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ALGUNAS FORMAS DE INTERCAMBIO COMERCIAL EN LA "COMEDIA NUEVA" JUAN JOSE SAYAS ABENGOCHEA Universidad Nacional de Educación a Distancia A lo largo del s. V Atenas había sido lapolis por excelencia, la que había experi- mentado el desarrollo más equilibrado, armonioso y coherente, destacando en la constelación de los estados griegos en lo cultural, en lo económico, en lo social y en lo militar. Esta supremacía, apoyada en un imperialismo en algunos momentos de curio duro, que mantenía en equilibrio los factores económicos, sociales y cul- turales, acabó por resquebrajarse, dando paso a una transformación que se hizo cada vez más sensible en los sectores económico y social: la sociedad de la segunda mitad del s. IV, en el umbral mismo de la época helenística, es una sociedad muy distinta de la de la época clásical Se trata de una sociedad de transición, que conserva muchos elementos del mundo clásico, como es entre otros el apego a la polis como habitat geográfico y cultural, pero que contiene también otros muchos que serán característicos del mundo helenístico. De ahí que, para su reconstrucción, necesite de una documen- tación espedfica y estrictamente contemporánea, de tal manera que ni siquiera la ŭ ltima parte de la obra de Aristófanes o, en general, la producción literaria de principios del s. IV, pueden considerarse en muchos casos como fuentes idóiteas para el estudio de esta sociedad. Sabemos por los testimonios antiguos, que la sociedad griega de la segunda mitad del s. IV se vió reflejada en una forma realista y bastante completa en las obras de la Nea, que fueron muy numerosas. Pero, desgraciadamente no nos ha llegado casi nada de éllas y hasta hace muy poco sólo las conocíamos a traves de su supuesta influencia en la comedia latina, que no podíamos sospechar que fuera tan importante. Por fortuna, a mediados de este siglo se localizó en un papiro de la Biblioteca Bodmeriana, procedente quizá de Panópolis y fechado en el s. III a.C., el texto prácticamente completo de una comedia de Menandro, el Discolo, precedido de la segunda mitad de otra obra del mismo autor, la Samia, y seguido del principio de una tercera, el Escudo, cuyos antiguos fragmentos aparecían en la edición de Krier- te bajo el título de Comedia Florentina. En consecuencia, el Discolo es en estos mo- mentos una perla rara, no sólo para el filólogo sino tambien para el historiador; y no sólo por los riquísimos datos que contiene por sí misma sino por la medida en 225

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No se podría definir la causa puntual de la Primera Guerra Mundial sencillamente porque no la hubo. El conflicto se produce por la suma de distintos factores que afectaban a las grandes potencias europeas. Es verdad que el hecho que desencadenó la guerra fue el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando en Sarajevo pero no podríamos decir que la culpa fue de Serbia, atribuyéndole el homicidio, o de Austria por amenazar a dicho país. Más bien se podría afirmar que este hecho fue la gota que rebalsó el vaso de la paz armada europea, algo que hace tiempo amenazaba con explotar dado a la situación internacional que estaba cada vez más deteriorada. ¿Por qué decimos paz armada? Porque a pesar de que ningún país deseara entrar en conflicto, preparaban sus ejércitos, había un despliegue militar importante, se aliaban con otras potencias y se producían choques entre ellas cuando perseguían los mismos objetivos, por lo que cualquier excusa servía para impulsar el conflicto a la guerra. Europa se encontraba dividida en dos bloques: La Triple Alianza, conformada por Alemania y Austria-Hungría; y la Triple Entente o Entente Cordiale conformada por Francia, Rusia y el Reino Unido, una unión que parecía inverosímil teniendo en cuenta que el R.U. había sido enemigo de Francia en anteriores conflictos desde 1688 y ambas competían por el mismo territorio e influencia como potencias imperialistas. Y con respecto a Rusia, ambas se disputaban unas zonas del Asia Central y Occidental. Una de las causas fue la expansión imperialista: el desarrollo del capitalismo generó una competitividad con respecto a las actividades industriales y comerciales. La lucha de las potencias para conservar sus colonias y dominar el mercado mundial, que hasta el momento había pertenecido al Reino Unido. Sin embargo, mientras que la economía del Imperio británico iba en declive, Alemania demostraba un importante crecimiento industrial. Al crecer la economía de un país, también crece su población y su influencia y poder político. Todo esto sumado al sentimiento nacionalista incrementaba la idea de los países de sentirse superiores y querer dominar a los otros considerados débiles. Así es que en 1897 Alemania se propuso formar una armada que fuera mucho mayor y más fuerte que la británica, pretendiendo desplazar al Reino Unido de su lugar como potencia mundial y obligarla a apoyar los intereses alemanes. El Imperio Británico dependía del control de sus rutas marítimas, por lo que, a pesar de que no se iniciaba el conflicto, consideraba a Alemania como una peligrosa amenaza. Esa es la razón de la alianza británica-francesa-rusa. Tres potencias que aún teniendo diferencias entre sí se unen para enfrentar a un mismo rival: El Reino Unido porque veía amenazados sus intereses comerciales, Francia por conflictos territoriales –anteriormente Alemania se había apropiado de Alsacia y Lorena, por lo que Francia buscaba venganza- y Rusia porque estaba enfrentada con Austria –única aliada de Alemania- por la disputa de ambos en los países de los Balcanes. Ya conformados los bloques y entrecruzando ambiciones, por las relaciones tensas entre los países, se percibía que el conflicto armado comenzaría en cualquier momento. La situación interna de cada país influía en la política externa: las sociedades burguesas estaban sufriendo grandes cambios a raíz de las revoluciones de la clase obrera y popular. Las crisis se hacían presentes en todas las potencias: Rusia atravesaba una revolución social; Austria ya no podía controlar sus conflictos internos que amenazaban con dividir el imperio; Alemania presentaba diferencias políticas; el Reino Unido sufría conflictos por la competencia en su mercado interno. Con el fin de ocultar estos conflictos se los desviaba convirtiéndolos en conflictos internacionales, aumentando el patriotismo. Así, se creía, desaparecerían las luchas internas para defender a un mismo país. En resumen, era de esperarse que despu

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ALGUNAS FORMAS DE INTERCAMBIO COMERCIAL EN LA"COMEDIA NUEVA"

JUAN JOSE SAYAS ABENGOCHEAUniversidad Nacional de Educación a Distancia

A lo largo del s. V Atenas había sido lapolis por excelencia, la que había experi-mentado el desarrollo más equilibrado, armonioso y coherente, destacando en laconstelación de los estados griegos en lo cultural, en lo económico, en lo social yen lo militar. Esta supremacía, apoyada en un imperialismo en algunos momentosde curio duro, que mantenía en equilibrio los factores económicos, sociales y cul-turales, acabó por resquebrajarse, dando paso a una transformación que se hizocada vez más sensible en los sectores económico y social: la sociedad de la segundamitad del s. IV, en el umbral mismo de la época helenística, es una sociedad muydistinta de la de la época clásical

Se trata de una sociedad de transición, que conserva muchos elementos delmundo clásico, como es entre otros el apego a la polis como habitat geográfico ycultural, pero que contiene también otros muchos que serán característicos delmundo helenístico. De ahí que, para su reconstrucción, necesite de una documen-tación espedfica y estrictamente contemporánea, de tal manera que ni siquiera laŭltima parte de la obra de Aristófanes o, en general, la producción literaria deprincipios del s. IV, pueden considerarse en muchos casos como fuentes idóiteaspara el estudio de esta sociedad.

Sabemos por los testimonios antiguos, que la sociedad griega de la segundamitad del s. IV se vió reflejada en una forma realista y bastante completa en lasobras de la Nea, que fueron muy numerosas. Pero, desgraciadamente no nos hallegado casi nada de éllas y hasta hace muy poco sólo las conocíamos a traves de susupuesta influencia en la comedia latina, que no podíamos sospechar que fueratan importante.

Por fortuna, a mediados de este siglo se localizó en un papiro de la BibliotecaBodmeriana, procedente quizá de Panópolis y fechado en el s. III a.C., el textoprácticamente completo de una comedia de Menandro, el Discolo, precedido de lasegunda mitad de otra obra del mismo autor, la Samia, y seguido del principio deuna tercera, el Escudo, cuyos antiguos fragmentos aparecían en la edición de Krier-te bajo el título de Comedia Florentina. En consecuencia, el Discolo es en estos mo-mentos una perla rara, no sólo para el filólogo sino tambien para el historiador; yno sólo por los riquísimos datos que contiene por sí misma sino por la medida en

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que sirve de modelo y de punto de apoyo para la interpretación de los numerososfragmentos menandreos recogidos en obras antiguas o hallados en fragmentos pa-piráceos y, lo que es más importante, de las otras cuatro comedias del mismoautor -la Samia, el Escudo, el Arbitraje y laMuchacha del Pelo Cortado- de las que se con-serva una parte considerable2.

Menandro es, pues, el autor más representativo de la Nea y su carácter defuente de primer orden para el conocimiento de la sociedad griega de la segundamitad del s. IV, no sólo lo pusieron de relieve ya los Antiguos -como Quintiliano oAristófanes de Bizancio, que se pregunta retóricamente quién ha imitado a quién,si Menandro a la vida o la vida a Menandro- sino también algunos historiadoresmodernos, como Rostowzeff o Claire Préaux, aŭn antes de la publicación de laspiezas contenidas en el Bodmer IV. Incluso un historiador como Tarn, el especia-lista del mundo helenístico que le dirigió duras críticas, se limita a acusarle de daruna visión incompleta de la sociedad ática, lo que no invalida su valor testimonialen este sentido. Porque, si bien es verdad, que maneja una serie de elementos típi-cos en la composición de sus tramas, que se repiten con bastante semejanza en doso más de sus piezas, también es cierto que no utiliza elementos insólitos sino fre-cuentes y característicos de esa sociedad que reconstruye en sus escenarios3.

Por lo que sabemos de éllos, los autores de la Comedia Nueva griega centransus tramas en el marco familiar: no en elguenos, la antigua gran unidad de parentes-co, que ha perdido en el s. IV toda su importancia, sino en la familia en sentido res-tringido, moderno podríamos deci?. Son unidades patrimoniales y unidades deconvivencia, compuestas generalmente por el padre, la madre, un hijo, una hija,un esclavo y una esclava. En lo conservado de la obra de Menandro se contienenmuchos datos relativos a la circulación de bienes y servicios a través de la unidadesfamiliares. Por ello, hemos creído que la extrapolación de esos datos nos permiti-ría establecer una especie de esquema de los circuitos económicos que refleje lasincidencias en la transmisión, conservación y alteración de los patrimonios, porun lado, y la función del comercio y de las prestaciones de servicios en el perfileconómico de la unidad familiar por otro.

La linea más importante de circulación de los patrimonios es la que va de pa-dres a hijos; luego viene la que va de padres a hijas no herederas por vía de la dote,que da lugar a un trasvase parcial de los patrimonios entre dos familias. Un tercercircuito económico familiar es el que encauza la relación amo-esclavo. En cuartolugar podría situarse el derivado de la intensa actividad económica de los Atenien-ses, que repercutiría de un modo u otro en una gran parte de los patrimonios fami-liares. Luego vendría el que conecta las economías familiares con los mercados deventa al por menor. De mucha menor importancia es el del alquiler de servicios,centrado prácticamente en los cocineros que atienden a los sacrificios y en las he-teras. Entre los gastos familiares documentados en la Nea se cuentan los que po-dríamos llamar gastos sociales, a saber, las liturgias, los sacrificios y las ayudas yprodigalidades con los amigos, donde podría situarse el fenómeno tan peculiar dela comedia nueva del parásito. El préstamo de objetos y los hallazgos fortuitoscompletan, en fin, esa red de circulación económica que incide contínuamentesobre el patrimonio familiar.

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- Primer circuito: Padres a htjas y segundo circuito: padres a htjas no herederaszia dote.

Los dos primeros circuitos, que son los más importantes, segŭn dec-íamos,pueden estudiarse conjuntamente porque suelen aparecer tratados a la vez en laspiezas de Menandro. Casi todas las familias que protagonizan estas piezas tienenun sólo heredero varón y una hija, y la gran trama que encierra la comedia incluyeel momento de la constitución de la dote y alude a la transmisión hereditaria de lahacienda familiar. La circunstancia del heredero ŭnico no es fortuita sino que re-fleja una tendencia del hombre griego, documentada por Hesiodo, a mantener elpatrimonio indiviso5 . En la medida de lo posible la tendencia se dirigía a conservarel patrimonio familiar y hacia ese objetivo caminaban también los afanes del Esta-do ateniense. Pero cuando se tenían varios hijos, todos ellos, en circunstanciasnormales, tenían iguales derechos de participación en el oikos paterno. La existen-cia, no obstante, de este derecho no implicaba necesariamente el reparto y frag-mentación del patrimonio familiar ni era obstáculo para que a ŭn existiendo varioshermanos éste se mantuviese unido. Los casos son frecuentes (Demóst. XLIV, 10;Iseo, II, 28) e incluso se dan con gentes de diferencias económicas sensibles. Pare-ce, por tanto, que había una especial preocupación en mantener el oikos paternosin que sufriera alteraciones fragmentarias y ésto indudablemente resultaba rhasfácil cuando se tenía un ŭnico heredero. Así, el viejo Démeas de la Samia consideraque no puede afectar al hijo engendrado por su concubina Crisis porque ya teníaun heredero y, en todo caso, debe ser éste quien tome la iniciativa de afectar al se-gundo. Por otro lado, si falta el heredero, se procura por vía de adopción6 : Sóstra-to es hijo de sangre de Calipides en el Discolo, pero el Mosquión de la Samth (Sam.2 31-2 32) ha sido adoptado por Démeas, un hombre viudo o solterón. En cuanto alMosquión de la Perikeiromene, que había sido expuesto por su padre y criado poruna pobre mujer corintia y luego aparece en la pieza como el hijo de la rica Mirri-na, puede ser un ejemplo que ilustra un segundo modo de procurarse un hijocuando no se ha engendrado y tampoco es posible la adopción: el hacer pasar porhijo de sangre a un nirio extrario recogido en secreto. Esta circunstancia no se es-pecifica en la parte conservada de la Perikeiromene, pero puede deducirse de los he-chos. Segŭn la legislación ateniense, Mosquión no podría haber sido adoptado porMirrina porque no tenía un padre libre y ciudadano que pudiera constituirse enparte de la adopción; cierto es que la obra se sitŭa en Corinto y la ley de adopciónpodía haber sido alli diferente, pero cómo interpretar entonces la actitud de lahermana de Mosquión, que, a pesar de la presión que ejercen sobre ella las cir-cunstancias, no quiere revelar su parentesco con el joven para que la publicidad desu origen no estropee la actual posición del muchacho?. Parece claro que la ricaMirrina había recibido en secreto al niño de la pobre mujer que encontrara a losdos hermanos, y que le había hecho pasar por su hijo. De ahí que, a diferencia delos demás hijos adoptivos, Mosquión ignorara que lo era y, por ende, su origen ysu condición de hermano de Glicera. Sin duda alguna, la costumbre de permane-cer en casa que tenía la mujer griega de la época favoreda este tipo de componen-das, y la propia obra de Menandro nos proporciona ejemplos de mujeres queconsiguen ocultar un alumbramiento con sólo dehacerse del niño y de otras que,con fines diversos lo hacen pasar por suyo (así Pánfila en el Arbitraje, Plangón en laSarnia, etc.).

Es bastante frecuente que los hijos de los pobres sean criados mediante adop-ción o adoptados en edad adulta por un ricio o rica que carecen de heredero. Por-

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que el heredero no sólo asegura la transmisión del patrimonio familiar y, por ello,su pervivencia, sino que sirve para explotarlo en favor del padre cuando éste notiene ya energías para hacerlo por sí mismo (véase Discolo, 730 ss. El viejo Cnemónadopta a su hijas.tro Gorgias: "Te adopto como hijo. Todo lo que poseo considéra-lo como tuyo. Te confío a mi hija para que le busques un marido (...) Act ŭa paratodo en mi norribre. Divide mi propiedad en dos partes iguales: dótala a ella conuna; toma tŭ la otra y explótala y asegŭranos el alimento a tu madre y a mí"). Locierto es que como manifiesta este texto, lo mismo que otro semejante de Iseo(III, 45-51) el padre que tenía una hija y adoptaba a un hijo no podía privar a aqué-lla de su condición de epikleros. Por lo tanto el adoptado debía casarse con ella obuscarle un marido dándole la mitad de las propiedades como dote tal y como se-riala en este caso que se contempla en el Discolo de Menandro' (Disc. 731-733).

Pero también el pobre o el esclavo rentero cría un hijo ajeno, si no lo tiene,para que no le ayude en su vejez. Así en el Arbitraje el carbonero Sirisco y su mujerse disponen a criar con gran ilusión al nirio encontrado por el pastor Davo (Arbitr.vv. 49 ss.). Hay que tener en cuanta que era fácil obtener un hijo debido a la fre-cuencia con que se producían las exposiciones. Las mujeres solteras exponían alos nirios por verg ŭenza para que no fueran obstáculo para un matrimonio (es elcaso del hijo de Plangón en la Samth o el de Pánfila en el Arbitraje), o bien porqueno tienen medios para criarlo. También los exponen las concubinas cuando el es-poso tiene ya un heredero y no quiere al bastardo (véase Samia 526-7, 546,583).

El hijo adoptado legalmente recibe el mismo trato que el hijo de sangre, por loque se integra plenamente en la posición social del padre (véase Samth 16 ss., enque Mosquión, hijo adoptivo del viejo Démeas, refiere su vida pasada. Sin embar-go, el nirio expuesto no podía ser adoptado porque no podía manifestarse al con-sentimiento de su padre de sangre, necesario para la adopción. Seguía unido, portanto, a su desconocido padre y no podía heredar del que lo criara. De ahí que,cuando un muchacho de familia rica exponía un nirio, dejara con él algunos obje-tos que pudieran servir para su identificación en el futuro, y de ahí que el que en-contraba al nirio conservara con cuidado esos objetos. Véase Samth yPertheiromene passim).

Sab emos por otros testimonios que el hijo adoptivo solia ser un miembro de lafamilia, pero no existía impedimento alguno legal para adoptar a alguien comple-tamente ajeno a ella, como se indica en una ley soloniana recogida por Demóste-nes (Dem. 20, Lept. 102), cuya formulación ("se puede dar lo propio a quien sequiera si no hay hijos legítimos") indica, por cierto, hasta que punto se asociaba elacto de la adopción al de la transmisión del patrimonio. Pero esta falta de conti--nuidad en el linaje desde el punto de vista de la sangre no significaba que el patri-monio cambiara de familia porque era el hijo adoptivo quien abandonaba su pues-to en la familia de la que había nacido para pasar a ocupar en la nueva el huecocreado por la falta de heredero.

Por el contrario, en el caso de la dote de las hijas sí que había un intercambiopatrimonial entre distintas familias. Cuando los matrimonios se celebraban entrefamilias de análoga posición económica que debía de ser la tendencia general,estas transacciones resultaban más o menos equilibradas porque la dote que se de-ducía del patrimonio de una familia venía compensada por la que entraba median-te el matrimonio del heredero 8 . Ahora bien, en las piezas conservadas de Menan-dro las cosas ocurren de otro modo, y ello debe de tener una explicación.

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La guerra del Peloponeso había comportado la pérdida de muchas vidas huma-nas, y, sin que podamos hablar de una crisis demográfica serid, sí es cierto quehubo cambios en la distribución geográfica de la población, que experimentó unamayor concentración en la ciudad, motivados no sólo por aquellos casos de cam-pesinos empujados a la ciudad por la miseria sino también por la tendencia de losmiemb ros de familias pudientes con ricas propiedades agrarias a dejarlas en manosde encargados para trasladarse a la ciudad y gozar de las oportunidades de diver-sión y disipación que ésta ofrec-ía. Este es el caso de la familia de Calipides en elDiscolo; Calipides es calificado de labrador y tiene sus tierras en el demo de File,pero vive con su familia en Atenas, y su hijo es un joven de hábitos urbanos, quesólo acude a File para cazar (véase Discolo 39 ss.). A estos cambios de distribucióngeográfica hay que ariadir las transformaciones internas de la masa social, que de-terminaron un aumento considerable del sector empobrecido y una concentra-ción de la riqueza mueble e inmueble en unas pocas manos'°. Esta sociedad polari-zada en ricos y pobres es la que recoge Aristóteles (Pol. VI, 3, 15, 1291 b 7-11) con-siderándola como fuente de inquietud social y politica. Para Momigliano" el Disco-lo tiene la finalidad politica de inculcar en el auditorio las ideas de Demetrio Fale-reo, apuntando al hecho de que fue compuesto el mismo ario en que comenzó elgobierno de Demetrio en Atenas (Menandro era amigo de Demetrio y ambos erandiscípulos de Teofrasto, el continuador de Aristóteles en la dirección de la escuelaperipatética). La idea central del programa de Demetrio, tomada de Aristóteles,era el favorecer la creación de una clase media que llegara a dominar por n ŭmero alos otros dos bloques -ricos y pobres- en que se había escindido lasociedad12.

Pues bien, como propaganda de esta politica habría que entender la tendenciaen el teatro de Menandro a los matrimonios desventajosos y la justificación dialéc-tica que hacen de los mismos los que los quieren realizar en base al tópico de queel carácter inseguro de la riqueza aconseja el utilizarla de un modo correcto mien-tras se tiene en las manos.

Así, en el Dt'scolo, Plangón, hija del rico labrador Calipides, que tiene una ha-cienda de muchos talentos (véase vv. 39-41), casa con Gorgias, un labrador quetiene una pequeria tierra muy pobre, de la que han de comer él, su madre y un es-clavo. Plangón recibe una dote de tres talentos (Disc. v. 844), que es comparativa-mente una buena dote; por otra parte, Gorgias, al ser adoptado por el viejo Cne-món, recibe en herencia la mitad de la hacienda de éste, es decir, un talento (Disc.737 ss.), además, el hijo del rico Calipides, potencial heredero suyo, casa con lahija de Cnemón y se niega a aceptar la dote de un talento que aquél le constituye-ra, emperiándose en que la conserve Gorgias para sí (Disc. 847 ss.). De este modo,Gorgias se convierte en un campesino de propiedad mediana, que es lo que supo-ne la hacienda de cinco talentos que se le ha venido a las manos sumada a lo pocoque él tenía: con esta hacienda habrá de alimentar a su esposa, a la esclava que sellevará consigo ella, segŭn la costunbre, a su madre y a su padre adoptivo. Peroeste doble matrimonio del Dticolo no sólo ha elevado la triste posición económicade Gorgias sino que ha hecho disminuir el futuro patrimonio de Sóstrato, al nocompensar con la dote de su esposa la pérdida que supone la dote de suhermana.

En la Samia, el rico Démeas, un ateniense de la ciudad, se dispone motu propio acasar a su hijo y heredero Mosquión con la hija de su vecino, un pobre hombre quetiene el techo de su casa lleno de agujeros (Sam. 764-765) y que no puede dar a suhija otra dote que la herencia de lo poco que tiene cuando muera (Sam. 898-899).

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En la Perikeiromene, en fin, el rico Pateco constituye a su hija Glicera una dote detres talentos, lo que permitirá a su novio, Polemón, abandonar su condición desoldado y establecerse con un medio de vida fijo (Véase vv. 896-898).

En cuanto a las alusiones al buen uso de las riquezas y a la necesidad de com-partirlas con los que no las tienen, tan numerosas en el teatro de Menandro, estánbien representadas por el pasaje del Discolo en que Sóstrato echa mano de toda sucapacidad de convicción para conseguir que su padre encaje los dos matrimoniosgravosos: "Me estás hablando de riquezas, una cosa tan poco firme. Si de verdadcrees que van a estar siempre a tu lado, cuida de no compartirlas con nadie. Pero,si no eres totalmente duerio de ellas y lo que tienes no depende de tí sino de la for-tuna ipor qué te muestras tan celoso?. Puede ser que te las quite a tí y se las dé aotro que no sea digno de ellas. Por esto afirmo yo que, mientras las tengas en tumano, debes usar de ellas con generosidad, padre, y socorrer a todos para que al-canzen la prosperidad los más posibles gracias a tí. Porque esto no se destruye; y,si te llega a golpear la fortuna, recibirás, a tu vez, el mismo trato. Que es muchomejor tener un amigo declarado que esa riqueza invisible que t ŭ guardas", (Disc.vv. 797 ss.).

Tercer circuito: anzo a esclavo.

El estudio de la relación económica amo-esclavo constituye innegablemente.una de las claves más importante para entender la dinámica interna de los patri-monios familiares que estamos tratando. Desafortunadamente existen muchospuntos oscuros por falta de evidencia en este tema y no es previsible que la futurainvestigación pueda resolverlos, de no producirse un aumento considerable de do-cumentación, poco probable a decir verdad". De ahí la importancia que hay queconceder a los pasajes relacionados con este tema que se encuentran en los hallaz-gos papiráceos recientes de Menandro. Adelanto ya, salvo alguna excepción,como la de la hetera Habrótono o la del carbonero Sirisco, que es un «chorís oi-koun», los esclavos que conocemos de la Nea son todos ellos esclavos domésti-c0s14.

Ignoramos totalmente cuál era la relación económica de Habrótono con suduerio; si le entregaba todo lo que ganaba con la prostitución, fuera más o fueramenos, o le pagaba un canon fijo y se gobernaba por sí misma en lo demás. Locierto es que, a pesar de que ganaba un salario alto (Arbitr. Fr. 600 K. vv. 10-11),su ŭnica espectativa inmediata de libertad está en la eventual generosidad de losque han de salir beneficiados por su valiosísima contribución en el arreglo del ma-trimonio de Carisio, y no en su capacidad de comprarla. En cuanto a Sirisco, sabe-.mos por el verso 163 del Arbitraje que paga una «anophora» a su duerio Queréstra-to, que vive aparte de la casa con su mujer y que está en condiciones de criar unhijo, que desea con ahinco. En términos económicos, Queréstrato percibe unarenta fija por un capital también fijo, que es el valor del esclavo; la renta debía deser proporcionalmente elevada, ya que el esclavo es un bien de duración limitada yexpuesto a la pérdida total por muerte.

Si pasamos a abordar el estudio de los rendimientos del esclavo doméstico,hay que confesar que tropezamos con dificultades iniciales. Sabemos que los gas-tos de manutención y vestido podrían establecerse en dos óbolos por día comomáximo (Véase Arbitraje, Fr. 600 K. vv. 13-14), segŭn indican claramente las pala-bras de Onésimo (Ar. bitraje vv. 340 ss.): "iSabe bien lo que hace esa mujer! Cómo

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se ha dado cuenta de que con el amor no va a conseguir la libertad, ha emprendidootro camino", pero no tenemos datos que nos indiquen si tenía un peculio, y, encaso afirmativo, cómo lo amasaba. Lo cierto es que no hay alusiones a esclavos do-mésticos que hayan comprado su libertad o se dispongan a hacerlo, mientras que,por otro lado, la esperanza de llagar a ser libre se pone en relación exclusivamentecon la buena disposición del señor ante una prestación excepcional del esclavo;Véanse a este respcto las palabras del esclavo Onésimo en Arbitraje 340 ss. ypassim'5.

El esclavo de la Nea es tratado por su duerio como un nirio, al que se le echanculpas que no tiene (v. Arbitraje vv. 716 ss.), al que se amenaza con castigos terri-bles (p.e. con marcarle con un hierro candente) y al que, en momentos de cólera,se le da algŭn golpe sin ánimo de hacerle un dario serio (Véase Perikeiromene 215,Samth 851, Arbitraje 725 etc....16). Al mismo tiempo, existe hacia él un sentimientode afecto bien correspondido que lo convierte desde ese punto de vista, que nodesde el jurídico y económico, en un miembro más de la familia".

Parece que en la ciudad existen familias que no tienen esclavos. Aunque po-dría deberse a razones de economía dramática, parece muy sintamático que seaprecisamente en la casa de Nicérato, el ateniense pobre de la ciudad, donde seecha en falta un esclavo o esclava. En cambio, en el medio rural todo el mundo pa-rece tener al menos uno, posiblemente porque alli se le puede sacar un rendimien-to mucho mayor. Así, Davo, el esclavo que heredará de su padre el humildísimo la-brador Gorgias del Discolo, ayudaba a éste a trabajar el campo y a la madre de ésteen la casa; Símice, ya vieja, es quien hace todo el trabajo de la casa de Cnemón yaŭn le ayuda a veces en sus faenas. En las casas de los ricos, en cambio, abundan losesclavos, especializados generalmente en atender a cada uno de los miembros dela familia o en el desemperio de tareas concretas. Sóstrato, el rico heredero de Ca-lipides, se llava consigo al esclavo Pirrias para ir de caza, a pesar de que le acompa-ria el parásito Quereas; por otro lado, la madre de Sóstrato se ha llevado consigo ala gruta de Pan a otro esclavo, Getas, para que ayude al cocinero, y en la casa se ha-brán quedado las esclavas. El joven Carisio del Arbitraje tiene un esclavo acompa-riante Onésimo, que se muda también a la casa de Queréstrato cuando Carisioabandona la suya. El Polemón de la Perikeiromene, que es aparentemente un hom-bre sin patrimonio, tiene a su esclavo-escudero Davo. Y qué decir, en fin de la casade Démeas, donde además de Pártemo y de la antigua nodriza de Mosquión, sehabla de criados y criadas en plural incluso para el servicio de una sola per-sona.

Cuarto circuito: actividad económica de los Atenienses al por mayor.

Durante el s. V Atenas había consolidado su condición de centro comercialmás importante del mundo griego. Son conocidas las afirmaciones antiguas(Tudd. II, 38, 2; Pseudo Jenof. Rep. de los Aten. II, 7) de que al puerto del Pireoafluían mercandas de todo el mundo, lo que había dado lugar a la formación de ungrupo social, el de los armadores, banqueros y mercaderes, que habría de tener unimportante peso específico en el concierto económico y social de la ciudad. Peroeste florecimiento económico y social recibió un duro golpe con las pérdidas hu-manas y los desastres económicos padecidos en la guerra del Peloponeso. La acti-vidad económica descendió y los intercambios comerciales se ralentizaron inicial-mente para reactivarse después con algunos cambios fundamentales. Está claro

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que la paralización no podía ser más que momentánea, puesto que algunas impor-taciones masivas, como las de grano, se hacían necesariamente para el sosteni-miento de la población. Las importaciones de grano siguieron siendo muy consi-derables, ya que, si bien es verdad que la guerra había hecho disminuir la pobla-ción ateniense, (Tucídides cifra en un cuarto la merma de los efectivos militares,véase Tuc. III, 87; G ĉnnme, Population... pp. 6-7, 26) hay que suponer que se produ-jera también una disminución -primero inicial y luego más prolongada- de los ren-dimientos cerealisticos atenienses, como consecuencia del abandono de la explo-tación de la tierra durante la guerra, del descenso en el nŭmero de la población ac-tiva y del desplazamiento a la ciudad de mano de obra antes dedicada a actividadesagrarias. Ariádase a esto la eventualidad de una mala cosecha cual fue la del 329-328 a.C.".

Así, pues, el comercio del trigo, con sus implicaciones legales respecto a lasimportaciones, exportaciones y venta al por menor, ha sido una actividad perma-nente en Atenas, pero no la ŭnica actividad de comercio marítimo ni muchomenos. Los intercambios comerciales atenienses que podríamos llamar al pormayor descansaban primordialmente en su potente marina mercante y en la vigi-lancia del tráfico marítimo que ejercía su marina de guerra. Ahora bien, las mate-rias primas necesarias para la construcción y el equipamiento de la flota, de las queel Atica era deficitaria, se obtenían por vía de importación", y lo mismo cabe decirde los esclavos, que no sólo eran necesarios para la flota sino para todos los traba-jos particulares prácticamente, y, desde luego, para las labores domésticas". Porotra parte, había que proporcionar productos suntuarios a la clase económica máselevada, y había que traerlos, en general, de Oriente. En fin, Atenas actuaba comoelemento difusor y redistribuidor a otras ciudades griegas de los productos impor-tados, y, al mismo tiempo, aprovechaba la ocasión para colocar una parte de su ex-cedente agrario -vino y aceite- e industrial -cerámica, armas, etc. ...- en otrosmercados2'.

Este montaje comercial ateniense, que buscaba sin tapujos el máximo prove-cho, se mantuvo vigente durante todo el s. IV, más consolidado posiblernentemerced a la colaboración que le prestaba una banca más desarrollada. Y de todoello se deduce que una parte considerable de la población ateniense tenía sumedio de vida en el comercio exterior, aunque a veces se hiciera compatible estaactividad, relativamemte insegura, con la explotación de una tierra heredada o ad-quirida con las ganancias obtenidas en el otro sector.• El tema de los viajes de negocios fuera de Atenas es un elemento muy frecuan-te de las comedias de Menandro: el padre, ausente al comienzo de la pieza regresa-ba en un determinado momento del desarrollo de la misma. Es cierto que este tipode circunstancia desemperia un papel importante en la economía dramática delpoeta, pero no se puede pensar que sea extrario al ambiente general de la épocareflejada. Así, en la Samth (vv. 178 ss.) el rico ateniense Démeas regresa de un viaje,que no puede ser más que de negocios, al Ponto y a Bizancio, dos puntos clave dela red de circulación comercial ateniense. Sabemos que, tan pronto como le fueposible después de la guerra del Peloponeso, Atenas suscribió una nueva alianzabilateral con Bizancio", con objeto de tener expedito el pasó de los Estrechos paraacceder sin riesgos a la zona del Mar Negro; y sabemos que en los puertos delreino del Bósforo era donde los armadores atenienses iban a encargar trigo, te-niendo prioridad para hacerlo en las ciudades de Olbia, Teodosia y Panticapea(Véase Isócrates, XVIII, 457; Demóstoles XX, 31 ss. etc. •..)"• Alli, en el Ponto,compraba Atenas, si hacemos caso de Demóstenes, una cantidad de trigo equiva-

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lente a la total adquirida en otros lugares, a saber, unos 400.000 medimnos. Resul-ta, pues, que la cantidad de naves atenienses que afluía regularmente a los puertosdel Ponto debía de ser grande: bien podría ocurrir, en este caso, que el rico Dé-meas fuera el prototipo del ateniense que obtenía unas sabrosas ganancias de laimportación de cerales procedentes de aquellas tierras. Démeas se había hechoacompariar en su viaje por un vecino pobre, Nicérato, al que le unía posiblementeuna relación comercial determinada, aunque no sabemos de qué tipo. Con este de-talle desconocido para nosotros habría que relacionar sin duda alguna la decididavoluntad de Démeas de casar a su hijo con la hija de Nicérato. El pasaje a que nosreferimos contiene, por otra parte, uno de esos tópicos de la Comedia Nueva querecojen algŭn aspecto real del mundo que reflejan: el elogio de Atenas a través dela lamentación de la necesidad de viajar a otras tierras, que tienen, sí, muchas cosasque Atenas no tiene, pero cuyo bullicio y falta de belleza las convierte en sitios in-cOmodos que se desea perder de vista cuanto antes.

Una parte de la investigación moderna intenta minimizar la importancia delcomercio exterior ateniense, reduciéndolo a unas coordenadas mucho más mo-destas que las que se establecen en general; Atenas saldría allende los mares funda-mentalmente para abastecer de productos de primera necesidad a su propia pobla-ción, y las tasas con que gravaba las entradas en sus puertos responderían al impe-rativo de financiar un elevado . gasto pŭb1ico24.

Es esta una tesis rebatida por O. Erb 15 , entre otros, y, de hecho, no se puededejar de admitir que, además del grano, los eclavos y las materias primas de prime-ra necesidad, los mercaderes griegos buscaban aunque, para ello tuvieran que ir alos puertos más distantes, muchos productos de lujo, como especias raras, joyas,telas finas, objetos de oro y plata, etc. ..., destinados a cubrir la demanda consu-mista de un sector privilegiado de la sociedad, no sólo ateniense sino de otras ciu-dades. Estos viajes debieron de ser muy frecuentes en el s. IV, como consecuenciadel aumento de la propensión al lujo que experimentó la sociedad griega, y los te-nemos representados de hecho en un fragmento de la obra Los Pescadores, de la quesólo se conservan por desgracia, unos pocos versos: "Vamos de viaje y no es ésteun viaje cualquiera. •Llevamos oro de Cinda; hay ropas de pŭrpura de Persia (Fr. 24K.)". Luego se menciona también entre los productos acarreados por la navecopas y otros cacharros de plata, máscaras teatrales, cuernos para beber, vasosricos, etc.... Este tipo de comercio proporcionaba cuantiosas ganancias si se Ileva-ba a buen fin, pero comportaba asimismo grandes riesgos, a pesar de los induda-bles progesos técnicos experimentados por la navegación. La inseguridad atenaza-ba a los espíritus de los que se hacían a la mar y de los que quedaban en tierra, quese relajaban con el regreso. Así el Teófilo del Armador (Frs. 348 y 349, K.) que se re-gocija porque ha dejado atrás las saladas profundidades del Egeo.

El armador griego de la época tenía su patrimonio pendiente de un hilo. Mien-tras la cosa salia bien se le garantizaba un buen pasar y podía hacerse rico, pero encada viaje arriesgaba mucho dinero y podía ocurrir que el hundimiento de su navele dejara en la más absoluta miseria. Esto es lo que le había ocurrido a Pateco, elprotagonista de la Perikeiromene, que el día antes de morir su esposa se enteró deque había perdido el barco que le aseguraba su sustento. Quedó tan pobre que sevió obligado a abandonar a los dos hijos pequeños que tenía, que fueron recogidospor una pobre mujer. Pero Pateco se recuperó del golpe -circunstancia que no erainfrecuente- y parece que llegó a hacerse rico, casando además en segundas nup-cias con una rica heredera. Lo cierto es que, cuando, años después, el azar le per-rnitió volver a encotrar a su hija pudo constituirle una buena dote para que efec-

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familiares atenienses porque se seguía considerando como el medio económicomás socorrido y más seguro 30 . En cambio, las entradas derivadas de actividades co-meriales, tenían tan sólo un carácter subsidiario o transitorio y solo en casos ex-cepcionales podrían constituir la actividad ŭnica y definitiva del cabeza defamilia.

Pasando al capítulo de los gastos familiares correspondientes a las compras alpor menor en los mercados o tiendas, hay que confesar que la documentación queaporta la Comedia Nueva es muy reducida, aunque ello puede deberse al azar, quepuede jugar un papel muy importante, dado el pequerio volumen de material con-sevado. Con todo, hay alusiones, la más significativa la de Samia vv. 346 ss. Dé-meas, que acaba de concertar la boda de su hijo, ordena a su esclavo Pármeno quevaya a comprar coronas, un animal de sacrificio, sésamo y todo lo que haya en elmercado; Pármeno coge dinero y va a cumplir el encargo. La circunstancia de laboda es, en verdad, excepcional, pero la salida de los esclavos domésticos al mer-cado debía de ser un hecho poco menos que cotidiano en el medio urbano, que esdonde se desarrolla precisamente la Samia. Si no existiera la costumbre de ir a dia-rio al mercado para comprar productos frescos o recién hechos no tendría sentidoque acudieran cada mariana al mercado tantos pequeños vendedores como enu-mera p.e. Aristófanes (véase, en este sentido la obra de Ehremberg, People of Arir-tophanes, pp. 121-122). En el sentido rural, en cambio, la cosa debía de ser distinta.El grado de consumismo sería mucho menor, la producción casera cubriría lamayor parte de las necesidades alimentarias, y, en consecuencia, la necesidad de iral mercado sería mínima. En efecto, buscaríamos en vano en las comedias situadasen el campo escenas como la que acabamos de mencionar: La madre de Sóstratotiene que llevarse desde Atenas a File todo lo necesario para el sacrificio que pien-sa ofrecer al dios Pan; lo que se olvida hay que pedirlo prestado a los vecinos por-que no se puede comprar (véase p.e. la escena en que el viejo Cnemón se lamentade la proximidad de su casa con la gruta de Pan, que es la causa de que estén todoel día llamando a su puerta para pedir ollas, hachas, sal, vinagre, oréganoetc...

-Sexto circuito: alquiler de servicios.

Las familias de las ciudades griegas de la época a que nos referimos terŭan aveces necesidad de contratar servicios extraordinarios, distintos de los que pudie-ra requerir la explotación de la tierra, de la industria, del taller etc... En lo que con-servamos de la Comedia Nueva tenemos documentados dos casos: el de los coci-neros y el de las heteras. El "macheiros" es un personaje creado por la ComediaMedia y que se promociona en la Nea, donde los argumentOs son más adecuadospara incluir los sacrificios que justifican su actividad. De condición libre -salvo po-siblemente un caso recogido por Ateneo-, grandilocuente, desenvuelto y charla-tan se esfuerza en sacralizar su persona invocando su función cuasisacerdotal enun momento en que, superstición aparte, las relaciones del hombre con los diosesde siempre están muy banalizadas. El sacrificio es, a la luz de la Comedia Nueva,una merienda que se realiza en un santuario y a la que asiste la familia y los invita-dos, parientes o amigos. Al lugar en cuestión se llevan las mantas necesarias paratumbarse, una serie de majares típicos y vino. El cocinero, por su parte, conducehasta alli un cordero vivo, elegido previamente por el cliente, y todo lo necesariopara sacrificarlo y guisarlo. Los dioses recibirán como ofrenda las partes incomi-

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bles del animal, encargándose los asistentes de consumir toda la carne troceada. Apesar de las bromas continuas con que se alude a la falta de calidad de la víctima yla escasez de la comida, lo cierto es que lo que se consumía, sumado a la minutadel cocinero representaba un gasto extraordinario, que para algunas economíaspodía ser elevado y, por tanto, no muy frecuentes. Seguramente la gente de bajonivel económico se limitaba a hacerlo en las bodas y alguna otra ocasión en quefuera de prescripción social, pero en el caso de las familas acomodadas la frecuen-cia aumentaba considerablemente. Así, Sóstrato, el joven rico del Discolo dice quesu madre tiene por ocupación cotidiana el ofrecer sacrificios por todos los santua-rios del demo: en otra escena posterior el criado Getas nos hace saber que el moti-vo específico del sacrificio ofrecido a Pan por la seriora era el de conjurar un malpresagio producido por un suerio.

Otros servicios personales contratados a cambio de un pago que aparecen do-cumentados en la obra de Menandro son los de las heteras, en dos casos muy bienperfiladas porque son personajes principales de dos de las obras mejor conserva-das. Habrótono, una esclava que ha contratado el joven Carisio del Arbitraje cobradoce dracmas diarias por la jornada completa. El precio no puede obedecer aquí auna preferencia especial de Carisio porque en realidad no hace nin ĝun uso de ella;la ha llevado a la casa adonde se ha ido a vivir tan sólo para manifestar su despechoa su esposa Pánfila, con quien se ha disgustado. Sin embargo, se trata de un preciocomparativamente muy alto: seg ŭn se indica en la misma pieza, con lo que Habró-tono gana en un día se puede alimentar a un hombre durante treinta y seis días, arazón de dos óbolos diarios. En otras palabras: Caririo podría alimentar a treinta yseis esclavos con el dinero que le paga a la hetera. Por supuesto, si la comparaciónla estableciéramos con el salario de un hombre que tuviera que atender a todos losgastos de una familia, la diferencia sería mucho menor, pero todavía importante.Por lo tanto, sólo un hombre rico podría permitirse ese gasto. La demanda másnumerosa de esta clase de servicios correspondía sin duda a los banquetes, que contanta frecuencia organizaban los miembros de la clase elevada. Las muchchas ser-vían de aderezo a la reunión, cantando y bailando con acompariamiento de un ins-trumento que ellas mismas tocaban. EI trabajo era duro porque tenían que embo-rracharse e iban de mano en mano, pero sacaban unas diez dracmas diarias comomínimo, si trabajaban continuamente, claro está, seg ŭn se deduce de las palabrasde Démeas en Samth 564 ss. Pero no debía ser infrecuente entre los atenienses derenta elevada viudos o solteros el mantener relaciones estables con alguna de estasmuchachas, que por su condición de esclavas o extranjeras no podrían contraermatrimonio legal. Si eran esclavas, podían comprarlas, y, si eran libres, instalarlasen su casa en calidad de concubinas. En este ŭltimo caso, representado . por Crisis,la Samia, no recibían un sueldo, pero desemperiaban en todo el papel de esposa yama de casa, con el respeto y la obediencia de los criados; además tenían ricos ves-tidos y joyas y una o más esclavas para su servicio personal. Eso sí: si llegabanconcebir un hijo, tenían que exponerlo, y, en caso de negarse, eran expulsadas,pudiendo llevarse consigo, generalmente lo que habían recibido hasta entonces,incluidas las esclavas.

Esto es, al menos, lo que se desprende de la escena de la Samth correspondientea los versos 541 ss. Resulta muy difícil calcular el costo total de una concubina deeste tipo, pero debía de estar muy por encima de las diez dracmas, a juzgar por lossarcasmos de Démeas en la escena referida, por más que resulten un tantoexagerados.

Naturalmente era un artículo de superlujo que sólo se podían permitir aque-

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llos atenienses, como Démeas, cuyas rentas eran superiores al montante de losgastos posibles, es decir, que terŭan un poder adquisitivo no teórica, pero sí prácti-camente infinito. Así, el hijo adoptivo, Mosqui ĉm, había tenido, segŭn confiesa élmismo, todo lo que un nirio, primero, y luego un joven, podría desear (vv. 16 ss.);así, el esclavo Pármeno recibe la orden de cumprar "todo lo que haya en el merca-do" (vv. 348-9); así, en fin, el propio Démeas puede despachar tranquilamente aCrisis con todo lo que le había dado, y aludir a su inmediata sustitución por otranueva (v. 557).

NOTAS

La Guerra del Peloponeso afectó profundamente a la mayoría de los Estados griegos. Laterminación de este conflicto no condujo a un equilibrio económico y social sino que la brechaabierta en la sociedad continuó. Ya M. Rostovtzeff en su Social and Economic HzIrtory of the HellenirticWorld, 2 ed. 1952 vol. I, capít. II, se había preguntado por las causas de la situación económica ysocial del s. IV a.C. Se preguntaba por las causas, porque, aunque con respecto a Atenas, que es laciudad en que centramos nurestro trabajo, la información es relativamente abundante ésta incidemás en las consecuencias que en las causas; de ahí, por tanto, la dificultad de identificar a éstas y lodiscutible que siempre resulta tal identificación. Un dato importante a tener en cuenta es que hayfenómenos que ahora afloran con mayor intensidad que en otros momentos. Son frecuentes losenfrentamientos entre ricos y pobres con reivindicaciones subsiguientes de repartos de tierrasque se podrían considerar como exponentes de un aumento en las dificultades en las oportunida-des de trabajo. Al menos, el mercenariado que en etapas anteriores fue una salida apropiada a losproblemas económicos y sociales alcanza ahora una gran difusión.

Estos fenómenos y •otros coadyuvantes o derivados de los mismos, así como la evolución eco-nómica y social que tuvieron lugar, pueden apreciarse en obras como O. ERB, Wirtschaft und Ge-sellschaft im Denker der hellenischen Antiken. Studien zur Wirtschafts-und-Gesellschaftgeschichte, B'ále, 1938;F.W. WALBANK, "The Causes of Greek Declive"J.H.S. 64, 1944, pp 10 ss.; J. VALARçHE, LaGrke de la décadence au point de vue économique et social, París, 1941; H. MICHELL, Economics of AncientGeece, Cambridge, 1957; K. BRAUNERT, Das Mittelmeer in Politik und Wirtschaft der hellenistirchenZeit, Kiel, 1967, Cl. MOSSE, La fin de la Democratie athénienne, París, 1962, pp. 33-215; Cl.PREAUX, Le monde hellérthtique. La Gréce et fOrient (323-146 o C) 2 vol. París, 1978, vol II, pp. 474-524; E. WILL et alii, Le monde grecque et l'Orient, 2 vol. París, 1972-75, vol. H, pp. 103-132.

El hecho de que, como ya hemos indicado, la información sea más frecuente para Atenas quepara otros lugares -por lo que no se percibe con claridad la conveniencia de generalizar a otros lu-gares lo apreciado en Atenas- y el hecho de que tal información aluda Mas a las consecuencias quea las causas ha llevado lógicamente a planteamientos de tipo te6rico tales como los de S.HUMPHREYS, "Economic and Society in Classical Athens" Annali della Scuola Normale Superiore diPira, sec. II, vol. 39, 1 970, pp. 1 ss.; CL MOSSE, "La vie économique d'Athénes au IV siécle, criseou renouveau?" Praelectiones Patavinae, Rome, 1972, pp. 135 ss., o a la elaboración de tipos y mo-delos de revoluciones griegas durante esta época helenística como A. FUKS "Patterns and Typesof social-economic Revolution in Greece from the fourth to the second Century B.C."Ancient So-ciety, 5, 1974, pp. 51-82.

2 Menandri Reliquiae Selectae, ed. F.H. SANDBACH, Oxford, 1972; Menadre, Le Dyscolos,texte et trad. por J.M. JACQUES, París, 1968; Id, La Samienne, text, trad. por J.M. JACQUES, París,1971; The plays of Menander, ed y trad. by CASSON, New York Univ. Press, 1971; Menader. Acommentary, by A.W. GOMME, F.H. SANDBACH, Oxford, 1973.

Trabajos sobre Menandro que trata aspectos relacionados con el tema CL PREAUX, "Ménan-dre et la societé athénienne", Chron. d'Egypte, 32, 1957, pp. 84-100; idem, "Les fonctions du droitdans la comédie nouvelle, á propos du "Dyscolos" de Ménandre", Chron. d Egypte", 35, 1 960, PP.

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222-239; U.E. PAOLI, "Note critiche e giuridiche al testo di Menandro en Aeg. vol. 32, 1952, pp.265-285; idem, "Note giuridiche sul Dyscolos di Menandro" M.H. 18, 1961, pp. 53-62; E. KARA-BELIAS, "Une nouvelle source pour Iétude du droit attique: Le "Bouclier" de Menandre (P. Bod-mer XXVI)" Rev. Hirt. Dr. Fr. et Etr. 48, 1970, pp. 1-33; J.E. KARNEZIS, "Misrepresentation ofAttic Laws in Menander's Aspis", Platon, 29, 1977, pp. 152-155; L. GIL, Comedia ática y sociedadateniense", Est. Clas. 19, 1975, pp. 59-88; E. RUIZ, La mujer y el amor en Menandro. Institucionesgriegas de Derecho Privado en el siglo IV a.C. Barcelona, ed. Albir, 1981, esta ŭltima obra ladamos como referencia, pero no la hemos podido utilizar.

• Ver estos aspectos en MEAUTIS, Le Crépuscule d'Athénes et Ménandre, París, 1954.▪ En estos momentos elguenos es una institución un tanto fosilizada y algo parecido se podría

decir de lafratria, que se mantiene casi como una institución meramente religiosa. Ver M.P. NILS-SON, Cults, Myths, Oracles and Politics in Ancient Greece, Lund, 1951, pp. 158 ss. No obstante, todavíaen la época de Demóstenes se decía con orgullo pertenecer a tal o cual guenos (Demóstenes, C.Naear. 59), y, por la información proporcionada por los testimonios epigráficos, se aprecia queincluso en época romana se seguían celebrando los sacrificios hereditarios.

5 A este respecto dice Hesíodo (Los trab. y los Días vv. 376-380): "Habría que tener un sólohijo para que cuide del oikos paternos y así aumentará la riqueza en la casa, y morir viejo dejandoese hijo en el lugar de uno mismo. Aunque Zeus podría proporcionar fácilmente una gran riquezaa ma's nŭmero de hijos; más manos hacen rhas trabajo y mayor es el provecho".

A esta crisis agraria que parece que se está sufriendo en la época de Hesíodo ha podido contri-buir también la costumbre de dividir el patrimonio entre diversos herederos, lo que provocaba,cuando las propiedades agrícolas no eran muy grandes, el que las familias con varios hijos camina-sen lentamente a la miseria. En este contexto, pues, estaría implicado el consejo de Hesíodo deque se tenga tan sólo un hijo. Sobre la propiedad de la tierra en época de Hesíodo y sobre la discu-sión de si se trata en realidad de una crisis agraria, ver E. WILL, "Aux origines du régime fonciergrec: Homére, Hésiode, et l'arriére-plan mycénien" R.E.A. 59, 1957, pp. 5-50; para Hesíodo verpp. 12-24; y el mismo autor "Hésiode: crise agraire? ou recul de l'aristocratie?, R.E.G. 78, 1985,pp. 542-556; ver también M. AUSTIN y P. VIDAL-NAQUET, Economies et sociétés en Grbce ancienne,París, 1972, pp 74 ss.; J. DELORME, Grbce primitive archaique, París, 1969, pp. 34 ss.

• Los procedimientos normales de sucesión se rompian en los casos en los que no se teníandescendientes directoá. En este caso, las propiedades acabarían siendo absorbidas por las propie-dades de la otra rama familiar, lo que de hecho implicaba la desaparición del oikos y, como opinaD.M. MACDOWELL, se correría el riesgo de que las obligaciones religiosas respecto a este othosfuesen muy lasas, ya que normalmente atendería preferentemente a las de sus oikos (The Law inClassical Athens, London, 1978, p. 99. J.W. JONES, The Law and Legal Theory of the Greeks. Oxford,1956, p. 197 piensa, -y no sería excluyente sino complementario de lo anterior- que estas obliga-ciones morales y religiosas respecto a cultos domésticos se reforzarían con fundacionesespedficas.

La adopción atajaba este peligro. Por la adopción a una persona sin hijos o con hijos deshere-dados se le ofrecía la oportunidad de poder elegir su heredero. Los hijos adoptivos se elegían den-tro del drculo más o menos amplio de la familia y a ser posible el pariente rhas próximo (W.K.LACEY, The famlly in classical Greece, London, 1968, p. 145; D.M. MCDOWELL, The Law o.c., p.100). Con todo, también se dan medidas limitativas a las posibilidades de adopción. Ver, a esterespecto, L. BEAUCHET, L'Histoire du Droit privé de la Republique athénienne, París 1897, vol II, pp.1-72; J.H. LIPSIUS, Das attische Recht und Rechtverfahren, Leipzig, 1905-16, pp. 508-20; A.R.W. HA-RRISON, The Law of Athens. The Family and Property, Oxford, 1968, vol. I, pp. 82-96; W.M. MAC-DOWELL, The Law o.c., p. 145-6). La elección entre los parientes más pr6ximos es una pauta queno se basa en una exigencia de carácter legal, y así, aunque no sea corriente, se dan casos como alos que hace alusión Iseo en que personas que no están en buenas relaciones con su familiares hanpreferido como herederos a amigos en lugar de los parientes próximos. También era posibleadoptar a una joven o a una mujer, que se convertirían en epikleros cuando muriese el adoptante(Iseo, VII, 9; XI, 8, 41).

Si el principio informador de la adopción era asegurar la transmisión del oikos, para de esaforma atender mejor el culto familiar, parece razonable la disposición de que sólo los ciudadanospodían ser adoptados, ya que los oikos atenienses sólo podían ser poseidos y heredados por ciuda-danos (W.K. LACEY, The Law o.c.p. 146). Del hecho de que en momentos de revisión se expulsa-se a personas de la lista (Esquines, I, 77; 114) y que se tengan referencias a corruptelas de adopcio-nes a cambio de dinero (Iseo, X11, 2; Demost. 57, 25) le parece evidente la deducción de la adop-

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ción ilegal de extranjeros o de personas que no reurŭan las condiciones. Para ser adoptado se ne-cesita haber nacido de padres atenienses (Demost. 57, 30; 59, 13; Iseo, 6, 47) y posiblemente queestuviesen casados legítimamente (A.R.W. HARRISON, The Law of Athens o.c. v. I, pp. 87-88; J.H.LIPSIUS, Das attirche Recht o.c. p. 506-508; L. BEAUCHET, L'Hirtoire du Droit o.c. v. 11, pp. 42-43).Un hijo natural no podría ser adoptado más que por su padre después de haberlo legitimado (L.BEAUCHET L'Hirtoire du Droit vol. I, pag. 506 s.).

• U.E. PAOLI, Altri studi di Diritto greco e romano, 1976. pp. 559-70.• Sobre los aspectos generales de la dote ver A.R.W. HARRISON, The Law of Athens o.c. v. I,

p. 8, 256, 259, 279; J.W. JONES, The Law and legal, o.c. pp. 176-178; 236-7; D.M. MACDOWELL,The Law in Classical... o.c. pp. 87-9; 144-45; W.K. LACEY, The family in classical o.c. pp. 109-110;J.H. LIPSIUS, Das atti.rche Recht o.c. pp. 488-499; H.L. LEVY, "Inheritance and Dowry in ClassicalAthens" en J. PM'-RIVES, ed., Mediterratzean Countrymen: Essays in the Social Anthropology of the Medi-terranean, París-La Haya, 1963, pp. 137-143.

El sector privilegiado de la sociedad tenía por constumbre dotar a sus hijas con dotes suculen-tas. En las fuentes literarias menudean las alusiones a esas dotes, constituidas por elementos di-versos tierras, joyas, vestidos de lujo, esclavos, etc. (Iseo, II, 4, 9; III, 8, 29, 35; VIII, 8, X, 5, 19,25;XI, 40). La hija de Demóstoles recibió una dote de dos talentos (Demost. XXVII, 4-5) mientrasque la dote de la hija de Estéfanos fue de 100 minas (ver Demost. XLV, 66). De los mojones hipo-tecarios estudiados por Finley, los referentes a dotes tienen una valoración económica que discu-rre entre las 2.000 y las 8.000 dracmas. Ver a este respecto M.I. FINLEY, Studies itz Land and Creditin Ancient Atbens, New Brunswick, 1952, pp. 44-52; 156-162; 239-245 tal y como señala al utilizarestos datos CL. Mosse en La fin de la... o.c. pp. 152-153.

• Es difícil precisar la cantidad de población que Atenas tenía que alimentar en la segundamitad del s. IV a.C. Ateneo, citando a Ctesicles, nos dice (Athen. 272 c) que este ŭltimo escribi6en el libro tercero de su Cránica que Demetrio de Falero a finales del s. IV a.C. realizó un censo enel Atica y como resultado del mismo se obtuvieron 21.000 atenienses, 10.000 metecos y 400.000esclavos. Las dos primeras cifras, que incluirían solamente a hombres en edad de llevar armas, sontenidas como razonables, mientras que, por el contrario, la cifra de 400.000 esclavos parece exa-gerada (A.H. JONES, Athenian Democracy, Oxford, 1960, p. 77; A.W. GOMME, Tbe Population of At-hens in the fifth and fourth Century R C, Oxford, 1953, pp. 22 ss.; Y "The Population of AthensAgain, J.H.S. 79, 1959, pp. 61-68. Se Ilega incluso, sin mucho fundamento, a pensar que se tratade un error en la transcripción (ver, a este respecto, S. LAUFFER, Die Bergwerkssklaven von Laurion,vol. H, Akademie der Wissenschaften und der Literatur. Abhandlungen der Geistes-und Sozial-wissenschaftlischen Klasse, 1955, p. 951). Respecto a las cifras de población durante el s. V y co-mienzo del VI a.C. las fuentes proporcionan datos ambiguos que Ilevan a la no coincidencia entrevarios autores (Ver L. GERNET, "L'Approvisionnement d'Athénes en blé", enMélangesd'Hirtoireancienne, 1909, p. 280; H. MICHELL, Economics o.c.p. 19; GLOTZ, Hirtoire Grecque, t. II, pp. 222 ss.;A.W. GOMME, Population o.c. p. 28). Dentro de lo inconcreto que tienen este tipo de conclusio-nes se quiere apreciar una relativa constante poblacional, lo que matizaría un tanto la supuestacrisis del s. IV a.C.

'° La información que nos proporcionan los discursos de los oradores y las inscripciones ma-nifiestan que las grandes fortunas no estaban constituiadas ŭnica ni preferentemente por grandespropiedades agrícolas. Ciertamente que muchas de estas fortunas corresponden a viejas familiasya conocidas en el s. V a.C. con un soporte tradicional en bienes raíces, pero también se ha produ-cido el surgimiento de nuevas familias ricas relacionadas especialmente con el desempeño de laestrategia y de las magistraturas o por la explotación de talleres (ver sobre estas familias ricas J.K.DAVIES, Athenian propierted Families 600-300 B.0 , Oxford, 1971). El desequilibrio social que arrati-caba desde la guerra del Peloponeso parece que se fue agravando. En las ŭltimas décadas del s. IVa.C. la escasez de alimentos llevó a especulaciones leoninas con grandes beneficios para las clasespudientes;De esta manera, la brecha que separaba a ricos y pobres se fue ampliando. Reflejo deesta situación fue que cuando Antipatro quiso reservar los derechos politicos sólamente a aque-llos que tenían una riqueza valorada en 2.000 dracmas (Diodoro, XVIII, 18) apenas 9.000 atenine-ses pudieron conservar los derechos politicos.

" Ver A. MOMIGLIANO, Revist. Storic: Italian. LXXI, 1959, pp. 326 ss. Para estos conflictosentre pobres y ricos ver J.P. VERNANT, "Remarque sur la lutte des classes dans la Gréce ancien-ne" Eirene, IV, 1965, pp. 5-19; Cl. MOSSE, "Les classes sociales à Athénes au IV siécle" en Ordres yClasses, París, 1974, pp. 23 ss. Sobre las clases acomodadas: P. MAC KENDRIK, The Athenian Artlr-tocracy 399 to 31 R C, Cambridge, 1969.

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12 En Atenas, Antipater en el 321 a.0 elevó el censo requerido para ser ciudadano a 2.000dracmas, con lo que se excluía a 12.000 ó a 22.000, segŭn otra variante del texto, y quedaba redu-cido el nŭmero de ciudadanos a 9.000 (cf. Diodoro, XVIII, 18, 4, mientras que, seg ŭn Plutarco,Phoc. 28, a unos 12.000. Estos aspectos en W.S. FERGUSON, Hellenistic Athens, London, 1911,p. 22), con lo que se arrojaba del cuerpo cívico al sector más pobre del cuerpo de ciudadanos. Deahí que Demetrio de Falero, partidario de una clase media, rebajase la exigencia a 1.000 dracmas,con lo que incorporaba a la masa ciudadana la clase media que estaba desapareciendo (Diodoro,XVIII, 74). Sobre la politica y obra de este personaje, ver W.S. FERGUSON, Hellenistic. o.c. pp.38-94; E. BAYER, Demetrios Phalereus der Athener, Tñbinger Beitráge zur Altertumswissenschaftfasc. 36, Stuttgart-Berlin, 1942, pp. 21-73; Cl. MOSSE, La tyrannie dans la Grke antique, París, 1969,pp. 155-166.

Cuando se pretende establecer el n ŭmero de esclavos en el s. IV a.C. la cifra de 400.000 es-clavos aportada por el censo de Demetrio de Falero y aludida por el historiador Ctesicles comomuy exagerada (ver Cl. PREAUX, Le monde o.c.t. II, p. 442) hasta el punto de considerarse comouna cifra corrupta en. el manuscrito (A.W. GOMME, Population. o.c.p. 18 not 3; pero ver tam-bién W.C. WESTERMANN, "Athanaeus and the Slaves of Athens" en AthenMn Studies presented to W.S.Ferguson, Cambridge, 1940, pp. 451-470; R.L. SARGENT, The Size of the Slave Population at Athensduring the Fifth and Fourth Centuries B. C. (Univer. of III. Stud, in the Soc. Scien. vol. XII) Urbana,1924, pp. 136 ss; A.W.GOMME, The Slave Population of Athens, J.H.S. 61, 1946, pp. 127-129.

'" Tampoco era unitario el modo de utilizar a los esclavos. Por un lado se daba una explota-ción y utilización directa del esclavo por parte del dueño, que ejercía el control sobre el mismo yatendía a sus necesidades. Por otro lado, se utilizaba también el arriendo de esclavos, sobre todopara emplearlos en las minas y en las grandes empresas. En estos casos corría por cuenta del arren-dador los gastos derivados de la atención a los mismos. Pero había otros modos de utilización enlos que los esclavos, en la utilización económica gozaban de una mayor libertad. Uno de estoscasos es el de los esclavos conocidos con el nombre de chorís orkountes, que vivían y trabajabanfuera de la residencia del duerio (sobre el problema de este tipo de esclavos ver A.R.W. HARRI-SON, The Law o.c. v.I,p. 167). Parece tratarse de unos escalvos a los que se les entregaba la ges-tión de una pequeña tienda, un pequeño taller o una pequeria parcela. De la explotación de lamisma debían pagar, como parece indicarlo el carbonero Sirisco, una tasa determinada y el restolo reservaban para aiender a las necesidades de mantenimiento suyas y de los miembros desu familia.

15 En este aspecto no todos los esclavos tenían las mismas oportunidades. Los escalvos chorisoikountes, al gozar de la indenpendencia económica anteriormente serialada, poclian ir amasandoun sustancioso peculio con el que comprar su libertad. Lo cierto es que este aspecto relacionadocon el peculio y el modo de amasarlo no se encuentra, como hemos indicado, en la comedia deMenandro. Por el contrario, sí que se constata la esperanza de conseguirla en terreno del afectogranjeándose la disposición del duerio hacia la manumisión merced a los servicios prestados. Ade-más, también se podía intentar alcanzar la libertad a través de otra persona ajena a la relacióndueño-esclavo (Demóst. LIX, 20, 31). Pero lo cierto es que para los otros tipos de esclavos, comolos empleados en las minas, grandes industrias y grandes dominios agrícolas, las posibilidades dealcanzar la libertad por cualquiera de los procedimientos indicados eran mínimas.

16 Al carecer el esclavo de personalidad juridica y ser como una mercancía, podía sufrir todaclase de malos tratos sin que pudiera adoptar por su parte medidas legales, si bien le quedaba elrecurso del asilo y la huída con los riesgos punitivos que esto comportaba. El esclavo podía s'ertorturado, golpeado, encadenado y marcado por el fuego, como recoge las comedias de Aristófa-nes (Arist. Caball 4, 27, 67 ss; Avisp. 449 ss, 1292 ss; Paz, 743 ss; Ranas, 745 ss; Ploutos, 21, 271 ss,1144; Isocrat. Contr. Calim. 52) y parece que también lo recoge la obra de Menandro.

La realidad es que el trato dado al esclavb no era tan esquemático como alg ŭn autor pre-tende. Los malos tratos aplicados al esclavo legalmente eran posibles, pero desconocemos su fre-cuencia y su generalización y, por otra parte, el Seudo Jenofonte, Platón y Demóstenes indicanque en Atenas los esclavos gozaban de gran libertad de palabra (Pseudojen. Rep. de los Aten. I, 11-12; Plat. Rep. 563 b; Demóst. IX, 3), lo que supone una gran tolerancia dentro de la falta de consi-deración y de las posibilidades punitivas que ofrecía la ley.

Después de la Guerra del Peloponeso se pudo producir en el Atica una disminución de laproducción cerealista, que M. Rostovtzeff (Social and Economic o.c. p. 98) supone que no fue muygrande. En cualquier caso, tampoco en el s. IV a.C. la producción cerealista ateniense era suficien-

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te para poder atender a las necesidades alimenticias de la población (ver, a este respecto, M. GER-NET, L'approvisionnement d'Athénes en blé o:c. p. 297; A. JARDE, Les céréales dans l'Antiquitégrécque, París, 1925, p. 49). Y, si esta necesidad es permanente durante el proceso histórico ate-niense, incluso en los momentos de buenas cosechas, con mayor razón será una necesidad acu-ciante en los momentos de malas cosechas y de dificultades económicas y politicas.

Suele considerarse como razonable que el consumo anual de cereal de un hombre es de 10 me-dimnoi de trigo y de cebada, mientras que para las mujeres y los niños sería un poco menor. Si sesupone que la población del Atica fluctuaría entre 300.000 a 400.000, se necesitarían poco más omenos de 2,5 a 3,1/4 millones de medimnos anuales de cereal. Los autores L. Gernet (Approvirion-nement o.c. p. 297 ss) y A. Jardé (Les céreáles o.c. p. 36 ss) han utilizado la inscripción I.G. 11/II121672, y para el año 329/8 a.C., evaluan que la propia Atica produjo c. 340.000 medimnos de ceba-da y c. 40.000 de trigo. A esta producción se podría añadir lo producido en las cleruquías de Esci-ros y de Lemnos, que, sumándolo a lo anterior, nos daría c. 275.000 medimnos de cebada y c.70.000 de trigo. Se podría incorporar también los c. 40.000 medimnos de cebada y los c 7.500 detrigo producidos en Salamina y en los límites entre Beocia y el Atica (I.G. II/IIF, 1672 lin. 271-5).Aunque en términos globales la producción total la elevásemos a c. 500.000 ó c. 600.000 medim-nos, eldecalage entre la • producción y las necesidades sería muy grande. Además, hay que tener pre-sente que, aunque no sepamos su porcentaje, una parte de esta producción debería darse comoalimento a los animales. Por lo tanto, la diferencia entre la producción y las necesidades ver ŭa defuera. En muy poca cantidad y no regularmente les podía venir de Macedonia (I.G. 1111112, 654;Demóst. XIX, 114, 145). Su mayor suministrador era el reino del Bósforo. Demóstenes dice quese importaban anualmente d.el Bósforo 400.000 medimnos (Demóst. XX, 31-2), por lo que gran-des flotas trigueras venían del Ponto (Isócr. XVII, 3, 20, 52, 57). A sus mercaderes se les exonera-ba de parte de las tasas de exportación (Demóst. XX, 32, 3 -, XXXIV, 36) y eran preferidos a losmercaderes de otras ciudades (Isócr. XVII, 57; Demóst. XX, 31). También obtendrían cantidadesde Egipyo a donde exportaba plata (ver J.G. MILNE, "Trade between Greece and Egypt beforeAlexander the Great" Journ. of Egypt Archeology, XXV, 1939, pp. 177-83 aquí pp. 178-8 y 181-3); dela región de Cirene, de Chipre (Andocid. II, 20-1) y de Sicilia (Demóst. XXXII, 18, LVI, 9). Para elcomercio del grano en época helenística, ver también L. CASSON, "The Grane Trade of the he-llenistic World" Transact. and Procaedings of the Americ. Philological Association 85, 1954, pp.168-187.

19 La mayor parte de la madera que se importaba de diversos lugares se destinaba a la cons-trucción de naves que se realizaba en los astilleros del Pireo (I.G. II/IIF 1604-32). Atenas impor-taba madera de Macedonia (I.G. F 105-30; Demóst. XVII, 28, XLIX, 26) y de Tracia Genof. Hell.V, 2, 16) y ocasionalmente de otros lugares.

20 Se piensa que anualmente se hacía preciso renovar unos 6.000 escalvos. Aunque no falta-ban esclavos griegos vendidos generalmente por Tesalia o por los piratas, la mayoría de los escla-vos en Atenas eran bárbaros. De los datos aportados por S. LAUFFER, (Die Bergwerkssklaven o.c.pp. 124-8) el pequerio porcentaje de esclavos griegos es infimo respecto a los procedentes de Fri-gia, Paflagonia, Tracia etc. Estos datos, en sus lineas generales, guardan relación con las alusionesde Aristófanes y de Menandro: esclavos de Tracia (Menand. Heros, 68; frag. 805), el esclavo llama-do "Getas", que parece ser una denominación de origen, se encuentra también (Menandr. DiscoL410; Heros, 13). De Frigia (Menand. Aspis, 206; frag. 928). De Siria (Menand. Georgos, 39; Epitroon-tes, 94). Posiblemente el esclavo llamado "Sikon" (Menand. Discol. 393) sea un apelativo designan-do la procedencia siciliana.

21 Sobre las posibles exportaciones e importaciones de vino, ver V. GRACE, Amphoras and theAncient Wine Trade, Princeton, 1961; V. GRACE, Standard Pottery Containers of the Ancient Greek Worlt2Hesperia, Suppl. VIII, 1949, pp. 175-89). Atenas exportaba aceite con destino a las regiones delmar Negro (Jenof. Anab. VI,6,1;I.G. II/IIF, 903). También exportaba productos manufacturados,como armas (Demost. XIX,286) y cerámica (ver J.D. BEAZLEY, Attic Red-figure Vase-painter.1ed. Oxford,1963,pp. 214 . y p. 221; R.M. COOK, Greek Painted Pottery, London, 1960).

Sobre el comercio griego en general ver E. ZIEBARTH, Beitráge zur Geschichte des Seeraubs undSeehandels im alten Griechenland, Hamburg, 1929; K. BRAUNERT, Das Mittelmeer in Politik und Wirs-chaft der hellemithrhen Zeit, Kiel, 1967 y R.J. HOPPER, Trade and Industry in Classical Greece,London, 1979.

El comercio propició a la vez el desarrollo de la banca estudiada por R. BOGAERT, "Ban-quiers, coutiers et préts maritimes á Athénes et á Alexandrie" Chronique d'Egypte, XL, 1965, pp.

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140-156 y el mismo autor Banques et banquiers dans les cités grecque% Leyden 1968, obra que abarcatambién el período helerŭstico.

22 ver I.G. IP 41 — TOD,II, n° 121; W.A. NEWSKAJA, Byzanz in der Klassischen und hellenis-tischen Epoche, trad. De H. Brunschwitz, Leipzig, 1955.

23 Sobre el desarrollo económico de esta región del mar Negro y sobre el comercio con ella,ver M. FINLEY, "The Black Sea and Danubian Regions and the Slave Trade in Antiquity", Klio40, 1962, pp. 51-59; E. BELIN de BALLU, L'histoire des colonies grecques du littoral nord de la mer Noire,2° ed. París, 1965; Idem, Olbia, cité antique du littoral nord de la mer Noire, Leiden, 1972; A. WASO-VICZ, Olbia pontique et son territoire, Annaleslittérairesdel'Universitéde Besançon. París, 1975; V.E.GAJDUKEVIC, Das bosporanirche Reich, Berlín, 1971; G. MIHAILOV, "La Thrace aux IV et III sil-cles avant notre ére", Athenaeunz, 39, 1961, pp. 33-44; D.M. PIPPIDI y E. POPESCU, "Les relatiosd'Istros et d'Apollonie du Pont" Daci4 3, 1959, pp. 235-258.

24 J• HASEBROECK, Staat und Handel im alten GriechenlantZ Tithingen, 1928; H. MICHELL,Econoznmk o.c. p. 224 y ss. y V. EHRENBERG, People of Arirtophanes 2' ed. Oxford, 1951,pp. 318 ss.

" O. ERB, Wirtschaft und Gesellschaft im Denken der hellenirchen Antike, Studien zur Wirtschaft undGesellschaftsgeschichte, Bále, 1938. Ver también, a este respecto, las posturas divergentes de los teo-rizadores de la economía antigua en Grecia. Ver E. WILL, "Trois quarts du siécle de recherchessur l'économie grécque antique" Annales, 9, 1954; K. POLANYI et alii Comercio y mercado en los Im-perios antiguos vers, ep. Barcelona, 1976 pp. 47-59.

28 M. I. FINLEY, Studies in Land and Credit o.c. p. 58. Ver también algunos de los artículos de laobra conjunta de Problémes de la terre en Grbce ancienne, París, 1973.

22 J.V.A. FINE, Horoi Studies in Mortgage, Real Security and Land Tenure in Ancient Athenes, Hespe-ria (Supp. IX), 1951, pp. 206-207; M.I. FINLEY, "Land, Debs •and the Man of Property in ClassicalAthens", Political Science Quartely, 68, 1953, pp. 249 ss.

28 Aristot. Polít. VII, 2,1 (1318 b 9-16); VII, 2,7-8 (1319 a- 19-39) VII, 3,4 (1320 a 30y ss.)

" Demóst. XLVII, 54. Las liturgias fueron prohibidas por Demetrio de Falero como favore-cedores de los ricos ver Cl. PREAUX, Le monde hellenirtzque o.c.t.II, p. 436.

" Si los extranjeros legalmente no podían poseer tierras en el Atica, los relativamente altosporcentajes de extranjeros residentes (metekot) debían estar utilizados en actividades comercialese industriales y de servicios. J. HASEBROEK (Staat undHandel o.c.p. 21) opina que generalmentelos emporoi y naukleroi eran metecos y aliados (Ver también R.J. HOPPER, Trade and Industry o.c.p.57 ss; A. BURFORD, •Craftsmen in Greek and Roman Society, London, 1972, pp. 28 ss).

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