correo querbes n 5

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LUIS QUERBES, EDUCADOR Una de las preocupaciones de Luis Quer- bes al llegar a Vourles ue la educación de los jóvenes. Primero las niñas. Se tranqui- lizó gracias al servicio de las religiosas de San Carlos. Para atender a los niños llamó a la puerta de los Hermanos Maristas. Por desgracia, era una congregació n demasiado  joven para pod er proporciona r educadores. En el Correo nº 1 decíamos que el P. Querbes dio clase a dos jóvenes. Viéndolos actuar es cuando su proyecto comenzó a to- mar consistencia. Se dio cuenta de que sus compañeros sacerdotes podrían benefciar- se de personas dedicadas tanto a la edu- cación como a la parroquia. Fue entonces cuando pensó en la creación de una casa de ormación de maestros cristianos. Esto era lo esencial. De hecho, se trataba de un seminario menor en el que serían admitidos  jóvenes de quince a dieciocho años durante dos o tres cursos. Esta capacita- ción preparaba para el título de segundo grado. Una vez maduro el proyec- to, había que afnarlo antes de presentarlo al obispo. Trataba de crear una “escuela de magisterio” que proporcionara un vivero de proesores para las escuelas parroquiales. Además, esta casa serviría como lugar de encuentro, especialmen te durante las cortas vacaciones de verano. ¿Cuáles son las intenciones de Luis Querbes? Se las comunicará al sacer- dote de La Chapelle, consejero de Estado. Desea “arrancar de la miseria  y de la degradación y, por consiguiente, de los intereses bajos e interesados, a un grupo de hombres casados o solteros, que ocupen responsabilidades tan despreciadas y al mismo tiempo tan hermosas como ser maestros de niños de  pueblo, elevar su enseñanza prima ria al nivel de los hermanos (HH de La Sa- lle), presentando con la instrucción religiosa los conocimientos exigidos por las necesidades de la sociedad”.    N       5 Correo Querbes   P . Luis Querbes, p or Bernard T ougas, csv.

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LUIS QUERBES, EDUCADOR

Una de las preocupaciones de Luis Quer-bes al llegar a Vourles ue la educación delos jóvenes. Primero las niñas. Se tranqui-lizó gracias al servicio de las religiosas deSan Carlos. Para atender a los niños llamóa la puerta de los Hermanos Maristas. Por desgracia, era una congregación demasiado joven para poder proporcionar educadores.

En el Correo nº 1 decíamos que el P.Querbes dio clase a dos jóvenes. Viéndolosactuar es cuando su proyecto comenzó a to-mar consistencia. Se dio cuenta de que suscompañeros sacerdotes podrían benefciar-se de personas dedicadas tanto a la edu-cación como a la parroquia. Fue entoncescuando pensó en la creación de una casade ormación de maestros cristianos. Estoera lo esencial.

De hecho, se trataba de un seminario menor en el que serían admitidos jóvenes de quince a dieciocho años durante dos o tres cursos. Esta capacita-ción preparaba para el título de segundo grado. Una vez maduro el proyec-to, había que afnarlo antes de presentarlo al obispo. Trataba de crear una“escuela de magisterio” que proporcionara un vivero de proesores para las

escuelas parroquiales. Además, esta casa serviría como lugar de encuentro,especialmente durante las cortas vacaciones de verano.

¿Cuáles son las intenciones de Luis Querbes? Se las comunicará al sacer-dote de La Chapelle, consejero de Estado. Desea “arrancar de la miseria y de la degradación y, por consiguiente, de los intereses bajos e interesados,a un grupo de hombres casados o solteros, que ocupen responsabilidades tandespreciadas y al mismo tiempo tan hermosas como ser maestros de niños de pueblo, elevar su enseñanza primaria al nivel de los hermanos (HH de La Sa-

lle), presentando con la instrucción religiosa los conocimientos exigidos porlas necesidades de la sociedad”.

   N   º

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Correo Querbes 

 P. Luis Querbes, por Bernard Tougas, csv.

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CORREO QUERBES nº 5

Fue entonces cuando Luis Quer-bes comenzó a escribir los estatutosde una asociación caritativa. Luegose apresuró a presentarlos al Minis-

tro de Asuntos Eclesiásticos antesde acudir al Ministro de InstrucciónPública. Cumplidos estos requisi-tos, Luis Querbes siguió adelan-te. No dudó en publicar un olletoanunciando la apertura de una es-cuela el 1 de marzo de 1829. Esteestablecimiento se convertirá en la

escuela de prácticas para los utu-ros maestros-catequistas.

Para la ormación de éstos, Luis Quer-bes establece un reglamento que se hade cumplir durante la jornada: levantarsea una hora determinada, ejercicios reli-giosos, lectura piadosa... Por otra parte,hace hincapié en las virtudes de los ca-tequistas: una e viva e ilustrada, un celodesinteresado, humildad, pureza, amor altrabajo, a la soledad y al silencio. Invi-ta a los jóvenes a abrir sus penas a sussuperiores. “Nada atrae tanto el corazóncomo la confanza”. Y añade: “Acude atu conesor para solucionar tus dudas” .Procura no crear pequeños sabios; desea,sobre todo, preparar cristianos virtuosos.

Es bueno saber que el 8 de agosto de1829, el Real Consejo de la InstrucciónPública aprueba los estatutos de las escuelas de San Viator. Por otra parte,en diciembre, después de muchas vacilaciones, Monseñor de Pins se some-te al dictamen legal, proporcionando al Ministro de Asuntos Eclesiásticoslos inormes solicitados sobre los seminarios menores. Querbes obtuvo la

autorización necesaria para hacerlos uncionar. Todo estaba en orden.

 Léo Bonneville, c.s.v.

Ventana sobre Vourles.

 El Maestro. Historama, Mayo 1990

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CORREO QUERBESnº 5

UnA CASA DE FORMACIÓn En ÉCART

En 1835, la diócesis permite al P. Querbes adquirir una casa de campo,en la que ya había querido hacer una residencia para sacerdotes retirados.Esta ortaleza llamada Le Poyet data del siglo XIV. Se encuentra a 18 kmde Montbrisson, departamento de Loira, y requiere reparaciones urgentes.El P. Querbes procede a realizar los arreglos más urgentes con ayuda de jóvenes candidatos y de vecinos interesados.

Si Querbes escogió un lugar alejado, era para que los candidatos pudieranconcentrarse en sus estudios. ¿No era deseable, en tales circunstancias,cortar los lazos con el exterior? Las visitas de los padres, demasiado preocu-pados, o las distracciones recuentes con el exterior, no eran aconsejables si

se querían lograr resultados. Por otra parte, el alejamiento ¿no es un exce-lente medio para probar la seriedad de una vocación?

Después de un hermoso día, se le anuncia al P. Querbes la llegada de un joven sacerdote nombrado por el Arzobispo para que le ayude. En la pri-mavera de 1836, el P. Carlos Faure se une a él y hereda la dirección de  Le  Poyet.

Muy contento por recibir este reuerzo, Querbes supervisa y anima, por 

medio de una correspondencia asidua, los esuerzos de su joven colabora-dor. Por desgracia, el P. Faure no tiene la preparación o el carácter que senecesita para llevar una casa de ormación y su interés por la organizaciónmaterial es muy precario. A pesar de todas las buenas palabras y de losánimos, el párroco de Vourles debe rendirse a la evidencia: la situación nopuede durar. Al cabo de tres años se ve obligado a cerrar  Le Poyet.

Hay que decir que el mismoP. Querbes no acilitaba las co-

sas, al aceptar candidatos que nopodían pagar su pensión o que notenían las sufcientes cualidadescomo para tener éxito real. Ade-más de que a veces se sentía muyurgido y enviaba al trabajo en lasescuelas a principiantes, sin certi-fcado de competencia académica.

En cuanto al P. Carlos Faure, dejaba que las cosas rodaran. La alta derigor y de disciplina en su propia vida le desacreditaron a los ojos de sussúbditos.

 Ilustración: Bruno Hébert, csv.

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CORREO QUERBES nº 5

Le invadieron el aburrimiento y el desánimo, lo que le llevó a abandonar todo y a culpar a otros, incluido, por supuesto, el P. Querbes. Su estado ísi-co y mental le obligaría a dejar la comunidad durante unos años.

El racaso de  Le Poyet ¿desmoralizaría al undador? No; su coraje, su

determinación y, sobre todo, su e le empujaron a buscar en otra parte y arelanzar su proyecto de ormación para los catequistas.

 Richard Fiola, asociado

Un FORMADOR FORMADO

El carisma del Padre Querbes lleva la señal del educador ilustrado queél es. Se le nota desde el enunciado de la misión que propone a sus discí-pulos. Desde el principio, habla de: “una asociación caritativa de maestros- sacristanes” que él llama “los Catequistas de San Viator” .

Una vez defnida esta identifcación, orecerá más adelante a sus cate-quistas los elementos de una pedagogía bien asentada, que la introduce así:

“Todo tiene su tiempo, y cuatro o cinco años, utilizados correctamente, se-rán tiempo sufciente para conseguir alumnos excelentes; pero confrmarles

bien en todos los principios, antes de se- guir adelante. Nunca sabrán nada, si no

lo aprenden perectamente.Con respecto a los principios, hay que

 volver a ellos de vez en cuando, o porquelos niños los olvidan, o porque algunos,más avanzados que el resto, nunca los hanaprendido bien” .

 Maurice Marcotte, c.s.v.

El Padre Querbes habla en sus comienzos de una asociación caritativa de maestros-sacristanes, a quienes llama 

los “Catequistas de San Viator”.

A estos “Catequistas de San Viator” les ofrece una pedagogía bien asentada y les forma para que sepan responder a las exigencias 

de sus responsabilidades.

 El Pensamiento, por Éduard Vuillard

Editado por la Provincia de los C.S.V. de Canadá - Traducido en la Comunidad viatoriana de España