cuento s selva

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La Tortuga Gigante Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo podría curarse. Él no quería ir, porque tenía hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día más. Hasta que un amigo suyo, que era director del Zoológico, le dijo un día: –Usted es amigo mío, y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al monte, a hace mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha puntería con la escopeta, cace bichos del monte para traerme los cueros, y yo le daré plata adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien. El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos que Misiones todavía. Hacía allá mucho calor, y eso le hacía bien. Vivía solo en el bosque, y él mismo se cocinaba. Comía pájaros y bichos del monte, que cazaba con la escopeta, y después comía frutos. Dormía bajo los árboles, y cuando hacía mal tiempo construía en cinco minutos una ramada con hojas de palmera, y allí pasaba sentado y fumando, muy contento en medio del bosque que bramaba con el viento y la lluvia. Había hecho un atado con los cueros de los animales, y lo llevaba al hombro. Había también agarrado vivas muchas víboras venenosas, y las llevaba dentro de un gran mate, porque allá hay mates tan grandes como una lata de kerosene. El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un día que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre enorme que quería comer una tortuga, y la ponía parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con las uñas. Al ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador, que tenía una gran puntería, le apuntó entre los dos ojos, y le rompió la cabeza. Después le sacó el cuero, tan grande que él solo podría servir de alfombra para un cuarto. –Ahora –se dijo el hombre–, voy a comer tortuga, que es una carne muy rica. Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la cabeza casi separada del cuello, y la cabeza colgaba casi de dos o tres hilos de carne. A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lástima de la pobre tortuga, y la llevó arrastrando con una soga hasta su ramada y le vendó la cabeza con tiras de género que sacó de su camisa, porque no tenía más que una sola camisa, y no tenía trapos. La había llevado arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y pesaba como un hombre. La tortuga quedó arrimada a un rincón, y allí pasó días y días sin moverse. El hombre la curaba todos los días, y después le daba golpecitos con la mano sobre el lomo. La tortuga sanó por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enfermó. Tuvo fiebre, y le dolía todo el cuerpo. Después no pudo levantarse más. La fiebre aumentaba siempre, y la garganta le quemaba de tanta sed. El hombre comprendió entonces que estaba gravemente enfermo, y habló en voz alta, aunque estaba solo, porque tenía mucha fiebre. –Voy a morir –dijo el hombre–. Estoy solo, ya no puedo levantarme más, y no tengo quien me dé agua, siquiera. Voy a morir aquí de hambre y de sed. Y al poco rato la fiebre subió más aún, y perdió el conocimiento. Pero la tortuga lo había oído, y entendió lo que el cazador decía. Y ella pensó entonces: –El hombre no me comió la otra vez, aunque tenía mucha hambre, y me curó. Yo le voy a curar a él ahora. Fue entonces a la laguna, buscó una cáscara de tortuga chiquita, y después de limpiarla bien con arena y ceniza la llenó de agua y le dio de beber al hombre, que estaba tendido sobre su manta y se moría de sed. Se puso a buscar enseguida raíces ricas y yuyitos tiernos, que le llevó al hombre para que comiera. El hombre comía sin darse cuenta de quién le daba la comida, porque tenía delirio con la fiebre y no conocía a nadie. Todas las mañanas, la tortuga recorría el monte buscando raíces cada vez más ricas para darle al hombre, y sentía no poder subirse a los árboles para llevarle frutas. El cazador comió así días y días sin saber quién le daba la comida, y un día recobró el conocimiento. Miró a todos lados, y vio que estaba solo, pues allí no había más que él y la tortuga, que era un animal. Y dijo otra vez en voz alta: –Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver de nuevo, y voy a morir aquí, porque solamente en Buenos Aires hay remedios para curarme. Pero nunca podré ir, y voy a morir aquí. Pero también esta vez la tortuga lo había oído, y se dijo: –Si queda aquí en el monte se va a morir, porque no hay remedios, y tengo que llevarlo a Buenos Aires. Dicho esto, cortó enredaderas finas y fuertes, que son como piolas, acostó con mucho cuidado al hombre encima de su lomo, y lo sujetó bien con las enredaderas para que no se cayese. Hizo muchas pruebas para acomodar bien la escopeta, los cueros y el mate con víboras, y al fin consiguió lo que quería, sin molestar al cazador, y emprendió entonces el viaje. La tortuga, cargada así, caminó, caminó y caminó de día y de noche. Atravesó montes, campos, cruzó a nado ríos de una legua de ancho, y atravesó pantanos en que quedaba casi enterrada, siempre con el hombre moribundo encima. Después de ocho o diez horas de caminar, se detenía, deshacía los nudos, y acostaba al hombre con mucho cuidado, en un lugar donde hubiera pasto bien seco. Iba entonces a buscar agua y raíces tiernas, y le daba al hombre enfermo. Ella comía también, aunque estaba tan cansada que prefería dormir. A veces tenía que caminar al sol; y como era verano, el cazador tenía tanta fiebre que deliraba y se moría de sed. Gritaba: ¡agua!, ¡agua!, a cada rato. Y cada vez la tortuga tenía que darle de beber. Así anduvo días y días, semana tras semana. Cada vez estaban más cerca de Buenos Aires, pero también cada día la tortuga se iba debilitando, cada día tenía menos fuerza, aunque ella no se quejaba. A veces se quedaba tendida, completamente sin fuerzas, y el hombre recobraba a medias el conocimiento. Y decía, en voz alta: –Voy a morir, estoy cada vez más enfermo, y sólo en Buenos Aires me podría curar. Pero voy a morir aquí, solo, en el monte. Él creía que estaba siempre en la ramada, porque no se daba cuenta de nada. La tortuga se levantaba entonces, y emprendía de nuevo el camino. Pero llegó un día, un atardecer, en que la pobre tortuga no pudo más. Había llegado al límite de sus fuerzas, y no podía más. No había comido desde hacía una semana para llegar más pronto. No tenía más fuerza para nada. Cuando cayó del todo la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo, y no supo qué era. Se sentía cada vez más débil, y cerró entonces los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que no había podido salvar al hombre que había sido bueno con ella. Y sin embargo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo sabía. Aquella luz que veía en el cielo era el resplandor de la ciudad, e iba a morir cuando estaba ya al fin de su heroico viaje. Pero un ratón de la ciudad –posiblemente el ratoncito Pérez– encontró a los dos viajeros moribundos. –¡Qué tortuga! –dijo el ratón–. Nunca he visto una tortuga tan grande. ¿Y eso que llevas en el lomo, qué es? ¿Es leña? –No –le respondió con tristeza la tortuga–. Es un hombre. –¿Y adónde vas con ese hombre? –añadió el curioso ratón. –Voy... voy... Quería ir a Buenos Aires –respondió la pobre tortuga en una voz tan baja que apenas se oía–. Pero vamos a morir aquí, porque nunca llegaré... –¡Ah, zonza, zonza! –dijo riendo el ratoncito–. ¡Nunca vi una tortuga más zonza! ¡Si ya has llegado a Buenos Aires! Esa luz que ves allá, es Buenos Aires. Al oír esto, la tortuga se sintió con una fuerza inmensa, porque aún tenía tiempo de salvar al cazador, y emprendió la marcha. Y cuando era de madrugada todavía, el director del Jardín Zoológico vio llegar a una tortuga embarrada y sumamente flaca, que traía acostado en su lomo y atado con enredaderas, para que no se cayera, a un hombre que se estaba muriendo. El director reconoció a su amigo, y él mismo fue corriendo a buscar remedios, con los que el cazador se curó enseguida. Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga, cómo había hecho un viaje de trescientas leguas para que tomara remedios, no quiso separarse más de ella. Y como él no podía tenerla en su casa, que era muy chica, el director del Zoológico se comprometió a tenerla en el Jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija. Y así pasó. La tortuga, feliz y contenta con el cariño que le tienen, pasea por todo el jardín, y es la misma gran tortuga que vemos todos los días comiendo el pastito alrededor de las jaulas de los monos.

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  • La Tortuga GiganteHaba una vez un hombre que viva en Buenos Aires, y estaba muy contento porque era un hombre sano y trabajador.

    Pero un da se enferm, y los mdicos le dijeron que solamente yndose al campo podra curarse. l no quera ir, porque tena hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada da ms. Hasta que un amigo suyo, que era director del Zoolgico, le dijo un da:

    Usted es amigo mo, y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al monte, a hace mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha puntera con la escopeta, cace bichos del monte para traerme los cueros, y yo le dar plata adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien.

    El hombre enfermo acept, y se fue a vivir al monte, lejos, ms lejos que Misiones todava. Haca all mucho calor, y eso le haca bien.

    Viva solo en el bosque, y l mismo se cocinaba. Coma pjaros y bichos del monte, que cazaba con la escopeta, y despus coma frutos. Dorma bajo los rboles, y cuando haca mal tiempo construa en cinco minutos una ramada con hojas de palmera, y all pasaba sentado y fumando, muy contento en medio del bosque que bramaba con el viento y la lluvia.

    Haba hecho un atado con los cueros de los animales, y lo llevaba al hombro. Haba tambin agarrado vivas muchas vboras venenosas, y las llevaba dentro de un gran mate, porque all hay mates tan grandes como una lata de kerosene.

    El hombre tena otra vez buen color, estaba fuerte y tena apetito. Precisamente un da que tena mucha hambre, porque haca dos das que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre enorme que quera comer una tortuga, y la pona parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con las uas. Al ver al hombre el tigre lanz un rugido espantoso y se lanz de un salto sobre l. Pero el cazador, que tena una gran puntera, le apunt entre los dos ojos, y le rompi la cabeza. Despus le sac el cuero, tan grande que l solo podra servir de alfombra para un cuarto.

    Ahora se dijo el hombre, voy a comer tortuga, que es una carne muy rica.Pero cuando se acerc a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tena la cabeza casi separada del cuello, y la cabeza

    colgaba casi de dos o tres hilos de carne.A pesar del hambre que senta, el hombre tuvo lstima de la pobre tortuga, y la llev arrastrando con una soga hasta su

    ramada y le vend la cabeza con tiras de gnero que sac de su camisa, porque no tena ms que una sola camisa, y no tena trapos. La haba llevado arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y pesaba como un hombre.

    La tortuga qued arrimada a un rincn, y all pas das y das sin moverse.El hombre la curaba todos los das, y despus le daba golpecitos con la mano sobre el lomo.La tortuga san por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enferm. Tuvo fiebre, y le dola todo el cuerpo.Despus no pudo levantarse ms. La fiebre aumentaba siempre, y la garganta le quemaba de tanta sed. El hombre

    comprendi entonces que estaba gravemente enfermo, y habl en voz alta, aunque estaba solo, porque tena mucha fiebre.Voy a morir dijo el hombre. Estoy solo, ya no puedo levantarme ms, y no tengo quien me d agua, siquiera. Voy a

    morir aqu de hambre y de sed.Y al poco rato la fiebre subi ms an, y perdi el conocimiento.Pero la tortuga lo haba odo, y entendi lo que el cazador deca. Y ella pens entonces:El hombre no me comi la otra vez, aunque tena mucha hambre, y me cur. Yo le voy a curar a l ahora.Fue entonces a la laguna, busc una cscara de tortuga chiquita, y despus de limpiarla bien con arena y ceniza la llen

    de agua y le dio de beber al hombre, que estaba tendido sobre su manta y se mora de sed. Se puso a buscar enseguida races ricas y yuyitos tiernos, que le llev al hombre para que comiera. El hombre coma sin darse cuenta de quin le daba la comida, porque tena delirio con la fiebre y no conoca a nadie.

    Todas las maanas, la tortuga recorra el monte buscando races cada vez ms ricas para darle al hombre, y senta no poder subirse a los rboles para llevarle frutas.

    El cazador comi as das y das sin saber quin le daba la comida, y un da recobr el conocimiento. Mir a todos lados, y vio que estaba solo, pues all no haba ms que l y la tortuga, que era un animal. Y dijo otra vez en voz alta:

    Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver de nuevo, y voy a morir aqu, porque solamente en Buenos Aires hay remedios para curarme. Pero nunca podr ir, y voy a morir aqu.

    Pero tambin esta vez la tortuga lo haba odo, y se dijo:Si queda aqu en el monte se va a morir, porque no hay remedios, y tengo que llevarlo a Buenos Aires.Dicho esto, cort enredaderas finas y fuertes, que son como piolas, acost con mucho cuidado al hombre encima de su

    lomo, y lo sujet bien con las enredaderas para que no se cayese. Hizo muchas pruebas para acomodar bien la escopeta, los cueros y el mate con vboras, y al fin consigui lo que quera, sin molestar al cazador, y emprendi entonces el viaje.

    La tortuga, cargada as, camin, camin y camin de da y de noche. Atraves montes, campos, cruz a nado ros de una legua de ancho, y atraves pantanos en que quedaba casi enterrada, siempre con el hombre moribundo encima. Despus de ocho o diez horas de caminar, se detena, deshaca los nudos, y acostaba al hombre con mucho cuidado, en un lugar donde hubiera pasto bien seco.

    Iba entonces a buscar agua y races tiernas, y le daba al hombre enfermo. Ella coma tambin, aunque estaba tan cansada que prefera dormir.

    A veces tena que caminar al sol; y como era verano, el cazador tena tanta fiebre que deliraba y se mora de sed. Gritaba: agua!, agua!, a cada rato. Y cada vez la tortuga tena que darle de beber.

    As anduvo das y das, semana tras semana. Cada vez estaban ms cerca de Buenos Aires, pero tambin cada da la tortuga se iba debilitando, cada da tena menos fuerza, aunque ella no se quejaba. A veces se quedaba tendida, completamente sin fuerzas, y el hombre recobraba a medias el conocimiento. Y deca, en voz alta:

    Voy a morir, estoy cada vez ms enfermo, y slo en Buenos Aires me podra curar. Pero voy a morir aqu, solo, en el monte.l crea que estaba siempre en la ramada, porque no se daba cuenta de nada. La tortuga se levantaba entonces, y emprenda de

    nuevo el camino.Pero lleg un da, un atardecer, en que la pobre tortuga no pudo ms. Haba llegado al lmite de sus fuerzas, y no poda ms. No

    haba comido desde haca una semana para llegar ms pronto. No tena ms fuerza para nada.Cuando cay del todo la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo, y no supo qu era. Se

    senta cada vez ms dbil, y cerr entonces los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que no haba podido salvar al hombre que haba sido bueno con ella.

    Y sin embargo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo saba. Aquella luz que vea en el cielo era el resplandor de la ciudad, e iba a morir cuando estaba ya al fin de su heroico viaje.

    Pero un ratn de la ciudad posiblemente el ratoncito Prez encontr a los dos viajeros moribundos.Qu tortuga! dijo el ratn. Nunca he visto una tortuga tan grande. Y eso que llevas en el lomo, qu es? Es lea?No le respondi con tristeza la tortuga. Es un hombre.Y adnde vas con ese hombre? aadi el curioso ratn.Voy... voy... Quera ir a Buenos Aires respondi la pobre tortuga en una voz tan baja que apenas se oa. Pero vamos a morir

    aqu, porque nunca llegar...Ah, zonza, zonza! dijo riendo el ratoncito. Nunca vi una tortuga ms zonza! Si ya has llegado a Buenos Aires! Esa luz que

    ves all, es Buenos Aires.Al or esto, la tortuga se sinti con una fuerza inmensa, porque an tena tiempo de salvar al cazador, y emprendi la marcha.Y cuando era de madrugada todava, el director del Jardn Zoolgico vio llegar a una tortuga embarrada y sumamente flaca, que

    traa acostado en su lomo y atado con enredaderas, para que no se cayera, a un hombre que se estaba muriendo. El director reconoci a su amigo, y l mismo fue corriendo a buscar remedios, con los que el cazador se cur enseguida.

    Cuando el cazador supo cmo lo haba salvado la tortuga, cmo haba hecho un viaje de trescientas leguas para que tomara remedios, no quiso separarse ms de ella. Y como l no poda tenerla en su casa, que era muy chica, el director del Zoolgico se comprometi a tenerla en el Jardn, y a cuidarla como si fuera su propia hija.

    Y as pas. La tortuga, feliz y contenta con el cario que le tienen, pasea por todo el jardn, y es la misma gran tortuga que vemos todos los das comiendo el pastito alrededor de las jaulas de los monos.

  • LA TORTUGA GIGANTEHABA UNA VEZ UN HOMBRE QUE VIVA EN BUENOS AIRES, Y ESTABA MUY CONTENTO PORQUE ERA UN HOMBRE SANO Y

    TRABAJADOR. PERO UN DA SE ENFERM, Y LOS MDICOS LE DIJERON QUE SOLAMENTE YNDOSE AL CAMPO PODRA CURARSE. L NO QUERA IR, PORQUE TENA HERMANOS CHICOS A QUIENES DABA DE COMER; Y SE ENFERMABA CADA DA MS. HASTA QUE UN AMIGO SUYO, QUE ERA DIRECTOR DEL ZOOLGICO, LE DIJO UN DA:

    USTED ES AMIGO MO, Y ES UN HOMBRE BUENO Y TRABAJADOR. POR ESO QUIERO QUE SE VAYA A VIVIR AL MONTE, A HACE MUCHO EJERCICIO AL AIRE LIBRE PARA CURARSE. Y COMO USTED TIENE MUCHA PUNTERA CON LA ESCOPETA, CACE BICHOS DEL MONTE PARA TRAERME LOS CUEROS, Y YO LE DAR PLATA ADELANTADA PARA QUE SUS HERMANITOS PUEDAN COMER BIEN.

    EL HOMBRE ENFERMO ACEPT, Y SE FUE A VIVIR AL MONTE, LEJOS, MS LEJOS QUE MISIONES TODAVA. HACA ALL MUCHO CALOR, Y ESO LE HACA BIEN.

    VIVA SOLO EN EL BOSQUE, Y L MISMO SE COCINABA. COMA PJAROS Y BICHOS DEL MONTE, QUE CAZABA CON LA ESCOPETA, Y DESPUS COMA FRUTOS. DORMA BAJO LOS RBOLES, Y CUANDO HACA MAL TIEMPO CONSTRUA EN CINCO MINUTOS UNA RAMADA CON HOJAS DE PALMERA, Y ALL PASABA SENTADO Y FUMANDO, MUY CONTENTO EN MEDIO DEL BOSQUE QUE BRAMABA CON EL VIENTO Y LA LLUVIA.

    HABA HECHO UN ATADO CON LOS CUEROS DE LOS ANIMALES, Y LO LLEVABA AL HOMBRO. HABA TAMBIN AGARRADO VIVAS MUCHAS VBORAS VENENOSAS, Y LAS LLEVABA DENTRO DE UN GRAN MATE, PORQUE ALL HAY MATES TAN GRANDES COMO UNA LATA DE KEROSENE.

    EL HOMBRE TENA OTRA VEZ BUEN COLOR, ESTABA FUERTE Y TENA APETITO. PRECISAMENTE UN DA QUE TENA MUCHA HAMBRE, PORQUE HACA DOS DAS QUE NO CAZABA NADA, VIO A LA ORILLA DE UNA GRAN LAGUNA UN TIGRE ENORME QUE QUERA COMER UNA TORTUGA, Y LA PONA PARADA DE CANTO PARA METER DENTRO UNA PATA Y SACAR LA CARNE CON LAS UAS. AL VER AL HOMBRE EL TIGRE LANZ UN RUGIDO ESPANTOSO Y SE LANZ DE UN SALTO SOBRE L. PERO EL CAZADOR, QUE TENA UNA GRAN PUNTERA, LE APUNT ENTRE LOS DOS OJOS, Y LE ROMPI LA CABEZA. DESPUS LE SAC EL CUERO, TAN GRANDE QUE L SOLO PODRA SERVIR DE ALFOMBRA PARA UN CUARTO.

    AHORA SE DIJO EL HOMBRE, VOY A COMER TORTUGA, QUE ES UNA CARNE MUY RICA.PERO CUANDO SE ACERC A LA TORTUGA, VIO QUE ESTABA YA HERIDA, Y TENA LA CABEZA CASI SEPARADA DEL

    CUELLO, Y LA CABEZA COLGABA CASI DE DOS O TRES HILOS DE CARNE.A PESAR DEL HAMBRE QUE SENTA, EL HOMBRE TUVO LSTIMA DE LA POBRE TORTUGA, Y LA LLEV ARRASTRANDO CON

    UNA SOGA HASTA SU RAMADA Y LE VEND LA CABEZA CON TIRAS DE GNERO QUE SAC DE SU CAMISA, PORQUE NO TENA MS QUE UNA SOLA CAMISA, Y NO TENA TRAPOS. LA HABA LLEVADO ARRASTRANDO PORQUE LA TORTUGA ERA INMENSA, TAN ALTA COMO UNA SILLA, Y PESABA COMO UN HOMBRE.

    LA TORTUGA QUED ARRIMADA A UN RINCN, Y ALL PAS DAS Y DAS SIN MOVERSE.EL HOMBRE LA CURABA TODOS LOS DAS, Y DESPUS LE DABA GOLPECITOS CON LA MANO SOBRE EL LOMO.LA TORTUGA SAN POR FIN. PERO ENTONCES FUE EL HOMBRE QUIEN SE ENFERM. TUVO FIEBRE, Y LE DOLA TODO EL

    CUERPO.DESPUS NO PUDO LEVANTARSE MS. LA FIEBRE AUMENTABA SIEMPRE, Y LA GARGANTA LE QUEMABA DE TANTA SED.

    EL HOMBRE COMPRENDI ENTONCES QUE ESTABA GRAVEMENTE ENFERMO, Y HABL EN VOZ ALTA, AUNQUE ESTABA SOLO, PORQUE TENA MUCHA FIEBRE.

    VOY A MORIR DIJO EL HOMBRE. ESTOY SOLO, YA NO PUEDO LEVANTARME MS, Y NO TENGO QUIEN ME D AGUA, SIQUIERA. VOY A MORIR AQU DE HAMBRE Y DE SED.

    Y AL POCO RATO LA FIEBRE SUBI MS AN, Y PERDI EL CONOCIMIENTO.PERO LA TORTUGA LO HABA ODO, Y ENTENDI LO QUE EL CAZADOR DECA. Y ELLA PENS ENTONCES:EL HOMBRE NO ME COMI LA OTRA VEZ, AUNQUE TENA MUCHA HAMBRE, Y ME CUR. YO LE VOY A CURAR A L

    AHORA.FUE ENTONCES A LA LAGUNA, BUSC UNA CSCARA DE TORTUGA CHIQUITA, Y DESPUS DE LIMPIARLA BIEN CON

    ARENA Y CENIZA LA LLEN DE AGUA Y LE DIO DE BEBER AL HOMBRE, QUE ESTABA TENDIDO SOBRE SU MANTA Y SE MORA DE SED. SE PUSO A BUSCAR ENSEGUIDA RACES RICAS Y YUYITOS TIERNOS, QUE LE LLEV AL HOMBRE PARA QUE COMIERA. EL HOMBRE COMA SIN DARSE CUENTA DE QUIN LE DABA LA COMIDA, PORQUE TENA DELIRIO CON LA FIEBRE Y NO CONOCA A NADIE.

    TODAS LAS MAANAS, LA TORTUGA RECORRA EL MONTE BUSCANDO RACES CADA VEZ MS RICAS PARA DARLE AL HOMBRE, Y SENTA NO PODER SUBIRSE A LOS RBOLES PARA LLEVARLE FRUTAS.

    EL CAZADOR COMI AS DAS Y DAS SIN SABER QUIN LE DABA LA COMIDA, Y UN DA RECOBR EL CONOCIMIENTO. MIR A TODOS LADOS, Y VIO QUE ESTABA SOLO, PUES ALL NO HABA MS QUE L Y LA TORTUGA, QUE ERA UN ANIMAL. Y DIJO OTRA VEZ EN VOZ ALTA:

    ESTOY SOLO EN EL BOSQUE, LA FIEBRE VA A VOLVER DE NUEVO, Y VOY A MORIR AQU, PORQUE SOLAMENTE EN BUENOS AIRES HAY REMEDIOS PARA CURARME. PERO NUNCA PODR IR, Y VOY A MORIR AQU.

    PERO TAMBIN ESTA VEZ LA TORTUGA LO HABA ODO, Y SE DIJO:SI QUEDA AQU EN EL MONTE SE VA A MORIR, PORQUE NO HAY REMEDIOS, Y TENGO QUE LLEVARLO A BUENOS AIRES.DICHO ESTO, CORT ENREDADERAS FINAS Y FUERTES, QUE SON COMO PIOLAS, ACOST CON MUCHO CUIDADO AL

    HOMBRE ENCIMA DE SU LOMO, Y LO SUJET BIEN CON LAS ENREDADERAS PARA QUE NO SE CAYESE. HIZO MUCHAS PRUEBAS PARA ACOMODAR BIEN LA ESCOPETA, LOS CUEROS Y EL MATE CON VBORAS, Y AL FIN CONSIGUI LO QUE QUERA, SIN MOLESTAR AL CAZADOR, Y EMPRENDI ENTONCES EL VIAJE.

    LA TORTUGA, CARGADA AS, CAMIN, CAMIN Y CAMIN DE DA Y DE NOCHE. ATRAVES MONTES, CAMPOS, CRUZ A NADO ROS DE UNA LEGUA DE ANCHO, Y ATRAVES PANTANOS EN QUE QUEDABA CASI ENTERRADA, SIEMPRE CON EL HOMBRE MORIBUNDO ENCIMA. DESPUS DE OCHO O DIEZ HORAS DE CAMINAR, SE DETENA, DESHACA LOS NUDOS, Y ACOSTABA AL HOMBRE CON MUCHO CUIDADO, EN UN LUGAR DONDE HUBIERA PASTO BIEN SECO.

    IBA ENTONCES A BUSCAR AGUA Y RACES TIERNAS, Y LE DABA AL HOMBRE ENFERMO. ELLA COMA TAMBIN, AUNQUE ESTABA TAN CANSADA QUE PREFERA DORMIR.

    A VECES TENA QUE CAMINAR AL SOL; Y COMO ERA VERANO, EL CAZADOR TENA TANTA FIEBRE QUE DELIRABA Y SE MORA DE SED. GRITABA: AGUA!, AGUA!, A CADA RATO. Y CADA VEZ LA TORTUGA TENA QUE DARLE DE BEBER.

    AS ANDUVO DAS Y DAS, SEMANA TRAS SEMANA. CADA VEZ ESTABAN MS CERCA DE BUENOS AIRES, PERO TAMBIN CADA DA LA TORTUGA SE IBA DEBILITANDO, CADA DA TENA MENOS FUERZA, AUNQUE ELLA NO SE QUEJABA. A VECES SE QUEDABA TENDIDA, COMPLETAMENTE SIN FUERZAS, Y EL HOMBRE RECOBRABA A MEDIAS EL CONOCIMIENTO. Y DECA, EN VOZ ALTA:

    VOY A MORIR, ESTOY CADA VEZ MS ENFERMO, Y SLO EN BUENOS AIRES ME PODRA CURAR. PERO VOY A MORIR AQU, SOLO, EN EL MONTE.

    L CREA QUE ESTABA SIEMPRE EN LA RAMADA, PORQUE NO SE DABA CUENTA DE NADA. LA TORTUGA SE LEVANTABA ENTONCES, Y EMPRENDA DE NUEVO EL CAMINO.

    PERO LLEG UN DA, UN ATARDECER, EN QUE LA POBRE TORTUGA NO PUDO MS. HABA LLEGADO AL LMITE DE SUS FUERZAS, Y NO PODA MS. NO HABA COMIDO DESDE HACA UNA SEMANA PARA LLEGAR MS PRONTO. NO TENA MS FUERZA PARA NADA.

    CUANDO CAY DEL TODO LA NOCHE, VIO UNA LUZ LEJANA EN EL HORIZONTE, UN RESPLANDOR QUE ILUMINABA EL CIELO, Y NO SUPO QU ERA. SE SENTA CADA VEZ MS DBIL, Y CERR ENTONCES LOS OJOS PARA MORIR JUNTO CON EL CAZADOR, PENSANDO CON TRISTEZA QUE NO HABA PODIDO SALVAR AL HOMBRE QUE HABA SIDO BUENO CON ELLA.

    Y SIN EMBARGO, ESTABA YA EN BUENOS AIRES, Y ELLA NO LO SABA. AQUELLA LUZ QUE VEA EN EL CIELO ERA EL RESPLANDOR DE LA CIUDAD, E IBA A MORIR CUANDO ESTABA YA AL FIN DE SU HEROICO VIAJE.

    PERO UN RATN DE LA CIUDAD POSIBLEMENTE EL RATONCITO PREZ ENCONTR A LOS DOS VIAJEROS MORIBUNDOS.QU TORTUGA! DIJO EL RATN. NUNCA HE VISTO UNA TORTUGA TAN GRANDE. Y ESO QUE LLEVAS EN EL LOMO, QU ES?

    ES LEA?

  • NO LE RESPONDI CON TRISTEZA LA TORTUGA. ES UN HOMBRE.Y ADNDE VAS CON ESE HOMBRE? AADI EL CURIOSO RATN.VOY... VOY... QUERA IR A BUENOS AIRES RESPONDI LA POBRE TORTUGA EN UNA VOZ TAN BAJA QUE APENAS SE OA.

    PERO VAMOS A MORIR AQU, PORQUE NUNCA LLEGAR...AH, ZONZA, ZONZA! DIJO RIENDO EL RATONCITO. NUNCA VI UNA TORTUGA MS ZONZA! SI YA HAS LLEGADO A BUENOS

    AIRES! ESA LUZ QUE VES ALL, ES BUENOS AIRES.AL OR ESTO, LA TORTUGA SE SINTI CON UNA FUERZA INMENSA, PORQUE AN TENA TIEMPO DE SALVAR AL CAZADOR, Y

    EMPRENDI LA MARCHA.Y CUANDO ERA DE MADRUGADA TODAVA, EL DIRECTOR DEL JARDN ZOOLGICO VIO LLEGAR A UNA TORTUGA EMBARRADA Y

    SUMAMENTE FLACA, QUE TRAA ACOSTADO EN SU LOMO Y ATADO CON ENREDADERAS, PARA QUE NO SE CAYERA, A UN HOMBRE QUE SE ESTABA MURIENDO. EL DIRECTOR RECONOCI A SU AMIGO, Y L MISMO FUE CORRIENDO A BUSCAR REMEDIOS, CON LOS QUE EL CAZADOR SE CUR ENSEGUIDA.

    CUANDO EL CAZADOR SUPO CMO LO HABA SALVADO LA TORTUGA, CMO HABA HECHO UN VIAJE DE TRESCIENTAS LEGUAS PARA QUE TOMARA REMEDIOS, NO QUISO SEPARARSE MS DE ELLA. Y COMO L NO PODA TENERLA EN SU CASA, QUE ERA MUY CHICA, EL DIRECTOR DEL ZOOLGICO SE COMPROMETI A TENERLA EN EL JARDN, Y A CUIDARLA COMO SI FUERA SU PROPIA HIJA.

    Y AS PAS. LA TORTUGA, FELIZ Y CONTENTA CON EL CARIO QUE LE TIENEN, PASEA POR TODO EL JARDN, Y ES LA MISMA GRAN TORTUGA QUE VEMOS TODOS LOS DAS COMIENDO EL PASTITO ALREDEDOR DE LAS JAULAS DE LOS MONOS.

  • LA ABEJA HARAGANA

    Haba una vez en una colmena una abeja que no quera trabajar, es decir, recorra los rboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

    Era, pues, una abeja haragana. Todas las maanas, apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, vea que haca buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo da. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volva a salir, y as se lo pasaba todo el da mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recin nacidas.

    Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que estn de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos de rozar contra la puerta de la colmena.

    Un da, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, dicindole:-Compaera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.La abejita contest:-Yo ando todo el da volando, y me canso mucho-No es cuestin de que te canses mucho -respondieron-, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te

    hacemos.Y diciendo as la dejaron pasar.Pero la abeja haragana no se correga. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:-Hay que trabajar, hermana.Y ella respondi en seguida:-Uno de estos das lo voy a hacer!-No es cuestin de que lo hagas uno de estos das le respondieron- sino maana mismo. Acurdate de esto.Y la dejaron pasar.Al anochecer siguiente se repiti la misma cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclam:-S, s hermanas! Ya me acuerdo de lo que he prometido!-No es cuestin de que te acuerdes de lo prometido -le respondieron-, sino de que trabajes. Hoy es 19 de abril. Pues

    bien: trata de que maana, 20, hayas trado una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.Pero el 20 de abril pas en vano como todos los dems. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y

    comenz a soplar un viento fro.La abejita haragana vol apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estara all dentro. Pero cuando

    quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.-No se entra!-le dijeron framente.-Yo quiero entrar!-clam la abejita-. Esta es mi colmena.-Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras -le contestaron las otras-. No hay entrada para las haraganas.-Maana sin falta voy a trabajar!-insisti la abejita.-No hay maana para las que no trabajan - respondieron las abejas, que saben mucha filosofa.Y esto diciendo la empujaron afuera.La abejita, sin saber qu hacer, vol un rato an; pero ya la noche caa y se vea apenas. Quiso cogerse de una hoja, y

    cay al suelo. Tena el cuerpo entumecido por el aire fro, y no poda volar ms.Arrastrndose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecan montaas, lleg a la

    puerta de la colmena, a tiempo que comenzaban a caer fras gotas de lluvia.-Ay, mi Dios!-clam la desamparada-. Va a llover, y me voy a morir de fro.Y tent entrar en la colmena.Pero de nuevo le cerraron el paso.-Perdn!-gimi la abeja-. Djenme entrar!-Ya es tarde-le respondieron.-Por favor, hermanas! Tengo sueo!-Es ms tarde an.-Compaeras, por piedad! Tengo fro!-Imposible.-Por ltima vez! Me voy a morir! Entonces le dijeron:-No, no morirs. Aprenders en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.Y la echaron.Entonces, temblando de fro, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastr, se arrastr hasta que de pronto

    rod por un agujero; cay rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.Crey que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin lleg al fondo, y se hall bruscamente ante una vbora, una culebra

    verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.En verdad, aquella caverna era el hueco de un rbol que haban trasplantado haca tiempo, y que la culebra haba elegido

    de guarida.Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por esto la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmur

    cerrando los ojos:-Adis mi vida! Esta es la ltima hora que yo veo la luz.Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devor sino que le dijo:-Qu tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aqu a estas horas.Es cierto -murmur la abejita-. No trabajo, y yo tengo la culpa.-Siendo as-agreg la culebra, burlona-, voy a quitar del mundo a un mal bicho como t. Te voy a comer, abeja.La abeja, temblando, exclam entonces:-No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es ms fuerte que yo. Los hombres saben lo que

    es justicia.-Ah, ah!-exclam la culebra, enroscndose ligero-. T conoces bien a los hombres? T crees que los hombres que les

    quitan la miel a ustedes, son ms justos, grandsima tonta?-No, no es por eso que nos quitan la miel -respondi la abeja.-Y por qu, entonces?-Porque son ms inteligentes.As dijo la abejita. Pero la culebra se echo a rer, exclamando:-Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer; aprntate.Y se echo atrs, para lanzarse sobre la abeja. Pero sta exclam:-Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.-Yo menos inteligente que t, mocosa?- se ri la culebra.-As es- afirm la abeja.-Pues bien- dijo la culebra-, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba ms rara, sa gana. Si

    gano yo, te como.-Y si gano yo?- pregunt la abejita.-Si ganas t -repuso su enemiga-, tienes el derecho de pasar la noche aqu, hasta que sea de da. Te conviene?

  • -Aceptado- contest la abeja.La culebra se ech a rer de nuevo, porque se le haba ocurrido una cosa que jams podra hacer una abeja. Y he aqu lo

    que hizo:Sali un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvi trayendo una cpsula de semillas

    de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra.Los muchachos hacen bailar como trompas esas cpsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.-Esto es lo que voy a hacer- dijo la culebra-. Fjate bien, atencin!Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un pioln la desenvolvi a toda velocidad, con tanta rapidez

    que el trompito qued bailando y zumbando como un loco.La culebra rea, y con mucha razn, porque jams una abeja ha hecho ni podr hacer bailar a un trompito. Pero cuando

    el trompito, que se haba quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cay por fin al suelo, la abeja dijo:

    -Esa prueba es muy linda, y yo nunca podr hacer eso.-Entonces, te como -exclam la culebra.-Un momento! Yo no puedo hacer eso; pero hago una cosa que nadie hace.-Qu es eso?-Desaparecer.-Cmo? -exclam la culebra, dando un salto de sorpresa-. Desaparecer sin salir de aqu?-Sin salir de aqu.-Y sin esconderte en la tierra?-Sin esconderme en la tierra.-Pues bien, hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida -dijo la culebra.El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja haba tenido tiempo de examinar la caverna y haba visto una

    plantita que creca all. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamao de una moneda de dos centavos.La abeja se arrim a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo as:-Ahora me toca a m, seora Culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga "tres"

    bsqueme por todas partes, ya no estar ms!Y as pas, en efecto. La culebra dijo rpidamente: "uno..., dos..., tres", y se volvi y abri la boca cuan grande era, de

    sorpresa: all no haba nadie. Mir arriba, abajo, a todos lados, recorri los rincones, la plantita, tante todo con la lengua. Intil: la abeja haba desaparecido.

    La culebra comprendi entonces que si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. Qu se haba hecho? Dnde estaba?

    Una voz que apenas se oa -la voz de la abejita- sali del medio de la cueva.-No me vas a hacer nada? -dijo la voz-. Puedo contar con tu juramento?-S -respondi la culebra-. Te lo juro. Dnde ests?-Aqu -respondi la abejita, apareciendo sbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.Qu haba pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestin era una sensitiva, muy comn tambin en Buenos

    Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetacin es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aqu que al contacto de la abeja, las hojas se cerraron, ocultando completamente al insecto.

    La inteligencia de la culebra no haba alcanzado nunca a darse cuenta de este fenmeno; pero la abeja lo haba observado, y se aprovechaba de l para salvar su vida.

    La culebra no dijo nada, pero qued muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pas toda la noche recordando a su enemiga la promesa que haba hecho de respetarla.

    Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared mas alta de la caverna, porque la tormenta se haba desencadenado, y el agua entraba como un ro adentro.

    Haca mucho fro, adems, y adentro reinaba la oscuridad ms completa. De cuando en cuando la culebra senta impulsos de lanzarse sobre la abeja, y sta crea entonces llegado el trmino de su vida.

    Nunca jams, crey la abejita que una noche podra ser tan fra, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio.

    Cuando lleg el da, y sali el sol, porque el tiempo se haba compuesto, la abejita vol y llor otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volva no era la paseandera haragana, sino una abeja que haba hecho en slo una noche un duro aprendizaje de la vida.

    As fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogi tanto polen ni fabric tanta miel. Y cuando el otoo lleg, y lleg tambin el trmino de sus das, tuvo an tiempo de dar una ltima leccin antes de morir a las jvenes abejas que la rodeaban:

    -No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo us una sola vez mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habra necesitado de ese esfuerzo, si hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aqu para all, como trabajando. Lo que me faltaba era la nocin del deber, que adquir aquella noche.

    Trabajen, compaeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos -la felicidad de todos- es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razn. No hay otra filosofa en la vida de un hombre y de una abeja.

  • LA ABEJA HARAGANA

    HABA UNA VEZ EN UNA COLMENA UNA ABEJA QUE NO QUERA TRABAJAR, ES DECIR, RECORRA LOS RBOLES UNO POR UNO PARA TOMAR EL JUGO DE LAS FLORES; PERO EN VEZ DE CONSERVARLO PARA CONVERTIRLO EN MIEL, SE LO TOMABA DEL TODO.

    ERA, PUES, UNA ABEJA HARAGANA. TODAS LAS MAANAS, APENAS EL SOL CALENTABA EL AIRE, LA ABEJITA SE ASOMABA A LA PUERTA DE LA COLMENA, VEA QUE HACA BUEN TIEMPO, SE PEINABA CON LAS PATAS, COMO HACEN LAS MOSCAS, Y ECHABA ENTONCES A VOLAR, MUY CONTENTA DEL LINDO DA. ZUMBABA MUERTA DE GUSTO DE FLOR EN FLOR, ENTRABA EN LA COLMENA, VOLVA A SALIR, Y AS SE LO PASABA TODO EL DA MIENTRAS LAS OTRAS ABEJAS SE MATABAN TRABAJANDO PARA LLENAR LA COLMENA DE MIEL, PORQUE LA MIEL ES EL ALIMENTO DE LAS ABEJAS RECIN NACIDAS.

    COMO LAS ABEJAS SON MUY SERIAS, COMENZARON A DISGUSTARSE CON EL PROCEDER DE LA HERMANA HARAGANA. EN LA PUERTA DE LAS COLMENAS HAY SIEMPRE UNAS CUANTAS ABEJAS QUE ESTN DE GUARDIA PARA CUIDAR QUE NO ENTREN BICHOS EN LA COLMENA. ESTAS ABEJAS SUELEN SER MUY VIEJAS, CON GRAN EXPERIENCIA DE LA VIDA Y TIENEN EL LOMO PELADO PORQUE HAN PERDIDO TODOS LOS PELOS DE ROZAR CONTRA LA PUERTA DE LA COLMENA.

    UN DA, PUES, DETUVIERON A LA ABEJA HARAGANA CUANDO IBA A ENTRAR, DICINDOLE:-COMPAERA: ES NECESARIO QUE TRABAJES, PORQUE TODAS LAS ABEJAS DEBEMOS TRABAJAR.LA ABEJITA CONTEST:-YO ANDO TODO EL DA VOLANDO, Y ME CANSO MUCHO-NO ES CUESTIN DE QUE TE CANSES MUCHO -RESPONDIERON-, SINO DE QUE TRABAJES UN POCO. ES LA PRIMERA

    ADVERTENCIA QUE TE HACEMOS.Y DICIENDO AS LA DEJARON PASAR.PERO LA ABEJA HARAGANA NO SE CORREGA. DE MODO QUE A LA TARDE SIGUIENTE LAS ABEJAS QUE ESTABAN DE

    GUARDIA LE DIJERON:-HAY QUE TRABAJAR, HERMANA.Y ELLA RESPONDI EN SEGUIDA:-UNO DE ESTOS DAS LO VOY A HACER!-NO ES CUESTIN DE QUE LO HAGAS UNO DE ESTOS DAS LE RESPONDIERON- SINO MAANA MISMO. ACURDATE DE

    ESTO.Y LA DEJARON PASAR.AL ANOCHECER SIGUIENTE SE REPITI LA MISMA COSA. ANTES DE QUE LE DIJERAN NADA, LA ABEJITA EXCLAM:-S, S HERMANAS! YA ME ACUERDO DE LO QUE HE PROMETIDO!-NO ES CUESTIN DE QUE TE ACUERDES DE LO PROMETIDO -LE RESPONDIERON-, SINO DE QUE TRABAJES. HOY ES 19

    DE ABRIL. PUES BIEN: TRATA DE QUE MAANA, 20, HAYAS TRADO UNA GOTA SIQUIERA DE MIEL. Y AHORA, PASA.Y DICIENDO ESTO, SE APARTARON PARA DEJARLA ENTRAR.PERO EL 20 DE ABRIL PAS EN VANO COMO TODOS LOS DEMS. CON LA DIFERENCIA DE QUE AL CAER EL SOL EL

    TIEMPO SE DESCOMPUSO Y COMENZ A SOPLAR UN VIENTO FRO.LA ABEJITA HARAGANA VOL APRESURADA HACIA SU COLMENA, PENSANDO EN LO CALENTITO QUE ESTARA ALL

    DENTRO. PERO CUANDO QUISO ENTRAR, LAS ABEJAS QUE ESTABAN DE GUARDIA SE LO IMPIDIERON.-NO SE ENTRA!-LE DIJERON FRAMENTE.-YO QUIERO ENTRAR!-CLAM LA ABEJITA-. ESTA ES MI COLMENA.-ESTA ES LA COLMENA DE UNAS POBRES ABEJAS TRABAJADORAS -LE CONTESTARON LAS OTRAS-. NO HAY ENTRADA

    PARA LAS HARAGANAS.-MAANA SIN FALTA VOY A TRABAJAR!-INSISTI LA ABEJITA.-NO HAY MAANA PARA LAS QUE NO TRABAJAN - RESPONDIERON LAS ABEJAS, QUE SABEN MUCHA FILOSOFA.Y ESTO DICIENDO LA EMPUJARON AFUERA.LA ABEJITA, SIN SABER QU HACER, VOL UN RATO AN; PERO YA LA NOCHE CAA Y SE VEA APENAS. QUISO

    COGERSE DE UNA HOJA, Y CAY AL SUELO. TENA EL CUERPO ENTUMECIDO POR EL AIRE FRO, Y NO PODA VOLAR MS.ARRASTRNDOSE ENTONCES POR EL SUELO, TREPANDO Y BAJANDO DE LOS PALITOS Y PIEDRITAS, QUE LE PARECAN

    MONTAAS, LLEG A LA PUERTA DE LA COLMENA, A TIEMPO QUE COMENZABAN A CAER FRAS GOTAS DE LLUVIA.-AY, MI DIOS!-CLAM LA DESAMPARADA-. VA A LLOVER, Y ME VOY A MORIR DE FRO.Y TENT ENTRAR EN LA COLMENA.PERO DE NUEVO LE CERRARON EL PASO.-PERDN!-GIMI LA ABEJA-. DJENME ENTRAR!-YA ES TARDE-LE RESPONDIERON.-POR FAVOR, HERMANAS! TENGO SUEO!-ES MS TARDE AN.-COMPAERAS, POR PIEDAD! TENGO FRO!-IMPOSIBLE.-POR LTIMA VEZ! ME VOY A MORIR! ENTONCES LE DIJERON:-NO, NO MORIRS. APRENDERS EN UNA SOLA NOCHE LO QUE ES EL DESCANSO GANADO CON EL TRABAJO. VETE.Y LA ECHARON.ENTONCES, TEMBLANDO DE FRO, CON LAS ALAS MOJADAS Y TROPEZANDO, LA ABEJA SE ARRASTR, SE ARRASTR

    HASTA QUE DE PRONTO ROD POR UN AGUJERO; CAY RODANDO, MEJOR DICHO, AL FONDO DE UNA CAVERNA.CREY QUE NO IBA A CONCLUIR NUNCA DE BAJAR. AL FIN LLEG AL FONDO, Y SE HALL BRUSCAMENTE ANTE UNA

    VBORA, UNA CULEBRA VERDE DE LOMO COLOR LADRILLO, QUE LA MIRABA ENROSCADA Y PRESTA A LANZARSE SOBRE ELLA.

    EN VERDAD, AQUELLA CAVERNA ERA EL HUECO DE UN RBOL QUE HABAN TRASPLANTADO HACA TIEMPO, Y QUE LA CULEBRA HABA ELEGIDO DE GUARIDA.

    LAS CULEBRAS COMEN ABEJAS, QUE LES GUSTAN MUCHO. POR ESTO LA ABEJITA, AL ENCONTRARSE ANTE SU ENEMIGA, MURMUR CERRANDO LOS OJOS:

    -ADIS MI VIDA! ESTA ES LA LTIMA HORA QUE YO VEO LA LUZ.PERO CON GRAN SORPRESA SUYA, LA CULEBRA NO SOLAMENTE NO LA DEVOR SINO QUE LE DIJO:-QU TAL, ABEJITA? NO HAS DE SER MUY TRABAJADORA PARA ESTAR AQU A ESTAS HORAS.ES CIERTO -MURMUR LA ABEJITA-. NO TRABAJO, Y YO TENGO LA CULPA.-SIENDO AS-AGREG LA CULEBRA, BURLONA-, VOY A QUITAR DEL MUNDO A UN MAL BICHO COMO T. TE VOY A

    COMER, ABEJA.LA ABEJA, TEMBLANDO, EXCLAM ENTONCES:-NO ES JUSTO ESO, NO ES JUSTO! NO ES JUSTO QUE USTED ME COMA PORQUE ES MS FUERTE QUE YO. LOS

    HOMBRES SABEN LO QUE ES JUSTICIA.-AH, AH!-EXCLAM LA CULEBRA, ENROSCNDOSE LIGERO-. T CONOCES BIEN A LOS HOMBRES? T CREES QUE

    LOS HOMBRES QUE LES QUITAN LA MIEL A USTEDES, SON MS JUSTOS, GRANDSIMA TONTA?-NO, NO ES POR ESO QUE NOS QUITAN LA MIEL -RESPONDI LA ABEJA.-Y POR QU, ENTONCES?-PORQUE SON MS INTELIGENTES.AS DIJO LA ABEJITA. PERO LA CULEBRA SE ECHO A RER, EXCLAMANDO:-BUENO! CON JUSTICIA O SIN ELLA, TE VOY A COMER; APRNTATE.Y SE ECHO ATRS, PARA LANZARSE SOBRE LA ABEJA. PERO STA EXCLAM:-USTED HACE ESO PORQUE ES MENOS INTELIGENTE QUE YO.

  • -YO MENOS INTELIGENTE QUE T, MOCOSA?- SE RI LA CULEBRA.-AS ES- AFIRM LA ABEJA.-PUES BIEN- DIJO LA CULEBRA-, VAMOS A VERLO. VAMOS A HACER DOS PRUEBAS. LA QUE HAGA LA PRUEBA MS

    RARA, SA GANA. SI GANO YO, TE COMO.-Y SI GANO YO?- PREGUNT LA ABEJITA.-SI GANAS T -REPUSO SU ENEMIGA-, TIENES EL DERECHO DE PASAR LA NOCHE AQU, HASTA QUE SEA DE DA. TE

    CONVIENE?-ACEPTADO- CONTEST LA ABEJA.LA CULEBRA SE ECH A RER DE NUEVO, PORQUE SE LE HABA OCURRIDO UNA COSA QUE JAMS PODRA HACER UNA

    ABEJA. Y HE AQU LO QUE HIZO:SALI UN INSTANTE AFUERA, TAN VELOZMENTE QUE LA ABEJA NO TUVO TIEMPO DE NADA. Y VOLVI TRAYENDO UNA

    CPSULA DE SEMILLAS DE EUCALIPTO, DE UN EUCALIPTO QUE ESTABA AL LADO DE LA COLMENA Y QUE LE DABA SOMBRA.LOS MUCHACHOS HACEN BAILAR COMO TROMPAS ESAS CPSULAS, Y LES LLAMAN TROMPITOS DE EUCALIPTO.-ESTO ES LO QUE VOY A HACER- DIJO LA CULEBRA-. FJATE BIEN, ATENCIN!Y ARROLLANDO VIVAMENTE LA COLA ALREDEDOR DEL TROMPITO COMO UN PIOLN LA DESENVOLVI A TODA

    VELOCIDAD, CON TANTA RAPIDEZ QUE EL TROMPITO QUED BAILANDO Y ZUMBANDO COMO UN LOCO.LA CULEBRA REA, Y CON MUCHA RAZN, PORQUE JAMS UNA ABEJA HA HECHO NI PODR HACER BAILAR A UN

    TROMPITO. PERO CUANDO EL TROMPITO, QUE SE HABA QUEDADO DORMIDO ZUMBANDO, COMO LES PASA A LOS TROMPOS DE NARANJO, CAY POR FIN AL SUELO, LA ABEJA DIJO:

    -ESA PRUEBA ES MUY LINDA, Y YO NUNCA PODR HACER ESO.-ENTONCES, TE COMO -EXCLAM LA CULEBRA.-UN MOMENTO! YO NO PUEDO HACER ESO; PERO HAGO UNA COSA QUE NADIE HACE.-QU ES ESO?-DESAPARECER.-CMO? -EXCLAM LA CULEBRA, DANDO UN SALTO DE SORPRESA-. DESAPARECER SIN SALIR DE AQU?-SIN SALIR DE AQU.-Y SIN ESCONDERTE EN LA TIERRA?-SIN ESCONDERME EN LA TIERRA.-PUES BIEN, HAZLO! Y SI NO LO HACES, TE COMO EN SEGUIDA -DIJO LA CULEBRA.EL CASO ES QUE MIENTRAS EL TROMPITO BAILABA, LA ABEJA HABA TENIDO TIEMPO DE EXAMINAR LA CAVERNA Y

    HABA VISTO UNA PLANTITA QUE CRECA ALL. ERA UN ARBUSTILLO, CASI UN YUYITO, CON GRANDES HOJAS DEL TAMAO DE UNA MONEDA DE DOS CENTAVOS.

    LA ABEJA SE ARRIM A LA PLANTITA, TENIENDO CUIDADO DE NO TOCARLA, Y DIJO AS:-AHORA ME TOCA A M, SEORA CULEBRA. ME VA A HACER EL FAVOR DE DARSE VUELTA, Y CONTAR HASTA TRES.

    CUANDO DIGA "TRES" BSQUEME POR TODAS PARTES, YA NO ESTAR MS!Y AS PAS, EN EFECTO. LA CULEBRA DIJO RPIDAMENTE: "UNO..., DOS..., TRES", Y SE VOLVI Y ABRI LA BOCA

    CUAN GRANDE ERA, DE SORPRESA: ALL NO HABA NADIE. MIR ARRIBA, ABAJO, A TODOS LADOS, RECORRI LOS RINCONES, LA PLANTITA, TANTE TODO CON LA LENGUA. INTIL: LA ABEJA HABA DESAPARECIDO.

    LA CULEBRA COMPRENDI ENTONCES QUE SI SU PRUEBA DEL TROMPITO ERA MUY BUENA, LA PRUEBA DE LA ABEJA ERA SIMPLEMENTE EXTRAORDINARIA. QU SE HABA HECHO? DNDE ESTABA?

    UNA VOZ QUE APENAS SE OA -LA VOZ DE LA ABEJITA- SALI DEL MEDIO DE LA CUEVA.-NO ME VAS A HACER NADA? -DIJO LA VOZ-. PUEDO CONTAR CON TU JURAMENTO?-S -RESPONDI LA CULEBRA-. TE LO JURO. DNDE ESTS?-AQU -RESPONDI LA ABEJITA, APARECIENDO SBITAMENTE DE ENTRE UNA HOJA CERRADA DE LA PLANTITA.QU HABA PASADO? UNA COSA MUY SENCILLA: LA PLANTITA EN CUESTIN ERA UNA SENSITIVA, MUY COMN

    TAMBIN EN BUENOS AIRES, Y QUE TIENE LA PARTICULARIDAD DE QUE SUS HOJAS SE CIERRAN AL MENOR CONTACTO. SOLAMENTE QUE ESTA AVENTURA PASABA EN MISIONES, DONDE LA VEGETACIN ES MUY RICA, Y POR LO TANTO MUY GRANDES LAS HOJAS DE LAS SENSITIVAS. DE AQU QUE AL CONTACTO DE LA ABEJA, LAS HOJAS SE CERRARON, OCULTANDO COMPLETAMENTE AL INSECTO.

    LA INTELIGENCIA DE LA CULEBRA NO HABA ALCANZADO NUNCA A DARSE CUENTA DE ESTE FENMENO; PERO LA ABEJA LO HABA OBSERVADO, Y SE APROVECHABA DE L PARA SALVAR SU VIDA.

    LA CULEBRA NO DIJO NADA, PERO QUED MUY IRRITADA CON SU DERROTA, TANTO QUE LA ABEJA PAS TODA LA NOCHE RECORDANDO A SU ENEMIGA LA PROMESA QUE HABA HECHO DE RESPETARLA.

    FUE UNA NOCHE LARGA, INTERMINABLE, QUE LAS DOS PASARON ARRIMADAS CONTRA LA PARED MAS ALTA DE LA CAVERNA, PORQUE LA TORMENTA SE HABA DESENCADENADO, Y EL AGUA ENTRABA COMO UN RO ADENTRO.

    HACA MUCHO FRO, ADEMS, Y ADENTRO REINABA LA OSCURIDAD MS COMPLETA. DE CUANDO EN CUANDO LA CULEBRA SENTA IMPULSOS DE LANZARSE SOBRE LA ABEJA, Y STA CREA ENTONCES LLEGADO EL TRMINO DE SU VIDA.

    NUNCA JAMS, CREY LA ABEJITA QUE UNA NOCHE PODRA SER TAN FRA, TAN LARGA, TAN HORRIBLE. RECORDABA SU VIDA ANTERIOR, DURMIENDO NOCHE TRAS NOCHE EN LA COLMENA, BIEN CALENTITA, Y LLORABA ENTONCES EN SILENCIO.

    CUANDO LLEG EL DA, Y SALI EL SOL, PORQUE EL TIEMPO SE HABA COMPUESTO, LA ABEJITA VOL Y LLOR OTRA VEZ EN SILENCIO ANTE LA PUERTA DE LA COLMENA HECHA POR EL ESFUERZO DE LA FAMILIA. LAS ABEJAS DE GUARDIA LA DEJARON PASAR SIN DECIRLE NADA, PORQUE COMPRENDIERON QUE LA QUE VOLVA NO ERA LA PASEANDERA HARAGANA, SINO UNA ABEJA QUE HABA HECHO EN SLO UNA NOCHE UN DURO APRENDIZAJE DE LA VIDA.

    AS FUE, EN EFECTO. EN ADELANTE, NINGUNA COMO ELLA RECOGI TANTO POLEN NI FABRIC TANTA MIEL. Y CUANDO EL OTOO LLEG, Y LLEG TAMBIN EL TRMINO DE SUS DAS, TUVO AN TIEMPO DE DAR UNA LTIMA LECCIN ANTES DE MORIR A LAS JVENES ABEJAS QUE LA RODEABAN:

    -NO ES NUESTRA INTELIGENCIA, SINO NUESTRO TRABAJO QUIEN NOS HACE TAN FUERTES. YO US UNA SOLA VEZ MI INTELIGENCIA, Y FUE PARA SALVAR MI VIDA. NO HABRA NECESITADO DE ESE ESFUERZO, SI HUBIERA TRABAJADO COMO TODAS. ME HE CANSADO TANTO VOLANDO DE AQU PARA ALL, COMO TRABAJANDO. LO QUE ME FALTABA ERA LA NOCIN DEL DEBER, QUE ADQUIR AQUELLA NOCHE.

    TRABAJEN, COMPAERAS, PENSANDO QUE EL FIN A QUE TIENDEN NUESTROS ESFUERZOS -LA FELICIDAD DE TODOS- ES MUY SUPERIOR A LA FATIGA DE CADA UNO. A ESTO LOS HOMBRES LLAMAN IDEAL, Y TIENEN RAZN. NO HAY OTRA FILOSOFA EN LA VIDA DE UN HOMBRE Y DE UNA ABEJA.