cronica del viaje a zozambique

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CRONICA DEL VIAJE A MOZAMBIQUE

BENDICIN DEL MONASTERIO DE SANTA CLARA NAMAACHA19 DE MARZO DE 2011 1

CRONICA DEL VIAJE A MOZAMBIQUE Del 7 de marzo al 23, del ao del Seor 2011

En julio del 2008 tuve la ocasin de decir adis, en el aeropuerto de Lisboa, a la primera Comunidad formada por tres hermanas, que partan a tierras africanas, muy ilusionadas, desde Soria, Medinaceli y Valdemoro, con el objetivo de fundar una nueva casa en aquellas lejanas tierras de misin, donde la presencia de la parte mstica del cuerpo de la Iglesia, dedicada a la contemplacin, es muy escasa y por tanto muy difcil tener la oportunidad de seguir la llamada a consagrarse en esa vocacin, a las chicas mozambiqueas. El eco de cmo trascurran los acontecimientos all, se haca palpable cada Fiesta de Santa Clara y cada Navidad, cuando se reciba la crnica detallada de la pequea Comunidad o llegaban noticias frescas a Soria. Ya en el 2009 se conoce que se van a asentar en Namaacha, lugar dnde el arzobispado cede una gran extensin de terreno, unas diez hectreas y comienza el despliegue de gestiones para llevar a cabo la construccin del nuevo Monasterio, con el apoyo incondicional del P. Mrquez, franciscano buen conocedor del lugar. En nuestra familia franciscana, se ensanchaba el corazn, para dar cabida a esa nueva realidad y como no poda ser de otro modo, en la oracin tenamos presentes a estas hijas, sabiendo que a pesar de su generosidad, necesitaban de esa gracia especial que solo Dios concede a quin llama a un lugar de misin, pues cambiar de lengua, de cultura y forma de vida, por el slo motivo de ser apstol, no deja de entraar serias dificultades y por tanto es necesario coger con fuerza la cruz de cada da. Tambin empez a gestarse entre los padres, la posibilidad de viajar a Mozambique, llegado el momento de la inauguracin y acompaar a la Madre Abadesa. Al comienzo del 2010 ya se especulaba con la posibilidad de que la casa estara finalizada en otoo y se barajaron distintas fechas para la puesta en marcha. En el transcurso de estos aos y por distintos motivos, eran varias las Hermanas que haban llegado y experimentado la vida africana regresando a la Comunidad. Ahora estaban all Sor Sagrario, como Madre Abadesa, Sor Teresa, y Sor Ins. Ella es natural de Xai-Xai, y habiendo ya profesado como religiosa de vida activa en Mozambique, sinti la llamada a la vida contemplativa muy fuerte, de modo que luch hasta poder venir al Monasterio de Santo Domingo para formarse. En su primera Navidad, siendo preguntada por la Madre para conocer que quera pedir a los Reyes Magos, manifest el deseo de demandar un Monasterio para su pas. Ahora, ese deseo se palpaba como realidad. En la pasada Pascua se conoca la noticia del ltimo envo misionero, se marchaba Sor Cruz. Coincidi su despedida en Soria con la Profesin de Sor Mara Clara Nieves y recuerdo la conversacin que paseando por los jardines sorianos de la Alameda, mantuve con la madre Julia y el padre Jos. Todava estaban asimilando la noticia, aunque su respuesta nuevamente era generosa. Ya comentamos: este ser un buen motivo para que vayamos hasta all. Y creo que desde ese instante comenzamos a soar. Las obras se demoraron, como suele ocurrir y no siendo posible la apertura para las fiestas de la Inmaculada, se piensa en dejarlo para San Jos o la Encarnacin. La verdad es que hasta este momento no pens si era parte del designio de Dios en mi vida hacer ese viaje, ya que hay 2

fechas en las que es indiscutible plantear vacaciones en mi trabajo, entre ellas diciembre y enero. Tampoco a partir de Semana Santa, pues sera probable que Sor Mara pidiera la Profesin Solemne y se celebrara por Pascua, ni poda coincidir con el encuentro en Roma de mi rama dentro del Movimiento de los Focolares a mediados de abril. Pero como para Dios se constata que no hay nada imposible, a finales de enero est clara la propuesta: se partir el siete de marzo para proceder a la inauguracin en la festividad de San Jos. Desde ese momento se consolida el grupo de los viajeros: La madre Abadesa, Sor Ignacia Mara, acompaada por Sor Matilde, que fue en el primer envo y Sor Paula, natural del pas, con una historia similar a la de Sor Ins, desde Soria y desde Valdemoro Sor Rosa. Los padres de Sor Cruz; Toi la madre de Sor Mara Ainak, Juana, amiga y miembro de la comunidad neocatecumenal de Sor Teresa y yo. La estancia se prolongar hasta el 16 de abril, pero la Madre Toi por razones de salud, Juana y yo por razones laborales, decidimos regresar el 22 de marzo. El devenir de la fecha, era para m la seal ms evidente de estar en la voluntad de Dios, adems de haberlo sopesado con mis hermanos e hijos, pudiendo considerar el viaje como mis vacaciones de este ao, aunque desde el momento que tom la decisin, saba que sera UNA AVENTURA DIVINA, ya que nada es por casualidad en los planes de Dios. As me lo confirmaba tambin la Palabra de Vida propuesta para el mes de febrero Los que se dejan conducir por el Espritu de Dios, esos son hijos de Dios y para vivirla decir s a las tareas que Dios nos ha encomendado, tambin s a las pruebas y dificultades con las que nos encontramos. Comenzaron los preparativos. Es necesario vacunarse, llevar repelentes para mosquitos tropicales, organizar las maletas para conseguir transportar cuanto se prev necesario para cubrir las necesidades en el nuevo Monasterio, as como de las carencias ms significativas. Estos das se suceden entre nosotras las llamadas y e-mails para no dejar detalle atrs. Hasta mis ejercicios espirituales ignacianos del primer fin de semana de febrero se vieron interrumpidos por la llamada del padre Jos, pues desde Madrid yo viajaba a Soria para hacer la visita a mis hijas y era la ocasin de trasladar la documentacin y pasaportes para la compra de los pasajes. Todos los que vivimos la experiencia de Dios, sabemos que nada fructifica sino es purificado por el dolor. Y fue as que Sor Ignacia comenz una infeccin en los ojos, aparentemente una conjuntivitis vrica, sin mayor importancia, pero que poda desencadenaren una posible lesin ocular si no era bien tratada. Todos nos inquietamos un poco, pero confiando que se solventara. Sin embargo de nuevo sala al paso la escritura: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos. Porque como los cielos son ms altos que la tierra, as mis caminos son ms altos que vuestros caminos y mis pensamientos ms que vuestros pensamientos. (Isaas 55:8-9). El mdico aconsej a la Madre no viajar en esas condiciones a frica y por tanto la inauguracin habra que posponerla. Prudentemente nos lo fue comunicando a cada uno y tambin daba su consentimiento para que pudiramos optar por realizar el viaje nosotros, aunque se modificase el contenido, pues se hara el traslado de la Comunidad a la nueva casa, sin la inauguracin del Monasterio y sin el comienzo de la vida de clausura. Para m fue un motivo ms de aceptar la Voluntad de Dios y enseguida se produjo la alquimia, para transformar ese dolor en amor y saltar al si T lo quieres, lo quiero yo. A todos nos ilusionaba ese momento, por cuanto tena de exclusivo y particular, pero seguro que sus planes estaran mejor pensados que los nuestros. As tambin lo acept la Madre y Sor Paula, a pesar de lo a veces caprichosos e inteligibles que pudieran parecer, pues es el tercer intento que hace esta Madre para llegar a frica sin lograrlo y sin 3

desconsiderar la prdida econmica que supona, pues no haba posibilidad de modificar los billetes. Y as fue como el da 7 de marzo, desde el aeropuerto de Lisboa, punto de encuentro de la expedicin, con la compaa TAP, a las 19.05 hora espaola, partamos a Maputo. El vuelo durara 10 horas y 45 minutos, para aterrizar a las 6.50 hora local. Tenamos por tanto unas cuantas horas por delante y ya saborebamos lo que sera un tiempo de gracia. Nada mas levantar el vuelo, (no s como pudo hacerlo, pues adems de los 340 pasajeros y 16 personas de la tripulacin, venan con nosotros, las ochenta y tantas Clarisas como sobre peso), el regalo inesperado de las tarjetas de nuestras hijas: Sor Matilde traa la encomienda de darnos en ese momento a Toi y a m, unas letras dnde nos aseguraban que nos acompaaban. Clara se acomodaba en mi corazn y desde Jess Eucarista continuara en comunin cada da las etapas del viaje. En mi postal, adems de la alegra de las flores, una frase de la Beata Teresa de Calcuta: Dar, ofrecer a los que nos rodean el Amor que hemos recibido. Pues manos a la obra. Yo iba sentada junto a Juana en la parte central del avin, a la que haba saludado en Lisboa y no conoca; a la izquierda sor Rosa y Sor Matilde, junto a las ventanas, detrs de ellas nuestros papis y delante junto a otra viajera Toi. Como estaba atardeciendo y era la hora de vsperas, saqu mi breviario y tras intercambiar algunas palabras propuse a Juana rezar juntas. A partir de ese momento se estableci esa comunicacin que solo se explica desde la fe, y tenan un solo sentir y un solo pensar. Despus, para entretener el tiempo me puse a leer Secretos de un Arzobispo, que se ha publicado recientemente y dnde Monseor Francisco Prez, respondiendo a las preguntas que le va haciendo una periodista, deja ver toda su historia, su llamada, su noche oscura, su vuelta a empezarcon un lenguaje muy cercano y desde su experiencia de la espiritualidad de la Obra de Mara. Tras la cena, el rosario. Se puede ir viendo la informacin de la pantallita que tenamos sobre el respaldo del asiento delantero, seguir la ruta y conocer el lugar que se sobrevuela, la temperatura exterior, la velocidad y altura, la distancia desde el polo norte, coordenadas de posicin, etc. Impone un poco tantos datos, mejor no pensar y descansar. Sobre las cinco, cuando todava quedaban dos horas para aterrizar, se empieza a atisbar el alba. Un nuevo amanecer y nuevo da muy especial, por el que dar gracias. El panorama que se divisa es de zonas verdes y algunos abrevaderos de agua y se distinguen algunas ros serpenteantes, entre la tierra rojiza. Rezar laudes, desayunar y en breve se informa de que vamos a tomar tierra puntualmente.

En este momento comienzan los nervios de la madre Julia a aflorar. Hay que pasar la aduana y la verdad que llevamos mercanca inadecuada y sospechosa a todas luces: un taladrador, juego de destornilladores elctrico y piezas de acople, material de bricolaje como clavos y tornillos, cargadores de pilas, un reloj de pared con pndulo y pesas y para despistar un crecido nio 4

Jess. Sin dejar atrs alfileres, agujas, hilos y pasamanera de varios modelos en oro y plata, adems de jamn, cecina, lomo, morcilla, chorizo y queso para el salado y chocolates, cacao, higos secos, turrn de la abuela, palmeras de chocolate, trenzas e higos en dulce. Productos de limpieza, porque era obvio que nos iban a hacer falta y un botiqun especializado, que desde luego no se podra decir que era de emergencia. Como el que no quiere la cosa, casullas, palias, toallas y corporales, todo muy litrgico por qu habran de ponernos pegas?. Pasados los trmites personales de la aduana, nos dirigimos hasta la cinta de recogida de maletas. No s si porque ramos muchos o porque el hbito llama la atencin, atrajimos a un buen colectivo de ayudantes, que se ofrecan para hacer el trasporte. Tambin haba que cuidar las alforjas hasta llegar a un lugar seguro, porque la cantidad de euros que contenan era relevante. En medio de este trajn, propuse a Sor Rosa rezar a Madre Clara, para que nos echara un cable, con la seguridad y confianza de que nada poda pasar que no fuera Voluntad de Dios, si creamos y confibamos en l. En este momento apareci Pascual, el chofer que vena a recogernos. El haba trabajado en el aeropuerto y conoca bien como manejar la situacin. Es un personaje singular, sacerdote de una secta, casado con tres hijos. Una hermana es consagrada catlica, muy educado e inteligente, de color suave, tiene gran aprecio a nuestras Hermanas y dispuesto a trabajar para lo que se le requiera. Pronto nos familiarizamos con l y pudimos observar como estaba siempre disponible para atender a su feligresa como un verdadero pastor. El caso es que con unos billetes de por medio, solo los bultos de mano pasaron por el control y los dos carros de las maletas salieron triunfantes, sorteando al personal aduanero. Hasta ese momento la madre Julia no se liber de la angustia.

Fuera, en el aparcamiento, conocimos al P. Mrquez, al que rompimos sus hbitos, pues madrug mucho, cuando l acostumbra a descansar hasta ms tarde y es comprensible porque est prximo a cumplir los ochenta aos y son aos vividos con intensidad y por tanto con mucho desgaste. En ste momento reside entre Ftima y Leira, en Portugal y est viajando a Mozambique para seguir de cerca la ejecucin del Monasterio de las Clarisas, del que podemos decir, que es el alma mater. Jess, que calor!, en pocos minutos hemos entrado de pleno en el verano y es que ya estamos en Maputo, la capital. Nos acoplamos entre los dos coches, con el Padre, los que a partir de ahora y para no repetirme llamar los mayores: Julia y Jos, Toi y Juana y con Pascual las Sores y yo, en un todo terreno con una cabina donde no sin trabajo han logrado meter todo el equipaje. Nos dirigimos al centro de la cuidad, a la casa general de los Franciscanos, llamada La Polana. Empezamos a darnos cuenta de que estbamos en una ciudad distinta a lo habitual: Sor Rosa no para de sorprenderse, los vehculos en general son tipo camionetas, la forma de conducir sorprendente; no hay seales, algunos semforos que no se respetan. Los mercados de calle, algunos establecimientos se anuncian con mucho colorido, aunque son barracones. Tenemos un incidente, damos al coche que llevamos delante en un descuido de 5

frenada. Nos detenemos a solucionar el pequeo golpe. Asombroso, nos adelantan por la derecha subindose a la acera de tierra, por la izquierda desafiando al vehculo que circula por la va en sentido contrario. Los vehculos llevan el volante a la derecha. Todo el mundo tiene prisa, parece que es hora punta, son las ocho de la maana.

Hemos llegado al centro franciscano dnde nos esperan para desayunar. Dada nuestra tardanza se han marchado a visitar la iglesia, bajo la advocacin de San Antonio de Pdua, tiene forma de una gran flor invertida, de base octogonal, toda de hormign, con bonitas vidrieras de cristal. Un altar central, configura el abside y alrededor varios pequeos. Nos ensean una placa, en la pared, que conmemora la visita de su santidad Juan Pablo II, que residi en ste monasterio durante su estancia, en 1.988. El P. Mrquez fue su custodio. Ahora es la capilla del Santsimo. Compartimos el primer almuerzo con otros miembros de la comunidad. Y aprendimos el valor tan desmesurado que tiene una cafetera exprs, una caja de leche o un descafeinado de mquina. En esta tierra la leche es un lujo de importacin, por tanto se suministra en polvo. El caf, no es un producto nacional, por lo que tampoco se tiene al alcance, se sustituye por otras misturas sintticas, con sabor a cacao o caf. Y sobre la mesa siempre encontrars un termo de agua caliente. Por lo que tras un ritual de diversas cucharadas al gusto, (el azcar puede ser semi-blanca o morena), consigues el lquido elemento que acompaar al pan o bolo (bizcocho casero) en los desayunos. Teniendo en cuenta que slo los afortunados hacen este tipo de comida, no nos vamos a quejar. Del centro, regalan para estos das a las Hermanas una caja de pltanos y otras frutas tropicales, que se transportan en el poco hueco que queda en el maletero. Ya repuestos nos dirigimos a Namaacha, que dista de la capital unos ochenta kilmetros. Tenemos que atravesar Maputo, por una avenida central que tiene cinco kilmetros de norte a sur, hay cinco avenidas principales, se calcula que tardaremos una hora y media. Namaacha es una villa y tambin uno de los ocho distritos que forman la provincia de Maputo en la zona meridional de Mozambique, al sur de la provincia de Gaza, regin riberea del Ocano ndico y fronteriza con Suazilandia, dnde concluye la carretera nacional EN-5, que parte desde Matola, es justo donde comienza la pared que cerca el nuevo Monasterio y se alza el cartel indicativo de su construccin. Yo creo que lo de villa y no ciudad, es porque no hay asfalto, solo la carretera, que puede ser como una comarcal de nuestro pas, con escasa sealizacin vertical y eso s, gracias a Dios con la raya del medio pintada. (Ms adelante entenderis por qu digo gracias a Dios). El resto de vas es de tierra y los caminos trazados, 6

con alguna indicacin de madera, considerados como buenos son los de tierra batida. Nos detenemos a la salida de la capital en un peaje. Pero si hay autopista!. No, slo es para pagar y obtener impuestos. Es una cantidad fija, 17 meticales, que es la moneda nacional, o lo que es lo mismo unos 50 cntimos de euros. Comprenderis que por este precio, solo nos corresponde un poco de adoqun en el centro hasta Matola.

Despus de pasar Borne, lo que hasta el momento es una llanura con bastante plantaciones, sobre todo de maz, se torna en un paisaje adornado de una sierra, de poca altura, pero parece que montaosa para los lugareos y se pinta de verde intenso. Esto puede explicar que sea una zona de un microclima singular, dnde por la noche refresca y se hace la temperatura ms agradable. Nos llama la atencin el trasiego de personas que van caminando por los arcenes, aun lado y otro de la carretera. La poblacin est diseminada por el campo y tienen que recorrer kilmetros para llegar a los ncleos dnde se agrupa el mercado, la farmacia, los colegios y centros de formacin. Sobre las once, llegamos por fin a la casita. Hace ya 26 horas que sal de Don lvaro, pero la emocin supera el cansancio. Es indescriptible el momento del abrazo de la madre Julia y Sor Cruz y el de Sor Rosa y Sor Matilde con el resto de sus Hermanas. La casita tiene un jardn muy agradable y una puerta lateral por la que se accede al saln y otra para entrar a la capilla desde el exterior. Despus de los saludos, (las Clarisas creo que son nicas para estas cosas) y aunque estbamos a 9000 kilmetros de Soria, no falt para recibirnos la limonada fresca, acompaada por frutos secos del lugar: castaas (parecidas a nuestros anacardos) y menduines (parecidos a los cacahuetes). Pero no queda as un poco soso, despus de tanta distancia, ste recibimiento?. Pues claro, por eso nos sorprendieron con la cancin de bienvenida, en portugus, pues casi se le ha olvidado el espaol. Un rpido cmulo de noticias, hacen de puesta al da. Aunque habr tiempo suficiente en los das venideros, para contarles cuanto ocurre en Espaa.

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Celebramos la Eucarista. La capilla es muy pequea, por lo que se hace muy entraable y cercana la presencia del Seor y de la Virgen e invita a dar gracias por el camino ya recorrido. Rezamos sexta, en portugus, y al refectorio. La mesa estaba preparada para hacernos sentir invitados de honor. En cada lugar una tarjeta con nuestro nombre nos daba la bienvenida, especficamente a cada uno. La bendicin de la mesa y men europeo, arroz blanco y pollo en salsa. Con la fruta variada pensamos que sera el fin, pero se tiene la costumbre de obsequiar a los invitados con un bolo, (ya lo hicieron los franciscanos en el desayuno), que haban cocinado expresamente para la ocasin y que se presenta con una danza y letrilla alusiva al momento. Hay que nombrar unos padrinos y cortador y se elige al P. Mrquez y Julia y a Jos. Para ser ms festivo, se haban colocado encina del hbito la capulana, es la prenda que utilizan las mujeres como falda, pero que llegado el caso sirve para cubrir una mesita, de sobre fondo decorativo, para llevar colgados y sujetos a los bebs y un sinfn de aplicaciones, de colores muy vivos y dibujos variadsimos. Y para hacer inmediata nuestra integracin, pues nos impusieron nuestra capulana.

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Organizamos en la cocina las viandas que la Madre haba adquirido en abundancia y otra nueva experienciael Padre quiere que vayamos a conocer el nuevo Monasterio. Dista como un par de kilmetros y para que no se haga tarde vamos en el coche. Claro, los mayores en el interior, las hermanas y yo en el cajn. A decir verdad es un lujo de trasporte, porque en las chapas, pequeas furgonetas adaptadas, los lugareos van hacinados. Se les ve, hasta con medio cuerpo fuera, sacado por la ventanilla, ya que pagan una pequea cantidad mensual y tiene derecho al transporte pblico, en las condiciones que sea. Lo primero que se ve es el cartel anunciador de las obras, frente al puesto fronterizo de Suazilandia y comienza una tapia de bloques de hormign, como de dos metros de altura, por encima una alambrada con pinchos para impedir el paso a los traficantes y contrabandistas. Un giro a la derecha dejando a tras la carretera y ya estamos en el camino de acceso. Nos abren el portn desde dentro, aunque est ya instalado un timbre y telefonillo para poder hacerlo desde el interior y se divisa a lo lejos la construccin blanca. Qu privilegio el nuestro, ser los primeros en pisar la casa y morada del Rey de Reyes, dnde se vivir para slo Dios.

Vamos recorriendo todas las estancias y la Madre explica cada lugar. Desde fuera no se aprecia la luminosidad y la armona que se descubre en el interior. Las formas redondas de los techos suavizan las aristas y espacios cuadrados. Lo peor, que los albailes an andan manos a la obra y hay que esperar. Se empieza a poner el sol sobre la ladera montaosa, un aloe de paz inunda el entorno y dejamos para otro da el visitar la finca, nos acercamos solo hasta el pozo. Ya estn encendidos todos los plafones exteriores, que dan una luz azulada a las paredes. Volvemos a casa para el rezo de vsperas y la oracin. Cuantas gracias doy al Seor. El da ha sido muy intenso. Tras la cena en familia cogemos nuestros brtulos y nos encaminados a pi acompaados por la Madre y Sor Rosa, hasta la casa de las Hermanas de la Preciossima Sangre, que nos acogern hasta que se produzca el traslado. Esta Comunidad tiene una casa de formacin para chicas y tambin es casa de noviciado de su congregacin. En la planta baja se acomodan Jos y Julia, una habitacin con cuarto de bao, que destinan habitualmente al 9

padre, que les visite. En la planta alta, al extremo de un pasillo una portezuela bien protegida con mosquitera, da paso a un distribuidor, que alberga cuatro pequeas habitaciones. Fuera queda el cuarto de bao que hemos de compartir. Ya instaladas, Juana es la primera que va deseosa a tomar una ducha, que relaje las muchas horas que llevamos sin descanso. oh, oh! Viene devuelta a decir que no sale agua del grifo. Estando sopesando cual sera el motivo, aparece nuestra acogedora monja con tres cubos, pidiendo disculpas por el olvido de la informacin sobre el problema surgido con la instalacin.No necesitamos libro de instrucciones..cubo, agua almacenada en un bidn y listo el bao. Por la maana, sobre las cinco, nos dejaran en la puerta un termo, con agua caliente. Qu cmo bamos a vivir la cuaresma?. Pues..la penitencia estaba asegurada. El cuarto tiene una lmpara ventilador, que dispensa un aire muy agradable, al menos dormiremos bien...pero de nuevo oh! Se apaga con la luz y no tiene ningn interruptor. Otro peldao para nuestro recorrido penitencial. La madre Toi ya haba echado de menos uno de sus medicamentos imprescindibles el sintrn en la mochila, pero todos albergamos la esperanza de que pudiera estar en algn recndito lugar de su equipaje. Con esta preocupacin, dejada en manos de la Madre Clara y San Antonio nos dispusimos a descansar de una jornada de ms de 30 horas. Pas un da pas una noche, el da segundo de nuestra estancia. Hoy vamos a comenzar el da con los laudes y el oficio a las ocho, pues la Madre nos ofreci un merecido descanso y aunque el horario se propuso a la Comunidad, nosotros decidimos que queramos vivir al 100 % sin dejar nada atrs, por lo que emprendimos nuestro paseo de buena maana y llegamos puntualmente a la cita. Que sosiego se respira, que agradable se torna el silencio, en este pequeo santuario que invita a dejarse llevar a la ms excelsa contemplacin. A la mesa llegan primero las peticiones hechas al eterno Padre, despus el ofrecimiento de la jornada y el apetitoso desayuno. Se nos propone recorrer hoy Namaacha. Juana y Sor Teresa van a visitar a una comunidad vecina con la que tiene relacin. El resto vamos con Sor Cruz que hace de cicerone paseando. El primer lugar la farmacia, ubicada en una casa colonial, bien ajardinada. No est el farmacutico pero el mancebo nos remite a otra pues no conoce el sintrn. Pasamos por un comedor asistencial, la casa de residencia del Presidente de la Comuna y otras de corte seorial al estilo portugus, que se encuentran en primera fila. Sin embargo, en cuanto se abandona la carretera te sumerges en caminos de tierra, con algunas colonias de casitas de adobe con bloques, con gallinas, cabras y nios alrededor de la estancia. Adentrndose ms, dejando camino por vereda, encontramos las pallotas, una especie de chozo tejido con hoja de palma de cocotero, que sirve para habitar toda la familia. Como cocina, un pollete de piedra donde poner la lea, prximo a ella los bidones que contienen el agua. Eso s, la msica que no falte, siempre se escucha desde algn rincn. El acentuado sentido del ritmo, provoca que los nios vuelvan a casa del colegio cantando y moviendo su cuerpecillo alegremente. Llama la atencin que en una cantina se ponga en el rtulo mercera, o a la puerta de una casita bien parecida peluquera, o una casetilla de madera, con el rtulo de se arreglan zapatos. La zona comercial se agrupa alrededor del mercado Central, una especie de plaza de abastos, pero con mercancas de todo tipo. En la parte de alimentacin me sorprende que no tengan peso. Se compran cuatro limones a tantos meticales o un plato de tomates a cuanto.

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Con lo fcil que parece tener un peso, en nuestra cultura. Tambin la panadera no pasara el control sanitario y sin embargo despachan el pan cubrindose la mano con una bolsa de plstico. Pasamos por el puesto de Correos, para recoger la correspondencia y nos salud muy amablemente el librero. Hay un Hotel, con categora de tres estrellas, ya que la zona est considerada de veraneo por su clima suave, por cierto es el nico sitio dnde se puede tomar un caf exprs, que tambin ha sido ste una buen motivo de purificacin y desapego del vicio. El Ayuntamiento, con el personal funcionario de buen vestir. Nos cruzamos con grupos de nios que conocen a Sor Cruz y vibran sus ojuelos de alegra cuando ven aparecer de nuestros bolos caramelos. El sol empieza a quemar, es hora de ponerse a cubierto.

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Tampoco en la segunda farmacia que visitamos conocan el sintrn. Toi no haba podido dormir esa noche. La Madre Sagrario telefonea a una cardiloga, le comenta que lo conoce como medicamento pero que no se utiliza en la zona. Se traslada la bsqueda a travs de Pascual a las farmacias de la Maputo. Celebramos la Eucarista, es mircoles de ceniza y comienza la cuaresma. Ya nos atrevemos hasta a cantar en portugus. Mientras dur la visita turstica, el P. Mrquez y la Madre estuvieron gestionando el permiso necesario para poder hacer el enganche de la luz y llegados al momento del almuerzo nos dan la buena noticia de haberlo conseguido. Sor Teresa anota la hora del anuncio para el diario de abordo. El men africano: Sor Ins ha cocinado mandioca, un tubrculo o raz de un arbusto, parecido a la patata, ms basto y fibroso, que sofrito con cebolla se deja comer. De segundo, pescado en salsa y de postre distintas frutas. La tarde comienza sacando a la palestra el contenido de las maletas tradas desde Soria y Valdemoro. Todo se vive con alborozo. A cada objeto un sinfn de parabienes. Lo ms espectacular: ver a todas luciendo las casullas que la Madre regalaba a la nueva sacrista. Siempre me llam la atencin, como se extrema el gozo ante cualquier insignificancia por las Clarisas, cuanto valor tiene cada pequeo detalle o cosa.

Los nios se acercan a la casa a pedir agua y pan, si les das una galleta o caramelo te buscan al da siguiente. Es lo que ha pasado con Sor Rosa, que ya hasta la llaman por su nombre.

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La tarde se hace tranquila, aprovecho para lavarme el pelo al estilo cubo. Tenemos tiempo de rezar juntos el rosario y vsperas solemnes. Durante la cena, que se ha compuesto de tortilla francesa y pur de aguacate con pltano, que est buensimo, se organiza la jornada de maana. Unos se quedaran en la casa recogiendo cosas, otros iremos a la Capital, es necesario cambiar dinero y pagar las tasas del contrato de la luz, adems de solventar de algn modo la falta de medicacin para Toi, si no hay que pensar en el regreso a Espaa. Es tambin esta situacin un rostro de Jess Abandonado, que trato de abrazar para hacer ms llevadero su dolor, ponindolo en sus manos. Despus de completas, hoy ya solos y con ayuda de nuestras linternas, vamos a nuestra residencia donde nos espera de nuevo el bao turco adems del escrutinio por parte de madre Julia nuevamente del equipaje de Toi, que hoy est ms tranquila. Yo por mi parte arrojo el problema en Jess, segura de que ser lo mejor, lo que tenga previsto y confiando en qu las peticiones son atendidas, sucediendo pequeos milagros. Pas un da, pas una noche el da tercero. Quedamos para salir a las siete y media, por lo que hay que madrugar. Nuestra anfitriona nos ensea ese da la capilla y la parte del noviciado, en la pared de fondo de la iglesia se recoge la imagen del cordero, propia de su advocacin. Sienta muy bien el paseo de la maana hasta el convento. La gente ya est en marcha y son muy cordiales, todos saludan con un bon da. Se tarda una hora aproximadamente hasta llegar a Maputo, luego atravesar la ciudad en hora punta, entre las 8 y las 9 se complica. Nos dirigimos hacia una casa de cambio. Hemos juntado la cantidad de euros para obtener mejor valor. Entramos en un chalet, adaptado para oficina. El ritmo de trabajo es al estilo africano, lento. Como nos indican que hemos de esperar una media hora, nos quedamos la madre Julia y yo. Pasado el tiempo estimado tornan y an no se ha concluido la gestin. Despus de una hora, la Madre se hace literalmente con el sobre del dinero y abandonamos el lugar. Recuerda que en otro momento han hecho este trmite con ms eficacia y encuentra la tarjeta de la empresa en cuestin. Vamos hacia la Avda. de Mao Setum n 780. Va a ser cierto que tiene 5 kilmetros!. Una oficina pequea, con un guarda de seguridad a la puerta. Acompao a la Madre hasta el interior, a un despacho ubicado en el hueco de la escalera y dos judos, uno de ellos nos atenda, el otro custodiaba la gran caja fuerte a punta de metralleta. Bast una insinuacin de la cantidad a cambiar, para que nos hiciera una buena oferta: a 0,40, lo que equivale que por cada 2.50 , se obtenan 100 meticales. Isofacto cuentan los billetes en la mquina y listo. Bast escasamente con diez minutos. Hay que conocer quien maneja bien cada situacin. La Madre y P. Mrquez deben volver cuanto antes a Namaacha para contactar con el Ingeniero y conseguir la finalizacin de la obra. Se decide que Toi y yo nos quedemos en la Polana, para acompaar a Fray Pedro que tiene consulta con su cardiloga esta tarde y valore si es posible sustituir el sintrn por otro medicamento que se comercialice en Mozambique. Durante la espera y tratando de encontrar alguna solucin, Fray Pedro apunta la posibilidad de utilizar un trasporte urgente, para hacerlo llegar desde Espaa, pero era difcil encomendar la tarea a quin?. Se nos ocurre contactar con su mdico en Madrid: Juan. En pocas palabras y haciendo un acto de fe, se compromete a poner hoy mismo el medicamento en manos de DHL, que asegura estar en 72 horas. Que paz interior! De nuevo se nos ofrece confiar en la misericordia. En este momento de sosiego hacemos recuento de lo vivido hasta el momento. Despus de la comida con los frailes, las mujeres que atienden la cocina estaban en el patio pilando maz. All que fuimos a conocer de primera mano el oficio. Que paciencia y que fuerza!. Hay que ser africana para poder hacerlo. Yo no pude ni levantar el mazo. 13

Pascual ya estaba con nosotras y como quedaba cuestin de hora y media para la cita con la doctora, nos propone hacer una visita turstica a la cuidad. La verdad que este chico est en todo. En el centro se enmarca el Palacio de la Comuna y la Catedral, pintada de blanco con afiladas torres en aguja, que destacan en el conjunto. Desde el interior las vidrieras dan un colorido esplndido. Los edificios pblicos ministeriales conforman el entorno. Se aprecia un pas joven, que est apuntando los inicios del resurgimiento econmico tras los treinta aos de independencia, lograda con la guerra. Pasamos delante de un centro comercial moderno, que pudiera ser el de cualquier ciudad europea. Los taxis no lo son tanto, un carromato semi descubierto, con el asiento trasero de dos plazas que se llaman chopelas. Se divisa la zona portuaria y nos acercamos a la baha. El paseo es muy agradable, aunque el acerado es de arena, con bancos que se intercalan como miradores para disfrute de los viandantes. Regresamos subiendo por una zona residencial, de buena casta, entre otras mansiones se encuentra la casa del Presidente de la Repblica.

La clnica es privada, se ve que hay varios especialistas, pues en la sala de espera hay bebs, nios y toda clase de pacientes. Tiene habilitada una alfombra y varias cajas con juguetes que son ofrecidos por los auxiliares a los pequeos. El ritmo es sin prisa, caracterstica que notablemente es propia del pas. Toi ha llevado sus informes mdicos, que en manos de Fray Pedro son vistos por la Doctora, que opina que de iniciar otro tratamiento es necesario valorar analticamente los parmetros de su sangre y no lo encuentra factible. Hay que esperar que DHL cumpla su misin. De vuelta, Pascual, hace alguna gestin sobre los frenos del coche, 14

que ha de estar a punto porque se viene con nosotras hasta Namaacha, para iniciar nuestras vacaciones. Es impresionante la destreza que tiene conduciendo y a la que nos vamos acostumbrando, porque nuestro ngel de la guarda, debe hacer horas extras y a destajo. Llegamos a casa al atardecer, estn concluyendo el rezo de vsperas y nos incorporamos a la oracin, como han celebrado la Eucarista, la Madre nos da la comunin. En la cena contamos nuestra aventura y nos disponemos a descansar pronto. Hay que preparar las maletas, tratando de agrupar el equipaje lo ms posible. Saldremos a las cinco de la maana, la distancia a recorrer es de unos seiscientos kilmetros. Pas un da, pas una noche, el da cuarto. Las Hermanas estn levantadas para despedirnos, nos han preparado el desayuno a pesar de ser temprano y unas viandas para el camino. Salimos sobre las seis. Todo un episodio acoplarnos en el coche, prestado por el Provincial de los Franciscanos, un Toyota con ocho plazas y aire acondicionado. Delante el padre Jos para dar palique a Pascual, en la zona media las madres Julia y Toi y entre ellas Sor Cruz y en la posterior, Juana que es bajita, aunque ancha de trasero, Sor Rosa y entre ellas yo. Las posiciones sern inamovibles, porque realmente no se poda hacer de otro modo. Desde ese momento y los prximos cuatro das, puede decirse que el vehculo se convirti en nuestra capilla andante, pues aprovechamos los tiempos de desplazamientos para rezar. Sor Rosa y yo de lectoras y como hasta la capital mediaba ms de una hora, llegamos hasta tercia. Pascual no se cansa de conducir, pero despus de cuatro horas.. Por fin se detiene, estamos en Xai-Xai. A pie de carretera tenemos varios establecimientos, entre ellos una panaderapastelera dnde trabaja su padre. Es un hombre de unos cincuenta aos, rudo y deteriorado, como corresponde al lugar, que vive con otra mujer. Compra pan para llevar a su madre y nosotros unos pasteles para postre y las bebidas para el momento de tomar los bocadillos. La pastelera me recuerda a las portuguesas, con el mismo surtido de pasteles y por modelos de tartas. Otras dos horas de coche y paramos en un mirador desde el que se divisa el lago Quisico, el paraje es muy verde y con abundante flora. Nos sientan de gloria los bocatas y los pasteles y el estiramiento corporal. Ya hemos pasado al distrito de Zavala, pero an nos resta otro tanto hasta llegar al primero destino Homone y avisamos porque bamos un poco retrasados y no llegaramos para el almuerzo.

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La familia franciscana en sus ramas femenina y masculina trabaja en una misin que abarca varias comunidades y un amplio territorio. All nos recibe el Felipe y aunque fuera de horario, tiene preparada la mesa. Una variedad de platos que todos hacemos el esfuerzo de no despreciar. Nos acompaaron y ayudaron las hermanas hormigas, que deambulaban por la mesa y por los platos con toda tranquilidad. Mejor no mirar el contenido de la cucharada!. Mientras tanto ha descargado una nube tropical. Ya doblemente repuestos hacemos una turn, primero por la casa, luego por todo el centro. Las instalaciones son enormes. Tienen una maternidad, el Hogar Santa Clara para la formacin de chicas jvenes, una granja escuela en la que se consigue la formacin profesional de Agente Rural o Tcnico Medio Agropecuario, y trabajan el campo desde la siembra hasta el descaque del arroz por ejemplo, toda la secuencia de los cultivos. Otra zona es de aserradero, ya que cuentan como materia prima con madera y trabajan la formacin de esta familia profesional. En el internado hay unos 70 jvenes. Adems en la misin se trabaja con las familias que participan en la tarea educativa, en el proyecto que se denomina Escuela Familiar Rural, financiado por en parte por el Ministerio de Educacin y otras instituciones. En la granja el Fray quiere regalar un conejo a las Hermanas. Dios mo, lo que faltaba! Con que facilidad lo apres por las patas. Menos mal que pudimos convencerle de que sera ms idneo en otro momento. A pesar de la lluvia, nos vamos a recorrer las instalaciones. Pasamos por una de las casas habitada por terciarias franciscanas, que nos saludaron encantadas. Otro casern grande que en otra etapa fue noviciado, alberga ahora a los jvenes que trabajan en la machamba, es decir en el campo. Subimos hasta la Iglesia, cerca las escuelas de primaria, que son estatales y las viviendas del profesorado.

Otro edificio es llevado por las misioneras franciscanas. Nos ensean su humilde convento, me recuerda mucho a las hermanas de Tliga, la capilla es una habitacin pequea, el sagrario es una talla de madera, con forma de mortero y maza, muy singular. Nos detenemos un momento: Seor, con cuanta sencillez se sigue tu obra! Que entrega la de estos misioneros que estn gastando su vida, por Ti, en ste pueblo! Sor Cruz est que se sale, por todos sitios va encontrando a religiosas o jvenes conocidas. Otra zona, sin duda la ms impactante, es la residencia de mais mayores. Se han construido unas 20 habitaciones, para asistir a mujeres ancianas que son abandonadas por su familia. La media de vida es de unos 55 aos, por lo que llegar a los 70 es impensable. Es inexpresable la acogida que tuvo nuestra visita. Nos saludaban, cantaban y hasta bailaron para agradecer las pocas pastas y galletas que les ofrecimos. Lo increble es como a pesar de sus condiciones de deterioro conectivo se ayudan las unas a las otras. Unos fogones de lea servan como toda cocina. Alrededor cultivaban ellas mismas el campo que les proporcionaba verdura y cereales para sobrevivir. Fray Felipe nos coment que son un estorbo llegada cierta edad, cuando ya no sirven para llevar el peso de la familia, se desentienden de ellas, de forma que los misioneros las recogen y les prestan la atencin y cuidados necesarios hasta su muerte. Era notable el cario que le tienen, con qu jbilo le recibieron. Nos marchamos conmocionados, creo que ninguno podr olvidar ese lugar, por las miradas de ternura y confabulacin que nos dispensaron las ancianas. 16

La iglesia est en el centro de la misin, desde la torre la campana llama cada domingo a la misa. Ya de nuevo en ruta, rezamos el rosario y las vsperas y pusimos en el corazn de Mara toda aquella realidad tan injusta y tan cruda. La lluvia era ya ms tenue y la tarde haba quedado como nosotros entristecida, hasta Pascual tomo un camino equivocado, aunque con la certeza de que nos conducira a la carretera general, de la que la misin distaba bastantes kilmetros que hicimos por tierra batida. Y fue esa tarde cuando comprend por qu slo estaba pintada la raya del medio, casi siempre contina. No est escrita, pero hay una norma de circulacin que funciona, podemos llamarla de prepotencia, de forma que el vehculo mejor hace una seal sonora al que lleva delante para que se aparte a la derecha y no hay inconveniente en saltar al centro de la carretera y aunque en sentido contrario veamos a otro venir, tambin este se desplaza, porque nadie tiene asegurado el vehculo y un roce o siniestro supone la prdida del mismo. Y como debamos estar en Inhambane a las seis, hora de la Eucarista, fue necesario circular casi de continuo por la raya del medio sin desmarcarse a izquierda ni a derecha, pues aumentaba el flujo circulatorio conforme nos acercbamos a la capital del nuevo distrito. Ya obscureca cuando comenzamos a divisar la baha y las luces que la circundan. Son unos 40 kilmetros de costa, donde de forma suave se adentra el Canal de Mozambique. Con velocidad de vrtigo, algunos sobresaltos y golpes cardenalicios, llegamos a la Catedral, a pi de costa, en el momento justo de comenzar la misa, muy concurrida y participada por aclitos, lectores y coro. Pascual nos acompa, va a terminar convirtindose.

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Nuestra sorpresa fue cuando supimos que la Catedral formaba parte de la hacienda franciscana y que la residencia se encontraba justo al lado. Nos recibi el Padre Amaral, un encanto de persona, transmita la paz y el bien que San Francisco perpetuara, con su sola presencia. A la Madre Ignacia en estos das le retumbaran los odos, pues en cada parada se daba detalle del motivo de la suspensin de la inauguracin del nuevo Monasterio y tambin a nuestras hijas, por aquello de ellas son madres de ., al hacer las presentaciones. Cumplido el primer ritual de conocer la estancia y asignadas las habitaciones que contaban con cuarto de bao, agua y ventilador, es decir de hotel de cuatro estrellas, pasamos a cumplir con el segundo, que no poda ser otro que una suculenta cena, acompaados por la comunidad: Con Fray Eduardo, un hermano angoleo, que presidi la Eucarista y del que no puedo recodar su nombre. Otro de los componentes se encontraba fuera. Esa noche, el cansancio nos pudo y tras hacer una visita al Santsimo en el oratorio y rezar completas, con el agradecimiento al Seor por cuanto nos haba regalado, nos fuimos a descansar, con el placer de recibir una buena ducha por fin, adems de necesaria, pues la temperatura media de noche era de 30 grados. Hace mucho calor!. Conversando en la cena, el P. Amaral nos ha diseado el programa que haremos durante los tres das que pasaremos aqu. Maana sbado, el tiene que atender a primera hora a los catequistas y preparar con ellos la seleccin de los que recibirn el bautismo en las prximas fiestas Pascuales. De que termine marcharemos la misin de Guina. Invita a las Sores a la Eucarista con laudes que se celebrar a las seis y nos convoca al resto para desayunar a las siete. Pas un da, pas una noche, el da quinto. Juana, Julia y yo nos levantamos puntualmente para ir a la Catedral. En un lateral, con entrada desde la calle, tienen una capilla pequea para celebrar a diario. Nos acompaan las Hermanas de la Consolacin con las que conversamos a la salida, con un grupo de seis u ocho novicias. Casi todas las comunidades cuentan con una furgoneta para poder hacer los transportes. Hoy hemos podido darnos mayor cuenta del entorno tan maravilloso que tenemos. Estamos sobre una pequea elevacin, junto al paseo martimo de la baha, con unas vistas excelentes. La casa est rodeada de una zona ajardinada y como vecino el Presidente del Distrito, con una gran mansin, por lo que vivimos constantemente vigilados. Verdaderamente los polticos y los religiosos siempre supieron elegir los mejores enclaves. En el desayuno Sor Rosa ha probado una papilla, invitada por el Padre. Una instantnea de crema de arroz, cmo me he acordado de Sor Mara Clara!. Tambin hemos conocido a Magdalena, a los que todos llaman cariosamente mam, la trabajadora que atiende la cocina de la casa.

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Como hemos de esperar la disponibilidad del P. Amaral salimos fuera a disfrutar de la brisa y empaparnos de la Palabra, con el rezo del oficio divino. Pero nuestro chico de confianza, que piensa por todos, ha localizado al Padre Amaral y acordado con l que nos avise a su mvil cuando haya terminado, de tal forma que nos propone hacer un recorrido turstico por los alrededores, que todos aceptamos. Transitamos por la zona militar y el puerto naval. Parece que estuviramos en otro pas distinto al de ayer. Bordeamos la costa por una zona residencial de gente bien acomodada y nos adentramos por la cuidad. Si una cosa hemos aprendido de los mozambiqueos es lo orgullosos que estn de su pas y de cualquier cosa que pueda ser extraordinaria. As pues nos llev a una fbrica de obtencin de fibra natural, con el aprovechamiento de la cscara del coco. Est regentada por un portugus, que amablemente nos ense la instalacin y la cadena de produccin. Se realizan colchonetas, unos bloques que se utilizan para conseguir mantener la humedad de las plantas y dos derivados ms en viruta y polvo que se aprovecha en jardinera. Los productos son exportados a Sudfrica. Nos adentramos en una barriada humilde, hasta llegar a un pequeo embarcadero. Algunos nios merodeaban por all y enseguida nos acosaron, sobre todo cuando vieron aparecer un caramelo. Volvemos a la residencia y an no estaba disponible el Padre, de modo que decidimos pasear, hasta llegar al espoln del embarcadero dnde unas pequeas embarcaciones hacen la travesa de orilla a orilla. Desde el puente, hay pescadores que sueltan un hilo con una miga de pan atada y consiguen pescar bien para venderlo o para llevarlo a la mesa.

Finalizada la tarea del P. Amaral, nos acomodamos entre los dos coches, los mayores con Pascual y las Sores y yo con el Padre. Visitaremos el centro catequtico de Guina que est como a media hora de distancia. Nos ha ido contando la dedicacin tan extraordinaria que tienen los catequistas, que son ellos los que llevan las comunidades adelante, tras haber recibido una preparacin de dos aos. Hoy se celebra en este lugar un encuentro de formacin para toda la familia franciscana. Llegamos en el momento de la pausa, pero nos hicieron sentar entre ellos y explic el Padre el motivo de nuestra visita. Se presentaron uno a uno, podran ser unos treinta y nos hicieron presentar tambin a todos nosotros. Nos hicimos una foto de familia. Qu grandeza ver tantos religiosos y religiosas jvenes y adems nativos. Cuanto loco de amor por Ti, Seor, cuantos caminos de santificacin.

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Visitamos el cementerio de los mrtires. El 22 de marzo del 92, la guerrilla hizo una intromisin durante la noche, prendiendo fuego a las casitas de las familias de la misin. Murieron 32 personas entre adultos y nios. Hoy se venera como un lugar sagrado y se celebra la eucarista cada ao, en conmemoracin de la sangre derramada por los inocentes. Tambin nosotros conducidos por el padre, levantamos nuestra splica al cielo. Hacemos un breve recorrido por las instalaciones de la misin: la casa de los franciscanos, (lstima que estaban ocupados pues fue el nico sitio en qu visualic una cafetera exprs), un centro de ambulatorio y maternidad, las escuelas y 32 viviendas para las familias. Tambin se encontraba cerca la casa de las religiosas. Regresamos a casa para la comida, que haramos solo nosotros, ya que el Padre Amaral se qued en la misin y desde all, con el resto de compaeros marchaban para celebrar un funeral, del padre de un misionero, no sin antes dejar sugerido a Pascual el programa que podamos hacer hasta la hora de la cena, siempre aprovechando el tiempo del coche para completar el rezo de la liturgia y comentar lo ms impactante.

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Repuestos y descansados, con mi toalla y baador, nos ponemos en marcha hacia las playas, no sin antes detenernos en el mercado central de Inhambane, pues ya tenamos mono de no haber hecho ninguna compra. El ajuste de precio, es siempre mediante la tctica del regateo. A decir verdad a m no se da mal, quizs por la prctica que hice en el viaje a Jordania, instruida por el P. Pedro, que siempre aseguraba que el valor de las cosas era menor del 50%. Algunas mercaderas llenaron el maletero: capulanas, cesta y sonajeros de mimbre, mortero y hasta msica africana. Nos desviamos por una va de tierra, dnde a derecha e izquierda se porticaban algunos hoteles, pues no muy distante se encuentra el parque nacional de Pomene visitado por turistas, por ser una reserva dnde se puede ver la fauna salvaje en su habitad, cosa que ahora est teniendo xito como destino turstico entre los europeos. Fue as como nos encontramos ante la entrada de un lujossimo hotel, el Flamingo Bay, en Barra Lagoon. Est construido con muy buen gusto, ya que la estructura es de madera, cubierta con techumbre de hoja de palma, muy acorde con el entorno, pero con toda clase de servicios. Cuenta con unos apartamentos, sobre el agua, con el suelo de cristal, ya que tambin es rica la zona en las especies marinas, sobre todo de moluscos; para acceder a los mismos hay varias pasarelas, que conducen tambin al embarcadero, piscina y servicios comunes del hotel. Vamos, una pasada en toda regla para perderse del mundo.

Continuamos la ruta hacia Tofo, y nos detenemos en una zona de la playa que est ms solitaria, pues el agua an queda distante. Que algaraba la de Sor Rosa y Sor Cruz que ya remangadas y sandalias en mano, quieren gozar de la placentera sensacin del oleaje del mar en sus pies. Es una playa virgen, de fina arena, el agua est transparente y suave. Advierto que hay una medusa y me zambullo en las clidas aguas del ocano ndico, por primera vez en mi vida. Despus del calor del da es un regalo, como a m me gusta, sin necesitar de la exposicin al sol y entrar, una nadada y salir. Claro, tener la ocasin de picar un pi de una monja con hbito es una oportunidad inslita, debi pensar la medusa y he aqu que picotazo a Sor Rosa y chupadita a Sor Cruz. Slo tenamos una toallita de alcohol para calmar la escocedura, pero hubo suerte y no le dio demasiada reaccin. De all anduvimos hasta la zona ms movida, con algunos chiringuitos, puestos para vender refrescos y un ambiente poco saludable.

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Ya se pona el sol, pero an Pascual guardaba para impresionarnos la visita a la playa de Tofino. Se asentaba sobre un terreno volcnico, que agrietado por la penetracin del agua, formaba curiosos promontorios que se asomaban al mar y pequeas calas. Tambin la luna se asomaba con nosotros para contemplar tan bello paisaje. Y deshaciendo el camino, con la luz interna del coche encendida, pudimos alabar a Dios, sin cansarnos de dar gracias por la jornada vivida. El P. Amaral ya ha regresado y compartimos la cena. Siempre aprovechamos su compaa para que nos instruya con su sapiencia y nos cuente algo de su trabajo. Es un hombre muy culto, estuvo estudiando en Roma varios aos. Ahora por ejemplo, es uno de los componentes del equipo diocesano que est traduciendo la Biblia en lengua nativa. Nos ha contado como se estructura la familia, ya que la autoridad recae siempre en el varn. Por ejemplo, para otorgar el permiso a los hijos/as para abandonar la casa, es necesario el consentimiento del pai (padre) y del resto de los pais del clan familiar, que seran en nuestro argot los tos, carnales o polticos, sin embargo la mai (madre), no cuenta, siendo ella la que hace el trabajo del campo y cuida de la casa, y si trabaja fuera del lugar dnde vive, el cuidado de los pequeos recae en las otras mais (tas o abuela). Nos relataba aquel pasaje del evangelio, en que le dicen a Jess tu madre y tus hermanos, te esperan y que muchos interpretan y creen que el Seor hubiera tenido hermanos y comenta que ignoran que tambin aqu, se consideran hermanos los miembros de una familia, ya que la figura de primo no existe. O nos advierte sobre la malaria, que por haberla contrado siete veces, sabe por experiencia que solo en el hospital de enfermedades tropicales de Lisboa, saben tratarla. De hecho sospecha que en estos momentos la est incubando, pues tiene sntomas de malestar, parecidos a la gripe, pero no le asusta, pues sabe como tratarla. Quera acompaarnos a dar un paseo por la baha, pero tiene un dedo del pe con una ua infestada y todos consideramos que es mejor dejarlo. Nosotros vamos a rezar completas a la brisa del paseo y a terminar el rosario que dejamos a medias y as concluimos este da de sbado. Pas una noche, pas un da el da sexto. Hoy es domingo, da del Seor y nos vamos adentrar en la selva, para celebrar la misa con dos comunidades del interior, as lo ha dispuesto el P. Amaral. Tenemos que recoger al P. Enrique, franciscano nacido en Palencia, en la misin de Jangaurio a las ocho de la maana. Se une a la comitiva otro vehculo, con otro Padre y algn novicio, que atendern ms en el interior a otra comunidad. Pascual va muy ilusionado, pues nos abandonar por unas horas y podr encontrarse con su mai, que suele bajar los domingos a esa eucarista. Varios Kilmetros de tierra batida y ya se divisa el tejado de la iglesia. Una construccin rectangular de palo que sostiene los telones de hoja de palma. Unos tablones sern los bancos. Fray Enrique viste hoy el hbito franciscano, es costumbre ponerse las mejores galas, tambin todos los miembros de la comunidad. Sobretodo impresiona en los varones, verlos con traje de chaqueta y hasta corbata en medio del boscaje; adems porque se detecta la amplitud de talla en la mayora, pero lo importante es estar bien vestido, para el encuentro con los parroquianos y el Seor. No se estila el sentido del ridculo. Que acogida hacen al padre, con cantos, toque de tantanes y otros instrumentos de percusin. Claro, es de entender, solo se les ofrece esta oportunidad cada dos meses, pues un solo fraile atiende 14 o 16 comunidades en esta zona, y por tanto lo habitual es que se celebre la liturgia de la palabra, que dirigen los catequistas, no tienen las oportunidades que los catlicos en Espaa. Hace mucho calor pues est avanzando la maana. No hay prisa, nos ha dicho que la Misa se iniciar cuando estn todos, mientras los saludos, la preparacin del ritual, el ensayo de los cantos. Todos traen algo para compartir, arroz, frutas y hasta el agua. Unos van colocando la 22

bancada y esterillas, otros el altar y sillas para el sacerdote, aclitos e invitados. Las madres han buscado un espacio al resguardo del viento para ir cocinando el gape. En el suelo, abriendo unos agujeros, inician la fogata con las cscaras de los cocos, unos palos que se van consumiendo y a la vez sostienen las perolas. Se aprovecha el agua del fruto para hervir el arroz, con la ralladura de este y unas hierbas que han cosechado all mismo y listo el men dominical. En otro fogn, los menduines machacados, servirn de salsa para acompaar una verdura.

Mientras tanto, los nios han curioseado con nuestras cosas. Les encanta hacerse fotos y luego sorprenderse con la magia de estar en la pequea pantalla de la cmara. Que algaraba se suscita al reparto de los caramelos, como polluelos alrededor de la gallina. Sor Cruz no desatiende ni un momento la posibilidad de catequizar, las adolescentes estn ensimismadas escuchando la historia de su vocacin. El P. Enrique est administrando el sacramento de la penitencia. Sobre las diez, parece que est todo a punto. Una nia de 10 aos se sube a una silla de terraza para dirigir los cantos. Solo con el ritmo de su cuerpo es suficiente para no perderse entre las notas, que toman un color de ritmo y danza y se abre el desfile procesional hasta el altar. Cmo hemos recordado a Sor Clara, vaya directora de canto autodidacta que tienen. El Seor hace llegar sus dones donde quiere. Celebramos el primer domingo de Cuaresma. Hay algo que me ha gustado de la celebracin eucarstica: se arrodillan los fieles durante el rezo del yo pecador, en actitud penitente y sin embargo se acomodan sentados durante la lectura del Evangelio, sin hacer distincin entre las lecturas. A la invocacin El Seor est con vosotros, que hace el celebrante, se responde el est en medio de nosotros, sin que pueda dudarse de la presencia de Jess en medio tambin cuando nos reunimos en su nombre. No todos se expresan en la misma lengua, por lo que el portugus ha de ser traducido por uno de los catequistas en lengua nativa. La celebracin adems tiene un sabor especial, la comunidad de Mongo, es acompaada por otra cercana ya que se administra el bautismo a cinco nios/as y se hace el escrutinio para la presentacin de los catecmenos adultos que recibirn el sacramento en la Pascua. Las jvenes participan de forma muy atractiva con las danzas. En el ofertorio se entregan las ofrendas, que el padre portar a su casa de misin. Da tiempo a imbuirse en el misterio eucarstico. Antes de concluir, nos presentamos cada uno de nosotros y abrimos nuestro corazn. Yo me crea estar en el paraso, pude expresar la gratuidad que senta mi alma por el privilegio de estar all, de forma que si no hubiera conocido la existencia de Dios, me hubiera bastado esta celebracin para encontrarlo. Que sana envidia. Este prescindir del reloj!. Han pasado tres horas de alabanza y jbilo, quien lo dira.

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Para paliar nuestra sed, suben a una palmera a recoger cocos frescos, nos ensean a abrirlos y beber de ellos, que tiene su arte. Los nios, que durante la celebracin han estado super tranquilos, ahora corretean de un lado para otro buscando el mejor ngulo para salir en las fotos. La comida est lista, el amor concreto tambin aqu se manifiesta hacia nosotros, no s de dnde sali, pero un pollo asado completa nuestro men. No hay protocolo, una mesa sencilla solo los platos y escasos cubiertos, protegidos del sol. El resto estn fuera, los nios sentados en crculo de seis u ocho comparten el plato de arroz que est en medio, solo necesitan sus manos para llevarlo a la boca. Una de las madres, con una jofaina ir al terminar limpiando sus dedillos. De postre meduines y castaas. Todo ha quedado recogido en el exterior y nos piden que nos sentemos. Seremos obsequiados con una exhibicin de danzas y cantos africanos. El ambiente es de verdadera familia. De forma espontnea tambin las mayores, algunas bastante ancianas, se echan al ruedo. Cmo sienten la msica! Hasta nuestro Pascual, que ya ha retornado, se contonea dejndose atrapar por el ritmo. La despedida es apotesica, aclamaciones y gritos que penetran hasta lo ms profundo y que mucho me temo nos va a costar olvidar.

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Y aunque el espacio del coche era reducido, se necesita un milagro, pero el P. Enrique ha de volver con nosotros hasta su casa, que ya con ms calma nos ensea. Es una construccin colonial bastante amplia, para el nmero de hermanos que la sostienen. Una habitacin est dedicada a la cra de pollos, en el exterior cultivan la machamba. La cocina es un pequeo habitculo separado del inmueble, casi da terror entrar en ella, el humo de los fogones de lea fijado a las paredes es centenario. Las grandes ollas y sartenes que cuelgan, apenas se vislumbran, por el color aejo que las envuelve. Nos quedamos atnitos. El P. Enrique se ha dado cuenta y comenta que estn bajo la proteccin de San Antonio, que les exime del clera. Verdaderamente ha de ser cierto!. As se vive la fe que mueve montaas. Saludamos a Juana, una anciana que les hecha una mano en las tareas culinarias. Despus supimos que era la ta del P. Amaral. Tras un rato de tertulia abandonamos el lugar, con el sentimiento de dejar atrs algo sagrado.

Cerca de a Inhambane nos detenemos en Qumgama, para visitar a las Hermanas Hospitalarias de la Inmaculada Conceiao, fue la primera comunidad que acogi en su casa a las primeras monjas que vinieran de Soria. Tiene unas instalaciones preciosas, de una parte residencia con chicas internas, en contina formacin. De otra el colegio, con numerosas aulas, y en la parte posterior un huerto enorme. Los jardines estn exuberantes, nos comentan que no hay problemas de agua en esta zona por la cercana a la baha. En el refectorio nos ofrecen un zumo con pastas elaboradas por ellas. La armona y la exquisitez de las manos femeninas son un fuerte contraste, con lo visto en la misin. La pequea capilla, en uno de los corredores del claustro, es prueba de este buen gusto.

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Es un primor la capacidad de acogida que nos muestran por dnde quiera que vamos. Son las cinco de la tarde y todava Pascual queriendo aprovechar al mximo las ltimas horas, nos invita a visitar el aeropuerto que cubre esta zona meridional del pas. A pesar de estar derrotados fsicamente y emocionalmente, accedemos. La verdad es que los mozambiqueos estn orgullosos de lo que tienen, a nosotros el aeropuerto nos pareci casi privado, de hecho en el angar, estuvimos observando dos ultraligeros. Nuestro gozo en un pozo, pues realmente lo que bamos buscando eran tiendas para ojear o un buen expreso, pero nada de esto haba en el mini aeropuerto de Inhambane. Ya tramontaba la luz del sol, cuando llegamos a casa. Pascual era un reloj para esto, an sin tenerlo sobre la mueca y si el Padre haba dicho que estuviramos de vuelta sobre las seis, no se sobrepasaba ni un minuto. Habamos venido rezando en nuestro capilla andante, pero sin concluir el rosario que terminaramos despus de cenar, acompaados por la suave brisa. El P. Amaral dedica los domingos por la tarde a visitar a los enfermos de sida hospitalizados. Nos ha saludado en el jardn y pide que nos desinfectemos las manos. Qu coraje y qu santidad para amar a los ms dbiles, esto si que es estar sumergidos en la vocacin del nico amor: Jess Crucificado y Abandonado. En la cena compartimos con l la experiencia del da tan conmovedor que el Seor nos haba regalado. Hay que rehacer el equipaje y estar prestos para partir a las cinco cuarenta y cinco. Casi todos, superando el cansancio, pasamos por el oratorio, yo creo que tenamos tanto que agradecer que sospechamos no sera fcil conciliar el sueo. Pas un da, pas una noche, el da sptimo. La fraternidad franciscana volva a hacerse palpable, el desayuno estaba dispuesto al alba y aunque nos habamos despedido en la vspera, all estaba el P. Amaral para dispensarnos su adis. Ya nos acoplbamos en el coche en un santiamn y como primera cosa del da ponernos en presencia del Seor. Como hay tiempo de sobra, hacemos todo el oficio hasta tercia. Pasadas tres horas hay necesidad de relajar la musculatura. Nos detenemos. Es una colonia china, que est desarrollando un trabajo de ingeniera. Una vez que finalice el proyecto est previsto que en las casitas que ocupan los trabajadores se ubique una comunidad de Hermanas Clarisas, procedentes de otra dicesis del norte, donde han surgido divergencias con el Obispo, en su mayora angoleas. Visitamos el templo, custodiado por una familia cristiana que vive cerca. Necesitara una buena restauracin, de momento la comunidad local lo ha pintado por fuera y ahora lo estn adecentando por dentro. Lstima que las vidrieras que representan las escenas de la anunciacin, nacimiento y adoracin de los reyes, estn tan deterioradas, pues dan un colorido esplndido al templo. Saludamos a dos terciarias franciscanas, que nos ensean la infraestructura de la colonia. Con qu ardor esperaban la llegada de las Irmas!

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Una parada tcnica para repostar, calmar la sed y pasar al bao. Ahora nos desviamos siguiendo la ruta de la costa. Sobre las doce alcanzamos la arena, blanca y fina. ? La mar est serena, pues es una ra, en la que solo el viento mece la superficie del agua salada. Pero esta circunstancia no impide que la madre Julia y el padre Jos se ataviasen con su traje de bao y se sumerjan en las clidas aguas. Ya habamos concertado el almuerzo en un pequeo restaurante, regentado por una familia portuguesa, con vinculacin a Madrid, que nos atendi amablemente, sofocando nuestro calor en la terraza superior, donde tena instalado un sistema de pulverizacin de agua que refrescaba el ambiente. Aleluya, hay helados!. Caseros y de importacin, algo tan comn en el esto y sin embrago una exquisitez inalcanzable, que ya dbamos por perdida.

Vamos mal de combustible y Pascual comienza a inquietarse, porque la distancia entre surtidores es considerable. Pero este chico de recursos, encuentra la solucin. Ya en la carretera general, en uno de los muchos puestos de venta que se asientan en los arcenes, consigue gasolina de reventa, asesorado por un familiar, lo que para nosotros sera un primo, que da garantas de la venta. As es el mercado negro!. Teniendo dinero se consigue casi todo. Por la carretera te van acosando con la venta de langostas, s, langosta a buen precio, pero no sabemos si ser necesaria la proteccin de San Antonio, para no morir de indigestin, porque la temperatura al sol puede alcanzar ms de 35 grados. Tambin por esta zona ofrecen tarros de cristal con distintas salsas picantes, que sirven lo mismo para acompaar al marisco que a las carnes de aves. Ya estamos cerca de Maputo y como vamos bien de hora nos detenemos a unos 10 kilmetros antes, para visitar a otra comunidad de hermanas Hospitalarias. Tienen una residencia para chicas internas, en edad adolescente, en rgimen de internado y adems un complejo escolar dnde se imparten clases de todos los niveles a unos 1000 nios, en tres turnos. Damos un paseo por el jardn dnde tienen construida una capillita a la Virgen de Famita en forma triangular, a Sor Rosa le gusta la idea para el jardn de Valdemoro y bajamos hasta la huerta, que est bien cuidada. Como siempre, en el refectorio un caf con dulces.

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El P. Mrquez ha telefoneado a Pascual, para pedir asistencia en carretera. El coche con l viaja hacia Namaacha tiene problemas y no puede continuar. Nos espera para ver si se puede resolver el problema. Me pregunto si tambin nuestro hombre sabr de mecnica. Desde ese instante busca al pasar los mercados una cuerda fuerte, por si es necesario remolcar el vehculo y no ces hasta encontrar una buena cincha. Tras media hora se divisa, aunque sin sealizacin de avera, el Toyota. Llevan esperando tres horas. El padre iba acompaado por tres religiosas franciscanas, ya que se acercaba a celebrar la Eucarista con su comunidad y el noviciado. Una visual al motor, intento de arranque y tanto Pascual como el padre Jos, diagnostican que el disco del embrage est afectado. Hay que llevarlo al taller. El dispositivo se pone en marcha. Abandonar el coche en la carretera no es aconsejable. A unos metros hay una finca con un casero, pero no parece que contesten al reclamo de Pascual. En frete hay unas cabaas. Se acerca para pactar con ellos la custodia del vehculo, hasta que pueda volver horas ms tarde para llevarlo a Maputo, y se arrastra el coche hasta all. Mientras, llegaron las hermanas franciscanas, para poder llevar sus monjas, todos echan una mano cuando hay que solucionar un problema.

Este momento fue memorable. Mientras Pascual hacia las gestiones pertinentes el P. Mrquez haca entrega a Toi del famoso sintrn, que gracias a Dios y a su ngel de la guardia, ha llegado. Es una prueba ms de que el amor de Dios no nos abandona, aunque es necesario que nos ponga a prueba, para que nos ejercitemos en su confianza. Ya anocheca. Pasamos por casa, para tranquilizar a la Madre y como ya haban celebrado la misa y el Padre la celebrara con las franciscanas, a toda mquina hemos soltado el equipaje y 28

sin demora nos acercamos hasta su residencia. Est ya revestido el Padre y la comunidad dispuesta, las novicias visten un singular hbito, con capulana y blusa a juego, de tomo anaranjado, creo recordar que eran unas doce. Mi espritu recobra un sosiego inesperado, la intensidad de los das vividos se torna en un gracias inconmensurable ante este Jess que se hace presente nuevamente. Los cantos me trasladan muy cerca de pap, porque son del cantoral litrgico que aprendimos de jvenes con el Padre Ricardo, el paraso est tan cerca que la emocin me puede. Las lgrimas afloran cuando quieren. Regresamos andando gustosos, el aire fresco nos hace olvidar el calor sofocante de los das anteriores. En casa estaba la cena preparada y los corazones bien dispuestos a escuchar las experiencias vividas, por lo que no hay prisa para terminar. La madre nos pone al corriente de la situacin sobre el monasterio. Maana vendr el Ingeniero que dirige la obra y tratarn con l sobre la terminacin de la obra y entrega de llaves. Rezamos completas y con nuestros brtulos nos vamos a dormir, con asueto para el da siguiente. Hay que recobrar fuerzas. Como se ha hecho un poco tarde, an nos aguarda una nueva ancdota: las cancelas de entrada estn cerradas. Ser que no nos esperaban a dormir esta noche?. Saltar la valla no parece fcil. Palmas, sereno, canto. Por fin, algn odo sensible ha escuchado nuestro reclamo. Pas un da, pas una noche el da octavo. Nos pusimos de acuerdo para llegar de buena maana. Estn ya en la oracin. Como tenemos al Padre con nosotras y luego han de salir sin tener claro cuanto tiempo les llevarn las gestiones a realizar, continuamos con la Eucarista, laudes y tercia antes de desayunar. Hoy es jornada conventual en toda regla, as tras el ofrecimiento, la Madre distribuye las tareas: hay que organizar la mudanza. Yo hago pareja con Sor Tesera, hemos de embalar y desalojar el refectorio, con el esmero que requiere la loza y continuar si queda tiempo, por las imgenes y ornamentos litrgicos. Aprovechamos toda clase de cajas, papeles y hasta viejas mosquiteras. Todo con sus rtulos y bien sealizado. Percibo que coincidimos en el perfecto orden. Otras han de coser, para entregar el trabajo comprometido y cocinar un estupendo pollo guisado. El lavadero tambin est solicitado y por turnos vamos pasando. Como hemos vuelto a la ducha manual, aprovecho una de las aguas de enjuague para lavar mi pelo.Cmo se aprende a valorar el agua! Y cuan lejos quedan aqu las comodidades. Ser que est cerca la Hermana Pobreza?. La maana se ha pasado volando, cada uno haciendo la voluntad de Dios, en perfecta armona. La madre trae buenas noticias: El edificio ya est entregado. Maana se podr hacer el contrato de la luz, que hasta ahora es la de la obra. Despus de comer podemos empezar la limpieza. Sor Teresa toma nota de la hora de la buena nueva, para la historia del Monasterio.

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El equipo de limpieza se moviliza. Cubos y trapos en mano son trasportados a pi, ya que el coche del padre no estar arreglado hasta maana. Pero no hay tiempo que perder. Estamos en el ecuador de nuestra estancia y a cuatro das de la inauguracin. La Madre distribuye las tareas y siempre en obediencia nos ponemos manos a la obra. Las ms jvenes a fregar suelos a mano, el padre Jos los cristales y ventanas que tienen tres y la bailaera, que diran en mi tierra y el resto puertas, lmparas, celosas, hay para todos. Todava los obreros andan de ac para all. El Padre Mrquez, va repasando las deficiencias. Hemos comenzado por la planta baja, para si es posible maana traer muebles. Ya se apaga el sol, hora de la tarde fin de las labores. El amo de la via paga con la gracia y el privilegio de sentirme mimada. Las vsperas y la oracin me recuerdan que seguimos en el camino de la cuaresma, si bien las carencias de este pueblo creo que estn haciendo mella en m e inquietando mi persona y sobretodo mi aptitud evanglica. Como el equipo de cocina se ha pasado al batalln de limpieza, la cena ha sido ligera, a base de jamn y embutido, adems de higos secos, que le encantan a Sor Cruz y chocolates. Nos despedimos entre nosotros y del Seor con completas. Vamos a dormir a nuestra residencia. Hemos quedado en comenzar con la Eucarista a las siete para aprovechar bien la jornada. Hay que dormir deprisa, porque restan pocas horas. Pas un da, pas una noche, el da noveno. Despus de concluir la misa y la oracin con el oficio y reponer energa con el desayuno, la Madre dispone las tareas de hoy. Toi y Juana se quedaran custodiando la casa y haciendo la comida, ensalada de garbanzos y merluza, el resto no vamos para continuar con las tareas de limpieza y hasta es posible que la comida se haga en la nueva casa, ya que en cuanto llegue Pascual, con el coche del Padre Mrquez arreglado, empezar a trasladar enseres.

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Hoy comenzamos por la parte de arriba, hay siete celdas a cada lado, finalizando con el cuarto de bao que tiene dos servicios, situados en extremos opuestos. En las celdas hay un armario de mampostera, de tres cuerpos y un mini lavabo, con el cerco alicatado de azulejos blancos y toallero. El arquitecto tena previsto montar un espejo y qued muy extraado al decir las Hermanas que no lo necesitaban. Nosotras casi acabamos por acostumbrarnos, fue casi en los ltimos das cuando supimos este hecho, pudiendo poner apoyado en la mesa el magnifico cristal, que alivi sobre todo los apuros del padre Jos con el afeitado. Cada uno haca su tarea, durante aquella maana se me vena a la mente el pensamiento de lo absurdo que parecera para cualquier sensato, el haber llegado hasta Mozambique, para fregar suelos, sanitarios y puertas. Sin embrago, me repeta yo soy la esclava del Seor, que el haga conmigo cuanto dices (Palabra de vida propuesta para el mes de marzo). Ese que haga conmigo cuanto dices, era zambullirme en el amor de Dios, que se concretaba en no dejar pasar una mota de pintura, sacar las manchas de tinte rojo de las juntas, no cuestionar el porqu de los detalles. Me acompaaba con el canto y tambin valan esos momentos para la alabanza. A la hora del ngelus he coincidido con Sor Rosa, en la toma de agua y hemos rezado juntas. Tuvimos que ir a comer a la antigua casa, pues era ms cmodo para todos, con la tregua que proporciona el oficio divino, volvimos a la tarea. Lleg Pascual con Sor Maria que desde Zimbabwe haba ido a visitar a su madre despus de 17 aos y estara con nosotros hasta fin de mes. Que hermoso ver la alegra que produce el encuentro entre las Hermanas y como supera la relacin en Dios, a la humana.

Nos acompaan dos seminaristas que ha trado el prroco con ese amor recproco que cautiva de estas comunidades, para que ayuden a la carga y descarga que a partir de ahora ha comenzado. Cada vez que sonaba el claxon acudamos todos para hacer el traslado de las cajas. Ya ha quedado casi organizada la cocina, despensa y frigorficos que ha dirigido Sor Matilde y toda la casa, excepto las escaleras, han quedado limpias.

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Ya en la sobremesa, la Madre haba sugerido la necesidad de permanecer durante la noche en el monasterio, por miedo a que pudieran entrar los contrabandistas y arramblar sobre todo con las provisiones. Sor Rosa y Sor Matilde estn dispuestas a pasar la noche y yo tambin me ofrec, pues para m no resulta ningn problema, ni dormir en el suelo, ni en medio del campo, (lo hago a diario, no son las mismas circunstancias, pero parecidas). Sin embargo me haca ilusin ser de las primeras, as pues colchn al suelo y una capulana de sbana para acompaar mis sueos. Como era tarde, despus de la cena la Madre llam a las franciscanas, que tienen una furgoneta para que nos llevasen a las nueve de la noche. Viendo que se retrasaba insisti en la demanda y menos mal, porque crey que se trataba de las nueve de la maana. Pero siempre la disposicin es sorprendente y al instante nos recogieron. Se atisbaba el resplandor de la luna, que se colaba por el centro del claustro. All hemos dado las buenas noches al Seor. El da ha sido agotador, pero cuanta paz se respira en el silencio de la noche, despus de haber vivido proyectada hacia el otro. Mis desvelos vuelan hasta Soria y Valdemoro y doy gracias, en el recuerdo anhelado, por haber escogido como esposas a mis queridas hijas, por permitrseme en estos das conocer ms a fondo su vida comunitaria. Pas un da, pas una noche, el da dcimo. Muy de maana nos encontramos y como es temprano, pues hasta las siete no se celebrar la Eucarista y tardamos media hora en llegar, rezamos juntas laudes, entre el cantar de los gallos y el despertar de la naturaleza. Se goza del silencio y la calma. Caminando vamos hasta la casita, se mueven ya los mozambiqueos que estn instalando sus puestos al pi de la frontera. Una comitiva de coches espera, yo dira que esperan a alguien importante. La eucarista de hoy tiene un sabor especial. Ser la ltima de las que se celebre en este pequeo habitculo. Se consumen todas las formas. Quizs pase desapercibido a partir de ahora que es un lugar sagrado. Estaba previsto que la camioneta del Comunal (ayuntamiento), que recoge enseres estuviera a disposicin hoy para la mudanza, pero no ha sido posible. La solucin llega a travs de Pascual, previo pago de su importe, claro. El ha contratado un servicio de trasporte y llegarn a lo largo de la maana. Hoy la Madre quiere que Julia y Jos se queden, pues se les nota ya cansados, pero se empean en venir con nosotras para continuar la faena en el Monasterio. Se queda Sor Teresa, para organizar la recogida y Juana y Toi para hacernos la comida y terminar de recoger la cocina. Ya no queda demasiado y adems tenemos a Sor Mara. A media maana comienzan a llegar camas, colchones y muebles. En cada celda, una mesa de estudio y silla. Para la sacrista tres armarios metlicos, adems de tener bajo las ventanas, un armario corrido al que puse un suelo plstico. El despacho de la Madre, tiene un armario de mampostera y adems de la mesa, silln y confidente se instalan dos mdulos oscuros uno con librera y cajones y otro con puertas. En la primera sala al entrar, que es la del torno se van poniendo las cajas que tienen un destino an confuso y la segunda estancia que se corresponde con el locutorio, al que le falta la reja, las cajas para ir reubicando en sus destinos. Con delicadeza Sor Ins ha comenzado a ordenar la sacrista. Me un a ella y le he colocado desde la Navidad hasta los ms delicado: vinajeras, copones y clices para las solemnidades y capulanas y velas de todos los estilos y colores. Lleg al final de la maana un lote pesado que haba que subir a la planta alta, para amueblar lo que van a destinar por ahora a Capilla. A mitad de pasillo, han quedado sin la tabiquera divisoria dos celdas. Todava no saben si mantendrn all un oratorio o pasar a ser un estudio, con biblioteca y ordenador. Ahora queda bastante justo, pues estrenan doce sillas de madera, con tablilla debajo del asiento, muy prctica para reposar los salterios, libros de cantos, etcHe ayudado a Sor Ins y Sor Rosa a montarla. 32

En la planta de abajo ya se han podido instalar las mesas de formica que en forma de u componen el refectorio, con unas banquetas de madera. Han llegado los comensales, menos Sor Teresa que guarda la vivienda y estrenamos comedor. Ha sido tal el trajn nuestro, adems del de los obreros, que continan ultimando detalles, que nos parece que no se liquidan las cajas, ni que vaya a ser posible ver todo en armona a dos das de la bendicin. Por la tarde queda arreglada la habitacin que van a destinar para el Padre, o diramos hospedera, ya que tiene puerta al claustro y tambin se accede desde el pasillo exterior. En la sala de labor, las estanteras, mesas de mquinas y una gran mesa para cortar, el planchador.no hay modo de moverse. En un rinconcito se ve a la Madre, que entre pregunta y llamada telefnica va planchando casullas y albas. Con su sencillez y espritu de pobreza, parece no dar importancia a lo sucedido, pero se le nota afligida, no se perdona el despiste que ha provocado el suceso del telfono. Os cuento: Entre tanta tarea puso a remojo su bata, cuando fue a lavarla descubri que el telfono mvil permaneca en su bolsillo. El Padre Mrquez lo desmont, se puso al sol a ver si le curaba el mal del agua, pero se resista. Tambin el padre Jos, prob durante un da la tcnica del secador y casi lo consigue. Ya al menos se ilumina la pantalla, pero se interrumpa la secuencia, cuando intentaban teclear el pin. Confiaba en que pudiera funcionar, ya que pensar en tener que aadir un gasto ms, le haca sufrir. Atardece. La Madre me pide que toque la campanilla para llamar a todos a la oracin. Me recuerda al toque de campana que damos en casa cuando es el momento de que acudan todos. Rezamos vsperas y el rosario y permanecemos en la oracin. Es el momento de descansar en el Seor, s, porque aunque no est sacramentado, se percibe la presencia de Jess en medio y para m tiene el mismo valor. l lo dej claro: dnde dos o tres estn reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos. El Padre Mrquez propuso en el caf la idea de celebrar una Vigilia, ya que hoy dormiremos todos en el convento, pero no tenemos a Jess Sacramentado. Yo en broma he pedido a la Madre permiso para echar un sueecito, porque el cansancio se va acumulando y me pregunto en qu condiciones estarn los dems, pues nadie ha parado. Antes de la cena nos acerca el Padre con el coche a nuestra residencia a recoger las maletas y saldar la cuenta con las hermanas de la Preciossima Sangre. Los dems dejaron esta maana recogidas sus cosas, pero yo tengo que darme prisa, para no hacer esperar. Le agradecemos a la Madre superiora su amabilidad mostrada en estos das. Las novicias nos salen al paso para sacar los bultos y verdaderamente es un alivio. El Padre se interesa por ellas y sus estados de nimo. Las Hermanas han preparado la cena en el patio. Hay un conjunto blanco, de mesa y sillas de terraza y es muy agradable la temperatura. Pero no nos podemos quedar en este ahora, como si fuese el Tabor. Vamos a celebrar con sencillez pero solemnidad la Eucarista, al Padre le hace mucha ilusin que sea en esta primera noche, dnde arranca la vida de comunidad aqu. Una nueva ocasin para vivir en el Hgase. Necesito una ducha para afrontar este reto. Es una gracia que no haya escasez de agua en el nuevo Monasterio, que cuenta con un gran pozo dentro del terreno. La canalizacin llega hasta un aljibe, que hay debajo de la escalera, con un equipo de motor que sube el agua con una presin excelente. Son las diez de la noche cuando se deja sentir el toque de la campanilla. El Padre Mrquez est realmente emocionado y ha trasmitido este sentir a todos, hasta hacernos palpitar y disfrutar al ver cumplido su sueo. Con mucha claridad ha manifestado como vea el designio de Dios sobre esta obra, que consideraba solo Suya. El refuerzo de Sor Mara para el coro ha venido genial, pues han podido cantar en sona. Hemos terminado todos danzando y bailando, con la sensacin de haber contribuido a algo grande. Se me viene a la mente la 33

importancia del momento: el Seor permanecer aqu por los siglos de los siglos, desde este instante.

La luna pone su acento de luz en el firmamento. Ese encuentro con el cielo tambin a m me emociona. Las estrellas cubren la bveda del corredor. Qu maravilloso paraso! Os lo regalo a pap y a cada una de vosotras, como algo sublime. Pas un da pas una noche, el da undcimo. Nos hemos levantado algo ms tarde, para reponer fuerzas. Despus del oficio y desayuno la Madre distribuye las tareas como cada maana y hacemos el ofrecimiento. A mi toca ordenar su despacho. Lo agradezco infinito, pues tengo que recocer que soy funcionaria por vocacin y que me encantan los papales y el archivo. Empiezo por los medicamentos, que ya haba clasificado Juana y con algo de ayuda para no equivocar remedios, voy haciendo etiquetas para que sea fcil localizarlos. Hemos traido desde Espaa bastantes, adems de los que ya tenan. Lo mismo con los productos de aseo. En la parte alta del armario, coloco los archivadores con el proyecto de la obra, documentos de cesin y otros. En los cajones el material de oficina. Creo que cuando yo me jubile, ellas todava podrn seguir escribiendo, colorearn y no habrn gastado los potsis. Tambin las reservas que contiene un despacho de Madre Abadesa. El Padre no deja de mimarnos y ha querido que marchemos a comer de pic-nic. Hay unas cataratas a unos tres kilmetros y quiere que vayamos a relajarnos en medio de la naturaleza. Cmo negarse a tan extraordinario plan!. Adems supone un blsamo para las cocineras, pues llevaremos embutidos, ensalada y pollos asados al fuego que han encargado. El problema fue 34

el desplazamiento. De haberlo sabido y disponer de tiempo, hubiese merecido la pena ir caminando. Lo cierto es que en el cajn entramos a presin las monjas (siete) y yo; y en la cabina el resto, adems de las esterillas, la nevera y los pollos. As experiment el hacinamiento, que es la forma usual del transporte pblico, con la diferencia de estar entre monjas, a estar entre desconocidos y trayendo de vuelta algn cardenal adosado a mi hombro.

Verdaderamente, cuando se est en la Voluntad de Dios, se regocija uno y cuando se da se recibe el ciento por uno, pues hemos disfrutado de la naturaleza, de los manjares y de la msica, pues al estilo africano, hemos terminado en corro cantando y bailando. Por la tarde hemos concentrado todo el esfuerzo en acabar con las cajas y que est la casa lo ms ordenada posible. Yo fui a la sala de labor y al menos la gran mesa qued visible. Antes de comenzar los rezos vespertinos, hemos ensayado los cantos para la festividad de maana. Os podis imaginar que en portugus o en sona, era un querer y no poder. Menos mal que el Seor entiende todas las lenguas..... Me gusta el rezo de las vsperas dentro de la eucarista, sobretodo el Magnificat, antes de la oracin final, para dejarnos conducir como Mara, .porque el Poderoso ha hecho obras grandes en m. Antes de la cena se organiza la cocina e incluso se adelanta la tarea para el gape de maana. Esperamos al Padre General y que vengan la madre y hermana de Sor Mara, tambin los sacerdotes se quedarn al almuerzo. Cmo se disfruta del silencio de la noche en el Monasterio, lstima que no podamos posponer la hora de ir a dormir. Estando en esta tesitura Sor Rosa, Sor Matilde y yo nos damos cuenta que no podemos dejar pasar la solemnidad de San Jos por alto, por coincidir con el da de la bendicin de la casa. Quizs an no era demasiado tarde y sabiendo que ya estaba dispuesto hacer chocolate para desayunar..pues nos bajamos a la cocina y dejamos en remojo pan en leche para hacer torrijas. Slo se sobrevena un problema, quizs a las seis de la maana ya habra demasiada ocupacin en el fogn, quien dijo miedo!, pues nos bajamos a las cinco; por lo que antes de amanecer ya estbamos en danza. Mientras se frean los panecillos y con la ayuda de San Antonio para que no murisemos de salmonelosis, (pues los huevos que tenamos no eran precisamente frescos) preparamos un bolo, para ofrecer a nuestros invitados. Aunque el inicio de la jornada estaba previsto a las seis, la madre Julia apareci antes de tiempo, descubriendo nuestra sorpresa. El padre Jos volvi a limpiar todos los pasillos, mientras nosotras cantbamos laudes y se rezaba el oficio. El desayuno fue festivo, recordando vuestro noviciado e implorando una vez ms la proteccin de San Jos. En la mesa una florecilla y estampa del custodio acompaaba cada cubierto. Los tantanes se hacan sonar. El valor de lo sencillo, se recrea en el ambiente y los lazos de fraternidad se fortalecen. 35

Despus de este fantico desayuno, cada uno en santa obediencia vuelve a su tarea. Yo estoy encantada. La Madre me ha propuesto ir con Sor Matilde a preparar el lugar para la celebracin de la eucarista, que se ha decidido que se sea en el porche de entrada al Monasterio. Esperemos que los obreros, que venidos de Maputo, realizarn la obra con pladur, del presbiterio de la capilla, no molesten demasiado. Primero limpiar y luego dignificar, porque sobre la valla metlica que separar en su momento la clausura y que cierra el recinto, se nos ocurre poner unas capulanas muy propicias para la ocasin. Hay que bajar todo el mobiliario, colocar los bancos, sacar los ms preciados objetos sagrados. Sor Ins y Sor Teresa marchan a la antigua casa para recoger flores del jardn, dejar las ofrendas que haremos las madres preparadas..y aprovechamos para hacer un donativo a los franciscanos para agradecer su generosidad. Ya sabis como me gusta la decoracin, por lo que disfrut muchsimo. Recordaba cuantas veces en casa acomodo tambin el jardn para celebrar el encuentro con el Seor y sin poder evitarlo recuerdo a pap y os recuerdo a vosotras, queriendo teneos cerca. Y es que se produce una explosin de jbilo cuando se conjugan el misterio eucarstico y la naturaleza llena del amor de Dios al mismo tiempo, introducindonos de alguna manera en el paraso, con el gozo de solo el Amor de Dios que nos deja tocar la plenitud de cerca.

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As de radiante en el alma y tambin en el cuerpo, pues todos vestamos traje de gala, celebramos con toda solemnidad, primero la bendicin haciendo un recorrido por el claustro y la misa, concelebrada por el prroco, al que acompa un seminarista, el P. Mrquez y el P. Ibodio, como autoridad eclesistica de la Orden Francisca. Como era da de fiesta, todos vestan el hbito y deben estar muy acostumbrados, como las Hermanas, a sufrir pasando calor, pues siendo las once y media cuando comenzamos el canto de entrada, finalizamos a las una y media. Y fue as que qued bendecido el Monasterio hasta que se pueda hacer oficialmente la inauguracin y comenzar la vida de clausura.

La fiesta continu con la mesa en el patio y los manjares que tan amorosamente nos haban preparado: entremeses de embutido variados, camarones (langostinos fritos en nuestro argot), 37

ensalada fresca, sopa de mariscos de primer plato y para elegir el segundo, carne o pescado en salsa y macedonia de fruta como postre. Sor Rosa, que est sentada a mi lado, ha aprendido a pelar el marisco sin mancharse las ma