cuento maria rosa molas color (24x17)
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Estamos celebrando el segundo centenario
del nacimiento de Santa Mª Rosa Molas y
cada uno de nosotros queremos aportar
nuestro granito de arena para este
acontecimiento de la familia Consolación.
Encarnita Guerrero, como el escriba sabio, ha sacado de sus arcas lo viejo y lo
nuevo y lo ha reorganizado a su estilo, con la única intención de hacer que la vida
de Mª Rosa sea cercana y entrañable para los niños.
Beatriz López, con su trazo sencillo y expresivo, ha puesto movimiento y
expresividad a las palabras.
Gracias a ellas, gracias a cada uno de los que en este año vamos a volver a
nuestras arcas personales y vamos a sacar tesoros preciosos para vivir y compar-
tir con estilo propio, el que nos regala el carisma de la Consolación..
Espinardo (MURCIA) 24 Marzo 2015
Bicentenario del nacimiento de María Rosa Molas.
DEDICATORIA
A todos los niños y niñas amigos de Mª Rosa
Este libro es para ti, porque eres del grupo de los amigos de Mª Rosa
y leyendo sus páginas la vas a conocer un poco más
y ella te va a enseñar algunos secretos de su vida,
pero es también tuyo y en él puedes poner color a su vida,
escribir tus pensamientos, señalar lo que te ha gustado más,
lo que quisieras saber, lo que te ha sorprendido…
Te vas a convertir en autor y protagonista de esta bonita historia,
porque los niños, tu también,
son la pupila de los ojos de Mª Rosa Molas
“LOS NIÑOS ERAN LA
PUPILA DE SUS OJOS”
Pequeños momentos
sobre la vida y la obra
de SANTA MARÍA
ROSA MOLAS con
motivo del bicentenario
de su nacimiento.
1815-2015
1--NACIMIENTO E INFANCIA.
En Reus ciudad cuyo significado es cruce de caminos, como si de un buen
presagio se tratara, hace poco más de doscientos años, María Vallvé y José Molas se
conocieron.
José era de Barcelona de profesión artesano y se estableció en Reus con su madre
y sus hermanos menores.
María, la mamá de María Rosa, era catalana y estaba viuda cuando se casó con
José Molas.; del matrimonio anterior tenía dos hijos: Antón y María.
El nuevo matrimonio pronto dio sus frutos. En 1812 nació su hijo José.
El 24 de Marzo de 1815, día de jueves santo, al caer la tarde algo muy grande
estaba a punto de suceder en esta familia.
Era primavera, en una casa humilde pero muy ordenada, con gran nerviosismo y a
la vez llenos de paz, todos los miembros de la familia esperaban el nacimiento de un
bebé.
Tras varias horas de espera se oyó un débil y delicado llanto, que a la vez parecía
decir: “Ya estoy aquí, vengo con humildad pero con grandeza”.
El hogar que la recibió
estaba formado por los
padres Antón y María,
hermanos solo por parte de
su madre y José, su herma-
no, tres años mayor que ella.
Era una niña un poco
pequeña y escasa de peso,
pero eso daba igual, pues
para su familia era la más
bonita del mundo.
Su padre entusiasmado decía: “¡Qué hermosa y bella es mi hija!”.
Todos se abrazaron y dieron gracias a Dios por este regalo.
Desde este lugar y a partir de este momento, se originarían tantos caminos que
aún hoy las hijas de la Congregación que ella fundó siguen recorriendo hasta llegar a
los lugares más inhóspitos y olvidados de mundo.
No hablo de caminos físicos sino de otros, capaces de acercar a las personas y
consolar cualquier sufrimiento del corazón humano.
Con el tiempo Reus hablará de ella más que del famoso general Prim.
José era un hombre muy devoto y el miedo a que a su niña le ocurriese algo hizo
que la bautizaran al día siguiente de nacer (Viernes Santo).
Le pusieron una retahíla de nombres como era la costumbre: Rosa, Francisca (por
los padrinos) y María de los Dolores por la devoción que su padre tenía a la Virgen,
por eso cariñosamente la llamaban Doloretes.
Muy pronto puso a su hija en manos de la Virgen para que ella la cuidara con el
mismo amor que cuidaba a su primer hijo José.
La niña lloraba y sonreía como todo bebé ¿Quién sabe por qué? Seguro que con el
paso del tiempo muchas más veces tendrá que llorar por hacer suyos sufrimientos de
los pobres a quien tanto quería.
La nueva familia
formada por su madre
María, su padre José, su
abuela paterna y sus
hermanos mayores
convivía en un hogar
escaso de lujos pero lleno
de amor.
Desde muy pequeña su educación se basaba en transmitirle y hacerle vivir una
serie de valores religiosos y sobre todo humanos, tanto que…con el tiempo le dieron el
título de “Maestra en humanidad”.
Os aseguro que este título es muy difícil de conseguir y a lo largo de la historia lo
han conseguido muy pocas personas.
No hay ninguna universidad que
lo imparta, ni dinero para comprarlo.
¿Cómo lo consiguió ella? Habrá que
descubrirlo profundizando en su vida y
en su obra.
Creció, haciendo cosas como las
niñas de su edad: se enfadaba, reía,
lloraba, jugaba, colaboraba en las
tareas de casa, estudiaba…
A veces, intentaba escaparse de sus tareas, pero ahí estaban siempre sus padres y
su abuela para recordarle sus responsabilidades, con autoridad, pero con mucho cariño.
Con los compañeros del colegio y con sus
primos era un poco mandona, siempre quería
organizar ella, porque tenía madera de líder. A
veces sus dos maestros de Primaria le tenían que
llamar la atención por este motivo.
A los nueve años recibió la primera comunión.
Ella solita se presentó al párroco para decirle que
quería recibir a Jesús y que ya se sabía el catecismo
La examinó y como estaba preparada se lo concedió
aunque no tenía la edad que se pedía entonces.
No le regalaron consolas, ni tablet, ni juegos, ni
móvil ni una gran fiesta con colchonetas; ni
payasos, ni mesas temáticas o mil cosas más; solo dos
regalos recibió: un diploma como hija de María y un
rosario que conservó durante toda su vida.
Por la noche sentada en su cama acariciaba las
cuentas del rosario y las miraba atentamente ¡era
feliz! este regalo siempre estaría con ella y todavía
hoy está en el museo que tienen las Hermanas en
Tortosa.
Si cada cuenta del rosario la multiplicáramos
por dos, de forma progresiva, el número que obtendríamos sería inferior al de sus
buenas obras. (Ese número es muy alto, incalculable, haced la prueba).
Su abuela murió cuando ella tenía nueve años y su madre poco después, a causa
de una enfermedad contagiosa contraída por ayudar a los enfermos (el cólera).
La muerte de su
madre fue una gran
pérdida, que ella
compensó madurando
rápidamente por encima
de las niñas de su edad.
Ayudaba en las
tareas de la casa, cuidaba
a su padre y encontraba
en la Virgen el calor de la
madre que había perdido.
Como era muy observadora pronto se dio cuenta de las necesidades que habían a
su alrededor y poco a poco las iba guardando en su corazón, ¿tal vez por eso su
corazón llegaría a ser tan grande?
2--SU VOCACIÓN.
A los 16 años sus amigas buscaban novio, unas lo encontraban y otras lo
intentaban sin conseguirlo. Esto era lo propio de la época, había que buscar un marido.
Dolores debía buscar uno muy especial que solo ella sabía y que únicamente en
Reus no estaba.
¿Dónde lo encontraría? : ¿En el pobre? ¿En
el enfermo? ¿En el que se encontraba solo? ¿En el
encarcelado?...
En estos necesitados fue encontrando pistas
y cuando lo tuvo claro se lo dijo a su padre.
Papá: “Quiero ser monja” “¿Quéeeee?”
Como a todos los padres suele ocurrirles, el
miedo a perder a la niña de sus ojos lo paralizó
y solo fue capaz de decir:
“Nooooo, y de esto no se vuelva a hablar nunca más”.
Ella le pidió consejo al padre Salvador, un franciscano amigo de la familia, pero
de nada le sirvió; le tocó callar y esperar.
En la soledad de su habitación, enfadada hablaba con Dios y le decía: “No te
entiendo Dios mío, me quieres en dos sitios a la vez,
¡qué difícil me lo pones!”
Tal vez, Dios no se lo pedía para que tomara la
decisión en ese momento y en los diez años que
esperó se hizo paciente y fuerte como un roble para
todo lo que después tendría que afrontar.
Esa fuerza, sin ninguna duda se la daba la
oración. Su padre le había transmitido desde muy
pequeña un gran amor y fe a la Virgen de los
Dolores.
A los 26 años ingresó en una Comunidad de las Hijas de San Vicente de Paul. Al
frente estaba su amiga Luisa Estivill y aunque todo lo que estas hermanas hacían
estaba bien, iban un poco por libre.
Ella ingresó sin el permiso de su
padre un día de Reyes, como si fuese
un regalo para el mundo. A partir de
este momento la llamarían María
Rosa.
En aquel tiempo cuando una
muchacha se iba para ser monja se
llevaba algunas cosas para la nueva
vida, ese equipaje lo llamaban dote,
pero la única dote que ella se llevó
fue el inmenso amor que albergaba en su corazón para repartir a todo el mundo.
Su padre quedó bien atendido por los hijos que vivían en casa y con la alegría de
algunos nietos que iban llegando.
Años más tarde la visitó en el Hospital de Reus y como si nada hubiera pasado, se
abrazaron y hablaron.
Pronto se ganó el cariño de sus compañeras pero ella necesitaba que el trabajo de
sus hermanas y el suyo estuviese abrazado, cuidado y orientado por Iglesia.
Habló con las Hermanas y empezaron a pensar en una Congregación que
continuara sirviendo a los pobres pero que también tuviera el apoyo de las autoridades
de la Iglesia.
El primer paso lo dio en 1857 escribiendo algunas cartas al Obispo explicándole
sus planes y en 1858 lo consiguió.
El Vicario Capitular y Gobernador eclesiástico de la Diócesis de Tortosa (porque
se había muerto el Obispo) dictó un decreto en respuesta a la solicitud que había
presentado.
Había que buscar un nombre para su nueva fundación. No tuvieron que pensar
mucho.
¿Ellas qué hacen? ¡Consolar! por eso el nombre adjudicado fue “Consolación” y
después “Hnas de Ntra Sra de la Consolación”
Fueron 12 monjas las que hicieron un pacto privado con Dios, por un año, con los
votos de obediencia, pobreza y castidad.
La superiora era
María Rosa Molas.
Solo les faltaba una
casa donde formar a las
jóvenes que querían ser
monjas, es decir, un
noviciado y unas normas
escritas. Con el mismo
entusiasmo que buscaba
comida para los pobres
buscó un lugar para que
estuvieran las novicias y después de muchas gestiones la consiguió.
Se instaló en la Misericordia de Jesús (Tortosa) la casa donde atendían a los
pobres y a los niños huérfanos, y como premio para todas las monjas y para las
jóvenes que se iban uniendo a ellas, les dio un hábito nuevo, diferente porque ahora ya
eran una Congregación.
Se organizaron la vida y distribuyeron el tiempo para la oración y para la
atención a los pobres de acuerdo a unas normas de vida que presentaron al obispo,
para que las aprobara y las llamaban “La regla común y los estatutos”.
La regla define el fin para el que Dios las llama: amar, honrar y hacer conocer y
alabar a Jesús a través de la educación y de todo lo que hacían por los pobres.
Las primeras novicias fueron: Manuela, Teresa, Rafaela y Carmen; aunque el
nombre se lo cambiarían porque era costumbre cambiárselo para indicar que
empezaban una nueva vida.
Tenían un tiempo de formación y preparación para la vida religiosa, porque en el
futuro deberían sacrificarse y dar su vida si fuese necesario por los demás.
María Rosa fundó 17 comunidades.
Desde sus inicios en la casa de la Caridad (Reus) hasta llegar a su última
fundación, Benicarló, fue dejando su inconfundible huella en:
-Escuelas para niñas en Tortosa.
-Casa de Misericordia en los arrabales de Jesús (Tortosa)
-Hospital de Santa Cruz y noviciado también en Jesús (Tortosa)
-Hospital Provincial (Castellón).
-Escuela Ulldecona.
-Internado de chicas en Mora del Ebro.
-Hospital de Burriana.
-Colegios de Vinaroz, Castellón, Roquetas y Benicarló…
Pero sobretodo en el corazón de las gentes con las que trató y se relacionó a lo largo
de su vida.
Ella y sus hermanas sabían resolver cualquier problema: falta de alimentos,
suciedad, enfermedades, burocracia, hablar con alcaldes y administradores de
diputaciones poco transparentes... En definitiva, era lo que hoy en día llamamos una
mujer de recursos.
Si en aquellos tiempos hubiese existido “GOOGLE” hasta sin conocimientos de
informática la hubiesen contratado, porque ellos buscan personas inteligentes y con
recursos.
La mayor parte de su vida fue un salir continuo
de situaciones caóticas y casi insalvables como la casa
de la Misericordia de Tortosa y otros lugares, pero que
ella con la ayuda de otras hermanas superó.
A veces, parecía que hacía magia, sacaba de donde
no había. Pero no era magia, a eso se le llama
Providencia, es decir…
Ella siempre le decía a sus hermanas: “Confiemos siempre en la Divina
providencia y hagamos todo para gloria de Dios y bien de los hermanos y nada para
nosotras”.
Cuando llegaron a esa casa que
llamaban casa de la Misericordia, el
panorama era aterrador: suciedad,
chinches, piojos y mal olor. Las gentes
decían que en lugar de casa de
misericordia debería llamarse casa de
miseria. Pero desde que llegaron las
monjas de Reus se pusieron manos a la
obra, y ella misma desparasitaba a los niños, los peinaba, lavaba, vestía… Tanto cambió
ese lugar que la gente iba a curiosear y se quedaban pasmados. Por eso empezaron a
decir por el barrio “estas monjas o son santas o son brujas”. Algún escritor trataba de
explicar el cambio de la casa de la Misericordia diciendo que el sol había llegado a ese
lugar.
Tuvieron que poner guardias en la puerta para mantener el orden de entrada
para visitarla.
En otro momento de su vida
atendió personalmente a dos niñas
desamparadas, Jenara y María,
que tenían una enfermedad en la
piel. Al día siguiente las acogió en
su casa para siempre y la gente
comentaba que Mª Rosa había
hecho un milagro, porque las
niñas quedaron curadas de un día
para otro.
En el periódico de la época
salían noticias muy halagüeñas
sobre el trabajo que realizaban,
pero María Rosa siempre les
decía a sus hermanas: “Obras
son amores y no buenas
razones…” “La humildad es un
tesoro escondido”.
3—NO HABIA VACIO QUE SU CARIDAD NO LLENASE
Por encima de
todos estos cambios
estaba siempre el
enorme afecto con el
que trataba a todas las
personas.
Un día una novicia
le habló muy fuerte a
un niño y eso a ella le
dolió muchísimo, tanto
que se enfadó con ella.
“Esta situación no
quiero que se repita.”
A alguna de las hermanas
llegó a decirle en algún momento:
“Hermana si la limpieza es
importante, el cariño lo es más.
Ser mendigo no es ningún mal, lo
único malo es quererse alejar de
Dios”
En Reus, Tortosa y la Plana
también se les requería como
educadoras de niñas y señoritas.
Como según María Rosa había que estar “A la altura de la sana ilustración de la
época”, no le quedó más remedio que con esfuerzo y tesón prepararse para obtener el
título de maestra, estudiando por las noches después de unas duras jornadas de
trabajo.
Se examinó de religión, moral, caligrafía
prosa, verso gramática, cuentas, labores… En
esto último, tuvo que coser tres camisas una
de caballero, otra de señora y una pequeña
para el niño Jesús.
A los 37 años este examen suponía un
sacrificio muy grande, tanto como ahora
puede ser sacarse un B2 o C1 en cualquier
idioma a alguien que tenga los años que ella
tenía entonces.
Supero´ el examen con éxito y obtuvo el título de maestra de primaria y
secundaria.
María Rosa fue una mujer valiente y lo demostró en multitud de ocasiones. Uno de
estos momentos fue cuando tuvo que hablar con el general Zurbano para pedirle que
cesara el bombardeo, pues corrían peligro las vidas de los habitantes de la ciudad y sus
niños estaban muy asustados por el ruido de las bombas.
El bombardeo cesó y María
Rosa y sus hermanas durmieron
tranquilas sabiendo que habían
hecho bien su trabajo. Una
hermana le decía: “Madre lo hemos
conseguido” y ella con la humildad
que le caracterizaba le respondió:
“Hagamos todo con mucha
perfección y desnudas de toda
vanidad y gloria terrena”.
Otro momento de valentía es cuando se rebajó su sueldo y el de las hermanas a la
mitad para seguir desempeñando su trabajo en una institución ¡Menos mal que ya era
maestra! pues para ahorrar les querían arrebatar el puesto a ella y sus hermanas para
dárselo a una maestra y a su hija.
Era una
mujer muy
apañada, cosía,
remendaba,
realizaba
manualidades de
flores que
parecían
naturales como
las que ella
misma cultivaba.
También era una experta en frutas de cera, recetas de cocina…
Todo lo guardaba muy organizado, lo compartía con las hermanas y con orgullo se
lo dejaba a cualquiera que se lo pidiese.
Pero ante todo era religiosa: “Prefiero ser religiosa que señora de todo el mundo”.
“Más dichosas y más ricas somos con nuestros hábitos pobres que las reinas con
sus sedas”.
Los mandatarios pronto vieron que las monjas de la Consolación eran un
auténtico chollo y les daban la concesión de nuevos centros, alabándoles su trabajo y
simulando que les hacían un favor. Aunque, en el fondo, pensaban: “como esto no hay
quien lo saque a flote con tan pocos medios pues….”
“Ale para las monjas esas, que se las apañen”
“Y si puede ser… como siempre van en par que trabajen dos y cobre una o
trabajen cuatro y cobren dos”.
“Si hay dinero en las arcas municipales que cobren y si no hay que esperen”.
“Si no tienen para pagar a amas de lactancia internas o externas para los
expósitos, panaderos, y otros acreedores pues que se entiendan con ellos”. Y vaya si se
entendían… Mª Rosa tomaba a los niños en brazos y salía por el barrio a casas donde
sabía que había una señora criando a su bebé y le pedía por el amor de Dios que le
dejase mamar unos minutos.
Esas acciones las hacía con mucha frecuencia y así lograba sacar adelante a
algunos de sus niños huérfanos o que encontraba en el torno del convento.
Otras veces cuidando enfermos contagiosos se enfermaban, pero…“si se
contagian…no pasa nada, para eso son monjas”. Esta era la opinión de los mandatarios
de la época. Eso ocurrió con los apestados de cólera, con el lazareto como llamaban
al “depósito” de enfermos en Castellón. A la invitación de María Rosa, las hermanas
acudieron de forma voluntaria y sin miedo para ayudar.
Unos años antes de morir, cuando ya estaba enferma, el tren Barcelona –Valencia
tuvo un accidente y todos los heridos fueron atendidos en su hospital. .
4--DIOS LA LLAMA A SU LADO.
Durante la primavera de 1876 su salud física iba empeorando, tuvo problemas
con el pulgar de la mano derecha, con una rodilla, problemas respiratorios, de
circulación, fuertes dolores de cabeza…
Un día para no perder tiempo en ir al médico, como tenía un dedo infectado, le
aconsejaron un remedio casero y lo metió en un huevo cocido y fue tan grande la
infección que perdió parte de él.
Otra vez cuando fue al médico tenía un rodilla tan mal tan mal, que al
descubrirla una hermana que iba con ella se desmayó.
La verdad es que no se cuidaba, ella sólo tenía tiempo para los demás. Además, le
disgustaba ser una excepción a la regla.
Un día a las hermanas se les olvidó servirle la comida de régimen que le había
mandado el médico, ellas bendijeron los alimentos y María Rosa estuvo allí sentada sin
reclamar nada, hasta que todas terminaron de comer y se levantaron de la mesa para
continuar la atención a los enfermos.
Entre tanto, su salud espiritual
crecía y lo hacía de tal forma que a
pesar de estar muy enferma, era
plenamente feliz.
Cuando ya estaba muy mal,
pasaba parte del día orando en su
tribuna, una especie de oratorio
donde a la vez podía escuchar las
voces de los ancianos y de los niños,
valorando el trabajo de sus hermanas
y observando desde las ventanas los juegos de los niños de la Beneficencia, porque para
ella, igual que le ocurría a Jesús, “Los niños eran las pupilas de sus ojos”.
Durante toda su vida mantuvo una
estrecha y profunda relación con Dios y un
deseo muy grande de ayudar a los
necesitados, por eso decía muchas veces:
“Nosotras debemos tener el corazón en el
cielo y la mirada en el suelo”
Su gran preocupación era tener la
seguridad de que Dios la amaba, no porque
Dios no ame a todos, sino porque ella no se consideraba merecedora de ello.
Cuando llegó el momento de irse con Jesús sólo podía sentir una inmensa
felicidad; aunque tenía fuertes dolores, sabía que: “solo a los pies de la cruz se halla
todo consuelo y alivio”. Por eso ante las adversidades presentaba una gran fortaleza.
Ahora ya no tenía dudas y deseaba descansar en Dios como un niño en brazos de
su madre.
A las personas que la estaban atendiendo les decía “Déjenme marchar” Estaba
preparada como siempre para cumplir la voluntad de Dios.
Ella estaba segura de que todas sus fundaciones quedaban en buenas manos
porque en cada momento de su vida, con sus actos, les había transmitido: “Como el sol
brilla entre los astros así debe resplandecer entre nosotras el amor”.
Dios la amaba y ella como la mejor jardinera
había preparado, seleccionado, sembrado y abonado
sus semillas y Él se encargaría de regarlas.
En el año 1876 se fue para estar
definitivamente con Jesús y desde allí observa cómo
su carisma sigue vivo.
Murió el 11 de Junio (día de la Santísima
Trinidad) y la luz de la vela que simboliza este
misterio quedó encendida para siempre.
5--¿POR QUÉ SANTA?
Nombrar a una persona santa es un proceso largo y difícil.
Sólo puede ser santa una persona que destaque a lo largo de vida por sus virtudes
y por ser un modelo de perfección.
Después de la muerte de María Rosa Molas se recogieron por escrito testimonios
de las personas que la conocieron: Hermanas que convivieron con ella, sacerdotes, su
maestro, enfermos de la casa de la Misericordia, alumnas que la habían conocido en los
colegios donde estuvo, personas con las que había tratado… no tenían duda, cuando
hablaban de ella decían que era una santa.
Por ello, con el paso del tiempo pensaron que sería bueno dar a conocer a todo el
mundo sus virtudes y sobre todo su gran caridad y su amor a los pobres y enfermos.
El primer paso fue enviar al obispo de la Diócesis donde murió la petición formal
para que empezase el proceso. El obispo nombró un Tribunal eclesiástico que recogiera
y ordenara todos los datos sobre la persona; este proceso duró años.
Luego se envíaron los documentos a Roma para que los expertos de la Santa Sede
los examinasen. La última palabra la tenía el Papa.
Se empezó la causa en 1951. El proceso se hizo en Roma y se encargó a la
llamada “Congregación para las causas de los Santos”
El promotor era el que defendía las virtudes de Mª Rosa y que era santa porque
había vivido la caridad y el
postulador, una especie de fiscal,
buscaba razones en contra, por eso se
le llama abogado del diablo.
En su búsqueda encontró:
Fuerte temperamento, pero digo
yo, ¿cómo iba a poder con todo lo
que hizo, si no hubiese tenido ese
temperamento?
Marcharse a monja sin permiso de su padre, ¡pero si su padre estaba “superbién”
y tenía en casa otros hijos y nietos.
Que alguna vez fuese un poco severa con alguna hermana. Si lo era con ella
misma… además ella consideraba que los niños tenían que encontrar en las hermanas
al padre y a la madre. Cuando los niños ingresaban en los orfanatos que ella y sus
hermanas atendían, ya no eran huérfanos.
Que si su relación con Dios era difícil, ¡como si abrir el corazón fuera tan fácil!
Que escribió poco, ¿acaso tenía tiempo para hacerlo? Además prefería las
relaciones personales, y como las comunidades estaban cerca, podían mantener un
contacto directo, sin enviar muchas cartas. Otra dificultad para escribir era que se
utilizaba el castellano y no olvidemos que su lengua era el catalán.
Después de este largo proceso llegó la Beatificación el 8 de Mayo de 1977, Pablo
VI la nombra Beata, en la Basílica de San Pedro y dijo de ella cosas muy interesantes
como que vivió el desafío de construir la civilización del amor.
Faltaba un paso muy importante que se llama Canonización. El 11 de diciembre de
1988, en la Basílica de San Pedro, es proclamada SANTA por el Papa Juan Pablo II,
y la propone como modelo para todos los cristianos. Su fiesta será el 12 de Junio
Para probar la santidad se necesitaba
que hubiese realizado al menos dos
milagros y tres se le reconocieron a
María Rosa.
Las curaciones de Doña Elvira y de la
Hermana Sagrario López. Pero fue el
milagro del niño de Caicara el que
más ha llamado la atención por las
circunstancias y el lugar en que se
realizó.
El milagro del dedo.
En Caicara del Orinoco, Venezuela, un pescador se llevó a pescar a su hijo Wilian
de cinco años y tuvo la mala suerte de que una piraña le arrancó el dedo meñique de
la mano izquierda.
El padre abrió el pescado y recuperó
el dedo y lo llevó al doctor Gómez. Este
se lo injertó, rezó a María Rosa y le dijo:
“yo ya he hecho lo que está en mis
manos, ahora el resto lo hacéis vosotros”
y pidió a los padres que rezaran
también. El niño sanó recuperando la
sensibilidad de ese dedo.
Los médicos que estudiaron este caso, sólo veían en su curación la mano de Dios
por la intercesión de María Rosa.
6--“VIVE HOY “.
En la actualidad, la Congregación que fundó Mª Rosa, está presente en 20 países
y en cuatro continentes:
EUROPA: España(durante la vida de María Rosa), Italia, Portugal y Eslovaquia.
ASIA: Corea del Sur, Filipinas , Myanmar y Vietnan.
AMÉRICA: Venezuela, Argentina, Ecuador, Brasil, Chile, México, Bolivia y Perú.
ÁFRICA: Burkina Faso, Togo, Mozambique y Costa de Marfil.
Su obra continúa. No se puede hablar de que María Rosa vive hoy sin hablar de:
• Misiones Consolación
• ONG Delwende, al servicio de la vida
Movimiento Consolación para el mundo
Voluntariado internacional
• Y por último, personas a veces anónimas que se sienten cercanas al carisma de
María Rosa.
MISIONES CONSOLACIÓN
Las hermanas de la Consolación viven con los ojos y el
corazón atentos para detectar las necesidades urgentes en
cualquiera de los 20 países en los que están presentes.
Las misiones Consolación existen desde que las hijas de
María Rosa detectaron las primeras necesidades en el mun-
do y vieron que era necesario salir de España. Entonces
abrieron casas en Venezuela, Argentina y otros países de América Latina, luego fueron
a Burkina Faso, Togo, Mozambique, Costa de Marfil, Corea, Filipinas… en todos los
lugares donde ellas realizan la misión se elaboran proyectos que se financian mediante
campañas anuales. La finalidad de estas campañas es que todos los que formamos
parte de la familia Consolación y otras personas afines se solidaricen y entre todos
hagamos un mundo más justo.
Para llevar a cabo la campaña se elige un lema acorde con lo que se desea
conseguir y se empieza a difundir a través de distintos medios para que la gente se
sensibilice y sea consciente de lo que pasa en otros lugares.
Siempre, lo que se recoge en estas campañas va derechito al proyecto para el que
se ha pedido la colaboración.
En 1997 a iniciativa de las Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación se creó una
ONG al servicio de la vida llamada DELWENDE
Leyendo la Carta de Identidad de la ONG muy despacito, se ve claramente que
eso fue lo que quería María Rosa para los demás y por lo que dio su vida.
Delwende realiza sus actividades a través de las
misioneras de la Consolación y personal voluntario.
En las delegaciones de todas las ciudades de España se
realizan actividades para dar a conocer los proyectos y
para conseguir fondos: rastrillos, comidas solidarias,
festivales infantiles, cine forum, juegos, marchas
solidarias…También se invita a las personas para que se hagan socios. Para ser socio de
Delwende se aporta una cantidad económica de forma voluntaria. Hay una gran can-
tidad de socios infantiles.
MOVIMIENTO CONSOLACIÓN PARA EL MUNDO(MCM),
con tres tipos de destinatarios:
Laicos Consolación (LC)
Son adultos que han hecho una opción responsable de vivir el caris-
ma de la Consolación y ser testigos de Jesucristo en los lugares don-
de viven y trabajan para transformar la sociedad
Jóvenes consolación para el mundo (COM) Pa-
ra jóvenes comprometidos, cuya meta es conocer cada vez más
a Dios y ser consolación entre la gente con la que viven. Se
preparan a conciencia para encontrar su camino, sin perder de
vista la realidad que les rodea. Colaboran en obras solidarias y en la formación de los
más pequeños
El movimiento infantil Consolación (MIC)
A los niños ya desde pequeños se les empieza a educar el
corazón mediante convivencias, juegos, charlas, campamentos
etc. La finalidad del MIC es que conozcan cada vez un poco más
a Jesús, aprendan a ser sociables, participativos, solidarios,
alegres, felices… en definitiva, buenas personas.
No olvidemos que María Rosa empezó a conocer a Jesús desde muy pequeña.
VOLUNTARIADO NACIONAL CONSOLACIÓN
Las hermanas de la Consolación dan la oportunidad
a jóvenes que quieren ser solidarios y se comprometen de
forma desinteresada a desarrollar sus competencias personales con personas a las que
la vida les ha dado menos oportunidades.
Dedican parte de su tiempo, sobre todo en vacaciones, en algún lugar marginal
dentro del país y bien saliendo a otros países y a cambio reciben la satisfacción
personal de disfrutar de nuevos amaneceres y ver la vida desde una perspectiva mucho
más humana.
Personas a veces anónimas que se sienten cercanas a María Rosa.
De éstas no se sabe el nombre ni el número, pero sí que están en todos los luga-
res y desde siempre. Colaboran en cualquier proyecto bien con sus oraciones, su apor-
tación económica o simplemente con su apoyo y cariño.
Gracias a que el carisma de María Rosa vive hoy:
Los niños que están en los colegios, casas de acogida, comedores, guarderías o
cualquier institución...no importa el color de continente, sonríen cuando escuchan el
nombre de Mª Rosa a la vez que viven y aprenden sus valores.
Los ancianos, enfermos, transeúntes, marginados… disfrutan de un presente más
digno y aguardan el futuro con esperanza.
Personal sanitario y maestros, sus hermanas y todas las personas cercanas a su
carisma crecen día a día en su pedagogía. LA PEDAGOGIA DEL AMOR.
“QUIEN LLEGA A PROBAR CUÁN DULCE ES DIOS, NO PUEDE SIN GRAN VIO-
LENCIA DEJAR EL SUAVE EJERCICIO DE CAMINAR EN SU PRESENCIA”.
Por todo ello sabemos que: “VIVE HOY y… VIVIRÁ MAÑANA” porque mientras
en el mundo haya necesidades y esté falto de “Consolación” ahí estará su carisma, el
de SANTA MARÍA ROSA MOLAS.
1815– 24 Marzo: Nace en Reus Rosa Francisca María de los Dolores Molas y Vallvé
1841– 6 Junio: Deja la casa paterna e inicia su vida religiosa.
1857– 14 Marzo: Primer paso para la fundación de la Congregación.
1858– 14 Noviembre: La Congregación recibe el
nombre de Hermanas de la Consolación.
1876-11 Junio: Fallece MªRosa Molas y Vallvé en
la casa de la Misericordia de Tortosa.
1977– 8 Mayo: El Papa Pablo VI beatifica a
María Rosa Molas en Roma.
1988-11 diciembre. El Papa Juan Pablo II
declara Santa a María Rosa Molas en Roma.