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Diócesis de San Cristóbal de las Casas
Directorio Diocesano
para el Diaconado indígena
Permanente
San Cristóbal de las Casas, Chis. México
Solemnidad de San Pedro y San Pablo, 1999
(Portada)
El servidor verdadero. Halach winik.
Aquí se ha insertado un sello en forma de cruz, la cual tiene su propio sentido cultural maya. Sin
embargo, la hemos puesto dándole también un significado de inculturación. Un Diaconado,
realizado a partir de la tradición cultural indígena lleva, como lo ha dicho frecuentemente S.S.
Juan Pablo II, a una Iglesia y un Evangelio radicados en la vida y en el corazón del pueblo.
(Bajorrelieve en Palenque) (Cfr. P. 62).
Diócesis de San Cristóbal de las Casas
Av. 20 de Noviembre 1
29200, San Cristóbal de las Casas, Chis. México
Tel. (967) 8 00 53
Fax (967) 8 35 51
e-mail: [email protected]
Primera Edición, 29 de Junio de 1999
Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Diseño de la Portada: CENAMI
Tipografía y armado: CENAMI
Impreso y hecho en CENAMI, A.C.
Av. Xochiquetzal 255, Santa Isabel Tola,
O7010, México, D.F.
Presentación
1. Al acercarse el cuadragésimo año de nuestro Ministerio Episcopal, y
estando por expirar el término de nuestro servicio a la Diócesis de S.
Cristóbal de Las Casas, no puede acallarse la experiencia de gozo y
agradecimiento al Señor Dios, de Quien todo bien procede, por habernos
concedido vivir en la Diócesis una experiencia que se gesta en todo el
Continente, de manera parecida a como se dio en la Iglesia Primitiva.
En efecto: ya el apóstol Pablo descubría el misterio del llamamiento de
Cristo a todos los pueblos del mundo, como algo subordinado al rechazo
mayoritario del Pueblo Judío al mensaje de Jesús. Este rechazo, descrito
en detalle en el libro de los Hechos de los Apóstoles, conduce a Pablo a
dirigirse a los “paganos” para anunciarles la Buena Nueva, después de
que los judíos no aceptaban a Jesús, obteniendo una aceptación
imprevista. Pablo explicita este ministerio en diversas ocasiones. Una de
ellas es en el primer capítulo de su carta a los de Éfeso escrita desde la
cárcel.
Pero el llamamiento debía ser leído y comprendido, no como cosa
meramente coyuntural, sino como algo pensado para el mundo desde que
Dios es Dios.
El Concilio I de Jerusalén determina que a los “paganos” convertidos, no
se les imponga la ley mosaica para que sean reconocidos como
cristianos. Como dice Pablo, Dios llama a todos los pueblos por un
camino de salvación. Se manifestó de muy diversas maneras a cada uno
de ellos, y dejó que recorrieran su propia historia, para luego convocarlos
a formar un Pueblo de Pueblos, constituidos por todos los pueblos de la
tierra., con toda la riqueza de sus valores étnicos y religiosos,
denominados por los Padres Griegos y Latinos: “Semillas del Verbo”.
De esta manera el Mensaje Cristiano llega a Occidente con una vestidura
oriental que ha de encarnarse, dando lugar a que se origine la así llamada
“Cultura Occidental Cristiana”.
2. Cuando se dio la Guerra de la Conquista en el Nuevo Mundo (Guerra
llamada eufemísticamente: “Encuentro de dos mundos”), aconteció algo
parecido a lo sucedido al principio en la Iglesia Primitiva. Esto es: se
impuso a los “naturales” de estas tierras la Cultura Occidental como
única manera de manifestar su fe. Si bien es preciso reconocer que, por
obra de numerosos misioneros, “la Iglesia católica, movida por la
fidelidad al Espíritu de Cristo, fue defensora infatigable de los indios,
protectora de los valores que había en sus culturas, promotoras de
humanidad frente a los abusos de colonizadores a veces sin escrúpulos”
(Discurso inaugural del Papa Juan Pablo II en la IV Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, No. 4). Gracias a la
intervención de los Obispos Africanos en el Concilio Ecuménico
Vaticano II, se llegó a señalar en el Documento de las Misiones “Ad
gentes divinitus” que, por la actividad misionera, el Evangelio
anunciado, ha de encarnar en cada cultura.
“El fin propio de esta actividad misionera es la evangelización y la
plantación de la Iglesia en los pueblos o grupos en los cuales no ha
arraigado todavía. De este modo deben crecer de la semilla de la Palabra
de Dios en todo el mundo Iglesias particulares autóctonas
suficientemente fundadas y dotadas de propias energías y maduras, que,
provistas suficientemente de jerarquía propia, unida al pueblo fiel, y de
medios apropiados para llevar una vida plenamente cristiana,
contribuyan, en la parte que les corresponde, al bien de toda la Iglesia”
(A.G. 6 § 3).
“La razón de esta actividad misionera se encuentra en la voluntad de
Dios, que quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la
verdad... aunque Dios, por los caminos que él sabe, puede traer a la fe,
sin la cual es imposible complacerle, a los hombres que sin culpa propia
desconocen en Evangelio, incumbe, sin embargo, a la Iglesia, la
necesidad, a la vez que el derecho sagrado, de evangelizar, y, en
consecuencia, la actividad misionera conserva integra, hoy como
siempre, su fuerza y su necesidad” (A.G. 7 § 1).
Hacer presente a Cristo, autor de la salvación, es la tarea de la actividad
misionera y ésta la lleva a cabo por la palabra de la predicación y por la
celebración de los sacramentos, cuyo centro y cima es la santísima
Eucaristía. (A.G. 9 § 2).
Es evidente que la implantación de la Iglesia, en nuestro caso en las
comunidades indígenas, requiere del Sacerdocio autóctono. Más aún, “la
Iglesia echa raíces cada vez más firmes en cada grupo humano cuando
las varias comunidades de fieles tienen entre sus miembros los propios
ministros de la salvación en el orden de los Obispos, de los presbíteros y
de los diáconos al servicio de los hermanos. (A.G. 16 §1). “Por nuestra
adhesión radical a Cristo en el Bautismo nos hemos comprometido a
procurar que la fe, plenamente anunciada, pensada y vivida, llegue a
hacerse cultura”. (Doc. de Santo Domingo, n. 229).
Los diáconos “reciben la imposición de las manos ‘no en orden al
sacerdocio, sino en orden al ministerio’. Así confortados con la gracia
sacramental, en comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al
pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la
caridad. Es oficio propio de diácono, según le fuere asignado por la
autoridad competente, administrar solamente el Bautismo, reservar y
distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de
la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a
los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los
fieles, administrar los sacramentos, presidir el rito de los funerales y
sepultura” (L.G. 29).
El Documento del Concilio Ecuménico Vaticano II “Lumen Gentium”,
indica que “se podrá restablecer en adelante el diaconado como grado
propio y permanente de la Jerarquía... Con el consentimiento del
Romano Pontífice, este diaconado podrá ser conferido a varones de edad
madura, aunque estén casados... (L.G. 29 § 2).
Pero en forma muy comprensiva se dice en el Documento de las
Misiones: “... es justo que aquellos hombres que desempeñan un
ministerio verdaderamente diaconal, o que como catequistas predican la
palabra divina, o que dirigen, en nombre del párroco o del Obispo,
Comunidades cristianas distantes, o que practican la caridad en obras
sociales o caritativas, sean fortificados por la imposición de las manos
transmitida desde los Apóstoles y unidos más estrechamente al servicio
del altar para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia
sacramental del diaconado”. (A.G. 16 § 6).
3. Sentimos el peso de nuestra responsabilidad no sólo para traducir a
nuestra realidad indígena diocesana al Directorio Nacional para el
Diaconado Permanente; sino también conscientes de prestar un servi-
cio a otras Diócesis en México y a nuestro Continente, y contribuir al
urgente surgimiento del sacerdocio indígena, según las perspectivas del
Concilio Ecuménico Vaticano II.
La urgencia de este paso está abundantemente requerida por 500 años de
acción evangelizadora; por el mensaje guadalupano que pide se
construya la Iglesia al lado de los indios vencidos, siendo Santa María de
Guadalupe un ejemplo de evangelización perfectamente inculturada
(Santo Domingo. Juan Pablo II: Discurso inaugural n. 24 § 2); pero
además por la actual emergencia de los indios en el Continente como
sujetos de su historia, como lo aseguró el Papa Juan Pablo II en mayo de
1993 en Yucatán.
En estas circunstancias, si el avance de la acción pastoral indígena
retarda todavía más su meta de llegar a la firme plantación de las Iglesias
Autóctonas en el Continente, no se dará la unidad de las comunidades
indígenas en torno al cristianismo, donde se vive una dicotomía (entre la
propia cultura aún sobreviviente y la cultura occidental impuesta como
vehículo de expresión de la fe); sino que se dará, y ya se está dando, una
vuelta a la religión prehispánica, en la que hay unidad entre la religión
precolombina y cultura, plateándose después de 500 años la necesidad de
un diálogo interreligioso entre las religiones indígenas y el cristianismo,
que no se dio en tiempos de la conquista.
4. Presentamos, pues, con sencillez y humildad, este Directorio,
normativo para nuestra Diócesis; indicativo, tal vez, para otras Diócesis
de México; posible guía de un Directorio Nacional para el Diaconado
Indígena Permanente; servicio eventual para otros Directorios
semejantes en el Continente Latinoamericano.
Varios pastores en el Continente, cargamos en nuestros corazones la
angustia de ver cómo nuestros hermanos indígenas, maduros en la fe,
agotan su esperanza de tener sacerdotes y ministros que florezcan dentro
de su cultura, y que de esta manera se termine una etapa de Iglesia
colonial, a tenor de lo que el Concilio Ecuménico Vaticano II auguraba.
Si el esfuerzo que hacemos para formalizar una experiencia que sentimos
significativa dentro de la Iglesia, contribuye a que se dé un paso en el
proceso del surgimiento de Iglesias Autóctonas, por bien retribuidos
damos dichos esfuerzos.
San Cristóbal de Las Casas, Chis., Diciembre de 1998.
+ Samuel Ruiz García
Obispo de S. Cristóbal de L. C., Chis.
DECRETO DE PROMULGACION
DEL DIRECTORIO DIOCESANO PARA EL DIACONADO
INDIGENA PERMANENTE
La Conferencia del Episcopado Mexicano el 14 de Noviembre de 1995 promulgó LAS
NORMAS COMPLEMENTARIAS PARA LA FORMACION DE LOS DIACONOS
PERMANENTES para definir en la Iglesia Católica en México lo señalado en el Canon 236 del
Código de Derecho Canónico. El 22 de febrero de 1998, la Congregación del Clero y la
Congregación para la Educación Católica, en la Ciudad del Vaticano, publicaron las NORMAS
BASICAS DE LA FORMACION DE LOS DIACONOS PERMANENTES Y El DIRECTORIO
PARA EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS DIACONOS PERMANENTES, que definen y
resuelven las directrices universales para el diaconado permanente.
A partir de la puesta en vigor de las normas complementarias de la Conferencia del Episcopado
Mexicano, arriba mencionadas, iniciamos un proceso de revisión de la experiencia del Diaconado
Permanente en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y de lo hasta el momento normado en
nuestra práctica pastoral. Considerando lo establecido por el derecho Universal de la Iglesia
Católica y lo propio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, desarrollamos un
DIRECTORIO DIOCESANO PARA EL DIACONADO INDIGENA PERMANENTE que
ayude para la adecuada formación de los diáconos en las comunidades indígenas de nuestra
Diócesis para que ellos, en el ministerio que se les encomienda, sirvan a ejemplo de Jesús
Nuestro Señor a sus hermanos y hermanas y ayuden al fortalecimiento y edificación de la Iglesia.
Mediante el presente DECRETO promulgamos este DIRECTORIO para la Iglesia Católica en la
Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.
Firmado en la Curia Diocesana de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, a los seis días
del mes de Enero de mil novecientos noventa y nueve, solemnidad de la Epifanía de Nuestro
Señor Jesucristo.
+ Samuel Ruiz García + Fr. Raúl Vera López, O.P.
Obispo de San Cristóbal de Las Casas Obispo Coadjutor
de San Cristóbal de Las Casas
Hna. Migdalia A. Pérez Nivar, O.P.
Secretaria Canciller
INDICE
PRESENTACIÓN
DECRETO
I. HISTORIA DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
EN LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS
A) Antecedentes
B) El Movimiento Catequístico impulsado por el Obispo
Primera Etapa: 1960-1968
Segunda Etapa: 1968-1974
C) Surgimiento del Proceso Diaconal
Tercera Etapa: 1974-1981
D) El Diaconado Indígena Permanente
Cuarta Etapa: 1981-1994
II. EL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE
Y SU MINISTERIO
1. Importancia de conocer la realidad social
A) Realidad social
2. Los Diáconos Indígenas Permanentes viven en la pobreza
3. El Diácono Indígena Permanente, servidor de un pueblo pobre
4. Situación educativa y de salud de las comunidades indígenas
5. Derechos de las comunidades indígenas
6. Servicio de fe en un México de contrastes
7. El actual sistema neoliberal
8 Despertar político del país
9. Emergencia de los pueblos indígenas
B) Realidad eclesial
10. El caminar de nuestra Iglesia
11. Fray Bartolomé de las Casas
12. Las reuniones pastorales centroamericanas
13. La Región Pastoral del Pacífico Sur
14. Esperiencias renuentes al cambio
15. Hacia una teología encarnada
16. La Iglesia Autóctona
17. El Diácono Indígena viene de la iglesia autóctona
18. El Diácono Indígena impulsor de la iglesia autóctona
19. El Diaconado dentro del sistema de cargos indígenas
20. El lugar de la mujer en el ministerio diaconal
21. Cultura, Iglesia y fe
22.Los jóvenes
23. Identidad cuiltural y apertura a la cultura de la modernidad
24. El Diácono Indígena Permanente y el Ecumenismo
25. El Diácono Indígena Permanente ante las Iglesias protestantes
III. SENTIDO TEOLÓGICO DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
A) Revelación de Dios a su Pueblo
B) La Revelación de Dios en las culturas
C) La Revelación de Dios en la historia
D) El Diaconado como Sacramento
E) La concepción ancestral indígena del servicio
F) El Diaconado Indígena Permanente encarna el misterio de
Cristo y de la Iglesia
G) Encarnación del misterio de Cristo en la cultura
IV. CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA AUTÓCTONA
A) El Diaconado en la Iglesia Autóctona
B) La comunidad indígena como sujeto de Evangelización
C) Participación comunitaria en la Iglesia Autóctona
D) Organización de la Iglesia Autóctona
E) Ministerios en la Iglesia Autóctona
F) Teología en la Iglesia Autóctona
G) Espiritualidad en la Iglesia Autóctona
H) Litúrgia en la Iglesia Autóctona
I) Universalidad de la Iglesia Autóctona
V. CARACTERÍSTICAS DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
A) El ministerio del Diácono
B) Elección
C) Período de prueba.
D) Ministerio en pareja
E) Servicio generoso
F) Estructura ministerial
G) Servicio comunitario
H) Formación comunitaria y eclesial
I) Servicio colegial
J) Universalidad del Diaconado Indígena
K) Participación en la sociedad
VI. FORMACIÓN MINISTERIAL
DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE
A) Finalidad de la formación ministerial
B) La comunidad indígena como espacio de formación
C) Agentes de la formación
D) Candidatos al Diaconado Indígena Permanente
E) Etapas de la Formación Ministerial
a) Formación elemental del aspirante elegido
b) Formación básica del candidato al Diaconado Indígena Permanente
c) Formación especial del Diácono Indígena Permanente
d) Formación permanente del Diácono Indígena
VII. ESPIRITUALIDAD DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE
A) El Espíritu de Cristo en la historia y los pueblos indios
B) Llamados por Dios a dar un servicio de acuerdo a la cultura..
C) Llamados, a ejemplo de Jesús, a servir, no a ser servidos
D) María, mujer digna al servicio de Dios y de su pueblo
E) Elegidos por Dios a través de la comunidad
F) Consagrados en el matrimonio y llamados a servir como pareja
G) Servicio Diaconal como dignidad y fortalecimiento de la fe
H) Preparación Espiritual para la toma del cargo de Diácono
VIII. PRESCRIPCIONES JURÍDICAS
PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y
LA VIDA DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES
A. Condiciones para la Ordenación
de los Diáconos Indígenas Permanentes
B. Prescripciones para el Ejercicio del Ministerio
a) El ministerio de la Palabra Divina
b) El ministerio de la Santificación
c) El ministerio de la Caridad
d) Ministerio Diaconal en comunión eclesial
C. Disposiciones sobre la Vida
de los Diáconos Indígenas Permanentes
a) Testimonio de servicio en la vida matrimonial
b) Estatuto económico de los Diáconos Indígenas
EPÍLOGO
I. HISTORIA
DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
EN LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS
La Iglesia sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra
misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad1, para
salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido2
Concilio Ecuménico Vaticano II
Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo
Gaudium et spes, 3
A. ANTECEDENTES
1. El Diaconado Indígena Permanente, como se ha desarrollado en la
Diócesis de San Cristóbal de las Casas, no se hubiera realizado
nunca sin la inspiración y el acompañamiento del Espíritu que Jesús
nos prometió y nos concedió como Don de su Resurrección.3
2. Jesús nos envió a predicar su Buena Nueva a todas las naciones y
nos hizo la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los
tiempos.4 Después de mil quinientos años, el Evangelio también fue
anunciado a los pueblos indígenas de nuestro continente, pueblos
que fueron sometidos, mediante las armas, a un proceso de dura
colonización y semiesclavitud.
1 Cfr. Juan 18, 37
2 Cfr. Juan 3, 17; Mateo 20, 28; Marcos 10, 45
3 Cfr. Juan 14, 16s y 20,22
4 Cfr. Juan 16, 7.17.18.
3. Pocos años después, en 1539, se creó la Diócesis de Chiapas. Su
primer Obispo efectivo, Fray Bartolomé de las Casas, estableció las
bases de nuestra Iglesia Local con estos rasgos:
a) El reconocimiento de la dignidad y de los derechos de los pueblos
indios. Él luchó porque indios y europeos, en igualdad de condiciones,
forjaran una sociedad justa.
b) La evangelización encarnada, sobre todo por el aprendizaje de las
lenguas y la comprensión de las culturas tseltal, tsotsil, chiapaneca,
ch’ol, zoque, mam, etc.
c) Indicó cómo percibía él el único modo de invitar a la fe a aquellos
pueblos5; método que habría él de realizar sobre todo en el territorio
de Vera Paz, en Guatemala: una evangelización sin soldados ni armas.
d) El trabajo itinerante y la abnegación de los frailes en sus giras.
Por dedicar todo su tiempo a la evangelización, solamente cuatro
veces al año se reunían los dominicos en su convento.
e) La denuncia profética contra las injusticias de los encomenderos y
colonos.
4. Sin embargo, la evangelización en América y en Chiapa siguió
después otros caminos muy diferentes a éstos que proponía Fr.
Bartolomé. Dentro del Pueblo de Dios hubo dos sociedades, una
sobreponiéndose a la otra. A pesar de que en el siglo XVII los
indígenas llegaron a ejercer diferentes ministerios: como el de
Maestro de Capilla, Organista, Maestro de primeras letras,
Encargado del reloj, Sacristán, Acólito, Cantor, etc., las puertas de
las
5 Cfr. Su obra De Único evangelizandi modo (La única manera de Evangelizar)
órdenes sagradas permanecieron cerradas para ellos. En la práctica,
su Bautismo no era reconocido de la misma manera que el de los
españoles o criollos.
5. En 1821 México declara la Independencia. Sin embargo la situación
de los indígenas empeoró pues perdieron sus tierras comunales y
pasaron a ser peones acasillados. Aunque hubo excepciones, como
la del Presidente Juárez, que era zapoteca, los criollos y mestizos
ocuparon siempre todos los puestos en el gobierno civil y
eclesiástico. Los indígenas siguieron explotados y marginados en las
serranías y abruptas cañadas.
6. Cuando en 1859 fueron expulsados todos los religiosos, quedando
vacantes durante casi 100 años una tercera parte de las parroquias de
Chiapas, o cuando Mons. Anaya en 1939 contaba con sólo 13
sacerdotes para todo el estado, nunca se pensó en los indígenas para
acceder al sacerdocio.
7. Sin embargo, en ese mismo tiempo, se dieron algunos pasos
significativos encaminados a la pastoral del pueblo indígena y
mestizo. Ya trabajaban entre nosotros las Franciscanas de la
Inmaculada en labores asistenciales como hospitales y asilos. Mons.
Lucio Torreblanca, (1943-1958), queriendo mejorar la catequesis
rural, apoyó al P. Teodosio Martínez en su iniciativa de atender a las
comunidades indígenas. Llamó también a los Misioneros del
Espíritu Santo para que se hicieran cargo de la parroquia de Nuestra
Señora de Guadalupe en Tuxtla Gutiérrez. Aprobó la congregación
de las Misioneras Seglares Diocesanas, promovió la llegada de las
Hermanas Violetas, de las Misioneras Guadalupanas, de las
Pasionistas y otras.
8. En la nueva misión de Tenejapa se organizó el movimiento
catequístico con dos finalidades: 1) Atender a la población indígena
dispersa por la sierra; iniciando así el proceso de atención a la
periferia que rompía el centralismo parroquial y el control que
ejercía la gente de poder; y 2) Catequizar en la lengua indígena; con
lo que se intentaba superar el racismo dominante.
9. Por ese tiempo (1958) se creó, tomando territorio diocesano, la
Diócesis de Tapachula. Nuevas fuerzas y proyectos de
evangelización llegaron para mejorar la atención pastoral de la
Región Costera y de la Sierra Madre.
10. En diciembre de 1958 los Jesuitas inauguraron la Misión de
Bachajón. La Misión ha desempeñado, junto a otras órdenes y
congregaciones religiosas, un papel clave en el desarrollo del
proceso diaconal de la Diócesis.
B. EL MOVIMIENTO CATEQUÍSTICO
IMPULSADO POR EL OBISPO
Primera Etapa: de 1960 a 1968
11. Ya desde años anteriores eran significativos varios movimientos
eclesiales: litúrgico, bíblico, misionero, ecuménico y catequético.
Estas experiencias pastorales que se daban en varias partes del
mundo fueron recogidas con claridad y espíritu de renovación en las
enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II. Para nuestro
proceso diocesano han sido de especial relevancia varios docu-
mentos de ese Concilio, como por ejemplo las Constituciones Lumen
gentium (sobre la Iglesia), la Dei Verbum (sobre la Revelación
divina) y la Gaudium et spes (sobre la Iglesia en el mundo
contemporáneo). De manera muy importante ha influido en la
pastoral de nuestra Iglesia el decreto Ad gntes (sobre la actividad
misionera de la Iglesia). Mons. Samuel Ruiz García tuvo la gracia de
estar presente en las cuatro sesiones conciliares (1962-1965).
12. Después de un diálogo con el entonces Delegado Apostólico, Mons.
Luigi Raimondi, el Obispo de la Diócesis, Mons. Samuel Ruiz
García, promovió en 1962 dos escuelas catequéticas: una para
mujeres, confiada a las Hermanas del Divino Pastor; y otra para
varones, confiada a los Hermanos Maristas. Entonces el reto más
importante que él asumió para toda la Diócesis, era lograr una
catequesis integral que no se redujera únicamente a la religión, sino
que alcanzara a influenciar toda la vida de las personas y de las
comunidades.
13. El elemento central de la catequesis ha sido siempre la Palabra de
Dios. Algunos factores que hicieron que la lectura y la reflexión
comunitaria de la Biblia pasaran a ser la piedra angular del proceso
catequístico diocesano fueron la visión que Mons. Samuel Ruiz
García adquirió en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, el valioso
movimiento mundial en torno a la Biblia, la influencia del trabajo
pastoral que realizaba la Diócesis de Huehuetenango (Guatemala),
así como la predicación de los hermanos Presbiterianos.
14. Los frutos de esta etapa se dieron sobre todo en los campos religioso
y cultural, tales como: los equipos coordinados de catequistas, que
recibieron una formación lo más completa posible; la
castellanización y alfabetización; una formación ética de acuerdo a
la época; mejoras en el cultivo del café y de la soya; diversos
talleres, cursos de primeros auxilios y enfermería, la formación de
nuevos poblados, etc.
15. El influjo de estas escuelas catequéticas fue notable. En ellas
llegaron a formarse catequistas de Tecpatán y de otras parroquias
que entonces formaban parte de nuestra Diócesis. Su influencia se
extendió hasta los triquis de Oaxaca y los misquitos de Nicaragua; y
se intercambiaron materiales con las Diócesis guatemaltecas de
Huehuetenango y Quetzaltenango.
16. En 1963 los Dominicos llegaron a fundar la Misión de Ocosingo. A
ellos les tocó sobre todo la apertura de la frontera agrícola hacia la
Selva Lacandona. Fue como una explosión que dispersó a la gente
en cientos de ejidos nuevos en una amplísima zona. Por todas partes
brotaban comunidades que iban acompañadas por sus catequistas y
sus ancianos o principales. Por la evangelización, el tiempo de las
fincas, en que los indios eran “mozos” (siervos casi esclavos),
empezaba a quedar atrás. Fue la experiencia de lo que las personas
de Iglesia llamaron el “Exodo” chiapaneco a la selva.
17. Por otra parte, para la atención pastoral de la parte oeste de Chiapas,
erigida también en territorio desmembrado de nuestra Diócesis,
desde 1965 se puso en marcha la nueva Diócesis de Tuxtla
Gutiérrez. Así nuestra Diócesis dejó de llamarse Diócesis de
Chiapas, y recibió el título de Diócesis de San Cristóbal de las
Casas. Desde entonces ha tenido población mayoritariamente
indígena. Dadas las dificultades en la evangelización, la escasez de
agentes de pastoral y las difíciles comunicaciones, se consideró a
nuestra Iglesia Local como una Diócesis en estado de misión.
18. En 1968 Mons. Samuel Ruiz García participó en la Conferencia
Episcopal Latinoamericana de Medellín (Colombia), con una
ponencia sobre La Dimensión Misionera de la Iglesia. Las
conclusiones de Medellín vinieron a ser muy importantes en el
proceso eclesial latinoamericano, pues mediante sus reflexiones de
fe y orientaciones pastorales, quisieron hacer nuestro el abundante
legado de enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II.
19. El Obispo de nuestra Diócesis también estuvo al frente de la
Comisión Episcopal para la Pastoral Indígena de la Conferencia del
Episcopado Mexicano; y fue Presidente del Departamento de
Misiones en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Impulsó varios encuentros misioneros como los de Asunción
(Paraguay), Iquitos (Perú) y Xicotepec (México), que buscaron una
nueva actitud y una nueva metodología en la evangelización y en la
pastoral de los indígenas. Todo ello incidió positivamente en el
movimiento catequístico y ministerial de la Diócesis.
20. El contacto directo y vivencial con las comunidades, fundamentado
y animado por la lectura del Evangelio que inspira a todas las
dimensiones de la vida, llevó a los agentes de pastoral a comprender
la terrible situación socioeconómica y la marginación en que vivían
los indígenas. Entendieron, por la fe, que esa era una situación no
querida por Dios.
21. Tanto los agentes de pastoral como las comunidades percibieron
claramente la esencia misma del Evangelio; Dios asume como
propia la causa de los pobres. Esto se constata claramente en el Plan
de Dios desde la creación, por la que hizo Él todas las cosas, cuando
sólo existía el caos; y su acción liberadora se continúa a través del
Mensaje de salvación: en el momento histórico de los Jueces, los
Profetas y, sobre todo, en la experiencia misma de la encarnación de
Jesucristo, el Redentor, así como la tenemos en los Evangelios y en
la vida de la Iglesia Primitiva, que nos narran los Hechos de los
Apóstoles.
22. Esta visión integral de la Palabra de Dios los llevó a compromisos
por encontrar caminos integrales de liberación, que encaminaran al
Cielo nuevo y la Tierra nueva.6 El cambio de las estructuras injustas,
como lo pedían los obispos de la Iglesia reunidos en el Concilio
Vaticano II7, el Papa Paulo VI en su exhortación Evangelii
Nuntiandi,8 y como lo señala también la Iglesia en gran parte de su
Magisterio posterior, debía hacerse desde el interior de las mismas
comunidades9. Sólo así la liberación evangélica sería eficaz. Todas
éstas son exigencias de una fe integral que se quería vivir en todos
los niveles de la vida personal y social.
6 Apocalipsis 21, 1
7 Cfr. Especialmente la Gaudium et spes
8 Cfr. el n. 19
9 Cfr. Juan Pablo II, Redemptoris Missio, nn. 51-53
Segunda Etapa: de 1968 a 1974
23. En estos años, sobre todo por el impulso del Papa Paulo VI,10
la
Iglesia asumió el desarrollo socioeconómico y la búsqueda de la paz
como parte integrante de su acción pastoral. Quienes veían la
Diócesis desde fuera pensaban que el único camino para que las
comunidades salieran del retraso era imitar a los países del llamado
Primer Mundo. Proponían trabajar a marchas sociales forzadas para
poder alcanzar el nivel de las “naciones desarrolladas”. Estos son
los años en que prosperaron, por ejemplo, la organización tseltal
Ach’ Lecubtesel y otras cooperativas de producción,
comercialización y consumo. Sin embargo, la metodología de la
catequesis del Éxodo que seguíamos mostró que no era posible
imitar sin más aquel modelo de desarrollo. Había en esas acciones
de promoción algo que faltaba o que andaba mal. También
necesitábamos tomar en cuenta otros elementos propios, nuestra
propia historia, nuestras culturas, nuestra fe.
24. Para la pastoral y la catequesis que vendrían después, fue muy
importante para la Diócesis el curso que, en 1969, por dos meses,
tomaron los catequistas en La Cañada de las Tazas, y que tuvo como
tema: Los servidores de sacramentos en la comunidad.
25. Por ese tiempo se unieron al proceso catequístico de las
comunidades rurales y barrios urbanos otros Institutos Religiosos
femeninos y masculinos. Entre ellos recordamos, por ejemplo, las
Misioneras Eucarísticas Franciscanas, las Hermanas de San José,
10
Cfr. su Carta Populorum Progressio.
la Compañía de María, las Dominicas del Santo Rosario, los
Franciscanos, los Salesianos, etc. Varios sacerdotes del clero secular
también vinieron a servir en la pastoral de nuestra Diócesis. Se
integraron del mismo modo a nuestra Iglesia Diocesana seglares,
varones y mujeres, solteros y casados. Todos ellos buscaban
coordinarse en los Equipos Pastorales recién formados para lograr
una mayor eficacia evangélica.
26. En algunas partes de la zona tseltal (y desde allí se propagaría a
otras regiones de la Diócesis), se propuso un nuevo método, llamado
Tijwanej, que orientó mejor el rumbo del proceso evangelizador. En
dicho método, a través de preguntas sobre la realidad y sobre la
Palabra de Dios, se pide la palabra de toda la comunidad; luego, se
recoge esa palabra comunitaria y se devuelve como alimento para el
pueblo. Con este método se quería evitar que los catequistas fueran
meros repetidores de una instrucción o mensaje, y que la Palabra de
Dios no permaneciera ajena a su realidad.
C. SURGIMIENTO DEL PROCESO DIACONAL.
Tercera Etapa de 1974 a 1981.
27. En estos años, en la Diócesis cobró fuerza la indignación ética y
profética ante la cruda realidad de los abusos insoportables que
sufrían las comunidades campesinas e indígenas, y también la gente
de los barrios pobres de las ciudades. Por un lado, surgió la denuncia
eclesial ante las autoridades civiles por esta situación de opresión
extrema. Por otro lado, se inició una acción pastoral
concientizadora junto con una lucha legal por la recuperación de
tierras, por la impartición de justicia y por un salario y condiciones de
trabajo que cumplieran con lo mínimo exigido por la Ley Laboral
mexicana al respecto. La Palabra de Dios motivaba a entrar al campo
sociopolítico por razones de fe.
28. Con motivo de la celebración del Quinto Centenario del nacimiento
de Fray Bartolomé de las Casas, se nos presentó la ocasión para
vivir la política, la pastoral y la fe de manera conjunta e integral. A
partir de 1973 las comunidades y los agentes de pastoral iniciaron un
proceso en el que se juntó la palabra de las comunidades, se hizo
reflexión y se devolvió el pensamiento. Para conmemorar a Fray
Bartolomé, los representantes de cada una de las comunidades
(entonces ya más de mil) propusieron tratar cuatro aspectos
principales de su vida: la tierra, la salud, el comercio y la educación.
29. En octubre de 1974, durante el Congreso Indígena, que era parte de
la conmemoración, ante las autoridades civiles y ante la opinión
pública nacional, los indígenas expusieron la dimensión real de la
opresión que se daba en Chiapas contra las comunidades. Surgió el
grito libertario que intensificaría el proceso organizado de lucha por
la justicia: Solamente unidos podremos salir adelante.
30. Después, durante la evaluación que el Obispo y los agentes de
pastoral hicieron del Congreso, se manifestó esta inquietud: Los
indígenas han reflexionado sobre su situación de opresión en el
campo sociopolítico; pero no han dicho en qué y cómo nosotros,
como Iglesia, también los hemos estado oprimiendo. Para poder
responder a esta preocupación, se inició en las comunidades un
nuevo proceso de reflexión que llevó varios meses, hasta mediados
de 1975.
31. Ante la pregunta de qué sucedería si, por alguna causa, todos los
agentes de pastoral salieran de la Diócesis y los indígenas se
quedaran solos, un principal, Domingo Gómez, expresó el sentir de
los demás con estas palabras: “Ustedes llevan ya 15 años de trabajo
entre nosotros. Es triste que piensen que todo va a quedar
abandonado porque de repente se retiran. Esto quiere decir que no
están trabajando bien. Sabemos que Jesús trabajó tres años
solamente. Lo mataron, resucitó, y se fue al cielo con su Padre. Sin
embargo, su obra permanece desde hace veinte siglos. ¿Qué hizo
Jesús que no están haciendo ustedes? Lo que Jesús hizo fue no
dejarnos solos. Nos dio su Espíritu, que conservó y llevó adelante el
trabajo de Jesús en el mundo. Pero ustedes nos niegan el Espíritu, lo
tienen acaparado”.
32. El principal continuó diciendo que, además del Bautismo y de la
Confirmación, nunca se les había dado el Sacramento del Orden
para servir completa la vida de fe. El clero mestizo y extranjero sí
recibía el Sacerdocio; y a los indígenas, se los dejaba inmaduros
para afrontar solos la evangelización de sus pueblos.
33. La primera Asamblea Diocesana (en 1975) aceptó como algo
imprescindible la Opción por los Pobres, quienes en Chiapas tenían
sobre todo rasgos campesinos y rasgos indígenas.
34. Mons. Samuel Ruiz García, como Obispo de nuestra Iglesia Local,
aprobó la búsqueda de nuevos ministerios que estuvieran de acuerdo
a la realidad que vivimos; en especial quiso que se reflexionara en lo
que se refiere al Sacramento del Orden. En comunidades de la zona
tseltal y tsotsil se eligieron candidatos que, luego de un período de
tres a cinco años de capacitación y prueba,
pudieran ser ordenados como Diáconos. El Obispo se preocupaba por
el sacerdocio de los indígenas y por la constitución de una Iglesia
Autóctona. A los servidores que se estaban preparando, y que ya eran
más que catequistas, se les llamó “Prediáconos”. Así se quería señalar
que esos servidores estaban en un período de formación que algún día
podía culminar en el Diaconado.
35. Ciertamente, para la formación de los futuros pastores de la Diócesis
contábamos con el Seminario; pero, en muchas cosas, la formación
que éste proporcionaba resultaba ajena al mundo indígena y
campesino mayense, en el que un servidor de la comunidad se
considera maduro solamente si sabe trabajar con sus manos la santa
tierra y tiene su propia familia.
36. Pronto surgieron cuestionamientos serios respecto de las Órdenes
para los indígenas: ¿Cómo evitar en los indígenas no sólo una
occidentalización inapropiada de los ministerios ordenados, sino
también cómo superar la tentación de clericalizar el proceso?
¿Cómo lograr que no se llegara a un ministerio vertical y asfixiante?
37. En el resto de la zona tseltal, en la zona sureste y en la zona ch’ol, se
promovió un proceso mediante el cual el camino a los ministerios
ordenados y el de los ministerios laicales y “temporales” lograra
fortalecer la comunidad. No se quería propiciar el surgimiento de
servidores “de por vida”, sino que su ministerio fuera evaluable, y
que también en el servicio eclesial se diera la rotación. Este
ministerio recibió el nombre de Servidor (en tseltal: Tuhunel).
38. Hubo en la Diócesis una reflexión seria sobre cuál sería la mejor
forma para llevar adelante el proceso, sobre cuál camino seguir: ¿El
de los Prediáconos o el de los Tuhuneles? ¿Tener ministerios de por
vida, o sólo ministerios temporales? ¿Formar para ministerios
“ordenados” hacia una “Iglesia Autóctona”, o formar para ministerios
preferentemente “laicales”? En el fondo también había en algunos
Agentes de Pastoral diferentes maneras de concebir a las
comunidades indígenas: ¿Prioritariamente eran “etnias”, pueblos con
culturas diferentes; o más bien se debían considerar una “clase social”
pobre?
39. Sin embargo, Mons. Samuel Ruiz García aprobó los nombramientos
de “Prediáconos” y de Tuhuneles, con la idea expresa de evaluar y
confirmar dichos procesos al cabo de algunos años de experiencia.
En 1975 se tuvieron las primeras celebraciones en que se
instituyeron Prediáconos.
40. La práctica pastoral, reflexionada y evaluada, llevó a impedir que
dichos ministerios se situaran por encima de la comunidad, que su
servicio fuera valorado de tiempo en tiempo, y que, en algunos
casos, se diera “descanso” a algunos de ellos. Esto se favoreció
gracias a la designación y acompañamiento de ancianos que
asesoraban con sus consejos a los Prediáconos. Por otra parte, el
ministerio de los Tuhuneles, se relacionaba más directamente con la
administración de ciertos sacramentos (como, por ejemplo, el
Bautismo y, en algunos casos, e asistir a nombre de la Iglesia en los
Matrimonios). Esto les fue dando a los nuevos ministerios un perfil
más diaconal.
41. Así, las comunidades, en su práctica vital, fueron integrando los dos
elementos: por un lado, el estabilizador de los Prediáconos, pero
intentando prevenirse del clericalismo; y por otra, el participativo de
los Tuhuneles, procurando que las comunidades
no carecieran de un ministerio específico que, respetando sus
tradiciones y culturas, atendiera la administración de algunos
sacramentos. Ante una misma realidad compleja y conflictiva, ambos
procesos se fueron acercando uno al otro, a pesar de que las
discusiones teóricas no siempre fueron satisfactoriamente resueltas.
42. También se fue viendo, en ambos procesos, la necesidad de tomar en
cuenta más formalmente a las esposas de estos servidores, en lo que
toca a su responsabilidad y participación en el trabajo ministerial.
43. Partiendo de que la Diócesis estaba dando pasos seguros hacia el
Diaconado de los indígenas, las comunidades fueron poniendo en
práctica sus mecanismos propios para que esta nueva figura
ministerial se desarrollara dentro de los marcos comunitarios y
participativos, que tienen como fundamento el acuerdo comunitario.
De esta manera se aseguraba que el Diácono Indígena Permanente
fuera un auténtico servidor del pueblo.
D) EL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
Cuarta etapa: de 1981 a 1994
44. En marzo de 1981, algunas comunidades presentaron sus candidatos
al Prediaconado. El Obispo hizo la investigación adecuada, para
conocer si eran dignos de recibir este ministerio. Terminado el
diálogo, los principales se expresaron en estos términos:
Tenemos en la región a varios Prediáconos más, que recibieron su
nombramiento hace seis años. Según el acuerdo, a los cinco años
como máximo, se debía hacer una evaluación. La estamos
esperando, para que reciban ya el Diaconado. De la evaluación, que
se hizo resultó que de diez candidatos propuestos, seis fueron
aprobados. Al día siguiente Mons. Ruiz García les confirió a aquellos
indígenas el Orden del Diaconado. Era la primera ocasión que esto
sucedía en nuestra Diócesis desde que fue fundada en el siglo XVI.
45. Con el Diaconado Indígena Permanente se avanzó en la
consolidación de la Iglesia Local, así como en las posibilidades de
una Evangelización más encarnada y comprometida, que fuera
conduciendo hacia una Iglesia Autóctona.
46. El proceso diocesano también entraba en otra etapa diferente. A raíz
de la llegada de unos cuarenta mil refugiados guatemaltecos a
Chiapas (de los cuales unos veinticinco mil se habían quedado en el
territorio de nuestra Diócesis), hubo que reestructurar tanto el
trabajo como las perspectivas de cambio que esa situación social
exigía. Se creó la Comisión de Solidaridad con los Refugiados.
47. No todos los refugiados guatemaltecos eran católicos, sin embargo
la solidaridad diocesana no hizo discriminación por motivos
religiosos. Este ecumenismo que se daba en la práctica, atrajo las
miradas de confesiones cristianas como la Iglesia Unida de Cristo y
otras que empezaron a mandar ayuda a través de la Iglesia Católica.
A su vez, esto nos ayudó para irnos abriendo a actitudes más
evangélicas y comprensivas; aunque no todo fue en la misma línea,
puesto que hubo, por ejemplo, el caso de las divisiones en la zona
Chamula.
48. Los tiempos maduraron, y en diferentes zonas el proceso de las
comunidades evolucionó también hacia un compromiso político más
radical que, incluso, llegó a confrontar el mismo caminar pastoral.
El trabajo pastoral de la Diócesis debía tomar muy en cuenta el
sufrimiento de la gente.
49. En esos momentos la atención diocesana se centró en el
acompañamiento pastoral a los refugiados, en la lucha por las tierras,
así como en la elaboración de un nuevo Plan Diocesano de Pastoral
que nos unificara más y mejorara la coordinación del trabajo
eclesial. Dicho Plan fue aprobado en la Asamblea Diocesana de
1986. En él no se menciona el Diaconado Indígena Permanente
porque la situación aún no era clara para todos.
50. El apoyo que daba la Diócesis a los campesinos pobres, su denuncia
contra la tortura y la injusticia, la presencia internacional debida a la
solidaridad con los refugiados, pronto tuvo un costo: Campañas de
difamación, cooptación de catequistas, amenazas contra agentes de
pastoral, intimidaciones serias contra los Prediáconos y Tuhuneles,
quemas de casas, expulsión de algunas religiosas y sacerdotes
extranjeros, como el P. Marcelo Rotsaert de nacionalidad belga, los
encarcelamientos del P. Aurelio Zapata Escobar en 1983 y del P.
Joel Padrón González en 1991. También hubo presiones para que
renunciara el Obispo diocesano.
51. Estos hechos sirvieron, en años posteriores, para la consolidación de
la Asamblea laical llamada Pueblo Creyente, y también para el
fortalecimiento de diferentes instancias de Derechos Humanos como
el Centro Fray Bartolomé de Las Casas. Después surgió el proceso
de la Teología India Cristiana, que vino a enriquecer el caminar
diaconal en la Diócesis.
52. La opresión en que viven las comunidades: la pobreza, el hambre, la falta de servicios y
oportunidades, el problema de la tierra, y otros que no encontraban su solución justa,
ocasionaron que las comunidades llegaran al límite de gritar: “¡Basta!”. Surgió así en
nuestra sociedad el levantamiento indígena de 1994. A partir de enero de 1994, todo el
proceso pastoral diocesano se encuentra afectado ante la realidad de un enfrentamiento
entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Gobierno.
53. Las consecuencias más notables de esta nueva situación social de insurgencia han sido,
entre otras:
a) la proposición y aceptación por ambas partes de la mediación de Mons. Samuel Ruiz
García y, posteriormente, la formación de la CONAI (Comisión Nacional de Intermediación);
b) el nombramiento de un Obispo coadjutor, Mons. Raúl Vera López O.P., para colaborar con
nuestro Obispo diocesano;
c) se ha clarificado cada vez más la esencia pastoral de nuestra Iglesia Local;
d) la Diócesis, en especial los servidores, se han visto impulsados con mayor urgencia al
trabajo de reconciliación de sus comunidades;
e) se inició el Tercer Sínodo Diocesano, que tiene como prioridad reafirmar los rasgos
liberadores y autóctonos de nuestra Iglesia Local.
54. Actualmente el ministerio del Diaconado Indígena Permanente ha ido avanzando de manera
significativa en las demás zonas pastorales de la Diócesis: ch’ol, tojolabal, tseltal y tsotsil.
A ello están contribuyendo los Encuentros Anuales de Diáconos y candidatos al Diaconado
a nivel diocesano.
55. Las comunidades siguen buscando y realizando mayor organicidad y mayor compromiso.
Siguen extrayendo, del pozo rico de sus tradiciones ancestrales, la savia fecunda que les da
vida y la originalidad necesaria para construir la Iglesia Autóctona en la catolicidad de la
Iglesia. Buscan ahora, en medio de amenazas de muerte y de extinción, cómo llegar al
Sacerdocio indígena, conforme a su peculiar modo de ser, con las características propias de
su cultura para reafirmar la comunión eclesial y fortalecer la catolicidad.
56. De ahora en adelante ¿Cuál será el camino por el que nos conducirá el Espíritu para
completar su obra? No lo sabemos cabalmente. Recordamos que en los primeros tiempos de
la Iglesia, reunidos los discípulos, cuando estaban las puertas cerradas, de pronto se
presentó Jesús en medio de ellos.11
También la presencia de Cristo Resucitado en medio de
nosotros, mediante este proceso de Iglesia Autóctona que avanza hacia la plenitud de
ministerios, nos da la certeza de que no estamos solos y de que él sigue enviando obreros a
su mies12
, a los pueblos mayenses de nuestra Diócesis, a los que no les faltarán ciertamente
los dones de su Espíritu.
11
Cfr. Juan 20, 19 12
Lucas 10,2
Visión del mundo
En las culturas mesoamericanas, el mundo tiene forma de cruz; está construido
Como cuatro rincones que resultaron por la acción de dos direcciones; una Divina (E-O) y otra humana (S-N). En el centro, la acción conjunta de Dios
Y de la humanidad se entrelazan para buscar juntos la vida y el equilibrio de
Todo. Dios y la humanidad trabajan para la superviviencia del mundo (círculo) y
Del universo (círculo doble). Ese centro, encuentro y lucha los realizan Dios y la
Humanidad como servicio (plumas) para la humanidad
(Motivo encontrado en Azcapotzalco, cultura mexica).
II. CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL
EN QUE SE DESARROLLA EL SERVICIO
DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.. La Iglesia, por
ello, se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia. Concilio Ecuménico Vaticano II,
Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual,
Gaudium et spes, 1
57. Importancia de conocer la realidad social
El Diácono Indígena Permanente y su esposa, han de conocer bien el
contexto social y eclesial en el que se desenvuelve tanto su propia
vida, como la de las comunidades con quienes conviven y a quienes
sirven con su ministerio. Esto les permitirá tener una mayor
posibilidad de influencia para el cambio y conversión, necesarios para
la construcción del Reino.
A. REALIDAD SOCIAL
58. Los Diáconos Indígenas Permanentes viven en la pobreza
Generalmente el Diácono Indígena y su esposa son pobres, y tienen
limitaciones materiales para el ejercicio de su trabajo ministerial.
Algunas de estas limitaciones son: enormes dificultades para sacar
adelante a la propia familia; pocas posibilidades de lograr un cierto
nivel escolar; pocos apoyos para atender la salud personal y
familiar; y no escasas muestras de discriminación por parte de la
misma sociedad. Por otro lado, su riqueza cultural tradicional es muy
grande, y la vivencia de su fe se basa en la certeza de que el Señor
ocultó estas cosas a los sabios y las reveló a los pobres y sencillos13
.
59. El Diácono Indígena Permanente,
servidor de un pueblo pobre
El Diácono Indígena Permanente y su esposa, en su condición de
pobres, han sido elegidos y llamados por Dios y por su comunidad
para servir y acompañar a un pueblo que también sufre grandes
carencias, hasta el grado de hallarse globalmente al margen del
desarrollo económico, social y político. Todo ello debido a un sistema
social injusto en el que se encuentran las comunidades desde hace ya
500 años. En algunos lugares los indígenas, para elevar sus niveles de
vida, se han organizado en su trabajo; ese mismo pueblo, de muchas
maneras ha luchado por el reconocimiento de sus derechos indígenas
y campesinos. Todos estos esfuerzos han sido apoyados por las
enseñanzas sociales de la Iglesia14
que el Diácono Indígena
Permanente ha de impulsar para el bien de sus comunidades.
13
Mateo 11, 25; Lucas 10, 21.
14 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et spes; Juan Pablo II,
Redemptor hominis, Sollicitudo rei socialis, Christifideles laici; Obispos del Pacífico Sur, Nuestro Compromiso
cristiano con los indígenas y campesinos del Pacífico Sur, Vivir cristianamente el compromiso político.
60. Situación educativa y de salud de las comunidades indígenas
Fuertes son también, en el medio en el que sirve el Diácono Indígena
y su esposa, las deficiencias en el campo educativo. El analfabetismo
es más elevado en las mujeres, llegando a tener un índice superior al
30%. En el terreno de la salud es muy escasa la atención de los
organismos oficiales, dado que solamente el 50% de la población
tiene acceso a los servicios médicos. Chiapas es el Estado de la
República con mayor marginación, altos niveles de desnutrición, y en
el que todavía se dan enfermedades declaradas ya inexistentes en el
país, como el cólera, la tuberculosis y las enfermedades diarreicas.
Encontrar respuestas integrales de fe a todo esto debe ser también
preocupación pastoral del Diácono Indígena Permanente que,
mediante sus servicios, procurará la formación y capacitación de las
comunidades, para su superación.
61. Derechos de las comunidades indígenas
En medio de las comunidades que viven en situación precaria, existe
también un grande deseo de superación y mejoramiento. Ha habido en
nuestra Diócesis varios intentos por lograr su promoción; pero las
resistencias encontradas han sido enormes. Los momentos que se
viven en los últimos años, son sumamente delicados, porque la
violación de los Derechos Humanos, de las Garantías
Constitucionales, de los Derechos Comunitarios y de las Garantías
Individuales se ha agravado. Esto está exigiendo en la vida y servicios
de los Diáconos Indígenas y sus esposas una gran capacidad de
discernimiento. Ellos y ellas están llamados a ser, en medio de este
pueblo que busca mayor justicia y dignidad, promotores primarios de
los derechos de las comunidades, factores de unidad, de
reconciliación, de consuelo y de paz verdadera, actuando siempre a la
luz de la Palabra de Dios.
62. Servicio de fe en un México de Contrastes
El Diácono Indígena Permanente y su esposa, han de ser
perfectamente concientes de que las comunidades que sirven forman
parte de un país, México, que tiene muchas potencialidades. Por
ejemplo, contamos con petróleo, presas hidroeléctricas, bosques,
mares, minerales, turismo, recursos naturales, ganadería, producción
de energía eléctrica. Sin embargo, la mayor parte de la población vive
en situación de extrema pobreza. Los salarios no son suficientes; la
falta de empleo se va agravando; los bajos precios de los productos
agrícolas ahogan al campesino. En la actualidad, solamente el 15% de
la población está bien alimentada, y cerca de la mitad padece
desnutrición. Esto quiere decir que el Diácono Indígena y su esposa,
con entraña pastoral, han de sentirse hermanados con otras
comunidades y, con mirada amplia, entender que su servicio
ministerial está llamado a tener efectos más allá de su propia
comunidad.
63. El actual sistema neoliberal
Últimamente, a nuestro país se le ha impuesto el llamado “sistema
neoliberal” que, de manera decisiva, impulsa el Gobierno. Todas las
decisiones importantes en los campos económicos, sociales, políticos
y culturales se han encaminado a consolidar este sistema, que intenta
funcionar a nivel mundial. Sabemos que en todas partes donde se ha
implantado, está fracasando. Entre nosotros, este sistema ha
contribuido en gran manera a una enorme concentración de la riqueza
nacional. El resultado ha sido que vivimos una nación en la que pocos
poseen mucho y la mayoría de la población sobrevive en la pobreza;
y cada vez hasta en la extrema pobreza y en la miseria. Para el
sistema neoliberal los pobres, especialmente los indígenas, no tienen
cabida; y los agrede, de tal manera, que
peligra su existencia. Este es el nuevo pecado del mundo en el que se
lleva a cabo el ministerio del Diácono Indígena y su esposa; y los dos
deben ser concientes de que todos sus esfuerzos pastorales han de
unirse a otros muchos esfuerzos eclesiales y sociales, de modo que en
medio de esta situación nazca la esperanza, confiados en que, desde
la fe, tenemos la certeza en las palabras de nuestro Redentor quien
nos aseguró: En el mundo tendrán persecuciones. Pero ¡ánimo!: Yo
he vencido al mundo15
.
64. Despertar político del país
Se ha ido observando, felizmente, que en los últimos años a nivel
nacional ha habido notables avances en la conciencia cívico política
del pueblo mexicano y un anhelo creciente de constituirnos como un
país verdaderamente democrático. Todo esto ha sido fruto del
esfuerzo de multitud de personas que actúan no tanto con distintivos
partidistas o políticos, sino solamente como miembros de la sociedad
civil que se preocupa porque nuestro país se transforme en una nación
en donde se asegura el bien común para todos los ciudadanos. Con
todo, falta mucho camino por recorrer para lograr la madurez política
como nación y para ser capaces de responder al nuevo momento
político que vive el país. Para el Diácono Indígena Permanente es
parte de su ministerio animar y apoyar todas las acciones que llevan a
la consolidación de la sociedad civil para el logro de una sociedad
donde se respete la dignidad de las personas y de los pueblos. Estas
son parte de las tareas que la Iglesia ha llamado Pastoral Social.
15
Juan 16, 33
65. Emergencia de los pueblos indígenas
En los últimos 25 años, se ha ido dando en todo nuestro continente,
un despertar de los pueblos indígenas que, recuperando su conciencia
histórica, fortaleciendo su identidad cultural, participando
enérgicamente en la vida social y política, han venido a ser una luz de
esperanza que ilumina a todos los pueblos. Así, sus organizaciones y
propuestas, representan posibilidades no sólo de participar en la vida
de sus respectivas naciones de manera efectiva, sino al mismo tiempo
señalar caminos y salidas que pueden ser rumbo seguro para todos los
demás sectores sociales y culturales. Esta emergencia ha sido muy
clara en nuestra Diócesis, y los indígenas, de muchas maneras están
contribuyendo al avance de nuestras sociedades, culturas, y vivencia
de la fe.
B) REALIDAD ECLESIAL
66. El caminar de nuestra Iglesia
La Diócesis de San Cristóbal de las Casas tiene un caminar pastoral
largo que va desde el siglo XVI hasta estos días que finalizan el siglo
XX. Como ya vimos en la parte histórica, se pueden distinguir muchas
etapas, que de alguna manera determinan, enmarcan e iluminan el
servicio del Diácono Indígena Permanente y su esposa. Un servicio
eclesial siempre debe tomar en cuenta el caminar de nuestra Iglesia en
la realidad social y pastoral en el que se lleva a cabo.
67. Fray Bartolomé de las Casas
Quiso Dios que el primer Obispo de nuestra Diócesis fuera un
dominico santo, Fray Bartolomé de las Casas, que tomó la causa de
los pueblos indígenas y sus culturas como elementos esenciales
de su evangelización. Esta actitud de evangelización y pastoral
integral, marcó para siempre a nuestra Diócesis, de tal manera que
muchos Obispos han caminado siguiendo sus huellas. Así, jTatic
Samuel heredó e impulsó una evangelización que al mismo tiempo
que anuncia la Buena Nueva a todo el pueblo, denuncia las injusticias
que contradicen el Evangelio. Fray Bartolomé es uno de los ejemplos
de santidad y de eficacia pastoral que nunca deben perder de vista el
Diácono Indígena Permanente y su esposa.
68. Las reuniones pastorales centroamericanas
Fray Bartolomé de las Casas, frecuentemente se reunía con los
Obispos de Guatemala y hasta con los de Nicaragua. Así convivió él
con Don Antonio de Valdivieso que sellaría con su sangre su
compromiso evangelizador. De esta manera Las Casas percibió la
unidad y fraternidad que debe haber entre las Iglesias Locales. Esta
visión de que las Iglesias deben vivir en la unidad y la participación
de la fe, debe animar siempre a los Diáconos Indígenas Permanentes.
69. La Región Pastoral del Pacífico Sur
Al final de los años setentas, los Obispos de esta región de México,
configuraron, siguiendo la perspectiva de la Conferencia del
Episcopado Mexicano, la que se llamó Región Pastoral del Pacífico
Sur, y asumieron un interés integral por la evangelización y la pastoral
que en poco tiempo compartieron criterios, compromisos, angustias y
resultados. De esa manera la pastoral se regionalizó haciendo que el
Evangelio se viviera en nuestras Diócesis de maneras muy semejantes.
Al Diácono Indígena Permanente, para ampliar su visión pastoral,
eclesial y de fe, le será bastante formativo leer frecuentemente este
magisterio inspirador.
70. Experiencias renuentes al cambio
No obstante la renovación del Vaticano II y la vitalidad que ese
Concilio Ecuménico Vaticano II le dio a toda la Iglesia y a nuestra
Iglesia Diocesana, nunca han faltado miembros de ella que no
perciben la importancia de esa renovación, y se aferran a las formas
anteriores que ya se demostraron ineficaces para hacer presente el
Evangelio y la vida de Jesús en el mundo actual. Con mayor razón,
debido a su etnocentrismo y a una cierta inercia histórico social, no
ven con buenos ojos el establecimiento del Diaconado Indígena
Permanente. Esto ha causado muchos sufrimientos que repercuten en
la manera de realizar la misión como Iglesia y de darle forma a los
compromisos que exige la fe. Los Diáconos Indígenas Permanentes
solamente podrán superar esta situación mediante la comunión
fraterna con todos y mediante la fuerza del Espíritu que guía a su
pueblo hacia la verdad.16
71. Hacia una teología encarnada
El impulso que dieron nuestros Obispos latinoamericanos en las
reuniones de Puebla y Santo Domingo iluminaron nuestro caminar
pastoral en lo referente a la religiosidad popular y la inculturación,
como vivencias encarnadas de la fe. De la misma manera, llamaron a
los cristianos del continente a promover acompañar la reflexión
teológica de los pueblos indígenas17
. Por ello, el Diácono Indígena
Permanente realizará sus servicios de modo que esta teología india
crezca, madure y se difunda.
16
Cfr. Juan 16, 13
17 Cfr. Documento de Santo Domingo, n. 248, 1
72. Iglesia Autóctona
Desde 1965, el Concilio Ecuménico Vaticano II deseó que en todas
las misiones surgieran Iglesias autóctonas, con recursos propios, clero
propio, teología propia, espiritualidad propia, liturgia propia, y
Obispos propios18
. Esta inquietud la asumió nuestra Diócesis, y
empezó a realizarla inicialmente con la participación en el ministerio
de la catequesis de centenares de catequistas indígenas que empezaron
a proponer la fe en su propia lengua y con sus propios símbolos,
haciendo que se hiciera más clara la idea de que la Iglesia y sus
estructuras podían y debían ser cada vez más propias y encarnadas en
las culturas indígenas de la Diócesis. Los Diáconos Indígenas
Permanentes deberán incluir en su ministerio el deseo y el
compromiso por la realización de la Iglesia autóctona.
73. El Diácono Indígena viene de la Iglesia autóctona.
Los Diáconos Indígenas Permanentes de San Cristóbal de las Casas
han madurado su fe y han crecido al calor de esa catequesis
inculturada que es propia de la Iglesia Autóctona. Por lo tanto su
ministerio estará siempre iluminado por el horizonte de las Iglesias
Autóctonas que, con el tiempo, cuando el Espíritu Santo lo quiera,
surgirán con fuerza por la maduración del Cristo plantado 19
en las
culturas de nuestra Diócesis.
74. El Diácono Indígena guía la Iglesia autóctona
Quienes, con su experiencia vivida de fe, han caminado más hacia la
inculturación y surgimiento de la Iglesia Autóctona son las
comunidades indígenas, que cuentan con Catequistas y Diáconos
18
Cfr. El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, n. 16
19 Cfr. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, nn 6. 11 y otros. Las semillas de
la Palabra que menciona el Concilio son los Lógoi spermatikói (literalmente, los Lógos plantados) de los que
hablaban los Padres de la Iglesia durante los primeros siglos.
Permanentes. Por ello, es sumamente claro que, en función de su
ministerio, quienes deberán también de guiar a nuestra Iglesia para
que se haga autóctona, serán precisamente los Diáconos Indígenas
Permanentes.
75. El Diaconado dentro del sistema de cargos indígenas
Antes de ser nombrado por su comunidad, el Diácono Indígena
Permanente estuvo plenamente insertado en la vida diaria de su
comunidad, en la que se dan muchos cargos y servicios perfectamente
armonizados con esa vida. El Diaconado Indígena surge de ese marco
de servicios, y siempre deberá tener el sistema de cargos indígenas
como matriz cultural de su propio ministerio, enriquecido por la
vocación y la gracia de la ordenación.
76. El lugar de la mujer en el ministerio diaconal
La Iglesia quiere que el Diácono Permanente sea preferentemente
casado, sin excluir a los que se mantienen célibes. Esto indica
claramente que el Diácono Indígena Permanente, por historia, cultura
y tradición, asume su ministerio acompañado de su esposa, de tal
manera que la santidad de su matrimonio fortalece su ministerio y da
testimonio ante los demás del amor de Cristo por la comunidad que,
por su ejemplo, los nombró para el Diaconado. Así, la mujer del
Diácono apoya su ministerio, lo acompaña, lo conforta en las
dificultades, colabora para la eficacia de su servicio pastoral,
comparte las alegrías por el bien de sus hermanos indígenas que,
gracias también a su servicio ministerial, se realizan como pueblo y
como Iglesia.
77. Cultura, Iglesia y fe
Los Diáconos Indígenas Permanentes han nacido y viven dentro de
culturas propias que son diferentes de la que conocemos como
“cultura mestiza nacional”. Esas culturas se viven según valores y
sentidos propios, sumamente ricos, que determinan o marcan de
muchas maneras la vida entera y la fe de las comunidades que sirven
los Diáconos Indígenas. Por ello, los Diáconos Indígenas Permanentes
y sus esposas deberán ser muy cuidadosos de que su servicio esté
siempre encarnado en esos valores y sentidos vitales, de modo que su
riqueza aliente y facilite la eficacia de la evangelización y de la
pastoral que realizan.
78. Los jóvenes
El Diaconado Indígena es un trabajo pastoral que se desarrolla en
medio de una población joven, que es mayoría en las comunidades.
Los jóvenes de estas comunidades están muy influenciados por los
medios de comunicación social que les proponen valores y actitudes
que muchas veces contradicen de manera irrespetuosa a las
tradiciones y vida de los indígenas. El Diácono Indígena Permanente
deberá tener especial atención a estos jóvenes, invitarlos a asumir
compromisos nuevos y esforzados; de modo que con su vigor juvenil
aporten formas que sirvan para el respeto y relación digna entre las
culturas. Al mismo tiempo, les mostrarán de la mejor manera los
valores culturales y de fe que son propios de las tradiciones indígenas,
de manera que también ellos, jóvenes, encuentren motivos para seguir
permaneciendo como miembros activos de sus comunidades sociales
y de fe.
79. Identidad cultural y apertura a la cultura de la modernidad
En las culturas, aún antes de que reciban la luz del Evangelio, está
presente de muchas maneras nuestro Señor Jesucristo20
. Por ello, casi
siempre, los indígenas custodian celosamente sus tradiciones y las
viven con entusiasmo y alegría. Así conservan su identidad y el
sentido religioso que le dan a sus vidas. Es muy importante que el
Diácono Indígena Permanente trabaje por conservar esta identidad. Al
mismo tiempo, con mucha atención, deberá reflexionar sobre la
cultura de la modernidad, de modo que, con agilidad y destreza, las
comunidades se puedan relacionar con ella sin perder los propios
valores culturales y religiosos. También, las comunidades, ayudadas
por sus Diáconos, tendrán que descubrir en qué aspectos de esta
cultura englobante, de alguna manera, están presentes las semillas de
la Palabra, y, con alegría, compartir sus descubrimientos con quienes
viven esas culturas.
80. El Diácono Indígena Permanente y el ecumenismo
Por su esencia y origen las Iglesias protestantes son hermanas de
nuestra Iglesia Católica21
. Sin embargo, su pastoral no siempre
coincide con la pastoral católica e, incluso, llega a agredir nuestras
tradiciones, formas sacramentales y organizaciones internas. Hacer
prosélitos es una de sus principales preocupaciones, y no tienen reparo
en convencer de cualquier manera al mayor número
20
Esas presencias de Cristo son las Semillas de la Palabra de las que tan bellas enseñanzas nos dio
el Concilio Vaticano II. Cfr. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, nn 6. 11 y otros.
21 Recordemos que S.S. el Papa Juan XXIII, quien antes de ser Papa había sido Nuncio en lugares
donde había otras Iglesias, acostumbraba llamar a los fieles de esas Iglesias como hermanos separados. Esta
terminología pasó a muchos documentos del Concilio Vaticano II.
posible de personas. Al mismo tiempo infunden temor hacia la
diversidad cultural, por el solo hecho de que estas formas de vida no
están mencionadas literalmente en la Biblia. Mucha gente que se ha
“convertido” a estas Iglesias y nuevos movimientos religiosos, ven
que su persona es desvalorada desde criterios moralistas extremos.
Ciertamente, estas formas religiosas tienen derecho a existir y hacer
su promoción; pero no es aceptable que agredan las culturas indígenas
y sus tradiciones de manera simplista. Todos los análisis históricos y
culturales estrictos, respetan y promueven las culturas; por ello no
aprobamos que quienes se cambiaron a esas Iglesias deben de dejar
las tradiciones más vividas de sus comunidades.
81. El Diácono Indígena Permanente
ante las Iglesias protestantes
En ocasiones, el proselitismo de las Iglesias protestantes ha causado
muchas divisiones que son nocivas para las comunidades; y está
exigiendo al Diácono Indígena Permanente un testimonio de servicio
que muestre claramente que en la Iglesia Católica caben todos los
pueblos y todas las culturas, como una riqueza querida por Dios y que
es herencia de Cristo. El servicio pastoral de los Diáconos Indígenas
Permanentes debe prestar atención a las consecuencias que el
proselitismo de las Iglesias evangélicas tiene en las comunidades. Su
principal preocupación no será intentar oponerse a estas formas
religiosas, sino mostrar el compromiso integral que viven los católicos
y dar testimonio claro de lo que creen. De esta manera estarán
centrados en su propio ministerio y no se distraerán queriendo
competir con estos hermanos.
Historia, mundo y teología
Representación de la historia, como dualidad de tiempo y espacio,
Simbolizados como dos serpientes. Aquí esas serpientes están emplumadas
(es Kukúl Kan, como serpiente gemela). Las plumas representan el servicio, la intermediación y la
Trascendencia. Se trata aquí de la historia como servicio,
Capaz de llegar a los trascendente, a la divino y a Dios (sol).
La trascendencia se logra si vivimos la presencia de Dios
(representado por el sol) en el mundo (círculo) y en el universo (doble círculo).
(sello encontrado en Veracruz, cultura maya-totonaca).
III. SENTIDO TEOLÓGICO
DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
Yo, que me sentía libre respecto de todos, me he hecho esclavo de todos con el fin
de ganarlos en mayor número. Para ganar a los judíos, me he hecho judío con los
judíos; y, porque están sometidos a la Ley, yo también me porté como quien está
bajo la Ley, aunque estoy libre de ella. Con los que son extraños a la Ley me porté
como uno de ellos… porque yo quería ganar a los que son extraños a la Ley.. Me
he hecho todo para todos con el fin de salvar a algunos. Por el Evangelio lo hago,
y con la esperanza de participar en sus promesas. San Pablo, 1 Carta a los Corintios 9, 19-23
Familiarícense con sus tradiciones nacionales y religiosas; descubran con gozo y
respeto las semillas de la Palabra que en ellas se contienen.. para advertir en
diálogosincero y paciente las riquezas que Dios, generoso, ha distribuido a las
gentes.. El Espíritu Santo llama a todos los hombres a Cristo por las semillas de
la Palabra y por la predicación del Evangelio. Concilio Vaticano II,
Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia,
Ad Gentes, 11 y 15
REVELACIÓN DE DIOS A SU PUEBLO
82. A través de la historia del pueblo escogido, Dios fue revelando su
plan salvador, lo liberó de la esclavitud, le dio su ley, le proporcionó
profetas y el verdadero culto que esperaba. Al final, definitivamente
le dio a conocer la salvación mediante su propio Hijo22
. La Iglesia
22
Cfr. Hebreos 1,1
nos enseña que la revelación no se cierra con la vida y las enseñanzas
de Jesús y sus apóstoles. Cada vez más, la Iglesia va tomando
conciencia de que la revelación de Dios no se debe limitar a su
manifestación en la Biblia. Dios se ha revelado y se sigue revelando
en la historia humana mediante los signos de los tiempos23
, y también
se nos revela mediante su acción operante en los pueblos y culturas
diferentes24
que forman el nuevo y único pueblo de Dios25
. El Dios de
la vida es el mismo Dios de la historia, porque su revelación se hace
con obras y palabras intrínsecamente ligadas.26
Por ello el Diácono
Indígena Permanente, siguiendo el Magisterio de la Iglesia,
evangeliza tanto a partir del Evangelio como a partir de la revelación
en la historia y en la cultura de su pueblo.
LA REVELACIÓN DE DIOS EN LAS CULTURAS
83. La presencia de Dios, que ha ido acompañando a todos los pueblos,
se ha expresado en valores, tradiciones y concepciones que le dan
sentido y respuesta a los enigmas de la vida humana. A esta
revelación de Dios en las culturas, desde el tiempo de los
23
Cfr. Lucas 12, 56
24 Cfr.Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral sobre la actividad misionera de la
Iglesia, Ad gentes divinitus 11.
25 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium,
Cap. II.
26 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la divina revelación, Dei Verbum
2.
primeros Padres, la Iglesia la llamó semillas de la Palabra de Dios.27
De
aquí la imperiosa necesidad que tenemos de abrirnos, como Iglesia, a ese
paso de Dios por las culturas de los pueblos. De esta manera Dios lleva a
su cabal cumplimiento la Revelación hecha a Israel28
. Como servidor de
la Iglesia, el Diácono Indígena Permanente debe sumarse a esta labor de
descubrir las Semillas de la Palabra en sus propias comunidades.
84. El Diácono Indígena Permanente, como miembro y partícipe de la
vida de su pueblo, al mismo tiempo que descubre con alegría la
presencia de Cristo en sus tradiciones y cultura, ha de esforzarse por
examinar estas riquezas a la luz evangélica, considerando que, como
obras humanas que son, requieren también de ser liberadas, de
modo que resplandezca en ellas cada vez más claramente el señorío
de Dios Salvador. 29
85. El mundo indígena, con sus tradiciones, sus concepciones y valores,
muestra toda una cosmovisión propia y original. En ella están
presentes tanto elementos provenientes de sus antiguas culturas
como también elementos recibidos por los misioneros durante la
primera Evangelización y por la pastoral en tiempos de la Colonia.
La Iglesia está llamada a abrirse y a acercarse a esas formas
culturales que dan vida; esto lo hace con respeto y espíritu
27
Cfr. Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11 y
15; Exhortación Apostólica de S.S. Paulo VI sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, Evangelii
nuntiandi, 53
28 Cfr. Romanos 8,12
29 Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11
de discernimiento.30
Esta apertura es la base de la verdadera
inculturación y encarnación del Evangelio31
que promueve el
Diácono Indígena con su ministerio.
86. Captar en todo su significado las semillas de la Palabra que se
encuentran diseminadas en tales culturas no es tarea fácil. El proceso
de inserción de la Iglesia en las culturas de los pueblos, tal como lo
declara Juan Pablo II en su Encíclica Redemptoris missio, es un
proceso lento y arduo, pero también profundo y global; ya que No se
trata de una mera adaptación externa...sino de llevar el Evangelio
al corazón de las culturas. 32
87. Tomar en cuenta la revelación de Dios en las culturas es igualmente
un proceso difícil, pero también urgente para la Iglesia.33
Con cuánta
propiedad y claridad declaraba esto el Vaticano II, en la Lumen
Gentium, al hablar del carácter misionero de la Iglesia: “Con su
trabajo, la Iglesia consigue que todo lo bueno que se encuentra
sembrado en el corazón y en la mente de los hombres y en los ritos y
culturas de estos pueblos, no sólo no desaparezca, sino que se
purifique, se eleve y perfeccione, para gloria de Dios... y felicidad
del hombre”34
30
Cfr. Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11
31 Cfr. especialmente a S.S. Juan Pablo II, Carta encíclica sobre la permanente validez del mandato
misionero, Redmeptoris missio.
32 Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 52; Cfr. Fundamentos teológicos de la pastoral
indígena en México, n. 59
33 Cfr. Redemptoris missio, 52
34 n. 17
88. Por otra parte, es preciso reconocer que las culturas indígenas vienen
a enriquecer a la Iglesia; si bien, la Iglesia a su vez también las
enriquece y las lleva a plenitud. Así lo reconoce el Papa Juan Pablo
II: La misma Iglesia Universal se enriquece con expresiones y
valores en los diferentes sectores de la vida cristiana, como la
evangelización, el culto, la teología, la caridad.35
89. Si esta labor de inculturación no se lleva a cabo, la misma revelación
de Jesús y su Evangelio que Él quiso que lleváramos a todas las
gentes36
, quedarían truncos al no llegar a encarnarse plenamente en
las culturas de los pueblos; la Iglesia estaría olvidando ese otro
mandato misionero de San Pablo de hacerse todo para todos37
. Así
mismo, descuidar esas semillas de la Palabra de Dios, presentes en
las culturas, equivaldría a privar a la Iglesia de la riqueza de esas
culturas y a la vez sería negarse a llevar éstas a un mayor
enriquecimiento en el Evangelio.
LA REVELACIÓN DE DIOS EN LA HISTORIA
90. Un día, para tentarlo, los fariseos le pidieron a Jesús un signo que
revelara que Él era el Mesías. Cristo les dijo que eran hipócritas, que
lo que ellos estaban pidiendo se podía leer en los signos de los
tiempos.38
Igualmente hoy, la Iglesia, y quienes, como los Diáconos
Indígenas Permanentes, ejercen en ella servicios en favor del nuevo
Pueblo de Dios, para cumplir su misión evangelizadora deben
descubrir, discernir y proclamar la revelación de Dios que aparece
35
Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, n. 52
36 Mateo 28,19
37 Cfr. 1 Corintios 9, 19-23
38 Cfr. Lucas 12, 54-57
en la historia que vivimos. Creemos que en nuestra historia se encuentra
presente el Señor que nos revela su voluntad para que, en los momentos
actuales, seamos capaces de cumplir con su plan de salvación.
EL DIACONADO COMO SACRAMENTO
91. El sacramento del Diaconado es una institución muy antigua en la
Iglesia, que se comenzó a practicar desde los primeros tiempos, y
que nos ha sido revelada y transmitida en el libro de los Hechos39
.
Nos narra San Lucas que el Diaconado nació cuando en la Iglesia
surgió la urgencia de atender las necesidades de las viudas de los
creyentes que no eran judíos40
. Ahora, en nuestra diócesis, este
sacramento del Diaconado es transmitido al Diácono Indígena
Permanente mediante la imposición de manos por parte del Obispo,
del mismo modo como se transmitió por primera vez por mano de
los Apóstoles,41
para servir a comunidades con culturas diferentes.
92. Entre los distintos ministerios reconocidos por la Iglesia, está el de
la catequesis, el de proclamar la Palabra de Dios, el de ejercer la
caridad, y se encuentra también el ministerio del Diaconado. Sin
embargo, se diferencia de aquellos porque el Diaconado es un
ministerio sacramental. Así lo declara explícitamente la Iglesia, en el
Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución Dogmática
sobre la Iglesia, Lumen Gentium: Puede establecerse el Diaconado,
39
Cfr. 6, 1-7
40 Cfr. Hechos 6, 1
41 Hechos 6,6
como grado propio y permanente de la Jerarquía.42
Las personas que
reciben el orden del Diaconado, cuentan con una gracia especial que
les fortalece para realizar adecuadamente su ministerio: Los Diáconos
[son] confortados con la gracia sacramental, en comunión con el
Obispo y el presbiterio...43
. El decreto pastoral sobre la actividad
misionera de la Iglesia, Ad gentes, indica al Obispo que no niegue la
gracia sacramental a quienes han demostrado fidelidad y amor en el
servicio a la comunidad.44
Esta enseñanza del Concilio ha sido uno
de los mayores impulsos para que el Obispo de la Diócesis de San
Cristóbal de las Casas sienta entrañablemente el deber pastoral de
dotar a las comunidades con suficientes Diáconos Indígenas para un
mejor servicio eclesial.
93. La doctrina conciliar sobre el restablecimiento del Diaconado,
reconocida por los Obispos de América Latina, los llevó a declarar
en el Documento de Puebla: El Diácono, colaborador del Obispo y
del presbítero, recibe una gracia sacramental propia.45
94. Este carácter sacramental del Diaconado Indígena, ha sido
reconocido y proclamado por la Diócesis de San Cristóbal de las
Casas en su III Sínodo Diocesano, cuando manifiesta: El Diaconado
es el sacramento del orden, por el que, mediante la imposición de
manos de parte del Obispo, el Diácono recibe el Espíritu Santo,
para que, en comunión con el Obispo y el presbiterio, y si es casado,
junto con su esposa, ejerza el ministerio de la proclama-
42
Cfr. n. 29
43 Concilio Vaticano II, Declaración dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, 29
44 n. 16, párrafo 6.
45 n. 697
ción del Evangelio, la predicación y la santificación, comunicando la
gracia a través de algunos sacramentos y sacramentales para la
construcción de la comunidad cristiana46
.
LA CONCEPCIÓN ANCESTRAL INDÍGENA
DEL SERVICIO
95. El ministerio del Diaconado Indígena Permanente está creciendo y
dando abundantes frutos en la Diócesis de San Cristóbal de las
Casas; frutos que dan vida y enriquecen tanto a nuestra iglesia
particular como a la Iglesia Universal. Reconocemos que buena
parte de este florecimiento del Diaconado, debe atribuirse a los
valores culturales indígenas y a su concepción ancestral, que tiene
en grande estima el servicio en favor de la comunidad. Gracias a
Dios, nuestra Diócesis es rica en culturas indígenas. En estas
culturas cayeron fecundas las semillas de la Palabra como
presencias y acciones de Cristo en la historia y en la vida de los
pueblos47
. Las semillas de la Palabra en la historia y las culturas de
los pueblos de nuestra Diócesis, convirtieron la vida de las
comunidades en tierra fértil para el Diaconado Indígena Permanente.
Además, el Diaconado Indígena Permanente se ha estado
desarrollando considerablemente porque responde a necesidades de
crecimiento de la fe, al aislamiento de las comunidades, y a la
variedad de las culturas.
46
III Sínodo Diocesano. Iglesia Autóctona, 122
47 Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium; Cfr. también
la Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11 y 15; Exhortación Apostólica de S.S. Paulo
VI sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, Evangelii nuntiandi, 53
EL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE
ENCARNA EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA
96. La misión de la Iglesia consiste en ofrecer el misterio de la salvación
en Cristo Jesús a todas las gentes y a todos los pueblos. Según las
enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II en su Declaración
sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, la Iglesia tiene
la exigencia de encarnar este misterio en los modelos culturales de
los pueblos, buscando para ello insertarse en los diversos grupos
humanos y en las variadas situaciones y culturas. Procediendo así
nuestra Iglesia no hará sino seguir el ejemplo de su Maestro y Señor,
quien, como precisa el mismo Concilio: Por su encarnación se unió
a las determinadas condiciones sociales y culturales de los hombres
con quienes convivió48
.
97. Es misión de la Iglesia contribuir a la encarnación del misterio de
Cristo en los individuos, en la sociedad, en la historia y en las
culturas; a esta tarea está llamado a contribuir el Diácono Indígena
Permanente. Esta obra de la encarnación del Evangelio en las
culturas, como bien lo recuerda San Pablo, es de los pobres y de los
humildes, y se oculta a los humanamente sabios.49
El Diaconado
Indígena, como sacramento, contiene una gracia propia que
reconoce la Iglesia cuando habla del conforto de la gracia
sacramental50
que se confiere al Diácono; y de la fortaleza que se
48
Concilio Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 10
49 Cfr. 1 Cor 1,18-25
50 Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium n.24
recibe por la imposición de las manos51
. Dadas las dificultades que
deben superar, quienes reciben el sacramento del Diaconado, tienen
necesidad de apoyo y cercanía por parte de los demás miembros de la
Iglesia.
ENCARNACIÓN
DEL MISTERIO DE CRISTO EN LA CULTURA
98. Son diversas las contribuciones del Diácono Indígena Permanente
para la encarnación del misterio de Cristo en las culturas de las
comunidades a las que sirve; entre ellas recordamos el ministerio de
la Palabra Divina, el de la Santificación, y el de la Caridad. Sin
embargo hay un aporte más que se pide especialmente al Diácono
Indígena Permanente: considerar que el ministerio del servicio a
veces es grato y fácil, otras veces duro e ingrato y, en otras
ocasiones, hasta heroico. Por eso, para el Diácono Indígena
Permanente, el servicio es la forma específica de colaborar en la
encarnación del ministerio de Cristo en las culturas. A este respecto,
el Directorio Nacional para el Diaconado Permanente afirma: En
virtud de la imposición de manos del Obispo, el diácono... recibe la
gracia del Espíritu Santo para ejercer, como ministro ordenado,
una diaconía propia, al servicio de toda la comunidad.52
51
Concilio Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes n. 16
52 n. 88.
IV. CONSTRUCCIÓN
DE LA IGLESIA AUTÓCTONA
Que de la semilla de la palabra de Dios crezcan las Iglesias autóctonas
particulares en todo el mundo, suficientemente organizadas y dotadas de energías
propias y de madurez, las cuales, provistas convenientemente de su propia
Jerarquía unida al pueblo fiel y de medios connaturales al pleno desarrollo de la
vida cristiana, aporten su cooperación al bien de toda la Iglesia. Concilio Ecuménico Vaticano II
Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 6
99. Poco después de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II, la
dimensión de la Iglesia Autóctona en nuestra Diócesis de San
Cristóbal de las Casas ha sido una preocupación, primero de su
Obispo, y luego de todas aquellas personas que laboran en el
servicio pastoral al Pueblo de Dios que peregrina en estas tierras.
Así, las comunidades se beneficiaron por la nueva actitud de respeto
y promoción que asumieron los Agentes de Pastoral hacia los
diversos servicios que las comunidades se dan a través del sistema
de cargos. Igualmente, la colaboración entre personas con cargo y
ministros eclesiales ha favorecido mucho a las comunidades
creyentes, que van creciendo en la fe y en sus compromisos
eclesiales. Éste ha sido un caminar muy lento, pero constante, que
han recorrido sobre todo los creyentes en las comunidades indígenas
en donde sirven Diáconos Indígenas Permanentes.
EL DIACONADO EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
100. El Diácono Indígena Permanente ha de radicar en su propia
comunidad, y estar inserto en las tradiciones históricas, culturales y
religiosas de su pueblo. De esta manera asegura especialmente que
su ministerio esté unido al pueblo al que sirve con su trabajo
pastoral.
101. El Concilio Ecuménico Vaticano II nos indica que la Iglesia
Autóctona debe contar con jerarquía propia, por eso el Diaconado
Indígena Permanente ha de considerarse dentro del proceso de
construcción de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas. El
Diaconado Indígena en virtud de las comunidades a las que sirve,
fuera del horizonte de la construcción de la Iglesia Autóctona,
perdería su auténtica orientación eclesial.
102. El Diaconado Indígena converge con el sistema de cargos de las
comunidades, esto lo sitúa íntimamente dentro de la organización
básica de su pueblo. Al mismo tiempo, dicha organización ancestral
ha de ser su primer apoyo y energía para el cumplimiento de su
ministerio eclesial. El servicio es la mayor energía para el ministerio
del Diaconado Indígena.
103. Una de las señales de que el futuro Diácono ha madurado es el
hecho de que previamente ha prestado servicios a su comunidad
dentro del sistema de cargos. El servicio y el crecimiento que la
comunidad recibe de él, estimula al pueblo a ir acompañando y
cuidando este mismo servicio.
104. Las comunidades indígenas se comunican en su propia lengua, usan
símbolos creados por su cultura, se organizan de acuerdo a sus
aspiraciones de vida, custodian celosamente sus tradiciones
culturales y religiosas. Todo esto, que el Diácono Indígena
Permanente ha de vivir de manera armónica en toda su existencia, le
brinda la oportunidad de transmitir aquellos medios que irán
dotando a nuestra Iglesia de las características necesarias para ser
verdaderamente Iglesia de Jesús viva y actuante, con sus propias
características, en nuestra propia tierra, es decir, Iglesia Autóctona.
105. Tanto las riquezas que Cristo ha puesto en las culturas indígenas,
como la herencia espiritual y religiosa de la Iglesia Universal
colaboran para que, mediante el servicio ministerial del Diácono
Indígena, la vida cristiana llegue a madurar en la Iglesia de manera
verdaderamente católica.
LA COMUNIDAD INDÍGENA
COMO SUJETO DE EVANGELIZACIÓN
106. Para la construcción de la Iglesia Autóctona, el Diácono Indígena
Permanente, deberá tener como interlocutor tanto al Obispo y a los
Agentes de Pastoral, como a las mismas comunidades indígenas a
las que sirve, consideradas como pueblos. A su vez el Diácono
aportará a la Iglesia Universal lo que escucha y vive en su pueblo,
recibiendo de la Iglesia esa vivencia y fidelidad que ha recibido del
Evangelio. De esta manera, tanto el Diácono Indígena Permanente
como las comunidades, siendo sujetos de su propia historia y
experiencia de fe, harán del Evangelio una verdadera Buena Noticia
para los pueblos indígenas53
.
53
Cfr .Juan Pablo II, Discurso a los indígenas. Izamal.
107. El Diácono Indígena Permanente deberá tener en su corazón la
certeza de que la comunidad indígena a la que sirve, al estar
comprometida con el proyecto del Reino, es sujeto de su propia
evangelización y lugar privilegiado donde se vive la unidad que nos
fortalece como Iglesia, en comunión con sus Principales, los
Agentes de Pastoral y con los Obispos.
PARTICIPACIÓN COMUNITARIA
EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
108. En la construcción de la Iglesia Autóctona, los Diáconos Indígenas
Permanentes han de promover siempre la participación de la
comunidad indígena, empleando para esto principalmente los
métodos y medios propios que su pueblo ha utilizado para
mantenerse con vigor en la historia e impulsar su proyecto de fe, de
vida social y cultural, de manera armónica e integral.
109. En este método de participación, recuerden los Diáconos Indígenas
que la paciencia histórica ha sido una de sus mejores estrategias de
vida. Por lo tanto, en medio de conflictos y propuestas, de
obstáculos y realizaciones, deberán tener una actitud muy reverente
y bastante crítica, de acuerdo al ritmo propio de discernimiento y de
gestación de procesos vitales que tienen las comunidades que hoy se
debaten en medio de la vida y la muerte. Todo esto siguiendo el
ejemplo que nos dio nuestro Señor Jesucristo quien, siendo Dios,
para redimirnos, se empequeñeció a sí mismo haciéndose como uno
de nosotros.54
54
Cfr. Filipenses 3
ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA AUTÓCTONA
110. En la estructuración de la Iglesia Autóctona los Diáconos Indígenas
Permanentes, junto con los demás agentes y sus pastores, han de
asumir los principios organizativos de la cultura que le corresponde,
tratando de ir haciendo una síntesis entre el sistema de cargos
tradicional indígena y la estructura ministerial de la Iglesia
Católica.
111. Tome en cuenta el Diácono Indígena Permanente que su ministerio,
que le da una verdadera autoridad evangélica para el servicio de la
comunidad, no le otorga un poder sobre la misma, a la manera del
poder que oprime. Su ministerio lo llama a un servicio a la manera
de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir55
. Su servicio está
fundado por un lado en el ser comunitario de su pueblo, por otro
lado en el ser comunitario del Pueblo de Dios, y finalmente en la
gracia propia del sacramento que recibe. Por lo tanto, todas sus
acciones pastorales han de ir encaminadas a la construcción de la
comunidad de fe, encarnada en su tierra, en su cultura y en su época.
Allí es donde encuentra él mismo, como servidor, su propio
crecimiento.
MINISTERIOS EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
112. Los ministerios y servicios de la pastoral indígena deben responder a
las necesidades integrales de las mismas comunidades, y realizarse
en diálogo con las mismas. En esta pastoral colabora el Diácono
55
Cfr. Mateo 20, 28
Indígena Permanente junto con los demás servidores y ministros.
Además, es necesario que tenga una actitud abierta para el
surgimiento de nuevos ministerios y servicios, según se vea
necesario para el bien de la comunidad de fe.
113. El ministerio ordenado del Diaconado Indígena ha de ser
configurado, bajo la inspiración del Espíritu Santo y el
acompañamiento pastoral del Obispo, dentro de la estructura de los
demás ministerios eclesiales y de los servicios de la tradición
indígena, en orden a la construcción y consolidación de la Iglesia
Autóctona. De esta manera está cumpliendo él con su misión de
colaborar a la construcción de la Iglesia de Dios que peregrina en
esta tierra, y que va adquiriendo su propio rostro como Iglesia
Autóctona.
TEOLOGÍA EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
114. El Diácono Indígena ha de acompañar la experiencia de Dios que
hacen las comunidades desde su propia tradición religiosa, como
bautizados. También ha de favorecer que los creyentes reflexionen,
desde su propia manera de pensar y ser, esa misma experiencia, y
que la comuniquen a otras comunidades y a la Iglesia Universal para
enriquecimiento mutuo.
115. El proceso de reflexión de la experiencia de Dios en la Iglesia
Autóctona no es un proceso cerrado en sí mismo, sino que ha de ir
dando como fruto la elaboración de las categorías teológicas que
favorezcan un verdadero diálogo con las diversas corrientes
teológicas de la Iglesia Universal. El Diácono Indígena requiere de
esta disposición dialogante que promueva, en el seno de la Iglesia,
no únicamente la Teología India, sino también la promoción y
profundización de las experiencias tradicionales que están en el
fondo de esa teología.
ESPIRITUALIDAD EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
116. La espiritualidad católica se alimenta de la múltiple acción del
Espíritu Santo, que se adapta y se enraiza en el corazón de cada
persona, de cada comunidad y de cada pueblo, constituyéndose en la
fuerza que sostiene todos los compromisos de fe. Los Diáconos
Indígenas Permanentes, junto con los Agentes de Pastoral, han de
estar atentos a esta vivencia espiritual de los pueblos, y aportar,
desde su propia experiencia religiosa tradicional, y desde la
espiritualidad de la Iglesia, los elementos que ayuden a profundizar
esta espiritualidad inculturada.
117. La espiritualidad inculturada fortalece no solamente la fe del
Diácono Indígena Permanente, sino que enriquece la experiencia
teologal de las comunidades para realizar de manera más eficaz la
dignidad de hijas e hijos de Dios de todos los creyentes.
LITURGIA EN LA IGLESIA AUTÓCTONA
118. Enseñan los Obispos latinoamericanos que las Iglesias locales se
deben expresar en la liturgia.56
Por ello cuiden los Diáconos que las
celebraciones litúrgicas de la Iglesia Autóctona se realicen con
56
Cfr. Documento de Santo Domingo, 51
palabras, símbolos y gestos propios que partan de la raíz y del
corazón de las culturas de las comunidades, en armonía con el
misterio cristiano. Especial atención debe dar el Diácono Indígena
Permanente a que, las comunidades, de manera sencilla y sin
muchas explicaciones, entiendan y vivan el sentido de estas
celebraciones57
enriqueciéndolas con los valores que constituyeron
el corazón religioso de sus antepasados58
. Es muy importante cuidar
que en la liturgia se usen el lenguaje y los signos propios de la
cultura de la comunidad.59
La liturgia ha de ser pedagogía de la fe y
de la vida cristiana.60
119. La liturgia católica universal se enriquece y se carga de sentido
religioso y espiritual al ponerse en contacto con las celebraciones
indígenas que promueven los Diáconos Permanentes. Por la liturgia
el Evangelio fecunda las culturas.61
UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA AUTÓCTONA
120. Cristo es cabeza de la Iglesia Universal y modelo para toda la
humanidad, precisamente porque se encarnó en un pueblo particular.
La universalidad de la Iglesia se visualiza en la variedad de iglesias
encarnadas que viven dentro de ella. Por lo tanto, para que esta
catolicidad resplandezca vigorosamente, promuévanse intercambios
y encuentros de Diáconos Indígenas en México y en distintas partes
del mundo.
57
Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum concilium 58
Así lo ha indicado S.S. Juan Pablo II en varios de sus Discursos a los indígenas durante sus viajes
apostólicos. 59
Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum concilium 36; Documento
de Santo Domingo, 254 60
Cfr. Documento de Santo Domingo, 35 61
Cfr. Documento de Santo Domingo, 35
V. CARACTERÍSTICAS
DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
La implantación del diaconado permanente, pedida ya a la Santa Sede por la
mayoría de nuestras Conferencias Episcopales, deberá hacerse buscando “lo
nuevo y lo viejo”... se trata de profundizar en la Tradición de la Iglesia Universal
y en las realidades particulares de nuestro Continente, buscando mediante esta
doble atención una fidelidad al patrimonio eclesial y una sana creatividad
pastoral con proyección evangelizadora. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
Documento de Puebla n. 699
121. El Diácono Indígena Permanente y su esposa han de ser portadores
de un mensaje de Buena Nueva para la comunidad. Este servicio
pastoral lo realizan desde su ministerio; sin embargo, es necesario
notar que tiene mayor peso el testimonio de vida que dan como
pareja. Por ello, es importante que el Diácono Indígena Permanente
y su esposa configuren su vida en orden a este testimonio.
EL MINISTERIO DIACONAL
122. El Diácono Indígena Permanente, como parte de su ministerio
diaconal, desempeña con su esposa y en comunión con los demás
servidores los siguientes servicios:
a) Construir y animar a la comunidad cristiana.
b) Promover la participación de la comunidad en los distintos
ministerios.
c) Ejercer el ministerio de la caridad, la promoción de la justicia, la
reconciliación de la comunidad.
d) Fomentar la misericordia y la solidaridad con los más pobres.
e) Animar la construcción de la Iglesia Autóctona, impulsando la
relación armónica entre la tradición universal de la Iglesia, y la
tradición cultural y religiosa de su pueblo.
f) Celebrar el Sacramento del Bautismo de manera solemne.
g) Asistir, conforme a la legislación de la Iglesia, como testigo
oficial a los Matrimonios en las comunidades a su cargo.
h) Administrar la Comunión en sus comunidades en las
celebraciones de la Palabra.
i) Ejercitar el ministerio de la visita y consuelo a los enfermos, y
distribuirles la Comunión.
j) Presidir los Funerales y bendecir las sepulturas.
k) Impartir la bendición a las imágenes, cruces, agua, semillas,
campos, etc.
l) Celebrar los signos de vida en la comunidad como las acciones de
gracia, rogativas, cumpleaños, etc.
ELECCIÓN
Elección Personal
123. Como sucede en la tradición bíblica, entre los indígenas muchas
veces quien va a recibir el Diaconado Permanente recibe en sueños
la señal de que ha sido invitado a servir a la comunidad con este
ministerio. Este Candidato deberá previamente haber mostrado su
disponibilidad y actitud de servicio a la comunidad, habiendo dado
algunos servicios tanto en el aspecto religioso como en el social. Por
ejemplo: ser Ayudante de Catequista, Catequista, Capitán de alguna
fiesta religiosa, Agente, Comisariado, Gestor agrario, o haber
prestado otros servicios de acuerdo a su cultura.
Elección Comunitaria
124. La comunidad ha de elegir como Candidato al Diaconado a quien ha
mostrado desde su niñez respeto a los mayores, obediencia a sus
padres, humildad, seriedad en su trato con las mujeres, buen
testimonio en su casa y con su familia.
125. La Comunidad debe tomar en cuenta que el Candidato sea un
hombre de fe, con espíritu de servicio a la comunidad, con
capacidad para convocar, unir, y ser mediador en los conflictos y
problemas.
126. La Comunidad, en diálogo con los coordinadores y otros servidores,
es plenamente consciente que al elegir un Candidato al Diaconado
Permanente lo está eligiendo no como individuo, sino como
matrimonio; dado que, según las culturas indígenas, a quien ha
recibido el Sacramento del Matrimonio se le considera persona
madura, completa, plena, y con mayor capacidad de servir a la
comunidad.
127. Después de que la comunidad ha elegido a sus Candidatos al
Diaconado hace una reflexión larga en torno a este ministerio según
la Biblia y según la propia cultura62
. Todo este tiempo le sirve de
discernimiento al matrimonio elegido.
Confirmación Eclesial
128. Mediante una solicitud escrita, la comunidad y la zona pastoral
presentan sus Candidatos al Diaconado ante los Agentes de Pastoral
y ante el Obispo. Éstos, a través de un diálogo con los
62
Cfr. Documento de Puebla n. 716
elegidos, confirman o no dicha solicitud. De esta manera, se
garantiza ante la comunidad y la zona pastoral la aceptación del
Candidato para ser Ministro reconocido por la Iglesia.
PERÍODO DE PRUEBA
129. Es muy importante que los Candidatos al Diaconado y sus esposas
pasen por un período de prueba. Así, tanto la comunidad indígena,
como los servidores de zona, los agentes de pastoral y el Obispo van
observando el comportamiento, desarrollo y madurez del Candidato
al Diaconado.
130. Este período de prueba ayuda al Candidato al Diaconado y a su
esposa a reflexionar y profundizar en el llamado que Dios le hace
para servir a la comunidad, así como para que se hagan concientes
de lo que implica el ministerio. Este tiempo de prueba le ayudará a
observar las actitudes y la manera de llevar a cabo el ministerio que
tienen sus hermanos Diáconos mayores.
131. Es muy importante, en este período de verificación, que la
comunidad evalúe a los Candidatos al Diaconado; y que éstos y sus
esposas reciban animación, consejo y corrección fraterna.
MINISTERIO EN PAREJA
132. El elegido para desempeñar el ministerio del Diaconado aceptará dar
este servicio a la comunidad, después de haber dialogado con su
esposa y de contar con su aprobación.
133. La participación y apoyo de la esposa del Candidato al Diaconado
es importante para la realización del ministerio.
134. La esposa del Candidato al Diaconado tendrá una verdadera y
efectiva participación tanto en la formación como en la realización
del ministerio.
135. Este ministerio diaconal en pareja, exalta la dignidad del
matrimonio, promueve la participación integral de la mujer, e inserta
el ministerio diaconal en el corazón de la comunidad eclesial que es
la familia.
136. El Diácono Indígena Permanente, en caso de quedar viudo, para
poder seguir ejerciendo su ministerio, no podrá casarse nuevamente
puesto que ha recibido el Sacramento del Orden63
. La comunidad
tiene siempre el deber de considerar esta situación, y colaborar de
modo que la familia sea atendida debidamente, de modo que no se
vea afectado el ministerio en su integralidad. Si posteriormente a su
viudez el Diácono Indígena Permanente decide casarse nuevamente,
tendrá que dejar de ejercer el ministerio del Diaconado, pudiendo
apoyar a la comunidad con cualquier otro servicio64
.
63
Cfr. lo que señalan la Congregación para el Clero y la Congregación para la Educación Católica en sus
Normas básicas de la formación de los diáconos permanentes, n.38 y sus notas; donde se fundamenta que en caso de
que el ministerio tenga mucha utilidad o existan hijos pequeños, hay dispensa del impedimento de matrimonio: Cfr.
Carta Circular, Prot. nn. 263/97, 6 de junio de 1997 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos. 64
Es de máxima conveniencia que se constituya un Consejo Diaconal Indígena que dilucide sobre los
problemas que surjan al deceso de cualquiera de los miembros de la pareja, a tenor de lo que se indica en el Capítulo
VIII, Estatuto Económico de los Diáconos Indígenas.
137. Es una opción personal por parte del Diácono Indígena Permanente
seguir ejerciendo el ministerio en caso de quedar viudo, o volver a
casarse65
.
SERVICIO GENEROSO
138. El ministerio del Diaconado es un regalo de Dios a la comunidad;
por este motivo, es gratuito el servicio que el Diácono y su esposa
proporcionan a la comunidad. Por lo tanto, el Diácono y su familia
vivirán de su trabajo, y no de su ministerio.
139. El Diácono tendrá el apoyo de las comunidades donde presta su
servicio sólo en lo referente a gastos de transporte y los materiales
necesarios para ejercer su ministerio.
ESTRUCTURA MINISTERIAL
140. El ministerio del Diaconado Indígena Permanente es parte del tejido
o red de ministerios que el Espíritu del Señor ha suscitado en las
comunidades a lo largo de su historia. Se apoya en esta estructura
ministerial propia y de ella toma fuerza para responder a las
necesidades comunitarias.
65
Cfr. las circunstancias en que el impedimento al matrimonio se dirime, según lo señalado en la nota
anterior.
SERVICIO COMUNITARIO
141. El Diácono Indígena, por cultura, tiene actitudes fundamentalmente
comunitarias; y esta comunitariedad tiene su fundamento en la
experiencia de Dios que es Trino y Uno. Esta experiencia se
manifiesta en el servicio a la comunidad y en la fe que proclama y
celebra.
142. La vida del Diácono Indígena será una donación a la comunidad
animándola a la unidad, a la reconciliación, a la búsqueda de la
justicia, a la promoción de la solidaridad con los más pobres, a la
vivencia de los valores de su cultura y al fortalecimiento de la
identidad de su pueblo como parte de su ministerio de servicio a la
comunidad.
FORMACIÓN COMUNITARIA Y ECLESIAL
143. La formación del Diácono Indígena empieza desde que participa en
los diferentes cargos y servicios que da a la comunidad, según su
cultura66
.
144. La comunidad es el principal lugar para la formación del Diácono
Indígena Permanente y su esposa; teniendo en cuenta que esta
formación es desde la comunidad y para la comunidad, el Diácono
Indígena y su esposa, no se ausentarán de ella por un periodo largo.
66
Cfr. Documento de Puebla n.716.
145. El Diácono Indígena y su esposa recibirán la formación necesaria
por medio de los cursos instituidos por el Obispo y por los que
impartirán en zonas, regiones y cabeceras parroquiales los Agentes
de Pastoral que determine el Obispo. Parte de esta capacitación son
las reuniones mensuales, bimestrales, semestrales o anuales, en las
que se imparten temas especiales para su ministerio, según las
necesidades propias de cada lugar.
146. También es parte de la formación y capacitación para su ministerio
la participación en Encuentros Parroquiales, Interparroquiales y
Diocesanos.
147. La formación integral del Diácono Indígena Permanente contará con
un programa propio, aprobado por el Obispo, que tomará en cuenta
tanto las necesidades históricas, como las sociales, culturales,
religiosas y eclesiales.
SERVICIO COLEGIAL
148. El Diácono Indígena Permanente y su esposa realizarán su
ministerio en colegialidad con los servidores a nivel zona, región y
parroquia, con los Agentes de Pastoral, y con el Obispo.
UNIVERSALIDAD DEL DIACONADO INDÍGENA
149. El Diácono Indígena Permanente y su esposa serán conscientes de
que su ministerio no se limita exclusivamente a su comunidad,
parroquia, zona, región o Diócesis. El servicio diaconal que han
recibido tiene una dimensión universal, ya que, por el Bautismo y
la ordenación, forman parte de la Iglesia Misionera, a ejemplo de Jesús
que proclamó que la Buena Noticia era para todos los pueblos67
, y por lo
tanto, deben vivir profundamente este espíritu de misión, según el
Evangelio.
PARTICIPACIÓN EN LA SOCIEDAD.
150. Los pueblos indígenas por cultura no separan fe y vida, porque la fe
se proyecta en la vida, y la vida diaria retroalimenta la fe. Es muy
importante que el Diácono Indígena Permanente en su ministerio no
rompa con esta forma de concebir el compromiso cristiano; por lo
tanto, desde su ministerio, junto con la comunidad, procurará buscar
mejores condiciones de vida en todos los aspectos68
. Así reflejará
que su trabajo integra fe y vida.
151. Para que el Diácono Indígena Permanente en su ministerio pueda
continuar con el espíritu profético de anuncio y denuncia, no se ve
conveniente que quienes ejercen este ministerio acepten cargos en
organizaciones políticas o en el gobierno civil de la comunidad.
152. Dada la situación de las comunidades, zonas y regiones, en el caso
de que algún Diácono Indígena Permanente reciba un cargo en una
organización política o en el gobierno de la comunidad, hará un
discernimiento profundo junto con su esposa y en caso de aceptar
dicho cargo tendrá que solicitar por escrito al Equipo Pastoral y al
Obispo la separación temporal de su ministerio diaconal,
exponiendo las razones que lo llevan a tomar dicha decisión.
67
Cfr. Mateo 28,19 68
Cfr. el dicho de Jesús: Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia. Juan 10, 10
El servidor verdadero
Representación de un halach winik, como servidor verdadero. Su persona se sostiene
En la verdad y en la sabiduría (flores en sus pies). Su caminar y sus decisiones están
En este mundo (cintas entrelazadas en forma de cruz en sus piernas y brazos). El
Actuar y decisiones que haga deben estar orientados: por un lado hacia la historia de
Vida (centro en forma de serpiente y cola en figura de Chac), y por otro lado hacia
Dios (escudo solar). El centro del actuar del halach winik debe ser el servicio a favor
De la humanidad (cinturón con tres rostros). El mejor adorno de ese gobernante es
El servicio mediador (capa y penacho de plumasde quetzal).
(Bajorrelieve en una de las jambas del Templo de las Inscripciones, en Palenque)
VI. FORMACIÓN MINISTERIAL
DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE
La gracia recibida en la ordenación.. y la misión evangelizadora exigen de los
ministros jerárquicos una seria y contínua formación, que no puede reducirse a lo
intelectual sino que se extenderá a todos los aspectos de su vida.. Objeto de esta
formación, que tendrá en cuenta la edad y las condiciones de las personas, ha de
ser: capacitar a los ministros jerárquicos para que, de acuerdo con las exigencias
de su vocación y misión y la realidad latinoamericana, vivan personal y
comunitariamente un continuo proceso que los haga pastoralmente competentes
para el ejercicio del ministerio. III Conferencia Episcopal Latinoamericana
Documento de Puebla nn. 719-720
153. El ministerio del Diácono Indígena Permanente es el corazón de su
servicio en favor del Pueblo de Dios. Allí realiza él, junto con su
esposa, la vocación a la que han sido llamados. Para que este
servicio sea como lo quiere la Iglesia, reciben de ella la formación y
capacitación necesaria que les permite tener todas las herramientas
que les servirán para desarrollar mejor su servicio en beneficio de la
fe integral de sus comunidades.
A. FINALIDAD DE LA FORMACIÓN MINISTERIAL
154. La formación ministerial del Diácono Indígena Permanente tiene
como finalidad capacitarlo para ejercer el Ministerio de la Palabra,
de la Santificación y de la Caridad.69
69
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 129.
155. Corresponde al Obispo Diocesano establecer las estructuras y
servicios necesarios para la formación de los futuros Diáconos
Indígenas Permanentes teniendo en cuenta la legislación vigente.70
156. La formación sistemática del Diácono Indígena Permanente ha de
llevarse según el ritmo y proceso de las comunidades indígenas de
cada zona pastoral, de acuerdo a los planes de formación aprobados
por el Obispo, y durará ocho años71
: el Aspirante al Diaconado
tendrá un año de formación elemental; el que ya es Candidato al
Diaconado habrá de pasar tres años de formación básica; y para el
Diácono Indígena su formación se prolongará otros cuatro años de
formación especial, en la que estará durante los primeros años de su
ejercicio del Diaconado.
157. Es muy importante que todas las personas que apoyan e intervienen
en la capacitación de los Diáconos Indígenas, asuman que los
pueblos indígenas discurren fundamentalmente con una
racionalidad simbólica, la cual es más rica, acumula gran número de
significados en cada significante, y ha de tener fundamentaciones
que estén en continuidad con la sabiduría, tradición, filosofía y
experiencia ancestral del pueblo a que pertenecen, en relación
dialogante con las bases irrenunciables de la fe cristiana.
70
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 132 71
El Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, en el n. 133, indica la necesidad de tres cursos
académicos previos a la ordenación al Diaconado Permanente. Por experiencia sabemos que, dada la integralidad y
amplitud ministerial de su servicio, el Diácono Indígena Permanente, en nuestra Diócesis, requiere de un período
más prolongado.
B. LA COMUNIDAD INDÍGENA
COMO ESPACIO DE FORMACIÓN
158. La comunidad indígena es el lugar de formación para el Diácono
Indígena Permanente. Allí se hace la persona, allí se forman las
familias; es en la comunidad donde las personas se organizan para
distintas actividades; en la comunidad se asumen cargos políticos;
allí se educan las personas de manera formal y no formal. En ese
ámbito comunitario nace y se desarrolla la vocación al Diaconado.
La comunidad es también el primer campo y el más propicio para el
apostolado del Candidato al Diaconado Indígena Permanente,
contando con el apoyo y la colaboración del Párroco y de los
Agentes de Pastoral72
.
159. La experiencia de Dios se vive en la comunidad indígena. En la
comunidad se recogen las vivencias comunitarias en un proceso de
reflexión teológica que debe ser acompañado y apoyado por el
Diácono Indígena Permanente.
160. Todos los miembros de una comunidad indígena participan de
manera activa en la educación y formación de la misma comunidad.
Dentro de este proceso amplio, los Diáconos Indígenas y sus esposas
reciben de sus comunidades elementos que son esenciales para su
formación integral al ministerio. En esta educación participan las
madres y los padres de familia, sus demás parientes, las
organizaciones, las asambleas y la comunidad de fe.
72
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 141
161. Los principales o ancianos, representantes de la comunidad eclesial
indígena, son agentes muy importantes para la formación. Han de
acompañar con sus consejos, experiencia y sabiduría al Diácono
Indígena Permanente y a esposa, asegurando su firme arraigo en la
comunidad, de acuerdo con su cultura.
C. AGENTES DE LA FORMACIÓN
a) El Obispo Diocesano
162. El Obispo Diocesano es el primer responsable de la formación de
los Diáconos Indígenas Permanentes.73
163. El Obispo Diocesano ha de encomendar a un Sacerdote, Agente de
Pastoral o Equipo Pastoral, la responsabilidad y el cuidado de la
formación específica de los Aspirantes, de los Candidatos al
Diaconado y de los Diáconos Indígenas Permanentes.74
b) El Responsable Diocesano
164. El Sacerdote, Agente de Pastoral o Equipo designado por el Obispo
para la formación diaconal debe ajustarse a las indicaciones de éste,
y aplicar el Directorio conforme a las diversas circunstancias, tanto
de las parroquias como de las comunidades75
.
73
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 136 74
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 136 75
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 137
c) El Párroco
165. El Párroco y los equipos de Agentes de Pastoral de los lugares donde
los Aspirantes tienen sus encomiendas pastorales, han de darles
testimonio de vida, orientarlos con sus consejos, y preocuparse de
su vida y necesidades76
.
d) El Candidato al Diaconado Indígena Permanente
166. El Aspirante al Diaconado Permanente ha de tener conciencia de la
responsabilidad que él mismo tiene de su formación, dentro de su
comunidad77
.
D. EL CANDIDATO
AL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
167. El Obispo, a quien corresponde discernir todas las circunstancias
para conferir el Orden Sagrado al Diácono Indígena Permanente,
encomendará a los Equipos Pastorales (de las zonas, misiones o
parroquias) responsabilidades en la formación de los Diáconos
Indígenas Permanentes; así como el hacer una elección cuidadosa de
los aspirantes78
.
76
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 142 77
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 143 78
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 144
168. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe gozar de
buena salud física y psíquica, buena fama, costumbres intachables,
virtudes probadas, sentido de responsabilidad, capacidad de
liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, recta intención y
libertad79
.
169. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente ha de tener fe
íntegra, piedad sincera, aptitud para ejercer el ministerio, espíritu de
oración, capacidad de servicio y obediencia, caridad para con todos,
especialmente para con los pobres y necesitados. Ya sea célibe o
casado, deberá apreciar la castidad, el celibato y el matrimonio80
.
170. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente casado debe vivir
en armonía y estabilidad matrimonial comprobable, ser fiel a la
alianza matrimonial, responsable como cónyuge y, si es el caso,
como padre de familia, recordando que por vivir en estado
matrimonial tiene el deber de trabajar en la edificación del Pueblo de
Dios a través del matrimonio y de la familia81
.
171. Es necesario que el Aspirante muestre aptitudes para trabajar en
medio de la comunidad eclesial indígena, donde ha sido elegido y
donde prestará su servicio82
.
79
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 147 80
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 149 81
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 150 82
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 151
172. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe ser un
hombre de Iglesia, y tendrá que ser formado dentro de este ámbito
eclesial, ya que por la recepción del sacramento entrará a formar
parte de la Jerarquía; y su ministerio se ejercerá en comunión con el
Obispo y con la Iglesia Diocesana donde estará incardinado83
.
173. Se debe buscar que el Candidato al Diaconado Indígena Permanente
tenga capacidad para integrarse a servicios coordinados, y para
colaborar en comunión con el Obispo, con los demás diáconos y
servidores de su zona pastoral o parroquia, con el Párroco y con los
demás Agentes de Pastoral.84
174. La esposa del Candidato al Diaconado Indígena Permanente no
adquiere ninguna obligación canónica por el hecho de que su esposo
sea ordenado Diácono85
. Entre los indígenas, por el estímulo de las
comunidades y al impulso del Espíritu Santo, vemos que la mujer va
encontrando su camino en el ministerio diaconal de su esposo, y
participando activamente en él. También ella ha de ser apoyada por
quienes tienen responsabilidad en la capacitación diaconal, y
recibirá la ayuda, formación y asesoría que vaya necesitando, de
acuerdo a su situación de esposa de un ministro ordenado.
83
Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 152 84
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 153 85
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 127
E. ETAPAS DE FORMACIÓN MINISTERIAL
AL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE
a) Formación Elemental del Aspirante Elegido
175. Los Aspirantes ordinarios para ser Candidatos al Diaconado
Indígena Permanente, son los servidores de la comunidad que
tengan un servicio probado, los Catequistas y los Delegados de la
Palabra que, además de su servicio, cuentan ya con una formación
específica para el ejercicio de su ministerio pastoral.
176. La formación elemental del Aspirante a Candidato al Diaconado
Indígena Permanente, se impartirá, según cada parroquia o zona
pastoral, en un tiempo aproximado de un año, a través de los
siguientes temas:
176.1 Introducción General a la Formación Elemental
176.2 La Vocación al Diaconado
El llamado de Dios a través de la elección de las comunidades
El llamado personal
El consentimiento del Aspirante y su esposa
La palabra del Párroco y del Equipo Pastoral
La palabra de los Coordinadores de zonas pastorales
176.3 Introducción a la Biblia
Los libros de la Biblia
Cómo se escribió la Biblia
Autores de la Biblia
Contenido revelado en la Biblia
La Biblia en la vida de la comunidad cristiana
176.4 Introducción a la Eclesiología
Cristo funda la Iglesia
La Iglesia católica y las demás iglesias cristianas
Los sucesores de los apóstoles
Quiénes conforman la Iglesia Católica
Distintos niveles de la vida de la Iglesia
La Iglesia Pueblo de Dios en marcha
Las Iglesias Locales
Las Iglesias Autóctonas
176.5 Introducción a los sacramentos de la Iglesia
Introducción a los sacramentos
Sentido teológico de los sacramentos
Símbolos y signos de los sacramentos
Acuerdos y disposiciones para su administración
Bautismo: El nacimiento a la fe
Confirmación: El fortalecimiento de la fe por el Espíritu
Reconciliación: Reconciliación con Dios y entre nosotros
Reconstrucción de la fraternidad cristiana según Dios
Eucaristía: Cristo, alimento de los creyentes
Matrimonio: Signo del amor de Dios por la humanidad
Sacerdocio Cristiano: Servicio a la fe y comunión del pueblo
Unción de los enfermos: Fortaleza para la vida, y consuelo en la fe
b) Formación Básica del Candidato al Diaconado
177. La formación básica del Candidato al Diaconado Indígena
Permanente tendrá la finalidad de capacitarlo para el ejercicio de su
ministerio, con una duración de tres años, a través de los siguientes
temas:
177.1 Introducción General a la Formación Básica.
177.2 La revelación de Dios
La Revelación Bíblica (Revelación Normativa)
La Revelación en la Historia (Signos de los Tiempos)
La Revelación en las Culturas
Lo que nos revela el Antiguo Testamento
Lo que nos revela el Nuevo Testamento
Relación entre la Revelación Bíblica y las demás revelaciones
177.3 Pensar nuestra experiencia de Dios
La Creación
El Dios de la Vida
El Dios del Amor
Dios Padre
La Humanidad
Preguntas radicales sobre la existencia humana
177.4 Jesucristo, nuestro hermano y mediador
Nuestra experiencia de Cristo
Cristo anunciado en el Antiguo Testamento
Cristo en el Evangelio
El Verbo plantado en las culturas de los pueblos
177.5 El Espíritu de Dios
Nuestra Experiencia del Espíritu
El Espíritu de Dios en la creación
El Espíritu de Dios en la experiencia del Pueblo de Israel
El Espíritu de Dios en los profetas
El Espíritu de Dios en Jesús
Presencia y acción de Cristo en nuestra Iglesia
Presencia y acción del Espíritu en nuestras culturas
177.6 María, la Madre de Dios por Quien Vivimos
Nuestra experiencia de María
La Buena Noticia del mensaje guadalupano (Nícan Mopóhua)
María en el Evangelio
El canto del Magnificat
María en la Tradición de la Iglesia
jMe’tic: Presencia femenina de Dios en las culturas
177.7 La Iglesia de Cristo
Nuestra experiencia de Iglesia
Las Doce Tribus
El Pueblo escogido
El nuevo Pueblo de Dios
Los pueblos mayas que Dios hizo para él
El Pueblo de Dios está hecho de muchos pueblos
177.8 Celebraciones de la fe
Ceremonias en nuestra comunidad
Necesidad de celebrar la fe vivida
Las liturgias de Israel: Tabernáculos, Pascua, Pentecostés
La liturgia católica en general:
Decreto sobre la Liturgia, Sacrosanctum concilium
Ceremonias autóctonas
Aportes litúrgicos de la Iglesia Autóctona a toda la Iglesia
177.9 Pastoral: Servicio y Acompañamiento al Pueblo
Moisés, pastor y profeta de Israel
Moisés, servidor e intercesor del pueblo ante Dios
Dios pastor y guía de su pueblo en los profetas
Jesús, Buen Pastor y profeta de su pueblo
Jesús, único mediador entre Dios y la humanidad
Llamados a servir y acompañar el Pueblo de Dios
177.10 Sabiduría Teologal Indígena
Nuestro pueblo y la experiencia de Dios en su vida
Dios Padre y Madre
Dios nos acompaña en nuestro trabajo
Dios en nuestras familias
Presencia de Dios en nuestras organizaciones
Dios nos acompaña en nuestros cargos políticos
Descubrimos a Dios en nuestra educación
177.11 Historia
La historia que estamos viviendo
Acontecimientos indígenas de cambio en la historia de México
Llaves de la Historia de la Salvación
Perspectiva general de la historia del pueblo maya
El Libro de los Libros del Chilám Balám
177.12 Organización de nuestra sociedad
Cómo está organizada nuestra comunidad
Estructuras de la sociedad:
Economía, familia, organizaciones, política, educación e ideología
Modelos de sociedad
Organización social de los pueblos mayas
177.13 Gentes y pueblos
Cómo nos hacemos gente en nuestra comunidad
Qué hace que los demás sean gente
Cómo aparecieron las primeras personas según la Biblia
Cómo aparecieron las primeras personas en el Popol Wúj
Diversidad y unidad de los pueblos mayas
177.14 Caminos para un buen trabajo pastoral
De qué manera trabajamos pastoralmente en nuestra comunidad
Distintos caminos para trabajar pastoralmente
El cruce de otros caminos eclesiales en nuestro camino
Técnicas pastorales
Nuestro método: Tijwanej
Método maya del Pop
c) Formación Especial
del Diácono Indígena Permanente
178. La etapa de formación especial tiene como finalidad preparar al
Diácono Indígena Permanente en la teología de la Iglesia Católica,
de modo que se capacite para el diálogo con las teologías de la
Iglesia, y con los fundamentos de las propias concepciones
religiosas antiguas.
179. La formación específica teológica del Diácono Indígena Permanente
constará de un programa de cursos que cubran los temas del estudio
de la teología católica; y se llevará a cabo durante un período de
cuatro años, según la situación de cada una de las parroquias o zonas
pastorales. Esta formación especial cubrirá los siguientes temas:
179.1 Introducción general a la Formación Especial
179.2 Antiguo Testamento
Participación de las mujeres en la Historia de la Salvación
El Dios liberador (Éxodo).
La filiación divina de la humanidad
La Ley de Dios y el Código de Amurabi
El consejo de ancianos en el Plan de Dios
La alianza de las tribus en Siquem
La Tierra Prometida en el Plan de Salvación
El Año de Gracia y del Perdón: el Jubileo
Los jueces, salvadores de Israel
Los extranjeros dentro del Pueblo y el Plan de Dios
Los reyes que siguen el Plan de Dios son figura mesiánica
La sabiduría en la fe del pueblo
La sabiduría de Dios personificada
La riqueza integral de la oración de Israel (Salmos)
Mesianismo y Reino de Dios
Profetas menores y mayores
179.3 Nuevo Testamento
Los antepasados de Cristo son personas de diferentes pueblos
Dios encarnado en la historia humana por la aceptación de María,
mujer de Nazareth
El Magnificat, cántico liberador de María
Jesús de Nazareth, Hijo de Dios, Emmanuel, Salvador
Las bienaventuranzas de los pobres
Llamado a los apóstoles. Los discípulos. El ministerio de las
mujeres
El anuncio y las figuras del Reino de Dios
El Dios de Jesús como Padre
El Reino de Dios oculto a los sabios y revelado a los sencillos
El secreto mesiánico
El desarrollo de la fe de Jesús
Las multiplicaciones de los panes
Subida a Jerusalén y ministerio en conflicto
Los poderes políticos y religiosos se oponen a la misión de Jesús
Jesús alimento de la humanidad y la promesa del Espíritu
La pasión de Cristo y la oración sobre el compromiso por el Reino:
el Padre Nuestro
Crucifixión y muerte de Jesús
Las mujeres en la pasión y muerte de Cristo
La resurreción del Señor
Las mujeres testigos de la Resurrección y enviadas a los apóstoles
El primado de Pedro como servicio al pueblo
La misión hacia todos los pueblos de la tierra
Metodología de la misión
La venida del Espíritu Santo
Las primeras Iglesias
El apostolado de Pablo en favor de los diversos pueblos
Predicar el Evangelio, sembrar la Iglesia, mantener viva la
esperanza y dar consuelo en tiempos de persecución (Apocalipsis)
Tierra nueva y cielos nuevos: El sentido del Libro de la Revelación
179.4 Antropología Teológica
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo
La fe trinitaria vivida en las realidades humanas
El pecado: soberbia de la humanidad
La gracia: Cristo presente en nosotros y en nuestra historia
Escatología: La manifestación futura de las últimas cosas
179.5 Cristología
Los dogmas cristológicos
Los nombres de Cristo en el Evangelio
Los nombres de Cristo en la religiosidad indígena
Reinado y sacerdocio de Cristo
El seguimiento de Jesús
179.6 El Espíritu Santo
Cualidades personales al servicio de la comunidad
Carismas y dones del Espíritu
El Espíritu de Dios en las culturas indígenas
Acuerdo entre carismas y estructuras
Carismas y estructuras eclesiales para el bien de la comunidad
Espiritualidad indígena
179.7 Mariología
María y sus nombres en la religiosidad popular indígena
María en el Evangelio y en la tradición de la Iglesia
María en el Vaticano II
La Madre del Redentor, Redemptoris Mater
Los nombres de María en el Nícan Mopóhua
179.8 Eclesiología
Los mandamientos de la Iglesia
El pueblo en la religiosidad popular indígena
Servicios del sacerdocio ministerial
Institución del Diaconado
El Diaconado Indígena Permanente
Papel social y ministerial de la mujer en las comunidades indígenas
Papel social y ministerial de la mujer en la Iglesia
Ministerios autóctonos eclesiales
Consolidación de la Iglesia Autóctona
179.9 Liturgia
Las ceremonias tradicionales
Análisis de las ceremonias tradicionales
Sistematización de las ceremonias tradicionales
Inculturación de la Liturgia
179.10 Pastoral
El Magisterio del Vaticano II
El Magisterio de Medellín
Fundamentos Teológicos de la Pastoral Indígena en México
El Magisterio del Pacífico Sur
El Magisterio de Puebla
El Magisterio de Santo Domingo
El Sínodo de América
El servicio episcopal de la Diócesis de Chiapas y de San Cristóbal
La inculturación del Evangelio y de la Iglesia
179.11 Teología India
Metodología teológica
El Método de la teología india
Tipología de la teología india
Textos fundantes de teología india
Producción de textos de teología india
179.12 Historia
Introducción a la historia
Los grandes momentos de la historia de México
Geografía e historia del Estado de Chiapas
Historia de la evangelización en Chiapas
Historia de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas
Los grandes momentos de la historia del mundo
El momento histórico actual
179.13 Sociología
La política señala el caminar de la sociedad
Programas sociales de los partidos mexicanos
Propuestas política de la sociedad civil
Proyecto socio-económico mexicano de 1970-2000
Conformación social de los pueblos de Chiapas
Geopolítica del Estado de Chiapas
Geopolítica del sureste mexicano
La propuesta indígena de sociedad
179.14 Antropología
Introducción a la antropología
Pueblos y macroculturas del Continente
Pueblos y culturas de Mesoamérica
Pueblos y culturas de Chiapas
Los grandes sentidos de las culturas chiapanecas
Los indígenas y las culturas urbanas
179.15 Metodología
Modelos de organización social
Modelos de organización pastoral
La organización de las comunidades indígenas
El método de la catequesis hoy: Catechesi tradendae
El método de la nueva evangelización: Evangelii nuntiandi,
Redemptoris missio
El método de evangelización en el Nícan Mopóhua
El método pastoral profético
La planificación pastoral
El método evangelizador de La Iglesia en América
d) Formación Permanente del Diácono Indígena
180. La formación permanente se irá adquiriendo en los talleres de
formación integral que pueden recibirse mientras se está en
cualquiera de los demás niveles de formación. La formación
permanente privilegia la reflexión teológica y, en particular, la
reflexión teológica india sobre la experiencia del crecimiento
cristiano de las comunidades; todo esto con el fin de llegar a
elaborar las categorías teológicas del pensamiento religioso
indígena, y así, desde la Iglesia Autóctona, dar el aporte teológico
específico a la Iglesia Universal.
181. La formación permanente del Diácono Indígena irá incorporando a
su programa los temas que la realidad presente a las comunidades,
entre los cuales inicialmente se consideran los siguientes:
181.1 Introducción General al área de la Formación Permanente
181.2 El conocimiento humano
Introducción
Conocimiento espontáneo
Conocimiento reflejo
Conocimiento científico
Conocimiento filosófico
Conocimiento teológico
El conocimiento del corazón
181.3 Antropología
Introducción
Recuperación de la identidad cultural
181.4 Historia
Introducción
Recuperación de la memoria histórica
181.5 Teología
Introducción
La teología vivida
La teología reflexionada
La teología sistematizada
La teología comunicada
La teología celebrada
181.6 Teología India
Introducción a la teología india
Experiencia teológica milenaria de los pueblos indios
Experiencia actual de la teología india
El sujeto de la teología india
En donde se hace la teología india
De qué trata la teología india
Para qué es la teología india
Fuentes de la teología india
Diálogo entre diferentes teologías
182. Para asegurar la continuidad de la formación permanente y su
metodología, se requerirá el apoyo de una Comisión Diocesana de
Formación Diaconal y de un Consejo Diaconal Diocesano, que se
encargarán de dar seguimiento para que se cumplan todos los
programas y los tiempos de la formación.
VII. ESPIRITUALIDAD
DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE.
Los ministros deben conseguir la santidad de manera propia, ejerciendo sincera e
incansablemente su ministerio en el Espíritu de Cristo. Concilio Ecuménico Vaticano II
Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros
Optatam totius, 13
183. Los Diáconos Indígenas Permanentes se esfuerzan por descubrir y
recibir de Dios la fuerza del Espíritu que Él ha puesto en su
ministerio, y que necesitan para perseverar y desempeñar su servicio
de fe.
EL ESPÍRITU DE CRISTO
EN LA HISTORIA Y EN LOS PUEBLOS INDIOS
184. Dios se nos ha revelado y nos ha manifestado el misterio de su
voluntad86
. La voluntad de Dios la conocemos de muchas maneras
a) La encontramos en las Sagradas Escrituras.
b) Además, como nos enseña el Concilio Ecuménico Vaticano II,
con la sola luz de la razón podemos entender su voluntad, sin
error.87
Esta es la que llamamos Revelación natural.
86
Cfr. Efesios 1,9; Hebreos 1,1-2; Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la divina
revelación, Déi Vérbum, 2 87
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la divina revelación, Dei
Verbum,6
c) Continuamente, el plan de Dios se nos revela en los signos de los
tiempos que acontecen en la vida de nuestras comunidades88
. La
conocemos como Revelación en la historia.
d) Nos dice el Concilio que antes de predicar la Buena Noticia del
Evangelio, debemos descubrir la presencia de la revelación de Dios
en las culturas.. a través de las Semillas del Verbo que hay
plantadas en todas ellas89
.
185. Los Diáconos Indígenas Permanentes están seguros que Dios
derrama su Espíritu sobre toda carne.90
Por lo tanto, también sus
pueblos han recibido el Espíritu Santo91
. La manera como los
creyentes viven el Espíritu depende mucho de la realidad, de su
experiencia y de su cultura.
186. Tomando en cuenta la revelación de Dios en las culturas y su
revelación en las Sagradas Escrituras que custodia la Iglesia, el
Diácono Indígena, desde su tradición milenaria y desde su fe, ayuda
a las comunidades a descubrir y a manifestar de qué maneras Dios y
su Espíritu las acompañan siempre y las fortalecen en la vivencia
diaria de sus compromisos de fe. Las primeras comunidades sabían
que debemos escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias.92
187. Los Diáconos Indígenas Permanentes creen que Jesús les envió a su
Espíritu para que fuera su fuerza y su defensa en todo momento93
.
88
Cfr.Mateo 16, 1-5 89
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes,11 y
otros. 90
Cfr. Hechos 2, 17 91
Cfr. Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes, en Australia 92
Apocalipsis 2, 7 93
Cfr. Juan 16, 7-11
Por ello, su espiritualidad como Diáconos es la fuerza de Dios en
ellos. Esa fuerza espiritual la necesitan para vivir su vocación y dar
testimonio ante los demás.
188. Las culturas de los pueblos mayas también fueron fecundadas por la
presencia y la acción de Dios, a quien sus antepasados llamaron
Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, Creador y Formador,
Madre y Padre de la vida94
. Según su tradición, al Espíritu de Dios
lo encuentran en todas partes. Él está animando y cuidando la fuerza
del sol, la fuerza de la tierra, la fuerza del agua, la fuerza de las
personas. Los mayas creen que él conserva la vida, da el crecimiento
y la maduración. Él acompaña a las personas en todas sus
ocupaciones y actividades: en su éxodo de las fincas, en su camino
de recuperación de la tierra, en los esfuerzos por formar comunidad,
en el servicio político. Por eso antiguamente lo representaban de
muchas maneras. Los Diáconos Indígenas Permanentes, han de
sentir una gran alegría cuando profundizan esa experiencia espiritual
de sus pueblos, y comparten su riqueza con otras comunidades de fe,
para el enriquecimiento de toda la Iglesia.
189. Los pueblos indígenas son pueblos de oración. En su oración le
hablan a Dios de su pueblo y Dios les habla de lo que quiere para su
pueblo. Para hablar con Dios en la oración, necesitan la fuerza del
Espíritu: para que los ilumine, para que les ponga en la boca las
palabras que necesitan, para que les permita aguantar y soportar la
carga de su voluntad aún en los momentos más difíciles.
94
Cfr. Popol Wuj, El Libro de la Comunidad. Prólogo.
190. Muchos pueblos indígenas dedican gran parte de su tiempo también
a la contemplación. Los embeleza contemplar las maravillas de Dios
en todas las cosas, en las plantas, en los animales y en toda la
creación. Les gusta apreciar la fuerza de Dios en la tierra, en el agua,
en el viento, en los rayos, en el granizo, en los ríos, en la selva, en la
montaña. Y la respetan cuando se mueve con violencia. Después se
calma, y canta, y arrulla y da el calor tibio que hace brotar la vida
por todas partes.
191. Las comunidades indígenas se alegran cuando descubren a Dios en
los juegos y sonrisas de sus niños. No hay como contemplar a Dios
en el corazón de los hermanos y de las hermanas95
. Les estremece
cuando ven cómo Dios se asienta en el centro de su historia, en la
construcción y en las esperanzas de la comunidad, en los
compromisos que hacen para hacer que su vida sea más digna. El
Espíritu de Dios los lleva por donde quiere.
LA FUERZA DE DIOS
EN EL SERVICIO A LA COMUNIDAD
DE ACUERDO A LA CULTURA
192. Desde antes que llegara por primera vez el Evangelio a estas tierras,
Dios ya había dado su Espíritu Santo a todos los pueblos. Los
abuelos y abuelas, mediante la Palabra Antigua que les comunican,
les han enseñado cómo siempre han sentido su presencia en la
historia y en el caminar de las comunidades.
95
Cfr.Cantos de Nezahualcoyotl.
193. Las culturas y tradiciones religiosas indígenas enseñan que todos los
que llegan a este mundo aceptan un compromiso con Dios. Este
compromiso lo pueden cumplir porque Él mismo los fortalece con
su Espíritu. Toda persona nace para orientar, para aconsejar, para
iluminar; no para crear problemas, ni para confundir. Nacen para
respetar a Dios, para honrarlo, para agradecerle, para amarlo; no
viven para sentirse más que Él o para pensar que son más que los
demás. Esta tradición indígena, que tiene muchos siglos, aparece
claramente en el Libro de la Comunidad, el Popol Wuj.
194. Según la Palabra Antigua de los pueblos indígenas, las personas
brotan para estar alegres y gozar de todo lo que Dios les ha dado.
Dicen los principales de las comunidades que todos tienen la
responsabilidad de hacer cosas bellas, cuidando de todo y
proponiendo cosas nuevas. Nacen para construir un mundo humano.
De allí que en el trabajo como Diáconos Indígenas Permanentes
tienen que avivar el Espíritu en la comunidad para que el pueblo
pueda cumplir estas tareas que ayudan al mundo y a la vida de
creyentes. Con la fuerza del Espíritu pueden realizar todo esto según
su tradición y de acuerdo con la fe.
195. Los antepasados mayas creían que Hun-Ah-Puh, “uno-Dios-es”,
llama a todas las personas a ocupar un lugar y un tiempo en esta
tierra. Los pueblos mayas acostumbran organizar el tiempo en sus
diferentes calendarios; también saben convertir diversos sitios en
Lugares Sagrados. El Espíritu de Dios los sigue llamando a realizar
su trabajo como servicio en bien de la comunidad, y lograr así que
allí en donde viven sea también un lugar sagrado, porque en él
buscan su gracia. El Espíritu de Dios los llama a vivir, a unir sus
fuerzas, a compartir su sabiduría, sus deseos, su palabra, y hacer
acuerdos para que todo esté orientado según Dios.
196. Dicen los ancianos y ancianas: Muchas son las tareas y los trabajos
que los hombres y las mujeres vienen a realizar en la tierra:
Trabajan el campo, siembran árboles, fundan una familia, educan a
sus hijos, participan en los servicios y compromisos de la
comunidad, conservan la tradición y la fe que les han transmitido.
Cumplen bien estos distintos servicios porque el Espíritu habita en
ellos, pues todo don perfecto para la edificación de la comunidad
procede de lo alto96
. Así nada les falta ni a ellos ni a Dios; así el
universo entero y la humanidad están enraizados, están sustentados,
están contentos y satisfechos.
197. El Diácono Indígena, al realizar su ministerio, responde al Espíritu
que se hace Jícara Azul, Jícara Verde, Corazón del Cielo y Corazón
de la Tierra97
. Él desde siempre los llama a ayudar y a orientar; para
que también la comunidad se deje guiar por el Espíritu de Jesús
hacia la unidad, la justicia, la verdad, el perdón, la reconciliación y
la paz; por Él pueden reconstruir la verdadera armonía con la
naturaleza, entre hombres y mujeres, y con Dios.
LLAMADOS, A EJEMPLO DE JESÚS,
A SERVIR, NO A SER SERVIDOS
198. Jesús nos dio ejemplo de cómo servir a la comunidad98
. Esto lo
vemos más claro en las palabras que les dijo a sus amigos cuando se
despedía de ellos: Aun el Hijo del hombre no vino a ser servido,
sino a servir99
. Por eso, la mejor forma de ir por el mismo camino
del
96
Cfr Santiago 1, 17 97
Cfr.Popol Wuj, El libro de la Comunidad. 98
Cfr. Marcos 10, 35-45, y Lucas 22, 24-27 99
Marcos 10, 45
Señor es el servicio a las personas y a la comunidad. Y esto
solamente lo pueden hacer los Diáconos Indígenas Permanentes si
su Espíritu está con ellos. Servir a la comunidad da mucha fortaleza
espiritual.
199. Esa experiencia de servicio como la de Jesús, también la tienen
desde muy antiguo los pueblos con culturas indígenas. En las
comunidades, quien recibe un cargo no es para dominar, ni para
alzarse ante la comunidad; lo recibe para servir. Esta exigencia es
aún más fuerte para el que ha recibido el cargo de Diácono Indígena
Permanente. Así como los servicios indígenas no se otorgan para
tener dinero ni propiedades; igualmente, el Diaconado Indígena
Permanente es un cargo que se funda en la disponibilidad de
servicio que hay en las culturas indígenas.
200. Como lo hizo Jesús, el Diácono Indígena y su esposa, con sencillez
y rectitud de corazón, cada día donarán su vida en el servicio a la
comunidad; asumen, desde la fe, las dificultades propias de su
ministerio; saben que hay que pasar por esto para llegar a la propia
resurrección y a la resurrección del pueblo.
201. Para servir mejor a la comunidad, el Diácono Indígena y su esposa
siempre deben tomar en cuenta la situación concreta de las
comunidades en las que realizan su ministerio. Todas esas
circunstancias les servirán para construir su oración; y también las
reflexionarán constantemente, con el fin de encontrar en ellas las
luces del Espíritu Santo que necesitan para realizar eficazmente su
trabajo con fe.
MARÍA, MUJER DIGNA,
AL SERVICIO DE DIOS Y DE SU PUEBLO
202. Las culturas mayas le dan mucha participación a la mujer en todos
los campos de la vida. En las pinturas mayas vemos mujeres que
sanan, mujeres que cantan, mujeres que gobiernan. En la ciudad
antigua de Palenque los hombres políticos aparecen junto con una
mujer. Eso nos enseña que la experiencia familiar, social y
espiritual de las mujeres de antes y de hoy, debe inspirar el servicio
de los Diáconos Indígenas Permanentes para profundizar,
encaminar, y ver el horizonte de su acción promocional, pastoral y
de fe.
203. Es bueno que el Diácono Indígena y su esposa vuelvan con
frecuencia sus ojos y su corazón a María, la Madre de Jesús. En el
cerro del Tepeyac ella se presentó como la Madre del verdadero
Dios por quien se vive.100
Ella, al encomendarle su misión al indio
Juan Diego, le dio el cargo de ser su embajador, muy digno de
confianza101
. María, la Madre de Dios, fue siempre la mujer sencilla,
preocupada por su pueblo, y servidora de Dios102
. Ella es un grande
ejemplo, no solamente para la esposa del Diácono sino también para
el mismo Diácono y para la comunidad103
. Si el Diácono y su esposa
están cerca de María, tendrán más ánimo y serán más eficaces en su
servicio pastoral.
100
In Ipalnemohuani. 101
Cfr.Narración de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Nican Mopohua. 102
Cfr.Especialmente el evangelio de Lucas. 103
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium. Capítulo 8.
204. Nos dice la Santa Biblia que cuando el ángel le anunció a María que
ella sería la madre de nuestro Redentor, ella le respondió: Soy la
servidora del Señor104
. Vemos así a María, como la mujer
totalmente dispuesta para que se cumpla en ella, a través de su
mediación, lo que Dios quiere. A ejemplo de María, el Diácono
Indígena Permanente y su esposa han de desarrollar esta
disponibilidad y mediación para que su vocación y su servicio sean
siempre eficaces según la fe.
205. La Palabra de Dios nos dice cómo María, la Madre de Jesús, en
muchas ocasiones, servía y acudía en ayuda de su pueblo. A su
prima Isabel la va a visitar a la montaña cuando estaba para dar a
luz105
; se inquietó porque los recién casados de Caná se habían
quedado sin vino106
, logrando que su Hijo Jesús les ayudara. María
sintió mucha pena cuando su Hijo se perdió después de su primera
visita al templo, y se puso a buscarlo107
. La fuerza espiritual de
María es ejemplo y fuente que inspira la vida del Diácono Indígena
y de su esposa.
206. Recordamos que María de Guadalupe le habló al indio Juan Diego
en momentos de guerra y destrucción muy difíciles para su pueblo.
Ella se mostró a ese indio pobre en el cerro del Tepeyac, y le
comunicó que su santa voluntad es Oír y remediar todas las
angustias, miserias, penas y dolores. Y mostrar y dar todo mi amor,
compasión, auxilio y defensa a los habitantes de estas tierras108
. En
un momento difícil Juan Diego hizo suyas estas
104
Lucas 1, 38 105
Cfr. Lucas 1, 39-56 106
Cfr. Juan 2, 1ss 107
Cfr. Lucas 2, 21-38 108
Nican Mopohua.
palabras, y se preocupó por curar y sanar a su tío. Igualmente, el
Diácono y su esposa cuidan del pueblo como parte principal de su
servicio en la Iglesia.
207. María de Nazareth se dejó guiar por la fuerza del Espíritu, y
concibió en su seno a Aquél que vino a salvar al pueblo de sus
pecados. Por eso a su Hijo le puso Jesús, que quiere decir “Yahvéh
salva”109
. El Diácono Indígena y su esposa, que quieren que por su
servicio se realice la salvación del Señor para la comunidad, en todo
momento han de dirigir sus pasos por ese mismo camino del Espíritu
que quiere la salvación de su pueblo.
ELEGIDOS POR DIOS
A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD
208. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente y su esposa, que
han dado servicio y testimonio a su comunidad, son considerados
como personas dignas, y presentados al Obispo para que los ordene
Diáconos. Esta dignidad la han de fortalecer siempre, tanto con su
espiritualidad tradicional como con la espiritualidad bíblica; de
modo que cada vez más su cargo sea un signo claro de la presencia
del Espíritu de Dios en el pueblo.
209. La comunidad indígena, cuando propone para un ministerio a alguno
de sus miembros, se siente corresponsable y colabora con él,
especialmente cuando éste más lo necesita. Por su parte, la
109
Mateo 1, 18-25
comunidad asuma con responsabilidad los acuerdos que resultan del
ministerio del Diácono, y sea capaz de cumplirlos con
responsabilidad y amor.
210. El Diácono Indígena y su esposa, al aceptar dar su servicio a la
comunidad, reciben del Espíritu Santo un carisma especial. Este
carisma, que contiene muchos dones, se los confía el Espíritu para
el bien del pueblo. A través del servicio, Él es quien los impulsa a
vivir la fe, el amor y la unidad al interior de la comunidad.
CONSAGRADOS EN EL MATRIMONIO
Y LLAMADOS A SERVIR COMO PAREJA
211. En la jerarquía tradicional indígena, ser casados es una condición
indispensable para los cargos; ya que a la persona soltera todavía no
se la considera plenamente madura. Por ello las comunidades,
normalmente, eligen para presentar como Candidato al Diaconado a
un hombre casado110
. No por esto la mujer adquiere una obligación
canónica. Sin embargo entre los indígenas la mujer va encontrando
su camino en el ministerio diaconal de su esposo, y participa
significativamente.
212. Por el sacramento del matrimonio el hombre y la mujer quedan
consagrados para dar testimonio ante el pueblo del amor que Dios le
tiene a la humanidad. Por eso, cuando la comunidad les pide un
servicio, el Diácono Indígena y su esposa lo aceptan y lo dan juntos,
110
En tzeltal, p.e., el marido llama a su mujer snuhp’jti’ snuhp’ co’tan, la pareja de mis labios, la pareja de mi
corazón; indicando unión de palabras, hechos y sentimientos.
como pareja. De no ser así, se perdería la unión armónica de la
pareja, y también se malograría la unión de este matrimonio con la
comunidad terrestre y la comunidad celeste.
213. El Diácono Indígena, para su vida familiar, social y eclesial, contará
siempre con el apoyo de su esposa, quien tendrá una verdadera
participación en el ejercicio de su ministerio.
SERVICIO DIACONAL
COMO DIGNIDAD Y FORTALECIMIENTO DE LA FE
214. Cuando alguien sirve a una comunidad indígena, por ese mismo
servicio llega a ser plenamente miembro de la comunidad. Estos
servicios se otorgan de acuerdo a los valores propios de la cultura,
como son la generosidad, la donación, el respeto, la humildad, tener
un sólo corazón, actuar con rectitud y sacrificio. Dar un servicio a
la comunidad con estas características sólo lo pueden hacer aquellas
personas que tienen abierto el corazón a Dios para dejarse guiar por
su Espíritu111
. Esta forma de actuar la deben vivir con mayor razón
el Diácono Indígena Permanente y su esposa, quienes además de los
valores culturales añaden a su experiencia los valores de la fe y los
de las gracias especiales que han recibido.
215. En los acontecimientos de la vida del pueblo, que Jesús llamaba
signos de los tiempos,112
supo él reconocer la voluntad del Padre, y
servirlo. Este servicio lo unía profundamente con su Padre,
111
Cfr. Lucas 4,18-21 112
Cfr. Mateo 16, 1ss
puesto que decía que había venido para hacer no su voluntad, sino
la voluntad de aquél que lo había enviado.113
Lo mismo sucede con
los servicios pastorales: el Diácono siente que al darle un servicio a
la comunidad está haciendo la voluntad del Padre. Por esta razón el
Diácono Indígena ha de aceptar con alegría este ministerio.
216. El Diácono Indígena y su esposa, al servir a la comunidad,
engrandecen el corazón y la fe del pueblo. A la vez, con su vida de
fe la comunidad engrandece el corazón de los Diáconos y sus
esposas, porque los consideran personas dignas que los llevan a
Dios.
PREPARACIÓN ESPIRITUAL
PARA LA TOMA DEL CARGO DE DIÁCONO
217. En la comunidad indígena, la palabra más sabia la da quien tiene
conocimiento y experiencia de Dios. Saben cómo hablarle a Dios de
la comunidad. Si el Diácono Indígena y su esposa mantienen una
profunda relación espiritual con Dios, con la comunidad y la
solución de los problemas, su servicio será bueno. De esta relación
espiritual con Dios reciben el Diácono Indígena y su esposa la
sabiduría para servir a la comunidad como Dios quiere.114
Para
lograr esto, los Diáconos Indígenas Permanentes y sus esposas,
según su propia tradición cultural y religiosa, frecuentemente se
deben dedicar a la oración y a la contemplación. Quiera Dios que
113
Cfr. Juan 4, 33ss 114
Cfr. Juan 15,4-5
cuando el tiempo llegue y se vaya los encuentre orando y
contemplando, 115
en una acción espiritual contínua.
218. El Diácono Indígena y su esposa, para recibir el cargo del
Diaconado, han de prepararse según la tradición de su cultura. Por
varios días hagan ayuno de alimentos y de compañía; busquen
tiempo y lugares para la oración y la contemplación; tomen en
cuenta las palabras de consejo que les dan las personas sabias de la
comunidad que por mucho tiempo han cargado la vida del pueblo, y
que les hablan sobre lo que Dios; busquen en la Palabra de Dios a
qué los llama él en estos momentos; hagan y participen en varios
ritos y ceremonias propias. Júntense con otros Diáconos y sus
esposas para compartir su fe, e intercambiar sobre sus vocaciones,
carismas y sobre los llamados que Dios les hace y los dones que les
entrega para esta Iglesia de San Cristóbal de las Casas y para toda la
Iglesia. En todo esto hay una gran fortaleza espiritual.
115
En la mentalidad indígena maya cuando se presenta un katún de veinte años, todavía está vigente por diez
años el katún anterior; y cuando al katún presente le faltan aún diez años de vigencia entra el katún futuro. En este
engarzamiento de tiempos consiste que el tiempo pasa.
VIII. PRESCRIPCIONES JURÍDICAS
PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y LA VIDA
DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES
La nueva legislación canónica se convierta en un medio eficaz para que la Iglesia
pueda perfeccionarse, de acuerdo con el espíritu del Vaticano II, y cada día esté
en mejores disposiciones de realizar su misión de salvación en este mundo. Juan Pablo II,
Promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico,
Sacrae disciplinae leges, II parte, p. XIII
A. CONDICIONES PARA LA ORDENACIÓN
DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES
219. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá reunir estos
requisitos básicos:
Haber recibido los sacramentos de la iniciación cristiana:
Bautismo, Confirmación, Reconciliación y Eucaristía.
Si es casado, haber cumplido 35 años de edad116
; haber recibido
válidamente el sacramento del Matrimonio y haber vivido en él un
período suficiente que atestigüe su estabilidad familiar.
Si es célibe, haber cumplido 25 años de edad117
. En este caso le
obliga el juramento de celibato, y tendrá un impedimento
dirimente para casarse118
.
116
Codex Iuris Canonici, c 103-2 117
Codex Iuris Canonici, c 1031-2 118
Codex Iuris Canonici, c 1087
220. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá reunir las
debidas cualidades de:
Tener fe íntegra, estar movido por recta intención, poseer
sabiduría para guiar y orientar a la comunidad, tener buenas
costumbres y virtudes, gozar de buena fama en su comunidad,
tener salud física y psicológica119
y tener las cualidades propias
para el ministerio a juicio del Ordinario.
Tener las cualidades que las comunidades indígenas consideren
necesarias según la propia cultura.
221. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá estar libre
de irregularidades o impedimentos:
Que no tenga enfermedad psíquica que lo incapacite a desempeñar
rectamente el ministerio.
Que no haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma.
Que no haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto
habiéndose verificado éste; así como el no haber colaborado
positivamente en todo esto.
Que no se haya dolosamente y de manera grave mutilado a sí
mismo o a otro, o haya intentado suicidarse.
Que no desempeñe un cargo público que lleve consigo una
participación en el ejercicio de la potestad civil120
.
119
Codex Iuris Canonici 1029 120
Directorio nacional para el Diaconado Permanente, 244
222. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe cumplir las
prescripciones diocesanas:
Haber servido como Catequista por un período no menor a cinco
años.
Haber realizado el período de prueba llamado Candidato al
Diaconado Indígena Permanente por un mínimo de tres años.
223. El Aspirante a Diácono Indígena Permanente deberá ser escogido
por la comunidad. Las comunidades, en comunión con los Agentes
de Pastoral, y según la costumbre indígena de cada lugar, escoge a
sus Candidatos al Diaconado Indígena Permanentes para iniciar un
proceso de preparación y prueba y, llegado su momento,
presentarlos ante el Obispo.
224. En los lugares donde sea necesario, los Candidatos al Diaconado
Indígena Permanente podrán, de manera extraordinaria, ser
ministros del Bautismo y testigos del Matrimonio, lo cual debe
expresarse en el rito de admisión y constar por la autorización del
Obispo Diocesano.
225. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá haber
recibido la formación y capacitación según las normas y tiempos
propuestos por el Equipo Pastoral y aprobados por el Obispo, según
las normas de este Directorio.
226. El Obispo Diocesano, habiendo examinado el proceso de elección y
formación que se ha realizado, previa entrevista con el Candidato al
Diaconado Indígena Permanente y su familia, y después de
haber escuchado a algunos miembros de la comunidad y a los
Agentes de Pastoral de la comunidad responsable que lo presenta,
elige formalmente a dicho Candidato al ministerio del Diaconado
Indígena Permanente.
227. Todo el proceso de invitación y elección de los Candidatos al
Diaconado Indígena Permanente, así como el de formación,
solicitud, escrutinio y decisión deberá constar por escrito. Para ello
se levantarán las actas correspondientes en la comunidad o región,
en la Parroquia y/o en el equipo pastoral y Curia Diocesana,
conservándose copia de éstas en los archivos para Diáconos y
Ministerios de cada Parroquia y en los archivos de la Cancillería
Diocesana. Háganse eventualmente traducciones al español de
dichas actas.
228. Corresponde en definitiva al Obispo Diocesano ordenar Diácono
Indígena Permanente al Candidato que cumpla, según su prudente
juicio, todos los requisitos exigidos por el Derecho común y el
particular, que no estén reservados a la Santa Sede.121
229. Para el ejercicio del Diaconado Indígena Permanente, debe constar
al Obispo Diocesano que se han recibido los siguientes documentos:
Acta de Bautismo
Acta de Confirmación
Acta de Matrimonio
Acta de elección comunitaria y solicitud al Obispo.
121
Según el cánon 87-1 del Código de Derecho Canónico.
Acta de aceptación del ministerio, firmada por el Candidato al
Diaconado Indígena Permanente y su esposa.
Carta de testificación del párroco y/o equipo pastoral del lugar,
sobre la capacitación y preparación recibida, sus cualidades y
actitudes para ejercer el ministerio122
.
Constancia de Admisión como Candidato al Diaconado Indígena
Permanente.
Si es célibe, juramento de observar el celibato.
Acta de ordenación.
B. PRESCRIPCIONES
PARA EL EJERCICIO DEL MINISTERIO
230. El Diácono Indígena siempre ejercerá su ministerio en coordinación
con los demás Diáconos, con los demás Ministros y Catequistas, con
el Párroco y/o con el Equipo Pastoral del lugar, y, en su caso con el
Consejo Parroquial. Los Diáconos Indígenas Permanentes ejercen su
ministerio en tres servicios principales a la comunidad: La Palabra,
La Liturgia y la Caridad, siempre en comunión con el Obispo y su
Presbiterio.
231. El Diácono Indígena Permanente en nuestra Diócesis usará como
vestidura propia de su ministerio la estola cruzada, pendiente del
hombro derecho.
122
Cfr. Codex Iuris Canonici 1025
232. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente, para las
celebraciones, usará un símbolo propio de la cultura que se haya
acordado con la comunidad, según la costumbre propia de la región,
y que lo distinga del Diácono.
a) El ministerio de la Palabra Divina
233. Al Diácono Indígena le corresponde leer, enseñar e ilustrar la
Sagrada Escritura a la Comunidad Cristiana; procurando en todo
momento la encarnación del Evangelio en su cultura, según el
Magisterio de la Iglesia123
.
234. En donde existe la tradición de que otros ministros tengan como
servicio específico la lectura y comentario de la Palabra Divina,
conviene que el Diácono Indígena Permanente les delegue esta
función, en virtud de los principios eclesiales de la comunión y
participación.
235. En el Ministerio de la Palabra, el Diácono ha de proponer
íntegramente el Misterio de Cristo, que se debe fundar en la Sagrada
Escritura, en la Tradición Eclesial, en la Liturgia, en el Magisterio y
en la vida de la Iglesia, y en la cultura e historia de su Pueblo124
.
236. La homilía conserva su importancia como parte de la Liturgia de la
Palabra, y está reservada al Sacerdote y al Diácono. Sin embargo, en
las celebraciones comunitarias de la Palabra divina, se conservará la
costumbre de que ésta sea comentada también por la asamblea de los
fieles.
123
Cfr. Redemptoris Missio, 52-55 124
Cfr. Codex Iuris Canonici cánon 760; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 251
237. El Ministerio de la Palabra debe estar respaldado por la fe de la
comunidad y la del Diácono Indígena Permanente, lo cual se
manifiesta también en la promoción de la justicia y la caridad
cristianas125
.
238. El Diácono Indígena tiene la facultad de predicar donde ejerce su
ministerio. Esta facultad le puede ser ampliada, restringida o
quitada126
. Apoyado en la práctica pastoral de la Diócesis, el
Catequista Indígena, o el Delegado de la Palabra, presidirán
regularmente las reuniones dominicales sin celebración de la
Eucaristía, según las normas particulares de la Diócesis. A él
corresponde el Ministerio de la Palabra127
. Elabórense guiones
indicativos para esas celebraciones.
b) El ministerio de la santificación
239. En la celebración de los sacramentos, el Diácono Indígena se
atendrá a las prescripciones de los libros litúrgicos, atendiendo
cuidadosamente los anhelos de inculturación de la Iglesia128
.
240. Las traducciones de los libros litúrgicos a los diferentes idiomas de
la región han de mantener tanto la unidad de sentido que se observa
en los rituales de cada sacramento, cuanto el sentido propio que se
tiene en la cultura.
125
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 260 126
Codex Iuris Canonici, c 764; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 250 127
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 254, 255 128
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum Concilium
241. Las modificaciones en los símbolos sacramentales que según sus
culturas se consideren adecuadas al lenguaje verbal, simbólico, ritual
y no verbal de las comunidades indígenas, deberán ser estimuladas,
impulsadas y aprobadas por el Obispo. Cuídese celosamente la
unidad, armonía y convergencia de todas las celebraciones,
buscando la unidad en la diversidad.
242. El Bautismo. El Diácono Indígena es ministro ordinario del
Bautismo129
. Por eso, es conveniente que exista un número
proporcionado de ellos, para que puedan atender las necesidades
pastorales en todos los sitios donde lo requieran, a fin de favorecer
la adecuada iniciación cristiana en las comunidades indígenas.130
243. La Distribución de la Eucaristía. El Diácono es también ministro
ordinario para la distribución de la Sagrada Eucaristía, de la
exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición
eucarística131
.
244. El matrimonio. Aunque el Párroco es el testigo autorizado para la
celebración del matrimonio, el Diácono puede ser delegado para
asistir este sacramento en nombre de la Iglesia132
245. Cuando se prevea prudentemente que no se puede acudir al Párroco
o al Sacerdote o Diácono delegado para asistir al matrimonio en el
término de un mes, para la validez del sacramento, el Obispo, con
licencia de la Santa Sede, autoriza que se contraiga ante dos
testigos133
. Deberá notificarse dicho matrimonio al Párroco.
129
Codex Iuris Canonici, c 861 130
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 263 131
Codex Iuris Canonici, c 910; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 264 132
Codex Iuris Canonici, cc 1108 y 1111 133
Codex Iuris Canonici, 1116-1 y 2
246. En peligro de muerte, el Diácono Indígena Permanente puede
dispensar de la forma canónica del Matrimonio (ante un ministro
autorizado por la Iglesia y ante dos testigos) y de todos los
impedimentos de derecho eclesiástico. Estas dispensas no las
concederá a quien tiene el sacramento del presbiterado.134
247. El consuelo a los enfermos. El sacramento de la Unción de los
Enfermos queda reservado a los presbíteros135
. En efecto, la Unción
de los Enfermos lleva consigo la absolución de los pecados que
requiere de la ordenación sacerdotal.
248. El Diácono Indígena Permanente es ministro ordinario de la
animación de enfermos para los cuales se implora la salud por
medio de la Palabra, la oración y demás signos sensibles, según la
cultura. También son ministros ordinarios del consuelo de enfermos
graves, que en ocasiones toma el significado de la última despedida.
249. Los sacramentales. Por otros variados medios realiza la Iglesia la
función de Santificar, ya sea con oraciones, ya sea con prácticas
propias de la religiosidad popular136
y con obras de penitencia y
caridad, que contribuyen al crecimiento del Reino de Dios. Puede el
Diácono Indígena realizar las bendiciones, la celebración de las
exequias, así como presidir los ritos fúnebres.
134
Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 266 135
Codex Iuris Canonici, c 1003 136
Cfr. Codex Iuris Canonici, c 1168, que, en determinadas circunstancias, a juicio del Obispo, también
faculta a los laicos para estos servicios.
c) El ministerio de la Caridad
250. Como agente activo de la pastoral, el Diácono Indígena puede ser
miembro de los Consejos de Pastoral, y está llamado a fomentar y
respetar los ministerios no ordenados y a promover y sostener las
actividades apostólicas de otros ministerios diocesanos.
251. El Diácono Indígena Permanente debe sentirse impulsado a sostener
las actividades apostólicas de los laicos en el servicio al Reino de
Dios; debe ejercer así una función misionera en orden a la liberación
integral de la persona humana; y de esta manera contribuir a
concientizar al Pueblo de Dios en las tareas promocionales que la fe
cristiana exige a quienes conviven en una comunidad civil y
eclesial137
.
252. Los Diáconos Indígenas Permanentes están llamados a fomentar y
apoyar en la comunidad la obra y oficios pastorales de la caridad, de
la administración y de servicio a la sociedad, siempre en comunión
con el Obispo y su Presbiterio138
.
253. La participación del Diácono Indígena Permanente en la Jerarquía
de la Iglesia como grado propio y permanente no ha de convertirse
en la aspiración a privilegios y beneficios personales. La esposa
también debe vivir en austeridad, impulsando a su esposo a
mantenerse en este ministerio dentro del espíritu de servicio
137
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 281 138
Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 280
d) Ministerio diaconal en comunión eclesial
254. El Diácono Indígena Permanente, acompañado de su esposa,
ejercerá su ministerio en la comunidad o grupo de comunidades para
las cuales fue electo.
255. Para mostrar la universalidad de la Iglesia y fortalecer su unidad, se
promoverán las visitas entre las comunidades con ocasión de cursos,
encuentros o fiestas. De esta manera los Diáconos Indígenas podrán
intercambiar su experiencia y dar solemnidad a las celebraciones en
ambiente de comunión eclesial.
256. Para que el Diácono Indígena Permanente pueda ejercer su
ministerio en otras comunidades o zonas pastorales, deberá contar
con la invitación escrita de esas comunidades, con el permiso de las
comunidades donde originalmente fue nombrado, y con la
autorización del Párroco y/o del Equipo Pastoral. Cuando se trate de
comunidades de diferentes parroquias, deberá contar, además con la
autorización de los dos Párrocos o Equipos Pastorales, y la del
Obispo. Para ejercer el ministerio en otra Diócesis deberá contar,
además, con licencia especial de su Ordinario y con la autorización
del Obispo de dicha Diócesis.
257. Para la excardinación o incardinación del Diácono Indígena
Permanente se procederá conforme lo establece el derecho139
, pero
se recomienda lo siguiente: a) Contar con la aprobación de la
comunidad a la cual pertenece; b) garantizar que su traslado es por
139
Cfr. Codex Iuris Canonici, cc 265 y 267
motivos de innegable necesidad y no por diferencias con la
comunidad, el Párroco o el Obispo; c) contar con la aprobación del
Párroco y/o del Equipo Pastoral y comunidades de su destino.
258. Para que el Diácono Indígena Permanente y su esposa ejerzan
adecuadamente su ministerio deberán buscarse los medios y
mecanismos locales y diocesanos necesarios para que reciban una
constante formación, se evalúe el ejercicio de su ministerio y se
mantengan en comunión con el Obispo y su Presbiterio, la Parroquia
y las comunidades que la conforman.
259. La tradición de las comunidades indígenas otorga a los ancianos de
la comunidad un papel de autoridad moral en la vida de sus
miembros. Por lo tanto, los Diáconos Indígenas Permanentes
deberán contar con ancianos que los auxilien y aconsejen en su
tarea. En los lugares donde no existan posibilidades para hacerlo,
búsquese a personas cuya experiencia y autoridad moral en la
comunidad les capacite para dicho ministerio.
260. En los Consejos Parroquiales de Pastoral deberá incluirse al menos a
un Diácono Indígena y su esposa.
261. Los Diáconos Indígenas Permanentes deben estar representados en
las estructuras pastorales de las zonas o parroquias. Entre sus tareas
deberá agregarse la evaluación y animación al Diaconado.
262. Para la construcción de la Iglesia Autóctona, en los planes de
formación que deberán ser propuestos por los Equipos Pastorales y
aprobados por el Obispo, según las normas de este Directorio, es
necesario incluir elementos que ayuden a los Diáconos Indíge-
nas Permanentes a un mejor y más eficaz servicio en la Encarnación
del Evangelio en las culturas propias, que faciliten el uso de la
lengua, símbolos propios y sentido de la vida de acuerdo a sus
culturas.
C. DISPOSICIONES SOBRE LA VIDA
DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS
a) Testimonio de servicio en la vida matrimonial
263. Mediante la santificación de su matrimonio, el Diácono Indígena y
su esposa están llamados a dar testimonio de vida cristiana y de
santidad en la comunidad. No antepongan su ministerio sagrado a su
vida matrimonial y familiar.140
264. El Diácono Indígena Permanente y su esposa, deben estar
profundamente comprometidos con su ministerio. Iluminen su vida
y la de la comunidad con la Palabra de Dios. Procuren que en sus
celebraciones las comunidades se alimenten del Cuerpo del Señor.
Obtengan el mayor fruto de la oración, que es fuente de vida para la
comunidad141
.
265. El Diácono Indígena Permanente y su esposa participen y
promuevan en sus comunidades el Sacramento de la Paz y la
Reconciliación. Mediten con frecuencia la participación de María en
el ministerio de nuestra redención. Acompañen siempre a sus
comunidades en los medios de santificación que han heredado de sus
tradiciones milenarias.142
140
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 273 141
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 274 142
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 276
266. Para fortalecer su corazón en el servicio, y como ayuda para su
santificación, el Diácono Indígena y su esposa, asistan a las
reuniones y encuentros que con este fin se organicen en sus
parroquias y en la Diócesis.143
b) Estatuto económico de los diáconos indígenas
267. Sin menoscabo de lo prescrito en el canon 281-3 del Codex Iuris
Canonici, respecto de la retribución a los Diáconos Permanentes, es
costumbre inveterada en nuestra Diócesis, y muy concorde con la
práctica de los servicios entre los pueblos indígenas, que el Diácono
Indígena Permanente, fiel al mandato que el Señor hizo a la
humanidad desde el principio, viva de su trabajo144
. Como sucede
con todos los servicios y ministerios propios de las comunidades, no
espera un pago por sus servicios pastorales. Su ministerio lo ejerce
basado en la donación de la gracia y el servicio al Reino de Dios
que inauguró nuestro señor Jesucristo.
268. Los Diáconos Indígenas Permanentes no podrán recurrir a
estipendios por los servicios que otorgan, de lo contrario le restarían
sentido de donación a su ministerio. Los estipendios por los
sacramentos se regirán según las normas que establezca el Obispo
diocesano.
269. En los lugares en los que los Diáconos indígenas permanentes no
son numerosos y tienen que dedicar mucho más tiempo a su
ministerio, si las circunstancias indican que es necesario apoyar al
143
Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 275 144
Cfr. Génesis, 1, 28-29
Diácono en sus necesidades durante el tiempo en que se solicitan sus
servicios pastorales, serán las mismas comunidades que solicitan su
ministerio, quienes se preocuparán por solidarizarse en esas
necesidades
270. Es sumamente recomendable que se promuevan vocaciones para que
haya suficientes Diáconos en las comunidades. Así mismo se
recomienda que los Diáconos Indígenas Permanentes no tengan
muchas comisiones.
271. Es recomendable que las zonas pastorales procuren constituir cajas
en donde se colecten ofrendas y cooperaciones. La coordinación
velará porque los Diáconos, para su ministerio o su capacitación,
puedan recibir de allí los pasajes y alimentación necesarios.
272. El Diácono Indígena Permanente y su esposa encuentran gran
alegría y satisfacción en poder compartir en el servicio a las
comunidades las gracias, habilidades, capacitación, destreza y vida
que Dios les ha dado. De este modo se realiza en ellos lo que decía
el Señor: Me envió para anunciar la buena nueva a los pobres145
.
Así, se podrá decir de ellos y de aquellos a quienes sirven, lo que se
declaraba de los primeros cristianos: Vean cuánto se aman.
145
Lucas 4, 18-32
Dios presente en la vida
Dios (Sol), desciende y se hace presente a la humanidad de manera fecunda, como
Maíz: Ixim Ah winic e Ixim ah ants, el Señor y la Señora Maíz. Esta acción de Dios hacia la humanidad mediante el maíz es verdadera, por ello tiene una flor
Delante de ellos. Sus bolsas de copal están adornados de plumas, indicando que lo
Usan para ceremonias mediadoras y retentivas. En el centro está la olla de las
Ofrendas que, como son cuatro, indican que Dios, ofrece todo lo que tiene. De esa
Ofrenda total se desprenden dos matas de maíz, como la vida para la humanidad.
Todo esto lo logran mediante el sacrificio (navaja de pedernal), el servicio (plumas), y
La sabiduría (flores) que llevan en sus penachos.
(Tomado del códice Borgia, cultura mixteca).
EPÍLOGO
Este Directorio, que podemos considerar concluido, por lo que
toca a nuestra Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, es el
resultado de todo un proceso en el que los principales
protagonistas han sido integrantes de las comunidades indígenas.
Porque han sido los cristianos, hombres y mujeres, que se han
comprometido con la vivencia de su fe, los que han venido
haciendo madurar el proceso evangelizador y de construcción de
esta Iglesia; que ha exigido, de parte de los agentes de pastoral,
la búsqueda de una respuesta adecuada a estas culturas, concorde
con los lineamientos de la Iglesia Universal, que permitiera no
retrasar, y mucho menos obstaculizar, la articulación de una
Iglesia autóctona.
A muchos les ha sorprendido y hasta molestado que se hable, en
estos tiempos, de la Iglesia autóctona en esta Diócesis; pero en
realidad, en esta región en donde prevalece una población
predominantemente indígena, aun cuando la evangelización se
haya iniciado desde hace muchos años, la Iglesia Católica no ha
logrado romper la contraposición que ha habido, entre
conquistadores y conquistados, colonizadores y colonizados. Es
decir, la distancia entre el indígena con su cultura y la cultura
dominante. En estas condiciones, los pueblos originarios que
conservaron el sentido de las tradiciones recibidas de sus
mayores, permanecieron al margen, no sólo en la sociedad civil,
sino dentro de la Iglesia.
Quiera Dios, que por medio de este Directorio, al que han
contribuido los indígenas mayas de Chiapas con la experiencia
de su vida de fe, desaparezca la marginación de nuestros pueblos
originarios en la Iglesia mexicana, para que la enriquezcan con
sus culturas en la plenitud de todos los ministerios. Que esto
ayude también al reconocimiento y aceptación en la vida
nacional, de quienes han vivido hasta ahora marginados y
obligados a remontarse, incluso instalándose en lugares
completamente inhóspitos, haciéndoles tan inhumana su
existencia.
+ Raúl Vera López, OP
Obispo Coadjutor
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Nota: No ponemos en esta transcripción del Directorio
Diocesano para el Diaconado Indígena Permanente la
síntesis que se halla al final de la publicación de la Diócesis
de San Cristóbal de las Casas, por razones de espacio y
porque contiene en forma abreviada lo mismo que está en el
escrito amplio.