conectate 09b: la gracia y ayuda divinas

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¡Nunca serás lo suficientemente fuerte!

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Page 1: CONECTATE 09B: La Gracia y Ayuda Divinas
Page 2: CONECTATE 09B: La Gracia y Ayuda Divinas

ConéctateCasilla de correo 815Correo Central 1000Capital FederalBuenos AiresArgentina

ConéctateCasilla de correo 14.982Correo 21SantiagoChile

ConéctateApartado Aéreo 851 78Santafé de BogotáColombia

Activated!PO. Box 4307Orange, CA 92863-4307USA

Correo electrónico:[email protected]

En Internet:www.conectate.org

Director: Gabriel SarmientoDiseño: Giselle LeFavreIlustraciones: Hugo Westphal,

Max Belmont, Anthony,Philippe LaPlume, Rain

Producción: Francisco lópezM1.;tO 1-00 I ~

© 1999, Aurora Production AG,Suiza. Es propiedad.

A menos que se indique lo contrario,todas las frases textuales de lasEscrituras que aparecen en ~provienen de la versión Reina-Valerade la Biblia, © Sociedades BíblicasUnidas, 1960.

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71YiUestrt/SVirn(7t/S

El apóstol 'Pablogra.flGÓ perfeC-fa.Mef1fe la. raiuraleza. hA;vana.al decir. «No t-aqo lo buero que quiero i-acer, siro lo I'V'4.loquero quiero l-acerv» c1<Ol'V'4.ros7:IQ, Verslóf1 'Popula.r).

Me iderd IflGO MUGho COf1esa. a.flr~/óf1. Me ocurre GOf1freGUeflC,la. que suelto Uf1cocerdario Irrefle:KIVo que hiere a. Uf1a.Mlgo erdrarable, o iraio d-e resolver una. d-ifereflC,la. GOf1uro d-eMis COMpa.iíeros d-e frabc:Jo 'j ro t-aqo rwis que eMpeora.r 1MCOSM, d-e tal JIVIOd-oque ros VeJlVlOsareoados en Uf1war d-eI'V'4.lef1feYid-ld-os'j serdocverdo» d-olld-os. A veces parece quecuardo rwis Me esfuerzO, rwis Mefo la. paia: Eso es d-e lo lVIfisdesalerdadoc Es prec.sas-erde en esos JIVIOMef1foscaardo lVIfisaprecio la. ~ud-a. d-el Sef0r, tal GOJIVIOros la. proMefló en1 torlf1flos 15:57: «Csra.e-Ia.s sean ~ a. Dios, que ros d-a. la.VIC-forla. por Med-Io d-e raesiro Sef0r JesUGrlsfo"7"7.

¡Qué a.IIVlo que Dios ro e:Kja. que resoivar-os raesirosprobleMa.5 a. pwo pulso 1'11espere que ros salvewos Merud- a.raesiros propios esfuerzOs! 'Por eso ef1Vlóa. Su t1jo , Jesús. Elpresente nÁ.Mero d-e ~ echa. Uf1vlsfa.zO a. la. Mi/ef1aJla.

poléMICa. ef1 forro a. la. e== 'j la» obras: Su r=« o raesiras

~~~--.",~~

Gabriel SarmientoEn nombre de C~

BuzónHace tiempo un amigo me dio una publicación de ustedes

cuando viajábamos en el bus escolar. Alleerla algo ocurrió dentrode mí, algo que nunca había sentido antes. La guardé y al llegar acasa la volví a leer varias veces. Aquello dio origen a una granpasión por estudiar la Biblia, sobre todo lo relativo al Tiempo delFin. Quiero agradecerles por difundir la Palabra de Dios. Que Dioslos bendiga por la labor que hacen.

Pedro, ArgentinaCOKir1ii1i Número 9

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PEDRO -DE 12 AÑOS- yyo abordamos el ómnibus deprimera clase a las seis y mediade la tarde. Al acomodamospara el viaje de tres horas haciala ciudad de México ni nosimaginamos que estábamospor embarcamos en una de lasexperiencias más traumáticasde nuestra vida. A la vez fue unincidente que nos demostró laforma tan patente en que elSeñor vela por los Suyos.

Al cabo de una hora deviaje, observé que un hombrese levantaba de su asiento y seacomodaba junto al conductor.Inmediatamente tuve lacorazonada de que algohorrible estaba por suceder.

-Mejor será que oremos-le susurré a Pedro-o Mehuele que algo malo va a pasar.

Juntos invocamos la protec-ción divina y rogamos al Señorque nos guardara de todo mal.

Para entonces estabaoscureciendo y casi todos lospasajeros dormitaban. El buscomenzó a disminuir la

c~ Número9

en laravelocidad y se detuvo a uncostado de la carretera. Unosmomentos después, doshombres abordaron el vehícu-lo. El conductor cerró laspuertas y prosiguió con elviaje.

En mis entrañas tuvenuevamente el presentimiento:

-Va a ocurrir algo ahoramismo -le dije a Pedro en vozbaja.

De golpe un hombre gritó:-¡Alcen las manos y cierren

los ojos!Era el comienzo de una

pesadilla que se prolongaríapor espacio de cuarenta y cincominutos.

Pedro y yo fuimos losprimeros a quienes revisaron.¡Clic!Sentí el cañón frío de unarma que me presionaba lasien. Me ordenaron que meinclinara primero a la izquierday luego a la derecha. Uno de losbandidos me revisópresurosamente los bolsillostraseros de los pantalones.Luego me apretaron el cañón

del arma contra el estómago,mientras me revisaban elcuello -en busca de algunacadena o bolsito con dineroque pudiera llevar colgado- ylos bolsillos de la camisa.

Al palparme éstos el hom-bre encontró unos folletostitulados Alguien te ama, queyo sabía que llevaba conmigoy que tenía pensado repartirentre las personas que cono-ciéramos a lo largo del viaje.Me atreví a abrir los ojos paracaptar su reacción.

-¿Qué es esto? -me gritó.-Son folletos cristianos

-le respondí.Enseguida dejó de revisar-

me y procedió a inspeccionar aPedro.

A toda velocidad se mecruzaron por la cabeza canti-dad de versículos en los que elSeñor nos promete protección.El salmo 91, que había apren-dido de memoria hacía años,me tomó los pensamientos porasalto. «No temerás el terrornocturno. [... ] Porque has

Continúa en la página 133

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DAVID BRANDT BERO

LA POLÉMICA RELIGIOSAmás encarnizada que hahabido a lo largo de la Historiase ha dado siempre entre lasreligiones que sostienen queuno puede salvarse a sí mismoy las que promulgan que sóloDios puede hacerla. El hombresiempre ha pretendido salvar-se a sí mismo, labrar su propiocamino al Cielo echando manode apenas un poquito deayuda divina, para poderatribuirse a sí mismo la mayorparte del mérito y seguir supropio camino.

El primer homicidio fuecometido por un fanáticopartidario de salvarse a símismo: Caín, que mató a suhermano Abel, un hombre queconfiaba en Dios. (Y.Génesis,capítulo 4.) Aquel asesinatomarcó el inicio de la persecu-ción de la iglesia auténtica amanos de la falsa. Caín erareligioso, sumamente religioso.Procuraba denodadamentesalvarse a sí mismo por suspropios medios. Inclusoofrendaba sacrificios a Dios yconsideraba que le rendíaculto. Pedía de todo corazón aDios que le ayudase a ganarsesu propia salvación. Pero susmejores esfuerzos no basta-ban. El camino por el que optó

el señalado por Dios,1que emprenden todas

anunciaba la muerte de Cristoen la cruz por los pecados delmundo-, Abel demostró queconfiaba en que el único capazde salvarlo era Dios. Sabía bienque sólo contaba con larectitud de Dios; que él noposeía ninguna; que la salva-ción no era otra cosa que undon divino. (Y.Efesios 2:8,9.)

El humilde sacrificio de Abel

las religiones falsas.Los adherentes de esas

religiones se rigen totalmentepor el fariseísmo y por suspropios conceptos. La mayoríade esas personas afirman queadoran a Dios y que acuden aÉl en busca de un poco deasistencia para obtener lasalvación. El problema es quese esfuerzan tanto por ganárse-la que creen mere-cérsela, con ayudade Él o sin ella; y seofenden si les pareceque Él no aprecia subondad. «Mira todolo que he hecho porTi, Dios. Debierasdarme una medalla.Yo sí que merezcosalvarme. Si aalguien vas a salvar,yo soy el que másméritos ha hecho. Sialguien va a alcanzarel Cielo, ¡yo deberíaser el privilegiadoí»

En cambio, Abelsimplemente hizo loque Dios le ordenó:«Ofreció a Dios másexcelente sacrificioque Caín» (Hebreos.11:4). El sacrificio deuna fe pura en loque Dios le habíaindicado. Al sacrifi-car un cordero -que

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dejó en ridículo al esforzadoCaín -el beato autodidactaentregado a su propia forma deadoración- y puso en eviden-cia la futilidad de los esfuerzosde este último y su hipocresía,a tal punto que lo llevó aenfurecerse. Luego de tan ardualabor, de aplicar su racionalis-mo legalista y de exigir lasalvación como premio a suempeño, fue talla humillaciónde Caín que trató de sepultaraquella dolorosa verdad -elestrepitoso fracaso de sureligión- matando al hombrecuya fe sencilla en la gracia deDios lo había desenmascarado.

Así se originó el enfrenta-miento descomunal entre lasoberbia y la humildad, entrelos condenados partidarios de

la beatería y los pecadoressalvados; la guerra perpetuaque se ha librado a partir deaquel momento entre la iglesiafalsa y la verdadera, la Babilo-nia carnal y la Jerusalénespiritual, la carne y el espíritu,las obras y la fe, la ley y lagracia, uno mismo y Dios.

Ello ha derivado en algunosde los peores malentendido s einterpretaciones más erróneasde las Escrituras que jamás sehayan elucubrado. Desdeentonces, la mayor parte de lahumanidad ha tratado desalvarse a sí misma con unmínimo de reconocimiento aDios, falseando las Escrituraspara demostrarse capaz. Sinembargo, Dios no puedeayudar a quien cree poder

salvarse. Él nointerviene en favorde los que piensanque pueden logradoa base de esfuerzospropios. Únicamenteayuda a los que sesaben impotentes.Por mucho que unoprocure obtener laayuda divina nopuede salvarse a símismo basándose ensus propios criterios.

Durante algunosaños -siendo yojoven en la fe-,también me dejéengañar por la falsadoctrina de algunasconfesiones yreligiones de obras,que promulgabanuna suerte de insegu-ridad eterna delcreyente -es decirque a ratos se essalvo y a ratos no-o

~ Número9

Hasta que un día, ya en miadolescencia, quedé fascinadoal descubrir la sencilla verdadcontenida en el versículo 36del tercer capítulo del Evange-lio de San Juan. Jesús dijo: «Elque cree en el Hijo tiene vidaeterna». ¡Ahímismo, con verboen presente! Sin peros nicondiciones. Sin el requisito deque uno sea un niño bueno yvaya a la iglesia todos losdomingos; sin la condición deque se exhiba una perfecciónexenta de pecado. Tras años deincertidumbre y confusión, deabatimiento y frustraciones,descubrí que lo único quetenía que hacer era creer; quecon eso bastaba.

Yo simplemente no habíapodido logrado y lo sabía.Parecía que cuanto másintentaba ser bueno, peor mevolvía. Como decía el apóstolPablo: «¡Miserable de mí!¿Quién me librará de estecuerpo de muerte? Gracias doya Dios, por Jesucristo Señornuestro.» (Romanos 7:24,25.)

En eso consiste. No haynada más, no hay otra forma.No hay rectitud propia nibuenas obras que valgan. Nadade eso puede mantenemossalvos, y mucho menos com-pramos la salvación. Sólo Jesúspuede concedérnosla. Ademásde salvamos, es Él quien hacelas obras por medio de noso-tros. Es todo obra de Jesús; node nosotros ni fruto de nuestrasanturronería. Únicamenteobra de Jesús. Eso sí que meproporcionó alivio, porquesabía que de otra forma yomismo nunca lo hubieralogrado. Tenía que haceDios. Yo sencillamente nocapaz. Por eso lo hizo Él.

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El problema que tienenmuchos cristianos de hoyesque todavía viven en el Anti-guo Testamento. Hacen de lareligión una cuestión de obras.Años atrás me contaron deunos misioneros que habíanviajado a tierras remotas apredicar el Evangelio. Al llegar,la gente del país les preguntó:«¿Ustedes son cristianos delAntiguo o del Nuevo Testa-mento?» Al principio noentendían a qué se referían.Pero no tardaron en descubrirque al decir Antiguo Testamentoaludían a quienes hacenhincapié más que nada en lostemplos, en las ceremonias, enlos formalismos y en la tradi-ción' es decir a los promotoresde una religión de obras. Encambio, para ellos un cristianodel Nuevo Testamento era aquelque no otorgaba mayor impor-tancia a lo que se ve -losedificios religiosos, la pompa,la solemnidad-, sino másbien a las cosas invisibles delespíritu, la sencillez de la vidacotidiana del cristiano, como laque llevaban Jesús y Susdiscípulos. ¡Qué comparaciónmás acertada!

Dios mismo tuvo que hacermuchos esfuerzos en el Anti-guo Testamento para lograrque los hijos de Israel abando-naran la idolatría de Egipto. Sevalió de la Ley Mosaica comopatrón elemental para ense-ñarles verdades sencillas. Paraello recurrió a demostracionesgráficas con objetos materialescomo el tabernáculo, el arca,los sacrificios de animales y lasangre de bestias, que consti-tuían símbolos y prototipos,meras representaciones de lasrealidades espirituales y de lasverdades eternas a las que Él

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aspiraba conducirlos. Éstas noeran más que simbolismos,metáforas, analogías, merasilustraciones concebidas paraimpartir verdades espirituales,casi en la forma en que se haríacon un niño pequeño.

Pablo explica: «Cuandovenga lo perfecto, entonces loque es en parte se acabará.Cuando yo era niño hablabacomo niño, pensaba comoniño, juzgaba como niño; mascuando ya fui hombre, dejé loque era de niño. Ahora vemospor espejo, oscuramente; peroentonces veremos cara a cara.Ahora conozco en parte; peroentonces conoceré como fuiconocido.» (l Corintios 13:10-12.)

En ese pasaje enseñó queincluso los dones del Espíritude la era del Nuevo Testamentoprácticamente equivalen ajuguetes infantiles, obsequiosque un Padre amoroso hace aSus hijitos para ayudarles acomprenderlo y a entender Suvoluntad. ¡Cuánto más infanti-les aún no serán entonces lasenseñanzas del AntiguoTestamento, ilustradas pormedio de objetos materiales,tales como los ritos practicadosen el Templo, para que genteque en sentido espiritual eramás infantil todavía pudieracomprender el amor del Padre?Pero «Dios, habiendo habladomuchas veces y de muchasmaneras en otro tiempo a lospadres por los profetas, enestos postreros días nos hahablado por el Hijo» (Hebreos1:1,2).

Cuando Jesús conoció a lasamaritana, le dijo: «La horaviene, y ahora es, cuando losverdaderos adoradores adora-rán al Padre en espíritu y en

verdad; porque también elPadre tales adoradores buscaque le adoren. Dios es Espíritu;y los que le adoran, en espírituy en verdad es necesario queadoren.» (Juan 4:23-24.) Esa esla etapa espiritual que vivimosactualmente.

Pero Pablo va aún más lejosen su predicción a los corintios,afirmando que llegará la horaen que veremos a Jesús cara acara y en que hasta esos donespueriles dejaremos de lado,refiriéndose a los dones decomunicación espiritual. «Lasprofecías se acabarán, y cesaránlas lenguas, y la ciencia acabará.Porque en parte conocemos yen parte profetizamos; mascuando venga lo perfecto,entonces lo que es en parte seacabará.» (l Corintios l3:8-1O.)Incluso lo que al presente senos ha otorgado no es más queuna muestra de las gloriosasrealidades venideras.

Si bien el Antiguo Testamen-to se caracterizó por las ilustra-ciones, en la actual épocaneo testamentaria se nos hanrevelado las verdades espiritua-les, con las que ahora contamossolamente por fe. (V: Juan 1:17.)Pero cuando Jesús regrese, loveremos tal cual es, cara a cara.Seremos ni más ni menos comoÉl y experimentaremos plena-mente las realidades divinas ydel mundo venidero.

«Amados, ahora somos hijosde Dios, y aún no se ha mani-festado lo que hemos de ser,pero sabemos que cuando Él semanifieste, seremos semejantesa Él, porque le veremos talcomo es» (l Juan 3:2).(Extracto del artículo de David BrandtBerg del mismo título publicado enConectados con Dios, también deAurora.)

COKér1ii1i Número 9

Page 7: CONECTATE 09B: La Gracia y Ayuda Divinas

PERFECCIÓI\I y BEATERíACUANDO UNO CONFíA TANTOEN SU PROPIA BONDAD, ENSU PROPIA PERFECCiÓN,

PRÁCTICAMENTEACABARíA CON SUAUTOSUFICIENCIA,PUESDEMOSTRARíAQUE NO ESPERFECTO,

ES MUY DESALENTADOR,HUMILLANTE Y VERGONZOSO.

LLEGA UN PUNTO ENQUE LE RESULTA CASIIMPOSIBLE CONFESAR LOSFALLOS QUE COMETE.

COSA MUY DIFíCIL DE RECONOCER, AUNANTE UNO MISbAO.

Así QUE TRATAMOS DEJUSTIFICARNOS,

PARA NO DAÑAR LA IMAGENQUE TENEMOS DENOSOTROS MISMOS.

C).J

QUE DIOS NOSAYUDE, PUES, A SERSINCEROS CONNOSOTROS MISMOS,CON LOS DEMÁS YCON ÉL. Así NOSEREMOS FALSOSCON NADIE. LAFALSEDAD ESPRODUCTO DELORGULLO.CONSTITUYE UNINTENTO DE OCULTARANTE LOS DEMÁS LACRUDA VERDAD QUENOS AVERGÜENZA.

~ Número9

PERO Así SOLOCONSEGUIMOS EMPEORARLAS COSAS. ES QUECUANDO NO SOMOSSINCEROS CON NOSOTROSMISMOS, TAMPOCOPODEMOS SERLO CON DIOSNI CONLOSDEMÁS.

DEFENDER NUESTRAPOSTURA,

POR ESO ESNECESARIO QUECONF~EMOSNUESTROS PECADOS:CONTRIBUYE A QUECONSERVEMOS LAHUMILDAD. NOS AYUDATAMBIÉN A SERSINCEROS CON ELSEÑOR, CONNUESTROS SERESQUERIDOS Y CONQUIENES NOS RODEAN.

LO QUE MÁS NOSCUESTA ES ADMITIRNUESTROS ERRORESANTE NOSOTROSMISMOS.

EN CAMBIO, CONFESARNOSPECADORES NOS CONDUCE ATENER PRESENTE QUE NOSOMOS LA IMAGEN DE LA PUREZAY LA INOCENCIA.

EXONERARNOS YABSOLVERNOS DE TODOPECADO

ECHAMOS A PERDER NUESTRA VIDA, HERIMOSA QUIENES SE RELACIONAN CON NOSOTROS YMÁS QUE NADA ENTRISTECEMOS A DIOS. POR SIFUERA POCO, MENOSCABAMOS EL EJEMPLOQUE COMO CRISTIANOS ~ r'. .~DAMOS r(( (A LOS (~\~~4tDEMÁS. /( __:

REPRESENTADO POR ELPECADOR QUE SE RECONOCECOMO TAL Y ATRIBUYE A DIOS ELMÉRITO DE CUALQUIER ACTO DEBONDAD QUE HAGA.

EL APÓSTOL PABLO DIJO: "YO SÉ QUE EN Mí, ESTO ES, EN MI CARNE, NO MORA EL BIEN"(ROMANOS 7:18). LO BUENO NO PROVIENE DE NOSOTROS; SÓLO DEL SEÑOR.

SI BIEN ES CIERTO QUEQUiZÁS ENTONCES NO NOSSINTAMOS TAN ANGELICALES,SOMOS MUCHO MÁS SANTOSSEGÚN EL CONCEPTO DIVINODÉ LA SANTIDAD,

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Page 8: CONECTATE 09B: La Gracia y Ayuda Divinas

ios no espera que nos pasemosla via haciéndolo todo con

estras propias fuerzas. Loque realmente quiere es quenos sometamos a Él, para quesea Él quien pueda obrar pormedio de nosotros. Cuandoabrimos un grifo, éste no haceningún esfuerzo. La presiónproveniente del exterior -yasea una bomba o la fuerza de lagravedad o lo que sea- es loque hace que el agua fluya porel grifo. Éste no es más que uncanal, una abertura que dejapasar el agua. No tenemos queser más que canales abiertos através de los cuales fluya elpoder divino. iEsa es la clave!

D.B.B.

ando se enciende una vela, loue arde es mayormente la

e f, o la mecha. Una lámparade aceite es igual. Lo que debearder es el aceite y no la mecha.Si ésta empieza a quemarse sinaceite, en poco tiempo seconsume. La mayor parte de lamecha debe estar bien sumer-gida en el aceite, de tal modoque solo una pequeña porciónde ella esté expuesta a la llamay al aire. Así, lo que arde esmayormente el aceite y muypoco de la mecha, de hechocasi nada. El aceite fluye libre-mente a través de una mechaque esté bien empapada en él,y al quemarse produce una luz

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radiante y clara.A veces nos esforzamos

demasiado tratando de hacerlotodo por nuestra cuenta,cuando en realidad debiéramosdejar que el Señor lo haga pormedio de nosotros. Cuandosomos nosotros los queardemos, despedimos humo yhollín y nos consumimosenseguida. En cambio, cuandodejamos que el aceite del Señor-el Espíritu Santo- fluya através de nosotros yarda,duramos mucho más tiempo.

«Ya no ardo yo, mas ardeCristo en mí» (paráfrasis deGálatas 2:20). «Así alumbrevuestra luz delante de loshombres, para que veanvuestras buenas obras yglorifiquen a vuestro Padre queestá en los Cielos» (Mateo 5:16).

D.B.B.

na vez un muchachitoque rocuraba con granesfuerzo levantar un pesadoobjeto. Al entrar su padre en lahabitación, le preguntó:

-¿Estás empleando todastus fuerzas?

-iPor supuesto! -respon-dió el niño con impaciencia.

-No es cierto -replicó elpadre-, no me has pedido quete ayude.

Puede que seamos muypequeños, pero tenemos un

Padre de gran porte, concapacidad más que suficientepara enfrentar cualquier tarea.Una ayuda del Señor -pornimia que sea- es más eficazque la asistencia que nospuedan prestar todos losdemás. La ayuda divina es la másgrande que podemos conse-guir. Sin Él nada podemos hacer.En cambio, con Su ayuda, no haynada fuera de nuestro alcance(Juan 15:5; Filipenses 4:13).

D.8.8.

s no queda más remedioeguir trabajando, pero

sie re debemos pedir alSeñor que haga la tarea pormedio de nosotros y luegocreer que lo hará. He ahí ladiferencia entre empeñarnoscon nuestras propias fuerzas ydejar que el Señor haga la obraa través de nosotros. Natural-mente que también hay estardispuesto a que el Señor obrepor nuestro intermedio de laforma en que Él sabe querendirá más fruto.

Mucha gente trata dehacerlo todo por su cuentaimpulsada por una diversidadde motivos: A veces no sesiente digna del tiempo y laasistencia del Señor -al fin y alcabo, tiene que conducir a todoel universo-; en otras ocasio-nes, la gente no cree que Dios

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la ayudará, y en consecuenciano se lo pide; en otros casos,es demasiado orgullosa paraadmitir que necesita auxiliodivino, y en otros más, quiereatribuirse el mérito ella mismao carece de la paciencia paraesperar. En fin, la lista esinterminable.

Cualquiera que sea el caso,quienes así proceden learrebatan las riendas a Dios y,pensando que ~n~hacerlo ellos rnfimos, comien-zan a espolear y azotarfrenéticamélite a los caballos.Les iría mucho mejor sisimplemente aprendieran aserenarse y disfrutar del viajedejando la conducción enmanos del Seoor. Dejar lasriendas en manos del Seftorrequiere fe y confianza"paciencia y humildad, pero ajalarga la cabalgata-es mui:hO

Dios es infinitamente máspoderoso que el hombre:

Salmo 8:3-4Isaías 40:15,17,22

Daniel 4:351 Corintios 1:25

Dejemos que Dios nosinfunda Sus fuerzas:

Salmo 20:7-8Salmo 84:5Salmo 105:4

2 Corintios 3:4-5Efesios 6:10

Filipenses 3:3c... NúmeY09

más fácil y todo sale mejor.D.I.I.

o poco es mucho si Dios estáen ello; y lo mucho es nada. no está.

cual sea la tarea o SitUación)enfrentes, Dios te dará

-.:.nner en la hora de necesidad,gracia para afrontar la desgra-da y sabiduría para desentr~ftarelen~, siempre y(Uaf)dQ lo ~as. I:,a situacio-nes stremas del hOmbre sonocasión ideal AMa la interven-ciórYdMna.

Éles capaz de hacer cosas queescapan a nuestro alcance:

1 Samuel2:9Salmo 60:11Zacarías 4:6Juan 15:5

Cómo recibir el poder de Dios:2 Crónicas 16:9Nehemías 8:10

Isaías 30:15Isaías 40:31Daniel 11:32Hechos 1:8

lo suspendió en el vado, y sesostiene bastante bien, ¿nocrees? Asr que ~Ipuede haceralgo a partir de alguien tanpoca cosa como tú, isi tan sólole escuchas, confías en ~Iy lesigues donde sea que te lleve!

rn""",...·emos hacer la obra delstro desprovistos de Sur.

la fortaleza divina se mani-fiesta en nuestra debilidad:

Isaías 40:29Salmo 8:2

Salmo 37:39Isaías 25:4

2 Corintios 4:72 Corintios 12:9-10

2 Corintios 13:4

Demos la gloria a Dios porobrar a través de nosotros:

Filipenses 2:131 Pedro 4:11

Isaías 10:13,15Jeremías 9:23-24

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Una antigua leyenda oriental cuenta que un gran sultán -cuya devoción a Dios era hartoconocida- se quedó una vez dormido y no despertó a tiempo para la hora de oración. ElDiablo, viendo que pasaba la hora, se acercó a él y lo despertó, apremiándole para que selevantara de la cama y empezase a orar.

-¿Quién eres? -le preguntó el sultán sobresaltado, limpiándose las legáñas de los ojos.-Ah, eso no importa -replicó la sospechosa figura-o Lo importante es que te desperté

a tiempo. Si no, por primera vez en diez años habrías faltado a tus oraciones.Y es que rezar esmuy piadoso, ¿no es cierto? .

-Estoy deacuerdo -repuso el sultán con aire satisfecho-o Ni se me ocurrlrfa perderme A<

uno de mis ratos de oración. iNi 'una sola vez! Pero ... un momento. Creo que te conozco ... sr,tu rostro me resulta familiar. Eres Satanás. Sin duda tu aparición tendrá algún propósitomaligno.

-En realidad no soy tan malo como tú crees -exclamó el intruso-o Al fin y al cabo,tiempo atrás yo era ángel.

-Eso no lo dudo -intervino el sabio sultán-; sin embargo, tú eres el Engañador. Sabidoes que a eso te dedicas. Por tanto, te exijo en nombre de Dios que me cügas por qué quieresque me levante a orar.

-Bien -respondió el Diablo impaciente por la insistencia del sultán-. Si es menesterque lo sepas, te lo diré. De haberte quedado dormido, olvidando tus oraciones, te hubierapesado mucho después y te habrías arrepentido. En cambio, si continúas como siempre, diezaños sin perderte un solo rato de plegarias, te sentirías tan pagado de ti mismo que sería peor"para ti que si hubieras faltado una vez a la oración y te hubieras arrepentido de ello imploran-do perdón a Dios. Al Altísimo le agrada más la falta envuelta en arrepentimiento que la virtudsazonad! con orgullo. ." " ~•..~

EN OCASIONES NOSCONVIENE equivocar-

nos. De no cometer algunoserrores, probablemente nosenorgulleceríamos tanto y nossentiríamos tan seguros denosotros mismos que noscreeríamos capaces de prescin-dir de Dios y de la ayuda de losdemás. Cuando en realidad, sinos sentimos orgullosos y

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auto suficientes no es productode haber cultivado una re la -ción más estrecha con Dios,sino de habernos infatuadocon nosotros mismos.

Claro que en nuestromundo moderno, a muchaspersonas se les ha inculcado laidea de que el orgullo es unagran virtud. A los ojos de Dios,sin embargo, el orgullo y la

santurronería son claramentepecados del corazón. De hecho,la Biblia enseña que «antes delquebrantamiento es la sober-bia y antes de la caída la altivezde espíritu» y que «Dios resistea los soberbios y da gracia alos humildes» (Proverbios16:18; Santiago 4:6).

Nuestros errores suelen serel medio del que se vale Dios

~ Número9

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para controlar nuestra soberbia,y con frecuencia contribuyen amantenemos humildes y adepender más de Su fortaleza ybondad en vez de apoyamos enlas nuestras. El Señor premia lahumildad. Él da más gracia a loshumildes y promete «estar conlos quebrantados de corazón ylos contritos de espíritu»(1 Pedro 5:5; Isaías 57:15).

Se ha dicho que de lo queparecen derrotas, Dios sacaalgunas de Sus victorias másresonantes. Puede que uno sepregunte qué suerte de victo-rias son esas. Dios frecuente-mente recurre a experienciashumillantes para convertimosen personas mejores, máscompasivas y capaces decomprender los errores ajenos,más amorosos y pacientes delo que seríamos en casocontrario. El Señor se vale denuestros errores para enseñar-nos cosas importantes quequizás no aprenderíamos deningún otro modo. ¿No esreconfortante saber que hastanuestros fallos pueden redun-dar en nuestro beneficio?

Naturalmente, para ello espreciso que seamos sinceroscon nosotros mismos, confese-mos voluntariamente nuestroserrores e intentemos rectificar-los. La frase más difícil depronunciar en cualquieridioma es: «Me equivoqué».Para poder hacerlo, hace faltauna humildad que solo Diospuede darnos, teniendo encuenta que la naturalezapecaminosa del hombre lolleva a querer parecer intacha-ble y perfecto, lo cual le impideconfesar sus errores.

En todo caso, si ansiamos laverdad y deseamos gozar de labendición de Dios, admitire-mos y confesaremos nuestras

COHiiJii/P, Número 9

faltas y errores con franqueza yhumildad. Habiéndolo hecho,podemos consolamos en quehoy somos más sabios queayer. Contrariamente a lo quepiensan algunos, admitir quese ha cometido un error esseñal de entereza y no unaconfesión de debilidad.

Además Dios sabe quesomos de todo menos perfec-tos. De hecho, sabe que nopodemos ser perfectos ni loseremos jamás. El quid delasunto no gira en torno a ser ono perfecto. Laclave está ensi se dependetotalmente delSeñor y seconfía en Él,en Su gracia,Su amor y Sumisericordia.¿Le damostoda la gloriay le reconoce-mos todo elméritosiempre queobramosbien? Cadavez quehagamos algobueno debe-ríamos decir:«Dale lasgracias aJesús, no a mí.Si actuéacertadamen -te, el mérito esdel Señor.»

Un buenprincipio aseguir es darlela gloria aDios por todolo que haga- ,}mos bien yatribuimos laculpa de todo

lo que hagamos mal. Esoevitará que caigamos en laartera trampa del orgullosanturrón, que viene a ser elorigen de casi todos lospecados.

Por eso, cuando cometas unerror y te sientas inclinado adesanimarte y dar lugar alabatimiento, recuerda lamoraleja de la leyenda delsultán: AIAltísimo le agrada máslafalta envuelta en arrepenti-miento que la virtud sazonadacon orgullo .•

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Respuestas2a tus • nterrogantes ...

, 'Paree-eque ro basta» ICLS horas del día para l-acer todo lo que ieroo• erdre YVIIl.-flOS.Se Me acuwala. el trab~o de tal forYVlll.-que fl/ sé por

dorde eMpezar: ¿uué hago?

PARA LOGRAR EL ÉXITOen casi cualquier rubro, muypocas cosas revisten tantaimportancia como aprender afijarse metas y formular unplan para alcanzarlas. Créase ono, la forma más rápida y eficazde hacerla es celebrar unareunión de planeamiento conJesús. Encomiéndale tu trabajoen oración y pídele que guíetus pensamientos al momentode definir tus objetivos, tantolos de largo como los demediano y corto alcance.Luego pídele que te ayude adeterminar cuál de ellos esmás importante, a fin de quepuedas ceñirte a una listabreve y susceptible de cumplir.Pídele también que te ayudefijarte un plazo realista para laconsecución de cada uno deellos. El hecho de consignar tusobjetivos por escrito te obliga aser preciso y específico. Ade-más te proporciona algoconcreto a lo que referirte12

cuando te sientas abrumado oconfundido.

Luego, antes de empezar atrabajar cada día, revisa tu listade objetivos de corto alcance ypide a Dios en oración que teayude a decidir en cuáles deellos debes concentrarte esedía y en qué orden. Ruega quete dé buen criterio para asegu-rarte de que tus objetivos seanprudenciales. Apúntalos yrevísalos varias veces a lo largodel día. Tacha las metas quevayas cumpliendo y añade lastareas nuevas que Jesús teindique a medida que surjan. Ala primera señal de contrarie-dad o confusión en torno a tutrabajo, deténte y pasa unosmomentos de quietud con elSeñor. Pídele que te ayude avolver a encaminarte y que tedevuelva la serenidad para quepuedas trabajar con acierto.

Al final de cada semanarepasa tus objetivos de media-no y largo alcance. Ello te

ayudará a apreciar lo que haslogrado y a comenzar la nuevasemana con buen pie.

No olvides que es posibleque ciertas metas cambien si sealteran las circunstanciasimperantes. Cuando el Señor teconduce a modificar una metao cambiar de planes porqueello resulta necesario, no debesequipararlo con un fracaso. Nodejes de consultar con Él paraque te revele cuándo debesalterar un objetivo o variar deenfoque a fin de hacer frente aalguna circunstancia o necesi-dad nueva.

Como es natural, cuandoores para planificar tu trabajo,no vayas a perder de vista elpanorama general. Por sobretodas las cosas, el Señor quiereque lo ames y que compartasSu amor con los demás.Imponte esos dos objetivosprimordiales y Él hará quetodo lo demás se aclare .•

[OH.éJ1ó1i, Núme ro 9

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,

I

La custodia policial del SeñorCuando contamos con el Señor y Su favor,

también nos beneficiamos de Su protección.Siempre y cuando guardemos una estrecharelación con Él, no tenemos porqué preocupar-nos. Nada puede sucedernos sin el permiso deDios.

Estamos rodeados por los ángeles del Señor.«El ángel del Señor acampa alrededor de los quele temen, y los defiende. A Sus ángeles mandaráacerca de ti, que te guarden en todos tuscaminos. En las manos te llevarán, para que tupie no tropiece en piedra.» (Salmo 34:7; 91:11-12.)Es como un escudo, un campo de fuerza anuestro alrededor que nos protege de todo mal.

Dios quiere protegernos, pero no puedehacerlo cuando a causa de nuestra necedad,descuido o desobediencia andamoscorreteando fuera del círculo mágico de Sucustodia. Necesita de nuestra colaboración.Mantengámonos, pues, cerca del Señor, hacien-do siempre todo lo que podamos por compla-cerle, pidiéndole en todo momento que nosbendiga y nos cuide, y orando sin cesar einvocando Su protección. Él y Sus ángeles seocuparán entonces de lo demás.

~detdiaJesús:Tedoy gracias porque no es preciso quesepa nada; lo único que tengo quehacer es conocerte.Te doy graciasporque no es necesario que seaalguien; me basta con estar aTu lado.Tedoy gracias porque no hace falta quesepa a dónde me dirijo; me basta conseguirte.Te doy gracias porque soydébil, para que pueda hacerse patenteTu fortaleza.Te doy gracias porque no séqué decir,y asíTú puedes hablar pormedio de Mí.Tedoy gracias porque noséqué hacer; asítendré que preguntár-telo.Te doy gracias porque lo único quetengo que hacer es rendirme aTi ydejar que Tú vivas en mí y obres porintermedio de mí; entonces no tendréque preocuparme de todo lo que nopuedo hacer.

Viene de la página 3

puesto al Señor, al Altísimo por tu habitación, note sobrevendrá mal. [...] Pues a Sus ángelesmandará acerca de ti, que te guarden en todos tuscaminos.» Aquellas promesas me infundieronuna paz interior increíble.

Me pregunté si alguien saldría herido deaquella situación. Recé por Pedro y todos losdemás pasajeros del bus, y luego para que no medescubrieran una suma considerable de dineroque llevaba en el bolsillo delantero del pantalón,de cuya existencia el asaltante todavía no sehabía percatado.

A mis espaldas escuché una discusión entrelos bandoleros y un pasajero. Lo amenazarondiciéndole que lo bajarían del bus y lo mataríansi se resistía a colaborar y no se callaba. Elconductor estaba tan nervioso que casi choca conotro bus que venía de frente en sentido contrario.

Enseguida otro de los forajidos se acercó arevisarnos otra vez. Se habían olvidado denuestros bolsos, que estaban debajo del asiento.Esta vez los encontró. En uno de ellos teníamosun grabador portátil, unas cintas y la billetera dePedro. En el otro, mi cámara fotográfica.

El descubrimiento de aquellos bolsos, que nohabían advertido en la primera inspección,enfureció tanto al bandido que empezó a insultara Pedro, apretándole el arma contra la cabeza.

Se pasó quince minutos hurgando debajo de nuestroasiento. El corazón me latía desbocado. Seguí orandoafanosamente por nuestra protección.

Finalmente, el bus disminuyó la marcha y se detuvo. Losladrones se bajaron. La pesadilla había concluido.

Pedro y yo nos pusimos a alabar jubilosamente al Señor,agradeciéndole Su amparo y que nadie había salido lasti-mado. Además resultó que los ladrones no me revisaronuno de los bolsillos delanteros del pantalón, que contenía elgrueso de nuestro dinero. Luego me acordé de lo que síhabían encontrado.

-Lo lamento por tu grabador, las cintas y la billetera -ledije a Pedro.

En ese momento alcé la vista y vi la correa de mi bolsoen el compartimento para equipaje ubicado arriba denuestro asiento. Con alegría descubrimos que ahí estaban elgrabador, las cintas y la billetera de Pedro, [intactosl La únicapertenencia nuestra que los ladrones se llevaron fue mivieja cámara de fotos que a duras penas funcionaba.

Así cumplió el Señor Su Palabra: «ASus ángeles mandaráacerca de ti, que te guarden en todos tus caminos». _

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-Inmediatamente después de lalí'ibulaoon de aquellos días, el solse oscurecerá, y la luna no dará suresplandor, y las estrellas caerán delcielo, y las potencias de los cielosserán conmovidas. Entoncesaparecerá la señal del Hijo delHombre en el cielo; y entonceslamentarán todas las tribus de latierra, y verán al Hijo del Hombreviniendo en las nubes del cielo conpoder y gran gloria. Y enviará Susángeles con gran voz de trompeta, yjuntarán a Sus escogidos, de loscuatro vientos, desde un extremodel cielo hasta el otro." (Mateo24:29-31.)

En este pasaje Jesús nos da aentender que la tribulación y el terrorque han de sobrevenir a la humani-dad en la hora más oscura de suhistoria llegarán a su fin abruptamen-te con la más radiante alborada: elgran retorno de Cristo con el fin derecoger a Su pueblo y llevárseloconsigo.

El Apocalipsis nos enseña que,poco antes del regreso de Jesús, Diosdesatará espantosas plagas y castigospara atribular a las fuerzas delAnticristo, las cuales pretenderánempecinadamente acabar con todoslos que se nieguen a aceptar la marcade la Bestia. La Biblia refiere conemditud cuánto durará ese período

pan tribulación: tres años yÓ 42 meses, ó 1260 días. (V.:25; 12:7; Apocalipsis 13:5;

ado que el día en que el~.ídillllviole el acuerdo de

Imagen y demande lamundo entero, sabre-

!tiullleDte cuánto faltará paral.Q"··JllUcristo.

Chao, Bestia; nos vamos arribaEl impresionante espectáculo

visual y sonoro que anunciará lasegunda venida de Cristo causaráasombro en todo el mundo. Cuandoaparezca la señal culminante -Jesúsviniendo en las nubes, irradiandosobrenaturalmente Su energía ypoder divinos sobre todo el orbe-,quienes lo hayan rechazado y hayanoptado por adorar a la Bestia toma-rán de repente conciencia del crasoerror que cometieron. «He aquí queviene en las nubes, y todo ojo le verá,y los que le traspasaron; y todos loslinajes de la Tierra harán lamenta-ción por Él» (Apocalipsis 1:7).

En cambio, para quienes conoz-can y amen al Señor, Su retornomarcará un momento de éxtasis,arrobamiento y liberación nuncaantes vivido. Los hijos difuntos deDios de todas las épocas resucitaránmilagrosamente, dotados de cuerposgloriosos. Se levantarán de la tumbay ascenderán para encontrarse conJesús en el aire. Quienes aún este-mos con vida en la Tierra experi-mentaremos una transmutacióninstantánea. Nos elevaremos connuestro cuerpo nuevo hasta llegar alas nubes, donde nos reuniremoscon el Señor. Así Cristo pondrá a losSuyos fuera del alcance de los quelos perseguían -los partidarios delAnticristo- y se los llevará victorio-sos a la celebración más grandiosaque se haya visto jamás, un aconte-cimiento conocido como la cena delas bodas del Cordero, el cual tendrálugar en el Cielo. (Apocalipsis 14:14-16; 19:6-9.)

Mientras tanto se derramará laterrible ira de Dios sobre las fuerzasde la Bestia. Será un período tanpavoroso que la Biblia dice: «Enaquellos días los hombres buscaránla muerte, pero no la hallarán»

YAESTABA

ESCRITO

~ Número9

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Quienes aúnestemos

con vida enla Tierra

experimen-taremos una

trans-mutación

mstcnmneu

(Extracto de 'Iáestaba escrito, de

Michael Roy.)

COIfii1iiIi Número 9

(Apocalipsis 9:6).Luego descenderán las tropas del

Cielo encabezadas por el propioJesús para acabar con la Bestia ydestruir su gran imperio internacio-nal en la temible batalla de Armage-dón. Esa gran matanza tendrá lugaren el valle de Meguido y sus alrede-dores, cerca de Haifa (Israel). Lapalabra hebrea Armagedón significaliteralmente alto o monte de Meguido.Señalará el fin de los crueles regíme-nes humanos sobre la Tierra. Diosmismo, por medio de Jesucristo-Rey de reyes y Señor de señores-,escoltado por Sus huestes celestiales,se apoderará del mundo para gober-narlo como habrían podido hacerlolos hombres de no haber desobedeci-do a Dios y optado por seguir egoís-tamente su propio camino. Asícomenzará una era de mil años depaz y abundancia en un paraísoterrenal (Apocalipsis 19:11-21; 20: 1-4).

Fe para hacer frente al futuroEs innegable que vivimos en una

época en extremo interesante. Nosencontramos en el umbral de grandestransformaciones.

La precisión con que estas ances-trales profecías describen las condi-ciones imperantes en nuestros días[tal como hemos delineado enanteriores entregas de Yaestabaescrito} debiera infundimos fe. Enprimer lugar, inspira confianza elhecho de que Dios no sólo tienepoder para prever el futuro, sino queademás se preocupa por nosotros detal manera que nos revela por ade-lantado lo que ha de suceder. Jesúsdijo: «Ahora os lo he dicho antes quesuceda, para que cuando suceda,creáis» (Juan 14:29).

Asimismo, viendo que el estado enque se halla hoy el mundo fuecerteramente predicho en los sagra-

dos textos, es lógico suponer que losvaticinios bíblicos aún no cumplidostambién se harán realidad. Segúnellos, surgirá un gobierno suprana-cional encabezado por un demoníacopersonaje que impondrá a la fuerzaun sistema de crédito tecnocrático.Los que se nieguen a colaborar con elrégimen del Anticristo serán perse-guidos. Dios, sin embargo, interven-drá enviando a Jesucristo pararescatar a Su pueblo, derrotar a lasfuerzas del mal y establecer Su eternoReino de amor en la Tierra.

No hay por qué temerEl desarrollo de estos sobrecoge-

dores acontecimientos del fin de lostiempos no tiene por qué infundimosmiedo o causamos desconcierto. Sibien Jesús advirtió que en los postre-ros días «desfallecerán los hombrespor el temor y la expectación de lascosas que sobrevendrán en la tierra»(Lucas 21:26), también aseguró quequienes lo conocemos y lo amamosestaremos en condiciones de enfren-tar esos hechos con una actitudpositiva y victoriosa.

Dejó muy claro que estas últimasseñales del fin serían una indicaciónde la proximidad de Su regreso pararescatar a los Suyos: «Cuando estascosas comiencen a suceder, erguíos ylevantad vuestra cabeza, porquevuestra redención [liberación] estácerca» (Lucas 21:28). Puede que nonos guste todo lo que ocurra -partede ello sin duda resultará inquietan-te-, pero al menos sabemos queterminará bien.

Si tienes fe en Dios y en Su Pala-bra y vives una relación estrecha conÉl, aunque a tu alrededor hayaguerra, confusión, caos y tribulación,en tu interior puedes tener tranquili-dad gracias a Jesucristo, el Príncipede Paz .•

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LA 08 Jesús, con ca ño

a fe es la llave maestra en..•• ~- la vida del cristiano. Es laclave para que Mis hijos a quienestanto amo, gocen de bendiciones,de provisión, de fuerzas, deprotección y de inspiración, ypara que reciban todas las dádivasque deseo concederles.

Ten fe en Mi amor y en Mispromesas, fe que te permitaobedecer a pesar de lo que puedaocurrir, a pesar de que enfrentesobstáculos insuperables y situacio-nes aparentemente imposibles.Esa es la prueba del amor quealbergas por Mi: que tengas fe enMí, en Mis Palabras y e ipara cumplirlas. El granme tienes se manifiesta enla llave maestra de la fe

Guarda ese valioso tesóFo,quete he dado, esa llave de oro, esllave maestra de la fe.conservarla debes cuidarla \.~l""",:,,;",.

gran esmero y apacentarte. cons-tantemente de Mis Palabras, queson espíritu y son vida. lamedida en que lo hagas raceptar Mis Palabras, empapartede ellas, absorberlas y participarde ellas- mantienes bruñida yresplandeciente la dorada llave dela fe, con la cual abrirás muchaspuertas imponentes que te daránacceso a Mis bendiciones para loque necesites en todo aspecto detu vida.