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«Como todos los austriacos de aquella época, Morstin amaba lo permanentedentrodelaconstantetransformación,lousualdentrodelcambioyloconocidodentrodeloinusual.Deestemodo,loextrañoselehacíafamiliarsinperdersucolor;ydeestemodo,lapatriaposeíalaeternamagiadelextranjero».Escritoen1934estebreverelatoseocupadeunodelosgrandestemasdeJosephRoth:elderrumbe del imperio austro-húngaro tras la Primera Guerra Mundial y losestragosquelapérdidadeunapatriaantigua—simbolizadaaquíporelbustodelEmperador— causó en la conciencia europea. La concisa y melancólicanarración de Roth nos llega hoy cargada de actualidad, y acaba prefigurandocómolacreacióndefronteras—geográficas,ideológicas,religiosasoculturales—desembocaenunareduccióninquietantedelhorizontehumano.

JosephRoth

ElbustodelEmperador

ePubr1.0AlNoah26.11.13

Títulooriginal:DieBüstedesKaisersJosephRoth,1934Traducción:IsabelGarcíaAdánezDiseñodeportada:Editorial

Editordigital:AlNoahePubbaser1.0

I

EnlaantiguaGalitziaoriental,enlaactualPolonia,muylejosdelaúnicalíneadeferrocarrilqueunePrzemyslyBrody,seencuentraelpueblecitodeLopatyny,acercadelcual,enlaspáginasquesiguen,voyacontarunacuriosahistoria.

Tenga el lector la amabilidad de perdonar al narrador que anteponga unaintroducción histórico-política a los hechos que va a contar. Los antinaturalesaltibajosquevienemostrandoúltimamente lahistoria leobligana insertarestadigresión.

ParalosmásjóvenesdesuslectoresseatalveznecesarialaaclaracióndequeunapartedelterritorioorientalquehoypertenecealaRepúblicadePoloniafue,hastaelfinaldelaGranGuerra,esaquellamanGuerraMundial,unodelosmuchos territorios pertenecientes a la corona de la antiguamonarquía austro-húngara.

En el pueblo de Lopatyny, pues, vivía el conde Franz Xaver Morstin,descendientedeunafamiliapolacaderancioabolengo;unafamiliaque(dichoseadepaso)procedíadeItaliayhabíallegadoaPoloniaenelsigloXVI.ElcondeMorstin,dejoven,habíaservidoenelcuerpodedragones.Noseconsiderabanipolaconi italiano,ni tampocounaristócratapolaconiunaristócratadeorigenitaliano.No,él,comotantosotroscaballerosdesuclaseenlosantiguospaísesde la corona austro-húngara, era uno de los más nobles y puros tipos delaustríacosinmás,esdecir:unhombreporencimadelasnacionalidadesy,porconsiguiente,unauténticonoble.Dehaberlepreguntado,porejemplo—pero¿aquiénselehabríaocurridounapreguntatanabsurda?—,aqué«nación»oaquépueblosentíaquepertenecía,elcondesehabríaquedadomirandoalartíficedetal pregunta sin apenas comprender, perplejo y, probablemente, aburrido y untantoindignado.¿Enquéhubierapodidobasarseparadeterminarsupertenenciaaestaoaaquellanación?Hablabaigualdebienprácticamentetodaslaslenguaseuropeas,sesentíaencasaen lamayoríade lospaíseseuropeos,susamigosyparientesvivíandispersosporel anchoyvariopintomundo.Una reproducciónen pequeño de este variopinto mundo era, en efecto, la monarquía real eimperial,yporesoeralaúnicapatriadelconde.Unodesuscuñadoserajefededistrito en Sarajevo; otro, consejero en la administraciónmunicipal de Praga;uno de sus hermanos servía como teniente de artillería enBosnia; uno de susprimos era consejero de la embajada enParís; otro, terrateniente enBanat, enHungría; un tercero ocupaba un cargo diplomático en Italia; un cuarto vivía

desde hacía años en Pekín, por pura pasión por el LejanoOriente.De vez encuando,FranzXavervisitabaasusparientes,conmayorfrecuencia,claroestá,alosquevivíandentrode las fronterasde lamonarquía.Eran,comosolíadecir,sus «viajes de inspección» privados. No sólo incluían a sus parientes, sinotambién a sus amigos; algunos antiguos compañeros de laAcademia deSantaTeresa que vivían enViena.Allí se desplazaba el condeMorstin dos veces alaño,veranoeinvierno(parapasardossemanasomás).Cuandoviajabaasí,deun ladoparaotroa travésdesucaleidoscópicapatria, leagradabansobre todoaquellos rasgos específicos que en su estilo particular, siempre igual y, sinembargo, siempre distinto, se repetían en todas las estaciones, en todos losquioscos,entodoslosedificiosoficiales,escuelaseiglesiasdetodoslospaísesde la corona del imperio. En todas partes, los gendarmes llevaban el mismosombrero con pluma o el mismo casco de color arcilla con su típico pomodorado y la reluciente águila bicéfala de los Habsburgo; en todas partes, laspuertasdemaderadelosestancosrealeseimperialesestabanpintadasconlistasdiagonales amarillas y negras; en todas partes, los funcionarios de aduanasllevaban las mismas dragonas verdes (de un verde casi restallante) en losbrillantessables;entodaslasguarnicionesseveíanlosmismosblusonesazulesdelosuniformesylospantalonesdegalanegrosdelosoficialesdeinfanteríaenlos desfiles de carruajes; los mismos pantalones rojos de la caballería; lasmismas levitas de color calé de la artillería; en todos los rincones de aquelgrande y variopinto imperio, todas las noches al mismo tiempo, cuando losrelojesdelastorresdelasiglesiasdabanlasnueve,setocabalamismaretreta,formadaporpreguntasalegresyrespuestasmelancólicas.Entodasparteshabíalosmismos cafés conbóvedas llenasdehumo;oscuros reservados en losque,como extraños pájaros, anidaban los jugadores de ajedrez; bufés llenos debotellasdecoloresyvasostitilantesregentadosporcajerasdecabellosdoradosygenerosos pechos. En todas partes, en todos los cafés del imperio, se veíadeslizarseparsimoniosamentealcamareroconpatillasencargadodecobrar.Conlas rodillas ya un poco temblorosas, las puntas de los pies hacia arriba y laservilletaalbrazo,eraelretratolejanoyhumildedelosviejosservidoresdeSuMajestad,eseilustrecaballeroconpatillasalquepertenecíantodoslospaísesdela corona, todos los gendarmes, todos los funcionarios de aduanas, todos losestancos,todaslasbarreras,todoslostrenes,todoslospueblos.Yencadapaíssecantabanotrascanciones;yencadapaísloscampesinosllevabanotrasropas;yencadapaíssehablabaotralenguayaunvariaslenguasdistintas.Yloquetantoentusiasmabaalcondeeralacombinacióndenegroyamarillo,solemneyalegre,quetanfamiliarmentelucíaentrelosdiversoscolores;eligualmentesolemneyalegre «Dios salve…»que se escuchaba en todas las canciones populares, ese

alemán sumamente particular del austríaco, nasal, relajado, dulce y conreminiscenciasdelalenguadelaEdadMediaqueunayotravezseescuchabaentrelosdistintosidiomasydialectosdelospueblos.Comotodoslosaustríacosde aquella época, Morstin amaba lo permanente dentro de la constantetransformación, lousualdentrodelcambioy loconocidodentrode lo inusual.Deestemodo,loextrañoselehacíafamiliarsinperdersucolor;ydeestemodo,lapatriaposeíalaeternamagiadelextranjero.

En su pueblo, en Lopatyny, el conde era más que cualquier instituciónoficialqueconocieranytemieranloscampesinosylosjudíos,másqueeljuezdelapequeñacapitaldedistritovecina,másqueelpropiojefededistritolocal,másque cualquiera de los altos oficiales que todos los años daban órdenes a lastropasdurantelasmaniobras,queseinstalabanasusanchasencasasycabañasyque,engeneral,representabanesepoderíomilitarespecialdelasmaniobrasqueimpone más que el poderío militar en la guerra de verdad. A las gentes deLopatyny les parecía que un «conde» no era sólo un título nobiliario, sinotambiénunaltísimocargooficial.Larealidadtampococontradecíasuidea.Puesel conde Morstin, gracias a la autoridad que indiscutiblemente poseía, podíareducir impuestos, librar del serviciomilitar a loshijos enfermizosde algunosjudíos,promoverrecursosdegracia,suavizarlaspenasimpuestasainocentesoacondenadosconexcesivaseveridad,conseguirdescuentosparalospobresenlosbilletes de tren, imponer un castigo justo a los gendarmes, policías yfuncionariosqueseexcedieranensuscompetencias,convertiraopositoresalaenseñanza en espera de destino en profesores interinos de secundaria, asuboficiales retirados en estanqueros, y a repartidores de giros postales entelegrafistas,ahijosestudiososdecampesinospobresoajudíosen«becarios».¡Cómolecomplacíasolucionartodasestascosas!Dehecho,eraunainstituciónnoprevistaporelEstadoque,sinduda,estabamásocupadaquelamayoríadecargosoficialesalosqueseteníaqueacudiryconlosqueseteníaquemediar.Para dar abasto a sus obligaciones tenía empleados a dos secretarios y tresescribientes. Además, fiel a la tradición de su familia, ejercía una «caridadseñorial»,comosedecíaenelpueblo.Desdehacíamásdecienaños,todoslosviernessereuníananteelbalcóndelacasaMorstinlosvagabundosymendigosde lazonapararecoger lasmonedasdecobreenvueltasenpapelquerepartíanlossirvientes.Elcondesolíasaliralbalcónysaludabaalospobres.Yeracomosidieralasgraciasalosmendigosqueselasdabanaél;comosielquedabaylosquerecibíanintercambiasensurespectivoagradecimiento.

Dicho sea de paso: toda aquella caridad no era fruto de la bondad de sucorazónsinodeunadeesas leyes tácitasdeciertasfamiliasnobles.Esposibleque,siglosatrás,susantepasadosbrindasensucaridad,ayudayapoyoporpuro

amor al pueblo. No obstante, poco a poco, con el paso de las generaciones,aquella bondad había quedado en ciertomodo congelada, rígida, en forma deobligaciónytradición.Porlodemás,laimperiosanecesidaddeayudardelcondeMorstinerasuúnicaactividadysufuentededistracción.Otorgabaunfinyunsentido y una constante confirmación de su poder, siempre benefactor, a labastante ociosa vida de un gran señor a quien, a diferencia de sus vecinos ycompañeros de posición, ni siquiera le interesaba la caza. Si a uno le habíaproporcionado un estanco, al segundo una licencia, al tercero un cargo y alcuartounaaudiencia,sentíaquehabíalimpiadosuconciencia,perotambiénsuorgullo. Si, en cambio, fracasaba en la gestión en favor de uno u otro de susprotegidos, su conciencia estaba intranquila y suorgullo herido.Ynodaba subrazoatorcer,yapelabaatodaslasinstanciashastasacaradelantesudeseo,esdecir, el de sus protegidos. Por eso lo quería y veneraba el pueblo. Porque elpueblo no tiene verdadera noción de los motivos que llevan a un hombrepoderosoaayudaralospequeñosyalosdébiles.Elpueblosóloquiereveraun«buenseñor»,yamenudoesmásnobleensuconfianzainfantilenelpoderosoqueaquel aquien crédulamente considera siempreque es el noble.Pues creerque el poderoso es justo y noble es el deseo más profundo y más noble delpueblo. Por eso se venga con tanta crueldad cuando los señores le defraudan,comounniñoque,porejemplo,hicieratrizassulocomotoradejuguetesialgunavez le falla. De ahí que, como a los niños, deba dársele al pueblo juguetesresistentesypoderososjustos.

El condeMorstin, por supuesto, no hacía este tipo de reflexiones cuandoejercíasuprotección,bondadyjusticia.Ahorabien,esasreflexiones,quetalvezimpulsaran a alguno que otro de sus antepasados a ejercer la bondad, lacompasiónylajusticia,seguíanactuandoenlasangreo,comosediceahora,enel«subconsciente»delnieto.

Ydelmismomodoenquese sentíaobligadoaayudara losmásdébiles,mostraba veneración, respeto y obediencia hacia aquellos que ocupaban unaposiciónsuperioralasuya.LapersonadeSuMajestadrealeimperial,alaquehabía servido, nunca dejó de ser para él una imagen enteramente fuera de locomún. Hubiera resultado imposible para el conde, por ejemplo, ver alEmperadorcomounhombresinmás.

La fe en la jerarquía transmitida por tradición estaba tan firme yfuertemente arraigada en el almadeFranzXaver queno amaba alEmperadorporsuscualidadeshumanas,sinopor las imperiales.Rompíatodarelaciónconamigos,conocidosyparientessi,ensupresencia,dejabancaeralgúncomentarioque a su parecer faltase al respeto al Emperador. Tal vez ya entonces,muchoantes de la caída de la monarquía, intuyera que los comentarios a la ligera

puedenresultarmuchomásmortíferosquelosatentadosdeloscriminalesylosdiscursos solemnes de ambiciosos y revolucionarios individuos que pretendenarreglarelmundo.Entalcaso,efectivamente,lahistoriahabríadadolarazónalospresentimientosdelcondeMorstin.Pueslaviejamonarquíaaustro-húngara,desdeluego,nomurióporculpadelpatetismohuecodelosrevolucionarios,sinoporculpadelescepticismoirónicodequienesdeberíanhaberconstituidosufielapoyo.

II

Undía,unosañosantesdelaGranGuerra,esaquellamanGuerraMundial, lefuecomunicado«enconfianza»alcondeMorstinque lassiguientesmaniobrasimperialesserealizaríanenLopatynyysusalrededores.Duranteunosdías,unasemanaomás,elEmperadorsealojaríaensucasa.Morstinentróenunauténticoestado de excitación, fue a ver al jefe de distrito, negoció con las autoridadespolíticas civiles y las municipales de la pequeña capital vecina, mandó traeruniformesysablesnuevosparalospolicíasyserenosdetodalazona,hablóconlossacerdotesdelastresconfesiones,conelpopeortodoxogriego,conelcuracatólico romano y con el rabino de los judíos, escribió un discurso para elalcalderutenodelapequeñacapitalvecina,queestenosupoleerperoquetuvoqueaprenderdememoriaconayudadelmaestro,comprovestiditosblancosparalas niñas del pueblo, dio aviso a los comandantes de los regimientos de losalrededores,ytodoello«enconfianza»…hastatalpuntoque,yaenlosalboresde la primavera, mucho antes de las maniobras, todo el mundo en muchoskilómetros a la redonda sabía que el Emperador en persona acudiría a lasmaniobras.Poraquelentonces,elcondeyanoera tan joven,habíaencanecidopronto,eraenjutoy,además,seguíasoltero,eraunverdaderosolterón,untantopeculiaralosojosdelosotrosnobles,másrobustos,unhombreunpoco«raro»y«comodeotromundo».Nadiedelazonahabíavistojamásaunamujercercadeél.Yél tampocohabíahechojamásel intentodecasarse.Jamásselehabíavistobeber, jamás jugar, jamásamar.No teníaotrapasiónostensibleque laderebatirla«cuestióndelasnacionalidades».Yesque,poraquelentonces,loquellamabanla«cuestióndelasnacionalidades»empezabaaseruntemacandenteen lamonarquía.Todoelmundo seproclamaba—loquisierao leobligasenaaparentarquequería—hijodealgunade lasmuchasnacionesquehabíaenelterritoriode laviejamonarquía.Comoesbiensabido,enel sigloXIX sehabíadescubiertoque todo individuo tienequeperteneceraunanaciónoauna razadeterminadas si realmente pretende ser reconocido como ciudadano burgués.

«Delahumanidadalabestialidadporelcaminodelanacionalidad»habíadichoel dramaturgo austríaco Grillparzer. Justo por entonces empezó eso de la«nacionalidad», la fase previa a esa bestialidad que estamos viviendo ahora.Espíritunacional:poraquelentoncesseveíaclaramentequecorrespondíayerafrutodelmásbajodelosafectosdetodosaquellosquerepresentanlaclasemásvulgar de una nación moderna. Solían ser fotógrafos pluriempleados comovoluntarios en el cuerpo de bomberos, artistas de los que llaman «de mediopelo»,queporfaltadetalentonohabíanencontradosulugarenlaacademiadeBellas Artes y, por lo tanto, se habían hecho pintores de carteles oempapeladores, o profesores de formación profesional que hubieran queridoserlodebachillerato,auxiliaresdefarmaciaquehubieranqueridoserdoctores,protésicosdentalesquenopudieronserdentistas,bajosfuncionariosdeCorreosydelosferrocarriles,guardabosquesy,engeneral,todosaquellosque,dentrodelas múltiples naciones austríacas, aspiraban en vano a alcanzar un prestigioilimitado dentro de la sociedad burguesa. Paulatinamente, fueron cediendotambiénlasllamadasclasessuperiores.Ytodosaquellosquenuncahabíansidootracosaqueaustríacos,enTarnopol,enSarajevo,enViena,enBrünn,enPraga,enCzernowitz, enOderburgoenTroppau, austríacos sinmásde toda lavida,obedeciendoalas«exigenciasdesutiempo»,empezaronentoncesadeclararsemiembros de las «naciones» polaca, checa, ucraniana, alemana, rumana,eslovena,croata,etcétera.

Enaquellaépocamásomenos,seinstituyótambiénel«derechouniversal,secretoydirectoalvoto».ElcondeMorstinloodiaba,aligualqueelmodernoconceptode«nación».AltabernerojudíoSalomónPiniowsky,laúnicapersonaenelmundoalaqueconsiderabamedianamentesensata,solíadecirle:

—¡Escuchaloquetedigo,Salomón!EseasquerosoDarwinquedicequeelhombreprocededelmonovaaresultarquetienerazón.Aloshombresyanolesbasta con estar divididos en pueblos, ¡no!, quieren pertenecer a distintasnaciones. Nacional… ¿me oyes, Salomón? Ni a los monos se les ocurriríasemejanteidea.Contodo,lateoríadeDarwinmesiguepareciendoincompleta.Alomejorsonlosmonoslosqueprocedendelosnacionalistas,pueslosmonossuponenunprogreso.TúqueconoceslaBiblia,Salomón,sabrásqueenellaestáescritoqueelsextodíaDioscreóalhombre,noalhombrenacional.¿Noesasí,Salomón?

—¡Tieneustedtodalarazón,señorconde!—Pero—prosiguió el conde—, hay algo más: este verano esperamos al

Emperador. Te daré dinero. Adornarás tu local e iluminarás la ventana.LimpiaráselretratodelEmperadorylopondrásenlaventana.Teregalaréunabandera negra y amarilla con el águila bicéfala para que ondee en el tejado.

¿Entendido?Sí,el judíoSalomónPiniowsky lohabíaentendido,comolohicieron,por

otraparte, todosaquelloscon losqueelcondehabíahabladode la llegadadelEmperador.

III

Enveranoserealizaronlasmaniobrasimperiales,ySuApostólicaMajestadReale Imperial se alojó en el castillo del condeMorstin. Se le podía ver todas lasmañanas cuando salía a caballo para pasar revista a los ejercicios, y loscampesinos y los comerciantes judíos de la zona se congregaban para ver alanciano que les gobernaba. Y en cuanto aparecía con su séquito exclamaban«Hoch!»y«Hurra!»y«Niechzyje!»,cadacualensulengua.

Unos días después de la partida del Emperador, se presentó en casa delcondeMorstin el hijo de un campesino de la región. Este joven, que tenía laambición de ser escultor, había hecho un busto del Emperador en piedraarenisca. El conde Morstin estaba entusiasmado. Prometió al joven escultorconseguirleunaplazaenlaacademiadeBellasArtes.

El busto delEmperador fue colocado por orden suya en la entrada de sucastillito.

Allípermanecióduranteaños,hastaelestallidodelaGranGuerra,esaquellamanGuerraMundial.

Antesdepartirhaciael frentecomovoluntario,viejo,enjuto,calvoyconlosojoshundidos—elhombreenelquesehabíaconvertidoconelpasodelosaños—, el conde Morstin mandó que retirasen el busto del Emperador, loenvolviesenenpajayloescondiesenenelsótano.

Allíreposóentonceshastaelfinaldelaguerraydelamonarquía,hastaelregresodelcondeMorstinylacreacióndelanuevarepúblicapolaca.

IV

El conde FranzXaverMorstin había vuelto a su hogar. Pero ¿acaso se podíahablar de vuelta al hogar? Sin duda seguían siendo los mismos campos, losmismosbosques, lasmismascabañas,elmismotipodecampesinos—hayquedecir«elmismotipo»,yaquemuchosdelosquehabíaconocidoelcondehabíanmuertoenlaguerra.

Era invierno, ya se notaban en el aire las Navidades cercanas. Comosiempreenesas fechas,comomuchoantesde laguerra,elLopatinkasehabía

helado;sobreloscastañosdesnudosseveíaaloscuervosposados,inmóviles,yel eterno y suave viento del invierno orientalmecía los campos sobre los quedabanlasventanasdelalaoestedelacasa.Enelpueblo(comoconsecuenciadelaguerra)habíaviudasyhuérfanos:materialsuficienteparalacaridaddelcondeuna vez regresado al hogar. Sin embargo, en lugar de saludar a su patriaLopatynycomoaunapatriareencontrada,elcondeMorstincomenzóadarseaenigmáticas y desacostumbradas reflexiones sobre el problema de la patria.«Entonces»,pensabaparasí,«ahoraqueestepuebloyanoperteneceaAustriasinoaPolonia,¿siguesiendomipatria?¿Quéeslapatriaenrealidad?¿Acasoeluniforme de los gendarmes y guardas de aduanas que hemos conocido en lainfancia no es nuestra patria en la misma medida que el pino y el abeto, elpantanoylapradera,lanubeyelarroyo?Pero,sicambianlosgendarmesylosfuncionariosdeaduanasy,encambio,elpinoyelabetoyelarroyoyelpantanopermanecenigual:¿sigueesosiendolapatria?¿Acasonomesentíayoencasaeneste lugar»seguíapreguntándoseelconde,«porquepertenecíaaunseñoraquien también pertenecían otrosmuchos incontables lugares diferentes que yoigualmenteamaba?¡Sinningunaduda!Elcaprichoantinaturaldelahistoriahadestruidotambiénladichainteriorquemeproporcionabaloquecalificabacomomipatria.Ahoratodoelmundo,entodaspartes,habladelanuevapatria.Asusojos soy loque llamaríanunapátrida.Siempre lohe sido. ¡Ay!Éraseunavezunapatria,unapatriaverdadera,asaber:unapatriaparalos“apátridas”,laúnicapatriaposible.Ésaeralaviejamonarquía.Ahorasoyunapátridaquehaperdidolaverdaderapatriadeloseternoscaminantes».

Conlafalsaesperanzadepoderolvidaraquellasituación,elcondedecidiósalirdeviaje loantesposible.Sinembargo,parasusorpresa, seenteródequeparallegaralospaísesquehabíaescogidocomodestinosdesuviajenecesitabaunpasaporteyunoscuantosvisados—queasílosllamaban—.Yaeralobastantemayor para pensar que los pasaportes y los visados y todas esas formalidadesquesehabíanconvertidoenlasférreasleyesdeltratoentreloshombresdespuésde la guerra eran sueños fantasiosos e infantiles. Sin embargo, resignado aldestino de tener que pasar el resto de sus días en un sueño enloquecido, y, apesar de todo, con la esperanza de encontrar allá afuera, en otros países, unapartedeaquellaviejarealidadenlaquehabíavividoantesdelaguerra,seplegóalasexigenciasdelmundofantasmal,sehizoelpasaporte,consiguiólosvisadosysemarchóprimeroaSuiza,alpaísenelquecreíaquepodríaencontrarlaviejapazporlasencillarazóndequenohabíaparticipadoenlaguerra.

Puesbien, aunqueconocía la ciudaddeZúrichdesdehacíamuchos años,podía hacer perfectamente doce que no la veía. Creyó que no tendría nadaespecialqueofrecerle,nibuenonimalo.Su impresióncoincidiócon lanodel

todo desacertada opinión que la gente algo peor acostumbrada—por no decirmásaventurera—tienedelasapaciblesciudadesdelaapacibleSuiza.¿Quéibaapasarenellas?Esosí:paraunhombrequeveníadelaguerraydelestedelaantiguamonarquíaaustríaca,elcarácterpacíficodeunaciudadqueúnicamentehabíaconocidoaquienes llegabanallíhuyendode laguerra teníayadepor síalgodeaventura.Duranteaquellosdías,FranzXaverMorstinseentregó,pues,aesa paz que tanto tiempo había echado en falta. Se dedicó a comer, beber ydormir.

Undía,inesperadamente,seprodujoaquelfeoincidenteenunbarnocturnodeZúrichaconsecuenciadelcualelcondeMorstinsevioobligadoaabandonarelpaísdeinmediato.

En aquel tiempo, los periódicos de todos los países habían hablado confrecuenciadeun ricobanquerodelquenosólosesuponíaquesehabíahechoconlamayorpartedelasjoyasdelacoronadelosHabsburgoacambiodeunpréstamoalafamiliaimperialdeAustria,sinoinclusoconlaantiguacoronadelEmperador.No cabía duda de que tales noticias procedían de los labios y lasplumasdeesosfrívolosespíasquerecibenelnombredeperiodistas;ypormásque tal vez pudiera ser cierta la noticia de que una determinada parte de losbienesde lafamilia imperialhabía idoaparara lasmanosdeunbanquerosinescrúpulos, era seguro, según creía saber FranzXaverMorstin, que la antiguacoronadelEmperadornolohabíahecho.

Ahora bien, una noche acabó en uno de los pocos bares nocturnos sóloaccesiblesparaquieneslosconocenenladecentísimaciudaddeZúrich,donde,como todoelmundosabe, laprostituciónestáprohibida, la faltademoralidadpenadaporlaley,yelpecadoresultatanaburridocomocostoso.¡Queanadiesele ocurra pensar que el conde iba buscando eso!, no. Aquel sosiego absolutohabía empezado a aburrirle y a depararle noches en blanco, así que habíadecididopasardichasnochesdondefuera.

Comenzóabeber.Sesentabaenunodelospocosrinconestranquilosquehabía en aquel local. Cierto es que le molestaban los farolillos rojos a laamericanaquesehabíanpuestodemoda,elblancohigiénicodelcamarero,quele recordaba a un cirujano, y el cabello rubio teñido de las chicas, queautomáticamentedespertabaenéllaasociaciónconlasfarmacias…pero¿aquéno se había acostumbrado ya el pobre, viejo austríaco? No obstante, dio unrespingoque le sacódeaquel remansodepazquecon tantoesfuerzosehabíalogradolabrarenaquelentornocuandooyóunavozestridentequedecía:

—Yaquí,señorasyseñores,tienenustedes…¡lacoronadelosHabsburgo!FranzXaverse levantó.Vioqueenmediodeaquelbaralargadohabíaun

grupobastante grandey animado.Unprimer vistazo le revelóque, en aquella

mesa,estaban representados todos los tiposqueodiaba,aunquehastaentoncesno se hubiera topadode cerca conninguno: rubias teñidas con faldas cortas yrodillasdesvergonzadas(yademásfeas),jovencitosdelgadosyflexibles,detezcetrina,sonrientesycondentadurasperfectas,comolosbustospublicitariosdealgunos dentistas, complacientes, ingrávidos, cobardes, elegantes y como alacecho, una especiedebarberosmaliciosos; caballerosde edad conbarrigasycalvas tan cuidadosa como vanamente disimuladas, bonachones, lascivos,joviales y de piernas torcidas; en resumen: una selección de aquel tipo depersonasque temporalmenteadministraba laherenciadelmundodeayerpara,unoscuantosañosmástarde,traspasarlaconinteresesaotrosherederostodavíamásmodernosyfatídicos.

Entonces,deaquellamesaselevantóunodeloscaballerosyamayoresconunacoronaenlamanoqueprimerobalanceóydespuéssepusosobrelacalva,luego rodeó lamesa, se plantó enmedio del bar, bailoteó ymeneó la cabezajunto con la corona que sobre ella llevaba al tiempo que cantaba siguiendo lamelodíadeunacancióndemodaenaquellaépoca:

—¡Lasagradacoronasellevaasí!Al principio, Franz Xaver no entendió en absoluto el sentido de aquel

repulsivo espectáculo. Sólo se dio cuenta de que el grupo estaba formado porancianos sin dignidad (entontecidos con lasmuñecas de faldita corta), criadasquecelebrabansudíalibre,señoritasquetrabajabanenelbaryquecompartíancon los camareros lasgananciasquedabanel champány suspropios cuerpos,por pisaverdes sin oficio ni beneficio que comerciaban conmujeres y divisas,llevaban grandes hombreras y pantalones muy anchos que parecían faldas demujer, asquerosos especuladores que conseguían casas, negocios,nacionalidades, pasaportes, concesiones, matrimonios ventajosos, partidas debautismo,certificadosconfesionales, títulosnobiliarios, adopciones,burdelesycigarrillosdecontrabando.Era lasociedadque,en todas lascapitalesdel—engeneral, vencido— mundo europeo, irreversiblemente decidida a vivir de lacarroña, criticaba el pasado, saqueaba el presente y proclamaba un gloriosofuturo con boca saciada y, sin embargo, insaciable. Ésos eran los dueños delmundo después de la guerra. El condeMorstin se sintió como si ya fuera supropio cadáver. Y aquellos tipos bailaban sobre su tumba. Para preparar lavictoriadeaquellaspersonashabíanmuerto,entregrandessufrimientos,cientosde miles… ¡y cientos de defensores de la moral, sin duda honrados, habíanpreparado la caída de la antigua monarquía, habían anhelado sudesmoronamientoylaliberacióndelasnaciones!Yahora,encambio,heloaquí:sobrelatumbadelviejomundoyentornoalascunasdelosestadosynacionesrecién nacidos, fruto de la secesión, bailaban los fantasmas del nocturno

AmericanBar.Morstin se acercó para verlos mejor. La naturaleza sombría de aquellos

fantasmascarnales,bienalimentados,despertabasucuriosidad.Ysobrelacalvadelhombredelaspiernastorcidasquebailoteabareconociólacopia—porque,sinduda,eralacopia—delacoronadeSanEsteban.Elcamarero,esmerándoseencomunicaralosclientestodolodignodemención,seacercóaFranzXaverydijo:

—EselbanqueroBalakin,unruso.Afirmaposeertodaslascoronasdelosmonarcasdestronados.Cadanochetraeunadistinta.Ayerfuelacoronadelzar.EloyeslacoronadeSanEsteban.

ElcondeMorstinsintióqueseleparabaelcorazón,unsegundonadamás.Sinembargo,eneseúnicosegundo—mástardetuvolasensacióndequehabíadurado al menos una hora—, su persona sufrió una transformación total. Fuecomo si en su interior brotara y creciera un Morstin desconocido, aterrador,extraño,comosiseexpandierayseadueñaradelcuerpodelviejo,delMorstinde toda laviday,másaún,de todoelespaciodelAmericanBar.FranzXaverMorstinnohabíaconocidolairaentodasuvida.Poseíauncarácterdébil,ylaseguridadquelegarantizabansuclasesocial,suriqueza,elbrillodesunombreysu posición hasta entonces lo habíanmantenido como a resguardo de toda lacrudezadeestemundo,detodoencuentroconsubajeza.Nocabedudadeque,de otro modo, habría conocido antes la ira. Fue como si él mismo, en aquelsegundodetransformación,sintieraqueelmundosehabíatransformadomuchoantesqueél.Fuecomosisedieracuentaenesemomentoquelatransformaciónde su persona no era sino la consecuencia inevitable de una transformacióngeneral.Muchomásqueesairadesconocidaparaél,queahoraemergíaycrecíaen su interior desbordando los límites de su personalidad, tenía que habercrecidolavileza;lavilezadeestemundo,lainfamiaquedurantetantotiemposehabía agazapado y escondido bajo las ropas de la «lealtad» lisonjera y lasumisiónesclava.Fuecomosihastaesesegundo—él,quesinponerlonuncaapruebahabíadadoporsupuestoquetodohombreposeeeldondeladecencia—nosehubieradadocuentadelerrordesuvida,delerrordetodocorazónnoble,asaber: la confianza en la gente, la confianza incondicional. Y el repentinoreconocimientodesuerrorlollenódevergüenzanoblequeesunafielhermanade la ira noble. Ante la visión de la bajeza, el corazón noble se avergüenzadoblemente: en primer lugar porque su mera existencia ya le avergüenza, ydespués porque de inmediato comprende que su corazón ha sido presa delengaño.Sesienteengañado,ysuorgulloserebelacontraquieneshayanpodidoengañarasucorazón.

Yanoestabaencondicionesdemedir,ponderarypensar.Leparecíadifícil

queningunaformadebrutalidadpudieraserlosuficientementebrutalcomoparacastigaryvengarlabajezadeaquelhombrequebailabaconlascoronassobresucalva de especulador, cada noche con una distinta. De un gramófono salía elbramidodeunacanción:«Hans,elquehacealgoraroconlarodilla».Laschicasdel bar chillaban; los jóvenes aplaudían; el camarero, enteramente vestido deaquelblancoquirúrgico,hacíatintinearvasos,cucharillasybotellas,escanciabaymezclaba,preparabayservíalosmisteriososbebedizosdelnuevomundoque,comoporartedemagia,salíandelascoctelerasdemetal;trajinaba,hacíaruidoconloscacharrosy,devezencuando,echabaunabenévolamirada—almismotiempo que calculaba las consumiciones— al espectáculo del banquero. Laslamparitas rojas temblaban a cada paso del elefante del calvorota. La luz, elgramófono,losruidosquehacíaelcamarero,elzureoygriteríodelasmujeresprovocaron en el conde Morstin un arrebato de furia asombroso. Sucedió loincreíble:porprimeravezensuvidasecomportódeunmodoridículoeinfantil.Pertrechadoconlabotelladechampánmediovacíayconunsifónazulseacercóaldesconocido;mientrascon lamanoizquierdaregabaconelsifóna losde lamesa,comosisetratasedeapagarunhorribleincendio,conladerechapropinóungolpeconlabotellaenlacabezadeldanzante.Elbanquerosedesplomó.Lacoronaselecayódelacabeza.Ymientraselcondeseagachabaparalevantarla,comosisetratasedesalvarunacoronadeverdadytodoloquerepresentaba,seleecharonencimaelcamarero,laschicasylospisaverdes.Finalmente,sacaronalcondealacalle,aturdidoporelfuerteperfumedelasmuchachasylosgolpesdelosjóvenes.Allí,delantedelAmericanBar,eleficientecamarerolepresentóla cuenta, sobre una bandeja de plata, a cielo descubierto, por así decirlo, enpresenciadetodaslasestrellas,indiferentesylejanas.Pueseraunaalegrenochedeinvierno.

Aldíasiguiente,elconderegresóaLopatyny.

V

«¿Por qué no—se dijo en el camino— regresar a Lopatyny? Puesto que mimundoparecevencidoparasiempre,yanotengopatria.¡Yesmejorquevayaabuscarlosescombrosdemiviejapatria!».

Pensó en el busto del emperador Francisco José que descansaba en susótano,yenelcadáverdeaquelsuEmperadorquedesdehacíamucho tiempoyacíaenlaCriptadelosCapuchinos.

«Siempre fui un caso raro —siguió pensando— en mi pueblo y en losalrededores.Puesseguirésiendouncasoraro».

Envióuntelegramaasuadministradorcomunicándoleeldíadesullegada.Y, cuando llegó, le estaban esperando como siempre, como en tiempos,

comosinuncahubierantenidolugarlaguerra,ladisolucióndelamonarquía,lanuevarepúblicapolaca.

Puesunode losgrandeserroresde losnuevos—ocomogustan llamarse:modernos—hombresdeestadoescreerqueelpueblo(la«nación»)seinteresatantoporlapolíticamundialcomoellosmismos.

Elpueblonovivedelapolíticamundialnidenadaqueseleparezca,yenesosediferenciapositivamentedelospolíticos.Elpueblovivedelatierraquelabra,de losbienescon losquecomercia,de laartesaníaque tanbienconoce.(Locualnoquitaquevoteen laseleccionesgenerales,mueraen lasguerrasypaguesusimpuestos).Encualquiercaso,asíeraenelpueblodelcondeMorstin,en el pueblo de Lopatyny. Y ni la Guerra Mundial entera ni la enteratransformacióndelmapadeEuropahabíancambiado lamentalidaddelpueblodeLopatyny. ¿Cómo? ¿Por qué?El sano juicio de los taberneros judíos y loscampesinos rutenosypolacos se resistía a los incomprensiblescaprichosde lahistoria.Suscaprichossonabstractos;lasinclinacionesyaversionesdelpueblo,en cambio, son concretas.El pueblo deLopatyny, por ejemplo, conocía desdehacíaañosalcondeMorstin,alrepresentantedelEmperadorydelaCasadelosHabsburgo.Vinieronnuevosgendarmes,peroun funcionariodeaduanasesunfuncionariodeaduanas,yelcondeMorstineselcondeMorstin.Bajoelreinadode los Habsburgo, los habitantes de Lopatyny habían sido felices e infelices,segúnlavoluntaddeDios.Siempre,conindependenciadetodosloscambiosdelahistoria,delarepúblicaylamonarquía,delallamadaindependencianacionalode la llamadaopresiónnacional, se dan en la vidade loshombresbuenasymalascosechas,frutasanaopodrida,ganadofértiloenfermizo,pastoabundanteoescaso,lluviaatiempooadestiempo,solquefecundaoquenocausamásquesequía y desgracia; para el comerciante judío, el mundo estaba formado porclientes buenos ymalos; para el tabernero, de grandes bebedores y bebedoresflojos;paraelartesano,asuvez,era importantesi lagentenecesitabaonountejado nuevo, botas nuevas, pantalones nuevos, hornos nuevos, chimeneasnuevasobarrilesnuevos.Asíeraalmenos,comohemosdicho,enLopatyny.Yen lo que respecta a nuestra opinión en especial, viene a decir que el anchomundoensutotalidadnosediferenciatantodelpequeñopueblecitodeLopatynycomolosjefesdeestadoylospolíticosquierencreer.Despuésdehaberleídoelperiódico, escuchado discursos, votado a los diputados y de haber comentadoellosmismosconlosamigosloquepasaenelmundo,loscampesinos,artesanosycomerciantes—yenlasgrandesciudadestambiénlostrabajadores—regresanasuscasasytalleres.Yencasalesesperanlapenaoladicha:hijosenfermoso

sanos, mujeres pendencieras o tranquilas, clientes cumplidores o morosos,acreedores atosigantes o pacientes, una buena o una mala comida, una camalimpiaosucia.Sí,estamosconvencidosdequelagentesencillanosepreocupaen absoluto de la historia, por más que los domingos hablen de ella largo ytendido. Ahora bien, como ya hemos dicho, puede que esto no sea más quenuestra visión personal.Aquí sólo tenemos que hablar deLopatyny.Y allí lascosaserantalycomoacabamosdereferir.

CuandohuboregresadoelcondeMorstin,deinmediatofueaveraSalomónPiniowsky, aquel judío tan listo en quien, como en ninguna otra persona deLopatyny,convivíanenperfectaarmonía,comosifueranhermanas,lasimplezaylainteligencia.Yelcondelepreguntóaljudío:

—Salomón,¿quépiensasdelmundo?—Señorconde—dijoPiniowsky—,yanopiensonadadenada.Elmundo

sehaidoapique,yanohayEmperador,sevotanpresidentes,yescomosimebuscounabogadocompetentecuandotengounpleito.Así,elpuebloenteroeligeun abogado que le defienda. Pero, me pregunto yo, señor conde, ¿ante quétribunal?Anteuntribunalcompuestonuevamenteporotrosabogados.Yaunqueel pueblo en sí no tiene ningún pleito y tampoco necesita defenderse, todossabemosquelameraexistenciadelabogadoyanosechaencimalospleitos.Asíque ahora no dejará de haber pleitos constantemente. Todavía conservo labanderanegrayamarillaquemeregalóusted,señorconde.¿Quéhagoconella?Estáenlabuhardilla.TodavíaconservoelcuadrodelviejoEmperador.¿Quéhedehacer?Leoperiódicos,mepreocupounpocoporelnegocioyunpocoporelmundo, señor conde. Sé las tonterías que hacen. Pero nuestros campesinos notienen ni idea. Creen sencillamente que el viejo Emperador ha impuestouniformesnuevosyhaliberadoPolonia.YqueahorayanoresideenVienasinoenVarsovia.

—Déjeles—dijoelcondeMorstin.YsevolvióacasaymandósubirelbustodelemperadorFranciscoJosédel

sótanoylocolocóalaentradadesucasa.Y, del día siguiente en adelante —como si no hubiera habido ninguna

guerra, como si no existiera una nueva república polaca, como si el viejoEmperador no llevase ya mucho tiempo enterrado en la Cripta de losCapuchinos, como si aquel pueblo de Lopatyny siguiera formando parte delterritorio de la viejamonarquía—, todo campesino que pasaba por delante sequitabaelsombreroanteelbustodelviejoEmperador,ytodojudíoquepasabapor delante con su correspondiente paquetitomusitaba la oración que el judíodevotohadepronunciara lavistadeunemperador.Y,conel tiempo, tambiénaquel busto de escaso valor, esculpido en barata piedra arenisca por la torpe

manodelhijodeuncampesino,elbustodeldifuntoEmperadorconlaantiguaguerrera,consusestrellas,insigniasyToisóndeoro,inmortalizadoenpiedratalycomolosojosinfantilesdelmuchacholohabíanvistoyamado,fueganandounvalorartísticomuyespecial,inclusoalosojosdelcondeMorstin.Eracomosiconelpasodeltiempo,elsublimemodeloquisieramejoraryennoblecerlaobraque lo representaba. El viento y la marea del tiempo, cual si poseyeranconciencia artística, iban trabajando la sencilla piedra.Era como si también laveneraciónylamemoriarendidasaaquelbusto,cadasaludodeloscampesinos,cadaoracióndeunjudíodevotoennobleciesenlatoscaobradeunajovenmanocampesinahastallevarlaalaperfecciónartística.

Yasí,elbustopermanecióduranteañosantelacasadelcondeMorstin,elúnicomonumentoquehubojamásenelpueblodeLopatyny,ydelquetodossushabitantes—yconrazón—sesentíanorgullosos.

Paraelpropioconde,quenuncavolvióaabandonarelpueblo,encambio,aquelmonumentosignificabamás:cuandosalíadecasa,ledabalasensacióndeque nada había cambiado. A medida que pasaba el tiempo —envejecióprematuramente—, se sorprendía a sí mismo, de tarde en tarde, pensandonecedades. Durante horas se empecinaba en la idea de que todo aquello—apesardehaberparticipadoen lamásvirulentade todas lasguerras—nohabíasidomásqueunsueñoenloquecido,ydequetodos loscambiosquesehabíanproducidoacontinuacióneransueñosmásenloquecidostodavía.Ciertoesque,casi cada semana, veía que su intercesión en favor de sus protegidos anteinstancias oficiales y tribunales ya no servía para nada, es más, los nuevosfuncionarios se reían de él. Se sentía más consternado que ofendido. En lapequeña capital cercana, así como en los alrededores y en las tierras de losvecinos,yasesabíaengeneralque«elviejoMorstinestabamedioloco».Ibadebocaenbocaqueencasaseponíaelviejouniformedecapitándecaballeríadelcuerpodedragones,contodassusviejasinsigniasycondecoraciones.Undía,unterratenientedelazona—untalcondeWalewski—lepreguntóabiertamentesieracierto.

—Todavíano—respondióMorstin—,peroacabadedarmeunabuenaidea.Mepondréeluniforme,yademásnoparaestarencasa.Lollevaréporlacalle.

Yasífue.Apartirdeentonces, siempresevioalcondeMorstinconeluniformede

capitán de caballería del cuerpo de dragones austríaco… y los habitantes delpueblo no se asombraron en absoluto por ello. Cuando el viejo capitán decaballeríasalíadecasa,realizabaelsaludoderigorantesujefesupremo,anteelbustodelemperadorFranciscoJosé.Luegotomabaelcaminohabitualentrelosdosbosquecillosdeabetos,alolargodelacarreteradearenaqueconducíaala

pequeñacapitalvecina.Loscampesinosque se cruzabanconél sequitabanelsombreroydecían:«¡AlabadoseaJesucristo!»yañadían«señorconde»,comosicreyeranqueelseñorcondefueraunaespeciedeparientecercanodelSalvadorydos títulos fueranmejorqueuno. ¡Ay,hacíamuchoqueyanopodíaayudarlescomolesayudóenotrostiempos!Ciertoesqueloscampesinosseguíansintenerningúnpoder.¡Él,encambio,habíadejadodeserpoderoso!Ycomotodoslosqueenotrotiempohansidopoderosos,ahorateníaaúnmenosimportanciaquequienes nunca habían tenido poder alguno; casi se diría que, a los ojos de losfuncionarios, ya formaba parte de la casta de los ridículos. Sin embargo, elpueblo de Lopatyny y sus alrededores creía en él, seguía creyendo en él, delmismomodoquecreíaenelemperadorFranciscoJosé,cuyobustosolíasaludar.AloscampesinosyjudíosdeLopatynyysusalrededoreselcondenolesparecíaridículo en absoluto, sino respetable. Veneraban su figura delgada, enjuta, surostro ceniciento y marchito, sus ojos, que parecían mirar hacia una lejaníainfinita;noeradeextrañar:mirabanhaciaelpasadoperdido.

Sucedió entonces que, un día, el voivoda de Lvov, antes Lemberg,emprendióunviajedeinspeccióny,porelmotivoquefuese,tuvoquehaceraltoenLopatyny.Le indicaron la casadel condeMorstin, a la cual se dirigió actoseguido.Parasuasombro,a laentradadelacasa,enmediodeunbosquecillo,descubrió el busto del emperador Francisco José. Lo contempló largo rato y,finalmente, decidió entrar en la casa y preguntar al propio conde por elsignificadodeaquelmonumento.Peromásseasombró todavía—dehecho,seasustó— al ver al conde Morstin, que salió al encuentro del voivoda con eluniforme de capitán de caballería del cuerpo de dragones. El propio voivodatambién era oriundode la «pequeñaPolonia», es decir, procedía de la antiguaGalitzia. Élmismo había servido en el ejército austríaco. El condeMorstin lepareció un fantasma salido de un capítulo de la historia que él considerabacerradodesdehacíamuchotiempo.

Se contuvo y, de entrada, no preguntó nada. Más adelante, en cambio,sentados ambos a la mesa, comenzó a informarse cautelosamente acerca delmonumentoalEmperador.

—Sí—dijoelconde,comosielmundonuevonoexistiera—,suIlustrísimaMajestad pasó ocho días aquí. Un muchacho campesino muy dotado hizo elbusto.Siemprehaestadoaquí.Yaquíseguirámientrasyoviva.

Elvoivodacalló ladecisiónqueyahabía tomadoydijo,sonriendo,comodepasada:

—¿Ysigueustedllevandoelantiguouniforme?—Sí—respondió Morstin—, soy demasiado viejo para mandar hacerme

unonuevo.Decivil,sabeusted,noacabodesentirmeagustoconestecambiode

situación. Temo que puedan confundirme con algún otro. ¡A su salud! —prosiguióelconde,alzósucopaybebióalasaluddesuinvitado.

Elvoivodapermaneciósentadoalamesaunratomás,abandonódespuésalconde y el pueblo deLopatyny, continuó su viaje de inspección, regresó a suciudad de residencia y dio la orden de retirar el busto del Emperador de laentradadelacasadelcondeMorstin.

Dicha orden llegó, finalmente, al alcalde (llamado«Wojt») del pueblo deLopatyny y, por lo tanto, de ahí pasó directamente a conocimiento del condeMorstin.

Asípues,elcondeMorstinseencontróporprimeravezenconflictodirectocon el nuevo poder, de cuya existencia apenas había tomado conciencia hastaentonces.Comprendióqueerademasiadodébilpararebelarsecontraél.RecordólaescenanocturnadelAmericanBardeZúrich.¡Ay!Yanoteníasentidocerrarlosojosanteelnuevomundodelasnuevasrepúblicas,losnuevosbanquerosyportadores de coronas, las nuevas damas y caballeros, los nuevos amos delmundo. Había que enterrar al viejo mundo. Pero había que enterrarlo condignidad.

YelcondeMorstinconvocóensucasaadiezde loshabitantesdemayoredaddelpueblodeLopatyny; entre ellos se encontrabael inteligente, a lavezque simple, judío Salomón Piniowsky. A él se sumaban: el pope ortodoxogriego,elsacerdotecatólicoromanoyelrabino…

Y cuando estuvieron todos reunidos, el conde pronunció el siguientediscurso:

—Mis queridos convecinos, todos vosotros conocisteis aún la viejamonarquía, vuestra vieja patria. Hace años que ha muerto, y he tomadoconcienciadequeno tiene sentidono tomarconcienciadequehamuerto.Talvez resucite alguna vez; nosotros, los viejos, ya no lo veremos. Se nos haordenadohacerdesaparecerloantesposibleelbustodesuIlustrísimaMajestad,elemperadorFranciscoJoséI.

»¡Noqueremoshacerlodesaparecer,amigosmíos!»Si se suponeque losviejos tiemposhanmuerto, entoncesprocederemos

conellosdelmismomodoenqueseprocedeconlosmuertos:losenterraremos.»Por consiguiente, queridos míos, os ruego que, dentro de tres días, me

ayudéisaenterrarenelcementerioaldifuntoEmperador,esdecir,subusto,contodalasolemnidadyelrespetoquecorrespondenaunemperadordifunto.

VI

ElcarpinteroucranianoNikitaKolohinconstruyóunmagníficoataúddemaderaderoble.Tresemperadoresmuertoshubierancabidoenél.

El herrero polaco Jaroslaw Wojciechowski forjó una imponente águilabicéfaladelatónquefijaronsobrelatapadelataúd.

ElescribientejudíoNuchimKapturak,consuplumadeganso,copióenunpequeño rollo de pergamino la bendición que los judíos devotos han depronunciaralavistadeunacabezacoronada,lametióenuncartuchodehojalatayladepositódentrodelataúd.

Aprimerahoradelamañana—erauncalurosodíadeverano,incontablesalondrasinvisiblestrinabanbajoelcielo,eincontablesgrillostambiéninvisiblescantaban en respuesta desde las praderas—, los habitantes de Lopatyny sereunieron en torno almonumento de Francisco José I. El condeMorstin y elalcaldecolocaronelbustoenelmagníficoyenormeataúd.Enesemomento,enla colina, las campanasde la iglesia empezaron a sonar.Los sacerdotesde lastresreligionessepusieronalacabezadelaprocesión.Cuatroviejosyfornidoscampesinos cargaron el ataúd sobre sus hombros. Detrás de él, con el sabledesenvainadoyelcascogrisverdosodelosdragones,caminabaelcondeFranzXaver Morstin —en aquel pueblo, el más próximo al difunto Emperador—completamentesolo,enesasoledadqueimponeelduelo,ydetrásdeél,consukipá negra sobre la cabeza plateada, el judío Salomón Piniowsky, con elsombreroredondodeterciopeloenlamanoizquierdaylagranbanderanegrayamarillaconeláguilabicéfala,bienalta,enladerecha.Ydetrásdeél,elpuebloentero,hombresymujeres.

Las campanas de la iglesia doblaban, las alondras trinaban, los grilloscantabansincesar.

La fosa estaba preparada. Bajaron el ataúd, extendieron la bandera sobreél…yFranzXaverMorstinsaludóconelsablealEmperadorporúltimavez.

Entonces,unsollozobrotódelamultitud,comosinohubieranenterradoalviejo emperador Francisco José, a la viejamonarquía y a la vieja patria hastaentonces.Lossacerdotesdelastresreligionesoraron.

Asípues,elviejoEmperadorfueenterradoporsegundavezenelpueblodeLopatyny,enlaantiguaGalitzia.

Unassemanasmástarde,lanoticiadeaquelsucesollegóalosperiódicos.Éstos escribieron unas cuantas frases jocosas sobre el caso, en la sección de«Efemérides».

VII

El condeMorstin, en cambio, abandonó el país.Ahora vive en laRiviera, unhombreviejoymarchitoquepor las tardes juegaal ajedrezy a las cartas conancianos generales rusos. Dedica unas cuantas horas al día a escribir susmemorias. Probablemente no poseerán ningún valor literario, pues el condeMorstin no tiene práctica en la escritura ni tampoco ambición literaria. Perosiendo como es un hombre de una gracia y una condición especiales, a veceslograalgunasfrasesmemorables,como,porejemplo,lassiguientes,queconsupermiso cito aquí: «He visto —escribe el conde— cómo los listos puedenvolverse tontos; los sabios, necios; los verdaderos profetas, mentirosos; y losamantesdelaverdad,falsos.Nohayvirtudhumanaperdurableenestemundo,exceptouna:laverdaderadevoción.Lafenopuededecepcionarnos,puestoquenonosprometenadaenlatierra.Laverdaderafenonosdecepcionaporquenobusca ningún beneficio en la tierra. Aplicado a la vida de los pueblos, estosignifica lo siguiente: los pueblos buscan en vano eso que llaman las virtudesnacionales,másdudosasaúnquelasindividuales.Poresoodiolasnacionesylosestadosnacionales.Miviejapatria,lamonarquía,eraunagrancasaconmuchaspuertasymuchashabitaciones,paramuchostiposdepersonas.Esacasalahanrepartido, dividido, la han hecho pedazos. Allí ya no seme ha perdido nada.Estoyacostumbradoavivirenunacasa,noenmúltiplescompartimentos».

Coneseorgulloyesatristezaescribeelviejoconde.Serenoyenpazesperala muerte. Sin duda, también la anhela. Porque ha dejado escrito en sutestamentoquedebenenterrarleenelpueblodeLopatyny…peronoenlacriptafamiliar, sino junto a la tumbaen laqueyace el emperadorFrancisco José, elbustodelEmperador.

TableofContentsElbustodelEmperadorIIIIIIIVVVIVII