conversación con g. grassi

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2C . Los valores que propone tu arquitectur a entran en abierta contradicción con los valore s impuestos por la superestructura cultural de l capitalismo . Así mismo, el repertorio formal d e tus proyectos constituye una antítesis cas i provocativa con respecto a los elementos qu e construyen en la actualidad nuestras ciudades . ¿Qué significado y qué consecuencias tiene par a este enfrentamiento ? Por otra parte . Es evidente, en tu arquitectura , un rechazo consciente de los mecanismo s dominantes de producción capitalista del espacio . Pero, ¿cuáles son las raíces de las que surg e su definición formal, su imagen concreta ? G . GRASSI . En la primera parte de vuestr a pregunta expresáis un juicio muy halagado r sobre mi trabajo, aunque ni siquiera yo mism o estoy muy convencido de ello . En efecto, habla r de abierta contradicción significa dar po r supuesto que hay una resuelta puesta en crisi s de algo ; pero yo no creo que pueda alcanzars e tal resultado en los términos de una experienci a individual . Sin embargo, la claridad sobre est e punto es uno de los objetivos importantes de m i trabajo . A mi modo de ver, es más razonable hablar d e contraposición . En efecto, este términ o implica ante todo una serie de opciones inclus o personales que son de por sí legítimas y qu e permanecen con independencia de los resultados. No obstante, una postura de contraposició n nunca es cualificada en cuanto a tal . Al contrario . Me refiero, por ejemplo, a aquellas experiencia s contemporáneas en el campo de la arquitectura que mejor demuestran su fundamento abstract o y radical : aún tratándose de experiencia s aparentemente de ruptura se muestran, en l a realidad, subversivas solo formalmente, sol o de nombre, y su compatibilidad con l a superestructura cultural dominante qued a testimoniada por la benevolencia y el crédit o de que gozan . Hay, efectivamente, dificultades par a definir los valores específicos de l a superestructura cultural del capitalismo ; n o podemos contentarnos con la constatación , demasiado esquemática y expeditiva, de que e n la construcción de la ciudad capitalista se niega , de hecho, un papel específico a l a arquitectura . Creo que la superestructura cultural de l capitalismo no está hoy en disposición d e expresar algún valor ; y que es natural, en est e sentido, que sea exquisita e inequívocament e formalista . Ello lo confirma el hecho de que e s una superestructura singularmente abierta , disponible (recordemos la farsa de la actua l "bienal de la discordia"), pronta a apropiars e y a incluir en el propio horizonte expresiv o aquellas experiencias formales en las que lo s valores se critican solo formalmente, com o sucede en el caso del ejemplo anterior . El mismo proceso de apropiación ha sido y a verificado en el pasado reciente, por ejemplo , frente a todas aquellas cuestiones planteada s en su momento por el Movimiento Moderno, ocasiones para una generosa batalla y que ho y se han convertido en el enmascaramient o ideológico del consumo, además del luga r común del profesionalismo más oscuro. A mi parecer, este mismo proceso se est á repitiendo hoy, por ejemplo, respecto a aquella s experiencias que en el campo de la arquitectur a y de buena o mala fe, giran alrededor d e problemas de lenguaje y principalmente d e cuestiones de una nueva forma (el fals o problema que más éxito absoluto ha tenido e n los últimos sesenta años) . Una superestructura tendenciosamente reacciona n ve siempre con buenos ojos todo cuanto se a compatible con la opción formalista que l a distingue mientras resulte compatible o irrevelante respecto a las opciones productivas ; simpatiza, por lo tanto, con una experimentació n formal como fin en sí misma y con las inocente s herejías, los acentos subjetivos, etc . Una superestructura tal tiene una particula r predilección por todo cuanto se expresa co n ambigüedad : baste pensar en aquellas arquitectura s sobre el papel, cada vez más numerosas e n el panorama internacional, en las que la s condiciones de su propia naturaleza llegan a ser , paradójicamente, una exigencia interna y n o una constricción exterior . Por esta razón será tanto más absurd o comprometerse con todo sector de investigació n en el campo de la forma que más o meno s abiertamente se proponga la ambigüedad com o programa o la experimentación entendida com o búsqueda de conexiones inusitadas o singulares , de difuminaciones, anormalidades, etc ., porqu e ellos mismos se excluyen de los momento s decisivos . Creo que tener en cuenta esta s experiencias significa fijarse un falso objetivo . Entonces, para m í, una elección d e contraposición consciente, hoy debe cualificars e ante todo frente a este problema específico : l a arquitectura en cuanto a tal como alternativ a real y positiva . Lo que significa, con independencia de los resultados inmediatos, situarse directament e en rivalidad con el profesionalismo . A mi parecer un discurso de contraposició n respecto a la ciudad actual tiene sentido sol o si tiene un valor general e inequívoco : e s decir, solo si en la práctica se reducen a l mínimo las divergencias entre objeto y representación, entre aquello que debería se r y lo que es en el proyecto. Y en este plan o resulta evidente la inconsistencia de la versió n profesionalista . Yo creo que hoy la propuest a arquitectónica, para poder entrar e n contradicción real con la superestructur a cultural con la que se mide, debe ser inequívoca , didáctica hasta el límite y no vaga, indistinta , inefable, etc. que incluso pueda sugeri r interpretaciones discordantes o contradictorias (que puedan valer tanto para unos como par a otros) . Creo que la investigación, especialment e ahora, debe plantear sus propósitos de form a que puedan ser leídos en un solo sentido . Este sentido no puede ser otro que el adecuad o al objeto de la representación . Y —desde e l momento que tal objeto es en gran medida l a misma arquitectura, es decir, la historia de su s 16

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  • 2C. Los valores que propone tu arquitectur aentran en abierta contradiccin con los valore simpuestos por la superestructura cultural de lcapitalismo . As mismo, el repertorio formal d etus proyectos constituye una anttesis cas iprovocativa con respecto a los elementos qu econstruyen en la actualidad nuestras ciudades .Qu significado y qu consecuencias tiene par at este enfrentamiento ?Por otra parte . Es evidente, en tu arquitectura ,un rechazo consciente de los mecanismosdominantes de produccin capitalista del espacio .Pero, cules son las races de las que surgesu definicin formal, su imagen concreta?

    G. GRASSI . En la primera parte de vuestr apregunta expresis un juicio muy halagado rsobre mi trabajo, aunque ni siquiera yo mism oestoy muy convencido de ello . En efecto, habla rde abierta contradiccin significa dar po rsupuesto que hay una resuelta puesta en crisi sde algo ; pero yo no creo que pueda alcanzars etal resultado en los trminos de una experienci aindividual . Sin embargo, la claridad sobre est epunto es uno de los objetivos importantes de m itrabajo .A mi modo de ver, es ms razonable hablar d econtraposicin . En efecto, este trmin oimplica ante todo una serie de opciones inclus opersonales que son de por s legtimas y qu epermanecen con independencia de los resultados.No obstante, una postura de contraposici nnunca es cualificada en cuanto a tal .Al contrario .Me refiero, por ejemplo, a aquellas experiencia scontemporneas en el campo de la arquitecturaque mejor demuestran su fundamento abstract oy radical : an tratndose de experiencia saparentemente de ruptura se muestran, en l arealidad, subversivas solo formalmente, sol ode nombre, y su compatibilidad con l asuperestructura cultural dominante qued atestimoniada por la benevolencia y el crdit ode que gozan .Hay, efectivamente, dificultades par adefinir los valores especficos de l asuperestructura cultural del capitalismo ; n opodemos contentarnos con la constatacin ,demasiado esquemtica y expeditiva, de que enla construccin de la ciudad capitalista se niega ,de hecho, un papel especfico a l aarquitectura .Creo que la superestructura cultural de lcapitalismo no est hoy en disposicin d eexpresar algn valor ; y que es natural, en estesentido, que sea exquisita e inequvocament eformalista . Ello lo confirma el hecho de que e suna superestructura singularmente abierta ,disponible (recordemos la farsa de la actua l"bienal de la discordia"), pronta a apropiars ey a incluir en el propio horizonte expresiv oaquellas experiencias formales en las que lo svalores se critican solo formalmente, com osucede en el caso del ejemplo anterior.El mismo proceso de apropiacin ha sido y averificado en el pasado reciente, por ejemplo ,frente a todas aquellas cuestiones planteada sen su momento por el Movimiento Moderno,

    ocasiones para una generosa batalla y que hoyse han convertido en el enmascaramient oideolgico del consumo, adems del luga rcomn del profesionalismo ms oscuro.A mi parecer, este mismo proceso se estrepitiendo hoy, por ejemplo, respecto a aquella sexperiencias que en el campo de la arquitectur ay de buena o mala fe, giran alrededor deproblemas de lenguaje y principalmente decuestiones de una nueva forma (el fals oproblema que ms xito absoluto ha tenido e nlos ltimos sesenta aos) .Una superestructura tendenciosamente reacciona nve siempre con buenos ojos todo cuanto se acompatible con la opcin formalista que l adistingue mientras resulte compatible oirrevelante respecto a las opciones productivas ;simpatiza, por lo tanto, con una experimentaci nformal como fin en s misma y con las inocente sherejas, los acentos subjetivos, etc . Unasuperestructura tal tiene una particula rpredileccin por todo cuanto se expresa conambigedad : baste pensar en aquellas arquitectura ssobre el papel, cada vez ms numerosas e nel panorama internacional, en las que la scondiciones de su propia naturaleza llegan a ser ,paradjicamente, una exigencia interna y nouna constriccin exterior.Por esta razn ser tanto ms absurd ocomprometerse con todo sector de investigaci nen el campo de la forma que ms o meno sabiertamente se proponga la ambigedad com oprograma o la experimentacin entendida com obsqueda de conexiones inusitadas o singulares ,de difuminaciones, anormalidades, etc ., porqueellos mismos se excluyen de los momento sdecisivos. Creo que tener en cuenta esta sexperiencias significa fijarse un falso objetivo .Entonces, para m , una eleccin d econtraposicin consciente, hoy debe cualificars eante todo frente a este problema especfico : l aarquitectura en cuanto a tal como alternativareal y positiva .Lo que significa, con independencia de losresultados inmediatos, situarse directamenteen rivalidad con el profesionalismo .A mi parecer un discurso de contraposici nrespecto a la ciudad actual tiene sentido sol osi tiene un valor general e inequvoco : e sdecir, solo si en la prctica se reducen a lmnimo las divergencias entre objeto yrepresentacin, entre aquello que debera se ry lo que es en el proyecto. Y en este plan oresulta evidente la inconsistencia de la versi nprofesionalista . Yo creo que hoy la propuestaarquitectnica, para poder entrar e ncontradiccin real con la superestructuracultural con la que se mide, debe ser inequvoca ,didctica hasta el lmite y no vaga, indistinta ,inefable, etc. que incluso pueda sugeri rinterpretaciones discordantes o contradictorias(que puedan valer tanto para unos como paraotros) . Creo que la investigacin, especialment eahora, debe plantear sus propsitos de form aque puedan ser ledos en un solo sentido .Este sentido no puede ser otro que el adecuad oal objeto de la representacin . Y desde e lmomento que tal objeto es en gran medida l amisma arquitectura, es decir, la historia de su s

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  • formas y su unin constante con la vidacotidiana y con el hilo ininterrumpido de l aesperanza y del progreso si queremos que la scuestiones de la arquitectura sean vistas demanera diversa de como son propuestas, debemo smostrarlo en la especificidad de las mismascuestiones, mostrando el contenido real yrefirindolo concretamente a los tema sespecficos de nuestro trabajo .Desde este punto de vista el rechazo conscientede los mecanismos dominantes de la producci ncapitalista del espacio cuando es ms .evidente en los proyectos no es otro que un aconsecuencia de esta eleccin respecto anuestro trabajo y al valor que le aadimos .Tambin es necesario reconocer que el rechazode tales mecanismos no puede ser de por s l agaranta del buen trabajo . An si esto smecanismos expresan un modo de entender l aciudad que es antittico respeco a la lneaprogresiva que nosotros reconocemos en s uhistoria es evidente que esto no individualiz ala especificidad .La riqueza de la ciudad a travs de la histori aes en primer lugar la riqueza, la multiplicida dde opciones en la ciudad : la variedad de su sformas respecto a la vida que se desarrolla, e laspecto cotidiano, cordial y mltiple de l aciudad. Todo esto representa realmente l aherencia cultural que reclamamos y que es negad aa la ciudad dividida, a la ciudad capitalista.Basta pensar en el abuso y en la mentira qu eestn en la base de la interpretacin negativ ay fatalista de la ciudad moderna, como lugarde contradicciones prcticas irresolubles (s uaspecto dramtico, maquinista, expresionista ,siniestro, etc .), que es por otra parte, l aversin oficial y corriente .No es suficiente plantarse en la reivindicaci nde aquello que para nosotros es la herenci acultural de nuestras ciudades ; es necesariomostrarla . Esta reivindicacin presupone un alucha : y en este sentido no puede faltar un avoluntad comn, unitaria, constructiva (d edonde emerge el papel decisivo de la escuela) .Y ello no solo por los valores colectivos qu esupone, sino tambin por la particularidad d ela misma arquitectura, que es un hech ovoluminoso vistoso de por s, una presencia fsic aque transforma (no es un libro o un diseo) y qu etiene necesidad no solo de una demanda precisasino tambin de participacin y probablementetambin de una cierta fe .

    2C . Tus escritos hacen constante referencia,incluso grfica, a una serie de proyectos de l aarquitectura moderna (el edificio con patio deIaY Jarrenstrasse de K . Schneidler, el institutoen Kltzke de H . Tessenov, las viviendas e nHoek van Holland de j .j .P . Oud, etc .) qu eestablecen un hilo continuo a travs de l ahistoria con los principios de un ciert oclasicismo . Todos estos ejemplos ponen de reliev ela existencia de una ininterrumpida tradici nclsica ligada al pensamiento racionalista .Qu aspectos concretos son los que mejo rdefinen y caracterizan esta tendencia?Cmo se vincula este tipo de clasicismo con

    la investigacin y los objetivos del Movimient oModerno ?

    G. GRASSI . Creo poder responder a est apregunta diciendo brevemente qu sentido tien een mi trabajo la constante referencia a alguno sejemplos de arquitectura, que son siempre lo smismos .En su conjunto, sobre todo, estos ejemplos ,tienen sentido respecto a la construccin deuna teora y desempean una funci nmanualstica (segn la misma tcnica que l ade los viejos manuales de arquitectura) . Y surepeticin equivale a una afirmacin . Es puesmuy probable que al final el hilo continuo qu eparece unirlos a travs de la historia indiqu eefectivamente una tendencia, una lnea d epensamiento, que se refleje ya sea en el planoterico y metodolgico, ya sea en el tcnico-prctico. Se trata en general de arquitecturasque son ejemplares didcticamente respecto adeterminadas cuestiones : desde las tipologas ,del uso del suelo, etc . hasta cuestione sparticulares como las referentes a la decoraci no al uso correcto de los materiales, etc .Tambin a menudo estos mismos ejemplos y nosiempre de modo evidente revelan los trazo scaractersticos de las formas arquetpicas .Este es un carcter determinante de esta sarquitecturas . Y ello porque, para m, esta sarquitecturas pertenecen, por decirlo de algun amanera, por derecho propio, a una idea l"Historia de la casa del hombre" . Hablo deuna historia no estrechamente arquitectnica ,no una historia viciada por tesis estilstica so presta a evidenciar los elementos d eoriginalidad, las diferencias, sino de un ahistoria fundada en los elementos decisivos d ela arquitectura, presta a reconocer los caractere sque unen entre s a experiencias lejanas en e lespacio y en el tiempo (para entendernos, un ahistoria donde no hay sitio, por ejemplo, parala "casa de la cascada " ) .En estos casos, en su conjunto, trminos com oclasicismo o como racionalismo resulta ninadecuados, son superados de hecho po rnociones mucho ms elementales, ms fsicas ,pero ciertamente ms generales, como po rejemplo la de la casa, o bien de calle, de luga rpblico, etc . nombres que tienen un averificacin cotidiana inmediata .Se trata de arquitecturas ampliamentedefinitivas, de respuestas concluyentes acuestiones que la arquitectura se plantea as misma desde siempre : respuestas que sobre e lfilo de la historia y en la experiencia concretade la ciudad se confrontan con otras que lesson sustancialmente equivalentes . Y este es otr oaspecto importante de estos ejemplos, qu eexplica la necesidad de retenerlos en el propiotrabajo.A este respecto est tambin vinculado e ltipo particular de relacin que nosotro sestablecemos con la historia, con el pasado .El pasado visto como espejo complaciente e nel que encontramos el sentido de la actualidad ,los propios mviles de nuestro trabajo . Dondela constante referencia a una serie de

    arquitecturas se revela como la tentativa deconstruir una verdadera y propia genealoga ycomo la tentativa de encontrar una referencia ,una confirmacin y, por ello, una explicaci nde nuestra inclinacin hacia una determinad aactividad prctica .Creo que gran parte de los objetivos de lMovimiento Moderno fueron fijados a partir d euna idea de qrquitectura coincidente en gra nparte con la que resulta de las observacione srealizadas aqu (baste citar a Mies ,Hilbersheimer y Oud) . Quizs no tanto losobjetivos prcticos, pero ciertamente aquello sms generales e ideales ; si bien estos ltimo salgunas veces fueron confesados en forma d eslogans que en aquel momento pareciero ndecisivos .

    2C. Entre los arquitectos de nuestro siglo esmanifiesta tu predileccin por Tessenov . L areferencia a Tessenov va, en tu caso, ms all de las cuestiones formales y se plantea comouna identificacin con la idea de arquitectura ,particularmente en lo que se refiere a laconcepcin del proyecto como trabajo artesanal .Ciertamente, cuando Tessenov habla del trabaj oartesanal no lo hace como oposicin al trabajoindustrial, sino que se refiere a un tipo d eactividad realizada con el dominio de losinstrumentos del oficio y cuyo resultado derivade la aplicacin de las normas aceptada scolectivamente . Suscribir hoy esta posicinhasta qu punto puede interpretarse como un arenuncia a la invencin o incluso como un anostalgia de la academia con su recetario defrmulas prefijadas.

    G. GRASSI . Para m, ante todo es necesari oaclarar los trminos, en particular el d einvencin y el de academia. Creo que l ainvencin, la capacidad inventiva, no form aparte de la dotacin necesaria para u narquitecto (y ni siquiera la de un artista e ngeneral) . Su instrumento principal es l aimaginacin que se aplica siempre sobre cosa sconocidas ; cosas que antes que nada debe posee rcon seguridad Este y no otro es, para mi, e lsentido del proceso del proyecto . La arquitectur aes ante todo una actividad prctica . Ver la scosas y transportarlas : este es el proceso . Noexiste nunca inspiracin directa, es decir,invencin, como no sea para el ms lnguid oromanticismo . Las cosas pertenecen todas a lcampo de lo real : son datos funcionales yelementos de la vida cotidiana, costumbre sradicadas y esperanzas legtimas, forma ssabidas y aspectos intuidos de ellas, forma scapaces de ser transformadas y formas qu eparecen decisivas, etc . ; todo esto y no otracosa es lo que trasladado a nuestra activida dprctica, llamamos idea de arquitectura.Academia es uno de los trminos que han sid oms instrumentalizados . Si por academi aentendemos un campo de formas, estilsticamentedefinidas, como por ejemplo las formasneoclsicas, entonces esto quiere decir que

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  • la querella de los antiguos y de lo smodernos o la polmica entre goticistas yclasicistas no han acabado todava .Si por academia entendemos una autoritari allamada al pasado para apartar los ojos de la stransformaciones, entonces quiere decir qu eestamos aun de lleno en la polmica de lMovimiento Moderno .Si por academia entendemos, por fin, l aocultacin de nuestra pobreza, de nuestracapacidad interpretativa detrs de formasvacas de sentido, entonces debemos llamarl acon su sinnimo moderno, o sea, e lprofesionalismo . Para mi entre la idea de unlenguaje comn, de un lxico preestablecid opor la arquitectura y la idea de academia as entendida no existe ningn punto en comn .La bsqueda de un lxico preestablecido expres aante todo el reconocimiento de una cualida despecfica de la arquitectura, la de ser obracolectiva . Adems de un dato observado, u nlxico preestablecido es una condicinnecesaria para la arquitectura, es, se pued edecir, una tendencia natural, an cuandono siempre se realiza abiertamente . Pero no e snunca un atajo para el proyecto . Ms bien a lcontrario.Yo que no sostengo la necesidad de un nuevolenguaje, de un nuevo estilo, sostengo l anecesidad de una intencin unitaria ; ysostengo por contra que la experiencia histric ade nuestras ciudades, por encima de cualquie rencasillamiento estilstico, nos indica co nsuficiente claridad cuales son los hechosdecisivos, los temas definidos, los medio sy las soluciones adecuadas y que nosotros n opodemos dejar de tener en cuenta qu erepresentan y que en realidad son e lfundamento adecuado de un lxico, de u nlenguaje comn. Sostengo que esta es la tare aque nos compete hoy, en la situacin actual .No tenemos ninguna transformacin en vas d erealizacin, pero de hecho participamos enuna transformacin . Slo podemos trabajar enel sentido de esta transformacin poniendo d erelieve las condiciones reales . Y es en esto e nlo que la historia tiene un papel decisivo ; e nefecto, estas contradicciones son mucho m sevidentes respecto a lo que consideramos co norgullo nuestra herencia cultural .Aquello que un trmino como Arquitectur aCivil implicaba en el pasado iba mucho m sall del dato inmediato, del dato formal yfuncional, era ante todo un objetivo para la vid acolectiva y as pudo convertirse en u ndeterminado momento en un objetivo comn e nel sentido ms amplio (por ejemplo l atransformacin neoclsica de las ciudade seuropeas) . Este objetivo, por cierto, no h adecado sino, al contrario, parece no habe rtenido nunca acentos tan subversivos como hoy ,incluso por el furor con el que es combatido .Por lo que respecta a mi "predileccin" po rTessenow a la que se alude en la pregunta ,puedo decir que tiene ms bien lo scaracteres de un particular afecto . Cuando m ecuid de la traduccin de su libro, hicehablar por fin a Tessenow ms all de su sintenciones . Pero su planteamiento era mu y18

    Qu conclusiones pueden extraerse de s upapel en la formacin de la nueva ciudad ?

    claro y yo lo compart con inters . Me gustasu manera de afrontar las cuestiones con riquez ay simplicidad, nunca de modo simplista . Quiz sno ame los proyectos de Tessenow hasta el puntode decir que hubiese querido haberlos hecho yo ,pero ciertamente querra tener alguna scualidades que les reconozco . Tessenow es po rejemplo, uno de aquellos raros arquitectos qu emuestran tanto inters por la arquitectura ,como poco por la propia obra ; es lo que leshace grandes . Es uno de los poqusimos artista sque conozco que poseen la ingenuidad ; y esciertamente l culidad natural que hoy mucho sse esfuerzan estpidamente en exhibir . Todassus arquitecturas son muy fciles e inmediata sbien construidas pero con un hlito como d evergenz, son cordiales, sin engao aparentehacen creer que cualquier las hubiera podid ohacer, y adems, juicio a mi entende rfundamental para una arquitectura, son casas enlas que se deseara vivir . De Tessenow admiroel modo de ver los lmites de la arquitectur acon lucidez .Hay una nota sobre el cine de Robert Bresso nque est entre mis preferencias y que dice :"Avec les Beaux-Arts aucune concurrence".Tessenow desarrolla el mismo concepto e narquitectura ; y yo lo considero por mi parteun punto firme .Dice tambin Bresson : "Ren de plus inlgan tet de plus inefficace qu 'un art cono.: dans l aforme d'un autre".Creo que es este el sentido del repliegue d eTessenow hacia el trabajo artesanal frente a l ainfluencia siempre ms marcada de lo sprocedimientos compositivos de las bellas arte ssobre la arquitectura .Dir de paso que Bresson es quizs el artist acontemporneo que ms me interesa . Su sprotagonistas, casi siempre figuras cotidiana saparentemente desahuciadas, tienen siempre l adimensin y` la humanidad secreta de losgrandes personajes ; esta estatura, por decirl ode alguna manera, histrica, est expresad aprincipalmente por su particular colocaci nen el espacio, por su forma de ocuparlo, yescanciarlo con las voces y los silencios ,actuando segn un principio de estaticida dcaracterstica . Es este un modo particularment etcnico, de desarrollo constructivo,arquitectnico de la narracin . Las figurasde Bresson son siempre monumentales ;poqusimos han sabido hacer lo mismo si nnfasis . Para m, aqu la arquitectura tien emucho que aprender, y yo me esfuerzo en hace rproyectos tal como estn hechos estos films .

    2C. Algunos de tus proyectos y tus trabajo spedaggicos se basan en la reflexin sobre l aexperiencia de las Siedlungen del racionalismo.Este inters parece relacionarse con el tem ade "la ciudad por partes", en el sentido d eque las Siedlungen estn entre los poco sejemplos de la arquitectura moderna que ha nlogrado definir partes de ciudad segn un aidea precisa de arquitectura.Desde este punto de vista, cmo puedejuzgarse la experiencia de las Siedlungen?

    G. GRASSI . Bien mirado la Siedlung e sla nica propuesta concreta de cierta algur ay relevancia terica expresada por e lMovimiento Moderno respecto a la ciuda dmoderna . Y es tambin la nica experienci ade la arquitectura moderna que se plantea ,concretamente y a una cierta escala, e lproblema de una Arquitectura Civil para l aciudad contempornea .Por brevedad no hablo de la Siedlung vista com oalternativa poltica respecto a la ciuda despeculativa, a la ciudad dividida . Si nembargo, estoy de acuerdo en que el aspecto m spositivo de las experiencias de la sSiedlungen concierne a su arquitectura .Por este mismo motivo pienso que se deb ehablar refirindose a los ejemplos m srelevantes desde el punto de vist aarquitectnico . Estos muestran siempre do scualidades emergentes . Se trata de do scualidades que para m son tambin do scondiciones necesarias.La primera se refiere a la caractersticageneralidad que exhibe cualquie rSiedlung, su ejemplaridad respecto a laciudad, el carcter de modelo que cada ejempl oimplica. Esta ejemplaridad se manifiesta co nmayor fuerza en la eleccin tipolgica y e sen cambio mucho menos significativa respectoa la opcin urbanstica . Es en cualquie rcaso una cualidad necesaria para tale sexperiencias en cuanto, evocando una ciuda ddiseada (ver ciudad ideal, etc,), representauna referencia concreta a la lgica, al orde nde la ciudad histrica ; y por tanto un asuperacin hecha realidad de la interpretaci nnegativa y fatalista de la ciudad moderna d ela que ya se ha hablado y que es todav ala versin ms acreditada .La otra cualidad, en cambio, se refiere a lcarcter de particularidad que cualquier .Siedlung manifiesta . Y que se expresa porun lado en la atencin (tambin en el plan ocompositivo) hacia la ciudad construida ,hacia sus cualidades singulares y hacia lasrelaciones que la nueva intervenci nestablece con el entorno y con sus condicione sarquitectnicas y habitativas y por otro, e nel reconocimiento de los 1 imites, de l aparcialidad de la misma propuesta . Esto ltimoes para m un punto decisivo . La cualidademergente por ejemplo de una Siedlungde Frankfurt consiste propiamente en que l aeleccin tipolgica tiene siempre lo scaracteres de una opcin alternativa entrelas diversas posibles, de una respuestaadecuada a la cuestin de la riqueza d eopciones en la ciudad . En este sentido l aSiedlung no pretende resolver e nparticular el problema de esta riqueza, perose sita como una de las soluciones posibles .Una solucin, pues, que necesita l aconfrontacin con la ciudad en su conjunto ,para que sea evidente la cualidad especfic aque le es propia ya sea en el plano

  • arquitectnico, ya sea en el plano habitativoEsta eleccin es particularmente clara e nla Frankfurt de May, donde cada Siedlun gest vinculada al programa municipal d econstruccin y por ello a las otra sSiedlungen de la ciudad, segn un plan qu ese funda en una idea de ciudad como luga rreconocible de las opciones .Por lo que respecta a la mayor o meno ractualidad de las Siedlung creo qu edebemos referirnos al desarrollo ms recient edel discurso sobre la ciudad por partes e nel cual la experiencia de las Siedlungentiene un lugar definido . Y a este propsit odebo decir que este mismo discurso, tal com ofue planteado en trminos muy claros yconvincentes por Aymonino hace algunos aos ,ha asumido por contra en estos ltimos ao suna acentuacin cada vez ms radical ,mostrando as sus lmites en el plan ooperativo .Ya he dicho, hablando de las Siedlunge nen qu sentido se demuestra la idea de l aciudad por partes tambin como una teor aprogresiva para la arquitectura . Lo manifiesta nlas mismas Siedlungen y no es por ciert ouna exclusiva cuestin de formas . Por lo tant ocreo que si el discurso sobre la ciudad po rpartes se fuerza en el sentido de un aacentuacin de las caracterizaciones ,individualizaciones formales de las partes ,tal como parece pasar por lo menos en Itali a(se habla de "ciudad construda por parte saltamente formal izadas" ), se corre el peligr ode perder este caracter progresivo ,quedando en una apresurada afirmacin de lpapel decisivo de las contribucione sindividuales, aunque altamente cualificadas ,en una ciudad que ya no expresa el propi odestino por medio de una idea general unitaria .La ciudad corre el riesgo de convertirse en e lespejo no de las luchas, sino de l aincertidumbre y de la confusin que reina nen torno a la superestructura cultural .Sin embargo, no creo que ste sea e lmomento apropiado para seguir el ejemplo de lPars napolenico y de confiar la ciudad alos artistas .Opino que esta acentuacin en sentid oformalista de la hiptesis de la ciuda dpor partes representa sobre todo ,particularmente en Italia, la decepcin d ereconocer la total ineficacia y e lcompleto vaco de sentido de lo sinstrumentos usuales de control de l aconstruccin de la ciudad ; particularmenteel Plano Regulador y las Ordenanza sedificatorias . Creo tambin, sin embargo ,que el cambio de esta constatacin, de esteanlisis, en la formulacin de hiptesi sde trabajo como la indicada, se basa en u nsalto lgico .Es cierto por ejemplo, que en la actualida dlas ordenanzas edificatorias no tienen ning nsignificado, como no sea de tipo tcnico -higinico . Tambin es cierto por ejempl oque la ciudad del setecientos fue construd aen base a las ordenanzas edificatorias .Tambin es cierto que en la historia de la

    Esbozos para el proyecto de intervencin en el Castill ode Abbiategrasso .

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    del

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  • ciudad las ordenanzas edificatorias tena nun sentido en la medida en que eran e linstrumento de actuacin de una normativ aarquitectnica definida .Bien, creo que plantearse hoy en la propi aactividad prctica el problema de un anormativa arquitectnica, aunque slo seacomo objetivo lejano (como utopa-esperanza )para la arquitectura, como objetivo que dirij ala labor individual, no est en absolut oprivado de sentido ; no es una eleccin ta nincongruente como pueda parecer si se mir aapresuradamente .

    2C. Se ha hablado mucho de la relaci nentre anlisis y proyecto pero no se h aresuelto de un modo operativo el problemade la discontinuidad entre ambos trminos .Algunos, ingenuamente, han pensado que de l aacumulacin de elementos analtico sdebera deducirse, a partir de un moment oy de un modo mecnico, el proyecto . Este hasido el origen de muchas desilusiones y de lconsiguiente rechazo del anlisis com oactividad cognoscitiva paralela al propi oproyecto. Entonces, cuando tu postulas queno hay ruptura entre el momento creativo y e lmomento de la observacin, cmo entiende sconcretamente los trminos "anlisis" y"proyecto" ?

    G. GRASSI . Aparte de la acentuacin m so menos restrictiva que se pueda dar al trmin oanlisis ; desde un punto de vista genera lnosotros hemos sostenido siempre que anlisi sy proyecto son dos experiencias paralela ssin embargo, distintas, que se confundensolamente en el comn fin cognoscitivo . Per oafirmar esto no sirve gran cosa para aclara rla cuestin planteada en la pregunta, qu epodemos sin embargo, intentar afronta rsolo por aproximaciones .En realidad decimos tambin por ejemplo qu eno existe fractura entre el momento del anlisi sy del proyecto porque el objeto del anlisi ses, en sentido estricto, el mismo objeto de lproyecto .Este postulado puede haber generado e lequvoco de una descendencia directa de un odel otro, pero como mnimo ha descartad ocualquier interpretacin fabulosa de estarelacin ; el anlisis como momento d einspiracin ; la nostalgia del pasado com oemocin creativa, etc .Naturalmente estoy de acuerdo sobre el hech ode que no existe la posibilidad de un aderivacin mecnica del proyecto desd eel anlisis; sin embargo creo tambin qu ela relacin que enlaza el anlisis y e lproyecto tiene, a pesar de todo, lo scaracteres de un proceso deductivo . Yesto quiere decir, rebatiendo una tosc ahiptesis bastante frecuente, que e lproyecto puede ser visto como una parte de lanlisis; quiere decir para m que e lproyecto es en realidad un tipo particula rde anlisis.20

    El anlisis arquitectnico en cuanto a ta lno es comparable con aquello en lo que lmismo se convierte, sin cambiar instrumento sy tcnicas, en el proyecto . Son dos modos deconocimiento muy diferentes : cuanto m stiene uno de ellos caracteres de generalida dy de globalidad respecto al sentido de lasformas, la relacin de estas con la vida ,etc., tanto ms el otro se identifica conel aprendizaje, con un aprendizaje tcnic oprctico, casi mecnico, manual .No es tanto el fin prctico, es decir e lproyecto, como el hecho de estar operand opara el 'particular fin prctico qu etransforma el proceso de conocimiento enaprendizaje. Es pues el mismo hecho de entra ren un tipo particular de trabajo el qu etransforma a tal punto nuestra relacin conel objeto hasta transformar radicalmente l acalidad del objeto mismo . Porque en realida del objeto se transforma y, a pesar de que setrata de una profundizacin preeminentement etcnica, la mayor o menor actualidad en e lplano tcnico del objeto no tiene ningun arelevancia : en aquel momento toda la atencinest dirigida hacia el cmo.Entonces en qu sentido podemos decir qu ese trata an de un proceso deductivo? Para m podemos afirmarlo an en el sentido que trat ade un proceso que se desarrolla de maner alineal ; no en busca de relaciones causales ,no en busca de porqus, sin en busca d ecmo. Un proceso que se desarrolla enprofundidad: en el sentido de tomar sobre tod ola cualidad especfica de la forma que s emuestra nicamente frente a la activida dprctica, al oficio.Creo pues que el problema no es tanto el d ereconocer qu papel tiene el anlisi srespecto al proyecto, como el de definir qudireccin asume, qu recorrido sigue e lproceso de definicin del proyecto, respectoal mundo de las formas arquitectnica sexperimentadas . El anlisis en cuanto a ta lentra bien poco en este proceso y el problem ade su papel reconocible deviene secundario .Y por ejemplo, ya que para m el proyecto n opuede ser .ms que una preposici nexquisitamente, exclusivamente afirmativa ,creo que este proceso debe ser conducid omirando directamente a los problemas que sonel ncleo mismo de las formas, su mismarazn de ser . Creo pues que se debe apunta rdirectamente al proyecto mismo, tal como semira a un punto al que se ha de golpear a na costa de ser esquemticos .A m me parece que en las experiencia scontemporneas ms significativas resalt acasi siempre un modo de plantear est eproblema sustancialmente distinto y m eparece justo resaltar aqu esta diferencia .Me refiero al tipo de experimentaci nproyectual que no s definir ms que com oun modelo por eliminaciones laterales, po rexploraciones laterales, respecto a l oconocido : un modo exquisitamente experimenta lque la mayor parte de las veces es aplicad oa las formas histricas ms consolidadas ,a menudo a las ms habituales . Al tipo de

    experimentacin que tiende a lo nuev oa partir de formas llamadas de referencia ,colocando las propias formas en relaci nrecproca inhabitual (ver el abuso de l atcnica del collage) o bien forzando a laspropias formas hasta el punto de hacerla saparecer distintas de s mismas .Investigaciones cuyo objetivo principal parec eser el de ocupar espacios aparentemente dejado slibres, inexplorados, por la investigaci narquitectnica en el tiempo. As pues, m idesacuerdo es solo este, si bien no es poco :no creo en la existencia de estos espacios ,ms bien creo que estos espacios est nvacos, vacos, ante todo, de sentido .

    2C. La polmica sobre el realismo, condiversos acentos y modalidades, est presente a lo largo del siglo. Enarquitectura las posiciones ms representativa sque se han reclamado del realismo han sidocierto funcionalismo radical que fiaba l avalidez de la obra a la utilizacin exact ade las tcnicas, considerando que el nic orealismo posible es el de la adecuacin a lasnecesidades objetivables y cuantificables ,el realismo socialista en su intento deestablecer las bases de un arte popula rrespondiendo a directrices polticas d eorden superior y tratando de dar una form aplausible a los lemas de la sociedad socialist aen construccin . En cualquier caso e lrealismo se presenta siempre como un correcto rde lo arbitrario, como una actitud opuesta alformalismo. Esta dualidad formalismo-realism ose ha puesto de nuevo a discusin en e lnmero de Architecture d'Aujourd'hui en e lque has participado. Qu opinin te mereceeste debate y los trminos en que se h aproducido? Hacia qu realismo crees qu edebera tenderse para superar efectivament eel formalismo que caracteriza a l aarquitectura actual ?

    G. GRASSI . Resulta difcil plantear l acuestin del realismo respecto a l aarquitectura del pasado (es diferente po rejemplo para la literatura) ; sobre todo porqu ela obra arquitectnica se desliga pronto yde modo caracterstico de su autor par aconvertirse en parte de la ciudad y por ell oen lugar colectivo, secundariamente porqu eel realismo de una obra arquitectnica, s urelacin con la vida, es tambin un acualidad que se aclara con el tiempo, es com ouna ptina que se sobrepone a las forma sy que hace salir los caracteres de generalida d(adecuacin, disponibilidad para la stransformaciones, etc .) . La distancia da par anosotros un relieve positivo a las cosas de lpasado, siendo ste el nico modo dereconocerlas .Pero por lo que a la actualidad respecta l acosa es distinta .Podemos hablar de ciertas experiencias de l aarquitectura moderna y declararla stout-court "realismo" y esto va bien si,

  • como en el caso de la arquitectura sovitic aeste atributo corresponde a sus, por decirl ode alguna manera, notoriedades de derecho ,frente a la emergente voluntad interpretativ ade un momento histrico excepcional .Pero hablar de realismo a propsito de lproyecto, especie en parte crtica, result acasi siempre ocioso y sin una traslacinsobre el plano cognoscitivo ; es siempre u npoco sospechoso . El bello nmero deArchithese sobre el realismo, realizad opor Reichlin y Steinmann, ha demostrad oampliamente este aspecto . Y yo mismocolaborando he podido darme cuenta en mi propi oescrito . Me he dado cuenta del hecho de que sepueden decir, aludir, solo algunas cosas sobrelas cualidades especficas de la arquitectura ,pero entre stas y la definicin del realism oen arquitectura, existe siempre una ciertaseparacin . Se puede decir que la arquitectur aes afirmativa siempre, que es incompatibl econ la nocin de ambigedad, que el objet ode uso tiene siempre ventaja, que est hech apara durar, etc ., pero esto es todo . En e lcaso del proyecto se puede hablar derealismo solo como programa, se pueden hace rnicamente peticiones de principio, pero l arealcin entre programa y proyecto sigue siend oun punto oscuro, abierto a versione scontrapuestas .Hablar de realismo en arquitectura es por ell osiempre muy arriesgado y difcil . Quizses ms simple hablar del formalismo . Notanto en sentido terico general, porque d eotro modo sera tambin como hablar de lrealismo, sino esforzndose ante todo e nreencontrar los caracteres emergentes en l aparticularidad de la arquitectura . Y quizsesto, al fin, resulte relativamente m scomprensible .Creo que se puede hablar siempre, con un acierta probabilidad de entendimiento, de, po rejemplo, formas vacas, de formas enfticas ,de formas impropias o bien extraas respect oa determinados contenidos ciertos y m sgenerales de la vida cotidiana .Efectivamente, frente al panorama ofrecid opor el nmero del "realismo-formalismo "de L ' architecture d ' aujourd 'hui podemosdecir que si ste intentaba ser l arepresentacin de una alternativa realist a(o bien real o positiva), es para quedars ebastante perplejo (y habiendo participado ,me he puesto a m mismo la zancadilla) .Quizs era el hermetismo debido a l alimitacin, a la improvisacin de aque lnmero, pero no es esto lo importante ; as como no lo es tampoco el hecho de que l aconclusin de Huet fuese algo basta en suoptimismo, (deca grossomodo ; ya que l asuperestructura cultural del capitalismo e sformalista por definicin, lo que se sit afuera de ella es lo contrario, es decir ,realista) . El hecho es que del nmero noemerge una tesis positiva y esto demuestr ala inutilidad de las etiquetas unificantes ,sobre todo en este momento .Pero no es este sin embargo el problema. Locierto es que en este panorama, que an

    siendo arbitrario podemos definirlo com ounitario, yo veo por una parte la presuncinpetulante de estar situado en el lado bueno,por otra una notable confusin respecto alos mismos objetivos generales que e nrealidad deberan ser el denominador com nde tales experiencias . Se trata de un cas oflagrante de involucin rpida . Hay qu ereconocer que se ha escogido un camino qu eha conducido casi de inmediato a una moda ,en el peor sentido del trmino ; en el sentidoque da la impresin de haberse cerrado sobres misma . Y esto es una responsabilidadcolectiva ; ni siquiera los mejores, los m sdotados, pueden pensar en aislarse en l acalidad, porque los defectos aparecidos e notros son producto tambin de su experiencia,no siempre son degeneraciones .Se ha intentado, como estoy haciendo yo aqu ,tomar distancias, pero qu sentido tiene, s ino este, el objetivo de nuestra contraposicin ?De todas maneras es necesario hablar de ello ;algunas observaciones las he hecho ya tratand olas cuestiones planteadas en las pregunta sprecedentes . Intentar hacer aqu algunasobservaciones ms sobre el aspecto operativ o(y en las que, queda claro, no me refiero y anicamente a L 'Architecture d'Aujourd'hui) .Existe ante todo el problema de una tendenci ageneral a la violacin. Esto es para m el resultado ms general y evidente . No es l asimpata unida a la admiracin por l aarquitectura lo que distingue siempre a lasgrandes arquitecturas, ni an siquiera aaquellas ms programaticamente de ruptur arespecto a la experiencia histrica .Existe tambin el problema de una notable faltade sencillez, que es una condicin necesari apara un buen proyecto ; hay, por contra, comouna difusa nostalgia por el gesto ingenuo ,elemental, por la simplicidad y esto setraduce en una bsqueda que ha resultad oparadjica : algunos recuerdan a nios sabios ,otros a sabiondos, otros tienen adems lo srasgos de verdaderos falsificadores . El hechoes que existen, como se sabe, dos tipos d esimplicidad, una mala y una buena : la primeraes la simplicidad como punto de partida, l aque es buscada demasiado pronto, la segund aes la simplicidad como resultado, l arecompensa que llega despus de notable sesfuerzos .Hay tambin un aire trop bien fait e nmuchos proyectos : sera necesario hacer l aprueba que Miguel Angel propona para lasesculturas y hacerlas rodar por una pendient epara ver qu quedaba al final .Hay tambin una gran cantidad de proyecto sque tienen un aire un poco demasiad orecherch, de fragmentos (lo qu epara m es tambin el punto dbil de lS . Rocco de Monza), naturalmente hablo d eproyectos concebidos con este objetivo ; es u nabsurdo porque la cualidad que hace imprevisto sy delirantes a los fragmentos, a las parte sseparadas, es propiamente la accidentalida ddel movimiento y el hecho de pertenecer si nembargo a una obra definida y acabada . Est ecarcter muestra tambin que hasta en su idea

    ms general estos proyectos quieren parece ralgo diferente de lo que son .Hay todava algo sintomtico respecto a l atendencia a la violacin, el caso ejempla rdel tejado : la gran cantidad de tipos de tejad oy nunca un tejado con la forma normal . S ituvisemos que estar en el juego, deberamosdecir que hay momentos en los cuales el tech oplano parece que vuelve a ser una posibl ebandera . Y aqu me paro, de manera provisional .Con gran rapidez las formas son consumidas ,de ah las deformaciones que a pesar de tod oles afectan, pero que pronto olvidamos .Existe un juicio peor para una arquitectura ?Personalmente puedo decir que de todo est opocas cosas me interesan ; y son siempre la smenos vistosas. Precisamente porque hansuperado lo vistoso, que es lo primero qu ese proyecta cuando se empieza a hacer u nproyecto .

    Esbozos para el proyecto de intervencin en el Castill ode Abbiategrasso .

    Em.a E 0

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