cuento en movimiento b

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CUENTOS EN MOVIMIENTO LENGUA PLÁSTICA SEGUNDO C 2012

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CUENTOS EN MOVIMIENTO

• LENGUA

• PLÁSTICA

• SEGUNDO C

• 2012

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OR-INYOr-iny, un hombre de 43 años vivía en Holanda; trabajaba como administrador en el

Banco Galicia y utilizaba Tarjeta Naranja.Desde hacía unos años, era un hombre negativo; andaba siempre de mal humor; no

tenía amigos, y nunca estaba en contacto con su familia.Todo comenzó aquella tarde en la que su esposa Orangini murió.Ellos eran muy unidos y tenían mucho en común: los dos eran muy obstinados,

ocurrentes y acuarianos.Todas las mañanas, al despertar, ella le traía el desayuno a la cama; los sábados por la

mañana salían a caminar de la mano por la calle, o se subían al techo a ver el amanecermientras alimentaban a sus peces, entre los que tenían un favorito: el pez payaso al que lohabían llamado Nemo.

Todas las tardes, al llegar del trabajo, salía al jardín para ver el ocaso encompañía de su esposa, mientras ella cosechaba las mandarinas que regaba cada mañana.

A veces, él se dedicaba a la plomería. Por eso, llegaba tarde a su casa para cenar;pero, ella lo entendía y lo esperaba con la cena preparada y servida, lista para comer. Dentrode su comida favorita estaba el puré de calabaza, los quinotos, la ensalada de zanahoria ylos langostinos.

Siempre, al terminar de cenar, comían lasmandarinas y naranjas que habían cosechado alatardecer.

En la tardes de otoño, salíana pasear por la plaza, se sentaban en los bancosy les tiraban migas de pan a los canarios.

Por las noches de invierno, en las quehacía frío se sentaban junto a la chimenea aobservar las llamas del fuego, y se contabananécdota. Una tras otra. Y a pesar de que yalas sabían, ellos nunca se iban a cansar deescucharlas. Ver como el hombre la miraba, y lamiraba, horas y horas era algo admirable. Suamor era intenso; ardía en llamas; eran el unopara el otro; almas gemelas.

Pero todo eso cambio, aquel día en el quea ella le tocó partir.

El pobre hombre partido en dos no tuvomás opción que aceptar la realidad y borrartodos los recuerdos que junto a ella habíavivido ya que le provocaba dolor profundo en elalma.

IAN, EVELIN, MICAELA

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“Los Narcos deBanfield.”

En una tarde otoño, un grupo de Narcos,conocido como “Los Narcos de Banfield”, sedirigían como lo hacían habitualmente, a suestancia llamada “La Esmeralda”, lugarestratégico utilizado como pantalla para ocultarsus más macabros planes de exportación deyerba de primerísima calidad.

En la gran huerta, cosechabanespinaca, pepinos, zapallos verdes, zucchinis,manzanas verdes, brócoli y rúcula, entre otros.Estos eran envasados en cajones, en los cualescamuflaban las hojas de marihuana, listas paraser entregadas a los diferentes compradores delmercado ilegal.

Este grupo de contrabandistas eraliderado por el “Lechuga”: mafioso, cara de sapo,ambicioso y cruel que tenía la intención derealizar la entrega millonaria más importante. Lamisma estaba planeada por su grupo delogística, comandado por el “Gordo Perejil”: unpetiso, perezoso con continuo aliento a cebollade verdeo, por lo cual siempre se lo hallabamasticando hojas de menta.

La operación se iba a realizar en elMuelle Escondido, un lugar pantanoso, lleno deranas, serpientes y cocodrilos.

Pero, lo que no sospechaba la banda esque tras sus ilegales acciones estaba un grupo

llamado “El trébol”.En medio de la descarga de los

contenedores llenos de “supuestas”verduras, comenzó una gran balacera. “ElSandía”, el segundo a cargo de la misión,logró escaparse en una lancha pasandodesapercibido ya que camuflado con sucamiseta de Banfield, desorientó al grupopolicial. Por su parte, el gordo perejil recibióun tiro en la Cadera.

Con la esperanza de poder salvarparte del cargamento, el “Lechuga” logrótransportarlo, en un camión, hacia unsendero lleno de plantas de laurel. El pastoalcanzaba más de un metro de altura y logróocultar su camión de la búsqueda policial.

Al allanar la estancia, el grupo “El trébol”encontró armamento peligroso y un granpizarrón verde en donde planeaban lasestrategias.

A pesar de todos los esfuerzospoliciales, el “Lechuga” logró huir a Brasil.Allí, pasó unos días descansando un hotel delujo, mirando “El increíble Hulk”, tirado enun sillón, comiendo kiwi.

No podemos decir lo mismo del “GordoPerejil” quién terminó en una pequeñacelda, junto a los demás integrantes delgrupo de Banfield, comiendo una pizzahumedecida de provenzal y escuchando, porla radio, el partido de su equipo preferido.

Valentina, Daniela, Daiana, Agostina

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