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    KAIROS. Revista de Temas Sociales. ISSN 1514-9331 http://www.revistakairos.orgPublicacin de la Universidad Nacional de San Luis. Proyecto Culturas Juveniles UrbanasAo 10. N 18 Noviembre de 2006

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    CUERPOS ELOCUENTES:Epidemias y endemias en Jujuy durante la dcada de 1930

    Mirta Fleitas*

    Resumen

    Se analizan los procesos epidmicos y endmicos de enfermedades infecciosas ocurridas enla provincia de Jujuy, Argentina, durante la dcada de 1930 y las representaciones a que hanrecurrido las autoridades de Salud Pblica y la poblacin para significarlas. Para el desarrollohemos recurrido a informacin epidemiolgica de la poca, a documentacin oficial y a noticiasaparecidas en los diarios jujeos. El objetivo de este artculo es esclarecer significaciones yprocedimientos presentes en estos fenmenos colectivos, que ayudan a la comprensin de lavida social de una poca y que, sin embargo, son poco considerados por los historiadoressociales.

    AbstractThe processes of infectious diseases, epidemics or endemics, occurred in the province of Jujuy,Argentina, during the decade of 1930 are analyzed and the representations that have resortedto signify them, the authorities of Public Health and the population. For the development wehave resorted to epidemiological information of the epoch, to official documentation and tonewspapers appeared in Jujuy. The objective of this article is to clarify the meanings andprocedures in these collective phenomena that help to the comprehension of the social life of anepoch. Nevertheless, they are infrequently considered by the social historians.

    Los procesos de salud/enfermedad

    Carachi toca la puerta1

    Dice alfombrilla Quin es?Soy yo, sarampin seores,

    Viruela vendr despus.Copla popular

    El cuerpo habla a veces tanto como los documentos. En efecto, las formas de enfermar de lospueblos suelen ser tan elocuentes respecto de cmo ellos han vivido como los relatos yarchivos de poca. Esta relacin entre condiciones y formas de vida colectivas, los procesos desalud/enfermedad y las representaciones que sobre ellos se tienen -provenientes de lasciencias sociales- ofrece una mirada novedosa a la historia y abre perspectivas interpretativas.

    La dcada de 1930-40 es considerada como la del cenit del poder poltico y econmico

    de los propietarios de los ingenios azucareros de Jujuy. Mientras que ramas completas de laindustria

    Magster. Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, investigadora de laUnidad de Historia Regional de la Universidad Nacional de Jujuy.Email: [email protected]

    1Carachi: varicela; alfombrilla: rubola

    http://www.revistakairos.org/mailto:[email protected]:[email protected]://www.revistakairos.org/
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    argentina se precipitaban en una crisis profunda, eco de la mundial, estas empresas nocesaron de crecer a la luz de la proteccin estatal. Por otro lado, mediante la compra y alquilerde tierras, el endeudamiento del Estado provincial y la captacin clientelar consiguieron unasubordinacin a sus designios casi total por parte de las instituciones econmicas y polticas dela regin.

    A nivel social, pudieron articular dispositivos que les permitieron disponer en formaconstante de mano de obra mediante el uso de la coercin y el pago de deudas; se estabiliz,as, la migracin anual de braceros desde las tierras altas andinas hacia las tropicales dondeasentaban las fbricas. Las condiciones de trabajo eran agobiantes y excesivamenteprecarias, ya que no se cumplan las leyes vigentes respecto de la proteccin de la mano deobra. Las asociaciones de trabajadores casi no existan y el acceso a la atencin mdicaestaba sujeto a las disponibilidades individuales. No se conocan los aportes sociales ni lasindemnizaciones y los empleados de la administracin pblica solan tener retrasos de muchosmeses en el cobro de sus haberes (seis o siete).

    Estos procesos fueron la culminacin de los que haban comenzado cuarenta aosantes y que transform a Jujuy, de una provincia de actividades predominantementecomerciales, en un polo de produccin intensiva de cultivos y de extraccin minera. Alrededorde las factoras crecieron populosas ciudades (San Pedro y Ledesma) que, junto con la capitalSan Salvador, estructuraron la dinmica de las actividades provinciales.

    Con respecto al sistema de salud en 1930, el gobierno provincial administraba cuatrohospitales ubicados en San Salvador, El Carmen, Humahuaca y San Pedro. En las cabecerasde departamentos se encontraban las Enfermeras o Centros de Primeros Auxilios donde seatendan curaciones y se entregaban medicamentos. Las zonas rurales quedaban sincobertura, situacin grave ya que all resida ms del 60% de la poblacin. As es que en esoslugares no era infrecuente la muerte sin atencin mdica. El vaco era llenado por la accin delos curadores.

    De qu se enfermaban las gentes de Jujuy? En la provincia se conoca la existenciade varias endemias infecciosas, con la aparicin ocasional de epidemias como recrudecimientode las mismas o como episodios provenientes de otros lugares. Durante la dcada se repit ieronlas fatdicas informaciones reactivando sospechas respecto de las medidas de salubridadtomadas con anterioridad.

    Las enfermedades infecciosas de los nios sarampin, coqueluche y escarlatina-tomaron dimensiones atemorizantes sin contar con conocimientos de los casos exactosocurridos. Los hogares de Tilcara, en 1930, fueron alcanzados por el sarampin y elcoqueluche en momentos en que careca de mdico y de elementos sanitarios; una nuevaexperiencia local fue denunciada al Consejo en 1937, mientras la capital tuvo sus momentos depreocupacin poco despus por iguales causas.2

    En el ao 1935, una epidemia de escarlatina desencaden reacciones vivas contra elintendente de San Salvador acusado de inercia e incapacidad frente a la situacin. Lasmedidas tomadas por el Consejo de Higiene dan una idea de la gravedad de la situacin. Enefecto, se dio a publicidad que El Consejo de Higiene ha dispuesto el cierre de las escuelas,incluyendo todos los establecimientos educacionales de esta ciudad, las iglesias y sitios olocales destinados al hacinamiento del pblico. Entre las dems medidas adoptadas se disponeque los cafs, bares, hoteles, confiteras y an el mismo Club Social clausuren sus locales a las12 de la noche. Se prohbe por lo dems la realizacin de bailes, reuniones pblicas y

    festivales de deporte, entendiendo nosotros que dentro de esas restricciones debenencontrarse los comits polticos que ya han empezado a funcionar en forma activa. Lasmedidas se deben a casos de escarlatina y se extienden por 15 das. Los cierres incluyen losprostbulos a las 12 de la noche y la prohibicin de matins en los bigrafos y la entrada demenores en los mismos. Los mdicos que no denuncien

    2LA VANGUARDIA, Noticias que alarman, 30-7-30, San Salvador, [HBP]; Difteria, sarampin ycoqueluche en Tilcara, L 21, C, 19-10-37, expte. 1966, [AHPJu]

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    casos de escarlatina o enfermedades contagiosas al Consejo sern multados .3 Adems,mand publicar las direcciones de las casas que tenan algn miembro con escarlatina. Sinembargo, a la vez, exista un cierto escepticismo respecto de la continuidad de las medidas yde su cumplimiento. Los casos, algunos fatales, se siguieron produciendo hasta fin de aoextendindose por el territorio provincial.4

    Particularmente temida era la gripe desde que en 1919 arrasara con la poblacin deJujuy. En esa oportunidad, cuando la epidemia ces los habitantes haban disminuidodrsticamente. As es que cuando en el invierno de 1930 recrudecieron los casos urbanos degripe y sarampin, un conocido peridico aconsejaba para la oportunidad: ... Una visitadomiciliaria y una amplia desinfeccin de conventillos constituira una posible y benficamedida...5Pero todava no haba pasado lo peor. Exactamente un ao despus, otro medioanunciaba que... en el da de ayer fueron denunciados en La Capital y Las Capillas 17defunciones, causadas por complicaciones de gripe. (...) Guardias sanitarios han partido haciaLas Capillas.6Se desplegaron todas las fantasas relacionadas con el temor a lo extrao y lopeligroso y se depositaron en los desconocidos pues se recomendaba en un ejemplar:Conviene vigilar los nuevos elementos que llegan a la ciudad. El Consejo de Higiene y laMunicipalidad cerraron los teatros y cines y dispusieron que tanques con creolina regaran lascalles y calzadas (Una medida digna de aplauso aprob el diario).

    El 20 de abril de 1939 tom estado pblico que la ciudad capital de Jujuy deba

    enfrentar una temible epidemia de difteria.7 Para la eventualidad, el Consejo de Higienedecidi la clausura de los establecimientos de atencin primaria (...) y la concurrencia demenores de 15 aos a los espectculos pblicos. En el mismo comunicado se anunciaba laespera de la vacuna que no exista en Jujuy y que escaseaba an en el Instituto BacteriolgicoNacional. Una semana despus, la enfermedad segua acumulando casos. Hace 2 meses sedio el primer caso fatal en Villa Gorriti (...) El nico culpable (....) es este oficialismo indolente yrefractario a todo lo que sea velar por los intereses del pueblo, su tranquilidad y bienestar,tronaba el diario opositor. En medio de una gran intranquilidad llegaron las vacunas 9 dasdespus del anuncio de epidemia. El saldo final fueron 71 enfermos de los cuales 10fallecieron. La mayora de ellos resida en la capital.

    El cuadro epidmico de Jujuy de la dcada tambin tuvo sus casos de virosisneurolgicas caracterizadas por la espectacularidad de sus manifestaciones. A comienzos de1936, 3 casos de parlisis infantil fueron diagnosticados en San Salvador y uno de paraplejiainfecciosa en San Pedro.8En 1939, el Jefe de Zona de Humahuaca Dr. Torres Aparicio, solicital Consejo elementos para realizar estudios bacteriolgicos ante una epidemia escolar deencefalitis letrgica coreico encefaltica. El panorama general se complet con un broteepidmico de leishmaniasis cutnea en San Pedro9con casos aislados de tifus en Mina Aguilar(1935) y de fiebre tifoidea

    3 CRNICA, 30-10-35; Medida heroica, 30-10-35; Cmo asegurar la salubridad?, 5-11-35,San Salvador, [HBP].4Clausura de las escuelas, L 20, C, 17-7-35, Expte.1340; Levanta prohibicin sobre lugarespblicos, 14-10-35, expte 1604; Nuevos casos de escarlatina en Capital, El Carmen,Humahuaca, nuevos fallecimientos, 15/19/26-10-35, exptes 1605-1611-1638; Nuevos casos deescarlatina, 18-12-35, expte. 1676, [AHPJu]5LA VANGUARDIA, Nuestro estado s ani tar io. Gripe y sarampin, 13-8-30, [HBP].6EL DA: La neumona pestosa, 10-8-31, [HBP]; Epidemia de gripe en Abra Pampa, L18, C, 24-8-1932, Expte 321, [AHPJu]7EL RADICAL, Tom carcter de epidemia la difteria en esta capital, 20-4-1939; Sigue ladifteria, 27-4-39, San Salvador, [HBP]; Disposiciones sobre la difteria, L 22, C, 21-4-39, expte.3196; Referencia a El Radical, 26-4-39, expte 3206; Resolucin en difteria: reemplazo delInspector de Higiene, 28-4-39, expte. 3215; Reapertura de escuelas, 13-5-39, expte. 3232,[APHJu].8Casos de parlisis infantil, expte.1795, L 20, C, 3-2-36, [AHPJu]; CRONICA, En la casa deGobierno. Informacin oficial contra laparlisis, 6-2-1936, [HBP]; Sierra Iglesias, Dr. Paterson,pg. 170, UNJu, 19969Expte. 3725, L 22, C, 3-11-1939, [AHPJu]

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    Una de las endemias de importancia en la regin afectaba los ojos y la visin: era eltracoma, una afeccin purulenta que poda terminar en ceguera. Enfermedad propia de lasregiones mediterrneas fue trada a la regin por la inmigracin rabe. El DepartamentoNacional de Higiene haba instalado para tratarla un consultorio especfico en San Salvador y,desde all, el especialista mdico realizaba recorridos por otras zonas de la provincia. Enconsonancia con replanteos de las polticas sanitarias realizadas por el ente nacional, en 1937su Director encabez una nueva estrategia intersectorial que inclua al Consejo Nacional de

    Educacin, a las escuelas, a los maestros y a los escolares. Se pretenda acceder a laproblemtica dando informacin y tratamiento a los nios y, mediante ellos, obtener la conexincon otros afectados de la familia.

    La consideracin del Dr. Susini como una eminencia en el campo de la salud pblica seevidenciaba en el tono de la informacin periodstica y en la solemnidad que rodeaba supresencia y sus expresiones.10En efecto, el profesor revelaba los males genricos del tracomay aconsejaba la manera de combatirlos. Segn lo deca con nfasis, el virus del tracomaradicaba siempre en los aires de la mala vivienda, la falta de alimentacin y en la carencia de lams elemental higiene y para vencerlo era necesaria una accin social coordinada. El objetode mi gira por las provincias del Norte es para echar bases de una organizacin cientfica yprctica a la vez para combatirlo con eficacia (...) Hay que movilizar la cooperacin de lasinstituciones que (...) tienen que hacer con el medio en donde se desarrolle o con las personasatacadas (...) La profilaxis moderna de enfermedades infecciosas exige que no debe esperarseque los enfermos vengan al encuentro del mdico, sino que este vaya a ellos. (...) A una

    enfermedad de carcter social hay que enfrentarla con todos los recursos que cuenta en suseno las sociedades civilizadas, tanto de orden material como espiritual (...) [As] que todo loque se haga para mejorar la vivienda, la alimentacin y la higiene de la poblacin es unesfuerzo eficaz para desbaratarla definitivamente. Culminando su exposicin ante docentes,con gesto seguro e instructivo, el profesor hizo pasar al frente a escolares y les administrcolirios.

    La situacin epidemiolgica del momento evidenciaba que la concentracin deafectados aumentaba en los lotes zafreros de Ledesma y de San Pedro con casi el 50 % de loscasos; en comparacin, las localidades de El Carmen y Perico manifestaban tener menosenfermos. En la dcada anterior un informe, luego de una recorrida por Jujuy del responsablenacional Dr. De la Vega, sealaba la absoluta indiferencia de los industriales ante el problemaque escaseaba el agua para higiene corporal en los ingenios y no haba baos con piletas olavabos ni instalaciones para refrescarse.11Esta vez, los efectos de la presencia de Susini en laprovincia se hicieron sentir a poco, en una campaa de profilaxis realizada en todas lasescuelas.12

    La peste bubnica era endmica en Jujuy. Con fatal regularidad se denunciaban casosen zonas rurales y partan hacia all los guardas sanitarios y peones encargados de ladesinfeccin y exterminio de ratas, de incendiar los ranchos y destruir todas las pertenenciasde los enfermos, medidas que se consideraban indispensables para evitar la expansin de laepidemia. Durante la dcada la zona de El Carmen fue la ms afectada, adems de recibirdenuncias y advertencias desde las cercanas de San Salvador (Palpal y San Pedrito), SanBernardo (Quebrada), Tarija (Bolivia), de Yoscaba, Puesto Grande, La Quiaca, Parrancas yRinconada (Puna)13. En varios aos se urgi el aporte de fondos para personal y elementos, aveces con insistencia dramtica; tambin hubo disposicin de fondos especiales para los

    10EL DA, La palabra cientfica del Dr. Susini, 2-6-1937, San Salvador, [HBP].11De la Vega, J.: Anales del DNH, vol.31, nm. 1, 192412EL DA: Las escuelas provinciales realizarn una campaa de profilaxiscontra el paludismo,eltracomo y el bocio en las escuelas, 25-6-37, San Salvador, [HBP]13Se prohbe caza en aledaos de Jujuy por bubnica causada por liebre, 3-1-30, expte 4;Denuncias de casos de peste bubnica, exptes 38, L 18, C, 22-1-30; 808, L 18, C, 16-2-1931;781, L 19, C, 7-3-1933; 231, L 20, C, 2-7-1934; 1964, L 20, C, 27-3-1936; 2080, 2226/27,2242, L 22, C, 11/37-2/38, [AHPJu]

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    afectados pues se proceda a destruir todas sus pertenencias y a quemar sus ranchosquedando estas personas en la indefensin total. 14

    Crnicas de la viruela

    A comienzos de 1937 se declar una epidemia intensa en la zona de Humahuaca con centroen Iturbe, lugar de paso obligado en el camino desde la Puna a las zonas de los caaverales. 15

    Las noticias informaron respecto de los componentes culturales que contribuan a mantener yexpandir la enfermedad la que se mantuvo hasta el mes de junio. ... los medios quedisponemos actualmente la provincia son relativamente escasos para poder extirpar de unamanera definitiva y eficaz el bacilos de esta enfermedad que requiere la accin tenaz,infatigable y enrgica de las autoridades y de los habitantes todos de la provincia(...) Existegente en el altiplano que es reacia a hacerse vacunar, ya que por una creencia estpida creenque mam viruela, como llaman a una de sus diosas, ha de enojarse cuando uno de sus hijosespirituales reciban en su sangre la vacuna(...) Es por ello que se necesita la accin inteligentey patritica de las autoridades mximas de la provincia para que al acudir los vacunadores,ellos tengan amplios poderes como para quemar los ranchos miserables en que viven,desinfectar los sitios en que hayan estado los atacados y establecer rigurossimos cordonessanitarios para impedir el trnsito de los que vienen de lugares donde se han producido casosde viruela(...) hasta cierto punto, ellos tienen la culpa de que les ataque la viruela, dado queaparte de ser reacios a la vacuna, buscan ellos mismos el mal, y si no aqu va la prueba:

    cuando se enteran que hay alguien con un caso de viruela, lejos de alejarse, visitan al enfermo,llevando a la pieza del atacado a sus hijos, parientes y amigos para que les de la viruela, puesuna vez que ya han sido atacados por el mal, este no puede volverse a producir en ellosmismos.

    16Sin embargo, y despus de todo, no les falta razn, aunque dejen en ello la vida.

    Luego, cuando no pueden visitar al enfermo se hacen llevar escamas de ste, para luego entre2 rebanadas de pan (...) ingerirlos tranquilamente. Imagnense nuestro lectores los efectos (...)Y luego, como broche de oro cuando hay algn atacado del mal, lejos de denunciarlo, loprotegen contra las autoridades sanitarias y lo ocultan a la vista de todos, no vaya a ser quesea vacunado.

    No obstante el conocimiento que se tena de los componentes intervinientes en elproceso de las epidemias de viruela, en 1935 todo el ao hubo casos de viruela desgranadospor la Quebrada y la Puna17tendencia que continu en 1936. La preocupacin se torn peligroreal cuando aparecieron casos en los ingenios La Esperanza y La Mendieta, a tal punto que sesolicit oficialmente a Bolivia que vacune a su poblacin. Paradjicamente, se afirmaba quefaltaban fondos para encarar eficientemente el tema en Jujuy.18

    14 Ley 1007, 11-7-32, L XI, F 489, Fondos para la adquisicin de ropas y enseres para losvecinos de San Bernardo, Tumbaya; Ley 1271, 3-6-37, L XIV, F 118, Partida para nios pobresde Santa Catalina, [ALJu]15CRNICA, Nuevos casos de viruela en Iturbe se suma a los atacados, 16-4-37, [HBP]16Hbitos de autoinoculacin de la viruela se observaban tambin en frica y en otras regionesde Amrica segn Watts, Epidemias y poder, Ed. Andrs Bello, Barcelona, 1997.17Dr. Etchegaray a La Quiaca por casos de viruela, L 20, C, 17-1-35, expte. 746; El cnsul deBolivia denuncia campaa contra su pas, 27-4-35, expte. 1005; Casos de viruela en

    Humahuaca, San Antonio, Santa Catalina, San Francisco, La Quiaca, Cienaguillas, AbraPampa y Hornillos, 25-7, 30-8,7-9, 31-9, 21-11, 10-12, 26-12/ 1935, exptes 1364, 1454, 1465,1505, 1627, 1679, 1720 y 1729[AHPJu].18 Casos de viruela en Rinconada, en Puna, La Quiaca (con defunciones), Purmamarca,Humahuaca y Pueblo Viejo, 6-3, 10-3, 14-3, 24-3, 11-5, 10-8, 25-11, exptes 1898, 1905, 1928,1942, 96, 347, 797; Viruela en La Mendieta y en lote Providencia de La Esperanza, 21-5, 9-6,4-7/36, exptes134, 168 y 235; Consejo pide a Bolivia que vacune a su gente, 4-7, expte 243;Consejo solicita fondos para viruela en el Norte, 4-7/17-8-36, exptes. 244 y 362; Dos guardassanitarios parten para vacunar al Norte, 4-8-36, expte. 328; Dr. Uro pide cordn sanitario conBolivia y Santa Catalina, 4-8-36, expte. 329; Inspector a Pueblo Viejo, 7-12-36, expte. 847,[AHPJu]

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    Al ao siguiente se registr una de las epidemias ms importantes de las que se tenganoticia con foco en Juella, a un paso de Tilcara. Denunciados en diciembre los primeros casos,en mayo se cerraron las escuelas de la Quebrada y en junio ya eran ms de trescientos losafectados y 39 los muertos. La primera reaccin ante los hechos fue la popular: En el pueblode Humahuaca(...) 11 variolosos se hallan internados en un lazareto improvisado(...) sostenidopor suscripcin popular entre los vecinos.(...)

    La importancia de la situacin permiti que ocupara una sesin ordinaria de la Cmara

    de Diputados donde el Director del Hospital Belgrano inform que el 8 % sobre el total de lapoblacin del departamento de Humahuaca estaba enfermo, y que la vacunacin, que debiser masiva en diciembre, haba sido incompleta. El pnico colectivo alcanz la primera pginade los diarios19obligando al gobierno a salir al paso de los comentarios20y a tomar medidasdrsticas para asegurar la vacunacin y revacunacin generalizada, el aislamiento de la zonay, si era necesario, sancionar a la prensa que se extralimite, por los daos econmicos quecausa en tiempos de zafra.

    Toda la imaginera de la guerra que acompaa las epidemias estuvo presente. Segnel Dr. Snchez de Bustamente, las iglesias y escuelas en Tilcara y Humahuaca mantenan contodo rigor el estado de sitiosanitario (cordn sanitario), considerndose incluso la entrada enjuego del Ejrcito debido a lo complicado de la situacin. Por un lado, era evidente que lasautoridades no queran perturbar el desarrollo de las actividades econmicas, mientras queeran ellas mismas parte del problema. En efecto, era muy difcil encontrar a los moradores de

    la Puna y la Quebrada en sus casas para vacunarlos porque, al igual que la polica, se habanido a los ingenios o, en esa altura del ao, estaban en marcha por motivos de trabajo. Por otrolado, la deteccin de casos en zonas densamente pobladas apareca como un tema apto parael descontrol colectivo.

    Al retardo de la reaccin sanitaria oficial se agreg que las vacunas resultaronineficaces porque no estaban hechas con cepas locales, y cuando la campaa estaba armadalos ferrocarriles se resistieron a colaborar. El Presidente del Consejo asumi, entonces, unaactitud de mando inflexible. El certificado de vacunacin se convirti en una suerte depasaporte para la circulacin y de carta de ciudadana- era, incluso, necesario para cobrar a finde mes- y todo desvo o alteracin en el cumplimiento de las normas hechas pblicas fuesancionado 21

    Recin para el mes de agosto se dio por dominado el penoso acontecimiento. El mismodio motivo para comentarios en los peridicos tales como...hay que sacudir el marasmo jujeoo El Norte jujeo vive 100 aos por lo menos a la zaga de nuestros tiempos. Todava tenemosque hacer obra de gobierno, civilizarnos22 Como corolario se decidi nombrar un guardasanitario que conociera bien la regin de la Quebrada y se hiciera cargo en forma estable de latarea de recorrer la zona para deteccin y vacunacin.

    La lucha antipaldica

    El problema de las fiebres palustres, recurrentes o chuchos databa de antiguo. Durante laprimera dcada del siglo se descubrieron las formas de la enfermedad, los vectores y seprecisaron las condiciones medioambientales. En 1.908 la Legislatura provincial se acogi a laley nacional 5.195 (ley provincial 151), de Defensa contra el Paludismo; en 1911, el Dr.Guillermo Paterson, mdico de San Pedro, determinaba que el nico vector de importanciaepidemiolgica en la transmisin de la enfermedad en la regin del NorOeste de la Argentinaera el Anopheles Pseudopunctipennis.

    19CRONICA, NOS AMENAZA UN PELIGRO, Primera Pgina, titular enorme, 10-6-38, SanSalvador20CRONICA, Se adoptaron las medidas para combatir la viruela, 11-6-3821El Presidente del Consejo uni a la palabra los hechos: solicit acciones contra La Gacetapor una publicacin que consider inadecuada para las circunstancias (expte. 2529, L22, C, 22-6-1938), hizo pblica por todos los medios las medidas a tomar, logr el apoyo estatal para ellazareto de Humahuaca y nombr a empleados para la vacunacin en toda la provincia. Quindenuncia en un telegrama a los ferrocarriles de la Quebrada es uno de ellos (expte 2555, L 22,C, 5-7-38). Gendarmera vacun en las fronteras.22CRONICA, 8-6/14-6-38, La viruela en Humahuaca, d. Ant.

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    La primera etapa de la lucha antipaldica estuvo signada por la investigacin de lasformas de la enfermedad, del vector, de la determinacin territorial mediante mapas y de laposibilidad de intervenir en el asesoramiento de emprendimientos que por sus caractersticaspodan generar condiciones favorables para la cra del vector, tal cual eran las vas ferroviarias,las rutas, los embalses y los trabajos sobre corrientes de aguas.

    El Dr. Paterson realiz un interesantsimo relato sobre la enfermedad en la regin. Lahistoria de la malaria data en la regin desde hace aproximadamente 35 aos, desde 1.876,

    cuando se iniciaron las primeras tentativas de cultivar caf y caa de azcar en las inicialesplantaciones de San Pedro, Ledesma y Calilegua. La historia contada por los que hicieron losdesmontes habla de la extraordinaria propagacin de la malaria en esa poca. Ni los peones, nilos empleados de las empresas escapaban a ella; las fiebres eran serias y persistentes. As, elchuchode San Pedro, adquiri igual renombre que el chucho de laFronteradonde se daba enforma grave23

    En 1.911 fue publicado en los Anales su experiencia como responsable para elpaludismo de la zona de los ingenios. Detectados los larvarios, predominantemente a lo largodel arroyo San Pedro y de las vas del FFCC, se proceda a destruir un alga que serva dealimento a las larvas de mosquitos mediante brea. Las repetidas intervenciones dieron un frutotransitorio renovndose sistemticamente el embate de la enfermedad, lo que generaba nopocos interrogantes y otras tantas frustraciones. Los intentos realizados, an aquellos quellamaron a un fundamentado optimismo, estaban contrarrestados por la difusin del mosquito y

    por el incremento de la enfermedad.De 1.915 a 1.935 las intervenciones antimalaria adquirieron una difusin extraordinaria

    en el pas. Se instalaron direcciones regionales en las provincias, una de las cuales estaba enJujuy. El accionar estaba centrado en dos mbitos: el ambiental, con proyectos desaneamiento, los que consistan en obras de ingeniera hidrulica -drenajes y rellenos deterrenos-, y el de la salud humana para el cual se crearon dispensarios encargados de ladistribucin de quinina orientados a los expuestos a la enfermedad (vulgarmente conocidoscomo quinineros o amargos, por el sabor de la quinina). En 1.925, a instancias del Dr. GregorioAroz Alfaro, la Fundacin Rockefeller fue invitada a trabajar en el pas. Lo hizo en Tucumn yen Jujuy en los ingenios Ledesma y La Esperanza. La Fundacin aport fondos y un ingenieroambientalista para realizar desniveles, desages, acequias y otras adecuaciones del medio enla zona subtropical de las plantaciones. La colaboracin dur 4 aos pero no se alcanzaron losresultados esperados.24

    El tema lleg hasta la Cmara de Diputados de la Nacin. All, el diputado Gimnezpresent un informe de situacin en el Nor Oeste. Llamndola ...la endemia que azotaregiones vastas, malogrando el coeficiente de las energas individuales, sobre todo en la masaque trabaja abord el tema de las opciones para superar tan difcil problema y entre lasdisponibles propona la aplicacin de todas las tcnicas conocidas hasta entonces. Expresabaque todas las obras se realizan en centros poblados de las regiones endmicas del Norteargentino, pero queda la inmensa extensin de los campos, villorrios y diseminados caserosrurales donde la alta morbilidad persiste y debilita y muestra lo difcil que es la lucha, contra laque conspira la falta de higiene de la vivienda, la miseria y las enormes distancias, y tandesproporcionados son los resultados con los gastos que demanda (...) Para mejorar esto serequiere de una organizacin tcnica con el control y direccin central del DepartamentoNacional de Higiene, pues no se concibe un plan uniforme.25

    El art. 11 de la ley 5.195 estableca para las empresas de ferrocarriles y en generalpara todas las que ejecuten obras pblicas, rellenar las excavaciones y cegar los pantanos

    formados por terraplenamiento y que se encuentren a menos de 5 Km. de las casas habitadas,pero no haba sido convenientemente reglamentada. Sera a esto ltimo a lo que aluda el

    23Jobino Sierra Iglesias, Dr. Guillermo Paterson, UNJu, 1996, San Salvador.24 La Seccin Estudios Prcticos de la Lucha Antipaldica del Departamento Nacional deHigiene, estuvo dirigida, de acuerdo con el Gobierno Nacional, por personal de la FundacinRockefeller. Actuaron los Dres Davis, Rickard y Shannon. El Dr. Strode, inspector para Amricadel Sur y el Dr. Soper (el mismo de La enfermedad de la pereza de Juan C. Garca) delServicio de Fiebre Amarilla del Brasil fueron asiduos visitantes de Jujuy.25CRONICA: El paludismo en el Norte. Informe de la Cmara de Diputados de la Nacin sobremtodos y resultados de la lucha antipaldica, 8-8-1933, [HBP]

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    gobernador Villafae cuando, en 1928, deca: Hace falta la sancin de una ley que obligue alos propietarios bajo penas severas, a la desecacin de pantanos y aguasestancadas, causanica de las fiebres tropicales?. Es evidente que los instrumentos legales -sancionados hacams de 20 aos atrs- no inquietaban a los empresarios azucareros ni de ferrocarriles.

    En 1.930, el Director Regional de Paludismo de Jujuy, Dr. Ricardo Alvarado, mandrealizar relevamientos de larvas entre los cauces de los ros Grande y Chico donde asienta SanSalvador. Los resultados arrojaron ndices de infectacin muy bajos, correspondientes a

    trabajos en el suelo recientes. En 1933, su reemplazante y sobrino, el Dr. Carlos AlbertoAlvarado, inici una accin rigurosa y sistemtica sobre la zona altamente paldica de La Via,en las afueras de Jujuy. La persistencia de cuadrillas que recorran permanentemente la zonapara detectar larvas asegur el primer triunfo estable: los ndices empezaron a bajar, an enaos muy paldicos en otras regiones. Esta modalidad de intervencin se llam Programa dePolica de Focos.26Se trataba de una organizacin piramidal que constaba de peones a cargode secciones de tratamiento, jefes de zona responsables de 5 secciones, un jefe desaneamiento que era la conexin entre el mdico jefe y el personal y el que realizaba elresumen estadstico semanal. La disciplina en las brigadas (as se llamaban) era frrea y losdescuidos, sancionados.27

    Pero no fue fcil. En efecto, en el ao 1934, un repunte impresionante de las cifras depaldicos provoc zozobra en la poblacin de San Salvador. Los ndices de infectacinsubieron al 45,3 % en las escuelas los que comparados con el 2,4 % del ao anterior y an con

    el 34,3 % de 1924, predisponan al espanto. En esta ciudad y en todos los distritos deldepartamento Capital, los atacados por el flagelo suman centenares. No existe hogar donde nose encuentre ms de un enfermo. En nuestro mundo infantil, sobre todo, el paludismo siguehaciendo innumerables vctimas. En presencia de tal estado de cosas, bien podra decirse quela campaa antipaldica es un fracaso evidente. Dijrase que la EstacinSanitaria Nacional nollena la misin que se tuvo en cuenta para crearla y sostenerla, ya que lo repetimos- elpaludismo se ha vuelto a convertir en una epidemia28

    En una carta, el Dr. Alvarado contest el duro artculo. 29Deca que en Salta, Tucumny Jujuy se est viviendo un ciclo de recrudecimiento, agravado por inconvenientes con el trustholands que aprovisiona la quinina; adems se est estudiando la particularidad del mosquito,porque hasta el momento se utilizan mtodos importados que son intiles aqu. A raz de lasprimeras observaciones se han ideado nuevos mtodos que debieron aplicarse al hecho parasufrir la prueba de la prctica. (...) Si se sigue la obra, se espera que en 3 aos sea unaenfermedad de excepcin y que con el apoyo del Gobierno y de los ingenios pueda llevarse a

    cabo el mismo plan a La Mendieta, San Pedro y Ledesma .30

    En 1936 inici los trabajos en el ingenio Ledesma. Previo mapeo, se organiz la

    estrategia de Polica de focos (seguimiento de las reas con larvas detectadas), la que incluy

    26Sierra Iglesias, Pedro: Carlos Alberto Alvarado, Comisin Bicameral Examinadora de Obrasde Autores Salteos, 1993, Salta.27 El Dr. Alvarado gustaba decir: La campaa antipaldica en gran escala debe sermilitarmente concebida y militarmente ejecutada. Se sabe lea manuales militares parainstruirse al respecto.28LA OPININ: El paludismo. Alarmante desarrollo, 14-3-1934, [HBP]29LA OPININ, Atinada labor del Dr. Carlos A. Alvarado, 21-3-1934, [HBP]30 No obstante, el estado de nimo frente a estos episodios persista meses despus, y semanifest a propsito de la visita del Dr. Miguel Susini. Ms del 50 % de la poblacin de esta

    pcia. lleva en su organismo el germen arraigado del flagelo.(...) como consecuencia de sualarmante desarrollo que azota a innumerables hogares de los cuales salen hombresraquticos, incapaces para la lucha por la vida, como lo prueban las innumerables estadsticas(...) Hemos pasado largos aos perdidos, mejor dicho, en la pueril tarea de repartir quinina y dedisecar pantanos en forma totalmente ineficaz (...) Nunca se pens, por ejemplo, en dividir lapcia. en zonas, y atacar cada una de ellas, parcialmente, hasta extirpar totalmente el flagelo, nise ha procurado higienizar aquellas de una sola vez, radicalmente. (...)Tampoco se ha pensadojams en instruir al pueblo en forma prctica sobre la conveniencia de secundar esta campaaprofilctica en las escuelas, no se prepara al alumnado para que pueda prestar su concurso enesa labor sanitaria, no se dan conferencias pblicas sobre el particular. LA OPININ, Elpaludismo, 29-9-1934, [HBP]

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    la instalacin de un dispensario para control de ndices en humanos y medicacin. Siguiendolas normas sanitarias se realizaron todas las tareas en terrenos conocidas (rellenos,alisamiento de bordes de cursos de agua, drenajes), limpieza y verdificacin de espejos deagua, la aplicacin de una innovacin fruto de la observacin: los subterrneos biolgicos fijosy mviles,31 y reforestacin. Tambin se construyeron caminos interiores en la plantacin paralas personas y los animales a los fines de disminuir la exposicin.

    En una palabra se termin armando un escenario natural que permitiera seguir

    sosteniendo la explotacin intensiva de cultivos. O sea, con el aporte del saber cientfico noslo se atac el desarrollo de una entidad mrbida sino que a la vez se cre un paisaje aimagen y semejanza de los designios econmicos de los barones del azcar.

    En 1.937, en reemplazo de la antigua Seccin de Paludismo del DepartamentoNacional de Higiene se cre la Direccin General de Paludismo y Endemias Regionales, unaorganizacin de neto corte tcnico-cientfico. Tena su sede en San Miguel de Tucumn ydependan de l otras secciones: Peste, Tifus Exantemtico, Tracoma, Fiebre Amarilla yViruela. Abarcaba 6 Direcciones Regionales (Salta, Jujuy, Tucumn, Santiago del Estero,Catamarca, y La Rioja), con personal entrenado, algunos de ellos full-time. Su primer Directorfue el Dr. Carlos Alvarado, quedando como Jefe Regional en Jujuy el Dr. David Carrillo. Elprimer trabajo que se decidi concretar fue definir la poblacin expuesta en la provincia: en1937, el 75 % de los habitantes viva en zona endmica y slo el 33 % de ellos estaba bajovigilancia de la Polica de focos.

    El final de la dcada no fue muy tranquilo, en lo referente a la marcha de laorganizacin antipaldica en Jujuy, en medio de un clima poltico enrarecido por revelacionesque involucraban al oficialismo y una oposicin que encontraba a cada paso material para suafirmacin. El Dr. Alvarado fue uno de los blancos preferidos para los ataques. Recortes depersonal en terreno, retraso de sueldos, viticos que no llegaban con frecuencia le fueronatribuidos, adems de una gestin paternalista.32 Actualmente, por ejemplo, trabajan 15obreros desde el 1 al 17 de cada mes, con un gasto de 68 $ y desde el 18 al 30, todas laszonas paldicas son absolutamente abandonadas (...) mientras se sostiene un personalburocrtico (...) Se resolvi suprimir tambin las giras de los guardas sanitarios por las zonaspaldicas y la distribucin de quinina. Ms all de la persistencia de las crnicas dificultadespara armar campaas antipaldicas, el Director esgrima otras explicaciones que hizo escucharen su momento.

    De esto no se habla

    La otra enfermedad importante, primera causa de muerte en la ciudad de Jujuy hacia finales dela segunda dcada y tercera provincial en la de 1930, fue la tuberculosis. El hecho no eradesconocido para la prensa y menos an para los gobernantes. As lo testimoniaban lasescasas referencias aparecidas en los peridicos y la insistencia en los discursos de lasnecesidades de servicios especficos para estos enfermos.33En Jujuy el pueblo se muere deTuberculosis, ms que de paludismo y otras enfermedades endmicas, y ante el pavorosocuadro, nadie se conmueve. (...) Su origen est radicado en la miseria y el hambre de loshogares proletarios; se hallan en las viviendas insalubres, en el hacinamiento y promiscuidaden que habitan (...), en lo harapos que como jirones de escarnio, cubren los cuerpos famlicosde las flias de cientos de hogares desmantelados, azotados por el hambre y la miseria (...) Ennombre de nuestra cultura y civilizacin ambiente, incitamos a los poderes pblicos (...) apreocuparse por este grave problema (...) Mientras tanto, incitamos los sentimientos de nuestra

    31Consistan en cursos de agua donde podan desarrollarse las larvas; stos eran cubiertospor ramas o plantas de hojas frondosas que permitan hacer sombra sobre la superficie,quitando as el sostn principal al desarrollo del alga spiroquetae -la luz solar-, alimentoprincipal de las larvas32EL RADICAL, 1939: Otra inmoralidad administrativa(10-3), Est en la conciencia pblica elfracaso de la campaa antipaldica (22-4), Defensa Antipaldica. Irregularidades (24-4), Dr.Alvarado: su fracaso en su obra contra el paludismo (25-4) y siguen hasta setiembre, [HBP].33Para 1932 se pensaba contar con una casilla de aislamiento de pacientes tuberculosos enVilla Gorriti; en 1934, se la segua reclamando desde el Consejo. Exptes. 159 y 63, de 5-8-32 y18-5-34, L 19, C, [AHPJu]

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    primera sociedad y de las entidades de beneficencia a cooperar con el gobierno y loslegisladores nacionales y provinciales.34

    Consecuencia de la miseria econmico social, estigma que mostraba un entorno devida malsano, el llamado de las buenas conciencias vea en estos enfermos una buenaoportunidad de mostrar benevolencia y sensibilidad. Por lo que se lee, beneficencia y polticasocial estaban muy entremezcladas en las concepciones de la poca, por lo menos en aquellosque tenan la oportunidad de expresarse pblicamente. La gravedad de la situacin mostr que

    se necesitaba mucho ms que buenas intenciones plasmadas en gestos paternalistas de lospoderosos.35

    Durante los aos de 1930, las soluciones se centraron en la disposicin de serviciosespecficos, en la necesidad de separar a los enfermos de las salas generales. El proyecto deun Hospital Regional y de un pabelln para tuberculosos recorre toda la dcada sin concretarsehasta que el Ingeniero Arrieta diputado por Jujuy- gestion fondos nacionales para larealizacin de un Dispensario ambulatorio especfico que se instal en San Salvador. 36Finalmente, a comienzos de 1938, la Legislatura cedi el terreno para el Hospital RegionalNacional en Villa Gorriti. Contaba con fondos para ser construidoen 30 meses37Ese mismoao fue inaugurado el pabelln de Infecciosas del San Roque el que fue puesto a disposicindel nuevo proyecto.

    Hasta ese momento funestas historias se contaban de una casa situada a la salida dela capital donde los pacientes crnicos eran separados. Aislada, derruida y casi sin visitas

    mdicas ni de ningn tipo, encerraba los ms siniestros auspicios para sus habitantes, tanfantasmales como ella. La valoracin social de la enfermedad se hallaba implcita en estasdescripciones.

    Si bien se conoca y se nombraba los efectos de la enfermedad y la relacin que lamisma tena con las condiciones de vida, fue llamativo el silencio que se tendi tanto en losinformes oficiales como en los temas abordados en los diarios. Se desconoca la distribucinsocial de la patologa, en momentos de intensa crisis econmica, la que exceda seguramentelos estratos tradicionalmente ms vulnerables. En toda la dcada aparece un solo artculoperiodstico referido a la influencia de la enfermedad sobre el rendimiento en el trabajo y comose puede esto reparar, realizado por un mdico especialista y para nada anclado en la realidadde Jujuy. Recin para 1939, se reproduce diariamente un aviso dirigido al pblico en los diariosinformando sobre servicios prestados. 38

    Las otras enfermedades secretas fueron las de transmisin sexual. Sealadas por el

    Sr. Gobernador en 1925 como una de las problemticas ms importantes, de tal forma que lededica un apartado de su discurso a la Legislatura, contaban con un consultorio dependientede la Estacin Sanitaria que atenda en principio slo hombres y realizaba curaciones. 39Conrespecto a la realidad en otras partes de la provincia, el Dr. Etchegaray, mdico de La Quiaca,refera que la abundancia de estigmas luticos es realmente asombrosa. La les se presentaen forma pavorosa (...); adems, existe la blenorragia aguda y crnica. Propona para tales

    34 EL DIA, Es alarmante el desarrollo de la TBC en Juju., 3-5-1932, [HBP].35Bien preparado el terreno por las fiebres tropicales y el alcoholismo, a lo que se agrega lamala alimentacin, la TBC en nuestro pueblo hace estragos(...) La construccin del edificio[para tratamiento] debe principiar de un momento a otro, etc Gobernador Villafae, Mensajede 1925, [AHPJu]36CRONICA, 17-5-38. 400.000$ para un dispensario pblico nacional antiTBC en esta ciudad.

    El diputado Arrieta ha conseguido del Ministerio de Relaciones Exteriores fondos para undispensario en el centro de Jujuy. Consigui adems, 100.000$ para el San Roque (notificacinal Dr Navea), [HBP].37Ley 1924, 26-1-38, LXIV, F 361, Cede terreno para Hosp. Reg. Nac., Legislatura de Jujuy,[ALJu]; CRONICA, 24/26-2-38, El Hospital Regional, [HBP]38 LA VANGUARDIA, 12-2-30, Luchemos contra la peste blanca; EL RADICAL, 5-8-1939,AVISO: La Tuberculosis es una enfermedad grave pero tratada a tiempo es curable. Si Ud.Tiene tos rebelde concurra de 8 a 10 al Dispensario Pblico Nacional Antituberculoso de Jujuy.Examen clnico, Rx, Laboratorio, medicamentos y alimentos gratuitos, [HBP]39En 1937, atendi a 685 personas en 4038 oportunidades -lo cual signific un promedio deconcurrencia de 6 consultas- y realiz 17.272 curaciones.

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    males la creacin de un dispensario antivenreo y antilutico en el Hospital Belgrano. 40Sobrefinales de la dcada nuevamente aparece el tema en boca de la mxima autoridad de laprovincia para referirse a lo bien que andaba el consultorio del San Roque y a la aplicacin dela ley 23.331, de Certificado de salud prenupcial, orientada solo a varones. El consultoriocapitalino, sin embargo, ya atenda mujeres tambin.

    Cuando la dirigencia jujeanecesit dar explicaciones para las penosas estadsticassanitarias recurri a la sfilis y a los extranjeros. Siguiendo al pie de la letra las enseanzas de

    los maestros franceses que haban hecho su aporte a la angustia colectiva al construirexplicaciones por el estilo: Surge de las investigaciones recientes que la sfilis, por susconsecuencias hereditarias, puede degenerar y corromper la especie al producir seresinferiores, decadentes, distrficos y deficientes. Si, deficientes; pueden ser fsicamentedeficientes (...) o pueden ser mentalmente deficientes, siendo el grado de su deteriorointelectual retardados simples, desequilibrados, dementes, imbciles o idiotas.41 Conceptospor el estilo fueron marcando el ritmo de las declaraciones del Presidente del Consejo, Dr.Snchez de Bustamante, cuando en 1938 tuvo que aportar su versin local para explicar la altamortalidad infantil y sus causas.

    Esta gran cantidad de emigrados [bolivianos], muchos contagiados de sfilis, aumentanla mortalidad infantil en forma estable(...), pues aumentan los nacidos dbiles y los fallecidospor enfermedades intestinales como respiratorias y otras, meningitis, por ejemplo; y aunqueninguna estadstica se encontrar la sfilis como causa de muerte, ser sta la enfermedad de

    fondo que como un mordiente de una tinta har prender a las otras, y har fracasar lostratamientos por haber tarado esos organismos antes de nacer, aunque sus madres tenganperfecta salud y tengan gran fecundidad.

    Como se ve se insista en no tomar como propios a los problemas de salud de losresidentes transitorios provenientes del Norte, por ms que todos los aos volvan a sostener eltrabajo de los ingenios nacionales, a la vez que colaboraban a la economa de los centrosurbanos donde paraban y vivan esos meses. No haba caso, el otro vena del fondo de loextrao ya marcado para designios fatales. Nuestra sfilis se llamaba Bolivia

    En sntesis, las informaciones de la dcada de 1930 dan cuenta de la persistencia deenfermedades infecciosas ya referidas a finales de siglo anterior. El desarrollo de lasagroindustrias gener nuevas condiciones para el desarrollo y expansin de las endemias yepidemias las que no respetaron jurisdicciones ni nacionalidades orquestadas por voluntadestotalmente extraas a la regin y obligaron a pensar que se trataba de fenmenos que debanser pensados en forma diferente a lo ya conocido. Fue la necesidad de imponer nuevos lmitesa fenmenos que no los reconocan, pero tambin una nueva concepcin de dominio de lascosas y de los fenmenos lo que estaba en juego.

    Las caractersticas estacionales de las migraciones contribuan a la expansin de lasmismas, mas eran las condiciones de vida las que en realidad volvan estables los casos yfavorecan la repeticin de las epidemias. Las medidas higinicas se extendieron msrpidamente en las concentraciones urbanas -empezando por la capital que concentraba elmayor nmero de servicios y de personal- aunque la estructura econmica, basada en laexplotacin del campo, planteaba un problema a la organizacin sanitaria y al alcance de susacciones. La extensin de las mismas a todo el territorio provincial tuvo muchos obstculos. Lano disposicin de fondos presupuestarios a tiempo, el personal contratado para laseventualidades que eran cesanteados apenas estas eran superadas, el traslado, la falta decolaboracin de empresas privadas y de particulares que entendan no era problema de suincumbencia, las dificultades para contar con los insumos, las diferentes administraciones que

    participaban, el menguado presupuesto hablaban de una dirigencia que no conceba ms quela explotacin intensa y se desentenda de la inversin en las tecnologas del cuerpo y delambiente. Otra cosa eran los discursos donde se insista que deba existir un sistema sanitarioque cubriera el territorio considerando diferentes grados de complejidad en las acciones. Peroan cuando llegaron a existir puestos de salud en forma estable en algunos poblados ovillorrios, no lograron satisfacer las necesidades de salud de los pobladores.

    40EL DIA, 26-1-32, Salud en La Quiaca, [HBP]41Alfred Fourier, profesor de sifilologa del Hopital Saint Louis, citado por Watts, S., Epidemiasy poder. Ed. Andrs Bello, Espaa, 2000.

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    En este predominio de enfermedades infecciosas jugaba tambin el acceso diferencialal conocimiento de medidas frente a problemas de salud por parte de la poblacin, dado el altondice de analfabetismo existente. Desde la experiencia popular, los procesos mrbidosestaban empapados de fantasas o formaban parte de mitos con muy escasa permeabilidad alas explicaciones mdicas. Y aunque algunas prcticas tradicionales -como era el caso de laauto inoculacin de la viruela- alguna racionalidad contenan, las consecuencias podan serpeligrosas para el orden de las cosas vigente. Lo cierto es que en la dcada todava el mdico

    comparta ampliamente con el curador su campo de accin.Para la dirigencia la explotacin intensiva de fuerza de trabajo y la acumulacin

    econmica no poda dejar sus fuentes de riqueza en manos de curadores ni reposar en elconocimiento vulgar. Necesitaba de criterios que volviera previsibles y dominables cualquieralteracin de ese proceso. An inconstantes, las intervenciones del sistema de salud pblica ala vez expresaban y modelaban el entramado cultural que relacionaba a las gentes de Jujuy;aparecan marcados por modos de interpretacin y de accin ya conocidos. Era posibledetectar entonces como las prescripciones mdicas se interpenetraban con antiguasconcepciones. Los diarios adoptaron la posicin de apoyar toda declamacin o accin oficialque sonara racional y particip en diversas oportunidades como si fuera la voz del puebloexigiendo medidas necesarias.

    Al igual que en otros campos donde se juegan relaciones de fuerzas, las intervencionessanitarias realizadas en momentos considerados de riesgo social adquirieron la forma

    homogeinizante, normativa, de la ocupacin militar, retirndose del territorio (u ocupndolo enforma incompleta) en tiempos de paz. Al parecer, las enfermedades conocan de estrategiamilitar: atacaban en las epidemias y ocupaban el territorio en las endemias. Cuando en laguerra entablada alguna casa era tomada por el enemigo se lo haca conocer pblicamentepara que el resto de los vecinos no se transformaran en colaboradores involuntarios deladversario.

    Pero aqu no acababa todo. Deba haber un componente moral presente porque,cmo se entiende que se ponga horarios a las reuniones para evitar contagios?, cmo esposible que las interdicciones se den ms de noche, sobre todo si pesan sobre lugares yactividades considerados non sanctos? Finalmente, enfermedad, consuncin, animalidad,degeneracin, anormalidad son palabras que han articulado con la condicin de extranjero. EnJujuy pasaba igual, an cuando los que reunan las condiciones para ser considerados de esamanera eran sus habitantes originarios.

    Pero este panorama de Jujuy admitira cambios en breve. La dcada de 1940 traeranovedades que transformaran a los hombres y a la forma de concebir sus cuerpos para abrirpaso a otras maneras de vivir, de enfermar y de morir.

    BIB LIOGRAFA

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