crítica de la ciudadanía parte 2

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58 CRITICA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA miento de la diferencia y la reinvenci6n del activismo politico. Por otro lado, la izquierda radical aun no ha podido asimilar el hecho de que la subversi6n, a partir de la participaci6n de ciudadanos, puede existir. Critica aun el concepto de participaci6n como una categorfa burguesa de integraci6n y sometimiento. No acepta que la diferencia depende, en todo caso, de los contenidos de las form as de acci6n ciudadana. No obstante 10 anterior, tendrfamos que reconocer, que desde el derrumbe del bloque sovietico, se ha observado una consolidaci6n y expansion de las democracias liberales a escala mundial, especffi- camente en America Latina, en 10 que se ha llamado la tercera ola de la democratizaci6n. Mas aiin, el referente que se ha tenido hoy sobre los distintos bloques geopoliticos, a diferencia del pasado, no ha diferenciado alas sociedades entre las que conforman el primero o tercer mundo; 0 entre pafses desarrollados y subdesarrollados; 0 centrales y perifericos, Se habla ahora de pafses con distintos grad os de consolidaci6n de sus regfmenes "democraticos", esto es: dernocra- . cias consolidadas, democracias emergentes, democracias inestables, etcetera (Norris, 1999). De hecho, segun el informe 2000-2001 de Freedorn House, de las 35 naciones en America, son 33 las consideradas "democracias electorales". De estas 33, solo 23 son "Estados Iibres" y 10 "parcialmente libres". Los paises "no libres", segun la clasificaci6n, son los dos restantes: Cuba y Haiti (cf. Norris, 2002). Sin embargo, estos procesos de democratizaci6n han experimentado, en Mexico y otros paises de la regi6n, graves problemas sociales y polfticos, como la perdida de f6rmulas de gobernabilidad, la constataci6n de demo- cracias inestables, la emergencia de actores estrategicos no tradicio- nales y la incapacidad del sistema para incluirlos institucionalmente; el surgimiento de contradicciones entre el impulso de politicas demo- craticas, la disminuci6n sistematica de recursos estatales y la fragmen- taci6n del sistema de partidos (Coppedge, 2001). Asi que el asunto se convierte en un dilema: ~c6mo garantizar la gobernabilidad? EI debate se ha orientado hacia definir los adjetivos que se le imp one a la democracia, es decir ~que tipo de democracia debemos ejercer? ~La moderna, representativa, parlamentaria, pluralista, constitucional, deliberativa, directa, sustantiva, etcetera? (cf. Mouffe, 2003). Democracia, en su definici6n llana, significa poder del pueblo. Pero no puede existir el poder del pueblo, si los miembros de esa comunidad no 10 ejercen, participando activamente en la argumen- CRITICA DE LA l'ARTICIPACION CIUDADAl'lA 59 tacion y soluci6n de los problemas piiblicos. De ahi que el termino participacion tiene una relaci6n intrfnseca con el de democracia. Partamos de un acuerdo: tanto la democracia como la participaci6n son conceptos esencialmente politicos, Parafraseando a Touraine, a partir de la correspondencia entre democracia y ciudadania, diria que la ciudadanfa es la conciencia de pertenencia a una colectividad politi- ca, asentada sobre la responsabilidad de los ciudadanos. El ciudadano debe sentirse responsable de su gobierno, a partir de la representativi- dad de los dirigentes y de la libre elecci6n de estes por los dirigidos, 10que constituirfa una practica dernocratica (Touraine, 1995). Entonces, los derechos politicos de los ciudadanos son derechos a la participaci6n, como ejercicio de poder, en tanto miembros de la comuni- dad; tarnbien podria decirse, son derechos a la participaci6n como parte del colectivo de electores (Opazo, 2000). La participaci6n, aunque existen distintos significados y forrnas, es una dimensi6n central en la construcci6n de la ciudadanfa y de la identidad ciudadana. Par- ticipar de la comunidad es tener la capacidad de poseer atributos 0 cualidades de esa comunidad; en tal sentido participar es compartir, es una condici6n de estar relacionado a un todo mas grande, y en consecuencia, sentirse incluido. Participaci6n es tornar parte de, 0 to- mar una parte (equitativa yjusta) de algo. Participar en la ciudadanfa, tiene que ver con la toma de decisiones y, pol' 10 tanto, directamente con el concepto de democracia (Sieder, 1999; Chomsky y Dieterich, 1995; Dahl, 1999). Es el lugar consentido de la esfera publica, como espacio, como representaci6n y como inevitabilidad de la politica (Alejandro, 1993). Estudios sobre la participaci6n se han dividido al menos en dos co- rrientes: aquella que estudia las formas de participacion institucional y de la democracia representativa (cf. Villasante, 1999; Garcfa y Lukes, 1999; Crouch, 1999; Philips, 1999; Somers, 1999), y aquella que exa- mina la participacion directa de la sociedad civil, contra el control social del Estado, a traves de los movimientos sociales (Touraine, 1995,1994; Cohen y Arato, 2000; Turner, 1986, 1990; 1997; Barbalet, 1988; Tilly, Ch., 1995; Pamplona, 1996). La participacion sin embargo no es s610 una dimensi6n funcional de la ciudadania. Depende del modelo de ciudadanfa y de la cultura politica de que se trate en cada Estado. Dependeria, en palabras de Touraine de la historicidad del conflicto social. En palabras de Brubaker, de la experiencia hist6rica. El modelo de democracia par-

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Libro sobre sociología, Crítica de La Ciudadanía Parte 2Sergio tamayo

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58 CRITICA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA

miento de la diferencia y la reinvenci6n del activismo politico. Porotro lado, la izquierda radical aun no ha podido asimilar el hecho deque la subversi6n, a partir de la participaci6n de ciudadanos, puedeexistir. Critica aun el concepto de participaci6n como una categorfaburguesa de integraci6n y sometimiento. No acepta que la diferenciadepende, en todo caso, de los contenidos de las form as de acci6nciudadana.

No obstante 10 anterior, tendrfamos que reconocer, que desde elderrumbe del bloque sovietico, se ha observado una consolidaci6ny expansion de las democracias liberales a escala mundial, especffi-camente en America Latina, en 10 que se ha llamado la tercera olade la democratizaci6n. Mas aiin, el referente que se ha tenido hoysobre los distintos bloques geopoliticos, a diferencia del pasado, noha diferenciado alas sociedades entre las que conforman el primeroo tercer mundo; 0 entre pafses desarrollados y subdesarrollados; 0centrales y perifericos, Se habla ahora de pafses con distintos grad osde consolidaci6n de sus regfmenes "democraticos", esto es: dernocra-

. cias consolidadas, democracias emergentes, democracias inestables,etcetera (Norris, 1999). De hecho, segun el informe 2000-2001 deFreedorn House, de las 35 naciones en America, son 33 las consideradas"democracias electorales". De estas 33, solo 23 son "Estados Iibres" y10 "parcialmente libres". Los paises "no libres", segun la clasificaci6n,son los dos restantes: Cuba y Haiti (cf. Norris, 2002). Sin embargo,estos procesos de democratizaci6n han experimentado, en Mexico yotros paises de la regi6n, graves problemas sociales y polfticos, comola perdida de f6rmulas de gobernabilidad, la constataci6n de demo-cracias inestables, la emergencia de actores estrategicos no tradicio-nales y la incapacidad del sistema para incluirlos institucionalmente;el surgimiento de contradicciones entre el impulso de politicas demo-craticas, la disminuci6n sistematica de recursos estatales y la fragmen-taci6n del sistema de partidos (Coppedge, 2001). Asi que el asuntose convierte en un dilema: ~c6mo garantizar la gobernabilidad? EIdebate se ha orientado hacia definir los adjetivos que se le imp one ala democracia, es decir ~que tipo de democracia debemos ejercer? ~Lamoderna, representativa, parlamentaria, pluralista, constitucional,deliberativa, directa, sustantiva, etcetera? (cf. Mouffe, 2003).

Democracia, en su definici6n llana, significa poder del pueblo.Pero no puede existir el poder del pueblo, si los miembros de esacomunidad no 10 ejercen, participando activamente en la argumen-

CRITICA DE LA l'ARTICIPACION CIUDADAl'lA 59

tacion y soluci6n de los problemas piiblicos. De ahi que el terminoparticipacion tiene una relaci6n intrfnseca con el de democracia.Partamos de un acuerdo: tanto la democracia como la participaci6nson conceptos esencialmente politicos, Parafraseando a Touraine, apartir de la correspondencia entre democracia y ciudadania, diria quela ciudadanfa es la conciencia de pertenencia a una colectividad politi-ca, asentada sobre la responsabilidad de los ciudadanos. El ciudadanodebe sentirse responsable de su gobierno, a partir de la representativi-dad de los dirigentes y de la libre elecci6n de estes por los dirigidos,10 que constituirfa una practica dernocratica (Touraine, 1995).

Entonces, los derechos politicos de los ciudadanos son derechos a laparticipaci6n, como ejercicio de poder, en tanto miembros de la comuni-dad; tarnbien podria decirse, son derechos a la participaci6n como partedel colectivo de electores (Opazo, 2000). La participaci6n, aunqueexisten distintos significados y forrnas, es una dimensi6n central enla construcci6n de la ciudadanfa y de la identidad ciudadana. Par-ticipar de la comunidad es tener la capacidad de poseer atributos 0cualidades de esa comunidad; en tal sentido participar es compartir,es una condici6n de estar relacionado a un todo mas grande, y enconsecuencia, sentirse incluido. Participaci6n es tornar parte de, 0 to-mar una parte (equitativa yjusta) de algo. Participar en la ciudadanfa,tiene que ver con la toma de decisiones y, pol' 10 tanto, directamentecon el concepto de democracia (Sieder, 1999; Chomsky y Dieterich,1995; Dahl, 1999). Es el lugar consentido de la esfera publica, comoespacio, como representaci6n y como inevitabilidad de la politica(Alejandro, 1993).

Estudios sobre la participaci6n se han dividido al menos en dos co-rrientes: aquella que estudia las formas de participacion institucionaly de la democracia representativa (cf. Villasante, 1999; Garcfa y Lukes,1999; Crouch, 1999; Philips, 1999; Somers, 1999), y aquella que exa-mina la participacion directa de la sociedad civil, contra el controlsocial del Estado, a traves de los movimientos sociales (Touraine,1995,1994; Cohen y Arato, 2000; Turner, 1986, 1990; 1997; Barbalet,1988; Tilly, Ch., 1995; Pamplona, 1996).

La participacion sin embargo no es s610 una dimensi6n funcionalde la ciudadania. Depende del modelo de ciudadanfa y de la culturapolitica de que se trate en cada Estado. Dependeria, en palabras deTouraine de la historicidad del conflicto social. En palabras deBrubaker, de la experiencia hist6rica. El modelo de democracia par-

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ticipativa, por ejemplo, enfatiza la dimension activa del ciudadano ysu involucramiento en la construccion de la sociedad; por 10 tanto,Ie asume un preponderante papel publico. El modelo conservador,por el contrario, sobreestima los deberes de los ciudadanos, por 10que sugiere una actitud de pasividad y obediencia. De ahi podemosdeducir que para los conservadores, la participacion es un atributoque puede darse, pero no una obligacion,

Participar en la comunidad desde las instituciones representativasdesarrolla un tipo de organizacion y normatividad, form as de repre-sentatividad y niveles de regulae ion de la participacion. Los derechospoliticos para votar 0 para ser representante de un grupo social seejercen dentro de los limites de la comunidad, donde la membreciase desenvuelve con cierta estabilidad. Este tipo de democracia repre-sentativa crea una distribucion peculiar de poder politico, pOl' unlado permite una igualdad en la ciudadania en terminos del derechoal voto y a la participacion en la organizacion politica; pero por otrolado surge, ahi mismo, un poder altamente jerarquico y desigual,basado en un sistema de delegacion: delegar responsabilidades yrepresentacion Ileva a la acumulacion del poder en una estructurajerarquica (Baubock, 1994).

A pesar de su retorica, el gobierno mexicano, como otros en laregion, Ie ha temido a la participacion, Visto desde las instituciones,la participacion es un desafio constante, porque la perdida del con-trol politico puede !levar a la disidencia incontrolada, al desacato ya la desintegracion social. Por eso la participacion institucional seasocia ideologicamente con la responsabilidad del ciudadano paracon sus autoridades y a 10 que se ha llamado la corresponsabilidad conlas acciones del Estado, 10 que sup one una integracion del ciudadanoen la toma de decisiones, pero sobre todo una forma de control y delegitimacion del sistema y la autoridad polfti ca. La participacion, enesta logica, debe ser regulada y con ello restringir las libertades po-liticas a 10 minimo necesario para mantener el sistema. Asi, corres-ponsabilidad y participacion se han convertido, desde la perspectivainstitucional en Mexico, en nociones esenciales de la identidad ciu-dadana.

Sin embargo, no siempre es posible regular la participacion. Laciudadania como construccion social, dice Turner (1997), esta inti-mamente ligada a la lucha social, porque los derechos y las tensionescon el Estado se resuelven con la confrontacion de proyectos de

camcx DE LA PARTICIPAcrON CIUDADANA 61

ciudadanfa distintos, de distintos grupos sociales antagonicos, aunquepertenecientes a un mismo Estado-nacion. La participacion vistacomo resultado de la lucha social, entiende a la sociedad civil comoun campo de batalla con distintos y conflictivos intereses e ideologfas.La inclusion de nuevos grupos en el disfrute de los derechos politicos,o la presion para modificar reglas y procedimientos de representa-cion al interior de la membrecia. No depende pues de la benevolen-cia de la autoridad, sino del impacto de movimientos sociales y luchaspoliticas que buscan hegemonizar sus intereses, traducidos en 10 queellos asumen como sus derechos (Baubock, 1994:269; Turner, 1997;Tamayo, S., 1999).

Si la practica de la ciudadanfa sustantiva implica un proceso deinteraccion entre ciudadanos y fuerzas sociales, entonces con la par-ticipacion es posible promover el cambio social. Ista es una defini-cion que deberian asumir tanto liberales, como socialistas. Un aspec-to a destacar es que el tipo de transformaciones resultantes puedendarse por diferentes causas, de las cuales deduzco dos a partir de laexperiencia mexicana: 1] por el enfrcntarniento de varios proyectosde corte nacional 0 de distintos significados sobre el Estado y de losnacionalismos, que diversos actores y clases han formulado en losiiltimos veinte afios; y 2] por el ejercicio de los derechos ciudadanos,y la lucha por mantenerlos 0 expandirlos, para obtener mayores ni-veles de bienestar social, 0 mejores posiciones politicas, mayoresprivilegios 0 arnpliacion de la membrecia.

Lo que se evidencia es que los cambios en Mexico fueron detona-dos porIa participacion y, entonces, el problema que aquf se presen-ta es como dicha participacion se desarrollo y manifesto. La hipotesisque presento aquf es que, efectivamente, la participacion se desarro-llo con el amplio ejercicio de los derechos ciudadanos, a traves deun campo de conflicto social y cultural; pero dicha participacion seexpreso de muydiversas formas, pOl' 10 que es necesario, como ad-vierte Melucci (1997), comprender en este caso el sentido de lasorientaciones que los actores sociales le dieron ala accion colectiva,confrontando proyectos de ciudadania distintos, a traves de formasinstitucionales y no-institucionales de participacion ciudadana. Dehecho, aceptaria que una tendencia fue la deliberacion dentro de unmarco de norm as establecidas y aceptadas por la clase politica. Peroadernas, deberiamos reconocer que se dieron circunstancias en quelos actores politicos involucrados en dicha deliberacion se plantearon

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62 CRiTICA DE LA PARTICIPACrON CIUDADANA

modificar esas normas y reglas del juego, a traves de procesos dedemocratizaci6n y autonomizaci6n de las elecciones. Como vemos,existieron aqui al menos dos orientaciones distintas, ambas refirien-dose a la participaci6n, aunque con formas de manifestacion e im-pactos distintos.

Este capitulo trata de diferenciar y explicar las distintas formas departicipaci6n: a] la version neoliberal, hegem6nica en Mexico y La-tinoamerica, que reduce el concepto a los estrechos rnargenes de lainstitucionalidad. Y b] la perspectiva de los movimientos sociales queabri6 otras posibilidades de la participaci6n en terminos de amplia-cion de los repertorios de la movilizaci6n y de las formas de lucha.

LAS FORMAS INSTITUCIONALES DE PARTICIPACION

La concepcion de participacion en el enfoque neoliberal, tiene enAmerica Latina su fundamento en la tension Estado-sociedad civil. Estadificil relaci6n se ha expresado en los desafios de la gobernabilidad yla estabilidad polftica (O'Donnell, 2001). La gobernabilidad se ha asu-mido como el estado de equilibrio entre las demandas civiles, socialesy politicas de la ciudadania, y la capacidad del Estado/gobierno pararesponderlas de manera legftima y eficaz (Coppedge, M., 2001).2

En la democracia clasica, el demos regia sobre cualquier cuestionde interes publico. Los gobernantes 0 representantes podian serelegidos de cualquiera de los miembros de la comunidad y no de unaelite virtuosa. 'Iendrian la obligaci6n de acatar el mandato supremode la polis. Ello se entenderia as! como soberania popular. Un proce-dimiento aparentemente hostil a la formaci6n de las elites en la tomade decisiones, quienes son formados en la meritocracia. Pero en unasociedad de masas como la existente, la democracia directa, de acuer-do a Schumpeter, que reivindica la soberania popular y la legitima-cion de la decision mayoritaria del pueblo, se ha convertido en un

2 Gobernabilidad supone un importante grado de institucionalizaci6n. ParaSamuel Huntington, institucionalizaci6n significa el proceso en el que las organiza-ciones y los procedimientos adquieren valor y estabilidad. De ahf que gobernabili-dad sea el grado en el cual el sistema politico se institucionaliza.

catncx DE LA PARTICIPACION CIUDADANA 63

mecanismo improcedente. Se ha hecho necesaria la elecci6n de fun-cionarios y representantes por medio del sufragio universal. Eso ex-plica la obsesi6n de los nuevos gobiernos, surgidos de la transicionde regimenes autoritarios a dernocraticos, por regular las formas einstrumentos del voto, al considerar que es la mejor forma de mani-festar el ejercicio dernocratico. EI problema esta en si ello ha sidosuficiente para lograr que la ciudadanfa se involucre en la toma dedecisiones. 2C6mo evitar pues que una elite decida por sf sola sobrelos asuntos publicos, al margen de la participacion ciudadana? 2C6moevitar que esa elite monopolice la fuerza y las decisiones publicas? Lasoluci6n para los liberales latinoamericanos es la defensa irrestrictade los derechos individuales, que se opondria naturalmente al ejer-cicio coercitivo de la autoridad.

Estos dilemas enfrentan, en efecto, esa tensi6n entre Estado y so-ciedad civil, y entre elites y masas (Offe y Schmmiter, 2001). Es unarelaci6n de determinacion de arriba hacia abajo, 0 una condici6n deresistencia de abajo hacia arriba. De arriba hacia abajo impera laraz6n de Estado, la importancia de la estabilidad, la defensa de lalegitimidad y la legaJidad represcntada por ese Estado. La amenazaconstante es que las masas, sin culiura cfvica, rebasen los lfmites delorden y hagan fracasar la democracia.

Sin embargo, la relaci6n de abajo hacia arriba es la amenaza mani-fiesta de las masas. Se define por los actores estrategicos que influyensobre los grad os de gobernabilidad 0 ingobernabilidad. Los acioresestraregicos serian aquellos que pueden socavar la gobernabilidad, in-terfiriendo en la economia yen el orden publico (Coppedge, 2001).Algunos de estos acto res en America Latina que se han afirrnado enla actualidad son tanto los tradicionales, que aun mantienen espaciosimportantes de presi6n, por ejemplo los empresarios y los sindicatos,como aquellos actores emergentes no tradicionales, por ejemplo 10ssindicatos cocaleros, movimientos indfgenas, guerrillas, mafias y car-teles, asociaciones urbanas, movimientos pOI' los derechos humanos,entre otros (Coppedge, 2001). Por eso, el desafio que representan losactores estrategicos es acerca de su capacidad para influir, modificaro transforrnar procedimientos y reglas del orden legal. Yel reto delos regimenes politicos es su pro pia capacidad para incluir e integrara estos nuevos actores estrategicos al sistema.

De ahi la paradoja de la democracia liberal (cf. Mouffe, 2003). Losliberales latinoamericanos estan en tensi6n constante para evitar que

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el Estado colonice la esfera privada de los derechos y las libertadesindividuales, pero al mismo tiempo temen la irrupcion de las masasque desestabilicen a la sociedad ordenada y a los marcos institucio-nales de convivencia pacifica. La utopia liberal es alcanzar la estabi-lidad y la democracia, por medio del consenso pacifico entre ciuda-danos libres e iguales.f Es precisamente en este juego donde ubicansu propia concepcion de participacion.

Participaci6n en el marco liberal

Participacion se entiende como las distintas posibilidades de laciudadania para inmiscuirse en los asuntos publicos, a craves deformas preestablecidas, como son votar por representantes, partici-par en organizaciones voluntarias de servicio a la comunidad, escri-bir a legisladores en el Congreso, firmar peticiones, asistir a mani-festaciones, y contribuir con donaciones para alguna actividad deservicio comunitario (Galston, 2002). Estas formas estan muy pre-sentes en los Estados Unidos y Europa Occidental, y comienzan aextenderse en otras regiones. Se consideran como las mas usualesde la participacion,

Pero el verdadero dilema estriba en la necesidad de encontrar elequilibrio y la compatibilidad entre la percepcion sobre la democra-cia por los ciudadanos, y las formas de gobernar de los representan-tes. Asi, el interes de las elites latinoamericanas es asociar los nivelesde confianza 0 desconfianza en las instituciones clave (gobierno,parlamentos, partidos, Iglesia y medios) con los de satisfaccion de lademocracia, las formas de participacion formal existentes y el interesde la ciudadania en ellas. EI objetivo es reconocer los problemas degobernabilidad, y actuar con politicas publicas, diseii.ando canales

~ Acepto que no siernpre el consenso es un elemento resultante entre gobier-no y actores estrategicos dentro de la logica liberal. La dernocracia aceptaria eldisenso como condicion sine qua-non de la pluralidad y la participacion de gruposo individuos heterogeneos. En tal sentido, el disenso como expresiori del conflicto,debe encauzarse a traves de reglas y vias institucionales. Sin embargo, los disidentesson aceptados en la medida que sus crfticas se encuentren dentro de los marcosestablecidos por la instituciones liberales. De otra manera son excluidos. Agradezcolas observaciones de Melissa Hernandez, participante del seminario Sociedad Civil,Movimientos Sociales y Participacion Ciudadana, Departamento de Sociologia, UAM-

Azcapotzalco.

CR1TlCA DE LA PAJUICIPACION CIUDADANA 65

institucionales de participacion, para mantener niveles suficientes decontrol y estabilidad social."

Una vertiente del problema parte de preguntarse las consecuenciasque ha tenido la participacion en la dernocratizacion de los gobiernosde America Latina. Pippa Norris (2002, 1999), advierte que las agen-cias internacionales, como el Banco Mundial, se habrian percatadoque un buen gobierno no solo se define por su esfuerzo en cubrirnecesidades basicas de la poblacion, sino por el establecimiento deformas realmente dernocraticas. La democracia en este sentido serfala condicion esencial del desarrollo humano, del buen manejo de lapobreza [sic], de la desigualdad y los conflictos etnicos.

Desde esta perspectiva institucional, la participacion ciudadana es,sobre todo, aceptacion de los ideales democraticos: tener confianzainstitucional; aceptar las reglas del juego; consolidar institucionesarraigadas en la cultura civica, capaces de resistir alas amenazas dedesestabilizacion y a los cuestionamientos populistas. No obstante,cl debate liberal se refiere tarnbien a que tanta participacion puede ydebe permitirse. Segun Norris, una corriente de pensamiento sefialala necesidad de una democracia "fuerte" basada en el acLivismo y lalibre deliberacion de ciudadanos. Una segunda corriente, dentro dela Iogica schumpeteriana, se enfoca en la necesidad de delimitar laparticipacion dentro de los cauces y procedimientos electorales. EIproblema en la actualidad es que tanto la deliberacion, el activismo,como las elecciones, son formas tradicionales de la democracia quese han venido desgastando sisternaticamente.

El trabajo de Zovatto (2002) es contundente en esta direccion. Ladiferencia, entre el apoyo a la democracia como regimen y la satis-(accion que sienten los ciudadanos de sus democracias, es drastica,Mientras que el apoyo en America Latina se sinia en 56 por ciento,la satisfaccion apenas llega a 32. Mexico es un caso sintomatico deesta tendencia, que se genera precisamente en el momenta de lalIamada transicion y alternancia democraticas. En efecto, los mexica-

4 Para conocer las tendencias sobre valores, percepciones y actitudes de loslatinoamericanos hacia la democracia, vease a Zovatto (2002). Es importante hacernotar que la estandarizacion de variables y encuestas sobre valores y cultura ciuda-dana es un rnetodo extendido en todo el mundo, a traves de diversas fuentes, talescomo el Latinobarometro, el Eurobarometro, el Eurobarornetro para Europa cen-tral y del este; el Afrobarornetro, el Barometro Asiatico y del este asiatico; la NewDemocracies Barornetro y el Barometro para la Union Europea.

66 CRiTlCA DE LA PARTICIPACrON CIUDADANA

nos se sentian satisfechos con su democracia solo en un 27 por cien-to. Para 2002, despues de la alternancia, ese porcentaje bajo a 18. Lomismo ha pasado con las instituciones democraticas de representa-cion. Mientras que la confianza a la Iglesia y la Television alcanzo 75y 46 por ciento respectivamente (los mas altos de todas las institucio-nes referidas), el Congreso y los partidos politicos apenas llegaron al27 y 29 por ciento respectivamente.

Mas aun, si observamos los datos comparativos entre regionesmundiales de la grafica 1 sobre capital social, constituido por la co-rrelacion entre a] confianza social y b] activismo asociativo en losafios noventa, pod em os notar que la mayoria de los paises analizadosentran al cuadrante de capital social pobre. Debo aclarar que porconfianza social se entiende a la respuesta que se obtiene al pregun-tar: "En terrninos generales (dirfa usted que se puede confiar en lamayoria de las personas 0 que nunca se puede ser demasiado preca-vido al tratar con la gente?". Y por organizacion de afiliacion volun-

GRAFICA 1. CAPITAL SOCIAL (CONFIANZA SOCIAL Y ACTIVISMOASOCIATIVO), MEDIADOS DE LOS ANOS NOVENTA

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I14

FUENTE: Norris, Pippa (2002:331). Basado en la Encuesta Mundial de Valores 1995-1997.

15

CRITICA DE LA PARTICIPACrON CIUDADANA 67

taria (activismo asociativo) se considera al numero de organizacionesal que pertenece activamente la gente, como sociedades culturales,sindicatos, partidos y clubes deportivos.

Con tal orientacion, Norris acepta que tales preguntas pueden re-sultar confusas para los encuestados, pues no hacen reflexionar sobrecI contexto social ni historico que permita distinguir entre distintascategorias. No obstante, los datos pueden ser ilustrativos sobre la de-clinacion de los mecanismos que estimulan la participacion activa.

Pero la confusion en la elaboracion de las preguntas de esta en-cuesta no es el iinico problema al que se enfrenta esta metodologia,aplicada para conocer la percepcion de la ciudadania sobre la de-mocracia, e interpretar las manifestaciones de la cultura politica. Latabla muestra que de los paises analizados, Estados Unidos presentaun Indice mayor de activismo asociativo, mientras que la mayorfa delos paises, principalmente de Europa del Este y America Latina seencuentran ubicados en el cuadrante con menor confianza social ymenor activismo asociativo. Dado que, segun Galston (2002), las prin-cipales formas de participacion y asociaci6n de los estadunidenses secentran en los grupos religiosos y de voluntariado, tal experienciadista mucho de las asociaciones y corporaciones sindicales as! comoorganizaciones de los movimientos sociales en los paises de AmericaLatina. Para realizar un analisis comparativo mas preciso serfa conve-niente desagregar las formas de asociacion, asf como contextualizar-las de acuerdo alas experiencias socio-historicas de cada pais.

De iguaJ forma, el hecho de cuantificar el grado de confianza ysolidaridad social, a partir de saber que tan precavida es una persona,no dice nada de las diferencias de los grados de solidaridad quepueda haber entre ambitos urbanos y rurales, 0 entre sectores me-dios, altos y pobres de la sociedad. Laritza Lomnitz (1989) en unestudio a profundidad en una barriada de la ciudad de Mexico, de-mostro importantes lazos de solidaridad entre los pobres para enfren-tar problemas de crisis, pobreza y marginacion.

Pasando a la grafica 2, aqui se muestra una fuerte tendencia dedeterioro del activismo de protesta y la participacion de ciudadanosen manifestaciones publicas. La pregunta que se hizo en la EncuestaMundial de Valores, para definir el grado de participacion en ma-nifestaciones fue: "(Alguna vez ha participado en una manifestacionlegal?". Y sobre el activismo de protesta: "(Alguna vez ha firmado unapeticion, participado en algun boicot, participado en una manifes-

68 CRlTlCA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA

GRAFICA 2. EXPERIENCIAS EN POLITICA DE PROTESTA, 2000

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0-1o

11.6

11.8.16 1.8

11.4

1-4 1.0 1.2

ACTIVISMO DE PROTI<;STA.2

FUENTE: Norris, Pippa (2002:335). Basado en la Encuesta Mundial de Valores, 1999-2001.

tacion legal, participado en huelgas no oficiales, ocupado edificioso fabricas?"

De nueva cuenta, es evidente los problemas que este tipo de pre-guntas genera pOI' el tipo de resultados estadfsticos que arroja. Mexi-co tiene un nivel de casi cero, tanto en el activismo de protesta como'en las manifestaciones, mientras que los Estados Unidos se sinia enun nivel alto de activismo de protesta y un nivel medio en cuanto amanifestaciones se refiere. Suecia y Grecia son pafses con un altogrado de activismo y de manifestacion,

POI' supuesto, no es 10 mismo participar en una manifestacionlegal, que haber ocupado un edificio 0 una fabrica, Ademas, y segu-ramente, no todos los encuestados expusieron la verdadera realidadde su experiencia, por 10 que sus respuestas no pueden considerarse

CRiTICA DE LA PARTTCIPACTON CIUDADANA 69

como evidencias de veracidad. Para mejorar estas valoraciones debe-rfa desagregarse la categorfa de activismo de protesta, en un mayornumero de tipos. Asf, podrfa diferenciarse el numero de participan-tes, pOI' ejemplo, en un boicot, de otras formas de protesta. Los re-sultados ciertamente serfan muy distintos.

En sfntesis, ante tal inaccion ciudadana mostrada estadfsticamentea escala mundial, la perspectiva liberal considera al conformismo yla participacion pasiva de la ciudadanfa una amenaza a la legitimidadde sus democracias. De ahf que el planteamiento sea reforzar losmecanismos electorales y estimular la participacion de los ciudadanosen asociaciones tradicionales, pero mas activas, dentro del marco dela normatividad jurfdica.

La critica libe-ralde la democracia liberal

Me gustarfa destacar dos crfticas irnportantes con respeclO ala pers-pectiva liberal de participacion. Una se sinia en el analisis de PippaNorris (2002, 1999), con respecto al concepio de activisrno politico.EI otro se ubica en la crftica liberal a la ciudadania liberal, de WillKimlicka (1996, 1999).

POI' un lado, es evidente que la obsesion liberal sobre la gober-nabilidad y la democracia, asf como la tension que existe entre laparticipacion y la dinamica social, han generado nuevos enfoquespara explicar la gran diversidad de formas de organizacion, luchasocial y accion colectiva. AI interior de las corrientes liberales, comohemos visto en el trabajo de Norris, se han venido dando criticasimportantes que ayudan a definir mejor las nuevas form as de par-ticipacion.

Como vimos en el apartado anterior, a partir de la evaluacion crI-tica de las experiencias ciudadanas mostradas en las graficas 1 y 2, lapropuesta de Norris plantea la reinuenciori del activismo politico. A esterespecto, Norris destaca diversas formas de accion social y ciudadana.Todas ellas asociadas al tema de la participacion. Mientras que paraPutnam (1996), la participaci6n se situa en una combinacion de re-uniones comunitarias, redes sociales y afiliacion a asociaciones, PippaNorris hace una clasificacion en tres tipos: la participacion electoral,el activismo ciudadano asociativo y el activismo de protesta. Con estosiipos es posible ordenar la multiplicidad de formas de participaci6n,que van desde la protesta, el activismo pOI' Internet, la participacion

70 CRiTlCA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA

en Iglesias, los movimientos sociales, el peticionismo, hasta la ocupa-cion de edificios y fabricas.?

El activismo politico estaria constituido tanto por el activismo deprotesta como por el activismo asociativo ligado al concepto de capi-tal social. Lo importante, en el examen de cada forma de participa-cion es diferenciar la agencia social y politica, los repertorios de lamovilizacion y los objetivos polfticos 0 sociales de la participacion. Eneste enfoque, el concepto de participacion es mas amplio y va masalla de la definicion formalista del liberalismo tradicional.

Por otro lado, la critica de Kimlicka al modelo liberal de demo-cracia y participacion se centra en la deficiencia del sistema paraencontrar formulas de integracion y unidad social dentro de un Es-tado, que a diferencia del pasado, hoy se manifiesta multinacional.La democracia, y pOl' 10 tanto el derecho de participacion en la co-munidad, esta subsumida en la concepcion de los derechos y elejercicio de esos derechos. El discurso tradicional reivindica a laciudadania y alas libertades individuales como principios reguladoresdel orden social. Ello genera una identidad civica y nacional (delEstado-nacion) homogenea, que sin embargo se debiJita al constatarla existencia de diferentes grupos minoritarios con identidades diver-sas, como sucede en la mayoria de los pafses latinoamericanos (porcitar solo un os ejemplos, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Peru, Mexico,etcetera). Por 10 tanto, los gobiernos liberales se han vuelto escepticosde incorporar los derechos de tales minorfas, pues ello obligaria aestablecer otros procedimientos basados mas bien en la desigualdady la diferencia, 10 que contravendrfa el precepto universal de ciuda-danos lib res e iguales ante la ley. Este ha sido el caso de Mexico, enla confrontacion del gobierno con el Ejercito Zapatista de Liberacion

r, Algunas de estas forrnas son: poluica de la protesta, nuevos movimientossociales, activismo por Internet, forrnulacion de politicas, participacion electoral,afiliacion partidista, campafias de apoyo a referendos, afiliacion a organismos civiles(clubes deportivos, cooperativas agricolas 0 grupos filantropicos), afiliacion a sindi-catos, manifestaciones publicas, protestas, afiliacion a organismos voluntarios (01'-

ganizaciones religiosas, deportivas 0 recreativas, artisticas, musicales 0 educativas, yambientales), asociaciones profesionales, grupos comunitarios, iglesias, manifesta-ciones legales, boicot., huelgas no oficiales, firrna de peticiones, ocupacion de edi-ficios 0 fabricas, deliberacion (frente a frente), disturbios callejeros, opinion publi-ca. Todas estas farm as pueden clasificarse en los tres tipos de Norris: la participacionelectoral, el activismo ciudadano (vinculado a formas de capital social) y el activismode protesta.

CRiTlCA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA 71

Nacional (EZLN) en relacion a los derechos y cultura indfgenas (vea-se el capitulo 7 de este libro). AI contrario, para los gobiernos, reco-nocer la existencia de ciudadanos desiguales, implicaria un ejerciciode derechos con trato diferencial.

La discusion sobre la existencia de estados multinacionales y lanecesidad de aceptar las diferencias etnicas, sociales 0 de genero, seligan estrechamente al debate sobre representacion politica, tanto enlas instituciones y otras organizaciones sociales y politicas, como ensindicatos y partidos politicos. Mientras los partidarios al derecho dediferencia, reivindican la existencia, aunque sea temporal, de unarepresentacion diferencial y por cuotas, los liberales se oponen resuel-tamente. Las cuotas, dicen estos, segmentan la representacion politicade manera distorsionada, por intereses sectoriales; las cuotas propug-nan intereses parciales, debilitando asf el principio de la voluntad 0

interes general como fin de la representacion politica. Aceptar cual-quier tipo de cuota hacia el sector de las mujeres, 0 a los grupos et-nicos, econornicos, etcetera, fragmentaria y ba1canizaria los parlamen-tos, organos indeclinables de la democracia representativa.f

Ante el surgimiento de Estados con diversidad cultural, social,nacional y de genero, Kimlicka pone el acento en el concepto deciudadania diferenciada. Esta reconocerfa los derechos diferenciadosde grupo, la apertura de las instituciones legftimas a incluir gruposde excluidos, y hacerlos pertenecer a la comunidad politica, no solocomo individuos, sino como grupos. Los derechos que as! se consti-tuyan, dependerian de la pertenencia de los individuos al grupo deque se trate. En tal sentido, una nueva concepcion liberal incluiriala adopcion de tres tipos de derechos: polietnicos, de representacion,y de autogobierno.

Como hemos visto en el caso de la ciudadania sustantiva, basadaen antagonismos sociales y politicos (cf. capftulos 1y 4) el sentido delos derechos ciudadanos reconoce un ejercicio conflictivo y por endenos remite a distintas y variadas formas de participacion, Cada uno

6 Para una discusion sobre la representacion democratica de las mujeres, veasea Miguel Alfonso Ruiz (2003). Para profundizar en los temas de represcntacionpolitica y democracia, que incide sobre la cuesti6n de la participaci6n ciudadanavease a Maria Antonieta Martinez (2004). Sobre la politica de la presencia a AnnePhillips (1999). Sobre la representacion parlamentaria en Mexico aJuan Reyes delCampillo Lona (1996).

72 CRiTlCA DE LA PARTICIPACrON CrUDADANA

de 109 derechos analizados por Kimlicka supone una 0 varias form asespecificas de participar, con la idea de asegurar a esos grupos unaforma especifica de representacion politica. Los derechos polietnicosy los derechos al autogobierno refieren ambos a derechos concretosde representacion. Ni los principios liberales tradicionales de justi-cia compartida, segtin John Rawls, ni la de una identidad nacionalcompartida, que desvanece artificialmente las diferencias culturales,pueden alcanzar la deseada unidad nacional. Por supuesto, ellosupone otras formas de participacion, en relacion con el Estadocentral: el derecho de autonomfa. Admitirfa tam bien articular nuevasformas de convivencia local con las formas de representacion polfticanacional.

Al final, el proposito de Kimlicka no es otra cosa que asegurar laintegracion y el orden social del Estado liberal, pero reconociendola diversidad cultural. En ese sentido se posicion a en una crftica li-beral de la democracia liberal.

La participacum. se instituye: el caso de Mexico

El objetivo de una ley de participacion es, en 10 general, instituir yregular los mecanismos e instrumentos de participacion, asi como lasfiguras de representacion ciudadana. Se entiende que a traves tantode esos mecanismos (0 formas de participacion) como de tales figu-ras (0 formas de representacion), los habitantes y ciudadanos pod ranorganizarse y relacionarse entre sf y con los organos de gobierno. Laparticipacion ciudadana en Mexico se considero, por el organo derepresentacion local en 1999, sinonirno de democracia, una formade ejercer influencia en la toma de decisiones publicas sin discrimi-naciones de caracter polftico, religioso, racial, ideologico, de generoo ninguna otra especie. Los principios de la participacion se susten-taron asi en una interpretacion de la democracia, la corresponsabi-lidad, la inclusion, la solidaridad, la legalidad, la diversidad, la tole-ran cia, la sustentabilidad y la pervivencia de una cultura ciudadanacritica (cf. Ley de Participacion del DF, 1999). Al menos estos fuerontambien los elementos que justificaron la nueva ley de participaciondel Distrito Federal de 2004.

Las form as directas de participacion establecidas en el nuevo or-denamiento jurfdico (cf Ley de Participacion del DF, 2004) fueron:plebiscito, referendum e iniciativa popular, los que por su importan-

CRITlCA DE LA PARTICIPAGION CIUDADANA 73

cia definiremos mas adelante. Se mantuvieron las formas mas tradi-cionales, tales como: la consulta popular, colaboracion ciudadana,rcndicion de cuentas, difusion publica, red de contralorfas ciudada-nas, audiencia publica, recorridos de funcionarios de gobierno yasamblea ciudadana. Se constituyeron adernas los comites ciudadanosy consejos ciudadanos como organos de representacion con base enunidades territoriales.

En otras ciudades, como Guadalajara, se han establecido tambienlas llamadas formas de la democracia directa. Tanto en estas ciudadescomo en el DF, el plebiscito es un mecanismo por el cual unjefe degobierno puede consultar a los electores para que aprueben 0 recha-cen actos 0 decisiones de gobierno. El referendum se refiere a uninstrumento de participacion directa por medio del cuallos ciudada-nos aprueban 0 desaprueban la creacion, modificacion, derogaciono abrogacion de alguna ley emanada por la Asamblea Legislativa 0

Congreso Local. Y finalmente, la iniciativa popular cs un rnecanismopor el cuallo ciudadanos pueden presentar a la Asamblea Legislativa(0 Congreso Local) proyectos nuevos.? Sin embargo, ninguno de losires instrurnentos se han concretado en Mexico, aunque ha habidointentos autonornos como la consulta de los neozapatistas sobre laLey de Derechos y Cultura Indfgenas en 1999, la consulta sobre lademocracia electoral de 1991 organizada pOl' asociaciones civiles, 0la consulta parcial, mas de tipo propagandfstico, a travcs de encuestaielefonica, que el gobierno socialdemocrata del DF realize en 2002 y2004 para preguntar sobre la permanencia en el cargo deljefe de go-bierno 0 no. Estos intentos no han tenido el respaldo institucional

A pesar de la implerneutacion de estas forrnas directas de inter-vencion ciudadana -en los cambios importantes que ha observado laLey desde su aprobacion en 1995, despues con la reforma de 1999 yfinalmente la Ley reformada y publicada el 17 de mayo de 2004- laesencia de la participacion, asf concebida, desde una perspectivainstitucional sigue siendo la misma. No ha sido relevante la orienta-cion ideologica de los gobiernos en turno -de derecha (Partido Ac-

7 Si bien estos mccanisrnos son novedosos en el caso de Mexico, no 10 sontanto en otros paises. Por ejemplo, recordemos el plebiscito chileno "del NO" en1983,sobre decidir si el general Augusto Pinochet continuaba en el gobierno 0 no;o las practicas periodicas de referendum realizadas en Estados Unidos en cadaperiodo electoral, por nornbrar solo dos casos.

74 CRlTlCA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA

cion Nacional, PAN) gobernando en la ciudad de Guadalajara, decentro-derecha (Partido Revolucionario Institucional, PRI) gobernan-do la ciudad de Mexico entre 1994 y 1997 Yotros gobiernos estatales;y de centro-izquierda (Partido de la Revolucion Democratica, PRD)

gobernando desde 1997 en la capital- ninguno ha hecho una dife-rencia sustancial.

Las tres orientaciones politicas en Mexico coinciden con los tresenfoques ideologicos que O'Donnell (2001) distingue sobre la demo-cracia. En efecto, a partir de definir poliarqufa como democraciarepresentativa y rendicion de cuentas, O'Donnell ubica tres corrien-tes ideologicas fundamentales: la liberal, la republicana y la demo-cracia radical. Mientras que la liberal prioriza los derechos individua-les en su caracter defensivo contra el Estado, los republicanosreivindican la virtud del servidor publico y el derecho de autonomfay de gobierno de los representantes, en tanto se arrogan el meritopara hacerlo. Finalmente, los dernocratas radicales entienden la de-mocracia como participacion directa, el resultado de la deliberacionen fun cion de la mayorfa, contra la representacion y la elite en latoma de decisiones. No obstante, las tres formas respaldan el imperiode la ley.

En la discus ion sobre la Ley de Participacion Ciudadana en laciudad de Mexico se evidenciaron estas tres posturas. Destaco lacritica de la corriente conservadora de la derecha panista a la figurade Asamblea, debido a que los comites ciudadanos se subordinarian,en el espiritu de la nueva ley, alas decisiones de una mayorfa direc-ta, "la dictadura de la mayorfa", segun los conservadores. La visiondernocratica de este partido conservador, no se situaba entonces enel enfoque de la democracia radical, sino en la republicana de tiporepresentativa. Retorno la advertencia de Touraine sobre los riesgosde la democracia republicana, cuando puede volverse contra la mis-ma democracia al someter a la sociedad al poder politico, instauran-do entonces un autoritarismo republicano (Touraine, 1995). La ex-periencia de los gobiernos conservadores en Mexico ha marcado estapauta autoritaria. Ahora bien, a diferencia de la derecha, el PRD,

ubicado mas en la tradicion democratica radical, que en la republi-cana 0 liberal, siguiendo el enfoque de O'Donnell, reivindico laimportancia de la Asamblea Ciudadana, como el organo maximo dedecision sobre asuntos publicos, al cual se subordinarfan los comitesciudadanos. Y no obstante, sobresali6 la insistencia del PRD, en que

C:RiTlCA DE LA PARTICIPACION CIUDADANA 75

I" participacion no era otra cosa que la corresponsabilidad de los ciu-dadanos con las acciones de gobierno, y en ello se identifico -como10 dijera el PRI (el partido en el poder por 70 alios hasta el 2000) enSlI tiempo como partido oficial- con cinco valores fundamentales dela vida institucional: el firme ejercicio de la autoridad con apego aderecho, dialogo, tolerancia, btisqueda de consensos y corresponsa-hilidad."

Si bien las figuras de la democracia directa, asi como las nuevas[ormas de representaci6n (comites ciudadanos y consejos ciudada-110S) abren nuevos procesos a la dernocratizacion de la participacion,los limites estructurales de la legislacion liberal se originan en laclaboracion y aprobacion de formas organizativas divorciadas de lascxpectativas y concepciones democraticas de los propios ciudadanos.A pesar de los avances, las fuertes restricciones de la participacionemergen, al entenderla como una formula de colaboracion del go-bierno en turno, y no como UH~'ptfmulo a la libre e irrestricta parti-cipacion de los ciudadanos. La participacion se regula al interior decstrechos canales preestablecidos e institucionalizados, rfgidos e ina-movibles.

LAS FORMAS NO INSTITUCIONALES DE PARTICIPAcrON

Consenso 0 confrontacum entre aduersarios

El vinculo de la participaci6n con el principio de la democracia llevaa reflexionar, en primer lugar, sobre los dilemas de la democracia y,en segundo lugar, sobre las formas como se expresa. Me interesadestacar la perspectiva conflictiva de los procesos dernocraticos, apartir de la idea de antagonismo y hegemonfa de Chantal Mouffe(2003), as) como la vision de Przeworski (1999) sobre la democracia

H Para profundizar en el debate sobre la nueva Ley de Participacion de 2004,vease el Diario de los Debates de la Asamblea Legislativa del DF, en la sesion demayo del 2004; especialmente las intervenciones de la diputada panista GabrielaCuevas Barron; del diputado prifsta Hector Mauricio Lopez Velasquez; y de la di-putada perredista Silvia Lorena Villavicencio Ayala.

resultante de conflictos y movimientos sociales, y de la confrontacionde actores sociales y politicos.

En su critica a la democracia liberal, especialmente defendida porSchum peter y su "modelo de agregacion" -la rendicion de cuentasa partir de mecanismos electorales-, asi como por Anthony Downsen su "teoria politica empirica'' -basada en la eleccion racional ylas preferencias partidarias en las contiendas electorales- ChantalMouffe (2003) cues tiona al mismo tiempo la critica liberal de JohnRawls expuesta en su Teoria de la justicia, tanto como la crftica de lademocracia deliberativa de Habermas.

El problema de John Rawls, dice Chantal, es su ilusion de alcanzaruna sociedad bien ordenada, a traves del consenso de justicia com-partida, entendida esta como equidad 0 imparcialidad. De ahi lapregunta que orienta toda su elaboracion teorica: ~como estableceruna pacifica coexistencia entre personas con distintas concepcionesdel bien? La respuesta esta en las ideas de justicia que se aceptancomo racionales (de aplicacion universal) y como razonables (a par-tir de la deliberacion sobre la definicion de 10 just.o). El asun to esIlegar a terrninos justos en tre ciudadanos considerados lib res e igua-les. Llegar a algo justo, es poner enfasis en el "pluralismo razonable".Su legitimidad esta dada por la deliberacion entre iguales en la esfe-ra publica, con el objeto de establecer un consenso com partido dejusticia. Ello produce estabilidad y aceptacion de las instituciones. Elproblema es que la esfera publica no se constituye entre iguales sinopor hegemonfas.

Por su parte, Habermas asegura que las decisiones politicas se al-canzan en un proceso de deliberacion, entre ciudadanos libres eiguales. A traves de la deliberacion es posible alcanzar la racionalidad(entendida esta como defensa de los derechos individuales) asi comola legitimidad dernocratica (representada por la soberania popular).Pero 10 importante de este proceso es evitar los limites impuestos alalcance y contenido de la deliberacion. De 10 que se trata es quetodos puedan cuestionar los temas y proponer reglas de procedimien-to. Con tal de que estos procedimientos garanticen imparcialidad, seconseguiran intereses generalizables y, por 10 tanto, legitimos.

Una tercera critica de Mouffe pone en juicio la orientacion de lallamada tercera via, implementada a partir de la politica laborista delprimer ministro britanico Tony Blair y la apologia ideologica hechapor Anthony Giddens. Ante la muerte del socialismo y el reto de la

76 CRiTlCA DE LA PARTJCIPACION CIUDADANA CRiTiCA DE lA PART1C1PACION CIUDADANA 77

globalizacion, la alternativa aparecio como la busqueda de una poli-tica de centro izquierda. EI papel principal de la lucha de clases hasido desplazado. POI' 10 tanto han desaparecido los adversarios poli-ticos. Ello permite eludir el conflicto de la deliberacion y buscar elconsenso a traves de la negociacion de compromisos. La tercera viasc situaria mas alla de la izquierda y la derecha, y por 10 tanto aban-donaria la lucha por la igualdad.

El problema de estos tres enfoques, el pluralismo razonable, eldeliberativo y la tercera via es, segiin Mouffe, la ausencia de antago-nismos. En ningun lugar de la obra de estos autores se identifica lalucha politica entre "adversarios". En efecto, el desacuerdo legitimoy la hegemonia politica de adversarios se ha erradicado de la forma-cion del espacio publico. AI parecer la crftica liberal al liberalismo secncuentra encerrado en sus propios Iimites: buscar el consenso entre10 razonable, 0 a partir de una deliberacion irrestricta, pero siemprcdentro del marco y fundamento del liberalismo. Ni el marco ni suIundamentacion son cuestionados.

Asi, la propuesta de Chantal Mouffe es la constitucion de un plu-ralismo agonistico. La idea central es recooocer la existencia de"adversarios" y de practicas (que incluso puedan ser, 0 lleven a, ex-periencias institucionales, aunque no necesariamente) cuyo efectohaga posible la formacion de ciudadaoos democraticos. Esas practicasestan imbuidas de relacioncs sociales y de poder, de lcnguajc y decultura, es decir todo 10 que hace posible la accion. En este sentido,las practicas pueden ser institucionalcs 0 cotidianas, circunscritas enfa politica 0 en lo politico, porque por un lade reflejan y conformaninstituciones, pero tambien porque por otro lado se expresan endiscursos y formas de vida distintivas.

De ahf precisamente la importancia de diferenciar entre la pohti-ca y lo politico. La politica, dice, son practicas, discursos e institucio-nes que tratan de establecer un cierto orden y organizar la coexis-tencia humana. Consiste en domesticar la hostilidad y atenuar elantagonismo. Lo politico, al contrario, es inherente a la vida cotidia-na, alas relaciones humanas, crea antagonismo y hostilidad en lasrelaciones sociales. Se constituye a partir de identidades politicas ycolectivas en confrontacion.?

'9 Para profundizar en la distincion entre la politica y 10politico vease tambien aSilviaBolos (2003). Para Bolos la politica es el terreno institucional de los intercam-

78 CRiTICA DE LA PARTICIPACrON CIUDADANA

En tal sentido, la confrontacion, no el consenso, se escenifica entorno alas diversas concepciones de ciudadania. Corresponden a dife-rentes interpretaciones eticas, polfticas e ideologicas. Cada una tiene supropia interpretacion de la polftica y de 10 publico y trata de imponersu propio proyecto por la obtencion de la hegemonia. Tres ejemplosclaros de 10 anterior fue la transformacion de practicas de ciudadaniaen Mexico!" en distintos momentos historicos: a] en la transicionpolitica entre 1968, con el inicio del movimiento estudiantil, y 1988con el enorme fraude electoral que monto a la corriente neoliberalen el poder desplazando ala corriente nacionalista-revolucionaria (cf.Tamayo, 1999); b] el proceso conflictivo de democratizacion durantelos afios noventa, cuando se abrieron distintos espacios de conflictosciudadanos, de tipo politico con las reformas electorales, de tipo re-volucionario con la aparicion del EZLN, Yde participacion callejera dela sociedad civil con las sisternaticas y multitudinarias manifestacionesde protesta en las principales ciudades del pais (cf. Tamayo, 2002); c]la contienda electoral de 2006 que enfrento dos posiciones polfticase ideologicas infranqueables, los conservadores del PAN con los so-cialdernocratas del PRD, incluyendo las extraordinarias movilizacionescontra el desafuero del lider perredista y el fraude electoral del 2006.El pais se polarize y se confronto entre izquierda y derecha, entre ricosy pobres, entre norte y sur (cf. Tamayo, 2007).1 J

Repertories de la mouilizacum como formas de participaci6n

En los movimientos sociales y la accion colectiva, se da una articula-cion contradictoria con la democracia y la participacion ciudadana.'?

bios, entre partidos politicos y otros organismos publicos. Mientras que 10politico seubica en cualquier espacio, sea institucional 0 no. Importa en este ambito la presen-cia de oposiciones, las voluntades contrapuestas y la "capacidad de transformacion,modificacion, 0 incidencia en las politicas 0 acciones gubernamentales".

10 Para ubicar estas variantes de la confrontacion social vease mi trabajo sobrela construccion social de la ciudadania, las contradicciones entre distintas dimen-siones de los derechos ciudadanos y la participacion como lucha y accion colectiva(cf. Tamayo, 1999; 2002).

11 Por supuesto otros ejemplos muy claros de practicas conflictivas de ciudada-nia son las batallas escenificadas por la derecha, asf como las alternativas polfticasque se alzan en torno a la complejidad de la ciudad y la lucha de los neozapatistaspor alcanzar plenos derechos (cf. los capitulos 5, 6, Y7 de este libro).

12 La vinculacion que hace Touraine (1994, 1995) entre movimientos sociales,

(:I{!TICA DE LA PARTICIPACION ClUDADANA 79

La democracia no es resultado de una relacion causal 0 mecanicacon la existencia de los movimientos sociales. No todos son intrinse-camente dernocraticos, aunque estadisticamente es posible suponeruna correlacion (cf. Tilly, 1995). Dependeria del tipo de movimientode que se trate y dentro de que contexto se desarrolle.

La asociacion que yo haria entre movimiento y participacion sederiva en un primer aspecto de como definir al movimiento social.Por un lado, para Touraine (1988: 68) un movimiento social "es laaccion, tanto culturalmente orientada como socialmente conflictiva,de una clase social definida por su posicion de dorninacion 0 depen-dencia en el modelo de apropiacion de la historicidad, de los mode-los culturales de inversion, conocimiento y moralidad, hacia losuales se orienta el movimiento ... " EI termino de historicidad tanto.omo el de sujeto son cruciales en la perspectiva tourainiana. Lahistoricidad es la capacidad de la sociedad de construir practicas.olectivas desde model os culturales (es decir de significacion) , atraves de conflictos y movimientos sociales. EI sujeto se origina en lahistoricidad y tiene la capacidad de cambiar, transformar y crear.Desde esta posicion he considerado que en America Latina, y parti-cularmente en Mexico, el nuevo sujeto de transforrnacion es el ciu-dadano (en su actuacion politica y colectiva), y la historicidad se haconstruido por practicas de ciudadania distintivas y beligerantes queexpresan el conflicto central de distintos adversarios sociales y poli-ticos. Es desde aqui que considero importante la articulacion entreciudadania y movimientos sociales.

Por otro lado, en su identificacion negativa, un movimiento noes un grupo especffico. AI contrario, para Charles Tilly (1995) unmovimiento social es un proceso, una agrupaci6n de actuaciones (for-mas distintivas de accion), no tiene una historia evolutiva continua,sino discontinua, recurrente pero coherente en sf misma y dentro deun entorno social, cultural y polftico. Es asi una forma compleja deacci6n contra los que detentan el poder, en nombre de una poblaciondesfavorecida, que se expresa a traves de exhibiciones publicas.

sujeto, modernidad y dernocratizacion es fundamental en toda su obra, Veasetam bien a Charles Tilly quien ha asociado estrechamente la relacion movimientossociales y dernocratizacion (1981,1984, 1995). Otros trabajos son tambicn referen-ciales. Vease a Mac Adam, Tarrow y Tilly (2003 [2001]); Sydney Tarrow (1998)entre otros,

80 CRiTICA DE LA PARTICIPACrON CIUDADANA

El objetivo del analisis empirico se orientarfa a distinguir los reper-torios de la movilizaci6n y con ello comprender la correspondenciaentre movimiento social y la participaci6n ciudadana. Touraine nospermite explicar la relaci6n de la lucha por la ciudadanfa y los mo-vimientos sociales; la perspectiva de Tilly nos permitiria comprenderla relaci6n entre las formas de participaci6n ciudadana y los movi-mientos sociales.

Veamos, a partir de la propuesta de Tilly, que establece varios ni-veles de comparaci6n (Tilly, 1995), una posible tipologfa de movi-mientos en Mexico. En mi opini6n, esto puede coligarse alas form asdistintivas de participaci6n. Un primer nivel parte de la comparaci6nde acciones individuales, como un pliego petitorio entre movimientosdel mismo sector social y a traves del tiempo. Por ejemplo, el estu-diantil en momentos hist6ricos distintos: en 1968 con el ConsejoNacional de Huelga (CNH) y sus demandas de corte eminentementedemocraticas, con las de 1987 con el Consejo Estudiantil Universita-rio (CEU), Y 1999 con el Consejo General de Huelga (CGI-I), cuyasdemandas en ambos confIictos se centraron mas en derechos sociales,contra la privatizaci6n de la universidad publica.

Es posible, un segundo nivel que se desprende del seguimiento deacciones distinguibles, por ejemplo, manifestaciones publicas de unmismo sector social, a partir de una secuencia de acciones 0 interac-ciones. EI seguimiento permite observar cambios en la correlaci6nde fuerzas del confIicto, como el caso del movimiento nacionalistacontra las privatizaciones, la importancia de los grandes sectoresobreros en Mexico, tanto de empresas privadas como Telmex, comoempresas publicas y sindicatos nacionales en el caso del SindicatoMexicano de Electricistas, los trabajadores de Petr61eos Mexicanos,y del Seguro Social. La magnitud, compromiso y determinaci6n delas movilizaciones, tanto la identificaci6n de adversarios como eldiscurso del movimiento, delimitan: la fuerza de los sujetos, el gradode confrontaci6n politica y las trayectorias de la acci6n colectiva.

Un tercer nivel distingue la agrupaci6n de actuaciones, entendidaesta como campaiia politica, esto es una serie de reuniones, presionesy apariciones en publico a partir de un objetivo central (por ejemplo,la campafia de resistencia pacifica del Iider del movimiento AndresManuel L6pez Obrador contra el fraude de 2006). Asi, al compararun conjunto de campafias que refIejan la dinamica propia de unmovimiento social, se establece una narrativa que comparte el con-

( RI'rICA DE LA PARTICIPAcrON CrUDADANA 81

[unto del movimiento (su historia 0 algun relato biografico del mo-vimiento y sus acciones). La identificaci6n de manifestaciones yr.impanas distingue el repertorio de todas las movilizaciones dispo-uibles en un periodo especifico. Tiene que ver con el conjunto deIccursos utilizados y movilizados. EI movimiento nacionalista de L6-pez Obrador es sintomatico en este sentido. EI impulso de accionesde resistencia civil pacificas contra el fraude electoral, despues con1:1constituci6n de la Convenci6n Nacional Dernocratica, la campariarontra la privatizaci6n de Pemex, y en contra del gobierno electo en:.!006 pero considerado ilegftimo debido al fraude, constituyen unade las camparias politicas mas importantes del periodo, pero al mismoIicrnpo exponen con claridad formas no institucionales de participa-rion ciudadana.

Finalmente, en un cuarto nivel estaria la serie (0 conjunto) deirpertorios disponibles, entre varios movimientos en un mismo periodode tiempo. Con esta aproximaci6n al estudio de los movimientos so-ciales, a traves de los repertorios de la movilizaci6n, es posible aclararlas transformaciones de la naturaleza de la acci6n colecLiva 0, en el:Irgumento de este trabajo, de las distintivas formas de participaci6nriudadana y su grado de articulaci6n. EI analisis de las protestas du-rante un afio en la ciudad de Mexico es caracterfsLico en este seruido.La repetici6n de fechas simb61icas de expresi6n ciudadana marcacI itinerario de la participaci6n. Veamos algunas: elIde enero, enconmemoracion del Ejercito Zapatista de Liberaci6n Nacional; el 5de febrero en torno a la demanda de una nueva constituci6n porsindicatos y asociaciones civiles; el 8 de marzo en el dia internacio-nal de la mujer; el 18 y 21 de marzo en relaci6n con el movirnientonacionalista y contra la privatizaci6n del petr6leo; el 10 de abril demovilizaciones campesinas; elIde mayo dfa del trabajo y el 15 deIllayo de movilizaciones de maestros; en junio las movilizaciones delmovimiento lesbico-gay; en septiembre las movilizaciones de conme-moraci6n de la independencia nacional; el 2 de octubre, contra larepresion en conmemoraci6n al movimiento estudiantil de 1968 y el12 de octubre de movilizaciones indfgenas; en noviembre las movili-zaciones nacionalistas del movimiento obrero, de sindicatos universi-tarios y de jornadas contra la violencia alas mujeres, etcetera.

La confrontaci6n politica de un movimiento se descubre poriaidentificaci6n de los actores politicos y sociales involucrados y anta-g6nicos. Habrfa pues que desagregar a los implicados en cuatro tipos:

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a] aquellos que detentan el poder; b] los activistas; c] la poblaciondesfavorecida que se moviliza; y d] los rivales de a, b, y c. La diferen-ciacion de actores permite comprobar el caracter conflictivo y anta-gonico de las acciones colectivas y de las formas de participacionciudadana. Este caracter es confrontacional (vease el concepto deDynamics of contentious, de McAdam, Tarrow y Tilly, cf. 2003) Y se ex-plica por la construccion de identidades, que se de fin en en funciondel "otro generalizado" 0 "externo constitutivo" (es decir, la identidaden funcion de la otredad, y viceversa, cf. Mouffe, 2003). Se explicaasi la dinamica politica. Esta es una perspectiva que se ubica en con-traposicion a la expectativa liberal de la existencia, 0 la busqueda,del consenso pacffico.

Formas de lucha de Losmovimientos urbanos

Mientras que la izquierda moderada ha asumido las concepcionesliberales de ciudadania y democracia, la tradicion de la izquierdasocial y de los partidos de la izquierda socialista en America Latinaha sido muy prodive a rechazarlas totalmente. Mi posicion es queuna vision critica de la ciudadania sustantiva resuelve el debate delcambio politico.

Efectivamente, en sus origenes discursivos, la interpretacion sobreestas nociones se situo en los marcos explicativos del liberalismo yneoliberalismo, como vimos en el primer apartado de este capitulo.Entonces, la izquierda social opuso a la idea de participacion ciudada-na, la de form as de lucha. No obstante esta separacion ideologica, enmi opinion, los dos tip os pueden considerarse sinonimos, Lo impor-tante en todo caso es establecer cuando y como los conceptos fueroncambiando de significado y fueron apropiandose por distintos actoressociales. Un ejemplo de esta transforrnacion es la experiencia delmovimiento urbano popular en Mexico (cf. Tamayo 1999, 2002).

Durante el periodo de auge de este movimiento social, en los aliossetenta y durante el primer lustro de los ochenta, se autodefinioesencialmente por su importancia social y politica en la vida nacional,por el caracter revolucionario de su lucha y por su relacion, aunqueforzada, con el movimiento obrero y la lucha de dases. Esta caracte-rizacion se fortalecio por la dinamica demografica que experimenta-ban las ciudades. La poblacion que se sumo al movimiento fue con-siderada como parte del ejercito industrial de reserva, es decir

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ohreros temporalmente desempleados 0 subempleados que, aunquetudirectamente, se relacionaban con los obreros en activo y consti-tuian, en su conjunto, el movimiento obrero. El movimiento socialIIIC considerado, por esta situacion objetiva, una parte esencial de lalucha de clases. Y lucha de clases signified el rompimiento con elsistema capitalista y la construccion de una via revolucionaria hacia(,I socialismo. No cabia en ese esquema la colaboracion ni la integra-rion a un sistema que se consideraba injusto y al que habia quexustituir.

La perspectiva del movimiento se construyo combinando tres as-pectos: sobre las causas objetivas de la situacion social, las formas delucha y organizacion del movimiento, y la confrontacion con un Es-rado al que se definia como clasista y opresor. Ninguna reconciliacionpodia concebirse con las posturas que proponian el consenso pacifi-('0, cuando la principal causa de la violencia y la desigualdad proveniadel Estado mismo.

Un aspecto fundamental fue definir e intercambiar experienciasentre grupos sociales de formas de organizacion y lucha. Esto inclu-yo: estilos semejantes de establecer reuniones, formar comisiones,clegir las representaciones politicas y sociales, interpretar a la demo-cracia directa, organizar asambleas, decidir por mayorfa, aceptar ladisidencia al interior de sus organizaciones 0 no, el derecho de for-mar fracciones y facciones politicas minoritarias, constituir asociacio-lies de caracter legal, etcetera.

La transicion en los afios ochenta -que signified el paso de unmodelo de desarrollo basado en la sustitucion de importaciones y elcstimulo al mercado interno, a otro modelo con orientacion a lacxportacion y al mercado globalizado- impactaron esas formas deorganizacion, de lucha y de interpretacion, y a esas ideas sobre larealidad social. Si durante los alios setenta el movimiento era revolu-ionario y el heche de expresarse como una manifestacion ciudada-na significaba tanto como ser reaccionario y burgues, a finales de losanos ochenta, al contrario, ciudadano signified asumirse como partede un pais, con derecho a objetar a la autoridad, e incluso modificarla estructura y el sistema politico vigentes.

Ante un Estado con un discurso distinto al populista, que ya no seasumia paternalista ni benefactor, sino uno liberal cuya mision exclu-siva era garantizar la seguridad jurfdica de la ciudadania, los grupossociales tuvieron que reacomodarse en el espectro politico. Me refie-

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ro tanto a las elites politicas y econornicas, como a los movimientossociales. Entonces, muchos sectores dejaron de reconocerse comoparte del movimiento obrero, cuya lucha venia en franca decadencia.Se identificaron sf con los pobres, desposefdos y excluidos de unaciudadania plena, y por eIIa habia que luchar. La disputa se reorien-to por una ciudadanfa incluyente. El sujeto referencial desde enton-ces, siguiendo la perspectiva de Touraine.P ha sido el ciudadano,pero como actor colectivo consciente de su papel politico, de suejercicio autonomo con respecto a la cIase politica, y comprometidosocialmente con posturas de cIase, aunque no las hagan ideologica-mente evidentes. Las ideas y practicas de ciudadanfa se modificaron,debido a los persistentes conflictos sociales. Se expresaron en la for-ma en que reorientaron las demandas por derechos sociales, civilesy politicos, y mediante la participacion, que se redefinio como luchasocial. La participacion de la ciudadania se entendio como el derechoa luchar por sus propias demandas, pero nunca como un acto decorresponsabilidad con el gobierno.!"

Un ejemplo de ello fue precisamente la participacion electoral,instrumento fundamental de la democracia liberal. Sin embargo, laparticipacion electoral signified una lucha tenaz, en confrontacioncon distintos grupos politicos e ideologicos, que se manifesto endistintas formas de accion colectiva. EI hecho de demandar eleccio-nes libres y generar acciones contra supuestos fraudes electorales nosolo enfrento al movimiento contra la tradicion autoritaria del go-bierno, sino que permitio una amplia discusion de los diferentesproyectos politicos e ideologicos que entraban a concurso. Fue sur-giendo con mayor intensidad la reivindicacion de los derechos ciu-dadanos, con una fuerte connotacion colectiva, y a traves de ellos se

13 En parrafos mas arriba asocie la definicion de Touraine de movimicnto socialcon la constitucion de un nuevo sujeto social, el ciudadano, en America Latina,especialmente en Mexico, de acuerdo a mis propios hallazgos. En esta argumcnta-cion explico con mayor detalle tal articulacion.

1'1 Un dialogo inusitado a partir de estos hallazgos se encuenLra en cl ultimolibro de Charles Tilly (2008), publicado poco antes de su muerte, en abril de 2008.En "Contentious Performance", especfficamente el capitulo 4, Tilly plantea, a partirde mis razonamientos, la manera como el proceso de lucha produce una rnutacionen los significados de la participacion. De alguna manera, las visiones de confron-tacion de clase dan forma despues al debate dernocratico. Vease tambien el trabajode Takeshi Wada (2004), sobre la manera en que la pro testa social se transformaen protesta politica en Mexico.

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rue construyendo una identidad popular. Para decirlo de algunamanera, votar por un determinado candidato, en medio de un mo-mente de gran ebullicion social significo defender intereses especi-ficas, oponerse al sistema a traves de acciones colectivas, antes, du-rante y despues de las elecciones.

En este sentido son pertinentes los trabajos de Adriana LopezMonjardin (1989, 1986) que muestran los principales tipos de luchaen las movilizaciones municipales durante los aDOS ochenta. Losprimeros diez tipos, de acuerdo a su importancia, fueron: mitines ymarchas; tomas de presidencias municipales; denuncias; protestasmasivas; bloqueo de carreteras y tomas de oficinas; procIamas; plan-tones; actos violentos, acciones organizativas; boicot y desobedienciaivil; huelgas de hambre.Como vemos, las "formas de lucha" de la epoca intransigente de

los movimientos, son muy parecidas alas formas en que la participa-.ion ciudadana se expresa ahora y ha tenido que ser reconocida,incluso, por la crftica liberal. Lo importante ha sido la reinvencion yapropiacion semantica del termino y la revaloracion de la participa-cion, no iinicamente como cooperacion y control social, sino como10 que es, una forma de accion ciudadana autonorna e independien-te del gobierno.

La desobediencia civil

La desobediencia civil es una accion colectiva que busca demostrarpiiblicamente la injusticia de la ley, con el objetivo de derogarla 0

modificarla. En el lexico del estudio de los movimientos sociales,puede entenderse como una estrategia politica 0 una forma de luchaciudadana. Como estrategia politica, se fundamenta en una filosoffade cambio social pacifico. Como forma de lucha ciudadana, se erigeen el conjunto de repertorios de la rnovilizacion social y el derechoa la resistencia.

En los procesos de legitimidad del Estado, la sociedad civil puedecomportarse de forma diversa, que va desde actitudes de obedien-cia, aceptacion e identificacion politica, hasta modos de oposicionmas radicales. Siguiendo ese orden, tales form as son: la obedienciaconsciente, el respeto alas instituciones, Ia evasion oculta, la des-obediencia pasiva, la objecion de conciencia, la desobediencia civil,la resistencia pasiva y la resistencia activa. La desobediencia civil es

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pues un modo de comportamiento, individual 0 colectivo, frente alEstado. Se expresa en diferentes form as de movilizacion, algunas delas cuales coincide con otros modos de comportamiento, como laobjecion de conciencia y la resistencia pacifica. Esto significa, en larelacion Estado-sociedad civil, que tanto es legftimo obedecer la ley,como el hecho de desobedecerla. Si aplica un caso de injusticia, esuna accion Ifcita. Pero precisamente por esta distincion de modos decomportamiento colectivo, para Habermas (1988) [1997J) la resisten-cia activa es mas eficaz que la desobediencia civil. Es, podrfa agregar,un grado mayor de radicalidad. Desobedecer puede mirarse comoresistencia pasiva; pero resistir activamente podrfa considerarse unacto de movilizacion que es capaz de transgredir, aunque no siempre,los limites del sistema.

En general, para los partidarios de la desobediencia civil y la re-sistencia pacifica son tres las situaciones en que podna aplicarse unaaccion de este tipo: el caso de que se de una ley injusta (hechosconcretos de injusticia manifiesta); el caso que se de una ley ilegftima(emanada de quien no tiene capacidad de legislar) y el caso de quese de una ley invalida (0 inconstitucional) (cf. Bobbio, 1981).

Es necesario, para todo acto de desobediencia, haber agotado lasposibilidades de la accion legal. Pensar en actos de resistencia signifi-ca que estos no lleguen a dimensiones tales "que pongan en peligro elfuncionamiento del orden constitucional" (Habermas, 1988 [1997J).Para los liberales, la desobediencia civil es una accion ilegal perolegftima. Es colectiva y publica, pero no violenta. Apela a principioseticos para obtener un cambio en las leyes 0 en los programas degobierno (Rawls, 1978; d'Entreves, 1973; Bobbio, et al., 1981).

Habermas (1988[1997]) aiiade a la definicion anterior, el hechode que los desobedientes civiles se plantean el ajuste de una norma,pero sin cuestionar el sistema jurfdico y politico en su totalidad. Deahi la Iimitacion de estas acciones para pensar un cambio de mayorenvergadura; se afiade tam bien la ambiguedad con que los liberalesse sinian ante las acciones de desobediencia.

En efecto, la paradoja liberal en este sentido se expresa ante elprincipio de la supremacia irrestricta de la ley. Ante cualquier orde-namiento jurfdico, el deber fundamental de cada persona es obede-cerlo. "La ley es la ley" dicen los defensores irredentos del ordenpublico. La obediencia politica (a las leyes) es condicion y confirma-cion de la legitimidad del ordenamiento constitucional 0 del gobier-

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ItO en particular. Un gobierno legftimo fomenta la obediencia ydcsalienta la desobediencia: "Mientras que la obediencia alas leyes(·s una obligacion, la desobediencia es algo ilfcito y como tal diversa-mente castigada" (Bobbio, 1981). Por esta razon, Habermas conside-r:! que el dilema de los liberales es, por un lado, la necesidad delorden, y por otro lado, que deben ellos justificar y aceptar la libertadque tienen los individuos de resistir al Estado y la colonizacion auto-I itaria de la vida privada. El lado mas conservador de esta perspecti-va pensaria que "la resistencia no violenta, es violencia" y que "ladcsobediencia civil no violenta tambien es ilegal". El manifestante esronsiderado agresor, perturbador del orden publico que amenaza lascguridad de la ciudadanfa y de la nacion (cf. Tamayo, 2002, capitu-los9y10).

En este orden de ideas, deberfamos pensar a la desobedienciacivil como una accion colectiva que presenta una doble paradoja: enprimer lugar, la desobediencia civil, como dice Habermas, es unaprotesta moralmente fundamentada, un acto publico que se anunciade antemano, que incluye un proposito de violacion de normas jurf-dicas, pero sin poner necesariamente en cuestion el ordenamientojuridico en su conjunto. Este tipo de acciones tiene pues que admitirlas consecuencias que podrfa acarrear el hecho de violar una normajuridica. Pero la violacion de la norma tiene un caracter exclusiva-mente simbolico. Aqui, segun Habermas, es donde reside el limitede los medios no violentos de protesta, pues esa propension hacia 10meramente simbolico, no puede modificar necesariamente 10 esta-blecido por las leyes, es decir, no puede modificar la estructura ins-titucional.

En segundo lugar, la desobediencia civil puede entenderse comomovilizacion social, que trasgrede el orden publico. Es vista con re-celo por la autoridad, pues quien se decide a actuar en desobedien-cia civil juega obligadamente con la seguridad jurfdica del Estado.Las acciones de masas pueden rebasar los limites y marcos que lapropia desobediencia se impone.

Precisamente, el fenorneno de la trasgresion es 10 que determinala cautela, tanto de la autoridad como de los organizadores, sobre lasacciones de desobediencia civil. Eso paso en Mexico, durante 1988,cuando el supuesto vencedor de las elecciones presidenciales, elahora perredista Cuauhternoc Cardenas, prefirio postergar accionesde resistencia activa contra el fraude electoral. Eso paso tambien en

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2005, durante las acciones de resistencia pacffica organizadas porLopez Obrador, que llevo a un acuerdo necesario entre el presiden-te Vicente Fox y el entonces jefe de Gobierno del DF. Ambos quisie-ron evitar que el descontento rebasara los cauces de 10 tolerable. Elmovimiento contra el fraude electoral de 2006 y despues con la for-macion de la Convencion Nacional Dernocratica se fun do sobre lafilosoffa de la resistencia civil pacffica.

Las acciones de desobediencia civil se entienden como un medio,como formas de persuasion, que tienen una finalidad, un propositoespecffico; pero la persuasion-negociacion puede, en un momentodado, ser sustituida por la persuasion-coercion y entonces las ac-ciones se transform an (cf. Stewart, et al. 1989). Los recursos de larnovilizacion cambian tanto como los movimientos sociales, porqueson transiciones que transgreden antiguas institucionalidades, y sevuelcan hacia la formacion de nuevas instituciones (cf. AIberoni,1984, 1993).

Por esta razon, la desobediencia civil y la resistencia pacifica hansido aplicadas por organizaciones de izquierda y derecha indistinta-mente. Cada una, especialmente los grupos de derecha y neolibera-les, la han justificado 0 condenado dependiendo de donde se hayancolocado con respecto al ejercicio del poder. La reivindican cuandoson oposicion. La condenan cuando son gobierno.

CONCLUSIONES

Democracia y ciudadanfa son dos temas fntimamente ligados entresf. Con el primero se hace referencia a la necesidad de una participa-ci6n activa del pueblo en el ejercicio del poder. Con el segundo seconsideran las libertades individuales y colectivas de los pueblos, quese constituyen y ejercen a traves de la participaci6n libre de los ciuda-danos. En consecuencia, el concepto participacion viene a ser unasunto de primera importancia para comprender las relaciones depoder y las luchas contra las desigualdades sociales y el despotismo.No obstante, ni la participacion, ni la democracia y la ciudadanfa,son terrninos claramente acotados y definidos por la glosa cormin.Los multiples resultados de las encuestas sobre valores y cultura po-

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litica aplicados en America Latina muestran hoy que los ciudadanoscomprenden de manera distinta tanto su concepto como su practica.Mas aun, los mismos intelectuales limitan la participacion dentro desus propios marcos ideologicos, teoricos y metodologicos, reduciendosus posibilidades de cambio polftico.

La intencion de este trabajo ha sido precisamente realizar una crfti-·a de la participacion ciudadana liberal, pero tambien una crftica a lapostura de la izquierda que no se ajusta a las condiciones cambiantesde los movimientos sociales. AI hacer esto, he querido elucidar lasdistintas formas en que se ha expresado la participacion, siguiendodos gran des lineas teoricas: las formas institucionales de la participa-cion dentro del marco liberal, y las formas no institucionales de laparticipacion, vinculadas a la accion de los movimientos sociales.

Una primera conclusion es que no toda la participacion es igualni en sus mecanismos ni en sus procesos. Depende en mucho delmodele de ciudadanfa y de la cultura polftica de cada pais, del con-texto socio-historico en el que se presentan diversas formas de accione institucionalizacion; del conjunto de actores sociales y polfticos quese enfrentan entre sf como adversarios; y del grado de profundizacionde los conflictos.

Tampoco podriamos decir que toda participacion lIeva el mismocamino y una misma direccion. A veces los individuos participan paraconsolidar las instituciones. Otras veces buscan transformarlas y porello mantienen un signo de transgresion. Ni las causas, ni el desarro-llo y menos los efectos pueden ubicarse en una taxonomia rigida yesquernatica.

Por ello mismo, es importante introducirse en el argumento del ter-mino "participacion" y explicar su dialectica, Para eso, confronte diver-sos fundamentos teoricos, y explore oposiciones y particularidades.

En una primera acepcion, la participacion puede entendersecomo la capacidad de los ciudadanos que, de manera individual 0

colectiva, ejercen un tipo de poder en tanto miembros de una co-munidad. Ese poder se despliega en la medida en que los individuostoman parte de las decisiones fundamentales de una comunidad.Tambien se despliega en la medida en que esos mismos individuosson miembros reconocidos de la comunidad. Adernas, en tanto quela participacion es una forma de ejercer poder, implicarfa asimismola capacidad de incidir en la distribucion y en la apropiacion de losrecursos publicos,

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Sin embargo, como pudimos apreciar en este trabajo, las defini-ciones oficialistas, al menos en el contexto de America Latina, sedesvanecen conforme se entiende a la participacion en contraposi-cion con la institucionalidad. Un primer acercamiento, en efecto, esentenderla como una forma de integracion y control social que sirvepara mantener la gobernabilidad y la estabilidad politica de un regi-men. Pero una segunda dilucidacion la veria como un conjunto demovilizaciones y formas de lucha que se enfrentan al poder hegerno-nico, y desafian esa institucionalidad. Para la mayorfa de las eliteslatinoamericanas, el primer ejemplo serfa una especie de canaliza-cion de energfas sociales a favor de la clase politica; mientras quepara otros, la segunda opcion seria mas bien sinonimo de desordeny caos, y no participacion ciudadana alguna, porque se desenvuelveprecisamente por fuera de los canales institucionales.

Con todo, y desde la critica de la participacion ciudadana y losmovimientos sociales, asi como la veo, se establecen los limites estruc-turales de los gobiernos liberales a la intervericion libre y sin coaccionde los ciudadanos. Las elites que han mantenido la autoridad polfti-ca le temen a este tipo de participacion, porque su ejercicio puedemuy bien rebasar los marcos institucionales establecidos y desafiar alpoder en su conjunto. Pero la paradoja de los liberales es que nopueden ser gobiernos legftimos sin la colaboracion de la ciudadanfa,y por eso promueven la participacion, no sin un cuidadoso manejojuridico de sus Ifmites. Cualquier cosa distinta a la normatividadinstituida es ilegal y debe contenerse. Mas aiin, varias corrientes hanexternado una crftica liberal a la vision liberal de ciudadanfa y par-ticipacion. Las propuestas son interesantes, buscando la reinvenciondel activismo politico y la multiculturalidad. No obstante, cualquiermodificacion de este tipo tendrfa que llevarse a cabo dentro de losmarcos juridicos establecidos. Siendo asi, las propuestas, por masinnovadoras que deseen ser, caen por su propio peso.

La segunda refutacion de la critica a la participacion viene dela experiencia de la accion colectiva y los movimientos sociales enMexico. En primer lugar diria que la participacion no es una accionpermanente, como tampoco 10 es la distincion simbolica del serciudadano. Un individuo se convierte en ciudadano unicamenteen la medida en que participa en la comunidad, de la forma quesea. Pero participar no significa formar parte de festividades 0 pe-regrinaciones, por muy colectivas que sean, si estas no tienen en su

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organizacion una connotacion politica, es decir, que esten referidasa los asuntos piiblicos de la colectividad. Ser ciudadano es, implicitay explicitamente, ser politico. La movilizacion de ciudadanos es unaIorma de resistir la intervencion del poder en los mundos de vidade los individuos. De ahi que la desobediencia civil y otras formas deresistencia, experimentados en la region en los iiltimos veinte afiossean sign os convincentes del enfrentamiento social contra el malgobierno. Y como tal es una forma de participar en la comunidadpolitica, pero con una postura de oposicion, de exigencia y con elproposito de modificar las relaciones sociales dominantes. Desdelos repertorios de la movilizacion colectiva pueden detectarse lossfntomas del conflicto social y los distintos proyectos de ciudadanfaque se enfrentan como antagonicos. Algunos de estos movimientossociales llamaron a estas acciones formas de lucha, pero en realidadreivindicaban maneras de organizacion y de actuacion colectiva quereproducian simbolicarriente los metodos institucionales de Ja parti-cipacion: asociaciones, asambleas, manifestaciones, consejos, comites,tomas de edificios, comunicados, manifiestos, etcetera. La diferencia,en todo caso, es la distancia polftica, de independencia y autonomfa,con que 10smovimientos actiian con respecto a sus gobiernos.

En consecuencia, la participacion, ya sea que la ubiquemos dentrode 10s marcos institucionales 0 por fuera de ellos, ha sido resultadode la confrontacion social y polftica. Se ha utilizado tanto para am-pliar el disfrute de los derechos ciudadanos, como para ser unamedida con el proposito de modificar las reglas y normas que rigena la sociedad. Asf, cad a uno de las rasgos aquf expuestos (institucio-nales y no institucionales) evidencia que los cambios, sean profundoso contingentes, son detonados por la participacion ciudadana y, en-tonces, el verdadero dilema teorico que se presenta es dilucidar lasformas en que esa participacion se desarrolla ymanifiesta, y las formasen que, desde los movimientos sociales, reproduce, transgrede 0transforma alas instituciones.