contemporaneidad y toxicomanía

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    Contemporaneidad y Toxicomanía.

    Intervenciones im-posibles.

    Resumen:

    La época contemporánea se halla marcada por lo que se ha llamado conLyotard la condición posmoderna. En ella, predomina un pragmatismo queincide en la reducción del horizonte del deseo, a través de la banalización delideal; Gerard ommier caracteriza as! a lo posmoderno de nuestra época" los posmodernos no luchan, van en un tren cuya locomotora no tiene conductor .En nuestra cultura, las acciones cotidianas de los su#etos están orientadas por 

    lo práctico de una elección. Entre la escuela y la pro$esión, la salud y ladiversión, lo que cuenta es su utilidad o inutilidad. Es este un criterio seg%n elcual todo puede ser igualmente válido si sirve para algo.

    En ese &ambiente' circula un discurso de corte hedonista que promueve la ideadel bienestar  permanente, apoyado en el discurso sobre la salud mental. (aldiscurso tiene incidencia en la sub#etividad, en su estructuración, como reversodel discurso del bien)estar engendra la locura tó*ica. La to*icoman!a cumpleuna $unción de estabilización de la estructura sub#etiva.

    Esta $unción hace irreductible e imposible una terapéutica de las to*icoman!as,

    no obstante, es tarea de los pro$esionales del campo Psi   encontrar lasposibilidades de cada caso para una intervención.

    E#e temático" GL+-L/-012 3 4+LE5-6 0+2(E5+472E+6

    El consumo de drogas, en las sociedades contemporáneas, ha dado lugar,

     #unto con otros elementos propios de la civilización occidental, a una locurató*ica. 8sta, no se con$unde con las prácticas sociales habituales y permitidas,

    aunque muchas de ellas puedan en alg%n momento disimular lo patológico.

    Es sabido que en nuestra época, en nuestra sociedad, el consumo de drogas

    )sustancias tó*icas) legales o ilegales, va en aumento; lo es también que desde

    diversos sectores sociales, sobre todo institucionales, hay un intento por 

    controlar el consumo, por reducirlo o prevenirlo. Es mani$iesta la preocupacióndel Estado me*icano por responder ante una problemática que se de$ine como

    social, pero también de salud p%blica, en dos momentos" preventivo y de

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    atención y rehabilitación, desde la in$ancia y durante la adolescencia; el

    ob#etivo" &que encuentren una opción para alcanzar un estilo de vida

    saludable y reducir al má*imo la demanda de drogas.' 9:ren, ?

    La psiquiatr!a y la psicolog!a no pod!an quedar $uera de un accionar para el quese suponen $actores multicausales" $amiliares, sociales, psicológicos, etc.

    La psiquiatr!a, en particular, postula una causalidad de la adicción en la

    ansiedad y su desatención durante la adolescencia; lo que ellos entienden por 

    ansiedad, seg%n el manual estad!stico de clasi$icación psiquiátrica, el DSMIV ,

    es una reacción de alarma producida ante todo por la acción de ciertos

    neurotransmisores"

    &4ecientemente se han descubierto centros y circuitos especializados en

    la psiconeurobiolog!a de la ansiedad que han cambiado el concepto de

    procesamiento. Este término integra mecanismos de la percepción, en

    di$erentes centros neuroanatómicos, que $orman circuitos, que

    relacionados, a través de una red interneuronal, pueden organizar 

    respuestas en relación con el medio@ABLos trastornos de la ansiedad, las

    reacciones de alarma, la $ormación de la emoción producida por un

    est!mulo medio ambiental y el trastorno por estrés postraumático

    9Postraumatic Stress Disorder, PTSD?, pueden ser en la actualidad

    estudiados de acuerdo a las nuevas $ormulaciones de estos

    sistemas.'9-..-., ?.

    +tro e#emplo de esta concepción, relacionado ya con el uso de drogas lo

    encontramos en el mensa#e del comisionado para el programa de atención a

    las adicciones de la 6ecretar!a de 6alud, a$irma"

    &Coy en d!a conocemos muy claramente que en el sistema l!mbico,

    ubicado en la parte ba#a del cerebro, ocurre la intercone*ión entre el

    neurotransmisor, la dopamina y el problema de la adicción. Es decir,

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    sabemos $uncionalmente dónde se localiza el problema y cómo se

    establece.”

    De esta manera, para la psiquiatr!a, se trata de hacer una lectura bioqu!mica de

    las reacciones de ansiedad y de darle un tratamiento $armacológico. 3 desde

    este momento se plantea la primera cuestión" si la ansiedad no tratada

    conduce a la adicción, la psiquiatr!a se propone sustituir el consumo de

    sustancias ilegales por sustancias controladas legalmente por el médico,

    sustancias presuntamente no adictivas. La lectura es e*clusivamente

    bioqu!mica, todos los demás &los est!mulos del medio') son $actores de riesgo

    incidentales de los cuales es preciso aislar a los consumidores potenciales de

    drogas.

    El tratamiento, como se ve, no consiste en averiguar el sustrato ps!quico de la

    llamada ansiedad adolescente, sino en suponer un desa#uste $uncional del

    cerebro y proceder a su restitución bioqu!mica.

    Casta ah!, evidentemente, ning%n tratamiento puede tener é*ito. Las personas

    no son %nicamente organismos vivos, tienen historia, circunstancias y, sobretodo, son su#etos del inconsciente. ero las tareas de las instituciones no

    pueden ir a lo particular en tanto no se atiende al decir del su#eto y en vez de

    eso se medica, su quehacer $uera de la atención medicalizada) se reduce a

    campaFas de divulgación para la prevención, mediante el re$orzamiento de los

    v!nculos $amiliares.

    Cay algo, no obstante, en nuestra época, y en el propio discurso preventivo,que va en el sentido opuesto de lo que pretende remediar. Es la ideolog!a del

    bienestar, del estilo de vida saludable.

    Los discursos terminan encarnando realidades, aun cuando no sea de modo directo. Así

    el discurso de la salud, no encarna de modo directo únicamente, sino junto a su reverso.

    Contemporaneidad.

    2uestra época está marcada por una multiplicidad de discursos que reclaman

    igual t!tulo de validez, resulta tan válido el uso de técnicas sugestivas de corteesotérico como las más so$isticadas pruebas de laboratorio para buscar la

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    salud, el bienestar. 6e supone una equivalencia incuestionable entre estos dos

    polos, algunos dicen que esa diversidad es e$ecto de la posmodernidad

    9attimo,

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    di$erentes" los practicantes de lo premoderno 9religioso? siguen

    oponiéndose a los modernos 9la religión secularizada?, en tanto que, al

    mismo tiempo, la virtualidad posmoderna 9sin nada más adelante? de#ó

    de ocuparse de sus dos hi#os mayores. -lgunos siguen creyendo

    conscientemente en un ideal, pero este #uramento de $idelidad no quiere

    decir obligatoriamente acto de fe sino organización de la vida a través de

    las creencias involucradas'.

    Jna de esas creencias, en torno a las que la vida se organiza, y que en lo que

    me interesa plantear tiene que ver con la to*icoman!a, es la del estilo de vidasaludable.

    Entre los planteamientos que hace Lyotard 9>KK=?, resalto el cambio en la

    situación del saber cient!$ico, que ha ganado terreno a los saberes narrativos,

    como él le llama al saber no cient!$ico, sobre todo en $unción de que se

    propone como más eficaz  no para descubrir una verdad sino para operar y 

    mantener   la estabilidad del sistema. En esto hace consideraciones sobre lavalidación del saber cient!$ico en base al modelo cibernético, que tiene dos

    aplicaciones, uno, en tanto el %nico saber validado en los c!rculos académicos

    es el que puede ser trans$ormado en in$ormación digital, computarizado y otro

    en tanto modelo de análisis de la estabilidad y operatividad del sistema.

    Esta condición del saber cient!$ico, en relación con el desuso del saber 

    narrativo en cuanto la racionalidad del cienti$icismo como ideolog!a se impone,es la ca!da de las ideolog!as redentoras de la condición humana como el

    cristianismo y el mar*ismo, en cuyo lugar se instala el saber cient!$ico

    pragmático )consensuado entre los cient!$icos), me parece que este es el sello

    de la posmodernidad" el pragmatismo que reduce el horizonte del deseo )si

    puedo e*presarme as!, para seFalar que el ideal también se ve reducido y por 

    esa v!a el superyo, supongo, toma otra caracter!stica, tal vez más obscena) esa

    reducción, creo, consiste en el bienestar inmediato. En algo como no hay 

    raones para el mal!estar  ante todas las o$ertas del mercado, también del de la

    &salud'.

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    Lebrun 9

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    sentido de que haya algo sobre el horizonte que oriente el ideal, el deber ser,

    más allá del dinero para consumir, no e*iste un norte trascendente de lo

    inmediato. El hedonismo prevaleciente hace de cualquier dolor o su$rimiento

    una patolog!a, o una sinrazón dadas las o$ertas del mercado. ero no es que la

    utop!a haya de#ado de e*istir, se ha vuelto más material, más terrenal, en sulugar están los ob#etos de consumo del libre comercio.

    En resumen, prevalece en nuestra civilización el discurso de la e$icacia que

    permea y envuelve las prácticas sociales. El saber %til domina el espectro de la

    $ormación académica y de la divulgación de la ciencia. La mercadotecnia es el

    me#or camino para llegar a la satis$acción. La ideolog!a del bienestar se

    engarza con la mercadotecnia y crean un mundo $eliz. El horizonte del deseose reduce y se ampl!a la o$erta de anestésicos.

    Subjetividad y posmodernidad.

    La sub#etividad, en psicoanálisis es pensada en términos de estructura, una

    estructura es la posición que el su#eto asume, a partir de la acción del

    signi$icante, $rente al goce" como goce del ser, goce $álico y goce +tro

    9$emenino?. Esta acción, si opera, separa del goce y ubica al su#eto del lado de

    la castración, de la $alta de ob#eto, si no lo de#a atrapado en el goce del ser,

    goce del +tro.

    De esta manera, todo goce accesible al su#eto psicoanal!tico, es goce $álico,

    goce lengua#ero. or m%ltiples que sean los ob#etos, por accesibles que se

    hallen, no son lo su$iciente para hacer desaparecer la hiancia $undante de la

    sub#etividad. Esa que acontece en la sustracción del goce mediante la $unción

    del 2ombre)del)adre. Es as! porque, a pesar de su declinación, la $unción

    paterna se cumple aun con las condiciones de la posmodernidad.

    Cay s!, una anestesia respecto de la $alta 9de satis$acción?, que promueve la

    presencia ubicua del ob#eto 9de consumo?, pero esa anestesia es un e$ecto

    imaginario. Es esto lo que permite se sostenga la ideolog!a hedonista. 3 en

    este sentido me permito usar la e*presión de /ize 9

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    En el marco de la posmodernidad, y en el sentido de lo que seFala ommier 

    9? de la ausencia de un ideal, pregunto cuál es la relación del su#eto con el

    deal y cómo esto da origen a determinados s!ntomas. De ah!, es importante

    di$erenciar cuándo el s!ntoma to*icómano es Sinthome" es decir, cuándo nosencontramos $rente a esto que Lacan llamó el cuarto nudo )y que permite

    estabilizar la estructura psicótica) incluso dentro de una estructura neurótica.

    0abe preguntarse entonces ODe dónde procede esta insu$iciencia del 2ombre)

    del)adreQ OPué relación tiene con el ideal del 3oQ

    En la medida en que la estructura sub#etiva es una posición $rente al goce, en

    la medida en que lo simbólico del 2ombre)del)adre hace trámite de ese goce,esto supone una insu$iciencia de lo simbólico en su acotamiento Oqué relación

    e*iste entre el goce y la angustiaQ en todo caso, la angustia es la amenaza de

    anulación del su#eto y de ella se de$iende el to*icómano con el uso de la

    sustancia.

    Es ah! donde la condición posmoderna tiene incidencia en la estructuración

    sub#etiva y en las modalidades del s!ntoma. El discurso de la e$icacia y

    e$iciencia se e*presa en el medicamento que evitando tratamientos largos y

    costosos quita la angustia y desaparece el s!ntoma. En esta idea de la salud

    mental se incuba la de la to*icoman!a.

    or !u" toxicomanía

    re$iero hablar de to*icoman!a, para di$erenciarla del término más com%n y

    más generalizado de adicción que suele ser utilizado para re$erirse a cualquier 

    acto más o menos compulsivo, en relación con cualquier a$ición más o menos

    persistente. En este sentido, retomo la e*presión to*icoman!a para designar el

    uso de una sustancia como anestésico ante la angustia.

    El término adicción si bien permite establecer la relación con el goce y con una

    resistencia a las palabras, de ah! lo imposible de tratarla, trae consigo el

    inconveniente seFalado. La to*icoman!a, por su parte, hace re$erencia más al

    uso de la sustancia en el marco de una locura. Jna locura, no una psicosis;

    esto es, no me re$iero a los $enómenos delirantes o alucinatorios que tienen

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    lugar como e$ecto de la ingesta de la sustancia, sino al mecanismo ps!quico

    que establece a la droga como ob#eto de una man!a.

    Esto implica entonces, que, desde el punto de vista teórico del psicoanálisis

    aquello que permite al su#eto separarse del ob#eto de goce, la $unción paterna,en sus sucesivas acotaciones, requiera de otro elemento suplente en el que la

    droga)ob#eto viene a colocarse.

    #Terap"utica$ Intervenciones im-posibles.

    Los resultados observables 9lo que no quiere decir ob#etivos? en el tratamiento,

    rehabilitación y prevención del uso de sustancias tó*icas no nos permiten

    pensar en que como sociedad vayamos en camino de ganar la batalla, antesbien, los datos disponibles a partir de las encuestas nacionales realizadas por 

    el 0+2-D0 indican el crecimiento de la población consumidora,

    particularmente entre los escolares, ya no digamos de los niFos llamados en

    situación de calle. Esto para no hablar, además, del narcotrá$ico que necesita

    de nuevos mercados.

    En el plano de lo social, en general, no hay una salida en tanto que lo que se

    promueve, sobre todo en las escuelas, es el discurso del &liderazgo', de la

    división del mundo en #inners y losers, de la e$icacia y de la e$iciencia. -unado

    a lo ya dicho acerca del discurso de la salud y su reverso.

    En el ámbito de la $amilia, no parecen ser su$icientes los llamados a la

    &comunicación' intra$amiliar, a la convivencia sana. Los con$lictos en este

    ámbito tampoco avizoran una victoria.

    En el plano del su#eto individual la condición, en algunos casos, parece ser 

    conseguir la sobriedad a partir de convencer a otro to*icómano de estar sobrio.

    ero a%n as!, las reca!das de estos programas de doce pasos son $recuentes

    en tanto apuntan a una generalidad que impide hacer la di$erencia de cada

    caso.

    Jna posible intervención tendr!a lugar en este sentido si se trata de restituir el

    poder de lo simbólico que hace dique contra la angustia, eso de lo cual el

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    su#eto se ale#a mediante el s!ntoma, como condición es ineludible di$erenciar 

    s!ntoma y Sinthome. ara establecer una cl!nica di$erencial en este campo, es

    preciso preguntarse si el to*icómano adopta el consumo como estabilización en

    la estructura, por lo tanto, no sólo como s!ntoma, sino como suplencia al

    2ombre)del)adre. 3 decidir acerca de escuchar lo inaudible en el ruido de lacivilización y su canto de optimismo.

    Re%erencias:

    Internet:

    0+2-D0. 9

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    /ize, 6. 9