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POST"SCRIPTUM.

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EN todos los papeles que el gobierno espanol y sus adictos pa-blicaron en La época de la revolucion do 1810, se empefiaron

en manifestar ciue el aizamiento del cura Hidalgo habia sido unverdadero motin 6 asonada encaminada a robar las riquezas delos ricos espanoles, y que habia obrado sin plan ninguno relati-vo a proporcionar a la America su felicidad. La inquisicion deMexico fuC la primera que se empeñô en hacer odioso a estecaudillo, reuniendo a la impostura la, calumnia, pretendiendo ata-carlo por ci flanco religioso, C imputandole que entre muchos er-rores habia negado la existencia del infierno, porque conocia quoeste era el verdadero medio de desconceptuarlo y que heria masla fibra religiosa del pueblo mexicano, a quien justamente ha-maba el sábio padre Mier pueblo teocrático. Llegô a noticia delSr. Hidalgo esta acusacion, que rnuy luego procuró desmentirpor si mismo en un impreso que -hizo circular en Guadalajara.Confieso que no habia Uegado original a mis manos hasta que

438 CUADRO HIST&AtICO

una feliz casualidad me lo proporcionó por mano del Lie. D.Mariano Otero, a quien se Ic remitió de Jalisco, diciéndole queentre muy pocos se habia salvado en el pueblo de Tizapam deaquel departamento. Yo no ignoraba que ci Sr. Hidalgo lo hu-biese escrito, porque como verãn mis lectores, el comisionado pa..ra instruirle sit causa en Chihuahua le hizo cargo del despreciocon que habia visto ]as censuras de la inquisicion.... Yo dijeque dicho comisionado t no tuvo presente o desoyô voluntaria-mente las groseras contradicciones que le habia cogido a este tri-bunal cuando le acusb de que negaba la existencia del infierno,haciéndole cargo de que habia dicho que un papa es/aba ardien-.do en él; y mal podia negar la existencia de este iugar terri-ble ci mismo que lo sefialaba como lugar de un eterno tor-mento. Es mucho de notar que la respuesta ft .este cargo lamisma inquisicion se la previno, con la que lo disipô; i tal era laignorancia de los señores de los puilos azules! En fin, estedocumento apologético apareció ya, el cual es tanto mas apre-ciable, cuanto que lo escribió por sI mismo en su defensa el Sr.Hidalgo.. Hélo aqui a la letra.

MANIFIESTO QUE EL SR. D. MIGUEL HIDALGO YCOSTILLA GENERALISIMO DE LAS ARMAS AMERICANAS, Y ELECTO

POR LA MAYOR PARTE DE LOS PUEBLOS DEL REINO PARA DEFEN-

DER SUS DERECHOS Y LOS DE SUS CONCIUDADANOS RACE AL

PUEBLO.

,,Me veo en la triste necesidad de satisfacer a las gentes sobreun punto enque nunca crel se me pudiese tildar, ni menos de-clarartne sospechoso para mis compatriotas. Hablo de la cosamas interesante, mas sagrada, y para ml la mas amable: de Iareligion santa, de la fésobrenatural que recibi en el bautismo.

Os juro, desde luego, amados conciudadanos mios, que ja-mas me he apartado ni un ápice de Ia creencia de Ia santa Igle-sia. Cathlica: jamas he dudado de ninguna de sus verdades: siem-pre he estado Intimamente convencido de Ia infalibilidad de sus

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DE LA BEVOLUCION MEXICANA. 439

dogmas, y estoy pronto a derramar mi sangre en defensa de to-dos y cada uno de ellos.

Testigos de esta protesta son los feligreses de Dolores y de S.Felipe, a quienes continuamente esplicaba las terribles penas quesufren los condenados en el infierno, a quienes procuraba inspi-tar horror a los vicios, y amor a la virtud para que no quedaranenvueltos en la desgraciada suerte de los que mueren en pecado:testigos las gentes todas que me han tratado, los pueblos dondehe vivido, y el ejército que cornando. Pero para qué testigossobre un hecho é imputacion que ella misma manifiesta su fal-sedad? Se me acusa de que niego la existencia del infierno, yun poco antes se me hace cargo de haber asentado que algunpontIflce de los canonizados por santo estâ en este lugar. C-mo, pues, concordar que un pontIflce estâ en ci infierno, negan-do la existencia de este?

Se me imputa tambien ci haber negado la autenticiclad de lossagrados libros, y se me acusa de seguir los perversos dogmas deLutero: si Lutero deduce sus errores de los libros que cree ins-pirados por Dios, cómo el que niega esta inspiracion sosten-drá los suyos deducidos de los mismos libros que tiene por fabu_losos? Del misino modo son todas las acusaciones. Os persua-dirais, Americanos, que un tribunal tan respetable, y cuyo ins-tituto es el mas santo, se dejase arrastrar del arno; del paisana-ge, hasta prostituir su honor y su reputacion? Estad ciertos,amados conciudadanos mios, que Si no hubiese emprendido Ii-bertar nuestro reino de los grandes males que le oprimian, y delos mucho mayores que Ic amenazaban, y que por instantesiban a caer sobre él, jamas hubiera yo sido acusado de herege.

Todos mis delitos traen su or'igen del deseo de vuestra felici-dad: si este no me hubiese hecho tomar las armas, yo disfruta-na una vida dulce, suave y tranquila: yo pasaria por verdaderocatólico, como lo soy, y me lisongeo de serb: jamas habria ha-bido quien se atreviese a denigrarme con la infame nota de Iaheregi a.

Pero de qué medio se habian de valer los espalioles europeos,en cuyas opresoras manos estaba nuestra suerte? La empresa

440 CUADBO HIST'ORICO

era dernasiado árdua: la nacion que tanto tiempo estuvo aletar-gada, despierta repentinarnente de su sueflo a Ia duke voz do lalibertad; corren apresurados los pueblos y toman las arinas parasostenerla a toda Costa.

Los opresores no tienen armas ni gentes para obligarnos conLa fuerza a seguir en la horrorosa esciavitud a que nos tenian con-denados. Pues qué recurso les quedaba? Valerse de toda espe-cie de medius por injustos, ilIcitos y torpes que fuesen, con tal quecondujeran a sostener su despotismo y la opresion de la Amen-Ca: abandonan hasta la i1tima reliquia de hotiradez y hombrade bien; se prostituyen las autoridades mas recomendables, ful-minan excornuniones, que nadie mejor que ellas saben, no tie-non fuerza alguna; procuran amedrentar i los incautos, y aterrc-rizar a los iguorantes para que espantados con el nombre de ana-tema, teman donde no hay motivo de temer. Z Qui6n crecria,arnados conciudadanos, que ilegase hasta este punto el descaroy atrevimiento de los gachupines? iProfanar ]as cosas mas sa-.gradas para asegurar SU intolerable dorninacion? iValerse de lamisma religion santa para abatir y destruirla? iUsar de exco-muniones contra toda La mente de la Iglesia, fulminarlas sin queintervenga inotivo de religion

Abrid los ojos, americanos, no os dejeis seducir de nuestrosenemigos: ellos no son catOlicos, sino por polItica: su Dios es eldiiiero, y las conninaciones solo tienen por objeto la opresion.Creeis acaso que no puede ser ,-erdadero catOlico ci que no es-

tC sujeto al dCspota espaiol? De dóude nos ha venido este nue-vo dogma, este nuevo articulo dc íé?

Abrid los ojos, vuelvo a decir: nieditad sobre vuestros verda-ders intereEes: de este precioso momento depende Ia felicidad6 infelicidad de vuestros hijos y de vuestra numerosa posteridad.Son ciertamente incalculables, amados conciudadanos, los malesa que quedais espuestos Si no aprovechais este momento felizque la Divina Providencia os ha puesto en las manos: no escu-cheis las seductoras voces de nuestros enemigos, que bajo el ye-lo de la religion y de Ia amistad os quieren hacer victimas do suinsaciable codicia.

DZ LA. UEVOLUCION MZXICANA. :441

Os persuadIS)i arnados conciudadanos, que los gachupines,hombres desnaturalizados quehan roto los rnas estrechos vfncu-los de la sangre, ise estremece la naturaleza! que abandonan-do a sus padres, a sus hermanos, a sus rnugere 1 y a. ais.popioshijos, sean capaces de tener afectosde humanidad a otra perso-na? Podreis tener con ellos algun enlace superior 5. los que lamisma riaturaleza puso en ]as relaciones de sufrniIia? NO losatropelian todos por solo ci interés de hacerse riis en Ia America?Piies no creais que imos hombres nutridos de estos senrimien-tos puedan mantener arnistad sincera con nosotros: siempre quese les presente ci vii interCs, os sacrificarin con la rnisrna fres-cura que ban abaudonado a sus propios padres.

Creeis que al atravesar inniensos mares, esponerse S la ham-bre, a la desnudez, 5. los peligros do la vida, inseparables de Ianavegacion, lo ban emprendido por venir S haceros felices? Osenganais, americanos. Abrazarian ellos ese c(irnulo de traba-jos por hacer dichoos a unos hombres que no conocen? El m('-vii de todas esas fatigas no es sino su sórdida avaricia: ellos noban venido sino por despojarnos de nuestros bienes, por quitar-nos nuestras tierras, por tnernos siempre avasallados bajo de suspies.

Rompamos, americanos, estos lazos de ignominia con que nosban tenido ligados tanto tiempo: para conseguirlo, no necesita-mos sino de unirnos. Si nosotros no peleamos contra nosotrosinismos, Ia guerra •stá concluida, y nuestros derechos a salvo.UnSmonos, pues, todos los que hemos nacido en este dichososuelo: vCamos desde boy como estrangeros y enemigos de flues-tras prerogativas S. todos Jos que no son americanos.

Establezcamos un congreso que se componga de representan-tes de todas ]as ciudades, villas y lugares de este reino, que te-niendo por objeto principal mantener nuestra Santa religion, dic-te leyes suaves, benéficas y acomodadas S ]as circunstancias decada pueblo: ellos entonces gobernarán con Ia duizura de pa-dres, nos tratarán como a sus herrnanos, desterrarán Ia pobrezamoderando la devastacion del reino y Ia estraccion de su dinero,fQmentarán las artes, se avivará la industria, haremos uso libre

TOM. I.-57.

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442 CUADRO IflSTóRTCO

de las riqufsimas producciones de nuestros feraces paises, y Ii lavuelta de pocos años disfrutarán sus habitantes de todas las dc-licias que el Soberano Autor de la naturaleza ha derramado so-bre este vasto continente."

NOTA.Entre las resmas de prociamas que nos han venido de Ia Pe-

ninsula desde la irrupcion en ella de los franceses, no se leerâuna cuartilla de papel que contenga, ni aun indicada, excomu-nion de algun prelado de aquellas partes contra los que abraza-sen la causa de Pepe Botella, sin que nadie dude que sus ejérci-tos y constitucion venian a destruir el cristianismo en Espaia.

Tal es el documento que agrego al Cuadro Histórico en su se-gunda edicion, y por ci que se y e que la revolucion de Doloresllevó un plan fijo, formado por el Sr. Hidalgo.

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