día de la mujer trabajadora

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b ÑdÚÁÍuJA REVISTÁ. 2 JUEVES, 8 MARZO1990 Una igualdad de pápel La ley equipara lasmujeres a loshombres, pero la sociedad todavía no L as mujeres pasan al menos 153 segundos en los lavabos, mien tras los hombres no necesitan más qúe 113, según un estudio realizado por la Universidad de Missouri (EE.UU.). Consecuen cia: ellasse venobligadas a hacer máscola a la puerta de los servicios. Para hacer frentea ta maña discriminación, Barbara Hoffman, se nadora del Estado de Maryland, ha presenta do una proposión de ley para que se incre mente el número de “toilettes” femeninas. “Al menos en igualnúmero que las de hom bres, contando los urinarios. Ellos no tienen más que abrir la bragueta,nosotrashemos de hacer bastante más cosas”, es sutesis. La anécdota sugierela pregúnta siguiente: en 1990,una vez asumidas gran parte de las reivindicaciones impulsadas por los movi mientos feministasdurante las últimas déca das, ¿eséste elúnico tipo de agravios que que da porsolucionar paralograrla igualdadentre el hombrey la mujer? Lasimple existencia de una celebración comola de hoy pone de mani fiesto que la respuesta aún es negativa. Veamos: en las jornadas previas a la cele bración del Día de la Mujer Trabajadora,mi nistras y cantantes de baladasreúnen públicos heterogéneos en tomo a una idea común: la necesidad de continuar luchandopor la igual dad jurídica, laboral y cultural entre las perso ‘nas de distinto sexo.Los espectadores —teice ra :edad y simpatizantes del partido en un caso; feministas y “gente comprometida”mo delo principios de los ochenta, en otro— reci ben el mismo mensaje: esto aún tiene que cambiar. Pero ¿quées lo que queda por trans formar?, sepreguntanalarmadoslos amantes del tópico que consagra una supuestay recién lograda igualdad con su señora. Y aquí co mienzan losmatices. “Nos encontramosfrente a un 8 de marzo diferente”, puntualiza Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales, desde el escena rio de la Aliança del Poblenou.“Anteuna ce lebración que ha perdido buena parte de su carácter reivindicativo y que gira hoy en tor no a losavances políticos, puesel conjunto del móvimiento de mujeresse siente ya copartíci pe y protagonista de los proyectos puestos en marcha desde las instituciones.”Tremendos aplausos. “El Gobierno practicala esquizofrenia más vil”, responden al alimón Montse Cervera y Sele Otegui,portavoces de la Coordinadora Feminista. “Porqueaunqueel feminismo que viene vía gubernamental utiliza las mismas palabras para condenar el aborto,lo que hace es confundir los deseos con las realidades y provocar sucesos como el de Pamplona.”En el salón de actos de La Sedeta, decoradocon una gran pancarta que reza “Capagressió sen- se resposta”,suena una melodía que hablade mujeres encarceladas y clientes sin castigo. El feminismo se institucionaliza E l contrasteentre ambas opiniones pone de manifiesto un hecho novedoso en la centenaria lucha de las mujeres por conseguir la equiparación de derechoscon el hombre: a dos pasos del sigloXXI,las institu ciones españolas parecen haber asumido la mayor parte de las reivindicaciones feminis tas y han tomado el relevode losgruposquese habían mostrado muy activosa finalesdel de cenio de los setenta y principiosde losochen ta. De esta forma, los colectivos feministas se han visto en la necesidad de actuar de forma especial en la defensade los temas más espi nosos y de más difícil concienciaciónsocial como la violenciasexual. Pero hagamos un balance del estado de la cuestión. En España se ha realizado desde 1977 un importante sfuerzo para adaptar el ordenamiento jurídico al principiode no dis criminación por razón de sexo.La Constitu ción del 78 recogeeste principio, se ha ratifi cado la Convención sobre la eliminaciónde toda forma de discriminacióncontra la mu jer, se han aceptado las directivascomunita rías referentes al principio de igualdaden el MANUEL DÍAZ PRIETO 1 El accesode Jamujer al trabajo no la ha liberado de las laboresdomésticas, lo que suponeunadoble jornada Hasta el moño de ser “superwoman” “Ahí viene, ágil, capaz como un orde nador personal, emanando Chanel n.° 5 de día y otros sutiles elixirespor la no che. Pone una mano sobreel último‘dos sier’ de trabajo y usa la otra, pringosade chocolate para llevar a su caprichoso querubín al cole. Los labios pintados de Rojo Profundo se posan sobre los del hombre de suvida.Tiene un oído puesto en el auricular para encargar las provi siones de casa y otro conectado con Nue va Yorky Tokio.” Así describeMichle Fitoussi a la “superwoman” actual, a esa mujer que accedeal competitivo mundo laboral reservado hasta entonces a los hombres, pero que ha de so brellevar de forma paralela las tareasdomésticasy reali zarse como madre. La nece sidad de triunfar en todos es tos campos aboca a muchas de ellas a la frustración. “Con el libro ‘Hasta el moño!’ no he querido de mostrar nada, sino sólo mos trar el retrato de una generación de mu jeres entre los 25 y los 40 años que viven muchas vidas a la vez: el trabajo, su ca rrera profesional, loshijos, el marido... y las frustraciones que ello comporta”,ex plicaestaperiodistaparisina, de 35 años, licenciada en Políticas,para acabardefi niendo un nuevo tipo de esclavitudno prevista por las feministas que impulsan este arquetipo femenino. “El gran pro blema es darse cuenta de que no se llega a todo y que eso culpabiliza mucho. So mos herederasdel feminismoen la con quista del trabajo y en la liberación se xual (contracepción, divorcio). Pero tódo ello nos ha esclavizadoporque la mujer actual no ha abandonado el viejo rol de sus abuelas: ser buenas amas de casa, esposas y madres, ademásde traba jadoras que triunfan profesional y senti mentalmente.” En un largoinforme publicado por la Organización Internacional del Trabajo se airean datos reveladores sobre este tema, como el de que las mujeres repre sentan un tercio de la población activa mundial y que su gran mayoría llega a acumular hásta 78horas de trabajo, si se cuenta su “segundo turno” en el dulce hogar. Porque, como dtce Anna Ballet bó, diputada socialista,“en las encuestas únicamente se refleja el trabajo ‘industrial’, jerarquizado y asalariado, y perdemos de vista ese otro ‘trabajo socialnecesario’ sin el cual no existiría el prime ro. Y el gran reto del siglo XXI es, precisamente, cómo conseguir el equilibrioentre los dos sinque nuestrasrenunciastengan que ser superiores a las de loshombres”. Marta, una feminista bastante más ra dical, cree que resulta demasiado difícil tenerlo todo. “Pero puestosa elegir entre el trabajo, los hijos y un marido, resulta claro quelo que menos compensa es este último.” Ya la hora de enjuiciar el libro de la periodista de “Elle”,convertidoen “best-seller”, Marta cree que únicamen te hace referenciaa determinadotipo de mujer, “aquellas que ya tuvieron su oportunidad; pero el mundo está lleno de las otras, de aquellas a las que ni si quiera se lo dejaronprobar”.

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Page 1: Día de la mujer trabajadora

b ÑdÚÁÍuJA REVISTÁ. 2 JUEVES, 8 MARZO 1990

Una igualdad de pápelLa ley equipara las mujeres a los hombres, pero la sociedad todavía no

L as mujeres pasan al menos 153segundos en los lavabos, mientras los hombres no necesitanmás qúe 113, según un estudiorealizado por la Universidad deMissouri (EE.UU.). Consecuen

cia: ellas se ven obligadas a hacer más cola a lapuerta de los servicios. Para hacer frente a tamaña discriminación, Barbara Hoffman, senadora del Estado de Maryland, ha presentado una proposión de ley para que se incremente el número de “toilettes” femeninas.“Al menos en igual número que las de hombres, contando los urinarios. Ellos no tienenmás que abrir la bragueta, nosotras hemos dehacer bastante más cosas”, es su tesis.

La anécdota sugiere la pregúnta siguiente:en 1990, una vez asumidas gran parte de lasreivindicaciones impulsadas por los movimientos feministas durante las últimas décadas, ¿es éste el único tipo de agravios que queda por solucionar para lograr la igualdad entreel hombre y la mujer? La simple existencia deuna celebración como la de hoy pone de manifiesto que la respuesta aún es negativa.

Veamos: en las jornadas previas a la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, ministras y cantantes de baladas reúnen públicosheterogéneos en tomo a una idea común: lanecesidad de continuar luchando por la igualdad jurídica, laboral y cultural entre las perso‘nas de distinto sexo. Los espectadores —teicera :edad y simpatizantes del partido en uncaso; feministas y “gente comprometida” modelo principios de los ochenta, en otro— reciben el mismo mensaje: esto aún tiene quecambiar. Pero ¿qué es lo que queda por transformar?, se preguntan alarmados los amantesdel tópico que consagra una supuesta y reciénlograda igualdad con su señora. Y aquí comienzan los matices.

“Nos encontramos frente a un 8 de marzodiferente”, puntualiza Matilde Fernández,ministra de Asuntos Sociales, desde el escenario de la Aliança del Poblenou. “Ante una celebración que ha perdido buena parte de su

carácter reivindicativo y que gira hoy en torno a los avances políticos, pues el conjunto delmóvimiento de mujeres se siente ya copartícipe y protagonista de los proyectos puestos enmarcha desde las instituciones.” Tremendosaplausos.

“El Gobierno practica la esquizofrenia másvil”, responden al alimón Montse Cervera ySele Otegui, portavoces de la CoordinadoraFeminista. “Porque aunque el feminismo queviene vía gubernamental utiliza las mismaspalabras para condenar el aborto, lo que hacees confundir los deseos con las realidades yprovocar sucesos como el de Pamplona.” Enel salón de actos de La Sedeta, decorado conuna gran pancarta que reza “Cap agressió sen-se resposta”, suena una melodía que habla demujeres encarceladas y clientes sin castigo.

El feminismo se institucionalizaE l contraste entre ambas opiniones ponede manifiesto un hecho novedoso en lacentenaria lucha de las mujeres por

conseguir la equiparación de derechos con elhombre: a dos pasos del siglo XXI, las instituciones españolas parecen haber asumido lamayor parte de las reivindicaciones feministas y han tomado el relevo de los grupos que sehabían mostrado muy activos a finales del decenio de los setenta y principios de los ochenta. De esta forma, los colectivos feministas sehan visto en la necesidad de actuar de formaespecial en la defensa de los temas más espinosos y de más difícil concienciación socialcomo la violencia sexual.

Pero hagamos un balance del estado de lacuestión. En España se ha realizado desde1977 un importante sfuerzo para adaptar elordenamiento jurídico al principio de no discriminación por razón de sexo. La Constitución del 78 recoge este principio, se ha ratificado la Convención sobre la eliminación detoda forma de discriminación contra la mujer, se han aceptado las directivas comunitarías referentes al principio de igualdad en el

MANUEL DÍAZ PRIETO

1

El acceso de Ja mujer al trabajo no la ha liberado de las labores domésticas, lo que supone una doble jornada

Hasta el moño de ser “superwoman”• “Ahí viene, ágil, capaz como un ordenador personal, emanando Chanel n.° 5de día y otros sutiles elixires por la noche. Pone una mano sobre el último ‘dossier’ de trabajo y usa la otra, pringosa dechocolate para llevar a su caprichosoquerubín al cole. Los labios pintados deRojo Profundo se posan sobre los delhombre de su vida. Tiene un oído puestoen el auricular para encargar las provisiones de casa y otro conectado con Nueva York y Tokio.” Así describe MichleFitoussi a la “superwoman” actual, a esamujer que accede al competitivo mundolaboral reservado hasta entonces a loshombres, pero que ha de sobrellevar de forma paralelalas tareas domésticas y realizarse como madre. La necesidad de triunfar en todos estos campos aboca a muchasde ellas a la frustración.“Con el libro ‘Hasta elmoño!’ no he querido demostrar nada, sino sólo mostrar el retrato de una generación de mujeres entre los 25 y los 40 años que vivenmuchas vidas a la vez: el trabajo, su carrera profesional, los hijos, el marido... ylas frustraciones que ello comporta”, explicaestaperiodistaparisina, de 35 años,licenciada en Políticas, para acabar definiendo un nuevo tipo de esclavitud noprevista por las feministas que impulsaneste arquetipo femenino. “El gran problema es darse cuenta de que no se llega atodo y que eso culpabiliza mucho. Somos herederas del feminismo en la conquista del trabajo y en la liberación sexual (contracepción, divorcio). Pero

tódo ello nos ha esclavizado porque lamujer actual no ha abandonado el viejorol de sus abuelas: ser buenas amas decasa, esposas y madres, además de trabajadoras que triunfan profesional y sentimentalmente.”

En un largo informe publicado por laOrganización Internacional del Trabajose airean datos reveladores sobre estetema, como el de que las mujeres representan un tercio de la población activamundial y que su gran mayoría llega aacumular hásta 78 horas de trabajo, si secuenta su “segundo turno” en el dulcehogar. Porque, como dtce Anna Ballet

bó, diputada socialista, “enlas encuestas únicamente serefleja el trabajo ‘industrial’,jerarquizado y asalariado, yperdemos de vista ese otro‘trabajo social necesario’ sinel cual no existiría el primero. Y el gran reto del sigloXXI es, precisamente, cómoconseguir el equilibrio entre

los dos sin que nuestras renuncias tenganque ser superiores a las de los hombres”.

Marta, una feminista bastante más radical, cree que resulta demasiado difíciltenerlo todo. “Pero puestos a elegir entreel trabajo, los hijos y un marido, resultaclaro que lo que menos compensa es esteúltimo.” Ya la hora de enjuiciar el librode la periodista de “Elle”, convertido en“best-seller”, Marta cree que únicamente hace referencia a determinado tipo demujer, “aquellas que ya tuvieron suoportunidad; pero el mundo está llenode las otras, de aquellas a las que ni siquiera se lo dejaron probar”.

Page 2: Día de la mujer trabajadora

LA VANGUARDIAJUEVES, 8 MARZO 1990 REVISTA .3

• El diccionario Anaya, uno de los más consultados por los alumnos de EGB y BUP, señala como sinónimos de “hombre” los de“persona, sujeto activo, varón”. En cambio,figuran como sinónimos de “mujer” las palabras “cónyuge, costilla, puta, ramera...”.En elFabra se citan entre los usos del ténnino “hombre” los de “hombre de bien, hombre de talento, hombre de mérito, hombrede letras”. Respecto al de “mujer” figuran“mujer de su casa, mujer hombruna, mujerde temperamento”.

Los últimos estudios realizados en cole-

• El 8 de marzo, proclamadopor los movimientos feministasdía de la.. Mujer Trabajadora,conmemora los hechos ocurridos en la ciudad de Chicago, en1909, cuando 129 obreras mu-rieron calcinadas en un incendio que se declaró en la fábricaCotton, al no poder salir del lugar en que habían sido enceradas por su patrón, para que nopudieran conectar con otrasmujeres que hacían una manifestación en el exterior. Lasobreras reclamaban más seguridad y,salubridad en el trabajo,protestaban por los bajos salarios y denunciaban los malostratós a que eran sometidas porlos responsables de la empresa.

Pasarían aún bastantee añosantes que los movimientos feministas empezaran a cobrarpresencia en la vida pública. Lasprimeras acciones en favor de laemancipación de la mujer datande Tinales del siglo XVIII, enFrancia, en vísperas de la Revolución, cuando Olimpia deGouges redacta. un proyecto,“Derechos de la mujer”, pocodespués de que apareciera “Derechos del hombre”. En Francia, las feministas fueron tremendamente activas y .crearonvarios clubs, que fueron cerrados por Robespierre. Flora Tristán fue, en 1836, la primera persona que unió el movimiento deliberación de la mujer al movi

gios catalanes ponen de manifiesto el sexismo que todavía impregna libros de texto yactitudes. “El 70 por ciento de los ejemplose imágenes que aparecen en los actuales libros de texto son masculinos y sólo en un 20por ciento aparece la mujer”. Esta grave discriminación quepermanece anclada en viejos estereotipos se pone de manifiesto. especialmente en la enseñanza primaria. Los actuales libros de los ciclos de EGBmencionan, por ejemplo, 424 profesionesmasculinas frente a tan sólo 74 femeninas.Se repiten continuamente las de vende-

miento obrero. No. obstante, lasprimeras sufragistas que pudieron votar fueron las estadounidenses (estado de Wyoming,1869), siguiéndoles las de otrosestados de la Unión. En Europa,Francia concedería el voto alasmujeres en 1946, pero OranBretaña la precedería, ya queconcedió el sufragio universal alas mujeres, sólo a las mayoresde 30 años, en 1917. Las mujeres alemanas pudieron votar en1919 y las españolas en 1931,con la República.

Todos los movimientos sufragistas tuvieron en común elhecho de pretender romper parasiempre con la desigualdad política y jurídica que significabancódigos como el napoleónico,por el que sé exigía a la mujercompleta obediencia al marido.

La segunda oleadaAl finalizar la Segunda Gue

rra Mundial, buena parte de lospaíses. industrializados habíansuprimido —de derecho, pero nosiempre de hecho— las discriminaciones jurídicas.

En España, no hubo movimiento feminista propiamentedicho sino actitudes individuales en defensa de la mujer, comopor ejemplo Emilia Pardo Bazán., Concepción Arenal (y másadelante Victoria Kent y Margarita Nelken), que introduje-

dora, enfermera o maestra, añadiéndose en el primer ciclo las demodista y peluquera y en los ciclos superiores, la de secretaria.

Si a todo ello sumamos que el75 por ciento de las veces que unprofesor se dirige durante las clases a algun9 de sus alumnos lohace a un niño, a tenor de un estudio de un equipo de psicólogos ysociólogos coordinado por Mari‘na Subirats, y que la interiorización de los roles sociales masculino femenino se realiza a muy corta edad, nos encontramos frente auna situación que perpetua la discriminación en función del sexodesde la misma escuela.

Así “hombre público” es unhombre que se dedica a tareas públicas; pero “mujer pública” esuna prostituta. “Verdulero” es unseñor que vende verduras y “verdulera” una mujer maleducada.Con “prójimo” y “prójima” pasaalgo parecido. El lenguaje reflejauna realidad predeterminadapara los sexos en la que a menudolo femenino es peyorativo.

Nó resulta extraño pues qúe, “apesar de todos los avancés y esfuerzos en igualdad educativa, todavía las dos terceras partes de láschicas de BUP y COU sigan estudiando Letras y las de Formación.Profesional se inclinen por secretariado, peluquería, hogar, etcétera”, asegura Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario de Educación. Unestudio elaborado por la Secretaria de la Dona de la UGT y el USTEC en un instituto de bachillerato del Bages, la asignatura de iniciación . al francés tiene unaafluencia exclusivamente femeni

na. En cambio, sólo un 30 por ciento de laschicas optan por la materia Mundo Microscópico, frente al 70 por ciento de chicos.

A la luz de estos datos, no resulta extrañoconstatar que un grupo de niños y niñas deuna escuela de Barcelona contestaba de lasiguiente forma a esta pregunta: ¿quiénesson más inteligentes, los niños o las niñas?Hasta los siete años ninguna niña cree quesus compañeros scan más inteligentes, a losnueve años un 20 por ciento considera superiores a los niños y a los once el porcentajesube hasta un 40 por ciento.

dicatos, organizaciones socialese internacionales incluyeran ensus programas los derechos cívicos que las mujeres reclamabaninsistentemente.

La Constitución reconoce laigualdad de los españoles ante laley sin discriminación por razón de sexo, en cuanto a derecho al trabajo, la libre elecciónde profesión, la promoción através del trabajo y la remuneración suficiente para satisfacersus necesidades y las de su familia. La única distinción que aparece en el texto constitucional seençuentra en el artículo que regula la sucesión a la Corona: elvarón tiene prioridad sobre lamujer, al margen del orden denacimientos.

trabajo y, en los últimos años, se han puestoen marcha distintos planes institucionalespara lograr este objetivo. .

Consecuencias: a pesar de vivir uno de esosescasísimos momentos de la Historia en quetodo es posible, en que el futuro puede ser di-señado con plena conciencia, en que las relaciones domésticas constituyen un experimento en la búsqueda de nuevas fórmulas de con-vivencia, todos los especialistas coinciden enque la asunción social de la mayoría de laspremisas de igualdad topa con un atávico las-tre estructural y mental.

“La igualdad que reclamaban las sufragistas de hace cien años está hoy legitimada”,considera la profesora de Sociología de laUniversitat Autónoma de Barcelona, JudithAstelarra, “pero aunque en el campo jurídicose han equilibrado las leyes, todavía no sucede lo mismo con las sentencias. La Constitución asume el principio igualitario, pero esta-blece el acceso preferente de los varones a lasucesión de la Corona. En el trabajo contimían las discriminaciones salariales y la se-

, gregación de las profesiones por sexos. En po-lítica se aumentan las cuotas de participacióny ello se refleja en las estadísticas, pero lo queno acaban de captar los números son las des-igualdades soterradas y cotidianas en la escuela, en la salud, en el acceso al poder...”

A máspoder, menos mujeresE specialista en los llamados indicadoressociales que permiten el estudio comparativo del desarrollo de este movi

. miento social, Astelana considera lógica lapérdida de protagonismo del feminismo mili-tante, pero recuerda que “nadie pensó que seacababa la política con la desaparición de laUCD. Una encuésta del Instituto de la Mujerreflejaba que mientrasla política sólo interesaba a un 24 por ciento, elfeminismo merecíala atención del 40 por ciento de lás mujeres”.

La falta de datos de tiempos pretéritos nopermite una valoración efectiva deL caminorealizado y obliga a un resumen somero de lasituación actual de los indicadores sociales.Comencemos por eljurídico: “A nivel teóricotodo el mundo acepta la igualdad, pero sequiebra en la práctica”, asegura JoaquimaAlemany, directora del Institut de Promocióde la Dona de la Generalitat. “Todavía hoynos encontramos con que una mujer catalanapierde su vecindad civil al casarse con un cas-tellano o que nuestra tradicional separación

. de bienes, procedentes del Derecho Romano,constituye una flagrante discriminación encasode separación o divorcio en un mundo enque todo suele estar a nombre del marido.”

En el mundo laboral se ahondan las diferencias de forma espectacular. “Todo sigue giran-do en tomo a una norma básica: cuanto más

poder o más elementos técnicos,menos mujeres”, zafia Marina Su-birats, profesora de la Facultat deCisncies Polítiques i . Sociología dela Universitat Autónoma de Barcelona. “En el trabajo, como en lapolítica, es cierto que acceden a puestosde responsabilidad un cierto número de mujeres, pero en general no so-brepasan el 1 0 por ciento y el restoha de optar por los niveles más básicos y muy específicos: en la industria, el textil; en los servicios, la sanidad y la educación.”

En este sentido, el hecho de queun 60 por ciento de los jueces queejercen en Cataluña sean mujereshabría que mirarlo a la luz de unasoposiciones difíciles, una remuneración escasa y un horario absorbente. “No obstante, la situación general ha cambiado de tal forma queel comentario que me hizo un periodista durante una conferencia quepronunciaba en Alicante —‘jpero a

usted le deja su marido decir esas cosas?’, mepreguntó—, sería hoy impensable.”

Cobrar entre un 20 y un 30 por ciento menos que sus compañeros, duplicar la jornada..asumiendo en un 80 por ciento las labores domésticas o sufrir los mayores índices de paroson algunos de los lastres con los que se encuentra hoy la mujer. Pese a que ya tienen losmismos niveles educacionales y a que existeuna mayor demanda de puestos de trabajo,constituyen todavía un “ejército de reserva”..

La batalladel aborto, el acoso y las agresiones sexuales, el sexismo educacional o la actual orientación de la política sanitaria son temas que aún hoy, 8 de marzo de 1990, sonfrentes abiertos. Las mujeres acceden actualmente en igualdad de condiciones al mundode lo público, pero todavía les quedan muchasconquistas en el terreno de lo privado. Unaposible solución la apuntaron las feministas .

austriacas: “La mitad del mundo para las mujeres, la mitad de los hijos para el hombre”..

Desde la niñez ya se advierte la discriminación en función del sexo

Discriminación desde. la cuna

Doscientos años de combatepor los derechos cívicos

ron las corrientes inglesa y francesa y se mostraron sumamenteactivas. Con la Dictadura dePrimo de Rivera, algunas mujeres alcanzaron puestos en laAsamblea Nacional.

La segunda oleada feministaaparece en Estados Unidos y enalgunos países de Europa, a mediados de los años sesenta, entomo a aspectos como el divorcio, el aborto, la legalización delos anticonceptivos y la presencia de la mujer en el mundo laboral. La incidencia de estosmovimientos fue notable, hastatal punto que los partidos de izquierda asumieron estas posiciones y las trasladaron al terreno político. Estos movimientosconsiguieron que partidos, sin-