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David Andrés INTRODUCCION Este concepto relativamente reciente inició un escenario bastante obscuro para la justicia y el ámbito legislativo. Por lo general los delitos financieros describen un escenario con variedad de delitos contra la propiedad, que implica la conversión ilegal de bienes pertenecientes a otras personas para el uso y beneficio personal. Es necesario puntualizar en la consideración principal que surge en tratándose del campo de introductorio cuando se observa atrás en el tiempo, la percepción social del delincuente ubicaba la comisión de las conductas dentro de una esfera adscrita necesariamente a estratos sociales bajos, así como psicópatas degenerados; así como delincuentes natos y delincuentes atávicos, simplemente sujetos con características delictivas. Por fortuna, en Colombia ya se ha roto dicha apreciación, y se ha abierto con más vigencia que nunca los paradigmas sobre la impunidad de que gozaban delincuentes de clases adineradas y poderosas. Cada vez que se observan las noticias locales, se observa como el incremento de discursos de criminalidad se hace ostensible y si observamos las esferas políticas encontramos una fuerte sensación de desprotección respecto del accionar de estas, destacando una evidente necesidad de dispositivos de control de criminalidad, así como dispositivos que realicen una vigilancia permanente del sujeto político, siempre primando la salvaguarda de los intereses del estado y los derechos de la población; es decir mecanismos que dispongan una vigilancia y control preventivo ante la actividad criminal inusitada por los sujetos de especiales características que otrora son difícilmente identificables en el operar criminal. Hemos tomado como caso de estudio El carrusel de contratación, donde bajo la administración de Samuel Moreno, los hermanos Nule presentaron dificultades para la terminación de la

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David Andrés

INTRODUCCION

Este concepto relativamente reciente inició un escenario bastante obscuro para la justicia y el ámbito legislativo. Por lo general los delitos financieros describen un escenario con variedad de delitos contra la propiedad, que implica la conversión ilegal de bienes pertenecientes a otras personas para el uso y beneficio personal. Es necesario puntualizar en la consideración principal que surge en tratándose del campo de introductorio cuando se observa atrás en el tiempo, la percepción social del delincuente ubicaba la comisión de las conductas dentro de una esfera adscrita necesariamente a estratos sociales bajos, así como psicópatas degenerados; así como delincuentes natos y delincuentes atávicos, simplemente sujetos con características delictivas. Por fortuna, en Colombia ya se ha roto dicha apreciación, y se ha abierto con más vigencia que nunca los paradigmas sobre la impunidad de que gozaban delincuentes de clases adineradas y poderosas.

Cada vez que se observan las noticias locales, se observa como el incremento de discursos de criminalidad se hace ostensible y si observamos las esferas políticas encontramos una fuerte sensación de desprotección respecto del accionar de estas, destacando una evidente necesidad de dispositivos de control de criminalidad, así como dispositivos que realicen una vigilancia permanente del sujeto político, siempre primando la salvaguarda de los intereses del estado y los derechos de la población; es decir mecanismos que dispongan una vigilancia y control preventivo ante la actividad criminal inusitada por los sujetos de especiales características que otrora son difícilmente identificables en el operar criminal.

Hemos tomado como caso de estudio El carrusel de contratación, donde bajo la administración de Samuel Moreno, los hermanos Nule presentaron dificultades para la terminación de la fase 3 de Transmilenio en la Calle 26. Uno de los casos que más escandalizo al país y en el que se descubrió que habían desarrollado toda una empresa criminal. Sin duda fueron hechos que marcaron el contexto de los negocios donde se practicaba con habitualidad manipulación de informes financieros, cohecho, abuso de información privilegiada, adjudicación irregular de contratos, falsedad en documentos públicos, sobornos comerciales, dadivas, fraudes al fisco y desviación de apropiaciones realizada por funcionarios y consignatarios.

Dicha actividad criminal se presenta como “Negocios Legítimos”, empero son delitos sistemáticos que cuentan con gran extensión y denigran la moral social, desprestigiando la labor política, e impidiendo un gobierno diligente.

De allí radica la importancia de nuestra investigación, pues para muchas personas resulta curioso ¿Por qué personas de óptima condición social realizan estas conductas?.

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Por esto nos proponemos establecer conocimientos sobre los fenómenos globales en los delitos de cuello blanco y presentar los resultados de un estudio mediante postulados sociológico-criminales que en lo posible intentan dar respuesta a ¿cómo surge el pacto mafioso?, y más precisamente cómo surge la asociación diferencial delictiva.

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BREVE CONTEXTO HISTORICO

Estos delitos reciben tal denominación en virtud a que en su conducta se realiza sin percibir vestigios de violencia o el ímpetu de sangre, de aquí que su mano o cuello no se manche, bien sea por sangre o por sudor proveniente del esfuerzo pues además su comisión recae casi de forma excluyente en sujetos que gozan de un estatus social y económico alto. Razón por la cual en su quehacer criminal la actividad delictiva se organiza en cabeza de él, donde las labores más comunes se dejan a cargo de los criminales de más bajo nivel socioeconómico, y a su vez los criminales de alto nivel socioeconómico realizan labores más especializadas, tales de estos son propias el “blanqueamiento legal” obteniendo la mayor parte de ganancias en toda la empresa criminal.

En la antigua Grecia el delito de cuello blanco tiene su antecedente más memorable en discurso XXII de Lisias (Contra los vendedores de trigo), “que data sin lugar a dudas de 386, nos da una idea de las tensiones, raciales incluso, que sobre la sociedad ateniense tuvo en ese duro invierno de 387/6 la escasez de grano y la consiguiente subida en el precio de un alimento absolutamente indispensable. En medio del clamor popular los minoristas del grano -en su mayoría metecos- son denunciados por acapararlo y, si bien se libran a duras penas de ser entregados a los Once para su ejecución sumaria, se pide para ellos la pena capital a los heliastas.” (Fornis, 2008, p.294). Muestra una importante información criminológica que data de las maniobras y artimañas de que se valían los comerciantes para obtener un mayor provecho.

En el historicismo Romano, encontramos el proceso recopilador de antiguos juristas y que concluyo en su obra más importante, el corpus iuris civilis, que establecía una sanción a aquel que solo o asociado conspiraba para elevar, el precio del grano, del pan, de la carne y de la sal, valiéndose de artimañas y en consecuencia debía ser multado y extraído del comercio, tanto así que el impacto impulso la vigilancia en la fe de los ciudadanos provenientes de una casa donde el páter familias daba fe de las conductas para establecer un control contra los criminales. (Francisco, Luis, & Alfonso, 2006, p.309). Las mencionadas conductas establecen lo que hoy en día se conoce como oligopolios, como la situación del mercado en la que el número de vendedores es reducido y eso propicia el control y acaparamiento de determinados productos.

En el derecho hebreo encontramos indicios de delitos de estas características, y a los cuales se les estableció sanciones aún más graves que a los delitos violentos. La razón se fundamentaba en que los criminales actuaban ocultado sus maniobras, así el secreto buscaba alejarse de los ojos de dios y por eso no eran contemplados por su divinidad, por lo tanto estos delincuentes debían ser castigados de un modo más severo. Posteriormente se observa que la conducta se traslada a los burgueses en exclusividad, pues eran estos los que fraguaban estafas entre sí.

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Así avanzo hasta la conceptualización de Edwin H. Sutherland, un sociólogo y criminólogo anglosajón, que influencio de forma definitiva el concepto de este delito, así como la introducción sobre delitos económicos y su diferenciación característica al delito de cuello blanco.

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TEORIAS MODERNAS

Definición delincuentes de cuello blanco [Whitecollar]Conceptualmente el White Collar puede definirse de diferentes formas, siempre expresando diferentes perspectivas y contextos sociales, pues como es lógico, la caracterización puede variar desde una perspectiva histórica, etnográfica, religiosa, o el conjunto de estas, a modo de ejemplo en lo que concierne a los derechos de la población y los posibles sujetos White Collar, en los años veinte un afroestadounidense, sin educación, sin grandes bienes, y principalmente víctima de la segregación, no podía desempeñar una tarea a nivel profesional o manejar una alta ascendencia social. Como es bien sabido los rezagos de la época colonial dejaron en los inicios sociales para la etnia afrodescendiente, un velo de inferioridad dentro del modelo estructural, de donde se infiere que un sujeto de color negro no podía tener características de White Collar, se debe en parte a la concepción ideológica del pensamiento ingles que asociaba que el color de piel manchaba el blanco de la prenda que utilizaban. [REVISAR CRONOLOGIA, AÑADIR FUENTES].

Por fortuna en la actualidad, la equiparación de derechos y medios para la consecución de ideales sociales, permiten observar que así como los afrodescendientes muchos otros miembros sociales sean sujetos que han logrado surgir como elementos importantes y que cuentan con un estatus social alto, como líderes de prestigiosas compañías financieras, presidentes de asociaciones, miembros del cuerpo legal del estado y como presidentes de potencias mundiales entre otras. Por desgracia, algunos de estos miembros que gozaban de un estatus social privilegiado se han desviado hacia un comportamiento criminal, avanzando el tipo de delincuentes de modelo primitivo, y avanzando con ellos, la concepción del delito White Collar.

Consecuentemente con la sensación de que el delito no es estático sino que obedece a una dinámica propia del comportamiento social, tomamos como propósito dar una visión global del mismo acotando teorías modernas del modelo anglosajón, principal exponente de esta corriente.

Ciertamente los miembros más desfavorecidos de la sociedad no son los únicos que cometen delitos. Es posible observar dentro de la escala socioeconómica privilegiada aquellos sujetos que igualmente se dedican a la comisión de la conducta criminal.

Indistintamente de la escala socioeconómica de los sujetos activos, las conductas que se desarrollan son ilegales, sin embargo es posible empezar acotando una diferencia inicial así:

Los tipos de delitos pueden diferir de los cometidos por las clases socioeconómicas más bajas, siendo ejemplos cotidianos de tal afirmación, los delincuentes que asaltan con arma blanca en el callejón oscuro, mientras que los criminales White collar son abogados ayudando a lavar el dinero ilegal de sus clientes, los ejecutivos sobornando a los funcionarios públicos para conseguir contratos públicos, o contadores manipulando balances para evitar el cobro de impuestos.

Una segunda diferencia bajo el supuesto de la comisión simultánea de una conducta criminal entre dos sujetos de distinta escala socioeconómica, es que resulta mucho

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menos probable que el criminal White collar sea detenido o castigado debido a su estatus social. (Brigthman, 2009).

Concepto clásico

Edwin Sutherland introdujo la categoría de White Collar como un concepto sociológico de delincuencia en 1939. Según Brightman (2009), la introducción de la teoría de Sutherland fue polémica, sobre todo porque muchos de los académicos en el público asistente a la conferencia, se percibían a sí mismos como miembros de la cúpula de la sociedad estadounidense (p.2). A pesar de las críticas, la teoría White collar de Sutherland sirvió de catalizador para un área de investigación que sin lugar a duda hoy continúa vigente.

Ciertos factores juegan un papel clave en la aproximación de las personas a condiciones de ilegalidad o al menos hacen más factible el actuar de modo ilegal, incluyendo la propuesta que el comportamiento criminal es aprendido a través de interacción con otras personas en una escala superior, así como la interacción que se producen en pequeños grupos íntimos (Hansen, 2009). En particular, la teoría de la asociación diferencial propone que una persona se asocia con individuos que tienen costumbres, valores anormales o ilegales, y que dicha persona aprende el comportamiento criminal de los asociados. En contraste con Sutherland, Brightman (2009) difiere ligeramente en cuanto a la definición de los delitos de cuello blanco. Si bien el estado social todavía puede determinar el acceso a la riqueza y la propiedad, argumenta que el término delincuencia de cuello blanco debe ser más amplia en su alcance e incluir prácticamente cualquier acto no violento cometido con ánimo de lucro, independientemente de la condición social del individuo. Por ejemplo, el acceso a la tecnología, como las computadoras personales e Internet, ahora permite a los individuos de todas las clases sociales para comprar y vender acciones o participar en actividades similares que alguna vez fueron el baluarte de la élite financiera.

En la definición de Sutherland de la delincuencia de cuello blanco, un criminal de cuello blanco es una persona de respetabilidad y de alto estatus social que comete delitos en el curso de su ocupación. Esto excluye a muchos crímenes de la clase alta, como la mayoría casos de asesinato, el adulterio y agresión, ya que estos no son habitualmente una parte de sus procedimientos (Benson y Simpson, 2009). También excluye los criminales de clase baja que cometan delitos financieros, como señala Brightman (2009).

Acerca de qué entiende Sutherland por personas respetables y de alto estatus social no es muy claro, pero en el mundo de los negocios de hoy en día podemos asumir que para él significaba referirse a los gerentes de empresas y ejecutivos. Ellos son en su mayoría personas de piezas con poder e influencia que se asocia con la respetabilidad y un alto estatus social. Parte de la vista estándar de los delincuentes de cuello blanco es que son dominantes, las personas que respetan la ley. Se supone que los delincuentes irregulares, no a las personas que se dedican a la delincuencia de manera regular (Benson y Simpson, 2009: 39).