discriminación de género a lo largo del ciclo vital · formas insidiosas de desigualdad entre los...

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Feticidio e infanticidio La discriminación de género comienza pronto. Las técnicas modernas de diag- nóstico del embarazo han hecho posi- ble que se determine el sexo del bebé en su fase más temprana. En aquellos lugares donde existe una clara prefe- rencia económica o cultural por los varones, el uso inadecuado de estas técnicas puede facilitar el feticidio femenino. Aunque no existen pruebas concluyentes que confirmen este uso incorrecto e ilegal, el historial de naci- mientos y los datos del censo revelan que en Asia hay una cifra despropor- cionada de nacimientos de varones y una presencia exagerada de niños menores de cinco años, sobre todo en China y en la India, lo que sugiere la existencia de feticidios e infanticidios selectivos por género en los dos países más poblados del mundo, a pesar de las iniciativas para erradicar estas prác- ticas en ambos países. La etapa media de la infancia Una prioridad en la etapa media de la infancia y la adolescencia es la de asegurar el acceso y desarrollo com- pleto a una educación primaria y secundaria de calidad. Salvo escasas excepciones, en su mayoría son las niñas quienes sufren las mayores desventajas educativas. Educación primaria De cada 100 niños sin escolarizar, hay 115 niñas en la misma situación. Aunque la brecha de género se ha ido cerrando a un ritmo constante en las últimas décadas, aproximadamente 1 de cada 5 niñas que se matriculan en la escuela primaria no llegan a finali- zarla. A las niñas que no reciben una educación primaria se les está privan- do de la oportunidad de desarrollar toda su capacidad en cualquier aspecto de sus vidas. Las investigaciones muestran que las mujeres con estudios son menos propensas a morir de parto y más proclives a enviar a sus niños y niñas a la escuela. Está demostrado que el índice de mortalidad en los menores de cinco años disminuye a la mitad entre las madres con educación primaria. Educación secundaria Unas recientes estimaciones de UNICEF indican que el promedio de niñas que acuden a la escuela secunda- ria en los países en desarrollo es sólo del 43%. Hay múltiples razones para ello. Puede que, sencillamente, no exis- ta ninguna escuela secundaria a la que las niñas puedan asistir, ya que muchos países en desarrollo y donantes se han esforzado tradicionalmente en ofrecer una educación primaria universal y no destinan fondos para aumentar la matriculación y asistencia en la educa- ción secundaria. También existe la posi- bilidad de que los progenitores de una niña digan que no pueden permitirse el que su hija reciba una educación secundaria o adopten la postura de que el matrimonio debería ser el límite de las ambiciones de su hija. La educación secundaria tiene múlti- ples beneficios para las mujeres, niñas y niños. Es muy eficaz para retrasar la edad del primer parto de una joven y aumentar su libertad de movimientos y la salud materna. También fortalece el poder de negociación de las mujeres en la familia (véase el capítulo 2) y es un factor crucial a la hora de ofrecer a las mujeres oportunidades económicas y participación política (véanse los capítulos 3 y 4). Adolescencia Entre las mayores amenazas para el desarrollo de un adolescente se encuentran el maltrato, la explotación y la violencia, y la falta de formación fundamental sobre la salud sexual y reproductiva, incluido el VIH/SIDA. Mutilación/ablación genital de la mujer y la niña La mutilación/ablación genital de la mujer y la niña supone la extirpación parcial o total, u otras lesiones, de los órganos genitales femeninos, pero no por razones médicas sino culturales. La práctica de la mutilación genital se pro- duce principalmente en países de África subsahariana, Oriente Medio, África del Norte y algunas partes del Sudeste de Asia. Se calcula que, en la actualidad, entre las mujeres y niñas vivas hoy en día, más de 130 millones han sufrido mutilación genital. Esta práctica puede tener graves consecuencias para la salud, como problemas de cicatriza- ción, una mayor propensión a infectar- se con el VIH, complicaciones durante y después de los partos, enfermedades con procesos inflamatorios e inconti- nencia urinaria. Las hemorragias graves y las infecciones pueden provocar la muerte. Matrimonio infantil y maternidad o paternidad prematuras Se entiende por matrimonio infantil o prematuro aquellos matrimonios o uniones donde uno o ambos contra- yentes son menores de 18 años. El 36% de las mujeres del mundo que tienen de 20 a 24 años se casaron o se unie- ron a sus parejas antes de cumplir los 18 años, sobre todo en el Asia meridio- nal y África subsahariana. En las zonas donde se practica, el matrimonio infan- til es una tradición tan arraigada que resulta casi imposible protestar contra ella. Los progenitores suelen permitir el matrimonio de sus hijos e hijas por necesidades económicas, o porque creen que, en el caso de las hijas, las protege de asaltos sexuales y embara- zos fuera del matrimonio, aumenta sus años fértiles o les asegura la obedien- cia a sus maridos en el hogar. El embarazo y maternidad prematuros son una inevitable consecuencia del matrimonio infantil. Alrededor de 14 millones de adolescentes entre 15 y 19 años dan a luz todos los años. Las niñas menores de 15 años tienen 5 veces más probabilidades de morir durante el embarazo que las mujeres mayores de 20 años. Si una madre tiene menos de 18 años, la probabili- dad de que su bebé muera el primer año de vida es un 60% mayor que la de un recién nacido de una madre de 19 años. Incluso si el bebé sobrevive, existe una mayor posibilidad de que sufra de bajo peso al nacer, de desnutrición y de un retraso en el desarrollo físico y cognitivo. Abuso sexual, explotación y trata Cuanto más jóvenes son las jóvenes en su primera relación sexual, más proba- Discriminación de género a lo largo del ciclo vital bilidades hay de que hayan sido forzadas a ella. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años sufrieron en 2002 relaciones sexuales forzosas u otras formas de violencia física y sexual. En algunos países, la inexisten- cia de una edad mínima de consenti- miento para las relaciones sexuales y el matrimonio expone a los niños y niñas a la violencia de su pareja. Se calcula que 1,8 millones de niños y niñas están atrapados por el comercio sexual. A muchos se les fuerza a ello, bien porque sus paupérrimas familias los venden como esclavos, bien por- que se les rapte para ser sometidos a la trata en burdeles, u otro tipo de explotación. Las niñas y niños someti- dos a explotación en la industria comercial del sexo están sujetos al abandono, la violencia sexual y el maltrato físico y psicológico. Salud sexual y reproductiva Puesto que el sexo sin protección con- lleva el riesgo de embarazo y de infec- ciones de transmisión sexual, incluida la del VIH, es muy importante para su seguridad que los jóvenes estén informados de la salud sexual y repro- ductiva. Es obvio que sólo con la infor- mación no se puede proporcionar protección pero, desde luego, es un primer paso. Sin embargo, los adoles- centes de todo el mundo siguen tenien- do un conocimiento muy limitado de los asuntos de salud reproductiva y de los riesgos que corren. VIH/SIDA En 2005, casi la mitad de los 39 millo- nes de personas que vivían con el VIH eran mujeres. En lugares del Caribe y África, las mujeres de edades com- prendidas entre los 15 y los 24 años son seis veces más propensas a infec- tarse que los jóvenes de su edad. Las mujeres corren un riesgo mucho mayor que los hombres de contraer el VIH. Una de las principales explicacio- nes es fisiológica: las mujeres tienen por lo menos el doble de probabilida- des que los hombres de infectarse con el VIH durante el acto sexual. El otro factor decisivo, y en gran medida reversible, es el social: la discrimina- ción de género deniega a la mujer el poder de negociación necesario para reducir su riesgo de infección. La alta tasa de analfabetismo entre las muje- res impide que conozcan los riesgos de la infección por VIH y las posibles estrategias de protección. Un estudio realizado en 24 países de África sub- sahariana revela que dos tercios o más de las jóvenes carecen de una información completa sobre la trans- misión del VIH. El dramático aumento de la infección entre las mujeres eleva el riesgo de infección entre los niños y niñas. Los bebés se infectan a través de la madre durante el embarazo, el parto o la lac- tancia. En 2005, más de 2 millones de niños y niñas de 14 años o menos vivían con VIH. Maternidad y edad madura Cuando se combinan los efectos perni- ciosos de la pobreza y la desigualdad, los dos periodos clave en la vida de muchas mujeres son la maternidad y la edad madura. Mortalidad derivada de la maternidad Se calcula que más de medio millón de mujeres –una mujer por minuto, aproximadamente– mueren al año como resultado de las complicaciones durante el embarazo o el parto. Aproximadamente el 99% de todas las muertes por causas derivadas de la maternidad se producen en los países en desarrollo, y más del 90% en África y Asia. En 2002, dos tercios de las muertes derivadas de la maternidad se produjeron en 13 de los países más pobres del mundo. Ese mismo año, ya sólo la mortalidad materna de la India representó la cuarta parte de toda la mortalidad materna mundial. Una de cada 16 mujeres de África subsaharia- na morirá como consecuencia del embarazo o el parto, mientras que en los países industrializados el por- centaje es de sólo 1 de cada 4.000. Por otra parte, los recién nacidos que se quedan sin madre tienen de 3 a 10 veces más probabilidades de morir que los recién nacidos cuyas madres han sobrevivido al parto. Muchas de las vidas de estas mujeres se podrían salvar si tuvieran acceso a una atención básica de la salud que incluya personal preparado en todos los partos y atención obstétrica de urgencia para mujeres que presenten complicaciones. Las mujeres en la vejez Las mujeres mayores suelen sufrir la doble discriminación de género y de edad. Las mujeres tienden a vivir más años que los hombres, carecen gene- ralmente del control de los recursos económicos familiares y a veces tienen que afrontar la discriminación de las leyes de la herencia y de la propiedad. Muchas mujeres mayores están sumi- das en la pobreza en un momento de sus vidas en el que son muy vulne- rables. Sólo unos pocos países en desarrollo disponen de redes de segu- ridad para personas mayores en forma de pensiones no contributivas o suje- tas a la verificación de recursos. Las abuelas en particular poseen un gran conocimiento y experiencia de todo lo relacionado con la salud y el cuidado materno e infantil. En muchas familias, las abuelas son el principal apoyo para las madres y padres traba- jadores en lo que al cuidado de los niños y niñas se refiere. La experiencia ha mostrado que cuando los programas que tratan de beneficiar a los niños y las familias incluyen también a las mujeres mayo- res, esto repercute en el progreso de los derechos de la infancia. Véanse las referencias en la página 88.

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Page 1: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

Feticidio e infanticidio

La discriminación de género comienzapronto. Las técnicas modernas de diag-nóstico del embarazo han hecho posi-ble que se determine el sexo del bebéen su fase más temprana. En aquelloslugares donde existe una clara prefe-rencia económica o cultural por losvarones, el uso inadecuado de estastécnicas puede facilitar el feticidiofemenino. Aunque no existen pruebasconcluyentes que confirmen este usoincorrecto e ilegal, el historial de naci-mientos y los datos del censo revelanque en Asia hay una cifra despropor-cionada de nacimientos de varones yuna presencia exagerada de niñosmenores de cinco años, sobre todo enChina y en la India, lo que sugiere laexistencia de feticidios e infanticidiosselectivos por género en los dos paísesmás poblados del mundo, a pesar delas iniciativas para erradicar estas prác-ticas en ambos países.

La etapa media de la infancia

Una prioridad en la etapa media de la infancia y la adolescencia es la deasegurar el acceso y desarrollo com-pleto a una educación primaria ysecundaria de calidad. Salvo escasasexcepciones, en su mayoría son lasniñas quienes sufren las mayores desventajas educativas.

Educación primaria

De cada 100 niños sin escolarizar, hay 115 niñas en la misma situación.Aunque la brecha de género se ha idocerrando a un ritmo constante en lasúltimas décadas, aproximadamente 1de cada 5 niñas que se matriculan enla escuela primaria no llegan a finali-zarla. A las niñas que no reciben unaeducación primaria se les está privan-do de la oportunidad de desarrollartoda su capacidad en cualquier aspectode sus vidas. Las investigacionesmuestran que las mujeres con estudiosson menos propensas a morir de partoy más proclives a enviar a sus niños yniñas a la escuela. Está demostradoque el índice de mortalidad en losmenores de cinco años disminuye a lamitad entre las madres con educaciónprimaria.

Educación secundaria

Unas recientes estimaciones de UNICEF indican que el promedio deniñas que acuden a la escuela secunda-ria en los países en desarrollo es sólodel 43%. Hay múltiples razones paraello. Puede que, sencillamente, no exis-ta ninguna escuela secundaria a la quelas niñas puedan asistir, ya que muchospaíses en desarrollo y donantes se hanesforzado tradicionalmente en ofreceruna educación primaria universal y nodestinan fondos para aumentar lamatriculación y asistencia en la educa-ción secundaria. También existe la posi-bilidad de que los progenitores de unaniña digan que no pueden permitirse elque su hija reciba una educaciónsecundaria o adopten la postura de que el matrimonio debería ser el límitede las ambiciones de su hija.

La educación secundaria tiene múlti-ples beneficios para las mujeres, niñasy niños. Es muy eficaz para retrasar laedad del primer parto de una joven yaumentar su libertad de movimientos yla salud materna. También fortalece elpoder de negociación de las mujeresen la familia (véase el capítulo 2) y esun factor crucial a la hora de ofrecer alas mujeres oportunidades económicas y participación política (véanse loscapítulos 3 y 4).

Adolescencia

Entre las mayores amenazas para el desarrollo de un adolescente seencuentran el maltrato, la explotacióny la violencia, y la falta de formaciónfundamental sobre la salud sexual yreproductiva, incluido el VIH/SIDA.

Mutilación/ablación genital de la

mujer y la niña

La mutilación/ablación genital de lamujer y la niña supone la extirpaciónparcial o total, u otras lesiones, de losórganos genitales femeninos, pero nopor razones médicas sino culturales. Lapráctica de la mutilación genital se pro-duce principalmente en países de Áfricasubsahariana, Oriente Medio, África delNorte y algunas partes del Sudeste deAsia. Se calcula que, en la actualidad,entre las mujeres y niñas vivas hoy endía, más de 130 millones han sufrido

mutilación genital. Esta práctica puedetener graves consecuencias para lasalud, como problemas de cicatriza-ción, una mayor propensión a infectar-se con el VIH, complicaciones durante ydespués de los partos, enfermedadescon procesos inflamatorios e inconti-nencia urinaria. Las hemorragias gravesy las infecciones pueden provocar lamuerte.

Matrimonio infantil y maternidad

o paternidad prematuras

Se entiende por matrimonio infantil o prematuro aquellos matrimonios ouniones donde uno o ambos contra-yentes son menores de 18 años. El 36%de las mujeres del mundo que tienende 20 a 24 años se casaron o se unie-ron a sus parejas antes de cumplir los18 años, sobre todo en el Asia meridio-nal y África subsahariana. En las zonasdonde se practica, el matrimonio infan-til es una tradición tan arraigada queresulta casi imposible protestar contraella. Los progenitores suelen permitir elmatrimonio de sus hijos e hijas pornecesidades económicas, o porquecreen que, en el caso de las hijas, lasprotege de asaltos sexuales y embara-zos fuera del matrimonio, aumenta susaños fértiles o les asegura la obedien-cia a sus maridos en el hogar.

El embarazo y maternidad prematurosson una inevitable consecuencia delmatrimonio infantil. Alrededor de 14millones de adolescentes entre 15 y 19años dan a luz todos los años. Lasniñas menores de 15 años tienen 5veces más probabilidades de morirdurante el embarazo que las mujeresmayores de 20 años. Si una madretiene menos de 18 años, la probabili-dad de que su bebé muera el primeraño de vida es un 60% mayor que la de un recién nacido de una madre de19 años. Incluso si el bebé sobrevive,existe una mayor posibilidad de que sufra de bajo peso al nacer, dedesnutrición y de un retraso en el desarrollo físico y cognitivo.

Abuso sexual, explotación y

trata

Cuanto más jóvenes son las jóvenes ensu primera relación sexual, más proba-

Discriminación de género a lo largo del ciclo vital

bilidades hay de que hayan sido forzadas a ella. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud,150 millones de niñas y 73 millones deniños menores de 18 años sufrieron en2002 relaciones sexuales forzosas uotras formas de violencia física ysexual. En algunos países, la inexisten-cia de una edad mínima de consenti-miento para las relaciones sexuales yel matrimonio expone a los niños yniñas a la violencia de su pareja.

Se calcula que 1,8 millones de niños yniñas están atrapados por el comerciosexual. A muchos se les fuerza a ello,bien porque sus paupérrimas familiaslos venden como esclavos, bien por-que se les rapte para ser sometidos a la trata en burdeles, u otro tipo deexplotación. Las niñas y niños someti-dos a explotación en la industriacomercial del sexo están sujetos alabandono, la violencia sexual y el maltrato físico y psicológico.

Salud sexual y reproductiva

Puesto que el sexo sin protección con-lleva el riesgo de embarazo y de infec-ciones de transmisión sexual, incluidala del VIH, es muy importante para su seguridad que los jóvenes esténinformados de la salud sexual y repro-ductiva. Es obvio que sólo con la infor-mación no se puede proporcionarprotección pero, desde luego, es unprimer paso. Sin embargo, los adoles-centes de todo el mundo siguen tenien-do un conocimiento muy limitado delos asuntos de salud reproductiva y delos riesgos que corren.

VIH/SIDA

En 2005, casi la mitad de los 39 millo-nes de personas que vivían con el VIHeran mujeres. En lugares del Caribe yÁfrica, las mujeres de edades com-prendidas entre los 15 y los 24 añosson seis veces más propensas a infec-tarse que los jóvenes de su edad. Las mujeres corren un riesgo muchomayor que los hombres de contraer elVIH. Una de las principales explicacio-nes es fisiológica: las mujeres tienenpor lo menos el doble de probabilida-des que los hombres de infectarse con el VIH durante el acto sexual. Elotro factor decisivo, y en gran medida

reversible, es el social: la discrimina-ción de género deniega a la mujer elpoder de negociación necesario parareducir su riesgo de infección. La altatasa de analfabetismo entre las muje-res impide que conozcan los riesgos de la infección por VIH y las posiblesestrategias de protección. Un estudiorealizado en 24 países de África sub-sahariana revela que dos tercios o más de las jóvenes carecen de unainformación completa sobre la trans-misión del VIH.

El dramático aumento de la infecciónentre las mujeres eleva el riesgo deinfección entre los niños y niñas. Losbebés se infectan a través de la madredurante el embarazo, el parto o la lac-tancia. En 2005, más de 2 millones deniños y niñas de 14 años o menos vivían con VIH.

Maternidad y edad madura

Cuando se combinan los efectos perni-ciosos de la pobreza y la desigualdad,los dos periodos clave en la vida demuchas mujeres son la maternidad y la edad madura.

Mortalidad derivada

de la maternidad

Se calcula que más de medio millónde mujeres –una mujer por minuto,aproximadamente– mueren al añocomo resultado de las complicacionesdurante el embarazo o el parto.Aproximadamente el 99% de todas las muertes por causas derivadas de lamaternidad se producen en los paísesen desarrollo, y más del 90% en Áfricay Asia. En 2002, dos tercios de lasmuertes derivadas de la maternidad se produjeron en 13 de los países máspobres del mundo. Ese mismo año, yasólo la mortalidad materna de la Indiarepresentó la cuarta parte de toda lamortalidad materna mundial. Una decada 16 mujeres de África subsaharia-na morirá como consecuencia delembarazo o el parto, mientras que en los países industrializados el por-centaje es de sólo 1 de cada 4.000. Por otra parte, los recién nacidos quese quedan sin madre tienen de 3 a 10 veces más probabilidades de morirque los recién nacidos cuyas madreshan sobrevivido al parto.

Muchas de las vidas de estas mujeresse podrían salvar si tuvieran acceso auna atención básica de la salud queincluya personal preparado en todoslos partos y atención obstétrica deurgencia para mujeres que presentencomplicaciones.

Las mujeres en la vejez

Las mujeres mayores suelen sufrir ladoble discriminación de género y deedad. Las mujeres tienden a vivir másaños que los hombres, carecen gene-ralmente del control de los recursoseconómicos familiares y a veces tienenque afrontar la discriminación de lasleyes de la herencia y de la propiedad.Muchas mujeres mayores están sumi-das en la pobreza en un momento de sus vidas en el que son muy vulne-rables. Sólo unos pocos países en desarrollo disponen de redes de segu-ridad para personas mayores en formade pensiones no contributivas o suje-tas a la verificación de recursos.

Las abuelas en particular poseen ungran conocimiento y experiencia detodo lo relacionado con la salud y elcuidado materno e infantil. En muchasfamilias, las abuelas son el principalapoyo para las madres y padres traba-jadores en lo que al cuidado de losniños y niñas se refiere.

La experiencia ha mostrado que cuando los programas que tratan debeneficiar a los niños y las familiasincluyen también a las mujeres mayo-res, esto repercute en el progreso delos derechos de la infancia.

Véanse las referencias en la página 88.

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Page 2: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros

Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia brutal, la des-igualdad insidiosa entre los géneros puede serigualmente destructiva.

La discriminación institucional resulta más difícile identificar y rectificar. Las tradiciones cultura-les pueden perpetuar la desigualdad y la discrimi-nación de una generación a la siguiente, al igualque los estereotipos de género permanecenampliamente aceptados sin que nadie los pongaen tela de juicio.

La división desigual en las tareas del hogar, que obliga a las niñas y las mujeres a recorrermuchos kilómetros para obtener agua y leña, ola asignación desigual de los recursos domésti-cos, que lleva a proporcionar a las mujeres y lasniñas menos alimentos o atención médica, sonejemplos más sutiles de otras formas de desigual-dad. Estas formas de discriminación arraigadasatrapan a los individuos, las familias y las socie-dades en la pobreza y menoscaban el desarrolloeconómico, político y social.

Para qué la pobreza pase a la historia, la des-igualdad entre los géneros debe ser eliminada. Senecesitan iniciativas valientes y una firme resolu-ción para eliminar la discriminación de géneroindividual e institucional. Es preciso confrontarlas actitudes, costumbres y valores que vayan endetrimento de las mujeres y las niñas. Ningunahistoria, legado, religión o tradición cultural pueden justificar la desigualdad ni la falta deautonomía.

El doble dividendo de la

igualdad de género

A pesar de las desigualdades arraigadas entre losgéneros, la situación de la mujer ha mejorado en las últimas tres décadas. Una concienciaciónmayor sobre las prácticas discriminatorias y susconsecuencias –que incluye la violencia física ysexual, la ablación/excisión genital de la niña yla mujer, el número desproporcionado de muje-res afectadas por el VIH/SIDA y el analfabetismode la mujer– ha conducido a un aumento en las exigencias para que se produzcan cambios.Mediante la promoción de reformas jurídicas ysociales, los proponentes de la igualdad entre los

Las actitudes, las creencias y las prác-ticas que se utilizan para excluir a lasmujeres suelen estar profundamentearraigadas y, en muchos casos, muyasociadas con normas culturales,sociales y religiosas. Las encuestas,los sondeos y los casos estudiadosproporcionan un buen indicio del predominio de la discriminación degénero en muchos países.

Una encuesta Gallup llevada a caboen cinco países de Latinoamérica(Argentina, Brasil, Colombia, ElSalvador y México) descubrió que lamitad de los encuestados creía que lasociedad favorecía a los hombres másque a las mujeres. En el Brasil, sólo el20% de los encuestados (mujeres yhombres) cree que la sociedad trata a ambos géneros por igual, mientrasque más de la mitad de los brasileñosy de sus vecinos argentinos conside-ran que las mujeres y los hombres nodisfrutan de las mismas oportunida-des laborales. Aunque estos resulta-dos están extraídos de una encuesta apequeña escala, son un buen indicati-vo de un reconocimiento más ampliode la discriminación de género en lasociedad.

El examen de las actitudes sociales enasuntos específicos, tales como elacceso a la educación de las mujeres ysus oportunidades de generar ingre-sos, deja al descubierto incluso másclaramente el alcance de la discrimina-ción de género y permite contrastar lasituación de todos los países. LaEncuesta Mundial de Valores revelaque un número alarmante de hombres–que, como revela el informe, a menu-do tienen el poder de asignar losrecursos familiares para servicios vita-les como la educación y la atenciónsanitaria– cree que la educación uni-versitaria es más importante para unniño que para una niña (véase elGráfico 1.2, página 6).

Unas dos terceras partes de los en-cuestados masculinos en Bangladesh indican que la educación universitariade los niños debería tener prioridadsobre la de las niñas, una opinión de la que se hace eco una tercera parte omás de los encuestados varones deMéxico, la República Islámica de Irán yUganda, entre otros. Sin embargo, en

algunos países, la opinión de los hom-bres es menos discriminatoria. Sólo 1de cada 10 encuestados en China, ymenos de 1 de cada 13 en los EstadosUnidos, tenía esa misma opinión.

Estas opiniones sobre la educación sereflejan sobre todo en las actitudeshacia el trabajo de las mujeres y suparticipación en la política. Más del80% de los hombres de los siete países de Oriente Medio y Norte deÁfrica en los que se realizó el sondeocree que, cuando los puestos de tra-bajo son escasos, los hombres tienenmás derecho a trabajar que las muje-res, y que son mejores dirigentes polí-ticos que ellas. En otras regiones, laproporción de hombres que opinande esta manera es inferior, pero toda-vía considerable.

La encuesta revelaba que las opinio-nes de las mujeres también puedenser igualmente discriminatorias hacialas de su propio sexo, aunque no tanextremas. Un número sorprendenteelevado de mujeres encuestadas esta-ban de acuerdo, y en algunos casosabsolutamente, con la declaración deque los hombres son mejores dirigen-tes políticos que las mujeres, inclu-yendo a más de la mitad de mujeresencuestadas de Bangladesh, China, laRepública Islámica de Irán y Uganda,más de un tercio de Albania y México,y una de cada cinco encuestadas de los Estados Unidos. Estos datossubrayan el hecho de que las actitudesdiscriminatorias hacia las mujeres,jóvenes y niñas no las tienen única-mente los hombres sino que asimis-mo reflejan normas y percepcionesque pueden ser compartidas por todala sociedad. La investigación ha mos-trado que cuando las mujeres dejan a un lado estas normas y se relaja lapresión para adaptarse, sus valores yelecciones son muy diferentes.

Aunque estas encuestas y estudios deopinión ofrecen una ventana desde laque observar los puntos de vista de lasdiferentes sociedades, no puedenmostrar el verdadero alcance de la dis-criminación de género. Se necesitanindicadores cuantificables para conse-guir un panorama más claro de lasdesigualdades e injusticias producidaspor la discriminación de género contra

las mujeres y las jóvenes. Pero, comomuchas de las encuestas y censosnacionales e internacionales no tienenen cuenta el género de las personasencuestadas, dichos indicadores sonrelativamente escasos. Sin embargo,los datos disponibles apuntan haciauna clara conclusión: las desigualda-des entre los géneros siguen estandoobcecadamente arraigadas en todaslas regiones del mundo.

Un intento de captar la discriminaciónde género en un simple indicador esel Índice de Potenciación de Género(IPG) del Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo, en el quese evalúa la igualdad de género en lasesferas principales de participacióneconómica y política en la toma dedecisiones. El Índice de Potenciaciónde Género incluye el cálculo de ingre-sos salariales (un elemento decisivosobre la influencia de un miembro dela familia en las decisiones de lamisma), el porcentaje de mujeres queocupan posiciones laborales de rangosuperior y el porcentaje de mujeresen el parlamento. Como indica el IPG,la potenciación de género más baja seencuentra en las regiones de OrienteMedio y África del Norte y de Asiameridional, y la más elevada en lospaíses industrializados, aunque exis-ten diferencias notables entre lasregiones.

A pesar de que los países más pobrestienden a tener niveles más bajos depotenciación de género, no hay unaclara evidencia de que la desigualdadentre los géneros disminuya automá-ticamente con los altos niveles deingresos. Por consiguiente, un bajoingreso no tiene por qué ser unabarrera para niveles más altos depotenciación de género.

Véanse las referencias en la página 88.

Discriminación de género y desigualdades por regiones

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África subsahariana– llevado a cabo por elInstituto Internacional de Investigaciones sobrePolítica Alimentaria (una de las principales organizaciones internacionales en la investiga-ción del hambre y la nutrición), existe un vínculoclaro entre las diferencias regionales de la situa-ción alimentaria infantil y el poder de la mujeren la toma de decisiones. Alli donde el estatus de las mujeres es bajo y no pueden expresar suopinión en las decisiones domésticas, tienenmayores posibilidades de sufrir ellas mismas desnutrición y menos posibilidades de disponerde acceso a recursos necesarios para la nutriciónde su progenie21. En Asia meridional, donde entreel 40% y el 60% de las mujeres tienen un pesoinferior al normal22, aproximadamente el 45% de los niños y niñas nacieron con bajo peso en

2005, la mayor incidencia de bajo peso al naceren el mundo23.

El mismo estudio llegó a la conclusión de que si los hombres y las mujeres tuvieran la mismainfluencia en la toma de decisiones24, la inciden-cia de peso inferior al normal entre menores detres años en Asia meridional descendería hasta13 puntos porcentuales, es decir, 13,4 millonesmenos de niños y niñas desnutridos25. En Áfricasubsahariana, donde una de cada seis mujeres y alrededor de una tercera parte de los niños yniñas menores de cinco años tienen un peso inferior al normal26, un aumento en la igualdadentre los géneros supondría beneficios más redu-cidos, aunque igualmente considerables, para lasituación alimentaria de la infancia. Reduciría

promover las necesidades de sus hijos e hijas en particular y de la familia en general16.Diversos estudios de casos particulares llevados a cabo en el mundo en desarrollo indican que las mujeres que tienen una mayor influenciasobre las decisiones domésticas pueden mejorarconsiderablemente la situación alimentaria de sushijos e hijas. La educación de la mujer conllevatambién múltiples beneficios para la infancia, almejorar sus tasas de supervivencia, su situaciónalimentaria y su asistencia a la escuela17.

Las mujeres consideran prioritaria la nutrición

En todo el mundo en desarrollo, uno de cadacuatro niños y niñas –alrededor de 146 millonesde niños y niñas– menores de cinco años tienen

peso inferior al normal18. De las regiones en desarrollo, la desnutrición infantil es más graveen Asia meridional y, en menor medida, en África subsahariana19. Para los niños y niñascuya situación alimentaria es deficiente, enferme-dades comunes de la infancia como la diarrea ylas infecciones respiratorias pueden ser fatales.Los niños y niñas desnutridos que sobreviven sus primeros años de infancia suelen tener bajosniveles de yodo, hierro, proteínas y energía, loque puede contribuir a que sufran enfermedadescrónicas, emaciación o altura reducida para laedad, y un deterioro en su desarrollo social ycognoscitivo20.

Según un estudio realizado en tres regiones–América Latina y el Caribe, Asia meridional y

Todos los años, 275 millones de niñosy niñas de todo el mundo sufren acausa de la violencia doméstica ypadecen las consecuencias de una turbulenta vida familiar. La violenciacontra niños y niñas conlleva abusofísico y psicológico, abandono o negli-gencia, explotación y abuso sexual.Entre los perpetradores de accionesviolentas contra niños y niñas están los padres y madres y otros miembrosde la familia.

Los niños y niñas que sobreviven alabuso suelen sufrir daños físicos y psicológicos a largo plazo que afectansu capacidad de aprender y de relacio-narse socialmente, y resulta difícil paraellos tener un buen rendimiento esco-lar y llegar a desarrollar amistades íntimas y positivas. Los niños y niñasque crecen en un hogar donde imperala violencia son más propensos a servíctimas de esta violencia en compara-ción con niños y niñas que disfrutan deuna apacible vida domestica. Estudiosllevados a cabo en algunos de los países en desarrollo más grandes delmundo, como China, Colombia, Egipto,Filipinas, India, México y Sudáfrica,indican que existe una notable correla-ción entre la violencia contra las muje-res y la violencia contra la infancia.

Las consecuencias psicológicas y de conducta de los que crecen en unhogar violento pueden ser igualmentedevastadoras para los niños y niñasque directamente no son víctimas deabusos. Los niños y niñas que están

expuestos a la violencia suelen presen-tar síntomas de estrés postraumático,como incontinencia nocturna o pesadi-llas, y tienen un mayor margen de riesgo que sus semejantes de padecerde alergias, asma, problemas gastroin-testinales, depresión y ansiedad. Losniños y niñas en edad escolar primariaque están expuestos a la violenciadoméstica pueden tener más dificulta-des con las tareas escolares y mues-tran deficiencias en la atención y laconcentración. También tienen mayo-res probabilidades de intentar cometersuicidio y consumir drogas y bebidasalcohólicas.

Es bien conocida la incidencia de violencia sexual en ambientes domésti-cos. Estudios recientes muestran niveles elevados de violencia sexual en la infancia –hasta de un 21% segúnun estudio multinacional de la Organi-zación Mundial de la Salud–, y lasniñas tienen muchas más posibilidadesde ser víctimas de abusos que losvarones. La violencia sexual y pormotivos de género abunda también en escuelas y universidades, y en sumayor parte se dirige contra las niñas.

Trabajar en la casa de alguien tambiénpuede conllevar un riesgo de violencia.Hay empleados domésticos menoresde edad –con frecuencia muchachasmenores de 16 años– que han denun-ciado graves abusos a manos de suspatronos, incluidos el castigo corporal,el acoso sexual y todo tipo de humilla-ciones. A diferencia de otras formas de

violencia doméstica, las humillacionesy los castigos corporales son perpetra-dos en su mayor parte por mujeres,aunque las muchachas en particularson vulnerables también a la violenciasexual de parte de los hombres queviven en la casa.

Trágicamente, las consecuencias de laviolencia doméstica pueden trasmitirsepor generaciones. Los efectos de laconducta violenta tienden a seguir presentes en la vida de los niños yniñas mucho después de que hayanabandonado el hogar de la infancia.Los varones expuestos a la violenciadoméstica de sus padres tienen eldoble de probabilidades de convertirseen hombres abusadores que los hijosde padres no violentos. Además, lasniñas que presencian abusos cometi-dos contra sus madres tienen más probabilidades de aceptar la violenciaen el matrimonio que las niñas queprovienen de hogares no violentos.

Aunque por lo general carecen de losmedios necesarios para protegerse, las mujeres que han sido víctimas deabuso suelen ofrecer protección aniños y niñas expuestos a la violenciadoméstica. Pero al no contar con losrecursos legales o económicos paraprocesar legalmente a los maridosabusadores, incontables mujeres ymenores de edad permanecen atrapa-dos en situaciones nocivas. Los empe-ños gubernamentales de crear políticasque protejan a las víctimas de la vio-lencia doméstica exigen un esfuerzo

Violencia doméstica contra la infancia

paralelo para cambiar las actitudessociales que condonan esa violencia.

Romper el silencio que rodea a la violencia doméstica es fundamentalpara erradicar la conducta violenta enel hogar. El Informe sobre la Violenciacontra los Niños, redactado para lasNaciones Unidas por un ExpertoIndependiente, representa un pasodecisivo hacia el desenmascaramientodel problema de la violencia contraniños y niñas, incluidos los abusos perpetrados en el hogar. Los seis principios fundamentales del informe–citados a continuación– son precisos,pero ninguno lo es tanto como el primero: no hay ningún tipo de

violencia contra los niños que pueda

justificarse. Sus recomendaciones sonamplias, con preceptos generales ymedidas específicas para combatir laviolencia contra la infancia en el hogary la familia, en las escuelas y otrosentornos educativos, en los sistemasde acogida y de justicia, en el lugar de trabajo y en la comunidad. Estasmedidas incluyen también asesoría agobiernos para establecer un mediadoro una comisión en pro de los derechosde la infancia en conformidad con los“Principios de París”. El informe abogapor el establecimiento de un Represen-tante Especial del Secretario Generalde las Naciones Unidas sobre la Vio-lencia contra los Niños para promoveresta causa a nivel internacional en con-junción con UNICEF, la OrganizaciónMundial de la Salud, La Oficina delAlto Comisionado de las Naciones

Unidas para los Derechos Humanos, y la creación de una agrupación inter-institucional de las Naciones Unidassobre la violencia contra la infancia,con representación de ONG y de lospropios niños y niñas.

Véanse las referencias en la página 88.

Los principios fundamentales del Informe del Experto

Independiente para el Estudio de las Naciones Unidas sobre

la Violencia contra los Niños

• No hay ningún tipo de violencia contra los niños que pueda justificarse.Los niños nunca deben recibir menos protección que los adultos;

• Toda la violencia contra los niños se puede prevenir. Los Estados debeninvertir en políticas y programas basados en pruebas para abordar los factores causales de la violencia contra los niños;

• Los Estados tienen la responsabilidad primordial de hacer que se respetenlos derechos de los niños a la protección y al acceso a los servicios, yprestar apoyo a la capacidad de las familias para proporcionar cuidados a los niños en un entorno seguro;

• Los Estados tienen la obligación de garantizar que los que cometan actosde violencia rindan cuentas;

• La vulnerabilidad de los niños a la violencia está relacionada con su edady capacidad evolutiva. Algunos niños, debido a su género, raza, origenétnico, discapacidad o condición social, son especialmente vulnerables;

• Los niños tienen derecho a expresar sus opiniones y a que éstas se tengan en cuenta en la aplicación de políticas y programas.

24 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7 I G U A L D A D E N E L H O G A R 25

Page 4: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

co e intelectual del niño52. Los investigadores esti-man que uno de cada tres niños o niñas que vivenen los Estados Unidos –alrededor de 24 millones–lo hacen en hogares donde no habita su padrebiológico53. Las pruebas empíricas indican que los niños y niñas pueden sufrir emocional y psico-lógicamente si perciben que no forman parte deuna familia que se ajusta a lo que se considera“normal” en su comunidad54.

Un estudio reciente que examinó la cuestión dela vida familiar desde una perspectiva masculina

reveló que la mayoría de los hombres aspiran aser buenos padres y ocuparse de sus hijos55. Pero los padres suelen recibir mensajes confusoscon respecto a sus derechos y responsabilidadescomo progenitores56. Las normas sociales y culturales existentes pueden tener una fuerteinfluencia sobre los niveles de participación de los progenitores en la crianza de sus hijos. El mensaje que muchos hombres asumen es que no es la función del padre participar demasiado en las vidas de sus hijos más pequeños57.

por mujeres es mayor a lo largo de todos losquintiles que en los hogares encabezados porhombres, lo que puede contribuir a la mejorsituación alimentaria de los niños y niñas que se observó en el primer grupo50.

Los hombres deben desempeñar un papelcrucial en la vida de los niños y niñas

La mejor manera de servir los intereses de lainfancia es cuando la dinámica entre el hombre y la mujer en el hogar está basada en el respetomutuo y las responsabilidades compartidas, y

tanto la madre como el padre participan en elcuidado, crianza y apoyo de su progenie51.

Los hombres desempeñan un papel fundamentalen el fomento de la igualdad en la toma de deci-siones. Desde la decisión que adopten sobre laasignación de recursos hasta el cuidado y elapoyo que ofrezcan a las mujeres y los niños,pueden contribuir a combatir la discriminaciónentre los géneros en sus familias y sus comunida-des. La ausencia del padre en la vida de sus hijose hijas puede afectar el desarrollo emocional, físi-

Una de las historias de África subsaha-riana que rara vez se cuenta es la de los abuelos que cuidan de niños yniñas que se han quedado huérfanosdebido al SIDA. Una investigación quese llevó a cabo con datos recientes ensiete países (Burkina Faso, Camerún,Ghana, Kenya, Mozambique, Nigeria y la República Unida de Tanzania) reve-la la enorme carga que la orfandadejerce sobre la familia ampliada engeneral y los abuelos –con frecuencialas abuelas– en particular. Para fines de 2005, 12 millones de niños de Áfricasubsahariana se habían quedo huérfa-nos debido al SIDA.

Los niños y niñas que perdieron a suspadres (huérfanos paternos) usualmen-te se quedan a vivir con sus madres;más del 50% de los niños y niñas encada uno de los siete países evaluadosvivía de este modo. Sin embargo,menos de la mitad de los niños queperdieron a sus madres (huérfanosmaternos) siguieron viviendo con suspadres. Por tanto, es más probable que las mujeres se ocupen de cuidar a niños y niñas huérfanos, indepen-dientemente de si han perdido alpadre, a la madre o a ambos.

Las tensiones en el cuidado de niños y niñas huérfanos son mayores en lasfamilias encabezadas por mujeres, enlas que se registran los índices más elevados de dependencia. Muchas deestas familias están presididas pormujeres mayores, a menudo abuelas,que se dedican a criar huérfanos y otrosniños y niñas vulnerables cuando suspropios hijos se enferman y mueren.Los abuelos –particularmente las abue-las– cuidan aproximadamente al 40%de todos los huérfanos en la RepúblicaUnida de Tanzania, al 45% en Uganda,

a más del 50% en Kenya y alrededor del 60% en Namibia y Zimbabwe.

En muchos países pobres, las ancianasson algunos de los miembros más vulnerables y marginados de la socie-dad. La desigualdad de oportunidadesen el empleo y las leyes discriminato-rias sobre la herencia y la propiedadobligan a muchas mujeres a seguir trabajando incluso cuando ya sonancianas. Luego de la muerte de susmaridos, muchas mujeres mayoressubsisten con bajos jornales que gananen trabajos físicamente arduos en elsector no estructurado. Por ejemplo,un estudio de la Organización de lasNaciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación realizado en Ugandareveló que las viudas trabajaban diaria-mente de dos a cuatro horas más paracompensar la reducción de ingresosdespués de la muerte de sus esposos.

El VIH/SIDA impone una gran carga alas personas de edad avanzada a quie-nes ya les cuesta trabajo vivir de susingresos. Los estudios muestran quelas tasas de pobreza en familias conpersonas ancianas son hasta un 29%más elevadas que en las familias queno las tienen. Las mujeres de edadavanzada que asumen la responsabili-dad por miembros de la familia afecta-dos por el VIH/SIDA se ven obligadascon frecuencia a trabajar muchas máshoras y a vender posesiones persona-les y bienes domésticos a fin de costearlas medicinas, la atención sanitaria y los gastos de los funerales. Estudiosen hogares llevados a cabo en Côted’Ivoire revelaron que las familias en las que un miembro vivía con elVIH/SIDA tenían aproximadamente eldoble de gastos en el cuidado de lasalud, pero sólo la mitad del ingreso,

que las familias de un grupo experi-mental controlado donde nadie vivíacon el VIH/SIDA. Los funerales puedenabsorber una gran parte del ingreso;en cuatro provincias de Sudáfrica, unestudio mostraba que las familias con una muerte relacionada con elVIH/SIDA en el año precedente habíangastado un promedio de un tercio desu ingreso anual en funerales.

La carga económica que significa cui-dar a niños y niñas huérfanos puedeamenazar el sustento de una familia.Un estudio llevado a cabo en Dar esSalaam, en la República Unida deTanzanía, encontró que los huérfanostienen más probabilidades de irse adormir con hambre que los que no loson. En Malawi, el hambre de modera-da a grave es usual en las familias conmás de un huérfano. El estudio ulteriorsugiere que si bien los miembros de lafamilia ampliada pueden ser capacesde cuidar a un huérfano, la atenciónque exige cualquier huérfano adicionalcompromete su seguridad alimentariay, por extensión, el bienestar nutricio-nal de todos los niños de la familia.

Pese a las desventajas, los abuelos ylas madres solteras hacen enormessacrificios para enviar a sus hijos ehijas a la escuela. Una investigaciónrealizada en 10 países subsaharianosha revelado una correlación muy posi-tiva entre la matrícula escolar y loslazos biológicos del niño y el cabeza de familia. No obstante, la carga eco-nómica puede resultar demasiadogrande si la familia tiene que darlecabida a más de un huérfano. Si bienno existe ninguna prueba definitivapara sugerir que la orfandad aumentede por sí el riesgo de que no se escola-rice a los niños y niñas, una investiga-

Las abuelas y el VIH/SIDA

ción proveniente de Uganda sugiereque los huérfanos dobles (que han perdido a ambos progenitores) tienenmayores probabilidades de quedarsesin educación.

Se intensifica la crisis para

los huérfanos y aquellos que

los cuidan

UNICEF predice que el número deniños y niñas que ha perdido a uno de sus progenitores, o a ambos, debi-do al SIDA ascenderá a unos 15,7millones para 2010. En ese tiempo,alrededor del 12% de todos los niñosen los países del África subsaharianaserán huérfanos debido a la suma detodas las causas, y un cuarto de estosúltimos se habrá quedado huérfanodebido al SIDA. Datos desagregadospronostican un panorama aún mássombrío: aproximadamente uno decada cinco niños y niñas con edadescomprendidas entre los 12 y los 17años, y uno de cada seis con edadesde entre 6 y 11 años, era huérfano en2005. Al mismo tiempo, el número deviudas va en aumento. Help AgeInternational calcula que la mayor tasade crecimiento de cualquier grupoclasificado por su edad tendrá lugarentre las personas mayores de 80 años,la mayoría de las cuales son mujeres.

Los programas concebidos para pro-porcionar dinero en efectivo y otrasformas de ayuda a cabezas de familiade avanzada edad pueden aliviar lacarga del cuidado de los huérfanos. En Zambia, un plan experimental detransferencia de dinero para personasancianas encargadas de cuidar a huér-fanos ha dado lugar a un mejoramien-to de las tasas de asistencia a laescuela entre niños y niñas. EnSudáfrica, se ha encontrado que las

niñas que viven en familias con ancia-nas que reciben una pensión son de 3 a 4 centímetros más altas que lasniñas de familias con ancianas que no reciben pensión. Pero estos progra-mas, en el mejor de los casos, repre-sentan una solución a corto plazo.

El abordar la crisis que sufren loshuérfanos y las mujeres de edad avan-zada en África subsahariana exige unaestrategia a largo plazo destinada arevertir las actitudes y costumbressociales discriminatorias que mantie-nen a las mujeres y a los menores deedad atrapados en la pobreza. Muchospaíses del África subsahariana y deotras regiones están elaborando pla-nes nacionales para hacer frente aestos retos sobre la base de los cincoprincipios sustantivos del Marco parala Protección, Cuidado y Apoyo deHuérfanos y Niños Vulnerables queviven en un Mundo con VIH y SIDA.Este marco, respaldado por organis-mos internacionales y organizacionesno gubernamentales aliadas en 2004,está basado en cinco principios funda-mentales, a saber:• Fortalecer la capacidad de las fami-

lias para proteger y cuidar a huérfa-nos y niños y niñas vulnerablesmediante la prolongación de la vidade los progenitores y proporcionar-les apoyo económico, psicosocial y de otro tipo.

• Movilizar y fomentar respuestas decarácter comunitario.

• Garantizar el acceso de los huérfa-nos y de otros menores de edad vulnerables a servicios esenciales,entre ellos la atención sanitaria y lainscripción de nacimientos.

• Garantizar que los gobiernos protejan a los niños y niñas más

vulnerables a través de políticas ylegislaciones y la canalización derecursos hacia las familias y lascomunidades.

• Crear conciencia en todos los niveles mediante la promoción y la movilización social a fin defomentar un ambiente de apoyo a niños y familias afectados por el VIH y el SIDA.

En toda África subsahariana hay iniciativas que están transformandolos cinco principios en acciones concretas. Éstas incluyen la aboliciónde los costos de matrícula escolar en Kenya y Uganda, intervenciones a nivel comunitario para apoyar a las familias en Malawi, la RepúblicaUnida de Tanzanía, Rwanda y Swazi-landia; y una mejor recolección dedatos a través de encuestas basadasen grandes segmentos de po-blación. UNICEF ofrece apoyo y activi-dades de fomento a través de laCampaña Mundial sobre la Infancia y el SIDA: Únete por la niñez, Únetecon la juventud, Únete para vencer al SIDA. A pesar de estos esfuerzos,el número de personas atendidassigue siendo limitado en todas laszonas. Frente a la carga desproporcio-nada que recae sobre las familiasencabezadas por una mujer, las inves-tigaciones en este campo revelan unaurgente necesidad de proporcionarlesasistencia como parte de una serie demedidas de mayor alcance destinadasa apoyar a los huérfanos y a los niñosy niñas vulnerables y sus familias.

Véanse las referencias en la página 88.

30 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7 I G U A L D A D E N E L H O G A R 31

Page 5: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

domésticos es un elemento importante en elpoder negociador dentro del hogar. Asegurarque las mujeres tengan oportunidades paraobtener ingresos, adquirir tierras, una casa yotras propiedades puede contribuir a fortalecerel poder negociador de la mujer y su influenciaen las decisiones domésticas. En el capítulo 3se analizan más minuciosamente las iniciativasque pueden aumentar el empleo de la mujer ysus oportunidades para obtener ingresos.

• Incorporar al hombre: Convencer a los indivi-duos para que cambien sus actitudes y su comportamiento es un proceso lento y comple-jo. Por medio de estrategias simples, directas yeficaces, como convencer a otros hombres paraque contribuyan en las labores domésticas, los hombres están asociándose con las mujerespara combatir la discriminación de género en los hogares y las comunidades. Al crear funciones específicas para los hombres en los

programas de promoción, los gobiernos y los organismos de desarrollo pueden tambiénfomentar la participación del hombre en inicia-tivas acogedoras para la infancia en los parla-mentos, las escuelas y en lugar de trabajo(véase el capítulo 5).

• Prestar apoyo a las organizaciones de mujeres:Una de las vías más importantes y eficacespara lograr la autonomía de la mujer es ladinámica de cooperación entre mujeres. Loscolectivos de mujeres no estructurados que se organizan en torno a cuestiones como lanutrición, la distribución de alimentos, la educación y la vivienda contribuyen a mejorarel nivel de vida de las mujeres, sus familias y sus comunidades. Las organizaciones demujeres pueden ser también catalizadores para el cambio en la esfera política (véase elcapítulo 4).

34 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7

Las madres en Europa Central y

del Este están a la vanguardia de

la capacitación de mujeres en sus

comunidades

Los centros para madres brindan a las mujeres un vehículo para la crea-ción de agrupaciones sociales y paraorganizar actividades comunitariasque apoyen a las mujeres en suspapeles como madres y protectoras de la infancia. El Movimiento de losCentros para Madres se inició enAlemania en los años 1980 y, a partirde entonces, se ha ampliado a Bosniay Herzegovina, Bulgaria, la Federa-ción de Rusia, Georgia y la RepúblicaCheca.

Los centros para madres surgieron en respuesta a lo que se percibíacomo una falta de apoyo a las madresen sus comunidades. En muchos paí-ses de Europa Central y del Este, latradición de redes comunitarias fuedesmantelada durante el régimensocialista. Desde que se produjera la transición a principio de los años1990, la elevada tasa de desempleo,la pobreza, la inestabilidad política yuna reducción en los servicios públi-cos de atención y apoyo a la infanciahan agravado la percepción de aisla-miento social experimentado pormuchas madres y menores de edad.Los centros para madres ofrecen a las mujeres y las familias una opor-tunidad de tener acceso a recursosprácticos y asistencia social. Los centros ayudan a hacer frente a lasnecesidades económicas de la familiamediante servicios tales como tien-das que venden artículos de segundamano, comidas, bibliotecas de jugue-tes, clases de costura y de idiomas, y programas de formación laboral.

Los centros de barrio para madresatienden entre 50 y 500 familias y hanayudado a transformar las vidas decentenares de mujeres en la región.Algunas entrevistas con participantessirven para atestiguar las repercusio-nes positivas que los centros tienensobre las mujeres y las familias: el 58% perciben que tienen una mayorconfianza en ellas mismas desde quese incorporaron a los centros. Unaencuesta entre los hombres que parti-ciparon en algunas de las actividades

reveló que el 67% tenía una opiniónpositiva hacia las responsabilidades de la familia.

Al facultar a las mujeres a mejorarsus condiciones de vida, los centrospara madres ayudan a revitalizar losvecindarios y a fomentar un nuevoespíritu de esperanza entre las muje-res y las familias. En el 46% de loscasos, los centros para madres estánrepresentados en los concejos muni-cipales. El éxito del movimiento hainspirado a otras mujeres a reprodu-cir el modelo, y en la actualidad hay750 centros en todo el mundo. Esteimportante crecimiento ilustra elpoderoso impacto que las mujerespueden tener cuando se movilizan ydemuestra su formidable capacidadpara ponerse a la vanguardia en elempeño de capacitarse a sí mismas ya las personas de su entorno.

GambiaUna iniciativa semejante se lleva a

cabo en Gambia, donde las mujeres

se están agrupando para promover

la educación de las niñas en un

contexto comunitario.

En Gambia, los clubes para madresofrecen un espacio singular para quelas mujeres recaben ayuda económicay moral destinada a la educación delas niñas. Mediante programas de promoción y campañas de recauda-ción de fondos, las mujeres amplíanlas oportunidades educativas de lasniñas y afirman el derecho que tienena hacer oír sus opiniones en el senode sus comunidades.

Las mujeres suelen ser quienes másabogan en favor de la paridad degénero en las escuelas, y las campa-ñas en las que defienden su causa promueven el acceso de las niñas a la educación y concentran su atenciónen la permanencia y rendimiento delas niñas en las escuelas. UNICEF y elForo de Educadoras Africanas apoyana las mujeres en su desempeño comodefensoras de la comunidad. UNICEFha proporcionado a los clubes demadres fondos iniciales para activida-des que generen ganancias, talescomo jardinería, talleres de teñido yestampado de ropa, fabricación dejabones y pomada, granjas avícolas

y siembra de cultivos, y les han facili-tado molinillos que otorgan a las familias una fuente adicional de ali-mentación y de ingreso, al tiempoque liberan a las mujeres y las niñasde la carga de la molienda diaria. Elingreso generado por estas iniciativasempresariales se emplea en el pago de matrículas escolares, uniformes yzapatos para las niñas de la comuni-dad. Los clubes para madres tambiénhan invertido sus ganancias en pro-porcionar préstamos exentos de inte-rés a otras mujeres que se encuentranen situación precaria, de manera quepuedan iniciar sus propias actividadeslucrativas.

Desde el comienzo del programa, las mujeres han establecido 65 clubespara madres en tres regiones deGambia. El movimiento está teniendoconsecuencias visibles en la educa-ción de las niñas. Las tasas de matrí-cula de las niñas aumentaron comopromedio en un 34%, y la incidenciade niñas que abandonaban la escueladebido a un matrimonio prematuroha disminuido abruptamente.

Además de favorecer a las niñas, los clubes para madres están creandonuevas oportunidades para las muje-res. Al dotarles de las destrezas yrecursos necesarios para generar sus propias fuentes de ingresos, los clubes para madres ayudan a realzar el papel de las mujeres en sus comunidades. Además, al defen-der persuasivamente la causa de laeducación de las niñas, las mujeresestán cuestionando la discriminaciónpor razones de género y resaltando la importancia de la participación dela mujer en la toma de decisiones de la comunidad, un logro que benefi-ciará a generaciones de mujeres yniñas ahora y en el futuro.

Véanse las referencias en la página 88

Centros para madres en Europa central y del Este y en Gambia

I G U A L D A D E N E L H O G A R 35

Page 6: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

de librar para cuidar de su propia salud y bienes-tar y los de su progenie16.

Aunque los datos disponibles sobre las desigual-dades en la propiedad son más escasos que losrelativos a las diferencias salariales, los resulta-dos de las investigaciones indican que el esquemade discriminación es bastante similar en todos lospaíses del mundo en desarrollo. Un estudio refe-rido a cinco países de América Latina revela quelas mujeres son propietarias de una parte muy

reducida de las tierras en comparación con loshombres (véase Gráfico 3.4, página 42)17. Enotras regiones sobre las que existen datos, lasmujeres enfrentan desigualdades similares. Porejemplo, en el Camerún, si bien son las mujereslas que realizan más del 75% de las tareas agrí-colas, poseen menos de 10% de las tierras. Sehan detectado disparidades similares en Kenya,Nigeria, la República Unida de Tanzania y otrospaíses de África subsahariana18. Investigacionesrealizadas en el Pakistán revelan que las mujeres

y ganan menos que los hombres, el promedioper cápita de los ingresos salariales de la mujer–que se calcula aplicando al producto interiorbruto la cuota salarial femenina procedente deactividades no agrícolas– es muy inferior a la delhombre (véase Gráfico 3.3, página 41). Segúncálculos basados en las diferencias salariales y laparticipación en el mercado laboral, los ingresosprocedentes de actividades económicas de lasmujeres representan cerca de un 30% del de loshombres en los países objeto de estudio deOriente Medio y África septentrional, cerca de un40% en América Latina y Asia meridional, un50% en África subsahariana y cerca de un 60%en Europa Central y del Este y la Comunidad de Estados Independientes, así como en Asiaoriental y los países industrializados13. Tal comomuestra el capítulo 2, el hecho de que las mujeresdispongan de ingresos puede revertir en beneficiode la infancia. En consecuencia, la desigualdad deingresos por razones de género puede menoscabaro limitar los recursos disponibles para satisfacerderechos de la infancia tales como el derecho a laatención sanitaria, a una alimentación adecuada ya la educación.

Cuando ambos progenitores trabajan fuera delhogar y no existen mecanismos adecuados deayuda social, los derechos de la infancia a la edu-cación, el descanso y el esparcimiento, la aten-ción y la protección también están amenazados.Los casos en que las hijas han de sustituir a lasmadres son un claro ejemplo de este efecto

negativo. Cuando la madre realiza un trabajoremunerado fuera del hogar, son sus hijos o hijas–por lo general éstas últimas– quienes asumen lasobligaciones domésticas, cuidando de la casa yde los hermanos pequeños, a menudo en detri-mento de su educación14. Ello pone de relieve laimportancia del papel de ambos progenitores–trabajen o no fuera del hogar– en el cuidado dela progenie (véase el recuadro de la página 41).

La desigualdad en la propiedad de bienes

Las mujeres no sólo ganan menos que los hombres, sino que también suelen poseer menosbienes. El hecho de que su salario sea inferior, así como el escaso control que tienen sobre laeconomía doméstica, limitan su capacidad paraacumular capital. Pero éstas no son las únicasrazones. Los prejuicios de género que afectan alas leyes sobre derecho de propiedad y sucesorioy otras vías de adquisición de activos –incluso alos programas estatales de distribución de tie-rras– exponen a las mujeres y a la infancia a unriesgo mayor de caer en la pobreza15. Las conse-cuencias de verse privadas de su derecho a poseer tierras o activos pueden ser aun másdirectas, en especial cuando el matrimonio sedisuelve o el esposo fallece. Las mujeres viudasque, debido al fallecimiento de su esposo, pier-den sus derechos de propiedad sobre la viviendao las tierras de la familia, o las mujeres divorcia-das que son expulsadas de la casa del esposo,pueden fácilmente caer en la marginación social,lo cual no hace sino recrudecer la lucha que han

4 países de Oriente Medioy África septentrional

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81

80

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73

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Comparación del salario de la mujer y del hombre en trabajos no agrícolas

6 países de AsiaOriental y el Pacífico

22 países industrializados

10 países en transición

8 países de AméricaLatina y el Caribe

4 países de África subsahariana

Gráfico 3.2 El salario nominal de la mujer es notablemente más bajo que el del hombre*

* Los cálculos de UNICEF para los países en desarrollo incluyen países y territorios en los siguientes grupos regionales. Oriente Medio y África septentrional:Bahrain, Egipto, Jordania, Territorios Palestinos Ocupados. Asia oriental y el Pacífico: Filipinas, Malasia, Myanmar, República de Corea, Singapur, Tailandia.Países en transición: Bulgaria, Croacia, Georgia, Kazajstán, Letonia, Lituania, República Checa, Rumania, Turquía, Ucrania. América Latina y el Caribe: Brasil,Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú. África subsahariana: Botswana, Eritrea, Kenya, Swazilandia.

Países industrializados: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Irlanda, Japón, Luxemburgo,Malta, Nueva Zelandia, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza.

Fuente: Organización Internacional del Trabajo, base de datos LABORSTA, <http://laborsta.ilo.org>, consultada en marzo de 2006.

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40Estimación de los ingresos de mujeres

Estimación de los ingresos de hombres

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Áfricasubsahariana

Asiameridional

Oriente Medioy África

septentrional

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América Latinay el Caribe

ECE/CEIPaísesindustrializados

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Gráfico 3.3 Los ingresos estimados* de la mujer son notablemente inferiores

a los del hombre

*Los ingresos estimados se definen como el producto interno bruto per cápita (medido en dólares de los EEUU al cambio de 2003 ajustados para reflejar laparidad de poder adquisitivo) ajustado para observar las disparidades salariales entre hombres y mujeres.

Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre Desarrollo Humano 2005: La cooperación internacional ante una encrucijada:Ayuda al desarrollo, comercio y seguridad en un mundo desigual, Ediciones Mundi-Prensa 2005 para el PNUD, Nueva York, 2005, Tabla 25, págs. 299-302.

Aunque cada vez son más las mujeresque se incorporan al mercado laboral,este aumento no siempre va acompa-ñado de una mejora en el bienestarinfantil. El hecho de que las madresque trabajan necesiten un cuidadorque las sustituya, hace que muchosniños y niñas –casi siempre éstas últimas– corran el riesgo de no ir a la escuela, o de abandonarla, paraocuparse de sus hermanos y herma-nas menores, de las tareas del hogar,o de ambas cosas. Los derechos uni-versalmente reconocidos de los niñosa jugar, a recibir una educación y adisfrutar de los cuidados de ambosprogenitores se ven, pues, amenaza-

dos, lo cual incide de forma negativaen su bienestar y en su nivel económi-co futuro. Esta tendencia demuestraser la tónica general en numerosospaíses en desarrollo. Según un estu-dio reciente realizado en el Nepal, lashijas de más edad corren un riesgomayor de abandonar la escuela con el fin de ayudar a sus madres en elcuidado de los más pequeños y en lastareas domésticas. Datos procedentesde la República Unida de Tanzaníarevelan que la falta de servicios deguardería obliga a los progenitores atener que llevarse a sus hijos consigoal trabajo, o a asignar a los hermanoso hermanas mayores la responsabili-

dad de cuidar de los pequeños. Unade las consecuencias del aumento del empleo femenino en el Perú esque los menores de edad, en particu-lar las niñas, dedican más tiempo alas tareas domésticas. De igual modo, en países del Sudeste Asiático, debidoal aumento del número de madres que trabajan, cada vez son más losniños y niñas mayores, las tías y lasabuelas quienes se encargan del cuidado de los más pequeños en laszonas rurales.

Véanse las referencias en la página 88.

¿Corren las niñas el riesgo de perder su escolarización cuando

la mujer trabaja?

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Page 7: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

nuevos riesgos para los individuos y las familias52.Uno de ellos es la separación, pues en ocasionesla emigración obliga a los progenitores a dejaratrás a su descendencia. En Filipinas, por ejem-plo, se calcula que hay entre 3 y 6 millones deniños y niñas (entre el 10% y el 20% de todoslos menores de 18 años) cuyos progenitores sehan trasladado al extranjero para trabajar53.

Los datos provenientes de Filipinas, junto con la información relativa a Indonesia y Tailandia,revelan que en comparación con la progenie delos que no emigran, los hijos e hijas de los proge-nitores emigrantes no se hallan en una situaciónde especial desventaja en términos de ingresos ode acceso a servicios básicos como la educacióny la atención sanitaria. Esto se debe a que la emigración resulta por lo general un medio eficazde mitigar la pobreza en los hogares, y también a que otros miembros de la familia colaboranpara llenar el vacío que dejan los progenitoresausentes54. Las remesas de dinero que estos últimos envían constituyen a menudo una impor-tante fuente de ingresos para la familia que handejado atrás55.

La emigración puede mejorar la autoestima y el estatus de las mujeres, al brindarles la posibili-dad de asumir el papel primordial en la manu-tención mediante el envío de remesas de dinero a sus familias y comunidades56. Diversos estudiosacadémicos han constatado que los niños y niñasde hogares donde los progenitores han emigradopor motivos de trabajo presentan un índicemayor de asistencia escolar y un mejor acceso a los servicios de atención sanitaria57.

Si bien es cierto que los envíos realizados por los trabajadores que emigran fortalecen la eco-nomía del hogar, la emigración de uno o ambosprogenitores puede tener también una repercu-sión negativa en la progenie, al amenazar su desarrollo y bienestar58. Datos provenientes delEcuador, Filipinas y México indican que los niñosy niñas cuyos progenitores emigran pueden sufrirefectos psicológicos negativos59. En Filipinas, loshijos e hijas de madres emigrantes declarabansentirse enojados, solos y asustados60. En otrospaíses, el riesgo de sufrir maltrato o de ser objetode la trata de seres humanos aumenta cuandoestos menores de edad son depositados bajo lacustodia de parientes y amigos, riesgo que cabedestacar de manera especial en los estudios prac-ticados en Albania y la República de Moldova61.

La “emigración involuntaria” plantea amenazasparticularmente graves para la infancia. Los niñosy niñas refugiados e internamente desplazados seencuentran en una situación de especial riesgo62.

En algunos casos son separados de sus familias,pierden sus hogares y acaban viviendo en condi-ciones de pobreza que hacen peligrar su salud ysu educación63. Las mujeres y niñas que emigranson especialmente vulnerables al maltrato y laexplotación. Al tener más probabilidades de acabar realizando trabajos poco cualificados,como el servicio doméstico, las mujeres emigran-tes son más proclives a ser objeto de violacionesde sus derechos humanos64. Según un estudio dela Organización Internacional del Trabajo, lamitad de las mujeres emigrantes entrevistadas que trabajaban en el servicio doméstico declara-ron haber padecido malos tratos verbales, físicoso sexuales65. Cuando los emigrantes tienen descendencia en países extranjeros, puede quepadezcan discriminación a la hora de transmitirsu nacionalidad a su progenie o, si están indocu-mentados, podrían mostrarse renuentes a inscribirlos por temor a ser deportados66.

Numerosos países han realizado grandes esfuerzospara abordar el problema de la migración y surepercusión sobre las mujeres y sus familias. En2003, el gobierno de Jordania suscribió la implan-tación del Contrato Laboral Especial Unificadopara los trabajadores del servicio doméstico denacionalidad no jordana. En Filipinas y Sri Lanka,los trabajadores que emigran están obligados ainformar a su gobierno. Las leyes de inmigraciónitalianas proveen múltiples mecanismos de protec-ción para los inmigrantes y sus familias67. No obstante, mientras que el fenómeno de la migra-ción ha pasado a ocupar los primeros puestos enlos programas de desarrollo, las importantesimplicaciones que tiene para la infancia siguensiendo objeto de poca atención e investigación.

Modificar las actitudes que

amenazan el trabajo de la mujerLa Convención sobre la eliminación de todas lasformas de discriminación contra la mujer garan-tiza la igualdad de las mujeres ante la ley y establece mecanismos específicos para erradicarla discriminación contra las mujeres en todos losámbitos de su vida, en particular los relativos ala educación, el empleo, el matrimonio y la fami-lia68. Sólo unos pocos países han suscrito estaconvención –y aun con reservas–, pese a que haymuchísimo por hacer a fin de garantizar que ladiscriminación no prive a las mujeres de oportu-nidades de trabajar de manera productiva.

Los lugares de trabajo han de transformarsepara incorporar el papel que ambos progenito-res desempeñan en la educación de la progenie,conforme a lo dispuesto en el artículo 18 de laConvención sobre los Derechos del Niño.

tanto al empresario como al empleado. Los padresy madres trabajadores, así como los empresarios,admiten que la flexibilidad de horarios aminora el conflicto que plantea la conciliación de la vidaprofesional y familiar, brindando a los progenito-res la oportunidad de atender a la salud y las necesidades educativas de su progenie50.

Repercusiones sobre la infancia de la emigración laboral de la mujer

En todo el mundo existen entre 185 y 192 millones de emigrantes que viven fuera de su paísnatal, de los cuales casi la mitad son mujeres51. Si bien la emigración de la mujer podría serpotencialmente beneficiosa, también engendra

Después de la Conferencia Interna-cional sobre Población y Desarrollocelebrada en El Cairo en 1994 y de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer,celebrada en Beijing un año después,durante la década siguiente hemosasistido a la puesta en marcha dediversas iniciativas relacionadas con lafamilia, cuyo principal objetivo esfavorecer la igualdad entre los génerosy la conciliación de la vida familiar yprofesional. La razón de este interéscreciente era el reconocimiento de quelas familias en que ambos progenito-res trabajan precisan de un apoyoespecial sin el cual la igualdad entrelos géneros en el trabajo no puedealcanzarse. En numerosos paísesindustrializados, las ayudas estatales yprivadas a las familias que trabajan–en especial a las madres trabajadorascon hijos e hijas pequeños– compren-den una amplia gama de iniciativas.Entre ellas figuran la flexibilidad dehorarios, la posibilidad del teletrabajoo el trabajo desde casa, la licencia parala atención de los hijos, la atenciónsanitaria a los hijos enfermos y meca-nismos de ayuda para el cuidadoinfantil. En ausencia de medidas parael cuidado infantil, el trabajo a tiempoparcial puede también ayudar a com-paginar el trabajo y la vida familiar.

Algunas empresas han comenzado aimplantar iniciativas propicias para lafamilia. En Australia, además de la flexibilidad de horarios, el 35% de loscontratos laborales incluyen comomínimo una medida en este sentido.BMW, el fabricante de automóviles ale-mán, asigna fondos para cubrir necesi-dades familiares de sus empleadostales como la adquisición de coches debebé, ropa infantil y audífonos para losfamiliares ancianos. Esta compañíaprovee, además, instalaciones y ayudafinanciera para servicios de guardería.

Las iniciativas propicias para la familiapueden resultar beneficiosas tanto

para las empresas como para losempleados. Investigaciones realizadasen el Canadá, Finlandia, el ReinoUnido y Suecia muestran que las com-pañías que han incorporado iniciativaspropicias para la familia han reducidosus gastos de rotación, contratación yformación de personal, registran uníndice menor de absentismo laboral yhan aumentado las probabilidades deque las madres regresen al trabajo trasla baja por maternidad. Se calcula quelas compañías pueden generar unarentabilidad cercana a un 8% mediantela implantación de políticas adaptadasa las necesidades familiares. AMP, lasociedad australiana de gestión decapital, calcula que la implantación ensu lugar de trabajo de medidas propi-cias para la familia ha reportado unrendimiento de hasta un 400%, princi-palmente a través del incremento en lareincorporación laboral tras las bajaspor maternidad. No obstante, investi-gaciones ulteriores demuestran queestas iniciativas propicias para la fami-lia, como las bajas por maternidad opaternidad, las ayudas para gastos deguardería, o ambos, suelen ofrecerse a los empleados con un alto nivel sala-rial, y a no los que tienen un salarioreducido. Sin embargo, los más nece-sitados de este tipo de políticas son las madres trabajadoras que vivenoprimidas por unas malas condicioneslaborales.

Estos mecanismos propicios para lafamilia no se han extendido por igual,ni mucho menos, en los países indus-trializados. Mientras que en algunospaíses los progenitores pueden tomarse hasta tres años de baja conalgún tipo de remuneración económi-ca, en otros, la baja remunerada selimita al período inmediatamente anterior y posterior al alumbramiento.En los países escandinavos, la bajalaboral protegida, consistente en unaremuneración relativamente alta,forma parte integral de un modelo de

políticas propicias para la familia. EnSuecia, por ejemplo, las familias tra-bajadoras tienen derecho a 12 meses de baja remunerada por alumbramien-to, plazo que los progenitores puedenrepartirse según les convenga, siemprey cuando ambos no estén de baja almismo tiempo. El derecho a reducir la jornada laboral hasta que los hijosvayan a la escuela permite que casi lamitad de las madres de las familiassuecas en las que hay dos fuentes deingresos trabajen menos de 35 horassemanales. Así pues, mientras quealgunos países fomentan el que lospadres disfruten de una baja temporalpara ocuparse de los recién nacidos, lamayoría de los países continúan acep-tando la división tradicional del trabajoen razón del género, según la cual lamujer ha de quedarse en casa, exclui-da del mercado laboral.

La falta de información sistemáticaimpide calibrar la eficacia de estaspolíticas propicias para la familia (por ejemplo, impide saber si efecti-vamente permiten compaginar la vidalaboral y familiar). Aunque en apa-riencia son positivas, aún existen dosdificultades que es necesario superara pesar de la implantación de estasiniciativas dirigidas a adaptar el traba-jo a las necesidades familiares. Enprimer lugar, las madres continúansiendo los principales cuidadores dela progenie, lo que interrumpe suvida profesional y hace que debansoportar la carga doble que supone eltrabajo dentro y fuera del hogar a lolargo de su vida. En segundo lugar,las políticas propicias para la familiasuelen excluir a los trabajadores pococualificados o que perciben salariosbajos –a las madres trabajadoras enparticular– y benefician por lo generala los empleados que gozan de sala-rios más altos.

Véanse las referencias en la página 88.

Consecuencias de los lugares de trabajo adaptados a la familia

en los países industrializados

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necesidades de las niñas, mediante la aplicaciónde distintas medidas:

• Alentar a las autoridades escolares locales y a los profesores a que implanten horarios flexibles.

• Permitir la asistencia a clase de adolescentescasados y de padres o madres solteros.

• Convertir las instalaciones escolares en lugaresseguros, libres de violencia basada en el género.

• Garantizar que existan letrinas separadas paralas niñas en las escuelas.

• Construir escuelas cercanas a las viviendas delas niñas.

• Alentar a los progenitores y a los dirigentescomunitarios a participar de forma activa en la gestión de las escuelas71.

Asimismo, es esencial que los propios planes deestudio ayuden a los estudiantes a comprender laimportancia de la igualdad entre los géneros.

Eliminar la disparidad entre los géneros en lalegislación: Las medidas clave que deberían aplicarse a fin de eliminar la discriminación queafecta el derecho de propiedad de la mujer son,entre otras, las siguientes:

• Armonizar la legislación nacional a las normasinternacionales sobre derechos humanos.

• Reformar las leyes sobre derecho de propiedady bienes inmuebles con miras a eliminar la discriminación contra las mujeres.

• Promover la participación de organismos internacionales y organizaciones no guberna-mentales en iniciativas dirigidas a localizar yponer al descubierto los casos de violación delos derechos de propiedad de la mujer, y en lasupervisión del cumplimiento por parte de losgobiernos de los tratados internacionales sobrederechos humanos72.

El papel de los gobiernos en el apoyo a las familias trabajadoras: Los gobiernos deberíanadoptar medidas legislativas, administrativas yeconómicas para crear un entorno favorable quefacilite y promueva la capacidad empresarial dela mujer y su participación en el mercado labo-ral, como, por ejemplo:

• Mejorar las condiciones de trabajo.

• Generar oportunidades de desarrollo profesional.

• Eliminar las diferencias salariales que se basanúnicamente en el género.

• Proveer los mecanismos necesarios para que losservicios de guardería sean de calidad, segurosy asequibles73.

Otra medida para asegurar los derechos de lamujer, una mayor transparencia pública y la efi-cacia económica es la utilización creciente depresupuestos que tengan en cuenta la perspectivade género (véase el capítulo 5 en la página 74).Este mecanismo analiza las repercusiones que losgastos e ingresos de un gobierno tienen sobre lasmujeres y las niñas, en comparación con loshombres y los niños. Este método no precisa depresupuestos separados para las mujeres, ni tienepor único objetivo aumentar la inversión en pro-gramas específicos para la mujer; más bien ayudaa los gobiernos a decidir cómo han de adaptarlas políticas y reasignar los recursos a fin decombatir la pobreza y las desigualdades basadasen el género.

Las iniciativas presupuestarias dirigidas a eliminar la disparidad de géneros se centran enprocedimientos de ámbito nacional, provincial ymunicipal, pudiendo abarcar el presupuesto completo o sólo determinadas partes del mismo.Pueden ser implantadas en el seno de un gobier-no conjuntamente por el Ministerio de Economíay el Ministerio de Asuntos de la Mujer u otrosorganismos gubernamentales relacionados con elbienestar social, así como por organizaciones nogubernamentales e investigadores independientes74.

La necesidad de datos y análisis más detallados:Aunque existen datos suficientes que demuestranque las mujeres tienden a trabajar más y ganarmenos que los hombres, la falta de datos desa-gregados por género impide hacer un análisismás pormenorizado de las disparidades. Si exis-tiesen datos relativos al empleo y los ingresosmás fiables y desagregados por género, mejorarí-an de forma significativa los análisis sobre losque se fundamentan las políticas y programas,con los consiguientes beneficios para las mujeres, la infancia, las familias y las economías en suconjunto.

48 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7

Deberían promoverse políticas y programassociales que permitan a mujeres y hombres con-ciliar sus obligaciones laborales, y alienten alhombre a asumir las tareas domésticas y el cui-dado de los hijos a partes iguales69. Asimismo,es importante la implantación de políticas diri-gidas a modificar las actitudes estereotípicashacia las mujeres en el trabajo, abordando fac-tores subyacentes tales como la segregación sec-torial y ocupacional, y la falta de formación yeducación70. El capítulo 5 versa sobre las medi-das e iniciativas concretas que se precisan paraerradicar la discriminación por razón de géneroen el empleo. Más adelante figura un resumende algunas de ellas.

El papel vital de la educación: Una de las estrate-gias más importantes para garantizar que niños y niñas disfruten de las mismas oportunidadeslaborales en su vida de adultos consiste en brindarles las mismas oportunidades educativas.Diversas estrategias, en especial la supresión delos costos escolares, han demostrado su eficaciaa la hora de fomentar la matriculación de lasniñas en la escuela primaria y secundaria. Noobstante, la supresión de los costos es solamenteuna de las diversas medidas necesarias paragarantizar la paridad de los géneros en la educa-ción. Los gobiernos, progenitores y donantesinternacionales deben colaborar en aras degarantizar que las escuelas se adaptan a las

El género es un factor crucial en el trabajo infantil. A pesar de que el tra-bajo infantil constituye una violaciónde los derechos de la infancia –tantode los niños como de las niñas–,estas últimas comienzan por lo gene-ral a trabajar a una edad más tempra-na que los niños, especialmente enlas zonas rurales, donde el trabajoinfantil es más frecuente. Además, lasniñas suelen trabajar más en el hogarque los niños. Como consecuencia dela influencia de los papeles tradicio-nalmente asignados a cada género,muchas niñas se ven privadas de suderecho a una educación o soportanla triple carga de las tareas domésti-cas, escolares y el trabajo –remunera-do o no– fuera de casa.

En la República Dominicana, por ejem-plo, se da por hecho que las niñasdeben cuidar de los hermanos meno-res, además de realizar las tareas delhogar. Como resultado, el número deniñas que realizan tareas domésticas escasi el doble que de niños. En Egipto,se considera normal que las niñas seocupen de la mayor parte de las labo-res de la casa. Los progenitores amenudo se muestran reacios a enviar alas niñas a la escuela, ya que no seconsidera una buena inversión educar-las, pensando en que pronto se casa-rán y se marcharán de casa.

El servicio doméstico remunerado sesuele considerar un tipo de empleoparticularmente adecuado para lasniñas. Las investigaciones indican que,en todo el mundo, el servicio domésti-

co constituye la principal actividadeconómica de las jóvenes menores de16 años, y que hay más niñas emplea-das en dicho sector que en ningúnotro. La mayoría de los niños y niñasque trabajan en el servicio doméstico–más de un 90% según estudios reali-zados en la década de los noventa–son niñas. Éste es especialmente elcaso en América Latina. En Guate-mala, por ejemplo, el número de niñosque trabajan es el doble que de niñas,pero más del 90% de los empleadosdomésticos son niñas. En algunos paí-ses la situación es la contraria; en elNepal, por ejemplo, la mayoría de losempleados domésticos menores deedad son niños.

En numerosos países del SudesteAsiático y Asia Oriental, los progenito-res envían a sus hijas a trabajar en elservicio doméstico porque lo conside-ran una buena preparación para elmatrimonio. En la India, las chicasjóvenes suelen acompañar a susmadres cuando van a trabajar en elservicio doméstico, de modo que a la edad de 8 o 9 años, ellas mismasacaban ingresando en este tipo deempleos. En Ghana, país en el que portradición las niñas son consideradasamas de casa, muchas madres animana sus hijas a que comiencen a trabajaren el servicio doméstico.

El trabajo doméstico figura entre lasactividades menos reguladas. Los trabajadores infantiles y adultos delservicio doméstico que trabajan en laintimidad de los hogares particulares

son invisibles al mundo exterior y, porende, particularmente vulnerables a laviolencia, la explotación y el maltrato.El trabajo doméstico encierra un peli-gro aun mayor cuando los niños yniñas caen víctimas de la trata deseres humanos y son trasladados aotra ciudad o país, sobre todo si nohablan el idioma local. Existe unaestrecha correlación entre el género ylas causas subyacentes a la trata deseres humanos: las niñas suelen servíctimas de este delito porque son uti-lizadas principalmente en el serviciodoméstico o en el comercio sexual.

Esta diferencia en las experiencias deniñas y niños hace que sea tan impor-tante incorporar las cuestiones degénero a los estudios, programas, polí-ticas y labores de concienciación sobretrabajo infantil. Unos análisis quereflejen la disparidad entre los génerosconstituirán una base más sólida paraemprender acciones dirigidas a lucharcontra el trabajo infantil. Los progra-mas que tienen en cuenta las cuestio-nes sexoespecíficas, así como laspolíticas que combaten y previenen eltrabajo infantil, son fundamentalespara garantizar los derechos de losniños y niñas, en especial el derecho auna educación, a una infancia saluda-ble, a la protección contra la violencia,el maltrato y la explotación, y el dere-cho al descanso y la recreación.

Véanse las referencias en la página 88.

El trabajo infantil ¿afecta a las niñas de forma distinta que a los niños?

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¿Cabe esperar que la participación delas mujeres parlamentarias conlleveconsecuencias políticas diferentes? Las razones por las que se asume quelas mujeres pueden actuar desde unaperspectiva distinta a la del hombreson más prácticas que teóricas.

Una perspectiva alternativa

En una amplia encuesta, dirigida en1999 por la Unión interparlamentaria(IPU) entre 187 mujeres parlamentariasde 65 países, las participantes descri-bieron a las mujeres de manera siste-mática con unas prioridades distintas a las de los hombres. Cuatro de cadacinco encuestadas creían que las muje-res tenían ideas conceptualmente diferentes sobre la sociedad y la políti-ca. Más del 90% estuvo de acuerdo en que una mayor participación de lamujer provocaría cambios, y casi 9 de cada 10 consideraron que la partici-pación de las mujeres en el procesopolítico cambió de manera significativasus resultados.

Tres razones por las que las mujeres dedicadas a lapolítica suelen afrontar su labor de forma diferente

La motivación de las mujeres para

dedicarse a la política es a menudo

distinta de la de los hombres. En la encuesta de la Unión interparlamen-taria, el 40% de las encuestadas decla-raron que habían entrado en la políticapor su interés en los trabajos sociales y el 34% a través de organizaciones nogubernamentales, a diferencia de lasvías más “convencionales” de políticade partido normalmente adoptadas porlos hombres. Este resultado refleja fielmente la tendencia, largamenteestablecida entre las mujeres, de comprometerse con la sociedad civilcomo un medio de promocionar pro-yectos que apoyen la supervivencia de la familia, y de concentrar su ener-gía a un nivel local.

Las mujeres se exponen con frecuencia

a diferentes modelos de socialización,

tienen experiencias vitales distintas a

las de los hombres y suelen aportar asus decisiones políticas sus conoci-mientos y experiencia. Aunque en lasúltimas décadas han tenido lugar gran-des cambios, en la mayoría de países

las mujeres todavía llevan la cargafamiliar, incluido el cuidado de niños yniñas y de las persones mayores.

Las mujeres suelen verse a sí mismas

como representantes de otras mujeres.

Por ejemplo, un estudio acerca de loslegisladores de Estados Unidos descu-brió que las mujeres se sentían espe-cialmente responsables a la hora derepresentar a otras mujeres y se consi-deraban a sí mismas más capacitadaspara representar sus intereses. EnIrlanda del Norte, por ejemplo, casiuna tercera parte de las votantes pen-saban que una mujer representaríamucho mejor sus intereses.

¿Por qué hay todavía tan pocasmujeres en la política?

Teniendo en cuenta su capacidad paracontribuir al proceso político surge unapregunta obvia: ¿por qué hay todavíatan pocas mujeres participando en lapolítica? La respuesta es polifacética y difiere según los países, las socieda-des y las comunidades. Pero existenvarios puntos comunes que se señalana continuación.

Las mujeres no suelen presentarse

como candidatas a cargos políticos.

Aunque todavía es difícil conocer lascifras exactas, los estudios realizadosindican que las mujeres suelen presen-tar su candidatura con menos frecuen-cia que los hombres. Por ejemplo, enEstados Unidos los hombres tienden,como mínimo, un 50% más que lasmujeres a averiguar cómo registrar su nombre en las listas electorales, o cómo tratar la posibilidad de presen-tarse a las elecciones, con donantes,dirigentes de los partidos o comunida-des, miembros de la familia o amigos.

• La doble carga de las responsabilida-des públicas y privadas: Como se hamostrado en los capítulos preceden-tes, las cargas laborales de las muje-res son mucho más pesadas que lasde los hombres, y les deja menostiempo y energía para involucrarse en la vida política. En EstadosUnidos, las pruebas indican que, conforme las responsabilidades delas mujeres en las tareas del hogar y en la atención a su familia disminu-yen, aumenta su interés por presen-tarse como candidatas a un cargo.

• Una cultura de exclusión: En muchospaíses, las redes de comunicaciónpolíticas y financieras están controla-das por hombres. Las prácticas culturales que sirven para nutrir yconsolidar los lazos de solidaridadmasculina dentro de estas redes decomunicación, como la bebida, eltabaco o la práctica del golf, son lostrampolines para obtener cargos políticos. Un estudio realizado enTailandia descubrió que, por reglageneral, los hombres controlan loscomités de selección y tienden a evitar a las mujeres candidatas, paraasí mantener una estructura con laque se sienten familiarizados y por-que además suelen conocer personal-mente a los candidatos masculinos.

• Una mayor participación en la educa-ción: Las mujeres que se presentan a cargos con éxito, sobre todo en lospaíses en vías de desarrollo, han reci-bido por lo menos una educación denivel superior. De las 187 mujeres de los 65 países encuestados por laUnión interparlamentaria en 1999, el73% tenía estudios universitarios y el14% poseía la licenciatura. Por lotanto, la falta de mujeres que hayanrecibido educación superior enmuchos países puede actuar como un obstáculo para su participación en la política y en el gobierno.

Las mujeres afrontan una ardua lucha

para convencer a la opinión pública.

Existen muy pocas estadísticas sobrecuántas son las mujeres que se presen-tan a elecciones y no llegan a ser elegidas. Sin embargo, la impresióndel votante puede ser ilustrativa. Portérmino medio, más de la mitad de laspersonas encuestadas en Asia orientaly el Pacífico, Asia meridional y Áfricasubsahariana estaban de acuerdo, y en algunos casos de manera absoluta,en que los hombres eran mejores líderes políticos que las mujeres; enOriente Medio y el África del Norte,tres cuartas partes compartían esemismo criterio. Sin embargo, en otraspartes del mundo la evidencia es máspositiva. En América Latina y el Caribe,muy pocas personas de las encuesta-das opinan de ese modo y el 80% delos encuestados en Tailandia cree queuna mujer podría ser una buena prime-ra ministra.

Mujeres y política: realidades y mitos

Las mujeres abandonan la política.

Existen muy pocos datos disponiblesacerca de si las mujeres abandonansus cargos con más frecuencia quelos hombres a causa de la hostilidadde los votantes o de la violencia dirigida a veces contra las mujeresque ocupan un cargo (o tratan depresentarse a él). Por ejemplo, enBengala Occidental, India, las diri-gentes femeninas (pradhans) reve-laron que aunque las mujeresdistribuyesen entre la comunidaduna cantidad de bienes públicos que fuese igual o superior a la repar-tida por sus homólogos masculinos,la comunidad no sólo se quedabamás insatisfecha con su mandatosino que además las culpaba de lainsuficiente calidad de servicios queestaban fuera de su competencia.Como era de esperar, alrededor de la mitad de las dirigentes dijeron que no volverían a presentarse a lacandidatura. En el Afganistán, lascandidatas en las elecciones de 2005 fueron objeto de violencia y, en algunos casos, de amenazas demuerte.

Los mitos sobre las mujeres en la política

Son abundantes los mitos, tanto positivos como negativos, sobre lasmujeres que se dedican a la política.Puesto que dichos mitos están basa-

dos en suposiciones poco realistassobre las mujeres y la política, contri-buyen con frecuencia a perpetuar los estereotipos y la discriminación. A continuación se analizan dos deestos mitos.

Mito 1: Las mujeres se ocuparán más

de la población femenina e infantil.

El mero hecho de que la persona acargo de la legislación sea una mujerno significa que tenga que promoverunas leyes que antepongan los intere-ses de las mujeres y de los niños yniñas. Por otra parte, las mujeres dedicadas a la política pueden perte-necer a un amplio espectro de personalidades e ideologías. Las legisladoras son responsables ante un electorado que representa a unagran variedad de antecedentes e intereses, y a menudo se puedenencontrar divididas por diferenciasideológicas, regionales, de clase o deotro tipo. Además, al ser miembrosde partidos políticos, a veces tienenque cumplir la disciplina de partido a expensas de sus propias preferen-cias. Sin embargo, hay pruebas quesugieren con firmeza que las mujeresparlamentarias suelen utilizar suinfluencia política, en mayor medidaque sus homólogos masculinos, paraefectuar cualquier cambio en apoyode la familia, la población femenina y la infantil.

Mito 2: Las mujeres no sirven para

los trabajos “duros”. Un cómputo de carteras ministeriales, realizadopor la Unión interparlamentaria en2005, sumaba 858 ministras reparti-das en 183 países. Sin embargo, ladistribución de carteras es sorpren-dente. De la misma manera que casi una tercera parte de los trabajosministeriales desempeñados pormujeres recaía en esferas relaciona-das con la familia, la infancia, lajuventud y los asuntos sociales, orelacionados con la mujer y la educa-ción, en todo el mundo solamentehabía 13 ministras de defensa y 9 de economía (lo que representa el1,5% y el 1% respectivamente).

Véanse las referencias en la página 88.

0 20 40 60 80 100Porcentaje

7 países en OrienteMedio y África del Norte

4 países en África subsahariana

3 países en Asia meridional

6 países enAsia oriental y el Pacífico

5 países enAmérica Latina y el Caribe

77

59

58

55

35

Gráfico 4.2 En la mayoría de los países encuestados, gran parte del público

considera que los hombres son mejores dirigentes políticos que

las mujeres

Los cálculos de UNICEF se basan en datos de la Encuesta Mundial de Valores, Cuarta Ronda (1991-2004). Los datos de todos los países yterritorios del conjunto regional corresponden al último año disponible del período especificado. Los siguientes países y territorios se incluyen en los conjuntos regionales mencionados: Oriente Medio y África del Norte: Arabia Saudita, Argelia, Egipto, Iraq, Jordania,Marruecos, República Islámica de Irán. América Latina y el Caribe: Argentina, Chile, México, Perú, República Bolivariana de Venezuela. Asia Meridional: Bangladesh, India, Pakistán. Asia Oriental y el Pacífico: China, Filipinas, Indonesia, República de Corea, Singapur, VietNam. África Subsahariana: Nigeria, República Unida de Tanzanía, Sudáfrica, Uganda. Las notas sobre la metodología empleada pueden encontrarse en la sección de Referencias, página 88.Fuente: World Values Survey, <www.worldvaluessurvey.org>, consultada en junio de 2006.

54 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7 I G U A L D A D E N L A P O L Í T I C A Y L A G E S T I Ó N P Ú B L I C A 55

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en 1998, la tercera parte de todos los puestos de liderazgo en los consejos de las aldeas estabanreservados a las mujeres30. Como parte de unaamplia investigación sobre las repercusiones dela política de reserva de puestos para las mujeres,inicialmente se realizaron encuestas en los consejos de 165 aldeas del estado de BengalaOccidental. Esa investigación examinó el nivel debienes públicos proporcionados por los consejosque tenían política de reserva y lo comparó conlos que carecían de cuotas.

De acuerdo con los resultados de esa investiga-ción, la inversión en instalaciones de agua pota-ble de las aldeas con política de reserva depuestos para las mujeres era el doble de la de lasaldeas que carecían de esa política. Además, suscaminos tenían el doble de probabilidades deestar en buenas condiciones, y las carreterasprincipales tenían un 20% más de probabilida-des de haber sido reparadas recientemente. Porotra parte, el 26% de las aldeas que tenían esa

política presentaron nuevos proyectos para lautilización del biogás (un sustituto del combusti-ble para cocinar y de la electricidad), en compa-ración con el 6% de las aldeas sin política decuotas. Debido a un intenso seguimiento, la cantidad de visitas de trabajadores sanitariosdurante los seis meses que duró el estudio fuesignificativamente más alta en las aldeas quetenían política de reserva. Todas esas mejorasbeneficiaron notablemente a las mujeres y a lasniñas, las principales responsables de obteneragua y combustible y de atender las necesidadesde salud de las familias, particularmente de losniños y niñas.

Sobre la base de esos resultados iniciales, lainvestigación se amplió para examinar las conse-cuencias de la política de reserva de puestos para las mujeres sobre la escolarización y lainmunización infantil. Se estudiaron 100 aldeasde Rajastán, en cada una de las cuales 30 fami-lias respondieron una encuesta sobre inmuniza-

58 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7

violencia contra la mujer desde 1974 hasta 1994no encontró una relación lineal entre el númerode mujeres en el parlamento y las iniciativasencaminadas a reducir este flagelo. Sobre la basede ejemplos de 36 países, el estudio reveló que,en cuanto a sus políticas contra la violencia, losgobiernos con una alta representación femeninaen el Parlamento –como Dinamarca, Finlandia ySuecia– no siempre iban a la delantera de paísescomo Australia e Israel, donde la presencia de lasmujeres en la legislatura era muy inferior. Elestudio concluyó que, desde el punto de vista dela respuesta del gobierno a las necesidades e inte-reses de las mujeres, lo más importante no es sunúmero en el parlamento. De igual importanciason los mecanismos institucionales, como elapoyo de los partidos políticos a los derechos de la mujer, y la fortaleza y coherencia de lasorganizaciones femeninas25.

Los partidos políticos y los grupos de mujeresson fundamentales para impulsar la participaciónde la mujer en la política. Así mismo, los parti-dos son básicos para reclutar candidatas a laselecciones y brindarles apoyo, y para respaldartemas específicos de los programas parlamenta-rios26. Por su parte, los grupos de mujeres suelenaportar la motivación de la sociedad civil y la experiencia que se requiere para promover ydesarrollar las iniciativas legislativas y los meca-nismos necesarios para proteger los derechos de las mujeres y los niños (véase el recuadro dela página 59).

Las mujeres en la política local

Establecer prioridades en beneficio de las mujeres y las niñas

La intervención de la mujer en la política localpuede producir resultados aún más inmediatos y directos para las mujeres y los niños que laspolíticas y las leyes nacionales. Pese a que no esmucho lo que se conoce sobre el comportamien-to de los políticos locales, estudios realizadostanto en países industrializados como en paísesen desarrollo indican que las mujeres que formanparte de los gobiernos locales tienden a dar prio-ridad a las cuestiones sociales. Más aún, en unimportante y bien documentado caso pertene-ciente al mundo en desarrollo (India), la crecien-te participación de las mujeres en la política local ha hecho más equitativa la distribución delos recursos de las comunidades, lo que ha bene-ficiado directamente a las mujeres y a los niños,especialmente a las niñas.

En Noruega, los temas relativos a la infancia y,en especial, la falta de espacios adecuados parala atención de los niños son dos de las razonesque más inciden en la decisión de las mujeres deintervenir en la política local. Un estudio recienteque realizó un seguimiento de una serie de datosdesde 1975 muestra que durante el primer año,cuando las mujeres representaban más o menosel 30% del concejo local, el número de niños yniñas beneficiados se incrementó. El hallazgomás significativo del estudio de Noruega es quelas mujeres que participan en los gobiernos locales ejercen más influencia en las medidas de política al comienzo de sus carreras, porqueaportan nuevas inquietudes y puntos de vista alos programas políticos27.

En los Estados Unidos, un análisis efectuado en1994 de más de 9.800 proyectos de ley presenta-dos en tres estados durante un lapso de dos años encontró que las mujeres legisladoras ha-bían apoyado el doble de proyectos de ley sobresalud infantil que sus colegas hombres28. Otroestudio, que examinó la representación políticade la mujer, reveló que los estados del país conun alto porcentaje de participación femenina ensus legislaturas tienden a respaldar más activa-mente las iniciativas que buscan combatir la violencia contra la mujer, fortalecer el apoyo a la infancia, proporcionar a las mujeres más beneficios de empleo y desempleo y promover la atención en salud reproductiva29.

En los países en desarrollo se está empezando aanalizar el impacto de las mujeres en los gobier-nos locales. Los resultados más completos de losque se dispone hoy provienen de la India, donde,

Mujeres en elParlamento

Mujeresministras

Mujeres Jefasde Gobierno

0

10

20

30

Promedios mundiales

17

Po

rcen

taje

14

6

Gráfico 4.4 Las mujeres en la gestión pública

Fuente: Los datos sobre las mujeres parlamentarias y las ministras se tomaron de la base de datos de la Unión Interparlamentaria sobre “Mujeres en los Parlamentos nacionales”, <http://www.ipu.org/wmn-e/classif.htm>, consultada en junio de 2006. Los datos sobre mujeres Jefes de Gobierno provienen de los sitios web oficiales de losgobiernos nacionales.

Existen por lo menos dos maneras en que los grupos de mujeres puedenrepresentar una importante fuerza decambio político. En primer lugar, sue-len proporcionar apoyo a las mujeresque han sido elegidas para un cargopolítico. En segundo lugar, estos gru-pos ponen todo su empeño en ladefensa de las mujeres, niñas y niñosy familias. Los grupos y las redes decomunicación de mujeres de todo elmundo ofrecen ejemplos de cómo lamovilización de base puede potenciarlos derechos humanos, especialmenteen favor de los más vulnerables.

Afganistán: Los grupos de mujereshan proporcionado una importanteayuda al movilizar a las mujeres paraque participen en las elecciones presi-denciales y parlamentarias y supervi-sen el proceso electoral. Asimismohan organizado talleres para mujeresrefugiadas con el fin de ampliar latoma de conciencia de sus derechos.

Australia: Los grupos de mujeres,junto con otros de la sociedad civil,desempeñan un importante papelcomo defensores de los derechos dela infancia en los casos de arresto deemigrantes. Han presionado paracambiar las leyes domésticas y la

política social, y para mejorar los ser-vicios que ayuden a las familias derefugiados a reconstruir sus vidas.

Marruecos: Las acciones de concien-ciación social por parte de las activis-tas de los derechos de la mujer,asociadas con la organizaciónPrintemps de l’Egalité (Primavera dela Igualdad), contribuyeron en 2004 apersuadir a los dirigentes del gobier-no para que apoyasen una ley decisi-va sobre la familia con la finalidad deabordar la desigualdad de la mujer,proteger los derechos de la infancia ysalvaguardar la dignidad del hombre.

Mozambique: La campaña organizadapor varios grupos locales de mujerescontra el matrimonio infantil contribu-yó a la aprobación de una nueva Leyde la familia en 2004 que aumentó laedad legal de matrimonio sin consen-timiento parental de los 16 a los 18años y, con consentimiento parental,de los 14 a los 16.

Rwanda: En 2002, las mujeres parla-mentarias y dirigentes de la comuni-dad colaboraron en la elaboración delborrador de una convención nacionalpara apoyar las oportunidades educa-tivas de las mujeres, los créditos a

pequeños comercios facilitados porlos bancos rurales y la creación deuna comisión que presione a favor de los jóvenes vulnerables.

Tayikistán: La Liga de mujeres aboga-das de Tayikistán redactó una leynacional sobre la violencia que en la actualidad está pendiente de ser aprobada por el Presidente. El borra-dor de la ley fue una tarea difícil, perola Liga organizó por todo el país 32talleres para más de 1.100 participan-tes, y por fin consiguió obtener lacooperación de las autoridades locales, la policía, los organismosjudiciales, los ministerios y otras instituciones nacionales.

Véanse las referencias en la página 88.

Grupos de mujeres: una fuerza en favor del cambio político

I G U A L D A D E N L A P O L Í T I C A Y L A G E S T I Ó N P Ú B L I C A 59

Page 11: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

oficial de las conversaciones de paz regionalesde 1994, sus líderes demostraron ser consulto-ras altamente influyentes durante el proceso49.

• Somalia: En mayo de 2000, 92 mujeres delega-das a la Conferencia Nacional de Paz deSomalia se presentaron a sí mismas como un“sexto clan” para la paz (Somalia tiene variosclanes étnicos principales, todos los cuales fue-ron representados por hombres). Pese a la

resistencia de algunos de sus colegas hombres,el grupo participó en la redacción de unaCarta Nacional que garantiza 25 escaños para mujeres en la Asamblea Nacional deTransición, que consta de 245 miembros50.

• Sri Lanka: En diciembre de 2002 se creó unSubcomité sobre Asuntos de Género, con elmandato de definir temas de interés para lasmujeres e incluirlos en el programa del proceso

mujeres aumenta la probabilidad de que lasnegociaciones incluyan temas fundamentalespara los derechos y el bienestar de la niñez, lamujer y la familia.

Esta afirmación nace de las experiencias dediversos países. Una ocasión memorable fue lareunión, en 1996, de las representantes de másde 200 organizaciones femeninas para crear laCoalición de Mujeres de Irlanda del Norte, elprimer partido político de mayoría femenina. El movimiento, que incluía miembros de lascomunidades protestante y católica, trabajócomo partido intercomunitario en la promoción

de los derechos civiles, humanos y de los trabaja-dores42. George Mitchell, el senador de losEstados Unidos que actuó como mediador en las conversaciones de paz de Irlanda del Norte,reconoció el papel que desempeñó esa coaliciónen la consecución de un acuerdo como resultadode las negociaciones43.

Las mujeres en los procesos de solución de conflictos

Alrededor del mundo, las mujeres se han involu-crado cada vez más en los procesos de soluciónde conflictos. De los aproximadamente 60 dele-gados y asesores que participaron en las conver-saciones sobre el Afganistán que se llevaron acabo en Bonn a finales de 2001, cinco eran muje-res. Durante las negociaciones, las representanteslucharon a brazo partido en favor de los dere-chos de la mujer, y entre sus logros estuvo la creación de un Ministerio de Asuntos de laMujer44. En Guatemala, la participación femeni-na en el proceso oficial de paz de 1996 condujoa la puesta en marcha de un programa nacionalde salud para las mujeres y las niñas, y de otroprograma para reunir a las familias y ubicar alos niños y niñas separados de sus progenitores ya los huérfanos45. En Filipinas, las mujeres hanocupado cargos influyentes en los procesos ofi-ciales de paz y han impulsado la cooperaciónentre distintos partidos y religiones en aras de lapaz46. En Sierra Leona, dos mujeres intervinieronen el proceso de paz de Lomé. Si bien no actua-ron como negociadoras principales, un artículoclave del acuerdo final es un llamamiento paraque, en su formulación e implementación, losprogramas de rehabilitación, reconstrucción ydesarrollo presten especial atención a las mujeresy niñas víctimas del conflicto47. Hace poco, el aporte de las mujeres fue decisivo en las con-versaciones de paz de Darfur (véase el recuadro a la izquierda).

A pesar de esas experiencias, en la mayoría delos conflictos las mujeres quedan o bien total-mente excluidas de las negociaciones de paz, orelegadas a un nivel “paralelo”. Pero incluso estoúltimo es un desafío que les exige trabajar ardua-mente para obtener una escasa representación y,por lo general, triunfos modestos. Algunos ejem-plos de niveles “paralelos” son los siguientes:

• Burundi: En 2000, las mujeres superaron laresistencia de los partidos del país y fueronincluidas como observadoras no oficiales en lasconversaciones de paz que se llevaron a caboen Arusha, República Unida de Tanzanía48.

• Liberia: Aun cuando la Iniciativa para la Mujerde Liberia no pudo convertirse en participante

Un equipo de expertos de apoyo en asuntos relacionados con elgénero, compuesto por 20 miembros femeninos y respaldado porlos gobiernos de Canadá, Noruega y Suecia, y por el Fondo deDesarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, fue invitado a participar en la séptima ronda de negociaciones del Acuerdo de pazde Darfur. El equipo reunió en Darfur a mujeres de diversas proce-dencias tribales y étnicas con el fin de crear una plataforma de prio-ridades de la mujer y asuntos de género. El documento resultante,“Prioridades de la mujer en el proceso de paz y reconstrucción deDarfur”, contiene un número de disposiciones clave relacionadascon las mujeres y los niños y niñas, en las que se incluye:

• Protección específica para las mujeres, niñas y niños en situaciones de conflicto.

• Tratamiento prioritario para las mujeres, niñas y niños en las evaluaciones relacionadas con la compensación o/y reparación de la destrucción y los daños causados por la guerra.

• Un llamamiento al gobierno para que preste especial atención a la educación de las mujeres, niñas y niños como medio degarantizar la seguridad.

• Prestación de servicios de educación secundaria en los campa-mentos de refugiados y de personas internamente desplazadas.

• Una llamada a la comunidad internacional para que fije su atención en las necesidades educativas de las niñas refugiadas.

• La creación de una institución que ofrezca soporte jurídico, asistencia psicológica y otros servicios de interés para las mujeres, niñas, y niños.

Durante las tres semanas cortas en las que se permitió a las mujeres participar en las conversaciones, pudieron negociar laincorporación de muchas de sus prioridades en el convenio definitivo. Entre otras, el acuerdo incluía la sensibilización del lenguaje respecto al género y reclamaba la participación de lasmujeres en la toma de decisiones de los organismos y en la construcción de la paz.

Véanse las referencias en la página 88.

Las mujeres y el Acuerdo de Paz de Darfur

Un aumento de la presencia de muje-res entre los negociadores de la paz ylas fuerzas mantenedoras de la paz,junto a otros protagonistas decisivos,mejoraría notablemente la aportaciónde las mujeres a la resolución de conflictos y a su posterior rehabilita-ción. Como explicaba un oficial deldistrito de la provincia de Ituri en laRepública Democrática del Congo en un informe al Departamento deOperaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas, “a las mujeres de aquí [y muchachasjóvenes] les resulta difícil hablar conlibertad a los hombres uniformados,por ejemplo a los observadores mili-tares, especialmente si se trata detemas delicados como la violencia ylos abusos sexuales... En muchoscasos, sobre todo cuando se trata deuna violencia endémica, prefierencontárselo a una de las mujeresencargadas de mantener la paz por-que temen padecer una violencia adicional que no excluye la de losmismos mantenedores de la paz queson hombres”.

Las Naciones Unidas tienen plenaconciencia de ello. Mientras el núme-ro de mujeres entre el personal uniformado (fuerzas armadas y cuer-po de policía) desplegado por elDepartamento de Operaciones dePacificación de las Naciones Unidassigue siendo minúsculo –un 4% y un1% respectivamente–, las medidastomadas por el departamento en los últimos años han aumentado elnúmero de puestos civiles a cargo de mujeres. Estas medidas reflejan un mayor reconocimiento de que lapresencia de mujeres entre las fuer-zas mantenedoras de la paz es devital importancia para el éxito de sus misiones y pueden reducir la

posibilidad de que los encargados de mantener la paz cometan actos deexplotación y abuso sexual contra losmiembros de la propia población alos que se les ha ordenado proteger,especialmente contra las jóvenes.Una de las conclusiones más impor-tantes a las que se llegó en una inves-tigación abierta por el SecretarioGeneral de las Naciones Unidas enrelación con estos casos, fue la deadmitir que “la presencia de másmujeres en una misión, sobre todo enniveles superiores, ayudará a promo-ver un entorno que rechace el abusoy la explotación sexual, especialmen-te entre la población local”.

A petición de la Asamblea General delas Naciones Unidas, como asimismodel Comité Especial de Operacionespara el Mantenimiento de la Paz, elSecretario General de las NacionesUnidas hizo pública en junio de 2006una estrategia exhaustiva de asisten-cia a las víctimas de abusos sexualespor parte del personal de las Nacio-nes Unidas. Este programa, que UNICEF ayudó a formular, proponeque las víctimas reciban una atencióncompleta, incluyendo asistencia sani-taria, psicológica, jurídica y adminis-trativa para todas ellas y, en casosexcepcionales, una ayuda financiera.Al preparar este programa, UNICEF, el Departamento de Operaciones deMantenimiento de la Paz, la Oficinapara la Coordinación de AsuntosHumanitarios de la ONU y el Programade Desarrollo de las Naciones Unidasestán organizando una reunión de altonivel con el propósito de abordar losproblemas de explotación y abusosexual en toda su extensión.

Además de los mantenedores de lapaz, los mediadores que representan

a la comunidad internacional puedenayudar a las mujeres a asegurar surepresentación en el proceso de paz y en la reconstrucción posterior a los conflictos bélicos. Una recientevaloración de la participación de lasmujeres en el proceso de paz comomediadoras “Vía uno” –se denomina“Vía Dos” a las implicadas en nego-ciaciones oficiales a través de caucesoficiales en vez de por contactos nooficiales– descubrió que las mujerespermanecen en gran medida exclui-das de la mediación del conflicto ydel proceso de resolución. En lasNaciones Unidas, las mujeres ocupanúnicamente el 6,5% de las posicionesde alto rango relacionadas con la paz,y en la Unión Europea no hay ningu-na mujer entre los antiguos o actua-les mediadores de alto nivel. Demanera similar, a pesar de que Áfricaposee la merecida reputación de contar con modelos femeninos fuer-tes, las mujeres están ausentes en lospuestos directivos del Consejo de Pazy Seguridad de la Unión Africana. Enlos conflictos donde el preacuerdo del proceso de paz está en marcha,detenido o próximo a realizarse, ydonde las Naciones Unidas o laUnión Europea no desempeñan elpapel principal, sólo Uganda destacapor la presencia de la única mujermediadora.

Véanse las referencias en la página 88.

Las mujeres como mediadoras y mantenedoras de la paz

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oficial de las conversaciones de paz regionalesde 1994, sus líderes demostraron ser consulto-ras altamente influyentes durante el proceso49.

• Somalia: En mayo de 2000, 92 mujeres delega-das a la Conferencia Nacional de Paz deSomalia se presentaron a sí mismas como un“sexto clan” para la paz (Somalia tiene variosclanes étnicos principales, todos los cuales fue-ron representados por hombres). Pese a la

resistencia de algunos de sus colegas hombres,el grupo participó en la redacción de unaCarta Nacional que garantiza 25 escaños para mujeres en la Asamblea Nacional deTransición, que consta de 245 miembros50.

• Sri Lanka: En diciembre de 2002 se creó unSubcomité sobre Asuntos de Género, con elmandato de definir temas de interés para lasmujeres e incluirlos en el programa del proceso

mujeres aumenta la probabilidad de que lasnegociaciones incluyan temas fundamentalespara los derechos y el bienestar de la niñez, lamujer y la familia.

Esta afirmación nace de las experiencias dediversos países. Una ocasión memorable fue lareunión, en 1996, de las representantes de másde 200 organizaciones femeninas para crear laCoalición de Mujeres de Irlanda del Norte, elprimer partido político de mayoría femenina. El movimiento, que incluía miembros de lascomunidades protestante y católica, trabajócomo partido intercomunitario en la promoción

de los derechos civiles, humanos y de los trabaja-dores42. George Mitchell, el senador de losEstados Unidos que actuó como mediador en las conversaciones de paz de Irlanda del Norte,reconoció el papel que desempeñó esa coaliciónen la consecución de un acuerdo como resultadode las negociaciones43.

Las mujeres en los procesos de solución de conflictos

Alrededor del mundo, las mujeres se han involu-crado cada vez más en los procesos de soluciónde conflictos. De los aproximadamente 60 dele-gados y asesores que participaron en las conver-saciones sobre el Afganistán que se llevaron acabo en Bonn a finales de 2001, cinco eran muje-res. Durante las negociaciones, las representanteslucharon a brazo partido en favor de los dere-chos de la mujer, y entre sus logros estuvo la creación de un Ministerio de Asuntos de laMujer44. En Guatemala, la participación femeni-na en el proceso oficial de paz de 1996 condujoa la puesta en marcha de un programa nacionalde salud para las mujeres y las niñas, y de otroprograma para reunir a las familias y ubicar alos niños y niñas separados de sus progenitores ya los huérfanos45. En Filipinas, las mujeres hanocupado cargos influyentes en los procesos ofi-ciales de paz y han impulsado la cooperaciónentre distintos partidos y religiones en aras de lapaz46. En Sierra Leona, dos mujeres intervinieronen el proceso de paz de Lomé. Si bien no actua-ron como negociadoras principales, un artículoclave del acuerdo final es un llamamiento paraque, en su formulación e implementación, losprogramas de rehabilitación, reconstrucción ydesarrollo presten especial atención a las mujeresy niñas víctimas del conflicto47. Hace poco, el aporte de las mujeres fue decisivo en las con-versaciones de paz de Darfur (véase el recuadro a la izquierda).

A pesar de esas experiencias, en la mayoría delos conflictos las mujeres quedan o bien total-mente excluidas de las negociaciones de paz, orelegadas a un nivel “paralelo”. Pero incluso estoúltimo es un desafío que les exige trabajar ardua-mente para obtener una escasa representación y,por lo general, triunfos modestos. Algunos ejem-plos de niveles “paralelos” son los siguientes:

• Burundi: En 2000, las mujeres superaron laresistencia de los partidos del país y fueronincluidas como observadoras no oficiales en lasconversaciones de paz que se llevaron a caboen Arusha, República Unida de Tanzanía48.

• Liberia: Aun cuando la Iniciativa para la Mujerde Liberia no pudo convertirse en participante

Un equipo de expertos de apoyo en asuntos relacionados con elgénero, compuesto por 20 miembros femeninos y respaldado porlos gobiernos de Canadá, Noruega y Suecia, y por el Fondo deDesarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, fue invitado a participar en la séptima ronda de negociaciones del Acuerdo de pazde Darfur. El equipo reunió en Darfur a mujeres de diversas proce-dencias tribales y étnicas con el fin de crear una plataforma de prio-ridades de la mujer y asuntos de género. El documento resultante,“Prioridades de la mujer en el proceso de paz y reconstrucción deDarfur”, contiene un número de disposiciones clave relacionadascon las mujeres y los niños y niñas, en las que se incluye:

• Protección específica para las mujeres, niñas y niños en situaciones de conflicto.

• Tratamiento prioritario para las mujeres, niñas y niños en las evaluaciones relacionadas con la compensación o/y reparación de la destrucción y los daños causados por la guerra.

• Un llamamiento al gobierno para que preste especial atención a la educación de las mujeres, niñas y niños como medio degarantizar la seguridad.

• Prestación de servicios de educación secundaria en los campa-mentos de refugiados y de personas internamente desplazadas.

• Una llamada a la comunidad internacional para que fije su atención en las necesidades educativas de las niñas refugiadas.

• La creación de una institución que ofrezca soporte jurídico, asistencia psicológica y otros servicios de interés para las mujeres, niñas, y niños.

Durante las tres semanas cortas en las que se permitió a las mujeres participar en las conversaciones, pudieron negociar laincorporación de muchas de sus prioridades en el convenio definitivo. Entre otras, el acuerdo incluía la sensibilización del lenguaje respecto al género y reclamaba la participación de lasmujeres en la toma de decisiones de los organismos y en la construcción de la paz.

Véanse las referencias en la página 88.

Las mujeres y el Acuerdo de Paz de Darfur

Un aumento de la presencia de muje-res entre los negociadores de la paz ylas fuerzas mantenedoras de la paz,junto a otros protagonistas decisivos,mejoraría notablemente la aportaciónde las mujeres a la resolución de conflictos y a su posterior rehabilita-ción. Como explicaba un oficial deldistrito de la provincia de Ituri en laRepública Democrática del Congo en un informe al Departamento deOperaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas, “a las mujeres de aquí [y muchachasjóvenes] les resulta difícil hablar conlibertad a los hombres uniformados,por ejemplo a los observadores mili-tares, especialmente si se trata detemas delicados como la violencia ylos abusos sexuales... En muchoscasos, sobre todo cuando se trata deuna violencia endémica, prefierencontárselo a una de las mujeresencargadas de mantener la paz por-que temen padecer una violencia adicional que no excluye la de losmismos mantenedores de la paz queson hombres”.

Las Naciones Unidas tienen plenaconciencia de ello. Mientras el núme-ro de mujeres entre el personal uniformado (fuerzas armadas y cuer-po de policía) desplegado por elDepartamento de Operaciones dePacificación de las Naciones Unidassigue siendo minúsculo –un 4% y un1% respectivamente–, las medidastomadas por el departamento en los últimos años han aumentado elnúmero de puestos civiles a cargo de mujeres. Estas medidas reflejan un mayor reconocimiento de que lapresencia de mujeres entre las fuer-zas mantenedoras de la paz es devital importancia para el éxito de sus misiones y pueden reducir la

posibilidad de que los encargados de mantener la paz cometan actos deexplotación y abuso sexual contra losmiembros de la propia población alos que se les ha ordenado proteger,especialmente contra las jóvenes.Una de las conclusiones más impor-tantes a las que se llegó en una inves-tigación abierta por el SecretarioGeneral de las Naciones Unidas enrelación con estos casos, fue la deadmitir que “la presencia de másmujeres en una misión, sobre todo enniveles superiores, ayudará a promo-ver un entorno que rechace el abusoy la explotación sexual, especialmen-te entre la población local”.

A petición de la Asamblea General delas Naciones Unidas, como asimismodel Comité Especial de Operacionespara el Mantenimiento de la Paz, elSecretario General de las NacionesUnidas hizo pública en junio de 2006una estrategia exhaustiva de asisten-cia a las víctimas de abusos sexualespor parte del personal de las Nacio-nes Unidas. Este programa, que UNICEF ayudó a formular, proponeque las víctimas reciban una atencióncompleta, incluyendo asistencia sani-taria, psicológica, jurídica y adminis-trativa para todas ellas y, en casosexcepcionales, una ayuda financiera.Al preparar este programa, UNICEF, el Departamento de Operaciones deMantenimiento de la Paz, la Oficinapara la Coordinación de AsuntosHumanitarios de la ONU y el Programade Desarrollo de las Naciones Unidasestán organizando una reunión de altonivel con el propósito de abordar losproblemas de explotación y abusosexual en toda su extensión.

Además de los mantenedores de lapaz, los mediadores que representan

a la comunidad internacional puedenayudar a las mujeres a asegurar surepresentación en el proceso de paz y en la reconstrucción posterior a los conflictos bélicos. Una recientevaloración de la participación de lasmujeres en el proceso de paz comomediadoras “Vía uno” –se denomina“Vía Dos” a las implicadas en nego-ciaciones oficiales a través de caucesoficiales en vez de por contactos nooficiales– descubrió que las mujerespermanecen en gran medida exclui-das de la mediación del conflicto ydel proceso de resolución. En lasNaciones Unidas, las mujeres ocupanúnicamente el 6,5% de las posicionesde alto rango relacionadas con la paz,y en la Unión Europea no hay ningu-na mujer entre los antiguos o actua-les mediadores de alto nivel. Demanera similar, a pesar de que Áfricaposee la merecida reputación de contar con modelos femeninos fuer-tes, las mujeres están ausentes en lospuestos directivos del Consejo de Pazy Seguridad de la Unión Africana. Enlos conflictos donde el preacuerdo del proceso de paz está en marcha,detenido o próximo a realizarse, ydonde las Naciones Unidas o laUnión Europea no desempeñan elpapel principal, sólo Uganda destacapor la presencia de la única mujermediadora.

Véanse las referencias en la página 88.

Las mujeres como mediadoras y mantenedoras de la paz

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• Política partidista. Los partidos políticos son el medio más apropiado para impulsar el avan-ce político de la mujer. Sin embargo, en el contexto de la política partidista, las sancionespor incumplimiento revisten particular impor-tancia. Por ejemplo, si un partido comprometeuna cuota del 40% para las mujeres represen-tantes, pero las candidaturas femeninas no sepromueven debidamente, ese compromisocarecería de sentido.

• Participación en negociaciones de paz. En losúltimos cinco años se han tomado medidas–especialmente por parte del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas– para garantizar quelos Estados miembros de la ONU y otros acto-res políticos se adhieran a la resolución 1325.

Pero las iniciativas para incluir a las mujeresen los procesos de paz y de reconstrucción después de los conflictos siguen siendo sumamente escasas.

• Datos y estudios más fiables. Los estudiossobre las repercusiones que tiene la participa-ción de la mujer sobre la legislación y las políticas referentes a la infancia son limitados,incluso en los países industrializados. Si bienUNICEF puede, y debe, desempeñar un papeltrascendental en la defensa de la infancia en todos los niveles del gobierno, esa labortiene que estar respaldada por mejores inves-tigaciones y análisis de las dinámicas que sub-yacen a las decisiones y a los resultados de lasmedidas de política y, particularmente, a susrepercusiones para las mujeres y las niñas.

• Creación de un ambiente propicio para que lasmujeres marquen una diferencia. La presenciade las mujeres en la política es una condiciónnecesaria, pero no suficiente, para promover su autonomía política. Con el objeto de favore-cer la igualdad entre los géneros también son importantes los ministerios y otros forosdedicados a los asuntos femeninos, así comotambién el compromiso de los gobiernos depropiciar una participación más amplia de lamujer en el Parlamento.

Aprendiendo a luchar

Recuerdo que a mis seis años, estába-mos pasando hambre, debido a lasequía. No teníamos para comer dosveces al día, así que nos mandaron aotra comunidad, donde mis abueloscultivaban ciertos productos y teníanalgunas cabras y vaquitas. Mi mamásiempre quiso que sus hijos varones y mujeres aprendiéramos a leer yescribir por igual, por eso nos envió al centro minero de Quioma enMizque. Allí nos arrendaron un cuarto.

Para ir a la escuela, no tenía quien me peinara todos los días mis largastrenzas. Mis hermanos intentabanpeinarme, pero era un desastre. Losniños mineros de mi escuela no esta-ban acostumbrados a compartir conniñas indígenas como yo. Antesnunca había peleado con nadie, peroellos me jalaban mis trenzas, habíamaltrato, ahí empecé a vivir la violen-cia y a sufrir discriminación. Yo solohablaba quechua y me costabamucho estudiar porque todo era encastellano. Cada día, al terminar laescuela, recogíamos leña y hacíamosintercambio con las mujeres de losmineros. Nos daban azúcar, fideos ypan. Sufríamos por la ausencia demis papás, pero aprendimos a luchar,

a ganarnos el pan de cada día y saliradelante.

De la explotación a la discriminación

A los 13 años, migré a la ciudad de Cochabamba. Con promesas deganar dinero, trabajé en la casa de unos comerciantes por dos años.La explotación fue terrible, 18 horasdiarias atendiendo a 15 personas.Sentí mucha presión psicológica, sin contacto con mi familia, sin suel-do, hasta mi ropa nueva se terminó.Fue una experiencia muy negativa,yo era apenas una adolescente.Como también ayudaba a los hijos de mis patrones a hacer sus tareas,me dieron ganas de estudiar, peroera imposible.

Por suerte mi mamá apareció y volví a mi pueblo. De allí, regresé aCochabamba con otra familia. Teníasueldo, eran muy cumplidos con elpago, aguinaldo y primas, pero habíamucha discriminación, me daban elpan de ayer, comidas guardadas. Mi empleador era un extranjero algomás humano, pero cuando murió, me quedé con su señora. Mi jefa eracomo una madrastra, para ella yo noera persona. Les serví como trabaja-

dora del hogar por nueve años, perofue muy duro.

Conciencia y organización

Desperté mi conciencia de lucha fundando con otras compañeras elSindicato de Trabajadoras del Hogarde Cochabamba en 1987. Al ver lasdesigualdades de la ley, solo tenía-mos la mitad de nuestros derechos.Hicimos encuentros con trabajadorasdel hogar de La Paz, con mujeres muyluchadoras y líderes de organizacio-nes mineras. Realizamos reunionesnacionales y fuimos madurando.Durante seis años trabajamos la propuesta de ley, aunque muchascomas y acentos fueron borrados. El primer borrador era muy proteccio-nista pero en el proceso tomó unenfoque de derechos. Fue un procesomuy interesante. Cambiamos nues-tros propios miedos por coraje paraque las autoridades nos escucharan.

Al principio, nuestros compañeros,nuestras propias hermanas y madres,nos rechazaron, decían que éramosde la ciudad. Pero tomamos fuerza.Hicimos movilizaciones para abrirespacios. Convencidas de la justiciade nuestras demandas, fuimos rom-piendo la discriminación y de tanto

La esperanza de la justicia para las mujeres y la niñez de Bolivia

por Casimira Rodríguez Romero, Ministra de Justicia, Bolivia

insistir logramos carteras en las directivas de las organizaciones demujeres campesinas. Desarrollamosalianzas con los hermanos campesi-nos, fabriles, mineros, productores de hoja de coca, indígenas y otrossectores. Fue un proceso muy intere-sante que dio sus frutos.

En un mundo político de varones

En esta trayectoria recibimos la solidaridad del movimiento de EvoMorales. Como líderes nos fuimosencontrando en el camino, coordinan-do muchas actividades nacionales yeventos internacionales. Cuando meofrecieron el cargo de Ministra deJusticia no supe qué hacer, tuve quedecidir muy rápido. Una tiene sus pla-nes, su familia, pero puse todo a unlado. Estamos viviendo un procesohistórico al que no podía decir no. No hubo posibilidad de consultar conmis compañeras. Si decía que no,ellas me iban a reprochar toda lavida, acepté sabiendo que iba a serdifícil, pero se trataba de un reconoci-miento a la trayectoria que habíamosrecorrido. Al comienzo, sentí muchapreocupación. De pronto entré a unmundo distinto. En nuestras organiza-ciones siempre trabajamos entre

mujeres. El mundo político es devarones y con muchos profesionalesde distintas formaciones y experien-cias. Entré a ese mundo de la políticacon mucho cuidado. Cuando una esdirigente tiene la libertad para decirlas cosas con toda soltura, ahoradebo ser cuidadosa y, al mismo tiem-po, dejar aportes para las mujeres ypara los compañeros, pero aún es unlargo camino. Desde este cargo, quie-ro atender a la expectativa de mishermanos y hermanas que vienencon diferentes problemas. Quiero res-ponder a esa gran esperanza del pue-blo de que haya justicia.

La situación de los niños y niñas deBolivia es grave. Hay grandes des-igualdades. Todavía hay muchos queestán pasando lo que yo pasé cuandoera niña. Sin poder entrar a la escue-la, sin tener seguridad en su alimen-tación. Las wawas (niños y niñaspequeños) son las primeras víctimasdel maltrato, de la violencia, de lasviolaciones. Quisiera que un díapodamos ver a los niños y niñas deBolivia disfrutando del amor de suspadres y sin pasar hambre. Es un de-safío muy grande. Tenemos queesforzarnos para cumplir el sueño devivir bien, que todos queremos.

Casimira Rodríguez Romero,

actual Ministra de Justicia delGobierno de Bolivia, nació en unacomunidad quechua del Valle deMizque, Cochabamba. Es la cuarta de 10 hermanos, de los que soloviven seis. Su vida es un testimoniomarcado por la pobreza y la discrimi-nación. Su presencia en el gabinetede Evo Morales es la representacióndigna de la mujer indígena.

I G U A L D A D E N L A P O L Í T I C A Y L A G E S T I Ó N P Ú B L I C A 67

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Educación: atacar de raíz

la discriminación por

razones de género

Como ha mostrado este informe, garantizar queniñas y niños tengan las mismas oportunidadeseducativas es una de las medidas más importan-tes y eficaces para combatir la discriminaciónpor razones de género y promover los derechosde la infancia. Todos los niños y niñas tienenderecho a la educación, independientemente desu condición social o económica. Posibilitar quelas niñas accedan a las ventajas intelectuales ysociales de una educación básica asegura que susderechos se cumplan y protejan, y aumenta con-siderablemente la gama de opciones vitales a lasque, como mujeres, podrán acceder. Además, laeducación de las niñas beneficia de forma pro-funda y duradera a sus familias y comunidades.Las mujeres con cierta educación oficial tiendenmás a retrasar el matrimonio y el embarazo, y aasegurarse de que se inmuniza a sus hijos, a estarmejor informadas sobre sus necesidades nutricio-nales y las de sus hijos, y a adoptar un mejorespaciamiento de los nacimientos. El resultado esque sus hijos tienen unos índices mayores desupervivencia, y tienden a ser más sanos y estar

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mejor alimentados4. Es más, en muchos países,cada año adicional de educación oficial que una madre completa se traduce en que sus hijos permanecen en la escuela hasta un año y medio más5.

Las tendencias más recientes en la educaciónfemenina permiten abrigar un cauto optimismo.A lo largo de los últimos 30 años, por ejemplo,el índice bruto de matriculaciones en la escuelaprimaria en los países con bajos ingresos haascendido del 50% a más de un 90%6. No obstante, las disparidades debidas al género persisten, no sólo en la educación primaria ysecundaria, sino también en la educación tercia-ria, donde, en los países de bajos ingresos, apenas entre un 5% y un 10% de los alumnosson mujeres7.

Abolir las tasas escolares

En muchos países en desarrollo, los costos directos e indirectos de la escolarización repre-sentan uno de los obstáculos más importantes ala educación, tanto para niños como para niñas,sobre todo para quienes proceden de familiaspobres que viven en zonas rurales8. Abolir lastasas escolares es una de las medidas más

requiere una acción concertada y deliberada porparte de una amplia gama de participantes, entreellos hombres y niños, maridos y padres, votan-tes, maestros, dirigentes religiosos y civiles, losmedios de comunicación, el sector privado y,naturalmente, las propias mujeres y niñas. Lasacciones que se emprendan a escala local debenrecibir apoyo de los gobiernos y los donantesinternacionales, que desempeñan un papel crucialen el diseño y puesta en práctica de la legislacióny los programas adecuados destinados a protegery fomentar los derechos de mujeres y niñas.

Para acelerar el avance en todos los ámbitosmencionados es esencial establecer alianzas efica-ces. Si bien toda la comunidad internacionalreconoce que las alianzas son el medio más efi-caz para dar lugar a cambios reales y duraderos,

su papel a la hora de afrontar la discriminaciónpor razones de género –un problema que se presenta en todos los aspectos del desarrollo–tiene una importancia especial.

El establecimiento de alianzas eficaces que unana diversos participantes con agendas, perspecti-vas y filiaciones diferentes no es un objetivoexento de problemas o costos. Cada una de lassiete recomendaciones se centrará en el papel delas alianzas para afrontar la discriminación porrazones de género.

Algunas de las siguientes medidas pueden produ-cir resultados rápidos, otras pueden tardar másen generarlos. Pero para las mujeres y los niños,para esta generación y las siguientes, ha llegadoya el momento de actuar.

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La paridad entre los géneros en la educación primaria y secundaria esuno los postulados centrales delPrograma del Milenio, y cada vez estámás claro que las alianzas a todos los niveles son el mejor canal paraalcanzar esta meta. La Iniciativa de lasNaciones Unidas para la Educaciónde las Niñas, iniciada en 2001, es unaalianza entre organismos de lasNaciones Unidas y un amplio espec-tro de aliados dedicados al objetivode lograr la igualdad de género en la educación. La Iniciativa facilita lacoordinación de las estrategias eintervenciones para la educación delas niñas a nivel del país, mediantealianzas con gobiernos, países donan-tes, organizaciones no gubernamenta-les, la sociedad civil, el sector privado,las comunidades y las familias.

Otras alianzas trabajan para alcanzartambién este objetivo. En 1999, cuatroorganizaciones internacionales de lasociedad civil –Oxfam International,ActionAid International, EducationInternational y Manifestación Mundialcontra el Trabajo de Menores– institu-yeron la Campaña Mundial por laEducación, con el fin de avanzar en laeliminación en 2015 de la disparidadentre los géneros en la educación. El informe A Fair Chance, divulgadopor la Campaña Mundial para laEducación y basado en investigacio-nes realizadas en nueve países deÁfrica y Asia, describe las principales

iniciativas para eliminar la disparidadentre los géneros en la educación.

El Foro para Docentes Africanas(FAWE), con sede en Kenya, es unaorganización no gubernamental compuesta por ministros y otros educadores de alto nivel de Áfricasubsahariana. Desde 1993, FAWE hatrabajado con gobiernos, donantes,organizaciones no gubernamentales,universidades, comunidades y otros,con el fin de fomentar la igualdad degénero en la educación. Los aliadosse centran en influenciar las políticas,concienciar al público, realizar inter-venciones prácticas e incorporar lasmejores prácticas. Entre los logros deesta alianza está la publicación delABC de las políticas educativas conperspectiva de género, la publicaciónABC of Gender Responsive EducationPolicies: Guidelines for analysis andplanning, que expone con detalle elproceso para evaluar la capacidad derespuesta a las cuestiones de géneroen los planes nacionales de educa-ción, y proporciona unas directricespara la integración de dichas cuestio-nes. Hasta la fecha, FAWE ha analiza-do los planes de acción de 17 países.

Llegar a las niñas de África subsaha-riana que viven en zonas rurales es el objetivo de la Campaña para laEducación Femenina, que en la actua-lidad gestiona programas en Ghana,Zambia y Zimbabwe. La Campaña

informa de que, en colaboración conuna amplia gama de aliados, entreellos los progenitores, las autoridadeslocales y los jefes patriarcales, haposibilitado la permanencia en laescuela de 56.000 niñas, el 98% de las cuales pasó a las escuelas secun-darias. El enfoque basado en lacomunidad de esta campaña incluyeestablecer comités de distrito quereúnen y distribuyen recursos, obte-ner la confianza de la comunidad pormedio del diálogo y abordar las ame-nazas a la seguridad y la salud de lasniñas. El “ciclo virtuoso de la educa-ción de las niñas” conlleva que lasjóvenes que se benefician de estasintervenciones posteriormente lasapoyen, compartiendo sus ideas yperspectivas con las autoridades locales y los niños y niñas de suscomunidades.

Véanse las referencias en la página 88.

Alianzas para la educación de las niñas

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Camboya, Ghana, la República Unida deTanzanía y Uganda, que posteriormente se haampliado a todos los países de bajos ingresos.

En el grupo inicial de cinco países estudiados, se calculó que hacían falta entre 37 y 57 dólaresanuales per cápita (calculados en dólares cons-tantes de EEUU en 2003), para suministros y servicios en relación con la educación de lasniñas, la salud de la mujer y otras esferas. Lasintervenciones específicas para el ODM 3 repre-sentan sólo del 6% al 10% del costo total de las intervenciones necesarias para alcanzar losObjetivos de Desarrollo del Milenio19.

Calcular los costos exige delimitar esferas con-cretas en las que hacen falta inversiones. Muchosejercicios destinados a calcular el costo del ODM3 se han centrado solamente en la eliminación dela disparidad entre los géneros en la educación20,lo cual, aunque sea vital, es sólo una pieza delrompecabezas. Una estimación de costos máscompleta se centra en siete prioridades estratégi-cas establecidas en el informe del grupo de tareasdel Proyecto del Milenio sobre la igualdad entrelos géneros y el cumplimiento de los Objetivos:

• Reforzar el acceso a la educación posprimariapara las niñas, a la vez que se cumplen loscompromisos de obtener una educación primaria universal.

• Garantizar la salud y los derechos sexuales yreproductivos.

• Invertir en infraestructura para reducir la cargade tiempo de mujeres y niñas.

• Garantizar los derechos de propiedad y herencia de mujeres y niñas.

• Eliminar la desigualdad entre los géneros en el empleo reduciendo la dependencia de lasmujeres de trabajos no estructurados, así comolas diferencias de ingresos entre los hombres ylas mujeres y la segregación en las ocupaciones.

• Aumentar la presencia de mujeres en los parlamentos nacionales y los organismos locales de gobierno.

• Combatir la violencia contra niñas y mujeres21.

El monto de la financiación adicional necesariapara cumplir el ODM 3 depende de cómo cam-bien los recursos gubernamentales entre ahora y 2015, y qué porcentaje de dichos recursos sededicarán a la igualdad entre los géneros y a la autonomía de la mujer. Según una previsión

realista, en 2006 los países de bajos ingresosnecesitarán de los países donantes otros 28.000millones de dólares (calculados en dólares cons-tantes de EEUU en 2003), que en 2015 ascende-rán a 73.000 millones de dólares. Los cálculosdisponibles sugieren, sin embargo, que en laactualidad los gobiernos destinan menos recursosa la igualdad entre los géneros que a otras esfe-ras relacionadas con los ODM22.

Obtener la financiación adecuada es sólo el primer paso. El dinero se ha de utilizar correcta-mente y debe integrarse en los presupuestos yplanes gubernamentales ya existentes; tambiéndebe alinearse con los documentos de estrategiade lucha contra la pobreza y otros procesos deplanificación en los que participen todas las par-tes implicadas. El camino hacia la igualdad entrelos géneros puede ser largo y complejo, pero sinlos recursos suficientes será imposible recorrerlohasta el final.

Reglas de juego uniformes en

la legislación nacional

La reforma legislativa puede ser una estrategiaeficaz para promover la autonomía de mujeres y niñas y salvaguardar sus derechos. Por ejem-plo, sólo el año pasado, las mujeres obtuvieronel derecho a votar y a ser elegidas en Kuwait23,realizaron presiones en Tayikistán para que seaprobaran leyes que penalizaran la violenciadoméstica24, exigieron una mayor presencia delos problemas de género en los procesos de nego-ciación y consolidación de la paz en Somalia25, yfueron una de las fuerzas que impulsaron la rati-ficación del Protocolo relativo a los derechos dela mujer en África, que entró en vigor ennoviembre de 200526. Aun así, en muchos paíseslas mujeres carecen todavía de acceso a la justi-cia y la protección jurídica, y en algunos de ellosimponentes obstáculos jurídicos siguen socavan-do sus derechos en esferas fundamentales.

La violencia doméstica y la violencia porrazón del género en los conflictos

La violencia contra las mujeres y los niños tienedevastadoras consecuencias. Llena sus vidas dedolor y miedo, de lo cual algunos quizá nunca se recuperan27. No conoce fronteras geográficas,culturales o económicas. Las medidas antivio-lencia exigen a menudo leyes específicas, asícomo un sólido compromiso por parte de losencargados de diseñar políticas, los funcionariosjudiciales y policiales y, en algunos casos, la co-munidad internacional, para garantizar que se persigue a los culpables, y que las víctimasreciben todo el apoyo que necesitan para reha-cer sus vidas.

Los presupuestos generales reflejanlas prioridades sociales y económicasde los gobiernos. Un presupuestogubernamental que puede desglosar-se en función de sus repercusionessobre las mujeres y los hombres seconsidera elaborado “con una pers-pectiva de género”. El Fondo deDesarrollo de las Naciones Unidaspara la Mujer (UNIFEM) define la ela-boración de presupuestos con estaperspectiva como “el análisis de losgastos e ingresos gubernamentalesreales en relación a mujeres y niñascomparados con los realizados enrelación a hombres y niños”.

Según un informe de la Secretaría dela Commonwealth, los presupuestoscon perspectiva de género tienen cuatro objetivos:

• Mejorar la adjudicación de recursosa las mujeres.

• Apoyar la incorporación de la perspectiva de género en la macroeconomía.

• Fortalecer la participación de lasociedad civil en la elaboración de políticas económicas y

• Hacer un seguimiento del gasto pú-blico en relación a los compromisosen cuestiones de género y desarro-llo, y contribuir a la consecución delos Objetivos de Desarrollo delMilenio.

Un análisis presupuestario con perspectiva de género puede propor-cionar una visión clara de cómo ladistribución, el uso y la generación de recursos públicos afecta de unmodo distinto a mujeres y hombres.Es una herramienta enormementeútil, no sólo para resaltar los vínculosentre la inversión social y el respeto a los derechos de las mujeres, sinotambién para pedir responsabilidadesa los gobiernos por sus compromisosante la igualdad de género y la capa-citación de las mujeres.

UNIFEM ha promovido con vigor lospresupuestos con perspectiva de

género, que ahora se elaboran enmás de 50 países. Sudáfrica fue, en1995, uno de los primeros estados en adoptar unos presupuestos de estetipo. En la actualidad, el presupuestode Rwanda da prioridad a la igualdadde género, y todos los presupuestossectoriales del país se preparan con la participación del Ministro para elGénero de dicho país.

En América Latina, UNIFEM ha apo-yado iniciativas presupuestarias conperspectiva de género en Bolivia,Brasil, Chile, Colombia, Ecuador,México y Perú. En Chile, donde elgénero es una de las esferas sobre lasque los ministerios gubernamentalesestán obligados a informar, estos aná-lisis han pasado a incorporarse a losprocesos oficiales de elaboración depresupuesto. Otras intervenciones enla región también han incluido análi-sis presupuestarios basados en elgénero en las esferas nacional, pro-vincial y municipal, apoyo técnico alas instituciones de planificación depresupuestos, así como iniciativas depromoción entre la sociedad civil ylas organizaciones del sector público.

En la India, las mujeres parlamenta-rias han desempeñado un importantepapel en el fomento en el ámbito parlamentario de iniciativas presu-puestarias basadas en el género.Algunos estados han ido incluso más lejos, y han aprobado leyes queprevén auditorías populares de la planificación y el gasto, e instauradomedidas para garantizar la participa-ción de la mujer en estos procesos.Para el año fiscal 2005-2006, se ordenó a 18 departamentos que presentaran presupuestos con parti-das y gastos que beneficiaran a lasmujeres.

En Marruecos, el presupuesto de 2006contenía un anexo sobre las priorida-des en materia de equidad de género.Este avance sin precedentes se pro-duce tras cuatro años de colaboraciónentre UNICEF y el Ministerio deFinanzas de Marruecos. El anexo valúa las implicaciones que el presu-puesto nacional tiene para la igualdadgénero y esboza unos objetivos con-

cretos en este terreno. Ministeriosclave como los de educación, finan-zas, sanidad, agricultura y desarrollorural participaron en la preparacióndel anexo.

Los presupuestos con perspectiva de género están demostrado su efec-tividad para dirigir la atención hacialos lugares donde son necesariosrecursos financieros para fomentar la igualdad de género y la capacita-ción de la mujer. Junto a los presu-puestos para la infancia, que tambiénestán obteniendo un reconocimientocada vez mayor como instrumentosde promoción y política, constituyenherramientas prácticas para verificarsi se dedican los recursos suficientesa hacer realidad los derechos de lamujer y la infancia.

Véanse las referencias en la página 88.

Seguimiento, mediante presupuestos con perspectiva de género, de los

compromisos gubernamentales en favor de la autonomía de la mujer

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instituciones y estructuras sociales en tiempos deconflicto puede contribuir a una alta incidenciade violencia sexual, explotación y abusos. Laguerra exacerba la violencia que mujeres y niñasviven en tiempos de paz. Muchas mujeres y niñasson víctimas de esclavitud sexual durante losconflictos, y tienen que proporcionar al ejército olos grupos armados servicios sexuales a la fuerza.En algunos casos, la violación se emplea comouna forma estratégica de combate, con el objetode humillar, degradar y desplazar comunidades,así como para lograr objetivos militares másamplios, como la limpieza étnica y el terror político31. También han perpetrado violacionespersonas que estaban a cargo de tareas de pro-tección, entre ellas personal de las NacionesUnidas y de las fuerzas para el mantenimiento de la paz32.

Puesto que todos estos actos de explotación yabusos sexuales tienen lugar dentro de un con-texto más amplio de violencia, de desigualdadarraigada entre los géneros y de falta de autono-mía de mujeres y niñas, las estrategias para com-batir la violencia por razón del género debenabordar estas causas subyacentes. La resolución1325, aprobada en 2000 por el Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas, dio un impor-tante paso adelante al hacer un llamamiento “atodas las partes de un conflicto armado para quetomen medidas especiales destinadas a proteger a

mujeres y niñas de la violencia por motivo degénero, en especial de la violación y otras formasde abuso sexual, y todas las otras formas de vio-lencia33”. Queda, sin embargo, mucho más porhacer, incluido alentar a los gobiernos para quetipifiquen como delito en sus leyes nacionales laviolación y otras formas de violencia sexual, res-ponsabilizar a los estados por las acciones de susfuerzas beligerantes y aumentar el número demujeres que participen en todas las etapas de laconsolidación de la paz34.

Derechos de propiedad y herencia

La igualdad en el derecho a la tenencia de tierrasy bienes representaría una medida importantepara eliminar la discriminación por razones degénero en el hogar. Para que una reforma jurídi-ca cambie las vidas de mujeres y niños, las leyesnacionales basadas en las normas y principios de los derechos humanos deben necesariamenteprevalecer sobre las leyes consuetudinarias yprácticas tradicionales que favorecen a los varo-nes. Las reformas jurídicas nacionales de lasleyes sobre derechos sucesorios y de propiedadrepresentan una de las estrategias más directaspara aumentar el acceso de las mujeres a la tierray los bienes. En Costa Rica, por ejemplo, entre1990 y 1992, después de la reforma agraria lasmujeres representaban el 45% de las beneficia-rias de títulos de propiedad, frente al 12% antesde la reforma. De un modo similar, en Colombia,

El Informe del Experto Independiente para el Estudio de las Naciones Unidas sobre laViolencia contra los Niños, hecho público enagosto de 2006, confirma la percepción, amplia-mente extendida, de que la violencia domésticatiene consecuencias incalculables para los niños28.Éstos sufren directamente, como objetivos de laviolencia, e indirectamente, como testigos direc-tos, las devastadoras consecuencias que la violen-cia tiene en la familia y en el hogar. En todo el mundo, al menos 45 países cuentan con leyesespecíficas contra la violencia doméstica, otros21 están elaborando más leyes, y son numerososlos países que han modificado sus leyes penalespara incluir la violencia doméstica29. Sin embar-

go, el abismo entre las leyes que figuran en loscódigos y su aplicación es a menudo tan ampliocomo mortífero, y siguen prevaleciendo impor-tantes diferencias regionales. Mientras más del80% de los países de América Latina cuentancon legislación específica contra la violenciadoméstica, esto sólo puede decirse de menos del 5% de los países de Europa del Este y laComunidad de Estados Independientes, África y Asia oriental y el Pacifico30.

De un modo similar, hacen falta mecanismosamplios para prevenir y responder a la violenciade género durante los conflictos. La mayor anar-quía que acompaña al desmoronamiento de las

Las alianzas entre parlamentarios ydefensores de las mujeres y la infan-cia también están contribuyendo aque se preste una mayor atención a laigualdad de género y a la proteccióncontra los malos tratos, la explota-ción, los abusos y la violencia. Una deestas alianzas es la colaboración entrela Unión Interparlamentaria y UNICEF,que se remonta a más de una décaday media, y se inició con el apoyo de la Unión a la Convención sobre losDerechos del Niño. Más recientemen-te, la Unión Interparlamentaria y UNICEF organizaron conjuntamente el Foro Parlamentario sobre los Niñosdurante la Sesión Especial en favorde la Infancia de mayo de 2002.Desde entonces se ha establecidoentre ambas organizaciones una sólida alianza, sobre todo en las esfe-ras de la protección de la infancia y lapromoción de la igualdad de género.Entre las principales acciones conjun-tas están las siguientes:

• Manual para parlamentarios sobre

protección de la infancia: ChildProtection: A Handbook forParliamentarians, publicado en2004, abarca un amplio número detemas relacionados con la protec-ción de niños y niñas, entre ellos latrata de menores de edad, la violen-cia contra los niños y niñas, la muti-lación genital de la mujer y la niña,la explotación sexual de los niños, la infancia y la guerra, y la justiciajuvenil. El manual es un catalizadorpara la acción, y proporciona ejem-plos concretos de cómo puede

crearse un entorno protector paraniños y niñas, a la vez que recogelas respuestas de los parlamentariosa los desafíos que plantea la protec-ción de la infancia.

• Manual sobre la trata de menores:

Este manual, producido conjunta-mente por la Unión Interpar-lamentaria y UNICEF, se presentó en 2005, durante la Asamblea de la Unión. En febrero de 2006,Combating Child Trafficking sirvióde herramienta durante el seminarioregional parlamentario “Establecerun marco protector para los niños:el papel de los parlamentos”. El seminario, que tuvo lugar en Hanoi por invitación de la AsambleaNacional de Viet Nam, reunió a parlamentarios de 13 países.

• Mesas redondas de alto nivel sobre

la igualdad de género y la protec-

ción de la infancia: En los últimosaños, ambas organizaciones hancelebrado, durante las asambleasanuales de la Unión Interpar-lamentaria, una serie de mesasredondas para centrar la atención en la igualdad de género y la protec-ción de la infancia. La primera mesaredonda, que abordó el problema de la explotación sexual, tuvo lugaren 2004, durante la asamblea de laUnión en México. Al año siguiente,la mesa redonda trató del problemade la violencia contra las mujeres ylos niños en situaciones de conflictoarmado. En 2006, el encuentro –quetambién contó con la colaboración

del Programa Conjunto de lasNaciones Unidas sobre el VIH/SIDA(ONUSIDA)– examinó las repercusio-nes del VIH/SIDA sobre la infancia.

• Foros regionales: En diciembre de2005, por recomendación del Equipode Tareas Parlamentarias contra lamutilación genital de la mujer y laniña, de la Unión Interparlamentaria,la Unión Parlamentaria Africana,UNICEF y la propia Unión Interpar-lamentaria organizaron en Dakaruna conferencia regional sobremedidas legislativas destinadas afrenar la mutilación genital de lamujer y la niña. La conferencia reu-nió a diputados de 21 países, y teníapor objetivo fortalecer sus accionesfamiliarizándolos con la experienciade TOSTAN, una organización nogubernamental con sede en Senegalcuyo Programa de CapacitaciónComunitaria ha conseguido frenar lapráctica de la mutilación genital de lamujer y la niña, y con otras iniciati-vas similares que han tenido éxito ensus esfuerzos por combatir los abu-sos en la protección de la infancia.

Véanse las referencias en la página 88.

Alianzas para fomentar los derechos de la infancia y la igualdad de

género en los programas políticos

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todo el mundo a cambios espectaculares en laparticipación de la mujer en la vida política. Porejemplo, según la Unión Interparlamentaria, entérminos de la representación de la mujer en elparlamento, Rwanda pasó de ocupar el puesto24 en 1995 al primero en 2003, gracias a laintroducción de las cuotas, mientras Costa Ricasubió del puesto 25 en 1994 al tercero en 2006.Afganistán, que anteriormente no estaba contabi-lizado dado que el régimen talibán negaba a lasmujeres el derecho al voto, ocupa ahora el pues-to 2539. Estadísticas similares son válidas parapaíses tan diversos como Argentina, Burundi,Iraq, Mozambique y Sudáfrica40.

En total, de los 20 países del mundo que tienenmás mujeres en el parlamento, 17 (o el 85%) utilizan algún tipo de sistema de cuotas (véanselos Gráficos 5.1 y 5.3, páginas 78 y 80). Si bienlas cuotas se usan sobre todo para aumentar larepresentación de las mujeres en los parlamentosnacionales, hasta la fecha hay 30 países que tie-nen cuotas constitucionales o regidas por la ley anivel subnacional. En la India, por ejemplo, losresultados han sido espectaculares, puesto queun tercio de los escaños de todos los parlamen-tos regionales están reservados a las mujeres envirtud de una enmienda constitucional. Esto contrasta con el parlamento nacional, donde las

En todo el mundo, las cuotas handemostrado su eficacia para aumen-tar la participación de las mujeres enla vida política. Los mecanismos paraaplicarlas varían mucho de un país aotro, y tienen efectos diferentes encada país. Para entender el conceptode cuota se ofrecen aquí las siguien-tes definiciones y términos afines,según la clasificación del InstitutoInternacional de Democracia y Asis-tencia Electoral, una organizaciónintergubernamental cuya misión esapoyar en el mundo entero la demo-cracia sostenible.

• Los sistemas de cuota por género

aspiran a garantizar que las mujeresconstituyan al menos una "minoríacrítica" del 20%, 30% o 40% de loslegisladores, o que se dé un verda-dero equilibro del 50% entre losgéneros. En algunos países, las cuotas se aplican como medida temporal, es decir, hasta que sehayan eliminado las barreras queimpiden la participación de lasmujeres en la política. No obstante,la mayoría de los países que aplicancuotas no han puesto límites detiempo a su aplicación.

• Las cuotas legales regulan el funcio-namiento de todos los partidos polí-ticos de un país, y también puedencontemplar sanciones en caso deincumplimiento. Las cuotas legalespueden estar dispuestas en la cons-titución de un país (como en BurkinaFaso, Nepal, Filipinas y Uganda) o por la ley, normalmente la leyelectoral (como en muchos paísesde América Latina y, por ejemplo,

en Bélgica, Bosnia y Herzegovina,Serbia y Sudán).

• Las cuotas voluntarias establecidas

por los partidos las deciden uno o más partidos políticos de un país. En algunos países, entre ellos Alemania, Argentina, Bolivia,Ecuador, Italia, Noruega y Suecia,son varios los partidos que tienenalgún tipo de cuota. En muchosotros, sólo uno o dos partidos hanoptado por el uso de las cuotas. Si el partido principal aplica cuotas,como en Congreso Nacional Afri-cano de Sudáfrica, esto puedetener importantes repercusiones en el índice total de representaciónfemenina. La mayor parte de lospartidos políticos del mundo, sinembargo, no aplican ningún tipo de cuota.

Las cuotas pueden ir dirigidas a

distintas partes del proceso de

selección y nominación

• La primera etapa implica encontraraspirantes, o personas dispuestas a aceptar su nominación, bien enelecciones primarias o por parte deun comité de nominación y otrossectores de la organización del parti-do. En esta etapa, las cuotas porgénero son normas que exigen quecierto porcentaje de mujeres, o depersonas de cada sexo, estén repre-sentadas en el grupo de potencialescandidatos. Este sistema se hausado en países con sistemas elec-torales mayoritarios, como las polé-micas “listas de mujeres finalistas”del Reino Unido.

• En la etapa de nominación, las cuotas se aplican a propuesta decandidatos que figuraran en la can-didatura del partido. Esto requiereque una norma (legal o voluntaria)exija que, por ejemplo, el 20%, 30%,40% o incluso el 50% de los candi-datos sean mujeres.

• En el estadio electoral, las cuotas seaplican como “escaños reservados”,donde cierto porcentaje o númerode personas electas deben ser muje-res. Cada vez más se introducencuotas de género utilizando el siste-ma de escaños reservados.

Véanse las referencias en la página 88.

Cuotas: el mismo tamaño no vale para todos

después de una norma promulgada en 1996sobre títulos de propiedad conjuntos, la tierraentregada conjuntamente a las parejas equivalíaal 60% de las adjudicaciones, frente al 18% en 199535.

Ningún compromiso en la protección de mujeres y niñas

Es probable que la reforma legislativa requiera distintas medidas en distintos contextos jurídi-cos. El cumplimiento de los derechos de mujeresy niñas en un país puede estar vinculado a laabolición o modificación de leyes discriminato-rias. En otros países, el acceso en términos deigualdad a la justicia y la protección jurídicapuede requerir la promulgación de nuevas leyeso de mecanismos específicos para neutralizar el poder de otras estructuras legales –como las leyes consuetudinarias y los códigos religio-sos– que a menudo discriminan a la mujer36. No obstante, sin dejar de entender que las leyes consuetudinarias y los códigos religiososson importantes, no es posible armonizar dichos códigos con las leyes civiles a expensasde los derechos y el bienestar de mujeres y niñas.

Las cuotas pueden fomentar

la participación de la mujer

en la vida política

El capítulo 4 mostró que, ya sea transformandolos procesos políticos, representando directamen-te los intereses de mujeres y niñas, o inspirando ala siguiente generación de niñas, la participaciónde la mujer en la vida política es vital para lainfancia. Después de que en mayo de 2005Kuwait concediera a las mujeres el derecho avotar y ser elegidas, son ahora muy pocos lospaíses con parlamentos electos donde las mujeresno puedan votar o presentarse como candi-datas37. No obstante, si bien han desaparecido las barreras legales a la participación de la mujeren la vida política y las tareas de gobierno, decada seis parlamentarios que hay en todo elmundo sólo uno es mujer38.

Las cuotas pueden dar lugar a cambios impor-tantes. Tanto si existen por imperativo constitu-cional o de la ley electoral –lo que a menudo,aunque no siempre, es el enfoque más eficaz–como si se basan en acciones voluntarias de losdirigentes políticos, las cuotas han dado lugar en

Gráfico 5.1 La mayoría de países que tienen más mujeres en

el parlamento aplican cuotas políticas

*Hay varios tipos de cuota, que comprenden (1) cuotas constitucionales; (2) cuotas previstas por la ley electoral; y (3) cuotas de los partidos políticos para los candidatos electorales. Para las definiciones, véase el recuadro en la página 79.

Fuentes: La información procede de la base de datos de la Unión Interparlamentaria sobre “Mujeres en los parlamentosnacionales”, <http://www.ipu.org/wmn-e/classif.htm>, consultada en mayo de 2006. Las cifras para los parlamentos que utilizan cuotas proceden de la Global Database of Quotas for Women, <http://www.quotaproject.org/country.cfm>, consultadatambién en mayo de 2006.

Cámara baja del parlamento o cámara única

Fecha de las % de mujeres ¿Tiene el país algún Tipos de

Puesto País elecciones parlamentarias tipo de cuota? cuota*

1 Rwanda Septiembre de 2003 48,8 Sí 12 Suecia Septiembre de 2002 45,3 Sí 33 Costa Rica Febrero de 2006 38,6 Sí 2, 34 Noruega Septiembre de 2005 37,9 Sí 35 Finlandia Marzo de 2003 37,5 No -6 Dinamarca Febrero de 2005 36,9 Sí 37 Países Bajos Enero de 2003 36,7 Sí 38 Cuba Enero de 2003 36,0 No -8 España Marzo de 2004 36,0 Sí 39 Argentina Octubre de 2005 35,0 Sí 1, 2, 3

10 Mozambique Diciembre de 2004 34,8 Sí 311 Bélgica Mayo de 2003 34,7 Sí 2, 312 Austria Noviembre de 2003 33,9 Sí 313 Islandia Mayo de 2003 33,3 Sí 314 Sudáfrica Abril de 2004 32,8 Sí 3

78 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7 O B T E N E R E L D O B L E D I V I D E N D O D E L A I G U A L D A D E N T R E L O S G É N E R O S 79

Page 18: Discriminación de género a lo largo del ciclo vital · Formas insidiosas de desigualdad entre los géneros Por muy despreciables que puedan ser la negli-gencia deliberada o la violencia

ilustran cómo llevar a cabo este objetivo. En los países escandinavos, una combinación de iniciativas gubernamentales y no gubernamenta-les contribuyó a un drástico aumento de la dis-ponibilidad de permisos de paternidad para loshombres. En Suecia, por ejemplo, los padres sehacen ahora cargo del 45% de las responsabili-dades en el cuidado de los hijos, gracias, en granmedida, a la creciente popularidad de los permi-sos de paternidad51.

Cuestionar los estereotipos de género y cambiar actitudes

Las iniciativas de promoción concebidas paraeducar a hombres y mujeres sobre las ventajas dela igualdad entre los géneros y la toma conjuntade decisiones pueden contribuir a fomentar unasrelaciones de mayor cooperación entre ambos.Los datos indican que si se han visto expuestos a información sobre cómo la violencia por razónde género afecta a sus hijos, los padres sueleninterrumpir el trato abusivo hacia las madres52.

Las investigaciones y datos sobre

la situación de mujeres y niñas son

lamentablemente escasos

Aunque hay un amplio reconocimiento de lasrepercusiones que la discriminación tiene en lavida de las mujeres, una abrumadora falta de

estadísticas desagregadas por sexo tiene comoresultado una escasez, o debilidad cuantitativa,de datos sobre cuestiones que afectan a las mujeres y, a su vez, a la niñez. Este informe hamostrado que se dispone de los suficientes datose investigaciones sobre mujeres y niñas paraesbozar dónde se vulneran sus derechos e ilustrarlas repercusiones negativas que estas violacionestienen sobre la infancia. No obstante, es necesa-rio saber mucho más sobre no pocos de losaspectos más importantes de la vida de las muje-res y sobre las repercusiones que la discrimina-ción tiene para quienes las rodean. Hay unalamentable falta de investigaciones y datos envarias de las esferas fundamentales descritas acontinuación.

• Mortalidad derivada de la maternidad: Si bien111 países generaron datos basados en siste-mas de registro y otros estudios, para otros 62 países no se dispuso de datos nacionalesrecientes y por ello las estimaciones tuvieronque basarse en modelos. UNICEF se ha suma-do a otros organismos e instituciones de lasNaciones Unidas para crear una alianza dedi-cada a generar datos más amplios y precisos53.

• Violencia contra las mujeres: Desde 1995, sólo 38 países del mundo han realizado por lo menos un estudio nacional sobre la violencia

La experiencia de UNICEF indica que los pro-gramas que se centran en los varones aportanformas de propiciar una socialización de géneropositiva. Los programas que animan a la partici-pación de hombres y mujeres pueden contribuiral aumento de la comunicación entre los géneros,y fomentar una división más equitativa de lasresponsabilidades en el cuidado infantil. En VietNam, por ejemplo, UNICEF ha movilizado a loshombres con el objeto de promover el empleo desales de rehidratación oral para tratar la diarreay aumentar el alcance de la inmunización. En el Afganistán, Bangladesh, la India, Nepal, el

Pakistán y Sri Lanka, activistas de ambos sexoshacen campaña contra la violencia por razón de género. En Uganda y en Zimbabwe, los pro-gramas de UNICEF están intentando fomentar la socialización entre jóvenes de ambos sexoscomo una forma de frenar la propagación delVIH/SIDA50.

Otra estrategia para aumentar el apoyo de loshombres a la igualdad entre los géneros requierepolíticas dirigidas a redistribuir las prestacionesmás equitativamente entre hombres y mujeres.Datos obtenidos en el “experimento nórdico”

Los estudios indican que en todo elmundo en desarrollo la participaciónde la mujer en las iniciativas comuni-tarias puede tener beneficios perdura-bles para mujeres y niños. Lasmujeres con capacidad para actuar,sea mediante programas encabeza-dos por el gobierno, organizacionesno gubernamentales, o programasimpulsados por la comunidad, hantenido a menudo una influencia posi-tiva en las vidas de otras mujeres.

Bangladesh. Un ejemplo es el progra-ma Alimentos para la Educación(APE) de Bangladesh, que iba dirigidoa hogares encabezados por mujeres.Las lecciones aprendidas a partir deeste programa, que se desarrollóentre 1993 y 2002, se aplicaron en unproyecto complementario del BancoMundial. Cerca de un 40% de los 5,2millones de alumnos matriculados enlas escuelas con APE recibieron ce-reales alimentarios, sobre todo trigo.El programa logró aumentar la matri-culación en la escuela primaria,fomentó la asistencia a la escuela yredujo los índices de deserción esco-lar. Mientras la tasa de matriculaciónde los niños aumentó casi un 30%, elincremento para las niñas fue inclusomás notable, situándose en más del40%. Además, hay ciertas indicacionesde que el programa también capacitóa las niñas para que permanecieranmás tiempo en la escuela, retrasandoasí su matrimonio y mejorando supotencial para obtener ingresos.

Guatemala. En Guatemala, elPrograma de Hogares Comunitarios

iba dirigido a las madres trabajadorasque necesitaban servicios de guarde-ría. Dentro de esta iniciativa patroci-nada por el gobierno se dio a ungrupo de progenitores la oportunidadde elegir a una mujer de su comuni-dad para que proporcionara estos ser-vicios. El éxito del programa, que seinició en 1991, se vio reforzado porlos efectos positivos que tuvo en losniños, quienes consumieron un pro-medio de un 20% más de energía,proteínas y hierro, y un 50% más devitamina A, que los niños en el grupode control. Las evaluaciones del programa también revelaron que las madres que participaron teníanmás facilidad para recibir prestacio-nes sociales y médicas de tipo laboral que las madres trabajadoras que noparticiparon.

Indonesia. Las organizaciones nogubernamentales están activamenteinvolucradas en la campaña en favorde los derechos de la mujer enIndonesia. Desde 1986, el Centro para el Desarrollo de los Recursos para la Mujer ha estado en cabeza del movimiento para acabar con laviolencia contra las mujeres. ElCentro forma a grupos dentro de lascomunidades en cuestiones relativasa la mujer, entre ellas estrategias desupervivencia y conocimientos paracrear redes de apoyo que hagan fren-te a la violencia contra las mujeres.Posteriormente se proporciona a losgrupos módulos para que capaciten a su vez a otros, hasta que la informa-ción llegue a las aldeas. Según elBanco Asiático de Desarrollo, la

campaña de la organización y susesfuerzos de capacitación han aumen-tado el número de mujeres que solici-tan asistencia legal a la AsociaciónIndonesia de Mujeres por la Justicia,otra destacada organización nogubernamental.

Uzbekistán. En Uzbekistán, las muje-res del municipio de la ciudad deAngren han dado a las madres deniños pequeños con discapacidadesuna nueva fuente de esperanza. El programa Escuela Dominical, de-sarrollado dentro de la comunidadpor mujeres que querían mejorar losservicios sociales de que disponíanlas familias de niños discapacitados, proporciona un entorno educativo a niños y niñas excluido de las aulastradicionales.

Las mujeres desempeñan un papelcrucial en el éxito de la escuela, orga-nizando sus programas y animando a las madres, que rara vez participanen acontecimientos sociales fuera desu hogar, para que matriculen a sushijos. Al proporcionar un entornoseguro y de apoyo en el que los niñosdiscapacitados y sus padres y madrespuedan aprender y socializar, el pro-grama atiende las necesidades emoti-vas y prácticas de las familias.

Véanse las referencias en la página 88.

Participación de mujeres en iniciativas basadas en la comunidad

en los países en desarrollo

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que Ciudades y Gobiernos Locales Unidos harecopilado datos en más de 70 países61.

• Mujeres en las negociaciones y el manteni-miento de la paz: No existen datos sistemáti-cos sobre las mujeres que participan comodelegadas en las negociaciones de paz. Con la excepción de estadísticas suministradas por el Departamento de Operaciones deMantenimiento de la Paz de las NacionesUnidas, no se dispone de datos sistemáticossobre las mujeres implicadas en las distintasdimensiones de la consolidación de la paz.

En algunas esferas, la recopilación de datos esmás difícil que en otras. Recopilar informaciónsobre la violencia y la trata, por ejemplo, planteamás problemas metodológicos que reunir datossobre la presencia de mujeres en parlamentosnacionales. No obstante, la falta de datos enmuchas esferas fundamentales no refleja las difi-cultades de recopilarlos, sino la notable diferen-cia entre los recursos invertidos en la excelente y metódica recopilación de datos en algunas esferas, y la falta de ellos en otras. Dicho de otro modo, no sólo es cuestión de capacidad,sino también de voluntad política para invertiren la recopilación de datos.

Cuando las estadísticas son una prioridad, seobtienen aunque sean difíciles de compilar.Estadísticas financieras como, por ejemplo, lasrelativas a la inflación, no son fáciles de compilar,puesto que requieren una información económicadetallada y su puesta al día con rapidez; sinembargo, se dispone de ellas casi universalmente,incluso en los países más pobres. Aun así, muchospaíses, en especial los más pobres, no poseenactualmente la capacidad técnica para recopilarperiódicamente las series estadísticas desagregadasmás elementales, no digamos para reunir informa-ción sobre esferas como el trabajo no estructura-do, el empleo del tiempo y los salarios.

Si bien los censos y estudios realizados por lospaíses son el eje de la recopilación de estadísti-cas, hay otras formas de producir datos inclusoallí donde las capacidad en esta materia es limi-tada. La Encuesta Agrupada de IndicadoresMúltiples (MICS), un programa para efectuarencuestas por hogares desarrollado por UNICEFcon el fin de ayudar a los países a superar laslagunas en los datos necesarios para evaluar lasituación de las mujeres y la infancia, es capaz degenerar estimaciones de indicadores básicos esta-dísticamente válidas y homologables a nivelinternacional. Uno de los tres cuestionarios de

Matriculación en la escuela primaria

Mortalidad materna

Distribución del trabajo

Alfabetizacióna

Empleo no estructurado

Estadísticas salariales

Asistencia escolara

Violencia contra las mujeresb

0 50 100 150 200 250

Países con datosPaíses sin datos

Número de países

Ind

icad

ore

s, 1

995–

2003

*

187 17

111 62

108 96

81 123

70 134

67 137

60 144

52 152

41 163

38 166

Participación de la mujeren el gobierno local

Trabajo no remuneradoy empleo del tiempo

Gráfico 5.3 Muchos países no disponen de datos desagregados por sexo

para sus indicadores básicos

*Los datos se refieren al año más reciente disponible durante el periodo especificado.

Nota: “Países con datos” incluye sólo los países en los que los datos se basan en censos, encuestas u otras fuentes, no países donde los datos derivan de estimaciones basadas en modelos. aDatos sólo de censos. bIncluye sólo datos de estudios nacionales. Otros 30 países cuentan con estudios que abarcan parte del país.

Fuente: Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, The World’s Women 2005: Progress in Statistics, Naciones Unidas, NuevaYork, 2006.

contra las mujeres. Otros 30 países han elabo-rado estudios que abarcan al menos partes del país54.

• Matriculación, asistencia escolar y alfabetiza-ción: Si bien hay datos considerables, desagre-gados por sexo, sobre la matriculación escolar,sólo hay datos de ese tipo sobre alfabetizacióny asistencia escolar para 112 y 96 países, res-pectivamente. Es necesario impulsar tambiénlas actividades para recopilar y divulgar datosdesagregados por sexo sobre los índices definalización de estudios en los niveles prima-rio, secundario y terciario de la educación55.

• Población activa, desempleo y distribución del trabajo: Poco más de la mitad de los 204países y territorios del mundo suministrarondatos desagregados por sexo sobre estas esfe-ras fundamentales de la situación laboral, de los cuales sólo 105 proporcionaron datossobre segregación en las ocupaciones en fun-ción del género56.

• Estadísticas salariales: Se trata de una esferavital en la que la discriminación afecta a lasmujeres y sus hijos; sin embargo, sólo menosde la mitad (52) de los 108 países y territorios

que aportaron datos sobre salarios pudierontambién proporcionar el desglose por género.Casi las tres cuartas partes de estos países sonde Europa y Asia57.

• Empleo no estructurado: Pese a que existe unadefinición de empleo no estructurado pactadainternacionalmente, sólo 60 países han genera-do datos sobre este tipo de trabajo, y enmuchos casos estas estadísticas no son plena-mente homologables58.

• Trabajo no remunerado y empleo del tiempo:Desde 1995, 67 países o territorios han realiza-do estudios sobre el empleo del tiempo. Unavez más, la inmensa mayoría de estos paísesestán en Europa Oriental y del Este y en laComunidad de Estados Independientes. Sólosiete países de África y tres de América del Sur han recopilado este tipo de datos59.

• Participación de la mujer en los gobiernosnacionales y locales: La Unión Interpar-lamentaria recopila datos sobre el número de mujeres en los parlamentos y los cambiosen esta cifra a lo largo del tiempo60. Sin embar-go, la información sobre la participación en losgobiernos locales es relativamente escasa, aun-

Las iniciativas concebidas para edu-car a hombres y mujeres sobre lasventajas de la igualdad de género y latoma conjunta de decisiones puedencontribuir al fomento de una mayorcooperación entre los sexos.

Promundo, una organización nogubernamental brasileña, estáponiendo en práctica uno de estosprogramas que tienen en cuenta lascuestiones de género, con resultadospositivos para mujeres, hombres yniños. El Programa H (la H se refiere a homens, u hombres en portugués)anima a los jóvenes de sexo masculi-no a respetar a sus parejas y evitar el uso de la violencia contra las muje-res, así como a tomar precaucionespara prevenir el VIH y otras enferme-dades venéreas. Mediante una com-binación creativa de anuncios deradio, carteles y bailes, Promundocuestiona las actitudes masculinastradicionales, fomentando la idea de

que ser un hombre más propenso ala igualdad “está en la onda”.

Las evaluaciones de las reuniones de grupo, en las que hombres jóve-nes debaten las consecuencias de losestilos de vida de alto riesgo, mues-tran que los hombres que completanel programa son menos propensos a apoyar las tradicionales normas de género (por ejemplo, la creenciade que el cuidado de los niños es untrabajo de mujeres y de que hayveces que una mujer se merece unapaliza). El número de jóvenes partici-pantes (de entre 15 y 28 años) queapoyaron el planteamiento de que “elpapel más importante de una mujeres cuidar de la casa y cocinar”, des-cendió de un 41% antes de la pruebaa un 29% al finalizar el programa.

El éxito del Programa H en Brasil hainspirado programas similares enotros países de la región, así como

en Asia, África subsahariana y losEstados Unidos. En la India, por ejemplo, donde se han adoptado programas siguiendo el modelo delPrograma H, los resultados prelimina-res sugieren que las actitudes de los hombres hacia las mujeres hancambiado.

Véanse las referencias en la página 88.

El Programa H cuestiona los estereotipos de género

y cambia las actitudes en el Brasil y otros países

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los miembros de la sociedad y a las propiasmujeres y niñas. Se trata de individuos y gruposque, por medio de actitudes, conductas y prácti-cas cotidianas, tienen en sus manos la elimina-ción de la discriminación y las desigualdades por razón de género.

El desafío que significa lograr este cambio es tanestimulante como desalentador. No es sólo cues-tión de conseguir que un organismo importantetome una decisión de envergadura, lo que enmuchos aspectos sería una tarea más fácil deconceptualizar y abordar. El desafío exige que lassociedades examinen de forma abierta y honestael alcance de la discriminación y vulneración dederechos que padecen las mujeres y las niñas, yse comprometan a eliminar las causas que lasoriginan. Aunque en ocasiones represente unreto, este proceso bien vale la recompensa. Todoaquel que sostenga que las mujeres deben tenerel mismo peso en todos los foros donde se tomendecisiones, toda comunidad que exija que lasniñas vayan a la escuela, y todo gobierno com-prometido en garantizar que la violencia, losmalos tratos, la explotación y la discriminación

contra las mujeres no tengan lugar alguno en lasociedad, dan un paso más al frente para que eldoble dividendo de la igualdad entre los génerosbeneficie a esta generación de mujeres, niñas yniños, y a las generaciones venideras.

86 E S T A D O M U N D I A L D E L A I N F A N C I A 2 0 0 7

esta encuesta se centra en mujeres de entre 15 y49 años de edad, y en la actualidad incluye pre-guntas sobre bienes y seguridad de la tenencia.Otra valiosa fuente de datos sobre los hogares es el programa de Encuestas de Demografía ySalud, que incluye 200 estudios realizados en 75 países. Encuestas como las dos que acabamosde mencionar proporcionan mecanismos eficacespara obtener información amplia sobre la situa-ción económica de las mujeres y también sobrela prevalencia de la violencia doméstica y otrasformas de discriminación por razón de género en el hogar.

El momento ha llegado

Los avances realizados en la lucha contra la discriminación de género son positivos: las niñasse están poniendo al nivel de los niños en su asistencia escolar y su rendimiento, y en unospocos países y regiones en desarrollo los hansuperado; hay más mujeres económicamente activas y en posiciones más elevadas que antes; y el número de parlamentarias aumenta año trasaño. Aun así, además de mostrar lo lejos quehemos llegado, la evaluación de este informe destaca el camino que nos queda por recorrer.

Eliminar la discriminación por razones de géneroproducirá un doble dividendo, al hacer realidadlos derechos de las mujeres y también al avanzar

un gran trecho en el cumplimiento de los dere-chos de la infancia. Mediante esfuerzos concerta-dos se pueden hacer verdaderos avances, basadosen el respeto, en los derechos humanos universa-les y la igualdad de oportunidades para hombresy mujeres, así como en el esfuerzo por transfor-mar las actitudes, conductas, costumbres, leyes,instituciones y prácticas de la sociedad. Alianzaseficaces en las que participen gobiernos, donan-tes y organismos internacionales pueden apoyareste proceso mediante el diseño y aplicación deestrategias de desarrollo basadas en los derechoshumanos.

Combatir la discriminación por razones de género requiere que el proceso de elaboración de políticas se aborde de un modo distinto. Engeneral, los principales responsables de las deci-siones políticas son los gobiernos. En esferascomo la deuda o el comercio, por ejemplo, loseconomistas, miembros del público y dirigentesempresariales pueden ser influyentes, pero ladecisión de actuar corresponde a las autoridadesgubernamentales. Pero aunque los gobiernos ylos donantes desempeñan un papel crucial en lalucha contra la discriminación y la desigualdadentre los géneros mediante la elaboración deleyes y políticas, y la financiación para los pro-gramas, los principales agentes de cambio son ungrupo mucho más diverso que incluye a todos

Todos los años, más de 500.000 mujeres fallecen por causas relacio-nadas con el embarazo, y muchassufren por este motivo problemas de salud durante toda su vida. Lareducción de la mortalidad derivadade la maternidad es uno de losObjetivos de Desarrollo del Milenio,pero también es uno de los más difíciles de verificar debido a las difi-cultades para calibrar este tipo demortalidad. En algunos casos, los cálculos se complican por la falta dedatos; a menudo, en los países quecarecen de un registro civil fiable denacimientos y defunciones, las muer-tes por maternidad no se registran.Incluso en los países con sistemassólidos de registro civil, las muertespor maternidad se suelen clasificarerróneamente, o se atribuyen a otrascausas, en especial si la condición deembarazada de la mujer no se conoceo se registra.

UNICEF colabora con la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS) y elFondo de Población de las NacionesUnidas (UNFPA) para mejorar la basede información sobre mortalidadderivada de la maternidad. Basán-dose en más de una década de cola-boración entre organismos, las tresorganizaciones están compartiendosus conocimientos especializadospara iniciar una nueva forma de calcular el número de mujeres quefallecen por causas relacionadas conel embarazo, o agravadas por éste.La metodología desarrollada para elproyecto corregirá las actuales dis-crepancias en los datos y generaráestimaciones para países que actual-mente carecen de datos.

El trabajo conjunto del grupo tam-bién reforzará la recopilación y difusión de datos, al compilar y revisar las preocupaciones de los

países con el fin de garantizar unaamplia aceptación de las estimacio-nes finales sobre mortalidad materna; al obtener los datos másrecientes de sus oficinas regionales y del país; y al organizar consultasinterregionales para debatir los pro-blemas estadísticos subyacentes.

Véanse las referencias en la página 88.

Una alianza para medir la mortalidad derivada de la maternidad

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