discurso de contestaciÓn del excmo. sr. …institucional.us.es/revistas/rasbl/25/art_6.pdf · en...

8
DISCURSO DE CONTESTACIÓN DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO , MORALES PADRON EL DIA 27 DE OCTUBRE DE 1996 Siempre resulta una respon sabilidad comprometida ser porta- voz de la Academia; pero este compromiso aumenta cuando se trata de presentar y darle la bienvenida por primera vez a un elec- to que no es Académico, sino Académica. Si el ingreso de un nuevo miembro constituye una página notable en la Historia de la Corporación, hoy, en que la persona recibida representa a la pri- mera mujer que, en calidad de Numeraria, entra a formar parte de la familia académica, la página, más que página, es todo un capítulo. Yo le quedo muy agradecido a la Real Academia Sevi- llana de Buenas Letras, porque ha tenido a bien proporcionarme un honor que me llena de felicidad por razones que no vienen al caso mencionar. La Academia, con sus actos culturales, sus publicaciones, .sus reuniones y disertaciones quincenales, escribe día a día desde 1751 su propia historia ¿Cuántas ceremonias como ésta se han dado desde entonces? ¿Cuántas nos han si do dado vivir a noso- tros? No contesto a las preguntas porque lo que intento es evocar a quienes nos han precedido como don José de la Peña, que siempre merecen nuestro reconocimiento y que nos están mar- cando una superación en el oficio de ser académico con autenticidad. De una lectura veraniega he extraído materiales para abocetar el texto de esta presentación y bienvenida. Me refiero a la obra

Upload: trinhcong

Post on 19-Sep-2018

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

DISCURSO DE CONTESTACIÓN DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO ,

MORALES PADRON

EL DIA 27 DE OCTUBRE DE 1996

Siempre resulta una responsabilidad comprometida ser porta­voz de la Academia; pero este compromiso aumenta cuando se trata de presentar y darle la bienvenida por primera vez a un elec­to que no es Académico, sino Académica. Si el ingreso de un nuevo miembro constituye una página notable en la Historia de la Corporación, hoy, en que la persona recibida representa a la pri­mera mujer que, en calidad de Numeraria, entra a formar parte de la familia académica, la página, más que página, es todo un capítulo. Yo le quedo muy agradecido a la Real Academia Sevi­llana de Buenas Letras, porque ha tenido a bien proporcionarme un honor que me llena de felicidad por razones que no vienen al caso mencionar.

La Academia, con sus actos culturales, sus publicaciones, .sus reuniones y disertaciones quincenales, escribe día a día desde 1751 su propia historia ¿Cuántas ceremonias como ésta se han dado desde entonces? ¿Cuántas nos han sido dado vivir a noso­tros? No contesto a las preguntas porque lo que intento es evocar a quienes nos han precedido como don José de la Peña, que siempre merecen nuestro reconocimiento y que nos están mar­cando una superación en el oficio de ser académico con autenticidad.

De una lectura veraniega he extraído materiales para abocetar el texto de esta presentación y bienvenida. Me refiero a la obra

70 FRANCISCO MORALES PADRÓN

Las filósofas 1 por Giulio de Martina y Marina Bruzzese, en cu­yas páginas transitan todas las grandes pensadoras de la cultura occidental, y son muchas, que han dejado la huella de su pensa­miento y de su acción en la Religión, la Literatura, la Política, la Pedagogía y la Filosofía.

Como dicen los autores citados, en los últimos años de este siglo se ha registrado un notable interés científico, junto con una importante atención editorial, a la historia de la mujer. Dentro de nuestra Comunidad andaluza, podemos traer a colación un ejem­plo, la Universidad de Granada publica Arenal, revista de Historia de las Mujeres. Una historia que según Martina y Bruzzese, pue­de interpretarse como la historia de «la desaparición gradual de las barreras interpuestas entre las mujeres y las formas de autori­dad. Primero en el campo religioso, después en el pedagógico, en el económico y artístico, y finalmente, en el político y científico, las mujeres han podido desempeñar papeles de mayor incidencia en la vida social».

Nuestra académica electa nos ha expuesto el pensamiento de fray Luis de León y el de Luis Vives referido al papel femenino en la sociedad. Fray Luis afirmó que la naturaleza hizo a las mu­jeres para que encerradas guardasen la casa. Vives, por su parte, sostenía que no se han de formar mujeres instruidas sino hones­tas. Y nada menos que Santa Teresa exaltaba la superioridad de los letrados frente a «nuestra torpeza de las mujeres». Pero es­tas opiniones de los siglos XVI y XVII no merecen una aceptación general en el XVIII, con la Ilustración. Benito Jerónimo Feijóo defiende la igualdad de las facultades intelectuales de ambos sexos y denuncia el prejuicio de los varones. Las ideas de progreso pro­movidas por las Sociedades Económicas de Amigos del Pais, a partir del reinado de Carlos III, defendieron la incorporación de las mujeres a tales centros. Fue así como no sin polémicas ingresó en la Sociedad Económica de Zaragoza Josefa Amar y Barbón, autora de una Memoria sobre la admisión de señoras en la so-

1. Giuglio de Martina y Marina Bruzzese: Las Filósofas, Ediciones Cátedra, Universi­dad de Valencia, Instituto de la Mujer, 1996. Un Apéndice, por Alicia H. Puleo, está dedicado a las Pensadoras españolas Vid. también Antonia Rodrigo: Mujeres para la Historia. La España silenciada del siglo XX. Madrid, Compañía Literaria, 1996.

DISCURSO DE CONTESTACIÓN 71

ciedad (1786). Año durante el cual se publicaba en Cádiz La pen­sadora gaditana, primer periódico de tendencia feminista.

La marginación a la que la mujer fue sometida no lleva consi­go una total falta de protagonismo de ella en la evolución de la Humanidad. Lo femenino estuvo presente desde un principio con notable incidencia. Tanto en la Mitología como en la Religión o en la Literatura del mundo antiguo occidental el papel feminino fue clave. En un principio fue el mito, y el mito era femenino. La Gran Madre de Creta y Miscenas está en la génesis del mundo, a la que seguirán Gea, Rea, Deméter, Cibeles, Atenea, etc.

El panorama cultura de Occidente y más en concreto el de Es­paña, está tachonado de nombres femeninos sobresalientes en todos los aspectos del quehacer humano, sea la Literatura, la Política, la Religión, el Arte o las Ciencias. No es una rara avis la fémina que destaque en el deporte o en la política, en la novelística o en la medicina, aunque siguen ausentes en la composición musical. El hombre ha ido cediendo, o la mujer ha ido ganando, parcelas de un terreno que antaño aquel consideró exclusivamente suyo.

Ya en el siglo pasado se estableció por la Ley Moyano la obli­gación de crear escuelas públicas para niñas, fundándose en 1858 la Escuela Normal Central que otorgó títulos de Maestra. A esa centuria pertenecen Cecilia BOlh de Faber conocida por Fernán Caballero, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Concepción Arenal, que tuvo que disfrazarse de hombre para poder asistir a las clases universitarias. Pait icipando de uno y otro siglo se alza doña Erni­Iia Pardo Bazán. Y a lo largo del XX los nombres de féminas prestigiosas en la cultra se multiplican. Sin embargo, todavía en 1900 el porcentaje de mujeres españolas analfabetas era del 75%. En 1910 se derogaba una orden de 1888 y se otorgaba la oficiali­dad universitaria a la mujer, que en adelante podría matricularse libremente, sin tener que solicitar autorización especial a la Direc­ción General de Instrucción Pública. Mas que decretar y conceder, dijo el Ministro, lo que se hacía era reconocer, pues las leyes de Alfonso el Sabio admitían a las mujeres en las Universidades. Son los especificados, hechos anecdóticos, pero demostrativos de lo que era una sociedad misógina, no muy alejada de nosotros en el tiempo. El movimiento feminista español, retrasado en relación a Europa, introdujo cambios a partir de 1920 en la situación de la

72 FRANCISCO MORALES PADRÓN

mujer. Desde entonces se pretende obtener la igualdad de dere­chos y el acceso de ella a los campos del trabajo y de la cultura. Grandes feministas, denodadas luchadoras, lo serían María de Maeztu, María Lejárraga, Clara Campoamor, Margarita Nelken, Victoria Kent y Federica Montseny, primera mujer europea que alcanzó el rango de ministra. En el ámbito de la cultura femenina cabe citar a María Laffita y Pérez del Pulgar, a Rosa Chace!, a María Zambrano y a todo el conjunto de novelistas, poetisas y profesoras contemporáneas, algunas de ellas Académicas como lo fueron Mercedes Gaibrosis, Elena Quiroga y Carmen Conde. Ma­ría Lejárraga y María Laffite, a las que acabamos de aludir, merecen no limitarlas a sus nombres en esta nuestra breve inter­vención y dados los propósitos de lo que venimos diciendo.

La primera, esposa de Gregario Martínez Sierra, el autor de Tu eres la paz, fue al parecer la verdadera autora de buena parte de lo que su marido publicó con su nombre. Reivindicó la Lejá­rraga para sí el adjetivo feminista frente a los que estimaban que ello significaba la defensa del amor libre. María de la O Lejárraga sostuvo que el feminismo pretendía que las mujeres alcanzasen la plenitud de su vida, es decir, que tuvieran los mismos derechos y deberes que los varones. En cuanto a María Laffite y Pérez del Pulgar, sevillana de nacimiento, y más conocida por Condesa de Campo Alange, formó parte de esta Real Academia como Corres­pondiente, y yo recuerdo su presencia en una de nuestras sesiones celebrada en el Alcázar. Otras femeninas para la Historia lo fue­ron María Goyri, Zenobia Camprubí, Eulalia Galvarriato y María Teresa León, que vivieron a la sombra de sus maridos Menéndez Pidal, Juan Ramón Jiménez, Dámaso Alonso y Rafael Alberti cu­yas creaciones no se explican sin ellas.

Un año después de ser nosotros recibidos en esta casa, lo fue como Académica Correspondiente, la suiza Anna Maríe Chiric, Condesa de Chiric, que leyó su discurso en diciembre del citado año. Al darle la bienvenida el Director de la Academia, don José Sebastián Bandarán, señaló que no era la primera vez que una señora lucía la medalla académica, y citó a doña Blanca de los Ríos, a la condesa de Campo Alange, a Juli Prilzki, y a sor Cristi­na de la Cruz Arteaga. A este grupo femenino podemos incorporar la poetisa sevillana Julia Uceda, y desde hoy, a la historiadora

DISCURSO DE CONTESTACIÓN 73

Enriqueta Vila Vilar, primera fémina en Buenas Letras con la ca­tegoría de Académica de número, y parte ya de este retablo con figuras de su género, que acabamos de cincelar.

En el campo de la Historiografía española hemos de aguardar a tiempos cercanos para encontrarnos con profesionales femeni­nos de la Historia . Ha sido, ya en esta centuria, y muy recientemente por lo que a la ciencia americanista se refiere, cuando la función de la mujer ha cobrado un notorio valor por la cantidad y calidad de sus contribuciones. Imposible le sería a quien inten­tase trazar el desarrollo del americanismo español silenciar los nombres de mujeres docentes e investigadoras, entre las que ocu­pa un primerísimo puesto la doctora Enriqueta Vila.

Ante su ejemplo profesional pensamos en el papel del mal lla­mado sexo débil en la Historia de América, temática posible de abordar de dos maneras, como dos definiciones requiere Ja pala­bra Historia. Por un lado, a la Historia la componen los hechos del hombre en el espacio y el tiempo; por otro, Historia es tam­bién Ja ciencia que se encarga de alumbrar, explicar, interpretar y relacionar esos hechos. Algo similar ocurre con el enunciado La mujer en la Historia de América. Podemos querer significar el protagonismo y la trascendencia que las féminas han tenido en el pasado americano, desde la cacica Anacaona hasta Evita Perón, pasando por sor Juana Inés de la Cruz y Mano lita Sanz la amante de Bolívar. Es lo que ha hecho Enriqueta Vila al analizar y pon­derar las actividades de unas sevillanas del Quinientos y del Seiscientos. Pero también nos es dado considerar que lo que se desea estudiar es el ejercicio profesional docente o investigador del pretérito americano por parte de las mujeres. Ese es el aspecto que nos interesa en este instante, referido al caso de la Académica electa.

Actualmente es notable el plantel femenino consagrado a la enseñanza, estudio y aclaración de la Historia de América. Enri­queta Vila lo está desde 1964, fecha en la que culmina los estudios de la Licenciatura de Historia de América con excelente expe­diente. De inmediato queda vinculada a la Unversidad en la que actúa como Profesora Ayudante de Clases Prácticas desde 1965 a 1972. A la par despliega una acuciosa investigación archivística cuyo objetivo final es la obtención del grado de Doctor.. Da a

74 FRANCISCO MORALES PADRÓN

conocer en ese lapso dos trabajos que evidencian sus condicio­nes para llegar al secreto de las fuentes. Y escribimos secreto convencidos de que cada documento encierra un mensaje, un se­creto, que opera como estímulo o incitante sobre el investigador, el cual se siente premiado· cada vez que desvela lo hasta enton­ces desconocido o mal conocido. Esta experiencia la ha tenido nuestra electa en el océano del Archivo General de Indias, y la repetería en otros repositorios. Usando los fondos del Archivo mencionado nos ofreció lo que fue en el siglo XVIII la presen­cia rusa en la zona del NO. del continente americano. Apoyada en otro tipo de fuentes , no primarias, publica la monografía San­tos de América, que sirvió para poner a prueba su capacidad de síntesis. Implicada por su director de Tesis en un proyecto de investigación encaminado a aclarar el siglo XVII en el área del Caribe, Enriqueta Vila dió a conocer en 1974 su primera y sóli­da monografía: Historia de Puerto Rico 1600-1650, respaldo de su Doctorado.

La década de los 70 va a ser decisiva en su currículo, pues no sólo logra ese Doctorado, sino que decide su futuro. Las circuns­tancia del americanismo español de entonces son propicias para conquistar, mediante rigurosa oposición, una plaza de Colabora­dor Científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Nuestra Académica elige el duro camino de la investigación, triun­fa, y queda adscrita a la sevillana Escuela de Estudios Hispanoamericanos de la que con el tiempo será Vicedirectora y Jefa o Directora de su Biblioteca. A la nueva Colaboradora Cien­tífica le atrae lo social y lo económico, temas de moda, y fruto de ese interés serán una serie de artículos y otro libro señero que titula Hispanoamérica y el comercio de esclavos.

Las aportaciones a través de artículos se adensan en la década de los 80. Asciende en esos años al grado de Investigadora Cien­tífica y participa en la edición de las cartas de varios Cabildos americanos. Su curiosidad por lo social y lo económico le acerca­rá inevitablemente al pasado sevillano, dos de cuyas familias, de origen extranjero, le inspiran otra contribución fundamental : Los Corzo y los Mañara.

La década del 90 resultará crucial en la todavía joven biogra­fía de la Dra. Enriqueta Vila, pues inesperadas inquietudes y

DISCURSO DE CONTESTACIÓN 75

menesteres se incorporan a las tareas propias de su profesión. Se­villana y andaluza, o andaluza y sevillana, hasta los tuétanos, no rehusa colaborar en el campo cultural con el gobierno munici­pal de la ciudad. Allí invertirá a fondo perdido desvelos, ilusiones y proyectos. Su entrega será total y sus logros indudables.

Como contrapartida adquiere una experiencia que, entre otras cosas, suponemos, le permitirá aquilatar mejor lo que significa ser un hacedor de historia, sujeto a las apreciaciones no siempre jus­tas de los otros. Buena lección para una historiador.

Tal como propone en sus palabras iniciales, nuestra Acadé­mica electa se ha propuesto, y lo ha llevado a cabo, reflexionar sobre la situación de las mujeres en la Sevilla del pasado y pre­sentar, dentro de la Sevilla americana o de los Siglos de Oro, un panorama de su situación, destacando el peso de la mujer de la clase alta dentro de la familia y en el matrimonio. El poder que adquirieron estas matronas trajo consigo una facilidad de obra decisivo, que les permitió ser los motores de muchas de las trans­formaciones que experimentó la sociedad de la época. El caso de estas señoras nos recuerda al de las romanas ya en el siglo II d C. Entonces la penetración del Cristianismo originó un nuevo enfoque de la figura femenina. Con frecuencia, en lugar de los hombres que habían partido a la guerra, o habían muerto, o esta­ban proscritos, las mujeres de las clases más acomodadas asumían un ente jurídico y económico librándose del estado de subordi­nación habitual.

Dos damas, una del siglo XVI y otra del siglo XVII, le sirven en su reflexión como modelos: Brígida Corzo, esposa de Juan An­tonio Corzo Vicentelo; y Gerónima Anfriano, mujer de Tomás Mañara, contemporánea de sor Juana Inés de la Cruz, figura del virreinato novohispano, arquetipo eximio de lo religioso y litera­rio femenino.

Las dos figuras elegidas y estudiadas por Enriqueta Vila es­tuvieron adornadas de cualidades que les facultaron para desarrollar una trascendente labor, y ejercer una influencia deci­siva en su entorno. Fueron ambas hijas de extranjeros, y anotamos esto para preguntamos ¿Explica ello su condición? Entonces no abundaban las Santa Teresa o las sor Juana Inés de la Cruz. El saber leer era patrimonio de religiosos y comerciantes como los

76 FRANCISCO MORALES PADRÓN

padres de estas féminas . ¿Influyó el bagaje cultural paterno en la formación de las hijas?

El discurso que acabamos de escuchar, más que una reflexión, que equivale a pensar cuidadosamente, es una incitación porque nuestra Académica, tras examinar la capacidad que poseyeron es­tas mujeres para disponer de bienes y haciendas con notable acierto, concluye admitiendo que los dos casos presentados no son únicos, y que un estudio del sector femenino sevillano de los siglos XVI­XVII depararia sorpresas al demostrar la decisiva intervención de ciertas mujeres en los cambios socioeconómicos dados entonces. Interesante es lo que Enriqueta Vila afirma en su discurso, pero más sugestivo resulta lo que pronostica y que tal vez ella misma debiera constatar.

Por todo lo que hemos dicho y por lo que callamos para no prolongar este acto; por lo que la electa ha hecho y por lo que hará fiel a su sevillanía, sea Enriqueta Vila Vilar bienvenida a esta Real Academia Sevillana de Buenas Letras.