cultural 18-12-2015

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Págs. 4 y 5 El cierre SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 18 DE DICIEMBRE DE 2015 Fotografía de Edgar Tuy

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Cultural 18-12-2015

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Página 2 / guatemala, 18 De Diciembre De 2015

La reunión de navidadPor Jorge ovalle Menéndez

Un árbol de Navidad excéntrico (¿O demasiado centrado?).

Fotografía de Ban Vel

on las cuatro menos cinco minutos de un jue-ves especial, a las doce en punto los abrazos y los buenos deseos. Dentro de ocho horas con cinco

minutos exactamente. Esas son las ho-ras que coinciden. Yo mientras tanto escribo y espero ese momento, triste y solo. Veo un camino al pie de una montaña, que al principio recorre por la parte más baja de la misma, al doblar en una curva empieza a ascender y al llegar un poco más arriba de la mitad se convierte en una bajada larga, que lue-go sube un poco y se pierde atrás de una ladera. Miro hacia el cielo y permane-ce despejado, no hay ni una nube, está brillante, resplandeciente. Recuerdo la lista de invitados a la reunión, nadie lle-gó, por estos días todos tienen que ha-cer: salir de compras, celebrar con otras personas o simplemente no hacer nada, descansar… O sencillamente no llegar, ¿para qué compartir… para qué? Mis zapatos están al pie de la cama, ando descalzo. Desde la calle llegan voces y los ruidos que provocan los carros, al-guien cierra una portezuela; en el patio interior de la casa la gran pila se llena, escucho el fuerte chorro que cae, todo es silencio por eso escucho esos sonidos con claridad. Todo está tan transparen-te, cristalino y diáfano que puedo ver a través de las paredes como fue adorna-da, arreglada, la casa para la reunión. Algunas paredes están recién pintadas, no todas, gusano de pino natural ex-tendido a lo largo de las mismas, como guirnaldas, globos rojos y verdes, de dos en dos, colocados a medio metro cada par, dispersos, salteados, también hay luces azules y de colores. El nacimiento con su montaña rocosa como siempre, como todos los años, sin un solo árbol, unas casitas rústicas de barro, simples, café claro; otras casas más grandes, de cerámica acabada, de colores, con chi-menea. El buey y la mula, los reyes ma-gos, San José, la Virgen María y el Niño Jesús, el Niño Dios… Jesús que dentro de treinta y tres años será crucificado nuevamente para redimir nuestros pe-cados y los ajenos, para exonerarnos de nuestras faltas por negligencia, por lo que decimos, por lo que hacemos… De nuestras omisiones, palabras y obras. Al fondo un franelógrafo simulando, aparentando un cielo que no existe, que no es real, que es falso, que más bien es la negra noche con una que otra es-trella blanca, sin brillo, sin fulgor, más

Sbien opaca. Una manta blanca cubre la mesa donde fue instalado el nacimien-to, en el borde de la misma, sobre la tela, unos collares de manzanilla que yo mismo coloqué y que alguien había despreciado y echado a la basura unos minutos antes. Hay quienes no valoran, ni aprecian, ni respetan, ni lo espiri-tual ni lo material que cada cosa tiene en su esencia, o cada persona, y por el contrario se dedican a dilapidarlo, per-derlo, convertirlo todo en humo, son simples mortales que, como autómatas deambulan en sus casas, por las calles, en sus trabajos o en sus centros de es-tudio. No son profundos, son superfi-ciales, vacíos, insulsos. En todo caso si se interesan por algo es porque les be-neficia y no porque beneficie a otros, y no porque favorezca a los demás. No son ni siquiera “candil de la calle oscu-ridad de su casa”, “son como el azadón, todo para adentro, nada para afuera”. Así encuentra uno a alguna gente en los hogares, en las organizaciones, institu-ciones y organismos, por eso es que este país no progresa y, por el contrario, va para atrás. Vea usted a su alrededor y me dará la razón. Cerca del nacimiento dos sillones, vacíos. A mi espalda, una escalera recostada sobre la pared, quie-ta, esperando. Cerca de mí y del teclado de la computadora, a mi derecha, veo un globo color naranja, solitario, desin-flado, también el cargador de la batería de mi cámara fotográfica y me imagino un listado de fotos que no tomé porque no hubo asistentes a la reunión, escrito en un bloque de notas color amarillo. En las fotos veo gente sonriente y feliz, compartiendo y disfrutando, conver-sando y bailando. Niños rompiendo una piñata, recogiendo dulces, comien-do pastel. Veo a dos niños, uno sere-no, puro, pensativo, a veces curioso y resuelto, y otro siempre sonriente y de grandes ojos, que con la mirada busca a alguien. También hay una pequeña niña que rompe la piñata, la cual tiene la figura de la Señora Claus, la esposa de Santa, que fue creada en mil ocho-cientos ochentinueve, como, según La Biblia, al principio de las cosas fue crea-da Eva para que se complementara con Adán. A estas alturas de lo que escribo, tengo hambre y me como una manza-na roja de las que hay en una canastilla del mismo color, de las que mi madre compró algo verdes hace tres días en el mercado. Mi Santa Madre… Mi Santo Padre, que ahora no están en casa… ¡Oh Dios, protégelos en esta hora de sus vidas, vela por ellos, salvaguárda-los siempre de los superficiales, vacíos e insulsos, de los “candil de la calle os-

curidad de su casa”, de los azadones. La pequeña quiebra la piñata de la Señora Claus que se rebela a que ella la rompa, y su abuela se la acerca, se la pone en-frente, y todos gritan ¡dale duro! ¡dale duro! La piñata roja, de papel perió-dico y de china, se rasga un poco. Me como otra manzana. A su turno, otra niña de carita linda y sonrisa tímida, trata de romper la piñata y botar dul-ces, pero no lo logra, uno de los perros de la casa la mira resignado y paciente, parece que quisiera ver los dulces caer. Un padre carga a su niño de menos de un año para que también le dé a la piña-ta, el niño sonríe alegremente, siempre sonríe; el niño sereno, puro y pensativo también vuelve a pasar resuelto y segu-ro, ahora su mamá lo ayuda cargándo-lo, el palo que sirve para aporrear a la Señora Claus se enreda entre los lazos y ambos exclaman ¡ay!, rápidamente ella resuelve el enredo y el pequeño sigue golpeando sin mucha fuerza la piñata. Después una niña y un niño más gran-des, cada quien en su turno, van logran-do la maravilla que todos esperaban, la magia, y los dulces caen, se desparra-

man para alegría de niños y adultos, de chicos y grandes, que fascinados se lan-zan al piso a recoger lo que pueden con sus manitas y sus manotas, los adultos les dan las golosinas a sus hijos o nietos, haciendo así la colecta un poco mejor para los pequeños. Todavía una madre muy joven pasa con su pequeña bebé, de apenas un mes, para darle el toque final a la faena de quebrar la resistencia de la Señora Claus, ya no caen muchos dulces cuando la joven madre sacude la piñata tratando de vaciarla del teso-ro que contiene. Yo sigo aquí, siempre solo, pero ahora feliz, como que imagi-narme todo esto me cambió el humor, pensando, ahora sí, en almorzar como es debido, porque ya no quiero comer-me la última manzana de las tres. No sé si duermo o estoy despierto, si pienso o sueño, sólo sé que dentro de unas horas es Navidad y yo mientras tanto escribo.

(Guatemala, 14 de Diciembre de 2015, 21:59 minutos, mi papá y mi mamá ya se fueron a dormir, mi hermano me acaba de hablar desde el extranjero y yo, al final, en lugar de almorzar, cené).

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Guatemala, 18 De Diciembre De 2015 / PáGina 3

La reunión de navidadPaSión POr La náuSea

LaS canciOneS triLLadaS que nO PuedeS dejar de Pedir en un bar

Por Camilo Villatoro

N

Aparecen en las fotografías Gustavo Cerati, quien en vida fuera vocalista de Soda Stéreo y a la derecha Enrique Bunbury, exvocalista de Héroes del Silencio.

Hay un problema muy grande cuando te das cuenta de la cantidad de música existente en el mundo y de las pocas —repetidas— canciones que la gente de tu entorno escucha.

o hay nada original en decir que los homínidos guatemalensis somos gentes de costumbres fi-jas, que guardamos una predilección exagerada por los usos comunes,

los comportamientos anticuados y las tradiciones escatológicas. Lo peor es que quizá la humanidad entera es más o me-nos así. Siempre es bueno que alguien se lo recuerde de cuando en cuando. Anso-rri, madre, por esta vida loca...Como nuestras perspectivas de trans-

formación sociopolítica son desalentado-ras y las fuerzas oscurantistas avanzan a lo largo del orbe, a nadie le sorprenderá que un seudointelectual escritor se ocupe en estas nimiedades. O sea que siempre es mejor privilegiar el buen gusto musical en vez del tema agrario, la privatización de los servicios públicos y cualquier otro tema que parezca importante pero sin vi-sos de salvación.Además, estas fechas se prestan para

los momentos nostálgicos. La nostal-gia se puede ilustrar con la imagen de unos cuarentones cantando canciones de su adolescencia y que por misterio-sa quimera siguen estando de moda en los bares décadas después. O bien la de unos borrachos que lloran al escuchar la melodía aguda y accidentada de las

luces de Navidad. Pero por más que nos empecinemos en

creer que los seres humanos son patéticos por naturaleza, la verdad es que es más bien un fenómeno cultural. No pode-mos culpar a los sentimientos humanos intrínsecos. Casi todo se aprende social-mente, y la sociedad de consumo aprende a conformarse con poco.Goebbels, el ministro de la propaganda

del Tercer Reich (la propaganda era muy importante para los nazis) sabía que una mentira repetida un millón de veces ter-minaba volviéndose verdad. Algo parecido pasa con la música y quienes nos la venden: saturan los medios con sus mercancías cul-turales hasta moldear nuestros gustos.Las industrias culturales se preocupan

por vender cualquier cosa que un medio específico prefiera. Lo ideal para estas empresas capitalistas es esquematizar los gustos de consumo masivo. El bar es también una industria cultural en escala micro –las más de las veces-. La rockstal-gia es la manifestación dominante en este espacio, por lo menos en Guatemala. Se contrata a una banda equis para que en-tretenga a un público alcoholizado que se resiste a conocer nuevas experiencias musicales, o que combina su gusto por la basura de hoy y las canciones que le re-cuerdan épocas más felices. En estos es-pacios la manifestación artística es la que menos preocupa.

Los cóveres en español preferidos en los bares guatemaltecos:«La Planta, ¡échense La Planta!». Este

hit misógino sigue haciendo estragos en

la cultura musical de los bares guatemal-tecos. El fenómeno de aceptación de esta rola nos ayuda a entender cómo nuestra sociedad reproduce las ideas retrógradas en sus experiencias artísticas. Una can-ción misógina suele tener éxito, sobre todo con tantos machos despechados pu-lulando en las calles.Las bandas de bar –covereras- sobre-

viven gracias a la complicidad con sus espectadores, quienes se conforman es-cuchando un cóver mal interpretado, cantado con el compromiso de entrete-ner a un público borracho poco exigente (o que exige siempre lo mismo). Buenos temas como La negra Tomasa terminan siendo trillados gracias a las malas inter-pretaciones de las bandas de bar en cada presentación. Y parió la abuela porque además suelen sustituir la frase original de la canción, «/cuando se va de casa/ triste me pongo/» por «/ cuando se va de casa/ a otra le pongo/». Están tan ena-morados de Tomasa que, apenas se va, le ponen a otra, o lo que eso signifique. Así de fácil.De música ligera. Para mi gusto una de

las peores rolas de Soda Stereo, porque sin duda tiene mejores. Pero pues, lo que el público de bar necesita para ser feliz es… Adivinaron: música ligera.La chispa adecuada y Entre dos tierras.

Una vez le pregunté a un español si le gustaban Los Héroes del Silencio o Enri-que Bunbury. No supo de quiénes estaba hablando. Nadie es profeta en su tierra, exceptuando a Arjona, y ya sabemos por qué. La muralla verde. En Guatemala nadie

conoce a Spinetta, pero los Enanitos Ver-des son una de las bandas preferidas de los rockstálgicos. En fin. La célula que explota. Todos tenemos

un vecino que intenta sacar esta rola en su madriguera, con los amplificadores de guitarra dispuestos especialmente para que lo escuchemos. Si a eso sumamos la batería de su hermano y que se sabe la le-tra, presenciamos la génesis de una banda rockstálgica de bar. Peces e iguanas. La canción más coverea-

da de una banda guatemalteca. Ninguna banda de bar la toca más o menos bien.Llegará inevitablemente el día en que

estos temas pasen de moda. Posiblemen-te las próximas canciones imperdibles en los bares no serán cóveres de rock sino de algún otro género. ¿Acaso reguetoneros covereando a Daddy Yankee en vivo? En Guatemala poder cantar tus propias

rolas en un bar cuesta, sobre todo dinero. ¿En veinte años, el público seguirá siendo tan conformista –exigiendo lo acostum-brado- y las bandas y dueños de bares tan complacientes? Esperemos que no.

camilo villatoro(1991-…) A falta de currículum de publicaciones o méritos de cual-quier tipo, inventa patrañas cuando de describirse en estos espacios se trata. Prefiere eso, al patetismo de decir que es “un comunicador per-sistente en redes sociales”, lo cual es verdad pero a nadie le importa.

Fotos La Hora: aP

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Guatemala, 18 De Diciembre De 2015 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 18 De Diciembre De 2015

uchos movimientos artísticos han surgi-do por una necesidad de expresar, transmi-tir pensamientos y creencias socio cul-

turales, el cierre de calles para nosotros es un medio de expresión en donde hacemos incidencia pública y política tomando los es-pacios que nos pertenecen (en este caso la calle). El cierre pretende sorprender a los espectadores. Suele tener un llamativo men-saje subversivo que critica a la sociedad con la ironía e invita a la lucha social, la lucha y a la reflexión.Vivo en Ciudad Peronia desde que tenía

3 años cuando mi familia decidió instalar-se en la comunidad. A los 15 años conocí la asociación Peronia Adolescente y comencé a integrarme a ella a través de unos talleres en donde aprendí a bailar break dance. Lue-go comencé a participar con regularidad en los procesos de formación que la asociación brindaba y que se han mantenido a lo largo de los años para desarrollar algunas habili-dades en los integrantes del colectivo.Me he ido formando a través de la metodo-

logía lúdica y en algunas actividades que se realizan dentro y fuera de la comunidad. El cierre de calles es una actividad que se pla-nifica desde principio de año y recuerdo que he estado participando desde el 2012 cuando tomamos los espacios públicos para jugar con los niños, adolescentes y jóvenes de la zona, colonia o barrio, llámenle como quieran. Cuando hacemos un cierre de calles fuera

Ciudad Peronia buscamos conocer las pro-blemáticas que enfrentan los jóvenes en otras comunidades en sus distintas formas y cómo éstas se asemejan o diferencian de las que nosotros enfrentamos en nuestra comunidad, buscamos encontrar juntos soluciones y plantear propuestas para vivir mejor. La idea es poder socializar y decir acá estamos y el arte es una herramienta de transformación social que podemos usar los adolescentes y jóvenes. Cuando el cierre se hace en nuestra comunidad buscamos inte-grarnos con las familias.Durante los cierres de calles que se han ve-

nido realizando me he dado cuenta y me han servido para integrarme con más jóvenes y decirles que el arte es un medio para el cam-bio social, que lo puedo usar yo y lo podés usar vos, el arte no discrimina las edades.Este año realizamos dos cierres de calles.

Uno lo hicimos fuera de Peronia, con la gen-te del albergue que se instaló luego de lo su-cedido en El Cambray II y el otro dentro de nuestra comunidad. La alegría y las sonrisas de los niños te llenan el alma. El cierre es una de las maneras en que decidimos ma-nifestarnos y decir aquí estamos, somos la juventud, somos una nueva generación que quiere reír, jugar y ser feliz en espacios libres de violencia.

El ciErrEPor Edgar Tuy

Mace poco terminó el

ciclo de Aves Raras: cantautores al desnudo, una iniciativa apoyada y coordinada por el Cen-tro Cultural de España en Guatemala. El ciclo

consistió en presentar a 14 cantautores uno cada dos semanas en el teatrito de dicho cen-tro ubicado en el segundo nivel de lo que an-tes fuera el Cine Lux.Cada quince días desde abril hasta diciembre

se presentaron Alejandro Arriaza, Claudia Armas, Trip Chatía, Devorah Rahel, Domi Hunziker, El Gordo, Ishto Juevez, El Güero, Pablo Robledo, Raysa Morales, Primocaster, Patza, Josué Eleazar y su servidor Junio Jo-col. Todos y cada uno presentando canciones originales acompañados de muchos músicos con un sonido profesional e iluminación en una sala con capacidad para 150 personas có-modamente sentadas en butacas.La verdad estuve a punto de no participar

en el ciclo ya que cuando empezó a organi-zarse yo estaba viajando por Costa Rica con rumbo a Suramérica (hace años que he ve-nido deseando hacer ese viaje y en esta oca-sión parecía que si llegaba) y fui invitado por Alejandro Arriaza y le dije que no podía por estar viajando, el insistió un par de veces más diciendo que era importante y que yo debía estar, le dije que si el CCE me mandaba mi boleto de avión con gusto sino NO (jojana, me salió el divo) pero permítanme explicar, después de varios años de estar tocando en Guatemala, luchando por armar toquecitos en bares para que lleguen 10 personas, no dan muchas ganas de parar un viaje y además pa-gar de la propia bolsa para poder venir a tocar. La tercera vez que Alejandro me escribió para invitarme coincidió con un momento duro del viaje en el que no estaba consiguiendo toques y se estaban acabando los ahorros, así que al ver que no estaba funcionando mucho la cosa y que estaba peleando con el hecho de toparme con bares que querían gente que cantara covers (y no un peludo que cante sus penas y viajes), decidí aceptar la invitación y participar en esto de las Aves Raras, compré un boleto en oferta 220 dólares ida y vuelta de

Bogotá a Guatemala para septiembre (a estas alturas ya había llegado a Colombia) pero con la idea de volver a Guate y con buena excusa, tocar en el CCE.¿Por qué es importante tocar en el CCE?

pues la verdad yo no muy quería porque es feo darle tanta importancia a ciertas institu-ciones que atraen cierto tipo de público por su prestigio, por su origen, etc. Es doloroso saber que el público guatemalteco se deje llevar por esas cosas más que por el trabajo que uno hace y siendo yo alguien que empe-zó a mostrar su trabajo en las calles aprendí a sentirme más cómodo con la sinceridad del público sencillo que se conectaba con las can-ciones así crudas y con las limitaciones que se tienen en esas condiciones.A pesar de eso siempre he querido poder lle-

gar a mostrar mi música de una forma más completa y digna, acompañado por otros músicos en espacios más adecuados donde la gente pueda poner atención a las letras y disfrutar de un mejor sonido, lamentable-mente estos espacios no abundan por no de-cir que son casi inexistentes en Guatemala y no queda otra más que luchar con la bulla de los bares y las ganas de la clientela de oír las mismas canciones de siempre, es por esto que la idea de tocar en un auditorio, con buen so-nido, con iluminación, con gente sentada sin comida ni bebida, dispuesta a escuchar un concierto entero de principio a fin de cancio-nes propias, no es algo tan fácil de rechazar, si a eso le sumamos que el CCE ofreció dar la taquilla en su totalidad como aporte al artista y asumir todos los costos del montaje, pues vi una oportunidad de poder frenar el viaje y regresar a Guatemala a reunir fuerzas.Al regresar fui a ver el concierto de El Güe-

ro y me impresionó mucho. Buenos músi-cos, muy bien ensayados sobre las buenas canciones que ya conocía de aquel y con la participación de la crema y nata de la poesía nacional, la verdad una muy buena experien-cia, lo único que me quedó atravesado en la garganta fue que la sala no se llenó y que una amiga a la que invité al concierto me dijo que no entendía porque había que pagar (Q. 25.00 ), por ir a oír a alguien que nadie conocía, me enojó mucho su postura después de ver

la cantidad de esfuerzo y talento que estaban ahí esa noche y que ella creyera que eso no valía ni siquiera unos míseros 25 pesos.Así seguí yendo a los conciertos que pude,

y poco a poco me fui dando cuenta de lo im-portante de este ciclo que lograba reunir un público de aproximadamente 80 personas en promedio (público que para mi sorpresa y alegría no era clientela del CCE, sino ami-gos, familiares y clientes de cada uno de los cantautores), a excepción del Ishto Juevez y el Gordo quienes pudieron llenar la sala, los asientos vacíos siempre me daban la sensa-ción de que en Guatemala algo está muy mal. Es feo saber que no hay interés de ir a escu-char a varios de los mejores representantes de la música nacional que tenemos en estos momentos y es que talvez estoy equivocado pero este ciclo reunió a varias de las mejores propuestas, de los proyectos más interesantes y de las mejores voces que tenemos, partici-paron grandes músicos de mucha trayectoria, grandes canciones, por supuesto no digo que no falte producción, o que no se debe mejorar, pero la cuestión es cómo se puede mejorar o de qué sirve mejorar algo que no tiene un mercado o que no puede ser auto sostenible.Por el momento me quedo con la alegría de

haber estado en varios de esos conciertos, con el orgullo de haber sido una de las Aves Raras, con el gusto de haber escuchado a Devorah y a Domi y sus increíbles voces, de saber que hay buenísimas canciones como las de Ale-jandro, el Güero y Claudia, que hay propues-tas supe interesantes como la de Josué, que al menos El Gordo y Juevez pueden llenar ese espacio, que hay grandes músicos, buenas letras, emoción, etc. etc., cada concierto de este ciclo a mi parecer valía mucho más que 25 pesos (aunque la gente prefiera cervezas), y queda la esperanza de que siga el ciclo y se expanda y que hayan más instituciones como el CCE para poder hacerlo, o que podamos hacerlo solos con nuestros limitados medios, en fin, hayan o no instituciones, público y espacios; sé que seguirán habiendo cantau-tores y que aunque nadie se entere seguirán habiendo, buenas canciones, buenos músicos, buenas propuestas y la gente seguirá pagando sus cervezas.

AvEs rArAs: cAntAutorEs nEcios o ilusos soñAdorEs

HPor Junio Jocol

Fotografías de Edgar Tuy

Page 5: Cultural 18-12-2015

Guatemala, 18 De Diciembre De 2015 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 18 De Diciembre De 2015

uchos movimientos artísticos han surgi-do por una necesidad de expresar, transmi-tir pensamientos y creencias socio cul-

turales, el cierre de calles para nosotros es un medio de expresión en donde hacemos incidencia pública y política tomando los es-pacios que nos pertenecen (en este caso la calle). El cierre pretende sorprender a los espectadores. Suele tener un llamativo men-saje subversivo que critica a la sociedad con la ironía e invita a la lucha social, la lucha y a la reflexión.Vivo en Ciudad Peronia desde que tenía

3 años cuando mi familia decidió instalar-se en la comunidad. A los 15 años conocí la asociación Peronia Adolescente y comencé a integrarme a ella a través de unos talleres en donde aprendí a bailar break dance. Lue-go comencé a participar con regularidad en los procesos de formación que la asociación brindaba y que se han mantenido a lo largo de los años para desarrollar algunas habili-dades en los integrantes del colectivo.Me he ido formando a través de la metodo-

logía lúdica y en algunas actividades que se realizan dentro y fuera de la comunidad. El cierre de calles es una actividad que se pla-nifica desde principio de año y recuerdo que he estado participando desde el 2012 cuando tomamos los espacios públicos para jugar con los niños, adolescentes y jóvenes de la zona, colonia o barrio, llámenle como quieran. Cuando hacemos un cierre de calles fuera

Ciudad Peronia buscamos conocer las pro-blemáticas que enfrentan los jóvenes en otras comunidades en sus distintas formas y cómo éstas se asemejan o diferencian de las que nosotros enfrentamos en nuestra comunidad, buscamos encontrar juntos soluciones y plantear propuestas para vivir mejor. La idea es poder socializar y decir acá estamos y el arte es una herramienta de transformación social que podemos usar los adolescentes y jóvenes. Cuando el cierre se hace en nuestra comunidad buscamos inte-grarnos con las familias.Durante los cierres de calles que se han ve-

nido realizando me he dado cuenta y me han servido para integrarme con más jóvenes y decirles que el arte es un medio para el cam-bio social, que lo puedo usar yo y lo podés usar vos, el arte no discrimina las edades.Este año realizamos dos cierres de calles.

Uno lo hicimos fuera de Peronia, con la gen-te del albergue que se instaló luego de lo su-cedido en El Cambray II y el otro dentro de nuestra comunidad. La alegría y las sonrisas de los niños te llenan el alma. El cierre es una de las maneras en que decidimos ma-nifestarnos y decir aquí estamos, somos la juventud, somos una nueva generación que quiere reír, jugar y ser feliz en espacios libres de violencia.

El ciErrEPor Edgar Tuy

Mace poco terminó el

ciclo de Aves Raras: cantautores al desnudo, una iniciativa apoyada y coordinada por el Cen-tro Cultural de España en Guatemala. El ciclo

consistió en presentar a 14 cantautores uno cada dos semanas en el teatrito de dicho cen-tro ubicado en el segundo nivel de lo que an-tes fuera el Cine Lux.Cada quince días desde abril hasta diciembre

se presentaron Alejandro Arriaza, Claudia Armas, Trip Chatía, Devorah Rahel, Domi Hunziker, El Gordo, Ishto Juevez, El Güero, Pablo Robledo, Raysa Morales, Primocaster, Patza, Josué Eleazar y su servidor Junio Jo-col. Todos y cada uno presentando canciones originales acompañados de muchos músicos con un sonido profesional e iluminación en una sala con capacidad para 150 personas có-modamente sentadas en butacas.La verdad estuve a punto de no participar

en el ciclo ya que cuando empezó a organi-zarse yo estaba viajando por Costa Rica con rumbo a Suramérica (hace años que he ve-nido deseando hacer ese viaje y en esta oca-sión parecía que si llegaba) y fui invitado por Alejandro Arriaza y le dije que no podía por estar viajando, el insistió un par de veces más diciendo que era importante y que yo debía estar, le dije que si el CCE me mandaba mi boleto de avión con gusto sino NO (jojana, me salió el divo) pero permítanme explicar, después de varios años de estar tocando en Guatemala, luchando por armar toquecitos en bares para que lleguen 10 personas, no dan muchas ganas de parar un viaje y además pa-gar de la propia bolsa para poder venir a tocar. La tercera vez que Alejandro me escribió para invitarme coincidió con un momento duro del viaje en el que no estaba consiguiendo toques y se estaban acabando los ahorros, así que al ver que no estaba funcionando mucho la cosa y que estaba peleando con el hecho de toparme con bares que querían gente que cantara covers (y no un peludo que cante sus penas y viajes), decidí aceptar la invitación y participar en esto de las Aves Raras, compré un boleto en oferta 220 dólares ida y vuelta de

Bogotá a Guatemala para septiembre (a estas alturas ya había llegado a Colombia) pero con la idea de volver a Guate y con buena excusa, tocar en el CCE.¿Por qué es importante tocar en el CCE?

pues la verdad yo no muy quería porque es feo darle tanta importancia a ciertas institu-ciones que atraen cierto tipo de público por su prestigio, por su origen, etc. Es doloroso saber que el público guatemalteco se deje llevar por esas cosas más que por el trabajo que uno hace y siendo yo alguien que empe-zó a mostrar su trabajo en las calles aprendí a sentirme más cómodo con la sinceridad del público sencillo que se conectaba con las can-ciones así crudas y con las limitaciones que se tienen en esas condiciones.A pesar de eso siempre he querido poder lle-

gar a mostrar mi música de una forma más completa y digna, acompañado por otros músicos en espacios más adecuados donde la gente pueda poner atención a las letras y disfrutar de un mejor sonido, lamentable-mente estos espacios no abundan por no de-cir que son casi inexistentes en Guatemala y no queda otra más que luchar con la bulla de los bares y las ganas de la clientela de oír las mismas canciones de siempre, es por esto que la idea de tocar en un auditorio, con buen so-nido, con iluminación, con gente sentada sin comida ni bebida, dispuesta a escuchar un concierto entero de principio a fin de cancio-nes propias, no es algo tan fácil de rechazar, si a eso le sumamos que el CCE ofreció dar la taquilla en su totalidad como aporte al artista y asumir todos los costos del montaje, pues vi una oportunidad de poder frenar el viaje y regresar a Guatemala a reunir fuerzas.Al regresar fui a ver el concierto de El Güe-

ro y me impresionó mucho. Buenos músi-cos, muy bien ensayados sobre las buenas canciones que ya conocía de aquel y con la participación de la crema y nata de la poesía nacional, la verdad una muy buena experien-cia, lo único que me quedó atravesado en la garganta fue que la sala no se llenó y que una amiga a la que invité al concierto me dijo que no entendía porque había que pagar (Q. 25.00 ), por ir a oír a alguien que nadie conocía, me enojó mucho su postura después de ver

la cantidad de esfuerzo y talento que estaban ahí esa noche y que ella creyera que eso no valía ni siquiera unos míseros 25 pesos.Así seguí yendo a los conciertos que pude,

y poco a poco me fui dando cuenta de lo im-portante de este ciclo que lograba reunir un público de aproximadamente 80 personas en promedio (público que para mi sorpresa y alegría no era clientela del CCE, sino ami-gos, familiares y clientes de cada uno de los cantautores), a excepción del Ishto Juevez y el Gordo quienes pudieron llenar la sala, los asientos vacíos siempre me daban la sensa-ción de que en Guatemala algo está muy mal. Es feo saber que no hay interés de ir a escu-char a varios de los mejores representantes de la música nacional que tenemos en estos momentos y es que talvez estoy equivocado pero este ciclo reunió a varias de las mejores propuestas, de los proyectos más interesantes y de las mejores voces que tenemos, partici-paron grandes músicos de mucha trayectoria, grandes canciones, por supuesto no digo que no falte producción, o que no se debe mejorar, pero la cuestión es cómo se puede mejorar o de qué sirve mejorar algo que no tiene un mercado o que no puede ser auto sostenible.Por el momento me quedo con la alegría de

haber estado en varios de esos conciertos, con el orgullo de haber sido una de las Aves Raras, con el gusto de haber escuchado a Devorah y a Domi y sus increíbles voces, de saber que hay buenísimas canciones como las de Ale-jandro, el Güero y Claudia, que hay propues-tas supe interesantes como la de Josué, que al menos El Gordo y Juevez pueden llenar ese espacio, que hay grandes músicos, buenas letras, emoción, etc. etc., cada concierto de este ciclo a mi parecer valía mucho más que 25 pesos (aunque la gente prefiera cervezas), y queda la esperanza de que siga el ciclo y se expanda y que hayan más instituciones como el CCE para poder hacerlo, o que podamos hacerlo solos con nuestros limitados medios, en fin, hayan o no instituciones, público y espacios; sé que seguirán habiendo cantau-tores y que aunque nadie se entere seguirán habiendo, buenas canciones, buenos músicos, buenas propuestas y la gente seguirá pagando sus cervezas.

AvEs rArAs: cAntAutorEs nEcios o ilusos soñAdorEs

HPor Junio Jocol

Fotografías de Edgar Tuy

Page 6: Cultural 18-12-2015

Página 6 / guatemala, 18 De Diciembre De 2015

C

El escritor guatemalteco Eduar-do Halfon recibió la semana pasada el Premio Roger Caillois de literatura latinoamericana. A continuación reproducimos íntegramente el discurso pro-nunciado por el homenajeado durante la ceremonia mientras recibía el galardón en la Maison de l’Amerique Latine en París por parte de la Asociación de Lecto-res y Amigos de Roger Caillois y el PEN Club de Francia.

uando un escritor recibe un premio, en realidad no se está premiando a ese escritor, sino a todos aquellos que lo ayuda-ron a escribir su obra. Porque una obra literaria es, siempre, plural.

Es un premio, ante todo, para las personas que fueron y siguen siendo alentadoras y protectoras del espacio tan frágil que son las letras de ese escritor, personas como mon-sieur Caillois, cuya vida y obra estamos hoy celebrando, y agradeciendo. Es un premio para todos los autores que le descubrieron a ese escritor la magia de la literatura y de los libros, que le mostraron al duende escondi-do entre las páginas. Es un premio para los profesores que le enseñaron cómo escribir, y cómo no escribir, depende. Es un premio para los padres, enteramente responsables o enteramente culpables, también depende. Es un premio para el hermano y para la her-mana, cómplices y partícipes. Es un premio para los abuelos, que le heredaron cada una

Por redacción cultura

de sus historias, acaso sin ellos siquiera sa-berlo. Es un premio para la pareja, que ha soportado años de neurosis, y de manías, y de caprichos, y de malos humores, sin jamás saber que esos malos humores se deben a una maldita coma o metáfora que no termina de funcionar. Es un premio para todos aquellos amigos lectores de manuscritos que han po-dido mejorar una frase, corregir una errata, acertar algún título. Es un premio para la agente, que debe hacer porras aun cuando ese escritor no se las merece. Es un premio para todos los traductores, sin cuyo trabajo esa obra no volaría. Es un premio para los dos o tres gatos que lo han acompañado du-rante años, en el regazo, oyéndolo hablarse a sí mismo y leer en voz alta como una especie de desquiciado. Pero un premio literario es, sobre todo, un premio para los editores. Son ellos, sus editores, los que pueden ver, mien-tras el escritor tantea en tinieblas. Y son sus editores los que pueden levantarlo cuando el escritor se tropieza, y mantenerlo encarrila-do cuando los rieles se terminan, y soportar a su lado el peso del mundo cuando el mun-do llega a pesar demasiado. Son sus editores, mis editores, los que primero confiaron en el poder de unas cuantas historias, de unas cuantas palabras escritas en un puñado de páginas.

En fin, son ellos, todos ellos, y tantos otros, y tantos más, los que están parados conmigo aquí, en este hermoso salón parisino, reci-biendo este premio en equipo, algunos hin-cados ahí enfrente, otros, los más altos, para-dos aquí atrás, pero todos contando historias y todos riéndose y todos celebrando y brin-dando y bailando borrachos conmigo, como si esto fuera la escena final de una película de Fellini. Quizás lo es.

Eduardo HalfonParís, 2015

discurso de eduardo Halfon tras recibir

el Premio roger caillois 2015

E

Este título, que hasta perece título de cartilla escolar, no lleva la misma intención de aleccio-nar. ¿A ver a ver, qué es lo que a todo mundo hace reír? Claro, ver a otro sufrir. El niño enciende la televisión y ve como electrocutan al malhechor, como éste no deja el rostro de fruncir, tan mala es su suerte, que antes de la muerte, se convierte en hazmerreír. Un par de viejas trabajadoras de la burocracia, a las que mucho les hace falta hacer gimnasia, procurando satisfacer la piedad cristiana, mandan a llamar a la mucama. La primera le regala una chalina de seda, y la otra le convida su coctel de miel y frutas, del que no quedan más que los bananos. Como la pobre empleada no se queda (tiene que ir a trapear y lavar los baños), deja matándose de la risa a las dos viejas… astutas.

s de noche y en una celda de la cárcel, varios presidiarios cuen-tan anécdotas sobre sus hazañas delictivas. Uno de ellos relata que, para robar un porta-folios una vez, creyendo quizá que estaría lleno de billetes como

aparece en las películas, tuvo que apuñalar al hombre que lo llevaba. Inútil el esfuerzo de hundir y sacar el cuchillo, vana la fatiga de correr y esconderse, pues al abrirlo (no al hombre, sino el portafolio), descubrió que sólo estaba lleno de pastillas, radiografías e informes médicos, donde indicaban que el portador padecía cáncer. Desde alguna de las planchas, alguien grita: ¡Vaya, pues!, ¡Al menos le ahorraste la operación! Un coro de carcajadas irrumpe en la oscuridad.

Emparejar la crueldad con el sentido del humor es quizá una de las prácticas más frecuentes, y oscuras que hay en la psique del ser humano, y sin importar cuánto trate de ocultarse con refinamientos sociales, en el fondo de cada chiste, podemos encontrar una alusión a la violencia. Charlotte, el per-sonaje creado por Chaplin, hace comicidad sobre la explotación y la pobreza, Cantinflas, hace graciosa la ignorancia, y los discursos de los reyes feos en la Usac, sobre la discrimi-nación racial y la violencia contra la mujer.

¡Pero es que hay niveles! Dirá algún indig-nado, desde el parapeto de su corrección política y moralidad. ¡No podemos reírnos de hechos y situaciones que nos deshuma-nizan!. Si hemos de confiar en las palabras de Freud, la risa es una forma de disimular

Por leonel Juracán

sobre comedias divinas, o la risa y la masa

nuestro miedo ante la muerte. Jamás ha sido de otra manera. Numerosos pensadores a lo largo de la historia se han dedicado a re-flexionar el por qué a unos les parecen gra-ciosas ciertas cosas y a otros no. A Platón le molestan las comedias de Aristófanes, Aris-tóteles las defiende. ¿Por qué? Uno pertenecía a la nobleza, el otro era plebeyo, uno veía mo-tivo de reflexión en las burlas que se dirigían

FotograFía de Marlon Meza teni

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Guatemala, 18 De Diciembre De 2015 / PáGina 7

Cita de Víctor Hugo“El bufón de la corte sólo era un ensayo para hacer retrogradar al hombre hasta el mono; progreso retrospectivo. Al mismo tiem-po, trataban de transformar al mono en hombre. La duquesa de Cleveland, Condesa de Southamtpon, tenía por paje un mono muy pequeño. En casa de Francisca Sutton, Baronesa de Dudley, servía el té un mico, ataviado de brocado de oro, que lady Dud-ley llamaba “mi negro”. Catalina sidley, Condesa de Dorchester, iba a sentarse al parlamento en una carroza blasonada, detrás del cual iban de pie tres papiones de gran librea. Una de las duque-sas de Medinaceli, a la que el Cardenal Polus vio levantarse de la cama, hacíase poner las medias por un orangután. Estos monos, ascendidos en categoría, eran el contrapeso de los hombres bru-talizados y bestializados.”

Sobre ComediaS diVinaS, o la riSa y la maSa

a Sócrates, y otro lo veía como producto de la estupidez. El chiste, para ser bueno, debe atentar contra la moral. No en general, pero sí de alguien o algún grupo en particular.

Es por ello, que si pretendemos profundi-zar en el tema, no debemos fundarnos en los gustos, sino procediendo como hizo Henri Bergson, que hace ya más de cien años, em-pezó por preguntarse de qué nos reímos y

luego, ver si las cosas que nos dan risa po-dían ser clasificadas. Según éste autor, el motivo universal de la risa está en la rigidez mecánica. Nos da risa que alguien tropiece y caiga, porque al encontrar un obstáculo no ha tenido la agilidad suficiente para esqui-varlo y continuar su marcha. Y siguiendo en ésa línea, las personas con vicios, manías o creencias exacerbadas son motivo de burla, porque no pueden llevar una vida normal, les falta la agilidad mental para salir de la mono-tonía que lentamente han cultivado.

Todo muy bien como teoría, pero ¿Dónde está lo mecánico repetitivo en los chistes que mencionaba al inicio de éste artículo? Bergson nos dice también que la insensibilidad es re-quisito fundamental para que exista el sentido del humor. Y aquí nos acercamos ya a nues-tro caso como guatemaltecos. Otro filósofo, (Nietsche) dijo alguna vez “El hombre es el único animal que ríe y llora, es un animal in-feliz”. De modo que si no tomáramos distan-cia ante el dolor y la violencia al que conduce inevitablemente el orden político que rige en nuestras sociedades, viviríamos en una per-manente tragedia y continuamente paraliza-dos del terror. Mientras mayor es la violencia con que se administra el orden público, más negro se vuelve el sentido del humor.

Pero tampoco es necesario que lo veamos en términos tan negativos. Según nos explica otra pensadora, ésta vez Julia Kristeva, el sen-tido del humor, es también la manera que tie-nen las sociedades de renovarse, burlándose de las costumbres que dejan de ser necesarias, ridiculizando las actitudes que se han vuelto perjudiciales, mostrando que toda conducta humana, es después de todo, nada más que una convención. Casi todos los pueblos han creado un momento en que las costumbres se relajan, el orden se subvierte, y se festeja la di-vergencia. Se llama carnaval. Y es parte indis-pensable de toda civilización. ¿Cuál es la ca-rencia entonces en Guatemala? Tenemos Nito y Neto, Don Cheyo y doña Rome, la Huelga de dolores. Y antaño tuvimos a Taco y Enchilada, que luego se convirtieron en Taco y Chalío, en un show en que vi las primeras veces a Vale-ria, también conocida como La chimoltrufia chapina.

Los orígenes del sentido del humor que tan-tos añoran, hay que buscarlo en el siglo de oro español. En los “Artículos de Costum-bres”, de Mariano José de Larra, que José Mi-lla trató de emular en sus “Cuadros de Cos-tumbres”. Llenos de reflexiones filosóficas y humor amargo, descripciones cómicas de los “Tipos” que proliferan en su época, gajes de diversos oficios y hasta un retrato satírico de sí mismo. Debemos reconocer, sin embargo, que dichas descripciones abundaron durante el romanticismo español, inglés y americano, y en el fondo son una defensa de la moral pe-queñoburguesa contra quienes consideraba inferiores. Sí, Voltaire se burla de las guerras de religión y los españoles en América, éstos lo hacen de los aborígenes.

Otra vertiente, más descarnada y que abun-da en situaciones grotescas, es la que pro-viene de “El Lazarillo de Tormes”, “La vida del Buscón llamado Don Pablos” y “María filósofa”. Esto es lo que bien pudiera llamarse humor contrahegemónico. Eso que abunda

en los chistes colorados, lleno de doble sen-tidos donde se habla de la vida sexual oculta de los religiosos, las estrategias de los pobres e ignorantes para salirle al paso a quienes ostentan riquezas y grados académicos. Éste sí es el humor carnavalesco, donde el rico se presenta como ignorante y el sabio como im-potente. En parte, herencia de las revueltas populares que surgieron como consecuencia de la revolución industrial, pero que siempre ha acompañado a los explotados de cualquier lugar del mundo.

Si volvemos a lo que decía Bergson, el pro-blema con el humor guatemalteco es que no se ha renovado en mucho tiempo, y le-jos de atacar los hábitos mecanizados, con-tribuye a fomentarlos. La mayoría de gente que hoy critica al presidente Neto, (perdón, Jimmy Morales) no es desde el moralismo y la corrección política, como cabe pensar-se en éstos tiempos de oenegismo y multi-culturalidad, sino porque sus chistes tratan de ser moralizantes, les falta vulgaridad, no critican la doble moral, sino que perpetúan los arquetipos del siglo antepasado. ¡¿Los in-dígenas no son quejumbrosos?! Vaya usted a cualquier iglesia evangélica en el interior y compruébelo con sus propios ojos. ¿¡Los vaqueros en el oriente no son ignorantes!? Cómo podía ser de otra manera, si es una de las regiones más abandonadas de Guatemala, que por décadas ha permanecido al margen de la educación, la salud y otros derechos fundamentales. Y ahí estamos en la llaga misma de nuestra conciencia. No hemos sido capaces ni siquiera de contradecir las normas con los chistes. Nos reímos de lo que más nos duele, y lo continuamos repitiendo hasta el hartazgo, pero con la diferencia de que ahora nos convertimos en cómplices.

De carnavales ni hablemos, de aquél humor picante y agrio, hijo de Quevedo, hemos pa-sado a la Huelga de Dolores, que actualmente opera subvencionada por el estado, extorsio-nando a comerciantes, amenazando catedrá-ticos, coaccionando a los estudiantes, como cualquier mafia organizada. Ése distancia-miento necesario entre el horror y la risa se ha hecho cada vez más imposible, pues los mis-mos explotados se reclutan como esbirros, por eso no es de extrañarse que jugar al futbol con

cabezas decapitadas sea un espectáculo.Si en algo sirve de consuelo, no solo es la

situación de Guatemala, está por todos lados. Hoy en internet se publicitan las decapitacio-nes del grupo Isis, financiado por los mismos países que dicen combatirlos. ¿Y Se ha pre-guntado por qué la televisión ha regresado a la práctica ancestral del “Circo de anor-malidades”? La fotografía que hoy nos sirve de ilustración está tomada de la película “El Hombre Que ríe”, basada en la novela Homó-nima de Victor Hugo. Que para no remitir-nos a Focuault, nos cuenta en su introduc-ción, sobre la forma en que las estructuras de poder tienden a crear su propio carnaval, creando una versión física palpable de “lo anormal” para distraernos de la brutalidad que comete por métodos políticos y militares

Según nos mitifica Milán Kundera en su “Libro de la risa y el olvido”, el demonio, al verse desterrado y humillado, tenía una risa, que significaba su rebelión contra el orden divino, incómodo el ángel, que esperaba ver-lo sufriendo, también soltó una carcajada, pero ésta era monstruosa, porque estaba va-cía. Es a la que ahora nos imponen.

El actor Konrad VEidt intErprEtando El papEl principal En la pElícula “El HombrE quE ríE”, basada En Homónima obra dE Víctor Hugo

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Gitana. Fotografía de Fernando Chuy.