diego alfaro palma - la manera que tienen de afanar las hormigas

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  • 8/9/2019 Diego Alfaro Palma - La Manera Que Tienen de Afanar Las Hormigas

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    La cabina invisible

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    La manera que tienen de afanar las hormigas

    Resea aMemorias del Bardo Ciego de Bernardo Gonzlez Koppman

    Por Diego Alfaro Palma

    Nunca se equivocaron sobre el sufrimientoLos Viejos Maestros; qu bien entendieron

    su lugar en lo humano; cmo sucedemientras otros por ah abren una ventana, comen

    o en algn lado caminan sin fijarse.

    Wystan Hugh Auden, Muse de Beaux Arts

    Pensar sobre el detalle podra abrir unas treinta o cuarenta ventanas hacia recodosinsospechados, ms all de la historia o la filosofa. Sin embargo, este aspecto, fundamental en

    poesa, guarda en s la capacidad de un autor de hacer esplender ciertos aspectos de la realidado de difuminarla, deshacerla, de convertirla en una niebla pesada e indistinta. No deja de sersignificativo que un poeta como un Giuseppe Ungaretti, luego de volver de las trincheras de laPrimera Guerra Mundial, haya jugado todas sus cartas en deslavar el lenguaje y de sostenercada palabra como un grito invadido de silencio. Sus versos quedan clavados por el espacioentre uno y otro, donde cada objeto o idea parecieran naufragar con una identidad separada alconjunto que componen. Ah, la experiencia se abre como un fruto al sol, y el dolor, o laalegra, o ms bien la vita dun uomo, se confa en que el lector se compenetre en el peso quecontiene el nombrar o enmudecer ante lo particular y cotidiano.

    En Memorias del Bardo Ciego de Bernardo Gonzlez, publicado por EdicionesInubicalistas, podemos presenciar una vivencia similar de la poesa, donde el silencio de los gestos

    / por largas miradas no quieren / irse de las cosas, de las formas. Quien escribe no deja de apuntar larelevancia de lo ordinario y de lo natural, de abrirnos a la humanidad de cada detalle. Loslugares, las cosas, los animales y quienes los rodean forman una situacin o ms bien unadialctica en donde lo sutil y lo tosco, lo digno y lo injusto, establecen una calle y luego vida asu alrededor, una ciudad, su memoria y una tica. Es decir, el bardo, en su seleccin deinstantes e imgenes, pretende algo mayor que la creacin de un poemario, y eso es, ni ms nimenos, que plantear una forma de habitar y de convivir. Esto es lo que hace que esta poesa,tan localizada en el Maule, con sus toponmicos y sus oficios, pueda trascender, cotejar surealidad, y abrirse hacia un aspecto general: el viejo proverbio habla de tu aldea y sersuniversal.

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    En esos aspectos localistas, uno podra trazar una teora del surgimiento de la poesa oresponder a la pregunta del por qu tantos poetas de esa zona han logrado esa apertura.Quizs, lo primero estara en una recuperacin del sentido profundo de un lugar mediante el

    rescate de las palabras. El campo chileno, como el campo esloveno (por mencionar otrocualquiera), est repleto de arcasmos o nombradas extraas a las de la urbanidad. Gonzlez sehace cargo de utilizar el silbo, el afanar, las galegas, para restituir el habla popular y unlenguaje coloquial que sea transparente. As viene la entonacin y la forma de unir un vocablojunto a otro; se restituye esa manera de decir, que siempre a los citadinos nos descoloca, atravs de frases u oraciones armadas e imbuidas de tradicin: Insisto en las palabras que alguna vezusamos / cuando todo caba en un simple refrn [] Las sombras esta noche tantean las costumbres / sesientan en el suelo y empiezan a cantar (Carta al silencio). Nunca dejar de ser curiosa laexpresin de la ruralidad, esa forma sentir y estar en el lenguaje como algo prestado y annimo,de establecer la comunicacin a partir de esos refranes que, claramente, dan para todo y paraexplicarlo todo. He ah, creo, una causa sintomtica que puede ser rastreada tanto en De Rokha

    como en Neruda o en Violeta y Nicanor Parra, todos vecinos de Gonzlez Koppman, el cual,con naturalidad, y no por esto con menos responsabilidad y compromiso, despliega en su obra.

    Esta potica concuerda con aquello que mencion en alguna ocasin Jorge Teillier,refirindose a que en Chile, ms que el peso de la noche es el de la tierra el que nos apresa yen donde el hombre antes de lanzarse al mundo de las ideas debe primero dar cuenta delmundo que lo rodea, a trueque de convertirse en un desarraigado. El poeta, por lo tanto,

    No se siente solo, sino siempre rodeado de un mundo fsico al cualpertenece y que le pertenece, y de antepasados que lo acompaan en sutrnsito terrestre, as como se sabe que uno acompaar en veniderostrnsitos a sus descendientes. Poesa genealgica, en el buen sentido de la

    palabra

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    .

    Esto, el autor de Crnicas del forastero, lo establece con respecto a la poesa lrica, de lacual Gonzlez no est lejos, y menos gran parte de la poesa latinoamericana. Por esto, en larelacin del bardo con la palabra, el hablante de lasMemoriaslogra compararse con el artesano,con aquel que est en completo contacto con los materiales terrestres y en cuyos objetosperdura el aura y el aliento de una existencia pasajera. Esto es evidente y alegrico en unpoema como Lanchn de Mao, perteneciente a La hermosura de ser, primera parte dellibro, en donde hombres golpe a golpe, a orillas del tiempo construyen la embarcacin al amparode un rbol milenario.

    Una vez dentro de los poemas, pareciera que los versos se alargan al entrar en la vidacivil, en la ciudad, en el domicilio. El verso se extiende a sus anchas de una manera inusitada, y

    as tambin el poema, cuando el juego con la palabra se vuelve personal. Al otro lado, en lamontaa, ante la inmensidad, ante el azul que rodeas / las cosas, la voz se encoge como unanciano campesino que, luego de largas tardes sembrando y cosechando, no puede sinosentirse cada vez ms tierra. La segunda parte de este libro, bautizada como Intemperies,desplaza una voz mitad roca, mitad cielo, guiada por un observador que parecieraamontonarlas para formar un monolito o quizs, algo ms simple, una animita, una huella en elsendero. Y es en esa instancia en donde quien nos habla se permite un manifiesto: los que cogen,

    1Teillier, Jorge Los poetas de los lares, Boletn de la Universidad de Chile, n 56, mayo de 1965, Pg. 50.

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    al fin / silencio de las cosas / como una cicatriz / acaso sean poetas; propuesta que se condice con losVersos del jardinero:

    Estuve ya no s cuantoSentado en el paraderoSoplando dientes de lenY todava te espero.

    Por lo tanto, lo que se estila en la poesa de Gonzlez Koppman, es otra tica e inclusouna remembranza al viejo significado de la palabra comercio, que los griegos utilizaban parasealar el encuentro entre dos personas. Tomar la palabra del jardinero, observar a la tejedorade Rari, hacer hablar a un fiofo, a la laguna o al Huerqun, tiene ms que ver con la vieja ysiempre nueva comunin del hombre con lo que lo sobrepasa por edad y por lenguaje: el cedera la naturaleza y al ancestro la palabra, como si la cordillera, los rboles o la mano que sostiene

    el crin fueran palabras fosilizadas de un idioma ya desaparecido y olvidado. La intemperiepermite la siga de esos causes, como tambin, en la ciudad los objetos y los encuentros dejanentrever un tiempo que se va y que ya no es nuestro, el aparecimiento del ubi sunt y unapalmada en la espalda que celebra, ms all de la nostalgia, el hecho de estar vivo y dejar pasar.

    Habla las cenizas despus del da / Hablan los muros / habla el pan, se nos dice en uno delos poemas que componen la tercera parte, La hija de Ukki, estancia ms bien confesional,en donde se relata el viaje de una mujer lapona que slo dej silencio en torno a los carpinteros / y uncandil encendido en la casa natal. Estos 17 intentos aparecen cubiertos entre parntesis, en unaapuesta por nombrar a contraluz, bajando el tono, porque como dice un ttulo (las cosasimportantes se dicen en voz baja). Es como si el poeta se hubiera tomado a pecho aquel versoque T.S. Eliot le dedic a su esposa: But this dedication is for others to read. / These are private words

    adressed to you in public. Y es por eso quizs que los parntesis acunan todo lo que se puedadecir acerca de la confidencialidad: Me acostumbr a sentir tu respiracin / inclinada sobre cachorrosdormidos / sobre mapas, sobre fotos, sobre cachureos / sacando las cosas de su lugar para que / cobren vida.

    La hija de Ukki y ciertos poemas de El lento trajinar de los que amamos sonalgunas de las partes ms interesantes del libro; lejos de cadas, de encabalgamientos quemuchas veces no nos suenan y de una seleccin que debi ser ms acuciosa, Pichanga,elemento clave de las Memorias, se yergue no slo como ineludible a cualquier antologa delfutbol en Chile (o de cualquier parte) sino tambin de una debida seleccin de la poesa polticao histrica. Lo que se juega en Pichanga es el testimonio o, mejor dicho, la narracin de laruina, de lo que qued luego de la dictadura: el marcador en contra. Aqu, la desaparicin deunos tantos se hace evidente al recordar los das de entretencin detrs de una pelota, endonde la vida civil se recrea y que, una vez interrumpida, cobra un sentido histrico:

    TodosCorrimos raudos detrs de la victoriapero an nos duele la derrota:al mejor del barrio sur lo fusilaronNi la pelota nos devolvi la infancia.

    Es notable que al comienzo de este poema un verso acuse que Todos jugamos ftbol en lacalle / con amigos que parecan pjaros, como si se quisiera dar cuenta del sentido cclico del juegoy su punto de unin, es decir, del ser reflexivo de la cotidianidad, en palabras de Humberto

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    Giannini. En su obra La reflexin cotidiana: Hacia una arqueologa de la experienciael filsofo noscompleta:

    Pues bien, nuestra plaza -o lo que ms se le asemeja en el pasado: el gora,la platea, el foro, la cancha- es 'reflexiva' por el hecho de estar en la lneacircunferencial de lo cotidiano. Ya slo por eso. Pero, por el hecho de estaren un punto determinado de esa lnea diremos que tiene una funcineminentemente reflexiva2.

    La definicin de lo reflexivo de Gianinni se conjuga perfectamente con lo queGonzlez deja entrever en susMemorias, entendido esto como el lugar de retorno y, en ciertamedida, de restauracin de un pasajero que continuamente vuelve a partir. La cancha, ascomo otras zonas de encuentro en la geografa de esta propuesta potica, es parte esencial deun entorno en donde el tiempo de la rutina escapa y en donde la memoria se instaura. Ya sean

    las grandes jugadas de antao o la aparicin de aquel matrimonio annimo que siempre andatomado de la mano (en el poema Los vecinos), los elementos de esta poesa residen en loeternamente humano y su suceder, en la cotidianidad de lo que unos y luego otros vivirn,como tambin de las interrupciones que quebraron el acontecer y que deben ser puestas en lamesa para no olvidar el dolor y la herida. Nostalgia, diran algunos, cosa en parte cierta, peroadems algo ms profundo. Lo cierto es que narraciones conforman nuestro imaginario eidentidad, fracasos ms que picas, pero narraciones en fin, palabras prestadas: algn da,cansado, necesitar refranes / que me lleven de regreso al viejo hogar.

    2Giannini, Humberto La reflexin cotidiana: Hacia una arqueologa del pensamiento, Editorial

    Universitaria, Santiago, 2005. Pg. 68.