copia de marconi ma100

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Page 1: Copia de marconi ma100

LA BIOGRAFÍA SECRETA DEL PADRE DE LA RADIO

¿RECIBIÓ 1%".1EZIDINTI SEÑALES DE MARTE?

MARCONI ES CONOCIDO INTERNACIONALMENTE

POR HABER LOGRADO DESARROLLAR LA

PRIMERA "TELEGRAFÍA SIN HILOS" Y HABER

SENTADO LAS BASES DEL MODERNO SISTEMA DE

RADIOCOMUNICACIONES. SIN EMBARGO, LO QUE

POCOS SABEN ES QUE, EN EL CENIT DE SU FAMA,

ASEGURÓ HABER DETECTADO SEÑALES DE

RADIO PROCEDENTES DE MARTE, ESFORZÁNDOSE

TAMBIÉN EN DESARROLLAR UN

APARATO QUE PERMITIERA TANTO

CAPTAR VOCES DEL PASADO COMO HABLAR

CON LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS.

MANUEL FIGUEROA

UIÉN recuerda hoy • —cuando las proe- zas de la tecnolo- gía han permitido a la NASA anun-

ciar al mundo a bombo y platillo el descubrimiento de posibles huellas de vida fósil en Marte— que los precurso-res de las radiocomunicaciones mo-dernas —Guillermo Marconi y Nikola Tesla— detectaron por radio a princi-pios de siglo lo que no vacilaron en identificar como señales inteligentes procedentes de ese planeta? ¿O que Marconi llegó a declarar al New York Times que, a su juicio, éstas procedí-an de una civilización estelar y que las había captado con una máquina de su invención?

Es más: en nuestros días también son pocos los que están al tanto de la creencia, muy popular en Italia e Ibe-roamérica, según la cual la supuesta

muerte de Marconi, acaecida oficial-mente en 1937, en realidad no fue más que un engaño para encubrir la última etapa de su vida. Esto es, su reclusión voluntaria en una ciudad se-creta situada en algún lugar remoto de las junglas de Venezuela. Reducto oculto en el que Marconi, junto a un grupo de científicos afines, se habría entregado al desarrollo y construcción de platillos voladores movidos por motores antigravitatorios basados en altos potenciales eléctricos estáticos. Dicho de otro modo, se habría dedica-do a la creación de una civilización se-creta supertecnológica —basada en una nueva fuente inacabable de ener-gía— lejos del tumulto de las conspira-ciones de las compañías petrolíferas, potenciando las tecnologías alternati-vas suprimidas en aras de intereses creados.

EL GENIO RECONOCIDO

Pero comencemos por el princi-pio. Guillermo Marconi Jameson na-ció el 25 de Abril de 1874 en la ciu-dad italiana de Bolonia. Hijo de Giu-

RADIO TO STARS, -111ARCONIIHOPE

Inventor Says Waves• of Ether .Aré Eternal and Can Reaá

•Óther Planets.

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LONDON,, Jan. 20.—The Daily Chronl-

cle pulillahea an interview which Barold

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seppe —un rico terrateniente italia-no— y de Annie —una joven irlande-sa—, mostraría desde muy joven au-téntica pasión por la ciencia y la téc-nica, hasta el punto de que con sólo 20 años —en 1894— reprodujo los ex-perimentos de Hertz sobre la propa-gación de las ondas electromagnéti-cas y dos años después, utilizando el aparato de Hertz, la antena de Popov y el cohesor de Branly, lo-graba realizar en Bolonia su primera transmisión cubriendo una distancia de algunos centenares de metros. Poco después, en 1896, patentaba su invento.

A partir de ahí su vida tomó un rit-mo vertiginoso. Al no encontrar apo-yo en Italia, Marconi marchó a Lon-dres, donde el Gobierno británico le ayudó en la financiación de la Wire-less Telegraph and Signal Company, que en 1900 adoptó el nombre de Marconi's Wireless Telegraph Com-pany. En 1901 consiguió establecer la primera comunicación telegráfica inalámbrica entre Europa (Cornwall) y América (Terranova), por lo que final-mente —en 1909— recibió el premio Nobel de Física junto al alemán K. F. Braun.

Desde ese momento, con las ne-cesidades económicas totalmente cubiertas, sus investigaciones adop-taron un carácter cada vez más mis-terioso hasta situarse, hacia el final de su vida, en dominios totalmente alejados de la curiosidad de la opi-nión pública. Fue nombrado presi-dente de la Real Academia de Italia en 1930, y aparentemente, falleció en Roma en 1937.

Y decimos bien: aparentemente. Porque algunos de sus biógrafos di-cen que hasta su muerte trabajó a escondidas en un invento para regis-trar voces del pasado. Según los se-guidores de su obra, el genio estaba obsesionado por escuchar las últi-mas palabras pronunciadas por Je-sús al final de su calvario.

VOCES DE MARTE

Siendo ya mundialmente famoso por sus trabajos en radiocomunica-

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Sobre estas líneas, G. Marconi durante su estancia en Terranova en 1901, acompañado por sus asistentes Kemp y Paget. A la derecha, Marconi con la primera radio trasatlántica, en Londres en 1896. En esa época aún no pensaba en Marte.

ciones, Marconi, respondiendo a una pregunta del New York Times sobre si creía que las ondas del éter eran eternas, de-claraba: "Así lo creo. Si los men-sajes que envié hace 10 años aún no han llegado a las estrellas más próximas, ¿por qué cuando lle-guen habrían de detenerse?". El periódico publicó sus declaraciones en la primera página de su edición del 20 de Enero de 1919.

En esa época, habiéndose ya ga-nado un puesto de honor como pre-cursor de la actual búsqueda de inte-ligencia extraterrestre (SETI), agrega-ba: "La comunicación con inteligen-cias de otras estrellas será posible al-gún día, y en la medida en que los planetas de esas estrellas sean más antiguos que el nuestro, los seres que allí vivan deberían tener más informa-ción, que para nosotros sería de un valor enorme". Marconi reconoció ha-ber recibido fuertes señales desde al-gún lugar de fuera de la Tierra, presu-miblemente "de las estrellas". Pero fue prudente y, anticipándose ya a la crítica de los medios de comunica-ción -que habían llegado incluso a mofarse de su maestro, Nikola Tes-la-, y aún cuando en aquella época jóvenes científicos como Albert Eins-tein habían hecho declaraciones en el sentido de que creían en la posibili-dad de que Marte y otros planetas podían estar habitados, Marconi de-

98

claró que "aún no había pruebas con-cluyentes" de la procedencia de ta-les señales. Poste-riormente, seguro de sí mismo, en el New York Times del 2 de Septiem-bre de 1921 con-firmaba que, es-tando navegando en su yate por el Mediterráneo, ha-bía recibido algu-nas señales extra- ñas que no había

podido descifrar, aunque sospecha-ba que algunas de ellas procedían de Marte.

ELECTRA: UN MISTERIOSO LABORATORIO FLOTANTE

El interés de Marconi por las comu-

DA 203902 C

nicaciones interplanetarias alcanzó su cenit poco después, durante un viaje desde Southampton (Gran Bretaña) a Nueva York. La travesía la realizó entre el 23 de Mayo y el 16 de Junio de 1922, a bordo de su laboratorio flotan-te, el famoso yate Electra, que había comprado después de la Gran Guerra a la Marina Italiana, y en el que, ade-más de otros experimentos, pasó su tiempo poniendo a prueba una máqui-na de recepción y transmisión de se-ñales a través del espacio interestelar. Pero no sabemos cuál fue el resultado del experimento ya que no quiso ha-blar del mismo al llegar a Nueva York ni en el Instituto de Ingenieros de la Radio, ni en el Instituto Americano de Ingenieros Eléctricos.

Años más tarde Marconi habría de extender su interés por las radiocomuni-caciones con las estrellas a las comuni-caciones con otros planos dimensiona-les, intentando construir una máquina tanto para captar voces del pasado co-

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CUENTA LA LEYENDA QUE UNA SERIE DE

CIENTÍFICOS EUROPEOS -98 INCLUYENDO A

LANDINI- SE UNIERON A MARCONI EN

IBEROAMÉRICA PARA CONSTRUIR UNA

CIUDAD EN EL CRÁTER DE UN VOLCÁN

EXTINTO EN LAS JUNGLAS DEL SUR DE

VENEZUELA.

Page 3: Copia de marconi ma100

MUSSOLINI ACOGIÓ CON COMPLACENCIA LA

DEMOSTRACIÓN QUE MARCONI LE HICIERA

DE SUS RAYOS PARALIZANTES; SIN

EMBARGO, SE DICE QUE EL PAPA PÍO XII, AL SER PUESTO AL CORRIENTE DEL INVENTO, HABRÍA ACONSEJADO AL DUCE QUE INSISTIERA PARA

QUE MARCONI DEJARA DE TRABAJAR EN

SEMEJANTES INVESTIGACIONES,

CONSIDERADAS SATÁNICAS.

nno para contactar con el mundo de los muertos. Se-guramente en sus oídos aún retum-baban las declara-ciones de Tesla: "Ni siquiera pode-mos afirmar con seguridad que al-gunas de las for-mas de vida de otros mundos no estén presentes aquí, en éste, en medio de noso-tros... y que sus manifestaciones vitales puedan ser tales que no poda-mos percibirlas".

Y era tan sólida la reputación de Marconi como hombre de ciencia que durante la oposición de Marte a la Tie-rra -en 1924-, y a sugerencia de Da-vid P. Todd, director del observatorio del Amherst College, el Ejército norte-americano ordenó a sus operadores de radio que estuviesen a la escucha de posibles señales marcianas.

MUSSOLINI Y EL RAYO DE LA MUERTE

En la década de los veinte Marconi se decantó políticamente por el movi-miento encabezado por Mussolini, lle-gando en 1930 a ser miembro del Gran Consejo Fascista. Además, su afinidad con las altas esferas hizo posible que el Papa anulara su matrimonio y pudie-ra casarse de nuevo, esta vez con la condesa María Cristina Bezzi-Scali, con quien tuvo una hija a la que llamó Electra. En 1930, a bordo de su numi-noso laboratorio marino y en colabo-ración con Landini -un conocido físi-co italiano-, Marconi investigó tam-

bién la antigrave-dad y el envío de energía sin hilos -tema que, lejos de ser una extra-vagancia, era tam-bién experimenta-do por Tesla en EE.UU.- enviando trenes de onda a través de la Tierra que provocaron el encendido de lu-ces en el otro lado del mundo, en Australia.

En Junio de 1936 Marconi hizo una demostración ante el dictador fascista italiano del dispositivo de guerra ondulatorio

en cuestión, que podía ser empleado como arma de defensa. En aquellos años esos artilugios eran popularmen-te conocidos como "rayos de la muer-te" y así aparecen en un filme del mis-mo nombre protagonizado por Boris Karloff. Marconi hizo su demostra-ción en una autopista con mucho trá-fico al norte de Milán. El mismo Mus-solini le había pedido a su esposa Ra-chel que circulara por esa autopista a las tres en punto de la tarde.

Una vez iniciada la prueba, el

to de los sistemas eléctricos de todos los coches durante media hora, inclu-yendo el de Rachel, mientras su chó-fer y los de otros vehículos verificaban el depósito de gasolina y las bujías sin resultado. Pasada media hora, todos los coches pudieron ponerse en mar-cha de nuevo. Lo sorprendente de es-ta historia es que aparece publicada tal cual en la autobiografía de Rachel Mussolini. Y es que uno diría que la película El día en que paralizaron la Tierra, de los años 50, y que en aquel entonces parecía una excentricidad propia de los filmes de serie B, se ha-bía inspirado en aquellos hechos rea-les acaecidos más de 20 años antes y provocados por un científico genial.

Como era de esperar, Mussolini acogió con complacencia la demos-tración que Marconi le hiciera de sus rayos paralizantes; sin embargo, se dice que el Papa Pío XII, al ser puesto al corriente del invento, habría acon-sejado al Duce que insistiera para que Marconi dejara de trabajar en seme-jantes investigaciones -consideradas satánicas- y que destruyera todo el dossier que se refería a ellas.

LA EXTRAÑA MUERTE DE MARCONI

Esto, unido a otros reveses vincula- dos al sueño dorado de controlar el

monopolio de

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las telecomunicaciones mundiales, asestó un serio golpe a la voluntad de poder de Marconi, que ya para enton-ces era desmedida. Finalmente, un año después de esos acontecimien-tos, el 20 de Julio de 1937 moría en circunstancias que muchos amigos ín-timos -al corriente de sus trabajos y poseedores de una copia del dossier en cuestión- conceptúan de, al me-nos, poco claras.

¿Intervino Mussolini en la supuesta muerte de Marconi para que éste no pudiera seguir adelante con sus inves-tigaciones, con lo cual no sólo satisfa-cía la demanda del Papa sino que al mismo tiempo impedía que el invento fuera a parar a manos del enemigo? ¿O fue quizás el propio Marconi quien fingió su propia muerte para escapar de las manos del dictador y del Papa, dirigiéndose en su yate a América del Sur? Especulaciones, de matices casi delirantes que inauguran el capítulo post-mórtem de su vida.

MARCONI Y LA CIUDAD SUBTERRÁNEA DE LOS ANDES

Cuenta la leyenda que una serie de científicos europeos -98 incluyendo a Landini- se unieron a Marconi en Ibe-roamérica para construir una ciudad en el cráter de un volcán extinto en las junglas del sur de Venezuela. Uno de ellos habría sido el comandante Fran9ois Levet, una de las identida-des que se atribuyen al enigmático al-quimista Fulcanelli, autor de El miste-rio de las catedrales y de Las moradas filosofales y que, como relata Jac-ques Bergier -" de los brujos, ( meros años de guerra le brinda talles sobre le cientemente d cubierta enerc atómica y sobr los graves peli. gros que las ar-mas basadas en ella tendrían para la huma-nidad. Levet desapareció sin dejar ras-tro pocos años después. Al parecer, marchó hacia esa ciudad se-creta en la que, financiándos con las grandE riquezas que al nos de ellos ha creado durantl vidas (el presur canelli habría

100

nada más y nada menos que la Pie-dra Filosofal, clave de la obtención de oro de la más pu-ra calidad y en la cantidad en que fuera necesaria), donde continuó con sus trabajos.

Así pues, Levet, Marconi y su equi-po habrían traba-jado en secreto construyendo mo-tores de energía li-bre e, incluso -se dice-, naves dis-coidales movidas por antigravedad, basándose en los trabajos del fran-cés Marcel Pa-ges y del esta-dounidense Tho-mas Townsend Brown.

Se cuenta tam- bién que la razón de ese ocultamiento era la imposibilidad de hacer su traba-jo libremente porque el mundo se en-contraba bajo el control de las compa-ñías energéticas -de petróleo y de gas- y de los banqueros, así como del complejo industrial militar.

El escritor e investigador Robert Charroux -en su libro El enigma de los Andes- asegura que, aunque no se ha podido corroborar su existencia, la le- yenda de la ciudad subterránea sigue

siendo tema de discusión desde la Santiago de

4 VIAJE A MARTE

Sin embargo, el ieriodista Mario Rojas Abenda-ro -que investi-gó esos rumo-res- llegaría a la conclusión de que era un lugar absolu-tamente real tras contactar en México con un profesor de Física de la Ba-

ja California lla-mado Narciso lenovese, italia-) de origen, en afirmaba ha-vivido durante DS años en ese perdido de los

Igún su relato, a

finales de los años 50 Genovese es-cribió un dudoso libro -poco cono-cido- titulado Mi viaje a Marte, que conoció una gloria efímera y llegó a ser editado en es-pañol, portugués e italiano en varias ocasiones, para luego caer en el olvido al ser tacha-do de delirante.

En el libro Ge-novese afirmaba que la ciudad en cuestión era sub-terránea y que sus instalaciones de investigación eran mejores que las de cualquier lugar del mundo, al menos en aquel enton- ces, pues la ciu- dad se alimentaba

ya -hacia 1946- con energía cósmica extraída de la materia en cantidad ilimi-tada, de acuerdo con las teorías de Marconi y Tesla. Es más, hacia 1952 -continúa contando Genovese- los científicos de esa ciudad ya eran "ca-paces de viajar por mares y continentes en una nave cuya fuente de energía era continua y prácticamente inacabable, pudiendo desplazarse a una velocidad de medio millón de millas por hora y re-sistir presiones enormes, cercanas al lí-mite de la resistencia de los materiales que la componen. El problema consis-tía en frenarla a tiempo".

Pero, ¿dónde estaba ubicada? Se-gún Genovese, a 4.000 metros de al-tura, en las montañas de la jungla del Amazonas, disimulada por una espesa vegetación y a cientos de kilómetros de las carreteras frecuentadas. Y hay que decir que, aunque esto último pueda sorprender, lo cierto es que la cordillera occidental de los Andes, re-gión todavía bastante mal explorada y perpetuamente cubierta por nubes, tiene muchas montañas semejantes que van desde Venezuela hasta Boli-via.

Genovese asegura incluso que los vuelos a la Luna y a Marte ya eran po-sibles en aquel entonces, a bordo de los mismos platillos voladores que surcaban sus cielos, adelantándose así a la saga conspiracionista y de ciencia ficción que habría más tarde de continuar con los relatos de Geor-ge Adamski, Howard Menger, L. Watkins, y en las investigaciones de Richard Hoagland.

¿Realidad o ficción? En realidad, ¿quién lo sabe? 0