cuento

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UESTRA PACHAMAMA La Pachamama está llena de colores, nada mejor para representarla que los trazos de un paisaje de historias, de personajes pintados de verde. En su seno se mece y se acuesta un rojo intenso de tierra, que perdiendo el control de su brocha, con el viento y el azul del cielo, van formando, al extenderse, una escalera cromática de beiges, de ocres... de tierra. Reflejando un espejo de colores que al recibir la luz, en gritos, ¡estalla! La Pachamama se mece escuchando la música que la luna le canta. Schusss, y en secreto, cuando llega la noche, y las sombras avanzan, de sol tostada, dejando deslizar los dedos de luna por su espalda ¡ danza la sonata del agua! moviendo su cancán de mares, revolcando su caudal de ríos y empapando su cuerpo, va arrugando con areniscas y piedras de vida su manto. La Pachamama alumbra su noche con una estela de estrellas, colgadas de un cielo que traspasa la negrura perenne. Y cuando el Sol se asoma, barriendo la ceguera de sombras, de amor empapada, echa al aire un campaneo de trinos, colgándose de las ramas que de su vida brotan; retándole de aromas al aliento del viento, para que la savia de su sangre, de nuevo, se bañe de luz y esperanza. La Pachamama no habla, con las yem as de sus dedos, al escribirse ¡ama! N

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LEDY SISA RAMIREZ Wilson David Rojas Amaya

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Page 1: cuento

UESTRA

PACHAMAMA

La Pachamama está llena de

colores, nada mejor para

representarla que los trazos de

un paisaje de historias, de

personajes pintados de verde.

En su seno se mece y se acuesta

un rojo intenso de tierra, que

perdiendo el control de su brocha,

con el viento y el azul del cielo,

van formando, al extenderse,

una escalera cromática de beiges,

de ocres... de tierra. Reflejando

un espejo de colores que al recibir

la luz, en gritos, ¡estalla!

La Pachamama se mece

escuchando la música que la

luna le canta. Schusss, y en

secreto, cuando llega la noche, y

las sombras avanzan, de sol

tostada, dejando deslizar los

dedos de luna por su espalda ¡

danza la sonata del agua!

moviendo su cancán de mares,

revolcando su caudal de ríos y

empapando su cuerpo, va

arrugando con areniscas y

piedras de vida su manto.

La Pachamama alumbra su

noche con una estela de estrellas,

colgadas de un cielo que traspasa

la negrura perenne. Y cuando el

Sol se asoma, barriendo la

ceguera de sombras, de amor

empapada, echa al aire un

campaneo de trinos, colgándose

de las ramas que de su vida

brotan; retándole de aromas al

aliento del viento, para que la

savia de su sangre, de nuevo, se

bañe de luz y esperanza.

La Pachamama no habla, con las

yem

as de sus dedos, al escribirse ¡ama!

N