corona de adviento

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CORONA DE ADVIENTO El tiempo del Adviento El Adviento es preparación del nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo. El Adviento mira la Navidad. De allí la importancia de armar el pesebre desde el inicio del Adviento; porque la Corona de Adviento no reemplaza el pesebre sino que lo complementa; unida al pesebre ayuda en la preparación. ¿Por qué rezar la Corona de Adviento? La propuesta es recorrer el camino previo a la Navidad, los cuatro domingos de Adviento, encendiendo cada semana una vela y rezando en familia o en la comunidad parroquial. Las velas simbolizan nuestra fe y nuestra alegría por Jesús que viene. A medida que pasan las semanas de Adviento y se van encendiendo las velas, va aumentando la intensidad de nuestra esperanza y la confianza en el Señor. En cada encuentro, se coloca la Palabra de Dios en lugar destacado y se van encendiendo las velas correspondientes (en el primer domingo una sola, luego dos, etc.). En familia, sugerimos proceder del siguiente modo: PRIMER DOMINGO Empezamos haciendo la señal de la cruz Oración inicial: Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la primer vela para reconocerte como la luz del mundo que ha triunfado sobre las tinieblas y la muerte. Amén. Lectura del Evangelio: Lucas 21,25-36 Meditación: Se puede hacer un momento de silencio para meditar la Palabra de Dios y dialogar en familia con esta pregunta: ¿Qué propósito nos puede ayudar a tener un corazón mejor dispuesto para recibir a Jesús en esta Navidad? Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Ven, Señor, te esperamos! • Para que tu luz nos haga salir de la oscuridad. Digamos • Para que tu presencia nos quite los temores. Digamos • Para que tus enseñanzas orienten nuestra vida. Digamos • Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor. Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria Oración final: Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando al Niño Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la alegría que nos trae Jesús. Amén. CUARTO DOMINGO Empezamos haciendo la señal de la cruz Oración inicial: Señor Jesús, hoy la liturgia nos invita a mirar a María embarazada, que te ha llevado en su seno durante nueve meses y que pronto te dará a luz. Ayúdanos a vivir con fe este misterio llamado "Encarnación". Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Lectura del Evangelio: Lucas 1,39-45 Meditación: Meditamos en silencio y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Cuáles son los motivos por los que Isabel se alegra ante la visita de María? Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Virgen María, danos a Jesús! • En este momento de dolor y angustia que vive nuestra patria. Digamos • En esta Navidad que hemos venido preparando en familia. Digamos • En los momentos en que sentimos la tentación de abandonar todo. Digamos • Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos Oración frente a la corona: algún integrante de la familia enciende las cuatro velas de la corona tomando luz de la vela que está delante de la Virgen Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos! Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria Oración final: Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo que sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las personas que más sufren. Amén. 2012 - Parroquia La Santísima Cruz de los Milagros - Guión basado en textos del P. Nannini

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Ramas entretejidas en forma circular, con cuatro velas en su interior por los cuatro domingos que tienen el Adviendo como tiempo de prepración para la Navidad

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CORONA DE ADVIENTOEl tiempo del Adviento

El Adviento es preparación del nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo. El Adviento mira la Navidad. De allí la importancia de armar el pesebre desde el inicio del Adviento; porque la Corona de Adviento no reemplaza el pesebre sino que lo complementa; unida al pesebre ayuda en la preparación.

¿Por qué rezar la Corona de Adviento?La propuesta es recorrer el camino previo a la Navidad, los cuatro domingos

de Adviento, encendiendo cada semana una vela y rezando en familia o en la comunidad parroquial.

Las velas simbolizan nuestra fe y nuestra alegría por Jesús que viene. A medida que pasan las semanas de Adviento y se van encendiendo las velas, va aumentando la intensidad de nuestra esperanza y la confi anza en el Señor. En cada encuentro, se coloca la Palabra de Dios en lugar destacado y se van encendiendo las velas correspondientes (en el primer domingo una sola, luego dos, etc.).

En familia, sugerimos proceder del siguiente modo:

PRIMER DOMINGO

Empezamos haciendo la señal de la cruz

Oración inicial: Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la primer vela para reconocerte como la luz del mundo que ha triunfado sobre las tinieblas y la muerte. Amén.

Lectura del Evangelio: Lucas 21,25-36

Meditación: Se puede hacer un momento de silencio para meditar la Palabra de Dios y dialogar en familia con esta pregunta: ¿Qué propósito nos puede ayudar a tener un corazón mejor dispuesto para recibir a Jesús en esta Navidad?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Ven, Señor, te esperamos!

• Para que tu luz nos haga salir de la oscuridad. Digamos

• Para que tu presencia nos quite los temores. Digamos

• Para que tus enseñanzas orienten nuestra vida. Digamos

• Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos

la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor.

Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Oración fi nal: Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando al Niño Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la alegría que nos trae Jesús. Amén.

CUARTO DOMINGO

Empezamos haciendo la señal de la cruz

Oración inicial: Señor Jesús, hoy la liturgia nos invita a mirar a María embarazada, que te ha llevado en su seno durante nueve meses y que pronto te dará a luz. Ayúdanos a vivir con fe este misterio llamado "Encarnación". Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del Evangelio: Lucas 1,39-45

Meditación: Meditamos en silencio y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Cuáles son los motivos por los que Isabel se alegra ante la visita de María?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Virgen María, danos a Jesús!

• En este momento de dolor y angustia que vive nuestra patria. Digamos

• En esta Navidad que hemos venido preparando en familia. Digamos

• En los momentos en que sentimos la tentación de abandonar todo. Digamos

• Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos

Oración frente a la corona: algún integrante de la familia enciende las cuatro velas de la corona tomando luz de la vela que está delante de la Virgen

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!

Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Oración fi nal: Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo que sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las personas que más sufren. Amén.

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Oración frente a la corona: algún integrante de la familia enciende la primera vela morada

Encendemos Señor esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús!

Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Oración fi nal: Querida Madre, se te ha encomendado la misión de estar siempre despierta para atender a todas nuestras necesidades, particularmente cuando el peso de las responsabilidades nos agobian. Camina junto a nosotros en este Adviento. Amén.

SEGUNDO DOMINGO

Empezamos haciendo la señal de la cruz

Oración inicial: Señor Jesús, estamos cerca de vivir un gran acontecimiento: tu nacimiento en medio de nosotros. Juan el Bautista anunció tu llegada pidiendo a los hombres que se arrepintieran de corazón. Hoy, nosotros, arrepentidos, te pedimos perdón a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del Evangelio: Lucas 3,1-6

Meditación: Meditamos en silencio las palabras de Juan el Bautista y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Qué piedras encontramos en el camino a nuestro corazón que le impiden llegar a Jesús? ¿Por qué es necesaria la conversión para el perdón de los pecados?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, cambia nuestro corazón!

• Porque somos egoístas y orgullosos. Digamos

• Porque nos cuesta perdonar las ofensas. Digamos

• Porque somos envidiosos y celosos. Digamos

• Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos

Oración frente a la corona: algún integrante de la familia enciende la segunda vela morada, además de la semana anterior

Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, fl orece el desierto. La humildad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que fl orezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!

Rezamos juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Oración fi nal: Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de piedras, que no dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar estos obstáculos del camino y permitir que El pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén.

TERCER DOMINGO

Empezamos haciendo la señal de la cruz

Oración inicial: Señor Jesús, no dejes que la alegría de tu presencia se borre de nuestro corazón, a pesar de los acontecimientos dolorosos que estamos viviendo en nuestra patria. Que la razón de nuestra alegría sea siempre el sentirnos amados por Ti. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del Evangelio: Lucas 3,10-18

Meditación: Meditar en silencio las palabras de Juan el Bautista y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Qué actitudes y gestos son las que alegran nuestro corazón?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, que no perdamos la alegría!

• Cuando el dolor nos golpea y nos cuesta levantarnos. Digamos

• Cuando sentimos que somos despreciados y maltratados. Digamos

• Cuando nos falta el trabajo y el pan de cada día. Digamos

• Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Digamos

Oración frente a la corona: algún integrante de la familia enciende la vela rosa, además de las que ya se encendieron los otros dos domingos

En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia