cesarea.Jerusaln pierde su condicin de centro territorial y teolgi-

    Introduccin 18

  • co. La apelacin de Pablo al emperador acarrea para siemprela negativa a Jerusaln y el traslado de Pablo a Roma (Hch21,1828,31).

    El tiempo

    Los complementos temporales no estn estructurados tanprecisamente como los espaciales. La primera parte incluyeal principio la fecha inequvoca de da de Pentecosts.Pasan 50 das desde la Pascua hasta Pentecosts. Despus deesta fecha faltan las informaciones temporales. Es totalmen-te incierto cundo se produjo el martirio de Esteban. Es cues-tionable si ocurri bajo el gobernador Poncio Pilato, en losaos 32-35, o despus de su derrocamiento en el ao 36.

    Tampoco la segunda parte da informacin temporal conrespecto a la conversin de Pablo. Las informaciones tempo-rales deben ser averiguadas por las Cartas de Pablo. Con res-pecto a la vida de la comunidad en Antioqua y al martirio delapstol Santiago, el evangelista da los primeros sincronis-mos, es decir, las fechas de la historia universal. Presenta alemperador romano Claudio y al rey judo Agripa I.

    El emperador Claudio gobern entre los aos 41 y 54, y elrey Herodes Agripa mand sobre Jerusaln entre el 41 y el 44.La muerte de Santiago y la de Agripa tuvieron lugar a prin-cipios de los aos cuarenta. El primer viaje de misin debie-ron de realizarlo Bernab y Pablo despus del ao 44, pero nohay informaciones temporales.

    La tercera parte, en cambio, empieza con una fecha con-creta. El concilio de los apstoles tuvo lugar en Jerusaln des-pus del primer viaje de misin. La opinin tradicional lo hafijado en el ao 48-49. El segundo viaje de misin comienzaa partir del ao 49. Siguen otros sincronismos y unas fechasms precisas. El procnsul Galin resida en Corinto entre losaos 51 y 52 o 52 y 53. As, Pablo estuvo en Corinto, aproxi-madamente, en los aos 50-53. Esta estancia se ha computa-do precisamente en un ao y seis meses.

    En el siguiente viaje de misin, Pablo se queda ms tiem-po en feso: dos aos y tres meses, es decir, aproximada-mente durante los aos 53/55-55/57. Faltan informacionesprecisas de las colectas en Macedonia y Acaya. Encontramos

    Introduccin19

  • la informacin de que para Corinto fueron tres meses. Conmucha prisa, Pablo parti de all por tierra a Filipos antes dela Pascua. Desde all viaj en barco, con unas breves inte-rrupciones en Jerusaln. Para esta etapa se pueden fijar losaos 56-58.

    La cuarta parte presenta de nuevo sincronismos. Pablo fuearrestado por el comandante romano y trasladado a Cesareaante el gobernador Flix, que gobern en Judea desde el ao 52al 59/60. Su sucesor, Porcio Festo, encuentra a Pablo prisione-ro en Cesarea. Festo muri en el ao 62 en Palestina. Bajo sugobierno, Pablo viaja a Roma. El viaje dura unos meses y en elao 60/61 llega a Roma. Su estancia all fue de dos aos. En el62/64, Pablo es ejecutado.

    Por un lado, las fechas indicadas no construyen un marcocontinuo; por otro, ponen, mediante unos pocos sincronismosy unas etapas, marcas inequvocas. Los Hechos de los Apsto-les abarcan desde la muerte de Jess bajo Poncio Pilato, en elao 30, hasta la estancia de Pablo en Roma en el 60-62/64. Elhecho de que los tiempos no estn fijados con exactitud indi-ca que el evangelista no quiere escribir ni una crnica ni unahistoriografa crtica-pragmtica. Al evangelista le interesa lahistoria biogrfica y pattica: le importan mucho ms la suce-sin de personas mundialmente conocidas, sus afectos y sussufrimientos; por eso, no presta un especial inters a la cro-nologa objetiva.

    Los Hechos de los Apstoles como historia biogrfica y pattica

    Los Hechos de los Apstoles son un resto de la desapare-cida historiografa griega biogrfica y pattica. El autor, Lu-cas, aadi esta obra a su biografa del evangelio para de-mostrar el cumplimiento de las Sagradas Escrituras de Israeldespus de la muerte de Jess en la cruz, por medio de los tes-tigos de su resurreccin y ascensin. Las biografas de los He-chos de los Apstoles empiezan con el crculo de los doceapstoles y terminan con el apstol Pablo designado despusde la Pascua.

    La historiografa pattica pretende influir en el lector. Ytambin la historiografa teolgica judo-helenista y judo-cris-

    Introduccin 20

  • tiana prefiere esta lnea, porque quiere llevar al lector a la fey al arrepentimiento. La literatura judo-helenista de Josefo(siglo I d.C.), los evangelios y los Hechos de los Apstoles delNuevo Testamento son los nicos testimonios que se conser-van de la historiografa helenista pattica. La historiografaneotestamentaria, biogrfica y pattica, exige a los lectoresantiguos y a los lectores de hoy una lectura crtica de la his-toria y les motiva a dejar de lado la realidad, porque les pre-senta epifanas (manifestaciones visibles de Dios), visiones ynarraciones de milagros.

    Los discursos sirven para interpretar mejor los aconteci-mientos. La historiografa griega, desde Herodoto y Tucdides(siglo V a.C.), no entenda los discursos como protocolos,sino como una interpretacin posterior del autor segn laintencin del orador.

    Pedro pronuncia un discurso a la comunidad (Hch 1,15-26) y dos discursos de misin (Hch 2,14-36; 3,12-26) en Jeru-saln, en la primera parte; otro discurso de misin en Cesa-rea (Hch 10,34-43), un discurso a la comunidad (Hch 11,5-17)y otro discurso ante el concilio de los apstoles en Jerusaln,en la segunda parte (Hch 15,7-11); en total, son seis discur-sos. Tambin Pablo pronuncia un discurso en sus viajes demisin primero y segundo (Hch 13,16-41; 17,22-31) y un dis-curso de despedida a la comunidad en su tercer viaje de mi-sin (Hch 20,18-35); en total, slo tres discursos. Pedro esms importante para las fundaciones de las comunidades. Pe-dro se defiende con dos discursos pequeos en el interroga-torio y proceso ante el concilio (de los ancianos y sacerdotes)en Jerusaln, mientras que Pablo pronuncia tres extensos in-formes de defensa (apologas) en Jerusaln, en la cuarta par-te (Hch 22,1-21; 24,10-21; 26,2-23), y un breve informe dedefensa en Roma (Hch 28,17-20). Los interrogatorios de Pablotienen ms importancia que el interrogatorio y el proceso dePedro. Mientras que los interrogatorios de Pablo implican alImperio romano en el arresto del apstol y llegan a la ape-lacin al emperador, las actividades del concilio contra Pedroy los apstoles se limitan a la fase inicial en Jerusaln. Du-rante el huracn en el mar, Pablo pronuncia a los marinerosdel barco un discurso consulto-proftico que anticipa su ape-lacin en Roma (27,21-26).

    Introduccin21

  • Adicionalmente a los protagonistas Pedro y Pablo, otrosapstoles y testigos pronuncian tambin discursos impor-tantes. El discurso ms extenso es el de Esteban, miembro delcrculo de los Siete (Hch 7,2-53) y el primer mrtir. Su dis-curso acaba con la fase de la fundacin inicial en Jerusaln yabre la alianza de Abrahn a los pueblos paganos sin la normade la circuncisin. En la segunda parte, el apstol Bernab,como orador principal, explica junto con Pablo el correctoentendimiento de la divinizacin (Hch 14,15-17) a los habi-tantes brbaros de Listra por medio de un discurso corto. Enel concilio de los apstoles, Santiago, testigo y hermano deJess, aade al de Pablo otro discurso (Hch 15,14-21) queincluye el decreto como compromiso. En la cuarta parte,Santiago, junto con los ancianos, aconseja a Pablo cuandollega a Jerusaln (Hch 21,20-25).

    En feso, el platero pagano Demetrio (Hch 19,25-27) y elsecretario de la ciudad (Hch 19,35-40) pronuncian dos dis-cursos contrarios y convence el del secretario. El abogado pa-gano Tertulio presenta una demanda ridcula contra Pablo(Hch 24,2-8). El gobernador Festo relata dos veces al rey Agri-pa II, con un estilo objetivo de funcionario, el interrogatoriocon Pablo (Hch 25,14-21.24-27). Los judos principales res-ponden a Pablo con un discurso breve (Hch 28,21-22). Todasestas figuras se reflejan en sus discursos y estn caracteriza-das con sus motivos. As, la causa de sus acciones se puedeaveriguar. Adems, estos discursos, como testimonios direc-tos e indirectos de la Palabra de Dios, dirigen simultnea-mente los acontecimientos.

    Temas centrales de la teologa del Lucas

    Los Hechos de los Apstoles continan los temas princi-pales del primer libro, el evangelio, los remarcan de una ma-nera nueva y aaden otros nuevos.

    Jess sigue viviendo como Seor resucitado y enaltecido

    Despus de su resurreccin, Jess se aparece como Cristoy Mesas enaltecido al crculo de los doce apstoles y les en-sea. Su ascensin acaba con su enseanza, pero no terminacon su influencia sobre sus discpulos. l se aparece al primer

    Introduccin 22

  • mrtir, Esteban, en una visin celestial. Se aparece a su per-seguidor Saulo y le convierte. Da un encargo al discpulo Ana-nas en Damasco con la curacin de Pablo. En el nombre deJess, tambin los apstoles y testigos realizan milagros. Je-ss se aparece a Pablo por segunda vez en su primera visitaal templo en Jerusaln; la tercera vez lo hace en Corinto, y lacuarta, durante su arresto en Jerusaln. Finalmente, Pablopredica la enseanza de Jesucristo en Roma.

    El ttulo honorfico de la soberana de Jess es Cristo, elMesas, el Ungido (25 veces). Como Ungido de Dios, Jessempieza a realizar el Reino de Dios: en el primer libro, comoJess terreno; en el segundo, como Jesucristo resucitado yenaltecido.

    El ttulo adicional de Hijo de Dios se encuentra slo dosveces (Hch 9,20; 13,33). Todos los judos, todos los hombres,son hijos e hijas de Dios (Lc 3,23-38). Jesucristo resucitadogoza de una intimidad especial con Dios y ensea a los demshijos de Dios el camino hacia el Padre (Hch 17,28).

    El ttulo de Hijo del hombre slo se encuentra una vez,en el discurso de Esteban (Hch 7,56). Este ttulo honorficode soberana no fue entendido por los paganos helenistas; poreso, no se menciona en las cartas de Pablo. Jess representa,como Hijo del hombre, al Israel santo y salvado en el cielo. lse ocupar de la perfeccin de Israel en comunin con losdems pueblos (Hch 17,31).

    El ttulo honorfico predominante para la soberana de Je-ss es el ttulo griego profano de Kyrios, Seor (107 veces).La traduccin griega de la Biblia (la Septuaginta, aqu se-alada mediante la letra G) escribe en vez de la palabraYahv la palabra Kyrios. Los distintos tratamientos de Jessenaltecido (Hch 1,6; 7,59.60; 9,10.13; 22,19) le adjudican lamisma soberana que a Dios mismo. Dios y el Seor Jessactan con su divina unidad. El Kyrios Jess ha salvado aIsrael y a todos los pueblos, y les ofrece permanentementeel arrepentimiento.

    Dios, su Espritu Santo y el Reinado de Dios

    Dios mismo acta por medio de las acciones del Resuci-tado y por los acontecimientos en el mundo. l no aparece

    Introduccin23

  • como persona, sino que influye directamente en la natu-raleza y produce las teofanas. Aparece en la nube en el mo-mento de la ascensin, en el terremoto despus de la ora-cin de la comunidad (Hch 4,31), y durante el arresto de Pabloen Filipos (Hch 16,26). l causa el viento en contra, el huracn,el naufragio sin vctimas y el viaje rpido a Pozzuoli, en Italia(Hch 27-28).

    l enva a sus ngeles despus de la ascensin para queliberen a los apstoles (Hch 5,19), para que transmitan elencargo de la misin a Felipe (Hch 8,26), como visin alcenturin Cornelio (Hch 10,3), para que liberen a Pedro (Hch12,7), para que castiguen a Agripa I (Hch 12,23) y para elfortalecimiento de la fe de Pablo (Hch 27,23); como excepcin,enva tambin a un macedonio que transmite el encargo de lamisin a Pablo (Hch 16,9).

    Dios est implicado en todas las acciones de Jess. En elprimer libro, le dio a Jess el Espritu Santo, le resucit des-pus de su pasin y le acogi en el cielo. En el segundo li-bro, da junto con Jess el Espritu Santo. El Espritu Santodesaparece del mundo cuando muere Jess, y en el da dePentecosts es enviado por Dios a los discpulos de Jess(Hch 2,33). Con el Espritu Santo empieza a realizarse elfinal de los tiempos por la profeca, los milagros y el bautis-mo del arrepentimiento (Hch 2 y ms). l apoya las defen-sas, las oraciones y la pureza de los apstoles y de la co-munidad (Hch 4-5). Y completa el crculo de los Siete (Hch6-7). El Espritu Santo es llevado por el crculo de los Docea los bautizados en Samara (Hch 8), por el discpuloAnanas a Pablo (Hch 9), y por el apstol Pablo a los pueblospaganos y a los discpulos de Juan en feso (Hch 19). ElEspritu Santo mantiene la relacin entre los bautizados y latradicin apostlica.

    El Espritu Santo apunta a la misin. l impulsa a Feli-pe a la conversin del etope (Hch 8), y a Pedro al recibi-miento de la legacin del centurin pagano Cornelio; antesde su bautismo, el Espritu Santo desciende sobre Cornelioy su casa (Hch 10). El Espritu Santo anima al crculo de losCinco en Antioqua para que enven a Bernab y Pablo a suprimer viaje de misin (Hch 13-14), y, finalmente, el Esp-ritu Santo dirige a Pablo en sus viajes de misin segundo y

    Introduccin 24

  • tercero (Hch 16,621,11) y en su viaje como prisionero (Hch20,23).

    En el concilio, el Espritu Santo redacta junto con los aps-toles y presbteros el decreto (Hch 15,28) y se preocupa por lainvestidura de las personas que en el futuro dirigirn la co-munidad, es decir, los presbteros (Hch 20,28). El EsprituSanto es la fuerza propulsora (el motor) de Dios para loscreyentes. Se comunica de forma multifactica. Puede provo-car discusiones sobre el tema en quienes tienen verdade-ramente el Espritu (Hch 8,14-25; 21,1-14). El Espritu Santodirige los acontecimientos de los apstoles y de los testigoshasta el arresto de Pablo.

    El Resucitado y Dios luego interactan ms intensamentea travs de visiones y de fenmenos de la naturaleza. En eleplogo de Pablo, l seala otra vez al Espritu Santo. El Es-pritu Santo inspir especialmente a los profetas y las Sagra-das Escrituras de la religin juda. Pablo, lleno del Espritu,es el intrprete de las palabras del profeta Isaas sobre el en-durecimiento. Con Pablo llegan todos los dones espiritualesescatolgicos a Roma. Quedan presentes en la comunidad paratodos los judos y para los pueblos paganos que estn listospara escuchar, y constituyen el principio del Reinado de Dios.

    El Reinado de Dios es, al principio, un concepto sinnimodel Espritu Santo de Dios. Donde acta el Espritu Santo,empieza el Reinado de Dios. Adems, la metfora Reinadoacenta el mbito social y poltico. El Reinado quiere in-fluir notable y permanentemente en el mbito del poder hu-mano. No basta con llenar con Espritu al individuo aislado,como quiere el mundo griego de los dioses. En el Reinado deDios, los dones espontneos del Espritu Santo surten susefectos permanentemente. Donde el Reinado de Dios empie-za, donde est presente, continan y siguen siendo eficaces laprofeca, los milagros y la sabidura. En el primer libro em-pez el Reinado de Dios para Israel por medio de Jess. Surestauracin de Israel se interrumpe con su muerte en lacruz, pero empieza de nuevo tras su ascensin. Los apsto-les restablecen el crculo de los Doce como smbolo de lasdoce tribus de Israel. Adems, restablecen la profeca deIsrael, la comunidad de bienes cuando Israel ocup la tierrasanta, los milagros cuando Israel sali de Egipto, la pureza

    Introduccin25

  • y la unidad. Al fin queda el sptimo restablecimiento, que esla apertura a los pueblos paganos. Ese restablecimiento al-canza su punto culminante provisional con la llegada de Pa-blo a Roma. l es el predicador especialmente autorizadodel Reinado de Dios (Hch 14,22; 19,8; 20,25; 28,23.31); ex-cepto l, slo son presentados Felipe (Hch 8,12) y Bernab(Hch 14,22) como predicadores. Como misioneros, no comoencargados del restablecimiento, Pablo, Bernab y Felipesuperan a los dems apstoles y testigos. El fin de los tiem-pos se habr completado cuando Dios cumpla con su Rei-nado y cuando el Israel restaurado y los pueblos paganoslleguen a formar una unidad. Entonces, el Jess ascendidoregresar del cielo y reinar como Cristo eterno en el Rei-nado de Dios consumado.

    La enseanza de los apstoles y testigos y la persecucin

    El Resucitado ensea durante 40 das a sus apstolescon instrucciones y pronsticos (Hch 1,1-8). Despus de Pen-tecosts, el Espritu Santo se preocupa por la enseanza co-rrecta. sta interpreta de una manera nueva las Sagradas Es-crituras de la religin juda y las aplica a Jess. La nuevaenseanza dialoga crticamente con las teoras populares yfilosficas de los pueblos helenistas. Adems, convence a mu-chos oyentes.

    La parte de los oyentes que rechazan la enseanza reac-ciona con diferentes formas de persecucin, que empiezan conel arresto y el interrogatorio de Pedro y Juan por el conciliojudo (Hch 4). La persecucin contina hasta el final, hasta lallegada de Pablo a Roma. Pero la muerte de Pablo no calla laenseanza. Los apstoles y los testigos son la expresin visiblede la verdad de la enseanza durante su vida.

    La casa, el templo, la oracin y las comidas eucarsticas

    Mientras el templo une el primer libro, es decir, el evan-gelio, en los Hechos de los Apstoles es la casa la que une elprlogo con el eplogo. Las reuniones en las casas reemplazanal templo. En el prlogo, las personas reunidas permanecenocultas en la casa, orando en comn, mientras que, en el ep-logo, Pablo proclama en su departamento, pblicamente y

    Introduccin 26

  • con franqueza, la enseanza del Reinado de Dios y del SeorJesucristo. El Espritu de Pentecosts ha transformado loclandestino en pblico.

    La comunidad practica la oracin diaria en el templo.Tambin celebra adicionalmente la oracin diaria en las ca-sas. Despus de la liberacin de Pablo y Juan, la comunidadreflexiona de nuevo sobre su situacin con la oracin de losSalmos de David. El ministerio de la Palabra de los apsto-les incluye el ministerio de la oracin (Hch 6,4). La oracines la autorrealizacin permanente de los creyentes.

    Las comidas eucarsticas en comn unen a los discpulosde Jess desde el prlogo hasta la llegada de Pablo a Roma.El eplogo da un trato preferente a la predicacin a los quebuscan la fe, en vez de preferir las narraciones sobre las co-midas separadas de los creyentes. La celebracin de la comi-da, la eucarista, es el fundamento de la misin y deba abrir-la y posibilitarla cada vez de nuevo. En la visita de Pablo aTroas (Hch 20,7-12) se menciona por primera vez en el Nue-vo Testamento la eucarista dominical.

    Las estructuras de las comunidades y los ministerios

    El evangelista presenta una diversidad de modelos de co-munidad. La sucesin histrica de los modelos de comunidadmuestra casos ideales y posibles de la Iglesia. El primer li-bro incluye los hechos y la enseanza de Jess (Hch 1,1)como fundamento permanente de cualquier eclesiologa. Je-sucristo es el fundador y mantiene cualquier forma deIglesia llena del Espritu. Los apstoles restablecen el crcu-lo de los Doce despus de la Pascua (Hch 1,15-26). Pedro,los dems apstoles y toda la comunidad mantienen y lle-nan la existencia del crculo de los Doce con la vida. Puedencompletar este crculo (Hch 1,15-26) o pueden terminar de-finitivamente con l (Hch 12). Despus de la admisin porPedro (Hch 10) de paganos sin la circuncisin, el crculo delos Doce perdi su importancia y desapareci. Tras la eje-cucin de Santiago, miembro del crculo de los Doce, no seeligi otro sucesor (Hch 12,1-5). Jerusaln mantiene suimportancia como punto central de las comunidades cris-tianas.

    Introduccin27

  • El crculo de los Siete en Jerusaln forma un intermezzo(Hch 6,1-7). El crculo de los Doce inicia la fundacin de unnuevo crculo de otro grupo cultural. Los apstoles de Pales-tina notan que no pueden ejercer adecuadamente el ministe-rio de las mesas para los cristianos judeo-helenistas. El mi-nisterio de las mesas significa comunidad y convivencia. Lasdiferencias culturales pueden dificultar o impedir la creacinde relaciones. Los apstoles se entregan al ministerio de lasmesas para los cristianos judeo-palestinos. Luego, escribien-do sobre la fundacin de la comunidad en Antioqua y el con-cilio en Jerusaln, el evangelista nota que los ancianos (pres-bteros) dirigen, junto con Santiago, el hermano de Jess, lacomunidad (Hch 11,30; 15,1-29). El crculo de los Doce y elcrculo de los Siete siguen entregndose juntos al ministeriode la Palabra (Hch 15,1-29; 21,8).

    En Antioqua se constituy el crculo de los Cinco comogrupo dirigente (Hch 13,1-3). Pablo subraya en su discurso dedespedida a los ancianos de feso que el Espritu Santo sepreocupa del encargo de los obispos (epscopo = supervisor)y protege a las comunidades (Hch 20,28). Las comunidadesde Pablo y las otras siguen estando abiertas al desarrollo delos ministerios y de las estructuras.

    Jerusaln y los pueblos paganos

    Los discursos de Pablo y de Esteban presentan la opinindel evangelista y de su comunidad con respecto a la fase ini-cial de la Iglesia. Los lderes judos y el gobernador romanomataron a Jess con el acuerdo del pueblo. A ellos, el Resuci-tado les sigue ofreciendo el arrepentimiento por medio de susapstoles y testigos. La alianza de Abrahn no est rota. Elpacto de Moiss sufre por los malentendidos de los judosdesde su principio, pero, igualmente, sigue estando vigente.Al principio, el consejo de los judos permite la restauracininicial de Israel en Jerusaln, pero, con la muerte de Esteban,prohbe la apertura de la alianza de Abrahn a los pueblos.Despus, estos pueblos exigen la apertura del pacto tambina ellos (Hch 828).

    Israel sigue esperando la peregrinacin de los pueblos altemplo sin incluirlos en la alianza de Abrahn. Los discpu-

    Introduccin 28

  • los de Jess, en cambio, interceden para la apertura de laalianza a los pueblos sin obligarles al culto del templo y alos mandamientos relacionados con los alimentos. Sin la se-al del pacto, la circuncisin, el nuevo pueblo de Dios debacrecer con los judos y con los paganos para as continuar elIsrael de las alianzas de Abrahn y de Moiss. Tras la ejecu-cin de Esteban, Felipe, Pedro, Pablo y Bernab predican ypractican la libertad de la circuncisin y la entrada de lospueblos paganos en Israel (Hch 8-14). En el mundo greco-romano, se dirigen preferentemente a los vecinos judos, alos samaritanos y a los temerosos de Dios (proslitos). Elviaje de misin de Bernab y Pablo y los dos viajes siguien-tes de Pablo tienen mucho xito en Chipre, en Asia y Grecia(Hch 1321).

    La misin sigue un esquema fijo y tpico. Al principio, losmisioneros se dirigen a los judos en las sinagogas y a losproslitos en los pueblos. Los oyentes judos se escinden; losproslitos siguen en su mayora, pero los enemigos judospersiguen a Pablo y logran expulsarle. En Roma, este esque-ma aparece por ltima vez. Una parte de los judos cree y laotra rechaza a Pablo, que se aparta de los enemigos judos ypredica el Reino de Dios al pueblo de Roma. La comunidadromana se ampla con judos y con proslitos de los pueblos.Se mantiene abierta para los judos y los pueblos rechazados.La alianza de Abrahn y de Moiss sigue teniendo validezpara la religin juda, aunque sta realiza insuficientementeese pacto, porque est endurecida (Hch 7,51-53; 28,25-27).La perfeccin de la humanidad se realizar cuando Israel, elpueblo nuevo de Dios, forme una unidad compuesta por ju-dos y por pueblos paganos todava no convertidos. Un da,Dios y el Resucitado establecern esa unidad con las distintasculturas.

    Entonces, el nuevo pueblo acoger una diversidad multi-factica de culturas. Los judeo-cristianos deben seguir cum-pliendo los mandamientos de Moiss. El templo sigue siendoel lugar santo de Dios y el lugar de oracin (Hch 16; 2122).La seal de la alianza, la circuncisin, tiene que ser cumplida(Hch 16,1-5). El voto de nazareo debe ser mantenido comoseal de la espiritualidad asctica (Hch 18,18; 21,23-30). Lospueblos son dispensados de cumplir con estos mandamien-tos, pero tienen que adoptar tres mandamientos judos para

    Introduccin29

  • mantener la comunidad con los judeo-cristianos (Hch 15).Los judeo-cristianos y los pueblos conservan sus lenguajespropios y sus culturas propias (Hch 2; 14). El nuevo puebloescatolgico de Dios concede a cada pueblo su cultura yexige simultneamente el cumplimiento de mandamientosprobados para el establecimiento de la comunicacin inter-cultural.

    Introduccin 30

  • Los Hechos de los Apstoles (las acciones de los apstoles y testigos)

    Hch 1,1-14: Prlogo

    S01 Ya trat en mi primer libro, querido Tefilo, de todo

    S1lo que Jess hizo y ense desde el principio

    2 hasta el da en que subi (al cielo), despus de haber dado sus instrucciones bajo la accin del Espritu Santo a los apstoles que haba elegido.

    S23 Despus de su pasin, Jess se les present con

    muchas y evidentes pruebas de que estaba vivo,aparecindoseles durante cuarenta das y hablndoles del Reino de Dios.

    S34 Un da, mientras coman juntos, les orden:

    No salgan de Jerusaln; esperen la promesa que les hice de parte del Padre;

    5 porque Juan bautiz con agua, pero ustedes sern bautizados con Espritu Santo dentro de pocos das.

    6 Los que lo acompaaban le preguntaron: Seor, vas a restablecer ahora el Reino de Israel?

    l les contest:

    7 No les toca a ustedes conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder.

    8 Ustedes recibirn la fuerza del Espritu Santo, que vendr sobre ustedes, y sern mis testigos en Jerusaln, en toda Judea, en Samara y hasta los confines de la tierra.

    S49 Despus de decir esto, lo vieron elevarse,

    hasta que una nube lo ocult de su vista.

  • S510 Cuando estaban mirando atentamente al cielo

    mientras l se iba, se acercaron dos hombres convestidos blancos

    11 y les dijeron: Varones galileos, por qu se han quedado mirando al cielo? Este Jess que de entre ustedes ha sido llevado al cielo vendr de la misma manera que lo han visto irse.

    S612 Entonces regresaron a Jerusaln desde el monte

    llamado de los Olivos, que dista de Jerusaln lo queera permitido caminar en sbado.

    13 Cuando llegaron, subieron al piso superior de la casadonde se alojaban;

    S7eran Pedro y Juan, Santiago y Andrs, Felipe y Toms, Bartolom y Mateo, Santiago, hijo deAlfeo, Simn el Zelote y Judas el hijo de Santiago.

    14 Todos perseveraban unnimes en la oracin con algunas mujeres, con Mara, la madre de Jess, y con los hermanos de ste.

    Configuracin del texto

    El prlogo abarca Hch 1,1-14 y empieza con una obser-vacin del autor, dirigida a Tefilo, sobre la obra. La parteque precede a la actual est caracterizada como primer li-bro (protos logos). Tefilo y el presunto lector pueden de-ducir fcilmente que la parte siguiente es el segundo libro.

    Refirindose retrospectivamente al primer libro, lo sinte-tiza en un nico acontecimiento de base (secuencia 1: Hch1,1b-2): lo que Jess hizo (poieo) y ense (didasko) hasta suascensin (al cielo), juntamente con la instruccin a losapstoles, dada con la fuerza del Espritu Santo, constituye elfundamento de la primera parte y ser tambin el fun-damento de la segunda. Los hechos y la enseanza de Jessempezaron en el primer libro. Ahora continan los hechosrealizados, los que comenzaron en el primer libro (Lc 1,1),

    Hch 1,1-14 32

  • hasta el da de la ltima instruccin, la ascensin de Jessal cielo y hasta el testimonio de los apstoles.

    La secuencia 2 (Hch 1,3) hace luego la transicin al se-gundo libro con una sntesis, sin mencionar expresamenteeste cambio. Despus de la pasin, Jess se manifiesta per-sonalmente a sus apstoles como viviente, se hace visible du-rante cuarenta das e instruye a los apstoles sobre el Reinode Dios. Es cierto que el primer libro haba terminado na-rrando la ascensin al cielo (Lc 24,50-53) y las apariciones alos apstoles (Lc 24,36-49), pero faltaba el dato de los cua-renta das y el tema del Reino de Dios.

    Las secuencias siguientes 3-5 (Hch 1,4-8.9.10-11) ofrecenocasin para agregar una conversacin que sintetiza lo quesignifica el Reino de Dios y para afirmar de una vez por todasque el Resucitado est en el cielo. El Reino de Dios permane-ce, gracias al Espritu de Dios, entre los discpulos y, graciasa la accin de stos, se extiende por el mundo entero (Hch8,12; 14,22; 19,8; 20,15; 28,23.31). Dios y el Resucitado inter-vienen indirectamente por el Espritu Santo y por otras ac-ciones. Al finalizar la conversacin de la secuencia 3, se da elprograma de todo el segundo libro: los apstoles sern, con lafuerza del Espritu Santo, testigos en Jerusaln, Judea, Sa-mara, hasta los confines de la tierra (Hch 1,8). En el segun-do libro se da una divisin geogrfico-teolgica: el Evangeliosale, bajo la gua del Espritu Santo, de Jerusaln (Hch 1,12-8)hacia Judea (8,1b-2; 9,3111,18), Samara (8,1b-40) y el mun-do entero hasta Roma (11,1928,31).

    La expansin desde Jerusaln hasta Judea y Samara lasintetiza el autor en los captulos 111 haciendo slo mencinde algunos hechos y dejando en pie algunas imprecisiones.Por eso se contenta con el dato general hasta los confines dela tierra, con Pablo como actor principal, para mostrar elcumplimiento de la segunda parte, bastante compleja en s.El eje Jerusaln-Judea-Samara-confines de la tierra trasladaa la divisin geogrfica un problema teolgico. Jerusaln, Ju-dea y Samara son, en importancia descendente, portadoresde la Alianza de Yahv con Israel. Luego comienza el territo-rio de los paganos, del cual forman parte los confines de latierra; la ciudad de Roma es su centro. A ellos se dirige espe-cialmente el testimonio de los apstoles, pero Jerusaln, Ju-dea y Samara tienen el privilegio de recibirlo antes.

    Hch 1,1-1433

  • La secuencia 4 (Hch 9), punto central del prlogo, narrade nuevo la ascensin al cielo con ms detalles que el finaldel primer libro. All se indicaba con las palabra fue eleva-do (Lc 24,51) una determinada direccin, al cielo, pero elrelato es en conjunto impreciso. Se piensa que Jess vol alas estrellas, como lo hicieron Escipin en sueos (Cic.Rep. 6,9-26) y Csar despus de la cremacin (Suet.Caes. 88)? Hch1,9 no se vale de la apoteosis romana, sino de la teofana delAntiguo Testamento, para ilustrar la ascensin de Jess, quefue elevado al cielo ante la vista de los apstoles y fue ocul-tado por una nube.

    La secuencia 5 (Hch 1,10s) trae algo completamente nuevoen relacin al primer libro. Aparecen dos ngeles e interpretanel hecho de la ascensin. La angelofana, como la teofana,gneros literarios propios del AT, conservan la actualidad des-pus de la ascensin para el tiempo de los apstoles y de laIglesia. La instruccin de los ngeles corresponde a las ense-anzas del Resucitado (secuencia 3). Los ngeles se dirigen alos apstoles como a varones galileos: es una doble frmu-la que se usa al principio de casi todos los discursos de losHechos. Varones no se refiere slo al sexo masculino, ygalileos expresa el pas de origen. Aunque sean extraos enJerusaln, los apstoles son poseedores de la revelacin, yesto justifica all su accin.

    La secuencia 6 (Hch 1,12-13a) completa a su vez algo queen el primer libro se narraba de forma demasiado sucinta, elregreso a Jerusaln (Lc 24,52). Los apstoles regresan a Jeru-saln, entran en una casa y suben a la habitacin superior, elrecinto ms grande de la estancia. La visita al templo, de lacual habla el primer libro al final (Lc 24,53), se hace muchoms tarde (Hch 3,1).

    La secuencia 7 (Hch 1,13b-14) describe la oracin de losreunidos. Segn el primer libro, la oracin se hace en el tem-plo (Lc 1,9; 24,53); en el segundo libro, en cambio, se explicaque la oracin en la casa precede al servicio religioso en eltemplo y tiene mayor importancia que ste.

    El prlogo presenta el segundo libro como continuacininmediata del primero. La parte final de ste, con su relato delo sucedido entre la resurreccin y la ascensin al cielo, seconvierte en el comienzo del segundo libro. Pero se profundi-

    Hch 1,1-14 34

  • za aqu en el eplogo del primer libro y, agregando temasnuevos, se le convierte en prlogo de la segunda parte. Loshechos, las enseanzas y la comunicacin del Espritu porparte de Jess se continan en la accon de los apstoles. Lostemas propiamente nuevos se enuncian claramente en la par-te central (secuencias 3-5): esperar en Jerusaln, salir de all,bautismo en el Espritu Santo, testimonio del Reino de Dios,que para Israel y para el mundo entero es un restablecimientode su forma inicial, y, por ltimo, entrada del Resucitado enla nube de Dios. El encuentro con el Resucitado durante cua-renta das (secuencia 2) introduce en el tema de la misin yla ascensin, y el regreso a la habitacin superior (secuencia 6)es su eplogo. La oracin comn (secuencia 7) prepara parallevar a la prctica las instrucciones recibidas en el primer li-bro (secuencia 1) y para difundir las experiencias y los temasenunciados en el prlogo.

    Explicacin del texto

    Vv. 1-2. Logos tiene el significado tcnico de libro(Hdt. 5,36; Aland/Bauer 1988, 970). El nombre propio Je-ss da a la persona que domina el primer libro una indivi-dualidad histrica. Todos los hechos de Jess cumplen lapromesa de la Escritura, especialmente su enseanza. Jess,como maestro, es admirado y atacado simultneamente porel pueblo judo. En el v. 2, con elevacin al cielo y EsprituSanto, entra en juego la esfera divina. El Espritu Santo fuela fuerza motora de la accin de Jess en el primer libro yhar posible el testimonio de los apstoles en el segundo(Hch 1,8). Dios acta indirectamente por su Espritu. Por suEspritu influye en la fe, en los sentimientos y en la psique delos hombres (vase Hch 2). Los apstoles son, como Jess,figuras histricas. Su crculo est abierto para otros testigosanteriores al tiempo pascual (Hch 1,14.15). Ellos fueron ele-gidos por Jess como discpulos (Hch 6,1) y continan suobra.

    V. 3. Los cuarenta das durante los cuales sucedieron laresurreccin y las apariciones se corresponden con el lapsode tiempo simblico de las tentaciones (Lc 4,1) y recuerdanlos cuarenta aos de permanencia de Israel en el desierto. Los

    Hch 1,1-1435

  • cuarenta das ponen en relacin el paso de la pasin al Reinode Dios. El Reino de Dios y el misterio de la pasin fueron lostemas dominantes en el primer libro (Lc 4,43 y otros; 9,18-22). El silencio sobre la pasin se hizo superfluo con el hechode la resurreccin. El anuncio del que fue crucificado y vivecontina por la eficacia del Espritu Santo. El anuncio delReino de Dios iniciado en Jess abarca todo el segundo libro(Hch 1,3.6; 28,23.31), y en el curso de l se acenta en cuatropasajes su eficacia para ganar nuevos adeptos (Hch 8,12),para fortalecer a los recin convertidos (Hch 14,22; 20,25) ypara mover a una decisin de fe (Hch 19,8).

    V. 4. Se celebra la ltima reunin. El Resucitado reitera lapromesa del Espritu y ordena que los discpulos permanezcanen Jerusaln (Lc 24,49).

    V. 5. El bautismo de Juan (Lc 3,1-22) se contina en elbautismo en el Espritu que reciben los apstoles. Para losapstoles, Jerusaln sigue siendo el centro hasta que recibenel Espritu Santo. El restablecimiento de Israel tiene que par-tir de la ciudad Jerusaln.

    V. 6. La pregunta relativa al restablecimiento (apokathis-tano) del Reino de Israel al final de los tiempos no determinacon precisin el sentido que se quiere dar aqu al Reino deDios. Al final de los tiempos, el Reino de Israel puede serrestablecido por el Mesas y conducir al Reino de Dios esca-tolgico para todo el mundo (Sal 17). En cambio, pensar enel restablecimiento del Reino slo para Israel corresponde alas esperanzas de los miembros de la resistencia que fueronvencidos en la rebelin juda contra Roma (66-70). Ellosesperaban con impaciencia, como los apocalpticos, la llega-da de Dios en el presente (en estos tiempos). En cambio, losdiscpulos aprendieron en el primer libro que el Reino deDios empez en la persona de Jess y en sus hechos paraIsrael y los dems pueblos; pero la pasin de Jess ocult lasexperiencias positivas del principio (Lc 24,1-49). Por eso, losapstoles preguntan superficialmente por la fecha en elpresente (en estos tiempos), pero dudan enigmticamentede la continuacin del Reino de Dios para ellos mismos (ypara Israel). El reconocimiento como Seor (Kyrios) dado aJess utiliza por primera vez un ttulo de nobleza muy usado.Se aplica por respeto a personas de dignidad, para dirigirse al

    Hch 1,1-14 36

  • Jess terreno en cuanto que se le reconoce toda potestad opara dirigirse al Dios nico. El ttulo se refiere aqu al Resu-citado poderoso. El Jess enaltecido se retirar de ellos?

    Vv. 7-8. Jess, que reina despus de su resurreccin jun-to con Dios (v. 24), limita los conocimientos escatolgicos delos apstoles. l seala al poder (exousia) del Padre, que ins-taurar un nuevo mundo como restablecimiento completodel orden de la creacin. Dios no comunica tiempos fijados,esos que los apocalpticos creen, equivocadamente, conocer.No hay plazos iguales para todos, sino slo el plazo de lavida individual. El apocalipsis judo es desapocalipticado.Jess como hijo enaltecido aparecer en el tiempo de la crea-cin completada en medio de los apstoles y los discpulos (v.11). Hasta que aparezca, reina invisiblemente por medio delEspritu Santo. Se muestra en visiones (Hch 9,1-9 y ms) yacta de manera indirecta por sus ngeles (cf. Hch 5,19-20).

    El trmino testigo (mrtys) tiene, junto con las palabrasinstrumento (skeos: Hch 9,15 y ms), creyentes (Hch 2,44),apstol, discpulo (Hch 6,1 y ms) y proslitos/temerososde Dios (Hch 13,43 y ms), el mismo significado. Cada disc-pulo ser testigo e instrumento de Jess por el Espritu Santo,que es mencionado por tercera vez. El Reino de Dios conti-na a travs de los testigos.

    Vv. 9-11. La nube es parte de la teofana (Ex 33,9-10;40,38) que, junto con la voz del cielo, hizo al principio y enla mitad del primer libro dos revelaciones trascendentales (laproclamacin de Jess como Hijo despus del bautismo:Lc 3,12s; la transfiguracin de Jess: Lc 9,28-36). Aqu, la vozde los ngeles sustituye a la voz del cielo y aporta en el co-mienzo del segundo libro una revelacin igualmente tras-cendental como punto culminante de una elevacin en tresetapas: Jess fue resucitado, constituido Seor de los cielos yelevado definitivamente al cielo a la vista de los apstoles. Ascomo la voz del cielo en la transfiguracin da a los apstolesuna interpretacin, as prometen aqu los ngeles a los aps-toles galileos y a los cristianos del futuro que cuando sea res-tablecido el mundo volvern a ver a Jess, entronizado ahoraen el cielo, actuando con ellos y ensendoles. La entroniza-cin definitiva de Jess tendr lugar slo cuando sea resta-blecida la creacin. La venida solemne del Seor Jess signi-

    Hch 1,1-1437

  • fica la realizacin definitiva del Reino tal como la literaturasapiencial concibe el orden de la creacin en el mundo nue-vo, constituyendo el orden sapiencial de la creacin en elmundo nuevo para el Israel universal.

    Vv. 12-13. El monte de los Olivos es el lugar preferido deJess cuando va a Jerusaln (Lc 21,37). Su cercana a Jerusa-ln se especifica usando una expresin tomada del culto: elcamino que es permitido recorrer en sbado. Al monte delos Olivos se puede ir incluso en sbado, dado que este lugarforma parte del sector sabtico (bEr 61b; Billerbeck II590-594). La casa es en todo el libro de los Hechos el lugardonde la comunidad se rene con preferencia. La sala del se-gundo piso es generalmente el recinto ms grande de la casa(Lc 22,12).

    V. 14. Se citan los nombres de los apstoles (Lc 6,14-16)de los cuales se excluye a Judas Iscariote, a las mujeresque fueron al sepulcro vaco y a los familiares de Jess (Lc8,19-21), pero sin indicar sus nombres (Lc 14,10), con excep-cin de Mara, la madre de Jess, la nica mujer mencionadapor su nombre. Despus de la ascensin al cielo, los onceapstoles, las mujeres que siguieron a Jess y sus familiarespermanecen reunidos. Las discpulas, Mara y los hermanosde Jess son los primeros testigos aadidos al crculo de losdoce apstoles.

    Impulsos para la accin

    El comentario del autor (Hch 1,1a) dirige la mirada a lacomunicacin literaria y teolgica de la obra al lector. Tefiloes la figura de identificacin del lector. Igual que Tefilo, ellector tiene que haber ledo el primer libro y as podr com-prender el segundo.

    Para citar el primer libro se usa una expresin frecuenteen la formulacin de ttulos: Hechos y enseanzas de Jess.Puede tratarse de Hechos y enseanzas memorables (factaet dicta memorabilia), sin una limitacin a una sola persona.As, Valerio Mximo, en el siglo I, da este ttulo a una colec-cin de hechos y palabras de personas famosas de toda la an-tigedad. Puede tratarse tambin de Vida y doctrinas (bioi

    Hch 1,1-14 38

  • kai doxai) de filsofos famosos. ste fue el ttulo que Dige-nes Laercio, en el siglo II, dio a un manual biogrfico que es-cribi sobre los antiguos filsofos conocidos. Dedic cada li-bro a un filsofo fundador de una escuela y a sus discpulos,hasta reunir en total diez escuelas. Digenes Laercio erapoco conocido en la antigedad, pero su manera de escribires muy parecida a la de las dos obras de Lucas. El libro so-bre el fundador de la escuela constituye la primera parte; ellibro sobre los discpulos, la segunda. Pero mientras Dige-nes Laercio separa claramente unas vidas de los discpulos deotras, en los Hechos se mezclan constantemente unas conotras.

    Tambin hay semejanzas entre las obras de Lucas y losdos libros Historias romanas de Velleius Paterculus. El primerlibro narra la historia de los romanos hasta la guerra civil, yel segundo va desde la guerra civil hasta el reinado de Tibe-rio. Csar como figura de base, Augusto como el que lleva laobra a trmino, y Tiberio como el que vela por la conserva-cin de la estructura del Estado se asemejan a la sucesin deJess de Nazaret, Pedro y Pablo. Sin embargo, Csar no lle-ga a adquirir el rango nico de Jess de Nazaret, y Pedro yPablo permanecen como discpulos inferiores a Jess. Contodo, se pueden descubrir muchos paralelos entre Jess yCsar.

    El ttulo Hechos de los Apstoles (Praxeis apostlon),que se dio al segundo libro en el siglo II, era de uso corrienteal escribir biografas (Polyb. 1, 1,1; 9, 5,b) y expresa muy bienla parte central de lo que se enuncia como bsico en el se-gundo libro (Hch 1,3-8). Los Hechos de los Apstoles soncontinuacin del tema central del primer libro, lo que Jesshizo y ense (Hch 1,1-2). Falta el suplemento enseanzao vida. Pero no se trata de narrar su vida o de reproducir suenseanza. La enseanza est implcita en los hechos, y lavida tiene un papel accidental. A diferencia del primer libro,el segundo no se ocupa de la genealoga ni de la muerte ni dela glorificacin de los personajes que figuran como actoresprincipales. Ellos son slo testigos e instrumentos de Jess.Su comunidad es la nueva familia (Lc 8,19-21), y su pasin ysu ascensin al cielo son modelo y garanta de la vida futurade los seguidores. La traduccin espaola de Praxeis por He-choses muy exacta.

    Hch 1,1-1439

  • La antigua traduccin Historia de los apstoles, usadaen alemn, no expresa el plural Hechos de los Apstoles,pero conserva con razn la expresin paralela al singularalemn Historia romana de Velleius. Historia de los Aps-toles es un ttulo que puede seguir en uso. Para mayor cla-ridad y para aludir a la misin encomendada a los apstolesen Hch 1,8, debera agregarse la palabra testigos: Hechosde los Apstoles y Testigos o Acciones de los Apstoles yTestigos. Las dos obras que llevan el ttulo de Praxeis, es de-cir, la Novela de Alejandro y el Anbal de Sosilos, son formasnovelescas de escribir biografas, provienen de los siglos II-IIIy podran considerarse, por tanto, slo como paralelos dbi-les de los Hechos de los Apstoles.

    El prlogo se propone que los lectores vean en esta obrauna historia biogrfica crtica y verdadera que, sirvindose almismo tiempo de elementos patticos, quiere despertar elinters del lector, ilustrarlo y edificarlo (Plmacher 1999).Los objetivos de la historia verdadera del prlogo del primerlibro (Lc 1,1-4) continan en el segundo.

    En la narracin del prlogo, los apstoles son figuras deidentificacin. Los apstoles reciben un carcter especialpor su comunidad limitada con el Resucitado. Su preguntapor el restablecimiento del Reino refleja las expectativaspolticas de la comunidad. El Resucitado debe destituir aho-ra al violento gobierno romano (Lc 22,24-30) y establecer elEstado del Israel ideal. Jess, en cambio, reitera su en-seanza. El Reino de Dios empez ocultamente en su pasiny se realizar en un futuro indeterminado. Durante el tiem-po de la expectativa escatolgica, la comunidad debe ser,mediante el apoyo del Espritu Santo, testigo e instrumentode su Seor enaltecido. Siempre que la comunidad se renaen un lugar para rezar en comn, lograr su misin.

    El primer libro termina con la narracin de la ascensin enun estilo paralelo al AT y a las biografas romanas. El profetaElas fue llevado al cielo en un remolino de viento ante la vistade su discpulo Eliseo (2 Rey 2,1-14). Rmulo desapareciinesperadamente y se apareci a un testigo fiable, al que en-treg su ltimo encargo para el pueblo romano (Plut.Rom. 27-28). De forma semejante se apareci el Resucitado a sus disc-pulos y les entreg su encargo para Jerusaln y para los

    Hch 1,1-14 40

  • pueblos paganos; se alej de ellos dndoles su bendicin y fuellevado al cielo (Lc 24,50-53). El proceso de la ascensin noest descrito, y tambin falta en la narracin sobre Rmulo. ElResucitado se aleja y desaparece al ser elevado al cielo.

    En el prlogo del segundo libro (Hch 1,1-14), el evange-lista narra otra vez el acontecimiento de la ascensin, pero demodo comediante, caricaturizando e imitando el ritual delas ascensiones de los emperadores (Hch 1,9-11), tal como lasdescribe por ejemplo Sneca (4 a.C.-65 d.C.) en la Apocolo-cintosis (= devenir calabaza).

    La Apocolocintosis empieza con el prlogo del autor:

    1.1. Quiero relatar para el recuerdo lo que ocurri en elcielo el da tercero antes de los idus de octubre de un nuevoao, comienzo de un tiempo maravilloso. No me influyen niel odio ni el favor. Todo sucedi realmente como lo cuento.

    Si alguien me pregunta por la fuente de mis conocimientos,si no me viene bien, no le contestar. Quin me va a obligar?Estoy seguro de que he sido un hombre libre desde el da enque abandon este mundo el que hizo cierto este proverbio:Lo mejor es nacer o rey o tonto.

    2. Si quiero contestarle, le dir lo primero que me vengaa la boca. Quin ha exigido nunca al historiador testigos conjuramentos? Pero si es inevitable citar a algn testigo, enton-ces que se dirija a quien vio a Drusila ascender al cielo, queafirmar que tambin haba visto a Claudio hacer ese viajecon pasos cojos.

    Quiera o no, l tiene que notar todo lo que ocurre en elcielo: est encargado de la Va Apia, por la que, como se sabe,tambin el feliz Augusto y el emperador Tiberio se fueronjunto a los dioses.

    3. Si le preguntas, solamente a ti te hablar; si estn pre-sentes otros, no dir ni palabra. Desde que hizo juramento enel Senado de que haba visto a Drusila ascender al cielo y na-die le crey esta buena noticia, jur solemnemente que yanunca revelara nada, incluso aunque viera matar a un hom-bre en el foro (Sen.Apoc. 1, 1-3).

    El prlogo adapta el estilo esquemtico de una obra his-toria, una historiografa. Claudio escribi historiografas des-

    Hch 1,1-1441

  • de su juventud (Suet.Claud. 41-42). Sneca, en cambio, evitla historiografa.

    Falta la prescripto (informacin sobre el autor, el destina-tario y la dedicatoria). La obra es annima, igual que las dosobras de Lucas, y empieza directamente con el exordio, la des-cripcin del contenido. La proposicin est presentada en unestilo conciso. Quid actum sit seala los acontecimientos,que constan en actas. El lugar y el tiempo estn fijados: cieloy da tercero antes de los idus de octubre. Las expectativasestn formuladas: comienzo de un tiempo maravilloso, loque exagera el evangelio del tiempo de Augusto (1,3). La afir-macin de la historiografa crtica a partir de Tucdides elobjetivo de mantener el recuerdo por la tradicin, de relatarsin odio y favor, solamente verdades est aadida irnica-mente. Los prlogos de Lc 1,1-4; Hch 1,1-14 y otros prlogosde un tiempo ms tardo son equivalentes.

    La argumentacin en 1,11,2 juega irnicamente con laprueba de la credibilidad de las fuentes. El que pregunta norecibe respuesta, porque existe la libertad de expresin. Su li-mitacin bajo los procesos del emperador Claudio es el temaprincipal de la comedia. El proverbio agrava el tema y sealaa la siguiente redaccin satrica. La aristocracia por origen de-ba probarse con la sabidura; en caso de imbecilidad de naci-miento, se pierde el derecho al principado y a la apoteosis. Alfinal se presenta el testigo que hizo juramento, que no nece-sitan los historiadores, pero s lo necesitan las narracionesmilagrosas. La Apocolocintosis es otra forma de historia ba-sada en mentiras, porque incluye la ascensin milagrosa alcielo. Por eso est elaborada como una comedia satrica.

    El Jess resucitado, en cambio, ofrece promesas que seprecisan en Lc 24,44-49. l no llev al oyente al cielo. Elanuncio del arrepentimiento para Jerusaln y los pueblos pa-ganos con la ayuda del don del cielo (Lc 24,47s) incluye unasucesin terreno-geogrfica (Hch 1,8). Los apstoles ven queel Resucitado es arrebatado, que una nube lo oculta y lo ale-ja de su vista (Hch 1,9). Como la nube es smbolo de la teofa-na de Dios en la transfiguracin del Jess terreno (Lc 9,34s),los apstoles habran bajado del monte de los Olivos como enLc 24,51s. En cambio, se quedan mirando al cielo sin parar,como si apareciera una seal como en la apoteosis de los em-

    Hch 1,1-14 42

  • peradores romanos: un guila (Dio.Cass. 56, 42, 3) o un co-meta (Plut.Caes. 69). De hecho, aparecen dos figuras celestia-les con vestiduras blancas. No acompaan al Resucitado alcielo, sino que hacen reproches a los apstoles. Qu seal ce-lestial esperan? Quieren subir al cielo para buscar al Resu-citado y escenificar una marcha triunfal? El Resucitado es lle-vado al cielo, se aleja de ellos, pero conserva su identidad;acta con ellos a veces invisiblemente y a veces visiblemente,y regresar al final del mundo para establecer la creacin ensu perfeccin (Hch 1,11.6s).

    Conoca el evangelista la Apocolocintosis? Posiblementesupiera de ella, y seguramente conoca otras obras crticassobre los emperadores romanos. La declaracin de Nerncomo enemigo pblico por el Senado (Suet.Ner. 49) deba dehaber dado paso a fantasas sobre su descenso al Hades, envez de sobre la apoteosis. Claudio anul todos los decretos deCalgula (Suet.Claud. 11). Y no solamente Sneca, pues tam-bin Plutarco conoci el descenso al Hades de los emperado-res y el castigo permanente de Nern en el Hades (Plut.Desera numinis vindicta 30, 567d-f).

    Es de suponer que la comunidad lucana esperaba pruebasde la ascensin del Resucitado. La narracin comediante ex-plica que no hay ni nunca habr pruebas. Solamente la ense-anza y los hechos del Jess terreno en el primer libro (Hch1,1) y la eficacia del Espritu Santo en el segundo forman elfundamento de la fe en la resurreccin y en la ascensin so-lemne de Jesucristo hasta su venida gloriosa.

    Hch 1,1-1443

  • Hch 1,15-26: La eleccin de Matascomo miembro de los doce apstoles:

    primer restablecimiento

    S115 Uno de aquellos das se levant Pedro en medio de

    los hermanos, que eran unos ciento veinte, y dijo: 16 Hermanos, tena que cumplirse la Escritura que

    el Espritu Santo haba anunciado por boca de David acerca de Judas, el que gui a los que arrestaron a Jess.

    17 Era uno de los nuestros y participaba de este ministerio.

    18 Pues bien, con el dinero de su crimen compr un campo, se tir desde lo alto, qued destrozado y se desparramaron sus entraas.

    19 La noticia se divulg por todo Jerusaln, de modo que el campo se llam, en su propio dialecto, Hacldama, es decir, campo de sangre.

    20 As estaba escrito en el libro de los Salmos: Que su morada quede desierta y no haya quien la habite (Sal 69,26).

    Y tambin: Que otro ocupe su cargo (Sal 109,8).

    21 Es necesario, pues, que uno de los que nos acompaaron durante todo el tiempo que el Seor Jess estuvo con nosotros,

    22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el da en que fue elevado a los cielos, entre a formar parte de nuestro grupo, para que sea,junto con nosotros, testigo de su resurreccin.

    S223 Presentaron a dos: a Jos, apellidado Barsabs, por

    sobrenombre Justo, y a Matas.24 Y oraron diciendo:

  • T, Seor, que conoces los corazones de todos,seala a cul de estos dos has elegido para

    25 ocupar, en este ministerio apostlico, el puestodel que se apart Judas para irse al lugar que lecorresponda.

    S326 Y echaron suertes,

    y la eleccin cay sobre Matas, el cual entr a formar parte del grupo de los once apstoles.

    Configuracin del texto

    Este relato de eleccin comprende tres secuencias.

    Pedro da la lista de los apstoles en el prlogo (Hch 1,13).

    Secuencia 1: Hace su primera intervencin como jefe delgrupo, pronunciando su primer discurso. El tratamiento dobleretoma la palabra varones en el v. 11 y construye con el tr-mino hermanos una relacin de confianza profunda. La ora-cin constituye la confianza mutua. En tres secuencias, Pedrodescribe la vida de Judas en relacin con el crculo de los Doce(secuencia 1). Presenta el esquema de una breve biografa: pri-mero, actuacin pblica; segundo, muerte; tercero, consecuen-cias. Faltan, sin embargo, su genealoga y su profesin, quesuelen indicarse en la primera parte; la muerte y sus conse-cuencias forman la parte final (Hch 1,16c-19). Esta breve bio-grafa se introduce con una alusin general al cumplimiento dela Escritura, que se precisa al final con dos citas de los Salmosde David (Hch 1,16b.20; Sal 69,26; 109,28).

    Secuencia 2: Concreta por primera vez la oracin de la co-munidad de Hch 1,14. El ttulo Seor (Kyrios) parece diri-girse aqu, a diferencia de Hch 1,6, a Dios. l gua al nuevoIsrael por medio de Jess y del Espritu. Con su oracin, la se-cuencia 2 constituye el punto central. La oracin est dirigi-da, como todas las oraciones en los Hechos, al Padre.

    Secuencia 3: Narra la decisin por suertes y el resultadofinal de la eleccin (Hch 1,26). La oracin fue escuchada porDios.

    Hch 1,15-2645

  • Explicacin del texto

    V. 15. La primera actuacin de la que hablan los Hechos esel discurso de Pedro. El restablecimiento de Israel comienzacompletndose el nmero de los doce apstoles, ya que el n-mero doce simboliza las 12 tribus de Israel. El nmero de losreunidos es de 120 personas, que representan simblicamen-te a las 12 tribus; diez es el nmero mnimo de miembros re-querido para formar una sinagoga, que, por lo dems, debecomponerse, segn el derecho judo, de solo hombres. Segnel derecho helenista, tambin las mujeres pueden participarcomo miembros en asociaciones religiosas. Las listas del pr-logo en Hch 1,13s dan, teniendo en cuenta el primer libro, untotal de 120 personas: 11 apstoles, 70-72 discpulos (Lc 10,1) yvarios familiares (madre y hermanos de Jess: Lc 8,19-21), tresmujeres ante el sepulcro y durante la vida terrena (Lc 8,1-3;10,38-42): 11 + 70 (72) + 3 + 3 + 33 (31) = 120.

    Se indican luego los dos criterios para ser miembro delcrculo de los doce apstoles: haber sido uno de los discpulosdesde el bautismo de Juan y haber sido testigo de la re-surreccin de Jess (v. 21). El tiempo de la renovacin deIsrael comienza con el ministerio pblico de Jess, a partirdel bautismo de Juan hasta la ascensin al cielo, y continadesde entonces con el testimonio de los apstoles y con el delos discpulos y discpulas de cada tiempo.

    Vv. 16-17. Pablo inicia su discurso con la antibiografa deun apstol que fracas y debe ser sustituido. A la biografaideal de Jess (Lc 1,124,53: Hch 1,1-2) se contrapone la claraantibiografa de uno de sus seguidores. Los hermanos a losque habla Pedro incluyen a las mujeres como hermanas(Hch 17,34). Igual que en Pablo, aqu predomina el uso dellenguaje inclusivo hermanos. Pero para la eleccin se ex-cluye explcitamente a las mujeres. El trmino hermanos, aliniciar el discurso, adquiere as un sentido de exclusividad.Las mujeres se ven reducidas al papel de observadoras mu-das. En las sociedades antiguas, slo los hombres tienen vozactiva y pasiva en una eleccin. Las asociaciones, en cambio,pueden conceder a las mujeres el derecho de elegir y ser ele-gidas. El Israel renovado es un pueblo nuevo que en las po-blaciones y ciudades puede fundar asociaciones, pero que en

    Hch 1,15-26 46

  • conjunto forma un nuevo pueblo de Dios que debe continuarahora la vieja cultura de la fe juda (cf. Hch 10,34-43). Las se-guidoras judas-palestinas no tienen derecho de voto, porquese trata del pueblo de Dios entero.

    La corta biografa de Judas, que haba sido miembro delgrupo de los Doce, es presentada como la de una persona to-talmente indigna. De l se dice brevemente en el prlogo lomismo que se narra en el primer libro. Judas haba sido es-cogido por Jess (Lc 6,12-16) y particip en el ministerioapostlico de anunciar el comienzo del Reino de Dios (Lc 9,1-6),pero se convirti en gua de la tropa que prendi a Jess.Quien haya ledo el primer libro (Lc 22,3-6.47-51) recordartambin la traicin con un beso y la suma de dinero conveni-da para entregarlo.

    V. 18. Aporta una nueva informacin. Judas compr conel dinero de la traicin un terreno, sufri un accidente y mu-ri como consecuencia de las heridas. Fue objeto del juicio deDios, como ms tarde Ananas y Safira (Hch 5,1-11).

    Esta tradicin es difcil de demostrar histricamente. Elrelato ms antiguo de Mc 14,1-52 no sabe nada de la comprade un campo ni de un final trgico de Judas; las duras pala-bras de Mc 14,21 dan a entender que despus de la muerte deJess en la cruz, Judas, a diferencia de los dems discpulos,que tambin haban huido por temor, no volvi a la comuni-dad. El pasaje paralelo de Mt 26,1427,10 habla adems de las30 monedas de plata (denarios) que Judas arroj en el atriodel templo tras la condena de Jess y del suicidio. Los sumossacerdotes compran con ese dinero un campo de sangre (enarameo, hakeldamach) que destinan como cementerio de losextranjeros. La compra del campo es un dato comn a los He-chos y al evangelio de Mateo, pero contiene rasgos opuestos: enel evangelio de Mateo quienes compran el campo son los sumossacerdotes; en los Hechos, es Judas. En el evangelio de Mateo,Judas se suicida; en los Hechos, muere en un accidente.

    Lo sucedido con el dinero de la traicin conmovi a lacomunidad. El evangelio de Mateo atribuye la devolucin deldinero al arrepentimiento de Judas, pero ese arrepentimientono fue suficiente para vencer la desesperacin. En cambio,los Hechos crean un cuadro que prepara la posterior ventadel campo para la atencin a los pobres (Hch 2,42-47; 4,32-37;

    Hch 1,15-2647

  • 5,1-11). La compra del campo con el dinero de la traicinconduce al relato del accidente.

    V. 19. El accidente se divulg entre todos los habitantesde Jerusaln como una intervencin de Dios (cf. Hch 2,14 yms). El antiguo nombre arameo hgel d.m contiene unrecuerdo histrico. El monasterio griego de Hageldamach,en el valle Hinnon de Jerusaln, fue construido a finales dela edad antigua sobre un cementerio helenstico del tiempode Jess que tena este nombre.

    El templo, como lugar donde se celebraban las tres grandesperegrinaciones de Pessach, fiesta de las semanas (Pentecos-ts) y los Tabernculos, tena una gran necesidad de sepultu-ras para los extranjeros; ms exactamente, para los judos he-lenistas de la dispora y para los paganos que queran visitarel templo. No se puede excluir la posibilidad de que Judasdestinara el dinero de la traicin en el supuesto de que enrealidad se le pagara o cualquier otro dinero al cuidado delos extranjeros, a quienes su Maestro Jess haba abierto yala posibilidad de formar parte del Reino de Dios (curacin delservidor del capitn romano en Cafarnan: Lc 7,1-10). En esecaso, Judas habra cumplido a su manera y al precio de supropia ruina la obra de su Maestro, traicionado por l.

    V. 20. A esta suposicin se opone, sin embargo, el que lamuerte despreciable del traidor y perseguidor de los piadososes un tema que forma parte de las antiguas biografas, de losrelatos de muerte (Antoco IV Epifanes: 2 Mac 9; Herodes I:Jos.Ant. 17, 6, 5; Herodes Agripa I: Hch 12,20-23) y tambinde los relatos sobre los sufrimientos del justo (Sab 4,16-19).No es un hecho histrico (Klauck).

    Las citas de la Escritura incluyen la absurda traicin y susconsecuencias en el plan salvador de Dios. El campo de san-gre queda inhabitable para los vivos; el puesto dejado vacopor el traidor debe ocuparlo otro.

    Vv. 21-22. Los criterios para la nueva eleccin son, si setiene en cuenta el primer libro, indiscutibles: comunidad conJess por sus hechos terrenos, por sus apariciones y por suascensin. El inicio con el bautismo de san Juan es una exa-geracin, pues Jess fue bautizado solo (Lc 3,21s) y despusconstituy el crculo de los Doce (Lc 6,12-16). Sus miembros

    Hch 1,15-26 48

  • deben tener conocimientos del bautismo y de los aconteci-mientos siguientes (Lc 3,22-6,11). El tiempo de la restauracinde Israel empieza con la aparicin pblica de Jess a partir delbautismo de Juan hasta su asuncin y contina con el testi-monio de los apstoles, discpulos y discpulas de cada tiem-po. Pero se amplan los criterios en el curso de los Hechos.Testigos de la resurreccin son no solamente los doce apsto-les, sino toda la asamblea de los electores, y tambin lo serntodos los que despus del acontecimiento de Pentecosts seadhieran a la comunidad. La nica ventaja que tendr el nue-vo elegido, frente a los dems, consiste en que entra a formarcomunidad exclusiva con los otros once: ser testigo juntocon ellos. El ttulo de apstol no es exclusivo de los Doce. Mstarde, en Hch 14,4-14 se dar el ttulo de apstol tambin aBernab y a Pablo. Ellos no forman parte del crculo de losDoce, pero poseen el ministerio de apstol y el ms alto gradode autoridad correspondiente. En consecuencia, en la asam-blea de los apstoles en Jerusaln se les menciona entre losapstoles (Hch 15). Los Once son continuadores del crculo delos Doce del primer libro, que consta slo de hombres. Losjefes de las tribus de Israel slo podan ser hombres, segn lasideas patriarcales (Gn 49).

    En el primer libro, Jess mantuvo esta idea para la res-tauracin de Israel. Pero con el crculo de los discpulos, msgrande y abierto, ampli el concepto de Israel para abarcar alos paganos (Lc 10,1; Gn 46,27). La asociacin de las docetribus de Israel se haba deteriorado a causa de las infideli-dades a la Alianza. Fue renovada con el crculo de los Doce,establecido por Jess, y adquiri una dimensin escatolgica.La Alianza poda abrirse ahora a los paganos. Pero el carc-ter del grupo de los doce apstoles de guas escatolgicossufri de nuevo un deterioro con la traicin de Judas; elcrculo de los doce apstoles, de dimensin escatolgica,debe renovarse ahora otra vez para que la Alianza no pierdasu apertura a los paganos. La Iglesia de los paganos, formadapos