diez peliculones de novela

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Diez peliculones de novela Publicado por Jordi Bernal Desde aquel espectáculo de barraca y tren espantando público, el cine ha buscado inspiración en la literatura. Tal y como expone Pere Gimferrer en el canónico Cine y literatura, los primitivos de la cámara fijaron su modelo en el teatro, en la traslación del espacio escénico al encuadre cinematográfico. Tuvieron que llegar los grandes narradores visuales para convertir aquel entretenimiento de feria en la maquinaria moderna de contar historias. Así se adoptaron para el cine, sentencia Gimferrer, «las leyes de la forma de expresión literaria que Griffith —coincidiendo con millones de contemporáneos, desde las multitudes anónimas de espectadores hasta Vladimir Ilich Leninconsideraba la más acabada forma de narración: la novela decimonónica». La narración de la epopeya del XIX se adapta al lenguaje cinematográfico y configura el gran arte de masas moderno. Sin embargo, la vampirización no acaba aquí. De manera insistente, el cine ha mendigado historias a la novela y argumentos que llevarse a la boca. Y lo ha hecho de dos maneras distintas: comprando a golpe de talonario a

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Amores cinfagos: Lauren y Humphrey, pasndolo bien

Diez peliculones de novelaPublicado porJordi Bernal

Desde aquel espectculo de barraca y tren espantando pblico, el cine ha buscado inspiracin en la literatura. Tal y como exponePere Gimferreren el cannicoCine y literatura,los primitivos de la cmara fijaron su modelo en el teatro, en la traslacin del espacio escnico al encuadre cinematogrfico. Tuvieron que llegar los grandes narradores visuales para convertir aquel entretenimiento de feria en la maquinaria moderna de contar historias. As se adoptaron para el cine, sentencia Gimferrer, las leyes de la forma de expresin literaria queGriffithcoincidiendo con millones de contemporneos, desde las multitudes annimas de espectadores hastaVladimir Ilich Lenin consideraba la ms acabada forma de narracin: la novela decimonnica. La narracin de la epopeya del XIX se adapta al lenguaje cinematogrfico y configura el gran arte de masas moderno. Sin embargo, la vampirizacin no acaba aqu. De manera insistente, el cine ha mendigado historias a la novela y argumentos que llevarse a la boca. Y lo ha hecho de dos maneras distintas: comprando a golpe de talonario a novelistas para reciclarlos en guionistas fortuitos o saqueando grandes, regulares, malas y peores obras literarias. En el primer caso, el resultado siempre ha sido dispar. Muchos recalaron en la industria cinematogrfica con el fin de pagar facturas o, en el mejor de los casos, construirse la piscina en el jardn de la casa hipotecada:Faulkner,Scott Fitzerald,ChandleroHammettson algunos de los ms conocidos ejemplos de novelistas que buscaron en Hollywood dinero fcil, aunque para ello tuvieran que poner su talento al servicio de productores con pocas veleidades artsticas. Otro caso significativo fue el deJohn Fante, brillante novelista recientemente recuperado, que, en vida, no logr la celebridad literaria anhelada y tuvo que conformarse con la desvada tarea de guionista de serie B.Por otra parte, como deca, la novela ha alimentado la voracidad insaciable de la fbrica de churrera cinematogrfica. La adaptacin en pantalla de obras en prosa ha comportado comparaciones odiosas y debates sesudsimos. Todava colea la ltima pijada del pasteleroBazLuhrmann:El Gran Gatsby, segn novela de Scott Fitzerald. No hace mucho le toc el turno aEn la carretera, deJack Kerouac, un manuscrito al que creo que las polillas implacables del tiempo han puesto en su sitio. Y recientemente el realizadorJoe Wrightse atrevi (merced a un guin valiente deTom Stoppard) con la teatralizacin filmada deAna Karenina. Las grandes obras literarias, las novelas mejores, por regla general no han tenido buena suerte en el celuloide. Es difcil trasladar el espritu genial, el nervio escrito que conforma una cosmovisin literaria al terreno visual sin que nada se pierda. Un ejemplo:Kurosawahizo un esfuerzo admirable por adaptarEl IdiotadeDostoievski. Pese a ello uno echa de menos la energa y la fuerza personales que el realizador imprimi a sus obras mayores. Sin ir ms lejos, enEl mercenario,Kurosawa lleva a su particular e intransferible universo samuri las negruras morales deCosecha Rojade Dashiell Hammet. Traslada la seca prosahard-boiledal rido escenario de los caballeros errantes nipones. Es la mejor manera de adaptar. Traicionar para mantener la esencia. Llevarse el gato al agua. Estas lneas repasan diez ejemplos de peliculones que partieron de grandes novelas. Como siempre sucede en estas listas, son todas las que el autor cree que deben de estar pero no estn todas las que son. Advierto, pues, que la vscera con una justificacin esttica ha marcado la eleccin de los diez ejemplos. Al fin y al cabo, sin arbitrariedad debe de ser todava ms fatigoso escribir/vivir.Una infancia en VHSTom Sawyer(1938)Justo despus del proyector casero lleg aquella maravilla porttil del VHS. Se trataba de un armatoste de metal de tercera mano que cumpla, a duras penas, su funcin de pasar cintas con asmtica resignacin. Pero el vicio del cine todo lo poda. As que pas a convertirse en una mquina imprescindible. Entre las primeras pelculas recuerdo an con alegraLas aventuras de Tom SawyerdeDavid O Selznick/Norman Taurog. El zorro de O Selznick vio en la adaptacin de grandes novelas ybest-sellersde la poca una manera infalible de tener xito y ganar dinero. Y sobre todo de pergear espectculos fastuosos.David CopperfieldeHistorias de dos ciudades, deDickens,Guerra y PazdeTolstoi,la versin deMujercitasdeGeroge Cuckorsegn la popular novela deLouisa May Alcotto el pelotazo deLo que el viento se lleva partir delbest-sellerdeMargaret Mitchell. Un ao antes, se haba atrevido a todo Technicolor con la adaptacin del clsico deMark Twain. La libertad infantil con pies descalzos de Twain lata en la pantalla con parecida intensidad que lo haba hecho en papel. Junto aLa guerra de los botones(tanto la novela deLouis Pergaudcomo la primera versin deYves Robert), Tom Sawyer signific la aventura inclemente, jacarandosa y sin maana. Una infancia que desconocaplaystationsy todo lo deba a la imaginacin aeja de los cmics y del viejo/nuevo cine.Al igual que uno no vuelve a aquellos lugares donde una vez conoci algo parecido a la felicidad, nunca ms he vuelto a verLas aventuras de Tom Swayer. Pero me es imposible no recordarla como una continuacin visual del original de Twain, un feliz verano que duraba tres meses y en las que era fcil reencontrarse con los Hucklberry Finn de turno. El ro Misisipi era una playa y toda la galera de personajes de Snt. Petersburg tenan su remedo de carne fabulada. La pija Becky, Muff Potter o el temido indio Joe Dijo el propio Twain que Qu es la vida humana? El primer tercio es una poca estupenda; el resto lo pasamos recordndola. Pero tambin fue l quien defini la nostalgia como masturbacin mental y moral. Pues eso.Moby Dick(1956)CuandoPo Barojavio la adaptacin de suLas inquietudes de Shanti Anda, deArturo Ruiz Castillo, exclam que haban puesto el mar en una palangana. Es sabido que Baroja no era precisamente un enamorado de aquel nuevo arte que l siempre llam el cinematgrafo, sin embargo no le falt razn en su chascarrillo del mar palanganero. Incapaz de suspender la incredulidad ante los (a la sazn) rupestres efectos especiales, el novelista no poda sustraerse a una imaginacin literaria que, visualmente, todo lo puede. En cualquier caso, algunos hemos conseguido apreciar ocanos embravecidos y horizontes infinitos en aquellas humildes palanganas de los grandes clsicos del cine de aventuras marinas y marineras. Desde la traslacin a la pantalla deLa isla del tesoro(Victor Fleming) hastaEl demonio en el mardeHenry Hathaway,Todos los hermanos eran valientesdeRichard Thorpe,El hidalgo de los maresoEl mundo en sus manosdeRaoul Walsh. Y con estos dos ltimos ejemplos de deliciosas aventuras en alta mar llegamos al actor que las protagoniz,Gregory Peck, un caballero allende la pantalla que, sin embargo, supo ser un irascible y obsesivo perseguidor de un cachalote albino en Moby Dick, a partir del monumento deHerman Melville. Guste o no guste, difcilmente habr un capitn Ahab como l, mezcla de lobo de mar y prroco puritano, inflexible, tenaz y nicamente movido por la venganza. El reverso abisal del Atticus Finch deMatar a un ruiseor. El directorJohn Hustonquiso que la esttica y atmsfera del film traspiraran siglo XIX por un tubo: la ambientacin, el cromatismo de los planos, la minuciosa labor de guin deRay Bradburyo el bergantn Pequod. Huston, a pesar de su amor por la accin irreflexiva, siempre se llev bien con la literatura. Empez su carrera como director con la adaptacin deEl Halcn Maltsy la termin con la obra maestraDublineses, a partir del relatoLos muertosdeJames Joyce. Tambin tuvo sus patinazos, como, por ejemplo, cuando se las vio con el deambular delirante y final de la novelaBajo el volcndeMalcom Lowry. En cualquier caso,Moby Dickha conseguido crecer con los aos y convertirse en una pelcula de referencia aventurera, en parte por la influencia consciente que ejerci en la puesta en escena deTiburndeSpielberg. En esta ltima, no obstante, est ausente la figura catalizadora, sombra y fascinante del capitn Ahab. En sus memoriasA libro abierto,Hustonrecuerda las accidentadas vicisitudes que acompaaron el rodaje (una parte en Canarias) deMoby Dick. Entre ellas, los problemas tcnicos que surgieron con los distintos cachalotes mecnicos que utilizaron en las diferentes escenas. De hecho fue un fallo mecnico el que casi acaba, al final del film, con Gregory Peck atado a la ballena en el fondo del mar. Esta vez, por suerte, la realidad consigui superar la ficcin. Y terminando con la gran ballena blanca no puede faltar referencia al monlogo atronador de un inmensoOrson Welles.La conexin HerrLolita(1962)Michael Herrescribi el mejor reportaje sobre la guerra de Vietnam.Despachos de guerradebera ser lectura obligada de cualquier periodista que quisiera cubrir un conflicto blico. Puede que incluso le disuadiera de hacerlo. Tambin escribi un librito sobre su amigoStanley Kubricktras la muerte de este. Se trata de una remembranza deliciosa a partir de su amistad y un retrato construido fragmentariamente sobre la personalidad de Kubrick. Derriba muchos tpicos (la labor de derribo es fundamental para alcanzar cualquier verdad, por mnima que sea) y nos muestra a un tipo mucho ms clido y prximo que el monstruo hiertico y egocntrico que nos han vendido los medios. Excntrico, tacao, obsesivo, solitario y manipulador, un rato largo. Pero, al mismo tiempo, un tipo de una gran sensibilidad y cario que escapaba del sentimentalismo vistiendo la coraza de una irona demoledora. Herr no tiene reparos en mostrarse como el eslabn dbil en las conversaciones con su amigo. La actitud del periodista recuerda mucho a la que adoptJames Boswellfrente a su biografiadoSamuel Johnson. Mediante la estrategia de adoptar el rol delsparring, delclownque recibe las bofetadas, extrae la verdadera personalidad del interlocutor. En todos sus matices. Por ejemplo, cuando Herr llega al estudio de Kubrick para trabajar en el guin deLa chaqueta metlica, este le pregunta: Quieres una copa primero?. Ante la pregunta, Herr mira reflexivamente el reloj, dudando unos segundos. Por qu todos los consumados bebedores siempre miris el reloj cuando os ofrecen una copa?, inquiere malvolo Kubrick.Herr repasa la filmografa de Kubrick a travs de la personalidad de su creador. Sin ir ms lejos, escribe, a propsito deLolita: Los amigos de Stanley siempre le vieron como una persona extraordinariamente juvenil. Su voz no cambi en los 20 aos que yo le trat. Tena una desarmante manera de impregnar cualquier discurso serio de un vulgar humor adolescente, de hecho obsceno, tpico de un estudiante de segundo curso de instituto. (Pensad enLolita, con sus bromas acerca del pastel de cerezas, de llenar cavidades, del fideo flccido, tan descaradamente obscenas, desvergonzadas, subversivas, y esa era la idea). Impuso el tono lrico-ertico deNabokovy capt la esencia de la novela en la secuencia de los crditos, donde las uas de los pies de Lolita son esmaltadas de manera tierna y meticulosa, y a continuacin comenzaba la comedia. Efectivamente, al clebre principio de la novela de Nabokov-luz-de-mi-vida no le van a la zaga los sorprendentes crditos de la pelcula de Kubrick.Toda la esencia de la obsesin desquiciada de Humbert Humbert y el retrato de un fetichismo pueril no exento de un toque hortera se enmarcan en una sincdoque visual digna deBuuel. Nabokov, que se ocup del guin del film, comparta con Kubrick la aficin al ajedrez y este hecho no es balad a la hora de entender el distanciamiento y control demirgico de los dos autores. El punto de vista omnisciente que adopta el director (pese a partir del relato en primera persona de Humbert) acenta el carcter grotesco de los personajes. A ello ayudan las sobresalientes interpretaciones deJames Mason(uno de los ms grandes),Shelley Wintersy unPeter Sellersque campa a sus anchas haciendo como siempre de Peter Sellers. Y qu decir deSue Lyon: casi consigue que nos gusten las jovencitas.Lolitaejemplifica el trasvase fiel del espritu de la escritura a la gran pantalla. Pese a todos los cambios y modificaciones que sufri el film en comparacin al original literario, los dos creadores comparten una misma mirada y un humor descarnado y negrsimo. Kubrick, un autodidacta voraz, busc a lo largo de su carrera obras literarias que le sirvieran de sustento artstico. A mi juicio, pocas veces fue tan Kubrick como vindoselas con Nabokov.Apocalypse Now(1979)Apocalypse Nowno podra haber sido unEl corazn en las tinieblasdeJoseph Conradtan estremecedor si no hubiera sido por Michael Herr.Coppola, en un inicio, la concibi comouna Disneylandia visual, una pelcula de aventuras en guerra que desprendera adrenalina a destajo. Entre las razones por las cuales Coppola se interes por la adaptacin deEl corazn de las tinieblasno es desdeable el hecho de que fuera uno de los muchos proyectos soados por su referenteOrson Welles. TantoJohn MiliuscomoGeorge Lucastrabajaron en el guin, sin embargo la colaboracin deMichael Herrfue imprescindible para que aquella obra alucingena adoptara trazas verosmiles. El periodista, por ejemplo, aport ancdotas militares que ayudaron a construir al desquiciado y extraordinario Coronel Kilgore, su adoracin por el surf y el olor a napalm de amanecida. De Conrad queda una trama viajera que no es otra cosa que la zambullida en el pasmo horrorizado del capitn Kurtz.El frica colonial del original literario se convierte en una selva asfixiante y en una guerra maldita. Coppola va mucho ms all de las lneas de Conrad y, como siempre sucede con su cine, todo acaba confluyendo en su personalidad y sus circunstancias. En su presentacin en Cannes, el realizador afirm queApocalypse Nowno era una pelcula sobre Vietnam, sino que se trataba del mismsimo Vietnam. En el documentalEn el corazn de las tinieblas,Eleanor Coppoladej constancia del infierno en el que acab convirtindose el rodaje: un tifn destroz los decorados y parte del material de rodaje,Martin Sheensufri un infarto, el ejrcito norteamericano se neg a prestar maquinaria, el director haba enloquecido completamente y el despilfarro era astronmico. Su director, al igual que Kurtz, pareca haber enloquecido. As que, si aquella pelcula huele a napalm, en gran medida es gracias a Michael Herr.Elegancia ViscontiEl Gatopardo (1963)Luchino Viscontifue lo que se llama un cineasta artstico, o sea un creador cuya slida formacin cultural transpira en su cine. De rancio abolengo, el realizador abraz la ideologa marxista en una de esas contradicciones tan corrientes entre cierta izquierda aposentada. Tampoco fue balad, en su conversin a los principios deMarx, la subida al poder de las hordas fascistas en Italia. Aquello era, se mire como se mire, de un horterismo inaguantable. En el cine, Visconti contribuy conObsesin(1942) a establecer las bases del neorrealismo italiano partiendo de la novelaEl cartero siempre llama dos vecesdeJames M. Cain. Con el tiempo, los primeros impulsos neorrealistas desembocaron en melodramas opersticos que nunca perdieron el calado crtico y social.El Gatopardoes una de las grandes muestras de esta suntuosidad melmana al servicio del compromiso tico. A Visconti junto aOphls,Von Stroheimy unos pocos ms le permitimos una ampulosidad estilstica que evita el exceso vergonzoso gracias a una gran sensibilidad y talento. El caso contrario a estos maestros sera el anteriormente mentado Luhrmann.ConEl Gatopardosucede una cosa curiossima: es indistinto leer la novela deLampedusa(que fue rechazada por diversas editoriales y no fue publicada en vida del autor) o ver la pelcula. Son dos miradas sobre el mundo iguales. Dos aristcratas contradictorios que destripan la realidad con la misma elegancia escptica. Dos marginales (que no marginados) que se mueven entre la nostalgia de un pasado esplendoroso (para unos pocos) y la aceptacin de un progreso higinico (para muchos). Queda, en cualquier caso, el orgullo decadente en torres abolidas por el paso de la historia.Burt Lancastersupo imprimir al personaje del prncipe Fabricio de Salina una dignidad cansada pero firme, otoal pero grcil. De los andares circenses de juventud, Lancaster guard una agilidad que estalla en el baile conClaudia Cardinale, cuando el prncipe da una leccin a todos los mequetrefes presentes de majestuosidad y seduccin. Por un momento nada ha cambiado y todo sigue igual. La armona de un vals deVerdi. Solo cuando la msica deje de sonar, el pasado volver a ser puro recuerdo y el mundo nunca ms ser el mismo para el prncipe.Las noches blancas (1957)No s si la han clasificado como obra maestra menor, pero, sin ser una de las ms grandes pelculas de Visconti, le tengo un cario enorme. Tanto a la pelcula como a la novela corta de Dostoiesvki. El escritor la subtitul como novela sentimental/recuerdos de un soador. Y, efectivamente, el mundo del protagonista no es de este mundo. Al igual que el prncipe Fabricio de Salina o elDirk BogardedeMuerte en Venecia, Mario (Marcello Mastroianni) est condenado al fracaso de sus ilusiones. A lo largo de cuatro noches, una mujer lo rescata de la soledad noctvaga en una ciudad extraa. Pero toda su euforia acabar vinindose abajo por los imperativos de un amor no correspondido. Pese a todo, y en la lnea de los grandes desequilibrados que se arrastran por las novelas del escritor ruso, Mario se siente agradecido de estos instantes de alegra que una mujer le ha dado. Tal vez el momento que mejor exprese la condicin de desplazado de este soador de tortillas sea el baile en el bar. Mastroianni est inmenso en su vertiente ms bufonesca.Pero, ya digo, el encanto deLas noches blancases su leve aire de derrota que, no obstante, sabe convertirse en un canto al instante feliz. Visconti se acoge al tono intimista del relato y a un estilo discreto alejado de sus melodramas ms corales y amplios. Las cuatro noches se construyen a travs de las historias de los dos protagonistas, que se van acercando la una a la otra pero con propsitos distintos. Supongo que actualmente el personaje de Mario bien podra etiquetarse de pagafantas. Ella busca a su amigo del alma y l descubre por primera vez el amor. Ms all de la decepcin y el coraznparto, las ltimas lneas de la pequea novela de Dostoievski son el agradecimiento del abandonado que, por un momento, so que poda ser feliz:Que brille tu cielo, que sea clara y serena tu sonrisa, que Dios te bendiga por el minuto de bienaventuranza y felicidad que diste a otrocorazn solitario y agradecido!Dios mo! Solo un momento de bienaventuranza! Pero, acaso eso es poco para toda una vidahumana?Tipos durosLas uvas de la ira(1940)CuandoJohn Fordse hizo cargo de la adaptacin de la clebre novela deJohn Steinbeck, la Gran Depresin tocaba a su fin, Estados Unidos estaba a un paso de entrar en la Segunda Guerra Mundial y la maquinaria de hacer pelculas en serie iba a toda vela. Ford estaba en plena forma y en sus aos de admiracin por los grandes demcratas. Apoyaba la poltica que haba emprendido el presidenteRooseveltcon elNew Dealy a su manera de catlico caritativo haba contribuido a paliar algunos dramas familiares. En cualquier caso, al director le interesaba bsicamente la odisea de la familia Joad ms que el alegato social que subyace en la obra literaria. El propio Ford reconoca que solo me interesaba la familia Joad como personajes. Simpatizaba con gente como los Joad y aport mucho dinero para ellos, pero no estaba interesado enUvascomo estudio social. As pues, de aquella novela que Steinbeck perge a partir de notas para sus reportajes de la revistaLifesobre los campos de desterrados en California, queda, sobre todo, un film que ahonda en los ejes centrales de la cosmovisin del cineasta: el ncleo familiar y su solidez solidaria, el sacrificio y la lucha por la vida. Adems, la tragedia de aquellos campesinos y obreros sin tierra ni trabajo le recordaba las grandes hambrunas irlandesas, de ah que la esperanza en la fuerza del colectivo del pueblo sea el mensaje final del film en boca de la madre Joad (Jane Darwell).Por su parte,Henry Fondarealiz una de sus interpretaciones ms memorables. El cine es ver caminar a Henry Fonda, deca John Ford. Y esta vez Fonda fue ms Fonda que nunca. Le interesaba el proyecto y entenda al personaje. Como apunta el historiador de cineScott Eyman: el sobrio equilibrio de Fonda es la razn por la que la pelcula nunca cae en un marasmo de sentimentalismos, la razn por la que an nos conmueve con una sorprendente inmediatez. El actor supo dotar al personaje de una mezcla de dignidad y frialdad, orgullo y resentimiento de exconvicto. Los claroscuros del personaje son los que mejor retratan el drama deLas uvas de la irae impiden su cada al abismo del panfleto. El film es puro humanismo fordiano. Un canto airado a la supervivencia. No es difcil imaginar aSpringsteenfrente a la pantalla y componiendoThe Ghost Of Tom Joad.La carretera(2009)La Carreterame recuerda aLas uvas de la Iraen su trasfondo ms humanista. Se trata de un periplo familiar nicamente guiado por el instinto de supervivencia y la esperanza de la costa, del mar. La dureza implacable de la novela deCormac McCarthy, su seco lirismo, la contencin dramtica y emocional, se mantienen en la pelcula deJohn Hillcoatde una manera admirable. No era fcil. De ah que, pese a no tratarse de una obra maestra,La carreteraes un film valiente, desgarrado y conmovedor. Una historia que habla de un padre cuya nica misin es mantener a su hijo fuera de peligro. Y, si llega la hora de que eso ya no sea posible, pegarle un tiro y despus matarse l. Estamos en un mundo postapocalptico en el que la falta de alimentos ha provocado que muchos de los pocos supervivientes se hayan organizado en hordas de canbales en busca de presa fcil. Un impresionanteViggo Mortensenviaja, junto a su hijo, por el pas con la esperanza de alcanzar la costa y encontrar all algn resquicio de la civilizacin aparentemente extinguida. Su nica misin es poderle dar a su hijo la posibilidad de una vida digna, de recompensarle su infancia rota. Si l no es la palabra de Dios, es que Dios nunca ha hablado, justifica Mortensen el sacrificio de una odisea incierta en medio de un paisaje espectral y terrorfico. Como en Ford, McCarthy/Hillcoat hablan de la lucha por la supervivencia, de la valenta de mantenerse en pie frente a toda adversidad, de no creerse perdedor ni en la derrota. Algunas familias optan por el suicidio colectivo. De hecho, es lo que hace la mujer de Mortensen cuando se ve incapaz de criar a su hijo en un mundo que ya no es mundo sino pura pesadilla. La gran leccin de este film: resistir es vencer. Y todo lo contrario.Humor desesperadoNuestro hombre en La Habana(1959)Graham Greenesiempre me ha resultado un tipo simptico y fascinante. Un contador de historias inmenso cuya popularidad ha sufrido altibajos y cuya consideracin literaria por parte de los crticos en algunas ocasiones ha estado por debajo de su calidad narrativa. Greene no es un estilista. Es un escritor directo, sin ambages ni autocontemplaciones.Manuel Vicentle dedic hace unos aos enEl Pasun artculo estupendotituladoNada como el pecado. As es, Greene era un pecador pertinaz y lleno de culpa catlica. Un converso ingls. Un estrafalario magnfico. Carne flagelada de divn. Con el cine se llev muy bien. Empez como crtico y acab participando en los guiones de muchas de las adaptaciones literarias de sus novelas. Con anterioridad aNuestro hombre en la Habana, colabor con el directorCarol Reeden la escritura deEl tercer hombre, una pelcula que acabara en novela, pues Greene la concibi inicialmente como guin novelado. Al escritor le tiraba la vida de accin, el riesgo y los prostbulos trridos, as que opt por ingresar en los servicios secretos britnicos. A su atraccin por el peligro probablemente contribuy sus flirteos con el suicidio a modo de ruleta rusa, prctica de riesgo en la que habra incurrido al menos cuatro veces. Segn cuenta Vicent, durante el rodaje deNuestro hombre en La Habanase lo cont aFidel Castro. Y este le dijo: Si el tambor era de seis balas y se dispar en la sien en cuatro ocasiones, usted est matemticamente muerto. Graham Greene contest: Yo no creo en las matemticas. Despus de todo, el azar de su vida fue un largo suicidio, unas veces feliz y otras atormentado, que dur 86 aos.El film de Reed recrea desde la eficaz artesana una historia basada en la chapuza y la picaresca. Un esperpento sobre el espionaje que, no obstante, se antoja mucho ms realista que todos los James Bond habidos y por haber. La capacidad deAlec Guinesspor lucirse (cuando era capaz de controlar su tendencia al histrionismo ms acaparador) con turbios pcaros, con pobres pero simpticos diablos, subraya el absurdo hilarante de una trama confeccionada por un vendedor de aspiradoras que se inventa una red de espionaje para vivir del cuento en La Habana prerevolucionaria. El encanto de la comedia reside en su confeccin de stira revienta mitos y picas patrioteras. A los castristas, en ese momento, les pareci muy bien un film que se descojona del funcionamiento de la inteligencia militar occidental. Ellos, en todo caso, estaban a un paso de instaurar un orden que ha superado hitos de la carcajada desesperada.Coup de torchon(1981)Desde sus aos mozos,Bertrand Tavernierha estado interesado por la cultura popular estadounidense. Y especialmente de su cine. Muestra de ello es el monumental50 aos de cine norteamericano, escrito al alimn conJean-Pierre Coursodon. Como alumno aplicado de los maestros de la Nouvelle Vague (especialmente deLouis Malle,Claude Chabrol,Franois TruffautyJean-Luc Godard), Tavernier mam del clasicismo y de los grandes gneros americanos. Apasionado de la novela negra y el jazz, su debut en la direccin fue conEl relojero de Sant-Paul,segn texto deGeorge Simenon. Desde entonces su cine se ha movido por distintas inquietudes e intereses pero nunca ha dejado de recalar en turbios embarcaderos criminales.Coup de torchonno es su mejor pelcula, qu duda cabe. Es un film extrao, pegajoso y con un cierto sopor canicular. Pero tiene personalidad, riesgo creativo y, sobre todo, responde a la mirada de un gran lector. Ser que me pierden los directores que saben leer los libros que me entusiasman o que se entusiasman con los libros que valen la pena, aunque luego la pelcula no alcance las expectativas que uno se haba creado. Sea como fuere, quera acabar esta lista con una adaptacin deJim Thompson. Entre los clsicos del gnero negro, a Thompson le ha tocado ocupar el lugar de un Dostoievski rural. Sus novelas estn plagadas de desquiciados y dementes, apocados psicpatas y pusilnimes que explotan en actos criminales. SiStephen Frearsrealiz una pelcula solvente a partir deLos timadores, ySam Pechinpahnaufrag conLa huida,Tavernier dio un paso ms all y se atrevi con1280 almas, a mi juicio la mejor novela de Thompson junto aEl asesino dentro de m(esta ltima adaptada, por cierto, porMichael Winterbottom).En este caso,Philippe Noiretinterpreta a un polica corrupto en un medio de inmundicia tanto fsica como moral. El pequeo pueblo sureo en el que trascurre la accin de la novela se trasmuta en un villoro africano de la Francia colonial. En ese contexto, una mente desquiciada como la del personaje de Noiret encuentra el hbitat perfecto para cometer toda clase de fechoras y crmenes que endosa sin pensrselo a adversarios y enemigos. Detrs de la apariencia del polica capn y alelado, se esconde un verdadero cabrn glido y manipulador.Thompson tuvo la capacidad de salpimentar de irona este relato en primera persona de un psicpata al que nadie teme. Todos los contratiempos a su paso, todas las humillaciones que sufre son framente registradas y reparadas a su debido tiempo. Noiret, en su meliflua campechanera, da el pego en pantalla como asesino camuflado, como pelele capaz de las ms viles maquinaciones siempre en provecho propio. El dato revelador es que el padre de Thompson fue un sheriff corrupto. Se entiende, entonces, el recurso del humor para narrar la historia. Eficaz antdoto, el humor. Anegado en bourbon.