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    LOS RIESGOS PSICOLÓGICOS DE LA DOCENCIA: ESTUDIO DEL ESTRÉS Y LAANSIEDAD EN UNA MUESTRA DE FUTUROS EDUCADORES

    Valentín Martínez-Otero Pérez1 Begoña García Domingo

    Luis Ángel Velado GuillénRESUMEN 

    En este artículo se analizan algunos aspectos de la salud mental de los educadoresque más preocupan en la actualidad. Aun cuando dentro de este colectivo profesionalhay gran heterogeneidad, cabe identificar algunas causas psicológicas de problemas.Por otro lado, se estudia el impacto del estrés y la ansiedad en una muestra dealumnos universitarios de carreras de educación y se ofrecen pautas parasalvaguardar el equilibrio psicológico.

    Palabras clave: ansiedad, biogénico, depresión, educador, estrés, miedo, psicología,trabajo.

    ABSTRACT

     This report includes an analysis about some aspects concerning mental health in

    teachers, which is considered as the most important today. In spite of the largeheterogeneity of this professional group, it is possible to find some psychologicalcauses that help to explain its existence. Besides, we offer the results of our ownresearch about stress and anxiety levels in a group of Educational Sciences students,so that we also suggest some guidelines to protect their psychic stability.

    Key words: anxiety, biogenic, depression, educator, fear, psychology, stress, work. 

    1. INTRODUCCIÓN

    En el ámbito escolar se han extendido los problemas de estrés, ansiedad y depresiónque se traducen frecuentemente en bajas laborales. Estos trastornos no sonexclusivos de los profesores. La prisa, la competitividad y los cambios vertiginososamenazan el equilibrio de muchos trabajadores. Etimológicamente, el término ‘trabajo’

    se deriva del latín tripalium   (tres palos), una especie de cepo o un instrumento detortura constituido por tres maderos cruzados a los que era atado el reo. La raíz de lapalabra nos recuerda la presencia en el trabajo de un componente de esfuerzo y dolor,que necesariamente nos lleva a preguntarnos si el sufrimiento es la vertientedominante en la labor educadora actual.

    Nos proponemos tres objetivos fundamentales: describir algunos de los trastornospsicológicos que con más frecuencia afectan a los docentes, ofrecer algunas vías másacreditadas para salvaguardar la salud mental del profesorado y analizar el estrés y laansiedad en una muestra de alumnos de Magisterio, Educación Social yPsicopedagogía.

    2. EL ESTRÉS

    El término ‘estrés’ (del inglés stress) designa una elevada tensión psíquica producidapor situaciones de esfuerzo excesivo, preocupación extrema o grave sufrimiento. Elagobio que experimenta la persona desencadena diversas reacciones psicofisiológicasque preparan al organismo para responder o adaptarse a las exigencias. Como señalaAlonso Fernández (1999: 34-35), en el estrés cabe admitir la existencia de dossecuencias, la primera es la exigencia exterior, que actúa sobre el sujeto como unafuerza extraña (el estresor). La segunda secuencia es la respuesta del individuo a lafuerza exterior que le golpea, esto es, la sobrecarga emocional de tipo ansioso. Elestrés, por tanto, adopta la forma de un binomio, fuerza exterior-resistencia personal.

    Siguiendo a Fernández-Abascal (1999: 328-329), aunque con ligeras modificaciones,agrupamos los desencadenantes del estrés en tres categorías de tipo psicosocial a lasque se añade una cuarta de naturaleza biogénica:

    1 Profesores del CES Don Bosco

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    - En primer lugar, nos topamos con los estresores únicos que a menudo se refieren acataclismos o alteraciones graves en el entorno vital de muchas personas; pensemos,por ejemplo, en catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, etc.) o desastresecológicos provocados, situaciones bélicas, atentados terroristas, movimientosmigratorios, etc.

    - Una segunda categoría incluye los estresores múltiples relativos a modificacionessignificativas que afectan a una persona o a un pequeño grupo. En esta categoría cabecitar tanto los acontecimientos que suelen hallarse fuera del control de los sujetos, v.gr., sucesos altamente traumáticos (fallecimiento de un ser querido, amenaza a laintegridad personal, enfermedad grave, intervención quirúrgica de consideración,pérdida de un puesto de trabajo), como los hechos que dependen en buena medidadel propio sujeto, por ejemplo, divorcio, nacimiento de un hijo, realizar un examenimportante, etc.

    - La tercera categoría corresponde a los estresores cotidianos, esto es, conjunto demolestias, imprevistos y alteraciones en la rutina; así: problemas de tipo práctico(perder algo, atasco de tráfico, quedarse sin dinero, etc.), sucesos fortuitos (fenómenosmeteorológicos, rotura de objetos...) y los problemas sociales (discusiones,

    decepciones, etc.)- Los estresores biogénicos son mecanismos físicos y químicos que provocandirectamente la respuesta de estrés. Hay que incluir aquí ciertas sustancias químicas(anfetaminas, cafeína, nicotina...) y algunos factores físicos, como los estímulosdolorosos, el calor o el frío extremos.

    Conviene tener en cuenta, en cualquier caso, que el estrés depende de las fuerzasexternas, pero también de la personalidad y, particularmente, de la forma dereaccionar y del estilo de afrontamiento del sujeto.

    Entre las noxas relacionadas con el estrés de educadores y orientadores cabe señalar:la sobrecarga de tareas, el deterioro de las relaciones humanas, la ambigüedad deroles, la tecnificación de la enseñanza y la inseguridad laboral. El estrés no es

    privativo del mundo educativo, sino que se extiende, en mayor o menor grado, a todoslos trabajos. La constatación de este hecho no obsta para que afecte más adeterminados trabajadores, como los educadores.

    Recordemos, para finalizar este apartado, que el estrés depende considerablemente dela personalidad del trabajador y del ambiente de trabajo. Los profesionales máscompetitivos, inseguros, inestables emocionalmente e insatisfechos tienen másprobabilidades de quedar atrapados por el estrés. Si los educadores que presentanestas características se hallan en un clima laboral presidido por el control, la prisa, lapresión, la rivalidad y las malas relaciones, el individualismo, la ambigüedad, latecnificación, etc., entonces se convierten en candidatos ideales a padecer estrés.

    3. LA ANSIEDAD

     Todavía no se ha adoptado una definición única sobre la ansiedad. El desacuerdolleva en muchas ocasiones a emplear como sinónimos términos como ‘miedo’,‘angustia’, ‘estrés’, etc. Así pues, el primer imperativo es aclarar qué se entiende poransiedad. Tomando como referencia a Miguel-Tobal y Casado (1999: 92-96) nosadentramos en este proceso de discriminación terminológica:

    - Ansiedad y miedo : a menudo se ha definido la ansiedad como una emoción cercanaal miedo o como un subtipo de miedo. Uno de los criterios para diferenciar ‘ansiedad’ y ‘miedo’ es el de proporcionalidad. Según esta clave estimativa, el miedo sería unareacción más proporcionada al peligro real que la ansiedad. Sea como fuere, losautores consultados (p. 93) consideran que ‘ansiedad’ y ‘miedo’ son sinónimos en lamayor parte de los casos, aunque constatan en la literatura psicológica unapreferencia por un término u otro en función de la “peligrosidad real del estímulo”,

    ponderación ésta, por otro lado, harto compleja, toda vez que la reacción personaldepende más de la percepción subjetiva que de la amenaza objetiva. Pese a lacomplejidad discriminativa, considero, de acuerdo a una posición ampliamente

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    extendida, que la palabra ‘miedo’ debe reservarse para designar la reacción emocionalde temor ante un peligro concreto, real y preciso. El término ‘ansiedad’, en cambio, serefiere al temor que se experimenta de forma indeterminada, sin presencia de objeto.El miedo es estado timérico de objeto y la ansiedad de sujeto.

    - Ansiedad y angustia : hay autores que diferencian entre angustia y ansiedad. A

    grandes rasgos, la angustia sería el estado emocional caracterizado por elsobrecogimiento, la inhibición y el predominio de los síntomas somáticos y viscerales,mientras que la ansiedad se distingue por el sobresalto, la inquietud y la mayorriqueza psíquica. Como bien dicen Miguel-Tobal y Casado (1999: 93-94), en nuestrosdías al hablar de ansiedad se hace referencia tanto a síntomas psíquicos o cognitivoscomo a físicos y conductuales, que antaño se atribuían con preferencia a la angustia.Hoy, más bien, se separan ambos conceptos según las orientaciones psicológicas. Eltérmino ‘ansiedad’ es utilizado sobre todo por la psicología científica y el vocablo‘angustia’ por la psicología humanista y el psicoanálisis.

    - Ansiedad y estrés: entre ansiedad y estrés hay muchos elementos comunes, lo quehace especialmente difícil su diferenciación. Creo, no obstante, que estamos encondiciones de utilizar el término ‘ansiedad’ para referirnos a la experiencia interior de

    inquietud y desasosiego carente de objeto. En la ansiedad el temor es difuso, vago. Eltérmino ‘estrés’, en cambio, puede reservarse para designar la sobrecarga emocionalque se produce por una fuerza externa prolongada que pone al sujeto al borde delagotamiento.

    - Ansiedad y arousal:  el arousal es una reacción del organismo ante cualquier formade estimulación intensa. Es el nivel general de activación, común a las distintasemociones y no concreto de la ansiedad. Por su parte, la ansiedad es el arousalprovocado específicamente por la percepción de peligro.

    La proximidad de la ansiedad a otros conceptos, sobre todo al de estrés, complicanuestra pretensión de calibrar en exclusiva su presencia en los educadores yorientadores. Con todo, creo que estamos en condiciones de señalar que lasprincipales fuentes ansiógenas en estos profesionales son: la falta de autonomía, la

    inestabilidad en el empleo, el clima educativo alienante y competitivo, la tecnificación,la abundancia de tareas desvinculadas entre sí, el aislamiento, la indisciplina delalumnado, etc. Como puede comprobarse, esta descripción de causas viene a ser unarecapitulación de lo desarrollado en el apartado dedicado al estrés. Seguidamenteofrecemos algunas recomendaciones generales que pueden ayudar a prevenir ambasalteraciones.

    4. PREVENCIÓN DEL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD

    Las estrategias preventivas de la ansiedad y el estrés en los educadores y orientadoresse resumen, en nuestra opinión, en humanizar los centros educativos. Proponemosalgunas pautas para prevenir el malestar, el estrés y la ansiedad:

    - Disponer de un proyecto educativo que haga crecer como personas y

    profesionales. Dar entrada en el mismo a la participación de los demás.

    - Aprender a disfrutar de pequeños logros, así como a advertir nuevos y buenosmatices en la cotidianidad.

    - Programar y aprovechar los períodos vacacionales. Adquiere gran importanciala utilización saludable del tiempo libre diario y de los fines de semana.

    - Entre las medidas protectoras del malestar no pueden faltar la dietaequilibrada, la actividad física, la relajación muscular, la actitud mentalpositiva, etc.

    - Fomentar la comunicación y las relaciones personales en el trabajo.

    - Poner una nota de creatividad en lo que se realiza.

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    El programa concreto que el educador siga para defenderse del estrés y la ansiedad hade responder a su circunstancia. Por otro lado, no se pase por alto en el paquete depropuestas anteriores el relevante papel que juega el centro educativo en su conjunto.

    5. INVESTIGACIÓN REALIZADA

    5.1. Muestra

    Nuestra pretensión era disponer de una muestra suficientemente amplia yrepresentativa del conjunto de alumnos del Centro de Enseñanza Superior “DonBosco”. La muestra total está compuesta por 115 estudiantes (96 mujeres y 19varones). De la totalidad de alumnos de la muestra, 57 estudian Magisterio(Educación Especial y Audición y Lenguaje), 26 Educación Social y 32 Psicopedagogía.

    5.2. Instrumentos utilizados

    Se aplicó el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI), de Spielberger, Gorsuch yLushene (1997) y las Escalas de Apreciación del Estrés (EAE), en su escala general(EAE-G), de Fernández Seara y Mielgo (1996). De los respectivos manuales obtenemoslos siguientes datos:

    - STAI:  el cuestionario comprende escalas separadas de autoevaluación que calibranlos conceptos independientes de estado (E) y rasgo (R). La ansiedad estado (AE) estáconsiderada como una condición emocional transitoria caracterizada por tensión yaprensión, así como por hiperactividad del sistema nervioso autonómico. La ansiedadrasgo (AR) indica una relativamente estable propensión ansiosa que eleva,consiguientemente, la ansiedad estado.

    - EAE:   estas escalas evalúan el impacto que tienen en sujetos adultos situacionespotencialmente estresantes. De las cuatro escalas independientes con que cuenta laprueba hemos utilizado la Escala de Apreciación de Estrés-General (EAE-G), cuyoobjetivo principal es analizar la incidencia y el peso de distintos acontecimientosestresantes que ha vivido el sujeto. Las cuatro grandes dimensiones en que se centraesta escala son: salud, relaciones humanas, estilo de vida y asuntos laborales yeconómicos.

    5.3.- Resultados

    En general, el estudio descriptivo derivado de aplicar el STAI y la EAE-G a los sujetosde la muestra revela un nivel medio de ansiedad y medio-bajo de estrés. La media enAnsiedad Estado (AE) se sitúa en 22,21; la media de Ansiedad Rasgo (AR) es 23,28.En el caso de la Escala de Apreciación de Estrés-General (EAE-G) se obtiene unamedia de 35,7 (ver tabla 1).

    MEDIA DESVIACIONTÍPICA

    MÍNIMO MÁXIMO

    STAI-E 22,2174 10,5196 4 52

    STAI-R 23,2783 9,3636 5 48

    EAE-G 35,7018 16,2577 3 79

    Tabla 1. Estadísticos descriptivos para las tres variables evaluadas 

    La figura 1 recoge la correspondencia de estos estadísticos con una escala de centilesen la que se constata que el 57 % de la población adulta general tiene puntuacionesinferiores que los alumnos de la muestra en AE; en AR el porcentaje de adultos conpuntuaciones inferiores a la muestra de esta investigación se sitúa en el 55 %. EnEAE-G sólo el 30 % de la población adulta tiene puntuaciones más bajas que lossujetos de nuestro estudio. Cabe afirmar, pues, que el nivel de ansiedad de los

    alumnos universitarios de nuestro Centro es medio y algo más bajo el de estrés.

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    57 55

    30

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    90

    100

     AE AR EAE

    ESCALAS

    MEDIA DE CENTILES

     

    Figura 1. Centiles medios correspondientes a las tres escalas aplicadas. 

    En cuanto a la dispersión de las puntuaciones obtenidas en las distintas variables(medida a través de su desviación típica, sd, y de su amplitud, A), se comprobó que lamayor variabilidad se dio en las puntuaciones de la EAE-G (sd = 16,36; A = 76),seguida de la AE (sd = 10,52; A = 48) con valores muy similares a los de la AR (sd =9,36; A = 43). Así pues, aunque los rangos medios no son elevados, sí hay diferenciasconsiderables entre los sujetos evaluados (tabla 1).

    Al efectuar este mismo análisis descriptivo de las escalas de ansiedad en función delgénero de los encuestados se obtuvieron resultados similares a los expuestos en lospárrafos anteriores. En la figura 2, que recoge las puntuaciones mediastransformadas en centiles para los dos sexos, observamos que en la variable AE losvarones se situaron con puntuaciones superiores al 60 % de la población, mientrasque las mujeres lo hicieron por encima del 55 %. En lo referente a AR, los varonessuperaron al 65 % de la población global y se situaron ligeramente por encima de suscompañeras, quienes dejaron por debajo al 45 % de la población adulta. Por último, laEAE-G mostró de nuevo los índices más bajos: los varones se hallan en torno al centil21 y las mujeres cerca del 30.

    60

    55

    65

    45

    21

    30

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    90

    100

    MEDIAS MUJERES-VARONES

    VARONES MUJERES

     

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    Figura 2. Centiles medios de ambos géneros en las tres escalas. 

    Las diferencias observadas en función del sexo de los alumnos en las tres variables noson estadísticamente significativas, según se desprende de la comparación mediante

    la prueba no paramétrica de Mann-Whitney a un nivel de confianza del 95%. Portanto, puede decirse que los niveles de ansiedad/estrés entre alumnos y alumnas nodifieren sustancialmente. De igual modo, el estudio individualizado de la relación dedependencia existente entre las distintas escalas utilizadas con nuestros alumnos ysu sexo (mediante el cálculo de los respectivos coeficientes Eta), no mostró un gradode asociación relevante en ninguno de los tres casos. Así, la AE obtuvo un coeficienteEta de 0,045 al ser vinculada con el sexo; la AR de 0,02 y la EAE-G de 0,122. Losdatos nos hacen pensar que los niveles de ansiedad/estrés de nuestros alumnos noguardan relación con el hecho de ser varón o mujer.

    Curiosamente, la situación varía al analizar los resultados obtenidos en función de laespecialidad académica de los sujetos. En la figura 3 se observa que los centilesmedios para los alumnos de Diplomatura (en las especialidades de Educación Social,Educación Especial y Audición y Lenguaje) son muy similares entre sí en las tresescalas aplicadas, mientras que esos mismos valores para los estudiantes dePsicopedagogía disminuyen notablemente.

    Figura 3. Centiles medios por carrera.

    La comparación estadística realizada mediante la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis confirmó la existencia de diferencias significativas en función de la especialidad

    académica de los alumnos tanto en la escala AE (Chi-cuadrado=15,14; p=0,002) comoen las de AR (Chi-cuadrado = 16,28; p = 0,001) y EAE-G (Chi-cuadrado = 10,13; p =0,017). Las posteriores comparaciones dos a dos efectuadas mediante la prueba deMann-Whitney no ofrecieron significación estadística alguna salvo al comparar losdatos de la muestra de alumnos de Psicopedagogía con cualquiera de lasespecialidades de Diplomatura (ver tabla 2), lo que nos permite afirmar que en elC.E.S. “Don Bosco”, los alumnos de Licenciatura tienen niveles de ansiedad/estréssignificativamente inferiores a los estudiantes de Magisterio y Educación Social.

    PSICOPEDAGOGÍA/

    EDUCACIÓN SOCIAL  

    PSICOPEDAGOGÍA/

    EDUCACIÓN ESPECIAL

    PSICOPEDAGOGÍA/ 

    AUDICIÓN Y LENGUAJE

    STAI-E U = 259; p = 0,014 U = 325; p = 0,01 U = 147,5; p =0,002

    6065 67

    35

    62

    67 65

    3735 32 34

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    90

    100

     AE AR EAE

    ESCALAS

    COMPARACIÓN DE MEDIAS POR ESPECIALID

    ED.SOCIAL ED. ESPECIAL AUDICIÓN Y LENGUAJE PSICOP

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    STAI-R U= 241; p = 0,006 U = 298,5; p =0,000

    U = 150; p = 0,003

    EAE-G U = 236; p = 0,005 U = 397,5; p =0,019

    U = 187; p = 0,023

    Tabla 2. Estadísticos de contraste (U) y significación estadística (p) alcanzados en la comparación de gruposen función de su especialidad académica.

    La relación de dependencia existente entre las distintas escalas de ansiedad/estrésaplicadas a nuestros alumnos y su especialidad académica (mediante el cálculo de losrespectivos coeficientes Eta), mostró un grado medio-bajo de asociación en los trescasos. Así, la AE obtuvo un coeficiente Eta de 0,36 al ser vinculada con laespecialidad; la AR de 0,37 y la EAE-G de 0,31. Por lo mismo, los datos podríanhacernos pensar que los niveles de ansiedad/estrés de un estudiante podrían tenercierta relación con el hecho de realizar una determinada carrera.

    Para finalizar, cabe señalar que dada la similitud de las pruebas utilizadas (STAI,EAE-G), se confirma que los coeficientes de correlación obtenidos al asociar

    linealmente las escalas han resultado estadísticamente significativos. Entre AE y ARexiste una asociación directa de 0,573; entre AE y EAE-G de 0,31 y entre AR y EAE-Gde 0,41. Con arreglo a estos datos es posible afirmar que si se obtiene una puntuaciónalta en una de las tres escalas, ocurrirá algo similar en las otras.

    6. DISCUSIÓN DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES

    Aún cuando es habitual señalar que la ansiedad y el estrés golpean con fuerza a losprofesionales de la educación, la investigación realizada permite comprobar que, engeneral, estos trastornos no afectan a los alumnos universitarios de carreras deeducación (Magisterio, Educación Social y Psicopedagogía). Vale recordar a esterespecto que, por más que estos estudiantes están en proceso de preparación paratrabajar en un futuro cercano como educadores y orientadores, su labor difieresustancialmente de la realizada por los profesionales en activo. Por muchas

    similitudes que se hallen, la actividad principal de los alumnos es estudiar y la de loseducadores/orientadores ejercer en los respectivos centros. Es verdad que elestudiante universitario está expuesto a fuentes de malestar, ansiedad y estrés, v. gr.,exámenes, realización de trabajos, etc., pero en conjunto las noxas que se derivan deltrabajo profesional en el mundo de la educación son mayores que las asociadas a lapreparación teórico-práctica para esa labor. Acaso se ilustre este planteamiento sipensamos, por ejemplo, en las prácticas. La responsabilidad exigida al alumno enperíodo de prácticas no es comparable habitualmente a la del educador/orientadorprofesional. Súmese a esto la sobrecarga de tareas, la inseguridad laboral, la mermade prestigio social, la indisciplina, etc., y tendremos una relación de causas de laansiedad y el estrés de los educadores, que no afectan por el momento a nuestrosalumnos universitarios. Así pues, los resultados obtenidos nos llevan a tomar

    conciencia de la importancia de los factores ambientales en la génesis de la ansiedad y el estrés. Sin soslayar la personalidad del trabajador todo hace pensar que el climalaboral imperante en muchos centros escolares opera como activador de estostrastornos.

    Poco podemos decir sobre las análogas puntuaciones obtenidas por mujeres y varonesen ansiedad y estrés, como no sea que la socialización y el estilo de vida cada vez másparecidos de ambos géneros en nuestra sociedad, no digamos entre universitarios, hainfluido en los resultados.

    Quizá un dato relevante arrojado por la investigación y que requerirá estudiosulteriores encaminados a aclararlo sea el concerniente a las diferencias encontradasen ansiedad/estrés según la carrera. Los resultados indican que los alumnos dePsicopedagogía son los que presentan puntuaciones más bajas en las escalasaplicadas. Por el momento hemos de contentarnos con el ejercicio especulativo, quenos lleva a sospechar que la veteranía de estos alumnos de último año de carrera “ha

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     jugado a su favor”. Como profesores del C.E.S. “Don Bosco” hemos comprobadoempíricamente en estos años que el 2º curso de esta Licenciatura de segundo ciclotiene menos carga horaria y de contenidos que el primer curso de la carrera, lo que setraduce en una mayor relajación expresada por los propios alumnos. Es bien cierto,sin embargo, que no estamos comparando a los alumnos de primer y segundo cursode Psicopedagogía, sino a los alumnos de 2º de esta Licenciatura con los alumnos de

    2º de dos Diplomaturas. La diferencia es sustancial en lo que se refiere a experienciauniversitaria: los alumnos de 2º de Psicopedagogía (todos con el primer ciclosuperado) llevan cuatro años en el mundo universitario, mientras que los estudiantesde 2º de Diplomatura sólo uno. Esta trayectoria académica más corta, unida a lamenor maduración personal y probablemente a la mayor disciplina exigida a losalumnos de 2º de Diplomatura, quizá explique la obtención de puntuaciones másaltas en ansiedad y estrés.

    Hasta aquí lo concerniente a la muestra de la investigación. No queremos, empero,concluir este trabajo sin dedicar algunas líneas a los educadores/orientadores enactivo y que, según parece, son los verdaderos sufridores de ansiedad y estrés. Estostrastornos dependen del ambiente de trabajo y de la personalidad del profesor. Ambosconjuntos de factores, organizacionales e individuales, se influyen recíprocamente y,

    por lo mismo, han de ser contemplados en cualquier plan preventivo o recuperador dela salud mental del profesorado.

    BIBLIOGRAFÍA 

    ALONSO FERNÁNDEZ, F. (1999). “El estrés laboral y sus tipos”. Psicopatología, 19,1º, 34-39.

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