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DALE CANDELA/2 VERANO/2009 PUBLICACIÓN DE LA BIBLIOTECA POPULAR DE ALUCHE LA CANDELA www.nodo50.org/bibliolacandela

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LA CANDELA PUBLICACIÓN DE LA BIBLIOTECA POPULAR DE ALUCHE www.nodo50.org/bibliolacandela VERANO/2009

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DALE

CAN

DELA

/2VERANO/2009

PUBLICACIÓN DELA BIBLIOTECA

POPULARDE ALUCHE

LA CANDELA

www.nodo50.org/bibliolacandela

2 DALE CANDELA/2 VERANO/2009 3

ÍNDICE• Apuntes sobre el paro, la crisis y el “diálogo social”.• ¿65 horas trabajando?• Hablemos de género.• Quién está detrás de la privatización de los sistemas sanitarios.• ERE.• De aquí o de fuera.• Carmen vive en tu ciudad.• Un barrio de cárceles.• ¡Sahara Horra!• Recomendados de La Candela.

Algo se mueve dentro de nosotrxs y no es un alien, de eso estamos curadxs…, es otra cosa: lleva madurándose desde hace no mucho y pronto explotará en vuestras pupilas cuando intentéis manipular este artefacto que se os presenta en vuestras manos, escrito y dirigido por las nuestras, la Biblioteca Popular de Aluche “La Candela”.Nada más, suma y sigue y con esta nueva publicación llegamos al 2.

Un número que nos hace sentarnos a reflexionar sobre las luchas, experiencias y tra-bajos de meses pasados, a la vez que nos alerta sobre el futuro “catastrofista” que a golpe de capital, se nos manifiesta en nuestros curros, hogares, barrios y como no, en este nuevo Dale Candela.

Pero tampoco nada menos, no nos gustan las chapuzas, pero según qué tipo de cha-pucerxs nos hacen gracia y como ellos, vamos aprendiendo de los errores, afrontando humildemente y sin descanso el menú anticrisis de cada día. Por eso seguimos siendo lxs mismxs de hace unos meses, el tiempo no nos cambia y menos aún los contratiempos. Continuamos llorando, riendo, amando y odiando a lxs mismxs o no, que ayer y hoy inten-tan borrar y admirar las páginas que aquí se te presentan.

Palabras y palabras de libertad, de elección sobre nuestro futuro, nuestra vida, nuestro trabajo y nuestro cuerpo, porque somos mujeres y no necesitamos a nadie (y menos al Vaticano) para ser quienes somos, es decir, mujeres libres.

Líneas y líneas de interés popular, de duro trabajo en tiempos de falacias, de mezquinas trampas laborales, en forma de terroríficos ERE. Párrafos y párrafos de incertidumbre sa-nitaria y de esperanza saludable que se alzarán frente a la barbarie de las privatizaciones. Textos y textos cargados de coraje, valentía y al mismo tiempo de terror hacia los senti-mientos xenófobos que nos dictan desde las más altas esferas “progresistas” en forma de redadas.

En definitiva, hojas y hojas que hablan de la realidad de los barrios y los pueblos opri-midos, de aquéllxs que luchan y de aquéllxs que nos joden, de sus mecanismos para callarnos y de nuestros vaciles para cerrarles el pico. Porque somos de barrio y, sobre todo, obreras.

Nada más, pero tampoco nada menos. ¡UHP!

¡Crea, difunde, apoya la cultura popular!

construyendo barrio desde la base...Biblioteca Popular de Aluche La Candela

www.nodo50.org/bibliolacandela

“La burguesía no puede asegurarse la estabilidad y la duración de la explotación (que impone en la producción) sino a condición de conducir una lucha de clases permanente contra la clase obrera. Esta lucha de clases se produce perpetuando o reproduciendo las condiciones materiales, ideológicas y políticas de la explotación. Se realiza en la producción (reducción del salario destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo; represión, sanciones, despidos, lucha antisindical, etc.). Se realiza también fuera de la producción: es aquí donde interviene el papel del Estado y de los aparatos ideológicos del Estado (Escuela, Iglesia, Información, Sistema Político), para someter a la clase obrera mediante la represión y la ideología.”

Louis Althusser

PRESENTACIÓN

Fotografía de portada: mujer hondureña que aprovechó la oportunidad que la guerra le brindó para trabajar en un oficio de hombres: la construcción.

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Apuntes sobre el paro, la crisis yel “diálogo social”

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Apuntes sobre el paro, la crisis yel “diálogo social”

Gobierno, patronal y medios de comu-nicación llevan meses alertándonos de la actual crisis económica, que podría llegar a tener consecuencias sin precedentes en la historia. No quieren explicarnos ni por aso-mo cuáles han sido sus causas reales, pero sí nos dejan claro quienes vamos a ser las personas más perjudicadas por esta crisis: las que vivimos de nuestro propio trabajo y no del ajeno, la clase trabajadora. Nos echan de los curros, nos aplican expedien-tes de regulación de empleo masivos, nos congelan (en el mejor de los casos) o nos reducen los sueldos, nos recortan y nos privatizan los servicios sociales (sanidad, educación, transporte), suben los precios de los alimentos... Todo esto amparándose en la crisis, para que ellos mismos (capi-talistas, banqueros, empresarios, políticos) puedan mantener sus beneficios y su tren de vida.

Asimismo intentan transmitirnos la idea de que la culpa no es del sistema capitalista en sí, sino de un capitalismo en particular, “malo”, especulador, avaricioso y ambi-cioso, que sólo persigue ganancias. Y en contraposición, defienden un capitalismo “bueno”, social y productivo, en el que to-dos, tanto explotadores como explotados, tenemos que colaborar y arrimar el hombro, para así juntos salir de la crisis.

Sin embargo, no es mi mucho menos de esta manera. No hay capitalismo sin crisis, igual que no hay capitalismo sin explota-ción. Las crisis se encuentran en la esencia misma del sistema capitalista y, de hecho, son necesarias para su perpetuación. Por un lado, el capitalismo tiene tendencia ha-cia la sobreproducción y la sobreacumula-ción, lo que conduce finalmente a las crisis:

momentos enormemente destructivos en los que los capitales no rentables van a la quiebra, cierran empresas y los trabajado-res son despedidos, crece el desempleo y consecuentemente bajan los salarios. Por otro lado, mediante estos momentos des-tructivos y violentos se elimina el desequi-librio existente y el sistema se reestructura y se reestablece. Las crisis no sólo tienen un lado destructivo, sino que para el siste-ma capitalista son realmente “productivas” y “creativas”. Al final, las únicas malpara-das somos las trabajadoras, que perdemos poder adquisitivo y derechos, nuestras con-diciones laborales y vitales empeoran sólo para que el capital siga valorizándose y los ricos sean más ricos.

Y más crisis...Ya quien más quien menos sabe de al-

guien cercano, amistad o familiar “tocado por la crisis”. A éste le han despedido junto a treinta más de la misma empresa, a Men-ganita no la renovaron después de veinte meses de contratos temporales, a Fulano se le está acabando el paro y la hipoteca o el alquiler no entiende de crisis...

Mientras unos cuentan sus beneficios de 2008, menos que en 2007, pero en cual-quier caso millonarios, como es el caso de los dos grandes bancos españoles: BBVA y Santander; otros, los trabajadores y tra-bajadoras vemos como se agranda el pozo en el que nos han metido. Hemos cerrado enero con una tasa de paro del 14,4 % y más de 800.000 hogares tienen a todos sus miembros en el paro.

En el país vecino del norte ya han rea-lizado una primera huelga general contra la política económica y social del liberal

Sarkozy. Más de un millón y medio de fran-ceses se echaron a la calle exigiendo: me-didas concretas de mantenimiento del em-pleo, reforzamiento del poder adquisitivo de los salarios y control de las entidades que reciban dinero público.

Pero “Spain is different”Aquí Zapatero se reúne con los secre-

tarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, para “relanzar el diálogo social”. Es decir, para asegurar la paz social, que puede peligrar ante tanto despido y tantos apuros econó-micos que tantas familias obreras están su-friendo y van a sufrir.

En la Unión Europea la tasa media de paro es del 7,4%, en Japón no llegan al 5% y en EE.UU. andan preocupados por-que podrían llegar a lo que allí consideran una tasa “espectacularmente elevada”, el 9,5%.

Aquí ya hemos apuntado que el paro se sitúa en el 14,4% actualmente y las previ-siones hablan de aumentos durante el pre-sente año. Además, estamos a la cabeza del paro en la UE y el desempleo juvenil, también el más alto de la Unión, se sitúa en el 29,5%.

Mientras tanto el gobierno del PSOE anda “adjudicando” dinero público en su-bastas a “entidades financieras”. O sea, dando a los bancos una gran parte del di-nero que nos ha recaudado a los trabaja-dores con los impuestos, directos (IRPF) o indirectos (IVA). De momento ya han “adjudicado” 19.339 millones. Según dicen no nos tenemos que preocupar porque los banqueros lo devolverán.

Por su parte, como “a río revuelto ga-nancia de pescadores”, la patronal CEOE anda preparando sus anzuelos, cañas y arpones con vistas al mencionado “diálogo social”. De momento ya están avisando de lo que quieren pescar: abaratamiento del despido y congelación salarial contra la cri-sis para el 2009.

Y los sindicatos mayoritarios más de lo mismo. Es decir, nada. No están moviendo ni un dedo ante el panorama al que se en-frentan día a día los trabajadores de este país. Sus intereses van por otro lado. Las subvenciones estatales, base de su susten-to, hacen que estén más preocupados de llevarse bien con Zapatero y su ejecutivo que intentar imitar a sus homólogos galos.

A pesar de todo algo se mueveAl parecer los empresarios han trasla-

dado al gobierno su preocupación por el aumento de la conflictividad laboral. Las horas de huelga aumentaron un 41,5% en 2008 frente al año anterior. La patronal habla de “horas perdidas”. Es decir, temen que con su crisis se les rompa también su “paz social” y peligren sus astronómicos beneficios económicos, que cada día les creamos nosotros y nosotras en nuestros puestos de trabajo.

De ahí la importancia del “diálogo so-cial” entre sindicatos oficiales, patronal y gobierno. Hablando ellos, esperan que no-sotros y nosotras no empecemos a hablar de nuestros problemas para buscar solu-ciones colectivas. Sería su perdición. ¡Si nadie trabaja por ti, que nadie decida por ti! ¡Por la autoorganización obrera en tajos y barrios!

Ediciones “lxs del monte”.

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Si hablamos de jornada laboral, como trabajadoras y trabajadores que somos, ha-blamos del tiempo que tenemos que vender nuestra fuerza y capacidad de trabajo –físi-ca e intelectual- para poder vivir. Hablamos en definitiva del tiempo en el que estamos supeditados a la empresa, al capitalista, para obtener nuestro salario. Hablamos de tiempo de esclavitud y tiempo libre, de nuestro tiempo de vida.

En teoría, ahora la jornada laboral en España es de 40 horas semanales, pudien-do llegar a un máximo de 48 horas con las extraordinarias. Eso en teoría, porque como todos sabemos, debido a la pérdida de po-der adquisitivo de los salarios –entre un 9% y un 20% desde la introducción del euro y sobre todo por el incremento de las hipo-tecas- y a la carestía de la vida, muchos trabajadores, nativos y extranjeros, realizan ya jornadas laborales de más de 50 horas, de lunes a domingo en algunos casos.

Pues bien, en el contexto de crisis que vivimos, con un paro de 3 millones de per-sonas –13% de la población activa y pers-pectivas de llegar al 16% en 2009-, miles de despidos cada mes, más no renovacio-nes de temporales, más no dar trabajo a los “falsos” autónomos que muchas empresas subcontratan y la precariedad generalizada para amplios sectores de la clase obrera -jó-venes, mujeres e inmigrantes, sobre todo-, en este contexto de crisis, como decíamos, los ministros de trabajo de la UE aprobaron el pasado mes de junio de 2008 el aumento de la jornada laboral a un máximo de 65 horas, si existe acuerdo entre el empresario y el trabajador a título individual.

A día de hoy, la directiva europea de las 65 horas se ha quedado en el dique seco. Finalmente el parlamento europeo no dio su visto bueno y el 17 de diciembre deses-timó su implantación en la UE. No obstante no estaría de más resaltar y analizar estas “propuestas fantasmas”, ya que, que los ministros de trabajo de la unión estuvieran de acuerdo mayoritariamente, de inicio, da que pensar. Sobre todo nos indica cuál es su visión, y la de sus amos los patronos, del mercado laboral. Ahora en plena crisis sin duda que tratarán de introducir una nueva contrarreforma laboral, que ahonde en el deterioro de nuestros derechos y nos pon-ga la vida cada vez más difícil.

Un fantasma recorrió Europa... el de las 65 h.

Los ministros de trabajo querían que volviésemos al siglo XIX en condiciones de trabajo. En 1870 la jornada laboral era de 64 horas. De haberse aprobado, la patronal habría roto uno de los pilares de las luchas y las conquistas obreras desde siempre, la unión entre iguales para afrontar la lucha y las condiciones laborales como una cues-tión colectiva.

Es importante destacar que la directiva de las 65 horas no ha salido adelante por una discusión en el parlamento europeo que finalmente la desestimó; pero de ha-ber dicho el parlamento que sí, ¿qué fuer-za tendría el “movimiento obrero” europeo para frenarla? De momento respiramos ali-viados, pero ¿hasta cuándo?

En las relaciones capitalistas de pro-ducción el empresario es la parte fuerte y el trabajador solo, aislado de sus compa-ñeros, es un cero a la izquierda, no tiene

poder, por mucho que se hable de contrato entre iguales y personas libres.

Tan sólo el hecho de que los capitalistas europeos, a través de sus voceros políticos, se hayan atrevido a plantar sobre la mesa esta nueva propuesta de reforma laboral habla a las claras de lo fuertes que se sien-ten hoy, ante una clase trabajadora casi to-talmente desestructurada y que en muchos casos ni siquiera se reconoce como tal.

Nosotros y nosotras, simplemente unos cuantos trabajadores y trabajadoras reuni-dos en asamblea, creemos que el actual estado de las cosas tiene que cambiar y que el único modo de hacerlo es organizán-donos e implicándonos directamente en la lucha. Recuperar lo mejor de nuestra histo-ria revolucionaria: la asamblea como órga-no de discusión y decisión entre iguales; la acción directa, es decir, nosotros mismos y nuestros recursos para desarrollar la lucha, sin intermediarios políticos o sindicalistas vendidos; y el apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores y trabajadoras.

Pasar de lo que pasa en nuestros tra-bajos, en el mercado laboral, es pasar de nuestras condiciones de vida. Es conde-narnos a más paro, más precariedad y más miseria para nosotros y los nuestros.

En tiempos difíciles, en tiempos de cri-sis, debemos comenzar por pequeños pa-sos que vayan construyendo organización, conciencia y lucha entre los trabajadores, entre nosotros. Unas cuantas líneas de actuación podrían ser: empezar por los cimientos, recuperar la comunicación con nuestros iguales, hablar y discutir de nues-

tro trabajo; defender nuestros derechos; luchar contra los despidos y apoyar a los trabajadores con conflictos laborales; la de-fensa de los servicios públicos, sanidad y educación, que se mantienen con nuestros impuestos y se los quieren dejar en bandeja a las empresas privadas; exigir un aumento significativo de los salarios y la eliminación de las horas extras y el pluriempleo; la re-baja de la jornada laboral a menos de 40 horas y la jubilación a los 60 años, por el re-parto del empleo; y una cobertura social su-ficiente para todos los desempleados; que las ayudas del Estado a los empresarios y banqueros sean para los trabajadores, que no salven con el dinero público, nuestros impuestos, a los especuladores y capitalis-tas que han originado este desaguisado...

Luchas parciales para lograr una mejora de nuestras condiciones de vida inmediatas y que a la vez sirvan de vivero de prácticas, conciencia y autoorganización entre los tra-bajadores y trabajadoras con la perspectiva de dar la vuelta a la tortilla.

¡Trabajar menos horas por igual salario!

¡Contra el paro, reparto del trabajo!

¡La crisis que la paguen los ricos!

¡Por las asambleas de trabajadores y trabajadoras!

Grupo asambleario de trabajadores y traba-jadoras de Aluche.

¿65 horas trabajando?

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Hablemos de géneroCuando hablamos de género estamos

hablando de las atribuciones que cada so-ciedad y cultura presupone, atribuye y en muchos casos impone a las personas se-gún su sexo, asignando valores y tareas di-ferenciadas dependiendo de si se es hom-bre o mujer.

En nuestra vida cotidiana desempe-ñamos distintos roles o papeles sociales variando con cada situación. Sin embargo estos roles o papeles no son elegidos libre-mente por cada mujer o cada hombre, sino que es nuestra sociedad y cultura la que nos adjudica roles determinados depen-diendo de nuestro sexo.

Así pues, por el hecho de ser mujer u hombre se espera de nosotrxs que nos comportemos de una manera o maneras ciertamente predeterminadas, los roles de género.

Vivimos en una sociedad capitalista y patriarcal. Los valores que dicha sociedad fomenta son, por lo tanto, los que al capi-talismo le interesan y están encarnados o atribuidos principalmente a los hombres. Así, la competitividad, el individualismo, el poder, la jerarquía, la razón, la palabra, la agresividad, la violencia son valores carac-terísticos del rol masculino. Y en dicha so-ciedad productivista, el capitalismo, como icono de lo productivo, encomienda al hom-bre la tarea del mantenimiento económico de toda su familia (incluida “su” mujer), es decir, el mundo social. Lo reproductivo, lo que no genera una riqueza inmediata y pal-pable: el mantenimiento del hogar, la crian-za de los hijos, el cuidado familiar, o lo que es lo mismo, el mundo “privado”, no tiene cabida en nuestra sociedad y es sistemáti-

camente devaluado y carente de prestigio y valor, es atribuido al rol femenino.

En esta “opereta” que es la vida, el re-parto de papeles es muy diferente (hasta aquí nada malo), pero profunda y rotun-damente desigual y desfavorable para las mujeres.

También a los hombres se les ha condi-cionado en sus roles; también se les priva y se les prohíben ciertos comportamientos (la ternura, el cariño, el llanto…) y se les exigen otros (responsabilizarse del susten-to de otras personas, la defensa, la forta-leza…).

No obstante, en el análisis general es el hombre el que tiene derecho al poder y a ejercerlo sobre las mujeres, al que se le otorga la razón y el uso de la palabra para juzgar a los demás con total legitimidad so-cial, que al fin y al cabo es lo que permite que un rol o roles se perpetúen en un grupo social.

Veo necesario un inciso breve para es-pecificar explícitamente que es a las des-igualdades desfavorables para con las mu-jeres a las que me voy a referir en el resto del texto y mi nula intención de culpabilizar a los hombres o a las mujeres de dichas desigualdades; si bien no culpables, sí so-mos ambos sexos responsables de la eje-cución de nuestros roles respectivos.

Todas estas desigualdades se ejecutan de un modo transversal a nuestra existen-cia, en todos los ámbitos de nuestra vida y desde que nacemos o incluso antes: el colegio, el trabajo, el ocio, las relaciones sociales, la familia, la pareja; en todos los

estratos sociales: ya seas de clase muy alta, alta, media, baja, muy baja…; en todos los estatus intelectuales: ya seas una mujer instruida y preparada o no; ya seas guapa o fea, alta o baja, delgada o gorda, morena o pelirroja, incluso aunque te hayas adjudi-cado los roles característicamente masculi-nos y hayas “triunfado” en el mundo laboral (es decir, social, su mundo, porque en el mundo familiar y privado no se triunfa).

Es además en el ámbito de lo íntimo, de la familia y la pareja más concretamente, donde más “atropellos” sexistas se come-ten; no me refiero a la violencia evidente del maltrato físico-psicológico o del asesinato, sino a una violencia más imperceptible, enmascarada, prácticamente desapercibi-da ya que forma parte de nuestra cultura y nuestras normas sociales de comporta-miento.

Una microviolencia realizada en la ma-yoría de los casos de forma inconsciente y aceptada por las mujeres también de for-ma inconsciente. Quizá por esto sea de las más dañinas ya que, aunque sea invisible, invade nuestra cotidianeidad y está ahí y nos afecta de manera negativa.

Es sobre todo a través de esta micro-violencia cotidiana como se perpetúan los roles de nuestra sociedad. El hombre hace un uso sutil del poder que socialmente se le es otorgado sobre la mujer, que no posee legitimidad social para tener dicho poder ni para cuestionarlo; así el hombre se va ins-talando cómodamente en ese poder, mien-tras que la mujer va menguando en fuerza, energía y autoestima, generándose una mayor desigualdad.

“…mientras el hecho de ser hombre ten-ga que ver con la virilidad, la agresividad, el poder… la violencia de género seguirá existiendo”

Por eso es necesario crear acciones di-rectas que incidan sobre nuestra educación y nuestra cultura, que cambien nuestros roles. A día de hoy la incidencia es a nivel legal y administrativo y es paliativa, no va a la raíz del asunto, sino que pone parches a los rotos. Tanto hombres como mujeres tenemos que saber de qué carajo estamos hablando; ellos tienen que estar dispuestos a renunciar a una vida de privilegios a costa de las mujeres, y ellas dispuestas a respon-sabilizarse de su propia vida.

Ser DIFERENTE no es un problema.

El problema es el ser DESIGUAL.

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Quién está detrás de la privatización de los sistemas sanitarios

“Se está conformando un nuevo sistema de valores en la sanidad, convirtiendo a médi-

cos y resto del personal en instrumentos de los inversores, y viendo así a los pacientes

como mercancías”Wollhandler

Las transformaciones que se vienen produciendo en la gestión y organización de los sistemas sanitarios públicos desde los años 90, han dado lugar a dos posicio-nes enfrentadas. Por un lado, nos situamos las personas que denunciamos que los modelos de gestión privada no mejoran su funcionamiento e incrementan las desigual-dades en el acceso, por lo que la aplicación de dichas medidas sólo buscan deteriorar el sistema para posteriormente justificar su privatización. Además, no es sostenible la postura que opina que mientras la financia-ción sea pública, es decir la paguemos entre todos con nuestros impuestos, la sanidad será por lo tanto pública. La sola financia-ción pública no garantiza el carácter público de la sanidad, ya que si queda en manos de la iniciativa privada el control de las polí-ticas sanitarias, pasan a un segundo plano los objetivos sociales de equidad, frente a los de consecución de beneficios económi-cos. Además, la gestión privada conlleva el abandono de aquellas actividades como las preventivas y de promoción de la salud, que no mueven grandes cantidades de dinero, ni tecnología de alto coste, no rentables económicamente en el momento de su apli-cación, pero sí a largo plazo.

Por otra parte, la posición de los que defienden la postura de que hay que apli-

car criterios empresariales para mejorar su eficacia, eficiencia y efectividad; disminuir globalmente los costes en la gestión y en la producción de cuidados sanitarios (ra-cionalización, flexibilización); diferenciar las prestaciones en básicas y complemen-tarias y recortarlas; crear mecanismos de “competencia” entre proveedores; privati-zar la gestión o la prestación sanitaria, etc., todo ello con la “amenaza” de que si no, no será posible ni mantener los sistemas pú-blicos sanitarios, ni garantizar la prestación futura de los servicios. Esta línea ideológica sostiene que mientras la financiación sea pública la sanidad seguirá siendo pública y que las transformaciones sólo persiguen mejorar la atención a la población median-te la contratación de los mejores servicios, aunque sean proveedores privados, o me-jorar la gestión de los servicios sanitarios

públicos para que resulten lo más baratos posibles. Este sector afirma que el proble-ma de los sistemas sanitarios no radica en la falta de recursos públicos sino en su ges-tión; que es más barato contratar recursos privados que construir infraestructuras pú-blicas, e incluso que el incremento del pre-supuesto sanitario no mejorará la eficiencia de la sanidad pública.

Como resultado de este planteamiento, la administración ha desarrollado determi-nados instrumentos: importación de técni-cas de gestión empresarial; separación de funciones de financiación y prestación de servicios; financiación de los centros sani-tarios según actividad realizada; contrata-ción a tiempo parcial de personal sanitario fundamentalmente; incremento de las deri-vaciones al sector privado; externalización de servicios; aplicación de las “nuevas for-mas de gestión”; reducción de camas hos-pitalarias públicas, etc.

En España, estas políticas fueron reco-gidas por el informe de la llamada Comisión Parlamentaria para la Reforma y Mejora del Sistema Sanitario (Comisión Abril), que propuso medidas destinadas a introducir el modelo de mercado en el Sistema Nacional de Salud, como separar la financiación de la provisión de servicios sanitarios y transfor-mar los hospitales en empresas que compi-tieran entre sí. Estas propuestas suscitaron un amplio rechazo sindical y profesional, y fueron retiradas en su momento, pero se han ido poniendo en práctica de manera más o menos solapada y con mayor inten-sidad cuando el PP gobierna el Estado o las Comunidades Autónomas.

Resultado de estas políticas sobre el sistema sanitariopúblico y privado en España:

Estas medidas han potenciado la sani-dad privada en España, que ha crecido un 35% en los últimos 25 años en detrimento del sistema público. El proceso de privati-zación de la sanidad española está siendo más intenso que en los países europeos desarrollados. Entre 1990 y 2001, España creció siete puntos en gasto sanitario total respecto de la media de estos países, pero mientras el diferencial en gasto privado se incrementó en 21 puntos, el público des-cendió 6 puntos.

La aprobación de la Ley 15/97 de “Nue-vas Formas de Gestión en la Sanidad”, con los votos del PSOE y del PP, abrió el cami-no legal que permite transformar el sector público sanitario en un mercado y, en con-secuencia, en una oportunidad de negocio más. Con la aprobación, en diciembre de 2001, de la Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid (LOSCAM), no se hizo más que desarrollar en el ámbito madrileño lo que la Ley 15/97 ya había le-gitimado.

A partir de 2005, el gobierno de la Comu-nidad de Madrid aceleró el proceso de priva-tización traspasando a empresas privadas con ánimo de lucro la gestión y explotación, durante décadas, de ocho nuevos hospita-les mediante el modelo de concesión. Este modelo ya ha evidenciado graves inconve-nientes tanto para los usuarios como para los profesionales de la salud, problemas que han sido reconocidos incluso por orga-

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nismos como la Organización Mundial de la Salud. De esta forma la Comunidad de Madrid hipotecará durante un mínimo de 30 años a la población de Madrid, para pagar el alquiler de unos hospitales que por pri-mera vez no son públicos, sino propiedad de empresas privadas.

El coste de un hospital por este siste-ma es entre 4 y 5 veces más caro que de la forma tradicional (el nuevo hospital de Vallecas cuesta alrededor de 107 millones de euros, pero pagaremos más de 500 mi-llones de euros). Como mínimo se pagaron a las empresas alrededor de 160 millones de euros durante 2008 en concepto de al-quiler (casi 30.000 millones de las antiguas pesetas), dinero que con toda seguridad se reducirá de los presupuestos sani-tarios (gastos de los pacientes y sueldos y contratos de trabajadores), por lo que la asistencia se deteriorará aún más.

Las empresas propietarias esperan rentabilidades anuales del 15-25 % de lo invertido. Como ejemplo, en Gran Breta-ña, un hospital de modelo similar al de Va-llecas, el hospital universitario de Norfolk y

Norwich, ha dado a los inversores privados unas rentabilidades del 70 % sobre la inver-sión original de los contratistas.

Quiénes ganan y pierden con esta fórmula

“Con los hospitales privados, usted

termina pagando con su dinero y con

su vida”

P.J. Devereaux

Ganan...Los gobiernos que pueden construir hos-pitales sin que estas inversiones figuren como endeudamiento público (limitado por el Tratado de Maastricht). De esta mane-ra trasforman gasto de capital en gasto corriente trasladándolo hacia el futuro du-rante muchos años. Políticamente (y elec-toralmente) esto tiene indudables ventajas para quien gobierna: construye el hospital en poco tiempo, le saca rentabilidad electo-ral y pagan los que vengan detrás (durante muchas legislaturas).

Los consorcios empresariales, es-pecialmente empresas constructoras, que mantienen y amplían sus carteras de con-tratación y reducen sus riesgos de inversión (FCC y Caja Madrid gestionarán el hospital de Arganda, Sacyr Vallehermoso dirigirá los de Coslada y Parla, Dragados el de Maja-dahonda, Acciona el de San Sebastián de los Reyes, Apax Partners el de Valdemoro, Hispánica el de Aranjuez y Begar el de Va-llecas).

Los propietarios de acciones de ren-ta variable, que invierten en el consorcio

de Iniciativa de Financiación Privada (PFI) cuyos beneficios se sitúan entre el 10% y el 20%.

Pierden...

El sistema sanitario público; que debe pagar unos precios muy elevados por los nuevos hospitales, hipotecando su fu-turo dado que los pagos a estas empresas suponen el 40% del presupuesto sanitario durante 30 años. Éste ve distorsionada su capacidad de planificación, ya que los con-tratos recogen los intereses de las empre-sas en detrimento de las necesidades asis-tenciales de los ciudadanos. La experiencia muestra que los contratos realizados se ba-san en criterios de rentabilidad económica de los mismos y no en objetivos de salud.

Los ciudadanos y usuarios. En es-tos hospitales las reducciones de camas (35.000 en Inglaterra y 5.000 en Escocia, entre un 30-44% inferiores a los de los hospitales tradicionales) y de plantillas (25-50% inferiores a los hospitales públicos) generan listas de espera muy elevadas, incluso en áreas esenciales, que ponen en

peligro la salud de los pacientes, como con-secuencia de las reducciones de camas. Existe suficiente evidencia científica de que la calidad de los cuidados de un hospital depende de los índices de personal médico y de enfermería, de la estabilidad del mis-mo y de sus condiciones de trabajo. Hay multitud de estudios que han demostrado el incremento de las tasas de morbilidad y de mortalidad al aplicar modelos privati-zadores. Así Aiden (2002), ha demostrado que las complicaciones y la mortalidad se elevan en relación inversa al número de enfermeras hospitalarias, incrementándose un 7% por cada paciente más por enferme-ra en la hospitalización.

Los profesionales sanitarios que so-porten unas condiciones de trabajo más precarias. Como ejemplo, en Gran Bretaña cada 200 millones de libras de incremento de costes, se han perdido 1.000 puestos de trabajo (desde la puesta en marcha de la PFI se ha reducido en un 25% el personal sanitario en el Reino Unido). En algunos de estos hospitales el personal de enfermería femenino percibe salarios inferiores al de los hombres, rompiendo con la política de igualdad de oportunidades y de no discrimi-nación. El personal no sanitario (celadores, administrativos, limpiadores, personal de cocina, etc.) no es contratado de acuerdo a las normas de objetividad e igualdad de oportunidades que rigen en el sistema pú-blico.

Para terminar, sólo añadir que es una cosa de todas y todos defender la sanidad pública. Organicémonos en los barrios, en los centros de trabajo, en las escuelas y uni-versidades para poder transmitir y visualizar la privatización de la sanidad y sus conse-cuencias. Nuestra salud no es un negocio.

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35 años trabajando en una empresa del sector industrial. Toda una vida producien-do plusvalía y beneficios para otros, traba-jando horas extras sin cobrarlas, tragando mierda de jefecillos y directivos... Demasia-do tiempo pagando el ritmo de vida a un puñado de chupasangres. Mientras, los años pasan y nuestra vida se escapa entre nuestras manos, consumiéndose mientras consumimos la basura de todo tipo que nos ofrece este sistema.

Pues bien, llega un día y te enteras que la empresa, a la que tú has dado de comer durante más de la mitad de tu vida, no hace la suficiente caja. En un primer momento te dicen que, debido a la “famosa” crisis eco-nómica, no hay los suficientes beneficios, que hay que apretarse el cinturón y que de-bes colaborar en ello, que todos vamos en el mismo barco y que hay que salir a flote como sea, que tragues con todo lo que pue-das y más, que la empresa es fuerte. Poco después llega el ERE.

Expediente de Regulación de Empleo, término técnico y eufemismo utilizado para nombrar semejante salvajada. Los sindica-listas de turno te explican en qué consiste, pero tú ya te has enterado muy bien lo que

conlleva. Y es que en los últimos tiempos se fabrican ERE como churrros. De 200 trabajadores en la empresa, 25 van a la ca-lle, y esto sólo de momento porque la cosa no ha hecho más que empezar. Así se las gastan.

La historia funciona de la siguiente ma-nera. La empresa solicita realizar un ERE a las Administraciones Públicas presentando unas cuentas en las que sólo aparece lo que llaman el capital social de la empresa. El resto de plusvalía creada por los traba-jadores durante tantos años, que se mate-rializa en un inmenso patrimonio en bienes inmuebles y otros, no cuentan a la hora de indemnizar a los trabajadores y trabajado-ras. La Administración Pública no responde, con lo cual, silencio administrativo y que el ERE eche a rodar. A todo esto, el Comité de Empresa ni una palabra, ni siquiera se di-funde información a los trabajadores sobre el proceso y sus consecuencias. Lo único que se filtra es que en breve saldrá una lis-ta negra con las personas despedidas, las cuales recibirán una indemnización de 25 días por año trabajado, con lo que les serán robados hasta 18 millones de las antiguas pesetas en concepto de indemnización no pagada por no haber capital disponible.

Tras unas semanas de incertidumbre, presión psicológica, desesperación y agota-miento, aparece por la empresa un liberado de un sindicato de los llamados mayoritarios para negociar con la empresa los porme-nores del proceso. Se consiguen algunas mejoras en las indemnizaciones, mejoras de cara a la jubilación y poco más. También sale la lista con las y los despedidos. Son 35 personas las que al final van a la calle.

ERESe llevan a votación las mejoras y se echan atrás por la mayoría de las personas afec-tadas, las cuales deciden contratar el servi-cio de un abogado de reconocido prestigio en la práctica del derecho laboral por ganar juicios a favor de grandes empresas.

De momento, hasta aquí podemos con-tar. 35 trabajadores y trabajadoras inten-tando parar un ERE con las armas de los empresarios, los abogados laboralistas de prestigio y caché. De momento, quienes ganan son los abogados que se embolsa-rán una buena cantidad por defender los derechos de las y los afectados.

Mientras, los trabajadores y trabajado-ras de la empresa no alzan una voz más alta que otra, agachan la cabeza y rezan por que no les toque estar en una nueva lista negra de despidos. La historia vuelve a sus comienzos y, probablemente, volve-remos a escuchar el mismo discurso por parte de la empresa dentro de algún tiem-po. Si las cosas siguen igual, en un futuro la situación se volverá a repetir. Lo único que podemos hacer es sacar conclusiones y prepararnos para la que se nos viene encima tras este primer envite. Una cosa está clara: de momento la crisis la pagamos las trabajadoras y trabajadores.

Experiencias como ésta que contamos son sólo con-secuencias surrealistas de una nueva crisis del siste-ma capitalista. Situaciones esperpénticas que son una muestra de cómo está el percal. Con esto no que-

remos decir que no haya experiencias de lucha dignas y que merezcan todo nues-tro reconocimiento, las hay y muchas, en concreto experiencias de lucha contra los expedientes de regulación de empleo. Sin embargo, en otras muchas ocasiones se vi-vencian situaciones para echarse a llorar y difíciles de encajar, consecuencias de una debacle de la lucha obrera y muestra de una necesidad de reinventarse y empezar a poner la carne en el asador por parte de los trabajadores y trabajadoras, en los barrios, en los curros y en las calles.

Conclusiones prácticas:• Salvo contadas excepciones, no existe ningún tipo de base sobre la que levantar una lucha contra las empresas ni con la que plantarles cara ante este tipo de agresiones a los trabajadores.

• La solidaridad entre las trabajadoras brilla por su ausencia. Impera el “sálvese quien pueda”. Tus compañeros no dudarán en pisarte si pueden.

• La poca información que tenemos en el ámbito labo-ral y la poca experiencia en luchas laborales que hemos podido adquirir, nos dejan con el culo al aire cuando la empresa nos agrede.

• Los Comités de Empresa suelen estar formados por sindicalistas profesionales que no tienen nada en co-mún con los trabajadores a los que dicen representar.

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Palabras textuales del Comité, en la expe-riencia anteriormente relatada, al ser inter-pelados por el resto de trabajadores sobre el ERE: “lo único que sabemos es que no-sotros (los miembros del Comité) no vamos a estar entre los despedidos”.

• Los empresarios, al contrario que los tra-bajadores, suelen tener información y ex-periencia para defender sus intereses. Ha-blan entre ellos, tienen conciencia de clase y el apoyo de la clase política que siempre velará por su beneficio.

• Entre los trabajadores y los sindicalistas hay de todo, como en todas partes. Quién menos te lo esperas puede ser tu aliada o tu enemiga.

• Las trabajadoras estamos solas a la hora de defender lo que es nuestro. Nadie va a plantar cara por nosotras ni va a defender nuestros derechos.

• No todos los sindicatos son iguales. Acercarse y hablar con compañeros sin-dicalistas honestos nos puede aclarar mu-chas cosas.

• Si al final de todo no has podido hacer nada porque te encontrabas sólo luchando por lo que te pertenece, habla con los tuyos y no lo dudes, utiliza todo lo que puedas para joder a la empresa. Ellos no dudaron en joderte la vida. Riff-Raff.

¿Qué podemos hacer?• Empezar a hablar entre nosotros, en nuestros curros y en nuestros barrios. Re-conocernos como trabajadoras y juntarnos para empezar a coger las riendas de nues-tras vidas.

• Informarnos de lo que pasa a nuestro al-rededor, de las luchas que se llevan a cabo,

de los que están en la misma situación que nosotras.

• Conocer la empresa en la que curramos, sacar toda la información que podamos de las fuentes de que disponemos. Conocer al enemigo.

• Hablar con nuestros compañeros y com-pañeras, socializar la información y esta-blecer vínculos en el día a día y en las pe-queñas cosas.

• La información lo es todo. Conocer nues-tros derechos y nuestras posibilidades. ¿Qué podemos hacer frente a las agre-siones de la empresa? Adelantarse a los acontecimientos.

• Crear redes y espacios con los que poder auto-organizarse para empezar a luchar.

• No dudar en poner todo de nuestra parte cuando luchamos por lo que es nuestro. En el curro nada es una broma, están jugando con nuestras vidas. Sin contemplaciones, que no quiere decir sin cabeza.

De aquí o de fueraEl objetivo de este texto es principal-

mente iniciar un debate analizando y re-flexionando sobre los múltiples factores que influyen en la participación en la lucha de las personas migrantes. En el momento que me puse a intentar escribir esto me vi sobre-pasado por lo complejo del tema. Son miles de factores, de enrevesados elementos y matices las que acompañan a la más míni-ma profundización en este asunto.

Empecemos formulándonos algunas preguntas basadas en hechos presunta-mente objetivos. Aparentemente es poca o escasa la participación de personas mi-grantes en la lucha antifascista/antirracista, limitándose principalmente a jóvenes de origen latinoamericano. ¿Es esto ampliable al conjunto de la lucha anticapitalista? Esta cuestión nos lleva a observar otras cosas como ¿por qué razones se movilizan lxs migrantes?

En las no pocas movilizaciones por la regularización o contra la ley de extranjería (como las manis del “Papeles para todxs” o los encierros que se produjeron a principios de los años 2000, han sido mayoritariamen-te extranjerxs quienes han desarrollado esa lucha. Que si lo pensamos bien, y aunque más tarde entraremos en ese tema, es un escalón inicial indispensable para cualquier extranjerx q se plantee luchar por otras causas, ya que se trata de conquistar el de-recho de poder vivir y trabajar aquí.

También pueden observarse grupos de personas árabes en las protestas por los atentados imperialistas contra Irak, Pales-tina, Líbano, etc. Más ejemplos de la parti-cipación en la lucha vemos en las protestas de ese estilo por temas como la lucha Ma-puche, Chile, Argentina, México, etc. Tam-bién pudimos ver la participación de perso-

nas “de fuera” en las manis por la muerte del nigeriano deportado, los asesinatos en la valla de la vergüenza y demás... Y por último no olvidemos a lxs no pocxs árabes, africanxs subsaharianxs, y latinxs que codo con codo y en primera línea plantaron cara junto a nosotrxs el 29 de febrero del 2008 en la plaza de Tirso de Molina, enfrentándose a lxs antidisturbixs contra la presencia fas-cista. Casi se me olvida mencionar la fuerte huelga de lxs trabajadores de Mercadona en Barcelona, principalmente levantada y desarrollada por trabajadores dominicanxs y latinxs, así como la huelga de limpieza del metro de Madrid, donde hay un importante porcentaje de mujeres extranjeras.

Ante esto cabe señalar varias cosas. Gente que lucha la hay y para los tiempos que vivimos no es una cantidad despre-ciable de gente, pues hoy en día la gente que lucha en la sociedad es poca tanto de aquí como de fuera. Tampoco quiero decir que hay auténticas hordas de migrantes luchando, pero más de lo que creemos sí, pues cometemos el error de mirarlo desde nuestra delimitada parcela, desde nuestros círculos más inmediatos, que si también son afectados como toda la sociedad por el conformismo y la apatía, también tiene el sesgo del límite de edad y se me apu-ras de los rollitos culturales alternativos y a veces triburbaniles (movimientos que aun-que en América Latina también existan no dejan de ser productos europeos como el mundo okupa, el punk o el mundo skin, etc.poco extrapolables a África o Asia...). Tam-bién decir que pese a la propaganda de los mass-mierda, o de los grupos políticos de derecha y extrema derecha, que nos bom-bardean con términos como llegada masi-va, invasión, avalancha, etc., en este 2008

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el porcentaje de población extranjera en el Estado español es del 11%, concentrada mayoritariamente en los centros urbanos grandes.

No me he puesto a hacerlo con calcu-ladora, además porque me faltarían datos, pero volviendo al tema de que la lucha pro-letaria no pasa por sus mejores momentos, si por ejemplo de 10 personas que luchan, solo una será extranjera por los porcentajes de población, pero ya digo que este dato es inexacto, ya que no podemos saber cuan-txs trabajadorxs hay en la sociedad, y de éstxs cuantxs luchan.

Y sobre todo quiero dejar clara otra cosa. En el rato que llevo escrito, se me revuelven las tripas por cada vez que he utilizado el termino extranjerxs o migrantes. ¿Cómo podemos ser capaces de miniaturi-zarlxs, de deshumanizarlxs, de generalizar-lxs, conglomerarlxs, etc. de una forma tan fácil?

Yo no me siento comparable o encon-juntable ni con la mayoría de mi barrio, ni de mi ciudad, ni del Estado al que supuesta-mente pertenezco, ni del continente, ni con los países que conforman Europa, ni con lxs que son del color de mi piel, etc. Pero para nosotrxs resulta muy fácil decir extran-jerxs, migrantes, etc y meterlxs en la bola a

gente de países distintos, de colores distin-tos, de religiones distintas, de continentes distintos, y de historias y culturas comple-tamente diferentes... Y así de un plumazo les hacemos una miniatura deshumanizada fácilmente distanciable de nosotrxs. Quien hasta ahora no se haya dado cuenta de eso debería plantearse algunas cosas...

El siguiente paso es ahondar un poco en los factores exclusivos que afectan a las personas que han llegado hasta aquí en búsqueda de un futuro más alentador. No dedicaré casi espacio a algo que ya todxs deberíamos saber, como la historia que pre-cede a que alguien se vea forzado a emi-grar para salir adelante: todxs deberíamos saber que el bienestar y desarrollo de nues-tras ciudades y de los países desarrollados, son producto de la invasión, la violación, el genocidio, el expolio y la eterna explotación de los países de África, América o Asia. Es decir, el agua caliente que sale del grifo de mi casa está directamente relacionada con la sangre derramada de lxs indígenas de América, por ejemplo.

Tampoco relataré las miles de historias de odiseas que empujan por ejemplo a cru-zar África hasta llegar a un cayuco o una patera a alguien que puede acabar entre las miles de personas que se han ahogado en el Estrecho, asesinados por cuerpos re-presivos españoles o marroquís, o secues-tradxs y esclavizadxs por mafias en cual-quier punto del trayecto.

Vamos a centrarnos ya en los problemas dentro del Estado. Si no tienes papeles, vi-ves en la clandestinidad, casi escondido, cualquier coche patrulla puede significar el final de tanto esfuerzo, te pueden tramitar una orden de expulsión, encarcelarte en un CIE hasta 40 días (ya han aprobado subir a

año y medio en la UE el tiempo que se pue-da encerrar a alguien por esto), sufrir pa-lizas, etc., situación que debe producir un estado mental y social bastante complicado y más aún cuando no puedes esconder el color de tu piel, ni tus rasgos.

Para tener papeles, para estar legal, necesitas básicamente tener el permiso de trabajo. Pero cuando lo has consegui-do porque te han hecho un contrato (que por cierto ahora ya es casi imposible que hagan uno), sigues viviendo en la incerti-dumbre de la provisionalidad, ya que pue-des llegar a estar hasta 10 años inmerso en una rueda de renovaciones. Primero has de renovar el permiso al año siguiente, luego renovarlos a los dos años, y luego otros dos años después, y luego otra a los 5 años. Durante todo este tiempo tu estancia en el país es provisional, no segura, y basada en el trabajo, lo que influye determinantemen-te en la actitud laboral.

Todo está muy bien pensado. Mientras a unxs lxs encadenan, haciéndoles dóciles, a lxs otrxs lxs hacen subconscientemente aceptadores y por tanto cómplices, de esta agresión a la clase proletaria sintiéndonos alejadxs e indiferentes. Como decía la cita famosa, “Cuando vinieron a por éstxs yo no hice nada pues yo no era uno de ellxs”.

El idioma también se convierte en una barrera elemental. El no saber el idioma, desorienta, incomunica, da sensación de inseguridad a la hora de establecer determi-nadas relaciones. Aparte, tampoco vamos a obviar que si el modo de vida europeo de consumismo e inmovilidad del capitalismo nos aturde y adormece a la mayoría, la gente que viene de lugares donde no exis-ten unos mínimos como la seguridad social,

el derecho a la educación publica, donde los sueldos son más bajos, etc. se vea ob-nubilada por el incremento de bienestar.

Luego tampoco podemos olvidar que la ciudad desarrollada cosmopolita es un há-bitat hostil para todxs, donde reinan valores completamente contrarios a la bienvenida hospitalaria, al apoyo mutuo y a empatizar con los problemas de lxs demás. Todxs sa-bemos que vivimos en la selva del todxs contra todxs...

Después de estos factores, de los que se me olviden y de los que no conozca, la amenaza de que cuatro niñatos nazis te den de ostias una noche llega a ser lo menos jodido que tienes que vivir después de haberte jugado la vida para entrar, de aguantar lo que sea para conseguir pasta para tu familia, de vivir bajo presión y ame-naza continua de cárcel o deportación, del rechazo continuo de una parte de la socie-dad, etc.

Lejos de mí el poder ofrecer una solu-ción a este tema, pues aparte de que sería iluso creer en las varitas mágicas o en las soluciones fáciles, no tengo la capacidad ni las herramientas como para poder encon-trar la fórmula de desarmar la estrategia que nuestros enemigos de clase han desa-rrollado y perfeccionado despiadada y mi-

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nuciosamente para dividirnos, alienarnos, y derrotarnos. Mi intención no es más que fa-cilitar el inicio de un debate que nos lleve a analizar y profundizar en este tema para así avanzar hacia una solución. No obstante podemos sacar unas breves conclusiones:

• No se puede hacer tabla rasa, ya hemos visto antes el error de la generalización y de creer que se puede englobar a todas las personas y factores desde un punto de vis-ta europeo y blancocentrista.

• Los movimientos migratorios ya no son producto de una decisión individual. La ley natural no se cumple cuando en tu hábitat no has podido desarrollar tu vida y has de dejar atrás todo lo que sabes de ti para ir a un lugar lejano, ajeno y hostil, es decir, la migración conlleva una sensación de fraca-so, de desesperanza y de falta de fe en los finales felices.

• Esto además trae consigo que el desga-rro con lo tuyo, el desarraigo, el no sentirse ni en casa ni bienvenidx dificulte las ganas de querer luchar por el entorno y la comu-nidad nueva a la que has llegado, y más cuando la Europa del hoy está regada por el individualismo.

• Otros obstáculos importantes son el vivir con amenazas mayores o miedos añadi-dos, como perder el trabajo, ser expulsa-dx del país, que le pidan los papeles por las calles, CIE, etc., derivados también del sometimiento producido por que nos hayan dividido dentro de una misma clase.

• El abandono del sistema educativo públi-co, en pro del privado, clasista y por tanto, racista, conduce al asilamiento y a la falta de convivencia de todxs con todxs.

• Y como no, el maleante y climatizador papel de los medios de comunicación, con su lenguaje y manipulación.

Entonces, ¿cómo se pueden contra-rrestar los efectos de estos factores? Con la comunicación, perder el miedo al otrx, la solidaridad de clase, el apoyo mutuo, los espacios de encuentro y comunicación, de intercambio, conocimiento y mestizaje, faci-litar su arraigo, que echen raíces aquí, que sientan suyo este entorno y que se sientan compañerxs con los de aquí, y así florezcan imparables las ganas de luchar.

¿Qué papel entonces puede desempe-ñar tanto el movimiento antifascista como cualquier persona o colectivo de la lucha anticapitalista? Primero de todo no impa-cientarse ni esperar resultados a corto pla-zo. Luego, acudir y apoyar activamente sus movilizaciones exclusivas (que también son nuestras por nuestra condición de trabaja-dorxs) sin caer en protagonismos oportunis-tas, pero que nos vean junto a ellxs, que se sientan todo lo contrario a solxs y aisladxs. Desarrollar una estrategia propagandística en institutos. Buscar colaboración con co-lectivos afines (Panteras Negras, Atraie...). Crear escuelas populares donde se den cla-ses de castellano como organismos puente y espacios de encuentro e intercambio. De-sarrollar propaganda de clase en dos direc-ciones en un principio, hacia trabajadorxs autóctonxs y hacia trabajadorxs llegadxs de otros países. Y por supuesto, esta lista está aún por completar.

Como solemos decir en la Escuela Popular de Aluche: “Por un barrio donde quepan muchos mundos”. ¡Convirtamos nuestros barrios en yunques y nuestros co-razones en martillos!

Carmen vive en tu ciudadCarmen vive

en tu ciudad, en tu mismo barrio y en tu misma ca-

lle, aunque no nació en este país. Mustafa no habla tu mismo idioma, pero cada día se esfuerza por aprenderlo, así como nuestras costumbres, sin dejar en el olvido las suyas. Roland trabaja duramente toda la semana para pagar los gastos del día a día, al igual que cualquier persona de a pie. Hana hizo un duro viaje para rehacer su vida junto a su familia y luchar por un futuro más digno. Mamby atravesó océanos de tiempo para garantizar y disfrutar de una salud pública.

Todos y cada uno de ellos, cambiaron su vida, su país y su familia para mejorar sus condiciones de vida y la de sus fami-liares y amigos, al igual que los cerca de 2.000.000 de españoles que lo hicieron hace años. Todos luchan por conseguir los derechos que les fueron robados en sus países y que continúan robando en su país de acogida, España. Todos son trabajado-res, vecinos, ciudadanos, amigos y compa-ñeros que malviven entre las dificultades y trabas que la sociedad capitalista ha creado para los sin papeles y el resto de población migrante.

Son los últimos en la cola de los benefi-cios y las ventajas y los primeros en la cola de la precariedad y pobreza. Si no estaban lo suficientemente desprotegidos y acribilla-dos, de ahora en adelante lo sufrirán con mayor intensidad en sus vidas, gracias a las nuevas leyes de extranjería europeas. Entre todos podemos apoyarnos y luchar contra el abuso de autoridad y el engaño y tortura de las instituciones públicas y sus lacayos del capital.

Hay algo que nos diferencia y no es nuestro color de piel, idioma, costumbres y

cultura, es algo terrible que ocurre diaria-mente en nuestro barrios, barrios obreros donde los sin papeles conviven con noso-tros. Se trata del secuestro sistemático de personas sin papeles, llevado acabo por la policía racista y fascista del Estado Espa-ñol, que diariamente controla las entradas y salidas de los metros y cercanías en busca de personas, por el mero hecho de ir indo-cumentadas. Por eso y por tener aspecto de extranjero, increíble pero cierto, el Esta-do tiene derecho a degradarte y vejarte, e incluso a encarcelarte durante tiempo inde-finido y en ausencia de derechos humanos universales.

La policía realiza redadas contra las per-sonas sin papeles todos los días en la esta-ción de Aluche, por las mañanas de 6h a 8h y por las noches de 23h a 1h. No vivas con miedo, que es precisamente lo que preten-den ellos, pero sí muévete con precaución. Evita, en la medida de lo posible, pasar por la estación de Aluche y en su lugar utiliza como alternativa la estación de cercanías Fanjul y las paradas de metro Eugenia de Montijo, Empalme y Campamento.

Otras estaciones donde la policía se-cuestra diariamente a nuestras hermanas y hermanos: Atocha Renfe, Vallecas, Cuatro Caminos, Lavapiés, Plaza Elíptica, Usera y Oporto.

¡NO A LAS REDADAS RACISTASDE LA POLÍCIA!

¡NINGÚN PERSONA ES ILEGAL!¡NO A LOS CIE!

¡DE AQUÍ O DE FUERA,LA MISMA CLASE OBRERA!

¡UHP! (¡Uníos Hermanos Proletarios!)

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Un barrio de cárcelesLos barrios empobrecidos fueron los

elegidos para acoger cárceles: invisibles para lxs privilegiadxs y completamente vi-sibles en nuestro paisaje cotidiano. Ahora que se nos pretende transmitir que somos tan privilegiadxs como ellxs, alegres con-sumidores en una sociedad “democrática”, se apresuran a derribarlas sin dejar huella de la represión. Pero junto a la vieja cár-cel de Carabanchel se erigen otras cárce-les disimuladas para el barrio (centro de internamiento de extranjeros y centros de menores).

Capitalismo y cárcelEl capitalismo necesita cárceles para su

funcionamiento. En una sociedad de clases, las élites propietarias precisan de personas que con su trabajo generen el beneficio que les hace ricos. Las cárceles, tal y como las conocemos, surgieron con el propósito de convertir a muchas personas pobres en trabajadorxs útiles para lxs capitalistas. La “reinserción” era la conversión de la perso-na en mano de obra barata. Pero la cárcel se inventó, sobre todo, para mostrar al resto de personas sometidas en el capitalismo lo que les podía pasar si no hacían “lo que es debido”: trabajar dócilmente para lxs ricxs y llevar una vida “normal” (bajo las normas).

Gracias a las cárceles, lxs propietarixs pueden controlar los salarios: existen como amenaza para quienes protesten y como fábrica de trabajadorxs baratxs. Las cár-celes son necesarias para el capitalismo, además, porque consiguen dividir a la clase trabajadora por el miedo a entrar en ellas y por el rechazo social con el cual salen lxs presxs. Para lxs ricxs las cárceles son vita-les para sostener una ideología clasista y racista. No es casualidad que las socieda-des que más han profundizado en su des-igualdad social sean las que más violencia y frustración generan y al mismo tiempo las que responden a esa violencia “de abajo” con mayor represión.

Una nueva tendencia parece impo-nerse: las cárceles privadas funcionan en EE.UU. desde la década de 1980. Un sucu-lento mercado de trabajo de más de dos mi-llones de presos en régimen de esclavitud y una desviación de dinero público asegura-da hacen que las empresas que gestionan cárceles privadas sean muy atractivas para los accionistas. Este modelo ya ha penetra-do en Europa.

Ahora que el capitalismo se endurece (“crisis”, privatización de la sanidad, etc.), se recortan los derechos de lxs trabaja-dorxs y se necesita más seguridad y más

control. Nos intentan hacer creer que quie-nes ponen en riesgo nuestra seguridad son peligrosxs delincuentes que están en las calles. Pero quienes nos roban no están en las calles ni en las cárceles, sino en los consejos de administración de los bancos y demás empresas. Quienes engordaron sus beneficios en el periodo de bonanza eco-nómica siguen haciéndolo a costa de des-pidos. Y si no ganan lo suficiente, el Estado les financia con el dinero público salido de los sacrificios económicos de lxs trabaja-dorxs. ¿Quién roba a quién?

Criminalización de la pobreza

Los medios de comunicación alertan sobre la cantidad de delitos cometidos por “los inmigrantes”, dando a entender que el origen de las personas determina sus comportamientos. Españolxs buenos – In-migrantes malxs, como si de un partido se tratase. Sin embargo, estos medios nunca se refieren a las condiciones sociales de las personas que entran en las prisiones. Nada dicen de la clase social, porque eso nos obligaría a pensar que no se trata de

un hecho natural (“la peligrosidad innata”, “los violentos”), sino que su entrada en prisión se produce por un sistema social profundamente injusto. Al fin y al cabo, la inmensa mayoría de quienes están dentro de las prisiones no han hecho nada distinto de quienes les encierran (robar, traficar, in-vertir, etc.). Su delito es que lo han hecho a pequeña escala.

Se dice que en España sale muy barato delinquir (“enseguida están en la calle”). Sin embargo, siendo el español uno de los Es-tados con menores índices de delincuencia de Europa, es uno de los países con más población carcelaria (alrededor de 73.000 personas presas1, más que el número de habitantes de una capital de provincia como Toledo). Mientras que las cifras de delitos apenas han aumentado en los últimos años (incluso ha habido años en los que han descendido), la población carcelaria ha ido creciendo a un ritmo vertiginoso como con-secuencia del endurecimiento del código penal. Los homicidios han disminuido, pero se nos bombardea con noticias espectacu-lares sobre delitos de sangre, como el del “caso Mari Luz”, intentando hacernos creer que las calles son sitios muy peligrosos en los que faltan más policías.

1. Datos del propio Ministerio del Interior (http://www.mir.es/INSTPEN/INSTPENI/Gestion/Estadisticas_Semanales/2009/1/poblacion_por_anios.html).

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La inmensa mayoría de lxs presxs no está en prisión por delitos de violencia fí-sica, sino de supervivencia económica. Sin embargo, la violencia que supone que to-dos los días nos atraquen en el trabajo o en el centro comercial, los fraudes desde arriba o la desviación del dinero que paga-mos todxs en los impuestos para que se vayan a manos privadas, no son conside-radas delito. Julián Muñoz no es más que el ejemplo para mantener el mito de que los ricos también van a la cárcel, pero de gente como él están poblados los despachos de las empresas y las administraciones. Robo es lo de abajo, lo de arriba es “libre” mer-cado. Cuanto más se mueven los ricos y su dinero, más quietos deben quedar las víctimas sacrificales: lxs presxs.

Cárceles Vs. PersonasLas prisiones no pueden

“reinsertar” a ninguna persona en la sociedad. Lxs presxs ya están en la sociedad: una sociedad que necesita cárceles. Lo que sí pue-den hacer las cárceles es des-truir la capacidad de convivir con el entorno. Las cárceles aíslan, nunca integran. Producen perso-nas que una vez fuera no tendrán muchas más posibilidades que vivir en la ilegalidad.

Las torturas y los malos tratos en las cárceles están ocultos en los informativos. En el año 2008 se han producido 83 muertes bajo custodia, de las cuales 63 fueron

en instituciones penitenciarias2. La pobla-ción reclusa es representada como salvaje, inhumana, para así poder continuar en la expoliación de sus derechos y su dignidad. En los últimos años se ha incrementado el número de suicidios entre lxs presxs, que ya de por sí es mucho más alto que entre el resto de la población: el capitalismo carce-lario ve cumplido así su objetivo, producien-do una muerte que no ensucia a lxs carce-lerxs. Éste es sólo uno de los síntomas de la destrucción de la persona en las cárceles: produciendo personas que olvidan vivir en libertad. Un ejemplo para todxs lxs demás.

Cada vez somos más quienes denun-ciamos la situación de lxs presxs del capita-lismo. ¡¡Abajo los muros de las prisiones!!

¡Sahara Horra!

2. Informe sobre muertes bajo custodia en 2008 del Centro de Documentación Contra la Tortura (http://www.nodo50.org/tortura/spip/article.php3?id_article=9270). El mismo informe señala una cifra de 628 personas muertas bajo custodia desde el 1 de enero de 2001 hasta el 31 de diciembre de 2008. Esta cifra incluye a las personas muertas en prisiones, en comisarías y en otros dispositivos carcelarios (como los centros de menores), reco-nociendo que se trata de casos conocidos (y alertando de la posibilidad de que existan otras situaciones que no son de acceso público). Por otro lado, el propio informe indica que no todas estas muertes son punibles, si bien el hecho de registrar esta información responde a la necesidad de denunciar los efectos devastadores de las cárceles sobre las personas (torturas, enfermedades y suicidios).

Hace ya más de 30 años que el pue-blo saharaui sobrevive en el desierto sin poder regresar a su tierra. Desde 1975 se perpetúa una situación por la que Marrue-cos mantiene ocupados casi la totalidad de los territorios del Sáhara Occidental, que se encuentran en la costa noroeste del conti-nente africano, lindando con Argelia, Ma-rruecos y Mauritania; hogar de un pueblo con una cultura y una identidad muy arrai-gadas, formado a partir de la convivencia de multitud de ancestrales tribus nómadas africanas. Un pueblo caracterizado por su hospitalidad y su actitud combativa.

Todo comienza a principios del siglo XX cuando el colonialismo español empie-za a dar lugar a multitud de conflictos con la población nativa. Tras muchos años de pequeñas luchas y convivencia obligada con los colonos españoles en forma de pro-tectorado, los y las saharauis comienzan a organizarse formando en 1973 el Frente POLISARIO (Frente para la Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro). Comenza-ba así una lucha por la autodeterminación y la liberación que costaría sangre y lágri-mas. Las reservas de fosfatos, los bancos pesqueros y la posición geo-estratégica del Sáhara forman un complejo entramado de intereses económicos y relaciones interna-cionales que hipotecan su futuro.

En 1975 el régimen franquista, que se veía desbordado por las ansias de liber-tad de los y las saharauis, cede el territo-rio a Marruecos y Mauritania mediante los Acuerdos Tripartitos de Madrid, sin tener en cuenta la respuesta negativa del Tribunal In-ternacional de Justicia que, tras estudiar la documentación histórica aportada por Ma-rruecos, España y Mauritania, encontró que Marruecos nunca ejerció soberanía sobre

el Sahara Occidental antes de la ocupación española, como pretendía el rey Has-san II. Es entonces cuando Marruecos, ante la posibili-dad de que el referéndum de autodeterminación fue-se la consecuencia de este dictamen, ocu-pa el Sáhara, mediante la llamada Marcha Verde, aparentemente civil y pacífica, pero planeada en realidad para dar paso al ejér-cito marroquí en la invasión del territorio. Es así como se inicia una larga guerra en la que miles de saharauis huyen al exilio mientras son bombardeados con napalm y fósforo blanco. A pesar de ello, éstos decla-rarían en 1976 la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), liberarían tierras y plantarían cara a los ocupantes con más voluntad que medios. Mientras, tanto Fran-cia como Estados Unidos no dudarían en aportar apoyo y armas a Marruecos.

Desde entonces, los saharauis viven un duro e interminable exilio en los campamentos de refugiados de Tindouf, bajo el sustento de la ayuda humanitaria. Más de 200.000 personas resisten en la hammada argelina, conocida como el desierto del desierto, sin luz, sin agua corriente, con escasas y precarias infraestructuras, y sin posibilidad de autoabastecerse. A pesar de estas duras condiciones, durante estos 32 años han conseguido organizarse política y socialmente a base de fuerza y dignidad.

A pesar de su rechazo a continuar vi-viendo en estos campamentos, más de treinta años dan para construir mucho.

Los campamentos están divididos en cuatro wilayas (provincias), en las que el wali es el máximo representante. A su vez,

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éstas se dividen en dairas (municipios), en las que el Congreso Popular de Base se reúne cada año para elegir a los consejos populares, los cuales están encargados de la administración de la daira, tarea para la cual se sirven, a su vez, de juntas admi-nistrativas especializadas: Trabajo y Arte-sanía, Sanidad, Educación, Abastecimiento y Asuntos Sociales. La administración de la justicia se realiza mediante los tribunales primarios de Daira, la Corte de Apelación y la Corte Suprema del Pueblo.

La sanidad y la educación constituyen dos de los pilares fundamentales de la or-ganización política y social conseguida por el Frente POLISARIO, en la consecución de la República Árabe Saharaui Democrá-tica (RASD). Los servicios sanitarios están presentes en todas las dairas a través de dispensarios y farmacias. Además, en cada wilaya cuentan con un hospital para atender casos de medicina general, pediatría y gine-cología y en Rabuni, la wilaya donde se en-cuentran los distintos ministerios del gobier-no de la RASD, está el Hospital General.

La educación, universal y obligatoria en-tre los 6 y los 12 años, se imparte en las dai-ras (primaria) y en las wilayas (secundaria).

Las organizaciones sociales de jóvenes (Unión Nacional de la Juventud) y de muje-res (Unión Nacional de Mujeres) saharauis tienen un peso muy importante dentro de este entramado social y político que se teje en los campamentos.

La juventud saharaui se encuentra en una difícil situación en la que sus expecta-tivas laborales y su desarrollo profesional y personal se encuentra limitado por la pro-pia situación que vive el pueblo saharaui en los territorios de la hammada argelina. Después de formarse en distintas universi-dades de Argelia, Libia o Cuba, suelen re-

gresar a los campamentos viendo limitados su potencial y su formación a la medicina y a la educación (prácticamente, los dos únicos campos profesionales en los que se necesita personal laboral). Este males-tar unido a la desesperación compartida por la totalidad del pueblo saharaui, hace que gran parte de la juventud, organizada en torno al UJSARIO (Unión Nacional de la Juventud) y hastiada de ver cómo la vía diplomática se agota, considere retomar la lucha armada como única forma de encon-trar una salida al conflicto.

La situación de las mujeres ha evolucio-nado considerablemente hacia la igualdad con la llegada a los campamentos de refu-giados ya que, ante la marcha de los hom-bres a la guerra, las mujeres tuvieron que hacer frente a la gestión de la vida en los mismos. Asumieron su organización, la dis-tribución de alimentos, la puesta en marcha de las instituciones educativas, sanitarias y productivas. Antes, el papel de la mujer estaba limitado estrictamente al trabajo fa-miliar y eran muy pocas las saharauis que ocupaban un cargo público. Actualmente, a pesar de las trabas impuestas por una so-ciedad islámica y tradicional (bastante más avanzada que otros países musulmanes en muchos aspectos), las mujeres ostentan una representación del 24% en el Parla-mento y del 11% en el Gobierno. Además, gozan de un gran reconocimiento y visibili-dad a nivel social a través de centros, ins-tituciones y casas de mujeres y se han en-cargado de poner en marcha iniciativas de gran trascendencia como las cooperativas económicas o los programas de alfabetiza-ción. Estas organizaciones trabajan ante todo para preparar a las mujeres sobre sus propios derechos, para el presente y para el futuro, para cuando su tierra sea liberada y puedan regresar a ella.

Sin embargo, y a pesar de todos estos avances sociales y políticos, la lucha del pueblo saharaui no pasa ni por construir su futuro en los campamentos, ni por con-formarse con una vida prestada que ni es ni sienten como suya. Su voluntad es muy clara y así la expresan, regresar a su tierra, la suya, donde poder crecer como pueblo, donde poder reencontrarse con sus familia-res, donde poder ver el mar. Simplemente reclaman lo que les pertenece.

Ni el alto al fuego vigente desde 1991, ni las resoluciones de la ONU, ni una mi-sión especial llamada MINURSO, ni las ne-gociaciones han servido para solucionar el conflicto. Tampoco han servido de mucho ni el desarme, ni la entrega de prisioneros de guerra, ni la buena voluntad saharaui. Mientras, quienes vivieron la guerra, los que se quedaron en zona ocupada y las que ya han nacido lejos de su tierra sueñan con un Sáhara libre. Mientras, muchas personas siguen encarceladas en prisiones marro-quies como la cárcel negra de El Aiún.

El conflicto se prolonga ya durante de-masiado tiempo y son tres generaciones de saharauis las que sufren esta situación. Entre las personas mayores, hartas de pro-mesas políticas y buenas palabras, cunde la desesperación; y la juventud, cualificada y formada pero ampliamente desocupada y sin esperanzas de futuro, aprieta para lograr la libertad incluso, si fuera necesario, reto-mando la lucha armada. Por otro lado, toda reivindicación cultural y/o política saharaui, especialmente desde el comienzo de la Inti-fada en mayo de 2005, en la zona ocupada por Marruecos se paga con la represión, la tortura, la violación, la cárcel y la muerte. En lo que va de este año 2009 han muerto dos estudiantes tras ser atropellados mientras se manifestaban en Agadir; una estudiante fue secuestrada, violada y amenazada por

policías marroquíes en un intento de atemo-rizar y humillar a la población saharaui y un joven de 16 años ha perdido una pierna al manifestarse frente al Muro de Marruecos, una zona repleta de minas antipersona.

Marruecos, apoyado por el Gobierno español, propone la autonomía como solu-ción en las negociaciones. Sin embargo, el pueblo saharaui no acepta migajas ni pa-ños calientes, exigiendo así que se respete el derecho de autodeterminación y su inde-pendencia.

La lucha saharaui es la lucha por la digni-dad de los pueblos. Haz parte de esta lucha, busca información y difúndela. Apoya las ini-ciativas que contribuyan a la preservación de su cultura y su historia, a la recuperación de sus tierras y al libre ejercicio de su dere-cho a la autodeterminación como pueblo, y haz boicot a las compañías que contribuyen al expolio del Sáhara Occidental.

¡¡¡SAHARA HORRA, HORRA!!!¡¡¡SAHARA LIBRE!!!!

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Recomendados de La Candela

Este texto no es “el libro” en el que los hombres (y las mujeres) que todavía pensamos y luchamos por subvertir esta barbarie capitalista del siglo XXI con la libertad y la igualdad como ideas básicas encontremos respuestas claras y

definidas. Sin embargo, sí creo que da ideas, herramientas para que nuestro quehacer subver-sivo sea más consecuentemente anti-patriarcal: destruir la urdimbre del imaginario machista que legitima la dominación (“el poder se tolera sólo a condición de que enmascare una parte sustancial de sí mismo” p.300). Esta es, creo la cal del texto, arena también la tiene.

Empezando por lo positivo estaría esa visión de la dominación masculina como eje sobre el que pivotan otras opresiones (clase, raza, etc.) (p-91). El carácter de construcción simbólico-social de los géneros, de que la jerarquía patriarcal se manifiesta históricamente; en definitiva, de la artificialidad de esa falacia naturalista esto es, innata, universal, inmuta-ble (lo propio-genético-biológico de ellas es el cuidado y el hogar, lo de los hombres es lo público-heroico)... que las luchas de las mujeres por la igualdad y la autonomía está, creo que quebrando; haciendo que algunos hombres se interroguen y se sientan aliados con esas luchas asumiendo lo privado y lo político de la ruptura de los corsés de los binarios

Mika Etchebéhère, capitana del POUM durante la Guerra Civil, cita en sus Memorias las palabras de Manuela, una miliciana que al unirse a su

Columna le dijo: “yo no he venido al frente a morir por la revolución con un trapo de coci-na en la mano”. Las palabras de Manuela constituyen todo un desafío al orden patriarcal vigente también entre los que querían cambiar de base el mundo y construir una sociedad sin amos ni esclavos pero entendían de forma generalizada que la liberación de la mujer estaba después de la revolución, después de la derrota del fascismo…, siempre después.

Este desafío fue mantenido por muchas mujeres que incluso, y sobre todo, con trapos de cocina en las manos, participaron de las luchas colectivas durante el franquismo; este interesante estudio, fruto del trabajo de varios autores y autoras, rescata sus experiencias.

El movimiento obrero, espacio masculinizado por excelencia, se descubre en este libro asaltado por presencias de mujeres que han permanecido invisibles.

Los primeros capítulos abordan la realidad de las mujeres trabajadoras, expulsadas ma-yoritariamente al empleo sumergido por la legislación franquista, sobre todo al relacionado con las tareas domésticas y de cuidados (servicio doméstico, limpieza, costura, etc.). Se analizan las normas laborales desde una perspectiva de género para poner en evidencia la importancia ideológica de un sistema que condenaba a las mujeres a “los límites de la domesticidad” para cumplir el exclusivo papel de madres y esposas que se les había reser-vado. La investigación echa por tierra la consideración de la contribución económica de las

¿EL OTOÑO DEL PATRIARCADO? Luces y sombras de la igualdad entre hombres y mujeres.Autoría: Carlos Lomas.Editorial: Península.Año: 2008.

Del Hogar a la huelga. Trabajo, Género y Movimiento Obrero durante el Franquismo.Autoría: Babiano, José (ed.); Pérez Pérez, José Antonio; Varo Moral, Nadia; Cabrero Blanco, Claudia: Muñoz Ruiz, María del Carmen.Editorial: Los libros de la Catarata.Año: 2007.

(masculino/femenino) (p. 96-100). Y de que, consecuentemente, lo aprendido-construido (p. 299-302) al ser socializados para la dominación podemos, lejos del cómodo inmovilismo esencialista, subvertir en nuestras relaciones, reflexiones y luchas.

No asumo, sin embargo, las ambiguas fórmulas que el autor fija como horizonte igua-litario: “formas democráticas de masculinidad” (p. 103) o “transformaciones culturales que favorezcan escenarios de convivencia entre hombres y mujeres” (p. 135), entre otras. Soy de los que anhelan formas de sociedad democrática, sí, pero para que tal concepto político tenga sentido pleno debemos forjar imaginario autoorganizativo comunista: que suprima la lacra de la opresión económica junto con la jerarquía binaria machista tan funcional al libre mercado. Eso se echa en falta en el texto de C. Lomas.

Por Gerardo, socio de La Candela y profesor de la Escuela Popular de Aluche.

Cuando comenzamos con el colectivo, hace ya casi diez años, pronto surgió la idea de construir un proyecto a largo plazo, un espacio donde ofrecer y difundir materiales críticos que abrieran ventanas sobre realidades escondidas, tapadas, y que iluminaran pequeñas y gran-des aldeas de resistencia, de acción, de ataque frente a las distintas formas de dominación.

Ese proyecto tomó la forma de la Biblioteca Popular La Candela, y empezó a crecer con el libro como principal soporte, valorando, desde la heterodoxia, especialmente su impor-tancia como vehículo para transmitir la cultura popular y como herramienta de lucha, que nos da ejemplos y consejos, que nos enseña cómo fue en otras ocasiones, qué funcionó y qué no, y en qué momentos, o cómo lo hicieron compañeras y compañeros de todo tiempo y todo lugar en su lucha (nuestra) contra todo aquello que nos impide sentirnos libres.

Junto a los libros, llegaron revistas, periódicos y fanzines; y más tarde, a la biblioteca le nació una hermana pequeña que hacía las veces de distribuidora. Y después, Marici Weu!! y el grito de lucha, vida y dignidad mapuche le dio nombre a nuestra videoteca. Y aquí esta-mos, inaugurando una pequeña sección en esta voz kandelera que es el Dale Candela, una sección en la que mostraremos número a número algunos de los materiales que componen nuestro pequeño centro periférico de cultura popular, que elegiremos por su relación con los temas que abordamos y las luchas que emprendimos. Os esperamos en La Candela…

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-Mira, Papá, qué edificio tan bonito, es rojo y negro, como nuestro baúl de los secretos.

-Sí, pequeña, es precioso como tu corazón, ¿sabes?, ese edifico lo pinté con la ayuda de muchos amigos, antes era azul y amarillo y encerraba dentro de sus mu-ros los llantos más horribles que el ser humano pudo provocar.

-Anda, papi, cuéntame una historia, como la de aque-lla cárcel que encerraba mariposas sin alas y tigres sin garras, aquella que fue creada y destruida por aquellos monstruos sin espíritu.

-Bueno, nena te la voy a contar, pero antes te diré que la historia que voy a contarte continúa contigo y que tú escribirás magníficas páginas de colorines en ella.

-¡Qué guay!, papá, ¡te quiero!, sonrío Aurora.Cuentan que hace varios siglos, existía un grupo de

hombres y mujeres lo suficientemente valientes y hon-rados como para hacer tambalearse al mismísimo ma-ligno-capital del reino. Aquellos seres de aspecto sen-cillo y bonachón habitaban en una pequeña aldea que atravesada por un pequeño arroyo de nombre Luche, bañaba de amor y rabia las vidas de aquellas gentes.

-¿Por qué rabia?, papá, ¿es una historia triste?-No, cariño, la rabia es necesaria y debe ser bien dirigi-

da para ser útil, no te preocupes y pronto lo entenderás. -En aquellos tiempos la vida en la aldea era com-

plicada, al igual que en las demás aldeas vecinas. El hambre, el miedo a lo distinto, los castigos de libertad, la mentira, el robo, la muerte y la desigualdad, eran uti-lizados por el maligno para, desde su púlpito, manejar las vidas de los aldeanos con el fin de poseer grandes tesoros.

-¿Pero, papá, es malo querer tesoros?-Sí, si no son de carne y hueso, ¿sabes qué?-¿Qué?-Tú eres mi mejor tesoro.-Sigue con la historia papá….-Eso, pequeña, resulta que el día más esperado había

llegado, aquel grupo de amigos afines juntaron sus dis-tintas sabidurías populares, aprendidas durante años y las pusieron en práctica, actuando directamente con el

problema. Entre todos y cada uno, decidieron pedir ayu-da al lugar donde nació todo, el Arroyo Luche, allí se creó la vida, su vida y allá en ese lugar encontraron el camino a seguir. Una lucha que pasaba de lo individual a lo co-lectivo, de lo local a lo global, de la palabra a la piedra.

El Arroyo les vio nacer, crecer, jugar y beber de sus aguas y durante esos años el respeto y solidaridad les hicieron ser inseparables. Ahora era el momento de de-mostrar tantos años de trabajo en el arroyo, tanta con-cienciación, lucha, lazos de amistad y apoyo mutuo. Los habitantes del Arroyo, aquellos que dieron la espalda en innumerables ocasiones, cambiaron de opinión, ahora estaban seguros del trabajo de aquel grupo de amigos. Ahora más que nunca sabían la fuerza que eran, ya estaban cansados de tanta injusticia y represión.

Mientras todo esto ocurría, en la otra orilla, el malig-no-capital preparaba una trampa con la ayuda de al-gunos soplones que desgraciadamente no se habían dejado mojar por las conscientes luchas del Arroyo y sus habitantes. Como en anteriores ocasiones, las buenas perspectivas parecían precipitarse hacia un mal desenlace, pero como ves pequeña Aurora, esta vez lo conseguimos todo.

Otro Mundo es posible, un mundo donde quepan mu-chos mundos, donde los Centros de Internamiento de Extranjeros, Cárceles y Centros de menores, se con-viertan en Casas de reunión social e inquietudes liber-tarias, de colores rojinegro. Un lugar lleno de lecturas y experiencias populares, donde la diferencia y la libertad no existen como concepto, porque en el Arroyo Luche todos somos libres e iguales. Este es el sitio que hemos creado para ti pequeña, exento de especulación, privati-zación, xenofobia, desigualdad, poder y manipulación.

Un trabajo de colores, de culturas, de experiencias, de independencias, de antifascismo, de hombre a mujer y de mujer a hombre, en definitiva un curro de verdad, una mezcla que tú tienes la suerte de disfrutar, una suerte de tenerte con nosotros, porque nos has de-vuelto la ilusión, mi niña.

Esta vez los intrépidos jovenzuelos de Aluche consi-guieron sus fines y sus proyectos; vieron aquella luz que tanto tiempo se les había negado a golpe de porrazo.¡La historia está para cambiarla!

Érase una vez...mujeres trabajadoras como mera ayuda familiar complementaria, tan funcional al manteni-miento de la precariedad de estos trabajos.

Y además profundiza en el modo en que los patrones patriarcales se reproducían en las propias organizaciones obreras del momento (centrándose en Comisiones Obreras).

El protagonismo de las mujeres en la lucha de clases durante la dictadura se expone en los capítulos 3 y 4 que se centran en la participación de la mujer en las huelgas y conflictos laborales de Asturias y Barcelona.

El último capítulo introduce un análisis sobre masculinidad, mundo del trabajo y movi-miento obrero que enlaza con la reivindicación del papel de todas esas mujeres que durante el franquismo fueron el sostén de la lucha, y que en la mayoría de los casos sólo han sido reconocidas como “la mujer de…”; se le da la vuelta a la mirada sobre una militancia enten-dida exclusivamente desde un espacio público ocupado por los hombres.

En definitiva, ‘Del hogar a la huelga’ aporta un cuestionamiento radical a la historia oficial de una lucha que demasiadas veces ha olvidado que sin las mujeres que visitaban a los pre-sos y pasaban propaganda, que mantenían a sus familias, que salían a las calles a protestar por la carestía de vida, que apoyaban y sostenían las huelgas de los obreros, que se ocupa-ban de los cuidados mientras sus maridos e hijos militaban…, NADA hubiera sido posible.

Tebraá (Documental)Autoría colectiva: Beatriz Mateos, Chaska Mori, Dácil Pérez de Guzmán, Laura Alvea, Paz Piñar, Raquel Conde, Mercedes M. del Río, María Durán, Carmen Marzal, Rocío Huertas, Eva Morales, Ana Álvarez, María Rodríguez y Ana Rosa Diego.País: España.Año: 2007.

Tebraá, “los cantos y lamentos que entonan las mujeres saharauis cuando están solas”, es el título del documental que narra la vida del pueblo saharaui a través de los testimonios y de las historias de las mujeres.

Catorce realizadoras andaluzas dan voz a once mujeres saharauis, que desde los cam-pos de refugiados en Argelia, desde los territorios ocupados por Marruecos o desde el exilio que han emprendido en otras tierras, nos narran las experiencias que han marcado a cada una en su lucha y su caminar hacia un anhelo y una causa común: la independencia de su tierra, el Sahara Occidental, que les fue arrebatada en 1975.

Son distintos retratos que conforman una obra colectiva en la que se pretende home-najear la dignidad de un pueblo y sobretodo, la de sus principales protagonistas, aquellas mujeres que resisten en el Sahara ocupado y aquellas que, casi en solitario, tuvieron que construir y sacar adelante los campos de refugiados en Tindouf (Argelia) y que representan un verdadero ejemplo de lucha, resistencia y dignidad.