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CONGRESO DE VINICULTORES SESIÓN INAUGURAL CELEBRADA EL DiA 7 DE JIINIO DE 1856 Abierta á las dos y veinte ininutos do la tarde, dijo El Sr. MiniStro de Estado (Moret): Señores: Mis primeras palabras han de ser para enviar un testimonio de ^rofunda sim- patía y aprecio sincero al Sr. Ministro de Fomento, si quien dolo- res profundos que sdlo el tiempo puede mitigar, han impedido venir á inaugurar esto Congreso de Vinicultores. Seguramente, señores, por mucho que sea el sentimienio al ^er lo que demuestran estos actos, semejantes manifestaciones, en las cuales la vida, el bullicio y la animación se producen y se expre- san, forman unánime contraste con el vacio, la tristeza y el eilencio que la muerte deja en el alma de aquellos que tienen que llorar sus designios. Vengo, pues, en su nombre y en el del Go- bíerno á cumplir el grato deber de inaugurar con indecible com- placent;ia y con orgullo y alegría indescriptibles este Congreso Vinicola. Hace pocos días tuve también la honra de inaugurar el Con• greso Merca,ntil de España, y hoy lo hacemos de uno de los ra- mos de riqueza más importantes del pais, siendo ésta una débil manifestación, que llena de esperanza al mundo, de lo muclao que vale la producción nacional. iBien haya la libertad, que produce estos resultados, y bien haya, sobre todo, un país ©n el cual, en vista de esta manifestación de riqueza y de este con- curso de las fuerzas productoras, puede todo el mundo desviarse

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CONGRESO DE VINICULTORES

SESIÓN INAUGURAL

CELEBRADA EL DiA 7 DE JIINIO DE 1856

Abierta á las dos y veinte ininutos do la tarde, dijoEl Sr. MiniStro de Estado (Moret): Señores: Mis primeras

palabras han de ser para enviar un testimonio de ^rofunda sim-patía y aprecio sincero al Sr. Ministro de Fomento, si quien dolo-res profundos que sdlo el tiempo puede mitigar, han impedidovenir á inaugurar esto Congreso de Vinicultores.

Seguramente, señores, por mucho que sea el sentimienio al ^erlo que demuestran estos actos, semejantes manifestaciones, en lascuales la vida, el bullicio y la animación se producen y se expre-san, forman unánime contraste con el vacio, la tristeza y eleilencio que la muerte deja en el alma de aquellos que tienen quellorar sus designios. Vengo, pues, en su nombre y en el del Go-bíerno á cumplir el grato deber de inaugurar con indecible com-placent;ia y con orgullo y alegría indescriptibles este CongresoVinicola.

Hace pocos días tuve también la honra de inaugurar el Con•greso Merca,ntil de España, y hoy lo hacemos de uno de los ra-mos de riqueza más importantes del pais, siendo ésta una débilmanifestación, que llena de esperanza al mundo, de lo muclaoque vale la producción nacional. iBien haya la libertad, queproduce estos resultados, y bien haya, sobre todo, un país ©nel cual, en vista de esta manifestación de riqueza y de este con-curso de las fuerzas productoras, puede todo el mundo desviarse

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de las corriontes do la política, para dar ánimos á los que estánaccidentalmente on la administracíbn de la nave del Estado!

Y no son estas palabras ociosas, ni meros cumplimientos, nifrases de vana alegría; son realmente, y lo sabéis cada uno de vos-otros, y lo vais á probar con vuestra sabiduría, que la riquezaaqut representada es una de las más grandes de España; uo díréla más grande, por temor de ofender á^ ninguna otra; pero sí diréque es una de las más grandes do la produccibn de este país.Vosotros tenéis el derecho do decir, y yo le tengo, volviendo olrostro á las personas aquí reunidas, y recordando las provinciasque representan, que la vid, señores, es la plauta nacíonal porexcelencia; aquella que va á todas partes, que se mauifiesta eu lasmontaffas de roca de Cataluffa; en las colinas bordeadas por elMediterráneo; en la regibn del Duero, que no contento con haberfecundizado el centro de España, va á fecundizar los campos doOporto; en todas las revuoltas del Guadalquivir; cerca de mi pa-tria, en Jerez; con el rojo del granate y el amarillo del topacio,produce la fuerza y el bienestar de todas las comarcas de España.

Y como si no bastara, allz;, en los fértiles valles de las Baleares,lo mismo que en las risueiias faldas del Teide, se produce con ex-traordinaria fuerza y con vigor inusitado.

Por esto, señores, ha producido tan extraordinarios resultados,que no hay palabras suficientes para píntarlos, y acerca de loscuales no quiero hacer poesía, porque basta con ver la roalidad.

Cuando un país vecino ha visto herida de muerte su riqueza conla filoxera, los mostos espafíoles le han permitido rehacerse cualla sangre que, por el procedimiento de la trasfusibn, se lleva á lasvenas del moribundo y le vuelve á dar la vida y la robustez.

En medío de la crísis que la produccíbn amerícana ha traído átodo el univorso, y en medio de los cou8ictos que para el arroz,para los granos, para los ganados y para casi todos los productosagrícolas ha traído el envlo colosal de la América del Norte, lavi^a ha resistido á esa competencia, y la producción dol vino haservido para pagar la contribución, para roturar las tierras, paracompensar hasta el olivo, que había sído un tíempo la esperanzade España. Y ahora, al perder aquella ilusibn que se había creídouotar, al lado de su rugoso tronco se planta la verde viña paradar mayores rendimientos al propietario.

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- 7^ --Pero, sefiores, estos grandes elementos, esta gran representación

que traéis, os impone grandes debcres: no se obtiene en el mundoalgo, sin que este algo imponga también un deber quc cumplv.

La propiedad, la riqueza, el bienestar, impone jDios sabe quémultitud de deberes para el propietario y para el paísl Vosotrostenéis, sin duda, graudes derechos, pero tenéis también grandesdeberes; tenéis, ante todo, este deber d© reuniros para discutú• loque directamente importa á vuestros intereses, no sólo individua-les, sino colectivos; de asociaros para estudiar y resolver trascen-dentales problemas íntimamente rclacionados con esos intere^eshaciendo uso de los procedimientos del progreso de la libertad po-lítica, que demuestran no ser formas vanas las por que hemos lu-chado tanto tiempo y con tanto entusiasmo, ni meras arquitectu-ras, en las cuales penetra cl aire zumbando coxno entro las ruinasde las viejas catedrales, sino xnoldes de la vida, en los quo se aco-plan grande^ energías para producir fecundos resultados.

Después de todo, tenéis la obligación de escribir una serio deideas que lleven á consecuencias prácticas; porque, señores, he-mos llegado á un momento en que necesitamos trabajar, aportan-do cada uno nuestras facultades y esfuerzos para obtencr nuestrobienestar y nuestra riqucza de tantos veneros de producción comoplugo concedernos á la naturaleza, y que hasta ahora yacían casiinexplotados. No os fiéis sólo cn el Gobierno; porque el Gobiernoes una resultante que se quedaría sin eco si no hubiera fuerzasque le prestaran su apoyo; y e1 eco, si no hay voce^ quc hablen,no puede producir sonidos. No os fiéis, pues, en cl Gobierno; fiaden vosotros xnismos. Tenéís, ante todo, uncosidad de estudiar cámode esa iumensa riqueza quc brota del suclo espax^ol, se sacan mos-tos buenos y cle una manera tan pura y tan rica como los queotros paíse^ pueden producir, superiores á todos, pues tenéis laprimera materia que la ciencia de la quíxnica baja á buscar á lanaturaleza purificándola. Vuestro deber, el más poderoso, es ponez•en armonía estos dos elementos y hacer producir á la tierra puroel viuo. Ya es hora de que los mostos españoles no vayan al otrolado del Pirineo á recibir una trasformación cualquiera, un uom-bre y un bautismo; que á nadie nos gusta enviar á nuestros hijosá extranjero suelo, sino con la bandera y con la lengua d© la nacionalidad.

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Ya es hora también que se haga, sin vacilación, aquollo que esnecesario para garantizar la verdad: la marca del propietario; lalegitimidad del vino; la imposibilidad de falsificarlo.

No olvidéis que la explotación de ese enjuague tiene por objetovender pronto, y vender mucho, en vez de vender puro y bueno;y que la Tegalidad es la primera condición de un comercio queestá llamado á regenerar la prosperidad de nuestra patria.

Después, señores, pensad en otra cosa; pensad--y esto que voydiciendo es lo que vais á tratar, y por eso mo permito indicarlo,-pensad en que esta riqueza que brota de nuestro suelo, no cabeen España; que nos hacen falta los mercados extranjeros; quehay una América del Sur que desde há tiempo se surtía única-mente de nuestros productos, y en la actualidad, no sólo va dismi-nuyendo su demanda, sino que arnenaza no volver á apreciar laproducción de los caldos españolos. Pensad también en que nobasta hacer tratados de cornercio ni abrir mercados; que hacenfalta ]íneas de navegación, buques quo cubran con el pabellón es-pañol las mercancías patrias; porque si nosotros no llevamosnuestros productos, otros llevarán los ajenos, y para los nuestrosacabará por no haber plaza.

Estos argumentos tienen uri inmenso valor; y allá, en la Aus-tralia, en California y en la América del Norte, están tambiénarraigando las viñas y croando una inrnensa riqueza; pero esta-mos antes en el mundo, y los que llegan ant©s, pueden decir,como el refrán, llegan dos veces. Corramos, pues, abriendo losmercados; al Gobierno toca organizar las líneas de navegación,ensegando las producciones; á vosotros toca desarrollar la riquezacon vuestra actividad, con vuestro mutuo concurso y con vu©stravoluntad y lealtad reunidas.

Por último, penetraos del octavo de los temas que han de serobjeto de discusióu de este Congreso, que es quizá el más simpá-tico de todos. Señores: predicad con el ejemplo y enseñad también.El carácter de la buena nueva es predicar constantemente el Evan-gelio; que es tan grflnde, tau hermoso y tan eterno, quo. una vezdicho en el mundo, está repitiéndose siempre y nuuca se aprendebastante. Aprended y enseñad; aprended vosotros y enseñad des-pués; escuelas, métodos, propagación de agencias de que habláis,más quo agencias, de Cámaras de comercio internacionales en el

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oxtranjero, para levantar vuestro crédito aquí, para abrir merca-dos y para asegurar los que hoy tenéis allí.

A todos estos esfuerzos, señores, á todos ellos está dispuesto elGobierno. En su nombre, os pŭedo dar la más completa segnri-dad, no sólo de que seréis oídos, sino de que seréis ayudados convohemento interés, y que tendrá inmediato resultado, tan prontocomo esté en sus facultades, todo aquello que acordéis con unvoto suficientemente fundado y general, para que signifique la re-presentación de la clase vinícola espaSola.

Con esto, señores, voy á concluir; pero antes de hacerlo, tengodos deberes que cumplir; ambos sumamente gratos; mucho má^sel segundo que el primero.

En primer lugar, yo también soy uno de vosotros. EI AteneoMercantil de Valencia me ha enviado, y acabo de recibirla, sudelegacián para representar elementos de aquella rica ciudad eneste Congreso; y si personalmente no podré asistir á él para to-mar parte en sus deliberaciones, no me faltarán seguramente losmedios de cumplir con este honroso cargo. Mas si esto debo deci-ros como uno de tantos, cúmpleme, en nombre del Gobierno, da-ros una noticia que espero os será gratísima.

Há pocas semanas que en el Parlamento de la vecína Repúbli-ca se ha presentado un proyecto de loy, el cual conocéis todos vos-otros, con el nombre de «Ley de los alcoholes,^ y cuya presenta•ción ha excitado en todas las provincias de Espaf^a un movimien•to de alarma, y ha motivado un sin número de exposiciones queel Gobierno ha recibido, y en las cuales se ha apoyado para lasnegociaciones que ha debido emprender. Pues bien, señoros; ten-go la satisfacción de deciros que el Embajador de S. M. en Parístelegrafía al Gobierno haber recibido la seguridad del Presidentedel Consejo de la vecina Repáblica, de que cuando la «Ley do losalcoholes» llegue á votarse en las Cámaras y á plantears© en el a^iopróximo, no se altorará en nada el convenio de 1882, y los vinosentre doce y quince grados, amenazados por el art. 22 d© aquelproyecto, seguirán pagando, como hasta ahora, sólo los dos fran-cos; voto unánimemente expresado por todas las provincias deEspaña, y al cual se había asociado el Gobierno, gozoso de pode-ros trasmitir osta que considero una buena noticia.

Y ahora, señores, termino declarando inaugurado ol Congreso

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de Vinicultoros, deseándoos un verdadero acierto on todo aquello

que vais á discutir, y ofreciéndoos la acogida más satisfactoria á

cuantas resoluciones podáis tomar. (1lficy bien, muy bien. I^u'ulosos

y7rrolonqados aplausos.)(El Sr. Ministro de Estado se retira, y ocupa la Presidencia el

Sr. Marqués de Perales.)(El Sr. Secretarío (Cañabate) da lectura de la Real orden eon-

vocando la celebración de este Congreso, y de los temas que hande ser objeto de sus deliberaciones; documentos que se insertananteriormente y que no reproducimos ahora para evitar repetición.)

El Sr. Yresidente (Marqués de Perales): Ahora procedía leer losnombres do los Sres. Comisionados asistentes á este acto; pero sile parece al Congreso, para ganar tiempo y evitar un acto un tantomoiesto, se pasará á leer las conclusiones, y el nombre de los se-ñores representantes vendrá lucgo, irnpreso en el libro en que seha de dar cuenta de los trabajos del Congreso.

(Hecha la oportuna pregunta, el acuerdo del Congreso fuó afir-

mativo.)

El Sr. Presídente (Marqucs de Perales): El Sr. Quiroga Balles-teros, dignísimo Director general de Agricultura, Industria y Co-mercio, y encargado de la ponencia del primer tema, tiene la pa-labra.

El Sr. (^,uiroga L. Sallesteros (D. Benigno): Seí^ores, la casua-lidad de ser el que tiene la honra de dirigiros la palabra Dírectorde Agricultura en los momentos en que se solicitó la celebraciónde un Congreso de Vinicultores, ha hecho que yo venga á desem-peí'iar c+l cargo de Presidente de la Comisión ejecutiva que ha pre-parado la reunióu de esta Asamblea. Los compañeros de Comisiónme encargaron de la ponencia de tmo de los temas, y yo he redac-tado el dictamen en la forma que voy á tener el honor de leer:

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TEMA PRIMERO

Procedimientos prácticos qne haa de emplearse para llegar en breve á obteaer uaa

astadistica vinicola.-Gué iafluencias legales haa de poaerse en juego para el

mejor desarrollo de la riqueza vinfcola de Espafia.

I

Procedimie^atos prúcticos qece han c^e emplear.^e para llegar ú o^tener

eyi Tir•eve u^aa estadística vinícola

Expresar en términos numéricos los hechos presentes y pasa-

dos, y combinar después esas breves cifras, para cleducir resulta^

dos con el carácter de precisión y certidumbre, propio de las cien-

cias matemáticag, es el procedimiento peculiar de la estadística,

que constituye ya un sistema de investigación, euya importancia

crece de día cn día, á medida que los datos se multiplican y los

medios de observar se perfeccionan. ^lplicado á todos los hechos

socialeti, descubre resortes miateriosos de la vida de los pueblos y

los elementos fundamentales de su economía, proporcionando á los

poderes administrativos y políticos la Iuz de la más alta razón; di-

rigido á uu punto cualquiera de la vida práetica, por su medio sc

llega á la conquista de verdaaes ^gnoradas, teni©ndo en sus gua-

rismos los mejores axguxnentos en favor de todo consejo, los tes-

timonios xnás perentorios y las pruebas más ju5tificativas de tacla

determinación. Pocos, muy pocos son los conocimieutos humanos

para cuyo desenvolvimieuto progresivo no haya que recurrir á, laestadística, pidiéndole sus servicios y tomándola por auxiliar; y

este es px;ecisamente el caso en que se encucntra nue5tra industria

vinícola, la más extensa y variada de las que al cultivo del suelo

se refieren, y la más útil y productiva quizá en nuestra patria, si

se considera la facilidad con que cl terreno y el clima se prestan

al cultivo de la vid, la bondad de su fruto y el afán con que se

procura desde el litoral de las provincias del Mediodía hasta las

costas del Norto menos favorecidas par ^la temperatura.

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La superioridad que bajo este aspecto espontáneamente la na-turaleza ha concedido á nuestro país, hasta el punto de que nin-guno se preste más dócilmente al cultivo de ese precioso arbusto,ni haya otro en donde su fruto sea tan abundante y variado nide tan ventajosas condiciones para la vinificación, hace que, auncuando ésta no alcance en todas nuestras provincias el grado deperfección de quo es susceptible, y en alguuas se resienta de undeplorable atraso, no sea posible desconocer ni la excelencia denuestros vinos, sobre todo la de los fuertes y generosos, con razónacreditados en el mercado de ambos mundos, ni su rica variedad,puesto que desde los de maceración, do mucha capa, fuerza alco-hólica y robustez, para el consumo de la clase obrera, hasta losligeros, frescos y aromá^ticos proferidos por nuestras clases acomodadas; desde los vinos secos y pálidos, ó los licorosos y dulces,hasta esos otros cuya bullidora espuma es la d©licia de Ios aficio•nados á los placeres de la mesa, no hay término medio, no haymatiz que no tenga su representacián ontro los vinos espaf^oles.

Y dicho esto en demostración de que España tiene en sus vinosuna riqueza inmensa, que si hoy no rinde todas las utilidades deque es capaz, pueden éstas llegar á ser de gran consideración eldía en que, mejor apreciada y conocida de propios y egtrañós,deduzca de este mismo conocimiento el augilio que demanda auimportancia, no se necesitan nuevas razones para justificar plena-mente el empeño que debe ponerse en la mejora de esta indus-tria, como tampoco son precisos otros argumentos para hacercomprender que una estadística verdad, que en sí misma ofreceuno de los remedios que se buscan, es además camino seguro parallegar á descubrir otros muy eficaces. Indudablemente: puntuali-zar cuánto es lo que ae produce y cuánto lo que el mercado recla•ma; saber cuáles son las cualidades de lo producido y cuáles lasque el consumo prefiere; inquirir dónde están las más abundantesfuentes de producción y dónde radican las necesidades más impe-riosas que promueven la demanda; traducir en cifras estos hechosy otros análogos que los completen; reducir á guarismos estosdatfls y otros semejantes que con ellos se relacionan, es contarcon elementos que se prestan á mil y mil combinaciones, es dis -poner de la magia de los números, que, puesta al servicio de larazón, permite llegar á esas admirables síntesis que, en frase cuya

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sencillez no cabe superar, aeffalan el sintoma del atraso al lado dela fórmula del progreso.

Compréndese, desde luego, que semejante trabajo requiere enquien haya de realízarlo, entro otras circunstancias, unidad decriterio y especialidad de conocimientos. Los ingenieros agráno-mos al servicio del Estado en las provincias, y una Comisiónconstituída por individuos de la Junta facultativa agronómicaque ordene, centralice y rouna los trabajos do aquéllos, parece unorganismo apropiado para dicho fin. Como elementos auxitiarespueden considerarso todos aquellos que, por su dependencia ofi-cial, deben ponerse á contribución siempre que se trata de unamedida do general interés; y eomo interrogatorio puede servir,adicionando algún cuadro que detalle y determine más las calida-des, el adoptado por el Consejo superior de Agricultura, Industriay Comercio para el importante trabajo que con el nombre de^Información vinícola» acaba de publicarse. Por este medio, cou•tando con el celo é inteligeucia de aquellos funcionarios y con elauxilio que puede prestarles la Administración para allanar losobstáculos que encuentren en el desempei^o de su cometido, esindudable que en breve plazo podrá puntualizarse, en lo que ^, laviticultura interesa, cuánto es lo que en Espatla se produce,cuánto lo que se consume y cutinto lo que se exporta.

II

In,^luencias legales que Zaan de ponerse en j2ceqo para el mayordesarrollo de la riqueza vinícola en Es^r^aña

Huyendo de exagerados optimismos, en quo han incurridocuantos han visto en Espaiia el país más fértil de la tiorra, el quemejor se presta á los afanes del labrador, el que con menos traba•jo y menores dispendios rinde los productos que el hombre de-manda ^, la agricultura, sin fijarse en que sus altos pá,ramos, losfuertes escarpes de sus muchas cordilleras, sus dunas, sus arena•les, representan una inmensidad de terrenos, si no de todo puntoestériles, completameute rebeldes á toda clase de producciones, ysin cant^r con que lo dcstomplado del clima y la falta de agua,unido á la enorme altitud é inclinación del suelo, son otros tantosobstáculos á todo progreso agrícola, préciso es recanocer que la

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vid, ese precioso vegetal tan utilizado por el hombre desde la más

remota antigiiedad, ese rico arbusto cuya frugalidad iguala ^ la

del mismo pino marítimo, encuentra en nuestro suelo y en nues-tro clima condiciones que no le presta ningún otro, y preciso es

reconocer también quo el viticultor español, apreciando en lo que

valen las egcelencias de tan productiva planta, no escatima afanes

ni cuidados dirigidos oon rara inteligencia á su cultivo y trata-

miento .El arte y el trabajo ofrecen generalmonte en los viñedos de Es-

paña, en sus labores y beneficios, un modelo que imitar, no tanapreciado como debiera serlo. Para desvanecer cuanto pueda de-cirse en contrario, dando fácil acogida á infundadas prevenciones,basta acudir al exatnen d© los hechos; basta recorrer los vifiedosde Catalu^ia y muchas gartes de Castilla, y sobre todo, los de San-lúcar y Jerez de la Frontera, para advertir hasta qué grado deperfección se lleva en esos países los trabajos que requieren las vi-des, con cuánto conocimiento y esmero se eligen sus terrenos, severifican sus plantaciones y poda, se distingueu las cualidades fisio^lógicas de los sarmientos, se arreglan las cabezas y brazos de lascepas, se hace la replantación de las marras , el deshoje y ahor ^quillamiento de las varas, la diversidad, en fin, de las labores queexige el cultivo m^as esmerado.

Desgraciadamente, no puede decirse otro tanto de la vinicultura.

Excepción hecha de los cultivadores de vifías, cosecheros y pro-

pietarios de Jerez y Málaga en Andalucía, y algunos almacenistas

en Madrid, Alicante, Barcelona y cosecheros de la Mancha, los de^

más, con la rara excepcion de algún rico propietario 6 alguua

Sociedad, siguen, por regla general, en la fabricación y mejora-

miento de los vinos, sólo perniciosas rutinas, métodos reprobados

y manipulaciones defectuosas legadas por la ígnorancia, dando

lugar á que muchos propietarios que abandonan sus vifias por-

quo no les producen lo bastante á cubrir los gastos de cultivo y

contribución, se desesperen cuando ven que sus vinos, traslada-

dos á Francia y aun dentro de España mismo, como sucede con

los que se llevan á Jerez para ser m©jorados por capataceŭ de bo-

dega inteligentes, se venden luego á un precio que no pudieran

imaginar.

Para que eatos casos no so repitan, es preciso que nuestros co

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secheros, menos satisfechos de ciertoa procedimientos admitidossiu examen, formen ideas más exactas de la influencia del terrenoy el clima sobre las propiedades ffsicas de la uva, conozcan mejorla etiología de la fermentación, apreciando cómo obran el aire at ^mosférico, la masa fermentable y los principios constitutivos delmosto, explicándose la producción del calor, el desprendimientode gases y la formación del alcohol, y reconociendo en sus efectoslos medios de calcular el tiempo y las circunstaucias favorablesdel trasiego, clarificación, aroma y fortaleza de loa vinos; en unapalabra, es indispensable modificar todo lo quo se opone á losconsejos de la ciencia y de una ilustrada práctica, procurando lainstrucción del labrador. Para ello, y así se significaría la accióndel Gobierno en favor de la industria de que se trata, debe publi•carse y repartirse con profusión, y por cuenta del Estado, unacartilla vinícola, en la que se den las reglas de la buena elaboraciónde los vinos, puesta en lenguaje claro, sencillo y breve, y un pe-riódico en el que se instruya al labrador en los adelantos de la vi-nicultura, dándole además noticias de existencias y precios de losproductos que le interesan.

«Esta cartilla y este periódico, como dice el luminoso dictamende la información vinícola antes citada, vendrían á ser de gran-des resultados, porque en los días de fiesta y en los ratos de ocioel labrador buscaría su entretenimiento en esta lectura; ya solo,ya con sus compañeros, discutiría las dudas que se le ofrecieran,haría experiencias, y así, paulatinamente y sin dars© cuenta, semejoraría la elaboración, y la instrucción del labrador sería unhecho.»

Ciertamente que, generalizados los buenos métodos de fabrica•cióñ, nuestros viuos, por lo que á la calidad se refiere, competiríancon los mejores de Europa en los mercados extranjeros; pero aúnhay otro factor más importante y decisivo para esa competencia,y del cual no se ha hablado todavía: el precio. Es el precio de unvino en el mercado el total de una serie de sumandos, muchos delos cuales, independientes por completo de la acción del produc-tor, son para él obstáculos insuperables que sólo los poderes pú-blicos, mediante acertadas disposiciones, pueden allanar. Poco im-porta que el viticultor se esmere en su trabajo, y que los métodosde vinificación aean irreprochables, si no hay facilidades para lle-

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var los productos €^ los centros de consumo; no basta que la ob_tención de la prim©ra materia y su elaboración despué ŭ se realicecon la mayor economía, si una exagerada imposición grava losproductos de la tierra; nada se consigue de que una exuberanteproducción exceda al consumo local, si los mercados extranjerosnos cierran sus puertas con derechos arancelarios fuera de todamedida. ^ La contribúción territorial, las tarifas de trasporte enlos ferrocarriles, los derechos de exportación cuando pasan decierto límite, que es lo que en España sucede, son obstáculos quesólo la ley puede remover. Y si á esto se affade la falta absolutade vías de comunicáción de ordon inferior en que muchas comar-cas se encuentran, con más la amenaza de invasiones de plagas,como la filoxera, tan difíciles de atacar, quedarán enumeradas lasprincipales trabas que el desarrollo de la riqueza vinícola de nues-tro país encuentra, y la acción aislada del individuo no pued©evitar. Es la acción colectiva, son los poderes constituídos los que,acudiendo ti. poner pronto remedio á estos males, deben dictar, en-tre otras, las medidas siguientes:

l.n Reducción de la contribución territorial en lo referento alcultívo de la vid.

2.a Unificación y rebaja de las tarifas de ferrocarriles, facili-tando el retorno de los envases, obligando á las empresas á cui-dar ^nejor los caldos en su trasporte, exigiendo su inmediato em-barque; á que tengan vagones cubiertos para no exponer las pi-pas al sol ni al frío, y muelles también cubiertos para colocar losvinos mientras no haya vagones.

3.a Apertura de nuevas carreteras afluyentes á las vías férreas,conservación de las existentes y construcción d© caminos vecina,-les en las montañas.

4° Modificación de los tratados de comercio con rebaja de de-rechos en favor de toda clase de vinos, buscaudo el medío de quese nos abran los mercados extranjeros, particularmente los deAmérica.

5.a Aplicación enérgica y constante de los procedimientos deegtinción de toda elase de plagas que amenaceu á la producciónvinícola, utilizando los adelantos de la ciencia y de una prácticailustrada.

Realizadas todas estas aspiraciones, conseguidos todos estos

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deseos, bien seguro es que, estimulada la producción, nuestra in-

dustria vinícola llegará á su apogeo, cesando asa elaboración des^

cuidada, donde las cosechas son abundantísimas y donde á veces

se arroja la del año anterior para envasar la nueva; de las entra-

t^as de nuestr.as provincias saldrán excelentes y exquisitos vinos,

f^ precios con que no podrán competir los de ningún país del

rnundo, y el comercio universal llevará á los remotos confines lo

que hoy se conoce únicamente en las comarcas productoras. He

d1C110.-BENIGNO QUIROGA L. BALLE3TEROS.

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): Abrese discusión sobreel dictamen leído.

(E1 Sr. Marcoartú y otros representantes piden tomar parte enel debate.)

El Sr. Yresidente (Marqués de Perales): El Sr. Marcoartú tie-ne la palabra.

El Sr. Marcoartú: Señores: Veo en el programa que son ochotemas los que hay que discutir en este Congreso: solamente tene-mos cinco días para su discusión, y yo pregunto si en estoscinco días podromos discutir todos reunidos cuestionea tau impor-tantes como las que están aquí consignadas en estos ocho temas.

Se me ocurre que aquí podría hacerse lo que se acostumbrageneralmente en todos los Congresos, y es dividir el trabajo, dívi-dir en secciones el Congreso. Saltan á la vista dos grandes divi-siones en el programa: una, que hace relación á lo que pudiéra-mos llamar la cuestión técnica; otra, que podríamos llamar lacuestión económica, y hay individuos del Congreso que podrántener especial interés en discutir la primera, aunque no esténmuy versad©s en la segunda, y viceversa. Yo pregunto á la Mosa,yo pregunto al Congreso: ^,no sería mucho más oportuno, no seriamucho más fácil, uo sería mucho más provechoso dividir el Con-greso en dos grandes secciones, una técnica y otra económica,asociando á la primera parte, es decir, á la sección técnica, lascuestiones que están precisadas en el primer punto, en el tercero,en el cuarto y en el quinto, dejar algunas de las que pertenecen alprimer punto y todas las que se refieren al segundo á la seccióneconómica4 Me parece que con esto tendríamos más tiempo, por-

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que podríamos discutir en cada una de estas secciones los puntosque á^ etla se refirieran. Es todo lo que tenía que proponer á laMesa y al Congreso.

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): Procuraría, por lo queá mí respecta, complacer al Sr. Marcoartú, y aun proponer al Con-greso la necesidad de esta división; pero yo tengo que atenerme álas bases con arreglo á Ias cuates se ha reunido este Congreso.

Un Sr. Secretario se Qervirá dar lectura al art. 2.° del Regla-mento.

El Sr. Secretaxio (lee): «Artículo 2.° El Congreso podrá acor-^dar se prorroguen las aesiones, si, en su concepto, fuese necesarioymás tiempo para la discusión de los temas propuestos.^

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): Creo haber contestadosatisfactoriamente á S. S.

El Sr. Marcoartú: Sr. Presidente, si se me permite egplicarmi pensamiento, diré pocas palabras.

No es cuestión precisamente de procedimiento. En buen hora, siel Congreso lo tiene por,conveniente, que éste se prorrogue; lo queyo ho querido demostrar es que el príncípío de la dívísíón deI tra-bajo en este caso, como eu todos, sería sumamente provechoso,,yque en vez de estar reunidas aquí personas dedicadas al tecnicis-mo de la vinicultura, y otras dedicadas á las cuestiones económi-cas, en vez de formar aquí úna reunión algo heterogénea, seríamucho mejor dividir el Congreso en dos grandes seccioues, re-uniéndose en dos distintos locales, aunque fuera en el mismo edi-ficio, y por fin, venir con las conclusiones de estas secciones alCongreao en pleno.

Como yo no quiero de ninguna manera disminuir los minutosque el Congreso tiene para discutir, me abstendré, después de loque he dicho, de usar otra vez la palabra en esta cuestión.

El Sr. Pre^idente (Marqués de Perales): A1 diaponer yo la Iec-tura del a°^. 2.° del Reglamento, fué para dar á entender al señorMarcoartú que el remedio del ineonveniente que veía S. S. estabaen el mismo Reglamento. Además, hay que tener presentes lasdificultades que habría para realizar esta división. LCÓmo vamosá realizarla? ^Quién va á ser el que califique la inteligencia de losque han de tomar parte en una ó en otra discusiónP Me pareceque esto es un auto pia, y habíendo un remedio tan sencillo como

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el que existe en el art. 2.^ del Reglameuto, creo que debe darse porterminado esto incídente, y pasar á la discusión dol primer punto.

El Sr. Garratalá tiene la palabra.El Sr . Carratalá (D. Enrique): Permitidme, se^ ores, ante todo,

que en mi nombre y en el de los dignos indíviduos que me onvíancon su representación, os haga un caritloso saludo.

No me propongo ser extenso; ni mis condiciones mo lo permi-ten, ni el objeto se presta tampoco, cuando solamente venimosá discutir y buscar soluciones prácticas á todos los problemas quenos pre5enta el programa de este Congreso. Compreudiéndolo así,y para coucretar lo posible, me he permitido formular un proyec-to, en el cual, por medio de un articulado, se proponeu mediospara resolver la cuestión de estadística, cuestián importantísima,tanto para la agricultura como para el comercio. Así, pues, ruegoá la Presidencía que si sc dígna autorizar la lectura de mi propo-sición, y si el Congreso asiento, podrá recaer acuerdo sobre lasconclusiones que se proponen con las reformas que estime opor-tunas; ett la inteligencia de que, euantas modíficaciones puedanintroducirse, serán bien estimadas y bíen recíbidas si nos conducen al mejor logro del objeto que todos perseguimos.

(Aceptada por la Mesa, y acogida por la Asamblea la proposi •ción anuuciada, el Sr. Presidente (Marqués de Perales) autorizó sulectura.^

El Sr. Carrataltí: Para no molestar á los Sres. Secretarios, conel permiso del Sr. Presidente y la veuia del Congreso voy á lecrlayo mismo.

«Los que suscriben tíenen el honor de someter á la delíberacióndel Congreso la siguiente

PROPOSICIÚN

Considerando que es do absoluta necesidad, tanto para el pro-ductor como para el comercio, la formación de una estadísticaquo determine con la mayor exactitud posible la i^nportancia dola producción vinícola en España, así como el consumo que deesta producción se hace en el país y las cantidades que de ella seexportan al extranjero;

Teniendo on cuenta que, si la realiaación de la estadística ^i que

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se hace referencia ha de producir resultados positivos, debe ha-cerse en uu plazo breve para que ilegue oportunamente á couoci-miento de los propietarios y del comercío;

Atendiendo á que la declaración de la riqueza de que se trata.no puede ser base para ninguna nueva tributación, puesto que susproductos son puramente eventuales;

Siendo evidente que la ínicíatíva particular y aun ta colectiva,no contando con la cooperación oficial del Estado, serían impo•tentes para realizar las operaciones que' exige un trabajo como elde que nos ocupamos;

Yroponen:(^ue se dirija una atenta exposición al Excmo. Sr. Ministro de

Fomento, interesándole para que por medio de un Real decroto, den otra forma más eficaz si se cree que la índole del asunto y losintereses que afecta lo exígen, haga obligatorios los preceptos quesc consignan en el siguiente artículo:

1.° Los cosecheros presentarán en la alcaldía de los pueblosen que radiquen sus fincas, y dentro do los quince días siguientesá la últíma operacíón de Ia vendimia, declaración firmada por sfó por sus apoderados en debida forma, haciendo constar eI u^i-mero do cántaros ó arrobas, medida del país, y su equivalencia enhectolitros y litros, del vino tinto y blanco que hayan producidosus posesíones y la graduación alcohólica que alcanceu.

2.° Estarán obligados á presentar la misma declaración los es-peculadores que, siendo b no propietarios, se dediquen á la com-pra de uva y elaboración del vino.

3.° Los alealdes de los pueblos formarán y remitirán al Conse-jo de Agricultura, Industria y Comercío de su respectiva provin-cia, y dentro de los veinticuatro días siguientes á la última opera-ción de vendimia, una relación nominal de cosecheros y cantidadde vinos que cada uno de ellos haya recolectado, y otra relaciónde los vinos elaborados por los especuladores.

4.° Las Juntas de Agricultura, Industria y Comercio remitiráná la Dirección general del ramo, y en un plazo que no podráegeeder nunca del 1.° de Diciembre de cada aPío, una relación porpueblos y cantidades de víno recolectado por cada uno de ellos.

5.° La Dirección general de Agricultura, Industria y Comercioformará, con presencia de estos datos, un resumen por provincias,

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quo se publicará en la Gaceta dentro d© la primera quincena cloDiciembre.

6.° Los alcaldes c]e los pueblos conservarán en las secretaríasde los Ayuntamientos los datos ó declaraciones que reciban de lospropietarios, y las Consejos do Agricultura, Industria y Comerciolas que reciban de los alcaldes.

7.° La falta de preseutacidn, en el plazo que se indiea en el ar•tículo L°, de las relaciones que se exigen á los propietarios y espe-culadores, y las ocultacianes que nialiciosamente pudieran éstoscometer en su redacción, serán castigadas por los alcaldes con elmáximum de multa que éstos pucdan imponer; y las que cometanlos alcaldes, por los Gobernadores en la mis^na fornia.

8.° Los contratistas de consumos, ó la admini5tración en lospueblos en que este impuesto se administre dircctamente por elEstado, remitirán á la Dirección general de Agricultura, Industriay Comercio, por conducto de las Delegaciones de I3acfenda, y den-tro de los cinco clias siguientes al último do cada mes, una rela-ción de las cantidades de vino adeudadas para el consumo.

9.° Los adrninístradores de Acluanas, de todas las que esténhabilitadas para el embarque y extracción de vino para el extran-jero, remitir^,n .mensualmente ^, la Dirección general de Agricultu-ra, Industria y Comercio, nota detallada do las cantidades quesalgan por cada una de ellas con aquel destino.

10. Los resúmenes quo arrojen los datos que reciba la Direc-cibn general de Agricultura, Industria y Coinercio y que se deta-llan en los arts. 8.° y 9.^, seráu publicados en la Uaceta y en losBdetines Oficiales de las provincias.

Madrid 7 de Junio de 1880.-.Tican Leacli Giró.-^nrzque Ca-rratalá.-iuis Ra^nírez.-José Guardiola Picó. ^

(Heclia la oportuna pregunta de si se tomaba en consideración,el acuerdo del Congreso fué negativo.)

El Sr. Presitlente (Marqués do Yerales): Tieue la palabra elSr. Ayala.

El Sr. Ayala: Señores: Representante do una Sociedad modes^ta, creada al calor de la industria vinícola, quo está formada dolas personas que concurren diariamente 3^ los trabajos agrícolas,he de reflejar necesarianiento los recelos y las desconfianzas queá mis xepresentados inspira la Administración. Por eso, al tratar

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el punto obŭeto de este debate, se me ocurre preguntar: ^Quéfin se propone el Gobierno ai obtener una estadística vinícola?^Es un fin esencialmento fiscal? LDesea el Gobíerno conocer nues-tra produccián para comprobar nuestra riqueza y someterla ámayor tributación, b tau sólo se promete el fomento de la pro-ducción vinícola? Yo creo de buena fo esto último; pero no puedomenos de deciros que no sucede lo mismo á mis representados,y, creedme, no les falta razón.

En el aflo de 187ti el Gobierno se propuso formar nuevos ami-llaramientos, y al efecto promulgó una ley y un reglamento. AI-guuos pueblos se apresuraron á cumplir la ley; los propietariosllenaron las hojas impresas que se les repartieron y presontaron ála Administracián el amillaramiento terminado. La Administra-ción liamó á los Ayuntamientos y les dijo quc la riqueza presen-tada no era la que exigía el Gobierno; les impuso un cupo alzado,y se estableció un regateo inmoral entre la Administración y lospueblos, y 5ucedió lo que siompro suced©, que el débil sucumbióante el fuerte.

En vista do esto, los pueblos so resistieron pasivamente á for-mar el amillaramiento; sc reformó la ley; el Gobíerno cambíó decriterio; pero los pueblos continuaron en su resistencia.

Vino luego el aflo de 1882, y en la ley da presupuestos se dijo álos productores: n Contribuiréis con el 16 por 100 si hacéis el ami-llaramiento; y á los pueblos que no lo hagan, los castígamos ácontinuar tributando con el 21 por 100.» Algunos tragaron el an-zuelo, pero volvieron otra vez á recelar y siguió la rosistencia pa•siva en los que no creyeron en esa rebaja ilusoria.

Ya veis, pues, señores, el por qué mís representados tuvieronraaón al dudar de la buena fe de la Administración ante la lectu-ra del primer tema de los propucstos en este Congreso, y creono me equivoco al suponer quo como mis representados piensa latotalidad d© los productores.

Si fuera verdad la obligación que, con arreglo á la ley funda•mental del Estado, tenemos todos de contribuir por igual al sos-tenimiento de las cargas públicas; si no hubiera ocultaciones deriqueza, que redundan siempre en beneficio de los poderosos,para perjudicar á los que por sí y con el trabajo propio cultivansu tierra; si las cartillas evaluatorias se hicierau con justicia, uos-

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otros mismos, por estímulo, hubiéramos formaclo la estadística,

no sólo de la producción vinícola, sino de todas las producciones

agrícolas en general. Y no vayáis á creer que me he levantado

para negar la conveniencia de la formación cle la estadística vi-

nícola, no; reconozco sus ventajas, si está bien hecha, como creo

qu© lo estará, si comprende los puntos siguientes:1.° Número de cepas.2.° Extensión del terreno dedicado rí este cultivo.^.° Produccióu por millar de cehas.4.° Clase de copas quo se cul.tivan en cada localidad ó cada

zona.

^^.° Color y graduación de los vinos.Fi.° Precios de los viuos.7.° Coste do los trasportes.Que para llevar á cabo esta estadística deben formarse Juntas

locales y provinciales, de la,s quo debcu ser socretarios los ofieia-

les del Instituto Geográfico y Estadístico, y que éstas Jantas, con

seca^etarios facult^ztivos, poclrían eiltender en la formación y va-

riaciones de los amíllaran^ientos y aun en el reparto d© contribu-cióu territorial.

La estadística vinícola no puede conseguirse por el sisterna deinformaciórz, porque nunca resulta exacta; no puede tampoco con-seguirso reparticndo cuestionarios, que por uadie se contestan 6se contestan mal; tampoco hcry que esperar que no^otros los pro-ductoros dctnos espoiitánea^mente los datos; porque hemos deluchar con la iguorancia de inuchos, y esto nos sirve de rémora.Los datos de los ce^itros ofici<Lles son ilusorios, y no quiero or,u-parrne de ellos. Por lo tanto, sólo encucntro un procedimientopráctico, único que puede dar resultados po5itivos para 1a estadís-tica vinícola, prirnoro, y para todas las produccionos vitícolas,después; y est© procedimie^ito es la creación do Juntas de distritoy provínciales ó regionales, elegidas libr©menie por los producto-res, sirvicndo como secretario de ellas un oficial del InstitutoGeográfico y Estadí5tico, de e^;o cuerpo modesto, honrado y labo-rioso, que uo ha adquirido aún el contagio de los miasmas 1_^uro-cráticos; de ese cuerpo quo tan dignamente preside el GeueralIbáfiez. De acuerdo con él, una Comisión de este Congreso podrfaformular un buen plan para la obtención de la ostadfstica vinícola.

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-só-Pero hay que tener en cuenta, sefíores, que esto originará gas•

tos, y no hay que pensar en suscriciones voluntarias de los pro-

ductores para cubrirlos, ni en subvenciones del Gobicrno, quo se

evaporan sin saber cómo. He aquí de qué modo yo resuelvo esta

cuestión:

Nuestro eminente Ministro de Hacienda tuvo en otra época elproyecto de establecer en los distritos un cuerpo de ]iquidadoresde la propiedad, aeparados de los registradores, y cuyo único finera la recaudación del impuesto de derechos reales y trasmisión debienes. Ampliando este pensamiento, eatos misrnos liquidadorespudieran encargarse de la formación de los apuntes anuales de laocultación de la riqueza, trabajo facilísimo para ellos desde el mo-rnento que tendrían los datos de la liquidacióu. Debcrían encar-garse también, como consecuencia inmediata, de la formación delos repartos de la contribución, en cuya confección gastan losAyuntamientos, por término medio, de1 1 al 2 por 100 aobre elcupo do tributación; cantidad que considero suficiente, unida altanto por 100 de liquídación del impuesto de derechos reales ytrasmisión de bienes, para con ella poder satisfacer cumplidamentelos gastos de matrícula y personal de las Juntas de estadística queos propongo.

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): Ruego á S. S. que con-dense cuanto le sea posible, porque ya sabrá que el Reglamentono permite más que un cuarto de hora para hacer uso de la pa-labra.

El Sr. AyAla: Voy á terminar. Eatos funcionarios podrían,además, en unión de eaas Juntas, formar no aólo los amillara-mientos, sino también el catastro general de la riqueza de Ea-paña.

Con arreglo, pues, á lo que os acabo de proponer, someto ávuestra consideración la siguiente conclusión:

^El Gobieruo diapondrá lo conveniente para la creación y orga•nízación de Juntas de Estadísticaa en los distritos y en las regio-nes productoras, elegidas libremente por los productores y comer-ciantes vinícolas, para que procedan do acuerdo con el InstitutoGeográfico á la formación en un breve plazo de la estadística vi-nícola. ^ i

He terminado.

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El Sr. Quiroga L. Ballesteros: Pido la palabra:El Sr. Yresidente (Marqués de Perales): La tiene S, S.El Sr. Quiroga L. Ballesteros (D. Benigno): Yo creía que aquí

de lo que tratábamos era de discutir lo siguiente: « Procedimientosprácticos que han de emplearse para Ilegar en breve á obtener una^estadística vinícola.» ^ Son ó no aceptables para este Congreso lasconclusiones que he tenido la honra de proponcr en el dictamenque he leído? Esto es lo que aquí tenemos quc discutir: por quémedios, por qué procedimientos podremos llegar á obtener unaestadística vinícola. Todo lo que no sea girar alrededor de estetema y de esta idea, juzgo que es echarse fuera de la cuestión.(Mitiy vierya, micy bien.)

Yo deploro muchísimo haber oído quejarse al Sr. Ayala, queacaba de hacer uso de la palabra, de que el Gobierno pueda venirá hacer aquí con esta información algo que no sería digno en na-die, pero menos en un Gobiorno; que es engañar á aquél á quienpide datos eon un fin laudable y patriótico. (El Sr. ^tyala pide la

palaLra.) El Gobierno, al pedir la estadística,, claro es que en ellaha de buscar los datos donde fundarse para el estableciiniento dolas contribuciones que ha de exigir con las mayores garantías deequidad; pero ŭlaro es, también, que no ha de proponerso engacíarjamás, ni es lícito á nadie sentar la gratuita suposición de quepueda engañar, valiéndose de este procodimiento de exploraciónpara decirle: «Tú dime lo que tienes, que yo deseo saberlo paraprocurar tu desa.rrollo y tus ventajas;» y despuós de averiguarlo,uo cumplir sus ofrecimientos, siuo que, defraudaudo por completalas esperanzas de aquél que, leal y honradamente, ha respondidoá las aspiraciones del Estado, confesándole lo que tenía, le recar-ga la, contribución. Pero como este no es punto sometido á discu-sión, y yo cousidero absurdo hasta admitirlo como hipótesis, meaparto de él desde luego.

Debo recordar á S. S. que en una de las conclusioues que hepresentado al final de este tema, la primera cosa que pido es pre-cisamente la rebaja de la contribución; pero, repito lo dicho: aqufno se trata de emplear subterfugios más ó menos expeditivospara obtener aumento en la tributación y conseguir mayores ren-dimieutos del co^itribuyente; se trata tan sólo de formar una esta-dística lo más exacta posibl©; porqu© los trabajos estadísticos es-

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t^4n ya admitidos como tan convenientes y tan de impresciudiblenecesiclad, que no he de detenerme yo á repetir lo que univer-salmente se halla reconocido.

De lo que aquí se trata ahora es de saber por qué procedimien-tos se llegará á obtener en breve una estadística verdad. ^Está eISr. Ayala conforme con las conclusiones que so han propuestoaquí, sí ó no? ^No está conforme con ellas? Las rechaza. ^Estáconforme con ellas? Las aprueba. ^Entiende el Congreso que sonpertinentes al caso? Pues las toma en consideracidn. ^Creo que de-beu modificarse? Las modifica.

Conclusión primera: «^CZuiénos son los que pueden formar pron-

to una estadística, vinícola y vitfcola? Los ingenieros agrónomos.^

ZLe parece al Sr. Ayala que no sirven? Pues que proponga otros.Esto, ni más ni menos, es lo que nos toca hacer para llegar pronto

á soluciones prácticas y provechosas, que es lo que debemos perse-

guir, sin ocuparnos de digresiones que agotan un tiempo preciosoy útil al objeto que nos ha reunido.

El Sr. Pre^ídente (Marqués de Perales): El Sr. Ayala tiene^la palabra. ,

El Sr, r^yala: Señores: Yo no he dicho que el Gobierno quie-ra engafiarnos; yo lo quo he manifestado es que mis represent,a-dos lo creían así. Esta ha sido mi idea. He hecho constar que creíaque el Gobierno al someter á discusión el primer tema de esteCongreso lo hacía do buena fe, para el fomento de la producciónvinícola; esto es lo que he dicho, no que el Gobierno quiera en-gai^arnos.

Y ahora que el señor que acaba de hacer uso do la palabra mopregunta directamente si creo que los ingenieros agrónomos pue•den hacer la estadística vinícola, le diré terminantemente que no;los que, en mi opinión, pueden hacerla son los productores, auxí-liados del Instituto Geográ,fico, que es el único que entiende dehacer estadísticas.

No he podido llegar al segundo punto del primer tema, porqueel tiempo era limitado y el Sr. Presidente mc hizo la advertenci^,de que se había terminado el que coucede el Reglamento. Yo nohubiera pedido sólo la robaja de la contribución; hubiese pedidotambién la exeución durante cuatro años de las nuevas plan-taciones.

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Unicameute quería rectificar estos dos conceptos que me habíaatribuído el set^or que ha usado antes de la palabra.

El Sr. Quiroga, L. Ballesteros (D. Benigno): Pido la palabra.El Sr. Presidente (Marqués de Perales): La tiene S. S.EI Sr. Quiroga L. Ballesteros (D. Benigno): Me complazco

mucho de haber oído al Sr. Ayala, porque veo que, despuéa de

todo, estamos perfectamente de acuerdo. Dice el Sr. ^lyala: yo no

me opongo á^ que sean los ingenieros agrónomos los quc hagan

las estadísticas, aunquo deseo que sean los mismos contribuyen-

tes y los mismos vinicultores; pero dice S. S.: ^quién les va á dar

á los ingenieros agrónomos los datos para las estadísticas? Los

vinicultores y los viticultores, porque, después de todo, los inge-

nieros agrónomos lo que harán será coleccionar los datos que les

faciliten, con arreglo á un interrogatorio que los ingenieros, de

acuerdo con las conclusiones que nosotros convengamos en pre-

sentar, circulen á, los vinicultores y viticultores.

Vea, pues, S. S. cómo no hablaba en contra del tema.Después de esto, el Sr. Ayala encontró que era poco lo que la

conclusión pide al solicitar la reducción de la contribución, y yole diré á S. S. que en pedir no hay límito, en lo de dar es en !oque ha de haberle, y que además me parece que estf4 S. S. equí-vocado; porquc precisamente esa excepción que S. S, solicita latienen en la ley, no por cuatro afios, sino por quince. Ya ve S. S.que esto sobrepasa el límite do sus aspiraciones. (El Sr. ^h^ala.: Perono exención completa.) Po1•que no se protendió. Si cs qne S. S.desea modificar la conclusión, puede solicitarlo, y si el Congresolo acuerda, cuente desde luego S. S. conmigo para conseguirlo.

El Sr. Alvt^rez (D. Benigno): Pido la palabra.El Sr. Presidente (Marqnés de Perales): La ticne S. S.El Sr. Alvarez (D. Benigno): Debo empezar dando las gra-

cias al Sr. Ministro dc I+bmento, de quien ha nacido la idea detraer aquí la representacióii del país vinícola y vitícola.

En España hay mucha afición ^ Congresos y á reuniones polí-ticas, y no de otra clase; pero gracias á Dios que se celebra unoen el cual todo el país ostá interesado, y do cuyo Congreso, si haypatriotismo en los que aquí estamos, pueden obtenerse graudesresultados; porque el patriotismo da fuerza á la inteligencia y alcorazán, y con el patriotismo so va á todas partes.

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Yo ruego, pues, á los sei^ores presentes quo teugan benevolen-cia uuos con vtros; que todos nos oigamos; quo se discuta todosin apasionamicnto, y que todos prestemos á las cuestiones queaquí se traten, rnás atención que la que, eu mi concepto, se ha pres-tado á lo que el Sr. Carratalá ha leído, y que creo es un sistemapara hacer estadtstica.

zDe qué se ocupa este tema? De estadística: y aquí, no siendoun disparate (quo quizá yo diga alguno), toclo lo que se diga debetomarse en consideración. De la discusión sale la luz.

Proponia ese seí^or el medio que consideraba más condu ŭentepara formar la estadística, y yo creo que ha debido tomarse encousideración, sin que por esto se entienda que yo hago cargos aICongreso.

Reitero las gracias al Sr. Miuistro de Fomento, y ruego á Diosque se repitan estos Congresos. Probablemente á los dos días noscansaremos y nos iremos á nuestras casas, sin lleuar la gran mi-sión que aquí traemos. Yo ruego, pues, á los señores congregadosque tengan un poco de paciencia, y lo mismo los que tengan quedi.rigir las faenas del campo, como los que nos dedicamos á otrosquehaceres, nos interesemos por el bien del país, y permanezcamosaquí cuatro, seis ú ocho días más, que esto poco importa en lamarcha de la vida, para ver si así llegamos ^ un acuerdo en lasconclusiones.

EI problema de la estadística es el más difícil de la economía"política y del derecho administrativo, porque sin ella no hayigualdad en ningún país. Napoleón I empezó la carnpaña paratener estadística y no pudo concluirla; nosotros no tenemos nin-guna. ZSabéis por quó? Porque tenemos la estadistica de la poltti.ca, y no podomos llegar á otra; la estadística es desconocida paratados los que están engolfados en política.

El año 1845, con motivo de los presupuestos del Sr. Mon, huboun Ministro llamado Garay, que se encargb de llevar á cabo elgran problema de la estadística.

La estadística vinícola nos importa muchísimo; pero es unaconsecuencia legítima de la estadística vitícola; la estadística vití-cola manifiesta las hectáreas que en un pueblo, en una provinciaó en una nación están plantadas de vid, y por las clases de losterrenos se forman las estadisticas y se calcula cuánto dará cada

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hect^írea; y es de gran necesidad, pues combinando los datos de laestadística vinícola con los de la vitícola, se llega á saber laverdad de la producción. ^Quién hace la estadística? Hasta aho-ra ningún particular ha hecho estadística, sefiores; bueno es quela hagan los viticultores. No tengo noticia de que los productoresde un artículo hagan la estadística; hay que ir á un centro, y esecentro es el Gobíerno, que es el que tiene medios de hacerla.

El Sr. Quiroga Ballesteros, Director genéral de Agriculturay per-

sona competentísima, á quien felicito por la Memoria que ha leído,

ha propuesto á la mesa un método: que los ingenieros agrónomos

so encarguen de haccr la estadística, puesto que son los más com-

petentes para ello.Voy á concluir. El Gobierno es el principal factor para hacer

estadí5ticas, porque dispone de fuerza y dinero para crear oficinasque recojan los datos indicpensablos. Los ingenieros agrónomostambién son un factor importante. En las Juntas provinciales deAgricultura hay un secretario que lleva la estadística en graude ópequefla escala, del movimiento de la riqueza agrícola, y no pue-de disponer de un solo minuto, porque generalmente está encarga-do de las oficinas del pósito y de otra porcián de cosas ajenas al finá que están destinados los ingenieros agrónomos. Sin estadística vi-nícola no es posible que la viticultura adelante ni quo el comerciohaga lo que los vinicultoi•es necesitamos para buscar el consumoen los mercados donde no lo tengamos, y pueda España, cuandotenga mala cosecha, conservar los vinos y venderlos más caros, 6por el contrario, si es abundante, venderlos desde luego.

Y concluyo diciendo quo una de las cosas más necesarias parala vinicultura y la viticultura, es la estadística, y para que ésta seaeficaz, los propietarios de vigas deben dar todos los datos comple-tos y no resistirse, como algunos lo han hecho, á decir la vordadcuando se ha hecho el censo de población.

Hoy la estadística no es un medio fiscal para buscar mayor tri-butación. jInfeliz del que eso pretendal Hoy estamos m^as adelan-tados, y la política ha despertado mucho el intorés individual,para que el Gobierno venga á fiscalizar lo que tenemos con obje-to de pagar cuatro en vez de pagar uno.

S. S. tiene la creencia de que s© van á bajar las contribuciones.jDios quiera que no se aumenten! S. S. quiere un sistema por el

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cual han de hacerse canales, caminos y otras cosas; pero, ^cómose va ^ hacer esto si S. S. no paga la contribución? Lo que yodoseo es que aquí hablemos dc buena fe y que haya patriotismo,porque sin él no podremos llegar á nada práctico.

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): El Sr. Casabona tienela palabra.

El Sr. Casabona: Set'iores: Por el estado de mi salud un tan-

to quebrantada, había decidido, con harto sentimiento mío, no

tomar parte activa on los debates de este Congreso; pero ^, últimahora he tenido la honra de que se me confiara, en compafiía del

Sr. Marqués de Aguilar, la representaciún de la provincia de Ge-

rona, do la desgraciada provincia de Gerona, que llora en estos

momentos la pérdida completa de su principal riqucza, devorada

por la filosera. Este e5 el compromiso de honor que me obliga á

poner al servicio de mi provincia las pocas fu^rzas que me ha

dejado la enfermedad, asf como mis escasísimos conocimientos.

Siento que hayan de quedar defraudadas sus esperanzas y las

vuestras, no sálo por motivos de salud, como acabo de indicar,

sino por otras dos causas: Primera, por fálta de tiempo para pre-

pararme en el plazo concedido en la convocatoria do este Congreso

brevísinlo, puesto que yo he recibido hace muy pocos dí:^s la

invitación, y supongo que lo mismo habrá sucedido á muchos delos vinicultores que están aqui presentoa. Este plazo lo considcro

insuficiente, sobre todo para los que viven en provincias lejanas

de la corte. Y segunda, por la forma cn quo los temas vienen ro-

dactados.

Respecto al primer punto, creo que no bastan unos cuantos

días paa•a pensar y ostudiar las complejas y graves cuestiones quoaquí se han de discutir; al contrario, convendría dar algunos ine-

ses de plazo. Esto es natural y justo, y así acostumbran á hacerlo

otras naciones quo nos llevan la delantera, y que debíamos tomar

como modelo. Por otra partc, los agricultores que están al frente

de sus fiucas no las pueden abandonar tí todas horas, sino quonecesitan ordenar con tiempo sus trabajos y combinar previa-

mente sus negocios, antes de ausentarse, aunque no sea m^s que

por ocho días. Resulta, pues, que aun aparte los motivos de salud,

vendría mal preparaclo por falta de tiempo.

Respecto á la forma con que vienen redactados los temas, poco

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he de decir, porque respeto demasiado á los dignos individuosde la comisión encargada de este trabajo, por el cual les debernosprofundo agradecimiento; pero sin ofender su notoria iluetración,no puedo menos de manifestaros las dificultades con que tropie-zo, sín duda por mis cortos alcances, cuando trato de formular deuna manera concreta mi pensamiento. Encuentro en la redacciónde los temas cierta vaguedad, que es la que nos impide sacar decada uno de ellos una eonclusión clara y distinta que no ofrezcadudas de ningún género y qife evite esta confusión que actual-mente notamos todos en las discusiones pendientes.

Yo puedo aseguraros que m© encuentro verdaderamento per^plejo, y voy á^ ver si puedo conseguir que eutre en caja esta discu-sión, deslindando ol campo de cada tema y marcando claramexitela relación do unos con otros.

Dice el tema primero, que es el quo discutimos:«Procedimientos prácticos que han de emplearse para llegar en

»breve á, obtener una estadística vinícola. z^ué influencias Iega-»les han de ponerse en juego para el mejor desarollo de la rique-»za vinícola dc Espa^ia?»

Sei^ores: yo creo que el primer párrafo del tema está compren-dido en el segundo, del cual es un caso particular.

Producto de una de las influencias legales es la estadística agrí-cola, puesto que la estadfstica ha de ser trabajo oficial del Go-bierno.

Esto es evidente. ^Iay más todavía: el segundo párrafo, uo sólocomprende al primero, sino que comprende la mayor parte de lostemas que constituyen el programa. En efecto, ^la organiza,ción delas escuelas vitícolas y enológicas, y la propagación de esta ense-ffanza, tal como se consigna en el tema 8.°, no ha de ser taxnbiénresultado do una influencia legal? ^No es la ley la que intervieneen todo lo relativo á, aduanas, y por lo tanto, en la cuestión do en-trada libre ó prohibición de los alcoholes extranjeros, á que se re-fiere ol tema 3.°? ^No ha de ser, por xiltimo, el resultado de unainíiuencia legal todo lo que atañe al tema 4.°, lo mismo que loreferente al 2.°?

No cabe duda; y por esto digo quo todos estos temas son casosparticulares de la cuestión general á qu© se refiere el segundo pá-rrafo del tema primero; lo cual, en buena lógica, no se puede de-

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cir qu© obedezca á un plan motódico y bien ordenado, como hu-biera sueedido, incluclabl©mente, si los dignos individuos de laComisión quo los ha redactado, no se hubiesen visto obligados áultimar su trabajo con tanta precipitacihn.

Entremos, pues, en materia, empezando por el primer párrafo,6 sea la primera parte del tema que se ocupa de la estadística vi-nícola; después pasaremos ^, la sogunda, ó sea tí las influoncias le-gales.

Creo que no hay necesidad de demostrar la importancia delasunto, pues todos estamos convencidos de que sin estadísticaagrícola, sobre todo en la parte que á los vinos se refiere, no sa-brá nunca el Cobierno ni los recursos con que cuenta, ni podri;,tampoco entablar negociaciones diplomáticas con las demás na-ciones, sin correr grave riesgo de comprometer nuestros interesesmercantiles.

Esta importancia está reconocida y perfectameute demostrada

por el dignísimo Sr. Director general de 1lgricultura, Sr. Quiroga

L. Ball©steros, en el informe que nos acaba de leer. Siento no ha-

ber podido hacerme cargo de todo lo que en este trabajo se con-

signa, porque la lectura ha sido muy rt3,pida y la distancia no meha permitido oír bien; pero me ha parecido de mucho mérito, y

creo que en el fondo e5taremos todos conformes. Es lástima que

no se haya impreso y repartido previamente á todos los indivi-

duos de este Congreso, porque entonces habríamos podido admi-

rar mejor su mérito y juzgarle eon verdadero conocimionto de

causa.Me ha parecido que propone un personal facultativo para la

formación de la estadística vinícola, y que, en su concepto, el másapto y más caracterizado es el de los ing©nieros agrónomos, auxi-liados por los peritos agrícolas.

Desde luego acepto este procedimiento, y creo que no lo recha-zar^ el Congreso, en virtud de las razones en que se apoya el lu-minuso dictamen del Sr. Quiroga Ballesteros. Esto es tan elemen^tal, señores, que está mandado así desde hace largos años, desde1855, en que se fundó la primera escuela de ingenioros agróno-mos. ^Qué personal más que el facultativo había de realirar conacierto la estadística vinícola y vitícola eu nuestro país? Para or-ganizar en debida forma este importante servicio, es preciso co-

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nocer á fondo los difíciles y complejos problemas planteados porla moderna ciencia. No se trata aquí de ideas generales de estadís-tica, sino de puntos concretos, importantísimos y esencialmentetécnicos, en los cuales está basado el desarrollo y porvenir de laprincipal riqueza de España. De ahí la necesidad de que el per-sonal encargado sea facultativo y lo más instruído posible.

Hasta aquí, pues, estoy perfectamente de acuerdo con el seIIorQuiroga Rallesteros; ^pero es esto suficiente? t,Cree el ilustradoautor del dictamen y celoso Director goneral de Agricultura quebasta consignar aquí la conveniencia de quo los ingenieros agró•nomos se encarguen de la estadística viuícola? Me parece que no.Con esto nada adelantaríamos, como nada hemos conseguido, á pe-sar de que está mandado desdo 1855. Lo quo debemos buscar esel medio de que las disposiciones legales, vigentes desde l^ace tan-to tiempo, se cumplau; y que se haga de manera que se facilitená los ingen^eros todos los medios necesarios para llenar cumpli•damente tan importante misión.

Os voy á demostrar en cuatro palabras la necesidad de esta refor-ma. Hoy el Gobierno manda á los ingenieros agrónomas de pro-vincias qu© hagan la estadística viuícola, así como la agrícola engenora,l; pero como no les facilita personal auxiliar, ni fondos, nimaterial d© ninguna clase, resulta que las estadísticas do las pro ^vincias tienen que hacerlas desde su oficina. Dirigen una circular,en forma de interrogatorio, á los a,lcaldes do los pueblos. Los al-caldes contestan, llonando las casillas con cifras, la mayor parte dolas veces caprichosas, 6 acaso intencionalmeute equivocadas por eltemor natural de que sirvan para aumentar los itnpuestos, comopor dosgracia sucede algunas veces. El ingeniero, no teniendo me-dios do comprobar los datos sobre el terreno, los remite á unaJunta conŭultiva agronómica establecida en Madrid para revisarestos trabajos; pero advierte el ingeniero que los manda en cum-plimiento de su deber, por más que no le merecen crédito de nin-guna clase. La Junta Consultiva, quo tiene la obligación de ele-var á la superioridad una Memoria anual que sea un fiel reflejode los trabajos de todos los ingenieros de provincias, hace un ox•tracto, procurando ajustarse al original y combinar los númerosde manera que respondaL al objeto que el Gobierno se propone, sa-ber no sólo la exteusión de viña cultivada en cada región, sino la

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producción por hectárea, calidad del producto, procedimiento deelaboración, cantidad export<^,da, etc., etc.; pero diciéndolo al Go-bierno, lo mismo que los ingenieros agrónomos dicen á la Junta:que todos ailuellos datos no m©recen confianza, porque no estáncomprobados. Los ingenieros y la Junta cumplen con su deber;^pero de qué sirve su trabajo? No sólo es inútil, sino hasta podríaser perjudicial algunas veces, si se tomaran por exactos, datosque son completamente erróneos, lo cual redunda al propio tiem-po en desprestigio del mismo cuerpo de ingenieros.

De modo que, en mi concepto, no basta consignar en la ley elque los ingenieros agrónomos y peritos sean los encargados deformar la estadística, pues consignado está hace muchos años; loque se debe procurar es que esa ley se cutnpla, y que no sea letramuerta, como por desgracia sucede con muchas de las que al fo-mento de la agricultura se refieren. Para ello bastar^í que figurenen los presupuestos del EStado los recursos necesarios para queel personal facultativo, tanto los ingenieros como la Junta Con-sultiva, no se vean obligadoe á hacer estadísticas de fantasía des•d© sus oficinas, sino que sean una verdad, por medio de las co•rrespondientes comprobaciones sobre el terreno, que es la únicamanera de que el ingeniero y la Junta respondan de la exactitudde los datos que presentan. Sólo entonces tendremos verdaderaestadística vinícola, pudiendo figurar dignamente al lado de lasdemás naciones cultas.

Pasemos ahora á ocuparnos de la segunda parto de nuestrotema, 6 sea de las influencias legales que han de ponerse en juegopara el mejor desarrollo de la riqueza vinícola de España.

Si no he oído mal, el Sr. Quiroga Ballesteros, como ponente,

trata en esta segunda parte la cuestión de impuestos, la de tarifa

de ferrocarriles y demás vías de comunicación, tratados de co-

mercio y la cuestión do la filoxera, con las demás plagas que ame-nazan á la viticultura.

Esta es una prueba práctica, y que viene á corroborar mi opi-nión manifestada al principio, de que el segundo párrafo del pri-mer tema comprende indebidamente casi todo el programa que sepropone discutir este Congreso.

Como cada uno de estos puntos se ha de tratar extenaamenteen su lugar correspondiente, me coneretaré á la cuestión de la

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filoxera, no sólo porque no se ocupan de ella ninguno de los otrostemas, sino porque la considero de una, importaucia capital enostos momentos, sobre todo, para la provincia de Gerona que ten-go la honra de representar.

Empiezo repitiendo lo que dije al hablar de la estadística viní-cola en Espafia: no hacen falta nuevas disposiciones legales, sinoque se cumplan las que están vigentes. En E^paña tenemos plé-tora de leyes.

Uuando la filoxera invadió por primera vez los vitiedos de Má-laga y Gerona, se conmovió el pafs entero, como era natural; sepreocupó el Gobierno y se formulá con urgencia un proyecto deley de defensa contra la filoxera por un Congreso análogo á ésté,cuyo proyecto fué inmediatamente aprobado. A1 poco ticmpo sereformó la ley por las Cortes, consignando en Ios presupuestosun crédito de 500_000 pesetas para salvar la riqueza príucipal deEspaña. ^Qué se ha hecho con esta ley? Lo mismo que con la deestadística agrícola: dejarla en el mris completo abandono. Ni seha cumplido el mandato do las Cortes invirtíendo el cl•édito con-signado en los presupuestos, ni se lia reuuido 1a Comisión contralde defensa contra la filoxera, y ni siquiera se lia reclactado el r©-glamento que había de servir para la ejecución de aquella ley.^CÓmo hemos de proponer lioy al Gobierno nuevas medidas legis-lativas, si sabemos que uo se cumplen? Procuromo5 ante todo quelas leyes no sean letra muerta, y que se cumplan religiosamentepor gobernantes y gobernados. A1 expresarme en csto^ tcinninos,señores, no me dirijo ^í ningún Gobierno dctenninado, sino contralos vicios de nuestra Admiuistración en general, indopendientemuchas veces de la voluntad del Gobierno; males gravísimos queqe imponen porque son efecto de nuestra orgar^izacibn política yde las vicisitudes por que ha atravesado nuestro país.

Por esto creo que lu primero es acostumbrar á uuos y á otros alcumpLimiento de la ley, sin lo cual no se concibe la existencia deningún pueblo cívilizado.

Sefiores: voy á terminar dirigiendo, en resumen, dos súplicasá, nuestro diguo Presidente, que es al mismo tiempo Director geueral de Agricultura, á quien están confiados los grandes interesesde la viticultura española.

Primera: quo se consigne en los próximos presupuestos una

^

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partida para que los ingenieros agrónomos puedan comprobarsobre el terreno los datos relatívos á la estadística vinícola, y queno se pueda iuvertir en otras ateuciones; y que esto personal fa-cultativo, lo mismo que sus auxiliares, los peritos, dependan nosólo de la Dirección general del Ramo, sino de la Junta, Consul-tiva Agronómica, bajo cuya vigilancia é inspección verifiquen to-dos sus trabajos, dando cuenta de ellos todos los meses.

De este modo, con los cambios políticos tan frecuPntes en nues-tro país, no quedará paralizada la marcha de los expedientes,como sucede eu la actualidad; porque la Junta Consultiva, por sucarácter permanente é independiente de la política, evitaría quese interrumpiese el servicio, tomando ejemplo de lo que sucede enObras p^íblicas con loc ingenieros cle camiuos.

La segunda peticíón que dirijo al Sr. Director general de Agri-cultura, se refiero á la defensa contra la filoxera. Le ruego encare-cidamente que mande reunir, sin pérdida de tiempo, la ComisiónCentral; que se redacte el reglamento; quc se ponga en relacióncon las Comisiones provinciales, y emprendan una campaí^a acti-va y fructuosa en favor de la vinicultura, tan amenazada por lafiloxera, el mildew y otras plagas.

A esto quedan reducidas mis dos petieiones. La primera va eñ-

cnminada á conseguir que Espai^a tenga verdadera estadística

agrícola y evitar así el triste espectáculo do celebrar tratados de

comercio sin base fija de donde partir, como ha sucediao ahora

con el modus vivendi, ó el tratado pendiente con Inglaterra, co.rriendo el grave ríesgo de que nuestro digno Ministro de Estado

sea juguete de la diplomacia extranjera.

Cou la segunda petición aspiro á repoblar en breve plazo losviñedos dc Gerona y Málaga, destruídos por la fil^xera, y salvarlas otras provincias; teniendo en cuenta que la viuicultura es laprimera riqueza de España, y de la cual depende principalmentenuestro porvenir.

Si son atendidas mis súplicas, puede el Gobierno estar persua-dido que, no sólo se lo agradecerán las provincia^ directameuteinteresadas, sino el país entero. Sefiores: tenemos la costumbrede preocuparnos seriamente por una huelga pasajera, forzosa 6voluntaria, de dqs ó trescientos obreros que se reunen en la callecuando se cierra una fábrica, y nos preocupamos muy poco por

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qna huelga cróníca, mucho más grave, de millares de obreros del^;ampo, que reducidos á la última miseria y siempro resignados,vense eu el triste caso de tener que abandonar sus hogares y suquerida patria para emigrar á los Estados Unidos, á la Américadel Sur, 6 á la Argelia.

No dudemos que de esta manera se va empobreciendo la agri-cultura, y como de ella viven las tres cuartas partes de la pobla-ción espaiiola, es ovidente que á la larga llegaremos también porbste camino á la ruina de la industria y del comercio, puesto queel mercado nacional depende de la prosperidad de la agricultura,y las fábricas no tendráu donde vender sus productos.

Entonces las huelgas de las fábricas se darán la mano con lashuelgas del campo, y correrá grave rieGgo el orden ptíblico.

Llamo sobre esto la atención del Gobierno, porque en el fondode esta cuestión, esencialmente agricola, veo dibujarse con negros

colores otra cuestióu más grave tod<^vía y que en estos momentospreocupa la atención de todos los Gobiernos de las principales

naciones d© Europa: el problema socíal.

El Sr. Abela: Pido la palabra.El Sr. Presidente: La tiene S. S.El Sr. Abela: Sefiores: Voy á ha,blar en lenguaje agr^cola y

cumpliendo un deber. Esto quiere decir que he de ser sencillo,conciso y que he de ir directainente al grano á tratar la cuestiónque nos ocupa.

Las diferentes manifestaciones de Ios sefiores congrel;ados, prue-ban que todo el nituido co^nprende, y los vinicultores en prím©rtérmino, como no puede n^enos de sucecler, la neeesiclF^,d de unaestadistica vitícola; y ^ligo vitícola do intención, porque estadísti-ca vinícola es ímpo5ible, y aclararé estos térmiuos.

Señores: En todas partes, en todas las nacionos que marchan ála cabeza de la cultura, y de los adel^,ntos d© la agricultura, hayestadísticas que, si bien no so puedo decir quo sean exactas ni com•pletas, son suficientes para qu© pueda saberso el número de hec-

^ táreas cultivadas. Con esta baso se forman los cálculos de produc^-ción en I+'rancia y en ltalia, que son los pa{ses quc ciertamen-te han hecho más en el particular; porquo en Austria-Huugría,Alemania y otros puntos hay poco hecho y gran deficiencia ei^los datos.

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Averiguada la superficie de virias existente, es fácil ir modifi-cando los datos con loy de las nuevas plantaciones que vau ha-ciéndose, para lo cual es preciso que la Comisión, ó las personasencargadas de ir renovando esta estadística, vayan siempro natu-ralmente adquiriendo las noticias oportunas, á fin de ir aumen-taudo ó disminuyendo la superficie, según las circuustancias.

La fijación de estas variaciones permite todos los affos estable-

cer los cálculos oportunos, con auxilio del rendimiento medio por

hectárea. Sea éste de 10 hectolitros, de 12, de 15 ó de 20, según

las condiciones del ago, eu cualquier comarca e^ evidente que elproducto se deduc© multiplicando el número de hectáreas por

dicho rendimiento en hectolitros. Este es el modo de proceder.

Ahora bien, como ha dicho oportunamente mi querido atnigo

y compailero el Sr. Casabona, los trabajos de las estadfsticas agrf-colas, en general, vienen haciéndose en la medida que es posible,

dada la falta de recursos que tiene el personal agronómico, y la

prueba de esto se halla eu el objetivo de este mismo debate, que

no tendría razón ni motivo si el personal agrouómico hubiera te-

nido recursos para tener ya formada tal estadística. Cumplo un de-

ber de mi caigo, como Vicepresiclentc de la Junta cousultiva agro-nbmica, al llarnar la atención sobre estas circunstancias, tanto de

los sefforos congregados, como d© los Cuerpos colegisladores del

país, á fin de que adopten las resoluciones que juzguen oportu-

nas. No dejan de hallarse adelantados los trabajos estadísticos de

la corporación que tengo el honor de presidir; y sólo por hallarse

incompletos y no consistir inás que en aproximaciones, es por lo

que no hemos pensado en someterlos á vuestra consideración.

Representan, sin embargo, largas y meritorias tareas de los in•genieros a.grónomos de las provincias, que no vacilan on impo-nerse sacrificios por el interés del país. Hace algúu tiempo que te-nemos el gusto de poseer un trabajo análogo al que el ConsejoSuperior de Agricultura acaba de hacer; y, iepito, quo únicamentepor la desconfianza que tenemos de los datos recogidos, y por seréstos incompletos, es por lo que no les hemos publicado; pero á ladisposición se hallan de este Congreso y do los viticultores en ge-neral.

Ahora bien; las conclusiones vienon á perfeccionar la tareacomenzada, con encargar al personaT agronómico que forme con

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preferencia la estadística vitícola, encomendando ŭá, la Jtwta A;;ronómica el trabajo de examiuae l05 datos, ciepurando los que juzgue más exactos ó más aproximados, con arreglo á los a.nteceden-tes que ya poseo y que le permiten hacer con cierta facilidad est©trabajo de elecci6n. Es indudablernente la forma m^ís oportuua,por lo mismo de ser la acostumbcada para formar estadísticassimilares en todas partes.

^CÓmo se han hecho las estadísticas de las naciones quc las po-

seen m^s completas? Así lo han reconocido una porción de los

señores congre;ados; por lo que juzbo á la Asamblea penetrada

en su mayoría de tal convenciiniento. Esto es: con persoual oficial

de^tinado al ol^jcto, con recu^^5os 5uficientes para ir vi5itando las

localidade5 y haciendo inediciones, y después recopilando y arre-

glando estoy datos. No hay otr;> incdio. ^C^1,u^ relacióu hay de eyte

procediinicuto con los temores re;lativos al f^tiutástico pcligro de

que el fi^co se apoderc ^lel a,urnento en lati declarftición do riqueza

para ol^^riinir mhs al proiluctor'^ E1 iVlini5tel•io ^1^^ H€^ciend^ti tiene

establecidos sus procediiniento5 du invc^ti;ación de ri^ueza con

audiencia y dictameu de loe ini^inos productores, y sin 1lenarse

estos rcquiaitos no ltay temor faud^^do de quo pued^^n 5ervir d©

base tributaria <i, la esta^lística vitícola. F.L Miuisterio de Fomento

no es ni ha sido nunca a^;ente iuvestig^^^dur de 1^, l^^ticienda. No

puedo presciildirse dc la le ;isl^^cifiii c-^pecial que ri^e la formació^i

do los iiinillaramientas, y los protluctores dobeu coi^tiai• cn l^ti 5c,-

riotlad do la Ad^niui;^tración pública y en la pcrinauencia ^lo la^

ley^^^5 que les amparan y deficuden.Pero aún hay otro hechu en quo dobe meditarse: que sólo h

medida de los perfeccionamieutos y exactitud on la est^L^lítitica, es

como podrá couseguirso que la trihutacióu ,e^ti meuor.Yo tenbo eaperanzas, como todo^ lo^ que rne escuchau l^.ti tet^-

dr^ín segur^tinent,c, de que alcauz^irc^mos á re^tlizar nucstro^ pro-

pósito^; porquo, dcspuéa de todo, ó no llr^;aríamos nunc^, á nn

perfeccionainicilto 5oci^til en E^p,iúa, ó e^ ituli5peusable ten^;r nna

estadí,tica, para quc el cupo de la tril>utncióu bajc; y no hay que

hacer5e ilu.^ione5, cl Gobierno, por uiuy }^ucn dcseo que teaiaa, se

encontrar<^ con grandes diíicultades pr^ctica5 para la baja clc la

tributación.Dicho esto, tengo el honor de proponer la^ aprobación de i:^s

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conclusiones que se han leído, porque creo quc realizan el únicoprocedimiento para llegar pronto á, obtener la estadística que sedesea.

Pero no me sentaré sin hacerme cargo de algunas ligeras obser-vaciones relativas á una de las conclusiones correspondieutes altema segundo; y aun cuando en el siguiente hemos de hablar res-pecto de los tratados de coruercio, y yo, como rcpresentanto, aun-que indigno, de la Asociación do Agricultores de Espafia, algo ha-bré de decir, 9in embargo, cúmplcme pt•oponer al Congreso unaligerísima enmienda al dictamen de la ponencia, acerca cle lo refe-rente rí los tratados. No tiene gran itnportancia, pero me interesahacerla constar.

La conclusión cuarta díce: «Modificación de los tratados dencomercio cou rebaja de derechos en favor de toda claso deavinos, buscando el tnedio de que se nos abran los mercados ex-^tranjeros, principalmente los de América.p Y yo propongo quese afia.da: «y á los del Norie de Eacropcc;^ porque, en realidad, losconsidero de gran importancia, por las razone5 siguientes. Amé-rica tiene un corto número de pobladores en comparacibn de Etz^ropa, y nos importa mucho que vayan nuestros vinos al Norte delcontinente, donde los derechos que sc imponen son en el día exor-bitantes, hasta el punto de oscilar etttro 30 y 60 pesetac poi• hec-

tolitro; y como esto viene á representar setenta, ochcnta y hasta100 por 100 del valor de los vinos comunes, es de necesidad con-seguir mayores facilidades para alcanzar aumento en la expor-tación.

He dicho,EL Sr. f3onisana: Pido la palabra.El ^r. Presidente (Marqués de Perales}: El Sr. I3onisana ti©ne

la palabra.El ^r. Bouisana: No pensaba tomar la palabra en la discusión

de este tema, pero me obliga á ello el haber sido aludido por unseiior que nos ha dado á los ingenieros agrónomoe una patentode incapacic.i^^d. Me refiero al Sr. Ayala.

Decía S. S. que los ingenieros no podemos hacor estadísticasagrícolas, y esto me hace so^pechar que S. S. no sabe que toclaslas que existen en cl Ministerio de Fomonto están hechus por in•genieros agróuomos, como el Sr. Director do Agricultura, que nos

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eseucha, sabe perfectamente. Claro esté, que todo el mundo puedehacer estadísticas, pero no se trata de hacer estadístieas más ómenos aproximadas, sino estadí^ticas exactas y que nos sirvanpara algo.

Lo que ha sucedido, Sr. Ayala, es que los ingeuieros no se han

podido aproximar á la exactitud cuanto era necesario, porque

carecían de recursos. Ya sabe S. S. cómo se haceu las estadísticas

en E5patla: se dirige una comunicación á las províncías, é5tas latrasladan á los pueblos y allí permanece olvidada, ha,ta que des-

pués de numerosas gestiones se obtienen los datos que á, aquéllos

les parece couvenieute conaignar. Las estadístic^is cleben hacorse

yendo al terreuo, viendo y reconociendo las diCerentes clases de

plantas, cl gasto del cultivo, todo5 e^os couocimientos, en fin, quedetermiuau l^zs estadísticas de otras naciones.

Decía el Sr. Ayala que deben for^narso Juntas do propietarios,

con un oficial de cstadística que haga las veces de Secret^^rio. Es

ovidente que los propietarios son los que han de proporciouar los

primet•os dato5, si es que los tienen, porque mucho5 son arrenda-

tarios y no saben la superficie de que son duefios. E^a Juuta con

ese oficial no puede hacer una estadística suliciente, como eree

el Sr. Ayala. E^a estaaística no tiene otro objeto que la medición

de la superficie, mientras que la estadística agrícola tiene por fin

el examinar la calidad y cantidad del terreno.

Es tan importante averiguar esto, que yo ruego al Congreso to-

me resoluciones urgentes sobro este punto, porque sin estadt^tica

no pueden Lacerso tt<^tados do comercio, y como docía el Sr. Ca-

sabona, vansos á que nos engaCien los extranjet•os, puesto quo

mientras cllo5 saben la clase de produc;tos que tratan de exportar,

nosotros no sabemos nunca lo que teneinos, y por consiguiente,

contratamos á, ciegas. Do esto tenemos algunos ejemplos, sobre

todo, cuando se hizo cl tratado do loa Estados Unidos, quo hubo

precisión de pedir con• toda urgencia las c<tntiíiades que se produ•

cían e+ ŭ E^pa•a, y los ing©nieros agrónoraos tuvioron que hacor

eso trabajo que fué el tn<is exacto que hasta entonces se ha,bría he-

cho. Lo mi5mo ha sucedido ahora con el convenio con Inglaterra

que ha tr<ttado d© ampliar la escala alcohólica, y nos hemos en-

contrado con quo no sabíamos cuál era la gra^lación de nuestros

vinos, ni qué cantidad consumíamos é itnportá,bamos, y cn prue•

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ba de ello ahí esttí el libro del Sr. Maisonnave en que so ven co-sas tan peregrinas como que 1a superficie cul^ivada ha disininuí-^do descle 1877, cuando todos sabetnos que una gran parte del cul•tivo d© cereales se ha dedicado tí la vid por ser más ventajoso.

La forma, pues, de hacer e5tadí5ticas, es ir al terreno, confec-cionar esos datos y sumarlos para concentrar todo lo que se refie•re á las cualidades inherentes de la producción.

El Se. 17siisounave: Pido la palabra para rectificar.

El Sr. Presidente (Marc^ués de Perales): La tiene S. S.

El Sr. lliaisonuave: Sefiores: No creía que el Sr. Bonisana mo

iba á h^^cer cargos por los errores que haya notado en la Momoria,

Esta 1^lemoria nació de uua proposición que yo tuve el honor de

presentar al Gonsejo Superior de Agricultura en unión de otros

dignos co^npatieros, designados para que hiciéramos un estudio

do nuestra riqueza vii^iícola que facilitara la eXportación.

Se pasó uu interrogatorio á todaa las provincias de Lsp^,"ia, lascuales, exeepta uua, han contestado á e5te interrogatorio. ^Qui^n

había do contestar sino los representautes del Consejo Supcrior deAgricultura en las provincias?

^Quién es el alma de los Consejos provinciales de Agricultura,?

Los secret^zrios, ingenieros agróuomos. Si los datos e5tán mal da-dos, culpa c^s clo los Consejos ln•ovinciales do Agricultura; no cs

culpa mta. Yo no ho podido hacer otra cosa ináy que ace^^tar

los datos, y valerme de los antecedentes que dabau aquellas

corporaciones pm•a el descmpei^o de mi cometido; y a5í y todu, creo

que este es el 5egundo de lo^ traUajos que se han llcvailo ^í eaboen Eypaña en el r^^iino dne nos ocupa; y me envauezco ^^e que ha-

ya dado por result^do, eutro otros, el quc nos halleinos ^•cuiiidos

aquí p,.ra trabajar en 1'.^vor de nuestra vinicultura. ^

Espero que el Coi^^;reso me dispensará estas i.^reves nianifosta-

ciones que he f.ormulado como sati5facción de la 1^o^u•ada concien•

cia y contestación cumplida á los juicios o^uitidos. Como uu estoy

acostumbr<ido ^, hablar en público, tengo dificult<Ld©s pctira l^^accrlo

y no quicro eYtend^^n^ie más, suplicando vuostra beuevoleucia.

Además, cwno ae trata de una aluyión personaL, crco suhciento

lo manifestado.

El Sr. Yresidente (1Vlarqués de Perales): Tiene la palabra elSr. Ayala, para rectificai.

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El Sr. Ayalx: No he tratado nunca de deprimír al cuerpo doingenieros agrónomos, cuyos conocimientos, cuyos méritos y cu-yos trabajos soy el primero en reconocer.

He propuesto las Juntas de propietarios porque, según ha di-cho el Sr. ^uiroga L. Ballesteros, son los primeros qu© han de fa-cilitar los datos. Si ellos son los encargados de forrn:^r las ostadísti-cas, no habr^£ que ir á buscarlos, ellos vendrán á llacerla.

Había propuesto que los Secretarios de e;;tas Juut^le pertenecie-ran al Iustituto Goográ6co y Estac]ístico por econornía; porque yono me he concreta,do únicamentc á la e5taclística vinícola.

Yo h© manifestado qLie á estos funcionarios sc les podía encar

gar do Ia licluidación del impuesto sobro trayinisión de hienes y

derechos reales; sa les podía encargar tatnbién de fortn^tr ^nual-

mente los apéndices de alteración de 1<ti riqucza territorial; y ade-

má5, dc la formación do los repartoy de la c^,ntribucióu.Yo no ine opongo ^, que los Secretario5 áe esta,s Juntas sean

los iugenic^ros ^tgróno^no5, porquc^ lo que yo duiero es que s© haga

la estadística, conio todos lo querecnoa.Yo convengo con el sefior quo mo ha, precedido en el uso do la

palabra, en cluo cu^lnto más pronto tenga^nos una estadística

e^acta, no sólo vinícola, sino de toda la riqueza a^grícola, menos

tributaremos los propietarioq, porque evitaremos las ocultacíones

de la riqueza. Lo que yo voy es á ver cómo la hacemos pronto,

cómo la hacemos eracta; y si nosotros hemos de ser los quo de-

mos los d^^,to5, sea^no9 tatnbién los que liaya^noa clc ^lorm^r parte

activa para realiz^ir o^ta e^tadística. Esto es lo que hc ^licho; no se

ofendan los sefíores ingenieros agrónomos, que no ho veiiido ^í

ofenderles, ni taznpoco tevgo motivos para ^llo.

I^Ia convenido tilmbién el Sr. Casabona en que dcsdo la crca-

ción de l^s liacuelas ^gronGmicas eytzí manda,do que se 1'ormen

las estadf^ticas, y quc no sc ha hecho ninbuna ex^icta, absoluta-

mento ningtzna, porquc se ha acudido á eyos medio5 ^l© in<Lndar

volantes, de rnandar cuestionarios que los agricultores hai^ mirado

^eon indilercncia y los h^Ln contestado de cualquier rnodo.

Si los pri^pietctirios vienen á tornar parte en la formación de c^ta

estadístic^ti, naturalnlcnte, aunque aólo sea por el a ŭnor propio dc

decir: «yo he contribuído á esta obra,^ lo han de hacer mejor quo

por meilio de cartíllas impresas.

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El Sr. Presidente (Marquis de Perales): Tiene la palabra pararectificar el Sr. Bonisana.

El Sr. Bnnistma: Voy á decir muy pocas palabras. En primerlugar, empiezo dando una satisfacción al Sr. Maisonnave, á quienuo ha sido mi ánimo dirigírle una censura, sino muy al contrario.

Bien merecido tiene el voto de gracias que le ha dado el Conse-jo Superior de Agi^cultura por el trabajo quo ha realizado; trabajoque, aun cuando no es perfecto, es bastante aceptable é indica lanorma de cómo se pueden hacer los de esta índole. Si se van áegaminar los diversos capítulos que coutiene, se ve que todosaquellos puntos en que l^l coutestación ha sido formulada por elConsejo provincial do Agcicultura, todas las cuestiones técnicastrataclaa por los ingenieros agrónomos, están perfectamente re-sueltas; tales son las que se refieren á la elaboración de los vinos,á la adición de la glucosa, etc., y si se va á examinar aquellos queestá,n fundados en la comprobación de los datos, no se encueutraabsolutamente nada.

EI Sr. 1'residente (Marqués de Perales): Suplico al Sr. Bonisa-na que se li^nite tí la roctificación.

EL Sr. Bonisanre: Atendiendo á, las indicaciones del Sr. Presi-dente, solamente diré al Sr. Ayala que se formeu esas Juutas depropietarios que S. S. propone, pero que l05 Secretarios sean fun-cionarios que conozcan la manera de formar estadísticay. Los in-genieros agrónomos son precisamente los que pueden hacerlas yno un oficial del Instituto GeográFico, que no tiene conocimientoninguno de la producción agrícola.

EI 5r. l'alpena: Pido la palabra.El Sr. Presid^^nte (Marqués de Perales): La tiene S. S.El Sr. Calpena: EI que tiene la honra de dírígir la palabra al

Congreso, creo que para tener una estadística viuícola pronto ybien hecha, deben ser los encargados de hacerla los Ayuntainien-tos y las Juutas locales; y cuando estas dos corporaciones tuvie-ran los antecedentes, pasarlos al cuerpo de ingenieros agrónomos,que es cl que di5pone de los elemontos necesarios para conocor la'verdad de los datos que so le remitau. Los productores de vinoslo quo quiereu es que se conozca lo que ee produce on cautidady en caliilad en ambas partes del mundo. Ho dicho.

El Sr. ^oldán: Pido la palabra.

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El Sr. Presidente (Marqués de Perales): La tiene S. S.El Sr. Sold^m: Me levanto á usar de la palabra por diferir, en

parte, de los juicios emitidos por los señores que me han precedi-

do en el uso de ella, sobre la manera de llevar á efecto la estadís-

tica; pero me encuentro con la dificultad de que los agricultoresno tenemos costumbre de hablar en público, y no sálo eso, sino

que no concurrimos á niugún acto que nos estimule á, ello; así

es que estamos en muy malas condiciones, relativamente á los que

tieuen hábitos de hacerlo. Además, tenemos otra, mayor dificul-

tad, y es la proximidad con los obreros agricultores; y para eu-

tendernos con ellos, se hace preciso un idíoma un poco rudo, y

esto nos hace perder por completo los buenos hábitos, y nos hace,

en uua reuuión como esta, vernos llenos de dificultades. Pero

presciudiendo de todo esto, y tenieudo en cuenta la coiisideración

de ser la mayoría de los que nie escuchan agricultures, me alien-

ta la esporanza de que dispen^acán 'el atrevimionto quc ŭne per-

mito al distraerles su atención por breves instantos.

Yo entiendo, senores, que la estadística tieno dos partes distin-

tas: una, la necesidad de conocer todos los aí^ios la producción vi^

nícola del país, y ésta no se llona una ve^; es preciso baccrla todos

los siios, constantemente, por las variacioi:ies que sc introdµcen

en las cosechas, en las qae unas veces se obtiene m^ís viuos que

en otras. Esto nada tienc que ver con apreciar despuéa la super-

ficie ocupada por el vitiedo, el producto de éste y sus cou^liciones.

Es tnás; el ^lue est^ cli^puesto á b^lcor uno de l05 trabajos, n^i es el

más apropósito pai^^ llevar ^, efecto el c^tro. 1)c alií que tenemos

que dividirlos, úuica manera de couseguir ambos fiucs.

Entrando cn ol primero, diré que es asunto quo corresponde á

la administración, porque aun cuando la cuestióu ^lc mu^]a hoy,

es decir, que la iniciativa particular dobo tomar una 1>arte rnás

^ activa, hay ciertas cosas que no correspond^;n má,s que á l^ti Ailmi-

nistración, exclusivamente á ella, y una de éstas es formar la e5ta-dístíca.

Pue^S bien: si nuostra contribución industrial tuviera fundamen-

tos de eqnidad y exactitud, dicho o5t^^ que se haría la matr(cula y

so obtenclría un resultado ver^lad; pero como los dato5 que 1e sir-

ven dc ba,5o son desgraciadameute falsos (porque todo5 l^^s seí^fo-

res que me hau precedido convieneu en qu© la política se antepon©

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y degenera todo), de ahí que trathndo^e de esta contribucidn tanto

ó mí^s que otra algui^^a, adolezca do los defectos y deficiencias que

todos lamentamos, pues p^rrtiendo de datos completamente falsos,

los resultados han de serlo necesariamente; pero yo ostimo qu©,

no sin afgún sacrificio, pero con firrne voluntad por parte del Go-

bierno, si se consigui©ra que en vez de un personal peqneño, in-

auficiente en conocimientos y menor en aptitud, cíue está en-cargado de la formación dc las matrículas, se pusier^in unas

comisiones, clos en cada provincia y auu cuatro en albunas, con

sueldos do 2^ á 30.000 reales el Jefe y 16 ó 1$.000 los secretarios,se conseguirí^^ quo fueran á los pueblos que tuvierai^i productos

vinícol<La y desde el mes de Octubrc, desde el comienzo do la co

secha, fucr^ui ^, ex^lminar por su cueuta, pero personalmente, bo-

dega porbodega, y averiguaran la canti^l^^d^le uva que tuvier:ln y

la cantidad dc vino qu© hicieran; esto daría uu resultado práctico

sin 1 ŭacer sacrificios ei Gobiorno, pordue para ello podría i^npo-

nerse ur^ nlillón de reales de sacriGcio ^í los demás ramos Ejue 5edesignara y se conseguiría por completo una remunerución centu-

plicada acaso. Pero como los vinicultores, yo creo que con ra^ón,

tieneu cl temor de du© si se hacen esas estadísticas verdad (por .

m^ts cruo nlgunos sciioro5 lo linn nog^ulo), pnesto ^lue dícen que elcenso cle pro^luccie^n se liace por el Ministcrio de la Gobcrn^ción

y que el de IIacicn^l<^, le quiere para extcemar las couti^ibuciones,

aunque no hay ra^ón para decir que por e^ta serio dc fundamen-

tos no puede dejar al de Hacienda la utilidad. Pero yo supongo

que haya la mayor y más perfecta legalidad on no hacerlo así, ^no

sería me,jor dar una g^,rZntía ^í los pueblos y á los vínicultores,exigiendo uua condición: quo la distriuución do i^npuestos se ib^^

á hacer por el resultado libre sobro las cauti^lades de ^vino que se

dieran, sin poder la Adrniuistracidn attmentar m^í5 qt^zo cl ] 0 por

100 sobre las cantidados con que hoy contribuyen por osc coucep-

to? E^a sería una garautía quc dior^^, seguridad de qu© no hodía

abus;^r5e y á la Administración no lo importa^ba dar eaa g^^,rantíaá quien de buen^ti fe vaya.

Re^pecto al 5egundo término, estoa trabajos podrían ser des-

puós revisados por ttu^t ^sociación de vinicultores ó cosecheros de

cada disti•ito, que examinara y estudiara si reunfan la vcrdad

y e^actitud apetecidas, y por último, el ingoniero agrónonio 6 la

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Junta de Aranceles, porfeccionarlos y coleccionarlos; pero la basemás importante para comenzar, deberá ser el primer trabajo, quees donde está la exactitud ó inexactitud de ellos.

Respecto á conocer la superficie ocupada y valuada y sus con-diciones, eso parece natural que sea una parte de la estadística, ycreo que ha debido tenerse ya forrnada; pero si no dieran los da-tos, porque sería mucho exigir, ciertamente puede encargarse áesos tres liquidadores, que llevan otro alcance.

Los liquidadores darían un resultado extraordinario; la mayorparte de las propiedades no van á inscribirse porque hay dificul-tades adrninistrativas que sería prolijo detallar; prestarían el ser-vicio con gran provecho para los intereses del Estado, y al mis^notiempo podrían encargarse de ese otro trabajo estaclístico inme-diatamente, ya que no puede esperarse á los resultados de unaestadí5tíca que es nece5aria para todos los ramos del país.

Estimo que sobre estas bases se podría obtener uv resultadapráctico, y más práctico para obtener todos los días el resultadode ello, puesto que falta un término, y es la cantidad que se con-sume en el país; pues sabiendo la produeción y la exportación,claro es que de la diferencia resultará el consumo dcl país. FIe ter-minado.

El Sr. Bayo: Pido la palabra.El Sr. Presidente (Marqués de Perales): La tiene S. S.El ^r. B^yo: Sefiores: He pedido la palabra para que los aquí

presentes se fijen rnucho en los motivos que tizi tenido el Consejo

Superior de Agricultura para mandar á las proviucias, con anuon-

cia del Sr. Miuistro de Fomento, el interrogatorio que es base de

este Congreso. Hay que deahacer aquí varios errores. Priinera-mente el Sr. Ministro d© Fomento no ha hecho má> que ayudar

con todas sus fuerzas al desarrollo del peusamiento que nació en

el Consejo Superior de Agricultura; este pensamiento tuvo que

uacer igualrnente de una persona, esa persona hizo la propuesta,

siendo unánimemente, no sólo tomada en cousideración, sino enmuy pocos días aprobada y resuelta la cuestión, porque venía áreferirse á un asunto de tanta importancia para el país, que no po-

día el Consejo Superior de Agricultura ser extrafio al rnovi^niento

de la riqueza vinícola espafíola. Veía al mismo tiempo á los ene

migos de la vid quo la ai^acan por todos lados; no ya, serioros, la

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compotencia de Austria-Hungría, de Italia y sobre todo de Portu-gal, sino también la adulteración, que en estos momentos estásiendo la causa principal de que nuestra e!cportación no sea tangrande. Pero no quiero ser yo, como individuo de la Comisión,aquel que vaya á hablar de lo que no debe hablarse, referente áeste tema.

La cuestión de la estadística. ^Por qué la Comisión ha planteadoeste tema? Nació justamente de las contestaciones que hemos de-jado de tener al interrogatori.o que se ha hecho por iniciativa delConsejo Superior do .4gricultura; no es el interés propio del Es-tado para averiguar la riqueza oculta, por que justamente en la cir-cular que se pasó por el Consejo Superior de Agricultura, se do-cía: «No tengáis miedo; no vamos á herir, vamos á defender la ri-queza y á de^arrollarla por todos los ámbitos del muudo.» Peronació viendo que realmento no venían, como no han venido, lascontestaciones que debían venir.

Eso sucede en muchas países, pero sobre todo en Espaí^a, por

el temor de salir perjudicados. Porquo Lquién do vosotros no sabe

cómo está gravada la riqueza pública? No sabemos qué nuevas

cargas habrán d© imponerse, no habiendo aumentado, ni habiendodisminuído 1a riqueza pública en otros ramos.

Pero está altamente interesada Espa^ia en que haya una verda ^

dera estadística vinícola, como es preciso que la haya en todos

Ios ramos de la agricultura; estamos á la zaga de Europa y, casi,casi, estatnos á la de alguna nación asiática. Así es que movi

do del más alto patriotismo el Consejo Superior de Agricultura,(decía yo, siendo cl ^4ltimo de los individuos que han pri;stado su.

cooperación con mis dignísímos compañeros á esto resultado), le

dijo al C^obierno: «En vista de la actitud que han tomado los pro-

pietarios; en vista dol resultado de las contestaciones que se nos

han dado en todas partes del país, por falta de los datos que

hemos pedido, vengan aquí á fijarse las verdaderas bases, conlas que se obligue á los propietarios á que den la estadística,

que no }^a de ser para atacarlos, sino para'defenderlos una y mil

veces por todos los medios; y esto no puede conseguirs© sino re-

elamaudo el apoyo deI Gobicrno.» Y el Sr. Ministro nos di jo: «El

Estado está rnuy propicio á, concederle.»

He querido hacor estas manifestaciones para que la discusióu

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no siga extraviada, y para que sepan los señores aquí presentes quenosotros queremos el bien del paíe; que no se persigue la a•iclueza,sino que, al contrario, queremos que la que tenemos aumente ioposible; porque después de este problema han de venir otros demucha mayor importancia, uno de los cuales se relaciona con ladefensa de nuestros vinos, de esa única y verdadera riqueza quetantos enemigos tiene, y en la cual debemos fijarnos mucho si noqueremos que sea desprecíada, como ya empieza á serlo en lospuntos á que la exportamos.

El Sr. Presidente (Marqués de Perales): Tiene la palabra elSr. González Liquiílano.

El Sr. UonL.ílez Liquiiŭano: Se^iores: Confieso franca y leal-

mente quo no soy oradar, y más que nunca siento no serlo ahora,

porque la situación especial en que me encuentro me haco de-

searlo.La verdad es, sefiores, que aquí se improvisan discursos y más

discursos sobre una materia que, por su importancia, merece me-

ditarse y estudiarse lo que queremos decir. Voy, pues, á hacer uso

de la palabra, procurando concretarme al asunto de que se trata,

deseando, como todos debemos desear, que la discusión se encau-

ce, para lo cual yo propondría al Congreso acordara que hoy, por

ejemplo, se diera cuenta de un tema, y se preparara su discusidn

para el día siguiente, porque de otro modo venimos á diycutir

aquí sin saber dc qué.

El Sr. Presid^^nte (Marqués de Perales): Penníta^ne S. S. qucle interrumpa. La mesa así lo ha pensado; pero una falt,ti de queno puede ser responsable, ha hecho que los temas impresos nohayan venido ya á este sitio.

El ^r. González Liquii^ano: Me doy por satisfecho, y ruego alSr. Presidente ponga en práctica el pensamiento de la mesa.

Dichas estas breves palabras, entro en materia, creyeudo intítildeciros que os habla un agricultor, un hombre quo la mayor par-

te de su vida la ha pasado en el ca^npo, y que, por consiguicntc,

carece de las dotes que adornan á muchos de los iudividuos pre

sentes.2'ratemos do la estadística vinícola. ^Es ó no ímportante? Esta

es una cuestión quo ni aun siquiera se ha tratado en el Congreso,porque ha tenido por couveniente someterla á discusíón. ^Pode-

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mos los agricultores negar nuestra cooperación en este asunto alpoder ó á quien lo represAnte? De ninguna manera. Pues qué, ^lariqueza agrícola es una cusa tan pequeiia y tan insignificante, semarcha de las manos con tanta facilidad que podamos decir «estotengo y esto no tengo,» sin temor de que se nos contradiga? Nohay más que preguntar á cualquier agricultor qué capital©s sonlos que tiene, y desde luego se ve á la simple vista hasta déndealcanza su riqueza; y como la tiene en el campo, no puede ocul-tarla, porque para conducir á casa los frutos, es preciso que lospase á la vista de todo el mundo.

Ya veis, pueq, que ningún interés tenemos én ocultar nuestrariqtieza; al coutn^rio, deseamos dar todos los antecedentes posi-bles para que llegue un día en que la estadística vinícola sea unaverdad, porque hoy, seriores, marchamos á o5curas; los datosy antecedentes son tan inexactos, que permitido me sertí decirque la estadística es una completa mentira.

En Ias provincias del Norte Ia vid no ha padecido lo que enotras; y es altamente vergonzoso que en comarcas como Málagavayamos á buscar datos que existen y que no encontramos allídonde tieneu 200 6 300.000 hecttireas, de las cuales la mitad hafeuecido por completo y la otra mitad está expuesta á fenecer. Es,pues, preciso que comencemos á marchar adoptando una base,para lo cual lo primero que necesitamos es la unidad.

Yo, al menos por mi país, puedo deciros que en cada localidadhay una uuidad distinta; mejor dicho, hay dos unidades: una ofi-cial, que no sirve para nada, y otra extraoficial, que cada uno laentiendo y la aplica de diversa manera. Y digo que necasitamosunidad, porque si aquí hemos de llevar los pareceres y las opiniones de todas las sumas pequegas de cada cual, para venir áformar un conjunto completo, necesitamos partir de uua basecomún á todos, para que el resultado sea también común, Dadaesta baso, señores, creo que el procedimicnto es muy sencillo.Nosotros, los propietarios de buena fe, somos los primeros queestamos decididos á auxiliar al Estado hasta donde nuestras fuer-zas alcanceu; y por consiguiente, somos en todo la base completade Ia estadística. En cada localidad debe constituirse una Juntavinícola, compuesta de ocho ó nuove propietarios, que represen-ten la riqueza de la localidad, que representen el más, el menos

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y el término medio; debe obligarse tt todos los propietarios á queon un tiempo dado presenten una relación á esta Junta vinícola.Esta Junta vinícola, auxiliada por el personal de cada Ayunta-miento, el personal que está dentro del presupuesto, vendría áformar la estadística de la localidad, ó sea la estadística munici-pal; dada ésta, iríamos á formar la pr•ovincial; de aquí á la Juntade Agricultura, que tiene su personal propio; y luego, coleccio-^iados todos estos antecedentes, á la Junta Central de Agricultu-ra; y tendríamos, sef5ores, la estadística completamente formada,exacta, y si no exacta, al menos con toda la exactítud aproxima-da en lo posiblc á la verdad. IIe dicho.

EI Sr. Linares: Pido la palabra.EL Sr. Yresidente (Marqués de Perales): La tiene S. S.El Sr. Linares: Voy á, tratar con la mayorbrevedad de un punto

que se refiere á^ la segunda parte del te1n^L primero, 6 sea ^In-

fluencias legales que debeu ponerae en práctica para el desarrollo

de la vinicultura.» Uno de los dignos representantes de esa Mesa

ha dicho ha,ce un momento, se^iores, que la vinicultura tiene gran-

dísimos enemigos, y que es preciso lucliar brazo á brazo con to-

dos ellos; que ©s preciso lidíar con ellos; que es preciso atacarlos

de frente para que el cultiva^dor de la vid, libre ya de estos eue-

migos naturales que se le presentan; tranquilo durante algún

tiempo, pueda dedicarse al laboreo de ella, y puedan, por con,

siguiente, las cosechas ser mayores, y por lo tanto, los rendi-

mientos mayores también. E1 paí5 cuya rept•esentación traigo d,

este Congreso, es un rincón peque^io de la provincia dc Santander.

Allí s© cultiva^ la vid, allí hubo un tiempo on que la vid prod^zcfa

grandes rendimientos, por 1a menos los suficientes para quo eI

cultivador liallase beneficios bastantes á sus múltiples trabajos;pero no l^acc muclros afíos, cerca de aquellos suelos doncle se cul-

tiva la vid, en las rnontafias mrís altas que rodean á aquel valle,

ó sc;a en los Picos d© Europa, se estableció una Soeiedad minera.

Aquella Soci©dad minera, sefiores, ealcina los minerale^ que saca

de las entrafias de la tierra, los calcina al aire libre; aquellos son

principalmente, calamina, blenda, plomo y cinabrio. A poco de

establecerse esas calcinaciones, eu todo aqucl va11e, cuyas cúspi-

dos se calcinaban, se vió que la vid se agostaba, que la vid se

marchitaba, que la vid se extinguia y que la producción de vino

s

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decayó de una manera considerable. EI instinto popular, que no seengaña nunca, creyó bien pronto quo aquellos humos que se pro-ducían en los Picos de Europa, en aquellas montañas que defien-den el valle de los vientos del Norte, comprendió bien pronto queaquel decaimiento en la producción de vino, que aquel aniquila-mieuto de las vides, provenía de los humos que producían las cal-einaciones.

Hoy, que se celebra este Congreso de vinicultores, ellos han co-misionado á sus representantes, quo expongan los medios legalesy necesarios para luchar contra ese enemigo, para contrarrestarle,respetando, sin embargo, su derecho, y para que, por consiguien-te, aquellos vinicultores puedan sacar el beneficio á que tienenderecho. Se han consultado las opiniones científicas de distingui-dos químicos y de ingenieros do minas, y todos ellos han conve-nido en que los minerales de calamina, mezclados con el cinabrio,con el plomo y con la blenda, desprendeu en sus emanacionesácido sulfuroso, y que éste, impulsado por el viento, y más cuandose halla á grandes alturas, al descender en virtud de su pesadezsobre el valle en que se cultivan las vides, las destruye. Esto, quesucede con el ácido sulfuroso, sucede también con el ácido sulfú-rico, el cual es mil veces má's destructor todavía; por cousiguiente,no es extrafio que aqucllos agricultores se quejen; no es extraffoque protesten y vengan aquí á recabar los medios legales paracontrarrestar á ese enemigo. Este es el hecho que se observa tam-bién en toda Espafía; no es sólo una cuestióu local la quo presen-to en este momento; no es sólo la provincia de Santander la quocuenta esos estragos; es toda Espaffa. Ahí están, si no, las minasde Riotinto, las de Linares, etc.; porque allí donde so desarrolla laindustria minera, parece que se forma un círculo de muerte, y esla vegetación que está destruida completamente por ias calcina-ciones, por los humos que so desprenden de aquéllas. Si, pues, estoes evidente, precisa apelar á un remedio; es preciso preguntar-nos si nosotros tenemos derecho á vencer ^í ese ©nemigo, á adop-tar medidas de precaución, á defendernos, en una palabra, paraque nuestras vides puedan producir; y creo que no podrá ponerseea duda el derecho que tienen los agricultores de aquel país, comolos de todos, al desarrollo de sus fines económicos.

Pero pudieran decirnos las Sociedades mineras: KNosotras tam-

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bién existimos; nosotras también tenemos ese derecho; respétese-nos. ^ Y pregunto yo: los intereses de esas Sociedades, ^podrán te-ner derecho á destruir la agricultura, á destruir los derechos adqui-ridos y respetables de los viuicultores? No, esto sería un derechoabsurdo, la negación de1 derecho; porque el principio del derechoes la organizacíón y la vida, y no puede ser, por consiguiente, underecho la destrucción, que es lo que ellos pretenden. Por lo tan-to, puede muy bien sentarse y decirse que ellos tendrán derechosí á su existencia, pero no á perjudicar á tos agricuttores. Y si no,^de dónde podrá haber nacido es© derecho? ^Habrá podido nacerde la ley de concesión? No, porquo la ley no puede conceder quese maltrate y que so perjudique el derecho de otro; porquo el szcn^acuiqa^e está incrustado allá arriba en aquella hípida y es uno de losfundainontos principalísimos del derecho. Tampoco ha podidonacer de la ley ni de los actos propios, y no es de creer que lasSociedades mineras tuvieran por ob jeto la intención cle destruír losderechos de un tercero. Pues bicn, y para no mole5tar nicís la aten-ción del Congreso, digo quc es preci5a, que se impone la regla-mentación; porquo el derecho, que consiste precísamente en orga-nizar, en reglamentar, en reconocer á cad<^. unu las facultades qu©tiene para el dcsarrollo de sus fines; el derecho no puecle menosde l^acer, en beneficio de la agricultura y de los quo á su aiuparoviveu, que se obligue á esas Sociedades á que, por los medios cien-tíficos, sean los que fueren, reco•jan sus humos y no perjucliquená la agricultura y la iinpidan desarrollarse. lle clicho.

El Sr, l^,epresentante de la, provincia de Castellón y de laSaciedad Vitícola de Benicarló: Pido la palabra.

El Sr. Yresidente (Marqués de Perales): La tieno S. S.Ll Sr. Representante de Castellón y dc la Sociedad Vitic^o-

1^ de Benicarlú: Se^iores: Como represeutante de la más modes-ta do todas las provincias, la de Castellón, y delegado de la i^n-portante zona vitícola do Benicarló, vengo á decir poc^is palabrasy á proponer un medio hábil y práctico dc l.iacer una estadísti-ca, que es el punto que se discute en este moinento; y para hacer-lo como se hace en las principales naciones vinicolas, os precisoformar zonas vinícolas, y luego cada zona vinicola nombrar un sin-dicato compuesto de propietarios y comerciantes ^

Los propietarios y comercíantes de víuos son los únicos que

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puedeu dar esos datos y pasarlos á los ingenieros agrónomos delas proviueias. Yo entiendo que es el medio más hábil y más prác•tico y mejor de todos. He dicho.

El Sr. Beneito: Pido la palabra.El Sr. Presidente (1larqués de Perales): La tiene S. S.El Sr. $enelto: Seffores: Vengo única y exclusivamente en re-

presentación propia, como propietario de algunos miles de videsy como cosechero y elaborador de algunos cientos de cántaras devino en un pueblo de la provincia de Ciudad-Real.

Me voy á permitir hablar de la primera pregunta del cuestiona^

rio, respecto á los medios prácticos para obtener una estadística

vinícola.I^e leído á la ligera los datos que contieno la infonnación pre-

sentada por el Sr. Maisonnave. La extensión superficial que, según

cálculos ba^ados en los datos de esta Memoria, tenemos poblada

de vides, es 1.800.000 hectáreas; la producción de estas vides, por

término medio, es de 18 millones de hectolitros de vino; el consu-

mo interior es de S millones de hectolitros, y la exportación, en

lo cual no hay duda, es de 7 milloues al año. A1 lado de esta es-

tadística, hecha con datos o6ciales, segtín lie tenido el gusto deoír al Sr. Maisonnave, hay otra catadtstica, hecha también con

datos oficiales, y esta arroja la cifra de 2.000.000 de hectáreas,

como plantadas de vides, cou una producción de 32 millones de

hectolitros de vino, y un consumo de 12 á 14 millones; lo cual

domuestra, señores, quc respecto á^ estadísticas, estamos eu la ma-yor de las ignorancias.

Ahora bien; yo comprendo que es sumamente difícil, dadas lascondiciones administrativas nuestras, realizar una estadística eneste desgraciado país, y es imposible, primero, por la mala admí-nistración; y segundo, por la natural desconfianza del propieta-rio. Pero teniendo en euenta estas malas condiciones en quo nosencontramos, hemos de buscar el medio más adecuado para so-brellevarlo, y si al fin y al cabo no podemos realirar una estadis-tica cierta y positiva, por lo menos, que tengamos una estadísticaaproximada. Yo creo que los dos grandes orrocea do que padecenestas estadlsticas, hechas con datos oi^ciales, son los sigaientes:on cuanto á la extensión superticial del vi^iedo que tenemos enEspafia, no es posible definirla porque en ninguna parte existen

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datos. Si los vamos á tomar en los amillaramientos, prescindien-do de la ocultación (que supongo la habrá), en esos amillaramien-tos no constan inscritas las viñas plantadas de quinco años á estaparte, porque la ley las exceptúa del pago de la contribución, yestas viñas es indudable que á los cinco ó seis affos producen se-gún el cultivo.

Por consiguiente, no encontramos aquí datos para hallar conexactitud la superficie poblada de viñedo. Si queremos buscar da-tos para encontrar el número de hectolitros de vino que produ-cen, tampoco los tenemos, porque la única fuento que podemosencontrar serían los aforos que generalmente se hacen en los pue-blos por consumos; pero como resulta que en muchos pueblos nose hacen los aforos, ya porque los propietarios están concertados,ya porque hay puertas, tampoco encontramos fuente de ningunaclase. Yo creo que la manera más exacta de determinar la pro-ducción, hoy por hoy, es la siguiento:

Los datos que tenemos respecto á exportación son ciertos; enellos el error no puedc ser muy grande; vamos á ver lo que pode•mos consumir. Yo sé que algunas personas han hecho trabajostomando por base el siguiente cálculo: tomóse nota en algunospueblos del Mediodía, en Andalucía, por ejemplo, del consumo delitros que cada habitante hacía; tomóse también en Catalufía, enel Norte, en Castilla la Vieja y en Castilla la Nueva, y una per-sona, cuyo nombre no tengo para qué decir, que se ha ocupadode este asunto, viene á deducir que cada espai^ol, por términomedio, consume al año sobro unos SO litros de vino. Itielacio-nando esto consumo con el número total de habitantes, viene ádarse un consumo en el intcrior do unos doce ó treco millonesde hectolitros do vino, que aumentados á los siete que nos dala exportación de estos afios, resultan unos veinte inillones.Algo más producimos, porqu© hay quo tener en cuenta quoparte de esta producción vinícola se destina ó, la fabricación dealcoholes, es decir, para encabezar algunos vinos débiles y otrosusos á que los ha d©dicado el comercio. Por consiguionte, puedencalcularse también, por otros datos que he visto, dos millones,que sumados á los veinte que nos daban la exportación y el con-sumo interior, son veintidos millones. Por consiguiente, yo estimoque la produccián do estos a^ios no es aquella que ho visto en los

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datos oficiales, dc treinta, ni de diez y seis ó diez ,y ocho millonesde hectolitros, sino que la producción nuestra es de unos veinti-cuatro millones de hectolitros.

Los setlores que nrc han precedido en el uso de la palabra hanallegado aquí los difcreutes rnedios, formas ó maneras para obte-ner en breve una estadí>tic.l cierta. Yo creo que, siguiendo porel camino que vamos, gastaríamos las pocas sesiones de este Con•greso on discutir la primcra pregunta del Cuestionario, por locual ane voy á concretar ^í somet^^r á la consideración del Congresouna proposicióu al ob.jet^^ de furmar estas estadísticas vinícolas.

Que ol Congreso nornbre tzna Comiyión de su sono, cuya Comi-sión, con detenimiento y e^tudio, se encargue, por los medios quo

le sugiera su celo y por la5 ínrlicaciones que han hecho los repre•

sentantes, de hacer estas estadí,5ticas vinícolas. Es el tnedio que

encuentro más práctíco y razonable, deqpués de lo que he oído á

los se^oros representantes.EI Sr. Presidente (^Iarqués de Perales): El Sr. Abela tiene la

palabra.F1 St. Abel^: Sotlores: Voy á ser muy breve, haciéndoine cargo

de lo último que ha propuesto el Sr. Beneito. Equivale su pro-puesta á la desaprobación de l^is conclusiones que se discuten yque la mayoría c]el Congreso acepta.

Yo ereo que es perfectamente conciliable lo que el Sr. Beneito

lia propuesto con lo propuesto tarnbién por otros seí^ores. La Ad-

ministración es en todas partes la encargada de formar estadísti-

cas, por los procedimiento5 en cuyos detalles no creo que debe-

mos entrar, porque es asunto de organización, y por lo tanto hay

que de5cartar esto de la discusión.

Después de desautorizar los datos oficiales, el Sr. Beneito fun-daba, sin embargo, su argumentación en esos mismos datos ofi-ciales (^l Sr. I^e^aeito: Y extraoficiales}, porque-hace mucho ticmpoquc la cifra de 24 millones de hectolitros de vino, la tengo yo con-signada en un libro mío, El liliro del vitic^^dtor; de forma, que yave S. S. cómo al comparar la cifra particular con la oficial, uo es-tamos tan distantes de la razón.

Conozco tod^is las estadísticas oficiales sobre viñedos y sobrelos dem^s ramos agrícolas, •y no hay ningima en quc se digados millones de laectáreas. Es sólo un avance, una declaración for•

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mada de un modo muy ligero, porque hnbo precipitación al ha-cerla, y que sirvió en cierta época para contestar al Gobiernoinglés.

Yo no digo que no existan dos millones de hectáreas; quizásexistan, no lo sabemos, y precisarnente eso es lo que vamos á bus-car. 1' debo decir qu© los datos sacados de diferentes fuentes porel Consejo Superior de Agricultura, convienen con los que tie•iie la Junta cousultiva agronóinica, por los cuales se aproxima á1.800.000 el número de hecthrcas. Ahora, en lo qu© disentimosprecisamerite los que nos ocupamos de estas cuestiones, es en elrendimiento. Algunos atribuyen un rendimiento más alto á estas11ect^írcas, y otros creemos en un rendimiento más bajo; pero elrendirniento medio de vino en Luropa entera no pasa de 15 hec-tolitros por hect^í,rca, y nosotro.^, que tenemos un país m€ís seco,no podemos pasar de esos 15 hectolitros.

Por lo dem^í;, el que haya un ar^o en que se obtengan 34, 36 yhasta 40 (en la provincia de Madrid y en otras se obtiene), noquiere dccir que esto sea la regla general.

Ahora bien; hay conclusiones bien terminantes, que han acep-

tado varios sefiores de los que lran usado de la palabra, por las

cualos se establece que la estadística oficial se haga del modo que

la Administración pública tiene organi•r.ado; pero naturalmente,

mejorando las condiciones y dando recursos bastautes para ello.

^,Quó duaa tiene quo todos los auxilios de los sindicatos de agri-

cultores, los mwlicipios y t;odas las personas quo quieran coadyu-var al bien público, de este ó del otro rnoclo, reuniéndosc y or-

ganiz^udose los servicios do los Ayuntamientos por su propiainiciativa; qué duda tiene, repito, que c^tc auxilio es apreciabilísi-

mo y digno del mayor encomio? ^CÓmo es posible clue los ene<^r-

gados de la Adm^inistración, y muclio menos la Jtmta Superior

Agronómic<z recliacen esos datos? De ninguna manera; los acepta-

r^£n siernpre con gu5to, y les dar^,n todo el valor que mcreccn.En estas condiciones y en tales tórminos la cuestióxi, yo creo

que todos estanios conformes, al monos los que han hablado.Yo tengo, pues, cl honor de proponer <^ la mesa, que si lo osti-

ma oporttuzo, dé el punto por suficicnteme^.it© cliscutido, •y pase-mos á ocuparnos de otro que no tiene rnenor irnport:incia. I3edicl io.

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El Sr. Carretero: Pido la palabra.El ^r. Presidente (Marqués de Perales): La tiene S. S.El Sr. Carretero: El que tiene la honra de dirigir la palabra al

Congreso vieno representando á la ciudad de Aguilar, provinciade Córdoba, cuyos vinos son esos que se conocen con el nombregenérico de Montilla; y al tratarse de la cuestión de estadística,me voy á permitir hacer alguna ligera consideración.

Yo creo, señores congregados, que la honradez nuestra nosacongeja que cada uno de los que aquí estamos, declare de unamanera noble, paladina y concluyente, la porción de terrenoque ocupa la zona vinícola que aquí viene representando, susproductos y demás circunstancias. Nada importa que los sefioresinteresados que han hablado anteriormente, que han planteadocon la oratoria más exquisita cuantos problemas son necesariospara tener una buena, estadística, nada absolutamente importaai nosotros no les ayudamos con los conocimientos prácticos, queson los que llevan el convencimiento al ánimo para poder haceruna cosa completa 6 al menos lo más acertada posible. Nosotrossomos los primeros llamados á ello, y para eso hemos venido co-misionados; para ilustrar; para manifestar de una manera explíci•ta y concluyente los terrenos, la calidad de los vinos y las circuns-tancias todas para que se forme la estadística; y hagamos, cor^conocimiento de causa, un trabajo útil y conveniente para los in •tereses de los vinicultores y para la agricultura en general. Enesta cuestión debemos todos, y por mi parte no hay inconvenien-te en ello, designar las hectáreas que tienen en ese terreno llama -do Aguilar, de que es el verdadero vino de Montilla.

ple tenido necesidad de hacer esta manifestación en defensa delos gropietarios de aquel terreno, y me siento. (1lhcy bien.)

El Sr. Presidente (Quiroga L. Ballesteros, que releva al s©ñor Marqués de Peral©s): Quizás por la natural necesidad dedar expansión en los primeros momentos á los señores que hanvenido á tomar parte en estos debates, uo se ha puesto en prác•tica lo que dispone el art. 5.^ del Reglamento. Han usado dela palabra, bien en pro, bien en contra del dictamen que estaComisión ha presentado para su discusión, varios señores queegceden con mucho del número de tres en uno y en otro senti•do; así es que me permito preguntar al Congreso: ^Se acuerda

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dar por suficientemente discutido el punto sometido á examen?(Así se acuerda.)El Sr. Presidente (Ruiroga L. Ballesteros): Las conclusiones

presentadas á deliberación son:«l.a R©ducción de la contribución territorial en lo referente al

cultivo de la vid.2.R Unificación y rebaja de las tarifas de ferrocarriles; facili-

tando el retorno de los envases; oblígando á las empresas á cui-dar mejor los caldos en su trasporte; exigiendo su inmediato em-barque; á que tengan vagones cubiertos para no exponer las pipasal sol ni al frío, y muelles también cubiertos para colocar los vi-nos mientras no haya vagones.

3.° Apertura de nuevas carreteras afluentes á las vfas férreas,conservación de las existeutes y construcción de caminos vecina-les en las montañas.

4.^ Modificación de los tratados de comercio con rebaja de de-rechos en favor de toda clase de vinos, buscando el medio de quese nos abran los mercados extranjeros, particularmente loe deAtnérica.

:^.^ Aplicación enérgica y constante de los procedimientos deextinción de toda clase de plagas que amenacen á la producciónvinícola, utilizando los adelantos de la ciencia y de una prácticailustrada.»

Y he de permitirme, quizá traspasando los límites que el cargode Presidente me impone, llamar la atencióu de los sefiores con-gregados sobro una observación que aquí se ha hecho, muy dignade tenerse en cuenta, que es la refer©nte á si podrían contribuirá recoger los datos de esta estadística los Ayuntamientos y layJuntas de asociados, y que éstos á su vez se pondrían en comuni-cación con los ingenieros agrónomos.

LAcuerda, pues, el Congreso que unidas ambas partes se redac-te la conclusióu en esa formaP

El Sr. Coata,: Pido la palabra.El Sr. Presidente ((^,luiroga L. Ballestoros): La tiene S. S.El Sr. Costa: Paréceme, Sr. Presidente, y lo digo con el mayor

respeto, que el Reglamento no autoriza la forma en que la Mesaestá preparando la votación. Se ha presentado un dictamen conciertas conclusiones; á este dictamen se han añadido ó se han

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opuesto en el curso del debate diversas enmieudas; y á mi juicio,parece obligado que se voten esas enmiendas antes que el dictamen,

ó que, segán prescribe el art. G.^ del Keglamento, cuya lectura pido,se encomiende á la Comisián organizadora la tarea de formular

con despacio los acuerdos que en vista de las opiniones manifes-

tadas por los oradores y por el Congreso, crea deber someter á

votación.Dos razones encuentro para esto. La una, que si el Congreso se

pronuncia sobre las condiciones del dictamen, pero no se consul-ta su parecer acerca do las enmiendas, aun prescindiendo de laaparente ínvohmtaria desconsideración quo resultaría para losoradores que han defendido ó presentado enmiendas, todo lo que5e ha hablado esta tarde habrla sido en balde, ó poco menos; ytanto casi hubiese valido pasar á votar inmediatamente que sehubo leído el dictamen. La otra, que si, por ejemplo, después dereconocer el Congreso la conveniencia ó la necesidad de la esta-dística vinícola, acordara, contra lo que o1 dictamen propone, queno debe encomendarse su formación á los ingenieros agrónomos,resultaría desierta, por decirlo asi, la pregunta correspondiente delcuestionario, no decidiría la Asamblea quién ó cómo había de rea=lizar ese servicio; y resultaría así, no obstante haberse propuestopor varios sei"iores delegados soluciones distintas de las del dicta-men, y oxistir algún motivo fundado para creer que el Congresose halle conforme con alguua de ellas, si la primera no fuere desu agrado.

Las conclusionos del dictamen sirven do base ó punto de parti-da al debate; mas la votación no tiene que reca.er forzosamentesobre ellas. Como el Conŭreso no puede significar su voluntad, alvotar, sino por sí ó por no, con referencia á una solución concretaque se le da ya forrnulada, esta solución debe ser, no aquella tesisdel dictamen, ideada á priori por un individuo, sino una síntesis áposteriori, doude se halle expresado el término medio de la opinióndominante en el Congreso. Tomando en cuenta las conclusionesdel dictamen, las enmiendas, las observaciones hechas á éstasy á aquél, por los oradores, y adem^,s los aplausos, los murmu-llos de aprobacidn ó desaprobación, las interrupciones, ol mayoró menor interés y atención del públieo á la exposición de estaó aquella doctrina, esos cien movimientos sordos y corrientes se-

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cretas que se producen en el seno de toda colectividad viva y ani-mada, y que un ojo experimentado sorprende y recoge sin granesfuerzo, hasta las conversaciones con individuos del Congreso,antes y después de la sesión; tomando, digo, todos estos elemen•tos como materia primera, hay que sacar de ellos, por una comodestilación intelectual, una conclusión, un enunciaclo categórico,que encierre en cifra la conviccidn dominante en el Congreso; ylo que el Congreso dice al votar es si la Comisión ó el individuoencargado de esta operación ha interpretado con fidelidad esa opi-nióu común en aquellas conclusiones que en definitiva propone.

Tales son las razones que me mueven á suplicar al Sr. Presi^dente que se sirva diferir la votación para maffana, á^ fin de que laComisián or•ganizadora pueda prepararla en la forma que previe•ne el art. 6.° del I3,eglamento.

El SC. Yreqidente (^uiroga L. Ballesteros): Perfectarnonte; porohe de llamar la atención del Sr. Costa respecta ^i, un punto, y esque aquí no se ha pr©sentado ninguna enmienda <i las conclusio •nes leídas. Por consiguiente, hubiera sido completamente imposi-ble ^, la presidencia ponor á votación las enmiendas que, segúnse desprende de las palabras pronunciadas por el Sr. Costa, hansido presentadas por los señores que han hecho uso de la palabra.Por lo tanto, si el Congreso toma un acuerdo contrario sobre lasconclusiones formuladas en el dictamen do la Comisión, si esto sehiciera, al desecharlas querrá decir cl Congreso que se uombr©nueva ponencia que emita nuevo dictamcn.

El Sr. Costa: Se^iores: Tiene razón el Sr. Presidente, en cuan-to al hecho de no haberse prosesentado ninguna enxnienda, si porenmienda so entiende una contraproposición ó un contradicta-men por escrito; per.o yo ho oído, y ha oído S. S., que, casi todoslos sei^ores delegados que han hecho uso de la palabra, han disen ^tido del parecer de la ponencia y propuesto xnedios cliferentes delos que por ésta so proponen para satisfacer la necesidad de laestadlstica vinícola. La forma oral no empece al carácter de en-miendas que tales proposiciones revisten, y nada habría de costará la Mesa, si fueso preciso, recomendar á los oradores quc las dis-currieron que se sirva,n ponerlas por escrito y entregarlas á laPresidencia.

Es cierto, y también en esto tiene razón el Sr. Presidente, que

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no hay posibilidad de discutir con separación en est© género deCongresos, cuya vída ea de unas cuantas horas, y ni siquiera devotar independientomente todas las enmiendas que se presenten.Para salvar este inconveniente, se acostumbra en estas A.sambleasdesignar una Comisión de conclusiones que practica el trabajoaquel de fusión 6 de síntesis á que antes me refería, formulandode un día para otro los proyectos de acuerdos que han de poner-se á votación. Aquí existe ya constituída esa Comisión, aunquesin el nombre, y por eso insistí en que se leyera el art. G.^ delR,eglarnento; y puesto que existe, no hay siuo levantar la sesiány que entre en funciones desde luego. Para simplificar su trabajo,podría invitar la Mesa á todos los autores de enmiendas, y en ge•neral á todos los sefíores que han hablado en pro ó en contra deldictamen, á que se agreguen á dicha Comisidn, á fin do recordará ésta colectiva y simultáneamente los proyectos que han expues-to d las opiniones que han sustentado, porque así, reunidas enhaz y contrastadas unas por otras, ha de serle más fácil conciliar-las y deducir de ellas la nota común 6 más general en que ha deconsistir el proyecto definitivo de acuerdo que se someta á la apro-bación del Congreso. (Aprobación, aplausos.)

E15r. Presidente (^uiroga L. Ballesteros): La, Presidencia agra•dece el medio fácil que presenta el Sr. Costa para salvar el obs-táculo; y desde este momento procurará redactar las conclusionesde acuerdo con las opiniones de los que hayan terciado en el deba-te, por más que esto no será siempre complotamente posible, pues-to que ha habido hoy un señor representante que ha hablado pro-poniendo una enmienda y es el único que ha sustentado su opi-nión. Redactar el dictamen de acuerdo con aquella opinión seríainjusto. Yo entiendo, sin embargo, qu© pueden satisfacerse losdeseos del Sr. Costa, porque dando una apreciación justa á las in-dicaciones aquí hechas, probablemente resultaremos de acuer-do en la votacián de mafíana.

Un Sr. RepreSentt^nte: Para que la discusión en los días su-cesivos sea más regular de lo que ha sido hoy, convendría, si esposible, que se impriiniera el dictamen de la Comisión, á fin deque pudiéramos conocerlo mejor todos los que quiaióramos hacerobservaciones sobre el mismo.

El Sr. Yresidente (Quíroga L. Ballesteros): Está ya hecho; y si

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hoy nó se ha repartido el dictamen impreso, ha sido á conse-cuencia de no haber traído de la imprenta los e,jemplares delmismo.

(Se levanta la sesibn. F,ran las cinco y media.)

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