DESCARTES

FILOSOFÍA MODERNA

TEMA 5

ESQUEMA

0. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.

0.1La sociedad moderna.

0.2 La filosofía moderna.

1. .EL PROYECTO FILOSÓFICO DE DESCARTES.

1.1. Vida y obras.

1.2 Reconstrucción del conocimiento científico.

2. EL MÉTODO.

3. MEDITACIONES METAFÍSICAS.

3.1 La duda metódica.

3.2 Descubrimiento del “cogito”.

3.3 Demostración de la existencia de Dios.

3.4 Demostración de la existencia del mundo.

4. UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO: EL MECANICISMO.

4.1 La revolución científica: una nueva visión del mundo.

4.2 La “res extensa”.

4.3 El mecanicismo.

5. EL SER HUMANO.

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0. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.

La época, conocida en la división tradicional de la historia, como época modera o modernidad, abarca el periodo de tiempo comprendido entre el siglo XVI y el XVIII. Es el periodo decisivo en la transformación Europa en lo que actualmente es.

0.1 La sociedad moderna. Desde el siglo XV y principios del XVI se produce el despegue económico, político y cultural de Europa. El conjunto de los pueblos de Europa, sobre todo los occidentales o atlánticos no habían tenidos hasta ese momento más que una importancia marginal dentro de las civilizaciones del mundo. Sin embargo a partir de éste momento el desarrollo y la influencia de las naciones europeas empezará a ser decisiva para la futura configuración del mundo.

- Uno de los hechos más decisivos es el descubrimiento y la colonización de nuevos territorios que se incorporan así a la esfera de influencia europea. Las costas de África, los centros comerciales en Asia y, como elemento más destacado, el descubrimiento de América, suponen vías de expansión del comercio y por lo tanto de enriquecimiento para los comerciantes europeos y fuentes de poder para las naciones de Europa.

- Un segundo factor de importancia es el desarrollo del “espíritu capitalista”, atribuido a la reforma calvinista. Si en la edad media la prosperidad económica y la búsqueda del beneficio no son bien vistas por la Iglesia. A partir de ahora el nuevo modelo de persona es aquel cuyo objetivo es hacer prosperar toda clase de negocios, siendo el beneficio un indicativo de la virtud. Esto da lugar a un gran crecimiento de la industria y el comercio.

- A nivel político se desarrollan los llamados estados-naciones. Mientras que en la edad media la idea política fundamental era la de un orden político que reuniese bajo un solo poder a todos los cristianos, en la modernidad se impone la idea de los estados correspondientes a las distintas naciones, cada uno de las cuales es soberano sobre su territorio. Entre ellos existe un equilibrio de fuerzas, e internamente están organizados con un ejército propio, un administración centralizada que interviene cada vez más en la vida interna de la nación y un derecho único para todo el territorio.

- A nivel cultural se produce un gran cambio en la concepción del hombre y del mundo. Desarrollada a partir de la cultura renacentista (siglo XV, XVI), esta nueva cultural pone al hombre en el centro del universo. El deber del hombre es controlar y dominar la naturaleza, de ahí el desarrollo de la ciencia y los descubrimientos geográficos. También es una cultura que acentúa el valor del individuo: se valoriza la iniciativa privada, el trabajo, el éxito comercial, etc. Y es una cultura secularizada, donde la Iglesia va perdiendo la influencia que hasta ese momento tenía. La política, la economía, la cultura tienen su propia autonomía y la Iglesia no debe interferir.

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0.2 La filosofía de la modernidad.

Una nueva sociedad, como es la moderna, supone una filosofía nueva; es decir, una filosofía preocupada por otros problemas diferentes de aquellos en los que se había centrado la filosofía medieval y antigua.

- La filosofía medieval apoyo firmemente la idea de que en el universo existe una armonía y un orden, que derivan de Dios como creador. Este orden se expresaba en la filosofía de Sto. Tomás en el concepto de ley natural. Toda la naturaleza (incluido el hombre y la sociedad) se comporta conforme a los dictados de unas leyes naturales que son expresión de la ley divina. Esto hace que tanto la naturaleza como la vida humana fuera estable, ordenada etc.

- Frente a ello la actitud intelectual dominante en el pensamiento moderno es el escepticismo: la sospecha acerca de la existencia de un orden estable y una verdad conocible en el mundo y en la vida del hombre:

*Los descubrimientos demuestran que la tierra es mucho más desconocida de lo que se creía.

*El contacto con pueblos de otras culturas lleva a relativizar la moral y las costumbres establecidas en la sociedad occidental.

*Las guerras continuas, las intrigas políticas y la conciencia de que siempre ha sido así (producto del conocimiento de la historia de Grecia y Roma) lleva al escepticismo sobre la posibilidad de un orden político estable y justo.

*La sucesión de filosofías, opiniones, teorías científicas llevan al escepticismo ante el conocimiento del hombre y la posibilidad de alcanzar una verdad estable y segura sobre el mundo y el hombre.

- La filosofía moderna intenta enfrentarse al escepticismo extendido entre los intelectuales. El escéptico se cuestiona, entre otras cosas, la posibilidad de un conocimiento seguro y verdadero, y por lo tanto la pregunta fundamental sobre la que gira la filosofía moderna es esta ¿Es posible el conocimiento del hombre, podemos alcanzar la verdad con nuestras facultades racionales? Para responder a estas preguntar es preciso estudiar cómo funciona el conocimiento del hombre, y cómo podemos extraer de él alguna verdad. En la filosofía moderna se dan dos tipos de respuestas a estas cuestiones:

*El racionalismo: confía en que la razón por sí misma y correctamente desarrollada a través de un método puede alcanzar las verdades y principios fundamentales en los que basar todo nuestro conocimiento: este es el planteamiento de Descartes.

*El empirismo: son los sentidos los que nos proporcionan un conocimiento válido de la realidad. Debemos asegurarnos que todas nuestras ideas provienen correctamente de la experiencia.

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1. EL PROYECTO FILOSÓFICO DE DESCARTES

1.1 Vida y obras

René Descartes nace en 1596 en La Haya (Francia). Estudia en el colegio de los jesuitas de la La Flèche, uno de los colegios de mayor prestigio en Francia en ese momento. Se licencia en Derecho e inicia una vida aventurera enrolándose en distintos ejércitos que combaten en Europa. Su curiosidad y espíritu abierto le lleva a interesarse por toda clase de ciencias, por ello durante estos años desarrolla conocimientos de física, matemáticas, óptica, etc.

Posteriormente, Descartes vive a caballo entre distintos países de Europa (Países bajos, Alemania, Francia, Dinamarca) escribiendo sus primeras obras y en contacto con los científicos más importantes del momentos. Así escribe Las reglas para la dirección de espíritu (1627) la Geometría (1636) Las meditaciones metafísicas (1639) Esta última obra es condenada por los magistrados de Utrecht por lo que Descartes elabora una segunda edición en la que intenta contestar a estas objeciones. En 1644 escribe los Principios de filosofía. Por su amistad con la Reina de Suecia se convierte en su embajador. Muere en Estocolmo en 1650

1.2 Reconstrucción del conocimiento científico

Descartes participa de la actitud escéptica de los intelectuales de la época. Tanto su esmerada educación, como su curiosidad natural le han llevado a interesarse en todos los ámbitos del conocimiento disponible en su época: la filosofía medieval y clásica, las ciencias experimentales y formales (matemáticas, geometría etc.) incluso las ciencias “ocultas” como la alquimia, la magia, de moda en Europa desde el renacimiento, también conoce la literatura clásica, la retórica, la poesía, la historia, etc.

En todos estos saberes no encuentra nada más que un conjunto enorme de opiniones y teorías diversas y contradictorias entre sí, donde no es posible alcanzar ninguna verdad segura. Las ciencias son un gran edificio construido sobre malos cimientos y que, por lo tanto, amenaza ruina. ¿Cuál es la causa de este fracaso de las ciencias de la época? Aunque para Descartes la razón, el pensamiento, es algo presente en todos los hombres de igual manera, es preciso utilizar esta capacidad de razonar de acuerdo con unas reglas, un método que permita evitar los errores u opiniones puramente subjetivas.

Además sus viajes le han ayudado a relativizar también las creencias morales y las costumbres adquiridas en su educación. Se da cuenta de que las costumbres son variables, plurales, y no siempre las de los demás o las de pueblos extranjeros, supuestamente de inferiores, son peores.

A partir de aquí Descartes llega a la conclusión de que sólo debe confiar y asentir a aquello a lo que llegue a través de un razonamiento seguro. No se puede confiar en opiniones ajenas, ni en las recibidas por medio de la educación, ni las de ninguna autoridad o sabio, sino sólo en aquellas que sean fruto de un examen minucioso hasta llegar al convencimiento de su verdad, de su evidencia.

Para Descartes es preciso “partir de cero”, volver a reconstruir el conocimiento del hombre aceptando sólo aquello que se haya demostrado como evidente. Es preciso poner en cuestión todo el

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conocimiento acumulado para separar lo válido de las opiniones erróneas o mal fundamentadas. Es preciso reconstruir el edificio de las ciencias desde sus cimientos.

Para esta reconstrucción son necesarios dar dos pasos:

-Elaborar un método que establezca las reglas que orientan y conducen a la razón del hombre hacia la verdad, evitando toda confusión o subjetivismo.

-A través de este método es preciso fundamentar los primeros principios en que se basan todas las demás ciencias. Puesto que si fallan estos principios todo lo demás se viene a bajo: es preciso fundamentar racionalmente la filosofía.

2. EL MÉTODO.

Descartes encuentra en las ciencias de carácter deductivo como las matemáticas, la lógica y la geometría los elementos necesarios para construir su método. Estas ciencias avanzar a través de razonamientos enlazadas deductivamente con las que es posible demostrar ciertas verdades a partir de otras ya conocidas. Esta forma de actuar supone; 1) que el razonamiento está sometido a determinadas reglas, y no se puede concluir nada que no sea resultado de aplicar tales reglas. 2) Toda conclusión, una vez establecida, es evidente y clara, y sirve para ulteriores razonamientos.

A partir de aquí Descartes establece las cuatro reglas de su método:

1) No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer su EVIDENCIA. Sólo debemos admitir como verdadero aquello que nos parezca evidente, y debemos desechar todo lo probable, opinable, etc.

2) DIVIDIR los elementos del problema que examinamos en sus partes más simples y por lo tanto más fáciles de conocer (análisis).Así es posible encontrar algunas verdades evidentes de forma inmediata. En ellas basamos nuestros razonamientos

3) Una vez examinadas y conocidas las partes más simples es preciso irlas COMPONIENDO nuevamente, enlazando el conocimiento de lo simple al conocimiento del compuesto hasta resolver el problema (síntesis).

4) REVISAR y enumerar todos los pasos dados para comprobar la corrección y evidencia de cada uno.

Descartes cree que este método puede ser aplicado con éxito en todas las ciencias permitiendo reconstruir nuestro conocimiento.

3. MEDITACIONES METAFÍSICAS.

Uno de los ámbitos donde Descartes se propone ejercitar su método es la filosofía. La filosofía ocupa un papel fundamental en la forma de concebir el conocimiento que tiene Descartes. La filosofía contiene los primeros principios a partir de los cuales se fundamentan todas las demás ciencias. La filosofía se ocupa de aquellos principios de mayor alcance y está, por lo tanto, en el lugar más alto en la jerarquía del conocimiento. Sin un proyecto de fundamentación racional de la

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filosofía no es posible asentar sobre sólidas bases el edificio del conocimiento. Esta fundamentación está contenida en una de sus obras más importantes: las Meditaciones metafísicas.

3.1 La duda metódica.

Descartes aplica su método a la filosofía. La primera regla consiste en admitir solo lo evidente. Por lo tanto el problema que se plantea Descartes es el de intentar fundamentar en la razón los principios últimos en los que se asienta nuestro conocimiento del mundo. Estos principios habrán de ser aceptados sólo si la razón nos muestra su evidencia. Por lo tanto debemos someter a análisis nuestro conocimiento para ver qué es lo que está sustentado por la razón y lo que no.

Sometemos a examen todo aquello que los seres humanos decimos que conocemos, aquello que admitimos normalmente como verdadero, para comprobar si efectivamente tiene su fundamento o no en la razón. Este examen es la duda metódica. Descartes pone en duda todo nuestro conocimiento para separar de manera clara aquellos conocimientos que son evidentes de aquellos que ofrecen algún tipo de duda o de incertidumbre. Con ello Descartes no pretende decir que muchas de las cosas que ordinariamente creemos sean falsas sino que desde el punto de vista de la razón, de la investigación filosófica, aquellas creencias que no sean absolutamente evidentes, han de ser descartadas, no son aceptables. El método nos obliga a desechar no sólo lo falso sino todo lo que es dudable, pues es así como podemos evitar cualquier error. Solo podemos confiar en lo que es evidente y no ofrece duda alguna.

¿Hasta dónde alcanza la duda en nuestro conocimiento?

a) Nuestro conocimiento del mundo proviene ordinariamente de los sentidos. Sin embargo descubrimos que a veces los sentidos nos engañan; nos ofrecen un visión equivocada de la realidad (Vg. al meter un lápiz en un vaso de agua parece roto) Si nos damos cuenta algunas veces de que los sentidos nos engañan, podría ser que nos engañaran siempre sin que nos demos cuenta. Descartes no afirma que los sentidos nos engañen, sencillamente se pregunta si es posible albergar la duda sobre ellos y se da cuenta de que sí: no tenemos seguridad alguna de la fiabilidad de los sentidos.

b) Que de ser que los sentidos nos engañen acerca de cómo son las cosas del mundo pero parece que no albergamos ninguna duda en torno a la existencia del mundo: existen objetos a nuestro alrededor independientemente de que nuestra percepción de ellos no sea correcta. Pero se pregunta Descartes: Cuando soñamos creemos también que existen el mundo y los objetos con los que soñamos, sin embargo al despertarnos tenemos la seguridad de que tal mundo no existía, ¿No podría darse el caso de que estuviéramos soñando permanentemente, y que por lo tanto la existencia del mundo sea una ficción? ¿Cómo podemos distinguir con toda seguridad el sueño de la vigila? ¿Cómo tenemos la seguridad distinguir cuando estamos despiertos y cuando dormidos?

c) Soñando o despiertos existen ciertos conocimientos que son verdaderos y de los que no podemos albergar ninguna duda (2+2=4, triángulo es un polígono de tres lados... etc.) Aquellos conocimientos que dependen de nuestro razonamiento no parecen afectados por la duda. Sin embargo descubrimos errores en nuestros razonamientos: algo que nos parecía evidente termina siendo falso, por algún error… ¿No podría darse el caso de que nos engañáramos siempre? ¿Podría

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existir, incluso, un genio maligno empeñado en conducirnos al error? ¿Un ser con el poder de hacernos cometer errores en nuestro razonamiento sin que nos demos cuenta? Descartes no afirma que exista ese genio sino que no podemos tener seguridad de que no exista y por lo tanto no podemos tener seguridad de la validez de nuestros razonamientos.

De lo dicho se desprende que tanto nuestro conocimiento sensible como nuestro conocimiento racional no está libre de duda y por lo tanto debemos descartarlo como fuente de conocimiento seguro.

3.2 Descubrimiento del cogito.

El ejercicio de la duda metódica parece haber conducido a Descartes a un callejón sin salida. Parece que no existe ninguna verdad evidente a partir de la cual fundamentar nuestro conocimiento. Todo aquello que creíamos verdadero ha demostrado ser dudable.

Sin embargo la duda misma nos descubre una verdad absolutamente evidente por sí misma: si dudo, si pienso sobre si mi conocimiento es verdadero quiere decir que existo. Para que alguien dude o piense, debe existir. Algo que no existe no puede pensar. Descartes expresa en la fórmula latina Cogito ergo sum (pienso luego existo). Esta es una verdad evidente.

¿Es esta afirmación absolutamente evidente? La certeza acerca mi existencia (como el ser que piensa y duda) no depende de los sentidos, ni es afectada por la incapacidad de distinguir sueño y vigilia. Dormido o despierto, si pienso debo existir. Tampoco la existencia de un genio maligno le afecta. Si el genio trata de engañarme quiere decir que existo, sino no podría engañar a nadie. El hecho de dudar sobre la verdad de esta afirmación no hace más que confirmarla, porque al dudar estoy haciendo algo y eso quiere decir que existo porque sino no podría dudar.

¿Quien es este ser que existe porque piensa? No es ningún ser material ni corporal: lo único que sé es que soy algo que piensa , duda, desea, siente, imagina, sueña etc. Lo único que conozco de este ser son un conjunto de operaciones mentales que percibo de forma inmediata. Por eso Descartes lo define diciendo que existe un cosa o sustancia que piensa; el latín "res cogitans".

Fundamentación del criterio de verdad. Para Descartes la afirmación “cogito ergo sum” se convierte en el paradigma, el modelo, de toda verdad evidente. Todo aquella afirmación cuya evidencia sea parecida a la que posee la afirmación: pienso luego existo, será verdadera tal y como lo es ésta. Toda idea que se perciba con tanta claridad y distinción como que al pensar existo, será considerara también verdadera.

3.3 Demostración de la existencia de Dios.

El análisis del conocimiento nos ha llevado a encontrar una verdad absolutamente evidente: existe la cosa pensante. A partir de aquí puede comenzar el proceso de reconstrucción de nuestro conocimiento, es decir la síntesis (3º regla) del método cartesiano.

Sabíamos que existe una cosa pensante que soy yo, pero no sabemos: a) si los razonamientos de ese ser pensante son válidos, b) tampoco si la creencia que tenemos sobre la existencia del mundo y sus objetos es verdadera.

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Para demostrar que los razonamientos que nos parecen subjetivamente evidentes son realmente válidos debernos descartar la hipótesis del genio maligno: no debería existir ningún ser superior cuyo objetivo sea el engañarnos. Para ello Descartes debe demostrar que existe Dios y que es un ser bondadoso cuyo propósito no puede ser el de confundirnos.

Las ideas como punto de partida. Sólo podemos partir de la cosa pensante y de sus ideas para demostrar la existencia de Dios, pues es lo único que sabemos con seguridad que existe. Para Descartes una idea es cualquier contenido de la conciencia: las imágenes de un objeto o persona, un pensamiento, una creencia, etc. En cualquier idea podemos distinguir dos aspectos:

-La realidad formal: es esencia de algo. Los árboles comparten una misma esencia por ser árboles, las manzanas por ser manzanas. Todas las ideas tienen la misma realidad formal porque todas son ideas.

-La realidad objetiva. Toda idea representa un objeto. Cada idea tiene una realidad objetiva distinta en función del tipo de objeto que representa. Las ideas que representan objetos más perfectos tienen una realidad objetiva mayor que los que representan objetos inferiores.

¿Cómo se originan las ideas? Toda idea tiene una causa, es decir, ha sido producida por algo. Pero debe cumplirse la siguiente condición: la realidad formal del ser que causa la idea debe tener al menos tanta realidad formal como realidad objetiva tiene la idea que causa. Las ideas que tienen una realidad objetiva X solo puede haber sido producidos por objetos cuya realidad formal sea igual que X o mayor.

¿Cuál es el origen de nuestras ideas? Si examino las ideas que tengo en función de su realidad objetiva hay tres tipos: ideas de objetos, ideas de otros seres humanos, idea sobre Dios. La pregunta que se hace Descartes es si todas las ideas que tengo pueden haber sido causadas por mí mismo (por la cosa pensante) o bien es necesario suponer la existencia de algún otro tipo de ser como causa de esas ideas. Tanto las ideas de los objetos de la naturaleza como las de otros seres humanos pueden haber sido causadas por mí, pues la realidad formal que poseo es mayor (en el caso de los objetos) o igual (en el caso de los hombres) a la realidad objetiva de estas ideas.

¿Cual es el origen de la ideas sobre Dios? Existen ideas en mí que no se refieren a seres finitos sino a un ser infinito: Dios. Yo no puede haber causado la presencia de esta idea en mi mente ya que su realidad objetiva es mayor que la realidad que yo poseo. Dios es un ser eterno, infinitamente perfecto, omnipotente, infinitamente sabio etc. Yo soy un ser finito. Yo mismo no puedo ser la causa de la idea de algo finito. Si esa idea está en mí, no puede proceder de mí .Por lo tanto debe haber sido causada por un ser igualmente infinito y perfecto, es decir, por Dios. Así queda demostrado que Dios existe.

Conclusión: Partiendo estrictamente de la existencia de la cosa pensante Descartes demuestra la existencia de un ser infinito y máximamente perfecto: Dios. Como Dios es máximamente perfecto, es máximamente bondadoso, y por lo tanto no puede tener el propósito de engañarme, ni permitiría que un genio maligno (si existiese) me engañara. En conclusión, podemos confiar en que los razonamientos que son parezcan evidentes lo son realmente. Podemos utilizar si temor la razón para alcanzar nuevas verdades.

3.4 Demostración de la existencia del mundo.

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Una vez que hemos demostrado que nuestros razonamientos están libres de duda, debemos ver si es posible eliminar la duda también respecto de la existencia del mundo. Dicho de otra forma, si podemos tener alguna seguridad en torno a la diferencia entre el sueño y la vigilia.

Recibimos sensaciones del exterior: continuamente estamos recibiendo sensaciones que creemos que proviene de cosas exteriores a nuestra mente. Eso es lo que nos lleva a afirmar que existe el mundo. Pero no tenemos seguridad de que esto sea así, debemos demostrarlo.

Origen de las sensaciones. Si no existiera el mundo exterior las sensaciones podrían tener dosorígenes:

- Haber sido producidas la cosa pensante. Nuestras sensaciones serían como alucinaciones que sufrimos y que nos llevan a creer que existe el mundo. Pero para Descartes hay una razón que niega esta hipótesis: estas sensaciones son involuntarias, no puedo tener una sensación cuando quiero (la sensación de comer un plato sabroso), ni dejar de tenerla si acude a mí (por ejemplo un dolor), por lo tanto las sensaciones no dependen de la cosa pensante.

- Podrían provenir de Dios o algún otro espíritu. Podría suceder que Dios me estuviera enviando todas las sensaciones que tengo y aunque yo crea que vienen de las cosas, en realidad provienen de Dios. Esto tampoco es posible puesto que si hemos dicho que Dios s bondadoso y no puede querer engañarnos Si nos hace creer que nuestras sensaciones provienen del mundo, cuando en realidad provienen de Él, nos está confundiendo y ya hemos dicho que es no es posible.

Conclusión. Podemos afirmar con certeza que las sensaciones provienen del mundo exterior. De no ser así Dios habría creado un ser muy imperfecto. Todos de forma natural tendemos a pensar que las sensaciones provienen de los objetos. Si nos engañáramos continuamente (no de forma aislada) resultaría que Dios ha creado un ser que continuamente cae en el error. Algo que no se corresponde con su bondad y perfección,

Si esto es así ¿De dónde provienen los errores, por ejemplo cuando creemos ver algo que no existe etc.? Es decir, si Dios no puede haber creado un ser que se equivoca continuamente cómo podemos explicar que a veces comentemos errores. De donde provienen esos errores esporádicos. En primer lugar Descartes afirma que los sentidos están ubicados en el cuerpo, y el cuerpo es un maquina biológica que a veces funciona mal. En segundo lugar intentamos conocer cosas que están más allá de nuestras facultades y eso nos lleva a errores.

¿Que podemos conocer con evidencia?

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Duda metódica

¿No existe ninguna verdad evidente, todo es dudable?

ANALISIS

4. CONCEPCIÓN DEL MUNDO

4.1 La revolución científica: una nueva visión del mundo

Descartes formaba parte del grupo de científicos del siglo XVII, convencidos de que era necesario cambiar la concepción tradicional de ver el universo. Muy en consonancia con el pensamiento de Galileo (aunque cuidándose de expresarlo públicamente para evitar la persecución que Galileo soportó) Descartes está convencido que la aplicación de la razón al estudio de la naturaleza supone abandonar la concepción aristotélico-tomista, y a abrir una nueva visión del mundo.

a) La síntesis aristotélico-tomista.

La recepción de la filosofía y ciencia aristotélica en la filosofía medieval a través del pensamiento de Sto. Tomás, permite formular una concepción del mundo coherente y sistemática. Esta visión del mundo es aceptada hasta que en el siglo XVII y XVIII, cuando científicos como Galileo, Descartes o Newton, formulan la concepción moderna del mundo .

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Cogito:si dudo, pienso existo

Es modelo de toda verdad evidente

Existe la substancia pensante

Contenido de la sustancia pensante: Ideas

¿Qué consecuencias se sacan?

¿Cómo podemos tener certeza de la razón?

Tenemos ideas de: -Seres finitos -Un ser infinito: Dios

La causa debe ser proporcional al efecto:nuestra idea de Dios debe ser causa por Dios

Dios es máximamente bueno no puede permitir que la razón nos engañe

¿Existe el mundo? Las sensaciones son involuntarias, deben provenir de objetos exteriores

¿Nos engañan los sentidos? En lo que se refiere a cualidades primarias (espacio tiempo) la razón nos proporciona evidencia

SINTESIS

¿Cuáles son las características más destacables de esta concepción aristotélico-tomista del mundo?

- Es una visión teleológica del universo. Cada ser tiene un fin y función propia que debe desempeñar. Por lo tanto a la hora de explicar los fenómenos de la naturaleza no sólo hay que detectar las causas que producen esos fenómenos sino conocer los fines que persiguen. Así es cómo se explica, por ejemplo, el movimiento. Según Aristóteles cada ser tiende a ocupar el lugar que le corresponde. Los sólidos tienen a “caer” hacia en centro del universo (así se explica la gravedad), los gaseosos hacia las zonas superiores etc.

- La explicación del comportamiento de los fenómenos se basa en propiedades y cualidades de los objetos. Esto se debe a la influencia de la teoría aristotélica de la sustancia. Conocer la esencia de las cosas supone fijarse en las cualidades y no los aspectos cuantitativos. Por ejemplo el peso es una cualidad y no una cantidad y por ello hay cuerpos que son por definición pesados y otros ligeros etc.

- Se acepta la teoría geocéntrica. La tierra en está en el centro del universo, éste se estructura como una serie de esferas concéntricas. Cada una de estas esferas corresponde a un cuerpo celeste (sol, planetas, luna, etc.) Todo el universo está limitado por la esfera celeste donde están las estrellas. La tierra permanece inmóvil y todas las esferas se mueven circularmente, lo que explica el movimiento de los astros observado desde la tierra.

b) La revolución científica

Esta visión del mundo va a cambiar radicalmente a partir del siglo XVI.

El primer paso en esta revolución viene de la mano de Copérnico. Su teoría Heliocéntrica, donde la tierra la que gira alrededor del sol, obliga a reformular radicalmente la visión del universo. Ahora la tierra ya no es el centro del universo sino un planeta más en la inmensidad del universo.

Es interesante destacar en Copérnico el influjo de las ideas platónico-pitagóricas. El dominio de Aristóteles desde el siglo XIII da lugar en el Renacimiento (siglo XVI) a un interés mayor por Platón y los pitagóricos. Uno de los elementos que se toma de estos filósofos es la idea de que en el universo hay una armonía matemática, es decir, los fenómenos naturales deben tener la misma sencillez, claridad y belleza que las matemáticas.

Esta idea es la que lleva a Copérnico a “probar” una nueva forma de explicación del universo. El sistema geocéntrico de Tolomeo era sumamente complicado. Se explicaba el movimiento de las estrellas y los planetas con un conjunto muy complejo de mecanismos matemáticos. Copérnico se pregunta si no es posible una explicación más sencilla y armónica de estos fenómenos y por ello desarrolla su teoría de que es la tierra la que se mueve y el sol el que permanece fijo.

Kepler es un entusiasta aun mayor de la idea de armonía matemática del universo. En la creencia de que la elipse es una figura más bella que la circunferencia intenta describir la órbita de los planeta con forma elíptica, lo que a su vez concuerda con los datos de la experiencia.

El segundo paso en esta revolución científica supone la elaboración de una visión racionalizada y mecanicista del mundo por parte de Galileo y Descartes. Esto supone, como vamos

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a ver, entender que el mundo está sujeto a leyes matemáticas que explican de forma precisa cualquier acontecimiento, y al mismo tiempo el abandono de la teleología. Lo importante no son los fines sino las causas. Vamos a profundizar en esto

4.2 La “res extensa”

En las “Meditaciones Metafísicas” hemos demostrado que existe el mudo pero nos queda por ver si lo que nos dicen los sentidos a cerca del mundo es válido y hasta que punto.

La afirmación fundamental de Descartes sobre este tema es la siguiente: lo que conocemos a través del entendimiento o la razón sobre los objetos es más fiable que lo que conocemos a través de los sentidos. No podemos tener seguridad acerca de lo que los sentidos nos trasmiten, y por lo tanto debemos confiar la razón.

¿Qué es lo que nos dice la razón sobre los objetos del mundo? Descartes distingue dos tipos de cualidades que poseen los objetos:

- Las cualidades primarias: son la extensión y sus modos: longitud, anchura y profundidad. En definitiva todo aquello que tiene que ver con el espacio. Al combinarse con el tiempo da lugar al movimiento.

- Las cualidades secundarias: el color, el olor, el tacto etc., todo lo que percibimos de un objetos que no tiene que ver con el espacio.

La afirmación de Descartes es clara; entre estos dos tipos de cualidades, las secundarias no son fiables, no nos dan un conocimiento seguro. En cambio las primarias, las que tienen que ver con la extensión, nos dan un conocimiento seguro y evidente ¿Por qué?

a) Las cualidades secundarias dependen de cómo yo percibo los objetos. Es decir mis sentidos reaccionan ante determinadas propiedades del objeto, pero la representación o imagen que obtengo del objeto no tiene porqué corresponderse con la realidad del objeto. No me es posible separar con certeza lo que proviene del objeto y lo que proviene de mis sentidos. Además estas cualidades secundarias se puede explicar como el resultado que tiene sobre mis sentidos propiedades del los objetos describibles en términos espaciales. Por ejemplo la sensación al tacto es el resultado de la distribución en la superficie de irregularidades suficientemente pequeñas como para provocar en mí una sensación particular.

b) Las cualidades primeras son claras y distintas. Nos permiten tener un conocimiento racional de los objetos. Las cualidades secundarias son poco fiables y no nos proporcionan un conocimiento exento de duda. Por lo tanto el conocimiento de los objetos se reduce a lo espacial y temporal. Por eso Descartes define el mundo exterior como res extensa: las cosas extensas, espaciales.

La física moderna tiene su origen en esta división entre cualidades primarias y secundarias. Las cualidades primarias son medibles y cuantificables, en cambio las secundarias no. Optar por las primeras favorece la aplicación de las matemáticas a la física. Además supone simplificar notablemente los fenómenos, porque solo nos fijamos en aspectos muy determinados. Esto facilitará el descubrimiento de leyes constantes que explican y predicen el comportamiento de los objetos físicos.

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4.3 El mecanicismo

A partir del concepto de res extensa se van concretando los rasgos de la nueva forma de entender el universo de Descartes:

1º El universo es un extensión indefinida, ilimitada de materia. A diferencia de la concepción antigua, que pensaba que universo era limitado y estaba contenido en una esfera, Descartes piensa que la extensión de la materia en el espacio no tiene límites, porque cualquier límite que pongamos siempre nos permite concebir algo que está más allá del límite.

2º El universo está, en toda su extensión, ocupado por materia. Los cuerpos extensos o materiales lo llenan todo. No hay espacio vacío, porque el lugar que ocupa un cuerpo cuando se mueve es inmediatamente llenado por otro. Entre dos cuerpos siempre hay otros cuerpos intermedios, como el aire. El vacío es imposible porque no hay espacio sin que algo extenso lo ocupe. El espacio se identifica con la extensión del cuerpo.

3º La materia es infinitamente divisible. Cualquier trozo de materia extensa se puede dividir en partes más pequeñas y a si sucesivamente de forma ilimitada.

4º Los cuerpos del universo están sometidos a movimiento. Cualquier cambio o fenómeno que observemos en la naturaleza es el resultado del movimiento de cuerpos o de los componentes internos de un cuerpo. El movimiento es el cambio de posición de un cuerpo con respecto a los que están a su alrededor. Cuando un cuerpo cambio de lugar, quita de ese lugar al cuerpo que allí estaba, a su vez el lugar que ha dejado es ocupado por otro. El resultado es que los cuerpo cambian sus posiciones respectivas, pero siempre ocupando todo el espacio disponible. Por ejemplo la diferencia entre un cuerpo gaseoso, otro líquido y otro sólido no está en que tengan una cualidad diferente, sino en el grado de movilidad de sus partículas. En el caso del agua el calor pone en movimiento a sus partículas y por ello del líquido pasamos a vapor. El frío detiene a las partículas y por ello tenemos el hielo sólido.

5º El movimiento de los cuerpos está gobernado por leyes precisas. El conocimiento válido

y seguro del mundo se reduce al conocimiento de las leyes presentes en la naturaleza, que son además formulables matemáticamente. Estas leyes explican el comportamiento de los fenómenos naturales. Estas leyes han sido creadas por Dios e introducidas en la materia, de tal forma que el universo, por acción de estas leyes ha ido adquiriendo la forma y estructura que observamos.

6º La concepción mecanicista de la naturaleza implica entender que la naturaleza es como un mecanismo en el que todo es explicable si se conocen los elementos que conforman el mecanismo y las leyes que gobiernas su comportamiento. Todo tiene una razón, nada sucede al azar, todo tiene una explicación mecánica. Por otro lado los seres humanos somos capaces de conocer las leyes de la naturaleza por medio de la razón porque Dios además de imprimirlas en la materia para que actúen en ella, las ha introducido en la mente humana (son ideas innatas, presentes en la razón humana y no adquiridas como fruto de la experiencias). Y son leyes invariables, no cambian. Incluso, dice Descartes, si Dios hubiera creado el mundo de otra manera, estas leyes estarían presentes igualmente .Son leyes válidas para cualquier mundo posible. Todo lo que sucede en la naturaleza es explicable por estas leyes. Dios no actúa en la naturaleza de forma arbitraria o caprichosa, sino que se sirve de estas leyes para ordenar el mundo.

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7º Estas leyes parten de que todo cuerpo puede estar en dos estado; reposo o movimiento. Pues bien;

- Todo cuerpo tiende a conservar el estado en el que está si no actúa otro cuerpo modificándolo. Esto explica la inercia de los cuerpo en movimiento

- Todo cuerpo en movimiento tienen a conservar ese movimiento en línea recta, sino actúa otro cuerpo modificando su trayectoria

- La cantidad de movimiento de un cuerpo depende de su velocidad y la magnitud de un cuerpo.

5. LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE

El hombre forma parte de la naturaleza. Su cuerpo es material, por lo tanto está sujeto a las leyes de la naturaleza que imperan en todo ser material o extenso (res extensa). Por lo tanto el funcionamiento normal del cuerpo humano, de sus órganos, es idéntico al de cualquier otro animal. Los órganos funcionan de forma puramente mecánica y sin intervención alguna de la voluntad. Descartes pone como ejemplo de este funcionamiento mecánico el aparto circulatorio: el corazón funciona como una válvula; es en realidad un mecanismo. El cuerpo del hombre tiene un funcionamiento meramente mecánico, automático, por ello dice Descartes que es como un autómata (robot) creado por Dios.

En cambio el alma (res cogitans) es lo que separa al hombre del resto de seres vivos. El alma no es material, ni extensa (no ocupa espacio), no funciona de forma mecánica, sino de forma voluntaria y racional. Está estrechamente relacionada con el cuerpo, por eso tenemos deseos, pasiones y podemos realizar acciones voluntarias, pero no es un parte más del cuerpo.

El hombre es un compuesto de dos tipos de sustancia: res extensa (cuerpo) y res cogitans (alma).

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