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Coordinadores

Rafael Hernández y Jorge I. Domínguez

Relator

Rainer Schultz

Cuba, la Actualización del Modelo

Balance y perspectiva de la transición socialista

Ediciones Temasy

David Rockefeller Center For Latin American Studies

La Habana-Washington DC, diciembre, 2013

Coordinadores: Rafael Hernández, Jorge I. Domínguez.Traducción: Sue Ashton.Edición y diagramación: Vani Pedraza.Diseño de cubierta: Irelio Alonso.

ISBN: 978-959-310-000-7

Sobre la presente edición:© Ediciones Temas, 2013.© David Rockefeller Center for Latin American Studies, Universidad de Harvard, 2013.

Revista Temas23 #1155, 5º piso, entre 10 y 12, El Vedado, La [email protected] Tel. (53-7) 838 3010

David Rockefeller Center for Latin American StudiesUniversity of Harvard1730 Cambridge StreetCambridge, MA 02138http://drclas.harvard.edu/Tel.: 617-495-3366Fax: 617-496-2802

Sumario

Introducción

I. Dinámicas políticas de la Actualización

II. Economía, cooperativas, ciencia

III. Los actores sociales en la transición

IV. La Actualización en las relaciones internacionales

Participantes

El Taller en imágenes

Este texto y el taller que le dio origen fue posible gracias, en pri-mer lugar, a la generosa contribución de Christopher Reynolds Foundation, en particular, a su directora, Andrea Panaritis, quien mantuvo el fondo otorgado, incluso cuando la reunión se tuvo que suspender en 2012. La edición de este primer volumen de Ediciones Temas ha estado al cuidado de Vani Pedraza, quien merece un reconocimiento especial por su magnífico trabajo. Asimismo, agradecemos la colaboración de Diálogo Interameri-cano, en Washington, y de Cubarte, la dirección de Informática del Ministerio de Cultura, en La Habana, en cuyos locales se de-sarrolló el evento; en particular, a sus directores, Michael Shifter y Rafael de la Osa, así como a sus colaboradores, Cameron Combs, Luis González y René López. Ellos aportaron el esfuerzo y los re-cursos técnicos, y vencieron todas las dificultades para producir la videoconferencia, el espacio virtual donde pudieron encontrarse todos los participantes en tiempo real.

Introducción

El Taller «Cuba, la Actualización del Modelo» (Washington DC y La Habana, 2 de junio, 2013),1 convocado por la revista Temas y el David Rockefeller Center for Latin American Studies (DRCLAS), de la Universi-dad de Harvard, reunió a un grupo de quince estudiosos cubanos, nor-teamericanos y europeos, en torno al análisis y discusión de los cambios recientes en Cuba, sus raíces, características e impactos.

El evento se desarrolló mediante una videoconferencia entre las dos sedes —Diálogo Interamericano (Washington DC) y Cubarte (La Habana)2— que permitió exponer y debatir cuatro temas centrales.

Este Taller se propuso abordar los cambios de forma sistémica e inter-conectada, no circunscrita a una mirada económica, preguntándose so-bre los efectos y dinámicas que llevan consigo las reformas, los cambios en la sociedad cubana y el contexto internacional. De tal forma se orga-nizó el taller en cuatro sesiones, que abarcaron las siguientes áreas:

Dinámicas políticas de la Actualización.•Economía, cooperativas, ciencia.•Los actores sociales en el cambio.•La dimensión internacional.•

El segundo rasgo particular fue que se pudo dialogar desde distintos enfoques y disciplinas sobre problemas comunes, y debatir dimensio-nes económicas, políticas, sociales y demográficas, de forma continua e

1. El contenido de este Informe se actualizó en diciembre de 2013.

2. Tres panelistas cubanos no recibieron visas norteamericanas, lo que les impidió presencia física en el Taller, originalmente convocado para celebrarse a partir del Congreso de LASA 2013. Gracias al apoyo de Cubarte (División de Informática del Ministerio de Cultura de Cuba) y de Diálogo Interamericano, que ofreció generosamente su local, se creó un espacio virtual donde pudo desarrollarse el Taller según el programa previsto, a lo largo de siete horas.

integral, no segmentada. Prevaleció un espíritu de colaboración, inter-cambio y franqueza entre los participantes.

A continuación, se resumen las principales ideas expresadas; incluso aquellas eventualmente contradictorias, sin atribuirse a un autor deter-minado, como corresponde al espíritu y la dinámica de un taller, donde lo más importante no es quién lo dijo o qué grado de consenso se alcan-zó, sino el interés de los principales problemas, interpretaciones y tesis planteados.

I. Dinámicas políticas de la Actualización

La naturaleza de los cambiosLa interpretación de la Actualización no debe limitarse al ámbito pu-

ramente económico, al margen de la política, la sociedad y la ideología. Se trata de un proceso de transformación del modelo de reordenamien-to político y social iniciado en los años 60, y que adopta una estructura institucional en 1976. Este proceso de cambio incluye algunos ejes fun-damentales.

Uno es la descentralización de la toma de decisiones, que abarca el mando de la producción y los servicios, la distribución y el mercado, a nivel del sistema económico, y muy en particular, mediante la intención de conceder mayor autonomía a las empresas estatales. Además, esta política se dirige a redistribuir poder más allá de la superestructura eco-nómica, en la gestión local y territorial, y mediante la creciente autono-mía de los municipios.

El segundo es la expansión del sector no estatal, que crea nuevos grupos sociales, con cuotas de poder derivadas de su capacidad econó-mica y mayor autonomía social y de gestión. El tercero es el propósito de reducir la envergadura, y sobre todo, el poder omnímodo de la burocra-cia. Ello explicaría la resistencia al cambio que se expresa en el ritmo de ejecución de las medidas, por debajo de lo planificado, preocupación que el presidente Raúl Castro ha declarado públicamente.

Por último, el lugar y peso de la ley en las políticas, dirigidos en pri-mer lugar a hacer permanentes las reformas; a crear asimismo un marco límite para los poderes discrecionales de la burocracia, y finalmente a reforzar jurídicamente la capacidad de los ciudadanos en sus relaciones con las estructuras administrativas de los Órganos de la Administración Central del Estado (OACE). La ley adquiere un peso instrumental inédi-to en la política; se busca, mediante la legislación adecuada, fortalecer los derechos de los ciudadanos; y se procura un marco jurídico para los cambios económicos, incluso mediante la reforma constitucional.

Los cambios también afectan la articulación y composición de las je-faturas de los OACE y el Partido Comunista de Cuba (PCC), en cuanto a género, generaciones y profesiones. Si bien la edad promedio en el Buró Político es alta (66 años, solo cuatro miembros tienen menos de 55), en el Consejo de Ministros es de 58 años. Aunque hay una presencia alta de militares, la profesión dominante es la de ingeniero. En las dirigencias provinciales del PCC la edad promedio es 47 años; la composición profe-sional prevaleciente es maestros y economistas, no hay militares; y una tercera parte son mujeres.

El proceso políticoEn el ámbito del proceso político de la Actualización, se registran

tendencias significativas.Uno de sus objetivos es eliminar la ilegalidad como práctica extendi-

da, mediante una política orientada a suprimir regulaciones excesivas y prohibiciones injustificadas.

En este contexto, se destacan dos medidas: ampliar las posibilidades de trabajo por cuenta propia, a partir de 2010; y, a partir de 2008, la entrega de tierras ociosas en usufructo a trabajadores agrícolas. Se ha cambiado la ley para convertir en productivas más de 2,5 millones de hectáreas que han devenido ociosas en gran parte por la disminución de la industria azucarera, cifra exorbitante para un país que importa gran cantidades de sus alimentos. Sin embargo, casi tres años después, a finales del 2011, quedaban más de 1,25 millones hectáreas ociosas. Para explicar esta insuficiencia en la implementación de una política tan vital para el país, una hipótesis es la existencia de un sector burocrático intermedio que resiste su ejecución, y pospone su puesta en práctica de manera ordenada.

Por otra parte, además de ser otro ejemplo de posible resistencia, se advierte que las políticas de la Actualización transitan por un proceso de formación, formulación y ejecución, en el cual se transforman. Un ejemplo fue el anunciado despido de de 500 000 trabajadores estata-les a finales de 2010, con intención de que pasaran a ocupar otros em-pleos en el nuevo sector no estatal. Hasta la fecha, solo 130 000 han sido objeto de esta medida. Con posterioridad, se anunció públicamente la cancelación de esta decisión. Este reajuste de las políticas a medida que se avanza se presenta desde la discusión del borrador de los Lineamien-tos, en los meses anteriores al VI Congreso del PCC, proceso donde se proponen modificaciones a los lineamientos originales, muchas de las cuales son adoptadas luego por el propio Congreso del PCC en abril de 2011 (ej., lineamiento 23 sobre la fijación de precios por las empresas; 27, sobre la venta directa a la población; el 66, sobre la toma de deci-

siones con mayor autonomía y descentralización en la exportación.) Un factor a considerar en este proceso es la dimensión política práctica. ¿Cuánto se debe a la simple dificultad de aprender a hacer cosas de otra manera? ¿Cuánto se debe a resistencia frente el cambio? ¿Cuánto puede subsanarse sobre la marcha?

El debate: contexto, señales, ritmo, resistencias, consenso, información, contradicciones

En torno a la cuestión de la implementación, su velocidad y resisten-cias internas se manifiestan diversos juicios.

En cuanto al contexto social y político del cambio, se trata de una •transformación que se extiende a lo largo de más de veinte años, un período muy largo dentro del proceso de la Revolución. En términos comparativos con los Estados Unidos; sin embargo, también se ha producido algo similar cuando el consenso sobre el modelo Estado/economía, que se extendió desde la posguerra hasta la crisis petro-lera de los años 70, comenzó a descomponerse, y se aprecia desde entonces cómo se impide el funcionamiento del Estado/gobierno por razones políticas, y se busca una reformulación de este modelo.Respecto a la interpretación sobre la resistencia a los cambios, ¿se •trata de una resistencia política? ¿Responde a grupos burocráticos que ven sus intereses afectados? ¿Que no quieren compartir el ac-ceso y control de recursos? ¿O la expresión de un conflicto entre los grupos sociales emergentes y los establecidos?Sobre el contexto internacional, cuando se inician los cambios en •Cuba, a inicios de los 90, estaba en boga el consenso de Washington, respecto a reducir el rol del Estado. En sentido inverso, especialmen-te en América Latina, ahora se está redefiniendo y reforzando ese rol, en el control —ejercido por Contraloría— de los bancos, la in-versión extranjera, los recursos naturales, etc. En Cuba, la agenda de la Actualización se dirige a reducir ese rol, no solo en cantidad, sino en calidad —dónde y cómo se sustituye al Estado, se remplaza el verticalismo, se transfiere poder, y sobre todo, de reconocen nuevos actores y nuevas reglas. Hasta los 90, en Cuba solo existía el Estado y la inversión extranjera, con un pequeño sector privado complemen-tario. Este no solo se ha diversificado y ampliado, sino se ha legitima-do, en un marco de nuevos valores, que le otorga un rol activo y un reconocimiento a ese sector no estatal. Las fronteras de lo permisible se modifican, y el gobierno avanza en •

la formulación de las políticas, pero su capacidad de implementa-ción se ve limitada, no solo por el insuficiente cambio en la menta-lidad de los funcionarios, sino por la carencia de un sistema legal y de nuevas normas. Se levantan prohibiciones, pero se mantiene un espacio sobrerregulado heredado, que impide el desarrollo de las nuevas políticas. Se transita del liderazgo carismático a la dirección colectiva, que se •propone impulsar nuevas políticas. Hay varios factores que las obs-taculizan, no solo la resistencia burocrática. Los funcionarios de las empresas esperan señales de arriba para actuar. La entrega de tie-rras se ve afectada por falta de población rural en algunos territorios, debido a la emigración a las ciudades. El despido masivo de medio millón de trabajadores era una política impracticable en el corto pla-zo, dadas la protección al trabajo establecida, la falta de reanimación económica y la capacidad de absorción del trabajo por cuenta pro-pia. Si las políticas de la Actualización estaban, en general, bien orienta-•das, en cuanto a sus objetivos, ¿en qué medida las demoras se deben a problemas técnicos, o a deficiencias de base en su formulación? En el ritmo intervienen factores de fondo. Aunque la mayoría se pro-•nuncia a favor de un avance más rápido, resulta clave preservar el consenso interno. Se trata de un proceso de cambio basado en el ensayo-error. No es solo un cambio económico, sino político y social, dirigido a plasmar una visión diferente sobre el modelo. Con este fin, se requiere la participación, no solo la aprobación de la población. El paso de una amplia estatización a la socialización de la economía conlleva un cambio cultural. Entre las deficiencias heredadas del modelo vigente estarían la dis-•crecionalidad de los dirigentes, la prelación de lo ideológico sobre lo económico y el voluntarismo. Estos elementos condicionan la inhibición y el inmovilismo de los niveles intermedios y bajo de la administración.La demora en el cambio no es necesariamente una deficiencia. A •partir de los desastres de Europa del Este, el premio Nobel de econo-mía Joseph Stiglitz se ha referido a la importancia del experimento y el aprendizaje. La liberalización es un proceso muy complejo, que no se reduce a la fórmula de privatizarlo todo, sin embargo, está te-niendo lugar un proceso de cambio de mentalidad. Pero mientras no haya precios y monedas que reflejen la relativa escasez de ciertos recursos y la eficiencia real de la producción, tampoco pueden exis-tir mercados eficientes. No es sorprendente que una medida anunciada por un gobierno •dure más tiempo de lo que se preveía ni en Cuba ni en los Estados

Unidos. Un ejemplo actual es el llamado del presidente Barack Oba-ma para reducir la deuda fiscal que hasta el momento ha mostrado insuficientes consecuencias. Hay diferencias ideológicas implicadas en los cambios, relacionadas con el papel del Estado y del sector privado. Implementar los Lineamientos no equivale a gobernar. Es necesario ir midiendo y evaluando, para no tener que retroceder o desviarse. El cambio cultural puede dar paso también a otra cultura política. •Uno de los problemas identificados es que los cuadros y políticos aún no se exponen al escrutinio público. La transparencia de dife-rencias y el diálogo permitirían una nueva dinámica política, que pu-diera combinar la reforma económica con la del espacio público. Los Lineamientos se proponían responder a problemas vigentes, y •representaban una plataforma de consenso. Pero muchos identifica-ban el qué, pero no el cómo ni el cuándo.Una novedad en la formación de las políticas nuevas es el rol de una •parte de la academia, que se conecta ahora de otra manera con los decisores. De una situación de segmentación y poca interconectivi-dad, esa parte de la academia converge ahora en los espacios ins-titucionales que propician el gobierno y sus comisiones de imple-mentación y evaluación.La implementación requería no solo analizar indicadores económi-•cos, sino evaluar el impacto social, crear un nuevo marco legislativo (que afectaba 180 leyes vigentes), cambios en las prácticas gobier-no-sociedad. Aunque se produce un corrimiento de las políticas ha-cia el mayor pragmatismo y la flexibilidad, se mantienen carencias que afectan su implementabilidad.En la versión inicial de los Lineamientos faltaba una visión integral. •El aporte de economistas y juristas los han enriquecido, y permiten «corregir el tiro», aunque también influyen en el ritmo y prioridad de las decisiones.Los cambios políticos reflejan la nueva forma de utilización de la in-•formación disponible. Un ejemplo es el aumento en la edad para la jubilación. Aunque las cifras, y los excelentes análisis demográficos de hace muchos años, que muestran el envejecimiento de la pobla-ción cubana no son una novedad, sí lo es la respuesta política res-pecto a la jubilación. Un experimento clave en la historia de la Revolución cubana, en los •años 70, tuvo lugar en Matanzas, y fue el precursor de lo que devino después el Poder Popular. La experimentación que ahora se desarro-lla en dos provincias nuevas (Mayabeque y Artemisa) permite probar nuevas formas de gobierno y gestión. En la perspectiva de las dos décadas y más, el liderazgo cubano ha •

emitido señales distintas. La admisión de la inversión extranjera y el cuentapropismo a inicios de los 90 se planteaba como un mal ne-cesario, impelido por las circunstancias. En la segunda mitad de los 2000, se identifican con la voluntad de los dirigentes y se reafirman como parte de un nuevo modelo. Las señales que reciben los fun-cionarios sobre los cambios a implementar son muy diferentes. Hoy la inversión extranjera y el cuentapropismo reciben respaldo de la dirigencia nacional.El reflejo de los problemas en el espacio público (ej. las cartas al dia-•rio Granma) informan una nueva situación. Pero plantean el desafío de ofrecerles respuestas políticas eficaces.

II. Economía, cooperativas, ciencia

La crisis y la nueva economíaEn términos de diagnóstico y estrategias económicas, las reformas

han respondido a dos problemas principales: falta de sustentabilidad macroeconómica y necesidad de superar el papel casi absoluto del Esta-do, mediante la diversificación de los actores productivos. Los desafíos específicos (deuda externa, desequilibrios fiscales, falta de competitivi-dad, nuevas presiones sociales) dieron lugar a una creciente fragilidad de lo económico, con impactos sociales. El país se ha enfrentado ex-ternamente a la prolongación del bloqueo económico de los Estados Unidos y a la dificultad para acceder a financiamiento, en una situación de carencia de créditos, inversiones y crecimiento de exportaciones que no complementan otros mecanismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial). El modelo padece de un mercado interno deformado que se manifiesta en múltiples indicadores deficitarios (sistemas de pre-cios, tipo de cambio, excesivas regulaciones). En los años recientes, este cuadro económico había puesto en riesgo la capacidad para continuar garantizando los beneficios sociales propios del sistema; ritmo de cre-cimiento de la economía había caído, según la tasa oficial, de 11% a 2% anual, y aumentó el desempleo. Era forzosa una adaptación, que inclu-yera una transformación institucional. Este proceso de modificación del dominio del Estado afecta el hábitat de los actores tradicionales, hecho que condiciona conductas ante el proceso de cambio.

Raúl Castro declaró que se había acabado el tiempo de bordear del abismo. La estrategia adoptada busca no solo restructurar el modelo a largo plazo, sino producir una reactivación en el corto. A diferencia de los años 90, no se trata de mantener a flote el sistema, sino de rehacer su funcionamiento. Mientras en los 90 la lógica del enfrentamiento se dirigía a contrarrestar un impacto externo, ahora se le formula como un problema interno.

Un ordenamiento racional y sincronizado del proceso es difícil, dada

la simultaneidad en el cambio de reglas y actores. Este se ha caracteri-zado por el ajuste pragmático de políticas, e incluso de prácticas que no siempre se han formulado públicamente. Mientras este proceso de im-plementación ocurre, los circuitos de conexión entre Estado y sociedad se modifican. El gobierno crea un sector no estatal, que no es marginal al desarrollo económico (como en los 90), y donde el papel de las coo-perativas (no solo de los privados), en áreas antes cubiertas por el Esta-do, está llamado a ser decisivo. La situación se caracteriza por la nece-sidad del cambio institucional y sus consecuencias, junto a una inercia cultural que lo condiciona, y a las nuevas tensiones e impresiones que se generan entre viejos y nuevos actores sociales.

CooperativasEn el marco de la Actualización, el sector estatal sigue teniendo un

peso fundamental. La promoción del sector no estatal ha respondido a la lógica de am-

pliar fuentes de empleo, como alternativa ante la disminución del em-pleo estatal. Se le atribuye un papel menor en cuanto a su productividad o participación en el producto bruto interno (PIB) y la contribución al presupuesto, mediante la generación de fondos a partir de impuestos.

Algunos confunden las cooperativas con una sociedad de amigos que se juntan para hacer negocios y ven en ellas solo un medio para pagar menos impuestos y tener acceso a más recursos y clientes. Se les concibe como un medio para la descentralización y para suplir nece-sidades a nivel local, que permitiría relevar a las empresas estatales, al pasarles a aquellas algunas de las actividades secundarias de estas últi-mas.

Las cooperativas son un nuevo espacio de relaciones económicas y sociales, donde se pueden generar prácticas y valores diferentes. Su principal sentido es el compromiso con el bienestar, el reforzamiento de lo comunitario, por encima de lo privado, su mayor autonomía y el carácter social de la propiedad.

La ampliación de las cooperativas hacia sectores no-agropecuarios resultaría inminente. En la búsqueda de un modelo de bienestar propio, se avanza de una manera gradual e integral, ya que después de una fase de ampliación para los campesinos, se está ajustando el marco jurídico para la operación de cooperativas también en otros sectores. Los proble-mas que las afectan incluyen escasa educación y sentido cooperativista, frágil equilibrio entre autonomía e intervención estatal en su trato con el Estado, así como la necesidad de mantener principios cooperativos, al tiempo que operan bajo relaciones mercantiles; materializar el compro-miso social que debería identificarles; y cuidarse de falsas cooperativas,

que confundan y distorsionen su significado en la sociedad cubana.

Rol de la cienciaNo solo ha ocurrido un cambio en los ejes económicos, políticos y

jurídicos, sino en la concepción del modelo socialista. La política sigue un patrón gradual, de mayor ampliación y descentralización. Se están tomando en cuenta experiencias nacionales e internacionales. El con-texto de los cambios abarca aspectos como la sucesión generacional, el envejecimiento de la población, y el cambio climático.

En el primer borrador de los Lineamientos, se omitía cualquier men-ción de las ciencias sociales. Durante su debate en la sociedad, se hicie-ron aportes que destacaban la necesidad de la integración de la ciencia social. El Lineamiento 137 respalda el fomento de las investigaciones sociales y humanísticas, e introducir resultados. La Conferencia del PCC (enero, 2002), en su objetivo # 65 respecto al papel de la ciencia, es-tipula un mayor uso de sus resultados para la toma de decisiones, la evaluación de impactos y la formulación conceptual de nuevo modelo. De los anteriores cinco congresos del PCC, solo en el segundo se había mencionado las ciencias sociales como factor importante.

Además de la complejidad de los problemas contemporáneos, el nuevo rol de la ciencia se explica porque investigaciones sociales an-teriores habían recomendado políticas que se han adoptado ahora (ej., entrega de tierras ociosas, medidas contra el subempleo, disminución de los subsidios, paso de actividades estatales a privadas, propiedad cooperativa y cogestionada, compra-venta de viviendas, cambio en ley migratoria), realizadas desde 1997. El efecto del proceso sobre las cien-cias sociales ha sido triple: 1) incremento de demandas de investigación, 2) extensión de canales de diálogo entre científicos y políticos, 3) papel de la investigación en el diseño de políticas.

Existen hoy 43 proyectos nuevos de investigación que responden al interés de organismos centrales de la administración del Estado (OACE), además de los gobiernos provinciales y municipales. No solo diagnósti-co y evaluación, sino pronóstico y propuesta.

El debate: la visión de afuera, transparencia, ciencia, economía, Internet

A pesar de que algunos perciben los cambios como meramente cos-•méticos, se trata de la implantación de un nuevo paradigma, que ha pasado de concebir las políticas anticrisis como un «mal necesario» a

plantearlas como «necesidad estratégica». El gobierno está «soltan-do». Con la reciente ley migratoria, que consagra la libertad de viaje, el gobierno rebasó el miedo a perder más personas jóvenes y ta-lentosas, para apostar al beneficio que entraña la nueva circulación de ciudadanos. Es lógico que los cubanos estén impacientes ante los cambios. Pero también, desde la perspectiva del gobierno, se en-tiende su cautela, ya que toma en cuenta la experiencia del campo socialista de Europa del Este, donde la perestroika se proponía refor-mar el socialismo —pero el proceso se les fue de las manos. Lo difícil de aplicar las medidas se ilustra, por ejemplo, en la agricul-•tura, donde se trata de pasar de un funcionario que establece nor-mas de entrega de alimentos, a la situación actual, donde el peso de la producción gravita del lado de las cooperativas.Si hay políticas difíciles de aplicar, hay otras, como la extensión de las •cooperativas a otros sectores, que no se explica la lentitud. Es lógico que haya cautela en relación con la inversión extranjera directa (IED), pero si se quiere aumentar crecimiento y reducir el desempleo, hay opciones de IED que deberían haberse aprobado, en el sector de la energía, etc. Es la experiencia de muchos inversionistas extranjeros.Se requiere aumentar la transparencia y calidad de las estadísticas •nacionales. Puede haber diferentes métodos en la colección y pro-cesamiento de datos, pero al no publicarse la metodología de las cuentas nacionales, se pierden muchas posibilidades de análisis, formulación y ejecución de políticas diferentes. Por ejemplo, la cifra oficial reciente que admite la condición de desempleados de 67% de los nuevos cuentapropistas, contradice la cifra de desempleo oficial en Cuba. (Si ambas cifras fueran ciertas, ya no habría desempleo en Cuba). No se publica la metodología de las cuentas nacionales, para poder analizar la situación. Asimismo, podría haber otras formas de cobrar impuestos a las nuevas microempresas en vez de sobre la base del número de empleados, que penaliza la generación de empleo. No siempre están claras las señas que se emiten desde arriba. Por •ejemplo, la definición sobre el tamaño deseable de las empresas en el nuevo sector privado; o la propia cuestión del fortalecimiento de un estado de derecho. En cuanto al sector no estatal y la generación de empleo, al cobrar •impuestos a partir del primer empleado, se penalizaba la generación de empleo; el hecho de que posteriormente se estableciera solo a partir del sexto empleado, revela un cambio reflejo de presiones, fle-xibilidad y un proceso de aprendizaje. Ese aprendizaje puede conti-nuar, dejando a un lado la penalización de la generación de empleo, para cobrar impuestos sobre las utilidades de la actividad económi-

ca no estatal. La política fiscal todavía no da señales claras. Por ej., al penalizar el crecimiento de las empresas con los impuestos, no se parte de definir cuál debe ser su tamaño. El uso de mecanismos de mercado es problemático, lo que se refleja •en la carencia de un sistema que fije los precios, fundamental para un socialismo próspero y sostenible. La doble moneda impide de-terminar donde se encuentran los subsidios reales, y como ha dicho Raúl, «quién está subsidiando a quién». Los cuentapropistas estarían recibiendo subsidios estatales enormes, aunque ellos creen que es-tán autofinanciándose; de hecho resulta al revés: están comprando a precios subsidiados, intermediando entre las dos monedas, y ad-quiriendo en el mercado negro, donde se venden mercancías por menos de lo que realmente se importan. Estas prácticas limitan la eficiencia, la transparencia, y la apertura. En cuanto a transparencia y progreso político y económico, el avance •resulta contradictorio. Por ejemplo, la apertura de 128 nuevos puntos de Internet reconoce la necesidad de mayor acceso a información y transparencia, para aumentar la eficiencia; pero la reglamentación legal establece estipulaciones en el uso de este servicio referidas a actividades que pueden considerarse dañinas a la seguridad pública, la integridad, la economía, la independencia o la soberanía nacional, lo que sujeta su aplicación a interpretaciones arbitrarias. También sobre la política informática hay señales contradictorias.En la estructura de la propiedad que promueve el nuevo modelo, •no está clara la proporción deseable de los distintos tipos de pro-piedad. Se aprecia como un elemento fundamental en este proceso de cam-•bio el acceso progresivo a Internet y el uso extensivo de las redes sociales. Es necesario diferenciar entre un concepto de cambio que reconoce •el rol legítimo del sector privado en la economía y sociedad cubanas, y una práctica política que aún lo trata cómo mal necesario, reflejo de la llamada «vieja mentalidad». La ley es importante en cuanto a la transparencia, pero sobre todo •para conseguir predictibilidad en el funcionamiento de la economía. No se trata solo de las instituciones y su funcionamiento, sino de las relaciones entre ellas, que se concretan en precios, contratos, etc. El sector no estatal no solo debe concebirse como fuente de em-pleo, sino como componente del patrón de acumulación, y de ge-neración de políticas públicas. El Estado ha sido a la vez regulador y empresario; se ha autorregulado, en función de una cierta estructura de propiedad y control. Ahora tiene que regular al no estatal, como complemento, no como competencia.

Las concepciones sobre el control no se han actualizado. Se requie-•re transformar la mentalidad también sobre la adopción de nuevas maneras de pensar el control social —no solo el económico, conta-ble o financiero. Estas concepciones más o menos actualizadas, que afectan el ritmo de los cambios, se reflejan en el papel asignado a la ley. Este se destaca en el discurso, pero menos en la implementación de las políticas. El proceso legislativo de las reformas resulta injustifi-cadamente lento, al punto de crear la impresión no de la aplicación cautelosa y gradual, sino del estancamiento. Más allá del péndulo «soltar»/«parar», de la dicotomía «gradual»/«choque», se requiere asegurar que el proceso avance mediante un orden normado. En el discurso se ha rebasado la visión de las reformas (el trabajo por cuenta propia, la extensión del sector no estatal) como mal necesa-rio, pero en la práctica sigue existiendo una inercia en los que toman decisiones o son los encargados de implementarlas. Los ejes de la Actualización no se reducen a la extensión del sec-•tor no estatal, también abarcan la transformación radical del estatal, para convertirlo en sector público, no subordinado a las decisiones del momento tomadas por una burocracia gubernamental, sino con autonomía, basada en funciones y atribuciones propias. Esta trans-formación también implica otra forma de control social de ese sec-tor, no solo mediante técnicas contables y administrativas, sino de la participación ciudadana.El proceso de aplicación de las políticas no está terminado, se renue-•va a medida que avanza, de manera que son previsibles sus insufi-ciencias. Este proceso de cambio agudiza la diferencia entre grupos sociales y territorios, y es lógico que se exprese en una lucha social. Se requiere vigilar estos efectos para alimentar las políticas. Los cam-bios tienen que adaptarse a las características de cada territorio, no deben ser una camisa de fuerza que se proponga estandarizar una sociedad que se caracteriza por la creciente diversidad. La cuestión de la disponibilidad de información es clave, y así se ha planteado también en el gobierno, se requiere un rediseño. En necesario me-jorar la capacidad de control popular directo, como en los casos de Holguín y Guantánamo, donde se discuten públicamente los proble-mas y se difunde el debate.Sobre los mecanismos de concertación y aplicación de políticas, uno •de los objetivos es pasar a medios indirectos (fiscales, impositivos). La carga impositiva sobre el sector privado, de hecho, ha sido más blanda de lo que se ha anunciado, lo que se revela en el crecimiento (y en la baja tasa de mortalidad) de los nuevos negocios. Está fo-calizado en la producción de alimentos y agricultura, más que en los servicios (solo taxis, manicuras, etc.); no en los encadenamientos

productivos. Aunque crece la proporción del sector privado en ser-vicios como la venta de flores, el suministro de comida (catering), así como el abastecimiento privado a los hoteles, y el diálogo entre el gobierno y ese nuevo sector.En cuanto al control y la gradualidad, es necesario considerar que •los decisores también están aprendiendo. La academia no tiene res-puestas para todo, hay problemas sociales y políticos. Por ejemplo, se requiere crear vida social y condiciones culturales en las montañas, para evitar la emigración a las ciudades (no solo agua y luz). Se trata de fomentar una clase media, capaz de crear demanda doméstica. La lentitud no siempre responde a resistencia a los cambios de un •sector opuesto, desidia o decisión, también hay otros factores influ-yentes, como la falta de recursos y medios necesarios, de legislación y la incertidumbre. La capacidad de respuesta y de absorción de im-pactos negativos no puede acelerarse más allá de cierto punto. La noción de «soltar» requiere que los niveles territoriales y locales •reemplacen con su actividad el papel subsidiador del Estado y el go-bierno central, lo que requiere el despliegue de esa capacidad, no se establece por decreto.Más allá del papel de los territorios, no debe perderse de vista las •prioridades económicas estratégicas actuales, vitales para el funcio-namiento de la economía: generación de exportaciones, de alimen-tos y de cadenas productivas internas no dependientes del Estado.La clave para salir adelante consiste en que el sector cooperativo re-•emplace una parte del estatal, y deje atrás las malas prácticas. Pero esto no ocurre de manera automática. De hecho, el nuevo sector no estatal a veces hereda hábitos del estatal, como son el despilfarro de recursos, prácticas dañinas al medio ambiente, etc. No basta con financiamiento y nueva legislación, sino incentivos para funcionar sobre la base de autosostenibilidad, y políticas que monitoreen a ese nuevo sector, para asegurarse de sus buenas prácticas.El papel de las cooperativas no se debe limitar a ocupar el espacio •del sector público, sino también a complementarlo, y reforzar su buen funcionamiento. Sigue habiendo resistencia entre las empre-sas para contratar a cuentapropistas. Esto se relaciona con la falta de legislación, que trata al sector privado como individuos, no como pequeñas empresas.De las 136 cooperativas de nuevo tipo recientemente aprobadas, la •mayoría son comercializadoras de productos agrícolas, de materia-les de construcción, de reciclaje, de transporte. No hay cooperativas de manufacturas. El impuesto progresivo sobre el empleo de fuerza de trabajo se cal-•cula sobre la base del salario promedio estatal, que es muy bajo, de

manera que en la práctica no es tan grande. El problema de los im-puestos es más complejo, y la visión predominante es que resultan altos, pero en la realidad no es un gravamen tan importante. La legis-lación se ha ido ajustando favorablemente a estimular a este sector.Se requiere enfatizar la importancia del reordenamiento en el sec-•tor estatal, no solo el privado. Aunque se habla más del sector no estatal, el destino del gran sector estatal será clave en el éxito de la Actualización. El gran desafío del socialismo sostenible consiste en la capacidad de la política para socializarlo, y para transformar el sector estatal en sector público, caracterizado no solo por su ordenamiento jurídico autónomo, sino por la participación ciudadana en su con-trol, más allá de las grandes asambleas y el debate de los proyectos de ley.

III. Los actores sociales en la transición

Demografía del cambio socialLos indicadores demográficos transitan en paralelo con los del de-

sarrollo social. Entre los que recogen la situación actual, los principales son las muy bajas tasas de natalidad y mortalidad, y el saldo migratorio externo. Su efecto combinado ha dado lugar en varios años recientes a un decrecimiento absoluto de la población, que ha envejecido. A dife-rencia de otros países subdesarrollados, estos indicadores resultan más bien homogéneos para las diferentes regiones de la Isla.

El resultado ha sido que Cuba concluyó su transición demográfica —proceso ocurrido en los países del Norte a lo largo de doscientos años, en paralelo con el desarrollo socioeconómico—, en un período de ochenta años, sin una acumulación económica paralela.

Desde 1978, las mujeres cubanas dejaron de reproducirse a sí mis-mas. Actualmente, solo tienen 0,86 hijas hembras, lo que no garantiza la reposición de la población. Los factores influyentes son: 1) desde antes de 1959 Cuba estaba por debajo de la tasa de natalidad promedio en la región; 2) la mayor participación de las mujeres en la vida laboral y so-cial en general; 3) el mayor nivel educacional de las mujeres. Otro factor incidente es la escasez de viviendas.

En el envejecimiento (más de 18% sobre 60 años) influye, además, la menor tasa de mortalidad y la mayor esperanza de vida al nacer (78,6 en total; 76 para hombres, 80 para mujeres).

Nueve de las quince provincias emiten migrantes internos, sobre todo las orientales hacia la capital. Aunque la tendencia creciente a la emigración externa empieza en 1930, se agudiza en 1959, y hoy ascien-de a 33 000-35 000 anuales. Su composición, causas y destino se han diversificado. Las redes familiares tienen un papel decisivo. La presencia de jóvenes ha crecido, así como de mujeres (50%), lo que incide en la dinámica poblacional baja.

La proporción de mayores de 60 y menores de 18 en el total de la

población son muy similares. Así, las condiciones para el remplazo de la fuerza laboral disminuyen. La edad promedio es de 38 (hombres) y 39,4 (mujeres). Las provincias más envejecidas son La Habana, Sancti Spíritus y Villa Clara; las menos, Holguín y Guantánamo.

Cuba no alcanzará los doce millones de habitantes. Su situación de-mográfica es la de un país desarrollado, con el nivel socioeconómico de un país en vías de desarrollo. Esta situación se pronosticó por los demó-grafos desde los 80, sin que se tomara conciencia ni medidas por parte de las instituciones de gobierno.

En cuanto a la familia, se está produciendo una reducción del tama-ño (3,4 personas por núcleo). El envejecimiento incide en una mayor demanda de atención a personas mayores, lo que impacta en el retiro temprano de la actividad laboral de las mujeres, dado el déficit en este servicio.

La pérdida de población, sobre todo en las provincias orientales, por el flujo migratorio interno, debe ser objeto de una política particular.

Grupos sociales: percepciones y dinámicas

PercepcionesEl estudio de cuatro grupos sociales (obreros, intelectuales, cuenta-

propistas y dirigentes) revela expresión de identidades sociales diferen-ciadas.

Se define a los dirigentes por su acceso a recursos, medios de poder, que les permiten mejores condiciones de vida. La percepción preva-leciente caracteriza como dirigentes solo a los de nivel más alto en las estructuras gubernamentales, políticas y militares, no a los de niveles intermedios y bajos (aunque se clasifiquen así por su categoría laboral). Se considera que la principal desventaja de los dirigentes consiste en ser blanco de la mirada de los otros, y la posibilidad de perder su estatus en cualquier momento.

El grupo más diverso es el de los intelectuales: académicos, científi-cos, artistas y otros profesionales. Su prominencia social se atribuye a su imagen, a su cultura y educación, no a su poder económico.

Los cuentapropistas se definen esencialmente por su condición labo-ral independiente, ser creativos, eficientes, pero también vulgares y con poca cultura.

Los obreros se caracterizan por su no acceso a los otros grupos, por razones de edad, nivel educacional o capacitación y por sus condiciones de vida con grandes necesidades, razón por la cual no resulta un grupo

al que se desea pertenecer.De todos, el menos apreciado es el cuentapropista. Se le percibe con

bajo nivel educacional, y tendencia a una conducta arrogante, derivada de su ingreso más alto.

Se empareja a los dirigentes y los intelectuales, por el rasgo común de no producir cosas útiles; por oposición a los obreros y cuentapropis-tas, que se la pasan trabajando.

Los dirigentes aprecian en los intelectuales la capacidad para identi-ficar y entender problemas, pero les atribuyen una tendencia a ser con-flictivos y no prestarse fácilmente al diálogo.

Los intelectuales perciben a los dirigentes como capaces de dialogar, pero no siempre dispuestos a hacerlo. Dirigentes e intelectuales perci-ben a los cuentapropistas como «obreros con dinero», y aprecian como su única ventaja el nivel económico más alto.

Dinámicas de los gruposLas principales variables que determinan la homogeneidad y la iden-

tidad de los cuatro grupos se relacionan con su acceso al poder político y económico. Internamente, cada uno se diferencia por estratos jerár-quicos. Según el estereotipo establecido, la escala jerárquica sería: di-rigentes, cuentapropistas, intelectuales y obreros; sin embargo, tenien-do en cuenta el acceso al poder, pertenencia al sector estatal, mixto o privado, quedarían arriba los dirigentes altos (ministerios, organismos políticos, jefes militares), cuentapropistas con negocios más lucrativos, obreros que trabajan para el turismo e intelectuales de más prestigio.

Según el estudio realizado, todos los grupos ofrecen una visión pre-sentista e incertidumbre sobre el futuro, con proyectos débilmente es-tructurados, y no se identifican líderes en ningún grupo (no solo con poder, sino con autoridad), falta de autoapreciación en capacidad de acción ciudadana e influencia en la transformación de la sociedad.

La iniciativa sobre los cambios se coloca en el Estado. Se reconoce la existencia de espacios para expresar opinión, pero en torno a agendas que se definen casi siempre desde arriba. Se aprecia la apertura al deba-te, pero establecido desde arriba, por una dirigencia en su mayor parte no apta para producir cambios.

A pesar de que tanto desde el discurso político como desde percep-ciones sociales, se deposita en los cuentapropistas cierta perspectiva de desarrollo económico; se pasa por alto la alta heterogeneidad que se está produciendo en este grupo; nuevos modos de relación intragrupa-les diferenciados básicamente por el rol de jefe (dueño) y subordinado; acríticas relaciones de explotación y , en su mayoría, falta de responsa-bilidad y compromiso social.

El sector trabajoAntes de la crisis del Período especial, el Estado era el mayor emplea-

dor y técnicamente existía pleno empleo, aunque con un nivel aprecia-ble de subempleo. Como consecuencia de la crisis y de las políticas para enfrentarla, ocurrieron transformaciones económicas que impactaron fuertemente en la estructura socioclasista. Los cambios demográficos han reducido la población económicamente activa (PEA). Dentro de veinte años, solo la tercera parte de la población formará parte de esa PEA. La estructura social en transición, quedará configurada según que-de conformado el sistema económico.

La situación laboral se caracteriza por la multiespacialidad económi-ca, determinada por la coexistencia de espacios económico-laborales bien diferenciados atendiendo a la forma de propiedad o de gestión, tecnologías, salarios y condiciones de trabajo.

En el sector no estatal agrícola, coexisten cooperativas de distinto tipo, entre ellas las Unidades Básicas de Producción Cooperativa ( UBPC), formadas por antiguos obreros agrícolas convertidos en usufructuarios gratuitos de la tierra y dueños de medios de producción, y los pequeños agricultores. Esta fuerza laboral a veces no encuentra relevo; a menudo las mujeres tienen que hacerse cargo.

En el sector estatal, se identifica un segmento «tradicional» (con re-cursos escasos) y otro «reanimado» (con recursos en divisas).

En el mixto, la inversión extranjera crea condiciones salariales y de trabajo diferenciadas.

Finalmente, se encuentra la economía sumergida, sobre la cual no existen estadísticas. Tampoco hay datos en el caso de determinados grupos, como el de los jornaleros temporales en la agricultura, cuya pre-sencia en la producción privada es considerable.

La presencia de tipos de modalidad (estatal y mixta) en un mismo sector, hace que empresas dedicadas a lo mismo (por ejemplo, el ní-quel) funcionen con tecnologías, salarios y condiciones de trabajo muy distintas.

El proceso se caracteriza por la emergencia de nuevos actores socio-ocupacionales, con grandes diferencias internas. Los cuentapropistas son un grupo heterogéneo, que incluye los siguientes estratos: 1) sobre-vivencia (vendedores de maní, empleados domésticos), 2) trabajadores autónomos, 3) pequeños empresarios (con la presencia de patronos y asalariados).

Han aumentado los trabajadores por cuenta propia, pero sobre todo vinculados a servicios, no a industria. Este fenómeno corresponde con la tendencia a la terciarización de la economía cubana en torno al eje del turismo, ampliación de servicios educacionales y de salud.

La restructuración de las grandes empresas estatales en torno a nue-

vos ejes (ej. Azcuba y la unión de empresas biotecnológicas y farmacéu-ticas) impacta sobre el ordenamiento de la fuerza de trabajo.

Una política central de la Actualización ha sido la separación entre funciones estatales y empresariales de manera que los ministerios dejen de tener funciones administrativas, sino solo de control.

El control adolece de no estar integrado orgánicamente a la activi-dad empresarial, se ejerce desde fuera, mediante mecanismos ajenos a su funcionamiento. Esté énfasis impuesto desde fuera, tiende a darle más relieve al control que a la propia actividad productiva empresarial.

Género en el cambio social y económicoLas mujeres se hallan mayoritariamente empleadas en el sector es-

tatal. Son 66% de la fuerza de trabajo calificada; la mayoría en sector de servicios (educación, salud, servicios profesionales, finanzas, seguros); más de 70% del sector jurídico (jueces, fiscales).

La ampliación del sector no estatal y la reducción del sector estatal administrativo y de servicios, debe afectar a las mujeres. Sin embargo, hasta ahora la mayoría de la reducción de empleo estatal ha incidido más entre los hombres. Del total de trabajadores estatales que han sido declarados «disponibles», 33% son mujeres.

Lo que ha protegido a las mujeres ha sido su nivel educacional y pro-fesional. Por cada hombre en actividad profesional, hay cuatro mujeres. Pero ellos son mayoría en el sector primario y secundario, donde más se ha fomentado el trabajo por cuenta propia. La presencia femenina en este sector tiende a ocurrir en roles que reproducen el trabajo domés-tico. La mayoría de las ocupaciones por cuenta propia legalizadas no se avienen al perfil y la formación profesional de las mujeres ni exigen un nivel de conocimiento.

La mayoría de las trabajadoras por cuenta propia (TCP), además del negocio de los paladares y venta de alimentos, se ocupan en el sector de «casas particulares» (rentas de habitaciones). Pero solo 29% de las TCP son mujeres (2012). La protección de la seguridad social a las mu-jeres en este sector incluye el derecho a la licencia de maternidad, así como la acreditación de esta actividad en el conteo de su tiempo para jubilación.

Las mujeres con título de usufructo de tierra son una minoría (12%), estas incluyen a aquellas que lo poseen para incrementar la extensión de tierra disponible en usufructo de sus esposos. Aunque en muchos casos no cultivan la tierra, organizan y dirigen el proceso productivo.

Nada de esto disminuye la doble carga de trabajo femenino, en la actividad laboral y en el hogar. La demanda de servicios de atención a personas mayores presiona especialmente sobre la permanencia de es-

tas en el trabajo. El TPC debería incluir microempresas que, con formato de cooperativas, pudieran suministrar estos servicios.

El impacto de los cambios sobre la familia es fundamental. Con la ampliación del TCP, las familias pasan de unidades de consumo a pro-ductivas.

A pesar de la sobrecarga a que se ven sometidas las mujeres y su subrepresentación en los niveles más altos de dirección, el número de mujeres dirigentes se ha incrementado. (La proporción actual de muje-res en la categoría de dirigentes es del46%.)

Debate: diferenciación, políticas hacia la emigración y hacia los nuevos actores sociales

El discurso político y social debería asumir la emergencia de grupos •o clases sociales diferentes, como un rasgo permanente del nuevo modelo. En cuanto a la movilidad social, la educación dejó de tener el papel •que jugaba en la promoción social, como resultado de la crisis: inver-sión de la pirámide, migración de trabajadores calificados a empleos mejor remunerados (empleados de turismo, taxistas). En el caso de los dirigentes cubanos, estos no suelen migrar a car-•gos en sector no estatal, sino en empresas mixtas. Este paso les hace cambiar de actitud respecto a la necesidad de legislar a favor de los cambios. Este proceso incide en la restratificación social y el consen-so político.La nueva situación demográfica plantearía la necesidad de una re-•formulación política sobre el status jurídico de los cubanos emigra-dos, que les permitiera reintegrarse y participar en los cambios eco-nómicos.Aunque los documentos y el discurso de la Actualización enfatizan la •importancia del modelo cooperativo, lo que está ocurriendo es que crecen más los negocios privados (incluso el esquema de emplea-dos que trabajan para un dueño) que las cooperativas (autorizadas fuera del sector agrícola, y aún de forma experimental, mucho des-pués que el TCP). Este proceso incide en la formación de una nueva clase de trabajadores asalariados, que no son empleados públicos, y genera nuevas relaciones sociales. En el Período especial, paradóji-camente, crecieron en términos relativos los trabajadores adminis-trativos.La nueva situación demográfica plantearía la posibilidad de cierta •forma de inmigración laboral, que importara fuerza de trabajo defi-

citaria en determinados sectores.Una medida clave para fomentar el desarrollo, y una necesidad para •prever políticas que compensen la creciente brecha de desigualdad, es poder contar con un retrato preciso sobre la concentración del ingreso, y la brecha entre los percentiles más altos y más bajos. Estos datos se mantienen clasificados.La política declarada hacia una mayor descentralización está acom-•pañada, sin embargo, de un proceso paralelo de reconcentración, sobre todo en el sector empresarial estatal, donde surgen nuevos conglomerados, que contradicen el concepto básico, la eficacia del control abajo arriba, la toma de decisiones colectiva y la participa-ción de los trabajadores, que acompañan el principio de la descen-tralización.En ausencia de una ley que regule la actividad privada (sustituida •hasta ahora por un decreto que lista las ocupaciones y los perfiles laborales permitidos en el sector no estatal), una política que no proteja a los cuentapropistas más débiles (cuya tasa de mortalidad es alta) en la competencia con los más fuertes (empresarios) puede facilitar condiciones cuasi-oligopólicas, donde los fuertes controlan el mercado, la oferta y los precios. En términos comparativos, la dirigencia estatal y política de la etapa •de la Actualización ya abarca a cuadros con mayor nivel educacional, a más mujeres, jóvenes y negros —aunque todavía no en la repre-sentación adecuada.Si se midiera la presencia de la clase media en Cuba en términos de •nivel educacional, perfil ocupacional, propiedad de la vivienda, ca-pacidad de generar proyectos autónomos, resultaría alta, y conver-gente con la tendencia que puede verse en otros países de la región —aunque deficitaria en niveles de ingreso y consumo.Estadísticas incompletas o deficientes pueden no estar reflejando el •comportamiento real de la economía. Por ejemplo, el ingreso por turista no recoge lo que este consume en espacios no estatales, sino solo en hoteles; las cifras de la producción agrícola en el sector no estatal también resultan dudosas, pues el supuesto descenso recien-te (8%) no se aprecia en el nivel de suministro a las redes urbanas de comercio minorista.La problemática generacional se plantea sobre todo en los grupos •de dirigentes e intelectuales —no así en el resto. En ambos grupos, la cuestión se expresa en la disposición de los viejos a compartir con los más jóvenes el espacio de poder alcanzado. La preocupación común de todos los grupos sociales es la situación •material (ingreso, consumo, vivienda, etc.), y en segundo lugar, los problemas del sistema político. En todos se expresa la inquietud

sobre el predominio de la lógica de tener, por encima de la de los valores.

IV. La Actualización en las relaciones

internacionales

La política exteriorSin dejar de proyectar su condición antihegemónica, la política exte-

rior cubana de la Actualización le habría dado mayor peso relativo a la problemática económica que a los temas políticos consagrados, que no se abandonan, pero reciben un énfasis más matizado. Cuba refuerza sus relaciones con aliados y contrapartes económicas, y tiende a priorizar la cooperación por encima de los temas divisivos en la arena internacio-nal.

Las tres áreas prioritarias son: 1) América Latina y el Caribe. Mientras que la variable Venezuela se torna incierta (aunque sigue manteniendo un peso significativo), la relación con Brasil adquiere una dinámica nue-va, por la importancia estratégica del proyecto del puerto de Mariel, en el contexto regional (Cuenca del Caribe), hemisférico (Estados Unidos) y global (Asia-Pacífico); 2) las relaciones con China, y con otros socios his-tóricos, como Rusia, Angola, Argelia, se revalorizan; 3) las relaciones con aliados de los Estados Unidos, como Canadá y la Unión Europea (UE), conocen un momento de estabilidad y realismo, que prevalece sobre las diferencias ideológicas.

Las relaciones con los Estados Unidos se proyectan en torno a tres temas en el corto plazo: 1) Alan Gross y los Cinco, 2) la ampliación de las licencias para visitar Cuba de parte de ciudadanos norteamericanos, 3) la posible exclusión de la Isla de la lista de Estados terroristas. Cuba ha atemperado su discurso antiimperialista, reducido las referencias al bloqueo, y reiterado su disposición al diálogo.

Las relaciones económicasEn el pasado, los requerimientos de las relaciones exteriores condi-

cionaron cambios internos. La integración al CAME condujo a la trans-formación del modelo económico (1970). En la estrategia de la Actua-

lización, la integración internacional debería servir para consolidar el modelo interno adoptado.

Resulta necesario, no solo hacer que crezca la productividad sino que se produzca una transformación productiva. Una función de producción sin rendimientos crecientes puede provocar que exportemos más pero terminar paradójicamente mucho peor al insertarse en los flujos comer-ciales internacionales que estando fuera de ellos. En la actualidad, las relaciones económicas internacionales de Cuba siguen tendiendo a la concentración del comercio. Se exporta 80% a seis países, y se importa de cuatro proveedores 63% del total. Se requiere insertarse en las ca-denas de valor, pero también acercar a los productores nacionales al mercado internacional, eliminando intermediarios.

En el espacio multilateral, se plantea el argumento de que Cuba no debería incorporarse al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Ban-co Mundial (BM) en la presente circunstancia. Los requisitos para ese ingreso afectarían el consenso social y político interno. En general, las concesiones a mecanismos multilaterales o regionales de integración y cooperación no serían esperables. Algunos enfoques, sin embargo, ar-gumentan y aconsejan lo contrario.

Contexto económico internacional y política cubana: visión alternativa.

Cuba goza hoy de un entorno internacional menos hostil y cargado de desconfianza hacia la circunstancia de la Isla que nunca antes en me-dio siglo.

Sin embargo, esto no debe ser motivo para desacelerar los cambios. El concepto de «sin prisa, pero sin pausa» no debe traducirse en un me-nor proceso de cambio e inserción en la economía internacional a nivel global, pues la situación sigue marcada por la urgencia.

El discurso gubernamental reconoce la necesidad de más inversión, más tecnología, más capital; pero al mismo tiempo, el acompañamiento legislativo y las decisiones se demoran. Los proyectos aprobados (mari-nas, puertos) son escasos y tienen periodos de maduración dilatados.

En ausencia de éxito en la prospección petrolera, la seguridad ener-gética sigue asociada a la variable de Venezuela y a la continuidad de su proceso bolivariano. Este factor puede estar sujeto a cambios en el mediano plazo.

En las relaciones con los Estados Unidos se advierte una mayor pers-pectiva de cambio. En el corto plazo, lo más importante son las reme-sas y la ampliación de las visitas, con un efecto no despreciable para la economía cubana. Esta relaciones tienen tangencia con otros temas regionales, en particular: 1) la expectativa de que la presidenta de Brasil

inaugure el puerto de Mariel en enero de 2014; 2) el acuerdo de paz en Colombia, donde Cuba ha desempeñado un papel como mediador, reconocido por el gobierno colombiano, 3) la Cumbre de las Américas, prevista para un año después, crea una expectativa temporal definida para poner a prueba la voluntad de cambio político hacia la Isla, en un contexto regional que lo favorece de manera unánime.

De hecho, los cambios económicos, sociales y políticos contenidos en el proceso de la Actualización, los que se han puesto en práctica y los que se proyectan, en particular la extensión del sector privado y el mercado, habrían despertado una reacción norteamericana favorable en el caso de cualquier país de América Latina —lo que no ha ocurrido hasta ahora en el caso de Cuba.

Las relaciones con EuropaLa nueva ley migratoria crea un nuevo marco, y establece un espacio

para la emigración circular, un flujo de personas que entran y salen, que se constituye como un actor nuevo en las relaciones internacionales y en el desarrollo del país. Este factor emergente demandaría políticas y normas destinadas a facilitar su inserción orgánica en el modelo de de-sarrollo que surge del proceso de la Actualización —como ocurre con la emigración china y vietnamita.

La Unión Europea ha mantenido en los últimos diecisiete años una política poco exitosa hacia Cuba, llamada Posición Común. Sin embar-go, hay elementos de cambio en las relaciones bilaterales: 1) El gobier-no de Raúl Castro ha evitado que se repitan incidentes como el de las avionetas (1996) y el encarcelamiento de grupos disidentes (2003); las restricciones para viajar a todos los ciudadanos (incluidos los disidentes) se han levantado, así como el acceso a los blogs calificados como anti-gubernamentales, 3) para algunos nórdicos y los exsocialistas de Europa del Este, el tema de derechos humanos/democracia sigue teniendo un peso simbólico doméstico, que afecta las relaciones con la Isla —al mar-gen del poco conocimiento que poseen sobre la realidad cubana o de la escasa significación de Cuba en sus intereses nacionales.

De hecho, los factores apuntados arriba han tenido un efecto centrí-fugo sobre la Posición Común, fragmentándola en relaciones bilatera-les, y convirtiéndola en letra muerta.

La posición de Cuba en el contexto regional, muy especialmente la reciente presidencia de CELAC, refuerza su estatus internacional, y a la larga repercute sobre las relaciones con la Unión Europea, cuya presen-cia en la región se encuentra en su punto más bajo —lo que demandaría un mejoramiento de relaciones, también con Cuba.

Debate: las relaciones internacionales al servicio del nuevo modelo

La inhibición que se deriva de la política de la UE resulta contrapro-•ducente, en la medida en que le impide innovar, y desarrollar una relación más estrecha e influyente sobre el curso de la política cu-bana.La inserción internacional de Cuba requiere un enfoque global y re-•gional, que excluya la dependencia de un solo país, diversifique el riesgo, las relaciones comerciales y las inversiones. La diplomacia ha tenido un peso específico más alto en las relaciones •exteriores cubanas de la posguerra fría, en la medida en que el país perdió otros recursos de proyección internacional, como su alianza con la URSS y su presencia militar en otras regiones. La profesionali-dad del servicio exterior cubano ha contribuido a reforzar la calidad de esta actividad diplomática, su papel en la reinserción internacio-nal, y en la búsqueda de nuevas fuentes de desarrollo. En la lógica de la Actualización, ese servicio exterior debe elevar su dominio de los problemas económicos, y estar al tanto de las transformaciones en la sociedad cubana, su cultura y pensamiento actuales. El papel de la diplomacia militar también ha elevado su perfil en •esta etapa, muy particularmente en las relaciones con los Estados Unidos, mediante la cooperación entre servicios de guardacostas (migración ordenada y lucha contra el tráfico de drogas), y entre las tropas desplegadas a ambos lados del perímetro de la base naval de Guantánamo. La profesionalidad y prestigio de las Fuerzas Arma-das Revolucionarias (FAR) plantea la posibilidad de su participación eventual en determinadas misiones, como las operaciones de man-tenimiento de la paz, dentro del marco de la política cubana en los organismos multilaterales inclusive Naciones Unidas. Depende de la política cubana que las remesas provenientes del ex-•terior —convertidas hoy en recursos capitalizables y financiamiento para la compra de viviendas— dejen de asumirse como una activi-dad informal, y pasen a formar parte de los medios e ingresos que se cuantifican y orientan hacia el desarrollo económico y social del país.La colaboración científica en la protección de especies migratorias •(aves y peces) es un espacio de colaboración potencial que debería sistematizarse.Cuba no debería esperar al levantamiento del bloqueo para diseñar •un paquete de políticas que aprovechen el creciente flujo de visitas de cubanos residentes en otros países, incluidos los Estados Unidos. Estos servicios deberían crear condiciones de transporte más fluidas

(la llamada «guagua aérea»), con horarios y frecuencias adecuadas, que permitieran aprovecharlas de manera más amplia. La asisten-cia médica, la participación en eventos culturales y deportivos, la educación superior, y otros servicios deberían ofrecerse a estos resi-dentes en el exterior, y crear condiciones de recepción y transporte favorables en los aeropuertos de la Isla.

Participantes

Mayda Álvarez Suárez Doctora en Ciencias Psicológicas e Investigadora Titular. Dirige el

Centro de Estudios de la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas. Investiga sobre mujer, familia y relaciones de género en la sociedad cu-bana. Ha publicado numerosos artículos en reconocidas revistas cuba-nas y extranjeras, ha sido autora principal de varios libros y ponente en numerosos eventos nacionales e internacionales.

Carlos AlzugarayEnsayista, diplomático, profesor en el Instituto Superior de Relacio-

nes Internacionales (ISRI) y la Universidad de La Habana. Ha publicado numerosos artículos sobre relaciones internacionales, política exterior de Cuba, EEUU y Europa, seguridad internacional, e historia de las rela-ciones EEUU-Cuba. Investiga actualmente sobre historia y teoría de la integración regional desde una perspectiva comparada.

Juan Carlos Campos CarreraLicenciado en Sociología, Universidad de La Habana, 1980. Máster

en Dirección y Gestión Pública Local, Universidad Internacional Menén-dez Pelayo, España, 2007. Subdirector Científico del Centro de Investi-gaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) e investigador del Grupo de Estudios Sociales del Trabajo (GEST). Profesor Auxiliar de la Universidad de La Habana. Temas de investigación: relaciones sociales en el trabajo, competencias laborales, promoción de empleo y desarrollo económico local.

Sonia Catasús CerveraProfesora Catedrática e Investigadora del Centro de Estudios Demo-

gráficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana. Se especializa en po-blación y desarrollo, género y desarrollo local, educación en población y desarrollo sostenible, turismo, políticas públicas. Entre sus libros está La nupcialidad en Cuba. Características y evolución en el contexto de la con-clusión de la transición demográfica (2010)

Jorge I. DomínguezProfesor de Ciencias políticas en la Universidad de Harvard. Entre

sus publicaciones recientes están Cuban Economic and Social Develop-ment: Policy Reforms and Challenges in the 21st Century, co-ed. O. E. Pérez, M. Espina, and L. Barberia (Harvard University David Rockefeller Center for Latin American Studies, 2012); Debating U.S.-Cuban Relations: Shall We Play Ball, co-ed. R. Hernández and L. Barberia (Routledge, 2011); La política exterior de Cuba (1962-2009) (Editorial Colibrí, 2009); Cuba hoy: Analizando su pasado, imaginando su futuro (Editorial Colibrí, 2006).

Richard FeinbergProfesor de economía política en la Universidad de California, San

Diego. Investigador titular no residente en la Brookings Institution. Ha ocupado cargos en el Equipo de Planificación Política del Departamen-to del Estado, Estados Unidos, y fue Asistente especial del presidente Bill Clinton, y Director General de la Oficina de Asuntos Inter-Americanos en el Consejo de Seguridad Nacional. Ha escrito más de doscientos textos y libros, incluyendo including Reaching Out: Cuba’s New Economy and the International Response (Brookings),

Tania García LorenzoDoctora en Ciencias Económicas e investigadora del Instituto Cuba-

no de Investigación Cultural Juan Marinello. Vicepresidenta de la Cáte-dra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. Investiga so-bre relaciones económicas internacionales, en especial la integración de la circunvalación del Caribe y las dimensiones económicas de la cultura. Entre sus publicaciones: Las relaciones interamericanas: continuidades y cambios (con L. Suárez, CLACSO, 2008).

Rafael Hernández

Politólogo, investigador, profesor. Ha publicado sobre política, histo-ria, cultura y sociedad civil cubanas, política norteamericana, relaciones interamericanas, seguridad internacional, migración. Entre sus libros se hallan Mirar a Cuba. Ensayos sobre cultura y sociedad civil (2001), Otra guerra. Estudios sobre estrategia y seguridad internacional (2000), The His-tory of Havana (con D. Cluster, 2006), y las compilaciones Sin urna de cris-tal. Pensamiento social y cultura en Cuba hoy (2003), Debating U.S.-Cuban relations (con J. Dominguez y L. Barberia, 2011). Dirige Temas, revista cu-bana de ciencias sociales y estudios culturales.

Bert HoffmanDoctor en Ciencias políticas. Ha sido profesor en la Universidad Libre

de Berlín. Investigador y director del Instituto de Estudios Latinoameri-canos en el German Institute of Global and Area Studies (GIGA), Ham-burgo, Alemania. Su publicación más reciente es «A Survivor’s Tale: Cri-sis and Transformation of Cuban Socialism» (Rosa-Luxemburg-Stiftung Vietnam (ed.), Alternative Left Theories. Comparing Experiences from four Continents - Reviewing the Cases of Viet Nam, Algeria, Mozambique and Cuba, Hanoi: RLS Vietnam, 2013).

Emily MorrisDoctora en Economía. Investigadora Asociada en el Institute of the

Americas de la University College of London (UCLIA). Se especializa en economías de América Latina y el Caribe. Ha estudiado las políticas y resultados de la economía cubana durante más de veinte años, para su tesis doctoral y como analista del Economist Intelligence Unit. Prepara un libro sobre el tema.

Daybel Pañellas ÁlvarezDoctora en Psicología social. Profesora de la Facultad de Psicología,

Universidad de La Habana. Investiga sobre heterogeneidad y estructura social en Cuba. Entre sus últimas publicaciones se encuentran los ensayos «¿Será posible el cambio de mentalidades?» (Temas 73, 2013); «Dinamiza-ción de las relaciones sociales en Cuba» (Alternativas Cubanas en Psicolo-gía, #4, 2013); «Heterogeneidad y homogeneidad social. Redes sociales de cuentapropistas habaneros» (Alternativas Cubanas en Psicología, #4, 2013, coautora); «Grupos e identidades en la estructura social cubana» (Temas 71, 2012).

Philip Peters

Veterano analista sobre temas cubanos y las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Es Presidente del Centro de Estudios sobre Cuba en Alejandria, Virginia. Ha publicado numerosas investigaciones sobre la economía cubana, incluyendo Cuba´s Entrepreneurs: Foundation of the New Private Sector (2012), A Viewer´s Guide to Cuba´s Economic Reform (2012) y Migration Policy Reform: Cuba Gets Started, U.S. Should Follow (2012).

Camila Piñeiro HarneckerProfesora e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cu-

bana de la Universidad de La Habana. Máster de la Universidad de Ber-keley, EEUU, 2006, con tesis sobre un estudio empírico de cooperativas en Venezuela. Trabaja sobre organizaciones económicas alternativas, en particular la autogestión empresarial y planificación democrática. Es compiladora y autora del libro Cooperativas y Socialismo: Una mirada desde Cuba (Caminos, 2011). Ha sido consultora del Consejo de Adminis-tración de Ciudad de La Habana, del Ministerio de la Industria Ligera y de la Oficina del Historiador de La Habana para la cooperativización.

Jorge Mario Sánchez EgozcueProfesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cu-

bana de la Universidad de La Habana (CEEC). Sus investigaciones se centran en temas de política exterior y desarrollo económico. Máster de Economía Internacional de la Universidad de Carleton, Canadá. Doctor en Economía de la Universidad de La Habana. Sus trabajos han sido pu-blicados en distintas revistas y antologías.

Rainer SchultzHistoriador. Investiga para el Programa de Estudios Cubanos del Cen-

tro David Rockefeller de la Universidad de Harvard. Su trabajo de doc-torado se enfoca en la historia de la educación en Cuba. Ha publicado sobre cooperativas y socialismo en Cuba (2012), las transformaciones en el sistema educativo cubano (2011) y la nueva política económica en Cuba (2008), en alemán, ingles y español.

Julia SweigInvestigadora titular y directora de Estudios Latinoamericanos en el

Council on Foreign Relations. Especialista de América Latina y de política exterior norteamericana para la región. Integra la junta editorial de Fo-

reign Affairs en Español. Autora de Inside the Cuban Revolution: Fidel Cas-tro and the Urban Underground (Harvard University Press, 2002), Cuba: What Everyone Needs to Know (Oxford University Press, 2009, 2013).

El Taller en imágenes

Daybel Pañellas en panel sobre Actores sociales.

Carlos Alzugaray modera panel sobre Dinámicas políticas.

Phil Peters y Richard Feinberg vistos desde La Habana.

De derecha a izquierda: Jorge Mario Sánchez, Julia Sweig, Bert Hoffman, Juan Carlos Campos, Mayda Álvarez, Sonia Catasús, Tania García, Philip Peters, Michael Shifter (director de Diálogo Interamericano), Jorge I. Domínguez, Carlos Alzugaray.

Juan Carlos Campos, Mayda Álvarez, Sonia Catasús, Tania García, Daybel Pañellas.

Jorge I. Domínguez y Carlos Alzugaray escuchan a Juan Luis Martín.

Juan Carlos Campos, Mayda Álvarez, Sonia Catasús, Tania García, Daybel Pañellas.

Juan Luis Martín en panel sobre Economía y ciencia.

Rafael Hernández en panel sobre Dinámicas políticas

Rafael Hernández, Daybel Pañellas y Juan Luis Martin. Detrás, Alberto González (traductor) y Rafael de la Osa (director de Cubarte).

Philip Peters, Richard Feinberg, Tania García, Mayda Álvarez, Jorge I. Domínguez, Sonia Catasús, Jorge Mario Sánchez, Carlos Alzugaray, Juan Carlos Campos, Bert Hoffman.

Este libro electrónico fue realizado

con Adobe InDesign CS3 y Calibre 9.34. Ediciones Temas

La Habana, diciembre de 2013