complejo siderurgia y no ferrosos
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ANÁLISISTECNOLÓGICOSY PROSPECTIVOSSECTORIALES
COmPLEjO SIdERuRGIA Y NO FERROSOS
Responsable: Daniela Moya
FEBRERO 2016
AUTORIDADES
■ Presidente de la Nación
Ing. Mauricio Macri
■ Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Lino Barañao
■ Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Miguel Ángel Blesa
■ Subsecretario de Estudios y Prospectiva
Lic. Jorge Robbio
■ Director Nacional de Estudios
Dr. Ing. Martín Villanueva
RECONOCIMIENTOS
Los estudios sobre complejos productivos industriales fueron coordinados por el Dr. Juan Santarcángelo y asistidos por el Lic. Martín Kalos. La supervisión y revisión de los trabajos estuvo a cargo del equipo técnico del Programa Nacional de Prospectiva Tecnológica (Programa Nacional PRONAPTEC) perteneciente a la Dirección Nacional de Estudios del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva:
■ Lic. Alicia Recalde.■ Lic. Manuel Marí.■ Lic. Ricardo Carri.■ A.E. Adriana Sánchez Rico.
Se agradece a los diferentes actores del sector gubernamental, del sistema científico-tecnológico y del sector productivo que participaron de los distintos ámbitos de con-sulta del Proyecto. No habría sido posible elaborar este documento sin la construcción colectiva de conocimientos.
Por consultas y/o sugerencias, por favor dirigirse a [email protected]
El contenido de la presente publicación es responsabilidad de sus autores y no represen-ta la posición u opinión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.El estudio se realizó entre entre octubre de 2012 y abril de 2013.
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COMPLEJO SIDERURGIA Y NO FERROSOS
1. PROCESOS PRODUCTIVOS Y TECNOLOGÍAS ACTUALES
1.1. Procesos productivos
La industria siderúrgica se inicia en la obtención del acero a partir del mineral de
hierro o chatarra hasta la comercialización de los bienes obtenidos mediante la
realización de diversas transformaciones como, por ejemplo, productos de acería
laminados en caliente y frío, planos revestidos y tubos con y sin costura. A estos
semielaborados, también se les suelen realizar procesos adicionales de corte,
plegado y tratamientos superficiales, entre otros, que pueden o no estar integrados
dentro de las acerías. La etapa correspondiente a la obtención del acero puede
llevarse a cabo mediante dos procesos diferentes, de acuerdo al tipo de materia
prima que se use. La denominada “siderurgia semi-integrada” parte del uso de
chatarra y la “integrada” del mineral de hierro, el carbón de coque y el sinter1. Si bien
la siderurgia semi-integrada es un proceso industrial más ecológico, en ambos casos
es necesario incorporar mineral de hierro.
Cualquiera sea el caso, se distinguen tres etapas esenciales: reducción del mineral
de hierro, aceración y laminación. Las primeras dos etapas se realizan para la
obtención de acero en sí mismo, mientras que la laminación permite obtener
productos semi-elaborados. El proceso de “reducción” consiste en extraer el óxido
del mineral de hierro y puede llevarse a cabo de dos modos distintos. Por un lado, a
partir de su fundición en altos hornos agregándole diferentes componentes (coque y
caliza dolomítica). A partir de esta mezcla líquida, se extrae la escoria de la superficie
y se deja en el fondo el arrabio o fierro líquido. Por otro lado, la técnica de “reducción
directa” utiliza pellets de hierro y se les suministra carbono a altas temperaturas (en
1 El sinter se obtiene a partir de aglomerar el mineral de hierro a altas temperatura con la ayuda de
fundentes como la caliza.
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estado gasífero) para descartar el oxígeno y, así, dar origen a un hierro reducido (en
estado sólido), denominado comúnmente “hierro esponja”.
El resultado de la fase de reducción es un hierro impuro, ya que posee carbono y
otros residuos minerales, por lo que debe ser sometido a la etapa de aceración. Para
la técnica de alto horno se utilizan convertidores, es decir, equipos que introducen
oxígeno al arrabio. En cambio, para la técnica de reducción directa, el “hierro
esponja” es fundido en hornos eléctricos y, una vez excluido el carbono, dicha
composición líquida se filtra utilizando recipientes especiales o “cucharas” para
separar el hierro puro de la escoria. Luego de esta fase, se le añaden diferentes
ferroaleaciones de acuerdo a las propiedades que se le quiera dar al acero e,
inmediatamente, se inicia la tarea de colada continua del acero líquido, en moldes de
cobre refrigerados con agua para lograr su solidificación. La etapa de laminación se
realiza en caliente, reduciendo el espesor y aumentando la longitud del acero a través
de dos cilindros superpuestos que giran en sentido inverso. Una parte de los
productos obtenidos va directamente al mercado en forma de rollos o planchas,
donde encuentra diversas aplicaciones (alambres, clavos, tornillos, materiales para la
construcción, etc.). La otra sufre un proceso de laminación en frío, donde se los
somete a un proceso de decapado para dar la terminación superficial requerida.
Estos productos poseen una mayor calidad y se utilizan en la industria automotriz y
en distintos rubros de la industria metalmecánica. Por último, de la producción de
laminados en caliente también se destina una parte a la fabricación de tubos de gran
diámetro con y sin costura, utilizados en el sector de petróleo y gas, así como para
diversas obras de infraestructura y construcción.
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Servicios vinculados (reciclaje, ingeniería, transporte, mantenimiento)
Exportación
Aplicaciones
Colada Continua
Productos No Planos
Alto Horno Convertidores
Reducción Directa Horno Eléctrico Productos Planos
MATERIAS
PRIMAS E
INSUMOS
Insumos
COMERCIALIZACIÓN / DESTINO
FINAL
Centros de Servicios
PRODUCCIÓN
LaminaciónReducción y AceríasMaterias Primas
- Hierro esponja
- Chatarra de acero
- Mineral de hierro
- Coque
(Primera Transformación)
- Cal y fundentes
- Aceites
- Lubricantes
- Adhesivos y selladores
- Refractarios
- Arrabio
- Fierro líquido
Acero líquido
Ferroaleaciones
(Segunda Transformación)
- Lam. en caliente (chapas)
- Lam. en frío (chapas, f lejes y
hojalatas)
- Lam. en caliente (barras de acero)
- Tubos sin costura
Acero sólido
- Independientes
- Controlados y propios de las acerías
- Terminados
- Tubos sin costura (diversificadas)
- Industia Automotriz
- Construcción
- Sector agropecuario
- Petróleo y gas
- Industria Metalmecánica
- Otros
Esquema 1. Cadena técnica de valor de la industria siderúrgica
Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2009)
De forma análoga, la cadena de valor de la producción de aluminio abarca desde la
extracción de la bauxita – para su posterior obtención del aluminio primario – hasta la
comercialización de las diferentes manufacturas de aluminio. La bauxita es un mineral
natural que contiene aluminio, oxígeno e hidrógeno. Su conversión en alúmina, como
paso previo a la obtención de aluminio primario2, se realiza por medio de la
electrólisis. Esta labor se efectúa mediante un proceso químico denominado “Bayer”,
el cual elimina de la bauxita ciertos componentes como óxido de hierro y de silicio.
Luego, el hidróxido de aluminio se quita de la solución de soda para ser lavado y
secado, en tanto dicha solución es reciclada. En las plantas de reducción, el aluminio
puro es extraído de la alúmina por medio del proceso de reducción electrolítica
denominado “Hall-Heroult”. Dicho proceso implica un baño fluorinado, bajo una alta
2 La denominación “primario” significa que es producido a partir de materiales no reciclados. El aluminio secundario se obtiene a partir de material de desecho reciclado. El aluminio es 100% reciclable sin ninguna pérdida de sus cualidades naturales.
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intensidad de corriente y a una temperatura promedio superior a 900°C. Se necesitan
4 Tn. de bauxita para obtener 2 Tn. de alúmina, las cuales fabricarán 1 Tn. de aluminio
en una reductora. Este proceso es altamente intensivo en energía eléctrica.
Posteriormente, el aluminio líquido es trasportado hacia la etapa de colado y volcado,
junto a diferentes metales (titanio, magnesio, hierro, cobre, etc.) en hornos de
retención, de acuerdo a las propiedades que se le quiera proveer. En esta etapa se
obtiene el aluminio primario en planchones para laminación o lingotes para extrusión
y refusión. En la etapa de transformación se efectúan las tareas de diseño y
producción de productos semielaborados y terminados, mediante los procesos de
fundición y colado continuo, laminación en caliente y frío, corte y separación,
recocido, rebobinado y laminado, moldeo, mecanizado y recubrimiento, entre otros.
Estos productos son demandados por una amplia gama de sectores, entre los que se
destacan el metalmecánico, automotriz, alimentos, construcción y energía. Al igual
que en el caso de la siderurgia, suelen existir “centros de servicios” que realizan
alguna transformación o proceso intermedio previamente a su utilización en estas
actividades.
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COMERCIALIZACIÓN / DESTINO
FINAL
Centros de Servicios
PRODUCCIÓN
Semielaborados y
Elaborados
MATERIAS
PRIMAS E
INSUMOS
Refinación, Reducción y
ColadaMaterias Primas
Transformación de la
bauxita en alúmina
Moldeo y mecanizado
Trefilado y cableado
Transformación de la
alúmina en aluminio
Servicios vinculados (reciclaje, ingeniería, transporte, mantenimiento)
Exportación
Aplicaciones
Insumos
Fundición
Laminación
ExtrusiónAluminio líquido (primario)
- Bauxita
- Hidróxido de sodio (sales fundidas)
- Cal
- Refrectarios
- Carbón
- Coque
- Brea de petróleo
- Cobre
- Silicio
- Magnesio
- Zinc
- Manganeso
- Independientes
- Propios de las plantas productoras de aluminio
- Transporte (automotor, ferroviario, marítimo,aéreo)
- Construcción (cerramientos y estructuras livianas)
- Electricidad (cables de alta tensión, etc.)
- Packaging (alimentos, bebidas, etc.)
- Metalmecánica
- Medicina
- Tratamiento de aguas
Proceso Bayer
Reducción Electrólitica
- Barras- Tubos- Perfiles
- Planchas y bandas laminadas en frío
- Planchas y bandas laminadas en caliente
- Discos
- Lingotes- Cilindros- Planchones
Esquema 2. Cadena técnica de valor de la industria de aluminio
Fuente: elaboración propia
1.2. Tecnologías empleadas
Se trata de una industria multiproducto, capital intensiva y cuya actividad se
caracteriza por ser un proceso enteramente continuo, estructurado a partir de líneas
de producción altamente automatizadas. La construcción y puesta en marcha de este
tipo de establecimientos productivos posee altos costos fijos producto de las
grandes inversiones de capital físico (estructura, galpones, maquinaria, etc.) que se
necesitan. Pero, a su vez, la eficiencia de dichas inversiones está atada a las escalas
que tenga el sector ya que son costos hundidos que no tienen relación directa a la
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cantidad producida. Así, cuanto mayor sea la producción menor será el costo medio
del bien producido.
Dentro del complejo siderúrgico coexisten firmas con diferencias en cuanto a la
cantidad de procesos productivos que realizan en su interior y al tipo de tecnología
que se emplean. En Argentina coexisten empresas integradas –Siderar, Acindar,
Siderca– con firmas semi integradas –Aceros Zapla y AcerBrag– y se emplean tanto
tecnologías de Alto Horno como de Horno Eléctrico para reducción directa3. El uso de
una u otra tecnología va a depender tanto de factores económicos como técnicos: el
horno eléctrico requiere de una escala que es un tercio más baja a la óptima para
altos hornos4 y, también, de una menor inversión en capital. Sin embargo, la
utilización de la tecnología de alto horno genera un menor costo variable y mayores
economías de escala por lo que los costos por unidad de producto tienden a ser
similares.
Cualquiera sea la tecnología empleada, las empresas locales cuentas con plantas
equipadas con maquinaria y equipos modernos para el tipo de producto que ofrecen.
Sin embargo, existe un problema estructural respecto a la gama de productos
ofrecidos debido a cuestiones propias de un proceso productivo poco flexible. La
cantidad y calidad de los hornos cuchara y trenes de laminación son los que van a
determinar las posibilidades que tiene cada empresa para diversificar su producción
sin generar ineficiencias. Esto se debe a que fabricar productos de diferentes
formatos o calidades implica interrumpir la producción, ya sea para variar el
contenido en el horno cuchara o, bien, sustituir los rodillos especiales. Aunque puede
llegar a utilizarse el horno con dos trenes de laminación distintos, para evitar así
paradas técnicas en la producción, no pueden utilizarse en forma simultánea, por lo
que también tiene costos importantes. La dimensión de dichas ineficiencias
obedecerá en gran medida al grado de automatización que posea la línea de
producción.
3 Las empresas Siderar, Acindar y Siderca utilizan la tecnología Midrex para el sistema de reducción
directa. 4 En el alto horno la escala mínima óptima es de 2 millones de tn/año mientras que en el horno eléctrico
es de 1,5 millones de tn/año.
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Frente a esta situación, cada empresa tendió a especializarse en un sólo grupo de
aceros y en ciertos productos con calidad de exportación. Esto generó a nivel
agregado una oferta nacional dedicada casi con exclusividad al grupo de aceros
comunes al carbono, dejando en un segundo plano a los aceros especiales (aleados,
inoxidables, rieles, etc.) requeridos por industrias como la automotriz y la
metalmecánica, cuya demanda se tiende a cubrir con importaciones.
Un caso a destacar tiene que ver con el acero inoxidable, donde la inexistencia de
abastecimiento se debe a que la escala es mucho menor y su producción requiere
introducir ciertos componentes que impiden luego volver a producir aceros comunes
al carbono y, por ende, se requiere invertir exclusivamente en nuevos hornos de
calentamiento, trenes de laminación y en todos los rodillos necesarios. Sólo algunos
pocos países se dedican a la producción de este tipo de acero – entre los que se
destacan Alemania, Francia y Japón – mientras que en Brasil se encuentra la única
planta de toda la región. Esta característica en el modo de llevar a cabo el proceso
productivo y las tecnologías disponibles resulta fundamental para comprender las
capacidades reales que poseen las empresas locales para ingresar en un nuevo
segmento de mercado.
Con respecto a la producción de aluminio, la única empresa que opera en Argentina
es Aluar, que no sólo abastece casi a la totalidad de la demanda local sino que está
volcada fuertemente al sector externo, siendo proveedor estratégico de empresas
líderes a nivel mundial. Las operaciones de Aluar comprenden desde la obtención de
aluminio en estado líquido hasta la fabricación de productos elaborados que se
destinan a las industrias del transporte, packaging, construcción, electricidad,
medicina y tratamiento de aguas. Para ello, cuenta con la planta productora de
aluminio primario en la provincia de Chubut y dos plantas de semielaborados
(laminación y extrusión) en la provincia de Buenos Aires.
En contraste, el subsector vinculado a los procesos de transformación o tratamiento
especial tanto de acero como de no ferrosos básico está compuesto por mayor
cantidad de establecimientos productivos ya que requieren de menores inversiones
en capital físico para ingresar a este mercado. Sin embargo, la viabilidad de este tipo
de empresas está estrechamente ligada tanto a la capacidad que tienen de proveerse
del acero o aluminio primario como, así también, al precio al que se abastecen. Esto
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genera que el grupo de empresas más integradas posean mayores ventajas en cada
eslabón de la cadena.
Un párrafo aparte corresponde a las materias primas y a la energía, dos recursos
fundamentales en la producción de acero y aluminio. La Argentina no cuenta con
reservas propias de mineral de hierro o de bauxita, aunque la provisión de los mismos
no parece un tema preocupante en el corto y mediano plazo. Brasil ha descubierto
grandes yacimientos de mineral de hierro que lo convierten, junto con Australia, en
los principales proveedores mundiales. Su traslado a las acerías argentinas no
evidencia complejidades o restricciones relevantes. En el caso de la bauxita, existen
grandes disponibilidades del recurso a nivel mundial y proviene principalmente de las
zonas tropicales.
Las mayores problemáticas en el mediano plazo tienen que ver con el sector
energético. La Argentina ha mantenido en períodos anteriores un cierto equilibrio en
cuanto a su matriz energética. Sin embargo, en los últimos años se han incrementado
fuertemente las importaciones de gas (principalmente proveniente de Bolivia),
situación que genera un alto grado de dependencia ante cualquier cambio en la
política de aprovisionamiento. En este sentido, resulta fundamental, por un lado,
establecer una política conjunta en materia energética con el país vecino ya que
cuenta con el yacimiento más grande de la región. Pero además se requieren realizar
todas las inversiones requeridas para explotar nuevos yacimientos locales (de
petróleo y gas) y hacer todas las mejoras necesarias en los actuales para incrementar
la producción.
1.3. Mapeo institucional y territorial
En Argentina, el complejo siderúrgico está compuesto fundamentalmente por
Ternium Siderar (mayor empresa siderúrgica del país orientada a la producción de
aceros planos), Acindar (principal productor local de aceros no planos), Aceros Zapla
(con capacidad de producción de aceros especiales) y, en menor escala, se destacan
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AcerBrag y el grupo Sipar Gerdau, cuya oferta de aceros es variada e incluyen planos,
algunos no planos y especiales. La principal empresa argentina de tubos sin costura
es Tenaris Siderca, del Grupo Techint. En aluminio primario, la producción se
concentra en Aluar, que también opera en la elaboración de laminados y extruidos, a
través de su División Elaborados. Si bien estas empresas representan prácticamente
la totalidad del mercado, coexisten con otros establecimientos de diversa
envergadura y perfil, que generalmente realizan algún proceso de transformación o
tratamientos especiales a los aceros y no ferrosos básicos. También operan
empresas que completan la oferta de no ferrosos como plomo y productos básicos
de cobre, entre otros. A diferencia de las grandes empresas mencionadas, en este
grupo prevalece la heterogeneidad (en tamaños, intensidad de mano de obra, grados
de mecanización, tecnologías utilizadas, etc.).
Este tipo de conformación industrial difícilmente pueda asociarse a lo que la literatura
denomina estrictamente como cluster, ya que comúnmente lo que se observa son
relaciones “tipo satélite”, donde la empresa grande domina el segmento de
productos que fabrica y el resto se adapta y tiende a posicionarse en los espacios
que permite la primera. En efecto, muchas de estas funcionan como “empresas
tercerizadas”, que realizan procesos de corte, plegado, tratamientos de superficies,
trefilado, etc., cuya escala no justifica la decisión de integrarlos. La relación con la
empresa líder no sólo es de tipo comercial, sino que existen intercambios de
información, por ejemplo, sobre técnicas de producción y, en ocasiones, también un
apoyo financiero. Otras no tienen un vínculo tan cercano, aunque la actividad que
realizan es la misma. Con los proveedores sucede algo parecido.
Institucionalmente, el Programa ProPyME es una de las iniciativas asociativas más
conocidas. Fue creado por el Grupo Techint en 2002 con la intención de apoyar el
desarrollo de proveedores y clientes de las empresas del grupo, fundamentalmente
de la cadena de valor metalmecánica pero también incluye a otros rubros. En el caso
de los proveedores, el actor clave es Exiros, una empresa vinculada que centraliza las
compras de todo el grupo siderúrgico y tiene presencia en Argentina, Brasil, Canadá,
Italia, Japón, China, México, Rumania, Uruguay, Venezuela, Colombia y Estados
Unidos. Exiros negocia más de 6.800 millones de dólares anuales en compras de
materias primas, bienes industriales y servicios para los clientes, además cuenta con
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más de 29.000 proveedores. En el país, las empresas proveedoras desarrolladas
suelen tener como único o principal cliente a Exiros-Techint, lo cual tiene el beneficio
de acceder a un mercado exigente, de grandes dimensiones y con apoyo tecnológico
y financiero, pero la lógica que prevalece es la de tercerización de actividades.
Territorialmente, las grandes empresas siderúrgicas tienen sus principales centros
productivos en el cordón industrial que va del Gran Buenos Aires a los alrededores de
Rosario. En estas zonas es donde se concentra la demanda de sus productos, que
proviene fundamentalmente de la industria metalmecánica, la automotriz y la
construcción. Es decir, se verifica una conformación del espacio asociada a las
economías de aglomeración, donde los grandes centros urbanos y polos industriales
operan como epicentro. Sin embargo, también se dan los casos de Aceros Zapla en
Jujuy, cuyo origen está más relacionado con el descubrimiento y disponibilidad de
materias primas esenciales para la acería (carbón y mineral de hierro). La operación
de esta empresa ha generado en la zona un conjunto de actividades metalúrgicas de
cierta relevancia, aunque el principal destino de la producción de acero es destinado
a la construcción en los grandes centros urbanos y, en menor medida, para usos
especiales en la industria automotriz de Córdoba y Santa Fe, así como en algunas
maquinarias diversas.
También se diferencia en su localización el caso de Aluar, radicada en Puerto Madryn,
Chubut, producto de un proceso impulsado por el Estado en los 70´ y vinculado a la
construcción de una central hidroeléctrica y un puerto en la región. Si bien el
desarrollo de Aluar ha permitido la integración local de productos elaborados de
aluminio en la zona, buena parte de los clientes locales no está radicada en la zona.
Por otro lado, el principal destino de las ventas de aluminio es la exportación (más del
70%). Sin embargo, su influencia territorial es elevada y existen diversos vínculos con
la Universidad Tecnológica Nacional y otras entidades, tanto de tipo tecno-productivo
como de perfil socio-cultural. El resto de las empresas siderúrgicas se distribuye con
la lógica mencionada.
Debido a la conformación de esta industria, las principales empresas cuentan con sus
propios departamentos de I+D, de capacitación y generalmente desarrollan vínculos
importantes con instituciones tecnológicas, de certificación de normas, entidades de
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formación técnica y profesional, etc.; sea en forma individual o a partir de iniciativas
conjuntas. En el caso de Aluar, estos vínculos suelen estar más centralizados e
internalizados al interior de la organización, por ejemplo, a partir de la tarea que
desarrollan los distintos departamentos de la División Elaborados (cursos de
capacitación, certificación de carpintería de aluminio, etc.) y la red de distribuidores
oficiales.
En siderurgia, una de las instituciones más relevantes es el Instituto Argentino de
Siderurgia (IAS), una entidad civil sin fines de lucro, cuya administración y laboratorios
están en San Nicolás, las instalaciones semi-industriales y oficina en Ramallo y
Buenos Aires. El IAS realiza tareas de desarrollo tecnológico, asistencia técnica,
análisis y ensayos, distribución de información técnica, organización de cursos y
conferencias y normalización, para acompañar el desarrollo de la siderurgia, de su
cadena de valor (proveedores y usuarios de acero) y de otras industrias. Las tres
áreas principales son procesos, servicios e institucionales.
A su vez, el IAS tiene convenios firmados con El Instituto Argentino de Normalización
y Certificación (IRAM), para el estudio de normas técnicas en temas específicos con
diversas entidades e instituciones de carácter técnico. A través de los mismos, se
llevan a cabo tareas de investigación, se desarrollan actividades de normalización que
cubran todas las necesidades del sector y, fundamentalmente, se promueve su
aplicación y uso. En este plano, se destaca la vinculación con TÜV Rheinland en lo
referido a certificaciones y servicios de asistencia técnica. También son importantes
el Centro de Investigación Industrial (CINI-FUDETEC-Techint), que cuenta con más de
100 ingenieros destinados a la I+D en productos y procesos, así como los convenios
de cooperación entre las empresas del sector y la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), el Instituto de Cálculo que funciona en dicho
ámbito, la Universidad Tecnológica Nacional (principalmente las sede regional Delta y
San Nicolás).
12
1.4. Brechas sectoriales respecto a las mejores prácticas internacionales
Si bien coexisten varios países que participan en la producción siderúrgica mundial, la
actividad presenta altos niveles de concentración. Los primeros 10 países
productores de acero explican cerca del 83% del total mundial y las 40 empresas
más grandes representan más del 60%. Exceptuando a Aceros Zapla, el resto de las
compañías siderúrgicas que operan en Argentina pertenecen a este grupo. Acindar es
propiedad de ArcelorMittal, la empresa siderúrgica más grande del mundo; Sipar
pertenece a Gerdau (número 14 del mundo) y el propio grupo Techint está en el
puesto 36. En tubos sin costura, Siderca abastece el 25% del mercado mundial. En el
caso de aluminio, la concentración es menor aunque también los 10 países
principales explican más del 70% de la producción mundial de aluminio primario. La
actividad también está liderada por grandes grupos económicos y Aluar está entre las
dos plantas con mayor capacidad de Latinoamérica.
En este marco, y considerando el profundo proceso de concentración y globalización
de la actividad en la última década, el complejo siderúrgico y de no ferrosos en
Argentina no difiere significativamente de las mejores prácticas internacionales. En
efecto, ya a principios de los años 90´ se estimaba que las acerías locales operaban
con niveles de productividad similares e, incluso, superiores a los mejores registros
internacionales, con un sesgo más marcado en el caso de la productividad laboral5.
En el caso de la productividad del capital, en las últimas décadas también se ha dado
un proceso de mejoras tecnológicas muy marcadas, que permitieron sostener altos
estándares de eficiencia y calidad.
La capacidad de producción de acero en bruto en el país es algo mayor a la de
laminación, aunque en esta última etapa del proceso también se han logrado
estándares de productividad muy elevados. En aluminio primario, esta diferencia
entre la producción de materia prima y de semielaborados es considerablemente más
marcada, pero también la productividad total del segmento es similar a la
5 Al respecto, ver “La siderurgia argentina en el contexto del ajuste, las privatizaciones y el Mercosur” de
Azpiazu y Basualdo
13
internacional dado que el principal destino de la producción es la exportación y en
semielaborados el negocio es fundamentalmente de índole local.
Las tecnologías y equipamientos utilizados en todo el complejo son de última
generación y la actividad esta sujeta a un revamping permanente. Es decir, prevalece
un criterio de “adelantarse” a las necesidades del mercado y a las exigencias de la
competencia, a partir del cual se ajustan procesos de producción, se incorporan
nuevas herramientas de control de calidad, de eficiencia energética, ambiental, de
reciclado de materiales, etc. Lo mismo sucede a nivel de innovación de productos.
Por su parte, los procesos que conforman la siderurgia y la producción de aluminio
involucran una gran multiplicidad de equipamientos y, si bien no existen más de tres
tecnologías a nivel mundial (algunas más en aluminio), las maquinarias utilizadas son
diversas y hay varios proveedores a nivel internacional. Las empresas en Argentina no
suelen adquirir “paquetes cerrados” en este sentido, sino que combinan diversos
equipos en cada etapa, de acuerdo a lo que consideran lo más adecuado para ganar
eficiencia, calidad y rendimiento.
El grupo Techint (Siderar y Siderca) incluso desarrolla parte de estas tecnologías y las
provee a otras empresas siderúrgicas del mundo. Si bien las maquinarias
involucradas son realizadas a escala productiva en Europa (en una empresa italiana
de su propiedad), la ingeniería, diseño e I+D es realizada en Argentina. En el caso de
las empresas que son propiedad de otros grupos, como ArcelorMittal (Acindar) y
Gerdau (Sipar), las mejores prácticas internacionales se alcanzan a partir de sus
políticas internacionales de “nivelación”, ya que tienden a entender a cada una de sus
plantas como partes homogéneas de un negocio mundial.
Por lo tanto, en el plano de la productividad y el grado de actualización tecnológica no
se advierten diferencias sustanciales en este complejo, ya sea en comparación con la
región o respecto las mejores prácticas a nivel mundial. Incluso podría decirse que en
determinados aspectos como el cuidado del medio ambiente, la innovación de
producto y la eficiencia de reciclado nuestro país lidera la frontera tecnológica, donde
claramente el principal exponente es el caso de Siderca, en tubos. No obstante, es
posible señalar las mayores debilidades a medida que se avanza en las etapas
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productivas, desde la producción de acero en bruto hacia la terminación de
productos, para su uso final.
Los ejemplos principales corresponden a determinadas calidades de chapas para
automóviles y maquinarias, donde se buscan grosores menores, más moldeables,
pero de mayor resistencia. Lo mismo sucede con grosores y anchos superiores a los
fabricados localmente, por ejemplo, para embarcaciones y calderería pesada. Otro
caso es la chapa al silicio, utilizada en transformadores eléctricos. En aceros no
planos, los más relevantes son los perfiles de mayores dimensiones para grandes
estructuras metálicas y, en menor medida, de aleaciones especiales para la
fabricación de partes y piezas metalmecánicas (por ejemplo, autopartes).
Sin embargo, estas calidades de acero o productos diferenciados generalmente no
son fabricados en el país; o bien, la oferta es escasa. En este sentido, no sería lo más
adecuado considerar esto como una brecha respecto a las mejores prácticas, aunque
evidentemente allí se encuentran los mayores espacios de ampliación de la
capacidad local. De todos modos, las empresas del complejo señalan que, en
deficiencia o insuficiencia de estos eslabones simplemente responden a la baja
escala del mercado interno, no aduciendo potenciales dificultades asociadas a la
capacidad de acceder e implementar la tecnología adecuada.
Un párrafo aparte corresponde a las PyME “satélite” que forman parte de la trama
siderúrgica y de no ferrosos, cuya principal actividad “aguas arriba” es la de agregar
valor a los productos semielaborados de las grandes empresas núcleo, a efectos de
abastecer las demandas específicas de otros sectores industriales o de la
construcción. En este subgrupo, predomina la heterogeneidad y, consecuentemente,
las brechas respecto a las mejores prácticas internacionales son diversas, lo cual no
exime que un análisis profundo de las mismas sea una labor extremadamente
compleja.
En estas actividades, no es sencillo determinar escalas óptimas de producción,
niveles adecuados de productividad laboral, la calidad de los productos y servicios
metalúrgicos brindados, etc. Pero, en general, el equipamiento con el que cuentan
tiende a ser cada vez más moderno y las empresas que más crecen son aquellas que
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ofrecen mejor calidad de producto. Cabe destacar que, en los últimos años, la
mayoría de las grandes empresas o “núcleo” han avanzado también sobre esta etapa
del negocio, lo cual aumenta la competencia y eleva los estándares tecno-
productivos del segmento.
Más allá de estos perfiles generales, al interior del complejo siderúrgico y de no
ferrosos es posible señalar algunas diferencias, cuya mayoría no son exclusivas del
entramado local, ya que responden a lógicas propias de cada actividad. Por ejemplo,
los requerimientos de calidad y la vanguardia tecnológica en los aceros planos es
traccionada por la industria automotriz y, en menor medida, por los
electrodomésticos de “línea blanca”. En estos casos, los esfuerzos de innovación de
productos y procesos, así como las exigencias de calidad e intensidad tecnológica,
son mayores que en los aceros no planos, cuyo principal destino es la construcción y
las demandas son menores6.
Únicamente en aquellos rubros que son utilizados para la exploración y explotación
hidrocarburífera las empresas necesitan desarrollar productos de mayor calidad,
innovar en procesos y certificar determinadas normas de alta exigencia, entre otras
cosas. Esto es particularmente así en el caso de tubos, donde el mercado es
particularmente más sensible a estas cuestiones y donde la calidad de producto
involucra propiedades físicas, de economía y cuidados del medioambiente. Es por
ello que también las principales innovaciones tecnológicas en aceros no planos se
vinculan con estos usos.
Estas asimetrías, en realidad, no impactan sobre las brechas de competitividad ya
que cada rubro opera en la frontera tecnológica internacional dentro de su segmento.
Pero sí influyen sobre la dinámica de los mercados y las inversiones. En efecto, la
permanencia en los mismos depende, en buena medida, de ir incorporando las
exigencias que derivan de los usuarios y las empresas locales han equilibrado sus
6 Desde 2011, tanto el Gobierno Nacional como empresas metalmecánicas han realizado gestiones para
obtener compromisos de fabricación de aceros especiales por parte del grupo Tasselli, que controla
Aceros Zapla. El objetivo es el de sustituir importaciones donde existe capacidad de producción local no
aprovechada y que, incluso, podría ser concretada a precios inferiores a los de importación.
16
inversiones en términos de cumplir con estos requisitos y, a la vez, no perder escala
de producción.
Este avance “hacia la calidad” permite mayores rentabilidades unitarias pero requiere
escalas de inversión cada vez mayores, lo cual en el caso argentino obligará a prestar
mucha atención sobre la salida exportadora de estos productos y el potencial de
consumo del mercado interno7. Por otro lado, estos destinos más sofisticados suelen
implicar mercados más concentrados, donde el poder de negociación con terminales
automotrices y grandes empresas que operan en el mercado de petróleo y gas es
menor que en el caso de la construcción o la metalmecánica, típicamente más
atomizados.
Otro punto relevante se refiere a las diferencias entre las empresas en términos de su
estructura de costos energéticos. Es comúnmente reconocido que las tecnologías de
producción de acero por reducción directa implican un consumo energético
considerablemente menor al de los altos hornos, en torno a un 50% menos. En
Argentina, la tecnología de altos hornos es utilizada por Siderar (planos) y, con
algunas diferencias, también Aceros Zapla. Acindar y Siderca son los principales
exponentes de acerías por reducción directa. En todos los casos el principal insumo
energético es el gas. En no ferrosos, Aluar se abastece de energía hidroeléctrica pero
su intensidad de uso es mayor al de la siderurgia (donde el mineral de hierro también
tiene una participación muy alta en los costos de producción, a diferencia de la
bauxita para aluminio). Actualmente, el punto más crítico se advierte en el caso del
gas, que en este marco de asimetrías podría impactar de manera diferencial entre las
distintas empresas y segmentos productivos del complejo.
1.5. Perfiles laborales
El complejo siderúrgico argentino requiere recursos humanos calificados, dado que
los procesos productivos son capital-intensivos y presentan un alto grado de
automatización. En general, no se advierten demandas insatisfechas porque las
7 Actualmente, la producción local de aceros planos está casi totalmente destinada al mercado interno,
mientras que la “salida exportadora” se concentra en redondos (tubos sin costura).
17
empresas del sector han estrechado importantes vínculos con escuelas técnicas,
universidades e institutos de capacitación, a efectos de garantizar la disponibilidad de
los mismos. El Grupo Techint ha sido una de las empresas más activas en este
sentido y los ejemplos más emblemáticos se encuentran en la zona de Campana, San
Nicolás y Villa Constitución, donde la interacción incluye el apoyo económico a
escuelas técnicas y universidades (por ejemplo, UTN), la organización de visitas a
plantas por parte de los alumnos, etc.
Adicionalmente, las empresas han generado diversos institutos de capacitación y de
certificación de competencias laborales (soldadores, etc.). A su vez, se destaca la
escuela Fray Luis Beltrán, que pertenece a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y en
las seccionales donde existe actividad siderúrgica cumple un rol fundamental. En no
ferrosos, Aluar es el caso más emblemático, cuya acción más fuerte se concentra en
Chubut pero también es importante en los grandes centros urbanos del país. Otra
iniciativa fue la creación del campus universitario de Tenaris, que constituye un
ámbito corporativo de formación media y avanzada que permite captar recursos
humanos, igualar los conocimientos entre todos los países donde opera el Grupo
Techint y transferirlo intra-firma.
Por otra parte, la mayoría de los técnicos, ingenieros y profesionales afines a la
actividad suelen colocar en sus primeros lugares de preferencia a las empresas de
este complejo, dado que las remuneraciones suelen ser superiores a las del
mercado, existen beneficios adicionales y les permite desarrollarse laboralmente en
una industria globalizada y de gran dinamismo. Los perfiles más comunes son los
técnicos electro-mecánicos, hidráulicos y los ingenieros industriales, metalúrgicos,
mecánicos y eléctricos, entre otros. En los últimos años, aún cuando se ha logrado ir
cubriendo las diversas necesidades, las empresas del sector advierten cierta
dificultad que podría ser una restricción importante a futuro. Estas necesidades se
señalan para la mayoría de especialidades técnicas y de ingeniería. Al tratarse de
empresas multinacionales, la gestión está altamente profesionalizada y los niveles de
autonomía de las líneas gerenciales son bastante elevados. En términos generales,
las empresas del complejo consideran que las capacidades y competencias de los
recursos humanos utilizados en la Argentina son suficientes y no evidencian
18
diferencias significativas con aquellos que operan a nivel de las mejores prácticas
internacionales.
19
2. LAS TECNOLOGÍAS DEL FUTURO EN EL COMPLEJO A NIVEL
MUNDIAL
La industria siderúrgica y de no ferrosos es una típica actividad de proceso, donde el
equipamiento y el diseño original de las plantas definen a priori determinados
potenciales de producción, de diversificación de la producción y productividad media,
tanto de la mano de obra como del capital físico. Al tratarse de producciones muy
intensivas en el uso de éste último, las maquinarias utilizadas constituyen un factor
clave en la determinación de los costos y las posibilidades de producción (ya que
existen fuertes economías de escala). Las inversiones que modifican sustancialmente
las capacidades de producción suelen estar caracterizadas por fuertes
“indivisibilidades”; es decir, se requieren importantes montos de dinero para alcanzar
escalas de producción superiores. No obstante, también hay márgenes para
inversiones incrementales que permiten algún salto cuantitativo dentro de la
tecnología productiva vigente pero, fundamentalmente, mejoras cualitativas.
Estos componentes más “duros” de las tecnologías aplicadas tienden a cobrar mayor
relevancia en la medida que se dan por cumplidos otros requisitos previos, asociados
principalmente a acervos tecno-productivos de mano de obra con la calificación
suficiente, el manejo de los métodos de trabajo y los sistemas de organización de la
producción. Buena parte de la competitividad de las firmas queda predeterminada
por su diseño original y su “maduración” demanda varios años. En otros términos, las
decisiones iniciales acerca de qué tecnología utilizar, el lay-out de planta, el acceso a
insumos y sistemas de comercialización, entre otras cosas, no pueden ser
modificadas fácilmente con posterioridad (o los costos de hacerlo serían tan elevados
que no lo justificarían). Es por ello que no necesariamente existe una correlación a
nivel mundial entre el nivel de productividad de las plantas siderúrgicas y su grado de
actualización tecnológica en términos de equipamiento. En el caso del aluminio
también se da una situación similar, aunque los márgenes de heterogeneidad son
menores y el costo/disponibilidad de energía eléctrica suele ser el factor clave.
20
2.1. Principales innovaciones y tecnologías que se esperan en los próximos
años
La industria siderúrgica y de no ferrosos a nivel global se considera “madura” en
términos tecnológicos, presentando indicadores de I+D que, aún siendo altos, son
relativamente más bajos al promedio del resto de las industrias. Los cambios
tecnológicos suelen ser dirigidos por la demanda y las regulaciones estatales, por
ejemplo, en el plano ambiental. Se trata de actividades tan vastas y complejas que
hay un espacio para el desarrollo constante en lo que hace a la tecnología de
proceso. No obstante, cambiar la frontera tecnológica no se consigue rápido. En
efecto, durante el siglo XX sólo se pueden considerar dos innovaciones radicales en
la siderurgia: el conversor básico a oxígeno (conocido como conversor LD) y la colada
continua. El primero, utiliza como insumo principal al arrabio producido en altos
hornos. En el año 2011, el 69,5% de la producción mundial utilizaba este mecanismo.
También se destaca la tecnología del horno de arco eléctrico, que utiliza la chatarra
como insumo principal, representando el 29,2% del acero fabricado en 2011. Luego
de producido, el acero necesita ser solidificado; para esto se comenzó a utilizar la
colada continua pasando de representar un 30,1% en la producción de 1980 a un
95% en el año 2011.
De manera análoga, los procesos básicos de obtención de alúmina y aluminio
tampoco se han modificado de manera radical durante más de 100 años. El proceso
Bayer, principal método industrial para producir alúmina a partir de bauxita, fue
patentado en el año 1889 y el proceso Hall-Héroult para la obtención de aluminio
había sido descubierto tres años antes. Sin embargo, tanto en esta industria como en
la siderurgia se han efectuado importantes esfuerzos de inversión y desarrollo
tecnológico que han dado lugar a numerosas innovaciones incrementales vinculadas
al rendimiento energético y de las materias primas, la calidad, preservación del medio
ambiente, la productividad del equipamiento y de la mano de obra.
A lo largo de estas últimas décadas, las tecnologías de propósito general han
generado fuertes impactos sobre las condiciones productivas del complejo
siderúrgico. Los avances en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la
electrónica y la nanotecnología, entre otros, han modificado tanto la oferta de
21
productos como las formas en que se organizan los procesos productivos. El grado
de incorporación y difusión de estas tecnologías es muy elevado en el caso de TIC e
incipiente en nanotecnología. Sin embargo, la tendencia indica una curva creciente y
las mayores aplicaciones se vinculan con la posibilidad de obtener propiedades cada
vez más específicas para el acero (resistencia, elasticidad, dureza, densidad,
moldeabilidad, etc.).
Las TIC y la electrónica están contribuyendo cada vez más a la automatización de
procesos, controles de calidad, mediciones especiales, optimización de lay out de
plantas y funciones de los puestos de trabajo. Al ser una industria caracterizada por
unas pocas innovaciones radicales, muchas incrementales, una baja intensidad de
I+D y muchas oportunidades de aprendizaje, la incorporación de este tipo de
tecnologías ha tenido un impacto muy marcado sobre la productividad y la flexibilidad
de la oferta productiva. En la actualidad, todas las grandes empresas locales que
operan en estas industrias cuentan con sistemas informáticos de gestión de la
producción y la mayoría ha integrado los mismos a los utilizados en otras fábricas del
grupo a nivel internacional, lo cual permite normalizar criterios de calidad y eficiencia,
así como monitorear el negocio a nivel global. Esta línea tecnológica, que se ha
denominado “fabricación inteligente”, engloba todos los potenciales de las TIC y de
sensores para lograr la máxima automatización de los procesos productivos,
eliminando en prácticamente todos los procesos la intervención humana en forma
directa.
La irrupción de la nanotecnología ha generado una revolución en todas las áreas de la
ciencia, permitiendo el surgimiento de innumerables aplicaciones en el campo
productivo. Particularmente, la industria siderúrgica es una de las principales y donde
ya existen aplicaciones concretas, muchas de ellas provenientes de la química. En el
caso de no ferrosos también existen importantes desarrollos, particularmente
vinculados con el aluminio, pero su aplicación productiva es bastante escasa aún. El
sector público es quien suele liderar los esfuerzos nanotecnológicos, a través de los
distintos organismos del sistema científico-tecnológico (en Argentina, Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Fundación Argentina de Nanotecnología,
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Facultad de Ingeniería de la Universidad
de Buenos Aires, etc.), pero en la actividad siderúrgica se obtuvieron importantes
22
sinergias con el sector privado. Por ejemplo, algunas empresas del rubro en nuestro
país pertenecen al pequeño grupo que ya realiza actividades en este sentido, ya sea
contratando consultoras o laboratorios especializados, o bien, a través de su propio
departamento de I+D (como Tenaris).
En estos casos, las aplicaciones son más proclives “aguas arriba” de la cadena, en
los centros de servicios metalúrgicos y empresas metalmecánicas. Algunos ejemplos
son los tratamientos de superficies de piezas metálicas sometidas a fricción,
obteniéndose menor desgaste y mayor vida útil. También se han desarrollado
materiales antifricción (por ejemplo, para juntas) que evitan desgastes y emisiones
metálicas o de otra índole al medio-ambiente y permiten una mayor eficiencia
energética (usadas en bombas automotrices o de petróleo y gas). Adicionalmente, se
han desarrollado tecnologías que permiten obtener aceros de mayor dureza, por
ejemplo, para herramientas de corte. En este campo, la “ingeniería de superficies”
puede revolucionar el futuro a partir de aceros con propiedades hasta ahora
impensables:
Tratamientos anti-huella (anti-finger print).
Integración de componentes electrónicos. Efectos fotovoltaicos.
Superficies antibacterianas.
Incremento de dureza del recubrimiento.
Autolimpiables, no ensuciables.
Superficies estéticas.
Recubrimientos con películas transparentes con propiedades táctiles.
Sistemas electrocoloreables. Películas de color por interferografía.
Integración de sensores y actuadores sofisticados. Recubrimientos inteligentes.
En los próximos años, se espera que los esfuerzos en este sentido se profundicen.
En efecto, las vertientes de la transformación tecnológica en el sector están
tendiendo a las siguientes categorías principales: a) optimización de procesos en las
diferentes etapas de la producción siderúrgica; b) creación de plantas de menor
escala y con mayor flexibilidad a las fluctuaciones de la demanda (miniplantas); c)
cambios en la organización industrial que inciden en la productividad y en la calidad y
23
homogeneidad del producto; d) optimización del uso de materias primas; y e)
desarrollo y diversificación de los productos de acero.
En la siderurgia, el costo energético se distribuye aproximadamente en un 26% en
energía eléctrica y 74% en energía fósil (carbón, productos petrolíferos y gases
energéticos). Por lo tanto, buena parte de las tecnologías del futuro apuntan a la
reducción del empleo de materias primas (por ejemplo, mejorar la eficiencia en la
utilización de los recursos del carbono y el consumo energético en los procesos
productivos), como a la búsqueda de optimizar el empleo de otros insumos de menor
calidad (especialmente chatarra), manteniendo la calidad del producto final. Algunos
especialistas pronostican cierta escasez de coque y chatarra en un futuro próximo (no
así para el mineral de hierro), lo cual se espera sea reemplazado por el uso de hierro
esponja, arrabio y carburo de hierro. Esto necesariamente irá acompañado de una
atenuación del impacto ambiental, ya que existen grandes presiones al respecto,
incluyendo el reciclado de materiales para distintos fines (tanto internos como
externos a las firmas). En este sentido, se manifiesta una creciente utilización de la
tecnología de producción de acero bajo la técnica de reducción directa.
Algunos de los avances más promisorios al respecto son los siguientes:
Reciclaje de gases de tope del alto horno luego de la decarbonización y
posterior almacenamiento de CO2 (parte de la propuesta del programa de
fabricación de acero con dióxido de carbono ultra bajo - ULCOS).
Fusión-reducción y reducción directa con oxígeno y captación y
almacenamiento de CO2.
Electrolisis de mineral de hierro.
Aprovechamiento del hidrógeno generado de fuentes pobres en CO2, y
aprovechamiento de la biomasa sustentable (cogeneración).
Mejoramiento de revestimientos refractarios, el uso de paneles y el control del
desgaste.
24
Granulación de escoria (coproducto).
Mejoramiento en los regeneradores operacionales.
Mejora en el control de calidad del coque y la introducción del concepto de las
fracciones más pequeñas de coque
En la reducción directa, se destacan los procesos Midrex y HyL, ambos a base de gas
natural. El volumen de inversiones que se realizan mundialmente en este tipo de
procesos se encuentra en aumento. La reducción directa con gases de proceso más
ricos en hidrógeno están siendo investigados por empresa multinacionales. Dentro
de los mismos, se destacan la auto-reducción y la fusión reductora, como procesos
alternativos al alto horno, en particular al alto horno de coque. Algunos ya llegaron a
su fase comercial, los “Corex” (en Sudáfrica) y “Finex” (Corea del Sur), otros se
encuentran en etapa de demostración. Por otro lado, se están llevando a cabo
grandes esfuerzos para desarrollar nuevos procesos en el área de colada (colada de
desbastes finos y de chapa fina) y, de este modo, reducir las dimensiones de las
instalaciones y las fases del proceso (lo cual también podría contribuir al desarrollo de
unidades productivas más pequeñas).
Otra área con gran potencial es la reducción de los óxidos (cascarillas) como
consecuencia de tratamientos termo-mecánicos en todas las fases del proceso
siderúrgico, desde las acerías hasta las etapas de laminación. Actualmente, las
instalaciones de decapado constituyen muy frecuentemente un cuello de botella
entre los procesos de laminación en caliente y en frío, representando importantes
pérdidas (desperdicios) de hierro. La productividad y la velocidad de procesamiento
de estos semielaborados dependen -en gran medida- de las propiedades de la
cascarilla y del tipo de productos a tratar. La reducción de la carga de estas
instalaciones en una primera etapa y su supresión, en una etapa final, son líneas de
investigación donde se esperan resultados muy interesantes en un futuro próximo.
Otro importante punto a destacar en el sendero tecnológico de los próximos años se
vincula con la obtención de nuevas calidades de aceros. Los aceros al carbono están
siendo paulatinamente sustituidos por aceros micro-aleados, aunque también están
25
apareciendo nuevos aceros basados en conceptos metalúrgicos distintos, como son
los aceros de fase dual (DP) y los TRIP, de alta resistencia. La obtención de este tipo
de aceros es posible incluso en aquellos de baja aleación mediante:
Utilización de la microaleación (aceros HSLA).
Producción de microestructuras con dos o más fases (aceros duales DP o
multifase).
Transformación inducida por deformación plástica (aceros TRIP).
Producción de microestructuras bainíticas o martensíticas.
Metalurgia basada en aceros de muy alto contenido en manganeso que pueden
llegar a resistencia a la rotura del orden de 1000 a 1200 MPa con unos
alargamientos muy superiores a los del acero convencional.
Aceros martensíticos, obtenidos tras el enfriamiento en la mesa de salida de la
laminación en caliente (ROT) o tras el enfriamiento del recocido, que son
capaces de proporcionar grandes resistencias a la rotura de hasta 1700 MPa.
Bajo peso – los aceros avanzados de alta resistencia (AHSS) posibilitan usar
menos acero en los automóviles, resistencia y durabilidad del acero.
Sin embargo, el grado de implementación industrial de estas calidades está
desigualmente extendido debido a las limitaciones que presentan las actuales líneas
de producción (trenes de laminación en caliente, líneas de recocido o de galvanizado),
principalmente en las velocidades de enfriamiento o en los ciclos térmicos aplicables.
La fabricación de aceros de alta resistencia mecánica y, en especial, aquellos que
ofrecen mejor compromiso entre la resistencia y otras características como la
ductilidad, la tenacidad o la soldabilidad es una de las tendencias más firmes. Uno de
los principales impulsos proviene de la demanda de las terminales automotrices, a
efectos de reducir el peso de los automóviles contribuyendo a un menor consumo de
combustible y, por ende, a una menor contaminación. El desarrollo de la tecnología
26
de la colada continua de planchas delgadas permitirá la fabricación de productos con
espesores de 50 a 60 mm y una velocidad creciente de colada de 5 a 10 metros por
minuto. La tendencia indica que los productores de aceros planos pasen a operar con
estas técnicas. En el caso de laminado de productos largos, recientemente se
introdujo el concepto de laminación sin fin (líneas de laminación sin fin) donde se
unen las piezas en bruto por soldadura mediante el proceso de laminado. De esta
manera se eliminan tiempos muertos entre las laminaciones sucesivas.
El objetivo general es el desarrollo de nuevos productos más eficientes para su
aplicación en condiciones críticas (resistencia al fuego, a la corrosión, a movimientos
sísmicos, a colisiones, etc.). Se pretende aportar soluciones en campos en los que
tradicionalmente existe una fuerte competencia con otros materiales, pero en los que
el acero puede aportar un valor añadido en términos de diseño, menor costo, menor
peso, facilidad de reciclado, etc. Para mejorar estas propiedades a unos costos
competitivos en el mercado, es necesario avanzar en los siguientes aspectos:
Nuevos grados de acero para aplicaciones específicas.
Nuevos tratamientos-recubrimientos. Es decir:
o Técnicas de laminación específicas para controlar mejor las
propiedades finales.
o Tratamientos posteriores y recubrimientos especiales que mejoren una
propiedad concreta (corrosión, resistencia a altas temperaturas, etc.).
Desarrollo de nuevos productos mixtos de peso reducido (materiales metálicos
o no metálicos) de base acero para conseguir propiedades específicas. Estas
combinaciones pueden presentarse en formas diversas.
El ejemplo más claro de este tipo de aplicaciones es el sector de la construcción y el
transporte.
27
Por otro lado, los nuevos conceptos tecnológicos, cuyo objetivo es obtener un mayor
control de la calidad superficial del producto siderúrgico y evitar la formación de
óxidos a lo largo de las etapas de procesamiento, tanto en caliente como en frío,
podrían conducir a la eliminación del proceso de decapado, lo que comportaría
evidentes beneficios en términos de costos de producción, productividad e impacto
medioambiental. El objetivo final será lograr la plena integración de los procesos en
caliente y en frío y favorecer el desarrollo de una ruta de producción más corta y
directa, desde la fase de colada hasta las líneas de acabado. Bajo esta lógica,
también se destaca un sendero tecnológico tendiente a flexibilizar las líneas de
producción. Se busca desarrollar nuevas líneas de acabado de carácter
multifuncional, para conseguir un amplio rango de calidades con características
finales estables dentro de unos márgenes prefijados. Se trata de ampliar la mezcla de
productos (product mix) a procesar en una misma línea, o incluso reducir sus
dimensiones de forma significativa. La posibilidad de dirigir la producción de acero (o
de hierro de bajo contenido de carbono) mediante el uso de un sólo reactor para
llevar a cabo la reducción en fase líquida (fundición de baño) y el refinado posterior
(convertidor), representaría una innovación radical para la industria del acero. Ya
existen tres versiones tecnológicas testeadas en escala piloto.
Como representantes de la ruta tecnológica más importante de procesos semi-
integrados de acero, los hornos de arco eléctrico operan con la mayor parte de la
carga en el estado sólido (chatarra, arrabio, DRI y HBI). Tales hornos son
extremadamente versátiles con respecto a la carga, y permiten un funcionamiento
intermitente y rápidos cambios de producción. Las innovaciones tecnológicas han
resultado en una mejora significativa de los parámetros de funcionamiento de los
hornos a arco eléctrico, no sólo en términos de eficiencia de energía y tiempo de
funcionamiento, sino también en relación a la mejora de la calidad del producto.
Por su parte, en la industria de aluminio se esperan continuos desarrollos tanto en el
área de obtención del producto primario como en los sectores de semielaborados y
elaborados. En cuanto al primer eslabón de la cadena, las nuevas tecnologías
permitirán importantes progresos en el uso eficiente de la energía, disminución en las
emisiones y utilización de metales reciclados. Actualmente, existen programas
específicos avanzados en materia de diseño de las celdas para el proceso de
28
obtención de aluminio Hall-Héroult que prometen reducir el consumo de energía
hasta un 20% y disminuir significativamente las emisiones de tetrafluormetano y de
dióxido de carbono. También, se está avanzando con éxito en nuevos procesos, en la
etapa de calcinación del proceso Bayer, que podrían reducir la energía empleada para
la obtención de aluminio en un 17%. Finalmente, también se darán avances
importantes en lo que hace a recubrimiento de las celdas Hall-Héroult con el
implemento de procesos que conviertan a las mismas en desechos no tóxicos y
reutilizables. Incluso, no se descarta la posibilidad en un futuro cercano de utilizar un
proceso Bayer en seco, que permitiría la extracción de A1203 sin residuos de bauxita.
Con respecto a la etapa de productos semielaborados y elaborados, la tendencia
indica la preferencia de instalaciones flexibles y altamente versátiles capaces de
producir productos en pequeños volúmenes para satisfacer las necesidades
particulares de los clientes. Estas mini-acerías de aluminio estarán basadas en
tecnologías de fundición continua, cuyo potencial requerirá una mejor comprensión
de la relación entre los procesos variables y microestructuras de los procesos
existentes, sumado al desarrollo de sensores y sistemas de control específicos. Los
nuevos procesos en matricería y fundición de precisión reducen la necesidad de
energía en la fabricación e incrementa el porcentaje de material del producto final,
ayudando a la creación de nuevas aplicaciones de materiales de aluminio en los
próximos años. Ejemplos de potenciales procesos comprenden el forjado semi-
sólido, fundido en spray y una variedad de técnicas de fundición nodular.
En un futuro más lejano, los procesos de fabricación basados en la deposición de
gotas de aluminio fundido permitirán ofrecer la posibilidad de introducir en el
mercado nuevos productos con el mejoramiento de las propiedades de los procesos
actuales basados en el polvo. Estos procesos depositan gotas uniformes de un
sustrato, creando productos microestructurados, de alta densidad. Además, los
procesos de deposición de vapor presentan la posibilidad de mejorar ampliamente
las microestructuras, debido a que provee altos índices de enfriamiento.
Otras líneas de trabajo, con resultados muy prometedores a mediano y largo plazo,
están relacionadas con las fases de fundición, extrusión y moldeo de metales en
estado semisólido, conocido con el nombre de “thixoforging”. Actualmente, se han
realizado pruebas a pequeña escala y pueden adquirir popularidad a medida que
29
mejoren los procesos de control y se incrementen las necesidades de componentes
de fundición de precisión. Entre los beneficios a destacar se encuentran una duración
mayor de los moldes debido a la menor temperatura del proceso (la vida útil se
incrementa en un 20%) y se elimina la emisión de gases nocivos para el trabajador y
el medio ambiente, al no realizarse el proceso de fusión total. También es factible el
proceso de moldeado directo de aluminio en polvo, ya que minimiza la necesidad de
maquinarias y optimiza la recuperación de la mayoría de los costosos insumos que se
utilizan. Por último, algunos especialistas del sector prevén una industria de aluminio
“sin lingotes” en la que metales aleados moldeados son utilizados para hacer
directamente bienes fabricados con la tecnología de fundición de precisión.
Todos estos procesos no sólo tienden a reducir los requerimientos de energía, sino
que también disminuyen fuertemente las emisiones por medio de la transformación
directa de los metales líquidos en un producto final elaborado o semielaborado.
2.2. Capacidades nacionales y limitantes para la adopción de las
tecnologías del futuro
En la Argentina, muchos de los desarrollos en siderurgia y aluminio corresponden a la
órbita privada, ya sea a través de los departamentos de I+D de las empresas o,
directamente, a partir de la internalización de tecnologías desarrolladas por el grupo
multinacional al que pertenecen. Sin embargo, también es reconocido el rol del
Estado en lo que respecta a la investigación en nanotecnología, nuevos materiales,
electrónica y TIC. Cualquiera sea el caso, es evidente que existen capacidades para
adoptar las nuevas tecnologías que se avizoran como claves, tanto desde los
esfuerzos de índole empresaria como a través de la articulación público-privada. El
alto nivel tecnológico de las empresas del sector permite inferir que su
aprovechamiento avanzará en línea con la dinámica internacional. En el plano local,
también las innovaciones apuntan a incrementar los niveles de productividad y
calidad de productos y procesos, atendiendo a una mayor eficiencia energética, de
aprovechamiento de materiales y una reducción del impacto ambiental.
30
Según manifiestan, la mayoría de las empresas hoy día disponen de conocimientos y
tecnologías no volcadas a la producción en todas estas áreas, principalmente en
siderurgia. Su adopción e implementación sería gradual, en la medida que los
mercados lo vayan exigiendo, o allí donde su aplicación signifique una ventaja
competitiva. Por ejemplo, varias de las inversiones que se vienen realizando en el
sector de aceros planos están orientadas a la producción de chapas de mayor calidad
y terminación, exigidas por la industria automotriz principalmente y de acuerdo a las
tendencias que se mencionaban en el apartado anterior. También se están haciendo
desarrollos alineados con el aprovechamiento de gases y “desechos” que surgen de
los procesos productivos, ya sea para reducir el impacto ambiental, como para
generar un uso económico de los mismos, transformándolos en “co-productos”. En
estructuras tubulares, nuestro país se ubica a la vanguardia de la marcha tecnológica,
de acuerdo a las exigencias que derivan del sector de hidrocarburos en general.
El caso más emblemático al respecto es Siderca, del Grupo Techint, que posee un
acuerdo con El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
que les permite trabajar articuladamente. Si bien son varios los desarrollos
alcanzados hasta el momento, la mayoría de ellos se relaciona con obtener
especificidades de aceros en términos de moldeabilidad y resistencia y tratamientos
superficiales como, por ejemplo, repelentes al agua y la humedad. Incluso ya existen
innovaciones patentadas, como lubricantes para la unión de tubos sin costura que no
tienen filtraciones, no se desgastan ni tampoco generan “goteos” que puedan afectar
el medio ambiente (por ejemplo, para transporte subacuático por tuberías). El grupo
Techint también participó en la creación del Centro Interdisciplinario de Nanociencia y
Nanotecnología (CINN), con el objetivo es crear un ámbito académico y de aplicación
en estos campos. Ya se han obtenido desarrollos en superficies nanoestructuradas,
sensores y membranas para nanofiltración.
En el plano de la interacción entre el sector público y las instituciones públicas del
sistema científico-tecnológico, las principales sinergias se advierten en los siguientes
campos:
Producción de aceros con propiedades específicas tipo “dual phase”, entre
otras.
31
Nuevos tratamientos superficiales y aleaciones de acero, incluyendo algunos
biomateriales para ciertas aplicaciones (nanotecnología).
TIC de última generación para procesos de fundición, forja y mecanizado en
general.
Microelectrónica aplicada a sistemas de producción, control de calidad y
cuidado del medio-ambiente.
En el caso de aceros no planos, donde el principal exponente local es Acindar, su
pertenencia al Grupo Arcelor Mittal sugiere que su capacidad de acceso a las últimas
tecnologías de producción podría ser relativamente sencilla. Dicho grupo constituye
la principal empresa siderúrgica del mundo y su liderazgo no sólo es
económico/comercial sino también tecnológico, ya que cuenta con más de 1.300
investigadores en todo el mundo trabajando a tiempo completo. En 2011 el grupo
invirtió más de US$ 300 millones en I+D. Si bien estos esfuerzos se concentran en
Europa y Norteamérica, cabría esperar que la acería que opera en nuestro país no
quede ajena a la dinámica tecno-productiva del Grupo a nivel internacional. No
obstante, es sabido que este tipo de transferencia tecnológica, en la práctica,
redunda en escasos activos para la I+D con una lógica localizada y endógena. Algo
similar podría suceder con el Grupo Sipar Gerdau y AcerBrag, cuyas dimensiones son
sensiblemente menores. Por su parte, Aceros Zapla (cuya diferenciación de producto
radicaría en ser un potencial proveedor local de aleaciones especiales) constituye un
caso particular, que no puede ser analizado en un plano estrictamente equiparable al
del resto de las siderúrgicas que se mencionaron, dado que no pertenece a ningún
grupo internacional y la gestión de la empresa no está asociada a una trayectoria
semejante en el rubro8.
8 Luego de llegar a la quiebra hacia fines de los años 90´, el empresario Sergio Tasselli adquirió la
empresa al Citibank, asumiendo la deuda que existía. Cabe destacar que el grupo inversor no se había
conformado a partir de la actividad productiva siderúrgica y que su experiencia previa estaba vinculada a
los procesos de privatización del ferrocarril y las restructuraciones empresarias de la Convertibilidad,
siendo escasos o casi inexistentes los conocimientos en el rubro analizado.
32
Es decir, las capacidades tecnológicas relevantes de la industria siderúrgica local
están claramente definidas por dos grupos: el primero está conformado por las
empresas vinculadas al capital extranjero, cuya dinámica se advierte sumamente
dependiente de las decisiones corporativas y la adopción de las innovaciones
mundiales podrían ser internalizadas “de afuera hacia dentro”. El segundo lo
conforma esencialmente el Grupo Techint que, si bien también conforma una
corporación multinacional, evidencia un mayor arraigo local y capacidades de
innovación e I+D propias, con alto impacto sobre el sistema nacional de innovación.
Al respecto, Tenaris Siderca (tubos) en particular se destaca sobre el resto de las
empresas del Grupo, donde la dinámica innovadora es menos destacable. De todos
modos, también en estos casos la capacidad de internalizar innovaciones y
tecnologías desarrolladas en el exterior es elevada.
Cualquiera sea el caso, con las diferencias lógicas que derivan de ambos grupos,
podría afirmarse que el sector cuenta con los “resortes” necesarios para operar
cercanamente a la frontera internacional. Obviamente, esto requerirá que los nuevos
desarrollos tecnológicos que vayan marcando el ritmo de la industria a nivel mundial
sean lo suficientemente asimilables, o que sus condiciones de acceso no sean
“prohibitivas”, lo cual profundizaría el proceso de concentración de las últimas
décadas. Sin embargo, no está del todo claro que éste sea el escenario internacional
“natural” para las innovaciones que se esperan. Según la opinión de algunos
referentes del sector, los segmentos de menor valor agregado probablemente
enfrenten una mayor competencia, que podría derivar en una nueva ola de
adquisiciones y fusiones. Pero tampoco se descarta lo contrario, dependiendo de
cual sea el impacto de los cambios tecnológicos.
Bajo estas consideraciones, las principales limitantes se vinculan con las economías
de escala. En Argentina el consumo de acero per cápita es relativamente bajo y no
difiere demasiado de lo que se consumía hace 30 años atrás. Se estima que dicho
consumo gira en torno a los 135 kg/persona, mientras que en Estados Unidos es
superior a los 360 kg, en China es cercano a los 500 kg, Italia unos 600 kg y en Corea
del Sur es superior a 1.000 kg. De todos modos, en Sudamérica el consumo de la
Argentina no difiere del promedio, es levemente inferior al de Brasil y es superado
por Chile, que consume entre 20-30 kg más por persona. Estas diferencias se deben
33
a diversos factores, como el grado de avance de la industrialización y su perfil, la
dinámica de la inversión en construcción y la realización de grandes obras de
infraestructura. No obstante ello, nuestro país se ubica en el puesto 28º entre los
principales productores de acero a nivel mundial. Esto también se manifiesta en que
por cada 100 kg que se consumen de acero en el país, sólo 15 kg son importados.
Asimismo, el fuerte proceso de concentración del capital de la actividad en las
últimas décadas, plantea un escenario donde las principales acerías, cualquiera sea la
tecnología utilizada, se ubiquen en los principales centros de consumo y donde existe
abundante disponibilidad de los principales insumos de producción: mineral de hierro
y energía. A nivel regional, diversos referentes del sector señalan que Brasil será el
espacio donde confluyan las inversiones más relevantes para la producción de acero,
algo que ya se evidencia en los últimos años. Esto no significa que en Argentina no
exista la posibilidad técnico-económica de montar nuevas acerías, pero su
justificación dependerá considerablemente del consumo de acero. En este marco, los
mayores márgenes de expansión de la actividad en nuestro país podrían estar más
asociados a las etapas de laminación y posterior uso o transformación de los
productos semi-elaborados, donde se concentra buena parte de las innovaciones
incrementales que se esperan en los próximos años.
Se estima que en aceros planos la escala de producción mínima es cercana a 1-1,5
millones de toneladas al año y la inversión requerida es superior a los US$ 1.300
millones. Esto significaría aumentar entre un 50-60% la producción local. En
laminados no planos, las escalas mínimas requeridas son casi la mitad pero montar
una nueva planta implicaría inversiones por más de US$ 500 millones y un aumento
de la producción en torno al 30%. Es por ello que en el corto/mediano plazo las
inversiones tenderán a mejorar calidades de producción y a la búsqueda de nuevos
nichos de producto que podrían permitir mayores ratios de rentabilidad y requieren
menos escalas de producción. En aceros básicos, los principales bienes no
producidos en el país no superan las 100 mil toneladas de importación en los años de
mayor actividad y sólo unos pocos alcanzan las 150-170 mil toneladas, lo cual reduce
ampliamente el margen para completar la gama de productos básicos y semi-
elaborados con producción local. Sin embargo, de no internalizarse las tecnologías
del futuro, estos montos podrían incrementarse notablemente. En lo relativo a las
34
escalas del mercado argentino, el caso del aluminio es aún más elocuente, ya que la
mayor parte de la producción local se destina a la exportación.
En tanto el conjunto de empresas que conforman el complejo siderúrgico y de
aluminio no difieren demasiado de las mejores prácticas internacionales, la cuestión
técnica o de normas de calidad no se advierten como una limitante. Asimismo, las
tecnologías de producción incorporadas en altos hornos, convertidores, laminadores
y equipos utilizados para la producción de aceros son de libre acceso y no existen
patentes o licencias para su uso. Las principales empresas desarrolladoras y
fabricantes de estas tecnologías son europeas (Alemania, Italia) y tendieron a
desplazar a las norteamericanas, aunque en los últimos años también han ganado
terreno algunos fabricantes asiáticos (principalmente Japón, China y Corea del Sur).
Se trata de un rubro que, sin estar concentrado en unos pocos actores, está bastante
acotado a los principales referentes y la fabricación suele tener un perfil “a medida”
de cada inversión. En los próximos años se espera que esta conformación del
mercado no se modifique sustancialmente.
Finalmente, la disponibilidad de recursos humanos para avanzar sobre estas
trayectorias tecnológicas tampoco parecieran conformar una restricción. En línea con
lo señalado previamente, buena parte de la oferta de empleos especializados y
altamente calificados encuentra en el complejo siderúrgico un espacio favorable al
desarrollo de sus carreras laborales y de ser bien remunerados. A su vez, las
innovaciones de proceso apuntarán a una automatización casi total de las plantas
siderúrgicas, lo cual reducirá notablemente la demanda unitaria de mano de obra. Sin
embargo, este sendero evolutivo podría significar cierta migración de la intensidad
laboral hacia las actividades de I+D, donde actualmente el Estado tiene una
presencia mayoritaria (sólo el Grupo Techint cuenta con equipos propios). En este
sentido, es evidente que las “escalas” de los equipos de ingenieros e investigadores
en áreas de nanotecnología, energía y demás áreas son menores en Argentina que en
otras áreas relevantes a nivel sectorial, incluyendo a Brasil. Esto plantea la necesidad
de trabajar fuertemente y en forma articulada con el sector privado, concentrando los
esfuerzos en determinadas líneas de innovación que se consideren más viables para
la industria local y favoreciendo la realización de esfuerzos locales por parte de
empresas que son filiales de grupos extranjeros.
35
2.3. Breves referencias sobre el sistema científico y tecnológico nacional y
su relación con las empresas
A nivel mundial, muchos de los desarrollos tecnológicos “de frontera” en la siderurgia
corresponden a la órbita privada, a partir de aplicaciones que emergen de los
departamentos de I+D+i de las empresas, más allá de los conocimientos científicos
generales que elaboran instituciones comúnmente estatales y que suelen constituir
las bases de dichos desarrollos. En Argentina, el único caso que puede destacarse
bajo este “formato” es el Grupo Techint y, en particular, el de Siderca. El resto, opera
en función de sus casas matrices y de la disponibilidad general de tecnologías de
producción implícitas en maquinarias y equipos, en TIC, etc. A su vez, buena parte del
aprovechamiento de conocimientos y tecnologías ya disponibles dependerá de la
dinámica que adquieran los usuarios, así como de nuevos requerimientos de
eficiencia energética y cuidado del medioambiente. Los sectores de petróleo y gas,
metalmecánica y automotriz serán “puntas de lanza” para impulsar este proceso, el
cual deberá estar acompañado de importantes esfuerzos en el diseño y certificación
de normas técnicas, así como el fortalecimiento institucional de laboratorios y
centros tecnológicos.
Por lo tanto, las instituciones del sistema científico y tecnológico nacional deberían
proyectarse en un doble sentido. Por un lado, complementando las acciones de
investigación que ya vienen realizando las empresas siderúrgicas y, por otro,
articulando estos desarrollos “aguas arriba” de la cadena, difundiendo los mismos
hacia aplicaciones en la industria metalmecánica, automotriz, construcción,
infraestructura, etc., donde muchas veces suelen prevalecer pequeñas y medianas
empresas con menor capacidad tecnológica; o bien, el propio Estado, cuyo poder de
compra podría impulsar determinados senderos tecnológicos. Asimismo, sería
sumamente positivo que la mayor parte de las empresas del sector establezca algún
vínculo con dichas instituciones, ya que esto podría favorecer y potenciar el flujo de
información y la internalización de innovaciones desarrolladas por sus casas matrices
o mundialmente, en general.
El sector público cuenta con distintos organismos que ya vienen trabajando en
algunos de estos temas (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
36
en general, Fundación Argentina de Nanotecnología, INTI, Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires, de Ciencias Exactas, CONICET, etc.). En efecto,
referentes sectoriales de la siderurgia consideran que el trabajo que realizan en
conjunto estos organismos es muy positivo, lo cual podría sugerir que no se
identifican áreas de vacancia relevantes en líneas de investigación con impacto
productivo. Se señala que los “grandes trazos” del avance tecnológico están siendo
desarrollados por el sistema científico-tecnológico nacional y que las acciones
privadas suelen encontrar en sus iniciativas algún grado de apoyo por parte de las
entidades públicas que lo conforman.
Por otro lado, se advierte la necesidad de profundizar los lazos con instituciones
tecnológicas como el Instituto Argentino del Acero (IAS), una de las instituciones
privadas más activas, a efectos de favorecer resultados sinérgicos de mayor alcance.
En el ámbito del IAS se han realizado importantes estudios/desarrollos de I+D, entre
los cuales podemos mencionar los siguientes:
Sector Laminación:
Propiedades de la deformación en caliente de aceros para la fabricación de
tubos.
Determinación del hidrógeno atrapado en aceros mediante la técnica de
decoración con plata y su influencia sobre las propiedades mecánicas.
Revisión de las propiedades mecánicas de un acero laminado en caliente
microaleado al vanadio.
Obtención de diagramas límite de conformado de diversos materiales utilizados
en la industria automotriz y análisis de deformaciones en piezas estampadas.
Influencia de la microestructura de aceros bajo carbono.
Evaluación del comportamiento al embutido sobre agujeros (hole expansion) en
chapas de aceros de alta resistencia.
37
Estudio de ductilidad y resistencia a la deformación en caliente de diferentes
aceros utilizados para barras de bombeo.
Estudio de centros metálicos de bobinas en limpieza electrolítica para evitar
problemas de colapsos localizados. Influencia de las variables del proceso de
soldadura de bobinas laminadas en frío sobre el desempeño mecánico de las
uniones producidas.
Comparación metalúrgica, tribológica y mecánica de aceros templables
utilizados en el mercado agrícola.
Sector refractarios:
Mecanismos de degradación de hormigones refractarios aluminosos para
reparación en caliente del frente de piquera de alto horno.
Evaluación de los mecanismos de oxidación en ladrillos de MgO –C de línea de
escoria de cuchara.
Bloques electro fundidos para solera: caracterización y estudio y post mortem.
Resistencia al choque térmico de hormigones silicoaluminosos con / sin agujas
metálicas para puertas de coquería.
Evaluación de los diferentes mecanismos de ataque de ladrillos Al2O3-SiC-C
utilizados en vagones termos.
Evaluación de la resistencia a la corrosión de diferentes hormigones utilizados
como revestimiento de seguridad en cucharas de acero.
Caracterización de hormigones refractarios para canales de escoria de Alto
Horno.
38
Evaluación de la resistencia a la corrosión de masas proyectables para
repartidores.
Evaluación de la resistencia en atmósfera de monóxido de carbono de
materiales refractarios utilizados en alto horno.
Caracterización comparativa de masas tapa piquera.
Estudio de los mecanismos de adherencia entre escoria y refractarios mediante
ensayos de inmersión.
Estudio de hormigones de alúmina-cromo para bóvedas de hornos eléctricos de
arco.
Desarrollo de un modelo del sistema Fe-Mg-Si-O y aplicación a la interacción
entre el acero líquido y el revestimiento del repartidor.
Sector Acería:
Desarrollo de un equipo para medición de conductividad térmica en polvos
coladores fundido.
Estudio post mortem de una placa lateral de molde de colada continua.
Estudio sobre el origen de macroinclusiones en repartidor de Ternium Siderar.
Sector Modelos de Simulación:
Simulación por medio de modelización física y matemática para realizar mejoras en
las condiciones fluido dinámicas de los siguientes recipientes siderúrgicos:
Modelo de flujo en crisol y canal de alto horno, de soplo en convertidor al
oxígeno y de agitado y vaciado de cuchara de acero.
39
Modelo de repartidor de colada continua para situaciones estacionarias y no
estacionarias.
Modelo de sistema buza molde para diferentes condiciones de ancho y
velocidad.
Puesta en línea de modelo numérico para tracking térmico de cuchara de acero.
Estudio de permeabilidad de medios porosos y el comportamiento de gases en
alto horno.
Estudios de reología de polvos para ver fluidez de cales fluidizadas de
desulfuración de arrabio.
Todas estas “producciones” tecnológicas representan conocimientos que ya se están
aplicando o constituyen una base considerable para proyectar el desarrollo sectorial.
Por su parte, el INTI (especialmente en su división de mecánica) y los distintos
organismos vinculados con la nanotecnología, las TIC y las ciencias exactas en
general (por ejemplo, hay desarrollos matemáticos realizados en conjunto entre el
CINI de Techint y el Instituto del Cálculo, de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la UBA) evidencian una “masa crítica” no desdeñable para articular
esfuerzos en el sentido mencionado. El objetivo central debería ser que el
desempeño de las empresas del sector, frente al escenario internacional que se
avizora, incorpore el máximo componente posible de actividades tecnológicas de
índole local, endógena. Esto debería trabajarse sobre un vector específico,
intrasectorial, y otro más general, que se proyecte sobre los encadenamientos “hacia
delante” de la cadena de valor; es decir, los usuarios de productos básicos de metal.
De lo contrario, la conformación productiva del complejo tenderá a operar cada vez
más como “enclave” dentro de la estructura productiva de la Argentina; en tanto y en
cuanto su capacidad de internalizar las tecnologías del futuro, de algún modo u otro,
podría considerarse “asegurada”, por los motivos expuestos en apartados anteriores.
40
2.4. Impacto de las principales políticas económicas sobre el sector
El complejo siderúrgico y de no ferrosos constituye una actividad capital intensiva,
donde las inversiones en tecnologías “duras” involucran maquinarias y equipos
mayormente importados. Los requerimientos de mano de obra suelen representar no
más del 3-5% de los costos medios de producción, aunque los salarios son elevados
y el sesgo hacia altas calificaciones es destacable. Por otro lado, los principales
insumos que explican la evolución de los costos de producción son la energía (gas y
electricidad), el carbón mineral (para altos hornos) y el mineral de hierro, entre otros
que se utilizan en los procesos de aceración. En aluminio, el mineral utilizado es la
bauxita, que, por tratarse de un recurso muy abundante a nivel mundial, su precio
relativo tiende a ser bajo. Dados los actuales niveles de producción, las reservas
conocidas de bauxita durarán por cientos de años. En este caso, el factor más crítico
es la energía. Más del 50% de la producción mundial de aluminio se realiza utilizando
energía hidroeléctrica renovable.
Por otro lado, cabe destacar el acceso a la chatarra para los procesos de reducción
directa en acero y también en aluminio, que tiene un 100% de potencial de reciclado.
A excepción de la energía y buena parte de la chatarra, el resto de los insumos suele
ser importado y se trata de mercados donde el precio internacional puede
considerarse “transparente”; es decir, la mayoría de las plantas a nivel mundial los
adquieren a precios similares9. El nivel de concentración del mercado interno es
elevado, ya que cada una de las empresas del complejo constituye un cuasi-
monopolio en el rubro donde se especializa (Siderar en planos, Acindar en no planos,
Siderca en tubos y Aluar en aluminio).
Esta descripción general permitiría perfilar ciertas relaciones entre la política
cambiaria y el desempeño del sector. En principio, un tipo de cambio real
considerado “bajo” facilitaría el acceso a las tecnologías de producción implícitas en
maquinarias y equipos y, como la mayoría de las empresas (excepto Siderca y Aluar)
destinan sus ventas al mercado interno, la ecuación de ventas, costos y utilidades
tendería en torno a los precios internacionales. A su vez, como la incidencia de la
9 La mayoría de las empresas manifiestan que, al menos regionalmente, estos insumos tienen un precio
relativamente homogéneo. Lo mismo sucedería en otras regiones o zonas económicas.
41
mano de obra es baja, esto no afectaría sustancialmente a su “competitividad”. Por
otro lado, la protección arancelaria tiende a ubicarse por encima del 6% y tiende al
12% en semielaborados planos y no planos, sea de acero o aluminio, lo cual podría
“corregir” cualquier factor de desventaja frente a la competencia importada que,
como se mencionó previamente, representa una parte menor del mercado y se
concentra en aquellos productos donde no existe fabricación nacional. En productos
como tubos, donde la Argentina tiene una fuerte salida exportadora, la protección
arancelaria es mayor y tiende al doble. Incluso en semielaborados no producidos en
el país (inoxidables, perfilería pesada, aleaciones especiales, chapa al silicio, etc.) los
aranceles suelen ser bastante altos, con “picos” del 15%.
Bajo esta lógica, una devaluación real de cierta envergadura10 respecto a un tipo de
cambio “de equilibrio teórico” tendría como correlato un aumento de la rentabilidad
de las empresas del sector, así como una mejora en la competitividad-precio de las
exportaciones. Sin embargo, deben tenerse en cuenta los efectos sobre toda la
cadena de valor, ya que un tipo de cambio considerado “bajo” podría afectar los
niveles de actividad de buena parte de los sectores “aguas arriba”, limitando su
capacidad de expansión (fundamentalmente en aquellos donde la incidencia de la
mano de obra es elevada, como en la industria metalmecánica y de bienes de
capital). Indirectamente, esto podría verse amplificado si los procesos de inversión de
la economía también se ven afectados bajo dicho esquema cambiario, incluyendo a
un sector no transable como la construcción, cuyo dinamismo también se vincula con
los niveles de demanda, empleo y salario.
Por su parte, la industria automotriz (uno de los destinos principales de los productos
siderúrgicos) también presenta algún grado relevante de dependencia del tipo de
cambio, ya que en los últimos años ha tendido a estructurarse en torno a una fuerte
actividad exportadora, principalmente hacia Brasil. No se trata de una actividad mano
de obra intensiva, pero en la relación de cambio bilateral se define una porción
importante de la producción, la demanda interna esta influenciada por los niveles de
empleo y poder adquisitivo (que para que sean altos debe existir un tipo de cambio
“de pleno empleo”) y, en bastante menor grado, impacta sobre la integración local de
10 Es decir, que no se traslade rápidamente a precios y salarios de manera más o menos uniforme en
toda la economía.
42
partes y piezas. En consecuencia, el complejo siderúrgico y de no ferrosos no podría
ubicarse entre aquellos más sensibles a los niveles de tipo de cambio, pero tampoco
deben descuidarse los factores mencionados previamente.
Un aspecto crucial en la obtención de un equilibrio sustentable a lo largo de la cadena
de valor se vincula con la política energética que ha predominado en estos años. En
términos comparativos, el precio de los insumos energéticos en moneda extranjera
se comportó –en términos generales- por debajo de los de la región y, en general, de
los precios internacionales. Esto ha conferido una ventaja en los costos operativos de
las empresas, más allá de que a nivel nacional las tarifas abonadas por el complejo no
son de las más bajas (fundamentalmente si se comparan con las del consumo
domiciliario). En los últimos años, la creciente escasez de la oferta de gas,
fundamentalmente, ha derivado en diversas modificaciones sobre la ecuación de
tarifas para el sector, resultando en una curva ascendente. Sin embargo, diversas
fuentes indican que, aún así, sigue existiendo un costo menor al internacional,
aunque desde el sector privado algunos tienden a relativizarlo bajo el actual contexto
económico. La ausencia de información accesible y la multiplicidad de tarifas y
modalidades de suministro no permiten hacer un diagnóstico preciso al respecto en
el presente trabajo. De todos modos, es importante dejar constancia de la relevancia
de esta variable, cuyo impacto no puede ser soslayado al momento de “arbitrar” una
política económica integral, que abarque tanto a los fabricantes de productos básicos
y semielaborados como a los usuarios11.
Por otro lado, las empresas que hacen uso de la chatarra (desechos de metales
diversos) en sus procesos productivos gozan de la prohibición de la exportación,
mientras que hasta hace un tiempo pagaban una retención en torno al 40%. Sin
embargo, el alto precio que se paga a nivel internacional impuso la necesidad de
cerrar la posibilidad de exportación. A nivel intra-regional, donde la principal
competencia está radicada en Brasil, actualmente la chatarra tiende a ser más barata
en nuestro país, aunque pueden existir oscilaciones en función de políticas o
incentivos específicos que otorga el Gobierno Nacional y/o los Estaduales. En el resto
11 Al respecto, el caso de a Aluar debe ser analizado en forma separada en tanto posee más del 60% de
las acciones de Hidroeléctrica Futaleufú S.A., la represa que -además de abastecer a la propia fábrica-
provee a buena parte del mercado eléctrico mayorista de Chubut.
43
de la cadena de producción de productos siderúrgicos o de aluminio, el esquema de
derechos de exportación no es muy distinto al del resto de los sectores industriales,
donde el nivel de los mismos es similar o levemente inferior al de los reintegros.
Cabe destacar que, en general, la política de retenciones a las exportaciones en estos
rubros no constituye un instrumento tan relevante como en otros rubros de materias
primas y productos básicos (por ejemplo, cereales y oleaginosas), dado que es una
porción menor la que se exporta y el precio internacional muchas veces es inferior al
que se produce localmente.
Sin embargo, en el caso de Siderca, ya que la salida exportadora del sector de tubos
es importante, existen instrumentos de impacto que no sólo se acotan a la ecuación
de derechos y reintegros de exportación, sino también a las negociaciones
internacionales en general (apoyo institucional para el acceso a mercados protegidos
por normas técnicas y para-arancelarias, acuerdos comerciales, etc.). Asimismo, al
ser parte del Grupo Techint, cuyas inversiones trascienden la frontera local, también
son relevantes las decisiones públicas en este ámbito vinculadas con el tratamiento
de la inversión extranjera directa en otros países y a nivel del Mercosur.
Finalmente, el complejo siderúrgico y de no ferrosos es bastante sensible a las
políticas de infraestructura e inversión pública. Más allá de las inversiones vinculadas
con la construcción de viviendas, el desarrollo de infraestructura energética, en
transporte, y vialidad, entre otros, requiere diversas demandas de productos básicos
de metal donde el Estado (en sus distintos niveles) suele licitar/articular las obras bajo
determinados criterios. En este sentido, la intensidad (niveles de gasto) y la forma
(ingeniería financiera de los proyectos, requisitos técnicos y de contenido nacional,
tipos de licitación, esquemas fiscales y tributarios, etc.) que asuman las políticas en
estas áreas impactan de manera sustancial sobre los niveles de actividad, la
rentabilidad y la inversión de las empresas del complejo.
44
3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA DE
INVESTIGACIÓN, DESARROLLO E INNOVACIÓN
Existe cierto consenso entre las empresas, integrantes de cámaras afines,
instituciones y referentes del sector acerca del conjunto de factores que podrían
definir las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas del complejo
siderúrgico y de no ferrosos, incluyendo la base científica y tecnológica con que
cuentan las propias empresas. A continuación se exponen los más importantes,
muchos de las cuales también se desprenden de la propia exposición realizada en los
apartados anteriores:
Fortalezas Oportunidades
• Niveles de productividad similar e,
incluso, superior a los mejores registros
internacionales.
• Grado de actualización tecnológica y
equipamientos de última generación.
• Liderazgo tecnológico en determinados
productos (ejemplo: tubos sin costura).
• Recursos humanos calificados y tradición
local de producción.
• Rápida capacidad para ajustar los
procesos de producción, gracias al
excelente manejo de nuevas
herramientas de control de calidad, de
eficiencia energética, ambiental, de
reciclado de materiales, etc.
• Capacidad propia por parte de las
empresas para realizar tareas de diseño,
ingeniería e I+D.
• Importante red de comercialización
desarrollada.
• Presencia de instituciones tecnológicas,
de certificación de normas, entidades de
formación técnica y profesional de
• Espacios posibles para diversificar la
producción.
• Conocimientos en el desarrollo de
tecnologías líderes.
• Espacios para expandir las capacidades
productivas en las etapas de laminación
y posterior uso o transformación de los
productos semi-elaborados.
• Posibilidad de ampliar sinergias y
capacidades científico-tecnológicas
entre el sector público y privado.
• Sendero de crecimiento de la economía
argentina, con énfasis del sector
industrial.
• Políticas públicas favorables al
desarrollo de sectores industriales
claves como el automotriz,
metalmecánico, petróleo y gas.
• Perfeccionar la convergencia de actores
ligados a la producción, el conocimiento
y el gobierno en pos de construir
entornos cooperativos de uso intensivo
del conocimiento.
45
calidad internacional. • Mejor aprovechamiento de la circulación
del conocimiento a lo largo de toda la
cadena de valor siderúrgica y de no
ferrosos, fundamentalmente aguas
abajo de la misma.
Debilidades Amenazas
• Alta dependencia externa para acceder
a materias primas.
• Ausencia de producción local en
determinados segmentos de la
producción (aceros especiales, chapa
al silicio, algunos aceros no planos,
inoxidable).
• Problemática vinculada con el
abastecimiento de la energía,
fundamentalmente en lo que respecta
a gas.
• Escalas de producción reducidas y
necesidad de grandes inversiones para
expandirla
• Alto grado de utilización de la
capacidad instalada reduce potencial
de expansión en el corto plazo
• Menor tamaño relativo de las
empresas del sector respecto los
principales jugadores mundiales.
• Heterogeneidad productiva y cierto
rezago tecnológico en los eslabones
aguas abajo de la cadena (servicios
metalúrgicos de terminación, corte,
plegado, etc.).
• Consolidación de Brasil como mayor
productor regional de acero.
• Incertidumbre sobre disponibilidad y costo
de energía (gas y electricidad).
• Mayor utilización de productos sustitutos
(plástico, etc.).
• Presencia de mercados imperfectos en
insumos claves (por ejemplo, en mineral
de hierro).
• Sobreoferta de acero en el mundo por la
irrupción de China en el mercado mundial
• Escasez de recursos humanos
especializados.
• Tendencia hacia la mayor concentración
de las principales corporaciones (aunque
algunas innovaciones tecnológicas podrían
facilitar la viabilidad de unidades
productivas de menor escala)
A partir del análisis surge la necesidad de generar y coordinar un conjunto de
políticas económicas, científicas y tecnológicas sistémicas que permitan hacer frente
46
a las problemáticas, explotando al máximo las fortalezas y oportunidades que
presenta el complejo de siderurgia y metales no ferrosos.
En este marco, queda claro que el sector en Argentina, ya sea a nivel regional o
respecto las mejores prácticas a nivel mundial, no presenta diferencias significativas
en el plano de la productividad y el grado de actualización tecnológica. Tampoco se
manifiestan, en el corto plazo, demandas laborales insatisfechas porque las
empresas del sector han forjado vínculos con escuelas técnicas, universidades e
institutos de capacitación, con el fin de asegurar la disponibilidad de los mismos. No
obstante, es posible señalar que las mayores debilidades emergen a medida que se
avanza en las etapas productivas, desde la producción de acero en bruto hacia la
terminación de productos, para su uso final.
Respecto a las capacidades tecnológicas locales, muchos de los desarrollos en
siderurgia y aluminio pertenecen al ámbito privado, ya sea a partir de la internalización
de tecnologías desarrolladas por el grupo multinacional al que pertenecen, o a través
de los departamentos locales de I+D de las propias empresas. El caso más
representativo al respecto es Siderca, del Grupo Techint, con un alto impacto sobre el
sistema nacional de innovación. También es reconocido el rol del Estado en lo que
respecta a la investigación en temas de interés para el sector en el área de
nanotecnología, nuevos materiales, electrónica y TIC. Por lo tanto, es incuestionable
que coexisten capacidades para adoptar aquellas nuevas tecnologías claves que se
vislumbran, tanto desde los esfuerzos de índole empresaria como a través de la
articulación público-privada.
En este contexto, el conjunto de políticas económicas, científicas y tecnológicas,
deberían idearse en un doble sentido. Por un lado, complementando las tareas de
investigación que ya vienen efectuando las empresas siderúrgicas y, por otro,
articulando estos desarrollos “aguas arriba” de la cadena, difundiendo los mismos
hacia aplicaciones en la industria metalmecánica, automotriz, construcción,
infraestructura, etc., donde muchas veces suelen predominar pequeñas y medianas
empresas con menor capacidad tecnológica; o bien, el propio Estado, cuyo poder de
compra podría impulsar determinados senderos tecnológicos.
47
Es imprescindible, la necesidad de mejorar e incrementar los lazos con instituciones
tecnológicas privadas, como el Instituto Argentino del Acero (IAS), a efectos de
favorecer resultados sinérgicos de mayor alcance en lo que hace a competencias
tecnológicas de las firmas y de los recursos humanos.
Por otro lado, para contrarrestar la actual dependencia vinculada al desarrollo y
adopción de innovaciones de las empresas filiales del sector, sería beneficioso
impulsar a que las mismas tengan un rol más activo en materia de I+D dentro de la
propia corporación mundial, estableciendo por ejemplo, vínculos más duraderos con
instituciones de ciencia y tecnología locales. El caso más relevante es el Grupo
Arcelor Mittal, principal empresa siderúrgica del mundo, donde cabría esperar que la
acería que opera en nuestro país no quede ajena a la dinámica tecno-productiva del
Grupo a nivel internacional y realice inversiones vinculadas a la construcción de un
centro de I+D a nivel regional o bien estreche lazos con laboratorios de universidades
e instituciones de ciencia públicas. Prácticas que realiza en otros países productores
de acero como España, República Checa, Estados Unidos, Francia e incluso Brasil.
El sector público cuenta con distintos organismos que ya vienen trabajando en
algunos de estos temas (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en
general, Fundación Argentina de Nanotecnología, INTI, Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires, de Ciencias Exactas, CONICET, etc.) y aunque es
evidente que las “escalas” de los equipos de ingenieros e investigadores en estas
áreas son menores en Argentina que en otras regiones, incluido Brasil, esto no
implica más que hacer un mayor énfasis en la necesidad de trabajar fuertemente y en
forma articulada con el sector privado, concentrando los esfuerzos en aquellas líneas
de innovación que se consideren más viables para la industria local. A los esfuerzos
individuales de las empresas y grupos de investigación, hay que añadir la
construcción de entornos cooperativos de uso intensivo del conocimiento. Para ello,
es necesario mejorar los dispositivos de asignación, la difusión de la información y
ayudar a incrementar la participación de las empresas medianas y pequeñas en el
sistema de innovación nacional, en favor del desarrollo de capacidades tecnológicas
competitivas de las mismas.
48
A modo de conclusión, se puede mencionar que el fin último del abanico de medidas
a desarrollar e implementar debe contribuir a que las empresas del sector incorporen
el máximo componente posible de actividades tecnológicas de índole local. Por eso,
la necesidad de trabajar no sólo sobre un vector específico, intrasectorial, sino
también sobre otro más general, que tenga en cuenta los encadenamientos “hacia
delante” de la cadena de valor; es decir, los usuarios de productos básicos de metal.
Incluso, como se mencionó anteriormente, se requiere políticas que generen un
equilibrio sustentable a lo largo de las cadenas de valor que se encuentran vinculadas
al mismo (construcción, industria metalmecánica, automotriz, etc.).
Esto implica también garantizar un conjunto de medidas de índole económica que
conduzcan a lograr un esquema macroeconómico adecuado, cuyos pilares sean: el
desarrollo de un mercado interno sólido, la configuración de un perfil de ocupación
de alta calificación y con retribuciones altas, el aliento a la generación de nuevas
capacidades productivas, el estímulo a la generación interna de tecnología y al
elevamiento del nivel tecno-productivo de las firmas industriales. De lo contrario, la
conformación productiva del complejo siderúrgico y no ferroso tenderá a operar cada
vez más como “enclave” dentro de la estructura productiva de la Argentina cuyo
desarrollo no redundará en mejoras para el sistema nacional de innovación.
49
REFERENCIAS
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Siderúrgicos (CIS).
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Servicios Metalúrgicos (CCSM).
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Ing. Ariel Stainoh. Relaciones Institucionales de Ternium Siderar.