contextualización de aristóteles

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CONTEXTUALIZACIÓN DE ARISTÓTELES En el siglo IV a. C., el reino de Macedonia constituía una pequeña pero ambiciosa potencia cuyos monarcas guerreros soñaban con extender su territorio y obtener un reconocimiento que no poseían. Atenas, civilizada y democrática, consideraba a Macedonia como una tierra de semibárbaros y recelaba de ella. La vida de Aristóteles transcurrió entre estos dos mundos en constante conflicto: era un hombre que se hallaba muy cercano al poder macedonio pero, como brillante intelectual, gustaba del ambiente de la cultura refinada de Atenas. Así, vivió el inicio de la decadencia de las ciudades Estado griegas bajo el Impero de Alejandro Magno , en lo que fue la época de mayor expansión helénica de la historia, llegando a Egipto y la India. Aristóteles, llamado por los escolásticos “el Filósofo”, nació el 384 a. C., en la colonia griega de Estagira (Macedonia), tras veinte años de guerra del Peloponeso. Hijo de los médicos Nicómaco y Festis, de la corte del rey Amintas II de Macedonia, se quedó huérfano desde muy joven, por lo que a los diecisiete años se trasladó a Atenas para estudiar con Platón. Los veinte años que pasó en la Academia conforman el acontecimiento fundamental de su vida, pues fue así como adquirió conciencia filosófica y tomó contacto con los problemas fundamentales de su pensamiento. Podemos distinguir tres etapas, ordenadas cronológicamente, en la vida y las obras del Estagirita. El primer periodo está formado por los años de aprendizaje (del 367 al 346 a.C. aproximadamente), en los que Aristóteles permanece en la Academia de Platón y acepta la filosofía de su maestro , fundamentalmente la teoría de las Ideas y la inmortalidad del alma. Las obras fundamentales de esta etapa son Eudemo o Sobre el alma y Protréptico . La segunda etapa (347-335 a.C.) está marcada por la muerte de Platón (348 a.C.): asumiendo Espeusipo la dirección de la escuela, Aristóteles abandona la ciudad de Atenas. Son los llamados años de viaje , pues se instala primero en Assos (Asia Menor) y luego en Mitilene, fundando varias academias que siguen las directrices de la platónica. Sus relaciones con Filipo II, rey de Macedonia, le llevan a ser preceptor de quien iba a ser emperador, su hijo Alejandro; asumiendo su educación hasta que este llamado a gobernar. En este periodo comienza a apartarse de las tesis platónicas (crítica a la teoría de las Ideas) y a elaborar su propio pensamiento. Algunas obras de esta etapa son Sobre la filosofía y Ética Eudemia. Por último, en su tercer período, también conocido como los años del Liceo (335-322 a.C.), Aristóteles regresa a Atenas y funda su propia escuela filosófica, el Liceo, con la ayuda económica de Alejandro Magno . Los miembros de dicha escuela eran conocidos como “peripatéticos”, por recibir las lecciones del maestro paseando por un perípatos (paseo cubierto). La reacción antimacedónica desencadenada tras la muerte de Alejandro (323 a.C.) le obligó a exiliarse, acusado de impiedad al igual que Sócrates, en Calcis (Eubea), donde murió en el 322. A este periodo pertenecen la mayor parte de las obras conservadas, destacando claramente la orientación empirista y científica de su pensamiento, en contraposición a la filosofía de Platón. Prácticamente la totalidad de las obras de Aristóteles conservadas pertenece a este tercer período y son, a diferencia de Platón, escritos esotéricos, es decir, transcripciones o apuntes de las lecciones que Aristóteles

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Page 1: Contextualización  de Aristóteles

CONTEXTUALIZACIÓN DE ARISTÓTELES En el siglo IV a. C., el reino de Macedonia constituía una pequeña pero ambiciosa potencia cuyos monarcas guerreros soñaban con extender su territorio y obtener un reconocimiento que no poseían. Atenas, civilizada y democrática, consideraba a Macedonia como una tierra de semibárbaros y recelaba de ella. La vida de Aristóteles transcurrió entre estos dos mundos en constante conflicto: era un hombre que se hallaba muy cercano al poder macedonio pero, como brillante intelectual, gustaba del ambiente de la cultura refinada de Atenas. Así, vivió el inicio de la decadencia de las ciudades Estado griegas bajo el Impero de Alejandro Magno, en lo que fue la época de mayor expansión helénica de la historia, llegando a Egipto y la India.

Aristóteles, llamado por los escolásticos “el Filósofo”, nació el 384 a. C., en la colonia griega de Estagira (Macedonia), tras veinte años de guerra del Peloponeso. Hijo de los médicos Nicómaco y Festis, de la corte del rey Amintas II de Macedonia, se quedó huérfano desde muy joven, por lo que a los diecisiete años se trasladó a Atenas para estudiar con Platón. Los veinte años que pasó en la Academia conforman el acontecimiento fundamental de su vida, pues fue así como adquirió conciencia filosófica y tomó contacto con los problemas fundamentales de su pensamiento. Podemos distinguir tres etapas, ordenadas cronológicamente, en la vida y las obras del Estagirita.

El primer periodo está formado por los años de aprendizaje (del 367 al 346 a.C. aproximadamente), en los que Aristóteles permanece en la Academia de Platón y acepta la filosofía de su maestro, fundamentalmente la teoría de las Ideas y la inmortalidad del alma. Las obras fundamentales de esta etapa son Eudemo o Sobre el alma y Protréptico.

La segunda etapa (347-335 a.C.) está marcada por la muerte de Platón (348 a.C.): asumiendo Espeusipo la dirección de la escuela, Aristóteles abandona la ciudad de Atenas. Son los llamados años de viaje, pues se instala primero en Assos (Asia Menor) y luego en Mitilene, fundando varias academias que siguen las directrices de la platónica. Sus relaciones con Filipo II, rey de Macedonia, le llevan a ser preceptor de quien iba a ser emperador, su hijo Alejandro; asumiendo su educación hasta que este llamado a gobernar. En este periodo comienza a apartarse de las tesis platónicas (crítica a la teoría de las Ideas) y a elaborar su propio pensamiento. Algunas obras de esta etapa son Sobre la filosofía y Ética Eudemia.

Por último, en su tercer período, también conocido como los años del Liceo (335-322 a.C.), Aristóteles regresa a Atenas y funda su propia escuela filosófica, el Liceo, con la ayuda económica de Alejandro Magno. Los miembros de dicha escuela eran conocidos como “peripatéticos”, por recibir las lecciones del maestro paseando por un perípatos (paseo cubierto). La reacción antimacedónica desencadenada tras la muerte de Alejandro (323 a.C.) le obligó a exiliarse, acusado de impiedad al igual que Sócrates, en Calcis (Eubea), donde murió en el 322. A este periodo pertenecen la mayor parte de las obras conservadas, destacando claramente la orientación empirista y científica de su pensamiento, en contraposición a la filosofía de Platón.

Prácticamente la totalidad de las obras de Aristóteles conservadas pertenece a este tercer período y son, a diferencia de Platón, escritos esotéricos, es decir, transcripciones o apuntes de las lecciones que Aristóteles

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impartía a los estudiantes del Liceo. Son, por tanto, escritos difíciles, sólo asequibles para los iniciados, a diferencia de los escritos exótéricos o diálogos escritos para el gran público, de los que se han perdido casi la totalidad. De las obras conservadas, buena parte de ellas fue a parar a Roma y se ordenaron y publicaron por Andrónico de Rodas, undécimo director del liceo en el siglo I a. C., con el nombre de Corpus artistotelicum. Podemos clasificar estos escritos en cinco grupos: Lógica (Categorías, Analíticos anteriores y posteriores), Ontología (Metafísica), obras científicas (Física, Sobre el cielo, Sobre el Alma), y Ética y política (Ética Nicomáquea, obra que estamos comentando, y Política), y Estética (Retórica, Poética).

Ética Nicomáquea es una obra de madurez en la que Aristóteles reflexiona acerca de la estructura del comportamiento humano, entendiendo ethos como carácter. Se compone de diez libros en los que se analiza el bien, la felicidad y la virtud, así como la amistad. El objetivo general de la obra es examinar en qué consiste el bien supremo del ser humano, el fin al que tiende, esto es, la felicidad, alcanzable a través de la virtud. En concreto, el fragmento que comentamos es del libro VI, en el que examina las virtudes intelectuales, en concreto comentamos tres de ellas, la ciencia, el arte y la prudencia. Aristóteles puede ser considerado un precedente de la corriente filosófica conocida como empirismo, por oposición al idealismo platónico. Ambos filósofos parten de posiciones distintas: Platón centra su interés en el abstracto e inmutable mundo ideal, mientras que Aristóteles se acerca y ancla en el mundo sensible y palpable que nos rodea. Proclamó la importancia de la inducción basada en la experiencia, y fue el creador de la Lógica. En cuanto a sus influencias, la metafísica aristotélica se elabora en buena medida como reacción a la teoría de las Ideas de Platón, que había sido objeto de numerosas críticas en la Academia. El Estagirita considera que dicha teoría no resuelve el problema del cambio iniciado por los presocráticos (Heráclito y Parménides), y tampoco cree que las Ideas se encuentren fuera de las cosas mismas. Las doctrinas éticas de Aristóteles han ejercido un impacto fundamental en la historia de la filosofía. Buena parte de las escuelas posaristotélicas surgidas tras la colonización helénica de Alejandro Magno (estoicismo y epicureísmo fundamentalmente) tomarán las ideas de Aristóteles como punto de partida a la hora de reflexionar sobre el bien; así como el cristianismo medieval, de la mano de pensadores como san Agustín y santo Tomás de Aquino, sintetizarán la moral cristiana con la aristotélica, considerando que el fin último del hombre es la contemplación de Dios. En los últimos tiempos, dentro de la teoría ética, ha surgido un neoaristotelismo en la figura de MacIntyre que recupera a Aristóteles como terapia comunitarista frente al individualismo moral imperante. Pero no sólo su postura ética, sino todo su sistema filosófico ejerció una gran influencia, por lo que pueden distinguirse etapas, entre las que destacan el aristotelismo antiguo (hasta el siglo III d. C.) y el aristotelismo medieval (subdividido en árabe, con Avicena y Averroes, y cristiano, con Alberto Magno y Tomás de Aquino). En el pensamiento católico contemporáneo también encontramos autores que reivindican el pensamiento aristotélico-tomista, como Etienne Gilson o Jacques Maritain.