consecuencias sin responsables
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Consecuencias sin responsables
Por Liz Rivadeneira [email protected]
Responsabilidades políticas y sociales sobre el consumo de drogas en los jóvenes
Entendemos que hay muchas causas por las que un joven empieza a
consumir drogas, puede ser por influencia de los amigos, por autoestima muy
baja, o por curiosidad. “Las veces que entreviste mis pacientes me contestan
que consumieron por curiosidad” nos comentaba el Lic. Federico Alejandro
Pulita (Lic. en psicología, profesional a cargo de la fundación Revivir) “(…) Si
bien esta es la primera respuesta que te dan, después vamos analizando con el
proceso terapéutico que la curiosidad es solo superficial, pero en el fondo
hay otra cosa”, desvalorización, autoestima baja, conflictos familiares, etc.
Las macro estructuras sociales, se encarga de mantener al joven
desmotivado, despreocupado, y desocupado. Por una parte, la falta de
inserción al sistema educativo, excluye y vulnera a los jóvenes. Mientras que
el sistema de salud deficiente no responde a las demandas básicas de
recuperación “Hoy los hospitales públicos, que pertenecen al estado no
colaborar ni con el proceso de desintoxicación” exclamaba Pulita. Por otra
parte, el sistema político, como principal responsable, no posee voluntad de
combatir de raíz a la problemática de drogadicción. Asimismo, el sistema
jurídico, dominado por el político, erige un sistema de seguridad cómplice y
corrupto.
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Pero las causa, no solo tienen que ver con la desprotección del Estado, sino
también con la ruptura de núcleos familiares. La sobre explotación (en el
mejor de los caso), no permite que los padres o madres se ocupen de sus
hijos. Igualmente, la desocupación de familias enteras, va constituyendo
campos conflictivos donde el joven está inmerso.
No hay un compromiso transdisciplinario, transinstitucional. Se piensa que
la solución al consumo de drogas es la del fomento económico (muy pobre,
por cierto) a instituciones de rehabilitación. Mientras, el emergente de la
problemática sigue intacta, sus estructuras aun siguen protegidas por los
sistemas de gobierno y por las financieras económicas que ven en este
fenómeno una oportunidad de lucro y de enriquecimiento.
Por otra parte, la inserción del joven recuperado, es la problemática más
preocupante a la hora de finalizar el tratamiento. “Hay mucha discriminación,
no hay un sistema laboral que los contenga”(Lic. Pulita). La frustración en la
búsqueda de trabajo es muy agravante y en algunos casos deriva en la vuelta
al consumo. Las personas recuperadas, están muy estigmatizadas, se cree “no
se curan más” y que tienen tendencias al robo. Hay un sistema social que se
encarga de excluirlos, aun ya recuperados. Por otra parte, el sistema de
explotación parece encontrar provecho hasta de las peores situaciones. Los
jóvenes recuperados, prefieren conseguir un trabajo mal pago y en muy malas
condiciones a quedarse totalmente excluidos del sistema laboral.
¿Es una cuestión de suerte? Pensamos, que es una cuestión de posibilidades
negadas, que nada tiene que ver con la suerte o el azar. Tiene que ver con
prioridades políticas, intereses económicos, y falta de responsabilidad y
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compromiso de las instituciones, de la sociedad civil y del Estado en su
conjunto.
Los sectores dominantes, construyen representaciones que dominan nuestro
discurso y nuestra razón, librándonos y librándose de manera imponente la
responsabilidad concreta sobre este fenómeno. Reduce, el problema de
drogadicción, a un elemento característico de los jóvenes y lo asocia
directamente con la delincuencia. De esta forma, intenta delegar la
responsabilidad, exclusivamente, a los sectores más humildes que,
paradójicamente, son los más perjudicados.