comprendiendo a bateson
DESCRIPTION
Este documento no es más que un simple recorrido por la obra del genial Gregory Bateson. Una mirada a sus principales reflexiones acompañada de un aporte del autor que va tejiendo desde la filosofía una red que tiende sus enlaces hacia los temas más relevantes de la filosofía, la psicología y la magia del pensamiento humano...TRANSCRIPT
CCOOMMPPRREENNDDIIEENNDDOO AA BBAATTEESSOONN……
II.. IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN..
La ciencia es, ciertamente, el tesoro mayor entre cuantos guarda la humanidad. Y sin embargo,
para precautelar la magia de la ciencia guardando el mismo tiempo la veracidad de sus postulados,
es necesario superar la rigidez con la que los círculos intelectuales tradicionales tienden a evaluar
los hallazgos y convertirlos en verdades absolutas. Esto se vuelve más importante aún dentro de
unos de los campos más fascinantes del abanico humanista como son las Neurociencias.
Será aquí, más que nunca donde se deberá buscar una epistemología evolutiva e interdisciplinaria.
Un camino de obtención de conocimientos que conjugue la mente, el cuerpo, el pensamiento y la
comunicación, de forma tal que se pueda tender un puente hacia la realidad individual de cada
sujeto. Se debe buscar, en suma, que el cuerpo humano trascienda sus límites materiales y se
coloque en el campo de la cohesión psicológica y las relaciones humanas. Desde éste punto, se
emprenderá en la tarea de analizar, desde el evolucionismo, las transformaciones que la sociedad
va sufriendo desde el comportamiento y las conductas humanas. La forma en la cual la civilización
se va esculpiendo desde la diversidad humana. Desde las dimensiones de pasión e intuición que
conforman nuestra psiquis. Desde la lucha de contrarios por la que, cada uno, va transformando
su propia vida. Orden y conflicto. Estabilidad y Cambio. Riesgo y Seguridad. El bien y el mal.
Fenómenos exclusivos a la contradictoria naturaleza humana que tienen, en el fenómeno de la
comunicación, su expresión más vibrante…
Todo esto y mucho más es lo que le regaló Bateson a la humanidad. Y sin embargo ¿Quién fue en
realidad Gregory Bateson? ¿Qué es lo que descubrió aquel genial inglés que vino al mundo un
lejano mayo de 1904? ¿Cómo logró este excéntrico antropólogo, científico social, lingüista y
cibernético; transformar para siempre los campos de la comunicación, la terapia familiar mientras
inspiraba el nacimiento de la programación neurolingüística?
Pues las respuestas a estos interrogantes habría que buscarlos a lo largo de su vida y de su obra.
Desde su más temprana adolescencia en la que su padre, el distinguido genetista William Bateson,
lo habrá puesto en contacto con la Zoología (que estudió en Londres) y la Biología (en la que se
distinguió desde muy joven en el St. John's College de Cambridge). Habrá sido esta pasión por los
misterios de la vida la que le llevó por los más insospechados rincones del mundo – Bali y Nueva
Guinea entre otros – para terminar radicándose definitivamente en los Estados Unidos desde sus
treinta y cinco años de edad. No pasaría mucho tiempo para que publicara su primer trabajo
(Comunicación: La Matriz Social de la Psiquiatría)1
En 1949, trabajó en la Langley-Porter Clinic de San Francisco como investigador en psiquiatría y
comunicaciones. En 1951 publicó junto con Jurgen Ruesch, quien estudiaba los fenómenos de
retroalimentación, el libro "Comunicación: la matriz social de la psiquiatría". De allí paso a ser
1 BATESON, G & RUESCH, J. 1951. Comunication: The Social Matrix Psyquiatry. W.W. Norton & Co. Inc. San
Francisco- United States.
profesor de antropología en la prestigiosa Universidad de Stanford, donde profundizó en sus
investigaciones sobre los procesos de comunicación, aunque realizados en un principio a nivel del
reino zoológico y a nivel de inter especies. Tan excéntrica línea de investigación le permitió, sin
embargo, desarrollar una disruptiva teoría acerca de la comunicación y el aprendizaje que lo
convirtió en una suerte de figura de culto dentro de los círculos académicos más vanguardistas. A
tal punto que sus investigaciones han sido relacionadas a las extensas teorías sobre el hipnotismo
de Milton Erickson y han servido de inspiración a Richard Bandler y John Grinder, los padres de la
Programación Neurolingüística.
En efecto, fue la genial e inédita combinación de los campos la neurolingüística, el aprendizaje
humano, y la psicolingüística; lo que permitió la construcción de un modelo experimental que,
poco a poco, iría evolucionando a lo que hoy conocemos como la Teoría Sistémica de la
Comunicación. Fabuloso descubrimiento que nos permitió reconocer la forma por la cual los
seres humanos creamos, gracias a nuestras facultades de lenguaje y creencias, nuestras propias
realidades. Aquellas imágenes que navegan en nuestro inconsciente como un mapa único y ajeno
al territorio. Aquellas realidades singulares y profundas que nos enseñan que no existen las
experiencias objetivas. Que serán las experiencias subjetivas que perciba nuestro inconsciente (y
los pensamientos o conductas que éstas inspiren) las que marcarán las condiciones de nuestras
vidas, su éxito y su bienestar.
Una forma revolucionaria de ver la psicología que, en lugar de escarbar en el pasado de los seres
humanos para explicar su presente; buscar ayudar al individuo a reconstruir su contexto
interpersonal actual para darle sentido a su conducta y coherencia a sus pensamientos. Un
concepto de sistema que manda la integridad del todo sobre las partes. Que prioriza las relaciones
interpersonales de la complejidad social sobre la soledad del individuo.
Una nueva forma que comprende la comunicación como la argamasa de las relaciones humanas y
la analiza desde las innumerables formas por las cuales influimos y somos influenciados por
nuestros semejantes. Que analiza, desde los colectivos sociales, el cómo los medios de
comunicación moldean intencionalmente la estructura social y le transmiten (a través de la
información y la decodificación que de ésta hagan las comunidades) sus valores, códigos morales,
contradicciones e incoherencias. Instancias determinantes que reflejarán, en su lenguaje, el
contexto en el que las comunidades se desarrollan y la tendencia misma de sus procesos
evolutivos.
IIII.. CCRREEAATTUURRAA YY PPLLÉÉRROOMMAA..
Y así, conforme vamos avanzando sobre estos nuevos conceptos que modifican la comprensión de
la mente humana, se va formando también en nuestro interior una pregunta con el sabor de las
viejas utopías de los magos. ¿Será posible cambiar el mundo que nos rodea desde el poder de la
mente humana? Nuestra respuesta preliminar sería que si…
Y para explicarlo a cabalidad creo que resulta útil valerse del genio gnóstico de Jung en aquella
magistral obra conocida como “Los Siete Sermones a los Muertos”2 donde el padre de los
arquetipos se interna en los oscuros senderos de los Mayas y los Hindús para surgir con dos
formas equivalentes y contrapuestas de distinguir la realidad y sus significados. Pléroma como el
mundo no viviente e indiferenciado que existe solamente en la profunda subjetividad de nuestra
mente. Creatura como el mundo viviente de distinción e información que nosotros percibimos
imperfectamente a través de nuestros limitados sentidos perceptuales.
De allí en más, serán las neurociencias aplicadas las que nos permitirán cruzar el puente que une
estas metafísicas definiciones con los principios aceptados de la neuropsicología y encontrar allí la
existencia de una serie de niveles o contextos de acción que explican las conductas humanas y sus
resultados. Partiendo siempre de la comprensión de que el cambio de la realidad comienza por la
transformación interior y de que el cambio de los resultados comienza por la modificación de los
patrones inconscientes que rigen la conducta; fue Bateson3 quien abrió el sendero y Dilts4 quien lo
completó con la estructuración de lo que hoy conocemos como los Niveles Lógicos de
Pensamiento.
Así ¿en qué consiste entonces la estructura de los niveles lógicos de pensamiento? Pues
básicamente consisten en analizar la estructura del pensamiento humano, empezando por lo más
elemental y externo de cuanto afecta nuestro comportamiento, esto es el Entorno. Estructura de
pensamiento asociada al nivel en el cual nos desenvolvemos de forma cotidiana. Es decir, el
“Donde” que le permite a nuestra mente ubicar su propio contexto socio – político y los
elementos gravitantes en el entorno inmediato como el trabajo o el hogar; el “Cuando” que es el
espacio donde nuestro pensamiento se ubica en el plano espacio – tiempo y responde a los
desafíos y realidades del mundo en el que nos ha tocado vivir; y finalmente el “Con Quien” para
referirse al contexto de las relaciones sociales de las que nuestro pensamiento se nutre y se
influencia. En suma, hacemos referencia a todo el nivel que percibimos “fuera de nosotros mismo”
y en el cual se inscriben los pensamientos que generamos como consecuencia de lo que acontece
a nuestro alrededor.
En un segundo nivel pasamos de la estructura de pensamiento generada en el entorno a aquella
que se genera a nivel de nuestro Comportamiento. Es decir, aquellas manifestaciones
observables de cuanto acontece en nuestra mente. Aquello que decidimos hacer y los motivos
subyacentes (“¿Qué estoy haciendo?” “¿Cuál es la intención positiva de aquello que hago?”) y las
acciones y reacciones que nuestros mapas mentales derivan de estos motivos. Aquí deberemos
incluir por igual aquellas acciones de manifestación externa – observable como la forma en la que
hablamos, nos relacionamos y nos movemos, transmitiendo en todas estas acciones claves y
2 JUNG, C. (1916). Septem Sermones ad Mortuos. Edición privada.
3 BATESON, G.(1972) . Steps to an Ecology of Mind: Collected Essays in Anthropology, Psychiatry, Evolution,
and Epistemology. University of Chicago Press. 4 Dilts, R.B. & DeLozier, J.A. (2000). Encyclopedia of Systemic Neurolinguistic Programming and NLP New
Coding. NLP University Press. ISBN.0970154003.
patrones que nacen de nuestros procesos de pensamiento conductual; así como también aquellas
manifestaciones internas como la calidad de los pensamientos y emociones que generamos.
Más profundo en nuestra
mente encontraremos
nuestras propias Capacidades.
Aquel nivel de pensamiento
en el que las conductas
observables se vuelven
recurrentes y se integran a
nuestra vida. Aquel donde
los comportamientos se
convierten en potencialidades
(“¿Qué puedo hacer?” ¿Qué
es lo que hago mejor?”), en
aptitudes, en destrezas, en
dominios de conocimiento, en habilidades concretas. En suma, aquel nivel donde los
pensamientos se generan desde nuestras competencias. Desde aquello en lo que soy
verdaderamente competente.
Sin embargo, deberemos saber que todos aquellos comportamientos y competencias con las que
nos defendemos en el mundo observable, tienen su origen a un nivel más profundo. Allí donde
están definidos nuestros Valores y Creencias. Aquel espacio de pensamiento en el que se plasman
las razones detrás de nuestros actos y la calidad de nuestros resultados(“¿En que creo? “¿Por qué
actúo como lo hago?” “¿ Para qué actúo?”). Esto, en términos psicológicos, es lo que llamamos
Motivos o Motivaciones. Afirmaciones personales de lo que consideramos verdadero y digno de
esfuerzo y compromiso. Será por eso que estas creencias suelen acompañarse de profundas
cargas emocionales que, transcendiendo la comprensión intelectual, nacen de las experiencias
pasadas que han formado nuestra escala de valores. Es decir, hacemos referencia a esa profunda
carga de patrones psicológicos que, desde nuestra más tierna infancia, han ido definiendo
nuestras simpatías o antipatías hacia las personas, los objetos, los conceptos, los mensajes, los
ideales, las instituciones y los modelos que el mundo nos propone.
Una vez emprendida la travesía del viajero interior y superadas las primeras etapas, será la brújula
de la mente inconsciente la que nos conduzca hacia el nivel de pensamiento asociado a la
Identidad. Es aquí donde nos espera uno de los dos mayores interrogantes del pensamiento
humano, aquel que ha dado lugar a la existencia de la filosofía y el pensamiento moderno:
“¿Quién Soy?”. O de manera más precisa: “¿Quién creo ser?”. Preguntas cuyas respuestas se
encuentran en las profundidades de la psiquis humana. Preguntas a las que intentamos
responder a través de los cientos de membretes (“soy inteligente”, “soy agresivo”, “soy
arquitecto”, “soy fumador”, “soy Andrés”, “soy padre”) que definen parcialmente aquella
autoimagen que, en realidad, solo conoceremos a través de los profundos caminos de la
meditación, la hipnosis y la formación intelectual. Etiquetas que, sin embargo, terminarán por
confundir la conducta con la identidad (“¿Soy arquitecto o me gano la vida comportándome como
arquitecto?” “¿soy una persona que fuma o soy en realidad un fumador?” “¿Me ha correspondido
en la vida cumplir la función de padre o soy un padre en esencia?”)
Aquí es donde la profunda reflexión humana debería conducirnos a comprender que nuestra
identidad no está solamente definida por quienes somos o creemos ser, sino también por lo que
no somos, lo que no creemos ser. Estamos definidos por nuestros grandes anhelos y también por
aquellos objetivos que consideramos inalcanzables. Por aquello a lo que le tenemos simpatía y
por aquello que nos resulta antipático. Nuestros valores y nuestros anti valores. Nuestras virtudes
y nuestros vicios. Innumerables factores que se mezclan y refuerzan para formar un auto
concepto subjetivo y alejado de la realidad objetiva. Ese que llamamos identidad y sobre el cual
construiremos los límites que marquen los resultados de nuestra vida y los trampolines desde los
cuales estructuremos nuestros logros.
Habíamos dicho sin embargo que son dos las preguntas que definen el pensamiento humano. La
segunda, entonces, debería ser el “¿Cuál es mi propósito?”. Reflexión que deberá llevarnos al
último y más profundo de los niveles de pensamiento. Aquel en el que nuestra mente encontrará
aquello que nos inspira. Nuestros símbolos, referentes y metáforas trascendentes. Aquellos
ideales personales que tienen su origen en nuestras ideologías políticas, las religiones y nuestras
instituciones. Aquello por lo que estamos dispuestos al sacrificio y otorga sentido a nuestras vidas.
Aquel vínculo de nuestra psiquis hacia conceptos abstractos superiores como lo divino o la
estructura del universo.
Este nivel superior de pensamiento5, al que llamaremos Sistema Transpersonal, probablemente
tenga su origen en el hecho de ser la única especie consiente de la magnitud temporal y, por tanto,
consciente de la finitud de su existencia. Ese deseo de evitar la muerte, profundamente arraigado
a nivel psicológico, se manifiesta en nuestro consciente mediante aquello que nos permitirá ser
recordados. Aquello que nos permitirá trascender a la vida finita. Aquello que Bateson definía
como el "… patrón que conecta todas las cosas juntas como un tipo de mente mayor de la que los
individuos somos un subsistema".
Será aquí donde encontraremos las Visiones y Misiones que guían las instituciones y las personas.
Y será también aquí donde podremos encontrar los efectos del sentido de trascendencia. Aquellos
que, de ser negativos, conducirán al fanatismo y la dominación política o religiosa bajo la cual se
subyugarán inclusive los códigos morales individuales. Es aquí donde encontraremos a los
déspotas y a los tiranos.
Claro que, por otro lado, si este mismo y poderoso nivel mental es utilizado de forma positiva,
podremos acceder a los grandes referentes superiores del inconsciente. Aquí hará su aparición la
figura del maestro y el héroe. Aquí se generará la autoridad última que conduce al género
5 Este ultimo nivel es, en realidad, en aporte de Robert Dilts sobre el trabajo de Bateson. Véase la referencia
en Dilts, R.B. & DeLozier, J.A. (2000). Encyclopedia of Systemic Neurolinguistic Programming and NLP New Coding. NLP University Press. ISBN.0970154003
humano al cielo o al abismo. Padres, maestros, personajes históricos reales o personajes
simbólicos nacidos de la metáfora. Todos parte de un conglomerado de referentes humanos que
nos transmiten parte de su identidad según la interpretación subjetiva que nuestra mente haga de
su mensaje.
He allí los niveles lógicos de pensamiento. El camino por el cual, ya lo diría Bateson, podremos
caminar de la Pléroma a la Creatura. He allí los niveles de identificación del pensamiento humano
que nos darán los argumentos que condicionan nuestra manera de vivir. Principios mayormente
inconscientes que fueron incorporados a nuestras mentes desde nuestra infancia y mediante
mensajes verbales y no verbales interpretados como válidos por nuestra mente. Niveles
profundos de condicionamiento que deberemos descubrir, potencializar y utilizar para mejorar la
calidad de nuestra vida y la de los demás.
IIIIII.. LLOOGGRRAANNDDOO EELL CCAAMMBBIIOO……
Hemos concluido con la enumeración de los sistemas neurológicos de cambio o aprendizaje que
Bateson identificó y ordeno. No debemos olvidar ahora, sin embargo, que lo hico con la condición
de reconocerlos como un Sistema Integral. Es decir, de reconocerlos desde el hecho de que cada
nivel influye profundamente en los demás y más aún si el efecto se produce en cascada u orden
descendente. En efecto, Bateson reconocía ampliamente la influencia de los niveles superiores
(más profundos y cercanos a la identidad) sobre los niveles interiores o conductuales. De allí que
los procesos estratégicos de formación y cambio empiecen por hacer los mayores esfuerzos sobre
los niveles superiores para alinearlos desde los sentidos más profundos del ser humano e
integrarlos como un sistema.
Así, previa realización de un diagnóstico o antecedente socio cultural del individuo (esto debido a
los profundos efectos que la cultura ejerce sobre los valores, creencias, identidades y referentes
superiores); podría ser hora de integrar los niveles lógicos. Esta integración es, precisamente, la
que logrará efectos sorprendentes en el individuo y sus resultados se clasificarán desde los tres
tipos conocidos de cambio individual o grupal, según lo detallamos a continuación:
CCAAMMBBIIOO RREEMMEEDDIIAATTIIVVOO..
Identificado en los niveles de entorno y comportamiento, se produce a niveles
relativamente bajos dentro de la estructura lógica del pensamiento. Es decir, que de
forma similar al médico que trata los síntomas observables de una enfermedad, este tipo
de intervención logra que la mente asuma con mayor efectividad las situaciones del
entorno que, sin embargo, no puede alterar. Podría, también, este tipo de cambio,
conseguir modificaciones en el comportamiento resultantes del mero cambio de patrones.
En suma, se podría trabajar sobre las manifestaciones más externas de los niveles lógicos
de pensamiento, mismas que, por no haberse originado a niveles más profundos, podrían
ser meramente temporales aunque muy efectivas en el corto plazo.
CCAAMMBBIIOO GGEENNEERRAATTIIVVOO..
Este tipo de transformación se dará a niveles lógicos de pensamiento más profundos. Esto
es, a nivel de las Capacidades, las Creencias y los Valores. De manera similar a lo que haría
un médico que mira más allá de los síntomas y trata las causas originarias de las dolencias
en los hábitos fisiológicos del paciente; este nivel de intervención pretende modificar los
mapas mentales con los que las personas asumimos el mundo y nos comportamos. Es
decir, se pretende modificar la estructura de aquello que creemos junto con aquello que
damos por válido y legítimos. El resultado será que el cambio en los comportamientos
observables y sus resultados en nuestras vidas, provenga de una fuente mucho más
profunda. Así la modificación se dará en el largo plazo y su efectividad se verá largamente
incrementada.
CCAAMMBBIIOO EEVVOOLLUUTTIIVVOO..
Se pretenderá aquí trabajar en los niveles más profundos de la estructura del pensamiento
humano. Esto es, a nivel de la Identidad y el Propósito. Similar a lo que haría un
competente médico que, ante una enfermedad, procura cambiar la estructura misma de la
fisiología del paciente, de forma tal que desaparezcan aún las causas originarias que la
producían. Este tipo de cambio permite llevar la mente a una nueva etapa pues
transforma el mismísimo concepto que el ser humano tiene, aún a nivel inconsciente, de sí
mismo mientras reconfigura los referentes fundamentales que le dan sentido a la
existencia. De esta manera los cambios conseguidos son permanentes pues se han
operado a nivel de la estructura central en donde se configuran los mapas mentales y se
definen las creencias que conducen a cualquier acción o comportamiento posterior.
Así es como Gregory Bateson ha bosquejado esta fundamental estructura de los niveles lógicos de
pensamiento, dejando en evidencia la forma en la que están organizados nuestros sistemas
psíquico- biológicos. Bastará para modificar las conductas y los resultados de las mismas en
nuestra vida, con identificar en nivel de pensamiento en el que se origina. Bastará comprender, en
suma, que la confusión e incoherencias generadas entre estos niveles, es la base sobre la que se
levantan la mayoría de limitaciones humanas. Será, por tanto, su alineación, uno de los objetivos
centrales de las neurociencias modernas.
IIVV.. CCOOMMPPRREENNSSIIÓÓNN TTOOTTAALL:: LLAA TTEEOORRÍÍAA SSIISSTTÉÉMMIICCAA DDEE LLAA CCOOMMUUNNIICCAACCIIÓÓNN
Iría aún más lejos Bateson cuando, a partir de la estructura del pensamiento humano, asumiría el
estudio crítico del pensamiento occidental que, para él, se basaba en patrones ajenos al orden
natural y armónico de los ecosistemas vivos. Es decir, que el ser humano, como parte de un eco
sistema en pleno proceso evolutivo, necesita aprender a “…pensar cómo piensa la naturaleza…6”
De allí en más, la tarea consiste en alterar nuestra percepción sobre la civilización moderna para
empezar a comprender las relaciones humanas, aún las más complejas, como un sistema
6 BATESON, Gregory. (1979) Espíritu y Naturaleza. Buenos Aires: Amorrortu.
interactivo entre sujetos que comparten y alinean sus mapas mentales de forma tal que la
realidad es el producto de sus percepciones combinadas. Será la escuela de Palo Alto la que
aportará las definiciones desde las cuales la Comunicación se comprende como un proceso
permanente, multidimensional e integrado a un contexto, dentro del cual el acto comunicativo
permite a las personas influirse mutuamente y alterar sus percepciones de la realidad y sus
comportamientos concretos en relación a la misma7.
Comportamientos que, expresados a nivel de la palabra, el gesto, la mirada y la forma en la que se
asume el espacio individual; terminarán por configurar una matriz que conecta las actividades
humanas y las transforma en un proceso social y permanente. Allí está, por decirlo de algún
modo, nuestro camino evolutivo.
Así, justo en medio del pensamiento occidental tradicional en el que hemos sido educados,
compartimentado y aislacionista, Bateson propone reemplazar la metáfora del pensamiento
científico newtoniano (que comprende al mundo como una máquina fácilmente divisible en
componentes) por el paradigma sistémico que busca conectar todos los patrones (aún los
intangibles) y todos los fenómenos (aún los no evidentes) que subyacen a las estructuras que
creemos conocer. Es decir, una metáfora de redes que asume la complejidad del mundo
científico como un sistema integrado que – al más puro estilo de un maestro Zen – se comprende
preguntando: “…¿cuál es el patrón que conecta el cangrejo con la langosta; la orquídea con la
prímula; los cuatro conmigo y a mí contigo?...”8
Preguntas llenas de misterio que, en el fondo, aluden al principio elemental de la interacción
universal sobre el que se construye la ciencia moderna. Profunda comprensión de las relaciones
esenciales del mundo viviente que aún no podemos describir ni vislumbrar completamente. Un
modo distinto de mirar el mundo desde lo que Bateson llamaba “La Ecología de la Mente”. Y que
consiste en tomar un fragmento de pensamiento o hecho observable y relacionarlo al sistema más
amplio en el que reside (a su entorno ecológico podríamos decir); llevarlo a una región diferente
de la comprensión humana; variar sus contextos; replantear sus rutas evolutivas y seguir su rastro
hasta la mismísima epigénesis.
Comprensión viva del mundo en movimiento que tiende sus raíces en la filosofía, la biología, la
epistemología y las ciencias humanas relacionadas al fenómeno en concreto. Aprendizaje certero
sobre la dinámica del mundo – ¿la creatura de Jung? – que se logrará, por igual, observando pastar
un rebaño, el vuelo de una mariposa o el debate de un parlamento ¿Por qué razón? Sencillo,
porque nuestras estructuras biológico – cognitivas (calco filosófico de la Caverna Platónica)
acceden al mundo de la “realidad” desde las mismas teorías y buscando siempre identificar los
mismos patrones y relaciones.
7 BATESON, Gregory; RUESCH, Jurgen. (1951) Communication. The Social Matrix of Psychiatry. Barcelona:
Paidós, 1984.
8 BATESON, Gregory (1985) Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Carlos Lohlé
Sólo esta forma de comprensión nos permitirá incluir en nuestras reflexiones científicas el
componente holístico que permite determinar la eficiencia del todo desde la retroalimentación de
las partes. Es decir, que permite determinar la eficiencia de un fenómeno cualquiera (pongamos
por ejemplo la eficiencia con las que nos comunicamos a los distintos niveles jerárquicos de
nuestras organizaciones) desde la retroalimentación generada por todos los actores, individuos,
procesos y valores involucrados en la misma.
Es a esto a lo que llamaremos “Ecología de la Mente”9. Una suerte de integralidad del mundo
biológico que habita nuestra mente y nuestro cuerpo con el mundo cultural que configura
nuestras sociedades evolucionadas. Un sistema “Eco - mental” donde la diversidad de
concepciones, valores y paradigmas que caracterizan al ser humano, más que suponer una división
o fragmentación que nos aleje a posiciones encontradas, representará una lógica de lo complejo
donde todo contribuye, desde diversos ángulos, a una misma idea final, trascendente y elemental.
Bajo esta nueva luz no podrán resultar menos que absurdas todas las innumerables
confrontaciones que han desangrado y desgastado a la humanidad durante siglos. Desde los
simples desacuerdos cotidianos dentro de la familia o la oficina, hasta las grandes conflagraciones
de origen político o religioso que han enfrentado a civilizaciones; todas en absoluto, podrían
fácilmente enmarcarse en la incapacidad del ser humano por comprender sus mapas mentales
como un componente más del vasto océano del pensamiento humano.
Error supremo que nos muestra el mundo como un conjunto de ideas enfrentadas y atrincheradas
que deben defenderse como verdades irreductibles. Velo que oculta una única y poderosa verdad:
Nadie posee la última palabra sobre ningún tema posible y todas las verdades supremas son, a fin
de cuentas, la suma de las pequeñas verdades que cada uno pude aportar desde sus pequeñas y
subjetivas concepciones.
No será esta la primera vez que se mencione esta forma de comprender el mundo. Ya las grandes
escuelas filosóficas a lo largo de la historia han propuesto esta idea de la unidad sagrada entre
todo lo viviente. De todo lo biológico, lo mental y lo subjetivo. Una larga tradición que se inscribe
desde el mítico Kybalión del Antiguo Egipto y los alquimistas10, pasando por el Popol Vuh11 de los
Mayas, el Ayni12 de los Incas, el Karma13 de los Hinduistas, el Tao14 del Confusionismo, hasta la
9 BATESON, Gregory. (1993). Una unidad sagrada. Pasos ulteriores hacia una ecología de la mente. Edición
de Rodney E. Donaldson. Barcelona: Gedisa 10
Documento publicado en el siglo XIX que resume los siete principios del hermetismo y cuya autoría se atribuye a una deidad o alquimista místico llamado Hermes Trismegisto que, según se supone, pudo haber vivido en el Antiguo Egipto en una época anterior a los Faraones 11
También conocido como el “Libro del Concejo”, se estima que podría tratarse de una recopilación de narraciones míticas pertenecientes al pueblo Maya. Mayormente trata de explicar el origen del mundo, de la civilización y de los fenómenos de la naturaleza 12
También llamada “Ley de la Reciprocidad Universal”. Se comprende como una suerte de conexión armónica entre todo lo viviente. Una ley en la que toda acción tiene su repercusión aún a nivel energético de forma atemporal. Sobre este mismo concepto se desarrollo, además, todo el sistema económico y distributivo de la economía familiar en el Imperio Inca
moderna Teoría General de los Sistemas15, la Cibernética y las teorías de la física cuántica y la
genética humana.
Integralidad esencial del mundo vivo a nivel mental y biológico que reemplaza el dualismo
cartesiano por un sistema más amplio que reintegra a la persona (y a los resultados de sus
procesos de pensamiento) a su ecosistema y la convierte en un agente armónico del mismo. Esto
es, dejar de pensar en el individuo y comenzar a pensar en el ser humano como parte de un
sistema y de un contexto que lo contiene. Dejar de pensar en las disciplinas humanas por
separado (la física, el derecho, la química o la economía como islas inconexas) para comprenderlas
a todas como distintos ángulos desde los cuales observar la evolución de la sociedad humana en
toda su complejidad (“pensar cómo piensa la naturaleza”) y en esa eterna lucha por integrar
coherentemente todas sus ideas y procesos en un par de verdades únicas y trascendentes.
Esa lucha representada en este proceso evolutivo donde, o bien lograremos la integración final del
ser humano a su ecosistema, o bien provocaremos un proceso de auto curación del mismo que
conducirá al final de la especie. Esa es, en palabras del inmenso Luther King, la disyuntiva final de
la especie humana: El Caos o la Comunidad16.
VV.. EELL TTOODDOO IINNTTEEGGRRAALL:: EELL PPAATTRRÓÓNN QQUUEE NNOOSS CCOONNEECCTTAA
Podríamos empezar entonces proponiendo un pequeño ejercicio al lector. Imagine que existen
dos individuos con profesiones disímiles. Podríamos decir, por ejemplo, un arquitecto y un músico.
Luego, pretendamos buscar en ellos algún patrón o herramienta frecuente que los conecte y los
lleve a un lugar común. ¿Qué podría ser? Pues, que le parece si asumimos, por ejemplo, que el
arquitecto utiliza las matemáticas para medir las fuerzas estructurales de sus construcciones
mientras el músico utiliza las matemáticas para establecer las pautas, compases y ritmos de sus
obras artísticas musicales. Bien. ¿Qué lograríamos entonces? Pues, por sorprendente que parezca,
no solamente que incrementaríamos nuestra comprensión sobre los arquitectos y los músicos (o
sobre las disciplinas de la música y la arquitectura) sino que, mucho más allá, incrementaríamos
nuestra comprensión sobre el mismísimo patrón común (el meta proceso) que las conectaba. Es
decir, sobre las matemáticas, el misterioso mundo de los números y sobre sus innumerables
aplicaciones para la humanidad.
13
Energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. Creencia central en las doctrinas del budismo, el hinduismo y el yainismo. Generalmente se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto 14
Puede traducirse literalmente por “‘el camino” o “la doctrina”. En el taoísmo se refiere a la esencia primordial del universo que marca el orden natural de la existencia 15
Con sus primero orígenes en la “Teoría del Caos” (Ruelle, D.; Lorenz, E.; Feigenbaum, M.; Smale, S.; & Yorke, J. – 1980) , una teoría matemática de sistemas dinámicos no lineales que describe atracciones y movimientos caóticos. Poco tiempo después nacería la “Teoría del Sistema Adaptativo Complejo – CAS” (Holland, J.; Gell-Mann, M.; Morowitz, H.; Arthur, W – 1992) como una nueva disciplina que describe los procesos de adaptación, surgimiento y auto organización. El resultado final de esto sería la “Teoría de Sistemas” con el estudio interdisciplinario de los sistemas en general que ha encontrado luego su aplicación en los distintos campos de investigación 16
LUTHER KING, Martin (1967). A donde vamos ¿Caos o Comunidad? Editorial AYMÁ. Barcelona
Esto, a nivel de teoría y abstracción, significa que si existen dos fenómenos determinados (que
podríamos codificar como A y B) que comparten un atributo específico (que podríamos codificar
como X); una breve deducción lógica podría conducirnos a concluir que, al menos desde el punto
de vista de X, los fenómenos AX y BX deberían resultar similares o equivalentes. Además, el
estudio de ambos fenómenos no solamente debería conducir a comprender mejor A o B, sino a
comprender de manera más integral y holística el fenómeno X como tal.
Así, de este sencillo ejercicio de lógica se deriva uno de los principales planteamientos que deben
acompañar a esta nueva forma de comprender el mundo que Bateson y la Escuela de Palo Alto
plantean: La clave para comprender los fenómenos de la realidad que nos rodea consiste en
descubrir los patrones subyacentes y comunes a todos ellos. Una suerte de visión integral que
permite ir más allá del entendimiento de los fenómenos por separado para descubrir el orden
lógico superior e interdependiente que los conecta. Tal vez era a esto a lo que Bateson se refería
cuando preguntaba por la “pauta que conecta al cangrejo con la langosta y a la orquídea con el
narciso, y a los cuatro conmigo”17. Búsqueda trascendente que no solamente pretende identificar
un modelo de patrones estáticos y susceptibles de reconocimiento y clasificación como plantea la
lógica científica antigua. No. Esta vez estamos hablando de comprender la vida desde el complejo
fenómeno evolutivo que relaciona todos los fenómenos mentales o biológicos en la única
dinámica del Universo en movimiento. Ese Universo que jamás adiciona ni desperdicia nada. Ese
Universo donde todo se reproduce y se recicla. Ese Universo de tiempo y movilidad infinita donde
nada puede nacer o morir sino transformarse y transmutarse para siempre…
Y sin embargo ¿Cómo se produce este proceso de transformación evolutiva? ¿Cuál es la lógica que
lo acompaña? Pues, para responder a este interrogante fundamental para la humanidad,
tendríamos que empezar por identificar los metapatrones o metapautas que conectan a todos los
elementos que interactúan en un proceso, ya sea éste de evolución, curación, aprendizaje o
crecimiento. Pauta que surge desde el desorden o “caos primigenio” donde se habrá gestado, al
comienzo de los tiempos, la mismísima estructura del Universo. Proceso caótico que (desde una
lógica más que ordenadora, “reorganizadora”) interactúa con los distintos sistemas que componen
la vida biológica o mental para ir estructurando todos los fenómenos sujetos a observación o
intuición. Un Universo platónico y en constante reorganización mediante los filtros sistémico –
cibernéticos18.
Nuevamente, no será aquí la primera vez donde se proponga esta forma de comprensión evolutiva.
Ya la tradición de las Antiguas Escuelas Iniciáticas la recoge y la propone. Bastará para
comprenderlo recordar la máxima ley que rige a la milenaria francmasonería cuando, en sus
estadios más altos, propone el estudio del “Ordo ab Chaos” que significa, literalmente, “Orden en
el Caos”19. Lógica desde la cual el objeto de la comprensión no son los fenómenos, los procesos o
17
BATESON, G. & BATESON, M.C.: El temor de los ángeles. Barcelona: Gedisa, 1989 18
BATESON, Gregory. (1979). Espíritu y naturaleza. Buenos Aires: Amorrortu 19
Principal divisa del grado 33º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Idea filosófica que, lejos de “ordenar el caos” propone que el “orden nace en el caos”. Es también la premisa que guía el accionar Civilizador de la Masonería en su inagotable tarea de desplazar el Oscurantismo y el Fanatismo de la convivencia humana
el orden aparente, sino la epigénesis de orden lógico superior que conecta la tesis con su antítesis.
El cóncavo con su converso. Las ideas más abstractas con los hechos más concretos. En suma, la
creación de la realidad con el desarrollo de lo percibido…
VVII.. EELL MMAAPPAA YY EELL TTEERRRRIITTOORRIIOO
Me parece que en este punto del camino ya debería resultar evidente que las grandes verdades
que ostentamos cotidianamente y todos aquellos fenómenos que calificamos como “hechos” o
“realidades”, no son más que percepciones de nuestra mente filtradas y estructuradas por los
diversos niveles de nuestro pensamiento y las limitadas capacidades de nuestros sentidos. Esta es,
precisamente, la idea que Bateson desarrolla cuando nos dice que “el mapa no es el territorio” o,
mejor dicho, que nuestros mapas no son más que el resultado del ángulo desde el cual estamos
viendo el vasto territorio del pensamiento humano. La pequeña colina dese la cual procuramos
observar el mundo y desde la cual trazamos y comprendemos nuestros propios caminos y
senderos.
Supremo ejercicio de humildad por la pequeña fracción del mundo que hemos logrado
comprender y la inmensidad de aquello que nuestra mente aún no logra vislumbrar. Realidad
infinitamente compleja ante cuya imposibilidad de definición reaccionamos sustituyendo el
“territorio” real por una regresión innumerable de “mapas” aportados por cada disciplina, por
cada pensador, por cada libro y por cada idea que ha producido la inteligencia humana. Mapas
que, además, construimos precariamente desde las dos únicas herramientas con las que contamos
para su trazado: La Codificación y el Intercambio.
La Interacción o intercambio, concebido como la raíz desde la cual observamos a los sistemas vivos
en movimiento y, por tanto, obtenemos los códigos desde los cuales emprenderemos los procesos
de trazado perceptual. Y podremos recordar aquí, por ejemplo, aquella lejana frontera de la
infancia donde observábamos al núcleo familiar interactuar sobre una base de respeto, fidelidad y
lealtad. La dinámica de supervivencia como familia basada en el trabajo. Los gobernantes y
políticos tradicionales desangrando a su pueblo desde las tarimas y las pantallas de televisión. Los
grandes líderes guiando a su pueblo por los senderos del progreso. Las guerras y los
descubrimientos. Los genios y los emperadores. El mundo en movimiento y expuesto a nuestros
sentidos. El esfuerzo de comprensión y la formación del pensamiento, único e irrepetible de cada
ser humano.
Luego, como una segunda etapa inevitable, La Codificación. El proceso que deberá entenderse
como aquel fenómeno por el cual se construyen los mapas perceptuales con los cuales asumimos
la realidad. Los patrones desde los cuales estructuramos nuestro pensamiento, nuestros valores y
nuestra comunicación. El código de la fidelidad y lealtad que asumimos nosotros también en
nuestro comportamiento. El código de los roles paterno y maternal desde el que definimos
nuestras propias familias. El código del político tradicional por el que, nosotros también, miramos
a nuestros gobernantes con suspicacia. Todos los códigos que rigen nuestra mente y nuestra
conducta. Buenos y malos. Machismo. Violencia. Lealtad. Tolerancia. Fanatismo. Libre
pensamiento. Libertad… Identidades innumerables que surgen de algún patrón o interacción
observados que, en algún punto validamos y legitimamos. Patrones que, una vez colectivizados
nos permiten comprender como evolucionan y se perpetúan todos nuestros rasgos como cultura y
civilización. Nuestros grandes paradigmas. Las Religiones y las Ideologías por la que nos hemos
combatido por siglos, así como también la curiosidad científica y esa mirada anhelante hacia las
estrellas que ha guiado nuestro progreso y todo nuestro aprendizaje como especie.
Será a lo largo de este intrincado proceso de construcción del pensamiento humano donde la
Comunicación hará las veces de hilo conductor mediante el cual se vincularán las distintas
disciplinas y áreas del conocimiento en una red cuidadosamente tejida que, conforma vaya
ampliando su ámbito de acción irá definiendo los mapas mentales de los individuos, los
paradigmas de los grupos u organizaciones y, finalmente, las culturas y enunciados antropológicos
sobre los que descansan las civilizaciones. Tres formas equivalentes de comprender el mundo
como una colosal red de comunicación infinitamente interconectada.
VVIIII.. MMÁÁSS AALLLLÁÁ DDEELL IINNDDIIVVIIDDUUOO……
Finalmente, bajo esta nueva dinámica de comprensión del mundo, quedará la tarea de explorar la
individualidad y ponerla en un contexto adecuado. Queremos decir aquí que lo verdaderamente
importante a la hora de proyectar al individuo hacia su máximo potencial pasará por comprender
que él mismo no está al centro del análisis como sí lo está el proceso del que forma parte.
En efecto. Si analizamos, por ejemplo, la efectividad de la clase dictada en un aula universitaria,
tendríamos que comprender primero que la unidad de análisis no será el profesor que expone el
tema, como no lo serán tampoco los estudiantes que lo asimilan. La unidad de análisis deberá
centrarse en el proceso de comunicación y aprendizaje dentro del cual, los estudiantes y el
profesor son simplemente actores. De la misma forma funcionará el mundo biológico si pensamos
que, en el proceso de formación de un ser humano, deberán participar dos miembros de la
especia (un macho y una hembra); y sin embargo, no serán ninguno de los dos individuos el centro
del análisis cuanto sí lo será el proceso de gestación y creación de un nuevo ser humano del cual
ambos forman parte.
Ahora, ¿será esta concepción aplicable a las organizaciones humanas? Pues lo será de forma
absoluta. Basta para esto con reflexionar sobre el hecho de que, al igual que los casos anteriores,
no serán las maquinas, los vehículos o las naves industriales las que definan una empresa y su
capacidad de trasformación. Lo será el proceso empresarial por el cual todos los insumos se
combinan e interactúan. Esa será la verdadera unidad de análisis. ¿Podemos llevarlo más alto
todavía? Desde luego. Incluso a nivel de los macro agregados sociales, deberíamos comprender
que los valores que sostienen a las sociedades (como la Democracia por ejemplo) no son hechos
estáticos sino procesos en marcha. Y que la Democracia no deberá comprenderse mirando a una
sola institución (el Consejo Electoral, el Parlamento o cualquier otra) sino alejándonos del mapa
para mirar el conjunto de actores interactuando y participando en el proceso de construcción de la
sociedad.
Así, aquello que llamamos persona o individuo deberá pasar a comprenderse en su real dimensión.
Esto es, un destello de luz en la inmensidad del tiempo. Un componente más del inmenso eco
sistema que es, al mismo tiempo, un inefable proceso evolutivo en el que las partes no son
pertinentes más que como parte del mismo. Partes que deberán adaptarse y potenciarse.
Optimizarse mediante los mecanismos de evolución y retroalimentación que conduzcan a la
humanidad hacia un nuevo umbral de conocimiento.
Será aquí donde la comunicación se levante como la herramienta central de la especie humana. El
diálogo entre las distintas disciplinas del pensamiento para “construir una realidad conjunta”
desde la cual alcancemos una comprensión armónica del mundo. Superar la visión de la
comunicación como un cruce lineal de enunciados y paradigmas sostenidos y defendidos desde
visiones limitantes del mundo, para encarnar un proceso en el que cada paradigma responde a un
contexto. Y cada contexto a una pequeña verdad. Una parte de la realidad que necesita su
integración a todas las demás para tener sentido evolutivo.
Y con esto no estamos haciendo referencia a la comunicación en su acepción más simple (emisor –
receptor), sino al complejo proceso de lenguaje verbal (con su connotación digital, lineal, simple y
atiborrada de información) y no verbal (con su característica limitante en base al punto de
referencia y su la notable calidad de la información que transmite)20. Más aún, podríamos
referirnos al proceso por el que ambos canales de comunicación se complementan e interactúan
por lo códigos de la cinética y la paralingüística o a la imposibilidad de traducir un mensaje de un
código a otro sin distorsionarlo en el camino. Y de allí podríamos saltar a uno de los patrones
principales que definen la esencia del ser humano como es la imposibilidad de no comunicarse ya
que “la ausencia de un mensaje puede ser, al mismo tiempo, un mensaje”21. Es decir, concepción
de la lógica absoluta y universal donde lo que sucede, al igual que lo que no sucede, tienen
significados equivalentes y abstractos. Noción de meta comunicación que nos transporta a un
mundo donde los fenómenos se comprenden desde innumerables y simultáneos niveles de
abstracción. Una flecha apuntada en todas las direcciones y, en todas ellas, da en el blanco.
¿La conclusión inevitable? Pues es, en realidad, bastante sencilla. Simplemente consiste en que
uno de nuestros grandes objetivos, como especie, radica en conseguir la adopción final de un
punto de vista unitario sobre la realidad de los hechos que nos resultan comunes en nuestra
condición de seres humanos. Un inmenso tejido de canales comunicativos y mensajes cifrados e
interdisciplinarios que formen un todo integrado. Ese todo es, hoy por hoy, nuestra mejor
oportunidad de aproximación a la realidad trascendente y final que desconocemos. Ese todo
integrado es, por decirlo así, el espíritu de la humanidad…
AANNDDRRÉÉSS FF.. UUGGAALLDDEE VVÁÁZZQQUUEEZZ
CCEERRTTIIFFIICCAACCIIÓÓNN DDEE CCOOAACCHHIINNGG CCOONN PPNNLL
TTUUTTOORR:: CCRRIISSTTIIAANN PPEERRNNEETTTT VV..
20
BATESON, Gregory (1969). The study of language and communication across species. Current Anthropology, Vol. 10, nº 2-3. Pág. 215 21
BATESON, Gregory. (1962). Perceval´s Narrative. A Patient Account of his Psychosis. Londres: Hogart Press