cortando estrellas

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas Volumen II

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Poesias de Cortando Estrellas

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Page 1: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

María Alexandrina Muñiz de Ruiz

Cortando estrellas

Volumen II

Page 2: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

PRÓLOGO

Cortando Estrellas es la crónica del viaje de un alma en su camino de

regreso a la casa del Padre, cada poesía es un alto en el tiempo, es donde se

describe de manera sencilla y artística un anhelo, una experiencia, una

ilusión, una esperanza, una visión, un mensaje, un paisaje, una reflexión o

un estado de ánimo, por el que la autora ha pasado en esta aventura.

Es el legado de mi mamá a su familia, amigos, compañeros de viaje ya la

humanidad, en el que comparte y quedan manifiestos su amor y algunos de

sus grandes dones: el arte, la sabiduría, el sentido del humor, la claridad y la

sencillez, siendo todo esto un reflejo de lo que ha sido su vida.

Su intención al escribir este libro viene de lo más profundo del corazón:

compartir y transmitir lo mejor de sí misma, espero que como lector recibas

este regalo y que sea una chispa de luz en el viaje de tu alma.

José María Ruiz Muñiz

Page 3: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dedicatoria

A mis padres,

a México y España,

a mi marido,

a mis hijos,

a mis nietos y bisnieto

a mis hermanas y parientes,

a mis amigos entrañables,

a todos los que sufren

y a todo el que quiera buscar

a Dios en la sencillez de un poema.

A mis queridos lectores:

En estas páginas que reflejan las diferentes etapas

de mi vida, y en las que se puede contemplar mi desarrollo

emocional y humano y donde se traslucen mis raíces hispano-

mexicanas hay un mensaje y un ideal espiritual:

Siempre soñé tener la dicha de hacer correr mis

sentimientos hacia los demás para llevarles lo que Dios me

dio gratuitamente para entregarlo a todos.

Expreso mi profunda gratitud a mi hijo José María,

gracias a su bondad y empeño fue posible dar a luz estas

poesías.

A mi hija Lucía que, con su lealtad y paciencia me

ayudó en la formación de este libro.

Con gran amor y ternura

Ma. Alexandrina

Page 4: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

El canto de las estaciones -pintura hablada -

Primavera

¿Quién es esa que en lluvia de corolas

bordado ha la bellísima campiña?,

¿quién es esa que da a las aves trinos

y el aire llena así de melodías?...

¿Aquella que da al cielo transparencias

y al sol vivo fulgor que el grano activa

y corre por los surcos de las mieses

que han de dar en verano mil espigas?

¿La que interna su vuelo por los bosques

y espeja su hermosura entre las linfas,

triscando con los tiernos corderillos,

jugando con las ondas de las brisas?

¿Quién es esa que junta allá en la vega

a las mozas y bellas zagalillas

y pone las canciones en sus labios

que el baile acompasado les animan?...

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Page 5: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La doncella que siembra floraciones

y esparce con sus gracias maravillas,

es la rubia y hermosa primavera,

su reinado derrama luz y vida.

Ella el campo perfuma y engalana

de su voz deja un eco en las esquilas

y los tibios aleros a su paso

se pueblan de graciosas golondrinas.

Verano

¡Qué alegre está el paisaje de los campos!,

el verano los cubre y en su vuelo

va dejando, en lugar de floraciones,

sabrosos frutos en maduros huertos,

Cambio por uno dulce y encarnado

sus pálidas corolas el cerezo,

y el olor de la poma sazonada

difunden por doquier auras y céfiros.

Hay bochorno de casa bajo el techo,

y al agua cristalina del regado

a beber van sedientos corderuelos,

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Page 6: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que el calor que se siente es cosa seria

y el verano no pinta ser ligero,

y si bien corre frsco por las frondas,

no es posible estar siempre bajo el fresco.

Mas parece que acércase una nube…

¡sí!, ya rompe y descarga el aguacero

que empapa la extensísima campiña

y moja a los zagales y labriegos.

Escampa, sale del sol, y ocurre en tanto,

tempranas presunciones ya sintiendo,

que una rubia y traviesa zagalilla

se adorna con cerezas el cabello.

Otoño

Cae la tarde, Allá, del horizonte

en la línea borrosa cual lejana,

muere un sol otoñal, y del celaje

el bermejo matiz el cielo mancha.

Colora el astro rey valles y montes

con desteñida luz, si bien dorada,

y en las ramas del árbol ya desnudo,

ni un nido de avecillas se destaca.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

No hay campánula o trébol en el prado,

pues tiempo no es de trébol ni campánula,

que tan sólo la hierba amarillea

temblando de los vientos a las ráfagas.

La tierra, que ha perdido sus vigores,

dejó a Naturaleza sin sus galas,

después de dar la flor su dulce fruto

y el fruto dar cosecha en abundancia:

Es tiempo de los mudos pensamientos,

el mismo en que las vívidas nostalgias,

en llanto reprimido de tristezas,

ahogan, dentro el pecho presa, al alma.

Y mientras surgen estas reflexiones,

cargadas de tristísima añoranza,

cruje arremolinada por el viento,

volando sin destino, la hojarasca.

Invierno

Blanquísimo cendal cubre el paisaje,

ni un ave, ni una flor color le presta,

que en los árboles sólo de carámbanos

existen colgaduras asimétricas.

El blanco y apretado caserío

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

perfila entre la sombra su silueta;

y una luz diminuta en sus ventanas

borrosa se percibe a veces. Nieva:

ya bajan por la atmósfera silente

los copos que al caer se balancean

y alfombran la extensión de la campiña

y cubren los tejados de la aldea.

Adentro, en el hogar dulce y amable

en corro junto al fuego se aglomera,

concluido el trabajo, la familia,

que charla, que medita, que comente.

El padre cuenta historias de otros tiempos,

la esposa, que le escucha, hace calceta,

los hijos van pidiendo más relatos

y todos con la lumbre se calientan.

Afuera azota el cierzo los cristales,

repica la campana de la iglesia,

y arriba, en el azul del firmamento,

¡temblando están de frío las estrellas!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y fue así…

Como llega la noche sin astros,

sin luz de esperanza,

como surge la nota doliente

al piano arrancada,

como brota la íntima queja,

hiriente y amarga,

como sube del pecho a los ojos

el llanto del alma,

así nace en la mente del bardo

la triste balada…

Yo que amé la ilusión de los sueños

que alegran si pasan,

que forjeme una amable existencia,

serena, sin ansias,

que soñé en un gozar silencioso

con dichas del alma

que suavizan las horas tranquilas

con dulces nostalgias,

me encontré que la vida no es sueño

ni beso de calma…

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Page 10: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y sin beso callado y tranquilo

de dulces nostalgias,

con ruidoso vivir que no goza

las dichas del alma,

sin aquella existencia forjada,

serena, sin ansias,

sin la luz de las mil ilusiones

que alegran si pasan

me sentí sin mi mundo soñado

un sueño sin alas.

Y fue así que en la mente nacióme

la triste balada,

como sube del pecho a los ojos

el llanto del alma,

como brota la íntima queja

hiriente y amarga,

como surge la nota doliente

al piano arrancada,

como llega la noche sin astros,

sin luz de esperanza…

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Canción sin palabras

¿La percibes, musa mía?,

no es la copla abigarrada

que en melódica tonada

siembra en torno algarabía,

ni es la nota, que, bravía,

vibra con eco repetido,

es un canto sin sonido

que es un mundo de armonía.

La barruntan de Natura

las hermosas realidades

y en sus castas soledades

se percibe aún más pura;

la murmuran en la altura

lo solemne de los cielos

y el dolor con sus desvelos,

y el amor con su ternura.

Y se esboza a cada instante

en los goces de la infancia

a través de la distancia

la adivina el pecho amante.

Y hasta el alma, delirante

en sus místicas reacciones,

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Page 12: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la pronuncia en oraciones,

de su fe llama incesante.

Es el más dulce sentir

en las cosas del querer,

en la esencia de su ser,

la que lo hace subsistir;

es secreto del vivir

y la clave del amor

es ensueño su rumor,

si en rumor se deja oír.

Vibración

ideal,

es cristal

de ilusión;

en su son

hay latir,

hay surgir

de canción.

--------------------------

¿La percibes, musa mía?

no es la copla abigarrada

que en la melodía tomada

siembra en torno algarabía;

ni es la nota, que bravía,

vibra en eco repetido,

es un canto sin sonido

que es un mundo de armonía

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Page 13: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Romanza

Zagalilla hermosa,

mágica zagala,

campo de azucenas,

vaso de fragancias,

¿por qué tan risueña?,

¿por qué tan ufana?,

¿por qué la alegría

que su pecho exalta?...

¿Acaso vas, niña,

a encontrar al alba,

o a tomar del manto

de la noche clara

ajorcas de estrellas,

collares de plata?...

¿acaso de flores

de rica fragancia

a tu sien coronan

vas a dar de nácar?...

Zagalilla hermosa,

mágica zagala,

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Page 14: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

risa de las fuentes,

beso de las auras,

ya sé, ya sé, niña,

por qué así te ufanas,

por qué así despliegas

tu sonrisa clara,

luz hay en tus ojos

gozo en tu mirada:

tiene el Rey divino,

dueño de tus gracias,

Dios de tus amores,

Hijo de tu alma,

viene, y en la altura,

hay cantos de “hosanna”,

gasas azulinas,

nubes que sin mancha,

el vellón semejan

de ovejuelas blancas.

El que es Rey del cielo,

hasta ti se baja

y pasa dejándote

siempre inmaculada,

¡pura como el oro

Que el crisol inflama!...

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Page 15: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Canten los arroyos,

rían las fontanas,

fuljan las estrellas

que en su pie descansan;

zagalilla hermosa,

mágica zagala,

¡que llevas el cielo!...

¡y el cielo a ti baja!

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Page 16: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La Asunción

Bajaron los ángeles,

Pararon su vuelo,

Cayeron de hinojos

temblando de amor;

plegaron las alas

las frentes hundieron

y el polvo besaron

donde Ella pisó.

En lecho blanquísimo

cuajado de esencias

de nardos y rosas

de níveo color,

está la más pura,

está la más bella,

la Virgen sagrada,

¡la Madre de Dios!

Sus ojos cerrados

denotan que duerme,

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Page 17: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

sus labios sonriendo

la dicha entreabrió,

sus manos, que lirios,

semejan de nieve,

dejó sobre el pecho

en cruz la oración.

¡Qué hermosa la Virgen!,

¡qué dulce y qué santa!,

cuán pura la quiso

¡Aquél que la creó!;

¿bajar al sepulcro

la más agraciada?...

¡primero extinguiese

sus rayos el sol!

Primero faltárale

apoyo a la tierra,

cayeren los astros

causando estupor;

los mares volcasen

sus aguas sirvieran

sepulto a ese cuerpo

que es parte de Dios.

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Page 18: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Por eso los ángeles

bajado han del cielo,

tomado han a Aquella

que da luz al sol;

abierto han las alas

y alzado han el vuelo

¡cantando la gloria

de aquella Asunción!

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Page 19: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Deuda

Duérmanse los vientos,

los murmullos duerman,

duérmanse las auras

que en las ramas juegan,

que el divino Niño

dormido se encuentra

en los brazos blandos

de la Madre buena.

------------------------------------

Lucerito claro,

cáliz de azucena,

rosa desprendida

de otra rosa bella,

nacida entre pajas

delicada perla,

¿cómo es que quisiste

bajar a la tierra?,

¿cómo si en la gloria

do tu trono asientas,

te adoran los ángeles

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Page 20: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que en Ti se recrean,

buscado has los cardos

de aquesta existencia,

pobre en alegrías

pródiga en tristezas?...

Vienen los pastores

y te traen ofrendas,

vienen las zagales

y tus plantas besan;

llegan desde lejos,

guiados por la estrella,

sabios del oriente,

magos que te entregan

oro, mirra, incienso

de su amor en prenda;

y Tú, lucerito,

cáliz de azucena,

tu fulgor ocultas

y al mortal te muestras

como pobre Niño

sin poder ni ciencia...

¿Por qué, Jesús mío?,

¿por qué a tal bajeza

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Page 21: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

humillar quisiste

tu divina esencia?...

¿Por amor al hombre?,

¿por cargar sus penas?,

¿por llevar el peso

de su culpa a cuestas?...

Lucerito claro,

lirio de Judea,

Hijo de la Madre

más hermosa y buena;

qué divino afecto,

qué feliz clemencia

guardan tus bondades

a tan gran miseria;

místicos amores

e ilusiones célicas

sepan nuestras almas

abrigar por ella,

y ya que Tú eres

del amor esencia,

en amor pagarte

tan hermosa deuda. -------------------------------------

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Page 22: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Duérmanse los vientos,

los murmullos duerman,

duérmanse las auras

que en las ramas juegan,

que el divino Niño

dormido se encuentra

en los brazos blandos

de la Madre buena.

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Page 23: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Regreso del Calvario

¿Por qué tan triste la más hermosa?,

¿por qué tan sola la cuesta umbrosa

que del Calvario a la cumbre va,

deja llorando con desconsuelo?;

¿por qué ese llanto que enjoya al suelo

con cada gota que en tierra da?...

¿Qué de aquel monte allá en la altura

buscan sus ojos con amargura

y con el ansia de un gran sufrir?;

¿qué de la sombra de aquel madero

hiere a la Madre con golpe fiero

lo más profundo de su sentir?...

En vano ofrece la noche en calma

sueño a su cuerpo, paz a su alma

que sangra, herida sin compasión;

en vano el cielo borrar intenta

la angustia horrible que violenta

la entraña del corazón.

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Page 24: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y es que la Madre que al Hijo adora,

del Hijo muerto la pena llora

y traspasada por un puñal

quedó su alma, de amor más llena

que el blanco cáliz de la azucena

con el aljófar matutinal.

¡Por eso sufre la más hermosa!,

por eso sola la cuesta umbrosa

que del Calvario a la cumbre va,

deja con llanto de desconsuelo,

y a cada gota que riega el suelo

¡nace una rosa que aromas da!

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Page 25: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

María

¡La amo, la amo!,

con divinos arrobos de fuego,

con profundos y santos deliquios,

con la fiebre de místico afecto.

¡La amo!, pues Ella

de virtudes y gracia es centro,

es santa y perfecta

y de culpa su ser está excento,

que así lo exigía

aquel que la ha hecho,

porque quiso tomarla por Madre

y donaros su luz, que en reflejos

ilumina la ardua pendiente

que lleva hasta el cielo.

Y mi alma la admira

y la busca mi amor con su fuego

y de Ella procura

imitar la virtud, que modelo

mejor no lo encuentra

ni en criatura ni en ángel excelso.

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Page 26: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡La amo, la amo!,

y es que es Ella, feliz privilego,

aurora divina,

el resumen de todo lo bueno,

la mirada del Dios amoroso

posada en el suelo;

y por eso la nombran mis labios

y en llamarla cual Madre me alegro

y pienso en la gloria

que en María nos ha dado el Eterno.

Sobre la poesía al Cristo de Velázquez,

de José María Gabriel y Galán.

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Page 27: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La pajarera

Con la charla vocinglera

de cien aves trinadoras,

por las calles bullidoras

viene ya la pajarera,

y en la copla callejera

del pregón, que es legendario,

corre todo el vecindario

que ha escucharla sale fuera.

Y hay que oírla entre rumores

de la alegre algarabía

pregonar con alegría:

‟‟Ruiseñores, ruiseñores,

agraciados, primorosos,

con un arpa en la garganta

y es esa arpa la que canta

en sus trinos armoniosos;

y canarios amarillos,

y gorriones, encarnados

de los trémulos pechillos,

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Page 28: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y pequeños, delicados

colibríes pintureros;

traigo alondras y jilgueros

que de trinos son tesoro;

su cantar, el más sonoro

de las aves del Señor,

dice cosas del amor

en compases hechiceros,

¿quién me compra los jilgueros

o el pardillo lucidor?...

Pájaros de clase varia,

la calandria, extraordinaria

en su estampa que figura

un esmalte, una pintura

que se agita en la enramada,

y también traigo enjaulada

la vistosa primavera

que derrocha colorines,

¿quién me compra los clarines,

lo mejor de la pradera?...‟‟

„‟Cardenales, ruiseñores,

pajarillos trinadores

con un arpa en la garganta...‟‟

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Page 29: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y así va, canta que canta

con la charla vocinglera

de cien aves trinadoras,

alternándose ligeras

con su canto extraordinario

deja mudo el vecindario

que a escucharla salió fuera.

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Page 30: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Himno de acción de gracias -Salmo-

Gratias agamus domino Deu nostro

Te doy gracias, Señor, Rey de los cielos

por la aurora que llega suavemente

y disipa la sombra, que, imponente,

soledad y pavor siembra en sus vuelos.

Por la luz matutina que despierta

la creación, por la noche adormecida

y en su tibio fulgor vuelve a la vida,

a la tierra, poco antes muda y yerta.

Te doy gracias, Señor, dueño del mundo,

por el sol que se eleva soberano,

por su fuerte calor que activa el grano

en el campo que el sol hace fecundo.

Por la flor que matiza la pradera

por el pólen sutíl, oro en polvo,

por el torpe y pequeño gusanillo,

por la miel, por la abeja, por la cera.

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Page 31: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Te doy gracias, Señor, Dios absoluto,

por el árbol copudo cual gigante,

por su sombra que alivia al caminante,

por su tronco, sus ramas y su fruto.

Por la aves que alegran con su canto,

por su gama de trinos y colores,

por la brisa que amaina los calores,

por la nube que perlas da en su llanto.

Te doy gracias, Señor, a toda hora

por los astros prendidos en la altura,

por la pálida luna que fulgura

disipando la sombra aterradora.

Por la bruma que al mundo silencioso

por piedad da la magia de su encanto,

por la noche, Señor, que, si da espanto,

de la paz a las almas da el reposo.

Te doy gracias, Señor de los señores,

por el mar y el océano bravío,

por el manso arroyuelo, por el río,

por la lluvia que al suelo da vigores.

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Page 32: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Por el fuego que arrasa y vivifica,

por la nieve que luce inmaculada,

por la dicha que ayuda en la jornada

y el dolor que desprende y purifica.

Te doy gracias, Señor, por tu venida

a la tierra, de espinas relicario,

por tu Madre, Señor, por tu Calvario

que dejó nuestra culpa redimida.

Por la Historia en que estás, Señor, realmente,

por amor a los hombres, humillado,

por la fe, don que gratis nos has dado

para amarte y seguirte ciegamente.

Te doy gracias, Señor, por la esperanza

que en morir es de todas la postrera,

la que aguarda la vida venidera

y en su fuerza tenaz todo lo alcanza.

Por tu amor, que tradúcese en desvelo

de tu santa y divina providencia,

por el don primordial de la existencia

y la muerte que llévanos al cielo.

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Page 33: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Te doy gracias, Señor, rendidamente,

por la paz que en herencia nos has dado,

por el hoy, el mañana y el pasado

y tu gloria que adoro reverente.

Que la canten con santo regocijo

la creación con los ángeles y el hombre

y alabado por siempre sea tu nombre

con el Padre, el Espíritu y el Hijo.

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Page 34: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Todo es viejo en el curso de la vida...

Todo es viejo en el curso de la vida;

hasta el brillo del sol es ya sabido

y aún torpe la ilusión ha envejecido

a fuerza de mirarse repetida.

Sin cambiantes, el punto de partida

de objeto y circunstancia es conocido;

estar, obscuridad, luz y sonido,

¡todo es viejo en el curso de la vida!

Mas suele el corazón, de anhelos lleno,

encontrar, en su amor, justo en lo anciano,

¿que es viejo el astro rey?, ¡sí!, por eso es bueno

en su brillo fecundo y soberano;

¿que es vieja la ilusión?, ¡sí!, mas el cieno

se oculta bajo el toque de su mano.

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Page 35: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Regateos -Estampa provinciana-

Son las doce y en el patio

con dosel de limoneros

y perfumes de jazmines

y murmullos de gorjeos,

corre el agua de la fuente,

vuela en ráfagas el céfiro

que a las frondas presta arrullo

con pausado movimiento.

Son las doce y en la casa

se oye ruido y canturreo,

trabajar de muchachuelas

y trajines de mozuelos,

que la voz del ama se oye

las faenas dirigiendo.

Las ventanas bien abiertas

y entre rejas y entre tiestos,

filtra en rayos luminosos

su poder, un sol de fuego.

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Page 36: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A la puerta llegan voces

de pregones callejeros,

de chiquillos que alborozan

con sus risas y sus juegos;

y de música espontánea

forman típico concierto,

los pregones, los chiquillos,

el trajín y el canturreo.

En la calle hay alboroto

y alegría de chicuelos

y percíbese a intervalos...

„„Vendo flores, el florero,

fruta rica y sazonada,

traigo cestas a buen precio‟‟...

Y después, a media calle,

„„¿Quién me compra los plumeros?,

son de gallo, de los finos...

¡Aquí viene el plumerero!‟‟...

Y hasta el patio rumoroso

de tal grito llega el eco...

Sale el mozo y la mozuela,

sale el ama y va tras ellos

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Page 37: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

e interroga al que pregona:

-Oiga, ¿a cómo los plumeros?,

aquel largo, ¿cuánto vale?

-Este largo a cuatro pesos.

-¿La docena?

-¡No patrona!,

por docena no los vendo;

es por pieza solamente,

que por ser “pa‟ asté, el precio

es de altiro regalado”.

-¡Que lo sea, no lo quiero!;

yo le doy uno cincuenta

y ya es mucho dar por ello.

-¡No patrona, no sea mala!,

de la clase que le muestro

a la vuelta los he dado,

ya no a cuatro, ¡a cinco pesos!,

que son fuertes y durables...

¡Si “asté” quiere tire de ellos!,

y verá cómo se queda...

-¡Con las plumas en los dedos!,

que ya usted en ocasiones

me ha vendido sus plumeros

y diciendo que los cambia

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Page 38: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

si en verdad no salen buenos;

ni los cambia y luego dice

que esos tratos no son ciertos.

-Es que... ¡claro!... bueno... niña...

-Dime ya el último precio.

-Pues con muchas concesiones,

que se quede en los tres pesos.

-¿En tres pesos?, ¡qué locura!,

pues, ¿qué barro yo el dinero?...

Uno veinte es lo que vale.

-¿Uno veinte?, ¡ni los viejos!,

deme asté los más usados

que a uno veinte yo los vendo.

-¡Ni un centavo más, he dicho!

-Dos cincuenta y no uno menos.

-¡Es un robo, no hago trato!

-Con que un robo, ¿eh?... ¡¡hasta luego!!

A las bregas de la casa

vuelven mozas y mozuelos

y en el patio de jazmines

hay olor de limoneros.

-¡Niña, niña!, que en la puerta

busca a “asté” el plumerero.

41

Page 39: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

-¿Y qué quiere?

-Creo que hablarle.

-¡Qué fastidio!... ya voy luego.

-Patroncita, pos que tenga

en lo dicho su plumero...

-¿En los dos cincuenta dice?,

¡pero si es que no lo quiero!

-¡No!, que quede en uno veinte...

-Así ya nos entendemos,

¡venga pues en uno veinte,

que ese sí es su justo precio!

-----------------------------------------

-Mira Rosa, mira Juana,

¡qué hermosísimo plumero!,

la verdad que en uno veinte,

¡regalado es por completo!

Es la una y en el patio

con dosel de limoneros

y perfume de jazmines

y murmullos de gorjeos,

corre el agua de la fuente

y en cortinas cae al suelo,

que el tazón blanco reboza

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Page 40: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y la tierra huele a riego.

En los ámbitos del barrio

hay cadencias cuyos ecos

se dilatan poco a poco...

„„Los plumeros, los plumeros,

son de gallo, de los finos...

¿quién los compra a fijo precio?...‟‟

43

Page 41: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Él reinará Levate pueblos vuestros,

et pídete regiones, quier

albac sint jam aid mesem.

Juan, 4,35

I

Al borde de los bíblicos caminos

que siguieran las greyes patriarcales,

junto al pozo de espejos cristalinos,

descanso de las tribus ancestrales,

detúvose el maestro. Su mirada

de dueño y soberano de la vida,

en mieles de bondades engastada,

clavose en la extensión ilimitada

de espigas como el oro, enriquecida.

Radiantes, luminosas,

como mares rizadas por el viento,

mostrábanse las mieses anchurosas...

¡Qué azul el firmamento!,

¡qué cargados los camos de bellezas!,

¡qué encantos!, ¡qué grandezas

en el fondo sin fondo de las cosas!...

44

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La luz de un sol candente

coloreaba de fuegos el paisaje...

bajo el sol, ante aquel soberbio oleaje

en brisas y perfume adormecido,

¿qué miraba el Señor Omnipotente

con mirada de Dios enternecido?...

¿Miraba acaso la extensión profunda

que en el vasto horizonte se fundía,

o la mies rubia y fecunda,

que abundante cosecha prometía?...

¿Miraba el grano reventar maduro?,

¿miraba el surco por la mies sembrado?,

¿miraba el cielo puro

o el campo bajo el cielo dilatado?...

Sí, miraba el Señor sobre la tierra,

mas su amor, que divino celo encierra,

contemplaba otro campo, otras espigas:

el campo de las almas, tan fecundo

que no existe en el mundo

otro igual en el fruto y las fatigas.

Y así dijo Jesús lleno de amores:

„„El campo apto está para la siega‟‟,

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y el tiempo nos devuelve los clamores

del eco de su voz, que aún nos llega

pidiendo para el campo segadores.

II

Y un alma oyó su voz. Con fe resuelta

se lanzó por los campos de la vida

y halló la mies revuelta,

la cosecha perdida

y el grano por doquier diseminado,

hallólo pisoteado...

Sin vigor, vio la tierra empobrecida,

y en tal desolación logró mirarla,

que dióse a la tarea de remozarla

con almas compasivas, generosas,

que como ella, deseaban trabajarla.

Sembró simientes nuevas y abundosas,

labró el polvo sediento

y dio al sembrado aumento

con riegos y con lluvias provechosas.

Esfuerzo tan heróico no fue en vano:

la mies volvió a dorar, creció la espiga

y el fruto que su ardor veía lejano,

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

maduró, coronando su fatiga,

al sol vivificante del verano.

E igual que un día Jesús, vio su mirada,

azul el firmamento,

las mieses anchurosas

rizadas en sus ondas por el viento,

la espiga sazonada

y luces de belleza y de portento

en el fondo sin fondo de las cosas...

„„El campo, apto está para la siega‟‟.

Un sol de majestad su luz despliega

sobre el amplio y magnífico sembrado,

y el suelo que no ha mucho fue baldío,

hoy es vasto y plantío

de espigas como el oro tapizado.

„„¡Oh, Hijas de Jesús, el campo es vuestro!‟‟

Vosotras, segadoras virginales,

no dejeis que malignos vendavales

asolen los sembrados del Maestro.

Inmensa es su extensión, abrid la brecha,

lanzaos a recoger nueva cosecha

por el campo sin lindes de la vida

47

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que espera vuestra siega bendecida

y alzad el corazón, que perpetuada

quedó vuestra misión, siendo aprobada

del Vicario dignísimo de Cristo.

¡Al fin Él reinará por todo el mundo!,

su reino sea fecundo,

su siega, ¡la más grande que se ha visto!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Tú eres Rey

Peregrina sedienta de bellezas

y a implorar de tu amor preciosa gracia,

he escalado el camino sacrosanto

que conduce a tu mística montaña.

En ella, mi Señor, trono vastísimo

que la mano del hombre te prepara,

en ella, da tu gran misericordia,

quiso en mi corazón hacer morada

y llenarle en el santo sacrificio

del misterio insondable de tus gracias,

he bebido la luz de tu realeza

que en mi espíritu vive y se dilata...

Señor, en la altitud de aquella cumbre,

¡qué cerca de su Dios el ser descansa!...

la luz del regio sol sobre la tierra

y el fuego del amor dentro del alma,

te miran Rey divino de poderes,

te sienten, Dios, Inmenso de esperanzas.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Qué claro el cielo azul que te hace palio!,

¡cuán puro el aire aquel que te embalsama!...

Señor, bajo tus pies se extiende el mundo:

mirando de aquél monte hacia la falda

se amplía el ancho valle que, espacioso,

hasta el vasto horizonte se dilata;

domínanse tremendas extensiones,

honduras y planicies y montañas,

brumosas y lejanas perspectivas,

parajes y llanuras solitarias.

Señor, bajo tus pies se extiende el mundo...

¿quién duda que natura te regala

y brinda la creación su pleitesía

en voces de sus mudos panoramas?...

Señor, sobre aquel monte, sólo el cielo:

hermoso con sus luces y sus galas,

encierra misteriosas transparencias

que en tibias claridades se derraman.

Y sobre ti Señor, ni el cielo mismo,

tan sólo el dulce peso de la santa

y espléndida corona que te ciñe

y al precio de tu sangre conquistaras.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Tú eres Rey!, abatido, el universo

lo dice ante la corte que te exalta;

¡Tú eres Rey!, y del cielo lo repiten

los cánticos que en triunfo lo proclaman;

¡Tú eres Rey!, hasta el más ignoto abismo

pregona tu realeza soberana...

¡Rey eterno!, extiende tu reinado

sobre el campo bendito de las almas;

sobre el cielo y la tierra reina siempre

y pueblos y naciones avasalla;

domina con tu amor los corazones,

con todo tu poder el mal aplaca

y que al peso infinito de tu gloria

se doble toda frente ante tu planta.

---------------------------------------------------

Peregrina sedienta de bellezas

y a implorar de tu amor preciosa gracia,

he escalado el camino sacrosanto

que conduce a tu mística montaña...

Aquella, que, de nombre Cubilete,

y enclavado en las tierras mexicanas,

promete darte gloria y homenaje

atrayendo hacia Ti toda mirada.

51

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

“Yo soy el buen Pastor”

Yo soy el buen Pastor que te ha buscado,

aquel que por salvarte dio la vida...

yo soy el buen Pastor, mira la herida

que abierta está en mitad de mi costado.

En ella está un asilo preparado

en donde encontrarás dicha cumplida:

oveja, de mi amor la más querida,

¡no quieras alejarte de mi lado!

Yo soy el buen Pastor, vuelve al aprisco,

vuelve, oveja, a pastar en el collado

que no presenta abrojos como el risco.

En donde te encontré yerta en el suelo:

entrégate a mi amor y mi cuidado,

que sólo así hallarás la paz del cielo.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A Jesús por María “En vano busca nada,

quien no quiere hallarlo todo

con María. ”

(San Buenaventura)

Nunca sabrán mis labios, Madre mía,

enunciar dignamente tus loores,

que para enumerarlos, mis amores

encuentran toda frase pobre y fría.

Sin saber cuánto y cómo te quería,

de mi tierna niñez en los albores

te entregué dulcemente los ardores

de mi alma, que anhelos ya sentía...

Y ahora miro cuajar esos anhelos:

por Ti soy de Jesús la esposa amante

que al esposo se entrega plenamente,

vivo en la tierra, sí, mas de los cielos

paréceme escuchar la voz vibrante

que dice soy de Dios eternamente.

En una celebración de la religiosa con votos perpetuos.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Letrilla

Brilla, brilla, encumbrado lucero,

con tus más esplendente fulgor,

que cabalga con rumbo a la gloria

sobre ti mi feliz corazón.

Sobre el piélago de luces

en que surca tu esplendor,

con lumínico lenguaje

de tu historia se escribió

que en fulgir allá en la altura

fue el primero tu fulgor,

que tus rayos acortaron

de la noche la extensión,

cuando anuncio diste al mundo

que en Belén un Dios nació.

Brilla, brilla, encumbrado lucero,

con tu más esplendente fulgor

que cabalga con rumbo a la gloria

sobre ti mi feliz corazón.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y fue entonces que tu alcurnia

elevada se fijó...

Tú humillado ante la Virgen

alabaste su candor;

tú del Hijo de esa Madre

que en pureza pasa al sol,

entornaste los ojitos

que llorando fatigó;

tú a los más sabios y pastores

prosternaste ante el Señor.

Brilla, brilla, encumbrado lucero,

con tu más esplendente fulgor,

que cabalga con rumbo a la gloria

sobre Ti mi feliz corazón.

Tú del dulce Nazareno

tras las huellas fuiste en pos,

y en la vida pobre y ruda

que al amarnos eligió,

en su ruta de milagros,

en su senda de dolor,

en los ecos doctrinales

que en herencia nos dejó,

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Page 53: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

le seguías con anhelo,

le escuchabas con amor…

Brilla, brilla, encumbrado lucero,

con tu más esplendente fulgor,

que cabalga con rumbo a la gloria

sobre ti mi feliz corazón.

Tú de aquella Madre Virgen

presenciaste la Asunción;

tú besaste con los ángeles

sobre el polvo que pisó;

tú seguiste el raudo vuelo

que su alma tendió a Dios

y admirando la corona

con que el Padre la ciñó,

a las plantas de la Reina

prometiste sumisión.

Brilla, brilla, encumbrado lucero,

con tu más esplendente fulgor,

que cabalga con rumbo a la gloria

sobre Ti mi feliz corazón.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y tú, en fin, que del destierro

aquilatas mi prisión,

la cadena a la que al alma

su miseria condenó;

tú que miras sus combates,

tú que palpas su ilusión,

has de ver, cuando se rompan

estos lazos de dolor,

cómo sube hasta la gloria

a fundirse con su Dios.

Y por eso, a brillar, oh lucero,

con tu más esplendente fulgor,

¡que cabalga con rumbo a la gloria

sobre Ti mi feliz corazón!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A la Madre Santísima de la Luz

Estuve junto a Ti... de tu belleza

anegose mi ser en la dulzura,

que nadie como Tú para ser pura

e inspirar plenitudes de pureza.

Estuve junto a Ti... luz de realeza

emana de tu angélica pintura

y surge de tu mística figura

la celeste visión de la grandeza:

¡Oh Madre de la Luz, Virgen María!,

estuve junto a Ti y en la alegría

que aquella tu expresión feliz imparte,

pude cerca de Ti, beber poesía

y sentir la impresión de que eras mía

en la dicha sublime de besarte.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Poema al insigne Juan Diego -en el IV centenario de su gloriosa muerte-

“Confiter tibi, pater domine

caeli et terrae, quia abscon_

disti maec a sapienti bus et

prudenti bus, et revelasti ca

parvulis.” Mat, 11, 25

I

De tinieblas y sombras arrancado

hallábase de Anáhuac el imperio.

Su pueblo, que no ha mucho sepultado

durmiera entre las selvas virginales

bajo el velo tupido del misterio,

contaba singular destino escrito,

más allá de los campos siderales;

donde empiezan a verse los umbrales

que señalan la luz de lo infinito...

La obra misional de las Españas

hallábase encauzada y definida;

la conquista en lo humano concluida

miró el conquistador de mil hazañas.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Mas siendo la actuación de la criatura

tal como ella, medida y limitada,

estaba para el cielo reservada

la conquista final, a lo divino,

y el mundo estremeciose de ventura

al mirar entre ráfagas de aurora

a María, por gran conquistadora

y a Juan Diego, por arma y por camino.

II

Y allá del Tepeyac en la colina,

vibraron armonías celestiales;

las auras, en carrera peregrina,

por valles y montes esparcieron

perfume delicado de rosales

que a un toque milagroso florecieron...

Y pudo contemplar gozoso el día

en aquel dichosísimo escenario,

convertido a Juan Diego en relicario

de todos los secretos de María;

de la dulce Señora, que, morena,

en toda su expresión profetizaba

dos razas en fusión noble y serena,

por medio del amor que ella inspiraba.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y fue Juan Diego, sí, su mensajero,

y el hijo predilecto en su ternura,

y el ser que burilara con esmero,

y el alma que selló para la altura.

Y el orbe contempló con María,

con rostro celestial cuanto risueño,

al místico sencillo sonreía

nombrándole su hijito y su pequeño.

---------------------------------------------------------

¡Señor!, cuán insondables y amorosos

los designios sin par de vuestra mano;

vuestros caminos son tan misteriosos

que el hombre en comprenderlos lucha en vano.

El mundo busca siempre del talento

el fulgor, juntamente con la ciencia,

porque piensa en ello su inconsciencia

ha de hallar un feliz contentamiento.

Mas yo te alabo, oh Dios, pues tus anhelos

inclina tu bondad a la inocencia

de los pobres y humildes pequeñuelos,

porque al fin, ya lo dijo tu clemencia,

es de ellos el reino de los cielos.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y tú, Juan Diego, luz enunciadora

del nacer celestial de un nuevo día,

vaso puro, que lleno de la aurora,

con rosas embalsamas su celaje,

¿qué puedo más decir en tu homenaje

que fuiste predilecto de María?...

Quiera Ella, la reina que te ha honrado,

compensar tus servicios singulares

haciendo te miremos elevado

a la gracia y honor de los altares.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dios existe (creo en Dios)

“Pater, dimitte illis: non

enim sacient quid facient.”

¡Detén, Señor, detén el brazo airado

que miro descargar sobre el ateo!;

tu justicia es suprema e infinita

que en ti todo infinito es y supremo,

mas deja desbordar de tu clemencia

el perdón para el pobre, que está ciego.

Sí, ¡ciego!, no me engaño; mas negruras

existen en su oscuro pensamiento,

que en la noche absoluta de los ojos

que jamás han mirado algún destello:

sí, ¡ciego!, que el que ve la luz, no insiste

en seguir entre sombras existiendo,

y mira hacia la luz con insistencia,

y la luz lo sumerge en claro piélago...

Señor, si viera, mudo contemplase

que pide en su existencia el universo,

una causa evidente y necesaria,

pues exige una causa todo efecto.

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Page 61: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Si viera, percibiese la armonía

y el orden de las cosas, que supremo,

desde el campo estelar que absorbe al sabio

hasta el más microscópico elemento,

requiere un primer motor inmóvil.

Si viera, descubriese los secretos

de la clara y sutil inteligencia

del hombre y su libre movimiento.

Si viera, la conciencia confesara

que advierte lo que es malo y lo que es bueno;

notara que las mil generaciones

consienten en que existe un Ser Supremo.

Si viera, en los campos de la historia

palpara las verdades de los hechos,

y si viera, por fin, comprendería

la fuerza y la razón de un Ser Eterno.

Señor, si hablara, torpe, con la humana

justicia, te pidiera que al soberbio

dignáraste humillar con mano férrea

haciéndole sentir su propio cieno.

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Page 62: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Mas yo que marcho en pos de tu doctrina

que me habla de perdón y abatimiento

detén, ¡oh Dios!, te digo, el brazo airado,

apiádate, Señor, del pobre ateo,

concédele tu luz y con clemencia,

Tú que abriste los ojos de los ciegos

destierra de los suyos tanta sombra

y entonces, cuando mire tus reflejos,

cuando palpe la luz de tu grandeza

y sienta de tu gloria todo el peso,

hundido bajo el polvo de la nada,

habremos de escucharle decir: ¡Creo!

En tanto de mi fe de roca acepta

el cálido homenaje que te ofrezco:

¡Creo en Dios!, en sus grandes perfecciones,

en su esencia divina y santa, creó;

en todas las criaturas de sus manos

un libro que de Él habla miro abierto,

creo en Dios como espíritu inmutable,

el único que Es y Él solo bueno;

creo que ha de venir sobre las nubes

a juzgar a los vivos y a los muertos.

¡Creo en Dios!, y a su Ser y existencia

se debe cuanto abarca tierra y cielo.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Parábola

Cuando pasa el peregrino

abrumado de dolores;

cuando riega con sudores

de su rostro ya cansino,

del sendero los ardores,

honda siento la dureza

de su vida dura y fría,

que buscando la alegría

de una dicha sin tristeza,

ha encontrado la agonía.

Sus alforjas, sólo llenas

de dolor y desengaños,

van diciendo de los daños

que le abruman por las penas

cosechadas con los años.

Va cansado, va sediento;

sus pisadas vacilantes

dejan huellas abundantes

del total desangramiento

de sus venas palpitantes.

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Page 64: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Lleva arrugas en la frente

en la sien fiebre le daña,

y su mano fría y huraña

va empuñando débilmente

el bastón que le acompaña...

¡Cómo hiere la amargura

de su grande abrumamiento!;

¡cómo salta el sufrimiento

que se obstina en su figura

de mortal abatimiento!...

Y es que el pobre caminante,

peregrina da la vida,

ha palpado que cumplida

no es la dicha, que inconstante

nunca sacia la medida.

Ha probado los amores,

ha bebido las bellezas;

de la gloria las grandezas

prometiendo darle flores

sólo diéronle asperezas.

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Page 65: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Pobre, pobre peregrino

que va en pos de lo visible!...

¿Qué tan sólo eres sensible

a las luces del camino

de ese mágico imposible?...

¿Qué no encuentras ambrosía

más que en cosa pasajera?...

¿Qué no sientes verdadera

la durísima alegría

de la Cruz dura y austera?...

Si creada fue tu alma

para cosas inmortales,

¿cómo en lides mundanales

has querido gozar calme

que convenga a tus ideales?...

No, tu vida no es el mundo,

ni su senda tu destino;

sólo afiánzate al camino

del sufrir rudo y fecundo,

y, ¡sonríe, peregrino!

---------------------------------------

68

Page 66: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Al revés de peregrino

de existencia entristecida,

tu ilusión, madre querida,

has cifrado en el destino

de sufrir toda la vida.

Al revés del caminante

agobiado en sus ardores,

tú has sembrado los amores

de tu alma a cada instante

entre espinas de dolores.

Y por eso son fecundos

los senderos que caminas;

y por eso es que iluminas

los abismos más profundos

con la luz de tus espinas.

Y siendo ellas, como he visto,

tu corona madre amada

sea tu dicha más preciada,

al igual que un nuevo Cristo,

el vivir crucificada. A mi madre Doña Carmen G. de Peláez de Muñiz,

con profundo amor y admiración por su

equilibrio y grandeza de alma.

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Page 67: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A la Catedral de México

Hermosa Catedral, sobre las ruinas

del Azteca Teocalli te levantas,

poniendo de realce sacrosantas

promesas de dulzuras peregrinas.

Rodeada de la luz con que iluminas

la Cruz preside tus bellezas santas

y en torno de la Cruz, la vista encantas

de todo el que a tus puertas encaminas.

Hermosa Catedral, repica a vuelo,

pregona por la tierra y por el cielo

de tus bronces el goce ilimitado,

que gustando venturas celestiales

el Pastor que su sede en Ti ha fijado

cumple bodas de plata episcopales.

Al Hmo. Sr. Dn. Luis María Martínez

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A la Sma. Virgen

“Yo no tengo confianza

mas que en Ti, oh Virgen

purísima.”

(Sr. Efrén)

Lejos del falso mundo y de su ruido,

que a las almas apresa entre sus lazos,

en el blando refugio de tus brazos,

confiada dulces años he vivido.

Ansiosa de mirar mi ideal cumplido,

que lucha por vencer todos los plazos

hoy renuevo mis votos, ¡son chispazos

del amor que en mi pecho va encendido!

¡Oh Madre!, a Jesús por Ti se llega

y sólo el que te toma por camino

en Jesús vivirá dichosamente;

por eso, mira mi alma, a Ti se entrega

pidiendo que aceleres su destino

que es ser toda de Dios eternamente.

En la renovación de votos de la Madre Auxilio Roma. Del Intituto del

Sagrado Corazón de Jesús

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Page 69: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Tríptico sideral

I Himno al sol

¡Salve, oh, Tú!, magnífica lumbrera

entre luces la tuya la más clara,

¡salve, Padre del día!, en Ti se ampara

la vida y movimiento de la esfera.

¡Salve, bendito sol!, por ti prospera

la tierra que a tu paso se prepara

rompiendo el fértil surco, que depara

a la rica y extensa sementera.

¡Salve, prolongador de la existencia!,

sin ti no hay fuerza que al calor coincida;

tu poder es feliz por excelencia,

tu visión es fecunda y bienvenida.

Eres como el amor, porque tu ausencia

engendra muerte para toda vida.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

II

Himno a la luna

¡Salve, Selene, pálida y serena!,

la novia refulgente de la noche,

quien ostenta en tu honor claro derroche

de luces que a tu séquito encadena.

¡Salve perla de Ofir, blanca sirena

que oleaje de zafir tienes por coche!;

tu imagen se me antoja como el broche

con que cierra el espacio su cadena.

¡Salve, nacar de luz, luna plateada!,

polvo de ensoñación dejan tus huellas.

Princesa entre las sombras encantada,

por formar tu cortejo, surgen bellas,

temblando de ilusión a tu mirada,

millares de blanquísimas estrellas.

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Page 71: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

III

Canto a las estrellas

Al borrarse del sol la ígnea pintura

que cumbres y siluetas festonea

tan raudas como el giro de la idea,

salís, estrellas, a enjoyar la altura.

Mirando en el cristal de vuestra albura

el iris que se agita y parpadea

evoco claro aljofar que platea

bajo el rayo de luz que en él fulgura.

¡Estrellas!, caracteres de granito

del libro do con signos inmortales

el nombre del Creador se encuentra escrito.

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Page 72: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Labriego!

¡Labriego!, con la frente calcinada

por el fuego de un sol esplendoroso,

trabaja sobre el campo generoso

en bregas y trajines de la arada.

Esa tierra que pisas, es sagrada:

es el lecho del grano vigoroso,

es la rica besana, que dichoso

premio dará mañana a tu jornada.

¡Labriego!, sobre el surco con amores,

derrama en tus entrañas tus sudores

y canta, que al sembrar tus regocijos,

aumentas de la patria el gran tesoro

y espigando gavillas como el oro

tendrás seguro el pan para tus hijos.

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Page 73: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Andalucía

Reina en trono de luz, sultana altiva

que presa en tus alcázares de flores

tejiendo a la guitarra tus amores

te das al viento en copla fugitiva.

Gitana bullanguera y atractiva

cristal que roto en prisma de colores

espejo eres del sol, que en sus ardores

la reja besa donde estás cautiva.

Te dio tu origen moro sortilegio

tu sangre te dio estampa musulmana

y tu propia ilusión te dio alegría;

te dio el creador en flores regio florilegio

y al mirarte por fin mora cristiana

te dio España su amor, ¡Andalucía!

Para mi hija Lucía, con mucho amor.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A Manolete

En el primer aniversario de su muerte

Portento de valor y torería

Califa cordobés en filigrana,

hiciste de la fiesta más galana

un derroche con ciencia y gallardía.

Tu nombre a la afición estremecía

y en honra de tu noble estirpe hispana

aún suena en el calor de quien se ufana

del triunfo que tu capa recogía.

España llora triste por tu muerte;

si ayer vistió de sol por ir a verte

de sombra hoy se atavía sin tu gloria;

y cuando va a los toros, siente pena

y de su corazón de madre buena

caen claveles de sangre en tu memoria.

77

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Tormenta - Pintura hablada -

I

El cielo está plomizo, encapotado;

airecillo de lluvia se desliza

y negro nubarrón se localiza

sobre el núcleo pequeño del poblado.

La paja de las eras ha volado;

en fuerte remolino se tamiza

el polvo y el ambiente se electriza

al choque del relámpago azulado.

Brama el trueno; la nube cenicienta

empieza a descargar en goterones

que empapan desde el roble hasta el lentisco,

y en medio de la lluvia que acrecienta,

un zagal, tarareando unas canciones,

conduce sus quejas al aprisco.

78

Page 76: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

II

Arrecia el aguacero, bajo el puente

está una lavandera resguardada,

e inicia a amenazar la granizada

que ofrece comentarios a la gente.

Avívase el relámpago imponente

no cesa ni un momento la tronada

y temen los labriegos la riada

mirando cómo crece la corriente.

Parece que la lluvia está amainando;

el cielo va cediendo en su negrura

y ráfagas de sol en lontananza

conjurar la tormenta. Va clareando

esplende el arco iris en la altura

y triunfa a su presencia la esperanza.

79

Page 77: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

III

Escampa. A la lumbre gigantea

del sol, desaparecen los nublados

y vuelve por senderos anegados

el rústico gañán a su tarea.

La hierba del rocío centellea,

los árboles destacan empapados

y vuelven los rebaños a los prados

y tornan los trajines a la aldea.

El cielo está sereno, transparente;

la tierra cenagosa y fecunda

descansa acariciando una promesa;

despéñase el arroyo en su torrente

y suena, a sus cadencias acoplada,

la esquila que retiñe en la dehesa.

80

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

IV

Declina el astro rey, la cresta huraña

del monte, besa en rayo purpurino

y enciende del celaje vespertino

el rizado vellón, que en fuego baña.

Recoge su armonía la montaña

y baja por la cinta del camino

un carro de boyeros que al vecino

poblado, a sus amos acompaña.

La noche va tejiendo su negrura

la tierra vierte sus aromas nocturnales

y en luz el caserío se delata;

la luna se perfila en su blancura

y en torno a sus encantos siderales

el cielo llora lágrimas de plata.

81

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Quisiera...

Quisiera a la sombra arrancar su misterio,

quisiera agregarme a la corte estelar;

quisiera a la luna confiar de un imperio

el dulce secreto que canta el salterio

en trova vibrante de ritmo sin par.

Quisiera, a la aurora, mirar la mañana

romper en destellos del cielo en el tul;

seguir a la alondra que trinos desgrana,

cantando dichosa rozar la besana

y luego cual flecha lanzarse al azul.

Quisiera en regalos de linfa turgente

beberme los cielos y el rayo solar;

quisiera en su guzla de son persistente

cantar la alegría fugaz de la fuente

que va en su murmullo muriendo hacia el mar.

Quisiera robar de la brisa la onda

el gérmen fecundo de ideal floración,

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y oír al arpegio del viento en la fronda,

cólicas arpas, que el eco responda

en vago quejido de errante canción.

Quisiera del valle bajar a la hondura

y al punto la cumbre más alta escalar;

quisiera en la selva de virgen bravura

dejar a mis plantas hollar la espesura

y el seno ignorado del bosque habitar.

Quisiera con alas de cóndor, a ignotas

regiones de ensueño mi ardor dirigir;

mirar en países de playas remotas

auroras boreales, y luego, ya rotas

las alas potentes bajar y morir.

Quisiera cobrar a la mar su bramido

y el suave vaivén de la playa imitar,

y al ver el cristal de esmeralda abatido

luchar contra el viento que lo ha enfurecido,

tornarme en esquife y al viento retar.

Quisiera en un risco, elevado, imponente,

fijar mi morada, y en luz de arrebol

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

beber claridades y al alba naciente,

cual águila rauda que vuela hacia oriente,

mirar cara a cara los rayos del sol.

Quisiera en un astro viajar por el mundo;

tender la mirada y el pecho ensanchar,

cruzar sus abismos, su suelo fecundo;

oír sus rumores y en soplo profundo

de efluvios sutiles, su aroma aspirar.

Quisiera cortar el espacio en un vuelo

y ya en mediodía y ya en septentrión,

medir las azules regiones del cielo,

saber el por qué de las sombras al velo

en perlas recama su inmensa extensión.

Quisiera adherida del cosmos notable

al libro intangible, de ciencia ir en pos;

seguir de su urdimbre el hilo admirable,

saciar de verdades mi pecho insaciable

y a tanta grandeza… ¡pensar solo en Dios!

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Page 82: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

En Castilla - Pintura hablada –

Deja, moza, el argadillo

y el trajín, que en luz febea

ya la tarde festonea

el perfil duro y sencillo

de las torres de la aldea.

Ya ha volado la cigueña

hasta el viejo campanario;

repicando está al rosario

la campana, que halagueña,

te convida al rezo diario.

Ya en el tosco labrantío

han cesado las labores;

y de risas y rumores

ha quedado mudo el río

donde el sol quiebra fulgores.

Ya en el zorzal voló ágilmente

por el monte y los canchales;

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

ya entre pardos pizarrales

al aprisco lentamente

van ovejas y zagales.

Sal, mozuca, a la ventana,

bebe luces de arreboles

con tus ojos, que, españoles,

me parecen, castellana,

algo así como dos soles.

Ya tu padre el campo deja

y tu madre no se atrasa

con la cena; ya repasa

el galán que te corteja

las paredes de tu casa.

Y a la dulce tonadilla

de los cantos lugareños

piensa en ti y en los risueños

anchos campos de Castilla

que estos son sus dos ensueños.

Sí, Castilla en su llanura

y tus gracias, Castellana

han fundido en su alma sana

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

un ideal que el mozo apura

en trajines de besana.

Y por eso tan ufano

le verás en sementera;

y por eso allá en la era

le verás el rubio grano

acarrear a la panera.

Pues fijar ya quiere hogaño

con tu padre el casamiento

si tú das consentimiento,

y para ello dan tamaño

su trabajo y rendimiento.

Porque el mozo castellano

cuando está penando amores,

no escatima ni sudores

ni faenas, que su mano

las derrocha con vigores.

Y así está su sembradío,

y así rinden sus jornadas,

y así crecen de cargadas

las espigas que al estío

dan cosechas sazonadas.

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Page 85: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y así el grano es de lustroso,

y la harina así de buena,

y así siempre la alacena

con el pan tierno y sabroso

esperanzas almacena...

Mas si el mozo es de valía,

tú también eres juiciosa,

y por seria y hacendosa

has de ser, llegando el día,

para el mozo buena esposa.

Pues el vulgo, que verdades

en hablillas siempre riega,

dice que andas en la brega

derramando habilidades

por tu casa solariega.

Dice que eres previsora

como buena campesina;

y que igual que golondrina

te levantas con la aurora

en afán que no termina.

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Page 86: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dice que, hábil has bordado

con tus manos laboriosas,

blancas ropas primorosas,

que en el arca han perfumado

las camuesas olorosas.

Dice que amas a tu madre

y le evitas los quehaceres;

dice en fin lo buena que eres

y el amor con que a tu padre

le suavizas los deberes.

Ya ves, moza, pues yo mido

que tu hogar será dichoso,

y que amante al fiel esposo

tornarás caliente el nido,

que ya siento bullicioso.

Porque Dios, que del buen hijo

siempre colma los deseos,

poblara de mil gorjeos

a tu hogar con regocijo

de infantiles balbuceos.

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Page 87: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y tu casa será honrada

y su paz será durable,

y en el fuego inapagable

de amor, será sagrada

la familia venerable.

Mas... te miro algo impaciente...

¡Ah, perdona! mi imprudencia

no advirtió que tu presencia

solicita finamente

tu galán con insistencia.

Pues acude ya a la cita,

guapa moza castellana,

y no olvides flor temprana,

que quien te habla así, se invita

a tu boda de mañana.

Goza, goza de ilusiones

se recrea tu alma sencilla,

mientras yo veo cómo brilla

el lucero en las regiones

anchurosas de Castilla.

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Page 88: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Claro de Luna

La luna besa en rayos el paisaje,

navega por el cielo luminoso

e hila bajo el palio rumoroso

del bosque, su ilusión en raro encaje.

El lago se ha rizado en suave oleaje

de un céfiro al contacto tembloroso,

y un cisne, blanco esquife, majestuoso

surca el lago que copia su plumaje.

El loto entre las linfas se desmaya,

despliega la magnolia su blancura

vertiendo de su cáliz los olores;

la fronda se adormece, el viento calla,

y el nido, abandonado en la espesura,

entona un ruiseñor cantos de amores.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Tríptico

a Ntra. Sra. de Fátima

Las apariciones

I

Sembrado el orbe en mil calamidades

del bien y la inocencia destructoras,

bajaste con tus gracias redentoras

a nueva redención de sus maldades.

Mensaje de divinas voluntades,

anuncio de promesas salvadoras,

donaron tus palabras bienhechoras

a pueblos y naciones y ciudades.

Y allá, en Aljustrel, tres pastorcillos

tomó tu corazón por mensajeros;

Señora, y en el mundo de los fueros

que sabe solo en grandes hallar gloria,

los pobres, los pequeños, los sencillos

heraldos fueron, Reina, de tu historia.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La Virgen Peregrina

II

Dejando Portugal y tu santuario

mediste las regiones de la esfera

y el orbe de tu gloria duradera

ha sido fiel testigo y escenario.

Seguida de cortejo extraordinario

las gentes te aclamaron por doquiera

y el himno que tu huella recogiera

fue el rezo milagroso del rosario

¡Triunfaste, oh celeste Peregrina!;

el caos de la tierra se termina

al paso de tu imagen sacrosanta;

el arco guarda, bella Cazadora

la presa que a tus fechas enamora

¡no tarda en derribarse ante tu planta!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Devoción

III

Te vi y te amé, Señora. De tu historia

arrobada escuché la maravilla

y supo descifrar mi fe sencilla

la clave misteriosa de tu gloria.

Llevando tu mensaje en la memoria,

me amparo en sus promesas y se humilla

mi frente contemplando cómo brilla

el sol meridional de tu victoria.

Señora, si te amé con solo verte

y amante diera dicha por seguirte

muy justo me concedas con la muerte

el gozo y el consuelo de mirarte,

si sabes me parecen, por servirte,

la vida y corazón muy poco darte.

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Page 92: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Haz el milagro!...

¡Señor, haz el milagro!, si en poderes

presides la armonía del universo,

si logras con tu mano creadora

la furia encadenar de los oceanos

y hacer puedes que el sol de su carrera

detenga la ascención y el movimiento,

¡Señor, haz el milagro!, te lo imploro

porque sé que eres grande y eres bueno.

¡Señor!, si de la noche con el día

disipas la negrura y el silencio,

si mandas que la tierra se despierte

pasadas las crudezas del invierno,

si tornas a la rama despojada

la gala perfumada de sus pétalos

y el nido abandonado resucitas

con hálitos de música y gorjeos.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Señor, haz el milagro!, y como Lázaro,

que un día despertaras de su sueño,

devuélveme las muertas floraciones

que antaño germinaran en mi huerto,

revive de mi alma el mudo nido

rasgando en vibraciones su silencio

y préstale una nueva primavera

al pobre corazón de dichas huérfano.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dos soles

Hiere mis ojos la visión pristina

del rayo precursor de la mañana

y miro que tiñendo el mundo en grana

solemne asciende el sol tras la colina.

Siguiendo en carrera peregrina

que el cielo en arreboles engalana,

escucho el repicar de la campana

diciendo que la misa se avecina.

Me llego hasta el recinto sacrosanto,

me postro ante el altar y ya de hinojos,

viviendo la emoción que el acto encierra,

percibo la presencia del Dios Santo

al punto que se eleva ante mis ojos

el Sol más esplendente de la tierra.

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Page 95: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Rompe los lazos...

Señor, rompe los lazos

que me aten a la tierra,

quebranta las prisiones

del pobre corazón;

no quiero otro reposo

que el que la lucha encierra,

ni admito yo otro yugo

que el yugo de tu amor.

Señor, tras los halagos

de toda humana gloria

existen claridades

capaces de cegar;

no quiero falsos brillos

que encubran baja escoria,

prefiero ir por el yermo

en pos de la verdad.

Señor, en los amores

estériles del suelo,

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

los ruines egoísmos

sepulcro son del bien;

despréndeme de todos

y cérqueme el anhelo

de hallar sólo en el tuyo

mi gozo y mi placer.

Señor, conduce al alma

a amarte con delirio

y sea su fuerte escudo

tu santa comunión;

sé Tú su fortaleza

en medio del martirio

y sea su solo yugo

el yugo de tu amor.

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Page 97: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Balada

En estas tardes de otoño

cuando la brisa llora en las ramas;

en estas tardes dolientes

en que hay quejumbres en la hojarasca

me da tristeza el silencio,

me da tal muerte nostalgia

al ver la tierra desnuda

de tibios nidos, de ricas galas.

En estas tardes de invierno

cuando las voces duermen calladas;

cuando en la helada arboleda

su queja pulsan cierzos y ráfagas,

se me desborda a torrentes

una amargura en el alma

que me congela en su vuelo

las ilusiones, las esperanzas.

Que pasen las primaveras

con su reguero de flores blancas;

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que se lleguen, sí, los otoños

con sus quejumbres en la hojarasca;

que surjan, ay, los inviernos

con sus crudezas y escarchas;

mas cuando el alma se encuentre

al fin llegando de su jornada,

que se abra un cielo a su angustia

y la recoja disuelta en lágrimas.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Quo Vadis?...

Huyendo del engaño cruel, impío,

llego a Ti con el pecho lacerado

y el roto corazón ensangrentado

en busca de perdón a mi extravío.

Ten piedad y clemencia, oh, Jesús mío,

del llanto que mis ojos han cegado

y dame tu reposo, que, cansado,

vivir cabe tus llagas sólo ansío.

¿Dónde vas, me interroga tu mirada?...

Voy a Ti, con el alma traspasada

y el cáliz apurado hasta las heces;

voy a Ti, a humillarme en mis errores

y a darte el corazón que en tus amores,

Señor, ¡has de perdonar tantas veces!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dedicatoria

“Leva in circuit oculos tuos et vide: omnes isti

congregati sunt, vene_runt tibi.”

(Is. c. XLIX, v. XVIII)

Señor, bajo la sombra de estos muros,

cerrados para el mal y al bien abiertos,

se teje con la voz de los latidos

que agitan emociones dentro el pecho,

un himno delicado,

un cántico armonioso que el silencio

desgarra en vibraciones concertadas

de notas y de arpegios,

y hendiendo como flecha los espacios

y la bóveda azul del firmamento,

se interna en las regiones siderales,

más allá del brillar de los luceros.

Señor, de aqueste himno delicado,

humilde portadora soy, y vengo

no con música torpe de palabras

que hiera vuestro oído, por modesto,

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

ni por vanas y pobres reflexiones

que por pobres y vanas lleve el viento...

Antes bien, traigo música sencilla

de rústico cantar pero sincero.

Señor, he preguntado a vuestras hijas

con la voz elocuente del silencio

por qué os aman, Señor, tan tiernamente,

por qué os suelen llamar con tanto afecto

su Padre, y al deciros este nombre

lo dicen con unción y con respeto...

Y la clave Señor de estos sentires

para mí ya no mora en el misterio:

¡Ya sé, pues me lo han dicho!,

que las huellas siguiendo del Maestro,

tenéis corazón caritativo

capaz de los más nobles sentimientos;

ya sé que vuestro espíritu

generoso y viril, es todo celo

y que igual que Jesús cifráis la dicha

en luchar por las almas con denuedo.

Señor, esto me dicen vuestras hijas,

y me dicen aún más, y yo que a tiempo

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Page 102: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

persigo vuestras huellas,

ya de cerca, Señor, o ya de lejos,

también os llamo Padre,

por Padre os reconozco con respeto

y cierta de la mística grandeza

de vuestra alma, de Cristo fiel reflejo,

me obstino en imitar vuestras pisadas

que en sendas de virtud van rumbo al cielo. --------------------------------------------------------------------------

Señor, bajo la sombra de estos muros,

cerrados para el mal y al bien abiertos,

tened vuestra mirada por doquiera,

palpad el regocijo y el afecto

que aquí nos ha reunido

al amparo de un mismo sentimiento;

y oíd, en el latir de corazones

que agita la emoción dentro del pecho,

un himno delicado,

un cántico de gracias que al Eterno

presenta nuestro amor en alabanza

por ese don supremo:

El don de un Padre Santo y bondadoso

que enseña la virtud por el ejemplo.

Dedicada al Hmo. Sr. Dr. Dn. Vicente Villegas en

testimonio de eterna gratitud y estima a sus virtudes

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Despierta!

Después de reposar, no en el olvido,

en la noche sin voces del silencio,

¡despierta, bella lira septicorde!,

desgarra las tinieblas de tu sueño

y alienta en tu cordaje luminoso

cual polvo centellante de luceros,

un canto delicado, transparente,

sutil como las alas de los céfiros,

¡aquel que entre tus cuerdas apresado

pugnara por vibrar en tus acentos!

¡Despierta, lira mía!, no vaciles,

que así como a los fríos del invierno

suceden las copiosas floraciones,

los cálidos derroches de gorjeos,

así, tras del invierno de la prueba,

desgrana tus ardores en arpegios,

retorna a tus baladas y cántigas

y deja se propague con el viento

el himno que en tu luz quedó temblando

no sin fuerza o vigor, sino suspenso.

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Page 104: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ya escucho tus primeras vibraciones,

ya en trémulo cantar tu ritmo siento,

que formas una alianza tan compacta

con las fibras vivientes de mi pecho,

que confundo tu voz con los latidos

del pobre corazón que llevo dentro.

Prosigue, no interrumpas tus acordes,

quebranta las cadenas donde preso

quedó el canto de amor que te dio vida

al contacto igniciente de su aliento.

Tú puedes conquistar en resonancias

la región donde duermen los misterios;

Tú puedes emitir las armonías

do todos tus sentires toman cuerpo

y dar a tu canción los mil matices

que saltan en tus místicos anhelos...

¡Despierta, bella lira septicorde!,

¡sacude de tus cuerdas el silencio!...

Si el amor te dio vida con su canto,

¡forja un himno al amor con tus arpegios!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Ven Jesús!

Ven a fundir mi vida con tu vida,

ven a llenar, oh, dulce Jesús mío,

aqueste de mi nada gran vacío

y a dejarme en un Cristo convertida.

Ven a darme la dicha inmerecida

de prenderme en tu amor, igual que el río

se pierde dentro del piélago bravío,

que da a su pequeñez de mar medida.

Ven Pastor de la nada enamorado,

y encierra esta ovejuela en tu costado

haciendo que a tu gracia no sea esquiva,

¡ven, Jesús!, y ante el sol de tu clemencia

sucumba mi maldad y mi impotencia

y dáteme a beber en agua viva.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Si Tú lo quieres...

Señor, si Tú lo quieres, que venga el sacrificio,

aniden las angustias en torno al corazón

y cerco de dolores al alma dé cilicio

que arranque a su contacto, de amores floración.

En aras de tu gloria inmola mi ventura,

por sendas de tinieblas condúceme a la luz

y no hallen mis anhelos de dicha, más dulzura

que aquella deliciosa, del cáliz y la cruz.

Tú eres el que Es siempre, yo soy la misma nada,

Tú das omnipotencia y yo debilidad:

al pie de tu sagrario y al sol de tu mirada

revísteme de Cristo, la sola santidad.

Escucha, Jesús mío, mi polvo ruin humilla,

inflámame de celo, consúmame tu amor,

que, apóstol de tu gloria, confiada sea y sencilla

poniendo a tu servicio mis fuerzas y mi ardor.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Escúdeme en la lucha fe ciega y gran pureza,

derrote al enemigo con sólida humildad,

y tenga como fuerza tu propia fortaleza

en tanto que en los triunfos vea sólo tu bondad.

Despréndeme de todo, aviva tu presencia

en mí, que por santuario te brindo el corazón;

sé Tú mi solo dueño y dale a mi existencia,

en místicos ideales, suprema elevación.

Así, y en tu costado teniéndome apresada,

y dándole por centro tu amor a mi vivir,

¡qué importa el sufrimiento!, la lucha está ganada...

Señor, si Tú lo quieres, ¡sufrir, siempre sufrir!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Salutación

Año tras año, a la voz de júbilo

que vibra pregonando este festejo,

reunidos encontrais los corazones

brindándonos homenajes de respeto.

¡Año tras año!... Ya quizá la cuenta

perdísteis de las veces que el afecto

filial de vuestras hijas, os devuelve

amores por amor, celo por celo.

Así, siguiendo viejas tradiciones,

que en lazos invisibles une el tiempo,

miráis una vez más el regocijo

que agita una emoción en torno vuestro:

aquella que al calor de vuestras obras

engendra gratitud dentro del pecho.

Por tanto, no pretendo, inoportuna,

forjaros panegíricos egregios,

pintar con esplendente colorido

los múltliples matices del afecto...

¡Ah no!, porque hacer tal fuera negaros

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la suave comprensión que muy adentro

el padre guarda siempre para el hijo,

aunque grande sea aquél y éste pequeño,

¡ah, no!, que descifrar las emociones

fuera darle un marco tan estrecho

que ahogado en sus contornos limitados

quedara el corazón con sus recuerdos.

No soy, no, quien pretenda sujetarlo

en cárcel de lenguaje, aunque sea bello,

antes bien, quiero darle libre cauce

de noble libertad, pues dad por cierto

que en ella sus sentires se agigantan,

y es justo que sean grandes si son buenos.

Así, guardo mis rústicas canciones

en el arca sin fondo del silencio,

dejándolas morir, como se mueren

las voces, los murmullos y los ecos...

----------------------------------------------------

No vino a hacer derroche de armonías

pulsadas en alarde juglaresco,

ni vino a profanar el rudo vate

el íntimo santuario del afecto.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Por eso, porque mide y aquilata

que un templo es el amor, sublime y bello;

sin ruido, sin palabras ni cadencias,

os deja... ¡penetrad solo en el templo!

Al Hmo. y Rvmo. Sr. Dr. Dn.

Vicente Villegas Chávez,

con profundo respeto.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Salida de ejercicios

Caminando por la vida como pobre peregrino,

arrastrando la fatiga a lo largo del camino

donde grande muchedumbre se desliza sin cesar,

me aparté por un momento del bullicio de la gente

atendiendo a tu llamado y a apagar mi sed ardiente

en el suave refrigerio de un venero secular.

Me acerqué a la dulce sombra que me diste por abrigo,

descargando las alforjas, le confié a tu pecho amigo

el terrible abrumamiento del exhausto corazón;

agotados en la lucha sus recursos expiraron

y en la brega del combate a su sangre se mezclaron

los torrentes abundantes que desborda la opresión.

A tu amor abandonada, escuché tu voz amante

confortando mis heridas en su paz vivificante

que en veneros de ternura aumentó su suavidad

en la luz de tu mirada me he vestido de pureza

y empapada en tu palabra renové mi fortaleza

colectando en mis alforjas provisiones de verdad.

¡Piadosísimo Maestro!, a su fin tocó el retiro,

el descanso delicioso que, fugaz como un suspiro

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

puso fuego a mis ardores y templó mi decisión;

amoroso Jesús mío, ¡tengo anhelo de tu gloria!...

no permitas que fracase porque tuya es la victoria

y es su celo en mis ideales la mayor elevación.

De la tregua la ventura pertenece ya al pasado;

las reservas he repuesto y en tus aguas he saciado

los afanes infinitos que me suelen consumir

la victoria me deslumbra con su intensa luz el elma

pero el triunfo está en la lucha y dejando atrás la calma,

me incorporo ya a las filas del deber y del sufrir.

Pero antes de enfrentarme con la vida y el destino,

de engolfarme en la pelea e iniciarme en el camino

donde tantos enemigos halla el bien y la virtud,

te suplico ardientemente, por las lágrimas ahogadas,

¡no permitas, Jesús mío, que tu voz deje apagado

el clamor ronco y profundo de la loca multitud!...

Guardo cuenta minuciosa de las gracias recibidas,

tengo planes valerosos y estratégias atrevidas,

llevo un íntimo secreto que me incendia el corazón...

no permitas, te lo ruego, que mi amor vaya a perderte,

¡antes siega, Jesús mío, mi existencia con la muerte

y destroza mis ideales en suprema inmolación!

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Page 113: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Yo qué he hecho por tu amor

Todo, todo en la Natura

teje en cántico en tu honor:

el radiante firmamento

la sidérea floración,

con su ténue luz la luna,

con su intensa luz el sol,

y di, dulce Jesús mío,

¿yo qué he hecho por tu amor?

Canta el ave y te gloria,

corre el río y te da loor,

por Ti, aroma la floresta,

por Ti tórnase oración

aura, música y colores,

refulgencias de arrebol;

y di, dulce Jesús mío,

¿yo qué he hecho por tu amor?

Brilla el pez bajo el agua,

tiembla en ella su visión

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y el cristal a su vez brilla

y a su vez tiene temblor;

todo, todo te proclama

con su brillo o su moción;

y di, dulce Jesús mío,

¿yo qué he hecho por tu amor?

Homenajes te prodigan

selvas, campos y rumor,

la eclosión de las auroras,

de las noches el crespón,

¡y hasta el débil gusanillo

que mi planta despreció!...

y di, dulce Jesús mío,

¿yo qué he hecho por tu amor?...

Todo canta a tu grandeza,

todo bulle en tu loor,

todo rinde una alabanza

a tu gloria y perfección.

Sólo yo, triste locura,

Sólo yo, que nada soy,

¡no he hecho nada, Jesús mío,

no he hecho nada por tu amor!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

El niño del circo

Hay escenas que llegan muy hondo,

realidades que hieren el alma

y la invaden de tristes ternuras,

de penas amargas,

¡el niño del circo!...

¡Qué cuadro doliente

ofrece a la humana mirada!

Lo encontré sentadito a la puerta

de mísera carpa...

¡Qué expresión de dolor en su rostro!,

¡qué tristeza en la faz reflejada!...

Tan rubio y pequeño,

con la tez como un cirio de pálida,

con los ojos de azul muy intenso,

que a mí se me antojan

con brillo de lágrimas;

cuenta seis abriles

y en su tierna infancia,

más que primaveras de vivos colores,

florecen nostalgias.

Dos profundas y negras ojeras

le enlutan la cara…

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

El chiquillo no sabe su nombre:

‟‟Payaso‟‟ en el circo lo llaman,

y en verdad de payaso no tiene

la cómica facha,

antes bien, bajo el traje de raso

con encaje en el cuello y la manga,

me parece un infante pequeño

al ocaso llegado a la carpa.

Es huérfano el niño;

ha tres años que el pobre trabaja

en hacer asombrosas piruetas,

maromas y gracias

que con risas y aplausos el público

tan frívolo paga,

sin pensar que en aquel payasito,

al que un hijo imitar no dejaran,

hay una criatura,

un chiquillo inocente con alma,

con un corazón tan sensible

cuánto ha sido de triste su infancia...

Y que el pobre, sin padre ni madre,

sin juguetes ni amables palabras,

119

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

va arrastrando una sed de ternura

que nadie le sacia.

Su tutor, que es el dueño del circo,

sin ningún miramiento lo trata,

le grita las órdenes,

explota su infancia

lo fuerza a trabajar contínuo

y aún le hecha en cara

la limosna del duro mendrugo

con que recompensa

su actuación menguada.

¡Pobre pequeñuelo!,

¡qué pena me causas!,

avecilla privada de nido,

¡qué calor a tu vida le falta!

¡Pobre payasito

vestido de gala!...

Aprisionan tu exangue figura

el traje de raso,

las blondas nevadas,

y en la espuma del cuello de encaje

¡qué dogal encontró tu garganta!...

120

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

De poder te llevara conmigo,

y te diera mi casa por casa

y tornara a encender tus mejillas

dando juego y calor a tu infancia.

De poder, borraría las ojeras

de tu faz demacrada,

te alisase los rubios cabellos

y resucitara

el caudal armonioso de trinos

que duerme en tu alma...

¡Pobre payasito!,

¡nota viva de viva desgracia!;

¡cómo punza el afán doloroso

que se agita en tu ser sin palabras!,

y cómo parece un reproche

la expresión de pesar de tu cara,

el absurdo sentir de las gentes

que en su aplauso y su risa sarcástica

te proclaman muñeco de trapo

¡sin derechos de vida ni de alma!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Al Paricutín

¡Salve, fragua imponente y gigantea,

de la tierra a las eras engendrada!,

¡salve, regio volcán, llama sagrada

del fuego que en tu cráter centellea!

Al punto de encender tu roja tea

creciste con presteza inusitada

y ruge con la piedra vomitada

el trágico fragor que te recrea.

¡Paricutín sin par!, ¡titán airado!,

tu víctima es el pueblo sepultado

que al correr de tu afán perdió la vida;

sus ruinas de tu enojo son derroche

más surge de entre ellas cual reproche

la torre de la iglesia siempre erguida.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Despedida

¡Te vas!... nuevos caminos la vida nos diseña

y el libro de mi infancia por fin voy a cerrar;

he sido hasta este instante la hermana más pequeña,

la niña irreflexiva de suerte tan risueña

que en rosas las espinas le hubieron de trocar.

¡Te vas!... de nuestras almas, gemelas más que hermanas,

las linfas bulliciosas se van a dividir;

y sean mis días oscuros o claras mis mañanas

por sendas diferentes o en tierras muy lejanas

mis dichas o amarguras ya no has de compartir.

No extrañes, pues, que el llanto desborde su torrente

y ahogen los sollozos al pobre corazón;

en el hogar paterno tú fuiste confidente

de mis pueriles dudas, de mi sentir ardiente

y diste a mi existencia tu propia elevación.

¡Te vas!... pero tu ausencia, de fúnebres crespones

las rutas de mi vida no hará nunca enlutar,

123

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

ni logrará que en llanto las rotas ilusiones

despoje mi futuro de nuevas floraciones

que den a mi existencia fecundo germinar.

Es Dios el que te llama, por Él fuiste elegida,

su amor tal sacrificio exige de las dos;

y siendo tú de Cristo y a Cristo yo adherida,

con Cristo tú te marchas y a Él yo quedo unida

de suerte que por Cristo hayémosnos en Dios.

¡Te vas!... mas tu partida no hará que me amedrente:

Jesús queda conmigo y en Él voy a luchar;

si somos dos arroyos nacidos de una fuente,

dejemos que en dos cauces nos lleve la corriente

¡al piélago divino de Cristo, que es el mar!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A mi lira

Preciso fue que el filo

hiriente de la pena

clavárase sangrando

mi pobre corazón

para arrancar, oh lira,

de nuevo la cadencia

que en rústicos acordes

me da tu vibración.

Ya sé, vas a decirme

que presa eras del sueño,

de aquel del que yo sólo

te puedo despertar;

que mudos en tus cuerdas

estaban tus arpegios,

los que mi mano huraña

no quiso hacer sonar.

Ya sé, no me lo digas

que mi actitud reprochas,

125

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

tildando de cobarde

mi extraño proceder;

y sé, aunque lo ocultes,

que en tu silencio lloras,

porque hoy te da al olvido

quien vida te dio ayer.

¡Perdón, oh compañera

de penas y alegrías!;

¡perdón a la locura

de hacerte así callar!;

si el canto de tus cuerdas

latido es de tu vida,

ahogar ese latido,

¡bien puede ser matar!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Arrullo

Encendiendo las luces

de las estrellas,

moviendo los arroyos

y en las riberas

y playas renovando

conchas y arenas,

fatiga han encontrado,

Jesús, mi cielo,

tus ojos de paloma

que tienen sueño.

Matizando las flores

de la campiña,

aromando de esencias

auras y brisas

fatiga han encontrado,

Jesús, mi cielo,

tus ojos de paloma

que tienen sueño.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Impregnando de sones

ríos y fontanas

prendiendo a los celajes

tules de nácar,

fatiga han encontrado,

Jesús, mi cielo,

tus ojos de paloma

que tienen sueño.

Mitigando amarguras

de corazones,

corriendo tras las huellas

de pecadores,

fatigados no miro,

Jesús, mi cielo,

tus ojos de paloma,

¡tus ojos bellos!

Pero escucha Bien mío

que aquí en mis brazos

podrás a tus fatigas

hallar descanso;

que mientras yo te arrullo

con canto tierno,

tus ojos de paloma

ciérrense al sueño.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Duerme ya, niño mío,

duerme mi encanto,

que tu sueño divino

quedo velando;

mas, ¡qué miro, mi vida!,

¡se nubla el cielo!...

¡Tus ojos de paloma

ya están durmiendo!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Villancico

Coro: Corre zagalillo

corre gozoso a ofrendar

con tu caramillo

al Niño Dios un cantar.

Estrofa: De sus labios rojos

nace el arrebol;

de sus bellos ojos

toma luz el sol.

De Belén, pastores,

id el prodigio a adorar:

un Dios por amores

quiso a la Tierra bajar.

Oh, Jesús, mi encanto

siempre te he de amar

y tu amargo llanto

cese a mi cantar.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Duerme mi lucero,

duerme, Jesús, sin temor

que a tu sueño quiero

arrullos dar con amor.

Cuando estás dormido

muere el arrebol

de tu luz perdido

no da luz el sol.

Calla, zagalillo

cese ya el pobre cantar

de tu caramillo

que al Niño supo arrullar.

¡Mi Jesús,

duerme ya!

131

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Paisaje de invierno

-Pintura hablada-

Paisaje de invierno,

estepa nevada

que ahuyenta a las aves

a climas de sol;

se han ido los trinos

se han muerto las galas

y el río bullicioso

helado quedó.

Azotan los cierzos

de fuerte silbido,

el viento las hojas

arrastra al azar;

desnudo está el roble,

desnudo está el pino

y cuelga en sus ramas

helado cristal.

Descienden los copos

menudos de nieve

132

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y el aire los mece

con suave vaivén;

resbala la tarde

brumosa y crujiente,

la lumbre hogareña

chispea al arder.

Envuelve la niebla

las pobres casitas,

concentran las sombras

su denso negror;

asoma un lucero,

la luna perfila

en tenues reflejos

su blanca visión.

¡Paisaje de Invierno!,

qué tristes tus campos

tus horas, cuán lentas

contemplo pasar;

tu ambiente sin vida,

tu frío escenario

despierta en el alma

tristeza mortal.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Que rompan tus hielos

los soles de junio,

que rasguen tus brumas

las auras de abril

y ya en primavera

con germen fecundo

florezca el arpegio

de un nuevo vivir.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Acapulco

¡Acapulco!, fantástica quimera

nacida de los mares tropicales;

sultana que entre espumas y corales

te arrullan abanicos de palmera.

Eres magia encantada en la hechicera

suavidad de tus playas y edeniales,

y murmullo en tus riscos y arenales

te tornas, con la brisa marinera.

¡Acapulco!, ciudad de maravilla,

en Hornos, en Caleta y Caletilla

eres beso de plata en cada ola;

y es tu mar esmeralda, que encrespada,

azota fuertemente en La Quebrada

¡con canto de marina caracola!

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Bienvenida

I

Señor, en viaje largo y apostólico,

cumpliendo una misión de vuestro celo,

del Nuevo hasta el Antiguo Continente

volasteis en un pájaro de acero;

en él surcasteis raudo los espacios

hendisteis el azul del firmamento

y rompisteis la bruma y la distancia

que separa el destino de los pueblos.

Lisboa os recibió y supo Fátima

el faro salvador de nuestros tiempos

de voces de plegarias y emociones

que nacieran muy hondo en nuestro pecho;

después tocó a Madrid vuestra presencia

y a instancias de aquel pueblo madrileño,

coronasteis la sien de nuestra Reina

en medio de apoteósicos festejos.

A Asturias, alegró vuestra llegada...

¡Cómo no visitar el noble suelo

que arrulló con sus cántabras canciones

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la cuna que meció a nuestros ancestros!...

Señor, ¿qué os pareció de cerca España?,

¿qué belleza plasmada en áureo verbo

no visteis que con creces superase

la patria, que es santuario y es museo?...

Después de Francia, Italia, ¡Roma eterna!,

testigo de la Cátedra de Pedro,

tesoro de indulgencias y reliquias

y asombro secular de los imperios.

Audiencia en el Palacio Vaticano,

la Sede del Pontífice Supremo,

el Ángel de la Paz, cuyo martirio

ha sido no encontrar paz en su reino.

De la Eterna Ciudad, siguiose Líbano...

Y hallando tan lejano vuestro suelo,

herido de nostalgia y de „„saudades‟‟,

¿no amabais el instante del regreso?

II

Pero ya estáis aquí, Padre querido

retornáis de ese viaje al extranjero

con la frente serena humedecida

por las brisas salobres del océano;

pero ya estáis de vuelta en estos lares

137

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

vastísimos y hermosos de Cuauhtémoc,

do el Arquelo del Sol en otros días

sus flechas apuntara al firmamento,

enclavando en los campos siderales

de sus dardos agudos el trofeo;

en la tierra de todas las leyendas,

en la tierra de todos los ensueños,

donde unidos a las auras matutinas

y del ave a los trinos mañaneros,

escucháis el pregón que a las ciudades

despierta de sus notas al concierto.

Pero ya estáis aquí, Pastor amado,

de la Virgen Morena cabe el templo

contemplando los mágicos volcanes

custodios vencedores de los tiempos.

Excusad que en mi rústica poesía

pretendiera apresar, con torpe intento,

del afecto filial de vuestros hijos

el canto siempre viejo y siempre nuevo.

¡Bienvenido seais a vuestros lares!,

¡bienvenido seais a vuestro México!,

que ansioso ya esperaba este rebaño

el silbo familiar de vuestro acento.

Al Hmo. Sr. Luis Ma. Martínez,

Arzobispo de México

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¿Por qué?

¿Por qué tu voz en mí hase apagado?...

¿Por qué dejó de ser tu luz serena,

el faro que disipe mi pena,

el negro y espesísimo nublado?...

¿Por qué así te perdí, Jesús amado,

de triste confusión quedando llena?;

¿por qué tu soledad de amores plena

de la mía al dolor no se ha apiadado?...

¡Jesús, ten compasión de mi amargura!;

si sed has puesto en mí de tu hermosura,

de amor y de pureza, Tú, mi dueño,

ven a ser en mi ardor fresco rocío

o no extrañes entonces, Jesús mío,

que te implore la muerte con empeño.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dedicatoria

No sé adornar, oh, Padre, en frases bellas

la prosa y la rudeza de mis estros,

ni trovar con los íntimos sentires

que mudos en la cárcel de mi pecho,

se ahogan, cuando intento hasta mis labios

llevarlos, por vestirlos de mi verbo.

No sé cantar, oh, Padre, melodías

de rara precisión y ritmo egregio,

ni arrullar con hechizo sorprendente,

que es canto de sirena en su embeleso,

las fibras delicadas del espíritu

y el numen catador del intelecto.

Mi canto que de clásica retórica

ignora los magníficos arpegios

mi canto, que confunde con la esquila

la humilde resonancia de sus ecos,

desconoce la urdimbre de las ciencias

y la pronta agudeza del ingenio,

140

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

es pobre, rudo es en sus cadencias,

es nota pastoril que en sus acentos,

encierra sencilleces campesinas

y efluvios naturales de poleo,

y rústico tañer de caramillo

y arisca timidez de corderuelo.

Así, no imaginéis que de mi lira

sonidos para hablar del hondo afecto

que, alentado hacia vos desde muy niña

y crecido al calor de vuestros hechos,

conserva semejanza con el vino

que mide su excelencia por lo añejo.

Así no imaginéis que sepa daros

más títulos que aquel que es como un sello

de confianza filial, y es todo un mundo

de nobles y arraigados sentimientos.

Por eso, al dedicaros este libro

la paupérrima herencia de mis versos,

no es otro su valor ni otra su ofrenda

que el tributo amistoso de mi afecto.

141

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Es este su total significado

y al dároslo quizá también pretendo,

que al fijar vuestros ojos en sus líneas,

quizá muerta su autora o quizá lejos,

trascienda de sus hojas un lejano

perfume de amistad y de recuerdo.

Al Rmo. e Ilustrísimo Sr. Dr. Padre

Vicente Villegas Chávez, Proto Notario

Apostólico y Deán de la Catedral de León.

142

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Toma de hábito

I

Me he puesto a contemplar las luminarias

que adornan el zafil del firmamento,

y mirando la luz magnificente

junto al tenue brillar de los luceros,

he pensado en la mano sempiterna

que eslabona, con lazos de misterio

egregias y asombrosas magnitudes

al humilde existir de lo pequeño.

Y así, bajo la luz de las estrellas,

y engolfada en mis hondos pensamientos

ha fulgido en mi mente tan oscura

cual luz maravillosa, tu recuerdo.

II

Tenías once años, y el destino,

al mundo del Altísimo, sujeto,

143

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

de Lourdes te llevó a la santa gruta

que es arca de milagros y portentos;

contabas once años, y tu alma,

pletórica de místicos afectos,

y presa de las dulces emociones

que impregnan el ambiente de aquel templo.

Formuló una plegaria fervorosa

cuyo encanto, sutil como el incienso,

los límites rompió de lo finito

por llegar a las plantas del Eterno.

Y fue tu petición voz milagrosa

cuyos frutos, maduros hizo el tiempo.

Y hoy que en santas libreas ataviada

con dicha indescriptible te contemplo,

recuerdo la oración de tu inocencia

que vuelve, realizando tus anhelos.

III

Tu alma, de virtud es blanca estrella,

tu vida es claro trazo de destellos

que van iluminando con potencia

las rutas de dolor y sufrimiento;

144

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

en los puros albores de tu infancia

y en los días pasados y hogareños,

tu paso ha sido rayo deslumbrante

de hermosos y magníficos reflejos.

No extraña pues que en sendas luminosas

realices tus más caros sentimientos,

ni que lleves envuelta en claridades

la frente que, ahora nimba blanco velo;

lo que extraña es, hermana queridísima,

que exista tan profundo y hondo afecto

entre tu alma, serena luminaria,

y mi espíritu, oscuro y tan pequeño.

Para mi hermana Ma. Cristina el día

de su toma de hábito, con mucho amor.

145

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Gracias Señor!...

Gracias, Señor, os doy con toda el alma

porque diste de nuevo a tu ovejuela

el refugio de amor de tus rediles

y la paz que a tu sombra se cosecha;

gracias, porque su sed viva y ardiente

calmarás con frescor de tus riberas

volcando en sus heridas desgarradas

el bálsamo eficaz de tus promesas.

Gracias te doy mil veces, Jesús mío,

y una plegaria más alzo por ella:

Que expire antes mil veces que dejarte

la que es hoy de tus brazos prisionera.

Y a mí que con ternura tal te he amado

que por verla vivir en Ti, muriera,

concédeme, oh Pastor, la gracia insigne

de ser fiel seguidora de tus huellas.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A Cristo Rey

Reina en mi corazón, Jesús amado,

reina, sí, en cada instante de mi vida

y aprisiona en la cárcel de tu herida

mi existencia y mi ser de Ti prendado.

Reina siempre en mi pecho, enamorado

de un ideal que es antorcha, y encendida

con su brillo ignicente me convida

a dejar cuanto quiero y cuanto he amado.

Y si logro, alejada ya del mundo,

aumentar con mi vida tu reinado

a base del dolor santo y fecundo,

reina en mi corazón, dulce amor mío,

y olvide del dolor el dardo frío

al mirarte por mí crucificado.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Despedida

Me voy Padre querido, me alejo de tu lado,

¡cuán rápido ha llegado el tiempo del adiós!...

me voy, y la partida mi pecho ha lacerado:

lo mucho que por ella mis ojos han llorado,

quizá tú lo presientas, saberlo, sólo Dios.

Me voy, ¡cómo me duele la triste despedida!,

su idea y su recuerdo me llenan de pesar;

tú sabes, Padre amado, lo dora que es la vida

y viéndote a ti cerca parece que se olvida

lo rudo de la brega, lo amargo del luchar.

A veces, en las horas terribles de desvelo,

sintiendo cómo pesa tu ausencia sobre mí,

pronuncio una plegaria doliente que hasta el cielo

penetra, con las alas sutiles de mi anhelo

que implora toda suerte de gracias para ti...

Me voy con el recuerdo sin fin de tus bondades

grabado en lo más hondo del pobre corazón;

148

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡cómo he yo de pagarte tus grandes caridades,

si forman mis haberes miserias y maldades

y tales pequeñeces, que causo compasión!...

Es esto lo que en mi alma tus manos han sembrado:

filial y puro afecto, profunda gratitud,

que yo de tus ejemplos y trato he colectado

sublimes floraciones de paz... ¡quien a tu lado

no siente que se empapa de vida y de virtud!...

Me voy, Padre querido, el llanto se rebela

y anuda mi garganta la frase del adiós;

me voy, hacia el combate mi barca, abre su vela

y sólo un pensamiento dichoso me consuela:

con Dios a ti te dejo y parto yo con Dios.

Y bulle aquí en mi alma una íntima esperanza,

aquella que me dice que pronto he de volver:

¡no sufras Padre amado!, que a ti también te alcanza

la dicha de pensar que, con viento o con bonanza,

aquí nos reuniremos y en Cristo he de vencer.

Rvmo. P. Vicente Villegas Chávez

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Queja

Con temblores de sollozos en el alma malherida,

caminando fatigada por la senda de la vida,

he llegado hasta tus plantas, Madre pura y virginal;

he llegado con el llanto que resbala en mis mejillas

a tejer una plegaria y una queja de rodillas

y a contarte mis tristezas y mi angustia sin igual.

¡Madre mía Inmaculada, vaso lleno de pureza!,

Tú, que, amante, de la vida me ocultaste la crudeza

protegiendo mis miradas con la sombra de tu amor;

Tú, que has dado a mis anhelos sed ardiente de hermosura

e iluminas mis ideales con la luz de tu alma pura,

sé muy bien que con el mío ahora mezclas tu dolor.

Necesito que me escuches, que me brindes tus caricias,

necesito que compenses con tu amor y tus delicias

esa dicha que en mi vida para siempre huyó tal vez,

que han caído poco a poco del jardín de mi existencia

las mejores floraciones, que, sin duda tu clemencia,

defendió por prolongarme la ilusión de la niñez.

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Page 148: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Necesito que me mires con tus ojos de paloma,

que al fijarlos en los míos, donde el llanto triste asoma,

me ilumines esta noche de infinita oscuridad;

necesito que me acerques al abrigo de tu pecho,

y brindándome tu amparo, en abrazo muy estrecho,

me defiendas del embate de tan fiera tempestad.

Madre mía, mi garganta ya no emite dulces trinos,

se acabaron las auroras de arreboles purpurinos

y las claras vibraciones del sonoro manantial;

ya no ríen en mi vida los murmullos de la fuente

ni el susurro de las auras, que soplando suavemente

me alegraban con los ecos de su canto de cristal.

Se secaron los jazmines de que mi alma estaba llena,

la blancura de los lirios y el candor de la azucena

que a mi pecho embalsamaba con aroma virginal;

que, talando el desencanto floraciones nacarinas,

donde ayer crecieron rosas ahora crecen sólo espinas

y mi huerto de esperanzas se trocó en un triste erial.

Se apagó la luz serena de mis más puros amores,

sensaciones de abandono agigantan mis dolores

aumentando las angustias de mi ser sin compasión;

151

Page 149: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Madre mía!, necesito de tu amor y tu consuelo,

necesito, ¡Madre mía!, que me lleves pronto al cielo

donde nunca ya me aparte de tu amante corazón.

A pesar de ser aún breve, en mi vida ya atardece,

un lucero en lontananza sus fulgores desvanece,

y se extinguen poco a poco mis afanes de vivir.

¡Ten piedad de la que ha amado tu pureza con locura!,

¡ten piedad de sus tristezas y surgilaza, Virgen pura,

esta vida de agonía con la dicha de morir.

152

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Vicentito...

Sus ojos semejaban dos cristales

do asomaba de su alma la pureza,

y en su frente serena había nobleza

y había en su corazón fuego de ideales.

Atendiendo llamados celestiales

dejó patria y hogar con entereza

bebiendo la verdad y la belleza

en divinos y eternos manantiales.

¡Quién fuera como él!... Su edad primera,

pasó clara y tranquila cual las fuentes

que corren por campiñas de ventura;

y lleno de virtud, ¡quién como él fuera!...

que al paso de los años inclementes

¡conserva cual de niño el alma pura!.

Al P. Villegas en recuerdo de su infancia.

153

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Oración

Esta cruz, oh, Jesús, que me has dado

ensarzada con redes de espinas,

esta llaga que sangre ha manado

es, Jesús, un regalo preciado

que me ofrecen tus manos divinas.

Sufrir por tu amor, ¡qué ventura!;

el tormento de aquestos dolores

y el acibar de aquesta amargura,

¡cómo sabe, Jesús, a dulzura

y a canción delicada de amores!

No le temo al Calvario sangriento,

que es Tabor a la luz del sagrario

ni le temo al más cruel sufrimiento

más le temo, Jesús, al contento

que es valor que se torna Calvario.

Sufrir siempre sea mi destino

sin hallar en la tierra consuelo,

porque así la extensión del camino

va acortando el contacto divino

del dolor que en la tierra es el cielo.

154

Page 152: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Mi poema

¿Que te escriba un poema, cielo mío?,

¿que te diga en un verso y con palabras

el sentir del amor que tú me inspiras

y que arrulla con cantos mi esperanza?...

No, no pidas que logre ese imposible,

pues cumplir tal capricho, más costara

que encerrar en el hueco de la mano,

de la mar la magnífica esmeralda.

Por lograrte decir cuánto te quiero

las cifras estelares no bastaran,

ni bastaran las grandes longitudes

que miden las regiones planetarias.

No, mi amor no es objeto limitado

ni sentir que varía o que se acaba:

gérmen es de algo eterno e infinito

y el cumplir de un destino que grabara,

desde el mismo principio de los tiempos,

el Creador, para bien de nuestras almas.

155

Page 153: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

No pidas, pues, mi bien, que en un poema

exprese mi cariño y lo que abarca...

Puedo en cambio decirte aquí otras cosas,

sencillas como voces de fontana,

como el manso correr del riachuelo

que canta a la campiña perfumada.

Tu amor es mi ilusión, tuya es mi vida,

tuyo es mi corazón que tanto te ama,

tuya es la vibración de mis ternuras

que a la luz de tus ojos despertaran,

y puesto que tu amor ha transformado

mi existencia, de flores muy sembrada,

¡deja mi dulce bien, que tu cariño

sea el poema mejor que yo soñara!

A mi marido José Ma. Ruiz Alvarez

con gran amor.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Amar

Amar es padecer honda tortura

es vivir del ensueño enamorado;

amar, es el haber por fin hallado

la clave y el por qué de la ternura.

Amar es el dolor y la dulzura

y un goce y un sufrir entremezclado,

amar es esperar ilusionado

y revestirlo todo de hermosura.

Por eso, porque te amo con delirio,

porque eres mi ilusión y mi alegría,

mi vida es una dicha y un martirio

así sólo se explica, dulce encanto,

que sufra, que suspire, que sonría

y a veces mi reír termine en llanto.

A mi marido, José María

con gran cariño.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Soneto (Tu nombre)

Tu nombre es para mí dulce armonía,

es arrullo sutil y persistente

que suena allá en el fondo de mi mente

con ecos de enigmática poesía.

Tus ojos son la luz del alma mía,

son estrellas de brillo refulgente

que alumbran mi camino suavemente

con rayos de ilusión y de alegría.

Tu amor, es el amor de mi existencia:

porque no amé otra vez, inexperiencia

e ingenuidad revisten mi cariño;

así, mi solo amor, ya no te asombre

que te ame con ternura como a un niño

y adore locamente como a un hombre.

Al único amor de mi vida

con exclusivo afecto y cariño,

José María Ruiz Alvarez.

158

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Tengo celos!

Tengo celos de todo, vida mía,

tengo celos tan locos y profundos

que la mole igniciente de los mundos

con los celos de amor extinguiría.

¡Tengo celos de todo, vida mía!...

Anoche cuando en sueños te miraba

y en tus verdes pupilas contemplaba

un rostro de mujer que te veía,

sentí fiebre de celos en la mente,

sin poder distinguir, ¡pobre demente!,

¡que esa faz de mujer era la mía!

A mi marido que fue el

amor de mi vida José Ma.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Despedida A María de la Virgen de Fátima,

mi hermana misionera. (Ma Cristina)

Me dices que te marchas a tierras muy lejanas,

lo dices tan radiante y llena de ilusión,

que en ese amor a Cristo y fuego que tú emanas

no dudo ni un momento que en tierras africanas

provoques un incendio con ese corazón.

Me dices que por Cristo te vas hasta ese suelo:

por Él, que tanto te ama, irás regando luz;

serás la portadora de amor y de consuelo

para esas pobres almas, que ignoran que hay un cielo

y un Dios martirizado por ellas en la cruz.

Leyendo tu misiva, ¡qué bien te he comprendido!;

que es duro el sacrificio, lo sabes y lo sé;

pero también, ¡qué importa!, si así Él es conocido

y rompes las tinieblas de un mundo empobrecido

sin esas claridades sublimes de la fe.

160

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Es don de privilegio el don que se te diera;

es gracia de escogidos el ir a misionar

por eso me resigno a verte misionera,

pues ir a esos lugares... ¡si sólo se me diera

el verte entre los negros a Cristo predicar!...

Dichosa tú, que partes de Cristo a ser testigo,

feliz porque le has dado tu vida y corazón;

no sabes lo que diera por ir más allá contigo...

mas viendo que ya es tarde, con pena yo me digo,

¡no se hizo para todos tan bella vocación!

Por eso y el afecto que mi alma en ti pusiera,

no puedo por tu ausencia dejar de padecer;

mas Cristo te reclama y si África te espera,

hasta África dirige tus pasos, misionera,

y dale miles de almas a Cristo, cual Javier.

Y así, cuando el recuerdo me lleve a la ventana

y mire en lontananza destellos de ignición,

diré por ese fuego que tu alma siempre emana:

¡Señor, allá está África, y en ella está mi hermana

que el África ha incendiado con ese corazón!

161

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y en tanto que tu vida consumes con desvelos,

y sabes que te sigo los pasos con amor

sintiendo la nostalgia profunda de los cielos

se vuelcan mis ardores tras místicos anhelos

¡luchando para Cristo, por un mundo mejor!.

162

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

El primer encuentro

„„Vive de tal manera que puedas

recibir todos los días este pan‟‟

San Agustin, sermón 24.

¡Despierta, hijo, despierta!,

por fin ha llegado el día,

el que tanto preguntabas

cuándo había de llegar;

¡despierta, mi amor, despierta!,

escucha el Ave María...

¡Es el coro de los ángeles

que te viene a saludar!

Ya el sol besa el horizonte:

¡Abre presto la ventana!;

hay perfume de azucenas

en las nieves de tu altar;

que tu Madre de los Cielos,

con su gracia soberana,

de la gloria se ha ausentado

por venirte a acompañar.

163

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Cuando pienso en la belleza

de tu alma floreciente,

que en tus cuatro primaveras

de piedad hizo un jardín

a Jesús, tu dulce Amigo,

me parece ver sonriente

porque al fin halló en la tierra

un ardor de serafín.

¡Cuánto afán de sacrificio!,

de la espera, ¡cuánto anhelo!;

a mí misma me encendías

con tu fuego el corazón;

¡qué regalo para Cristo!,

¡qué sonrisa para el cielo!,

y de Dios para tu alma,

¡qué feliz predilección!

Este pan que es fortaleza,

sea tu místico alimento;

que jamás sin recibirlo

sea feliz tu corazón,

y que vivas de tal suerte

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que no dejes ni un momento

de ser digno de acercarte

a la santa Comunión.

Si lo come con respeto

vivirás eternamente;

tendrás fuerzas en la lucha

y un ideal pleno de luz;

y en llegando a ser un hombre

en tu fe serás valiente,

no importándote por Cristo

ni la muerte ni la cruz.

Yo te quiero con el alma,

tú lo sabes, hijo mío,

pero quiero que seas puro

cual los lirios de tu altar;

y te quiero ver luchando

sin temores ni desvío

alentado por un lema:

„„¡Morir antes que pecar!‟‟

Y por eso tu alma bella

voy forjando con esmero

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

sin medir el sacrificio

y elevando una oración;

que una gracia, ¡dulce gracia!,

arrancar del cielo quiero

¡que el Señor me ponga el precio

y te de la vocación!

Paladeando esta esperanza

vibra mi alma de ternura,

y besando esas manitas

que ahora empleas en jugar,

he soñado muchas veces

¡Dios perdone mi locura!,

que Él recoja un día esos besos

de tus manos al bajar.

Ya te he dicho mi secreto:

un secreto de cariño

y hoy que vas por vez primera

tu Jesús a recibir,

¡pide, pide, con confianza!,

que Jesús jamás a un niño

le ha negado la alegría

de quererle hasta morir.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y si llegas a imitarle

cual mi alma te convida;

y si logras retenerle

con el fuego de tu amor,

no te olvides, hijo mío,

cuando llegues a la Vida

de este encuentro, que del otro

solamente es precursor.

Que no cruces la palestra

sin esfuerzo ni alegría,

que no acudas por el premio

sin el precio de la Cruz,

y que sepas buscar siempre

en los brazos de María

¡el camino más seguro

para hallar a tu Jesús!

A mi niño ejemplar, mi hijo José Ma. que

con fe y amor extraordinario, preparó

dignísimamente su alma, a muy temprana

edad, para su Primera Comunión…

¡Te amo José María!

167

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Primera Comunión „„Dejad a los niños,

no les impidais que

vengan a mí.‟‟

Hoy, Jesús, es día de fiesta,

pues traigo a Susanita;

tiene apenas cuatro años

acabados de cumplir;

¿que es inquieta y es traviesa?...

¡bien lo sé!, pero en su almita

ha nacido ya el deseo

de venirte a recibir.

Mucha gente al contemplarla

se dirá: ¡Qué atrevimiento!;

¡una niña tan pequeña

acercarse hasta el altar!...

Pero el mundo no comprende

y al contrario de él presiento

que sonríes al mirarla

de puntitas comulgar.

168

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Al igual que un angelito

pone juntas las manitas

y los ojos en el suelo

lleva fijos sin volver...

¡quién pudiera ver a su ángel

que al mirarla quietecita

se pregunta si es la misma

que le da tanto quehacer!

Muchas veces la disculpo

al mirarle a él abrumado;

y le digo: „„Ten paciencia!,

que ya pronto va a dormir‟‟;

y por eso ahora me asombra

al mirar que entusiasmado

le abre paso con las alas

cuando el Pan va a recibir.

Pero él sabe que ella es buena,

¡es un lirio en lo inocente!:

no conoce mancha alguna

su pequeño corazón,

y así, acepta mi disculpa

y si de algo está impaciente

169

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

es de verla alba tras alba

recibir la comunión.

Ya los dos con un anhelo,

la acercamos a tu planta,

conjugando nuestro esfuerzo

tras idéntica inquietud:

Que tu dulce Susanita

llegue pronto a ser tan santa

que algún día en los altares

la coloque la virtud.

Puede ser ya en tal altura,

de imposible medianera

o de niños abogada

la querrá tu corazón,

eso sí no te aconsejo

que la pongas de portera,

pues verías de pilluelos

invadida tu mansión.

No te alarme lo sincero

y pueril de mi confianza,

pero el ángel de su guarda,

170

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que mirando está tu faz

hoy me ha dicho en confidencia

que, a pesar que no descansa,

él querría a Susanita

abogada de la paz.

¡Buena falta que nos hace

en el cielo tal influencia

hoy que el mundo corre loco

a su muerte y perdición!;

pues a quién extrañaría

que al mirar tanta inocencia

se doliera del castigo

tu amoroso Corazón.

Y como ella... ¡cuántos niños!,

¡cuántas almas inocentes!...

Tú que tienes de una Madre

una entraña de piedad,

¡ten clemencia, Jesús bueno!,

y a los hombres inconscientes

resuelta de esta noche

de pecado y de maldad.

171

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

No permitas que se pierda

de tu amor tanto pequeño:

Tú dijiste, „„Que los niños

Acercados sean a Mí‟‟...

Yo he escuchado de tus ecos

el vibrar y con empeño

de los siete que me has dado

cuatro están cerca de Ti.

Yo no sé si mis anhelos

tienen algo de locura,

sólo sé que vibra en ellos

de una madre la ambición,

pues te pido que mirando

con amor alma tan pura,

te reserves solamente

para Ti su corazón.

De la Virgen soberana

copie todos sus ideales

y que aliente sus anhelos

al amparo de la Cruz...

no pretendo yo otra cosa

que al llegar a los umbrales

172

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

luminosos de la vida

le abra paso a su Jesús.

¡Ah, perdóna, Jesús bueno!,

para hacer estos versillos

he dejado a mi custodio

pastoreando mi legión,...

y me está haciendo una seña

que no aguanta a mis chiquillos...

¡otra vez llegó mi turno

de cumplir mi obligación!

A mi pequeña hija Susanita con

gran cariño en este día feliz.

173

Page 171: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ana María A mi muñeca

recién nacida.

¡Ana María,

blanca paloma

del alma mía!,

tu dulce nombre

suena a canción;

tiene el encanto

de una poesía,

de una fontana

la melodía

y de un arrullo

la inspiración.

¡Ana María...

niña pequeña

del alma mía!...

Cuando sin verte

te presentía

y de la espera

tocaba el fin,

soñaba auroras

y luz de día,

soñaba cielos...

y me decía:

174

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

„„¡Será lo mismo

que un querubín!‟‟

Y por ventura,

la maravilla

de mis ensueños

es realidad,

pues tiene nácar

en la mejilla

y en tus ojazos

azules brilla

del firmamento

la claridad.

¡Ana María,

nota viviente

de mi poesía;

íntima causa

de mi alegría!...

Sabes mi amor,

bendigo al cielo

que quiso un día

borrar la sombra

de mi elegía

con la presencia

de tu candor.

175

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Bodas de Oro

Al Ilmo. y Rvmo. Sr. Dean

Dr. Dn. Vicente Villegas Chávez

Admirada por los ecos de tus fiestas jubilares

que prendidos en las auras han llegado a estos lugares,

con el soplo luminoso de tu vida singular

he sentido fuerte impulso de tañer mi vieja lira,

esa lira cuyas cuerdas se estremecen cuando admira

y por eso ahora te ofrenda la humildad de su cantar.

Has tenido grandes fiestas, del amor demostraciones;

has oído mil poemas y magníficas canciones

y pudiera ser osado mi atrevido proceder;

pero el alma me lo pide y aunque quiero sujetarla,

no me bastan las razones que le doy para calmarla,

pues me dicen que eres Padre... y que sabes comprender.

Y me invaden los recuerdos... ¡los recuerdos de mi infancia!...

y me hiere el sentimiento evocando la fragancia

del afecto generoso que me dio tu corazón,

176

Page 174: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que cual faro vigilante me sirvió siempre de guía,

alentándome en la prueba, compartiendo mi alegría

e invitando a mis anhelos a sublime elevación.

Reviviendo así el pasado, desde el alba de mi vida,

guardo fresca la añoranza de tu efigie tan querida

que es lumínico baluarte de tu angélica virtud...

¡cómo no pedir al cielo que te colme de ventura!,

¡cómo no cantar tus Bodas con la voz de la ternura

musitando una plegaria de cariño y gratitud!...

De tu ejemplo nunca olvido la enseñanza, Padre amado;

ya de cerca, ya de lejos, tus pisadas he observado

y tus normas son el oro de mi herencia paternal,

que en la brega dolorosa que me traza mi destino

tu recuerdo es clara estrella que aparece en mi camino

señalando las riberas de la playa celestial.

Muchas veces ha admirado tu heroísmo tan discreto

y en abuso de confianza, supliqué de ti el secreto

de esa paz maravillosa que tu ser sabe irradiar;

y cual siempre bondadoso, disculpando mi osadía,

me dijiste llanamente que esa paz puedo hacer mía

si me grabo en la conciencia „„morir antes que pecar‟‟.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y por eso de esta frase me forjé una ley suprema

y la llevo dentro el alma esculpida como un lema

que en la tarde de mi vida me introduzca ante el Señor;

que también de ti he aprendido a encontrar en los dolores,

más que el filo de los cardos, la belleza de las flores,

pues el precio de la gloria justamente es el dolor.

No quisiera que te fueras... ¡el pensarlo me estremece!;

porque sé que si te ausentas, en mi vida reaparece

la amargura desbordante que precede a la orfandad;

pero miro sazonadas tus fecundas plantaciones

y adivino que en el cielo ya preparan galardones

como pago de el Eterno a tu gran fidelidad.

Mas si al fin bebiera el cáliz que tu ausencia me depara,

y acudieras por el premio que tu fe y amor labrara

en feliz correspondencia a tu vida de elección,

ten presente, Padre amado, cuando estés allá en la gloria

que jamás podrás borrarte de tu hija en la memoria

y un santuario a tu recuerdo se alzará en su corazón.

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Salutación A la muy Rvda. M. Anita Leyva

y en ella a todas sus hermanas.

No tengo otro homenaje que ofrecerte

que un humilde cantar, pero sincero,

un poema que ensalce en tus virtudes

la misión abnegada de tu celo.

Enfermera, a la vez que religiosa,

eres paz y salud para el enfermo,

sonrisa de piedad para el que sufre

y eres del que muere junto al lecho,

mensajera de Dios, blanca figura

que encarnas de su amor el bien supremo.

Tú endulzas la amargura de las almas

y alivias los dolores de los cuerpos,

y tus pasos apenas perceptibles

semejan de palomas aleteos;

tu imagen se me antoja en tu pureza

un ángel escapado de los cielos

que viene predicando en su mensaje

la dulce caridad que hay en tu ejemplo.

179

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Quizá no todo el mundo te comprenda,

quizá sufras, callados sentimientos,

mas la luz la hizo Dios para que brille,

¡no importa que haya ingratos y haya ciegos!...

¡enfermera bendita y abnegada!,

son arduos, mas fecundos, tus desvelos:

tu vida de incesante sacrificio

es Gólgota enclavado en el silencio.

Mas no importa: tu Dios por ti es honrado:

de Cristo las pisadas vas siguiendo,

pues cumples ampliamente su mandato

de amarle siempre al pobre y al pequeño.

¡Prosigue tu carrera luminosa!,

derrama tu bondad sin regateos:

cada gota de sangre que destilas

mezclada a la de Cristo, es como el precio

que pagas por un mundo descarriado...

¡Enfermera, que Cristo sea tu premio!

180

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Plegaria

Con el alma destrozada por los garfios de una herida,

con los ojos empañados por las nieblas de la vida

que han envuelto mi existencia con un manto de opresión,

he venido hasta tus plantas cual refugio de esperanza

a entregarte, Jesús bueno, el amor y la confianza

que por Ti siempre ha tenido mi sangrante corazón.

¡Necesito que me escuches!... que te muestres indulgente:

que mi alma desahogue de sus penas el torrente

y se vuelque por completo en tu gran benignidad.

Porque siento una amargura que amenaza sofocarme

y por eso en tu ternura he venido a refugiarme

porque a ello me convida el calor de tu amistad.

Tú bien sabes que te amo, que busco con delirio,

tú bien sabes que te quiero, pues te sigo hasta el martirio

y en la cumbre del calvario nunca solo te dejé;

tú bien sabes que prefiero las angustias de la muerte

ante el triste pensamiento de dejarte o de perderte

y mi fuerza en esta lucha es que un día te veré.

181

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Sólo vengo a suplicarte que tus fuerzas me sostengan

que en las ansias de esta lucha del deber, no me detengan

ni las íntimas torturas de mi amarga soledad;

y que no busque consuelo aunque tenga que inmolarme

y que dócil te permita desprenderme y burilarme

cual convenga a los designios de tu amante voluntad.

Que mi espíritu rebelde ya no busque la ventura

y sujete con dos manos el raudal de mi ternura

que desborda en inquietudes a mi ardiente corazón.

Este loco prisionero que saltar quiere del pecho

cuando ahí tú le pusiste como en nido muy estrecho

porque sólo así sujeto latiría con discreción.

Que mis sueños esfumados sean la cruz de mi calvario;

que mis ansias reprimidas sean cual flor que en tu Santuario

se consuma suavemente sobre el ara de tu altar;

que el martirio de mi alma sea la ofrenda de mi misa

disipando mis tinieblas bajo el sol de una sonrisa

que sofoque mis anhelos infinitos de llorar…

No te vengo a dar las sobras de un amor sin fe y constancia,

porque puedo recordarte que en los días de mi infancia

ya mi amor y fe iniciaban esta entrega singular;

182

Page 180: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

no te vengo a dar los restos de un ideal roto y maltrecho

porque todos los latidos que alentado han a mi pecho

voz han sido del deseo de morir y no pecar.

Y aunque pobre pecadora arrepentida sólo anhelo

y me invade muchas veces la nostalgia de tu cielo,

de “tu amor ya sin distancias” que promete el porvenir,

porque tengo ya probado que en el mundo los amores

se parecen por fugaces al encanto de las flores

que no acaban aún de abrir y ya empiezan a morir.

Y por eso esta plegaria es un grito de agonía;

un dolor puesto en palabras, el dolor del alma mía

que ha podido de tu cáliz la amargura paladear,

mas no quiero rechazarlo, pues mi amor en aún más fuerte

no me arredra el apurarlo aunque beba en él la muerte

de este cuerpo, que a la Vida, ya sin él podré llegar.

En el mar de mi existencia fuerte viento se estremece,

y en el fondo de mi alma ya presiento que atardece

pues difusa luz anuncia que ya el día va a morir…

¡No te vayas, Jesús mío, que estoy sola en mi tristeza!;

no te vayas, Jesús bueno, que la noche pronto empieza

y contigo no me arredra lo que guarde el porvenir.

183

Page 181: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Entre tanto mi camino voy siguiendo dulcemente,

con los ojos en la altura y tu imagen en la mente

y en los labios la sonrisa de un poema hecho oración

y que el mundo no sospeche la verdad que hay en mi vida...

¡qué me importa destrozarlo con los garfios de esta herida,

si serás mi recompensa a esta grande inmolación!

184

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ofrenda

Me he puesto a contemplar las luminarias

que son gala del vasto firmamento

y admirando su luz munificente

que semeja de diamantes un reguero,

ha pensado en la mano poderosa

que crea con designios de misterio

egregias y asombrosas magnitudes

y ante el ténue brillar de los luceros.

Y así bajo la luz de las estrellas

y abstraída en mis hondos pensamientos

ha fulgido en mi mente tan oscura,

cual luz maravillosa tu recuerdo;

Tu alma de virtud es blanca estrella

tu vida es claro trazo de destellos

que van iluminando con potencia

las horas dolorosas del destierro.

He podido muchas veces,

quizá ni Tú has notado, Padre bueno,

185

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que mis ojos sedientos de belleza

bebido han mil, en silencio,

en tu alma profunda y generosa,

en los grandes de tu celo,

en tu mente tan clara y tan serena,

en la frase inspirada de tu verbo

en tu hondo sentir todo equilibrio

en tu sabio guiar que es todo abierto.

Y he pensado al mirarte tan sencillo

tan lleno de humildad, de fe tan lleno

que trasluces a Dios en tu persona,

y que irradias a Cristo con tu ejemplo.

Y al igual que la egregia luminaria,

no he podido alcanzar en vano intento,

cuanto más te conozco más te admiro,

más mi alma se llena de respeto

más te y me empeño en imitarte

aunque guarde este afán en el silencio

porque sé que es muy grande la distancia,

¡y de Ti cada vez estoy más lejos!...

¡Más no importa!, me gozo con que brilles,

con que inundes de luz todo sendero

186

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y forme tu existencia luminosa

la gloria y las delicias del Eterno.

Cuando poses tus ojos bondadosos

en tal prueba sencilla de mi afecto

quizá por tu humildad te ruborices

y pienses que elogiándote exagero,

¡no lo pienses!, que siempre fue sincera

mi lira enamorada de lo bello,

que mis ojos sedientos de hermosura,

de grandeza y amor también sedientos,

se velan de dulzuras anegados,

cuando brilla en mi mente tu recuerdo.

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Page 185: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Crepúsculo

La luz crepuscular el mundo envuelve;

un ave en el vaivén de la enramada

entona su dulcísima tonada

que en el aire callado se disuelve.

La brisa entre las flores ya va y vuelve

llegando a mi ventana, perfumada,

y una estrella de faz iridisada

su brillo tembloroso a dar resuelve.

La tarde al expirar se torna quieta

y envuelta en singular melancolía

quedó del templo augusto la silueta,

la campana repica, el sol ya no arde...

¡yo no sé... pero ha herido el alma mía

la tristeza profunda de la tarde!

188

Page 186: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dos rosas

Clavó el dolor su daga diamantina

en mi pecho que herido y lacerado,

se quiso deshacer de esa divina

sensación de vivir crucificado.

Cuando vi que una rosa purpurina

brotaba de mi pecho desgarrado

bendije mi dolor y aquella espera

que un valor a mi vida le había dado.

Y fue sufrir mi anhelo y mi ventura

que la cruz con su sombra generosa

proyectome hacia Dios camino breve;

ya no quise esquivar más su amargura

y aquella aceptación abrió otra rosa...

¡otra rosa más blanca que la nieve!

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Page 187: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Adiós a mayo

Te vas, oh mayo, y me has dejado un halo

de perfume de lirios y azucenas,

de coros de infantiles oraciones

que en el templo rezan

y suben como nube azul de incienso

al trono de la Reina.

Te vas y me has dejado el recuerdo

de tus noches serenas,

de tus mañanas claras y armoniosas

y tus tardes risueñas,

impregnadas del canto de las aves

y del correr de las fontanas frescas,

del vivo colorido de tus flores

que la campiña alegran.

Tú tienes para mí el suave encanto

que trae la primavera,

y has dejado en mi alma la nostalgia

de una dulce tristeza

190

Page 188: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

pues tu honras, oh mayo, a María

y María es mi Madre pura y buena,

la que llena mi alma de ternuras

la que calma mis penas,

la que pone una llama en mis amores

de generosidad y de pureza,

si lloro me acaricia

y si gozo, también Ella se alegra;

y si imploro su gracia, me prodiga

su amor a manos llenas.

Y por eso mi alma se entristece

ahora que te alejas,

y suspira mirando que esta noche

es tu noche postrera...

Mas al decirte adiós he formulado

el deseo de que vuelvas

con tus coros, devotos de oraciones,

tu perfume de lirios y azucenas,

tus mañanas hermosas

y tus noches de estrellas,

porque quiero que honremos a María,

¡que es mi Madre y mi Reina!

191

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Balada

¡Paloma blanca, paloma triste!,

¿por qué te fuiste

lejos de mí?...

tu ausencia agobia mi pecho amante

que ama el instante

de verte aquí.

Ha muchas noches que no hallo el sueño

y sin empeño,

sin ilusión

horas amargas mi alma llora,

¡y se desflora

mi corazón!

¿Por qué has dejado el tibio nido

si te he querido

con ansia y fe?,

¿por qué me niegas del canto tuyo

el suave arrullo,

dime, por qué?...

¡Ah, si me vieras mirar al cielo

Buscar tu vuelo,

192

Page 190: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

tu voz buscar!;

si me miraras subir al monte

y el horizonte

todo escrutar...

Ya no me alegra la blanca rosa

que crece airosa

en mi jardín,

ni de la brisa el suave aroma

de azahar y poma

me embriaga, ¡en fin!

Que yo te pido, si no es que herida

estás sin vida

y sin calor,

¡que vuelvas pronto!, que igual que un niño

da su cariño,

¡te doy mi amor!

¡Paloma blanca, paloma bella

como una estrella

de luz fugaz!,

¡vuelve te ruego, que aquí a mi lado

tendrás cuidado,

ternura y paz!

193

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ausencia

No me dicen hoy nada las estrellas

que cruzan por el cielo

ni el trino de las aves se me antoja

de amor una canción,

sólo sé que la ausencia me entristece,

¡quizá me causa miedo!,

un miedo de perder lo que tanto ama

mi pobre corazón.

Yo sé que en las tinieblas de mi vida,

brilló una luz muy clara

que alumbró mi pisada vacilante

por sendas de virtud;

si esa luz no fulge ante mis ojos

se nubla mi mirada

y en mi pecho que es nido de quereres

se ensaña la inquietud.

Mas sé que éste dolor me purifica,

que mata el egoísmo

194

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y sé que abre una herida que es la puerta

del verdadero amor;

por eso yo te abrazo con ternura,

¡oh cruz de mi martirio!,

y digo sofocando mis sollozos:

¡Lo que quieras Señor!

– Ausencia que desgarras con tu angustia

las fibras de mi pecho,

y escribes una incógnita en mi vida

respecto al porvenir:

¡No importa que provoques de la duda

el íntimo tormento!;

sufrir le da pureza a mi cariño...

así, ¡quiero sufrir! –

195

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Soneto al Sto. Padre

Paulo Sexto Santísimo Padre:

No teniendo otra cosa que obsequiar a

Su Santidad, mi lira ha desmpolvado sus

cuerdas y con amor filial le dedico este

soneto.

„„Tu es Christus‟‟

Pastor que al trono máximo has llegado

y en sendas de verdad nos encaminas,

quizá, tu tiara sea cerco de espinas

y tu solio, la cruz do estás clavado.

La gloria no te tiene al mundo atado,

que persigue tu amor, glorias divinas

y admira, que, con ansias peregrinas

las murallas de Roma has traspasado.

Tu reino es caridad, ¡tú eres Cristo!;

tu paso va calcando de sus huellas

la inquietud redentora de su anhelo.

Tu sueño es realidad, porque habrás visto,

escrita con la luz de las estrellas,

la palabra „„unidad‟‟ allá en el cielo.

196

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Me has traicionado!

Amor... me has traicionado,

¡me has herido el corazón!,

y te llevas a girones

de mi vida lo mejor.

Me dejaste sin cariño,

sin apoyo, sin calor

y tiraste por la borda

mi ternura y comprensión

y si vamos por la vida

caminando, así, los dos,

me concedes tu presencia...

¡pero no tu corazón!

Yo no sé por qué me huyes,

por qué anhelas otro amor;

por qué vives añorando

lo que nunca se te dio...

pero sé que vives triste,

que te hiere la aflicción

que no encuentras el reposo

197

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que tu alma ambicionó;

pero tú... ¡no lo comprendes!,

y aunque sabes de mi amor

me aseguras, ¡ay!, que el tuyo,

de existir ya se murió...

mas no guardo, no, amargura,

¡no conservo algún rencor!;

al contrario, me enseñaste

la alegría del perdón.

Ya no quiero me desprecies,

¡no me hieras más, amor!:

no acumules más tristezas

por si lloras tu traición;

que si ves llanto en mis ojos,

donde tu alma se espejó,

llanto no es que sea un reproche...

¡porque lloro tu dolor!

Si algún día ya cansado

de sufrir, miras tu error,

sabe bien que mi ternura

todo el tiempo te esperó,

y se ha ido acumulando

198

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

en mi amante corazón

para el día en que pueda darte

nuevamente su calor,

que no pierdo la esperanza,

o si quieres la ilusión,

de que juntos presentemos

nuestras almas al Señor.

--------------------------------------

Amor, me has abandonado,

¡me has matado la ilusión!...

y al hacerlo destrozaste

mis rosales aún en flor.

Cuando juntos caminamos

y yo tiemblo sin calor,

miro al cielo y a Dios digo:

¡Esto es mío... sí ha sido amor!

199

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A mis hijas

A todas mis hijas

y a cada una de ellas.

Hija mía, mi pequeña,

mi niña dulce y risueña

como un despertar en flor:

Ven... y siéntate a mi lado

ajena a todo cuidado,

¡muy cerca... más... ven, mi amor!

Mira... ese campo florido

de esperanza se ha vestido

ésta mañana gentil,

y de la brisa el aroma

trae, con quejas de paloma,

lo mejor de este pensil.

¡Ven... y junto a mí reposa!,

y contempla que la rosa

espejo es de tu candor;

200

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

mientras oyes que la fuente

de cristal, puebla el ambiente

con un cántico de amor.

¿Ves aquí tanta belleza

y aquesta naturaleza

desplegada ante las dos?,

pues piensa siempre hija mía,

que detrás de esta armonía

está la mano de Dios.

¿Ves la flor de cáliz suave,

y ves la pluma del ave

y ves la lumbre del sol?;

¿y el celaje caprichoso

y el arroyo rumoroso

que devuelve el arrebol?...

¿Oyes reír al ambiente

y aquel caer imponente

del sonoro manantial?...

¿y escuchas trinos perdidos

de los mirlos escondidos

en las redes del zarzal?...

201

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Pues toda esa maravilla

es obra clara y sencilla

del poder del Hacedor;

pero... hay algo más hermoso

que este campo esplendoroso,

y se esconde en tu interior.

Es tu alma pura y bella,

luminosa cual estrella

sobre un cielo de cristal;

la que vierte en sus candores

la alegría de sus amores

con pureza angelical.

La que ignora tantos males

pero ya barrunta ideales

que la llevan a vibrar;

la que vive la esperanza

y navega con bonanza

de la vida por el mar.

La que es piadosa y sencilla

la que sin dolor se humilla

y se entrega sin medir;

202

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la que obliga en su presencia

a temblar, por la inocencia

que desborda en su sentir.

Más pura y delicada

la tendrás por flor sagrada

que tú debes proteger;

¡exagérale el cuidado!,

que la mancha de pecado

nunca llegue a conocer.

Porque toda la ventura

que derrama tu alma pura,

es un beso que el Creador

con la vida le ha donado...

¡deberás a su llamado

devolverlo con amor!

Como lirio en un pantano,

crecerás junto al gusano

y al abyecto lodazal;

pero tú, ¡manténte erguida!,

que los vientos de la vida

no te inclinen hacia el mal.

203

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Has honor a tu grandeza

y aferrada a tu pureza

vive ideal de alto valor;

y aunque crezcas con los años...

¡nunca dejes, por sus daños,

de ser niña en tu interior!

---------------------------------------

Hija mía, mi pequeña,

mi niña dulce y risueña,

floración de mi vivir;

alegre en dicha o pena,

de ti espero, hija buena,

un fecundo porvenir.

204

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Semejanza

Un ave hasta mi ventana,

con plumaje y alas rotas,

desde regiones ignotas

esta mañana llegó;

y con profunda ternura

a mi pecho lacerado

la acerqué, con el cuidado

que no tuvo quien la hirió.

–¿Por qué estás yerta y herida

avecilla desdichada,

de quién triste y destrozada

a mis pies te hizo rodar?;

¿acaso en tu raudo vuelo,

ávida de luz y altura,

encontraste desventura

donde paz soñaste hallar?...

Mientras esto le decía,

calentándola en mi pecho,

sentí roto y ya deshecho

205

Page 203: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

su pequeño corazón;

y a pesar de mis afanes

por curar tan honda herida,

¡ya no pudo darle vida

mi infecunda compasión!

Y tomándola en mis manos

lloré triste con sus males,

y entre lirios y rosales

sepultura le fui a dar,

y pensé que como ella,

es un ave el alma mía

y... ¡quien sabe si algún día

desangrada ha de expirar!

206

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A Nuestra Señora de Guadalupe

Por la senda sin fin de mis fracasos

he llegado a tus plantas Madre buena,

a entregarte mi alma, hecha pedazos

por la espada intangible de una pena.

En mi vida, el dolor rompió los lazos

que a la tierra me ataban cual cadena...

y sedienta tan sólo de tus brazos

en ellos sueño hallar la paz serena.

Tú eres para mí amor de cielo;

ternura para esta ansia de ternura

que siempre ha hecho vibrar el alma mía;

al verte se renueva mi ventura

y siento florecer el santo anhelo

de entregarme a Jesús por ti, ¡María!

207

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Desencanto

Esta noche no encuentro las estrellas,

que mis ojos, cegados por el llanto,

no perciben su luz maravillosa

que amo tanto.

Esta noche no hay música en mi alma,

que el silencio la envuelve tenazmente

y no hay fiesta de ideas armoniosas

en mi mente.

Sólo miro girar por el espacio

las hojas desprendidas de las frondas

y en las aguas, espejo de la noche,

formar ondas.

Sólo escucho el canto agonizante

del cisne que desmaya en la laguna,

y finge en su plumaje tembloroso

flor de luna.

208

Page 206: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y al latir doloroso de mi pecho,

en do mi corazón triste suspira,

¡se han roto los cordajes luminosos

de mi lira!

209

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Liberación

¡Doctor, por Dios se lo pido!,

ahora que me va a operar

no le lleva mucho tiempo

el hacer un corte más:

Hágalo con mano firme,

de mi pecho en la mitad;

donde el dolor nunca deja

mi corazón descansar.

Tome a éste con cuidado

¡no se vaya a desangrar!,

y averigue de su angustia

cuáles las causas serán:

Por qué palpita tan fuerte,

por qué se quiere escapar;

por qué no encuentra reposo

en su profunda ansiedad.

Y si después de estudiarle

y tratarle con afán,

no logra toda su ciencia,

que por cierto es singular,

210

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

poner fin a sus dolores

y dar alivio a su mal,

agrande el corte primero

con firmeza y sin piedad,

¡y abra una enorme ventana

para que pueda volar! Al Dr. Dn. Alfonso Alvarez Bravo,

con gratitud y admiración.

211

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Desafío

Si el caudal de mi llanto va a buscarte,

no desprecies beber de su amargura

recuerda nada más que por amarte

renuncié para siempre a la ventura;

que mis lágrimas bajan de mis ojos

cual dos brazos que quieren retenerte

sabiendo que tu amor me ha dado abrojos

que quizá me desposen con la muerte.

No quieras burla hacer de mi tristeza

amasada en hiel de tu desvío

que aunque veas inclinarse mi cabeza

a sufrir como yo te desafío.

Te amé con ilusión no te lo niego,

sin coraje lloré por tus agravios

y al mirar que el rencor te tiene ciego

aún te ofrezco caricias de mis labios.

Contemplo tus calladas soledades

y el íntimo dolor que te lacera,

y en tus noches de hirientes ansiedades

¡qué refugio feliz mi amor te diera!

212

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

mas no quiero acosar tu sentimiento

y obligarte aun querer que te tortura,

que en mis horas sin fin de cruel tormento

en tu amor he de hallar mi sepultura.

213

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ambición

Yo ambiciono un amor puro, cimentado en la ternura,

un amor firme y sereno que destierre la amargura

destilada por la herida de mi amante corazón;

un amor que se me entregue con la entrega de un hermano,

y me lleve por la vida, dulcemente de la mano

confortando mi flaqueza en su enorme comprensión.

Yo ambiciono un pecho amigo donde dar rienda a mi llanto,

donde pueda mi confianza, sin recelo, confiar tanto

que se vuelque llanamente en el mar de su bondad;

y unos ojos cariñosos que en la paz de su mirada

iluminen suavemente el temblor de mi pisada

y me den de sus caricias la infinita suavidad.

Yo ambiciono un alma pura que se sume a mis anhelos,

que me invite en sus ejemplos a escalar hasta los cielos

realizando así los sueños que tejiera en mi niñez;

que me empape de hermosura en la luz de su belleza

y que en pos de sí me arrastre y comparta su grandeza

a pesar de mi terrible y gigante pequeñez.

214

Page 212: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Yo ambiciono que unos labios por mí oren diariamente,

que supliquen fervorosos al Señor Omnipotente

me transforme en el calvario que ha trocado a mi vivir;

y un afán de Padre bueno que me ampare en mis temores

y que acepte la ternura que le brinden mis amores...

y si logro todo esto... ¡qué me importa ya sufrir!

215

Page 213: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Para ti

A mi niño querido: Jaime.

¡Niño bueno!, tus ojos

son un lago sereno,

donde mi alma se asoma

con temblores de amor;

y en tus labios callados,

busco ansiosa el consuelo

de tu dulce sonrisa,

que me borra el dolor.

¡Niño bueno!, tus manos

son dos lirios abiertos

do mis besos anidan

con ternura sin par;

y un refugio escondido

he encontrado en tu pecho,

¡y qué dicha tus pasos

inocentes cuidar!

216

Page 214: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Nunca dejes de serlo

como hoy, niño bueno!;

¡nunca dejes de darme,

sin palabras tu amor!;

tú, mi rico tesoro

que soñé en cada sueño,

¡en mi vida sin flores

has sembrado una flor!

217

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Evocación

En ti siempre estoy pensando,

como el mar en sus espumas,

como la noche en la estrella,

como el cisne en la laguna;

en ti siempre estoy pensando...

¡cómo te puedo olvidar!,

te llevo dentro del alma

como a sus perlas el mar.

Eres parte de mi vida

como es al lirio el perfume,

como los trinos, al ave,

como la lluvia, a la nube,

eres parte de mi vida,

¡cómo acallar este amor!:

Estás prendido a mi alma

como a su tallo la flor.

No podré nunca olvidarte,

una herida es tu recuerdo

218

Page 216: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que en mi mente está grabada

con hondos trazos de fuego;

no podré nunca olvidarte,

¡cómo tu imagen borrar!:

Tienes para mí el encanto

que tiene siempre el soñar.

Un sueño es este cariño

que se arrulla en el silencio;

es un canto sin palabras

cuyas notas llevo dentro;

un sueño es este cariño,

¡cómo dejar de soñar!;

la realidad es tortura

que siempre me ha hecho llorar.

Te quiero con alma y vida,

me han cegado tus fulgores:

Eres como el agua clara

que al pasar, ¡despierta flores!,

te quiero con alma y vida,

¡eres como una canción!,

¡no me pidas que te arranque

de mi amante corazón!

219

Page 217: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Anhelo

Quiero que sepas que mi amor constante

te acompaña de cerca, aunque en silencio;

quiero que mires que mi afán no duerma

y en ello halles consuelo.

Quiero que escuches la plegaria ardiente

que por ti sin cesar dirijo al cielo,

quiero que sientas que si sufres, lloro...

¡me hiere tu tormento!

Y quiero mucho más y a Dios suplico

Que me dé de tu cruz el duro peso,

Que me deje subir por tu calvario,

¡y ser tu Cirineo!

220

Page 218: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Queja

Vives ausente y en mi afán, errante

dar con la huella de tu paso intento

y en vano busco flores de esperanza...

¡tu corazón está lejos!

Tiemblo al mirar estrellas en mi noche

soñando que quizá en ellas te encuentro

y al irlas a tocar, desaparecen...

¡tu corazón está lejos!

Sangra mi alma y resbala el llanto

cuya niebla mis ojos tiene ciegos;

quisiera ahogar mi queja en un sollozo

ya que encontrarte, ¡no puedo!

221

Page 219: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

A mi madre

¡Madre!, el arrullo de tu nombre

aprendí a pronunciar desde la cuna;

no te extrañe que el niño y hasta el hombre

cifre en tenerte su mayor fortuna.

Cuando sufro, en ti siempre hallo consuelo,

tú, mi llanto recoges cuando lloro,

tú eres mi refugio en tu desvelo

y tu beso en mi frente siempre añoro:

Tú eres el ideal por mí soñado;

dotada de ternura y fortaleza

y siendo de virtudes un dechado

no mengua con los años tu belleza.

¡Bendigo a Dios que me entregó a tus brazos

y guardome al amparo de tu celo!,

que unida siempre a ti con fuertes lazos

en tu amor tengo puesto mi consuelo.

222

Page 220: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Aleluya!

A mi pequeña hija Ana María,

con todo el cariño de mi corazón,

en este día feliz, que tanto ansiamos

las dos.

Niña vestida de blanco

que vas a gozosa al altar,

a comer por vez primera

de los ángeles el Pan;

niña que con cuatro abriles

apenas puedes contar...

¡cuánta luz hay en tus ojos,

qué alegría la de tu faz!:

El que te ama y el que tú amas,

¡por fin a ti va a llegar!

Muchos días y muchas noches

le tuviste que aguardar,

conteniendo los impulsos

que el amor tornó en afán;

muchas veces preguntabas:

„„¿Por qué tengo que esperar?‟‟,

y en tus ansias infantiles,

anhelando dicha tal,

223

Page 221: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡cuántas otras te he mirado

con el alma comulgar!

Niña, la de ojos azules,

que hoy te vienes a entregar:

Tu Jesús por fin es tuyo...

tú posees la inmensidad

del Señor de tierra y cielo

que la luz hizo brillar,

el que hiciera las estrellas

y tus ojos sin igual...

¡el que quiso ser pequeño

para en ti, cabida hallar!...

Ya no surjan las auroras

sin cumplir tu dulce afán;

ya no lleguen más las noches

para ti sin claridad;

ya a los ángeles del cielo

nada tengas que envidiar:

¡El que te ama y El que tú amas

para ti siempre será!...

Que no pasen los abriles

y marchiten tu piedad,

que los vientos de la vida

no la lleguen a truncar;

224

Page 222: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

que no deje de ser tu alma

como hoy, nieve y cristal,

porque el Dios que se te ha dado

en ti pueda descansar.

Iluminen los luceros

esta noche singular,

engalánense las flores

y sonría el manantial;

entonando estén las aves

„„aleluyas‟‟ al trinar,

que la gloria ha contemplado

con un gozo celestial,

a mi niña dulce y buena,

¡como un ángel comulgar!

--------------------------------------

Niña vestida de blanco

como un loto virginal,

niña... ¡mi niña pequeña

que sagrario eres y altar!:

Templa tu fe en esperanza

y en ardor tu caridad,

que este encuentro promete

de otro, eterno, disfrutar.

225

Page 223: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ya no sé mas sufrir “Los que siembran con lágrimas cosecharán con alegría”

Ya no sé más sufrir, porque, dichosa,

con la cruz que el amor me ha regalado

me asocio al que murió crucificado

como antorcha fecunda y luminosa.

Ya no se más sufrir, pues amorosa,

en Cristo, el padecer me ha transformado,

y el Padre, viendo en mí a su Hijo amado,

habita en mi interior y en él se goza.

Ser flor que enjoya el polvo del camino,

ser trigo que muriendo vida encierra,

ser luz en do pintó sombra el destino,

ser paz do la inquietud sembró la guerra

y no tener querer, más que el divino,

¡anticipo de cielo es en la tierra!

226

Page 224: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Meditación

Esta tarde rubia

como una zagala,

se me está clavando

muy dentro del alma,

es para mis sueños,

¡puñal de nostalgia!,

y en mis inquietudes

es cruz que me abarca…

Las nubes navegan

por sendas doradas,

en beso de aromas

disuélvese el aura,

los trinos armónicos

del ave en la rama,

me dicen secretos

de alegrías pasadas.

¡me hiere el recuerdo!,

la impotencia amarga,

cual pájaro, ¡rotas

me dejó las alas!

227

Page 225: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Señor, Dueño mío!,

por mi mente pasan

memorias de días

en que me alegraban;

el correr del río,

el frescor del agua,

la luz del crepúsculo,

la flor delicada

que mece sus pétalos

en linfas de plata…

la hierba creciendo,

la hormiga afanada,

el gusano que hila,

la abeja que labra;

las grises honduras,

las cumbres nevadas,

la paz de la noche,

el rubor del alba,

los niños que duermen,

las madres que aman,

las almas que oran,

las voces que cantan,

la nota doliente

de vieja campana,

228

Page 226: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la pobre iglesita

de torres menguadas…

Mi alma de poetisa

o de visionaria;

bebió de lo bello

la esencia preciada

Señor tú lo sabes:

¡Estoy clavada,

con los miembros rotos,

las fuerzas escasas…

el cansancio quiebra

mis débiles ramas!

Jardín de silencio

tornose mi estancia,

la lucha sin tregua

me dejó asolada:

Amores que huyeron,

ilusiones, ansias

de dicha, ¡imposible

de ser apresada!...

¡cuánto has desprendido

de la tierra mi alma!

a golpes de sangre,

229

Page 227: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

a fuerza de llagas,

a través de heridas

que destilan lágrimas...

Pero no me importa

ser crucificada:

entre las bellezas

hallé la más santa:

La de tus amores

y tus semejanzas.

“No soy yo quien vivo”

no está sola mi alma;

por Tí soy vivida

¡y el Padre me ama!...

¡Qué importa la tierra!

las cosas que pasan,

los goces que mueren,

¡el amor que acaba!

La pared de arcilla

que aquí nos separa,

se va derruyendo…

¡seré liberada!

volaré a la Vida,

230

Page 228: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

la veo ya cercana,

y ya sin fronteras,

ni velos, ni trabas;

¡de tu amor divino

me veré inundada!

--------------------------

Esta tarde rubia

como una zagala,

se me está volviendo

balcón de esperanzas.

231

Page 229: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Himno a la Trinidad “ La Trinidad es mi vida “ P: Philipón Q:P:

¡Oh, eterna Trinidad a quien adoro!,

don inefable que en dichoso día,

llegaste a habitar el alma mía

que en su centro te guarda cual tesoro.

Tu dulce intimidad amo y añoro

como fuente de mística alegría

que en silencio interior, da una armonía*

en do tu gloria y alabanza imploro.

El Padre que me envía su mirada,

el Hijo, luz del Padre y el divino

Espíritu de amor, en una esencia,

integran mi caudal de bautizada.

¡Oh, inmensa trinidad, Dios Uno y Trino!,

que escondes en mi nada tu presencia, *Esa armonía es la oración de recogimiento,en

expresión de adoración.

¡Para Gloria de la Trinidad! A quien adoro…

232

Page 230: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Así quería yo verte!

¡Así quería yo verte!

levantando a tu chiquillo,

haciendo feliz su infancia,

dándole calor de nido.

¡Así quería yo verte!

en los ojos claro brillo,

en los labios la sonrisa

y tus ternuras en vilo…

¿No ves que tu amor reclama

este tierno pajarillo?;

¿que son inciertos sus pasos

y en tus brazos busca asilo

para llegar a ser hombre

y crecer sano y fornido

y poder seguir tu ejemplo

amasado con cariño?...

Las flores buscan la sombra

y el pájaro busca el nido

233

Page 231: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y los brazos de su padre

busca con ansia mi niño.

Cógele como tu sabes,

juega y ríe con tu hijo,

para que siembres confianza

y entretejas lazos íntimos,

donde se grabe tu imagen

con cinceles de cariño.

Y entre caricias y besos

que son los mejores vínculos,

dale toda tu ternura,

lo mejor que hay en tí mísmo,

¡y que te veas en sus ojos

cómo en los tuyos me miro!

¡Así quería yo verte!

levantando a tu chiquillo,

con tánta alegría de amarle,

con tal ternura y tal mimo,

¡cual yo mísma lo levanto

cuando se queda dormido!

234

Page 232: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Contemplación

Pusiste para mí sobre las flores

diamantes transparentes de rocío,

y un canto en el correr de cada río,

y un beso en cada luz, hecha temblores.

Creaste para mí mares, rumores

y un mundo de contrastes desafío;

¡Tú mismo te quisiste hacer tan mío

que habitas en mi ser, pleno de amores!

Y a cambio en mi silencio, ¿qué he de darte?,

mi ardiente corazón con su ternura

que adora, que contempla y reverencia;

¡no puedo, no, dejar nunca de amarte!,

y en éxtasis de amor y de ventura

vivir establemente en tu presencia.

235

Page 233: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Desesperanza

Largamente he esperado

que llegará a mi vida

el gentil peregrino

cuyo nombre es “Amor”,

y esperando ha brotado

en mi pecho una herida,

que es como una purpúrea

floración de dolor.

Largamente he soñado

en las dichas sinceras

de un amor que comprende

y no hiere jamás,

y así… he visto alejarse

una y mil primaveras

sin dejar esperanza

de ese encuentro de paz.

Se han plateado mis sienes,

se han secado mis ojos,

236

Page 234: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y en la noche silente

de uno a otro confín,

ya no busco otra senda

que la llena de abrojos

de la gris lontananza,

que señala mi fin.

237

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Fray Mínimo

o

las cosas pequeñas

-pintura hablada-

¡Quien fuera Fray Mínimo!,

el humilde lego

que servicios presta

a todo el convento…

Él barre los claustros,

recoge en silencio

las mil basurillas

con que juega el viento;

él, saca del pozo,

en cántaro viejo,

el agua que sirve

para los aseos.

Él lava la loza

y pasa el plumero,

que descuelga arañas

de los altos techos,

limpia los altares,

238

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y orando en secreto,

desprende las ceras

de los candeleros.

Pule las baldosas

trapeando los suelos,

y lava los hábitos

que repasa luego;

él cuida las flores

que adornan los setos;

cultiva legumbres

y descarda el huerto;

y en el amplio patio

que es ventana al cielo,

donde los azahres

aroman los céfiros,

recoge una a una

las hojas que el viento,

arrancó, jugando

con los limoneros.

Nadie lo percibe,

nadie le hace aprecio;

nadie ha adivinado

su fervor interno,

239

Page 237: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

y cuando en la noche

duerme el monasterio

e irradia la luna

sus suaves reflejos,

nadie le ha escuchado

frente al sacramento

decir en voz baja:

“!Señor, que te quiero¡,

que soy todo tuyo;

aunque polvo y cieno,

mi vida deshojo

por Tí en el silencio…

¡Señor, que yo megüe!:

olvido y desprecio

sean pan cotidiano

que me de alimento…”

“¡Fray Arturo entona

acordes excelsos,

Fray Jaime plasma

su amor en los lienzos;

Fray Roberto expone

con divino verbo,

la verdad eterna;

240

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Fray Ricardo en rezos

y éxtasis constantes,

admira al convento;

Fray Francisco escribe

con sapiencia y fuego,

místicas poesías,

magníficos versos…

y yo… ¡gusanillo!;

y yo, ¡pobre lego!,

soy menos que nada

y sólo te ofrezco

los pobres servicios

que a todos les presto…

¡las cosas pequeñas

que, amante, entretejo!...”

¡Y dos lagrimones

enormes y gruesos,

le surcan el rostro

que arrugará el tiempo!

------------------------------------

¡Quién fuera Fray Mínimo!,

el fraile pequeño

cuyas oraciones

suben hasta el cielo,

241

Page 239: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Él no se imagina,

pero el Dios eterno

al que amante sirve

momento a momento,

sonríe en su alma

que es sagrario y templo

y recibe gloria

de su humilde siervo:

Son muchas las almas

a las que el buen lego

abre cada día

las puertas del cielo,

Éste es el sublime

y único secreto:

Las cosas pequeñas

hechas con empeño,

son perlas preciosas

del tesoro eterno.

242

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María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Bodas divinas “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”

Una tarde, allá en el templo

sin adornos ni campanas

en sencilla ceremonia

te etregué Señor, el alma.

Escuché de Tí el llamado

con un fuego, con un ansia…,

y tu amor, más impaciente

el momento adelantara.

No hubo ruido de invitados

que turbasen dicha tanta,

la presencia de tres íntimos

nuestra unión atestiguaba.

Una fórmula sencilla

y una cruz con una alianza,

son los símbolos sensibles

de mi vida consagrada.

243

Page 241: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¡Bodas santas y divinas,

largamente tan ansiadas!,

que sumergen mi existencia

en la luz que no se apaga.

Ahora soy Señor, tu esposa;

Tú mi amado y yo tu amada,

y, ¡oh , misterio!, me asociaste

a tu vida Trinitaria.

Ahora el Padre en mí te encuentra

y Tú en mí su amor reclamas,

y el Espíritu me cubre

con la sombra de sus alas.

Cual tres clavos mis tres votos,

a tu cruz mi vida atan,

¡Dulce cruz y dulces clavos,

dulce vida a Tí entregada!

Nuestros bienes son comunes

y comunes nuestras ansias,

tuyas son mis impotencias,

mío el tesoro de tu gracia.

244

Page 242: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

tuyo el beso de mi entrega,

mío el sol de tu mirada,

tuyo el mundo de mis luchas,

mía tu gloria que no acaba.

Si alabarte es alegria

yo seré alegría que canta;

quiero ser ya, eternamente

de tu gloria la alabanza.

Viviré sola en el centro

más profundo de mi alma,

solamente con Dios, sólo

en silencio que es palabra.

Vivirá Cristo en mi vida

cual cristal que a Cristo pasa,

entregada a los hermanos

en servicio que es plegaria.

Contemplando ante tu trono,

el amor contempla y calla,

viviré sencilla y pura

en mi Dios ya sepultada.

245

Page 243: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y no extrañe que apacible,

en mi oficio de alabanza

me establezca en tu presencia

adorando siempre estática.

-------------------------------------

¡Venid, ángeles del cielo,

venid todos los que cantan!,

que el Señor selló conmigo

de su amor eterna alianza.

Ya no tengo que envidiaros,

porque Dios reina en mi alma

y la gloria sólo es gloria

donde Dios hace morada.

Que la virgen patrocine

de mi vida aquesta etapa

y prepare para bodas

eternales, níveas galas.

Ya no soy yo más quien vive,

Cristo vive en mí y me ama,

y su amor me ha introducido

en la glotria Trinitaria.

246

Page 244: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Sed de Dios

He buscado por montes y llanuras

los pasos silenciosos de mi Amado,

y ansiosa de abrazarle, he preguntado

por su luz cegadora a las criaturas.

Prendada de su amor y sus dulzuras,

las cosas que yo amaba, he depreciado;

y aquello que perdí doy por ganado

con tal de serle fiel en mis ternuras.

¿Cómo puedo en mi fe, llorar su ausencia?,

¿cómo puedo vivir si estoy muriendo

al fuego que consume mi existencia?...

¡Tormento éste de amor que estoy sufriendo!,

como aquél que en la fuente está bebiendo

y el agua va aumentando su exigencia.

247

Page 245: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Haz lo que quieras de mí - letrilla -

!Haz lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

Señor, mi fe en tu presencia

hace un cielo de mi alma,

y me establece en la calma

de tu luz y tu experiencia.

Sólo saborear tal ciencia

me da un goce verdadero

y aunque mi gozo es en Ti,

!haz lo que quieras de mi

por lo mucho que te quiero!

Con cuanto amor me has amado

yo te devuelvo mi vida

aunque te la doy herida

por dolor que no has curado;

te la doy tan sin medida

que aunque la muerte prefiero,

248

Page 246: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

si elegir me das por Ti,

!has lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

Tu luz me invade y rodea

y me ciega la mirada,

por eso en noche callada

la esperanza me recrea;

aunque yo tu luz no vea

al despertar lo primero,

sé que me establezco en Ti;

!has lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

Si en dolor quieres probarme,

quiero amarte en el dolor,

si me das gozo de amor

quiero gozosa entregarme;

pero si decides darme

algo más, no pongo pero…

como ya lo prometí…

!has lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

249

Page 247: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Si voluntad yo tenía,

te la entregué por completo

así, yo me comprometo

a no hacer jamás la mía,

dame sólo la alegría

de quererte a Ti el primero,

que enamorada de Ti,

!has lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

Señor, si en mi vida existe

algo que tu amor impida,

corta y destroza mi vida

donde a tu amor se resiste.

Ya que con tu amor me heriste

con un dardo tan certero

que en mi entraña recibí,

!has lo que quieras de mí

por lo mucho que te quiero!

250

Page 248: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Madrigal al divino crucificado

Tengo como tú en la frente

corona aguda de espinas,

como Tú, los miembros rotos

y amargo sabor a mirra;

el corazón florecido

con una rosa encendida,

pero dime, ¡cómo hago

para pasar a mi vida,

como la Tuya enclavada,

esa manera divina

con que a la cruz te aficionas,

cuando las fuerzas te quita!.

251

Page 249: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Queja

Tríptico

I

Nunca mi corazón halló en la tierra

eco a su sed inmensa de ternura,

que en la noche sin fin de su amargura

vacío, soledad y frío encierra.

Nunca encontró el amor al que se aferra,

aquel que cada aurora clara y pura,

le brinda hora tras hora la ventura

y la paz, que hacen cielo de la tierra.

A pesar se su entrega sin medida,

ha encontrado en respuesta hiel de abrojos,

olvido, decepción, ardor de herida

que sube y brota en llanto hasta los ojos…

¡nunca mi corazón halló en la vida

el amor que aún derrama en sus despojos!

252

Page 250: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Respuesta

II

No buscaré jamás en fuente humana

el amor, la experiencia ya me advierte

que lo busque en su fuente soberana

donde puedo saciarme hasta la muerte.

Qué dulce es pronunciar cada mañana:

¡Señor, un día más para quererte,

un día más para entregarte, ufana,

mi lucha, en el afán de poseerte!

Cuando en la cruz te miro ensangrentado

deshojando tu vida entre dolores,

¡divino agonizante enamorado!,

¿qué respuesta a tu amor mi amor a dado?;

perdona mi exigencia y mis ardores…

¡mi falta de respuesta te ha inmolado!

253

Page 251: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Entrega

III

Viviré para Ti calladamente,

para Ti mis perfumes de ternura,

Para Ti, si la tengo, mi dulzura

y toda la ilusión que mi alma siente.

Pondré flores de amor sobre tu frente

y endulzaré con besos tu amargura,

cuidando de vivir, serena y pura,

tan sólo de tu amor siempre pendiente.

Cruzaré por la vida sin rencores,

sin buscar la respuesta tan deseada

ni llevar cuenta avara de dolores

o esperar sin medida ser amada…

solamente anhelando, Dios de amores,

¡acabar como Tú, crucificada!

254

Page 252: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Dios en mí y yo en él Sor Isabel de la Trinidad.

Desde el día en que comprendí

que estaba inhabitada;

al Amor en vida dí:

vivo en Dios y Dios en mí

y de Dios enamorada.

Me establezco en su presencia

y me invade tal consuelo

que Él posea mi existencia,

que es más gracia que una ciencia

esta vida ya de cielo.

De mí misma ya olvidada,

inmóvil en Él me encuentro,

contemplando que, endiosada,

en Dios se pierde mi nada

y en mi Dios está mi centro.

255

Page 253: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La adoración incesante

es mi “éxtasis de amor”;

y la alabanza constante

es el canto palpitante

de mi silencio interior.

Si sufro miro su mano

y si gozo, su clemencia;

en total, que, de antemano,

mi presente es ya liviano

y de Dios una presencia.

Perdida en Él noche y día,

con este divino modo,

mi oración es armonía

y su esencia, mi alegría…

“¡mi Dios, mi vida y mi todo!”

Ya nada priva mi vida

de una paz que no se altera,

pués en Dios vivo escondida

y es mi meta decidida

que de amor de Dios yo muera.

256

Page 254: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Pues no tengo ya otro empeño

que consagrarme al Amor;

y es mi más hermoso sueño

el no admitir otro dueño

que ese Dios, en mi interior.

Que Él rompa el límite humano

de mi estrecho corazón,

para que en día no lejano

pueda llegar al arcano

del que soy ya posesión.

Seré con Dios “una llama”*

en unión viva y eterna;

será fusión con quien me ama

y a su goce me reclama

para boda sempiterna.

*San Juan de la Cruz.

257

Page 255: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

La cuna vacía “Luisito: Vivirás eternamente en nuestro corazón”

Largos meses de dicha expectante,

horas largas de anhelos y espera,

y al fin llega el día

en que un angelito

el hogar de los padres alegra.

La madre lo acuna,

el padre lo besa,

y de abuelos, tíos y parientes

el niño pequeño

es gozo y es fiesta.

Pero pasan en alas del tiempo

las horas primeras,

y el dulce querubín de todos amado…

a los cielos vuela.

¡No es la tierra mansión para ángeles,

ni los ángeles se hicieron para ella!

258

Page 256: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

El dolor es cruento y amargo

ya sin su presencia…

se diría que la vida se enluta

de gasas muy negras;

que los días se convierten en noches

y éstas son más oscuras y espesas:

¡Noche sin aurora, noche sin estrellas!

Se han guardado del ser diminuto

las ropas pequeñas;

los juguetes que al niño esperaban

con dulce impaciencia…

se han quitado los nímios detalles

que acusan su ausencia

y surcan los rostros las lágrimas

y el silencio, ¡quema!...

¡qué enorme amargura

en las almas deja

la cuna vacía

de un ángel que vuela!

------------------------------------------

En cambio en el cielo

todo toca a fiesta;

campanas de gloria se escuchan

que revolotean.

259

Page 257: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

en el coro de seres angélicos

el niño se encuentra,

y del Dios amoroso y eterno

vive en la presencia.

Ya no giman sus padres amantes,

ya no lloren parientes su ausencia,

Luisito es dichoso

y en Dios se recrea,

y en sus padres vive

con presencia eterna.

Pronto otro angelito

llegará a la tierra,

y la cuna del ángel ausente

llenará con su risa y belleza.

Luisito querido:

Tus padres te besan,

cada lágrima que cae de sus ojos

es una caricia

de ternura llena.

260

Page 258: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Esperamos tu ayuda constante:

¡Es dura la prueba!;

pero vamos de paso a la gloria,

peregrinos de amor en la tierra.

Queremos un día alcanzarte

y por ello luchar, ¡ay!, sin tregua,

y después, cuando llegue el momento

de rendir la cuenta,

encontrar junto a Dios a “nuestro ángel”,

¡que al volar dejó triste la tierra!

A mi queridísimo y primer nietecito, con todo el amor y

ternura que puso en él mi corazón desde que supe que

vendría a la vida, como un renuevo más de nuestra

propia existencia. Agradezco a Dios, que vivió lo

suficiente para poder ser bautizado y llegar al cielo.

261

Page 259: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Silencio y Soledad

“En el silencio y soledad

se vive sola, con Dios solo”

Sor Isabel de la Trinidad.

Silencio y soledad para quererte,

silencio y soledad para guardarte;

silencio y soledad para entregarte

un corazón dispuesto a retenerte.

Silencio y soledad para fiel serte,

silencio y soledad para escucharte,

silencio y soledad para esperarte

en el ansía sin fin de poseerte.

Esto busco mi Dios, con tanto empeño,

pues quiero ser la escucha, que extasiada,

realice de la unión el dulce sueño.

Tu presencia es la voz de mi alegría,

que en silencio de amor, siempre callada,

gozaré en soledad tu compañía.

“La soledad es compañía de Dios,

del Dios vivo.”

Padre Philipon

262

Page 260: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Ofrecimiento

Hoy, Señor, te ofrezco sólo

la flor de mi depresión…

es una flor sin perfume,

sin belleza y sin color;

flor nacida en el desierto

de una gran desolación;

flor sofocada entre cardos

de agonías y de dolor.

No alegra al que la posee:

¡Sólo angustia el corazón!,

y es el fruto lacerante

de la lucha en mi interior.

¡Pena me da el ofrecerla

al que es mi todo y mi Dios!,

pero en mis manos vacias,

que hace temblar el temor

no hay por desgracia otra cosa

que este pobre y triste don.

263

Page 261: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Pero en ella te doy todo:

mi lucha y mi aceptación,

mi corazón lacerado,

si aún me queda corazón;

mi voluntad de ser fuerte,

de dar la espalda a mi “yo”,

de seguir dando alegría

cuando sólo veo, ¡oh, temor!,

incertidumbre en mi senda

con horizontes sin sol.

Pero mi fe no vacila

y apoyándose en tu amor

sabe bien que no rechazas

los dones del corazón.

Por eso vengo a ofrecerte

entre angustias, ¡oh, Señor!,

la flor triste y deshojada

de mi hiriente depresión.

Tú la tuviste en el huerto:

¡Tu agonía de hombre Dios!

Con profunda admiración y afecto al

Dr. Héctor Sentíes Castella.

264

Page 262: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

En tu Bautizo A mi linda y queridísima nieta Ma. Cristina Alejandra.

Con ojos azul de mar,

de un mar tranquilo y profundo,

llegaste, nena, a endulzar

las tristezas de este mundo.

Y te hizo el Señor tan bella,

como bella es la extensión

donde prende cada estrella

su purísima visión.

Te coronó de inocencia

y con amor sin igual,

te dió toda su presencia

en la pila bautismal.

¡Hija de Dios!, que divina

y amorosa filiación,

que es tu herencia y te encamina

a vivir esta elección.

265

Page 263: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

No conoces la mentira,

no has probado la maldad,

y tu Dios en tí se mira

¡templo de la Trinidad!

Por eso con gran ternura

te acoge mi corazón,

que adivina en tu alma pura

de Dios la predilección.

¡Hermosa como ninguna!,

yo, de tus gracias en pos,

me arrodillo ante tu cuna…

¡oh, transparencia de Dios!

266

Page 264: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Isabel “El encanto de las rosas es que, siendo tan hermosas, no conocen

que lo son “

J. Ma. Pemán

Nació cuando la luz llega al ocaso

y se fué al empezar la luz del día,

y pienso en mi soñar que fue ella acaso

una estrella fugaz que al cielo huía.

Dejó huella de luz en cada paso,

de amor y fortaleza… yo diría

que su dolor tan grande le fue escaso

para entregarle a Dios lo que Él pedía.

Isabel, rosa bella y delicada

que el jardín de mi vida enriqueciste,

¡no te quiero decir jamás adiós!...

pues sabiéndote ya glorificada,

recuerdo aquel ejemplo que nos diste

y te encuentra mi fe, perdida en Dios.

A mi hija Isabel, a los cuatro meses de su

llegada a la casa paterna, con todo mi amor.

267

Page 265: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Oda a la muerte

¡Muerte, ven porque te espero!...

porque te ansío y te quiero

y hasta eres parte de mí;

sé que al causarme tu herida

me llevarás a la Vida

donde está el bien que perdí.

Pero si miro a los que amo,

atendiendo a su reclamo

querré a la vida volver;

pués son un lazo tan fuerte

que al luchar contra ti, ¡oh muerte!,

trataré de defender.

Y estando así dividida,

¿cómo optar por muerte o vida

si las dos me dan dolor?;

no me queda otra manera

mientras viva o mientras muera

que mirar hacia el Señor.

268

Page 266: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Y ya, sin medir mi pena

esperar de pie y serena

su divina Voluntad;

puesta en sus manos mi vida,

estará en paz, decidida

a empezar mi eternidad.

Elije Señor mi suerte,

dame vida o dame muerte

que ya es parte de mi haber;

sólo así hallaré la calma,

que entregándote mi alma,

ya no tengo que escoger.

Pues conozco bien Dios mío,

que la vida es desafío,

mas la das con tanto amor,

que yo siento que ya es suerte

el poner mi vida o muerte

¡en tus manos de Creador!

269

Page 267: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Homenaje a México

Leyendo de mis poesías

el cumulo de recuerdos,

me vino un deseo ardiente:

el de cantarle a mi México.

A esa tierra de mis padres,

que dejó en mi mente impreso,

un amor tierno y profundo

que jamás se torna viejo.

A esa tierra de mis hijos,

que acogió a hispanos abuelos,

con el abrazo más suave

que ha dado el amor fraterno,

León, Toluca, Guanajuato

con jirones de oro viejo

y con plata cincelada

que era envidia de otros pueblos.

Y cerré entonces los ojos

y me dije: date tiempo,

270

Page 268: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

junta perfume de rosas,

y suavidades de pétalos,

haz un techo con estrellas

y una música de besos

y temblando en alma y vida

da ese regalo a tu México.

Con la voz de la ternura;

con un profundo embeleso,

!sal a cantarle el gran himno

de tu amor fuerte y sincero!

!México! tierra de flores

de leyenda y de misterios,

no quiero cerrar los ojos

sin decir,…!cuánto te quiero!

Como mis años son muchos,

temo no llegar a tiempo

para ensalzar tu hermosura

y de tu historia los hechos;

para hablar de tu provincia

y tu tradición de pueblo,

de tus sagrados volcanes

que son nieve, escarcha y fuego.

271

Page 269: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Recuerdo cuando mi madre

me hablaba de tu abolengo,

de tus mujeres virtuosas

y tus hombres caballeros;

de tus niñas provincianas

de suave y largo cabello,

como ella misma de joven

cuando iba a rezar al templo.

Recuerdo cuando mi padre

me narraba mil portentos

de ese México de antaño

que encendió mis sentimientos

y me arrancó fantasias

desde lo hondo de mi pecho.

Como volaba mi mente

con las alas de los sueños…

más cuando crecí y fijéme

en los pobres sin remedio,

en los niños sin zapatos

y en la pena de los viejos,

reaccioné y así me dije:

¿serán ruines mis anhelos?

272

Page 270: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

¿será mi amor tan escaso

al ver llorar a mi pueblo?...

y urdí pronto la manera

de hacer verdad mis empeños.

Por eso me fui a la Villa

do la Virgen cabe el templo,

y a su amor le dí mi queja

para que salve a mi pueblo…

!y mi pena se hizo gozo

al contacto de sus besos!...

!Madre mía de Guadalupe!...

Agua, rosa, estrella y fuego,

la que alientas mis afanes

y me llenas de embeleso.

Eres tú el tesoro augusto

que aquilata nuestro pueblo:

Salva al hijo que te ama,

como a su Madre el pequeño:

Dale a mi patria un destino

de esperanza y de consuelo:

toma a México en tus manos

y condúcelo hasta el cielo;

273

Page 271: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

para que puedan sus hombres,

sus mujeres y chicuelos,

entonar un himno santo

donde todo sea fraterno,

do vivamos como hermanos

del más grande al más pequeño.

!México!, tierra de flores

y estrellas claras del cielo;

no quiero cerrar los ojos

sin decir…!!cuánto te quiero!!

A México, mi patria, que junto con España,

formaron el legado mejor de mi vida.

274

Page 272: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Corazón

Me das miedo corazón,

con ese latir tan fuerte,

¡me vas a causar la muerte

en silenciosa explosión!

Siendo causa la aflicción

de tu multiforme herida,

como asegurar tu vida

¡pobrecito corazón!...

Me gustaría prolongar

tus anhelos de servicio,

¿pero existe el artificio

que te pueda hacer durar?...

Por eso hoy te quiero hablar

como al mejor compañero,

porque en todo lo que quiero

me has sabido acompañar.

275

Page 273: Cortando Estrellas

María Alexandrina Muñiz de Ruiz Cortando estrellas vol. II

Me has enseñado a querer

y por lo tanto a sufrir;

me has enseñado a vivir

aceptando el padecer.

Y me enseñaste a callar

cuando hiere la aflicción;

me enseñaste la lección

de comprender y aceptar.

A vivir de cara a Dios

que es mi meta más amada,

bajo el sol de su mirada,

de su Luz arcana en pos…

Por eso el reconocerte

es casi una obligación,

y me cuesta corazón,

el no poder reponerte.

Mas no vayas a sufrir

porque es breve tu misión…

cuando dejes de latir,

¡¡has cumplido, corazón!!

276