conductas de riesgo en las adolescencias

9

Click here to load reader

Upload: trabajospc

Post on 16-Sep-2015

3 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Adolescencia

TRANSCRIPT

  • CONDUCTAS DE RIESGO EN LAS ADOLESCENCIAS1

    Introduccin

    Aunque resulte obvio, nos parece imprescindible precisar que la

    complejidad de la temtica planteada requiere, para la aproximacin a su

    comprensin, de enfoques disciplinarios mltiples y que lo que vamos a

    proponer para este encuentro son algunas reflexiones desde nuestra

    disciplina, el psicoanlisis, como aportes al trabajo con la problemtica

    en cuestin.

    Dichas reflexiones se refieren a manifestaciones que se presentan

    frecuentemente entre los adolescentes de nuestra sociedad en la

    actualidad y se proponen formas de pensarlas, considerando las

    caractersticas de los contextos socio culturales en los que se presentan,

    enmarcadas en las coordenadas de espacio y de tiempo, sin olvidar que

    la trama de sentidos de cualquier conducta toma espesor y consistencia

    en la singularidad de cada sujeto.

    Sobre las adolescencias Lo expresado en el prrafo anterior es lo que motiva el uso del plural en

    el ttulo de nuestro trabajo. Preferimos hablar de adolescencias en

    consideracin a la diversidad de contextos sociales y culturales en los

    que los jvenes estn insertos, los que sealan caractersticas

    particulares en las formas de manifestacin de los jvenes: no es lo

    1 1 El presente trabajo fue concebido para dar respuesta a una invitacin de la Sociedad de Psicologa para participar en las XXI Jornadas Uruguayas de Psicologa( 13 y 14 de setiembre ,2013)en su 60 aniversario. El propsito era el de articular una mirada psicoanaltica sobre las conductas de riesgo en la adolescencia. El texto fue pensado y escrito entonces para un pblico no psicoanaltico, fundamentalmente conformado por psiclogos y otros profesionales vinculados en su mayora al rea de la educacin.

  • mismo el transcurrir adolescente y su comprensin en un medio urbano

    que en un medio rural; en Pars o Montevideo; en Pocitos o Casavalle;

    tampoco podemos pensar un adolescente de principios de siglo pasado,

    en los mismos trminos con que pensamos un adolescente en la

    actualidad.

    No obstante estas precisiones que nos hacen respetar estas

    singularidades, entendemos que hay aspectos comunes que vertebran la

    peripecia adolescente, vinculados al intenso trabajo psquico que se

    desencadena a partir de los cambios puberales o irrupcin puberal. A

    punto de partida de esta conmocin pulsional, se va dando una trabajosa

    asuncin de las transformaciones corporales, en articulacin con las

    fantasas asociadas a ese cuerpo distinto, con nuevas posibilidades,

    reeditando viejos y siempre conflictivos textos edpicos. Esto lo ubica

    ante la inquietante peripecia de la asuncin de la sexualidad. La

    exploracin sexual y los avatares identificatorios a que sta conduce son

    siempre problemticos y constituyen un rea central y sensitiva, fuente

    de profundas zozobras. Esto es consustancial al trabajo psquico del

    adolescente, que implica la resignificacin de la propia historia, el juego

    de deconstrucciones y nuevas construcciones identificatorias, a la vez

    que la cada, transformacin y establecimiento de ideales, normas y

    proyectos de vida.

    Es decir, que lo que est en juego es una nueva oportunidad para la

    construccin de subjetividad, un nuevo giro, una nueva vuelta en la

    constitucin del sujeto. Esta nueva oportunidad slo es posible en la

    medida en que haya un otro (familia, adultos referentes, institucin

    educativa)

    La presencia de este otro abre la posibilidad -puede no darse u obturarse-

    de la confrontacin intergeneracional, que es estructural e imprescindible a la condicin humana. A la bsqueda de su propio perfil,

    el joven necesita vitalmente contraponerse, oponerse, medirse, desafiar,

  • cuestionar lo que el otro le brinda. Confrontacin que habilita el

    encuentro- desencuentro con los adultos, a travs del cual explora sus

    deseos, lmites y posibilidades.

    De la calidad de esta trama relacional es que dependern las

    posibilidades de aceptar las diferencias ineludibles entre dos o ms

    personas discriminadas. Diferencias que parece positivo sostener como

    tales, para permitir que la bsqueda de las elecciones propias pueda

    tener lugar.

    El trabajo que el joven debe ineludiblemente realizar, de desasimiento de

    los adultos referentes en la infancia, es correlativo a la gnesis de nuevos

    grupos de pertenencia exogmicos que necesita construir con sus pares.

    Estas nuevas pertenencias se van consolidando como ejes de los procesos

    de constitucin subjetiva. All tambin las diferencias no son nada fciles

    de tramitar: fenmenos de mimetismo y hasta de alienacin son

    necesarios para fortalecer un nosotros en construccin, y la lucha con

    los otros diferentes del afuera, coadyuva en los fenmenos de cohesin

    grupal.

    Sobre las conductas

    Entendemos que conducta es un trmino frente al que hay que estar

    atentos, porque puede resultar simplificador y riesgoso de deslices hacia

    identificar un sujeto con algo que hace en una situacin y momento

    dados. Queremos subrayar que para nosotros el trmino apunta al

    aspecto descriptivo de una forma de expresin que dice algo de alguien y

    por eso, aqu tambin, jerarquizamos el plural, para destacar la

    complejidad que nos constituye y que se expresa en la multiplicidad de

    lo que hacemos. Preferimos poner el acento en el sustrato significante

    que da lugar a la diversidad de expresiones o conductas.

  • Las conductas resultan muchas veces muy enigmticas, colocndonos

    ante el desafo de explorar la trama de sentidos que les da fundamento,

    en el entendido de que igualmente siempre aportan algo al conocimiento

    de una persona en un contexto definido, pero ni coagulan ni abarcan lo

    que alguien es o puede llegar a ser. Nos manejamos con una concepcin

    de psiquismo abierto, en constante construccin y reconstruccin,

    poroso a los contextos socioculturales de referencia y esto es

    especialmente relevante en las adolescencias, como ya nos referimos.

    Sobre el riesgo

    Desde una perspectiva podemos decir que ninguna accin que se tome

    est exenta de riesgo. Cualquier accin nos ubica frente a la contingencia

    de un peligro. Vivir implica asumir permanentemente la posibilidad de

    un riesgo. No obstante, hay riesgos que se inscriben dentro de un registro

    ms vital y otros que se inscriben dentro de un registro ms mortfero.

    La frontera entre ambos es siempre borrosa.

    La trama entre la pulsin de vida y pulsin de muerte, siempre presente,

    es dinmica y sus matices ms mortferos se evidencia en las llamadas

    conductas de riesgo.

    Reubiquemos ahora al adolescente en el forjamiento de su nueva

    subjetividad, inseparable de su necesidad de confrontacin y de su

    bsqueda de nuevas pertenencias.

    En cuanto a la confrontacin y como deca Winnicott hacen falta adultos

    si se quiere que los adolescentes tengan vida y vivacidad. Si el adulto no

    se ofrece para sostener las distintas formas en las que esta confrontacin

    puede manifestarse, entendemos que en este caso las conductas de los

    jvenes se jugarn ms prximas al riesgo vinculado al registro mortfero.

    La confrontacin implica necesariamente al joven y al adulto y una

    tramitacin habilitante no pasa ni por la represin ni por la sumisin

  • de uno a otro. Lo fecundo de la confrontacin reside en poder sostener la

    tensin que generan las ineludibles diferencias, con la disponibilidad y

    contencin ofrecidas desde el lugar adulto. Por lo tanto, ste no puede

    desdibujarse, y cuando esto ocurre lo que puede deberse a una

    multiplicidad de factores-, las condiciones del trnsito adolescente

    resultan profundamente afectadas.

    El adulto tiene la funcin de sostener la Ley, pero no se trata de una ley

    arbitraria sino, al decir de Javier Garca, se trata de la ley que introduce

    lo simblico a nivel social y en cada sujeto, que est en la inclusin y en el

    amparo, que limita con fuerza de ley, la destruccin.

    Los pares

    Queremos detenernos ahora en la importancia central que adquieren

    para el adolescente los nuevos grupos de pertenencias.

    Es en torno a la diversidad de afinidades que los jvenes, en la dinmica

    de su interaccin van descubriendo y desarrollando, que se generan

    grupos de pertenencia: afinidad por un deporte, por un tipo de msica,

    por los juegos en red, por una esttica singular (tribus urbanas), por una

    causa ideolgica o religiosa, por la participacin en algunas redes

    sociales, por la vinculacin a actividades ilcitas (consumo de algunas

    sustancias psicoactivas, actos de vandalismo).

    La frase Tengo una banda amiga que me aguanta el corazn recoge un

    verso de una cancin de la Vela Puerca, que pensamos que figura la

    necesidad fundamental de un grupo para enfrentar la situacin de

    angustia y sentimientos de vaco que padecen los adolescentes, debido al

    arduo trabajo psquico a que los movimientos transformacionales lo

    enfrentan.

    Estos espacios de socializacin constituyen el terreno de anclaje para los

    procesos de subjetivacin, a la vez que pueden devenir terreno frtil para

    las conductas de riesgo. La pertenencia a ellos le permite al adolescente

  • sentirse parte de un nosotros que lo admite, lo reconoce y le da un

    lugar, habilitando as el irse construyendo como sujeto.

    En cada adolescente es muy singular la trama que adquiere esta

    peripecia en la grupalidad, cunto le ofrece de sostn y cunto le exige de

    renuncia; cunto de afirmacin a la posibilidad de elecciones propias y

    cunto de imposicin y de sometimiento a las decisiones grupales.

    En estas tramas sociales, las conductas de riesgo que pueden surgir,

    algunas a modo de ritos de iniciacin, vehiculizan la bsqueda de

    reconocimiento y afianzamiento, con el consecuente efecto de antdoto

    frente a la indefensin.

    Ms sobre el riesgo

    La diversidad de modalidades que adoptan las conductas en las que los

    adolescentes ponen en riesgo su integridad fsica y psquica, muchas

    veces en juegos siniestros con la muerte, conjugan, de acuerdo a lo que

    venimos planteando, la situacin interna de trabajo psquico, angustias

    y dolores mediante, con las fallas en la construccin del sentimiento de

    pertenencia y la cada de los lugares simblicos de los referentes adultos,

    individuales y grupales, que sostienen la inclusin del joven en la cadena

    generacional y el movimiento de intercambio entre generaciones.

    Muchas veces las acciones que ponen en peligro la vida se conectan con

    el sufrimiento de esta bsqueda de ser y se vuelven grito de auxilio al que

    no se le ha podido dar palabras. A su vez, estn sostenidas en el

    sentimiento de omnipotencia que caracteriza el existir adolescente: el

    horizonte es tan amplio que todo parece alcanzable y sobre todo en este

    mundo actual, que estimula y fortalece, a cada paso, la ilusin de que

    todo es posible. Asimismo, estas acciones pueden sustituir, evadindola

    en el vrtigo sensorial de picadas en moto, gallinita ciega, corridas en

    automviles, consumo de sustancias psicoactivas la dura y penosa

  • tarea psquica de elaboracin que los adolescentes necesitan transitar y

    de renuncias que deben aceptar.

    La evitacin de este trabajo psquico, as como la bsqueda de un refugio

    frente al desamparo, pueden tomar otros tortuosos caminos, tales como

    los variados trastornos de la alimentacin, el embarazo en la

    adolescencia, as como los intentos de autoeliminacin y los suicidios

    logrados.

    En todas estas expresiones se despliegan actos que ocupan el lugar de

    un relato, se destaca la falta de la puesta en palabras de la indefensin

    en que el adolescente se siente y la ausencia de un otro adulto que

    escuche y reciba, sosteniendo la instancia de una Ley organizadora desde

    el concernimiento, el cuidado por el otro y el respeto por las diferencias.

    En este sentido queremos enfatizar un aspecto de este cuidado: la oferta

    de una educacin inclusiva. Como refiere Maren Ulriksen La

    discriminacin en el acceso a los medios de enseanza deja a grandes

    sectores de jvenes fuera de la transmisin de la cultura dominante. Esto

    dispara en nosotras una perspectiva del problema que hace a la violencia

    social y su incidencia en el adolescente, sobre el que recae

    reiteradamente, el peso de los efectos de los fenmenos de exclusin,

    expresados en diferentes escenarios.

    Ayer por la maana, escuchamos la noticia en la radio. La madre de uno

    de los tres adolescentes que en una rapia mataron al repartidor de gas,

    peda perdn de rodillas (sic) por lo que hizo su hijo, de 11 aos. Se

    muestra muy sorprendida por lo ocurrido y dice que ha hecho todo lo que

    ha podido por l. El nio asiste a diario a una escuela entre las 8 de la

    maana y las 5 de la tarde, donde tambin atienden los requerimientos

    de alimentacin de los alumnos. En ese horario, la madre trabaja en una

    mercera. A la salida de la escuela, el chico va a jugar al ftbol a un club

    del barrio.

  • La madre estuvo presa durante un mes, junto a las madres de los otros

    dos chicos involucrados en el hecho, de 13 y 15 aos. Una de ellas no

    trabaja y la otra lo hace de modo ocasional. El juez determin esa medida

    en funcin de lo que catalog como omisin a los deberes de la patria

    potestad.

    En los tres casos se trata de hogares monoparentales, en los que el padre

    est ausente, encontrndose preso el padre del pber de 11 aos por

    implicancia en el mbito de las drogas. Este hecho motiv la separacin

    de la pareja, dado que la madre no quera que sus hijos vieran al padre

    en el estado a que lo conduca su adiccin.

    Sin entrar en esta oportunidad en la enorme complejidad del problema y

    la dificultad para encontrar acciones judiciales conducentes, estamos

    frente a la evidencia de la exclusin, producto de una violencia estructural

    en el plano econmico, poltico y cultural, que permanece y se reproduce

    histricamente al decir de Maren Ulriksen.

    La exclusin social entonces, como una de las caras del riesgo. Aqu no

    se puede hablar solamente del desamparo del adolescente: se trata de la

    vulneracin de los mbitos de pertenencia, de los que se espera

    receptividad y refugio, La situacin de indefensin al tomar esos mbitos

    empuja a los jvenes a variadas conductas de riesgo, nico recurso a su

    alcance.

    Para terminar, las necesidades de reafirmacin y valoracin por los pares,

    as como las dificultades para percibir la dimensin del riesgo que

    asumen (que los grupos en su exaltacin de la omnipotencia favorecen),

    son aspectos importantes a considerar. La temporalidad del adolescente

    de nuestras sociedades tiene un marcado sesgo hacia la instantaneidad

  • del presente, por lo que la proyeccin al futuro y la anticipacin que

    requiere la posibilidad de pensarlo, queda as desdibujada. Es que eso de

    medir posibilidades reales, explorar caminos, andarlos y desandarlos a

    la bsqueda del tiempo a conquistar (parafraseando a Proust) es lento

    y esforzado y en la fuga hacia adelante, de velocidad, de escapadas y de

    quedar sin aliento, quedan olvidados los dolores de ese parto deseado y

    temido.

    Eurdice de Mello2 y Adriana Ponzoni3

    BIBLIOGRAFIA Garca, Javier La violencia del desamparo. Dolor-amparo-ley-deseo. En Revista Uruguaya de Psicoanlisis N 102, 2006. Ulriksen de Viar, Maren. Presentacin en Adolescencia bajo riesgo. Bajo la direccin de David Le Breton. 2003, Ediciones Trilce. Winnicott, Donald W. Conceptos contemporneos sobre el desarrollo

    adolescente, y las inferencias que de ellos se desprenden en lo que

    respecta a la educacin superior en Realidad y juego 1971 Editorial

    Gedisa 1995.

    2 y 3 Psicoanalistas, Miembros Asociados de la Asociacin Psicoanaltica del Uruguay