cuadriptico geisha y samurai´11 cáceres

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En Europa el interés por Oriente y por Japón viene des- de hace mucho tiempo y de forma mucho más intensa a partir del tardo-barocco. Es verdad, que el interés por el esotismo fue una de las atracciones principales de las grandes cortes europeas, pero fue el 31 de Marzo del 1854 lo que estableció un gran cambio, con la apertura de los puertos japoneses y el inicio de acuerdos comerciales cargo del célebre “commodoro” Perry. Desde entonce las continuas importaciones de mer- cancía y manufactura proveniente de Japón y de China invadieron Occidente. Como dijo Walter Crane, componente de los prerra- faelistas ingleses, “la apertura de los puertos japoneses al comercio ha tenido una gran importancia en el arte occidental, al igual que Europa ha influenciado el arte japonés.” Desde entonces, los grabados, sobre todos japoneses, ya conocidos en Europa se difundieron de forma nume- rosa en las principales capitales; sobre todo París, que conoce una invasión de xilografías, manga y grabados, algunos eróticos, muy apreciados por los parisinos. Gracias a la Exposición Internacional de 1862 en Lon- dres y la de 1876, 1878, 1889 en París, el arte oriental tuvo un éxito sin precedentes, en este periodo se for- maron importantes colecciones de xilografías y cerá- micas, también se fundaron revistas como “Le Japon Artistique” de Samuel Bing y muchos artistas tomaron el arte y los grabados japoneses como modelo, convir- tiéndose así en un trámite en la evolución del gusto y de la composición de una nueva pintura emergente, el Im- presionismo. Del arte oriental quedaron asombrados artistas como Whistler, que en 1863 contaba con una extraordinaria coleción de grabados japoneses y adop- tará el logotipo de la mariposa para firmar sus agua- fuertes y grabados, también Manet poseía numerosos e inmortalizados grabados en sus cuadros (como por ejemplo el conocido retrato de Emil Zola, con un fondo donde asomaban algunas imágines de gradados japo- neses). También se tiene que nombrar a Renoir, el cual se inicia en la decoración de cerámicas propio por esto comien- za su interés por el arte japonés que le lleva a realizar una serie retratos de gran inspiración oriental, así como la introducción de elementos decorativos llegando a una verdadera busqueda da la naturaleza y de las flores en el mundo. Un gran ejemplo de esto es sin duda Monet, que en sus investigaciones acabará en una composiciôn simple y de fuertes componentes de carácter oriental, sobre todo en los últimos años de vida, cuando iniciando por su jardín oriental realizado de puentes y elementos ins- pirados en Japón le llevará a la gran obra de su vida, el ciclo de las ninfas. Estableció así el nacimiento de la pintura informal, que revolucionará el arte del siglo.XX ¿Qué decir de Gauguin el impresionista perdido? O de Van Gogh, que con sus investigaciones usará el Japón y su tradición figurativa casi al punto de copiarla y de alcanzar a través da ella un estilo pictórico de compo- nentes totalmente derivantes da la pintura japonesa. Pero es en la pintura de Toulouse-Lautrec donde el arte Japonés toma aspectos innovadores e inconfundibles, aprovechando las formas y expresiones, para crear una nueva forma compositiva y establecer el nacimiento de una nueva comunicación y publicidad a través de la cultura oriental.

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cuadriptico Geisha y Samurai´11 Cáceres

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Page 1: cuadriptico Geisha y  Samurai´11 Cáceres

En Europa el interés por Oriente y por Japón viene des-de hace mucho tiempo y de forma mucho más intensa a partir del tardo-barocco.Es verdad, que el interés por el esotismo fue una de las atracciones principales de las grandes cortes europeas, pero fue el 31 de Marzo del 1854 lo que estableció un gran cambio, con la apertura de los puertos japoneses y el inicio de acuerdos comerciales cargo del célebre “commodoro” Perry.Desde entonce las continuas importaciones de mer-cancía y manufactura proveniente de Japón y de China invadieron Occidente.Como dijo Walter Crane, componente de los prerra-faelistas ingleses, “la apertura de los puertos japoneses al comercio ha tenido una gran importancia en el arte occidental, al igual que Europa ha in� uenciado el arte japonés.”Desde entonces, los grabados, sobre todos japoneses, ya conocidos en Europa se difundieron de forma nume-rosa en las principales capitales; sobre todo París, que conoce una invasión de xilografías, manga y grabados, algunos eróticos, muy apreciados por los parisinos.Gracias a la Exposición Internacional de 1862 en Lon-dres y la de 1876, 1878, 1889 en París, el arte oriental tuvo un éxito sin precedentes, en este periodo se for-maron importantes colecciones de xilografías y cerá-micas, también se fundaron revistas como “Le Japon Artistique” de Samuel Bing y muchos artistas tomaron el arte y los grabados japoneses como modelo, convir-tiéndose así en un trámite en la evolución del gusto y de la composición de una nueva pintura emergente, el Im-presionismo. Del arte oriental quedaron asombrados

artistas como Whistler, que en 1863 contaba con una extraordinaria coleción de grabados japoneses y adop-tará el logotipo de la mariposa para � rmar sus agua-fuertes y grabados, también Manet poseía numerosos e inmortalizados grabados en sus cuadros (como por ejemplo el conocido retrato de Emil Zola, con un fondo donde asomaban algunas imágines de gradados japo-neses).También se tiene que nombrar a Renoir, el cual se inicia en la decoración de cerámicas propio por esto comien-za su interés por el arte japonés que le lleva a realizar una serie retratos de gran inspiración oriental, así como la introducción de elementos decorativos llegando a una verdadera busqueda da la naturaleza y de las � ores en el mundo.Un gran ejemplo de esto es sin duda Monet, que en sus investigaciones acabará en una composiciôn simple y de fuertes componentes de carácter oriental, sobre todo en los últimos años de vida, cuando iniciando por su jardín oriental realizado de puentes y elementos ins-pirados en Japón le llevará a la gran obra de su vida, el ciclo de las ninfas. Estableció así el nacimiento de la pintura informal, que revolucionará el arte del siglo.XX ¿Qué decir de Gauguin el impresionista perdido? O de Van Gogh, que con sus investigaciones usará el Japón y su tradición � gurativa casi al punto de copiarla y de alcanzar a través da ella un estilo pictórico de compo-nentes totalmente derivantes da la pintura japonesa.Pero es en la pintura de Toulouse-Lautrec donde el arte Japonés toma aspectos innovadores e inconfundibles, aprovechando las formas y expresiones, para crear una nueva forma compositiva y establecer el nacimiento de una nueva comunicación y publicidad a través de la cultura oriental.

FUNDACIÓN MCCB

CASA PALACIO DE LOS BECERRA

Plaza de San Jorge, 210003 CÁCERES

28 julio -22 septiembre

Page 2: cuadriptico Geisha y  Samurai´11 Cáceres

La otra vertiente de la exposición está dedicada al samurai: guerrero tribal arquetipo de un héroe solitario, despiadado en el campo de batalla y esteta en tiempo de paz.La historia y el mito de esta previligiada casta de guerre-ros nobiliarios será visitada a través de extraordinarias imágines, donde su universo de sentimientos y pasio-nes nos llevará a un mundo ya perdido entre historia y leyenda.

La exposición nos llevará a revivir el mundo de las cor-tesanas, jóvenes que encarnaron los ideales de belleza de estos años y de los lugares de placer. Volveremos a ver la sensualidad y las hermosuras monumentales transmitidas por los antiguos maestros como Hokusai, Kunioshi, Kunisada, Hiroshige, Eizan.En la exaltación de la delicadeza grá� ca encontrare-mos la explosión de las fuerzas que nos llevarán a un universo de psicología femenina a través de los peque-ños placeres de la «ciudad sin noche». Una parte de la exposición, autorizada sólo a mayores de 18 años, será dedicada a estampas eróticas, donde su delicado lenguaje, narran en manera explicita las variaciones de un antiguo juego.

en las fotografías los ritos cotidianos de los samurais, de las geishas, de los vendedores ambulantes y de los mercaderes. Las fotografías redecoradas con colores en añil tenían inspiración en el arte pictórico en cuanto a los personajes, las tintas y las composiciones se re� ere.En esta época estas imágenes se vendían como souvenir. Las fotos se pegaban entre cartones y se encuadernaban en volumenes, con elegantes tapas de � ltro o de laca todo muy decorado que luego se guardaban en cajas de cartón o de madera. El precio por un album de 100 copias era de más de200 dólares en el 1877. El estudio de estas representa-ciones, nos ofrece la clave de lectura para poner en evi-dencia la relación existente entre la cultura occidental y la japonesa.

La nueva tecnica llegó a Japón alrededor del 1860 obra del fotografo francés Roche, quien había abierto un es-tudio en Nagasaki. Y en tan sólo diez años, ya habían surgido más de cien estudios fotográ� cos gestionados por profesionales japoneses entre los cuales destaca Shimooka Renjo que aprendió la técnica de un ameri-cano. En el 1877 en Yokohama, el italiano Felice Beato abrió un taller fotográ� co, lo que le hizo comvertir-se en un profesional de reconocida fama y fue su co-mienzo narrando con estas imágenes la in� uencia de la cultura occidental en Japón y las transformaciones causadas por esta. Es el mismo Felice Beato el autor de muchas fotografíaas expuestas en la exposición “ Geisha y Samurai. Amor y guerra en el antiguo Japón” que provienen de una colección privada. Es evidente