conversacion sobre arte y sociedad con pompeyo audivert

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CONVERSACION SOBRE ARTE Y SOCIEDAD CON POMPEYO AUDIVERT “Esto es Hamlet: vemos todo, pero no podemos hacer nada” Actor y director de teatro, el público masivo lo conoció por la televisión. Pero Pompeyo Audivert sabe defender su pertenencia a ese mundo que periódicamente conmueve con sus definiciones frente a la actualidad o con su rechazo a las fórmulas tradicionales en la tarea artística. “Los sectores progresistas siguen asustados: temen quedar entre la espada y la pared, y tener que enfrentarse a una acción que no saben si podrán ejecutar”, asegura en este reportaje, donde también explica que “cuando no aparece ligada a una visión real y social, toda búsqueda formal se agota. Termina siendo decoración o pasatiempo.” Comienzos: “Al teatro me ligué muy accidentalmente. Era una forma de no andar por la calle, de evitar que la policía te llevara por cualquier motivo.” Por Hilda Cabrera –¿Por qué eligió la sala de la FORA para ejercer la docencia? –Ese era un lugar con anarquistas en serio, y muy pintoresco. Me gustaban los personajes que circulaban por ahí. Por un lado me interesaban las reflexiones de estos anarquistas y por otro me atraía el salón de la calle Brasil, donde están todavía. Los encargados eran gente muy accesible para negociar los precios, y la sala era gigantesca. Allí hice incluso la fiesta de mi casamiento. En la FORA ensayaba también los monólogos, que en aquella época intentaba mostrar en todos los escenarios que podía, pero siempre alternativos, porque el nuestro era teatro de emergencia. Por entonces habíamos armado un número tanguero con el bandoneonista Carlos Viggiano, Recuerdos son recuerdos (que fue también el título de un espectáculo posterior), a partir del cual se construyó Postales argentinas. En la FORA, mis amigos actores hicieron algunas “representaciones extrañas”. Estuve dos años ahí. Después alquilé otra sala en Once, hasta que compré la casa en Monserrat, donde instalé El Cuervo. –¿Cómo eran aquellos monólogos? –Había adaptado uno de Pepe Arias, Muerte rea, que la gente recibía muy bien. Quizá por eso lo repuse en 1997, dentro

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CONVERSACION SOBRE ARTE Y SOCIEDAD CON POMPEYO AUDIVERTEsto es Hamlet: vemos todo, pero no podemos hacer nadaActor y director de teatro, el pblico masivo lo conoci por la televisin. Pero Pompeyo Audivert sabe defender su pertenencia a ese mundo que peridicamente conmueve con sus definiciones frente a la actualidad o con su rechazo a las frmulas tradicionales en la tarea artstica. Los sectores progresistas siguen asustados: temen quedar entre la espada y la pared, y tener que enfrentarse a una accin que no saben si podrn ejecutar, asegura en este reportaje, donde tambin explica que cuando no aparece ligada a una visin real y social, toda bsqueda formal se agota. Termina siendo decoracin o pasatiempo.

Comienzos:Al teatro me ligu muy accidentalmente. Era una forma de no andar por la calle, de evitar quela polica te llevara por cualquier motivo.

Por Hilda CabreraPor qu eligi la sala de la FORA para ejercer la docencia?Ese era un lugar con anarquistas en serio, y muy pintoresco. Me gustaban los personajes que circulaban por ah. Por un lado me interesaban las reflexiones de estos anarquistas y por otro me atraa el saln de la calle Brasil, donde estn todava. Los encargados eran gente muy accesible para negociar los precios, y la sala era gigantesca. All hice incluso la fiesta de mi casamiento. En la FORA ensayaba tambin los monlogos, que en aquella poca intentaba mostrar en todos los escenarios que poda, pero siempre alternativos, porque el nuestro era teatro de emergencia. Por entonces habamos armado un nmero tanguero con el bandoneonista Carlos Viggiano, Recuerdos son recuerdos (que fue tambin el ttulo de un espectculo posterior), a partir del cual se construy Postales argentinas. En la FORA, mis amigos actores hicieron algunas representaciones extraas. Estuve dos aos ah. Despus alquil otra sala en Once, hasta que compr la casa en Monserrat, donde instal El Cuervo.Cmo eran aquellos monlogos?Haba adaptado uno de Pepe Arias, Muerte rea, que la gente reciba muy bien. Quiz por eso lo repuse en 1997, dentro del variet Recuerdos son recuerdos (Audivert comparti all el escenario con Soledad Villamil, Rita Cortese y, entre otros actores y msicos, el bandoneonista Viggiano). En ese momento me interesaba todo lo vinculado con una esttica muy nacional y con el trabajo colectivo. Pepe Arias me situaba en una poca que se haba destacado por una actividad artstica muy nuestra, donde el pblico poda reconocerse. El personaje del perdedor que haba compuesto Arias era, en lo individual, el paralelo de las prdidas nacionales, las de los aos de crisis que siguieron a la cada de Hiplito Yrigoyen (destituido por el golpe del general Uriburu). Muerte rea me pareci siempre un monlogo gracioso y pattico.Haba en su casa alguna adhesin al teatro?No. El teatro no era algo que circulara en mi familia. Mi padre, Eduardo Audivert, fue un pintor y grabador muy reconocido, y mi madre era escritora y poeta. Tambin mi abuelo era grabador. Me llamo Pompeyo por l. Al teatro me ligu muy accidentalmente. Era una forma de no andar por la calle, de juntarse con amigos, de compartir cosas, de evitar que la polica te llevara por cualquier motivo, nada ms que para hacer nmero en los calabozos. Durante la dictadura militar los territorios de juego estaban puertas adentro. Recin despus, con el advenimiento de la democracia, empezamos a salir. En esos primeros aos de democracia nos atraa el afuera. Ahora en cambio sufrimos una involucin. Ante el desastre de los ltimos aos, consolidado en este presente, volvemos a refugiarnos. En este momento hay mucha circulacin de interestudios y una corriente de pblico subterrnea.Incide tanto el entorno en la actividad artstica grupal?Es notable en los artistas que vienen de posiciones ideolgicas vvidas respecto de la realidad. En ellos aparece naturalmente con una gran potencia. Lo mismo ocurre con los alumnos que tienen una visin ideologizada y poltica de lo real. A otros parece no importarles, son apolticos o simplemente indiferentes. Pero esto, creo, no es positivo. Toda actividad artstica depende mucho del sostenimiento de un pensamiento solidario. Quien no desarrolla un pensamiento solidario y polticoideolgico corre el peligro de banalizar su bsqueda y de extraviar el camino de la investigacin, no slo temtica sino tambin formal.Acaso no hay bsqueda en soledad?S, en el plano de las formas se puede andar solo, pero por poco tiempo. Despus resulta imprescindible nutrir esas nuevas formas con elementos ideolgicos. En realidad, toda bsqueda formal implica unproceso de actualizacin ideolgica. Cuando no aparece ligada a una visin real y social, se agota. Termina siendo decoracin o pasatiempo. Carece de trascendencia. La ruptura de las formas, que es en s misma un hecho revolucionario, tiene su correlato en una realidad rota que, creo, debe retratarse y necesita adems ser profundizada. Si uno rompe las formas por pura diversin, corre el riesgo de meterse en una modernosidad light, apenas ilustrativa. El teatro pierde as sentido, deja de ser una potente mquina de multiplicacin potica de lo social.Intenta hallar una continuidad en su trabajo?En m hay una continuidad de bsqueda, pero me acerco a cada nueva obra o material siempre por distintos caminos. Cada trabajo exige rupturas y no hay puntos de partida iguales. Desde hace tiempo trabajamos mucho sobre la dramaturgia del actor, sobre la quietud, la velocidad. Investigamos en las improvisaciones, que responden de alguna manera a un sustrato ideolgico, se manifieste o no de manera explcita.Milita en algn partido?No, pero tengo un pensamiento marxista respecto de la realidad y soy crtico de ese pseudoprogresismo que plantea la alianza de clases en cualquier coyuntura. Eso es un error.Quiere decir que esas alianzas no resuelven nada?La riqueza no es un valor con el cual tengamos que aliarnos. Al contrario, es algo a combatir. Aliarse con los ricos implica desconocer la dinmica capitalista, que apunta a la concentracin de bienes. Ya pas la poca de los acuerdos entre la burguesa y los trabajadores de un mismo pas. El progresismo no est en las alianzas sino en el pensamiento de izquierda.Cree que existe en la sociedad argentina una voluntad de cambio?S, pero la dirigencia poltica traiciona reiteradamente esa voluntad. No se habla de redistribucin justa. Se insiste en cambio en que no hay lucha de clases. Impresiona ver a intelectuales notables postulando la alianza de clases. Segn ellos hay sectores progresistas en la burguesa, y eso no es cierto. Se habla del fin de las ideologas, y algunos lo creen. Pero otros saben que no hay ideologas muertas y que tampoco el marxismo muri, sino que todas esas declaraciones se montan en el apriete econmico. La realidad puede ser tambin hoy estudiada desde los postulados marxistas, pero muchos intelectuales prefieren que se la analice a partir de teoras reformistas. Nos quieren convencer de que una burguesa bien intencionada y una clase trabajadora igualmente bien intencionada pueden conformar un matrimonio feliz y tener hijos bellsimos.En sus ltimas puestas (algunas de creacin colectiva) est muy presente el pasado histrico argentino y su carga de brutalidades y tonteras, como si stas pertenecieran a todos por igual...Y es que estn en todos los sectores. Esto aparece en Museo soporte, donde mostramos una instalacin con cuarenta cuerpos, tendidos sobre unas mesas como en una morgue, sobre los que colocamos unos objetos antiguos que emitan fragmentos de discursos histricos. Nuestra intencin era abarcar diferentes pocas en una atmsfera de devastacin, como en El tiempo y Carne patria, dos experiencias que vinculamos con un mbito rural.De dnde surge ese gusto por lo rural, incluso por el radioteatro, como lo demuestra en esas obras?Pienso que un rancho en medio del campo puede ser escenario de todo. En aquellas obras se dio as porque trabajbamos en una piecita. La preferamos. Despus, cuando los actores fueron dndoles forma a las improvisaciones, el lugar se nos apareci como un rancho metido en un paisaje semejante al de la pelcula Solaris, de Tarkovsky. En cuanto al radioteatro, no sabra decir cmo nace nuestro inters. En la cocina delteatro hay elementos que de pronto empiezan a ser recurrentes. Pude comprobar que los cdigos del radioteatro son muy bien recibidos por los intrpretes ms jvenes. Slo que en nuestro caso no es representativo de las viejas formas, sino que est muy estallado.Es necesario que todo est siempre estallando?Es mi manera de investigar, tambin mi forma de ver la realidad. A veces sirve incluso para restituir, como ahora, por ejemplo, algunos trminos que designan a las relaciones sociales y polticas, como lucha de clases y proletariado. Conceptos que se quiere borrar, pero que en los momentos de ruptura social reaparecen.Slo en la coyuntura?Pienso que no. La gente est empezando a tomar conciencia de quines son sus enemigos, externos e internos, como las burocracias sindicales que tratan de malversar los reclamos de los trabajadores, llevndolos a posturas reformistas. Hoy se ven con mayor claridad las transas de la dirigencia poltica y sindical con el poder. Por eso cuando se las aparta aparecen en las movilizaciones, como en las ltimas, donde vimos marchar a corruptos y torturadores.Calificara a esa dirigencia de oposicin?No, nada de eso, pero esa gente se ve obligada a protestar para no perder a las bases. Estos dirigentes tienen que fabricarse alguna nueva coartada para seguir dominando. Creen que con nuevas versiones de lo mismo van a recuperar poder. Pero la gente lo sabe: a sus movilizaciones les falta la propuesta poltica. Componen una masa informe con una cabeza que es un implante. En realidad, se jactan de no tener programas. Emplean consignas, y slo eso, mientras los verdaderos trabajadores se desalientan y son fagocitados.Se puede sacar algo positivo de este estado de cosas?Lo positivo de esta situacin es que comienza a generar conciencia poltica, y de una manera vertiginosa. El avance de los ricos sobre los trabajadores es feroz, y esto la gente lo ve. Sabe que se puede morir si carece de lo elemental. Lo grotesco es que los funcionarios y polticos hablen del FMI y de los grandes capitales como si fueran algo inofensivo, sin que se les caiga la cara de vergenza. En este momento la poltica parece funcionar entre chetos con celulares y jvenes modernosos, que desprestigian la idea de lo que es ser joven, o sea revolucionario, humilde y solidario.Descarta entonces cualquier alianza?Lo que rechazo es la alianza entre el sapo y el claudicalismo, presentada a la gente como una panacea por algunos periodistascomunicadores acarameladores de sapos. Estos hacen todo lo posible para que la sociedad se trague esos sapos llevando a sus programas a corruptos y torturadores, aclarando que su intencin es mostrar las dos campanas. En realidad, lo que quieren es rating, y la gente se engancha y los sigue, sin darse cuenta de que se est degradando ante tanta manipulacin y comentario poltico miedoso.Que sntesis hara de la poltica de los ltimos aos?De la poca de la dictadura, adems de la brutalidad, qued clarsimo que supo instalar un modelo que favoreci a la burguesa. Del alfonsinismo dira que nos quit la ilusin. Fue evidente que no quiso enemistarse con los grandes grupos econmicos. Ni siquiera los denunci cuando le propinaron el golpe de mercado. Igual que con el Punto Final y la Obediencia Debida, qued entonces al descubierto quines son aqu los poderosos. Despus, con Menem apareci algo ms siniestro: el trueque. Era el descerebramiento a cambio de la estabilidad. Menem nos propuso adems desmantelar el pas y perder las conquistas laborales. Ese mecanismo se mantuvo activo durante diez aos.Y ahora?Este es el momento de hacerse cargo, de descongelar la cabeza, quitarnos los miedos y actuar con sensatez. Sabemos que hay personajes y asuntos siniestros. Los sectores progresistas siguen asustados: temen quedar entre la espada y la pared, y tener que enfrentarse a una accin que no saben si podrn ejecutar. Esta es una situacin hamletiana: vemos todo, pero no podemos hacer nada. Tenemos un miedo fenomenal a que nos escarmienten.

POR QUE POMPEYO AUDIVERTPor H. C.Un hombre del teatroPompeyo Audivert pertenece a esa clase de actores y directores (es tambin dramaturgista) que saben cuidar su pertenencia al teatro. El pblico masivo lo conoci a travs de su experiencia televisiva en Zona de riesgo III, donde compuso a un paramilitar contratado para un apriete poltico, pero antes de eso haba sorprendido con sus protagnicos en Postales argentinas y Hamlet o La guerra de los teatros, dos significativas puestas de Ricardo Barts, con quien hizo adems Telaraas, de Eduardo Pavlovsky. Slo que aquella repentina celebridad les otorg nueva dimensin a sus peridicas opiniones sobre la actualidad y a su rechazo de las frmulas tradicionales en la tarea artstica.Era adolescente cuando se inici en el teatro, y rpidamente se independiz de sus maestros, Alejandra Boero, Mximo Salas, Lorenzo Quinteros y, en los ltimos aos, Ricardo Barts, quien, segn Audivert, le permiti estallar en lugares ms novedosos. Prefiere la msica en vivo para sus espectculos, todos experimentales, como la pieza que est ensayando, La fuerza de la costumbre, de Thomas Bernhard, y El piquete, improvisacin, creacin colectiva potico-social abierta al pblico todos los lunes (de 20 a 21) en su teatro-taller El Cuervo, de Santiago del Estero 433.Admira a Alfredo Zitarrosa y es un singular recitante de los poemascanciones del uruguayo. Participa de tanto en tanto en alguna pelcula (la prxima, Cien aos de perdn, del realizador Jos Glusman) y ha resuelto su problema laboral dando clases de teatro. La docencia lo atrap desde muy joven, primero como ayudante de sus maestros y despus, ya independizado, a los 25 aos, formando grupos en un local de la Federacin Obrera Regional Argentina (FORA), en Constitucin. Entre sus experimentos figuran Pater dixit, Buenos Aires 2003, Marcos y Hamlet, el otro. Fue especialmente destacable su labor actoral en Esperando a Godot, una experiencia brbara con Leonor Manso y Patricio Contreras.Seis aos atrs compr una vieja casa que, reciclada, convirti en El Cuervo. La pag con la fortuna que gan en la televisiva Gerente de familia. No rechaza de plano la televisin, pero el teatro lo invade. Lo revela hasta en la forma de expresar su simpata por Racing, el equipo de ftbol ms teatral dice, porque produce fuego sin lea y una gran pasin desde la nada.