de baudelaire al simbolismo

4

Click here to load reader

Upload: beatriz-gonzalez

Post on 01-Jul-2015

234 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: De Baudelaire al Simbolismo

De Baudelaire al Simbolismo Con el poeta francés Charles Baudelaire, la lírica francesa pasa a interesar a toda Europa. Así lo demuestran los influjos que ejerció a partir de entonces en Alemania, Inglaterra, Italia y España.Varias son las manifestaciones en que se le califica como “poeta de la modernidad”. Y ello está perfectamente justificado, porque Baudelaire es el inventor de esta palabra. La usa en 1859, excusándose de su novedad, pero la necesita para expresar lo que caracteriza al artista moderno, es decir, la facultad de ver en la gran ciudad no sólo la decadencia del ser humano, sino también una belleza misteriosa y hasta entonces no descubierta. Éste es el problema del propio Baudelaire: ¿cómo es posible la poesía en una civilización comercializada y dominada por la técnica?

Baudelaire fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del Simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo. También es considerado el padre espiritual del decadentismo que aspira a épater la bourgeoisie (escandalizar a la burguesía). Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el camino de la poesía moderna. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo elevado y lo grosero, el ideal y el aburrimiento angustioso (el Spleen) se corresponde con un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida urbana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en las Correspondencias o trasvases perceptivos entre los distintos sentidos, idea ésta que desarrolla en el poema de ese título con el que abre.

El simbolismo de Rimbaud, Verlaine y Mallarmé, avanzando por el camino de una poesía autónoma, que se representara sólo a sí misma, es especialmente deudor de esta profunda concepción estética de Baudelaire. El trabajo de amplificación expresiva que realizó con la metáfora contribuyó en todo caso a indicar el terreno ilimitado en el que podía expandirse el sistema de representación de la poesía. Todo lo cual fue de importancia decisiva para el desarrollo de la poesía en el siglo XX, junto con la experimentación de Arthur Rimbaud, el principal de los poetas "malditos", quizá el mejor heredero de Baudelaire.

La poesía de Baudelaire se caracteriza por la perfección de su estilo (que lo acercan al Clasicismo) y por la precisión, casi matemática, de sus metáforas. Su idea de la conciencia o razón creadora estaba en contra de la idea romántica del arrebato de la inspiración. Su obra presenta un conflicto constante entre el bien y el mal y entre estética y belleza, y en ella “lo artificial” (el arte, la ciudad, etc.), valorado positivamente y sustituye a “lo natural”.

El Parnasianismo

El Parnasianismo se formó en el año 1866 con motivo de la publicación de tres antologías poéticas tituladas: El Parnaso contemporáneo. Figuraban en ellas poemas de Théfilo Gautier, Leconte de Lisle, Teodoro Beauville, y Baudelaire.

Surge como una reacción contra el exceso de subjetivismo y de sentimentalismo del Romanticismo. Querían una poesía despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que tuvieran que ver con el arte, temas de por sí sugerentes, bellos, exóticos, con una marcada preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la griega, y por el lejano Oriente.

En lo referente al estilo, los parnasianos cuidaban mucho la forma. De esta manera, si los románticos demostraron una gran intensidad de sentimientos, los parnasianos intentaron, ante todo, crear belleza con cierta frialdad. El lema del parnasianismo era: el arte por el arte, poesía valorada como forma más que como contenido. Arte que no tenía por qué estar comprometido con la realidad social.

El simbolismo

Fue un movimiento literario y pictórico iniciado en Francia y Bélgica en las décadas de 1880 y 1890 hasta principios del siglo XX como una escisión del Parnasianismo al que acusaban de frialdad. La literatura simbolista intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento de conocimiento que, a través de los símbolos, intenta captar lo que los sentidos no perciben, por lo cual se encuentra impregnado de misterio y misticismo. Los poetas simbolistas prefieren la sugerencia y la alusión a las afirmaciones precisas, buscan la musicalidad y las sensaciones de color. Los poetas simbolistas más destacados son Paul Verlaine y Stephane Mallarmé.

Page 2: De Baudelaire al Simbolismo

El movimiento simbolista reacciona contra los valores del materialismo y del pragmatismo de la sociedad industrial, reivindicando la búsqueda interior y la verdad universal; y para ello los poetas se sirven de los sueños que ya no se conciben únicamente como imágenes irreales, sino como un medio de expresión de la realidad.

En el ambiente simbolista escriben las grandes figuras poéticas que fecundarían el modernismo español y que se conocen como poetas malditos: Baudelaire con su libro más significativo, Las flores del mal (1857), Verlaine y Rimbaud. Fuera de Francia, influyeron en el modernismo Edgar Allan Poe y Oscar Wilde.

Hacia finales de siglo se abre paso en Europa el término Decadentismo, que quiere referirse al trabajo literario de los escritores que se sienten atraídos por lo morboso, lo excitante, lo exquisito y refinado. Entre los decadentistas, además de los poetas anteriores, se cuentan dramaturgos como Oscar Wilde y Maurice Maeterlinck y novelistas como Gabrielle d’Annanuzio y Thomas Mann.

El Simbolismo no pudo desarrollarse mediante un estilo unitario; por eso, se hace muy difícil definirlo de forma general. Es más bien un conglomerado de encuentros pictóricos individuales. Podemos destacar unas características generales:

1. Los poetas buscan evocar impresiones, más que expresar ideas.2. Sus imágenes, desprovistas de lógica originaron una poesía rebuscada y oscura.3. Se proclamó una extrema libertad en la prosificación.4. Representa una completa renovación poética. La inclinación hacia lo artificial y rebuscado, le valió el nombre de decadentismo.5. Persiguió, ante todo, la música de las palabras.6. Al contrario de la precisión de las descripciones, presenta el efecto de la evocación basada en la imagen: “no nombrar, sino sugerir”, dice Mallarmé.7. El símbolo produce evocaciones o despierta la intuición del lector.8. El símbolo se apoya en las correspondencias secretas de la naturaleza.

7 características

La primera característica que podemos enunciar es que la poesía moderna (desde Charles Baudelaire hasta nuestros días) no

tiene un espíritu didáctico, es decir, poemarios como Las flores del mal o Trilce no poseen como uno de sus objetivos centrales

enseñar valores o actitudes al lector. En ese sentido, se aleja del principio de Horacio de unir lo agradable a lo útil[1] para

propugnar una escritura sugerente que jamás subestima la capacidad interpretativa del lector.

Un segundo rasgo constituye el hecho de que el poeta moderno es siempre un operador de lenguaje y, en consecuencia,

manifiesta una actitud crítica. Vale decir, al manipular el lenguaje el poeta revela una conciencia crítica en relación con la

relectura de la tradición literaria. Esta particularidad que ya había aparecido anteriormente (por ejemplo, en la literatura de la

Edad de Oro con Góngora o Quevedo), se intensifica en el contexto de la modernidad. En otras palabras, el poema moderno

está hecho con palabras dispuestas en un orden determinado y no tanto con ideas; por eso, el texto poético no admite una

paráfrasis empobrecedora sino una lectura que ponga de relieve la autonomía del discurso literario.

Una tercera particularidad radica en el papel del significante en la poesía moderna. Allí, el significante tiene una cierta

autonomía en relación con el significado, fenómeno que se evidencia en las jitanjáforas, en los caligramas o en los poemas

donde el componente fonológico adquiere importancia sin remitir directamente a un determinado significado. En algunos

[

Page 3: De Baudelaire al Simbolismo

casos, los poetas crean nuevos significantes: "altazor", "trilce", por ejemplo. Así se cuestiona una racionalidad utilitarista que

reduce el lenguaje al de mero instrumento comunicativo y que empobrece, por lo tanto, su riqueza fonológica o expresiva.

Este trabajo con el significante nos lleva a una cuarta característica: la especialización, en el ámbito de la modernidad, del

trabajo del creador. No cabe duda de que hay muy importantes antecedentes: Góngora, verbigracia, era un especialista y

conocedor de su arte. Sin embargo, la modernidad implicó un sostenido proceso de especialización del trabajo que influyó en

el campo de la poesía. El poeta se convierte en un especialista, pues domina el ritmo, la métrica, la disposición gráfica, la

prosodia, etc. Rubén Darío y Stéphane Mallarmé son ejemplos muy claros de este proceso.

El quinto rasgo se puede expresar de la siguiente forma: hay una tendencia al cruce de géneros y de estructuras en la poesía

moderna. Tenemos poesía "teatral" (T.S. Eliot), poemas en prosa (Rimbaud), poesía polifónica (Pound, poetas beatniks),

caligramas (Apollinaire, Huidobro), escritura prosaísta (grupo Hora Zero en el Perú), poemas elaborados a partir de un collage

de citas ("En defensa de César Vallejo y los poetas jóvenes", de Antonio Cisneros

[2]), textos cercanos al panfleto político-partidario ([2]), textos cercanos al panfleto político-partidario (Canto general, de Neruda), entre otras posibilidades.

La sexta particularidad la tomamos de Estructura de la lírica moderna, de Hugo Friedrich. En efecto, él habla de la disonancia de la poesía moderna[3]. En otras palabras, el poema en el contexto de la modernidad manifiesta una cierta tendencia al hermetismo (Rimbaud, Mallarmé, Vallejo, Eguren, Adán, por ejemplo) y a la oscuridad deliberada. Disonancia quiere decir, en este caso, que se une el hechizo a lo ininteligible. Por consiguiente, el texto poético gusta y "hechiza" al lector, pero este último no puede fácilmente descifrar el sentido del mismo. Pareciera que la significación del poema se escapara y se resistiera al proceso de desambiguación.

La séptima característica ha sido sugerida por Umberto Eco[4] y consiste en que el poema moderno formula la poética de la obra abierta porque presupone un lector activo que construya la significación discursiva y sea un libre ejecutante que llene los vacíos dejados por el texto poético. El poema moderno no es una obra cerrada sino que posibilita que el lector se autoasuma "como un sujeto que realiza una improvisación creadora de 'infinitas' posiblidades de significación"[5].[5].

Indudablemente, estas siete características no se cumplen en todos los poetas desde Baudelaire hasta nuestros días, pero pueden servir de punto de partida o de hipótesis para una reflexión sobre la poesía moderna.

[2]), textos cercanos al panfleto político-partidario (

[

[

[5].