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Encuentro de Experiencias Cartográficas Buenos Aires - Noviembre 2011 II Grupo Imagen, Memoria y Territorio Arte y Sociedad - CIDAC Filosofía Y Letras -UBA I I

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Encuentro de ExperienciasCartográficas

Buenos Aires - Noviembre 2011

IIGrupo Imagen, Memoria y TerritorioArte y Sociedad - CIDAC

Filosofía Y Letras -UBA

II

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Queríamos en principio agradecer a todos su presencia, y en particular tanto a los responsables del CIDAC,

Mirtha Lischetti y Juan Pablo Cervera, que han posibilitado la convocatoria en este ámbito y la difusión de este

encuentro, así como a Claudio Lobeto del Área Arte y Sociedad del CIDAC. Ámbito este que se inauguró en el

2011, aunque su venía trabajando desde hace más tiempo, por lo que también es una oportunidad para que se

conozca este espacio, y su importante tarea territorial en Barracas.

Querríamos ahora hacer una introducción en torno a quienes somos los que lo organizamos y cómo surge la

necesidad de este Encuentro. Somos el Grupo Imagen, Memoria y Territorio, y en estos momentos estamos

trabajando en el marco de la Imprenta Grá�ca Patricios, en la Escuela nº 2 (DE4) que funciona dentro las

instalaciones de esta imprenta recuperada por sus trabajadores. Más adelante (en nuestra exposición)

especi�caremos algunas cuestiones en torno a nuestro trabajo, pero por ahora diremos que el mismo lleva allí

unos 3 años, ligado al apoyo de la docente de Historia (en donde nuestro taller está incluido) Viviana Alonso y el

director de la Escuela Néstor Rebecchi. Y podríamos decir que es desde la realización de este taller, y los intereses,

di�cultades, preguntas que nos generó, fue desde donde surgió la primera necesidad de llevar a cabo este tipo

de Encuentros.

Semana a semana llevamos adelante nuestro Taller de Fotografía y Memoria, con la idea de recorrer el barrio y

poder así generar lazos con los vecinos y con el barrio, reconociendo espacios, lugares que en la cotidianeidad

no son tan tenidos en cuenta, a través de la fotografía. Después contaremos en detalle el trabajo en el Taller,

pero nos resultante relevante comentar que nuestro trabajo, tiene como antecedente otra experiencia. Un

proyecto que realizamos junto a Daniela Zampieri (con quien coordinamos el Taller) Este proyecto se llamó

Fotogra�ando Memoria(s), y brevemente, podemos decir que consistió en una serie de talleres de ensayos

fotográ�cos para jóvenes cuya temática era la “memoria”. De la forma amplia, ambigua, y diversa que esta

palabra es enunciada y recibida, y que en la contemporaneidad y en nuestros países, forma parte de debates,

políticas, que de algún modo intentamos actualizar y recuperar a través de la mirada de los chicos, y desde la

fotografía. Estos talleres los llevamos adelante en distintas ciudades de Latinoamérica (Buenos Aires,

Montevideo, Santiago de Chile, Lima, La Paz y Asunción) y a partir de ahí surgió un libro, llamado,

“Fotogra�ando Memoria(s) Huellas latinoamericanas”.

Y si bien fue una experiencia maravillosa, que nos permitió viajar, conocer gente, modos de ver, conocer debates

en torno al concepto de memoria que evidenciamos que conocíamos tibiamente, hubo algo a lo cual no

logramos encontrarle una fuerza de sentido en torno a nuestro trabajo, y tiene que ver con cierto desarraigo,

desacople de lo que fue el taller con lo que fue el propio vínculo de los chicos con su territorio, al menos el

vínculo nuestro con los chicos para pensar el territorio. Había allí algo que sentíamos estaba lejos de un trabajo

de cierta densidad que nos hubiera resultado más signi�cativa. Así todo, los talleres estaban guiados por

coordinadores locales que fuimos contactando, y que trabajaban en estas ciudades visitadas. Pero así todo

sentíamos que algo se nos escapaba en el valor si se quiere político de estas imágenes. Fue así que en nuestro

actual trabajo en Barracas, de algún modo más micro, empezamos a entender al territorio concreto (y simbólico)

como un elemento fundamental para pensar la memoria (y siendo que la memoria arraiga en territorios), de

modo más signi�cativo.

PRESENTACIÓNA cargo de Sebastián Russo

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Pensar el territorio en este sentido, permitiría que esas imágenes, esas indagaciones tuvieran una capacidad

de incidencia, de re�exión, y de arraigue experiencial mucho mayor. Es decir, encontramos de este modo una

más evidente implicación política de nuestro trabajo, política claro en un sentido amplio, en términos de poner

en tensión hablas, miradas cotidianas, modos de ver, experiencias.

Fue en ese entonces que comenzamos a indagar la herramienta cartográ�ca. De modos intuitivos, y orientados

al trabajo hecho por los Iconoclasistas, por las experiencias que en su página web (www.iconoclasistas.com.ar)

se narran y las herramientas para ser utilizadas que también en su página se brindan. Vimos así, en su utilización

dentro del taller, no solo la capacidad en términos de herramienta pedagógica, sino también y signi�cativamente,

los distintos modos que el mapa nos permitía de algún modo ceñir, delimitar una zona (un territorio) de trabajo,

para que ellos pudieran pensar en términos abstractos pero también concretos un espacio de experiencia e

identi�cación más cercana.

Así fue que comenzamos a sentir la necesidad de acercarnos a distintas experiencias que utilizaban cartografías

como herramienta de trabajo, de lo que derivó el 1º Encuentro de Experiencias Cartográ�cas”, con el objetivo de

intercambiar experiencias, conocer, acercarnos a otros usos de los mapas. Encuentro que se hizo en la FLIA,

a �nes del 2010, y del que participaron el Mapa Colectivo de la Paternal (Marina Etchegoyen y Julia Cossani), la

Comisión de la Memoria de La Paternal con su trabajo de Baldosas por la Memoria, y nuestro taller.

Y en ese sentido, luego de un segundo mapa realizado en nuestro taller, queríamos cerrar el año volviendo a

convocar a este encuentro de experiencias cartográ�cas, generando un ámbito que nos exceda, y que permita

que otros puedan conocerse, entrar en relación y compartir ideas, problemas, di�cultades, y formas de acción,

en torno a experiencias que trabajan territorialmente (en términos prácticos, pero también teóricos), a través de

imágenes (mapas, fotografías, y más), indagando problemáticas locales, e instando a recon�guraciones identitarias.

Quería entonces presentar a las experiencias que van a participar en este “2º encuentro de experiencias

cartográ�cas”: Iconoclasistas (Laboratorio de Comunicación y Recursos Contrahegemónicos de Libre Circulación),

Grupo de Ecología Política Comunidades y Derechos (GEPCYD / Instituto de Investigaciones Gino Germani - Fac. Cs.

Sociales UBA), Taller de Imagen, Memoria y Territorio (Escuela Gra�ca Patricios / Arte y Sociedad-CIDAC- FFyL UBA),

Centro de Educación Popular Feminista e Intercultural (Facultad de Ciencias de la Educación, UNCo), Proyecto

Nueva Cartografía Social de los Movimientos Sociales y sus propuestas educativas (Programa Interdisciplinario de

Docencia, Investigación, Transferencia y Articulación Social: Movimientos Sociales y Educación, Sec. de

Extensión, FFyL-UBA), y estaban invitados pero no pudieron acercarse gente del Bachillerato La dignidad de

Villa Soldati.

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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Instituto Gino Germani - Facultad de Ciencias SocialesUniversidad de Buenos Aires

Expositores: Carolina, Claudia, Facundo y Victoria

Grupo de Ecología Política, Comunidades y Derechos (GEPCYD)

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CONSTRUYENDO TERRITORIOS CAMPESINOS. LA CARTOGRAFÍA SOCIAL EN EL CONFLICTO POR LA TIERRA

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Somos el Grupo de Ecología Política, Comunidades y Derechos, un grupo de investigación de la Facultad de

Ciencias Sociales, del Instituto Gino Germani, de la UBA, que existe aproximadamente desde el año 2005 (si

bien no todos nos incorporamos en el 2005). Venimos trabajando desde la Sociología Rural en principio;

originariamente éramos todos sociólogos, después se sumaron geógrafos, geógrafas, antropólogos y

antropólogas.

Las temáticas que investigamos desde el 2005-2006 en adelante tienen que ver con el avance de la frontera

agrícola, transformaciones el modelo agropecuario en regiones pampeanas y extra pampeanas, y las estrategias

de los agricultores familiares, campesinos, ante las trasformaciones en el modelo agropecuario, ante el avance

de la frontera agrícola concretamente. En ese proceso de investigación, y con mucho trabajo de campo, fuimos

conociendo sobre todo en la provincia de Chaco algunas organizaciones campesinas, organizaciones que

nacen aproximadamente en la década de 1980, primero con reivindicaciones vinculadas a cuestiones

productivas y poco a poco centrándose en la lucha por la tierra, por este proceso de avance de la frontera

agrícola y de fuerte valorización de la tierra para el mercado inmobiliario.

La organización provincial chaqueña de campesinos con la que estrechamos lazos de trabajo conjunto es la

Unión de Pequeños Productores de Chaco. Es una organización provincial que se organiza por zonales en cada

departamento donde están organizados. En la UNPEPROCH hay zonales con delegado. Aproximadamente son

14 zonales en toda la provincia. Y esta organización que nace en los años ‘80 hoy por hoy se reivindica como una

organización campesina que lucha por la tierra. Es el principal problema que tienen debido a la irregularidad de

la tenencia de la tierra y de la fuerte presión empresarial que hay sobre la tierra por el avance de la frontera

agrícola. En este proceso de trabajo conjunto con UNPEPROCH, en paralelo a nuestro trabajo de investigación

y nuestras inquietudes (quizás más académicas como equipo de investigación), empezamos a desarrollar

trabajos de fortalecimiento, de formación conjunta, algunos de ellos vinculados con talleres. Se hicieron talleres

de lo que llamaríamos la memoria histórica, talleres sobre las ligas agrarias en la ex zona algodonera de Chaco,

otros talleres de formación, y llegamos al tema de la cartografía social como herramienta, como metodología

de trabajo.

Cómo nos acercamos a la metodología de mapeo colectivo o cartografía social En principio conocíamos la experiencia brasileña de lo que se llaman comunidades campesinas e indígenas,

ellos lo llaman comunidades tradicionalmente ocupadas y que tenían un trabajo fuerte en relación al mapeo

colectivo, con la difusión de cartillas donde se presentan las comunidades tradicionalmente ocupadas, con la

confección de sus propios mapas, que son mapas de la resistencia y que hacen al fortalecimiento de las

comunidades campesinas e indígenas. A partir de esa experiencia que nosotros conocimos y en relación a que

el principal problema en Chaco (con el campesinado en Chaco) es el problema de la tierra, el avance de la

frontera y la fuerte con�ictividad que se generaba en torno a la tierra, establecimos una propuesta de trabajo

entre GEPCYD y UNPEPROCH de trabajar sobre los mapas campesinos, sobre los mapas de la organización, con

la metodología de la cartografía social.

La primera actividad que hicimos en relación a la cartografía fue en el año 2009, convocamos conjuntamente

entre GEPCYD y UNPEPROCH un taller de formación con los delegados de la organización de todas las zonales

Page 6: Cuadernillo II Encuentro - Web

en Resistencia, Chaco. Lo que se hizo fue mapear el estado de situación provincial en relación al problema de la

tierra, donde aparecieron distintas cuestiones vinculadas a la coyuntura, al avance del agro negocio, de la

situación de la tierra pero también vinculadas al desarrollo campesino ahí, en relación a lo productivo, a lo

cultural. En el mapa que es resultado de este taller se marcaron distintas referencias. La zona marcada en color

amarillo indica la presencia de comunidades campesinas, después hay una zona verde punteada que marca el

avance sojero, el avance del agro negocio, con unas �echas que van hacia el norte que es lo que va registrando

en qué dirección avanza la frontera agrícola. Unas �echas rojas en el mapa marcan las zonas de con�icto de

tierras, otras zonas marcan las actividades productivas del campesinado organizado en Chaco, otras zonas

marcan el territorio indígena, en �n.

Hay un proceso de recampesinización o campesinización. Esto es para contar más o menos la zona donde se

hicieron los talleres y la singularidad de este territorio.

Los talleres en las comunidadesPor el momento tenemos hechas tres comunidades del departamento de Bermejo que son La Roca, Las

Limitas y El Palmar. En principio lo que hicimos fue hablar con la organización, coordinar las fechas de viaje que

eso llevó tiempo. Un grupo del GEPCYD fuimos al departamento del Bermejo, trabajamos en Limita. En primer

lugar teníamos previstos tres días aproximadamente de taller, de estar ahí en el lugar. En un primer momento

hicimos una ronda de expectativas, de presentación, a eso tratamos de darle un tiempo importante porque es

el momento de conocimiento, cuando llegamos; está bueno escuchar cuáles son las expectativas sobre la

cartografía. En un principio no las tienen muy claras ni la comunidad ni nosotros tampoco, pero después van

cobrando sentido esas expectativas en el transcurso del proceso de la cartografía. Lo que se hacía en un primer

momento era presentar otras experiencias de cartografías. Llevamos mapas, un poco para entrar en contacto

también con los mapas, con otro tipo de mapas, y ejempli�car un poco cuál iba a ser el trabajo que íbamos a

hacer nosotros. Nosotros lo que llevamos era un mapa de Catastro, llevado a escala.

Lo que hicimos fue previamente al viaje pedirle a la comunidad que tuviera un mapa de Catastro para que en

esos días del taller podamos llevar el mapa a escala para después trabajar. En realidad no lo llevamos desde acá

porque la idea es que la propia comunidad de�na el territorio, en qué escala trabajar y demás.

Una vez que teníamos presentado el mapa y que estábamos todos de acuerdo en que íbamos a trabajar sobre

ése, lo que se hizo fue de�nir qué cosas se iban a mapear. Antes de esto habíamos tenido un proceso de re�exión

y de reconstrucción colectiva de la memoria de la comunidad y habíamos pensado entre todos una línea de

tiempo con los hechos que habían sido más signi�cativos para la comunidad, los momentos de con�icto, las

�estas patronales, todo lo que iba saliendo, para que también esos hechos históricos estén en el mapa. Una vez

que teníamos esta reconstrucción de la memoria colectiva – que era un proceso que también llevaba tiempo,

porque se generaban discusiones (por ejemplo, sobre años que no recordaban bien) entre los propios miembros

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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Entonces en este taller cada delegado contó la situación y se

validó la herramienta de trabajo con la cartografía y un

compromiso que se generó fue trabajar conjuntamente entre

GEPCYD y UNPEPROCH y comenzar por el sudeste de Chaco, en

el departamento de Bermejo, con talleres de cartografía social

en cada comunidad, en cada paraje donde la organización

estaba, tenía presencia. Ésta es una zona que no fue

tradicionalmente algodonera sino que durante todo el siglo XX

hubo un ingenio cañero, y en este proceso la situación de la

tierra es: años ’90, desmantelamiento del complejo cañero;

una gran cantidad de trabajadores rurales, de trabajadores

cañeros, se convierten en pequeños productores.

Page 7: Cuadernillo II Encuentro - Web

de la comunidad, que reconstruían su propia historia –, pasamos al momento de la selección, del laburo más en

el mapa concreto, la selección de cuáles eran las cosas que se iban a mapear. Seleccionábamos un poco por

categorías, las cuestiones más de infraestructura: las aguadas, alambrados, caminos, etc. Las cuestiones más

sociales: las �estas patronales, los lugares donde hubo con�icto. Las cuestiones productivas también. Las

distintas dimensiones de la vida en comunidad se iban re�ejando en distintas categorías que se iban a mapear.

Una vez que teníamos esto lo que se hacía era pensar los dibujos que iban a representar cada una de esas

categorías: hacer las referencias de cada cosa que queríamos referenciar en el mapa. Esos dibujos fueron

hechos por la comunidad; hay una foto en la que están dibujando cada referencia. Después que tenemos los

dibujos, y que esos dibujos se van a pasar al mapa, en ese momento fue la toma de los puntos con el GPS.

Con el �nanciamiento que teníamos para hacer este proyecto de cartografías llevamos un GPS que quedaba en

la comunidad y la idea era que lo usaran ellos, que ellos tomaran los puntos. Este momento de la toma de los

puntos con el GPS, de todo lo que habían trazado en el mapa, lo que tenía de bueno era que además del geo

referenciamiento y de todo lo de la cartografía, era un momento que nosotros también salíamos con los

compañeros y compañeras a recorrer el territorio. Esas charlas también eran muy enriquecedoras porque seguía

habiendo una reconstrucción de la historia en el momento en que uno iba caminando el territorio; cosas que no

salían en el momento en la mesa con todos los compañeros, pero sí caminando. Como que se iban reconstruyendo

más datos y más hechos que tenían que ver con todos los lugares que íbamos pasando por la toma de los puntos.

La verdad que fue un momento importantísimo para todos, porque todo lo que uno dibujaba lo estaba viendo

en el territorio; se baja un poco y se complejiza lo que se había pensado en el dibujo para el mapa, al ir

caminando, andando ese mapa en el terreno.

La toma de los puntos y los dibujos en el mapa, este sería como uno de los mapas preliminares, y los del GEPCYD

nos volvemos a Buenos Aires con este mapa. Las dos compañeras geógrafas del equipo lo digitalizaron y lo

pasaron a la computadora con los puntos del GPS, y después con la línea histórica y con toda la charla que se

había dado. Lo que hacíamos era desgrabar eso y armar un esbozo de lo que sería una cartilla. En la cartilla está

el mapa con la historia de la comunidad en distintos apartados. Lo que hicimos fue un esbozo de lo que iría en

cada apartado y volvimos a la comunidad a validar, tanto el mapa que se había hecho, como la cartilla.

En general los talleres duran 2-3 días (tres días como mínimo, en realidad). Son por lo menos dos viajes, porque

hay un primer taller para cartogra�ar y dar una devolución de lo que se hizo, y la segunda vez es como un taller

en sí mismo también. Una cuestión que nosotros venimos re�exionando con las tres experiencias que hicimos en

Bermejo es que el período entre el primer taller y el segundo – que en general son no menos de seis meses

– cuando volvemos con la devolución de todo lo que hicimos en Buenos Aires, con un texto preliminar, con la

situación de la comunidad y un mapa preliminar, vemos que los mismos compañeros/as que están

cartogra�ando su territorio tienen todo un proceso de re�exión, en donde vuelven con cuestiones diversas

“ah, yo me había quedado pensando con el primer taller…” Quiero decir que hay un tiempo necesario para la

re�exión y para pensar el territorio, para pensar cómo nos representamos espacialmente, en el cual es muy

valiosa y muy importante la parte de la devolución. No solamente para validar lo que hicimos y estar de acuerdo

con ‘el mapa va a ser este, el texto va a ser este’ sino también para que la propia comunidad tenga este proceso

de re�exión. Y al saber que volvemos con un trabajo concreto, el compromiso también se fortalece. Eso por un lado.

Por otro lado, nosotros vemos tres cuestiones que le dan mucha potencialidad a este trabajo. En primer lugar, y

en el corto plazo, la cartografía social en el campesinado organizado en Chaco sirvió para re�exionar sobre el

propio espacio habitado, de la vida cotidiana, como una excusa para juntarse y pensarse espacialmente. Y en ese

sentido, tener un tiempo colectivo para identi�car fortalezas, con�ictos, problemas, riesgos, en relación al

territorio habitado, que es donde se juega la vida de estas personas. En segundo lugar, la cartografía social y el

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producto de las cartillas que están circulando son una herramienta, una estrategia política, económica, en

relación a las instituciones estatales. Es un elemento que las comunidades tienen para decir ‘nosotros estamos

acá’. Frente a los mapas del Estado (que solamente reconocen actividades productivas: soja, arroz, caminos…),

nosotros hacemos nuestros propios mapas, nos representamos y aparecemos en el mapa provincial. Entonces

ante las instituciones este es un elemento que, si bien no tiene un valor jurídico, tiene un valor en la discusión.

Porque además – algo que nos decían – era la importancia de llevar estas cartillas, por ejemplo, a encuentros,

ferias francas; poder presentarse ellos mismos y todo lo que han hecho en su territorio. Y también ante el estado,

ante instituciones como el Instituto de Colonización por ejemplo, tener una herramienta donde presentar quienes

son, lo que quieren, lo que tienen, y eso ponerlo en juego con los organismos públicos. Por último creemos que

la cartografía es una herramienta poderosa para la organización política de las organizaciones y esto en general

más allá del campesinado. Creemos que en el largo plazo tiene mucha potencialidad para el fortalecimiento, para

una re�exión sobre el nosotros. Y que sobre todo se ve entre el primer y segundo viaje – como dije antes – al ver

que hemos vuelto con un laburo hecho. Y en segundo lugar, el haberse quedado pensando acerca de su trabajo,

con el GPS incluso, aportó muchísimo desde la formación política.

Lo último que quiero proponer es volver a nuestro lugar inicial de grupo de investigación: el GEPCYD no es una

organización, no es un grupo de activistas, es un grupo de investigación y el trabajo de intervención con

cartografías nos plantea el desafío de repensarnos a nosotros mismos como investigadores, como cientistas

sociales, como geógrafos, sociólogos, antropólogos. Y en este lugar complejo y a veces casi ambiguo de la

investigación social, donde muchas veces nuestro trabajo de campo tiene que ver con entrevistas, en mayor

medida individuales, este trabajo de cartografía plantea una dinámica de educación popular, colectiva, en donde

el compromiso de “las personas investigadas” es mucho mayor porque hay un trabajo de conjunto, entre

investigadores e investigados.

Tenemos dos citas de los talleres que teníamos ganas de leer:

El mapeo puede servir como un antecedente de dónde estamos. Ayer veíamos el tema de la soja, por ejemplo,

que está avanzando sobre la super�cie de los pequeños productores. Entonces nosotros les podemos mostrar

eso a las instituciones…

Estos mapas nos pueden servir para tener un antecedente. Decir, esto somos, acá estamos, esta es la

producción que hay. Y también para saber cuál es la producción general que está teniendo la UNPEPROCH y

qué incidencia puede tener en la economía. Esta cantidad de animales que veíamos ayer es prácticamente la

que está abasteciendo al mercado de los pueblos. Tenemos que mostrar que de acá sale una producción que

es el sustento del pueblo.

Miembros de la UNPEPROCH

(Unión de Pequeños Productores Chaqueños)

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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Expositores: Marina Ampudia, Ezequiel Bassa, Patricia Porreca.

Nueva Cartografía Social

Programa Articulación, docencia e investigación social. Movimientos sociales y Educación Popular

Facultad de Filosofía y Letras- Universidad de Buenos Aires

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Para nosotros ésta es la primera instancia de exponer nuestro trabajo para ser pensado, re�exionado, ante otros

compañeros que vienen trabajando en el campo de la cartografía. Nuestras re�exiones son en general hacia

adentro. Un hacia adentro que también está conformado por varios colectivos. Si bien nuestro trabajo viene

desarrollándose desde hace algunos años, aun no lo hemos puesto en relación con otros que vienen trabajando

en perspectivas parecidas.

Somos un equipo conformado por antropólogos, sociólogos y también geógrafos, docentes, graduados,

estudiantes e investigadores de la Universidad de Buenos Aires, de la Facultad de Filosofía y Letras. También

somos militantes populares y miembros de organizaciones sociales. Con lo cual la cartografía tiene para

nosotros ese escenario de constitución como herramienta. Es una herramienta que parte de nuestros

colectivos de trabajo. Este proyecto se enmarca en el Programa “Articulación, docencia e investigación social.

Movimientos sociales y Educación Popular” de la Facultad de Filosofía y Letras. Dentro de ese programa hay

una línea de trabajo e investigación que es el Proyecto de Cartografías. Y dentro del Proyecto de Cartografías

hay líneas de trabajo de colectivos diferentes. Una de esas líneas de trabajo y uso de la herramienta cartográ�ca

es en y para la experiencia educativa denominada Bachilleratos Populares. Movimiento Pedagógico que surge

en la década del 2000. Los bachilleratos populares hoy son más de 70. Nosotros ahí veíamos la necesidad, ante

la apertura de un bachillerato popular, de poder visualizar el territorio, donde nos íbamos a desplegar en

nuestra práctica de educación popular. Y esto tiene un sentido, que tiene que ver con una concepción de la

educación y una concepción de la escuela.

Para nosotros la escuela esta entendida en términos de una escuela que trasciende el adentro y el afuera. En

crítica y alternativa a la concepción institucional de escuela, con�gurado por varias operatorias: en la escuela se

produce saber…el saber legitimado en oposición al saber del mundo del trabajo, etc... Y en su historicidad de

origen esta demarcación con el afuera. Nosotros lo que allí planteamos es una escuela que trascienda esas

operatorias. Entonces para nosotros la territorialización, y el previo conocimiento del espacio social donde nos

desplegamos como propuesta aparecía siempre como una necesidad. Desde allí realizamos el trabajo de mapeo

social en los barrios. Y esto tiene un precedente en términos de desde dónde nos posicionamos como militantes,

como docentes, como educadores populares, y como investigadores. En esa multiplicidad nos con�guramos y

desde allí hacemos uso de la investigación-acción participativa, que tiene una vieja tradición en el campo de lo

popular. A la hora de poder actuar, re�exionar, y volver actuar para repensarnos, re�exionarnos en nuestra

práctica. De allí el trabajo cartográ�co, como posibilidad de poder repensarse. Para nosotros la

investigación-acción participativa tiene una vieja tradición en el campo de la educación popular: la

investigación-acción participativa es una herramienta de construcción de poder popular.

Entonces, investigación-acción participativa, y herramienta cartográ�ca, van a estar dando cuenta de esta

concepción de práctica política. Allí vamos a tener varias líneas de trabajo.

En relación a la herramienta cartográ�ca y el movimiento pedagógico denominado bachilleratos populares,

está en principio (la posibilidad) que cada vez que se abra un bachillerato poder cartogra�ar el espacio.

Empezamos en las empresas recuperadas donde ya hay una de�nición previa política del espacio social donde

construimos territorialidad educativa, y luego salimos a hacer el mapeo de los barrios. Esta tarea se realizo en

varios bachilleratos desde el año 2000 al año 2011. El objetivo era relevar, por un lado, el mundo del trabajo

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organizado colectivizado, organizaciones sociales con trabajo territorial, comedores escolares, centros culturales,

medios de comunicación alternativos, sindicatos y cooperativas de vivienda. Y por otra parte identi�car al sistema

educativo. Somos escuelas que no van por fuera del sistema educativo, sino dentro/fuera. Entonces allí como

hay una concepción de adentro y afuera, y hay una concepción política de proyecto educativo, surge otra línea

de trabajo que tiene que ver con el poder armar el mapa escolar-social, de este movimiento pedagógico que se

constituye en alternativa dentro del sistema educativo a la educación pública, planteándose en términos de

educación pública popular.

¿Cómo nos representamos? ¿Con la indicación del numero, como nómina, como representa el espacio social educativo el estado, como

espacio social abstracto…? O nos representamos con nuestros nombres de origen en los bachilleratos

populares, que referencian en espacio y tiempo ciertas de�niciones e historicidad de la política del mundo

del trabajo y/o la territorialidad barrial. Veamos ciertas nominaciones: Bachillerato Rodolfo Walsh; Bachillerato

La Dignidad; Bachillerato Hermanas Mirabal; Bachillerato Maderera Córdoba; IMPA. Todos nos remiten a

espacialidades, a territorialidades de acción, de organización, de ocupación, y en términos de temporalidad

histórica y de concepción de la política y de agrupamientos políticos al mundo del trabajo y a luchas de la

subalternidad.

Todo eso va dando cuenta de una línea de trabajo de mapeo colectivo, el cómo representarnos dentro del

sistema educativo, no sólo como herramienta de desfragmentación para los colectivos sociales que llevamos

adelante los Bachilleratos Populares sino como -y a la vez- el diseño de una herramienta política de

enfrentamiento o de disputa, que habilite nuestras demandas de una educación publica popular. Al mapa

del sistema escolar, oponerle/superponerle el mapa colectivo del movimiento pedagógico de los Bachilleratos

Populares. Empezamos con la localización de los Bachilleratos Populares, su nominación, su trayectoria

dentro del sistema educativo, la localización en el tiempo y espacio de esas reivindicaciones, las relaciones

con el estado, la concepción de autogestión. Para nosotros este Proyecto Cartografías nos sirve como

fortalecimiento, como mecanismo de articulación, de visibilidad, de construcción de un sentido colectivo, y

como herramienta de disputa al Estado. Luego hay otras líneas de trabajo, articulado con este movimiento

pedagógico que tiene que ver con el armar mapeo social, además de en todas estas instancias, en los

bachilleratos, en particular en cada un de los bachilleratos. No sólo en el momento en el que vamos a

impulsarlo, sino en otro momento, con el bachillerato andando en este espacio social de los barrios, y

andando y construyendo con los compañeros estudiantes. Allí, como un sujeto colectivo, el estudiante y el

docente, van construyendo territorialidad. Aquí está el compañero Ezequiel que está trabajando con y en

los bachilleratos.

Vamos a presentar 2 casos: el del Bachillerato Popular Paulo Freire y una experiencia en la comuna de

Almagro. Puntualmente lo que me gustaría re�exionar con ustedes es pensar la estrategia cartográ�ca

como una línea dentro de la currícula del colegio o del Bachillerato Popular. En este escenario que Marina

sintetizaba, la cartografía social es la posibilidad de desfragmentar los saberes, los saberes académicos, tanto

en la articulación con los saberes territoriales y en diferentes propuestas hacia el interior y que puedan

trascender cada Bachillerato Popular, saliendo al barrio para poder relevar y re�exionar fundamentalmente

sobre tres cuestiones centrales: primero, la identi�cación de las problemáticas y con�ictividades barriales;

segundo, las propuestas políticas que haya en ese territorio y la posibilidad de desfragmentar y articular en

las diferentes propuestas; y también, en tercera instancia, evaluar en qué medida cada una de estas propuestas

consiguió algunas de las demandas, pudo dar cuenta de la problemática que están abordando y logro

trascender la con�ictividad sobre la que están trabajando.

En este sentido, lo que nosotros estamos proponiendo es una articulación entre diferentes materias que nos

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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permite desfragmentar el currículo, terminar con la escisión de cada una de estas materias, que empiezan y

terminan dentro de cierta franja, y la posibilidad de fortalecer el conjunto de estudiantes y docentes,

trabajando juntos en un proyecto común, a partir de ciertas herramientas y ciertas re�exiones en torno a la

herramienta.

En primera instancia se planteó una línea de trabajo en relación a poder re�exionar sobre cuál es la mejor

estrategia metodológica para el montaje cartográ�co, y allí nos planteamos la duda de qué sería mejor: un

sistema de información geográ�ca (SIG), que me dio la impresión es lo que están trabajando los compañeros

de GEPCYD, o un mapeo colectivo, un mapeo social que también permite, facilita el acceso al montaje

cartográ�co, ya que el SIG implica cierto saber experto, cierto nivel de capacitación que hace a una serie de

estrategias complejas en lo que hace al uso de la herramienta informática.

En ese sentido, en una primera de�nición, que es por el momento en el que nosotros estamos, la mejor estrategia

metodológica tenía que ver con la del mapa social, con la cartografía social. Una re�exión algo mas teórica en

torno a lo que implica la escala y un trabajo de articulación con las materias que están más vinculadas al arte, y

al trabajo audiovisual donde se registró la experiencia, especí�camente desde la materia de Cine, donde se

propuso la realización de un cortometraje, que entendemos también redunda en la valorización del espacio, en

la visibilización y difusión del trabajo.

A partir de ahí trabajamos con el concepto de nociones operacionales de Almeida, una de las líneas que

retomamos de la cartografía. Para poder justamente recolectar de conjunto estos datos que estaríamos

después trabajando. En principio el armado del mapa está en proceso, con lo cual vamos a estar seguramente

en algún próximo encuentro presentando el mapa más acabado.

Experiencia en un Centro Cultural del MTL, que están construyendo el trabajo de mapeo colectivo en Almagro

La nuestra es una experiencia que también se enmarca en este proyecto porque nos proponemos utilizar la

cartografía social como una herramienta para la transformación. Empezar a usar la herramienta cartográ�ca

partió de una necesidad concreta del Consejo Consultivo de la Comuna, con el que venimos trabajando hace

un tiempo. Somos parte de un Centro Cultural que está en Almagro, que viene trabajando desde hace 2 años

en el Consejo Consultivo de la Comuna 5 (Almagro-Boedo), donde se articulan varias organizaciones del

barrio, y de la comuna en general. Surgió la necesidad en el Consejo de empezar a conocer otras

organizaciones de la comuna y más especí�camente, desde la Comisión de Cultura y Educación de este

Consejo Consultivo, se propuso la tarea de hacer un relevamiento de todos los centros culturales y de

experiencias educativas y formativas, que quisiesen

formar parte del Consejo Consultivo. La necesidad surgía

de conocer el barrio, acercarse a conocer las

experiencias culturales y educativas que existen y

poder articular con otras organizaciones. Y en ese sentido,

comenzó un relevamiento, que surgió a partir de un mapa

que teníamos de la comuna. Este mapa representa la mirada

hegemónica del territorio en la Comuna, donde se marcan

las calles, las avenidas, algunos lugares centrales, pero en el

que obviamente no estaban re�ejados los lugares que

nosotros estamos tratando de encontrar.

Page 13: Cuadernillo II Encuentro - Web

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Partimos desde ese mapa, y con los conocimientos que teníamos de algunos lugares por haber ya tendido

lazos y construido relaciones con algunos de ellos, fuimos recolectando información, y armamos en un primer

momento una lista de Centros Culturas y Organizaciones Sociales del barrio, como primera instancia a este

proyecto de Cartografía, para poder empezar a articular con estas organizaciones. Al principio la propuesta fue

conocernos, por eso nos acercamos a cada uno de esos lugares, a contarles el proyecto, lo que estábamos

haciendo, y a partir de esto se empezaron a gestar algunos vínculos dentro del Consejo, pero también afuera.

Articulando con esas organizaciones surgió la necesidad de continuar con el relevamiento, que es lo que

estamos tratando de encarar ahora, que tiene que ver con completar la lista que hicimos, para contactarnos con

el resto de las organizaciones de la comuna. La necesidad de articular con el resto de las organizaciones de la

comuna responde a un proyecto mayor de desfragmentar el campo popular, y de fortalecer una herramienta

política como el Consejo Consultivo que nos permita participar de manera directa y activa en la construcción de

política barrial y de reivindicación de nuestras demandas.

Por otro lado, hacia adentro de nuestra organización también intentamos trabajar con esta herramienta

para formarnos en principio nosotros mismos en el uso de la cartografía. Dentro del Centro Cultural se

desarrolla el Proyecto educativo AulaVereda que consta de apoyo escolar y talleres de recreación para los

chicos del barrio. Con ellos, en el taller de comunicación, y en un taller de formación con los profesores,

abordamos el uso de la cartografía para construir mapas sociales del barrio.

Trabajamos con el mapa de Rep1 del barrio de Almagro, como un insumo para la actividad de mapeo que

hicimos dentro del Centro Cultural. A partir de ahí, salimos a recorrer el barrio y recuperar espacios que no

siempre notábamos. Y en otro mapa, se muestra lo que salió de ese encuentro, donde a partir de los mapas

que había armado cada uno, y de ponerlos en común, fueron apareciendo varios lugares que resultaron

signi�cativos, como las escuelas donde iban los chicos con los que estábamos trabajando, otros centros

culturales. A partir de eso, empezamos a trabajar en el taller de comunicación con los chicos. Se comenzó

recuperando las trayectorias educativas de ellos, como recorrían el espacio, como llegaban al centro cultural,

a la escuela. La propuesta fue que ellos construyeran el mapa en el cual representaran los espacios que les

resultaran signi�cativos en relación a su trayectoria educativa y a su vida cotidiana en el barrio. Este es un

mapa que también está en proceso y que va a salir en la revista que estamos haciendo con los chicos en el

marco de este taller.

Esos son los proyectos en los que estamos trabajando, todos articulados por la cartografía como herramienta

para la articulación y la transformación.

Page 14: Cuadernillo II Encuentro - Web

Área Arte y Sociedad, CIDAC Barracas Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos Aires

Taller Memoria Visual BarrialEEM Nº 2 DE 4 (Gráfica Patricios)

Expositoras: Valeria Alvarez. Luciana Gandolfo, Marilyn Mansilla, Loreley Ritta, Daniela Zampieri.

Grupo Imagen, Memoria y Territorio

Page 15: Cuadernillo II Encuentro - Web

Nosotros conformamos el Grupo Imagen, Memoria y Territorio, que dicta el Taller de Memoria visual barrial,

en la Escuela de Educación Media N°2 DE 4, en Barracas. Somos un equipo que está compuesto por graduados y

estudiantes, provenientes de la carrera de Sociología y de la Facultad de Filosofía y Letras, de la carrera de Artes

y de la carrera de Antropología. El año pasado el grupo también estaba integrando por gente de Artes Visuales

del IUNA. A su vez, parte de nuestro equipo proviene del área de la fotografía. Es decir, conformamos un equipo

variado. Hace tres años que estamos trabajando en esta escuela, durante los cuales el taller fue tomando

diversos rumbos. En este momento, estamos transitando el camino para conformarnos como grupo de

investigación.

Estamos inscriptos en el Área Arte y Sociedad del CIDAC. Así y todo llegamos a la escuela hace tres años, previo

a pertenecer al CIDAC, por un proyecto de investigación de la Facultad de Ciencias Sociales, vinculado a la

Sociología de la Salud, sobre la trayectoria de la salud en las alumnas madres, como se denominan. Cuando

conocimos la escuela, quedamos realmente impresionados con el trabajo que se desarrollaba allí, y no nos

quisimos ir. Por eso presentamos otro proyecto y hoy en día seguimos desarrollando los talleres hasta el

presente.

La EEM Nº2 DE4 tiene dos particularidades, tiene muchas particularidades en realidad, pero hay dos que son

clave para entender su coyuntura y comprender nuestro trabajo allí. Está emplazada en el predio de la

Cooperativa Grá�ca Patricios, una cooperativa recuperada en el año 2004. Su proceso de recuperación fue un

proceso que duró once meses de resistencia por parte de un grupo de trabajadores, quienes como una forma

de validar su lucha y conseguir más apoyo, cedieron el espacio donde funcionaban las o�cinas de los

administradores y la gerencia, para que se hiciera una escuela. Se lo cedieron a la comunidad y a través del

Programa de Deserción Cero, se inauguró esta escuela. También funciona allí una radio comunitaria, La Radio

Grá�ca y un Centro Odontológico. Es un complejo cultural, educativo, social y de trabajo. Esa es una gran

característica y la otra es que no se trata de un Secundario tradicional, sino que es una Escuela de Reingreso.

Esto quiere decir que allí van jóvenes que, por los más diversos motivos, han abandonado la educación

secundaria en algún momento y llegan a “La Grá�ca”, nombre con el que se conoce popularmente la escuela,

después de un año o más tiempo de haber estado fuera de las aulas. De esto resulta que la población sea de

distintas edades y que posean experiencias también muy diversas. La escuela, a su vez, tiene una currícula

especial, una forma de promoción similar a la universitaria, por materias. Se cursa por materias y se aprueba

por materias también. Al no ser anual, los jóvenes pueden ir avanzando en la trayectoria sin detenerse por

aquellas materias que no han podido aprobar en primera instancia, es decir que pueden cursar

simultáneamente materias de diferentes años, lo que incentiva su continuidad.

En un primer momento, nosotros presentamos una propuesta de taller en relación al proyecto Fotogra�ando

Memorias, que mencionamos anteriormente, de construcción de ensayos fotográ�cos para jóvenes, sobre la

memoria del pasado reciente. Se lo presentamos al director (que es otra particularidad de la escuela, un

director muy especial, militante social, militante político) quien nos respondió que, si bien el proyecto era

muy bueno, teníamos que reformularlo, ya que la escuela tenía ciertas necesidades urgentes por atender.

En ese momento se producía un pico de deserción, de abandono (deserción suena muy militar), y se entendía

que si un joven abandonaba una escuela de estas características, en esta segunda instancia, se trataba de un

abandono de�nitivo. La institución consideraba importante que las actividades que se llevaran a cabo en la

escuela, estuvieran enmarcadas dentro de ciertas estrategias que ayudaran a que los jóvenes continuaran con

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 16: Cuadernillo II Encuentro - Web

su educación.

En este sentido, el taller que presentamos fue reestructurado y �nalmente ideamos un taller de fotografía y

memoria barrial, que denominamos Taller de memoria visual barrial, entendiendo que en ese movimiento

íbamos a permitir vincular, tender un puente, relacionar a los jóvenes con su comunidad, con la comunidad

del barrio de la escuela. De esa manera se ofrecía un espacio para repensar sus experiencias y poder sentirse

parte de una comunidad, frente a una cotidianeidad que no los tiene en cuenta, no los escucha, no los ve.

Elaboramos este taller con una dinámica consistente en recorrer el barrio, visitar ciertos lugares, ciertos

espacios atravesados por particulares procesos socioculturales a lo largo del tiempo, que a continuación

profundizaremos. Esas salidas las registrábamos fotográ�camente, siempre apostando a la construcción de

una mirada colectiva, porque las fotografías las sacábamos entre todos, sin una idea de autor. Pero surgía un

problema cada vez que tratábamos de expresar lo que hacíamos. Resultaba complejo para el grupo, por otra

característica que atraviesa a esta escuela, que es la intermitencia en la cursada de los alumnos. Esto producía

que el grupo siempre fuera distinto y que se generara discontinuidad en el conocimiento de lo que se producía

en el taller. Unos jóvenes participaban de una salida, y en la siguiente salida, participan otros.

Primer acercamiento a la herramienta cartográfica como estrategia didáctica

De esta problemática para enunciar el trabajo que estábamos haciendo y de explicitar el marco para

comprender la actividad, surgió la idea construir un mapa. La herramienta cartográ�ca, la idea de hacer un

mapa colectivo, nos surgió básicamente al principio como una herramienta didáctica, por la posibilidad de

visualizar lo que estábamos haciendo y poner en relación a las fotografías como un relato barrial, sobre un

dispositivo territorial, al tiempo que funcionaba como un relato al interior del taller para los que no venían

seguido a las clases. De este modo ingresamos a abordar la cuestión cartográ�ca y sus múltiples dimensiones

que, poco a poco, fuimos conociendo. Al principio nos acercamos intuitivamente. Nos ayudó el trabajo de

Iconoclasistas para indagar cómo llevar a cabo la idea.

Esta propuesta de cómo hacer un mapa en la escuela era un desafío, ya que, si bien se trata de una escuela

muy particular, sabíamos que los mapas en las escuelas están asociados a la materia geografía, y como

herramienta de conocimiento, no se piensan para ser intervenidos: uno copia un mapa, calca un mapa

(cuestiones un tanto arcaicas) pero no construye un mapa, no lo interviene o, si lo hace, lo escribe en función

de un texto escolar. Eso es lo que uno hace tradicionalmente en una escuela con un mapa.

Entonces a partir de estos cuestionamientos, luego de decidir trabajar con un mapa, la pregunta fue cómo lo

llevaríamos a cabo. Aparecieron diferentes alternativas: realizarlo desde la hoja en blanco, intervenir un plano

tradicional, realizarlo artesanalmente, entre otras. En 2010 optamos por realizar artesanalmente el plano de

Barracas-La Boca, llevándolo a escala y respetando sus convenciones. Este año utilizamos un plano tradicional,

bajado de Internet y ampliado, siempre con la idea de intervenirlo y de transformarlo en algo diferente, que

además de permitirnos visualizar lugares también nos permitiera mostrar procesos. No sólo nuestro

recorridos, los lugares que visitábamos, sino también otras cuestiones que le interesara marcar al grupo.

Así presentamos la propuesta en clase, llevando un mapa fácilmente reconocible con todas sus convenciones,

y empezamos a trabajarlo.

Page 17: Cuadernillo II Encuentro - Web

Ya habíamos realizado varias salidas por el barrio, pero todavía el trabajo estaba desarticulado, por la

problemática que mencionamos anteriormente en relación a las asistencias por cada salida. Entonces con el

mapa como posible anclaje territorial del taller, hicimos la reconstrucción de lo que veníamos trabajando.

Habíamos visitado la Cooperativa Gra�ca Patricios, al lado de la misma escuela. Muchos de los jóvenes no sabían

que su escuela estaba emplazada dentro de una fábrica recuperada. Esa salida fue clave porque permitió

repensar la identidad colectiva de la escuela y su relación con el barrio. A su vez fue interesante que pudieran

ver la escuela desde la Grá�ca y que pudieran relacionar que ese lugar donde habían funcionado las o�cinas

de la gerencia, con el objetivo de controlar panópticamente a los trabajadores, hoy en día fuera una escuela

(no faltó el comentario risueño en torno al lugar que allí hoy ocupa el director).

También habíamos visitado el bar Los Laureles, un bar de Barracas donde se juntan los tangueros de los

primeros tiempos, conservando esa tradición como gesto de resistencia. Habíamos visitado el Conventillo que

es un centro cultural que funciona en el barrio (asociado a las actividades que lleva a cabo el CIDAC desde el

área Arte y Sociedad), y el Circuito Cultural Barracas, un teatro comunitario y barrial. Entonces con estos

recorridos realizados, propusimos con�gurar un cuadro conceptual para que comenzaran a conceptualizar

las visitas y empezaran a emerger las conexiones que atravesaban todos estos espacios. Así surgieron

conceptos como comunidad, cultura, salud, política, participación política, entre otros. Hicimos una

comparación entre el pasado y el presente de estos lugares, identi�cando como elemento en común un

cambio en su uso, una transformación a lo largo del tiempo. Es decir, queríamos dar cuenta de los procesos

que atravesaban estos lugares de Barracas con su relevancia histórica, hoy en día resigni�cados culturalmente.

Indagación sobre los sistemas de representación en la cartografía y elaboración de unpropio sistema de intervención en la construcción de mapas colectivos

Esta actividad permitió encontrar conceptos que funcionaron como disparadores en la elaboración de íconos.

Nuestro mapa, además de las fotografías de las salidas, iba a estar intervenido con íconos. Ya comenzábamos a

establecer qué elementos y que propuesta estética de intervención poseería nuestro mapa. Destinamos varias

clases a trabajar sobre la idea de ícono, en tanto elemento que nos permitía condensar esas conceptualizaciones

que habían surgido a partir del cuadro. Los íconos no solo nos permitían señalizar y caracterizar los espacios

visitados, sino también las re�exiones e inquietudes en torno a la identidad barrial y al pensamiento territorial

que surgiera del grupo.

Por ejemplo, una problemática que a ellos les interesaba marcar era la constante presencia de prefectura en

la zona. Para destacarla, trabajamos colectivamente en la elaboración de un ícono y la posibilidad de

reproducirlo y distribuirlo sobre la super�cie, siguiendo el criterio sistemático que todo mapa posee.

Otros íconos que trabajamos y utilizamos para señalizar fueron los de comunidad, deportes, escuelas, etc.

Finalmente con todo ese material, los íconos y las fotos que elegimos en una instancia grupal (trabajando allí

nociones estéticas y de composición), pasamos a la instancia del armado, a la intervención propiamente dicha.

Resaltamos los recorridos con colores, bajo una idea de territorio caminado, de destacar un andar y, en ese

Page 18: Cuadernillo II Encuentro - Web

andar, la construcción de un relato, tomando como punto de referencia a la escuela. Incorporamos la lámina

de acetato que superpusimos al mapa, sobre el que ubicamos las fotos, para remarcar la multiplicidad de niveles

de información que se entrecruzan en la cartografía, lo visual, lo procesual, la concentración y jerarquización de

aquello que quiere destacarse del espacio.

Descubrimiento de los alcances de la cartografía y resignificación de su uso dentro deltaller de Memoria visual barrial.

Consideramos importante detenernos sobre las particularidades y di�cultades que se presentan dentro del

contexto en el que trabajamos, la particularidad del taller que hacemos dentro de una escuela, dentro de una

materia, con adolescentes, y que tiene un carácter obligatorio. Eso para nosotros genera ciertas di�cultades a la

hora de obtener participación por parte de los jóvenes. Son todas di�cultades extra cartográ�cas que tienen

que ver con el trabajo en clase y su dinámica. Nosotros presentamos una propuesta y tenemos que movilizar la

participación del grupo. Otra di�cultad radica en que tomamos la herramienta cartográ�ca que nos resulta

importante para articular el trabajo en el taller, pero lo vamos haciendo de modo intuitivo, porque ninguno de

nosotros proviene del área de geografía. Entonces a medida que vamos usando la herramienta, vamos

descubriéndola y viendo sus alcances y cómo aplicarla. No hay un conocimiento previo de esta herramienta,

sino que se va dando en el proceso mismo.

Como rasgo positivo, la utilización del mapa para nosotros signi�có visualizar el trabajo que veníamos haciendo,

articularlo y anclarlo en torno a la re�exión barrial, retomando el problema que mencionamos de la asistencia a

clases. Todo el trabajo que se hacía de recorrer el territorio, el mapa nos permitió materializarlo. Pero asimismo,

indagar la herramienta cartográ�ca, permitió reconocer sus alcances como elemento de visibilidad y

encontramos en el mapa la posibilidad de visibilizar y de mostrar cuestiones que hegemónicamente quedaban

silenciadas. Logramos potenciar los objetivos del taller ya que las fotos y el mapa articulaban un mismo sentido,

la construcción de un relato colectivo que evidenciara lo que el grupo quería mostrar de su barrio. Surgieron

íconos que evidenciaban un acá también vive gente, que se colocaron en las zonas que aparecen vacías en los

mapas convencionales, en las zonas de las villas, pudiéndose identi�car en un ‘nosotros también estamos acá’ y

de este modo pudieron escribir, representar y hacerse ellos también presentes. Eso fue parte del proceso, si bien

al principio costaba encontrar una respuesta, �nalmente el grupo se apropió del mapa. En de�nitiva, como parte

de ellos, para mostrar su barrio, su identidad con el barrio y una conexión, más allá de las problemática, surgió

una cuestión más participativa no sólo con el mapa, sino en el hecho real de su propia cotidianidad.

El carácter procesual del taller y los resultados del trabajo con mapas colectivos

Otra problemática que nos atraviesa tiene que ver con el tiempo. Se superpone nuestra realidad a la hora de

plani�car el trabajo de todo un año, conviviendo con otras actividades. El trabajo así se fue produciendo a

medida que se sucedían las experiencias. Lo mismo sucedía con la elección de los lugares a visitar. Si bien

seguíamos un criterio en la elección de espacios, todos ellos atravesados por procesos culturales, políticos e

históricos, iban surgiendo nuevas propuestas a partir de la red que se generaba en las mismas visitas.

Alguien que nos recibía en un espacio, nos contactaba o recomendaba otro, etc. Y por el otro lado el tiemp o de

la escuela, nueve meses de trabajo en los que pasan muchas cosas y las plani�caciones cambian semana a

semana. Para nosotros la propuesta se tiene que ir modi�cando constantemente y adaptando a las

circunstancias y a las propuestas que, asimismo, surjan de los mismos jóvenes. Nosotros proponemos una

actividad, pero si hay una propuesta de parte del grupo, eso se reformula y resulta lo más interesante. De

hecho nosotros fuimos conociendo el barrio junto a ellos. Ellos fueron trayendo sus saberes del barrio y muchas

veces nos ubicaron a nosotros en Barracas.

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 19: Cuadernillo II Encuentro - Web

Por último, nos interesa destacar las consecuencias que genera el uso del mapa y cuáles son las repercusiones.

Por un lado, los saberes de los jóvenes sobre su barrio. Ellos conocen otros lugares, otros procesos, que estaban

invisibilizados en lo que circula o se conoce o�cialmente. Como ocurre con la Gra�ca, donde ellos estudian.

Comprenden que allí funciona una fábrica recuperada. Se acercan a todos esos procesos que los rodean,

no sólo este tipo de procesos políticos o de trabajo, sino también procesos culturales. Y al visibilizar estos

espacios y sus procesos, comienza a despertarse intereses y opciones. Conocer el Circuito Cultural Barracas

con su propuesta de teatro comunitario, despierta o abre una posibilidad para aquellos jóvenes que tengan

intereses en esas áreas. El Bar Los Laureles también motivó a uno de los jóvenes amante del tango. De este

modo se va recon�gurando lo que se conoce del barrio donde ellos viven, donde estudian, lo que por

diferentes motivos tiende a ser invisibilizado, se transita, se muestra y se evidencia. Por otro lado, la re�exión

que el mapa posibilita y el hecho de bajar la experiencia a un plano, permite plasmar y recuperar aquellas

re�exiones que van surgiendo durante la propuesta.

a día en el taller. Posteriormente, como paulatino conocimiento de la herramienta y sus posibilidades, y en su

mismo empleo, el cuestionamiento a sus usos hegemónicos. A su vez, dentro de la experiencia en el aula,

también parece permitir a ellos y a nosotros, el poner el cuerpo sobre el mapa. Éste se dispone en el centro, y al

trabajar con imágenes y con fotos, todos nos acercamos, rompiendo la estructura de disposición de una clase

donde los profesores están de un lado y los alumnos del otro, y así nos movamos en el espacio del aula.

Nosotros vamos cuarenta minutos, una vez por semana y eso plantea una relación particular y paulatina.

Vamos conociéndonos y estrechando un vínculo a lo largo del taller y, generalmente, el resultado se ve al

�nal del año, donde estas imágenes y estos recorridos se materializan también en un calendario que los chicos

venden. La fotografía funciona también como lazo, ya que a ellos les gusta sacar fotos, les gusta verse

retratados. Después, el resultado �nal que aún está en proceso, es el mapa. Sin embargo, no todo termina

marcándose en él. Podría pensarse que es más lo que se re�exiona en torno al mapa que lo que termina siendo

marcado. Eso es interesante porque forma parte de la construcción colectiva. Lo que no se ve, lo intangible, las

preguntas sobre ‘qué marcamos’ o ‘dónde estamos’, todas esas discusiones hacen parte del proceso.

A modo de conclusión, creemos que el mapa permitió integrar las salidas fotográ�cas, los recorridos por el

barrio, la propuesta de conocer determinados lugares y procesos del barrio y también los saberes previos que

los jóvenes traían sobre este espacio. Entonces, todo eso pudo materializarse en el mapa, trabajando dentro

del aula, con todas las di�cultades antes planteadas. En un principio como recurso didáctico para trabajar día

Page 20: Cuadernillo II Encuentro - Web

Centro de Educación Popular Feminista e Intercultural

RELEVAMIENTO TERRITORIAL DEL LOF PAYCIL ANTVNAW(PAICHIL ANTRIAU)

Expositora: Jorgelina Villarreal

Facultad de Ciencias de la EducaciónUniversidad Nacional del Comahue

Page 21: Cuadernillo II Encuentro - Web

Mi nombre es Jorgelina Villarreal, soy de la Universidad Nacional del Comahue. Estoy en Neuquén y Río Negro

(es una Universidad que tiene un asentamiento bastante disperso). Vivo en la ciudad de Neuquén y trabajo

en Cipolletti (que es Río Negro), en la Facultad de Ciencias de la Educación. Nuestro Centro, que

antiguamente se llamaba Centro de Educación Popular e Intercultural (CEPINT), hace varios años que trabaja

en estas líneas. Es un Centro que depende de esta Facultad y, más o menos desde el año ‘94-‘95, viene

trabajando en lo que es educación intercultural con el Centro de Educación Mapuce que se llama

Norgvbamtuleayiñ, que es de la Confederación Mapuce Neuquina.

A lo largo de todo este tiempo se fue construyendo una experiencia de trabajo compartida, en donde se

fueron desarrollando proyectos conjuntos que iban respondiendo a distintas necesidades de ambas partes.

En todo este recorrido, hace un tiempo, allá por el 2004, empezamos a trabajar con los mapeos culturales.

Alguna gente tuvo oportunidad de viajar y tomar conocimiento de lo que otros pueblos originarios estaban

haciendo en otros lugares, en Canadá, por ejemplo, o en Puerto Rico, donde había experiencias de

reconocimiento territorial a partir de los mapeos culturales realizados por los pueblos indígenas. Entonces a

partir de eso, se empezó a trabajar la idea de poder pensar si esto tendría alguna aplicación, sabiendo la

diferencia entre los marcos normativos de los diferentes países, de las posibilidades de reconocimiento

territorial que podía llegar a haber a partir de esas experiencias.

Los primeros trabajos de mapeo que hicimos con la Confederación Mapuce Neuquina fueron justamente a

partir de demandas concretas de comunidades que se hallaban judicializadas en procesos por usurpación.

Las comunidades mapuce estaban acusadas de usurpar territorios y en algún momento se piensa que esta

técnica del mapeo puede llegar a servir para buscar pruebas para demostrar una preexistencia del pueblo

mapuce en ese territorio, que por algún motivo estaba a nombre de un particular (de una persona no

mapuce). Entonces se realizan mapeos en dos zonas con�ictivas: en el Cerro Comandante Díaz (en la localidad

de San Martín de los Andes, en Neuquén) y en la Comunidad Linares en Awkapán (también cercano a la zona

de Junín-San Martín de los Andes). Generalmente los problemas territoriales no son en el desierto o en la

meseta, sino que se dan en las zonas en donde la tierra tiene un valor paisajístico o para el desarrollo

turístico. Los con�ictos que se dan en las zonas donde hay extracción de petróleo o de gas son distintos,

porque se involucra el acceso a las tierras en función de realizar la explotación del subsuelo; pero no la venta

o cesión de tierras a particulares. Son situaciones bien diferentes.

En estos casos el mapeo estuvo más orientado a la necesidad judicial de demostrar la ocupación, pero

siempre teniendo en cuenta (y por eso los mapeos culturales) que no era una idea de trabajar en base al mapa

o�cial, porque hemos partido siempre de la concepción de que el mapa o�cial es un mapa colonizado, un

mapa hegemónico, que muestra una representación del espacio que ya está apropiada desde el otro

no-mapuce. Viéndolo desde la concepción mapuce es un espacio que tiene impuesta una concepción de

territorio y límites que no le son propios. Entonces la idea de mapeo cultural con la que nosotros trabajamos

es partir de la concepción mapuce del territorio, un territorio que se va representando de una forma que no es

la que está en los mapas.

En esta concepción de no partir del mapa que ya está dado, nuestro taller de mapeo arranca con una hoja

grande en blanco. No nos interesa buscar una correlación entre el mapa o�cial y lo que la gente dice, sino

hacer primero el mapa cultural y después, en un momento muy posterior, cuando ya se marcaron todas las

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 22: Cuadernillo II Encuentro - Web

georeferencias y se hizo todo el trabajo de localización (lo que la gente fue marcando como relevante en ese

territorio); sí superponer ese mapa a otros, que puede ser uno satelital o, si nos interesa mostrar las diferencias

catastrales (lo que se dice de un lado, lo que se dice del otro), lo superponemos sobre un mapa de catastro,

pero trabajando siempre en base a esa reconstrucción cultural del territorio no mediada por el mapa ya

impuesto.

En los primeros mapeos, éstos que eran tan vinculados a causas judiciales, nos teníamos que adecuar bastante

más a lo que nos pedían los abogados para sostener la argumentación de la defensa. Igualmente, en esos casos,

no fue menor lo que se logró: si bien los resultados positivos no se concretaron tanto en una resolución

favorable sobre el territorio mapuce que estaba en cuestión, se logró que se desprocesara a los lonkos y

werkenes (autoridades mapuce), que se hallaban procesados por usurpación, quienes pudieron salir libres de

culpa y cargo.

En el caso del Cerro Comandante Díaz, tuvimos un montón de georeferencias de elementos culturales e

incluso arqueológicos, y decíamos (porque en nuestro equipo somos antropólogos y antropólogas, gente que

viene de las Ciencias de la Educación, pero nadie que provenga de la arqueología por ejemplo) que estaría

bueno también contar con un soporte técnico, porque hay algunas cuestiones que se mencionan que son

plausibles en esta idea legal de tener pruebas concretas. Por ejemplo, se encontraban restos de cercas o

cimientos antiguos de rukas, se marcaba la localización y eso después se ponía como un punto de georeferencia

en el mapa. Posteriormente se mostraba como prueba de ocupación, de permanencia ancestral del pueblo

mapuce en esos territorios. En el Cerro Comandante Díaz, más allá que se logró demostrar toda la vigencia de la

comunidad en esa zona, el Cerro por su potencial turístico, era para una concesión y �nalmente a pesar de las

pruebas fue concesionado. El trabajo realizado no tuvo un mayor impacto sobre esa situación. De todas formas

esos fueron los primeros mapeos que estaban vinculados a esta necesidad de brindar soporte a estos procesos

judiciales que ya estaban en marcha.

En general, si observamos los informes que produce anualmente el Observatorio de Pueblos Indígenas y

Derechos Humanos, que surgió en Neuquén vinculado a la Confederación Mapuce Neuquina (ellos hacen un

informe periódico de la situación de las comunidades en la provincia), la mayoría está atravesando procesos

judiciales. Esto se debe a muchos factores: a cuestiones no resueltas en relación al territorio, al hecho que en la

Provincia de Neuquén no se llevó adelante todavía el relevamiento territorial que por ley se estaba llevando

adelante en otras jurisdicciones, por el hecho que el mismo pueblo mapuce a través de la Confederación pusiera

condiciones a la realización de ese relevamiento territorial, y que las mismas no sean aceptadas por el gobierno

provincial. Cabe destacar que una de las condiciones que fueron puestas es justamente que el relevamiento

contemplado en la ley se hiciera con un criterio de mapeo cultural participativo. Entonces hay muchos

elementos que hacen que en Neuquén haya una cuestión en relación al territorio mapuce con�ictiva y que por

este motivo las comunidades estén bastante judicializadas.

Entonces, retomando la exposición, empezamos en ese momento con esta línea de trabajo. La propuesta del

mapeo cultural participativo surge de esta idea de cuestionar el mapa como instrumento de dominación y

proponer un mapa otro, una representación alternativa del territorio. Esta representación no es solo espacial, en

términos de donde se hacen las cosas, sino que busca ser cultural en el sentido de integrar otros aspectos de la

cosmovisión y de pensar en integrar diferentes mapas o representaciones simbólicas en una idea de espacio

social de relaciones, de espacio vivido por la gente.

En los talleres hay momentos donde se trabaja a partir de una hoja y con la gente recordando “¿dónde estaba la

casa de tal?”, pero también “¿por qué camino se llevaban los animales?”. Entonces se van marcando las

conexiones: “¿por dónde se iba a visitar a la gente de otra comunidad?”, entonces se acordaban que era por el

paso aquel, que estaba entre esos dos cerros, entonces se marcan los cerros y se marca el paso. Se va operando

Page 23: Cuadernillo II Encuentro - Web

en una reconstrucción del uso del territorio. Después también hay gente que empieza a hablar de las

apariciones… o donde relata la gente grande que se había producido un enterratorio y que después había

como apariciones en ese lugar. Esas cosas se van marcando en el mapa, en el momento del taller de mapeo que

se hace con toda la gente de la comunidad. La idea de esos talleres es directamente poner la hoja y que los

marcadores empiecen a circular entre la gente: entonces es la gente la que se empieza a acordar de las cosas,

es la gente que empieza a escribir directamente.

La idea de que sea participativo no tiene que ver solo con el hecho de que vamos y trabajamos con la gente, sino

que el equipo mismo es un equipo intercultural: está formado por la gente que venimos del CEPFI (el ex CEPINT),

la gente del Centro de Educación mapuce, otros actores sociales involucrados en la temática (quienes

conformamos el equipo técnico profesional del mapeo), y además está la gente que maneja los GPS, que puede

hacer las georeferencias (que también es mapuce). Se parte de una concepción donde el trabajo mismo se

plantea con la gente mapuce a partir de que ellos también nos digan cuáles son las comunidades de las que es

conveniente hacer estos mapeos y por qué motivo. También se tiene como objetivo que los integrantes de las

comunidades donde se realizan los mismos se capaciten en estas técnicas y puedan replicar los talleres, ya sin

participación del “equipo técnico”.

Con posterioridad a los mapeos del Cerro Comandante Díaz y Awkapán se realizaron otros mapeos en las

comunidades de y posteriormente en Kinxikew.

En el caso de Paicil-Antriao el objetivo fue doble, porque esta comunidad es una comunidad que está en

Villa La Angostura (capaz han oído hablar porque tuvo intervención policial, represión… hay un rewe que

está en un terreno que se lo han vendido a un norteamericano, de nombre Fisher, que lo ha cercado… este

caso ha tenido como una trascendencia mediática). El motivo por el cual se decide hacer el mapeo cultural

ahí no es tanto por el hecho de buscar las pruebas en sí, sino por la necesidad de fortalecimiento y apoyo

que esa comunidad tenía. La gente de esa comunidad ha sido muy vapuleada por gente que ha salido a

decir en los diarios que no eran una comunidad, que sólo eran una familia, que eran un invento, u otra

gente que salió a decir que en Villa La Angostura no había mapuce. En ese contexto, tan con�ictivo, el taller

de mapeo funcionó como un aglutinante para que la gente de la comunidad se juntara y empezara a

recordar su historia. Entonces ese era el otro objetivo que tenía ese mapeo. No solo la cuestión de buscar

pruebas y volcarlas en un mapa (que puede llegar a tener un resultado negativo o positivo en función de

lograr una recuperación territorial), sino que la gente también pueda reconstruir este pasado comunitario,

que por diversos motivos está como más disgregado, pero que no deja de estar ahí. La gente más grande

empieza a rememorar los relatos de las cosas de su infancia, gente que recuerda cosas muy terribles, también.

Por ejemplo, gente que había estado presente cuando se hizo la plaza de Villa La Angostura, que para hacerla

tuvieron que aplanar un terreno y en ese terreno había un cementerio mapuce y recordaban como los huesos

de sus antepasados habían rodado junto con la tierra.

En algún sentido, lo que se pone en juego es la capacidad de construir comunidad; ya que en estos espacios

se producen relatos que no son relatos que se puedan dar en lo cotidiano, porque más allá de que la gente en

lo cotidiano interaccione (el nieto con la abuela, por ejemplo), y haya elementos puestos ahí, el hecho de

juntarse y empezar a reconstruir la historia con las distintas generaciones, tiene una consecuencia totalmente

distinta, y esa es otra característica de este tipo de trabajo. A los talleres de mapeo va la gente más grande de

la comunidad, porque es la que recuerda más cosas, sabe de más lugares, tiene el recuerdo de por dónde se

llevaban a los animales, dónde se cultivaban las distintas cosas, pero los que van a hacer la tarea de

georeferencia y están constantemente participando en los aspectos más técnicos de todo esto son los j

óvenes de las comunidades, lo que la gente mapuce llama kona, que es un joven que es dotado de una

misión por la comunidad, en este caso de tomar el registro fotográ�co, �lmar, realizar las grabaciones, ir a

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 24: Cuadernillo II Encuentro - Web

hacer las mediciones con el GPS. El hecho de que se junten las generaciones y se empiecen a recordar estas

cosas, que a lo mejor no son charlas habituales. También se empiezan a recordar situaciones que van dando

cuenta del despojo: gente que decía “yo cedí una parte de mi tierra, pero tuvo que ver con que yo una vez me

enfermé y esta señora me estuvo cuidando y después me pidió que yo le diera la tierra”. Entonces se empieza

a hacer toda la reconstrucción de cómo fueron despojados de la tierra por distintas causas y eso también va

quedando registrado en los mapas.

Luego, paralelamente a los talleres de mapeo, este trabajo en Paichil, se acompaña de toda una reconstrucción

histórica y de búsqueda fuentes y documentos, porque hay muchos registros de, por ejemplo, embargues

y demás, de todo esto que fue pasando con su territorio. En algún sentido es posible hacer un correlato de lo

que la gente va diciendo y reconstruyendo con lo que aparece en algunos registros, como por ejemplo la

forma en que se va perdiendo la tierra. Hay un mecanismo, del que se pudo dar cuenta a partir de lo que la

gente relataba, que tenía que ver con el transplante de población mapuce del territorio de la comunidad al

pueblo y que operaba de la siguiente manera: la gente se encontraba viviendo en el monte y venía alguien

del gobierno y les decía “usted no puede vivir en estas condiciones, nosotros estamos por hacer un plan de

viviendas en el pueblo, ¿por qué no se muda al pueblo?” y la gente se mudaba al pueblo. Por eso ahora dicen

“no hay mapuce acá”, porque es gente que fue integrada a la vida en la ciudad. Pero la gente pudo relatar esto

que les ha ido pasando, que obviamente cuando les iba pasando no tenían conciencia de que en realidad era

un mecanismo de despojo, pero que ahora, al momento de aparecer todas estas representaciones acerca de si

hay mapuce o no hay mapuce, si Paichil (que es uno de los fundadores de esta comunidad) había nacido en

Chile o en Argentina o si ese dato es relevante para un momento histórico cuando Chile y Argentina como

estados nación todavía no están constituidos. Todas estas cosas que se pueden poner en relación a partir del

relato que los participantes van contando en el taller y que sirve a la comunidad para reconstruir historia

también. Este es el otro objetivo que tienen estos mapeos culturales.

Después de ese taller es cuando, con los mismos participantes (en este caso con los konas de la comunidad y

con los konas de la Confederación) se va y se buscan esos lugares de los que la gente habló (algunos están más

cerca, otros hay que caminar bastante), y se georeferencian con el GPS, se hacen las marcas. Después, eso es lo

que permite anteponer al mapa o�cial este otro mapa construido a partir de lo que la gente fue diciendo. Esta

es un poco la experiencia.

El caso de Paichil se presentó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya que la Confederación

Mapuche Neuquina había presentado una denuncia contra el Estado de Neuquén, por las represiones y todo lo

que no se les estaba permitiendo en ese territorio. La persona que fue representando al pueblo mapuce utilizó

parte del informe generado en esta experiencia que hemos compartido.

Reconstrucción del mapa político cultural. Cuando empieza el proceso con la hoja

en blanco y se puede ver la gente que empieza a trabajar en base a lo que va reconstruyendo del territorio.

Page 25: Cuadernillo II Encuentro - Web

En el primer taller que se hace con la comunidad Paichil Antriao se abarcan incluso aspectos que involucran

otras comunidades, ya que como decía son espacios sociales en uso. El territorio vivido no se acomoda a los

límites impuestos, �uye, se mueve con la gente. Esta comunidad, Pachil Antriao, junto con Kinxikew y

Kintupuray, forman lo que se llama ‘zonal Lafkenche’, que signi�ca comunidades (lof ) de las zonas de los lagos.

En realidad son comunidades diferentes porque tienen que ver con linajes familiares y territoriales diferentes,

con padres distintos, pero que comparten el mismo espacio social. La gente empezó a recordar por dónde se

iban a visitar, por dónde circulaban los animales, cuáles eran los caminos alternativos. Cuando se va avanzando

en la historia del estado argentino, aparecen las rutas, Parques Nacionales, jurisdicciones que empiezan a ser

impuestas. Se empieza trabajando a partir de esa reconstrucción donde todo lo que está plasmado en el mapa

o�cial que tenemos ahora no aparece.

También representamos el Lago Nahuel Huapí, el Lago Correntoso; el mapeo llega hasta el Lago Traful,

porque hay gente de las comunidades que tenía familia ahí (tienen que pensar que el pueblo mapuce ahora

está asentado y �jado en comunidades reconocidas con límites �jos, pero es un pueblo que tenía una gran

movilidad dentro del territorio y además una movilidad estacional). Esa es una de las principales cuestiones

que se le critica a la ley de relevamiento: que �ja a la comunidad en el espacio que está (o en el que le fue

reconocido), sin tener en cuenta que la mayoría de los pueblos indígenas, no solo los mapuches, tienen un

patrón más nómade de ocupación del territorio. El vivir el territorio es diferente al patrón de asentamiento

que tenemos nosotros, por eso es muy difícil decir “es esto, hasta este límite y nada más”.

De todas formas, lo que se hace cuando se vuelca al mapa es un ejercicio de recuperación de lo espacial, es

un ejercicio de renombrar. Si ustedes ven en este mapa, el mapa tiene los puntos de referencia marcados en

base al mapeo, pero toda la toponimia y todos los nombres son los nombres mapuce. Entonces, no es el Lago

Traful, es el ‘Xafvl Lafken’; el Nahuel Huapi es el Nawel Wapi Lafken. Esto se logra durante el taller, es una re�exión

del taller. En algún momento la gente empieza a decir: “¿Por qué le seguimos diciendo Villa La Angostura?

¿Cómo se llamaba esta zona antes?” Empiezan a tratar de recuperar los nombres y las formas del nombrar.

La gente más grande trata de recordar cómo eran los nombres de las cosas antes. Porque no es que las cosas

no tenían nombre, no es un ejercicio de inventar nombres, es un ejercicio de recuperar los nombres que fueron

olvidados, que fueron dejados de lado a partir de la imposición de la cartografía o�cial.

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 26: Cuadernillo II Encuentro - Web

A esto nos referimos cuando decimos que los mapas implican una colonización, que es una mirada colonizada. En la mayoría de los mapas que tenemos actualmente (los mapas o�ciales) aparecen los nombres que iban poniendo a medida que se iban ‘descubriendo’ territorios, en esta idea que tiene Occidente de descubrir: lo descubro cuando yo llego ahí. Tenemos un cerro que se llama de una forma porque la persona que llegó le puso ese nombre, cuando en realidad las cosas tenían un nombre antes, porque no eran territorios vacíos, eran territorios ocupados. La idea es poder recuperar esto y los talleres sirven para hacer ese ejercicio de recuperación. Una persona a lo mejor no se acuerda de todos los nombres, pero el hecho de que la gente se junte y empiece ahacer este ejercicio de rememorar colectivamente, hace que vayan apareciendo los nombres, vayan apareciendo las historias. Es por eso que la gente mapuce propone esto de recuperar el territorio a partir de renombrar el espacio físico. La idea de que los mapas son sociales y políticos es porque se trata de re�ejar todo este tipo de relaciones, no solo dónde están las cosas sino el uso que tenían, que se hacía en distintos espacios.

En base a este informe que se presenta ante la Corte Interamericana de DDHH, la misma dice que se va analizar el caso y dicta una medida de no innovar y hace un llamamiento a que el estado neuquino le garantice al pueblomapuce el acceso a los lugares ceremoniales. Por ejemplo, el acceso al rewe que estaba cercado por esta persona, que además tenía seguridad privada que agredía disparando a quienes se acercaran. Este mapeo fue bastante complicado porque cuando nos veían sacando fotos o georeferenciando había gente que se paraba, gente que se ponía como amenazante. naturales y el turismo.

Es por esto que en esta explicación del territorio aparece toda una utilización de términos que hacen a la cosmovisión mapuche. Para entender esta idea, que no es una cuestión de etiquetas sino que cada palabratiene un signi�cado en términos de una cosmovisión otra. Entonces se presenta la necesidad no solo demostrar los mapas, sino que en el mismo proceso se hace necesario explicar una cosmovisión: el origen territorial, el origen familiar; ahí está el fundamento de las comunidades. Yo dejo el Power Point para que lopuedan hacer circular, pero esto sería como un glosario de las cuestiones que están puestas en el mapa y los conceptos que están implicados y que le dan justi�cación a ese mapa desde la �losofía mapuce, por eso están de�nidos de esta forma.

Este mapeo en el lof Paicil-Antriao terminó, pero ahora estamos trabajando en elaborar un CD con lapresentación de todos los mapas que se elaboraron y el informe. Además, estamos trabajando en el mapeo de la comunidad Kinxikew, que comparte el estar en esta zona, que es tan codiciada por sus recursos

Page 27: Cuadernillo II Encuentro - Web

Expositores: Julia y Pablo

ICONOCLASISTAS

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Les vamos a contar como nos acercamos nosotros al tema de lo cartográ�co y de los talleres de mapeo, en

los cuales no utilizamos sólo representaciones catastrales o de contornos geográ�cos, sino que también

impulsamos otros soportes que llamamos “dispositivos múltiples” y que focalizan la mirada a lo urbano, lo

institucional, lo discursivo, lo corporal. Estos soportes y dispositivos se activan en talleres de construcción

colectiva e instancias colaborativas de socialización de saberes y conocimientos.

Partimos de la idea de que “el mapa no es el territorio”. Un mapa, como dijo la compañera, es una

representación coorganizada. Y justamente la idea de visibilizar procesos de territorialización tiene que ver

con la posibilidad de re�exionar sobre los modos de transitar, habitar, percibir, intervenir en el lugar donde

vivimos, porque esa es la forma en la cual vamos construyendo territorio. Y este es siempre un proceso

subjetivo, alejado de pretensiones cientí�cas. En este sentido los talleres se con�guran como una herramienta

clave para impulsar y visibilizar estos procesos de territorialización.

proyección del mapamundi. Estos otros mapas que vemos, de distintas épocas históricas, fueron realizados, como

todos los mapas o�ciales que se hacen en nuestro país, por el Instituto Geográ�co Militar.

El marco general que organiza nuestro trabajo lo apodamos lúdicamente Cosmovisión rebelde, y tiene que

ver con esta idea de potenciar una mirada crítica frente a las realidades que nos rodean, las más cercanas,

cotidianas, y también las más amplias, las más lejanas. La Cosmovisión nos permite trabajar con la idea de

multiplanos, plataformas que se desplazan entre una mirada hacia una realidad más global, como puede ser

un mapa bien abstracto; las “panorámicas”, que serían “vuelos de pájaro” sobre la ciudad, sobre el territorio;

los “paisajes”, que tienen que ver con collages que hacemos a partir de derivas fotográ�cas con los participantes

del taller; y un “mapeo de las percepciones”, que es más un mapeo corporal, con un trabajo desde lo emocional,

desde los sentidos, es decir desde el empobrecimiento de la experiencia a partir del modo en el cual se con�gura

la precariedad de nuestras vidas.

Uno de los trabajos que publicamos con esta idea de multiplanos fue la Cosmovisión rebelde sobre la ciudad

posmoderna, que la focalizamos en la ciudad de Buenos Aires, relevando grá�camente sectores y procesos,

�ujos económicos, de trabajo, zonas de mayor poder adquisitivo, desigualdad y brecha económica,

consecuencias del consumo, publicidad y medios. Para contrastar esta mirada sobre lo urbano, luego

publicamos la Cosmovisión rebelde sobre el saqueo neocolonial, que intentaba construir un relato a partir de

la grá�co y de un señalamiento en un mapa de las particularidades y problemáticas del modelo

extractivo-exportador: cómo afecta a las comunidades, campesinos y pueblos originarios, y pequeñas

Estos mapas que vemos son de distintas épocas y

muestran la centralidad que tiene el Río de la Plata en la

con�guración de este territorio, y que excede fronteras

preestablecidas. Este mapa es del artista uruguayo

Torres García, creado por los años treinta y en donde pone

la centralidad en el sur pareciendo signi�car que

“nuestro norte es el sur”. Este otro mapa en cambio, pone

la centralidad en nuestro país, una especie de

argentinocentrismo, cuyo enfoque deforma totalmente la

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

Page 29: Cuadernillo II Encuentro - Web

comunidades que viven cercanas a la zona, y también visibilizamos las luchas, las formas de resistencia, las

alternativas de emancipación. Los mapeos que trabajamos siempre intentan mostrar eso, por un lado las

problemáticas y por otro lado, de qué forma la gente se está organizando, porque si no siempre estaríamos

mostrando miradas muy deprimentes. Y esto lo fuimos aprendiendo y cambiando desde la experiencia y el

intercambio con otros porque en los primeros talleres nos pasó que la gente se veía frente a todo esto y decía,

“bueno ¿y ahora qué hacemos?”. Es decir, al ver la panorámica parecería que es imposible cambiar algo, y la

realidad es que ya se están haciendo cosas.

Estos dos mapas que mostramos de las cosmovisiones, son trabajos previos a los talleres colectivos, que

comenzamos a organizar en 2008. Estos trabajos con mapas yo (N: Pablo) los comencé a experimentar desde

los años noventa. Junto a otro colectivo en el que participé, el Grupo de Arte Callejero (GAC), trabajamos con

intervenciones urbanas y realizamos señalizaciones y mapas de Aquí viven genocidas. Ya como Iconoclasistas,

y con la idea de comunicar y liberar herramientas, comenzamos a trabajar otras ideas de mapa, incorporando

otras dimensiones, como las de aquellos mapas de viajeros que además de mostrar el mapa plano mostraban el

paisaje alrededor, que árboles había, cómo se vestía la gente, que vías de comunicación, cómo estaba planteada

la ciudad, qué murallas tenía, etc. Esto es lo que quisimos incorporar, la idea de paisaje y la de relato, que los

mapas empiecen a contar algo más de lo que se ve.

Entonces nosotros, sumando a esta posibilidad de potenciar un relato desde un mapa, partimos también de la

idea que todos tenemos la capacidad de “elevarnos”, de hacer un “vuelo de pájaro” imaginario sobre el territorio,

dibujarlo y compartirlo con otros. Por ejemplo, cualquiera de ustedes puede hacerme un pequeño mapita de

cómo llegar a su casa y seguro que lo voy a entender: “me tomo el 37 bajo antes de la estación Lanús, me tomo

el 520, camino dos cuadras allá…”

Los talleres siempre los organizamos articulando con otros grupos, organizaciones, asambleas; es decir, con

quienes tienen la inserción territorial y quieren el taller para algo especí�co. En ese sentido, siempre

remarcamos que los talleres de mapeo se orientan de acuerdo a necesidades y objetivos concretos, y buscan

potenciar la construcción de prácticas de transformación. Los talleres comienzan con una presentación que

introduce esta idea de por qué trabajar con mapas, para qué, o sea que es lo que estamos buscando visibilizar

colectivamente, para que no quede solamente un soporte que condense cierta información, si no que sea una

plataforma de diagnóstico, algo que permita tejer estrategias colectivas. El mapeo se desarrolla en pequeños

grupos y luego se hace una puesta en común, una de las partes más ricas porque surge mucho debate con

respecto a la construcción de miradas (tenemos millones de anécdotas al respecto, pero no se las vamos a contar

Este mapa que vemos es el mapa de un niño exiliado,

lo bajamos de internet, y nos viene justo para contar

esto. Miren como el niño empieza a contar desde el

dibujo de un mapa su exilio, cómo parte de su Polonia

natal hasta América, seguramente expulsado por los

nazis. El niño conoce muy bien su ciudad y la dibuja

con detalles.

Cuando pasa por África, ya se nota que mucho no

conoce y la dibuja como una pelota. El barco en el que

estaba navegando lo conoce muy bien, luego de estar

meses en él. Y �nalmente dibuja su cuadra en

Montevideo, Uruguay: colorea casas, árboles, y escribe

nombres.

Page 30: Cuadernillo II Encuentro - Web

todas). La duración de los talleres varía de acuerdo al tiempo que se tenga, la cantidad de días, de semanas, etc.

Y son actividades que se insertan en un proceso más grande, que tiene que ver con transformaciones y procesos

de resistencia colectiva: el mapa es un pequeño eslabón de un proceso mayor que se viene activando

territorialmente. Además de organizar talleres, participamos con mapeos en encuentros sociales donde nos

invitan a desarrollar una actividad, y armamos mesas de mapeo, mapeos entrevista o mapas murales. Vamos

ajustando la metodología a los requerimientos de la gente que nos invita.

La herramienta se difundió muchísimo y nosotros alentamos la reapropiación. No creemos en la idea de

especialistas y es por eso que socializamos nuestra experiencia en un Instruccionario de mapeo colectivo

que contiene los pasos básicos para organizar un taller: está subido a la página1 y es de libre circulación como

todo el material nuestro.

En los talleres se trabaja con iconografía. Al principio hicimos unos íconos base, a partir de las problemáticas

que iban surgiendo en los talleres. Siempre tenemos un trabajo previo con los que organizan el taller en territorio,

y consensuamos la forma de trabajo y las temáticas a relevar. Nosotros somos básicamente comunicadores,

agitamos esta herramienta y socializamos nuestro modo de trabajo y los recursos grá�cos. Comenzamos con

los talleres luego de un requerimiento de la ENEG2, (ahí hay un compañero que participó de la ENEG, vi una

remera), que es el encuentro de Estudiantes de Geografía de Argentina, se juntan una vez al año en diferentes

lugares del país. Cuando se hizo en Córdoba un compañero mendocino nos dijo: “Che, ustedes que hacen mapas,

porque no hacen un ´herramentario´ para usar cuando organizamos las salidas a campo”. Entonces empezamos a

trabajar estos íconos para facilitar la toma de notas y el señalamiento de información en los mapas que usaban

los estudiantes.

Page 31: Cuadernillo II Encuentro - Web

Para empezar a trabajar con íconos retomamos (los más viejos se van a acordar) esta idea de los “calquitos”, los

transfer, esos libritos con imágenes en los que uno dibujaba y armaba sus propios paisajes en los años setenta.

El diseño fue cambiando, incorporando temáticas, modi�cando denominaciones, en los talleres la gente

empezaba a dibujar sus propios íconos y después nosotros los “estilizábamos”, digamos, les dábamos forma

grá�ca y así los fuimos incorporando a nuestra caja de herramientas.

Les mostramos algunos mapas que surgieron de los talleres: este es de la Ciudad de Córdoba, por ejemplo. Julia

es cordobesa, yo soy de acá, de la Ciudad de Gerli. En Córdoba se hicieron bastantes mapeos, distintos grupos

retomaron la herramienta y la activaron en sus propios espacios y actividades, esos trabajos los titulamos como

“Esquizo Córdoba” y están subidos a nuestro sitio.

Ahora les mostramos algunos resultados grá�cos de los talleres de mapeo: por ejemplo este lo hicimos en Perú,

adonde viajamos dos veces. En Perú está la Universidad de San Marcos, que es la universidad más antigua de

Sudamérica. El “Programa Democracia y Transformación Global” (PDTG) organizó un foro con organizaciones de

Perú y ahí trabajamos un mapeo con delegados de organizaciones y movimientos sociales. Al año volvimos a un

encuentro con organizaciones de toda América Latina y realizamos mapeos con movimientos sociales que iban

desde Iquitos hasta Arequipa. Y luego de un trabajo de ocho meses para trasladar los datos y darle formato

grá�co salió este trabajo que en Perú fue impreso y distribuido entre los participantes y nosotros lo subimos al

sitio web de donde puede ser bajado e impreso.

En estos mapas ya diseñados recortamos temáticas y no incluimos todo lo relevado en los talleres, porque no sólo

sería imposible por una cuestión de espacio, sino también poco estratégico para la difusión de problemáticas.

En 2010 hicimos un taller en el Barrio de la Barceloneta en Barcelona, que es un histórico barrio de pescadores,

habitado por familias con contratos de alquiler de 20/30 años de duración, pero que en los últimos años y por un

proceso de gentri�cación y especulación inmobiliaria, están con amenazas de ser expulsados ya que los dueños

pre�eren alquilar los departamentos a los turistas a precios más caros que a los históricos vecinos.

Nos invitó un colectivo activista de Barcelona que estaba en un proceso de articulación con los vecinos

organizados. Así que organizamos un trabajo con ellos durante dos semanas, hicimos un taller y construimos

juntos una herramienta de comunicación para difundir la problemática que estaba sufriendo ese barrio. Al volver

a Buenos Aires, siguió el intercambio por mail y unas semanas después enviamos el diseño y allá fue impreso y

distribuido. Lo llamamos Carteloneta, un juego de palabras con “Barceloneta - Cartel”, consistente en un cartel que

se podía colgar en las paredes, doblar como una carta para buzonear (que era algo especí�co que ellos nos

pidieron), conteniendo algunos de los problemas y los proyectos que ellos tenían respecto al barrio. También está

subido al sitio web y pueden bajárselo de allí.

Con la Carteloneta se trabajó bastante la idea del paisaje, porque los vecinos usan mucho los carteles (como los

que usamos para el diseño) para denunciar las situaciones en el barrio y la inclusión de una bailaora del barrio,

Carmen Amaya, gritando “Espabilate”, fue potente para resaltar el orgullo barrial y la defensa del per�l identitario.

Ahora les vamos a mostrar muy rápidamente un resumen de todos los talleres que hicimos aquí por Argentina

y algunos de sus resultados grá�cos. En el año 2008 comenzamos a viajar por todo el país para hacer los talleres.

Al principio conseguimos un subsidio para poder bancar los viajes, pero a medida que se fue haciendo conocida

la herramienta, las agrupaciones que nos invitaban se hacían cargo del costo de pasajes y eso facilitó muchísimo

los desplazamientos. Así nos fuimos conectando con personas de todo el país, y armando una red de

conocimientos y solidaridades con la idea de realizar un “Atlas Colectivo” de la Argentina. Con el tiempo nos

dimos cuenta que era una locura total! No sólo porque un mapa es una “foto” del momento (una instantánea de

algo que cambia constantemente) sino porque nos sería imposible cubrir todo…

Page 32: Cuadernillo II Encuentro - Web

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

“¿Para que trabajan con mapas entonces?” Se preguntarán ustedes. Le damos mucha importancia al proceso

que se activa en los talleres, a la instancia de intercambio de conocimientos y saberes, a potenciar esos espacios

de construcción de alternativas y de otras miradas. En la UAC nos pasó una cosa muy simpática, un compañero

de Catamarca nos decía: “los que luchamos contra estos monstruos ya sabemos que vamos a perder, porque nos

vienen golpeando desde hace rato, pero al menos lo que están haciendo ustedes es contar nuestra historia que

queda grabada en un mapa”.

En base a estos viajes que habrán durado un año, de�nimos dos temáticas fundamentales que nucleaban

todas las luchas o la mayoría de ellas, una tenía que ver con la cuestión de los agronegocios (el corrimiento de

la frontera agrícola, de la soja), y la otra, la megaminería a cielo abierto. Decidimos entonces diseñar dos

mapas, proceso que llevó un tiempo considerable ya que la información tenía que ser veri�cada, emprolijada

y consensuada. Nosotros participamos en dos UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas), justo este �n de semana

se está haciendo una en Buenos Aires. En la primera que fuimos, en julio de 2009, planteamos en el plenario

�nal que la idea era que los mapas muestren no sólo las problemáticas sino también dónde las asambleas y

comunidades están organizadas y qué es lo que se está haciendo. Teniendo en cuenta que un mapa es una

herramienta ambigua que no solo nos está empoderando para la denuncia, para la visibilización, etc., sino que

también le da a los poderes dominantes una información que puede volverse en contra nuestra, preguntamos

si querían que las resistencias estén incluidas. A los pocos meses se hizo la otra UAC en Córdoba (en diciembre)

y por consenso unánime de delegados de todo el país se resolvió que sí, que querían estar, que había mucha

necesidad de reconocerse, de verse, de sentirse fuertes, de sentirse que no están solos. Esto nos movilizó

mucho y por eso lo estamos comentando. Queremos insistir en que estos procesos colectivos que adquieren

visibilidad pública tienen que estar muy bien planeados y consensuados con las comunidades. Pueden ver y

bajar estos mapas del sitio web.

Page 33: Cuadernillo II Encuentro - Web

Hace poco hicimos un mapeo con docentes de arte que estaban trabajando en la Villa Fiorito y estaban deprimidas,

cansadas, no veían cosas positivas, ese fue el reclamo en el primer encuentro. En el segundo encuentro llevamos

íconos de los sentidos: olfato, vista, gusto, etc. con una gama de colores para señalizar aspectos positivos o que

causaban malestar. Y al �nal del mapeo lo que salió fue que había muchas cosas que les gustaban. Se dieron cuenta

que no la pasaban tan mal, que disfrutaban del espacio y lo que estaban haciendo.

Estas imágenes corresponden a material que publicamos hace un tiempo, sobre todo como recurso para

trabajar en bachilleratos populares. Este primer a�che es una especie de cosmovisión sobre nuestra

Latinoamérica rebelde construida desde algunos de sus principales protagonistas, variados, pero insertos

en el campo popular y de izquierda. Trabajamos con la idea de barroco americano, retomando la imagen de la

OTRAS HERRAMIENTAS QUE USAMOS PARA MAPEARMapeo reportaje: que consiste en salir por el barrio con un mapa y empezar a preguntarle a la gente, y jugar y

decirle: “Contanos que pasa en tu barrio. Qué es lo que te gusta, que te molesta”, siempre volviendo a esta

capacidad de “elevarnos” y rememorar experiencias y percepciones sobre nuestro territorio. Esto que ven es un

prototipo que hicimos, consistente en un mapeo con imanes para poder tenerlo a mano e ir modi�cándolo.

Esta es una Línea de tiempo colectiva, que se trabajó en Perú. Retomamos esta idea de quipu, de hilo que va

saliendo y que se va anudando para ir armando una cronología a partir de una línea de tiempo. La idea de

paisaje también la trabajamos a partir de derivas fotográ�cas, para armar un per�l de la ciudad a partir de un

collage, recortando las fotos, armando y señalizando el per�l que vamos viendo.

Estamos trabajando también el nivel corporal, interno, de las emociones y de las percepciones a partir de La

ciudad y los sentidos. De hecho mañana vamos a hacer un ejercicio lúdico en la puerta de la Tribu3, desde las

tres de la tarde, así que están todos invitados a acercarse y participar. La idea es ir trabajando, en un plano más

interno, estas cuestiones que generan malestar, que generan placer, y donde están localizadas. Trabajar ciertas

formas de degradación de la experiencia, muy vinculada a las diversas formas de alienación, de naturalización

de ciertos discursos, de ciertas ideologías, del miedo al otro, de toda esta cuestión de ideología de la inseguridad

y de la sospecha. El mapeo de los sentidos y del cuerpo, nos abre un panorama muy amplio para empezar a

trabajar cuestiones más instaladas y que tiene que ver con creencias de sentido común, frases y a�rmaciones

que la gente acepta y que no cuestiona por entender que es lo que hay que hacer, lo que hay que decir, etc.

Page 34: Cuadernillo II Encuentro - Web

virgen montaña pero recuperando una identidad originaria, campesina, obrera, etc. Bueno, Pablo les va a

contar mejor ya que es el creador de estas fabulosas imágenes…

Esta trilogía la armamos en distintos años pero fue reimpresa para el bicentenario en 2010. Otro de los a�ches

consistió en una Trenza insurrecta, para conjurar esta idea tan asentada a veces que siempre estamos

empezando de cero las luchas, cuando en realidad otros y otras nos precedieron y podemos aprender de sus

experiencias. La imagen que gra�có esto fue una trenza en donde las hebras (más �nas o más gruesas) iban

anudándose con mayor o menor fuerza. Y las tres hebras correspondían a los pueblos originarios,

afrodescendientes y criollos que se fueron uniendo a separando a lo largo de la historia, desde la conquista

a la actualidad. Pero lo que queda claro es que cada tanto –pero continuamente a lo largo de la historia- hay

una gran rebelión, en contra del colonialismo, o de las fuerzas dominantes del momento… Por eso la trenza

termina en un Pachacuti que dará vuelta todo, es una mirada positiva.

El tercer a�che se hizo para los 40 años del Cordobazo en 2009. El año anterior, mientras viajábamos para

realizar los talleres de mapeo nos cruzábamos con personas que discutían sobre dónde había comenzado el

Cordobazo. Algunas decían que en Corrientes, en el comedor universitario. Otros en Resistencia. Y así.

Entonces comenzamos a investigar y junto a un colectivo de historiadores construimos esta genealogía

donde fuimos contando las rebeliones populares conocidas como “azos”, tratando de encontrar vínculos, y

mostrar también los depredadores mediante dibujos de langostas, etc.

También hemos realizado otros mapas más lúdicos y a partir de la forma o silueta de algunos lugares.

Este es un recurso que se usa mucho en comunidades originarias o rurales donde se llama a una montaña

“Cabeza de Indio” o “Águila Negra” por la similitud de las formas. En la ciudad también se usa, por ejemplo,

en una calle donde hay muchos árboles de tipas y se llama “Hipólito Irigoyen” muchas veces la gente la

apoda como “la calle de las Tipas”. Bueno, volviendo a los mapas que realizamos, a Argentina la dimos una

forma de media res, como territorio disponible para ser descuartizado y vendido. Un mapamundi con

bananas para mostrar la crisis mundial. La ciudad de Buenos Aires como si fuera un huevo frito, una ciudad

que se expande y adonde se viene a “mojar el pancito”, a trabajar, a ganarse el mango. Y en las afueras, en las

partes quemadas, viven los expulsados, los que caen ahí porque otra no les queda, o porque han sido

expulsados de sus tierras, como está ocurriendo en Santiago del Estero con los campesinos, o en Chaco

con las comunidades originarias. Aquí ven a Tucumán como si fuera un corazón, esta propuesta la lanzamos

por Facebook y tuvo buena repercusión, la gente comenzó a tirar ideas y metáforas y de allí construimos el

texto.

Estas son algunas de las cosas que queríamos mostrarles y contarles. Pueden consultar nuestro sitio web

iconoclasistas.com.ar y aquí les dejamos algo de material impreso para los que quieran llevarse.

Muchas gracias.

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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Por Sebastián Russo

EPILOGO

La experiencia y la cosa. Imágenes para la acción

Page 36: Cuadernillo II Encuentro - Web

Uso y dispositivo

El mapa es una imagen, o sea, una construcción técnico-discursiva (un dispositivo), arraigada a/constituida por

un modo de ver. Un modo de ver cartográfico, que como todo modo de ver es una construcción/delimitación

de un campo (cuanto menos) visual. Con la singularidad que le otorga un dispositivo, que a su vez, y por sus

propias características “funcionales”, en tanto mecanismo, permite ver a la vez que oculta. Es decir, aunque su

impronta sea objetivista/representacional, no habría un solo mapa posible, ni habría un único modo de ver

cartográfico.

Así, dos problemas, el del “uso” (del dispositivo) y el del “dispositivo” (como herramienta de uso). Cuestiones

que deben pensarse entrelazadas, pero que entendemos a su vez deben analizarse en sus singulares

características: sus singulares zonas problemáticas, y sus particulares potencias, sus particularidades

dilemáticas, y operacionales. Siendo que en general, o se los indiferencia, o se alude al primero de estos

problemas, en detrimento del segundo (al que entenderemos, fundamento del otro). Ya que si bien los usos

construyen una trama de visibilidad, un estatuto de enunciación novedosa (y pensemos en De Certau y sus

“usos cotidianos” y la resignificación que se realiza de todo enunciado al incorporarlo y “practicarlo”), tales

usos se realizan sobre las visibilidades, las enunciaciones sobre las que el propio dispositivo está configurado,

sobre el paradigma desde el que está pensado: el que le dio luz, y el que le permite (y condiciona su) dar luz.

Y es que (siguiendo con la metáfora) lo que da luz, ni da toda la luz posible, ni ilumina todo. Construye un

campo lumínico restringido, y en tanto limitación fundamental, ya que sin esta restricción el mismo concepto

de luz no tendría sentido, sería lo indeterminado, sin las sombras que le otorguen su diferencial significante,

su existencia como concepto. Dar (a) luz, entonces, supone un ente, un dispositivo (inventado, construido:

desde Dios para acá) que tiene un campo de acción lumínica determinado (desde aquel modo de ver,

condicionante desde la cuna), pero con la potencialidad de que sea resignificado el haz lumínico dado, en los

distintos usos que se le practiquen, iluminando quizás zonas que su “esencia lumínica” (el modo de ver que

encarna) tal vez no tenía pensado (ni podía pensar) iluminar.

Así, si bien se puede hacer una resignificación de los usos del instrumento (en este caso, el instrumento

mapa), marcando lo que no se marca, visibilizando lo que no se visibiliza (en mapas “oficiales”, por ejemplo).

También se puede operar (pensar) en usos por fuera de la lógica, de la matriz (digamos, epistemológica), del

campo de visibilidad (su “visible”) con el que el instrumento dio a luz; en este caso, por fuera de la cartografía

tradicional, o sea racional, técnico-instrumental. Este último modo, sería el que opera ya no solo sobre el uso,

sino sobre el dispositivo. Modo que incluiría, necesariamente, la pregunta por el “qué se oculta” detrás del

mapa como dispositivo (y no solo el “qué oculta tal o cuál mapa”), qué tradiciones están operando en él. Y

sugerimos, claro, la del positivismo cientificista).

A su vez, se podría pensar que la resignificación del uso, está en relación con una dimensión política (disputarle

a los usos oficiales, hegemónicos, desde otros usos, por decir, contra hegemónicos). Y que el pensar a nivel del

dispositivo, o sea, discutir la propia lógica del mapa, conlleva una dimensión filosófica-epistemológica (a una

lógica objetivista, interponerle una estético-subjetivista, por nuevamente decir), que es, claro, también una

dimensión de la política, en tanto cuestionar/reelaborar (en el mejor de los casos) las bases desde donde se

piensa, sea un Estado, sea una sociedad, sea una pequeña comunidad.

En este sentido, pensar el dispositivo, en tanto dimensión político filosófica, permitiría distinguir entre una

II Encuentro de Experiencias Cartográficas

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perspectiva (hegemónica) técnico-racionalista, donde el ojo, lo visible (tal el positivismo decimonónico lo

ensalza, y construye), son el estatuto cientí�co de verdad, de una modernidad que inventará y hegemonizará

distintas máquinas de visión: la fotografía, pero también los rayos x, el microscopio, el telescopio. Y otra

perspectiva, que incorpore la experiencia, el lazo inter subjetivo, la creación, lo lúdico, que conlleva (en suma)

a una re�exión sobre las relaciones de poder (y no solo sobre “quién lo tiene o debería tener”, sino sobre el

modo en el que opera, y se internaliza –Foucault, claro, no podría dejarnos decir otra cosa-). En de�nitiva, un

modo de ver que dispute el régimen de verdad, de representatividad, sobre el cual están fundados dispositivos

como los cartográ�cos, que tras el paradigma positivista, escinde al sujeto del objeto, a la experiencia de la cosa.

Así todo, la pregunta inicial, propia de una �losofía de la técnica, nos sigue acosando: ¿Qué relación se

establece entre un dispositivo y su uso? Y en este sentido, ¿un cambio en los usos de un dispositivo, cambia la

lógica sobre la que está basado ese dispositivo?

La emancipación de las formas

La lógica sobre la cual una cartografía está diseñada, es la de la representación. Cabe entonces recuperar la

tensión entre representación y expresión que desarrolló Gilles Deleuze. Según este autor el concepto de

representación arrastra una raigambre especular, de mimesis. Por el contrario, el de expresión, arraiga en el

concepto de poiesis, de construcción. Así, representar un territorio en un mapa, desde una perspectiva

“representacional”, sería entender una suerte de traspaso de información, de analogía a escala (donde “el mapa

no es el territorio”, y no solo por una cuestión de escalas) La lógica expresiva rompería la idea de representación,

evidenciando que la imagen producida constituye una nueva totalidad significante, eludiendo el registro

mimético, y construyendo “imágenes nuevas”.

Lógicas, representacionales y expresivas, que si bien no pueden ser escindidas, se proponen en un escenario

de tensión, en el que una primará sobre la otra. Ya que por más registro analógico planteado siempre habría

un discurso nuevo (en términos performáticos) que se enuncia, con una autonomía del que lo antecedió, el

que le dio posibilidad de emergencia, discutiendo en mayor o menor medida con la lógica representacional

(mimética) hegemónica. Y todo discurso, por más “expresivo” que se suponga, estará siempre basado en

lenguajes, retóricas que le preceden, y en pos de un posible intercambio social. Aunque ya no desde una

exclusiva efectividad comunicacional de traspasos positivos de signos, sino a través de una mirada, una

perspectiva, un sesgo, incluso una incomodidad, una sorpresa, un secreto.

Lógicas (representacionales o expresivas) que dependerán, en su desarrollo, en su uso estratégico, del

“territorio en disputa” en el que se enmarquen. Así, si el interlocutor es el Estado (como paradigma -no

exclusivo- de un discurso hegemónico), o cuando este actúa como mediador, los usos de las cartografías

parecen necesitar asimilar la lógica hegemónica representacional objetivista. Y enunciar, marcar (por ejemplo,

y también de modo canónico) “Acá hay mapuches”, “Acá hay deforestación”, “Acá hay contaminación” para

poder incidir en cambios (visibilizando lo que se invisibiliza) ya no en el paradigma objetivista, sino de cambios

en la distribución simbólico-material dentro de ese paradigma. ¿Aunque acaso no habría que dar “batalla

representacional”, es decir, discutiendo el paradigma representacional, en todo ámbito, en todo discurso?

Adviene(nos), así, la pregunta por la estética. La estética (en este caso) del territorio.

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Paola Cortés Rocca, en su libro “El tiempo de la máquina. Retratos, paisajes y otras imágenes de la Nación”,

cita a Michel De Certau para pensar la relación entre paisaje y naturaleza, en el marco de analizar los discursos

en torno al “desierto” (en tanto territorio/estética necesario para fundamentar una narrativa nacional

argentina, hacia fines del siglo XIX) De Certau diferencia entre lieu (lugar) –una ubicación geográfica

específica, asociada a la estabilidad y a la ley de la propiedad- y espace (espacio) –efecto de una serie de

prácticas significantes accionando sobre el lugar-. Cortés Rocca, así, entenderá al paisaje, como un espace,

en tanto una intervención sobre la Naturaleza. Ubicando al paisaje (el de su interés: el “desierto”), como

concepto/problema, en relación a una cuestión eminentemente (aunque no solo, claro) estética.

El mapa, así, también podría ligarse a la idea de espace, en tanto configuración recortada, abstracta, por tanto

una intervención sobre la idea de territorio. Esta intervención, es, incluso, como el paisaje para Cortés Rocca, “un

corte a esa totalidad, que lejos de producir un fragmento, impone una nueva entidad completa”. Y cuál es sino

esta la definición de “obra”, en tanto fictio, en tanto constructo. Es decir, el mapa como obra, como ficción, como

creación expresiva. Un “todo” significativo, y ya no un complemento de un todo trascendente (“real”), tal como

la tradición representacional nos convoca a pensar y a hacer los mapas, las imágenes todas. Es decir, lo

performático de lo expresivo como “entidad”, potencia reflexiva/experiencial, distinguido de lo mimético

representativo como “suplemento” de un “real” inconmovible.

De este modo, y en relación con su carácter de intervención, de constructo, el mapa contiene (está constituido

por y gracias a) problemas estéticos. Ya que en el marco de evidenciar el carácter de fragmento/totalidad del

mapa, se instituye (insalvable) el problema de cómo representar/expresar estos paisajes (estos espace).

Un problema que de esta forma, renegaría de poder pensarse en términos objetivistas, cientificistas (tal el

paradigma en el que la cartografía se funda), sino cualitativos, en tanto modos de darse la representación.

“Medir es descubrir”, dice Kant, citado por Cortés Rocca (p 138), contraponiendo lo científico a lo sublime

(el arte), es decir, la planificación a lo inconmensurable, lo potencialmente incontrolable. Tríada prototípica

(ver-explicar-controlar) del modo de ver de la modernidad técnico-racionalista, que nos funda y configura, y

que claro, persiste.

Así, cabría pensar una distinción entre mapas que representen, expliquen, controlen (lo no controlado, incluso

por el Estado), otorguen certeza, y así dominio (en su doble acepción de conocimiento, y –por ella- de

dominación) de una situación. Y mapas que, expresando, liberando, emancipando sus propias formas, los

propios modos de representación cartográfica, reconfiguran, más no sea permitirían explicitar, evidenciar,

poner en tensión, los (vaya si) problemas de la verdad y el poder. O sea, un mapa como legado racionalista

del ver/explicar/controlar (propio de toda ciencia, incluso, la de gobierno), que mide, marca (cosifica y fetichiza),

para conocer/dominar (incluso en su carácter de contra-poder), o un mapa que recupere la experiencia (en sus

complejidades cronotópicas, de espacios y tiempos metafóricos, superpuestos, espectrales), las significaciones

subjetivas, los mitos y creencias colectivas, que se erija en rev(b)elador de un otro modo de expresión de la

experiencia, de un modo otro de ver.

Nuestra concepción, claro está, no es abjuratoria de lo representacional, aunque sí propaladora de la expresión,

y en vínculos tensionales, trágicos. Absurda (e irresponsable) sería tal abjuración. Ya en Nietzche la lucha entre lo

apolíneo –las formas- y los dionisíaco se expresaba en una brutal convivencia tensional.

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Ya que volver cosa lo experienciable es volver la experiencia algo apropiable, deglutido, deshechable, aunque a

la vez arma, instrumento, dispositivo, para una disputa político-social.

Corolario (o intento de un programa para la acción)

El mapa es una imagen. Y como toda imagen, está siempre dado a una pulsión narrativa, a la esperanza de

devenir relato (tal la proposición de una pragmática de las imágenes1, que entrama tal pulsión con la necesidad

–esperanza- de pergeñar un futuro) El mapa, así, en tanto relato. Y un relato que se potencia (y se vuelve

potencia) en el marco interpretativo en el que se lo enmarque.

Así: mapear para (re)significar lo que se presume (estratégicamente) vacío (y por tanto sin identidad,

“escribible”(tal sucede con las villas porteñas, y el supuesto “desierto” que se expresa en su vaciada

representación en mapas) Mapear para (re)organizar la experiencia (individual, colectiva), a través de capas

transhistóricas, que incorporen distintos tiempos conviviendo (escapándole a la linealidad propia del progreso),

acosándose mutuamente (como legado –pasado-, como esperanza –futura-), y desde formas de visibilidad que

recuperen, expresen la experiencia, eludiendo/discutiendo la alienación (en primer término simbólica) de la

representación mimética, analógica.

Mapeos que no escindan sujetos de objetos, que eviten la cosificación, deviniendo proceso experiencial.

Mapeando, incluso, nuestros mapas, permitiendo reflexionar sobre los lenguajes (dispositivos) usados, y

expresar así, las condiciones de producción (o sea, las trazas de estructuraciones ideológicas que invisibles

nos atraviesan y constituyen), para de este modo explicitar las condiciones de posibilidad de nuestra capacidad

interpretativa, de nuestra capacidad de acción.

Y siendo, en definitiva, que el mapa, en tanto abstracción, es una deconstrucción conceptual, y que

está dado a una necesaria deconstrucción simbólico-territorial, la propuesta es pugnar por, tener como horizonte,

una suerte de re-territorialización (en tanto reconstruir el territorio dado, a través de reconfiguraciones

sígnico-expresivas, fundadas en tramas experienciales, colectivas, comunitarias)

Simil al proceso sartreano que iría de una totalización (primera, dada), a una des-totalización (momento en que

las propuestas teóricas parecen denenerse), para proponer (necesariamente, y como fundamento

político-experiencial) una re-totalización.

En tiempos multiculturales, globalizados, de una sobredeterminada des-territorialización (más simbólica

que “real”), el afán político entonces parece ser (creemos es) el de construir (intentar, trágicamente) nuevos

relatos. Lo que no implica otra cosa que construir (pugnar por, y en nueva alusión sartreana) “fundamentos

para la esperanza”.

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