de perpetua a muerte. historias de la guerra civil...
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1. EL PRONUNCIAMIENTO.
2. ESTALLA LA GUERRA.
3. MOMENTOS DECISIVOS.
4. PRIMERAS CONSECUENCIAS.
5. FUSILAMIENTOS Y PASEOS.
6. LAS BOMBAS CAUSAN MENOS BAJAS.
7. MATÍAS USERO, JOSÉ BUENO Y OTROS.
8. UN HUÉRFANO MÁS.
9. PROCESO A DOS GENERALES.
10. LA REPERCUSIÓN INTERNACIONAL DEL SUMARIO 50/1937.
11. SE FUSILA A TODA LA TRIPULACIÓN.
12. EL CASO “ESLES”.
13. EL APRESAMIENTO DEL “GENOVEVA FIERRO”.
14. EL SUBMARINO B-6.
15. UNA CARTA.
16. LA PESCA, UN ACTO DE REBELDÍA. 17. NO SE OLVIDA. 18. LA POLÍTICA DE LA VENGANZA.
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odo comenzó a mediados de julio del 36. El tranquilo verano de ese año fue
alterado por la sublevación militar contra el Gobierno formado desde las elecciones de
febrero por ministros de Izquierda Republicana (liderada por Azaña, el presidente de la
joven república) y de Unión Republicana (un partido de centro encabezado por el
exradical Martínez Barrios), después de la victoria de la coalición electoral del Frente
Popular. El jefe del Gobierno, el coruñés Casares Quiroga (de IR), dimite antes de
enfrentarse al llamado Alzamiento. El fracaso inicial del golpe de estado, porque el pueblo
y militares fieles al Gobierno lo hacen fracasar en Madrid y Barcelona, provoca dos
procesos opuestos: la reacción fascista y la revolución proletaria, que se reparten por todo
el territorio español y que, según las zonas, tendrán su duración y trascendencia.
En Galicia, el enfrentamiento militar se produce tras la declaración del estado de
guerra el mediodía del 20 de julio en A Coruña, lo que permite la asunción de todos los
poderes por el ejército y la derogación inmediata de los derechos de los ciudadanos, y
provoca enfrentamientos en Ferrol (en las calles y el Arsenal, hasta el 22), A Coruña (toma
del Gobierno Civil, día 20), Tuy... En Ferrol el pueblo desarmado se manifiesta ante el
Arsenal y es dispersado a tiros, piden armas y reciben disparos. En la ciudad de los
astilleros los obreros y los marineros, como en la Revolución Rusa, luchan juntos contra la
reacción fascista, se enfrentan a los oficiales que quieren sublevar a los barcosy al
Regimiento de Artillería de Costa... Una treintena de muertos. Un centenar de heridos. Es
el balance de bajas en Ferrol, de los heridos unos serán condecorados y otros fusilados.
En las ciudades, villas y pueblos de Galicia se forman comités de defensa de la República,
son auténticos comités revolucionarios desde los que se disponen guardias armadas en
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plazas, puentes y lugares de paso, se requisan armas y vehículos, se detiene a destacados
representantes de los partidos de la derecha (CEDA, monárquicos y falangistas) y del
clero más reaccionario. Desde los gobiernos civiles se propagan por telégrafo a los
alcaldes estas medidas, que ahora hacen efectivas los miembros de esos comités,
militantes de izquierdas, cenetistas y republicanos.
Ferrol era en esos momentos la base naval española con más efectivos, su
conquista por los sublevados se ha producido por un error del Gobierno, éste tenía que
decidir como enfrentarse a la sublevación en Marruecos del 17 de julio, decidió enviar a
tres cruceros, con base en Ferrol, los tres más modernos y en mejor disposición de
combate de la flota –el “Libertad”, el “Cervantes” y el “Jaime I”- para impedir el paso del
Estrecho de Gibraltar y la entrada en la Península de las tropas norteafricanas sublevadas.
Fue una gran equivocación, sa basó en un error de cálculo, se confió en que en Galicia no
habría sublevación, se contaba con la fidelidad del general jefe de la VIII División,
Salcedo Molinuevo, pero no con la traición de oficiales a su mando, en A Coruña, ni con
los de la Armada y el regimiento de Artillería de costa nº 2, en Ferrol. Se optó por intentar
impedir el paso de los sublevados a Andalucía, prefiriendo dejar la retaguardia, y una
base estratégica para el control de todo el norte, al albur de un posible levantamiento. Si
esos barcos hubiesen permanecido en Ferrol, o al menos, en Galicia, la región no hubiese
caído en el bando sublevado y el Cantábrico (republicano desde Asturias a la frontera
francesa) no se habría visto rodeado por tierra y bloqueado desde el mar.
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1. EL PRONUNCIAMIENTO. A partir del 16 de febrero de 1936, tras la victoria del Frente Popular en las
elecciones a Cortes, siendo la lista más votada en la provincia, el rumor de un golpe
militar corre, imparable, por todas partes, lo comenta el pueblo, los dirigentes
políticos y sindicales, los cargos militares... En A Coruña, sede de la 8ª División
Militar trabajan los enlaces del general Mola que contactan con el contralmirante
Castro Arizcun, en la reserva, que tomará el mando de la Base Naval de Ferrol tras
el alzamiento; pero la dirección efectiva del levantamiento en esta ciudad la
mantienen los hermanos Vierna y Moreno. Uno de éstos, Francisco Moreno, había
sido el asistente de Franco en la sangrienta represión de Asturias en 1934, y será el
flamante jefe de la flota sublevada a finales de julio de 1936. En la capital
provincial, los oficiales mantienen reuniones, que son curiosamente del
conocimiento del general Salcedo, jefe de la División, en las que se habla
abiertamente de la posibilidad de un pronunciamiento, siguiendo la moda militar del
siglo XIX, continuada en el XX con el intento de golpe republicano de García y
Galán (diciembre de 1930) y el de Sanjurjo y generales monárquicos (agosto de
1932).
Ferrol depende de las decisiones de la capital militar -A Coruña-, a la
declaración o no del estado de guerra por parte de las máximas autoridades militares
de la División están atentos los jefes de las guarniciones de toda Galicia, aunque
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Ferrol es con diferencia la principal plaza militar en efectivos, gracias a su fuerza
naval, pero se mantiene a la expectativa de lo que se acuerde en A Coruña, lo que
demuestra el papel secundario de la Marina en la preparación del golpe. Es un
pronunciamiento de la oficialidad del Ejército, pero hay altos cargos que mantienen
una actitud dubitativa, a la expectativa; el plan del general Mola se presentará a la
opinión pública como un movimiento salvador ante una (supuesta) anunciada
revolución marxista, que se ha iniciado con la victoria electoral de febrero del Frente
Popular y la formación de un gobierno de centro izquierda (con ministros de
Izquierda Republicana –el partido de Azaña, que preside el gabinete- y Unión
Republicana –fuerza liderada por Martínez Barrios, ex radical).
2. ESTALLA LA GUERRA.
La sublevación de los oficiales del Ejército y de la Armada en Ferrol tiene
lugar a primeras horas de la tarde del lunes 20 de julio de 1936, tras conocerse que
en A Coruña se ha proclamado esa misma mañana el estado de guerra. La sede de la
8ª es la última cabecera de división militar que se suma al alzamiento provocando el
retraso en toda Galicia. La demora está causada por las dudas del general Salcedo
Molinuevo, apoyado por el general de Brigada Caridad Pita. En Ferrol no se suma al
sublevamiento el contralmirante y exministro Azarola, jefe del Arsenal. Los tres
serán fusilados antes de terminar el año.
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Una de las fuerzas decisivas en la victoria de la sublevación en Ferrol fue el
regimiento de Artillería de Costa nº 2, que ya había participado en la represión en
octubre de 1934. El 18 de julio, su jefe, el coronel Corsanego, se hallaba en A
Coruña disfrutando del permiso veraniego, aunque al día siguiente se presenta ya en
Ferrol; hasta ese momento quien tiene el mando de artillería es el teniente coronel
Fano, que, el mismo día en que se conoce el alzamiento en África, manifiesta al
general Morales el deseo de sus oficiales de sumarse a la sublevación. Morales, más
relajado, le contesta que debe esperarse a lo que disponga el general jefe de la VIII
División.
La mañana del 20, los obreros del astillero se incorporan con normalidad
aparente al trabajo. Hay reunión de mandos de la Armada en Capitanía mientras los
oficiales del Ejército debaten la decisión a tomar en el Gobierno Militar. Es sobre las
tres y cuarto de la tarde cuando se oyen las detonaciones de tres cohetes de fiesta,
lanzados no se sabe por quién. Es una señal interpretada por los sublevados como el
inicio de una supuesta huelga revolucionaria. Los trabajadores, a su vez, calculan
que anuncian la sublevación militar. Se forma una nutrida manifestación popular
que se dirige al Arsenal pidiendo armas, pero en la Puerta del Dique se impide la
entrada de los manifestantes, disparando sobre ellos fuerzas de infantería de Marina.
A partir de este momento tienen lugar, casi simultáneamente, la detención de
Azarola en su despacho y las rebeliones contra los mandos golpistas en el acorazado
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"España" y en el crucero "Almirante Cervera". Desde el Gobierno Militar se ordena
que una batería de artillería avance por el centro de la ciudad. La compañía pasa por
la Plaza de Armas y se dirige a Amboage. En su recorrido es hostilizada por civiles
armados que se refugian en las buhardillas y en las partes altas de los edificios. Los
artilleros desalojan algunas casas donde se hacen fuertes los resistentes, tomándolas
al asalto con granadas de mano. Mientras, el cuartel de artillería recibe disparos de
fusil desde la estación del ferrocarril y viviendas de los alrededores, se trata de
obreros de la Constructora y marineros del Arsenal, cuyos uniformes blancos se
destacan claramente. A pesar de la resistencia, las fuerzas de artillería ocuparán la
central telefónica, la plaza de abastos y la generadora de electricidad.
Del cuartel de infantería ha salido una compañía del regimiento Mérida 35.
En su camino siguen la calle del Sol y bajan a la calle María por la de Lugo, donde
hallan la resistencia desesperada de dos anarquistas, que intentan detenerles con
disparos de pistola. Del cuartel de Dolores, en Fontelonga, una sección de infantería
de Marina sale a ocupar el barrio de Esteiro. Al llegar a los Cantones, frente al
Ayuntamiento, se produce la confusión de la gente aglomerada que vitorea a los
militares creyendo que defienden el consistorio; el alcalde Santamaría, calderero en
la constructora naval, militante del PSOE, sale a recibirlos, pero los disparos al aire
de los infantes desengañan a todos de sus intenciones, y se refugia de nuevo en el
edificio municipal, donde se encuentran concejales socialistas y el presidente de la
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gestora de la Diputación Provincial, el ferrolano José López Bouza, de Izquierda
Republicana.
En la madrugada del martes 21 sale del cuartel de artillería hacia el Arsenal un
convoy con dos morteros y ametralladoras; en ese lugar toman posiciones en la casa
de Azarola, con la intención de evitar el desembarco de los marineros leales al
Gobierno y su contacto con la población y con las fuerzas de Brigadas de Instrucción
y Escuela de Marinería, donde grupos de marineros desobedecen a los oficiales. La
intervención de los artilleros es decisiva: rechazan a los marinos y se enfrentan a los
que les disparan desde edificios del Arsenal y desde el “Cervera”.
El mismo 21 se encomienda al comandante del segundo grupo del regimiento
de artillería de costa, Sánchez Esperante, la misión de tomar el Ayuntamiento y la
Casa del Pueblo, que se halla muy cerca. Organiza una batería de fusileros al mando
del capitán Pagola y dos secciones de veinte artilleros, con dos cañones de montaña
“Plasencia” que disparan balas de 9 cm. de calibre. Como apoyo llevan un camión
blindado, preparado pocos días antes del levantamiento con la colocación de
planchas de acero. Descargan los cañones de un camión y los adelantan a brazo hasta
dejarlos a sesenta metros del consistorio, todo ello bajo tiroteo. ¡Qué derroche de
esfuerzo para vencer a un pueblo desarmado!
El edificio municipal está defendido con sacos terreros pero ante la amenaza
de ser cañoneados, unos sesenta hombres (el alcalde Santamaría, López Bouza, el
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teniente de alcalde socialista Morgado y otros concejales, el jefe de la policía
municipal con cuarenta guardias y varios marineros del “Cervera”) salen a las nueve
y media de la mañana y se entregan al comandante de los artilleros, al que el general
Morales ordena se haga cargo interinamente de la alcaldía. Minutos antes, por
teléfono, Morales promete a Santamaría que no habría represalias si se rendían,
aunque se aplicaría la ley con rigor (¿qué ley?). El número de detenidos asciende a
125, de los que serán ejecutados en la represión unos cuarenta, en menos de tres
meses.
Las fuerzas de artillería asaltan después la Casa del Pueblo, la sede socialista.
Tras seis disparos de cañón, se toma con granadas de mano.
Terminada la resistencia civil los artilleros se despliegan por los tejados desde
donde hacen fuego de ametralladora sobre el crucero “Cervera”, que se rendirá al
atardecer. Antes, a las tres y media, lo han hecho en la Brigadas de Instrucción. Los
del “España” son los últimos en entregarse: a las 7.30 del miércoles 22 de julio. La
rebelión militar en Ferrol ha triunfado.
3. MOMENTOS DECISIVOS.
Si la actuación del Regimiento de Artillería de Costa es determinante para la
victoria de los sublevados contra el Gobierno, lo que sucede dentro de los muros del
Arsenal lo es aún más. Aquí los alzados evitan que el “Cervera” salga a la ría y
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pueda bombardear Ferrol y que los marineros entren en contacto con los grupos de
obreros que intentan frenar a los militares en tierra.
Jefes y oficiales militares de Ferrol en julio de 1936.
Principales jefes y oficiales sublevados:
Gobernador Militar de la Plaza.- General de Brigada Ricardo Morales.
Comandante del Puesto de la GC.- Capitán Jesús Barba.
Jefe del reg. de artillería de costa 2.- Coronel Antonio Corsanego.
2º jefe del reg. de artillería de costa.-Teniente coronel José Fano Díaz.
Comandante mayor del reg. de artillería de costa.- Miguel López Uriarte.
Jefe del reg. de infantería Mérida 35.- Coronel Juan González.
Jefe de la Base Naval.- Vicealmirante Núñez Quijano.
Jefe del Estado Mayor de la Base.- Capitán de navío Manuel Vierna.
Jefe del Estado Mayor de la Flota.- Capitán de navío Venancio Pérez.
Comandante de quilla del “Baleares” y “Canarias”.- Capitán de navío F.
Moreno.
Intendente del Dep. Marítimo.- Coronel Ricardo Iglesias.
Ayudante Mayor del Arsenal.- Capitán de fragata Ángel Suanzes.
Jefe del reg. de infantería de Marina.- Teniente coronel Enrique de la Huerta.
Director de la Academia de Maquinistas.- Teniente coronel Evaristo Díaz.
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Comandante del cuartel de Brigadas de Instrucción.- Capitán de corbeta S.
Antón.
Jefe de la Base Naval de A Graña.- Capitán de corbeta Francisco Núñez.
Director de la Escuela de Marinería.- Capitán de corbeta Guillermo Díaz.
Comandante accidental del “España”.- Capitán de corbeta Gabriel Antón.
Comandante del “Velasco”.- Capitán de corbeta Manuel Calderón.
Comandante del “Uad-Martin”.- Teniente de navío Manuel Seijo.
Jefes y oficiales fieles a la República:
Jefe del Arsenal Militar.- Contralmirante Antonio Azarola.
¿Comandante del “A. Cervera”.- Capitán de navío Juan S. Sánchez?
A pesar de no participar en el diseño principal de la conspiración sucedió en
Ferrol lo mismo que en el resto de las bases navales, la mayoría de los jefes y
oficiales, muy descontentos con la política republicana hacia la Armada, se unió a la
sublevación, en gran parte por motivos corporativos, mientras que la marinería
permaneció fiel al Gobierno. Esto permitió que la mayor parte de los buques se
mantuviese fiel a pesar de la rebelión de sus mandos.
TABLA I
OFICIALES DE LA ARMADA Y BUQUES EN FERROL (20-7-1936)
Oficiales y navíos Gobierno Sublevados
Vicealmirantes/contralmirantes 1 1
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Capitanes de navío 1 3
Capitanes de fragata 0 1
Capitanes de corbeta 0 6
Acorazados 1 0
Cruceros 1 0
Destructores 0 1
Submarinos 1 1
Guardacostas 1 1
Transportes 1 0
Total oficiales 2 11
Total navíos 5 3
Si la batalla decisiva por el control de la ciudad se libró en el Arsenal,
determinante en ella fue la muerte del líder de los marineros del “España”, el oficial
de artillería Dionisio Mouriño. Este suceso fue contado como un auténtico duelo
personal y mitificado en la bibliografía de primera hora. Mouriño salió del
acorazado, sobre las siete de la tarde del 20, dirigiendo a doscientos marineros con la
intención de rendir a los sublevados que dominaban la Puerta del Dique del Arsenal,
llevando por delante a dos oficiales como rehenes. Desde la caseta de guardia en esa
puerta, el capitán de corbeta Díaz del Río dispara a Mouriño, que cae muerto. Antes,
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al parecer, el propio Mouriño ha disparado a su vez contra el capitán, dándole en su
gorra, a milímetros de su cabeza. Los marineros del “España” se retiran entonces por
el Campo de Deportes, mientras les disparan desde la Escuela de Maquinistas y
desde Capitanía.
En la declaración de Díaz del Río, en el sumario de la causa 39/36 contra el
comandante del “Cervera” y otros, se explica la versión del sublevado. En las
primeras horas de la tarde del 20 de julio, en el Arsenal y por orden del Estado
Mayor, el capitán de corbeta Guillermo Díaz del Río había formado una sección de
dos secciones de marinería y tres piezas de artillería, saliendo éstas primero una al
Parque y dos al Dique. Media hora más tarde, también por orden del Estado Mayor,
para proteger las dos piezas del Dique, salió el declarante al frente de las dos
secciones de marineros, la primera formada por gente de la Escuela y la segunda con
gente del destructor “Velasco” y del transporte “Casado” en su mayoría. Al llegar
frente a la enfermería del Arsenal fue hostilizado vivamente desde el acorazado
“España”. Alcanzaron, sin embargo, protegiéndose tras troncos, la carretera del
Dique, donde recibieron la llegada de un vehículo blindado en el que entró parte del
grupo mientras la otra parte se cubría detrás; así se salvó el espacio batido por el
“España” y se llegó a la Puerta del Dique. En el edificio de la derecha Díaz parapetó
a la gente y desde allí comenzaron a disparar hacia el acorazado, el almacén de
bombas y demás edificios del Dique. Aquí se mantuvieron hasta que de la central
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eléctrica salió un numeroso grupo que provenía del “España” con Mouriño en
cabeza. Según cuenta Del Río, Mouriño, que venía
al frente del grupo, que arbolaba una bandera nacional, dio varios vivas a la
República que fueron contestados por el que suscribe, el cual preguntó que
gente era, contestando que era el Capitán de Corbeta Espinosa que se dirigía
a la puerta del dique. El grupo se cubría como escudo con el Jefe Espinosa y
el Oficial Fernández a quienes tenían prisioneros, en vista de los cuales el
declarante dio orden de no hacer fuego para evitar el sacrificio de estos. Al
llegar frente a la ventana en que se encontraba con su gente el declarante, fue
hostilizado a tiros de pistola por el Oficial Mouriño, agresión que fue repelida
en la misma forma, cayendo muerto el Mouriño y retrocediendo sus
seguidores.
Aprovechando este momento de confusión los dos rehenes para escapar.
Retenidos en sus barcos, los marinos fieles al Gobierno no tardarán en
rendirse; el martes 21 de julio, dos hidroaviones de Marín lanzan bombas, y
proclamas dando cuenta del triunfo del Ejército en Galicia, al costado del transporte
"Casado", cuya tripulación, que tenía a los oficiales encerrados, se rinde.
Desde la madrugada del 21 hasta el caer de la tarde, las fuerzas que
dominaban la Puerta del Dique, marinería de procedencia diversa reforzada con
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artilleros y personal de intendencia, sostienen un fuego continuo con las dotaciones
del “Cervera” y del “España”. El primero de estos buques comenzó a disparar sus
cañones a las 9 de la mañana, utilizando primero las piezas de 47 mm., después las
de 76 de desembarco, y por último realizó al menos un disparo con el cañón de 152
mm. de proa que derrumbó una de las arcadas de la terraza de Armamentos, lo que
obligó a los sublevados a evacuar ese edificio, dejando sólo una ametralladora en
funcionamiento en la oficina de Ingenieros. Según el relato del capitán de navío
Francisco Moreno, nombrado en esos instantes Jefe del Arsenal, en un informe
dirigido al Jefe de la Base Indalecio Núñez, la invitación a rendirse que le envía al
comandante del “Cervera” a media mañana fue contraproducente; tampoco produjo
ningún efecto el bombardeo de los hidros que fueron acogidos con un vivo fuego de
fusilería por el buque. A las siete de la tarde, la salida del “Cervera” del dique, ya a
flote, parecía inminente, lo que hubiese variado las condiciones del enfrentamiento
entre partidarios del Gobierno y rebeldes, sin embargo desde el crucero se pide
parlamentar. Francisco Moreno se dirige entonces con el teniente de navío del
“Cervera” Sánchez Pinzón a la Jefatura de la Base donde se acuerda la rendición con
estas condiciones, luego no cumplidas:
1º.- Este crucero se rinde siempre que no se tome represalia alguna contra la
dotación del mismo.
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2º.- Para los paisanos, mujeres y niños refugiados será condición
indispensable ser acompañados por los oficiales de este crucero a sus
domicilios o a donde crean conveniente, incluso pueblecitos de la ría y a su
boca, pero en todo caso, sin armamento.
3º.- El Sr. Comandante bajo su palabra de honor, así como el Jefe de la Base
Naval, una vez aceptadas estas bases, responde de la vida de los paisanos,
mientras sean acompañados por los oficiales y veinticuatro horas después, en
lo que dependa de la fuerza a sus órdenes.
4º.- El Sr. Comandante, una vez aceptadas estas bases declara correr la
misma suerte, bajo su palabra de honor, que el último marinero de la dotación
de este crucero.
5º.- Estas Bases, una vez aceptadas, comenzarán a regir inmediatamente y
todo con objeto de evitar inútil efusión de sangre.
Firman Indalecio Núñez, jefe de la Base Naval, y Sánchez Ferragut,
comandante del “Cervera”. El primero sería en pocos días removido de su cargo, el
segundo condenado a pena de muerte y las condiciones pactadas serán olvidadas.
Mientras, al capitán de navío Francisco Moreno le llega la noticia de que el
acorazado “España” también desea capitular. Cuando Moreno llega a la zona
industrial, donde con arreglo a lo convenido en el Estado Mayor, debía encontrarse
la dotación del Cervera, ésta se había dirigido al Cuartel de Infantería de Marina y
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sólo estaban allí los Jefes, Oficiales y Auxiliares, manifestándole el comandante del
crucero que permanecían en el barco alguna gente para el servicio de calderas.
Al formar la tropa para dirigirse al buque comenzó un tiroteo procedente de
tejados y terrazas de edificios próximos, por lo que el capitán Moreno decidió
retroceder por el Cantón hasta el edificio de Correos, donde pasó la noche del 21 al
22, no sin antes establecer un fuerte retén frente a la puerta del Dique. Al amanecer
se entró de nuevo por esa puerta y se ocupó sin resistencia la Comandancia General,
estableciéndose contacto con la Escuela de Maquinistas donde se instalaron de
nuevo ametralladoras para batir al “España”:
(...) con el que se cambiaron algunos disparos, a pesar de tener izada la
bandera blanca. Como del buque no acudía nadie y el tiempo pasaba sin
ningún resultado, me dirigí a sus proximidades [escribe F. Moreno]
poniéndome al habla con la dotación; acudió allí un Segundo Maquinista al
que exigí la entrega sin condiciones debiendo previamente desarmarse la
gente; poco después empezó esta faena y una vez terminada formó la dotación
en el Campo de Deportes desde donde se dirigió al Cuartel Viejo de
Marinería.
Entre los rendidos figuraban suboficiales y marineros de otros buques y
dependencias, hallándose también a bordo una cincuentena de operarios de la
Maestranza.
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Respecto a los otros navíos del Arsenal, el guardacostas "Xauen" había salido
a la mar, porque su comandante pensaba que allí controlaría mejor a la tripulación,
pero ésta se rebela contra los oficiales y dirige el barco a Málaga. El guardacostas
"Uad-Martín" colaboró en el levantamiento militar, igual que el destructor
"Velasco", deteniendo al torpedero T-2, cuya dotación había dominado y llevado el
buque a Pontedeume el 21.
En la tabla siguiente recogemos la relación de fuerzas navales que tenían
como base Ferrol en los días previos al alzamiento y su proporción dentro de la flota.
TABLA II
NAVÍOS EN EL ARSENAL FERROLANO ANTES DEL 19 DE JULIO DE 1936
Navío Clase Año Tonelajes Dotación
España acorazado 1913 16400 854
Jaime I acorazado 1914 16400 854
Libertad crucero 1925 9385 564
Alm. Cervera crucero 1925 9385 564
Cervantes crucero 1928 9385 564
Velasco destructor 1923 1337 70
T-2 torpedero 1911 190 31
T-7 torpedero 1913 190 31
Uad-Martín guardacostas 1917 320 39
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Xauen guardacostas 1917 780 39
C. Casado transporte 1920 7392 107
TOTALES DE TONELAJE Y DOTACIÓN 71164 3717
PORCENTAJE SOBRE LA FLOTA(*) 57,7 % 47,9 %
(*)Consideramos para el cálculo la flota compuesta por acorazados (2), cruceros (5),
destructores (10), torpederos (11), submarinos (12), guardacostas (9), cañoneros (5)
y transportes (2). No se cuentan los navíos en construcción. Fuente: Estado de la
Armada, 1935.
Sólo los cruceros "Libertad" y "Cervantes", y el acorazado "Jaime I", que habían
salido de hacia el sur por estar en mejor situación de navegación y combate, se
mantuvieron fieles al Gobierno, por la acción de suboficiales y marinería, pudiendo
unirse a la flota republicana. Probablemente Ferrol no hubiese sido ganado por el
bando sublevado de haber permanecido en Galicia los tres navíos, que contaban con
cerca de dos mil hombres. Si los efectivos de la flota que se hallaban en Ferrol antes
del 18 de julio sobrepasaba el 55 % del tonelaje en desplazamiento máximo de las
fuerzas navales, reuniendo más del 45 % de las dotaciones, al salir hacia el sur los
dos cruceros y el acorazado citados ese porcentaje quedaba muy reducido; pasaban
a formar parte de la flota leal a la República, pero se había perdido la base de Ferrol,
en la que se hallaban en construcción dos modernos cruceros -el "Canarias" y el
"Baleares"- y cuatro minadores que enseguida prestarían servicio a los sublevados.
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El “España” y el “Cervera” se emplearían, junto al “Velasco”, en el bloqueo de
puertos de la costa norte republicana, contribuyendo poderosamente a su
aislamiento, y en la conquista de San Sebastián. El “España”(el ex- “Alfonso XIII”,
rebautizado en 1931) se hundiría finalmente el 30 de abril de 1937, al chocar con
una mina a la altura de Santander, pero su labor en el Cantábrico sería continuada
por el “Almirante Cervera”.
4. PRIMERAS CONSECUENCIAS.
“El Correo Gallego”, el periódico editado en Ferrol, el de mayor audiencia,
ofrecía en portada el sábado 18 de julio: En el Consejo de ministros de ayer se trató
de las construcciones navales, demostrando que la principal preocupación de la
sociedad civil ferrolana en esos instantes era el trabajo, la perenne necesidad de
proyectos navales, aunque en la sección Última hora, bajo el titular: El Gobierno
considera dominado el movimiento subversivo militar, se escribe con esperanza
sobre los últimos sucesos:
De madrugada, nuestro corresponsal en Madrid se ha puesto al habla con
nuestra Redacción para darnos cuenta de las noticias dadas a los informadores de
la Prensa por el señor ministro de la Gobernación, las que nos apresuramos a
publicar para conocimiento de nuestros lectores. El movimiento no tiene, felizmente,
la importancia ni la extensión que la fantasía del vulgo alimentada por las falsas
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noticias propaladas le había dado, pues sólo alcanza a las plazas de Melilla, Ceuta
y Sevilla.
Pero ese mismo sábado 18 el llamado Movimiento se extendía, y en la
reaparición del periódico el sábado 25, en su primera página, “El Correo” denomina
a la iniciativa de los sublevados: un movimiento cívico- militar en España, a
continuación el titular: El Gobierno provisional se halla constituido en Burgos,
compuesto por los generales Cabanellas, Saliquet, Ponte, Mola y Moreno. Después
(a manera de editorial) en el diario ferrolano se escribe:
EN ESTOS MOMENTOS. En estos momentos de conmoción para el alma
española, serenidad. Estas son nuestras primeras palabras después de nuestra
obligada interrupción de estos días. Nuestro periódico, de índole informativa y
general, recoge hoy las vibraciones del pueblo español, ondas captadas en la antena
ciudadana lanzadas en la emisora de la Patria en momento solemne y emocional.
En estos momentos de conmoción intensa, repetimos, serenidad para todos los
españoles. Días de prueba, de luto, para El Ferrol, para España entera. Hogares de
duelo, víctimas inmoladas. Juventud tronchada cuando empezaba a florecer, vidas
perdidas en una lucha fratricida. ¿Causas? ¿Motivos? Vivimos aún estos días de
prueba y en la mente de todos está sangrante todo...
En páginas interiores:
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LA ACTUACIÓN SUMARÍSIMA. Ha comenzado la actuación sumarísima,
depuradora de la revolución. Para hoy está señalada la celebración de consejo del
guerra de oficiales generales, para ver y fallar la causa seguida contra el segundo
maquinista de la Armada, Don Pedro López Amor, por delito de sedición a bordo
del acorazado “España”.
Este consejo de guerra, presidido por el contralmirante Franco Villalobos y
del que forman parte el coronel maquinista Manso, el teniente coronel maquinista
Mauriz, el coronel de infantería de Marina Liaño, el teniente coronel de infantería de
Marina De las Huertas y el capitán de fragata Luis Vierna, mientras actúa de fiscal el
coronel auditor de la Base Conde Pumpido, condena a muerte a López Amor. Su
ejecución tuvo lugar el jueves 30 de madrugada, por disparos de una sección de
infantería de Marina en el cementerio de Canido. No hemos hallado en los archivos
el sumario abierto contra Amor, que entra el 26 de julio en el “Plus Ultra”, del que
desembarca el 29 por orden del Estado Mayor de la Base -como consta en su
expediente personal-, por lo que consideramos probable que el maquinista hubiese
sido fusilado sin sentencia, dada la extrema rapidez con la que se obró en este caso.
De ser así, el primer fusilado tras consejo de guerra en Ferrol sería el contralmirante
Azarola, el 4 de agosto. Pero no es necesaria la celebración de un proceso
sumarísimo, muchas veces se pasa por las armas sin juicio. El domingo 16 de agosto
es sacado del “Plus Ultra” un grupo de quince que son abatidos en el cementerio de
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Canido. Uno de ellos es Jaime Quintanilla Martínez, presidente de la Federación
Provincial Socialista (PSOE). Médico de profesión, contaba 45 años y dejaba viuda
a la maestra Ángela Ulla, con la que había tenido dos hijos -Jaime, militante de
Juventud Socialista, y Ángel-. Había sido el primer alcalde de Ferrol en la
República, siendo de los primeros políticos locales en anunciar la proclamación del
nuevo régimen democrático en la ciudad, aún se recordaba como en las primeras
horas de la tarde del histórico martes 14 de abril de 1931, como en la mayor parte
del resto de España, son las noticias que llegan de Madrid, que anticipan la
proclamación oficial de la República, las que provocaban la celebración de una
entusiasta manifestación que parte del Círculo Republicano, en la calle Canalejas,
hoy Rúa Magdalena, y se dirige al edificio del Ayuntamiento, entonces sito en el
Cantón de Molins. Desde el balcón del palacio municipal hablan a los manifestantes
tres militantes socialistas: el abogado Alfonso Quintana, el médico Jaime
Quintanilla Martínez y Matías Usero Rey, quienes comunicaban la noticia de la
proclamación del nuevo régimen y llamaban a los ciudadanos a mantener la
tranquilidad y el orden. Son las seis de la tarde y el cambio político se hace
ostensible con el ondear de las banderas republicana y gallega. Bandas de música se
suman espontáneamente a la manifestación popular por las calles y plazas de Ferrol.
Se recorren las calles entonando los manifestantes La Marsellesa y el "Himno de
Riego" y portando banderas tricolores... Quintanilla es alcalde desde el 19 de abril de
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1931 hasta el 20 de febrero de 1936. Su ingreso en el “Plus Ultra”, como detenido
de Marina -hay una orden del 27 de julio del auditor de la Base Naval Rendueles de
que se le mantenga preso en ese barco-, se produce ese mismo 27, siendo
desembarcado el 16 del mes siguiente, como hemos dicho, por orden del Delegado
de Orden Público, el capitán Suanzes. Quintanilla ya había sido detenido en dos
ocasiones desde el alzamiento, las dos en su casa. En la primera, agentes de policía
revisaron su domicilio con minuciosidad, hasta los libros y revistas de su biblioteca
sufrieron la pesquisa, quedando esparcidos por la habitación, llevándose luego al
médico que sería liberado al día siguiente. En la segunda ocasión, los que le vienen a
buscar traen orden judicial, aunque Quintanilla no fue procesado en ninguna causa.
Juan García Niebla, maestro de escuela en Ferrol, de la Institución Libre de
Enseñanza, director de una revista pedagógica, es otro de esos quince. Su ingreso en
el “Plus Ultra” como detenido por Marina tiene lugar el 11 de agosto.
Hay que decir que la versión oficial sobre la muerte de Niebla y Quintanilla es
ejemplo de como se justifican los crímenes por referencias a pesquisas y,
conjuntamente, por intentos de huida. La comunicación de la Delegación de Orden
Público de Ferrol, publicada en “La Voz de Galicia” el 18 de agosto bajo el titular
QUINCE FUSILADOS POR DESARMAR A LOS FALANGISTAS, señala que varios
detenidos en el "Plus Ultra" son conducidos por fuerzas de la Guardia Civil y
falangistas, de noche, a un lugar no concretado, con el objeto de practicar gestiones
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sobre un supuesto depósito de armas y concretar cargos, cuando de repente los
detenidos se lanzan en masa sobre sus guardianes, tras el llamamiento de García
Niebla a por ellos y abajo los fascistas, desarmando a dos falangistas, es entonces
cuando el jefe de la GC da la orden de disparar y mueren los detenidos. Los quince
son enterrados en una fosa común del camposanto de Canido, como consta en el
libro registro de este cementerio, lugar donde se producían casi a diario los paseos
de grupos enteros de presos sacados del “Plus Ultra” y de la Escollera. Algunos
afirman que el fusilamiento del exalcalde y sus compañeros fue en el castillo de San
Felipe, en el municipio de Serantes, lo que hubeira provocado el esfuerzo de llevar
luego los cuerpos hasta el cementerio de Ferrol. Realmente, lo que se procuraba en
las ejecuciones, como en la mayoría de las actividades humanas, era ahorrar trabajo:
los condenados, sobre todo si nos referimos a los paseados, eran eliminados lo más
cerca posible de su sepultura. La lista completa de asesinados ese 17 de agosto en
Canido es ésta:
Alfonso Abrodes Rey, obrero de 23 años.
José Pérez Cisneros, 24, carpintero, vecino de Fene.
Ramón Souto González, 36, industrial, alcalde de Fene; candidato del PSOE a
diputado en 1933.
Jesús Tenreiro Prim, 34 años, secretario del Ayto. de Fene.
Alfonso Raja Coronado, auxiliar del acorazado "España", 33 años.
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Ángel Monteagudo Carro, maquinista del “España”, 33 años.
Avelino Parrilla Ares, suboficial de la Armada, de Mugardos.
Jaime Quintanilla Martínez, 45 años, médico, socialista.
Juan García Niebla, 60 años, maestro, natural de La Graña-Ferrol.
Ángel García Toribio, 36 años, de Pontedeume, registrador de la propiedad, de
Izquierda Republicana.
Ramón Ríos Sordo, maquinista naval retirado, teniente de alcalde de
Mugardos, militante de Izquierda Republicana.
Cipriano Canosa Caruncho, 39 años, maquinista.
Manuel Besteiro Luaces, 37 años, radiotelegrafista.
Manuel Serantes Canosa, oficial del “España”.
Juan Romalde Prieto, 40 años, oficial 3º de artillería de la Armada.
Al terminar julio, en las localidades de la comarca, se han colocado, por
acción de mandos militares del Ejército o de la Guardia Civil, autoridades
municipales leales (antiguos ediles monárquicos, de CEDA y del Partido Radical).
Hasta el triunfo del golpe en la ciudad departamental, es decir, hasta después del 22
de julio, no comienzan las operaciones de extensión del movimiento militar, con una
excepción: Ortigueira, donde se produce el cese de su alcalde republicano por acción
del comandante del puesto de la GC el 21 de julio. Antes, ese comandante convence
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a una tropa de civiles armados, que ocupan unas camionetas procedentes del puerto
de Cariño, de que él se hace cargo del orden en la villa y que pueden regresar a su
pueblo sin temor. En el resto de los municipios es entre el 23 y el 30 cuando se
produce la intervención militar, siempre sin resistencia destacable.
En la carretera a Fene los únicos obstáculos son unos árboles derribados por
los republicanos. Las fuerzas militares llegan sin problemas hasta el ayuntamiento,
liberan a unos derechistas allí detenidos y apresan al alcalde, al secretario, y a varios
más, víctimas luego de la represión. En Mugardos, las fuerzas de artillería atacan el
pueblo el 23 por varios sitios y ponen en fuga a los defensores, que no ofrecen más
resistencia que unas barricadas de adoquines. Ese mismo día, en Pontedeume se
establece un destacamento del regimiento de artillería de costa, son ochenta y cinco
hombres con tres ametralladoras en un vehículo blindado, a las que se han unido
guardia civiles y falangistas y, al parecer, fuerzas del regimiento de infantería de
Mérida. Esta tropa es previamente hostilizada en Cabanas, uniéndose a ella en el
puente sobre el Eume, guardia civiles, carabineros y guardias de Asalto de A
Coruña. Su entrada en la villa se realiza sin estorbos, pues los resistentes han huido
por el monte Breamo.
En Ortegal, el movimiento parte de Ortigueira, donde se forma un grupo de
voluntarios falangistas y guardias, que se unen a los militares de Ferrol para tomar
Cariño (el día 24) y Cedeira (el 26). En Mañón, O Barqueiro es tomado por fuerzas
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de Viveiro, tras un breve tiroteo sin bajas en el puente sobre el Sor, entre las dos
provincias.
El día 28 una columna de fuerzas del regimiento de infantería Mérida 35
depone en As Pontes a las autoridades locales republicanas.
Es el triunfo en Ferrol de los alzados lo que determina la caída de todo el
territorio de su influencia en menos de diez días, como caen las fichas de un
dominó. Pero la importancia de Ferrol va más allá de ser centro de comarca: su
pérdida para la República es la caída de la base naval con más efectivos (en buques y
hombres) de la flota española a mediados de julio del 36, lo que es determinante para
el triunfo del alzamiento en Galicia y para el dominio marítimo en el Atlántico Norte
y en el Cantábrico. ¿Habría triunfado el alzamiento en esa base si los mejores navíos
no hubiesen sido enviados a intentar detener el paso de tropas a la península por el
Estrecho? Desde luego que no, fue providencial para el éxito del levantamiento la
salida del Arsenal de los cruceros "Libertad" y "Cervantes" el día 18 con órdenes
gubernamentales de dirigirse al sur, ya que eran los dos mejores barcos de los
disponibles junto al acorazado "Jaime I", el día 19 en Vigo, que recibió idéntica
orden. El "España" estaba prácticamente desarmado y el "Almirante Cervera" en
dique seco limpiando fondos. Los otros buques del Arsenal no tenían gran valor
militar, por anticuados o por hallarse en reparaciones.
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Sólo los cruceros "Libertad" y "Cervantes", y el acorazado "Jaime I", que
habían salido por estar en mejor situación de navegación y combate, se mantuvieron
fieles al Gobierno, por la acción de suboficiales y marinería. Probablemente Ferrol
no hubiese sido ganado por el bando sublevado de haber permanecido en Galicia
esos tres navíos, con dos mil hombres. Al salir hacia el sur los cruceros y el
acorazado pasaban a formar parte de la flota de la República, pero se había perdido
la base de Ferrol, en la que se hallaban en construcción dos modernos cruceros -el
"Canarias" y el "Baleares"- y cuatro minadores que enseguida prestarían servicio a
los sublevados.
5. FUSILAMIENTO Y PASEOS.
El fusilamiento por un piquete de militares se produce tras sentencia de un
tribunal militar, que aplicaba los códigos militares (el Código de Justicia Militar, en
el Ejército, y el Código Penal de la Marina de Guerra en los tribunales de la
Armada), a civiles y militares condenados por rebelión, traición, sedición o auxilio a
la rebelión, por juicio de los sublevados. El fusilamiento respondía a una serie de
actos perfectamente programados. El anuncio de la consumación de la pena de
muerte por disparos de arma de fuego se realizaba al reo normalmente el día
anterior. El condenado tenía que firmar el enterado, a lo que algunos se negaban, y
pasaba luego a esperar, en capilla, se decía, toda la noche, ya que lo habitual era que
tuviesen lugar al amanecer. A la hora de la ejecución, asistían el juez instructor y
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frailes. En el piquete solían integrar a soldados o marineros ya experimentados –los
veteranos, hombres de confianza, seguramente animados por el alcohol- al lado de
otros con menos experiencia en esa labor, para evitar los tiros errados a propósito y
la repetición del fusilamiento. Tras los disparos, un médico militar verificaba la
muerte del condenado. A continuación, el pelotón desfilaba ante el cadáver. Si la
ejecución había sido por un delito de traición, se efectuaba una degradación anterior,
es decir, al reo se le despojaba de sus distintivos de cargo, una humillación previa y
gratuita.
En el llamado, con ironía, paseo, no se precisaban retorcer las normas del
Derecho: las víctimas eran sacadas de las cárceles (barcos, prisiones del Arsenal,
cuarteles...), para ser fusilados sobre los muros de un cementerio, cerca de una fosa
común preparada al efecto. Luego una nota de la comandancia de la Guardia Civil,
del Jefe de Policía o del Delegado de Orden Público, bastaba para justificar la
“ejecución” en un intento de fuga de los reos cuando eran conducidos a un monte
(¡de noche!, se explicaba) para descubrir armas.
Las víctimas de fusilamientos y paseos son alcaldes (los de Fene, Cedeira,
Mañón, Mugardos, Cabanas), concejales, militantes de partidos del Frente Popular
(Partido Galeguista, Partido Socialista, PCE, Izquierda Republicana, Unión
Republicana), sindicalistas y militares fieles al Gobierno de la República o,
simplemente, que no se habían sumado al alzamiento.
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Según la época predominó una u otra forma de represión: el método ilegal fue
el más utilizado en los primeros meses, entre agosto y octubre de 1936, a partir de
noviembre de ese año el paseo decayó (sin desaparecer) y fue la actividad incesante
de los consejos de guerra la que le sustituyó como medio represor: la apariencia de
legalidad se imponía. Sin embargo, entre julio de 1936 y diciembre de 1939 de los
709 ejecutados en Ferrol y comarca, un 65 por cien fueron víctimas de un paseo, lo
que hace concluir que la represión en la comarca, y probablemente en Galicia, se
caracterizó por el predominio de ejecuciones extralegales.
Agosto y setiembre de 1936 son los meses más sangrientos, con trescientas
ochenta víctimas. Se producen ejecuciones colectivas sin juicio previo; se saca a los
detenidos de la Escollera, del “Plus Ultra”. El camposanto de Canido ve la muerte
de Jaime Quintanilla (alcalde desde 1931), Juan García Niebla (maestro), Guillermo
Cedrón (del PCE), José López Bouza, el exsacerdote Matías Usero (de Unión
Republicana), el sindicalista Mario Rico...; el 22 de setiembre treinta y tres personas
en el cementerio de Serantes; en el mismo lugar a finales de ese mes cuarenta y dos
del mercante “Udondo” son pasados por las armas por decisión de las autoridades de
Marina. ¡Viva la muerte! La borrachera de la violencia baja en los meses siguientes,
quizás por falta de víctimas, dada la amplia mortalidad anterior, y son los consejos
de guerra los que ahora provocan fusilamientos a veces masivos, como el de treinta
y dos marinos del “España” en diciembre. La aplicación de la pena máxima, o duras
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penas de cárcel, a los opositores al nuevo régimen se mantiene como norma y
sobrepasará el final de la guerra.
Del total de ejecutados en tres años (709), los domiciliados en la comarca
ferrolana serían algo más de quinientos represaliados. Con domicilio en Ferrol y
Serantes (estos dos municipios se unen en 1940) más de doscientos, le siguen en
cuantía los vecinos de Fene (39), Mugardos (36), Cedeira (31), Pontedeume (24),
Narón (23), Ortigueira (19), Ares (16), Mañón (12), Monfero (11), Cabanas (9),
Cerdido (9), Neda (9), Miño (8), As Pontes (7), Valdoviño (5), Vilarmaior (3) y
Moeche (1). Del exterior destacan los procedentes del resto de Galicia, de la zona
norte (Asturias, Vizcaya, Cantabria) y de otras costeras (de Murcia, Barcelona,
Valencia). En la lista aparecen doce mujeres, hay por tanto mayoría abrumadora de
varones; por edades se puede hablar de una cierta juventud de los represaliados: casi
el setenta por cien tenía menos de 41 años, siete de cada diez, mientras que el
cuarenta y cuatro de cada cien era menor de 31 años, con 45 casos que no llegaban a
los 21 años, los más jóvenes sólo tenían dieciséis o diecisiete años. La represión
afectó a todos los sectores sociales, pero lo hizo en mayor proporción sobre los
asalariados -obreros de la construcción naval, trabajadores del mar, labradores- y
militares -sobre todo de la Armada, en su mayor parte marineros o fogoneros, cabos
y suboficiales, por este orden-. Esos dos grupos aportan más de la mitad de los
ejecutados, pero el perfil profesional de los represaliados muestra un amplio abanico,
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 34
con estamentos de clase media (funcionarios, maestros, oficiales militares,
abogados, comerciantes, propietarios rentistas, profesionales por cuenta propia...)
junto a clases populares, todos interesados en la defensa de un régimen de derechos
individuales y libertades que garantizaba la Constitución de 1931.
6. LAS BOMBAS CAUSAN MENOS BAJAS.
El 15 de agosto de 1936, a mediodía, Ferrol recibe el primer bombardeo aéreo
de su historia: un trimotor republicano deja caer sus bombas sobre la Constructora
Naval. Como resultado del ataque un obrero muerto y varios heridos. Hasta el 28 de
setiembre, cuando las bombas causan cuatro muertos en Mugardos, al otro lado de la
ría, se efectúan seis ataques aéreos, lo que lleva a las autoridades militares a hacer
públicas medidas de protección. Se fijan zonas de refugio: la estación del ferrocarril,
dos bancos, los templos de las Angustias, San Julián y San Francisco; la escuela del
Trabajo y el cine Ferrol. Se dispone el oscurecimiento de la ciudad, al prohibirse el
alumbrado público y comercial a partir de las nueve de la noche.
A pesar de la guerra, la vida, lejos del frente, continúa: hay cine (triunfan las
estrellas del cine americano: Spencer Tracy, Clark Gable...), se juegan partidos de
fútbol, las escuelas funcionan (tras reponerse los crucifijos en las aulas), los médicos
anuncian sus consultas provistas de Rayos X para las enfermedades del pecho y del
aparato digestivo, los abogados ofrecen sus servicios, los astilleros y los ferrocarriles
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 35
trabajan con personal militarizado, los barcos salen a pescar... Pero donde la
actividad es incesante es en el cuartel de Ingenieros Zapadores –en la Plaza de
España- y en la Escuela de Maquinistas del Arsenal, donde los tribunales militares
trabajan a destajo, de manera que si en un año normalmente se verían media docena
de causas, en estos años de guerra el número de sumarios asciende hasta superar el
millar. Como resultado no sólo condenas a muerte, sino cientos de condenados a
presidio: en 1937 salen en dos transportes marítimos hacia penales de Cádiz 209
reos, Ferrol exporta presos mientras España va camino de convertirse en un enorme
campo de concentración.
7. MATÍAS USERO, JOSÉ BUENO Y OTROS.
En el archivo de Marina de Ferrol, en la calle María, un sumario envejecido
por los años y el polvo espera ser abierto para contarnos su historia, en su portada:
Juzgado permanente de la 8ª División. 1936, número 120. Juicio sumarísimo
instruído contra el paisano Don Matías Usero Torrente, como comprendido en el
artículo 4º del bando declarando el estado de guerra en esta división. Ocurrió el
hecho el día 24 de julio de 1936. Dio principio el 25 de julio de 1936. En prisión
preventiva el 24 de julio de 1936. En la parte baja de la cubierta –es un papel grueso,
acartonado, amarillento por el tiempo-, se expresan los nombres del juez instructor
(el teniente de caballería Don Alejandro Nieto Gómez) y del secretario (brigada de
caballería Don Bernardo...).
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El jueves 20 de agosto muere en Ferrol, por disparos, el exsacerdote Matías
Usero Rey-Torrente, de Unión Republicana. Usero era un personaje popular en la
ciudad, en la que había nacido en 1875. Estudió Derecho en Santiago, ordenándose
sacerdote. Ejerció después como misionero y arcipreste en América, ingresó en la
Orden Salesiana, en la que ocupa altos puestos, y recorrió Europa y Asia, dando
conferencias y estudiando diferentes religiones. Su posición liberal le acarrea
numerosos problemas con la jerarquía eclesiástica, hasta el punto de que se le
prohíben parte de sus funciones sacerdotales. Al llegar al conocimiento de la
relatividad de la verdad, de que todas las religiones son ideologías, deja el
sacerdocio. En 1928 milita en el PSOE y en 1935 es vicepresidente del comité
ferrolano de Unión Republicana, el partido de centro liderado en Madrid por
Martínez Barrios, antiguo militante radical. Usero es conocido como orador y
erudito, participa en logias masónicas, tiene amistad con el alcalde Quintanilla, el
pintor mugardés Bello Piñeiro, el diputado galleguista Castelao y con el marqués de
Amboage; su hermano Antonio había sido alcalde de Ferrol en la dictadura de Primo
de Rivera, pero nada le salva de ser pasado por las armas. Detenido el 24 de julio en
su domicilio de San Felipe (Serantes), se le abre una causa. El fiscal, el 25 de agosto,
resume los cargos diciendo que el procesado se dedicaba a recoger noticias
(auténticas o falsas, sic.) por radio, que comunicaba al pueblo y soldados, añadiendo
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 37
que en el registro domiciliario se le ocuparon dos escopetas de caza y una de salón,
municiones y un aparato de radio, éste de gran potencia, se dice. El fiscal, el auditor
militar Hernán Martín Barbadillo, en la posguerra alcalde coruñés, escribe que
procede imponer al procesado la pena de reclusión perpetua a muerte por rebelión
militar, en función de lo estipulado en los bandos militares que declaran el estado de
guerra que prohíben la tenencia de armas. El caso no llega a consejo de guerra
porque el 20 de ese mes Usero es sacado de la cárcel de Ferrol por agentes del
Delegado de Orden Público, con el fin, se dice en nota del director de la prisión
judicial, de trasladarlo a las mazmorras de la Escollera por mandamiento de Nieto.
El fallecimiento del reo lo explica el jefe de la policía, el capitán Pagola, en escrito
dirigido al juez:
Consecuente a su respetable oficio de fecha de ayer, tengo el honor de
poner en su conocimiento, que al ser cumplimentado el mismo y al trasladar
de Prisión al detenido a disposición de su Autoridad en unión de otros
individuos, el ex-sacerdote Matías Usero Torrente, intentaron fugarse,
consiguiéndolo dos individuos que se encontraban a disposición Gubernativa,
por lo que la Fuerza que los conducía se vio en la precisión de hacer fuego
sobre los que huían, resultando muerto el referido Matías Usero y otros tres
más.
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 38
Con Usero son abatidos cinco, detenidos en el Ayuntamiento o en sus
proximidades tras su rendición, todos son sepultados en Canido, comparten fosa:
José Bueno, socialista, librero, con un kiosco en el Cantón de Molins; Pedro
Almazán, un maestro de escuela, del PCE; Manuel Teijeiro, dirigente comarcal de la
UGT, Francisco López Chas, 27 años, presidente de JSU de Ferrol, empleado
municipal, y el guardia municipal Manuel Pérez Verdura. A éstos cinco, el juez
Nieto les había puesto en libertad el 17 de agosto por no hallar cargos en su contra, a
pesar de ello permanecían detenidos en la Escollera, saliendo de ella el día 20 para
ser entregados a la Guardia Civil por orden del Delegado de Orden Público Suanzes,
según consta en la relación de alteraciones de la prisión, firmada por el Ayudante
Mayor del Arsenal.
El folio 26 del sumario 120/36, en Ferrol a 6 de agosto de 1936, recoge la
declaración de un sargento de infantería del Regimiento de Mérida 35 llamado José
Abella, mayor de edad, soltero, natural de esta ciudad, destacado en el Castillo de
San Felipe; preguntado si durante los días 19 al 24 de julio el procesado Matías
Usero se dedicaba a captar por radio noticias falsas y a propalarlas después entre los
soldados destacados en el Castillo de San Felipe y en el Polvorín del Vispón y
vecindario del mismo, el Abella dijo: que entre los soldados el citado procesado no
ha vertido especies (sic.) de ninguna clase relativas a los sucesos en los días que se
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 39
le pregunta, ignorando si lo hacía entre los elementos civiles del lugar. Preguntado si
tiene algo más que decir, dijo: que delante del declarante la conducta del mentado
procesado, no sabe si con hipocresía o no, fue siempre favorable al Ejército, incluso
le ofreció alimentos para la Guardia del Vispón, y si fueran necesarios sus servicios
personales que podía contar con él.
Francisco López Chas tenía 27 años, era militante destacado de Juventud
Socialista de Ferrol, de manera que cuando se unifica con la comunista, pasa a
presidir la nueva agrupación de la JSU. Trabajaba como empleado municipal, estaba
casado y tenía dos hijos –Marxina y Lenin-, a los que en la posguerra inmediata
obligaron a cambiar sus nombres por otros más cristianos.
José Bueno no era un dirigente en el PSOE ferrolano, era un simple militante
de base. En su kiosko en el cantón vendía “El Correo Gallego”, periódico nacido en
Ferrol y que hoy se edita en Santiago de Compostela, junto a otros de la región y
además allí se podía adquirir “El Obrero”, el boletín de la Agrupación Socialista de
Ferrol, la más veterana de Galicia. El 20 de julio, después de las tres de la tarde,
cuando el ejército se echa a la calle, los soldados del regimiento de Artillería de
Costa nº 2 toman posiciones en la plaza del Marqués de Amboage y desde allí
disparan contra edificios de la calle Real con fuego de fusiles y ametralladoras. En
un segundo piso de una de las viviendas se hallan aterrados los seis hijos de José
Bueno –la hermana más pequeña tiene dos años-, su madre y algunos vecinos de la
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 40
casa. Todos desarmados. En el bajo de la casa los Bueno tienen una librería, que es
asaltada por los militares, la destrozan y hacen salir a todos del edificio; la única
persona que no vive allí es un vendedor de helados, recordemos que estamos en
pleno julio, y que, dejando el carrito fuera, había pedido permiso a la señora de
Bueno para refugiarse allí; luego sería fusilado, con la acusación de que había hecho
frente a la fuerza armada. La mujer de Bueno y sus hijos fueron escoltados hasta la
calle del Sol, donde viven los abuelos, en el camino se cruzan con José, el padre,
conducido preso por unos soldados, detenido cuando se dirigía a su casa al saber que
estaba siendo atacada. José Bueno fue conducido a una húmeda celda de la Escollera
del Arsenal, donde se amontonaban cientos de detenidos en aquellos días del
glorioso alzamiento. No vio más a sus hijos, fue visitado por su esposa un par de
ocasiones, hasta que el 21 de agosto le comunicaron a la mujer que había sido
fusilado, pero sin sentencia. Le habían sacado de noche, subido a una camioneta, que
había ascendido desde los muelles del Arsenal al barrio alto de Canido, desde donde
se divisaba toda la ciudad, y baleado de pie ante el muro del cementerio, donde hoy
se erige un instituto de secundaria y se celebra el día de la paz, de la no violencia.
Ese último viaje, de noche, subiendo a trompicones y rugiendo el motor del camión
por la vieja cuesta a Canido, lo harían unos doscientos paseados entre agosto y
septiembre del año rojo, 1936.
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8. UN HUÉRFANO MÁS.
Víctimas de la represión eran, además de los que se marchaban, los que
quedaban: los hijos, las mujeres, los padres, marcados de por vida por la repentina y
traumática separación. J.T. P. recuerda aquella noche en la que se llevaron a su
padre, cuando él tenía sólo tres o cuatro años, no podrá nunca olvidar la luz
encendida del pasillo en horas de madrugada, las palabras angustiadas de su madre
diciendo que no se fuera con aquellos milicianos y guardia civiles - no anunciaban
nada bueno-, a pesar de que decían que era sólo para una declaración; ¿para declarar
había que ir al cuartel de noche, aunque fuese una noche agradable de agosto?
En la inscripción en el registro civil de la de muerte de Baltasar Teijeiro,
vecino de Neda, pintor en la Constructora Naval ferrolana, de 31 años, que falleció a
las 23 horas del 22 de agosto, en la parroquia de Narón, se escribió como causa esta
falsedad: al ser sorprendido en una reunión clandestina por confidencia que se tuvo
y que se estaba celebrando en las cercanías de Castro, siendo muerto a tiros por la
fuerza pública al intentar escaparse. Los hechos son muy distintos. Conocemos lo
sucedido por el relato de su hijo, quien nos dice que en el entorno familiar nadie le
relacionaba con un grupo político o sindical, de manera que está convencido que le
llevaron en vez de un vecino, un recaudador de impuestos apellidado Teijo. De todas
maneras Baltasar salió de su casa aquella noche de agosto para prestar declaración,
como le manifestaron sus apresadores, que detuvieron a tres personas más: Manuel
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 42
Fojo, labrador, desde 1935 presidente de la agrupación del PSOE de Neda; Laureano
Serantes, dueño de una tienda en ese municipio, y Eugenio Meizoso, maestro de
Sedes, de 28 años. Los cuatro son llevados en un camión, en principio los ejecutores
les dicen que al cuartel de la GC de Xubia, pero el vehículo se desvía de ese camino,
lo que provoca la protesta de los detenidos que temen lo peor y Baltasar es golpeado
con un fusil provocándole una herida en una pierna que le deja cojeando. El destino
final es el cementerio de San Julián de Narón. Allí tiene lugar un fusilamiento cuyos
detalles podemos conocer hoy porque uno de los fusilados logró sobrevivir, Manuel
Fojo, que herido se esconde primero en casa del cura de Sedes, luego en casa del
párroco de Neda y posteriormente en un molino de su propiedad, hasta reaparecer
públicamente ya en la posguerra. Hasta ese momento, ante la opinión pública, su
mujer se hizo pasar por viuda. La ejecución de Fojo se produjo sin atarles las manos
a los detenidos; puestos en fila recibieron los disparos de pie. Fojo recibe la bala de
fusil en el hombro, pero el tiro de gracia de pistola sería hecho al aire, parece que por
voluntad de un ejecutor con el que tenía amistad y que se ha ofrecido para esa labor
mientras los otros se marchaban. Junto a los tres cuerpos aparecerán luego
enterrados los cuatro casquillos utilizados, según el ceremonial de los fusilamientos.
Fuentes orales señalan como autores de este paseo a un grupo formado por
dos comerciantes de Neda, uno eliminado por guerrilleros en la posguerra en un acto
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 43
de venganza justiciera, además del llamado El albañil y el guardia civil Pintos,
todos a las órdenes del comandante de la GC de Xubia, el sargento Sánchez.
9. PROCESO A DOS GENERALES.
Causa 413/36. Los hechos suceden en la ciudad de A Coruña, pero el consejo
de guerra se celebra en el castillo ferrolano de San Felipe el sábado 24 de octubre, en
donde se encuentran detenidos desde el 26 de julio los procesados, trasladados a esa
ciudad en el “Plus Ultra”. Se trata de tres jefes militares con destino en la capital
provincial: el general de la VIII División Enrique Salcedo Molinuevo, de 65 años,
que había tomado posesión de su cargo el reciente 7 de febrero; el general de la 15ª
Brigada de infantería, Rogelio Caridad Pita, de 61 años, que pertenece a la
masonería, y el coronel del regimiento de artillería nº 16 Adolfo Torrado.
La causa se abre el 10 de agosto, actuando como juez instructor el general de
división Feijoó. El fiscal, el teniente auditor Martín Barbadillo, a partir del folio 297
del sumario, concreta los cargos, solicitando pena de perpetua a muerte para los
generales por traición -art. 223 del Código de Justicia Militar, punto 6º-, entendiendo
que los acusados en territorio declarado en estado de guerra y de modo malicioso
entorpecieron las operaciones del Ejército, y un castigo de prisión mayor a muerte
para el coronel por desobediencia ante rebeldes o sediciosos (art. 266). El texto del
fiscal de la Auditoría de Guerra de A Coruña tiene importancia, ya que sus
argumentos son trasladados a la sentencia sin variar lo esencial por el tribunal de
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 44
oficiales generales, presidido por el general de brigada Aramburu y que tiene como
vocales a los generales Valderrama y Carro (éste de infantería de Marina), a los
contralmirantes Vial y Sánchez Barcaiztegui, y al coronel de artillería Landeza. El
preámbulo del escrito fiscal justifica el alzamiento diciendo que tras la victoria del
FP en las elecciones de febrero:
Comenzó en toda la Nación una era de excesos y crímenes contra los
otros partidos políticos y contra los ciudadanos ajenos a ellos pero que no
figuraban en el Frente Popular, que no significaba otra cosa que la revolución
social anunciada en el Parlamento, en la Prensa y en las reuniones políticas
de los partidos marxistas por los jefes de estos partidos, cuyo propósito
declarado era implantar la Dictadura del Proletariado como medio para
llegar a un Régimen socialista o comunista.
El escrito informa que las reuniones de los oficiales que planean el
alzamiento en A Coruña se inician después de las elecciones del 16 de febrero. En el
fallo del tribunal también se expresa que un grupo de Patriotas Oficiales a cuyo
frente se puso el Comandante de Estado Mayor Sr. Gutiérrez de Soto, comenzó a
reunirse y a celebrar frecuentes entrevistas con objeto de procurar hacer, con el
concurso de los compañeros de otras guarniciones un movimiento militar, que
oponiéndose al proyectado por el frente popular para la implantación de la
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 45
dictadura del proletariado salvase a nuestra Patria del yugo marxista. Uno de los
primeros acuerdos de estas reuniones es dar cuenta al general Salcedo de estos
encuentros, por lo que según la acusación y la sentencia este jefe conocía en todos
sus detalles la preparación del movimiento iniciado por la guarnición de Coruña y
promete su incondicional adhesión y consecuentemente aprueba un estudio de
movilización hecho por el Estado Mayor y convoca una reunión de Jefes de los
Cuerpos de Guarnición en la Plaza. El conocimiento que el general de división tiene
del plan de la sublevación se basa en comunicaciones facilitadas por el Jefe del
Estado Mayor, el teniente coronel Luis Tovar, por el ya señalado Gutiérrez de Soto -
que dirige la sección topográfica del Estado Mayor-, por el teniente auditor Garicano
Goñi -enlace de Mola-, y por el teniente coronel de la Guardia Civil González
Vallés, sin destino. Según el escrito que recoge el fallo del tribunal, Salcedo
respondía a esas noticias manifestándose conforme con todo cuanto se proyectaba,
aunque prohibió su propaganda por las capitales de Lugo y Pontevedra, pero, sin
embargo, en la noche del 18 al 19 de julio al recibirse los radios de las divisiones
militares adheridas al golpe de estado, ni da muestra de entusiasmo ni acepta su
autenticidad y esto sirve de fundamento a su negativa a declarar el Estado de
Guerra, manifestando en la noche del 19 de julio al coronel de infantería Alonso que
de ninguna manera se sumaría al movimiento de unos cuantos Generales rebeldes.
En la misma tarde del 19 había llegado desde Burgos un radio telegrama del general
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 46
delegado de Sanjurjo en el que se pide al jefe de la 8ª División que declare el estado
de guerra, pero Salcedo sigue negándose, a pesar de que -según la acusación- habla
también con los generales Mola, Saliquet (Valladolid) y Álvarez Arenas, que le
confirman la declaración del estado de guerra en las Divisiones Orgánicas Militares
5ª (en Zaragoza, al mando del general Cabanellas), 6ª (Burgos) y 7ª (Valladolid).
Salcedo toma esta decisión en un momento en que, iniciado el alzamiento, tal y
como dice el fiscal, sólo había dos posturas: o estar con el pronunciamiento o estar
contra él.
Finalmente, los oficiales sublevados destituyen a Salcedo en la mañana del 20
de julio, un hecho que señala el inicio de la guerra civil en Galicia.
En cuanto al general Caridad, tanto para el fiscal como para el tribunal estaría
informado de la preparación de un pronunciamiento, y su actitud contra el
movimiento militar se prueba en que comenzó en abril o mayo a hacer unas
extrañas visitas nocturnas a los Cuarteles y al Gobierno Civil e incluso alguna vez a
la División que mostraban su propósito de vigilar de cerca a la Oficialidad y de
mantener contacto con el Gobernador Civil todo en evitación de que pudiese
producirse el alzamiento militar. El general de Brigada, según la sentencia, habría
intentado, en la mañana del lunes 20, tomar el mando del regimiento de infantería
Zamora nº 8, destituyendo al coronel Alonso, aunque al poco tiempo y a petición de
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 47
todos sus Oficiales le repone bajo promesa exigida de que no desobedecieran nunca
al Mando.
El tercer procesado, el coronel Torrado, también era conocedor de que se
hacían reuniones de oficiales preparando un pronunciamiento, ya que en fecha
anterior al 18 de julio recriminó al capitán ayudante Ozores por ser el representante
del Regimiento y por las reuniones que dicho Oficial celebraba con todos los demás
afectos al movimiento Militar, y en la mañana del 20, al llegar al cuartel de artillería
un oficial con la orden de que preparasen una batería para salir a la calle, no sólo no
da las órdenes correspondientes, sino que se traslada al edificio de la División para
tener su comprobación y a pesar de estar enterado de que el General Salcedo había
sido destituido en el mando y sustituido por el Coronel Sr. Cánovas al entrevistarse
con dicho General se pone a sus incondicionales órdenes, por lo que es detenido,
pero al saber horas después que se lucha en las calles, se ofrece a Cánovas para
colocarse en el puesto de mayor peligro.
La sentencia considera probado que el cambio de actitud de Salcedo, en la
noche del 18 de julio, confirma que su postura siempre había estado en contra del
alzamiento, pero que fingía adhesión al mismo para estar enterado de sus detalles y
poder informar así al Gobierno, siendo la mejor manera de entorpecerlo o anularlo,
utilizando los resortes de que disponía por su destino y cargo de primera Autoridad
en la División. También considera probado que el general Caridad, obrando de
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 48
acuerdo con las ideas que siempre profesó, lleva a cabo gestiones personalmente
para anular y entorpecer la preparación del levantamiento, de mutuo acuerdo con
Salcedo. Con respecto a Torrado, se le considera enterado de la preparación del
movimiento militar, pero a pesar de representar éste las ideas más acrisoladas de
amor a la Patria, ni se adhiere a las gestiones preparatorias ni interviene en ningún
pormenor, y llegado el momento de decidirse se niega a obedecer la orden de sacar
tropas de artillería a la calle, por lo que su posición es de ayuda para intentar hacer
fracasar el alzamiento. El tribunal concluye que la actividad delictiva en los
procesados sólo pretendía entorpecer la declaración del estado de guerra y dar así
más tiempo a la preparación de la resistencia, colaborando de esta manera con los
elementos traidores a la Patria. Las responsabilidades contraídas por los tres
acusados se definen en el art. 223, punto 6º, con circunstancias de agravación para
los dos generales, a los que se impone la pena de muerte, previa degradación, por
traición. El coronel Torrado es condenado a cadena perpetua, pero el tribunal pide
que se le conmute este castigo por el de quince años, dada su actitud posterior de
querer luchar contra los rebeldes.
Las defensas de los dos generales acusados en la causa han sido ejercidas por
dos militares retirados: el comandante de artillería Romay, para Salcedo, y el
comandante de infantería Pedreira, para Caridad Pita. Han sido elegidos por los
propios reos tras solicitar listas de oficiales destinados en las plazas de A Coruña,
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 49
Pontevedra y Ferrol. El coronel Torrado escoge como defensor al comandante
Sánchez Esperante, del regimiento de artillería de costa nº 2, un oficial que participó
activamente en la sublevación en Ferrol. El defensor de Salcedo reconoce en su
alegación, leída en la vista, que el general conocía la preparación de un alzamiento y
que no puede dudarse que simpatizaba con él, pero si se negó a declarar el estado de
guerra fue por tener dudas de la viabilidad del pronunciamiento, desconociendo
además quiénes se hallaban al frente, en la dirección del golpe. La actitud de Salcedo
sería entonces dubitativa, no de oposición a la insurrección militar; como dice su
defensor: No pretendía por tanto mi patrocinado oponerse al movimiento salvador
de España, trataba sí, de no dar un salto en el vacío, quería asegurarse de la
perfecta organización, de lo que se pretendía, afirmando a continuación Romay que
su defendido se hallaba bajo el peso de una fuerte acusación fundada en el único
delito de haber sufrido una equivocación al apreciar los acontecimientos.
Argumenta que el fiscal considera a Salcedo incurso en una traición que se considera
cometida si ha sido previamente declarado el estado de guerra, lo que no sucede en
su caso, ya que esa declaración se produce en A Coruña horas después de su
detención, por lo que solicita al tribunal que la actuación de su defendido sea tenida
a lo sumo como negligencia, haciendo hincapié finalmente en la excelente hoja de
servicios y conducta moral intachable de un prestigioso militar.
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 50
El defensor de Caridad manifiesta en su escrito de alegaciones que el general
desconocía que se estaba preparando un alzamiento y que sus visitas a los cuarteles
formaban parte de sus obligaciones de inspección, además, el acusado, con 44 años
de servicio en el Ejército, había prometido lealtad al Gobierno de la República como
lo hizo en tiempo de la Monarquía al Rey y tanto en uno como en otro caso
mantendría su promesa de fidelidad, pero esto no significa que fuese agente al
servicio del Gobierno y del Frente Popular. Manifiesta también que los hechos
imputados a Caridad fueron anteriores a la declaración del estado de guerra, por lo
que no puede aplicárseles el párrafo 6º del art. 223, que señala que el
entorpecimiento a movimientos del Ejército será considerado traición cuando suceda
en campaña o en territorio declarado en estado de guerra, aunque el general de
brigada no hizo nada que entorpeciese la labor del Ejército y favorecido al enemigo,
por lo que solicita su absolución.
En la vista no se efectúa ningún interrogatorio, ni a testigos ni a acusados, y
sólo se leen los escritos del fiscal y de los defensores, pudiendo manifestarse
libremente al final de la sesión, antes de reunirse el tribunal para emitir sentencia, los
tres juzgados.
En su turno, Salcedo dice que es inocente, por no creer estar comprendido en
ningún artículo del Código de Justicia Militar, dice que su caso es parecido a los de
los generales Batet -que se hallaba al frente de la 6ª División, en Burgos, intentando
“De perpetua a muerte...” xmsuárez 51
detener la sublevación recurriendo incluso a ponerse a su frente y que será fusilado
por los alzados- y Pintos, que seguiría al frente del gobierno de Cádiz y citado por
Queipo de Llano en su charla, según manifiesta el propio Salcedo en su petición de
clemencia.
En cuanto a Caridad, su postura más orgullosa le lleva a decir que se le acusa
de delitos que no ha cometido, ya que no se unió al movimiento militar porque nadie
se le propuso, pero no se opuso a su marcha natural. No pide benevolencia, sólo
justicia.
El coronel Torrado expone en su turno de intervención que no ha cometido el
delito de que se le acusa, se somete al Tribunal y desea prosperidades a su Patria,
único anhelo que tiene, terminando con Vivas a España.
En el castillo de San Felipe, donde han sido juzgados y condenados dieciséis
días antes, Salcedo Molinuevo y Caridad Pita son fusilados el lunes 9 de noviembre,
a las ocho de la mañana.